I HEMfSOTECA P. MUNICIPAl I
Números 121--1122A1 ^S'^'"'"''"' ''^''''"*^' ^°^^ TTeennearriifíee Ji Enero-Junio de 1958
UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
REVISTA
DE
HISTORIA CANARIA
Director! el Decano, Dr. Elía» Serra Ráf ola
Tomo XXIV La Laguna de Tenerife (Islas Canarias) Año XXXI
Los aficionados, los charlatanes y la investigación
de la lengua aborigen de las Islas Canarias
Por Dominik Josef WOLFEL
Al tributar un homenaje a la memoria del profesor André
BASSET, que tan prematuramente nos fue arrebatado, se me presentan
como principales rasgos característicos del amigo y colega su
exactitud y su escrupulosidad extraordinarias» ¿Y qué cosa más a
propósito para dar el golpe de gracia a un falsificador malintencionado
de la moneda de la ciencia, que ofrecer a la memoria del
amigó el holocausto postumo de un charlatán, del mismo modo
que Aquiles sacrificó a Patroclo los jóvenes troyanos?
Los eruditos somos todos seres humanos y, como tales, sujetos
a error, y el que crea no equivocarse jamás, sólo por esta presunción
incurre ya en error. Mas hay diferentes maneras de errar.
Unas vienen inevitablemente condicionadas por el estado de adelanto
de la ciencia, pues cada cual puede juzgar sólo por la serie
de hechos adquiridos en el momento de su trabajo y que tomó
como base. La mayor parte de las veces nuestras conclusionei se
basan en indici03, y nuevos indicios pueden cambiar radicalmente
la interpretación de los ya conocidos. La lingüística es una ciencia
RHC, 1
2 [2]
joven, y ello se evidencia precisamente hoy, cuando ramas de la
lingüística ya fosilizadas en fórmulas deben volver a sus puntos de
partida ante nuevas maneras de plantear su problemática. Son rechazadas
en su problemática y en sus teorías, pero no en el abundante
material auténtico acumulado a fuerza de trabajo por los
predecesores, que ahora ha de reelaborarse de nuevo. Tales errores
son inevitables y en nada cambian los méritos de la generación
precedente de investigadores.
Otra fuente de errores procede del entusiasmo, que no quiere
darse por satisfecho con las lagunas del saber, que quiere dar una
imagen perfecta y acabada en lugar de contornos vagos, y que
quiere adelantarse al futuro y a lo conjeturable. Sin dilección es
imposible cultivar la ciencia, y pobre de ella si no recluta a sus
cultivadores entre los diletantes y los convierte en hombres de
método. Todos los grandes progresos de las ciencias culturales
proceden de diletantes ingeniosos, porque sólo éstos tienen el
atrevimiento necesario para hacer saltar sistemas dogmáticos hueros
y anticuados con material auténtico puesto al día.
Pero el diletantismo propiamente dicho, el ocuparse de una
especialidad científica sin preparación metódica y sin los conocimientos
necesarios, puede acarrear graves daños al cultivo de la
ciencia, pues puede embrollar la materia y despistar al investigador;
también puede detener y enredar el progreso de la investigación
e incluso hacerlo imposible, cuando lo alimenta con fantasías
y pasiones, entierra el tema de investigación bajo un montón de
errores e impide así el acceso a los fundamentos reales. Tal diletantismo
ha de ser combatido despiadadamente por el hecho de
que obliga a gastar mucho tiempo y trabajo al investigador serio y
metódico, que ha de desbrozar tal basura para su propia investigación
y la de sus colegas. Desgraciadamente muchísimos investigadores,
de ordinario concienzudos, se contentan con tomar su
material de segunda o tercera mano, y a menudo esta mano es la
de un constructor de castillos en el aire.
A pesar de ello hay también entre los afícionados hombres muy
honorables, que creen positivamente cierto lo falso que aducen y
que hacen de buena fe sus propias falsificaciones. Esta clase de
diletantes es un verdadero azote para toda ciencia, ya que, sin ser
[3] 3
falsificadores ni impostores, se engañan en primer lugar a sí mis-oíos
y sólo después, de buena fe, al lector.
