PRIMEROS PASOS DE LA ESTACIÓN SANITARIA DEL
PUERTO DE LAS PALMAS Y LA PREVENCIÓN
MARÍTIMA (1901-1913)
Juan Francisco Martín del Castillo
1. INTRODUCCIÓN
El objeto del presente estudio no es otro que poner al descubierto las actividades
de un naciente instituto médico e higiénico, sobre todo las de prevención
marítima de alcance, y, por supuesto, las medidas sanitarias, cuando ya la situación
lo exigía de urgencia. Estamos recuperando, para la historia insular, la Estación
Sanitaria del Puerto de Las Palmas, así por lo menos se la denominó en
este primer período, al mando de la cual estaba el Inspector de Sanidad Marítima
(o Exterior, según el caso).
Este es un tiempo de grandes alegrías para la capital grancanaria. Entre
otras cosas, porque hay un elevado crecimiento demográfico, promovido por el
impacto sociolaboral de las obras del puerto y sus dotaciones infraestructura les;
pero, sin género de dudas, resulta ser el momento crucial de la toma de conciencia
de la situación geopolítica de Las Palmas en el entramado insular. Es notoria,
a este efecto, la confrontación con la isla de Tenerife por la «hegemonía» -en
palabras de Juan de León y Castillo- del archipiélago, desarrollada en la práctica
totalidad de los niveles de la administración local.
En esta compleja madeja de intereses insulares hay que encuadrar el fenómeno
de la higienización de la población y, en su consecuencia, la creación de
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organismos públicos que supieran afrontar el reto de llevarla a cabo. Está de más
decir, que el correcto desempeño o no de estas funciones traerá ventajas o adversidades,
que luego influirán decisivamente sobre otros factores de la sociedad y
la economía isleñas.
2. EL PUERTO DE LA LUZ Y LA ESTACIÓN SANITARIA: UN LARGO
ANHELO (1899-1910)
En 1899, a escasas fechas de la terminación oficial de las obras portuarias l
,
hubo una alerta biosanitaria, generalizada en la ciudad, por la posible invasión
de procesos infectocontagiosos, debidos a la peste bubónica, que corría imparable
por el norte de Africa y algunos puertos de la Europa meridionaF. Franchy y
Roca aprovechó la tesitura política del instante para fundir en crisol una serie de
opiniones, manifestadas o compartidas por las autoridades municipales y la
mayoría de la ciudadanía3. Defendía que una economía, fuertemente vinculada
al sector marítimo, no podía ni debía estar al vaivén de la declaración de suciedad
de las instalaciones portuarias, siquiera por incompetencia de los políticos,
amén de que ello ocasionaría la ruina más espantosa y la proliferación de la
marginalidad en los barrios porteños. Por lo tanto, la Estación Sanitaria pronto
fue vista como algo importante, necesario y decisivo para el desarrollo social y
económico.
A través de los expedientes del Ayuntamiento, de modo singular los depositados
en el Negociado de Sanidad, y las actas de sesión de la Comisión Ejecutiva
de la Junta de Obras de los Puertos de Las Palmas la situación histórica del
instituto dibuja unos perfiles distintivos, que ofrecen una relación de hechos
alternativa a la sugerida. Por la documentación, sabemos que fue el Consistorio
quien dio en la aldaba portuaria, por primera vez, en orden a la consecución de
este bien públic04
. Eran días, por así decir, de puesta a punto del engranaje admi-l.
Las últimas certificaciones de obra datan de 1902, año en que fue entregado a la autoridad
(Ministerio de Fomento). Esto tuvo su reflejo también en la documentación local, cfr.
AHPLP, Ayuntamiento, Serie: Intereses Generales, legajo 5, expediente 171 «<entrega
de obras del Puerto de Refugio de La Luz»).
2. Cfr. MARTíN DEL CASTILLO, Juan Francisco, Medidas higiénicas y amenaza de peste bubónica
en Las Palmas de Gran Canaria (1899), Las Palmas: Real Sociedad Económica de
Amigos del País de Las Palmas, 1996.
3. Su órgano de expresión era, por supuesto, el periódico Las Efemérides; cfr. MARTíN DEL
CASTILLO, op. cit., pp. 64-68.
4. Cfr. AJOP, Libro I de Actas de la comisión Ejecutiva (1905-1908). (Advertimos, para los
desconocedores de la documentación portuaria, que los libros de la Junta no tienen un
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nistrativo de la JuntaS, con bastantes propuestas de reglamentos de ordenación
interna y evacuaciones de informes sobre lo más dispar, aunque sobresalen los
papeles relativos a reformas de índole urbanística.
Así y todo, tanto informe chocaba con la urgencia sanitaria, que no atendía
a requerimientos burocráticos. Los responsables políticos, en vista de la demora,
echaron mano de un recurso muy frecuentado en la marca histórica del l iberal ismo
hispano: la opinión pública y los diarios de corte ideológico. De esta manera,
afloró a la palestra la «cuestión sanitaria» (Franchy y Roca), con diferentes frentes
abiertos, según el órgano de expresión6.
Estas voces, a buen seguro, apremiaron y argumentaron la creación de un
servicio de atención sanitaria en el Puerto de La Luz. Y éste, a su vez, debía dar
cuenta de múltiples asuntos, cada uno con la vitola de inaplazable. En definitiva,
la Junta entendió la necesidad de la dotación7, aunquela financiación, por vía
presupuestaria, dependía de Madrid. Bien que mal, la aprobación ministerial
llegó a la dirección de La Luz8, si bien ceñía el mensaje a la instalación del
inmueble, no determinando proyecto de construcción alguno.
De nuevo, la Alcaldía tuvo que mediar en el asunto, mandando ejecutar el
perfil al Arquitecto Municipal (Laureano Arroyo)9. Aceptadas la iniciativa mu-orden
definido, salvo el que hemos dispuesto a efectos de mejor consulta e información,
pues los de la C.E. se siguen y, a veces, confunden con los propios de la adiministración
del servicio). Precisamente, en la sesión del 15 de abril de 1907 (ff. 33v-35v) se ventila
la temática de la Estación Sanitaria en la dirección del puerto, a petición del Ayuntamiento.