¿Y qué decir de los filibusteros de la ciencia, que cuentan con
que la gran mayoría de SHS lectores y oyentes no puedan verifícar
lo que escriben e imprimen, porque procede de una rama especializadísima,
y presentan sin el menor pudor mentiras solemnes, citan
fuentes que nunca tuvieron a mano, atribuyéndoles afirmaciones
en un todo contrarias a lo que dicen en realidad, y presentan todo
esto con tan descarado aplomo que todos, si no son especialistas,
deben creerse ante la fuente misma de la verdad?
Una persona así es el señor Ernst Zyhlarz, a quien el gran
Meinhof llamó a Hamburgo a ocupar la cátedra de Historia del
v-amita. Tengo que confesar que en un principio yo mismo me
dejé deslumbrar por sus malabarismos etimológicos y tomé en serio
sus afirmaciones,^ hasta que, habiendo penetrado más profundamente
en el beréber, me hallé en condiciones de comprobar sus
•serlos. En unión del gran egiptólogo y eminente conocedor de la
Historia de la Civilización Heinrich Balcz, de la Universidad de
viena, empecé a comprobar las ecuaciones etimológicas egipcio-beréberes
propuestas por Zyhlarz: Pude ver que las palabras beréberes
o habían sido forjadas artificialmente o no se las podía
documentar o comprobar por otros medios. Mi colega Balcz me
demostró lo mismo para las palabras egipcias. Desde este momento
miré con escepticismo todo lo publicado por Zyhlarz. El hecho
de que atacara atrevida y duramente al celtista Julius Pokorny y de
que negara la existencia en beréber de palabras registradas por el
"ere de Fouoauld en su Dictionnaire abrégé cuadraba bien con el
Concepto que ya tenía yo de él. Además, el afirmar en un artículo'
que el vasco no podía ser una lengua camita (yo, por lo demás, no
lo considero tampoco camita), porque, de serlo, debería tener los
mismos sufijos pronominales que el beréber, y que llenara su artículo
de chistes sin gracia, sólo contribuyó a robustecer mi concepto.
• D. J. WoLFKL, Die Afríkaforschang seit 1931, en «Mitt. d. Sem. f. Orient.
Spr«chen», XXXVIl-III-1934; Die A/rikaforschung seit 1934, tlbidem, XL-IlI-1937.
ZYHLARZ, ht das Baskische eine Hamitische Sprache?, en <Wiener Prahist
Zeitschrift».
4 [4]
Ahora bien, Zyhiarz ha publicado en una revista prestigiosa'
un largo artículo, que no copocí sino mucho tiempo después, ya que
me hallaba ocupado en la preparación de un gran trabajo,^ y estaba
apartado de la lectura de revistas, debido al Congreso Internacional
de Antropología en Viena (1952), además de estar invitado en
1953 a una misión científica por el gobierno marroquí y de tener
que dar un curso de un semestre en las Islas Canarias. El artículo
de Zyhiarz, cuajado de mentiras y falsificaciones, no me pareció
merecedor de una réplica. Pero he aquí que, en este entretiempo,
tales falsedades, con tanto descaro presentadas, han sido
puestas á contribución por investigadores serios y probos,^ sobre
todo debido a la revista en que apareció el artículo; así, pues, me
veo en la necesidad de llamar, justamente aquí, la atención sobre
el artículo y su autor.
Para empezar, Zyhiarz pretende ser un perfecto conocedor de
los restos lingüísticos de la población prehispánica de las Islas Canarias.
Pero este idioma ha llegado a nosotros sólo en referencias
esporádicas de los historiadores de la conquista normanda y española,
en topónimos y en palabras que se han conservado hasta hoy
en el español de ios isleños. £1 inglés Glas'^ fue el primero que
trató de compilar los materiales lingüísticos; después de él Viera^
y el francés Bory de St.-Vincent,* y finalmente Chil y Naranjo y
Millares;^ cada uno tuvo el prurito de superar, por lo menos en cien,
• ZYHLARZ, Das Kanarische Berberisch in seinem sprachgeschichilichen Mi-lieu,
en «Zeitschrift der Deutschen Mor?enlancIischen GeselUchaft>, 100.2 [19501,
pájfs. 403-460.
* D. J. WoLFBi, Earafrikanische Wortschichten ais Kalturschichten, en *Acta
Salmanticensia. Filosofía y Letras». Universidad de Salamanca, 1955.
' Así, entre otros, JOMANNES HUBSCHMID, en sus Estudios sardos.
' G. GLAS, History of the Discovering and the Conquest ofthe Canary Island,
London, 1764.
' J. DE VIERA Y CLAVIJO, Noticias de la Historia general de las Islas Canarias,
Madrid, 1772-1783. Ultima edición: Santa Cruz de Tenerife, 1950-1951.
' J. B. G. M. BORY DE SAINT-VINCENT, Essais sur les lies Fortiinées etl'antique
Atlantide, ou précis de l'histoire genérale de l'archipel des Cañarles, Paris, 1803.
' G. CHIL y NARANJO, Estudios Históricos, Climatológicos g Patológicos de las
Islas Canarias, Las Palmas, 1876, 1880, 1891; A. MILLARES TORRES, Historia general
de las Islas Canarias, Las Palmas, 1893-1895.
[5] 5
el número de palabras de su predecesor. Pero todo esto no fue
producto de una crítica de las fuentes y de la reconstrucción de la
Srrafía primitiva de las palabras. Lo que hace falta, pues, en el estudio
de estos restos lin^füísticos, es una cuidadosa crítica de las
fuentes para establecer la forma primitiva de la palabra en cada
caso, y no de su sonido en boca de los indígenas, ya que esto nos
es inaccesible. Pero Zyhlarz no tiene duda «puesto que la lens:ua
es conocida». He dedicado quince años de mi vida a la crítica de
las fuentes y he publicado una edición de la única fuente autógrafa
que lleg-ó a nosotros,^" con el primer ensayo de una crítica de las
fuentes, A esto lo Ufima Zyhlarz «una enumeración pedante de
las variantes». Y no sólo a Zyhlarz se le escapó que estas vanantes
están ordenadas no cómo variantes, sino según su valor
en cada fuente. Zyhlarz cita ahora fuentes tan raras para el idioma
indígena, que las toma, sin ningún género de duda, de la bibliografía
de mi Torriani, entre ellas algunas que le son del todo
inaccesibles.
A juzgar por lo que sé existe en Hamburgo, sólo le son accesibles
los dos primeros tomos de Chil y Naranjo y, acaso, el libro
de Berthelot.^1^ Pero parece que no los ha leído como es debido,
pues de lo contrario no podría asegurar que Abercromby^' fue el
primero que agrupó por islas los restos lingüísticos conservados,
tsto lo han hecho desde el inglés Glas^* todos los autores postenores.
Asimismo sólo pudo haber escrito sus inventos acerca de
la formación de la serie de los números sin conocer las noticias de
'° D. J. WoLFEL, Leonardo Torriani, Die Kanarischen Inseln und ihre Urbe-viohner.
Eine unbekannte Bilderhandschri/t vom Jahre 1590. Im italieniscken
i-irtext und in deutscher Oberseizung somie mit volkerkundlichen, historisch-geo-graphischen,
sprachlichen und archaologischen Beitragen, editado por... en «Quel-len
und Forschungen lur Geschichte der Geoyraphie und Volkerkunde», tomo 6,
Leipzig, 1940.
" SABIN BKRTHKLOT, L'Etnographie et Annales de la conquéte, Parii, 1842, en
el tomo I de BARKER-WKBB et S. BERTHELOT, Histoire Naturelle des lies Canaries,
P«r¡s, 1842 y siguientes; Antiquités Canariennes, Paris, 1879.
" J. ABERCROMBY, The Language of the Canarg Islandera, en «Harvard Afri-can
Studies», II.
" Véase nota 6.