Recordemos que, en aquella primera década del nuevo siglo, el Municipio se
había embarcado en un proyecto de reforma de la ciudad, incluyendo el litoral.
5. La Junta de Obras de los Puertos de Las Palmas fue constituida en 1904, según nos
informan los telegramas emitidos (vid. AHPLP, Ayuntamiento, Serie: Intereses Generales,
legajo 6, expediente 207). No obstante, las primeras actas de sesiones fueron verificadas,
y sancionadas oficialmente, a partir de J 905, de acuerdo con los libros conservados.
Por lo tanto, no es de extrañar que la sesión del 28 de junio de 1906, en la que se
copian todas las anteriores y, especialmente, las notificaciones de la fundación de la
JOP, tenga, a todos los efectos administrativos, el rango de «constitucional» (AJOP, CE,
libro 1, ff. 2-3ss).
6. Sobre la «cuestión sanitaria» y la subsiguiente polémica, véase: MARTfN DEL CASTILLO,
Medidas higiénicas ... , cit., passim; íd., «Higiene, vacunación y epidemia variolosa en
Las Palmas de Gran Canaria (1898-1899). Análisis histórico y estadístico», en: XII Coloquios
de Historia Canario-Americana (1996), Cabildo Insular de Gran Canaria, en prensa.
7. La Estación Sanitaria fue tema de muchas sesiones de la Comisión Ejecutiva de la Junta.
Aparte de la ya referida, fueron anotadas por el secretario las siguientes, siempre en el
Libro 1: 3 de junio de 1907 (ff. 39v-40r); 18 de febrero de 1908 (fol. 88v), donde se
discute el emplazamiento óptimo del servicio, pero sin dejar constancia de uno determinado.
8. AJOP, Actas, libro 2 de la Junta, sesión del 21 de octubre de 1908 (fol. 37v).
9. AJOP, Actas, libro 2 de la Junta, sesión del 30 de noviembre de 1908 (ff. 44v-45r), remi sión
desde la Alcaldía del proyecto.
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nicipal y la propuesta presentada, quedó pendiente la cuestión del personal a
cuenta de la institución 10. Sobre este particular, hubo general consenso: el servicio
estaría compuesto por un reducido grupo de personas, aptas para el ejercicio
médico y preventivo. Un Inspector, un Médico 2°. y un celador (y, quizás, algún
administrativo) serán los facultados para llevar adelante la Estación Sanitaria; en
el bien entendido que, cuando la ocasión lo requiriera ll
, y a petición de los organi
smos competentes, podría extenderse la acción de la plantilla con el apoyo de
los médicos de la ciudad, preferentemente con el titular del puerto y la barriada
que le acompaña.
Así las cosas, con fecha 30 de noviembre de 190912, se crea una comisión
de individuos para redactar el pliego de condiciones de la futura subasta de la
Estación. Pero, por supuesto, no era ésta la única preocupación de la dirección
portuaria: hay que recordar que, coincidiendo en el tiempo y en el espacio, La
Luz estaba inmerso en un vertiginoso desarrollo de segunda generación (alumbrado
y pavimentación de las instalaciones, por ejemplo)l3. Y, asimismo, la Ciudad
acometía obras de interés general que, directa o indirectamente, servían de
conexión con el Puerto o, incluso, mejoraban lo ya existente (tranvía eléctriCO)
14. Es decir, un torrente de iniciativas, a cual más interesante y útil, pero que
ralentizó el expediente del instituto sanitario.
Aunque el retraso no fue excesivo, si tenemos en cuenta que, tras el denuedo
mostrado, en abril de 191 01 51a subasta tiene salida, obteniendo la licitación el
10. AJOP, Actas, libro 2 de la Junta, ses ión del 7 de diciembre de 1908 (ff. 53v-54v).
11 . En esto, jugaba un papel ciertamente decisivo las Juntas de Sanidad Municipal o Local ;
cfr. Reglamento. Para el régimen y desempeño del servicio Sanitario en todas las Juntas
de Sanidad de eSTa Provincia, Santa Cruz de Tenerife: Imprenta de Vicente Bonnet [1838].
12. AJOP, C.E., libro 3 ( 1909-1910), fol. 24v.
13. AJOP, Actas:
a) Libro 1, e.E., ( 1905- 1908): sesión del 7 de enero de 1908 (fol. 84v), presupuesto de alumbrado
eléctrico en el Muelle de Santa Catalina; sesión del II de marzo de 1908 (fol.
94r), aprobacióndel presupuesto anterior por R.O. de 20 de febrero de 1908.
b) Libro 2, JOP, ( 1908-1909): sesión del 31 de agosto de 1908 (fol. 30r), alumbrado eléctrico
en el parque de Santa Catalina; sesión del 31 de marzo de 1909 (fol. 79r), adoquinado
del Muelle de Santa Catalina.
Cfr. también La Mañana, 2.IX.1908, «Noticias. Alumbrado del Puerto»: «Esta noche á las
nueve y media se inaugura el servicio de alumbrado del muelle Santa Catalina y la
explanada contigua».
14. Cfr. NAVARRO Y RUlZ, Carlos, Páginas históricas de Gran Canaria, Las Palmas: Tip.
«Diario», 1933, especialmente capítulos XViii y XIX. Por lo demás, algunos de estos
proyectos se combinaban con obras ya anticipadas o realizadas por la Junta (vid. AJOP,
Actas, Junta, libro 2, sesión del 24 de diciembre de 1908, fol. 59v, donde se informa del
tranvía a vapor en el Muelle de Santa Catalina; más adelante, se consulta la posible
variación de éste de acuerdo con el Ayuntamiento; ibid., ibid., sesión del I de mayo de
1909, fol. 76v).
15. AJOP, Actas, libro 3 de la C.E., sesión del 2 de abril de 1910, ff. 49v-50r.
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contratista Juan Sánchez'6. A renglón seguido, la Junta dispone una discreta pero
seria vigilancia de las certificaciones de obra y, a finales de año, la Comisión
Ejecutiva ultima algunos detalles -la adquisición de «material sanitario»I7-,
que nos dan idea de lo avanzado del proceso de construcción del inmueble número
6 de la calle Simón Bolívar de la capital, justo en un lateral del Muelle
Santa Catalina y a golpe de vista de la estación de gasolina del parque, como
recuerda aún su actual propietario' 8.