6 [6]
Chil y Naranjo, que demuestran lo contrario. A mi Torriani" lo
conoce, y de él saca sus citas de fuentes que corresponden exactamente
a mis indicaciones. Aquí comienzan ya sus juegos malabares
de falsario, ya que cita por folio con anverso y reverso manuscritos
que nunca pudo haber tenido en sus manos. Con esto
quiere dar la apariencia de un conocedor a fondo del problema.
En oposición a las exactas demostraciones de los autores a él accesibles,
inventa una capa de moriscos en las Canarias existente en las
Islas antes de la conquista normanda y española, que se dedicaba
a una «misión islámica> y de la que, casi exclusivamente, procedían
las indicaciones acerca de la lengua de los indígenas recibidas por
los españoles. Pero es un hecho que los autores árabes tienen sobre
las Islas Afortunadas sólo las noticias que están en Ptolomeo; y
los árabes contemporáneos a la conquista sólo nos informan que
las Islas habían sido descubiertas y asaltadas por los francos. Por
lo tanto, Zyhlarz tampoco ha leído a los geógrafos árabes citados
por él. En Chil y Naranjo está la noticia —desde hace tiempo conocida
como falsa— de un viaje de los árabes a estas Islas.'^
Bajo el nombre de moriscos los españoles nunca h^n entendido
otra cosa que los mahometanos bautizados con más o menos
éxito, y de éstos hubo en las Islas sólo a consecuencia de las correrías
a la costa marroquí y de los esclavos traídos desde allí por
los conquistadores españoles. Al mahometano se le llamó moro.
Zyhlarz caracteriza a estos moriscos inventados como personas que
con maldad deliberada suministran a los españoles palabras falsas:
Es como si el propio Zyhlarz viera reflejada en un espejo su imagen,
pues no otra cosa es lo que él nos inventa. Del mismo modo
hace a estos moriscos de las Islas que él proclama como no-líbicas
—de esto nos ocuparemos después— dar intencionadamente a los
españoles auténticas palabras beréberes, que se hallan en las Islas,
para que de ninguna manera caigan en la cuenta de que las Islas
no son beréberes. Por añadidura téngase en cuenta que está re-
'* Véase nota 10.
•' MANUEL OSSUNA SAVIÑÓN, digno predecesor de Zyhlarz, inventó un manuscrito
de Ibn al-Kütiyyah en la Biblioteca Nacional de París. Véase Chil y Naranjo,
tomo I, págs. 238 y sij^uientes.
r y i ÍHEMEROrtCA P. MIJNICIPAT
[^ Santa Cni^ lie fnneríf»
producida por Chil y Naranjo^" la historia de la génesis de una
de las series de números —la más antigua— en el texto de la fuente
latina. Marinos italianos que exploran por encargo de Portugal las
Islas por el año de 1345 llevan a dos indígenas y les preguntan,
después que han aprendido el italiano o el portugués, los numerales-
Para aclarar por lo menos los numerales he publicado en traducción
francesa el capítulo de mi Monumentos Lingüisticas Canarios^''
que se refiere a ellos.^* Se puede, pues, fácilmente comparar
ahora la compleja historia de las fuentes y los verdaderos hechos
con las invenciones de Zyhlarz.
Zyhlarz habla mucho de método «filológico», y hace como si
él dominara la lingüística como maestro único; pero como discípulo
de afamados egiptólogos debería saber que es indispensable una
crítica prudente y moderada en un idioma desaparecido y transmitido
sólo en manuscritos de autores sin hábitos lingüísticos y,
por añadidura, en una grafía irregular y difícil incluso para la lengua
nativa de los autores. Por eso mismo me he tomado el ímprobo
trabajo de la crítica de los textos, y la enumeración «pedante» de
las variantes —como dice Zyhlarz— no está hecha a fin de que un
*et¡moIogizador» disponga de un rico surtido para sus malabaris-mos,
sino para retrotraer cada palabra a su fuente más antigua y
eliminar con ello las variantes debidas sólo a falsas grafías o a malentendidos.