Por supuesto, proseguirán los cuidados al recién nacido, pero, a partir de
este mismo instante, la Inspección de Sanidad Marítima podrá llevarse a cabo
con normalidad y a sabiendas que hay un sostén no sólo político e institucional,
sino también social que refrenda su actuación '9.
3. HIGIENE, SANIDAD Y PREVENCION MARITIMA (1901-1913)
En esencia, tres son las prioridades de la jerarquía de salud de un centro
sanitario: primero, hacer posible un ambiente urbano, amén de cívico, compatible
con la armonía de la convivencia, donde las palabras limpieza y disciplina
social tomen encarnadura. En segundo lugar, si, por cualquier razón o motivo,
independientemente de su índole, la estructura social falla, la jerarquía debe
mantener el orden a fuer de dotarse de un servicio con los suficientes medios
para dar remedio al quebranto. Por ende, es misión de este servicio de salud la
constante actualización de conocimientos y refuerzos en su función reparadora,
no menos que preventiva. Por último, deben atenderse, con exquisita agudeza,
cualesquiera fenómenos susceptibles de perturbar la armazón higiénica o, lo que
es peor, deteriorar la salud de la población.
Lógicamente, estos son los ejes de la Estación Sanitaria; los mjsmos que
fundamentan la acción médico-social20 de la Jefatura de Sanidad local. No obstante,
la presión profesional y, sobre todo, ciudadana sobre la Sanjdad Exterior
16. En realidad, y para ser exactos, la empresa tenía el siguiente nombre social: «Señores
Hijos de Enrique Sánchez».
17. AJOP, Actas, libro 3 de la C.E., sesión del 27 de diciembre de 1910, ff. 82v-83r.
18. Testimonio oral ofrecido por Fernando Pérez Ramírez, que cuenta con 70 años de edad.
19. Así recoge el Diario de Las Palmas (n°. 5474), años más tarde, en un artículo, intitulado
precisamente «Higienicemos ... », lo siguiente: «Admirable labor la que se viene realizando
con el más noble y perseverante de los empeños para la higienización de la ciudad
yel Puerto de la Luz» (l.x.1913).
20. Sólo recordar que, en este principio de siglo, nacía la Medicina Social como materia
independiente; cfr. BABINI, José, Historia de la Medicilla, Barcelona: Gedisa, 1980, pp.
141-142.
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es abrumadoramente mayor, habida cuenta las consecuencias de un desacierto
en el servicio. Por este motivo, los primeros pasos de la institución levantarán
recelos entre diversos sectores de la sociedad, no siendo el cuerpo médico el
postrero en manifestarse al respecto.
3.1 Sanidad: Titulares, Inspector y Comisión Local
Tal vez, para el lego de la realidad de los órganos colegiados, pudiera suscitar
sorpresa o sospecha, quién sabe, la existencia de conflictos competenciales o
disputas jurisdiccionales entresupuestos compañeros y colegas de labor y, en
mayor medida, cuando lo que está en juego es la salud general; pero ahí queda la
documentación histórica para corroborar lo contrario.
a) Conflicto de competencias (1901)
Sin dudas, y de un lado como del otro, este requiebro de la Estación Sanitaria
abrió los ojos de muchos y calló la boca de otros tantos. Digamos que constituyó
una primera y urgente lección para colocar a cada institución en su justo
lugar. En abril de 1901 21 -aún no existía la edificación correspondiente, hecho
que se mantendrá en el tiempo--, la neonata Inspección Sanitaria de la. Clase
del Distrito de Las Palmas remitía comunicación ordinaria a la Alcaldía, al objeto
de consultar, cumpliendo el artículo 171 del Reglamento de Sanidad Exterior,
la posible convocatoria de la reunión de la Junta Local para «resolver al costado
de un buque incomunicado lo que procede en su trato sanitario»22. Este sencillo
pedido, que estrenaba el intercambio de oficios entre ambos poderes, dará ocasión
a un conflicto laboral.
En efecto, el edil, a la sazón J. Tomás Sintes, en orden interna23 , comisiona
a los médicos Casi miro Cabrera y Rafael González Hernández24• Nada extraño
por ahora, aunque renueve el requerimiento el servicio sanitari025 , por ausencia
21. AHPLP, Ayuntamiento, Serie: Sanidad, legajo 6, expediente 2, oficio del 16 de abril de
1901 (firma: J. Alcoba).
22. ¡bid., parte del texto del oficio.
23. ¡bid., en el lateral del oficio de la Inspección Marítima y de igual fecha .
24. Cfr. BOSCH MILLARES, Juan, Historia de la Medicina en Gran Canaria, Las Palmas:
Cabildo Insular de Gran Canaria, 1967, 11, pp. 227-229, dedicadas a Casimiro Cabrera
Cabrera pero no consta referencia alguna a su colega, Rafael González.
25. Oficio del 17 de abril de 1901 . (Antes la Alcaldía había sustituido a Cabrera por Andrés
Alvarado, en razón de la enfermedad del primero).
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de uno de los facultativos consignados. El Ayuntamiento, valedor de la salud
pública, termina por exigir el emplazamiento personal de tres experimentados
peritos: Antonio Jiménez, José Champsaur Sicilia y Federico León García26. Tan
conocidos en la época como notables eran los méritos individuales acumulados
y además con gran predicamento social; sin embargo, el doctor Jiménez -a
alguien le debía tocar- protesta por escrito de la designación oficial y argumenta,
en su contra, después de darse por enterado del mandato municipal: denuncia
que los señores llamados deben ser aquellos «facultativos nombrados
por el Sr. Gobernador á propuesta del Excmo. Ayuntamiento que son los vocales
propietarios que exige el reglamento de Sanidad y no los titulares que son vocales
de la Junta por el hecho de ser médicos titulares». A esta queja se unen solidariamente
Champsaur y León, sin modificar un ápice el contenido de lo circunstanciado.