Pero para Zyhlarz todos estos problemas están solucionados
«ya que la lengua es conocida». Hace años actuó como oráculo
en un trabfyo sobre la década camita,^^ y barajó durante tanto
"• CHIL Y NARANJO copia en el tomo I, págs. 258 y sigfuientei, tod« IB c«rt»
que los comerciantes florentinos de Sevilla escribieron a corresponsales en Florencia.
Al capitán del barco, An^iolino di Teg:g'hia, lo hace Zyhlarz autor de la carta;
parece que tampoco comprendió el texto origfinal en latín que Chil y Naranjo publicó
al margen.
" Mi Monumentos iingaisticos canarios y la lengua de la Cultura Mega-htica,
manuscrito de 1.400 páginas, estaba en 1943 ya para paginar en casa del
editor K. F. Koehler, en Leipzig, que tuvo que abandonar su industria al Mrle
destruida en un bombardeo. El manuscrito quedó intacto, pero actualmente oece-sita
una detenida revisión.
" D. J. WoLFKL, Les noms de nombre dans le guanche des ¡lea Cañarles, en
«Hespéris», 1954.
'° E. ZYHLARZ, Die agyptisch-hamitische Dekade.
8 [8]
tiempo letras y sonidos de las palabras transmitidas, que al fin le
cuadraron bien; con todo, al lado del artículo que estamos reseñando,
aquélla aun puede llamarse lingüística seria. Aquí trata de recurrir
a los nombres de los dedos, y para ello inventa estos nombres
en antiguo líbico. No nos dice de qué dedo del pie se sacó el «antiguo
líbico». En una etimología hay que partir o del elemento fonético
o del semántico, pero no es lícito modificar el cuadro fonético
y la significación hasta lo irreconocible, y llamar a esto etimología.
Puesto que no necesita estudiar la historia del descubrimiento
y de la conquista, ya que la puede inventar, nos trae el caramillo
de autores que afirman que cada isla hablaba un idioma que era
incomprensible a los habitantes de las otras. En mi Monumentos
lingüísticos canarios he resumido todos los testimonios de los
autores que conocieron realmente uno de los idiomas insulares, y
éstos confirman la recíproca comprensión interinsular. Hay, naturalmente,
algunas diferencias, dado el aislamiento de cada isla.
En un trabajo que resume todo el problema lingüístico canario en
el estado actual de la investigación, he publicado el testimonio de
un indígena de Gran Canaria, de alrededor de 1530, que declaró
emparentados los tres idiomas de Gran Canaria, Tenerife y La Gomera,
y todos tres parecidos al d e los zenagas de la costa africana.^"
El material lingüístico de todas las islas que nos ha llegado
muestra en todas partes la misma formación de las palabras y precisamente
una formación auténticamente beréber; el hecho de que
las frases no se puedan analizar por el beréber, sobre todo no
palabra a palabra, es harina de otro costal. En todas sus exposiciones
Zyhiarz cita a autores que nunca pudo haber tenido a mano
y que sólo conoce por la bibliografía de mi Torriani. A más de
la «misión islámica precristiana», sabe también que los «indígenas
podían reunirse para discusiones religiosas». Todo lo que copia
de mi Torriani sobre la paleografía de las fuentes son cosas que
no comprende. Jamás tuvo en sus manos ninguna de las fuentes
paleográfícas. Esto no le impide escribir sobre tan difícil tema
como una autoridad.
*" D. J. WouFEL. Le probléme des rapports da Gaanche et da Berbere, en
«Hespéris», 1953.
[9] 9
Llegamos ahora a sus sorprendentes descubrimientos. Nos
dice: «Tenemos sendas frases continuas de cada una de las islas de
La Palma y La Gomera>, «que fácilmente se habrían podido reconocer
como beréberes, si se hubiese entendido el beréber». Es decir,
que sólo Zyhlarz entiende el beréber, esto es, que él solo sabe barajar
infinitamente las palabras y hacer caso omiso de las dificultades
fonéticas y paleogfráficas, "según el acreditado método de sus
etimologías. Sólo La Palma y La Gomera «hablaban genuinamente
el beréber»; las otras cinco islas tenían idiomas no-beréberes.
Yo quisiera hacer resaltar aquí, que tanto el texto de La Palma
como el de La Gomera dan posibilidades de un análisis beréber,
pero las dos veces, sobre todo en el de La Gomera, queda un
resto pendiente de solución, siempre que uno no disponga de las
fuentes etimológicas (diez dedos de las manos, diez dedos de los
pies) de Zyhlarz.
Se desprende por sí mismo que él, como el francés Marcy,
sabe leer las inscripciones, incluso aquellas en las que Marcy habla
de «signos desconocidos» entremezclados en ellas. Tenemos que
mencionar aquí a Marcy, no sólo porque tradujo la frase de La
Gomera con palabras beréberes inventadas (es decir, como lo
hace Zyhlarz), sino también porque tradujo un fragmento designado
como canario en un pergamino con muestras de, caligrafía,
que en realidad era cañares, es decir dravida.-' También yo había
tratado de explicar este fragmento del Padre Nuestro (por tal lo
tuve) a base del beréber, pero no con palabras inventadas, hasta
que se me ocurrió la verdadera procedencia de la frasecita.
Pero volvamos a las inscripciones. En la isla de El Hierro
descubre Zyhlarz una «inscripción neopúnica*. Incluso la reproduce
(sin indicar ni procedencia ni fuente) y, naturalmente, la traduce
y la explica. También yo tengo que explicar algo a este
respecto: se trata de una descarada falsificación, y no se encuentra
en ninguna roca de El Hierro. Emplazo a Ernst Zyhlarz a que indique
la fuente exacta de sus inscripciones y su lugar verdadero,
°' Puesto que el Sr. Marcy está muerto, me duele colocarlo aquí, al lado de
Zyhlarz; pero en sus publicaciones de «El Museo Canario» emplea sus mismos métodos
(«El Museo Canario» y REVISTA DE HISTORIA, 59/1947).
10 [10]
y a que permita a los investigadores canarios verificar in situ la
verdadera inscripción. Después habría que presentar la fotografía
a la Académie des Inscriptions de París, donde se sabe leer antiguo
y neopúnico. Precisamente el teónimo elyun de Filón de Bi-blos
y de los textos de Ugarit lo encuentra Zyhiarz. Además sabe
que la isla líbica de Ferro fue conquistada por los neopúnicos y
que después estos conquistadores llegaron a ser esclavos de los
libios. Zyhiarz incluso sabe dar un cuadro cultural de la isla de
El Hierro. «Nada nos impide aquí>, así dice él, barajar y extorsionar
una palabra tomada de una fuente, hasta que para él resulte
una etimología. A sus afirmaciones por completo imaginarias alude
con «como se demostró anteriormente>. Sin embargo nos concede:
«La inscripción requiere aún un examen ulterior>. A continuación
explica los restos lingüísticos de £1 Hierro naturalmente
como «púnicos», con «obtención de los fonemas acústicos a base
de la filología del púnico tardío... con la prueba de la observación
fílológica... se desprende por sí mismo, para todos los que
entienden cananeo... el descubrimiento sorprendente de un texto
neopúnico». Y todo eso debe demostrarse «sin especulación gratuita,
sin malabarismo, irrecusablemente, como neopúnico».
Soy lo bastante ignorante para no comprender cómo de inscripciones
y palabras escritas se pueden obtener «fonemas auditivos
» y para no saber cómo llegaron a El Hierro el neopúnico y
el púnico tardío. Pero esto lo logró el Rey Juba de Mauritania,
que era un moro con ilustración griega, pero no cartaginés, con su
viaje de exploración a las Islas Afortunadas, relatado por Plinio.
Para Zyhiarz todo es «conocido» y no precisa que se nos comunique
ni se nos demuestre a los ignorantes. Aún un detalle: del
nombre propio grancanario agarfa Zyhiarz se saca un Agrippa latino
cartaginizado.