No obra en el expediente del Negociado de Sanidad capitalino la continuación
documental del conflicto, si bien, en un mínimo esfuerzo, podamos reconstruirla
con las debidas precauciones. Parece demostrado que había un
desencuentro competencial, pero no así un desdén por la función y labores de la
Estación Sanitaria. De ahí que supongamos que el arreglo fuera simple y
auspiciador de unas relaciones más fructíferas y fluidas entre los organismos.
No obstante esto, es verdad que había muchos profesionales, no solamente de la
medicina, que hacían oídos ardas a la llamada del interés social y, de modo
especial, cuando la promesa de ganancias económicas estaba lejos de concretarse.
En ningún momento, queremos decir que los médicos quebraran los preceptos
de Esculapio, sino más bien que sus preocupaciones iban por otros derroteros.
Verbigracia, harto meritorias y dignas del mejor encomio son las inclinaciones
sociales de Federico León, de las que hemos realizado un estudi027 , así como
la faceta organizativa y fuertemente pedagógica de José Champsaur, pero, quizás
por ello mismo y el volumen de sus ocupaciones, no creyeron oportuna ni
justa la decisión municipal, aunque sabían de su primacía moral.
Comoquiera que fuese, ambas instituciones aprenderán en carne propia que
la sanidad marítima o exterior debe adaptarse a la época liberal, cuya consigna
habitual era la defensa de los intereses generales por medio del recurso al indivi-
26. Se conserva minuta de los oficios con fecha 17 del abril de 190 l. Sobre los doctores, cfr.
BOSCH MILLARES, op. cit., 11, pp. 224-6 (Antonio Jiménez Suárez), pp. 235-237 (Federico
León García), pp. 247-249 (José Champsaur Sicilia). Precisamente, este último había
tenido responsabilidades en la dirección sanitaria del puerto, antes de la existencia de la
Estación (véase al respecto: MEDINA SANABRIA, Juan, Isleta/Puerto de La Luz. Raíces,
Las Palmas: Gráf. Yeray, 1996, pp. 106-107).
27. Cfr. MARTÍN DEL CASTILLO, «La Escuela Serológica Francesa y la creación del ' Instituto
de Vacunación'en Las Palmas de Gran Canaria (1894-1895)>>, en: El Museo Canario,
nO. LI (1996), pp. 193-210.
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duo, protagonista, en última instancia, del éxito o fracaso de lo propuesto. Estos
sujetos, por lo que toca a la salud pública, son los mismos, salvo excepciones
debidas a la edad o al óbito, que fomentaron las medidas higiénicas por doquier,
estableciendo un modelo de ciudad limpia y armónica a través de reformas puntuales.
En suma, una pequeña lista: Vicente Ruano y Urquía (Jefe de la Inspección
Municipal de Sanidad y Director de la Junta Local de Sanidad), Andrés
Navarro Torrens (por entonces, Jefe de la Estación o Servicio de Desinfección),
Luis Millares Cubas, Enrique Blanco (médico titular de la barriada del Puerto),
Enrique Morón28 y algún que otro colaborador ocasional.
b) Práctica sanitaria: el paciente inglés (1905)
Participo á V.S. que a las 5, I O de la tarde llegó á este puerto procedente de
Liverpool el vapor inglés «Highland Watch» con destino á Buenos Aires, y
como hubiese manifestado el Capitán que entre los pasajeros venía uno enfermo
de fiebre eruptiva que según el parecer del Médico de á bordo no había
podido diagnosticar aun, creyendo que se trataría de un caso de sarampión ó
escarlatina. En su vista y en cumplimiento de lo que dispone el artículo 171
del Reglamento de Sanidad, oficié al Médico titular Dn. Enrique Blanco para
en unión del que suscribe y después de examinar á bordo al enfermo de referencia
pudiésemos dictaminar acerca del caso de que se trataba y si era procedente
su desembarco. Dicho facultativo concurrió en el acto, como ya lo hizo
en anteriores ocasiones, tras ladándonos á bordo para verificar el examen del
enfermo, cuyo paciente presentaba una extensa erupción que por el momento
no puede dictaminarse su diagnóstico aunque lo probable es que sea sarampión
y á solicitud del Capitán se accedió que fuese desembarcado el enfermo
con las debidas precauciones al Hospital Inglés de este puerto, después de
haber sido desinfectados convenientemente los vehículos en que se hizo el
traslado así como las ropas que han tenido contacto con el enfermo.2Y
Quien así narra las circunstancias del traslado es el médico Angel R. Jimeno,
responsable del servicio exterior, destacado en el Puerto de La Luz. Bien se ve,
28. Cfr. BOSCH MILLARES, op. cit., 11 , pág. 227 (Enrique Morón Garnica), pp. 229-232 (Luis
Millares Cubas), pp. 232-235 (Vicente Ruano), pp. 237-239 (Andrés Navarro Torrens).
A Luis Millares, además le dedicó una monografía explícita, Don Luis Millares Cubas.
Médico, escritor y humanista, «El Museo Canario», nO'. 49-52 (1954), separata.
29. AHPLP, Ayuntamiento, Serie: Sanidad, legajo 8. expediente 7; oficio de la Estación
Sanitaria del Puerto, 26.v .1 905.
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tenemos constancia categórica de que, al menos en el plano oficial, el rigor sanitario
es debidamente cumplimentado. Sin embargo, ¿estas medidas cautelares
ofreCÍan algún tipo de garantía superior al de la tranquila conciencia de los facultativos?
En otras palabras, ¿se respetaba el orden jerárquico de salud? Estos
son los interrogantes que presiden la evaluación histórica de la Estación Sanitaria
como centro de atención médica.
La respuesta, a ambos extremos, resulta afirmativa. Fueron confirmadas la
seguridad de la población y, singularmente, la condecente praxis médica. A la
postre, el buen clima de cordialidad, el compañerismo solidario y la coordinación,
sobre todo, existente entre la dirección local de sanidad (Vicente Ruano),
el Servicio de Desinfección (Andrés Navarro) y la propia Estación hicieron fuerza
en la correcta dirección, dándose un considerable afianzamiento de la higiene
marítima.
y no podía ser de otro modo, puesto que la profesionalidad con'ía pareja a la
inquebrantable dedicación, que impedía decaer el buen ánimo en los momentos
difíciles. Nada más enterarse el Ayuntamiento de lo sucedido, comunicó, por vía
interna, que el asunto quedaba en manos de Enrique Blanco, con el propósito de
que «diariamente» informase del estado del enfermo. Entretanto, la Inspección
Municipal30 suscitaba de Andrés Navarro, dada su pericia en el trato con procesos
de infección, un completo diagnóstico y la valoración clínica de la evolución posterior,
aunque ya constaba un dictamen fiable de Blanco (sarampión).
Navarro Torrens hace válido el juicio de su colega y presenta al «paciente
inglés»: «resultando recaer el dicho caso en una mujer de 26 años de edad, soltera,
de nacionalidad inglesa, llamada Susana Pitt, procedente de Liverpool y
que manifiesta no haber padecido hasta la fecha de ninguna fiebre eruptiva,
teniendo además en los brazos cicatrices correspondientes á vacunas»3 1. Acto
seguido, pasa revista a la condición higiénica de la convaleciente y enfatiza un
problema, por aquella época, no suficientemente conocido en la ciudad:
Debiendo hacer presente á Y.S. que la enferma, cuyo estado general es bueno,
está asistida en un departamento aislado, á fin de evitar el inmediato contagio,
mas, por lo que respecta á los medios generales de aislamiento y de saneamiento,
ordenados para todas las habitaciones en general y especialmente
para los establecimientos sanitarios, son muy deficientes los de agües bajo la
forma de retretes, lavaderos, sumideros y depósitos de basura existentes en el
30. Oficio de la Inspección de Sanidad del Distrito Municipal de Las Palmas, 29. v. 1905,
en el que es transcrito el informe evacuado por Andrés Navarro a petición de Vicente
Ruano.
31./bid.
170
actual Hospital Inglés que no proporciona garantía para evitar la propagación
de las enfermedades que allí puedan ser tratadas. 32
No es tema crucial del presente trabajo la elucidación de la historia particular
del hospitalillo inglésen la capita]33, que bien se merece una obra importante;
no obstante, se ha subrayado parte del texto para evidenciar las carencias del
centro, que era la habitual recalada de los enfermos desembarcados de naves
extranjeras. Por contra, sí prestaremos atención a lo hecho por la sanación de la
paciente y el exacto seguimiento de lo estipulado por el ramo de Sanidad.
Los días 30 y 31 de mayo, así como la semana siguiente34, el doctor Blanco
girará visita a la señora Pitt, dando fe de su buen estado de salud, que no aconsejaba
mayores medidas de consideración. Y tanto que el día 7 de junio de 1905 ya
«había embarcado en el vapor Savoie de la Veloce» rumbo a Buenos Aires. Es
decir, hubo un satisfactorio desarrollo del proceso, tanto en lo médico como en
lo higiénico-preventiv035.
Ahora bien, importa distinguir lo humanitario de lo estrictamente oficial.
Parece que hubo un exitoso ajuste de los deberes médicos con la debida implicación
de los poderes locales, participando de una verdadera vigilancia del frente
sanitario.
3.2 Prevención marítima y Alcaldía: ¿Trámite político o sanitario?
Evitar un problema de orden sociosanitario en un núcleo urbano, de creciente
índice demográfico y expuesto a la infestación exógena, se antoja dificultoso.
Son demasiadas las instancias involucradas en el asunto y además, si cada
una de ellas obedece a un interés particular, todavía peor cariz presenta el panorama
cuando de aunar posturas se habla. Es necesario, pues, un compromiso
32. ¡bid. (El subrayado es nuestro).
33. Acerca de su creación, véase: AHPLP, Ayuntamiento, Serie: Policía y Ornato, legajo 27,
expediente 550 (1903), donde constan los cuatro planos para su edificación, según el
proyecto elaborado. Esta dotación, de otra parte, hay que ponerla en conjunción con
diferentes aspectos de la comunidad inglesa en Las Palmas como, por ejemplo, el cementerio
inglés (cfr. BoscH MILLARES, op. cit. , 11 , pág. 68) o la constitución del «Club
Ingés» (DfAZ SAAVEDRA DE MORALES, Nicolás, Aproximación a la historia del British
Club de Las Palmas, Zaragoza: El Museo Canario, 1988).
34. Son los informes mandatados por el Ayuntamiento y recogidos en el expediente.
35. Acerca del aislamiento, nos dice Blanco en un informe al Alcalde (28.v.1905): «( ... )
estando aislada en una habitación alta, con enfermera especial, para su cuidado, según
me manifestó la Sra. encargada de dicho Hospital ».
171
entre autoridades. De la existencia y mantenimiento de esta afinidad política
depende el destino de un pueblo entero; por lo tanto, llega la hora de apreciar el
fenómeno a lo menudo, en busca de la verdadera calidad del servicio.
El vaciado estadístic036 da unos valores claros y muestra que, de veras, hubo
un celo preventivo, reconociéndose a tiempo patologías de contagio masivo, no
menos que sabiendo administrar cautela y aislamiento entre el pasaje, en sospecha
manifiesta de episodios pestilenciales o de incubación de males virulentos. Las
cifras, como suele decirse, no admiten dudas, mas, ¿esto es prueba fehaciente de
una óptima colaboración entre la Estación Sanitaria, el Ayuntamiento y la Comisión
Médica Local a lo largo de una década? ¿Se tuvieron en cuenta, en algún
momento, los objetivos de la Ciudad con respecto a la población, o al incipiente
«turismo de salud», promesa de inversiones y beneficios a la isla completa?
A buen seguro, la tentación de afirmar la existencia del compromiso institucional,
siempre según los datos del recuento pormenorizado, acrece por momentos,
pero las respuestas hay que hallarlas en el análisis cualitativo del fenómeno,
si bien contando con casos puntuales aunque decisivos.
a) La sospecha de fiebre amarilla (1906)
El 1°. de octubre de 1906 tiene entrada en la Alcaldía oficio ordinario de la
Estación Sanitaria37: «En la mañana de hoy ha llegado a este puerto el vapor correo
Montevideo procedente de La Habana trayendo á bordo un caso muy sospechoso
de fiebre amarilla»38. El secretario del Ayuntamiento anexa, al texto de la comunicación,
que el servicio corría a cargo de los médicos Navarro y Blanco.