Además habla también de nombres propios del siglo XIV de
las Canarias. No poseemos de las Canarias ningún testimonio
lingüístico anterior a 1400, con excepción de la primera serie de
numerales. Claro está que el inventor de la «misión islámica»
halla también etimologías árabes. El principio y el final del precioso
texto en versos de Gran Canaria, del Torriani, los decreta él
árabes, «como se percibe inmediatamente». La inscripción medio
[11] 11
destruida de Cuatro Puertas en Gran Canaria es, para él, árabe,
lo que en este caso es perdonable, ya que le falta la mitad superior.
De seguro, muchas cosas quedarán siempre oscuras en nuestro
conocimiento de las Islas Canarias; pero que no vinieron árabes a
las Islas antes de los normandos y de los españoles lo testimonian
justamente los geógrafos árabes que Zyhlarz aduce como testigos
de lo contrario. Con los cartagineses pasa otro tanto. Hasta hoy
no se ha encontrado en objetos, edificios o inscripciones ni el
más mínimo rastro cultural que pudiera referirse a una influencia
fenicia o cartaginesa. Si se tienen en cuenta los viajes cartagineses
en el Atlántico y las noticias del rey Juba, es raro, pero seguro.
En el libro recientemente aparecido de Cintas,*' sobre la cerámica
cartaginesa, no hay ni una sola forma, ni un solo adorno que
tenga parangón en las Canarias.
Las etimologías de Zyhlarz son asombrosas; el zenaga que
trae es inventado, y en sus comparaciones léxicas la mayor parte
de las veces no queda nada del estado fonético o de la significación
de la fuente. Su método aquí es evidente. Lo que aduce
sobre Tenerife y los «guanches» son desatinos. La palabra aho
«leche» se relaciona con el sinónimo ahof—éste con la conservación
de la labial— asi como agev Audzila, iaf Ghadmes, ambos
«leche». Como Abercromby, toma también él de Chil y Naranjo
la forma equivocada aculan «mantequilla», en lugar del verdadero
amulan, que aún vive hoy y fue tomado del español insular; es
buen beréber: llulu.hab.tlulu «cuajarse» alulu «leche cuajada»: la
palabra canaria está formada como un denominativo de la oración
relativa (los franceses dicen participe): a-m-ula-n.
Debo rectificar aquí mi juicio injusto sobre Abercromby"
en el Torriani, es decir que «tampoco él aportó progreso alguno».
El fue el primero que trató de etimologizar los restos lingGisticos
canarios con conocimientos precisos del beréber y el primero que
dio varias veces en el blanco. Lo que me molestó entonces,
cuando me ocupaba en el suplicio de Sisifo de la crítica de las
fuentes y de «escardar» las «variantes», fue que Abercromby,
" Publicado por el Inttitut dei Hautei Étudei de Tunis.
" Véase nota 12.
12 [12]
como sus antecesores y la mayoría de sus sucesores, pescaban aquella
«variante» que le hacía posible una etimología, sin tener en cuenta
la crítica de la fuente. Muchos lo han utilizado sin citarlo, p, e.,
el Sr. Giese de Hamburgo, que al traducir al español las patrañas
de Zyhiarz y publicarlas se ha enrolado con los diletantes.
También el hecho de que Zyhiarz habla de diferencias raciales
absolutas entre las Islas muestra su ignorancia, porque las diferencias
existen sólo en los diferentes porcentajes de las tres
(o cuatro) razas que se encuentran en las Islas. Pero, ¿en qué
punto no sería Zyhiarz la última autoridad? Zyhiarz deduce, gracias
a su extenso conocimiento de historia, lengua y antropología,
que las tres islas no-beréberes y no-púnicas estaban pobladas por
«indoeuropeos». Posiblemente recibió la sugestión para estos
disparates del Sr, Otto Huth, que durante el régimen naci quiso
requisarme mi material canario de investigación, amenazándome
incluso con el aparato represivo del régimen.