Damos comienzo al análisis, claro es, con un caso peliagudo y de reacción
rápida y contundente. A un nuevo aviso de Pedro Ascorbe39, médico 2°. de la
Inspección Marítima, en demanda de la urgente convocatoria de la Comisión
Local, el Municipio calla, sin atender la alerta declarada. Al parecer, la «sospecha
», que había iniciado la documentación, también la había hundido en el silencio
administrativo.
Mas, días después, emite la Estación un curioso comunicado40, que es rubricado
con un mensaje encubierto a la supuesta «pericia» de los doctores de la
ciudad:
36. Véase al final el Apéndice eSladf.ftico.
37. Expediente 2, legajo 6 de Sanidad, ya cit.
38. Acerca de anteriores procesos similare ,pero con curso epidémico, cfr. BOSCH MILLARES,
op. cit., 11, pp. 1 14 Y ss. (1838), 1 32ss. (1846-7) Y 212-218 (1862).
39. Fechado el mismo I de octubre de 1906, lo cual indica la gravedad de la supuesta amenaza.
40. Firmado por Angel R. Jimeno, 3.x.l906. (El subrayado es nuestro).
172
El Señor Capitán del correo «Montevideo» fondeado en este puerto en oficio
que acabo de recibir me comunica lo siguiente:
«Tengo el gusto de acompañar á Y.S . el parte facultativo que acaba de dirigirme
el Médico del buque, que esperando lo tenga en consideración. Suplico á
Y.S . si es posible haga reunir la Junta de Sanidad á fin de obtener lo que mejor
pueda convenir = Copia del parte facultativo =.
La constante observación del enfermo Fernando Baza durante estos dosúltimos
días, la falta absoluta de tinte ictérico en la piel, la gran cantidad de orina
límpida y transparente, la fa lta de fiebre en los últimos días y la de vómitos de
ninguna clase á pesar de haber tomado ayer dos sopas y vino amontillado y el
persistente temblor de las manos y lengua, que en estas condiciones exclusivamente
[es] provocado por el alcoholismo crónico, junto todo ello con que
estando en el noveno día de enfermedad no se puede encajar este estado dentro
del cuadro de la fiebre amarilla, me autoriza á poder asegurar á V. que ha
desaparecido toda sospecha de que dicho enfermo tenga la fiebre amarilla. Lo
que tengo el gusto de participar á Y. para los fines consiguientes = Sr. Capitán
del correo 'Montevideo' =.»
Lo que transcribo á Y.S. por si estima conveniente convocar nuevamente á la
Junta Local de Sanidad para que esté asesorada de los Seíiores Médicos de
esta población que se consideren más peritos por haber tratado casos de índole
del que fué objeto de la incomunicación de este barco ...
Comoquiera que la virtud del oficio perseguía un objetivo crítico, la administración
municipal dio por bueno el juicio del galeno del barco y archivó el
caso, no sin dejar nota de que el problema pasaba a instancias ajenas4 1
•
Encontramos, en definitiva, pequeños roces de índole profesional, demostrativos
de que, en ocasiones contadas y excepcionales, no se guarda una concepción
similar de la medicina preventiva. Sin embargo, la cosa no trascendió
más allá de los médicos encartados, puesto que, a fin de cuentas, era una disputa
por ver quién mantenía mayor celo en la custodia de la salud pública.
b) Tres casos de peste bubónica ( 1909)
Este episodio del cruce sanitario entre Ciudad y Puerto abre nuevas expectativas
acerca de una mejor comprensión y coordinación entre, supuestamente,
hermanos de profesión. El primero en hablar es el médico, Angel R. Jimeno,
atento cancerbero de la vida portuaria:
41. Sobre el mismo texto del oficio: «( ... ) La Alcaldía no estima procedente la convocatoria
de la Junta á menos que el Sr. Director de Sanidad la solicite de modo terminante».
Al practicar la visita á las 13,30 de la tarde de hoy al vapor inglés «Revens»,
procedente de San Nicolás en el Río de la Plata, me manifestó el Capitán de
dicho vapor que tenía enfermos tres indivduos de su dotación, hacía veinte,
quince y cinco días, y cuyos individuos sin presentar fiebre habían sido acometidos
de la dolencia actual, con fenómenos que manifestaban por no ver, y
bomitos [sic], presentando uno de ellos en el momento actual un chichón en la
región niguial [sic; suponemos se refiere a «inguinal»] izquierda, y como por
la aparición de esos síntomas puedan referirse á alguna enfermedad exótica,
lo pongo en conocimiento de V.S. á fin de que se sirva convocar la Comisión
Médica de la Junta Local de Sanidad.42
173
Al cotejo del texto, resulta altamente probable el desconocimiento del proceso
patológico en cuestión, por lo cual era preciso el concurso de la experiencia
para remediar esta ignorancia. La sapiencia del doctor Navarro Torrens le hacía
acreedor a este indudable honor, cuando menos entre compañeros. Así, ya en la
embarcación y suficientemente informado de los antecedentes de a bordo, llega
a un diagnóstico solvente y seguro, según el informe alzado a! Consistori043
.
( ... ) Tres casos de peste bubónica, de forma bastante atenuada; debiendo añadir
que, de las investigaciones hechas, resultó, además, existir muchas ratas a
bordo del mismo buque, y que, en una época aproximada de la enfermedad de
los tripulantes, apareció una muestra, sobre la cubierta.
Con motivo de lo expuesto quedó rigurosamente incomunicado el susodicho
vapor Rivens [sic] con un guardia limpio á la vista para vigilar la administración
de carbón y víveres en las mejores condiciones de aislamiento.
Efectivamente, el paso adelante en la coordinación médico-sanitaria se ha
dado. Por fin, las consideraciones personales dejan su falso protagonismo y es
antepuesto el valor higiénico por encima de cualquier otro.
e) Celo profesional: Irma y Frieda Woermann (Agosto-Septiembre de 1909)
Este último caso principia, por así decir, la comunión de ideas entre los
responsables marítimos y los jefes de la política sanitaria loca!, que luego habría
de tener continuidad. Por cuanto la simple sospecha de contagio hace que los
eslabones de la cadena médica funcionen todos con una mismacadencia.
42. Oficio del 31 de marzo de 1909.
43. Informe de 31.111.1909.
174
A finales de agosto de 190944
, recala en el puerto un vapor alemán, de nombre
«lnna Woermann» y procedencia holandesa (Rotterdam). Interesa destacar la
circunstancia, informada por el capitán del buque, de que hay un tripulante con
«síntomas algo sospechosos de enfermedad pestilencial». Por ende, la carta de
salud de la nave estaba en suspenso, a la espera de ulteriores acontecimientos.
La reacción del Alcalde fue adecuada a la alarma, removiendo el escaso
personal a su cargo, ya que, merece recordarse, la mayor parte de la población,
incluidos los técnicos municipales, pasaba días de descanso o, como decíase en
el tiempo, estaba de temporada en sus respectivos destinos. De este modo, el
servicio fue encomendado, una vez más, al infatigable Andrés Navarro, que determinó
la «rigurosa incomunicación» a que se sometía al vapor german045
• No
bien ocurría esto, y ya asomaba por el ostial del puerto la proa del buque gemelo
del anterior46, con igual procedencia, pero sin traer pasaje infestado o portar
mercancías con peligro sanitario. Sin embargo, había tres individuos a bordo
que mostraban deseos de desembarcar en la isla. ¿Qué hacer? ¿Dictaminar ipso
jacto la incomunicación del barco y no dejar bajar a nadie o, por el contrario,
actuar de una forma sensata y, tras consultar a los expertos, acceder o no al
desembarco pero con cautela? Justamente, este es el lance burocrático donde se
observa un punto de inflexión en las relaciones institucionales.
EI31 de agosto de 1909 comunica la Alcaldía el edicto municipal, desarrollando
el siguiente tenor:
( .. . ) desde luego y con las debidas precauciones pueden ser desembarcados
los tres pasajeros ... debiendo Y.S. remitir inmediatamente á esta Alcaldía nota
detallada de los individuos que desembarcan expresando en ella sin género
alguno de dudas, la casa, fonda ú hotel donde asistan; y si fuese algún barrio
donde no hay nombre de calles y numeración en las casas; fijar de la mejor
manera, la residencia de aquéllos.47
Sobresale la actuación «aduanera» del Municipio, autoridad que, por otra
parte, no estaba reconocida claramente en las disposiciones gubernamentales.
En cierta forma, el Alcalde se había arrogado determinadas prerrogativas en
favor de la Ciudad y la salud de sus pobladores. Esta actitud agradó al responsable
de la Sanidad Exterior, por oportuna y razonable. Jimeno, en consonancia,
44. Según declara el Inspector Marítimo a la Alcaldía, 28. VIII. 1909.
45. Consta minuta de oficio de la Alcaldía a la Delegación Especial de Gobierno, 28.vIII.1909.
46. Oficio de la Estación Sanitaria, 3 I.VIII.1909. El buque se llamaba «Frieda Woermann».
47. Oficio a la Estación Sanitaria (minuta), 3 l.vlII. 1909.
175
dio la filiación de los pasajeros y la residencia temporal en Las Palmas (Hotel
Continental)48.
No quedó ahí el asunto. El Ayuntamiento reforzó las cautelas y se sirvió
mandar a Enrique Morón, facultativo titular, la «visita sanitaria durante ocho
días»49 de los sujetos, cosa que realizó sin hallar menoscabo de la salud en ninguno
de ellos5o.
Suma sopresa causa este expediente, ya que bastantes de los criterios, de
sobra conocidos, entre la Inspección Marítima y la Corporación local quedan
desvirtuados. Resultando que, lo de antemano supuesto, requiebra ahora al análisis
histórico. La función del servicio portuario es asumida, definitivamente,
por los agentes llamados a desempeñarla.
3.3 Higiene pública y social (1910-1913)
De la jerarquía argumentada, resta el punto más relevante, desde el prisma
sociohistórico y organizativo: ¿Era la ciudad de Las Palmas una urbe higiénica?
De lo estudiado, hemos de responder que formaba un núcleo problacional fronterizo
y con unas características definitorias asaz evidentes; empero, faltaba mucho
por hacer en el ramo sanitario y en la disposición de medidas preventivas.
Sería fácil echar mano de los antecedentes habidos y repasar la valoración
historicomédica de los procesos epidémicos acaecidos en la segunda mitad del
siglo XIX en la isla51 ; mas, lo que corresponde, cuando menos, es la evaluación de
la relación entre instancias. A nuestro juicio, la higiene pública quedó, en buena
parte, cubierta de posibles riesgos de infestación masiva debida a contagio repentin052.
Bien decimos, en gran cantidad de ocasiones, porque también
hubotrágicas excepciones a la regla.
48. «( ... ) Los pasajeros del vapor alemán 'Frieda Woermann' llegado á este el día 31 del
pasado son, Dn. Felgner, A. Felgner y Dn. Dan» (oficio de la Estación Sanitaria,
2.lx . 1909).
49. Orden interna del Ayuntamiento, 2.1x. 1909.
50. Informe del doctor Morón, 10.lx.1909: «Tengo el honor de manifestar á Y.S. que los
pasajeros en observamiento Dn. Fergner y Dane (sic), se encuentran en perfecto estado
... , no presentando nada de que hacer mención en los ocho días de asistencia facultativa
».
51. Cfr. BOSCH MILLARES, cit.
52. Esto no obsta para que la percepción de la higiene cotidiana, así como múltiples detalles
de la Ciudad (conducciones de agua, canalizaciones, desaguaderos, sumideros, pozos y
estercoleros), tuvieran todavía mucho camino por recorrer. Además, en la literatura de
viajes se recogen variadas anécdotas sobre estas carencias, no menos que en la docu-
176
4. CONCLUSIÓN
Unas cuantas pautas detallarán el manejo higiénico-marítimo de las instituciones
analizadas entre 1901 y 1913:
Primero.- La Estación Sanitaria era un organismo independiente en el examen
de la carta de salud de los buques arribados a puerto. Pero debía
poner en conocimiento del Municipio los casos de índole sospechosa o
de clara evidencia contagiosa.
Segundo.- Solamente estaba facultado el servicio de inspección marítima
para cambiar o corregir la carta de salud del buque, aunque el Ayuntamiento,
merced a la petición de la Estación, podía convocar la Junta
Local de Sanidad a fin de consensuar dictámenes.
Tercero.- El Ayuntamiento llegó a coordinar las prestaciones sanitarias con
la Inspección Exterior, dándose una cumplida correspondencia, ayuda y
sostén teórico y técnico entre ambas autoridades.
Cuarto.- El resultado de esta simbiosis fue una correcta higiene. Con lo
cual el puerto estaba «limpio» y la ciudad libre de preocupaciones
ex ternas53
.
Finalmente, este período de entendimiento entre Ciudad y Puerto coincide
con la etapa gloriosa del despegue económico del segund054, lo que determina la
fuerte imbricación de estos dos polos de la sociedad para el desarrollo de la isla.
mentación consular. Cfr. GARc[A PÉREZ, José Luis, Viajeros ingleses en las Islas Canarias
durante el siglo XIX, Santa Cruz de Tenerife: Caja General de Ahorros de Canarias,
1988; QUINTANA NAVARRO, Francisco (comp.), Informes Consulares Británicos sobre Canarias
(1856-1914), Las Palmas: SEHIC, ULPGC, ClES, 1992,2 tomos; HERRERA PIQUÉ,
Alfredo, Las Palmas de Gran Canaria , Madrid: Ed. Rueda, 19842, Segunda Parte,
pp. 517-593.
53. A este efecto, es menester recordar algunas palabras del loado Domingo José NAVARRO:
«De manera que, si no se remedian en lo posible tantos abusos higiénicos, la atmósfera
del caserío del Puerto de la Luz será siempre perniciosa á la salud. ¡Ay del día en que
allí caiga una chispa de contagio!» (en: Consejos de higiene pública a la Ciudad de Las
Palmas, Las Palmas: Tip. de la <<Verdad», 1896, p. 18).
54. Véase: Diario de Las Palmas, n°. 5427, 5. VIII . 1913, «El Puerto de Las Palmas de
GranCanaria. Comparando dos semestres».
177
APÉNDICE ESTADÍSTICO
A. Tabla general de referencia (1901-1913).
Fuente: AHPLP, Ayuntamiento, Serie: Sanidad, legajo 6, expediente 2.
Elaboración propia.
FECHA BUQUE PROCEDE ENFERMO OBITO PATOL. fNC.lAI
6.4.1901
10.2. 1903 Iris lnglat. 1 Sarampión lne.
14.5. 1903 Añaza Tenerife 6 Viruela Ine.
18.6. 1903 Garoia Buenos As. Escarlatina Ine.
15.1.1904 Pesk Burutu
12.12. 1905 Hasland Madeira
14.8.1906 Berenguer Santos Tubere. intesti.
13.9.1906 Rosario Sevi.lCádiz Viruela lne.
1.10.1906 Montevideo Habana Fiebre amarilla
2.1.1907 Homerens La Plata Pulmonía
29.10.1907 Italia Gén./Bama. Sarampión Desem.
22.11.1907 Belfast Cardiff
11.8.1908 Chasselong Martiniea Fiebream. rnc.
26.11.1908 Clarence Lagos Malaria
31.3.1909 Revens Río de Plata 3 Pestebub. lnc.
9.6.1909 Montenegro Forcados Lesión cardiaca
14.6. 1909 Franeesea Bs.As. y Río Paludismo
24.7.1909 Umbria Buenos Aires ? Nodesemb.
28.8.1909 1. Woermann Rotterdam Peste Inc.
3 1.8.1909 F. Woermann (idem)
13.9. 1909 Montenegro Foreados Fiebre erup. Des.
25.10.1909 Lombardía Génova Sarampión LnclA.
16.3. 1910 ? Cardiff
20.3.1910 Vsk (idem) 2 Congest.cerebral y Neumo. gripal
15.10.1910 Umbria Bs.AslRío (Sospechas)
23.3.1911 Pr. Mafalda (idem) 2 Hemorra. cerebral y Tuberc. pulm.
6.3.1912 Lnee
23.3.1912 Delta Rosario Fieb. tifo Tras!.
2.5.1912
29.7.1912 Italia
9.10.1912 Rovena
6.2.1913 Talaba
178
B. Cuadro 1: Enfermos y fallecidos por aiio (190/-/913).
Fuente: Tabla general de referencia.
FALLECIDOS
1
3
2
3
2
2
15 (39,4)
(*) Sospechas de tres pasajeros más, desembarcados del Frieda Woermann
que no contabilizamos.
C. Tabla 11: Casuística patológica por año (190/ -/91 2).
Fuente: Tabla general de referencia.
P F S e N H T V E M Pal. L
6
(Amarilla) - 1 (lnt)
1
1 (Amarilla)
1+3' I(Eru) 1 1 (cor)
1 (cer) 2(gripal) -
1 (cer) (pulmonar)
1 (Tifus)
4 4 3 1 3 1 2 8 1 1 1 1
~,3 13,3 10 3,3 10 3,3 6,6 26,6 3,3 3,3 3,3 3,3
Año
1903
1906
1907
1908
1909
1910
1911
1912
=30
=%
179
Leyenda:
C Congestión L Lesión del ...
(Cer Cerebral) M Malaria
(Cor Corazón) N Neumonía/Pulmonía
E Esca rlatina P Peste
(Eru Eruptiva) Pal Paludismo
F Fiebre S Sarampión
H Hemorragia T Tuberculosis
(lnt Intestinal) V Viruela
(*) 1 caso de peste y 3 de peste bubónica.
D. Cuadro 1/: Banderas de buques (1901-1913).
Fuente: AHPLP, Ayuntamiento, Serie: Sanidad, lejajo y expediente citados.
NACIONALIDAD CANTIDAD PORCENTAJE
Inglaterra lO 00) 30,3
Italia 7 (2°) 21,1
Noruega I
España 2 00) 6,06
Grecia I
Alemania 2 W) 6,06
Holanda
Francia I
(Sin consignar) 8 24,24