Zyhiarz continúa vaticinando: «Es verdad que las circunstancias
actuales son aún muy vagas»; pero seguramente encontrará un
dedo (del pie o de la mano) del que chuparse la solución: en todo
caso tenemos en esos indoeuropeos o protoindoeuropeos o
«eurafricanos» el testimonio «de un fragmento protoeuropeo que,
conforme a su patrimonio cultural, se podría caracterizar francamente
como papúes blancos». No tengo idea de lo que Zyhiarz
pueda entender por «papúes blancos» ni de lo que sabe sobre los
resultados de las excavaciones e investigaciones de los últimos
decenios en las Islas Canarias.^* Tal vez conozca además de mis
esludios en Torriani.^^ que están muy superados, mi artículo en
«Paideuma».26 Los paralelos de la cultura canaria.enlazan con las
Una bibliografía detallada sobre las excavaciones en las Islas Canarias se
encuentra en D. J. WOLFEL, Die Religionen des vorindogermanischen Europa, vol'. I
de Christus und die Religionen der Erde, Wien. 1950.
*» Véase nota 10.
-8 D. J. WoLFEL, Die Kanarischen Inseln, die westafrikanischen Hochkulturen
und das alte Mittelmeer, en «Paideuma». IV/1950; ÍDEM, Bine FeUgravierung ei-nes
neoliihiMromezeitlichen Schiffsiypu» und Anderes aus der Archaologie
der Kanarischen Inseln. en «Afrikanische Studien». Berlín. 1955 {Wesfermann-
Festschrift).
[13] 13
altas culturas arcaicas del área mediterránea, pero claramente con
el pre- y extra-indoeuropeo. Es verdad que Zyhlarz no se atreve
a inventar etimologías o dicciones preindoeuropeas o protoindo-europeas:.
porque el indoeuropeo es demasiado conocido, sobre
todo a los lectores de la gloriosa revista donde colgó su artículo.
Cae por su peso que también en este punto Zyhlarz es autoridad
suficiente para rectificar o hacer tales descubrimientos.
Mi propia interpretación de las cuatro especies de inscripciones
de las Canarias puede verse en el apéndice de mi Torriani.
Confío que pronto sea posible presentar los materiales a los
especialistas. Lo que puede decirse con precaución y tranquilidad
de conciencia acerca de nuestro conocimiento actual de los
restos lingüísticos canarios se encuentra en mi conferencia en el
Institut des Hau'tes Etades Marocaines.^'' Como última caracterización
de Ernst Zyhlarz compárese lo que apareció hace poco en
«Westermann-Zeitschrift»^* sobre su interpretación de un afijo
meroíta. También para el meroíta se considera Zyhlarz, como es
sabido, la última instancia.
Mis palabras duras y claras acerca de este hombre me parecen
obligadas, e incluso tengo que excusarme por publicarlas tan
tarde. Cuando leí el artículo estaba completamente absorbido en
la preparación de un gran trabajo,'''' y después por el Congreso
Internacional de Antropología y Etnología de 1952 en Viena, y
en 1953 por mis cursos en La Laguna y Las Palmas y por el viaje
de estudios a Marruecos. Después, a partir de enero de 1954, mi
afección cardiaca me quitó tanto tiempo, que sólo pude ocuparme
de los trabajos más apremiantes. Lo absurdo y falso en el articulo
de Zyhlarz me parecieron tan evidentes, que no los creí merecedores
de ninguna refutación. Pero desde entonces hube de comprobar
que investigadores serios y honrados, sin conocimientos
detallados de los problemas, se dejaron engañar por las mentiras
presentadas con tal seguridad y con «citas de fuentes». Porque
se trata de mentiras conscientes las que presenta, cuentos de c«-
2' Véase nota 20.
2» Afrikanische Stadien (Westermann-Festschri/t), Berlín, 1955.
" Véase nota 4.
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mino, hechos inventados y alardes de conocimientos que no tiene.
Publicar tal cosa en un revista célebre, de gran tradición, es la
mayor frescura que uno imaginarse pueda. Sólo hay una explicación
que permita un juicio más moderado: de que este hombre,
en hn de cuentas, es un caso patológico. Pero yo no soy un psiquiatra,
sino un hombre que se debe a la verdad científica y que
, ^*^d'cado más de treinta años de su vida a la investigación de
lengua y cultura de los indígenas de las Islas Canarias.
iCuan inofensivo es a su lado el diletantismo de un Marqués
de Bute o de un Carlos Grábel!»» Siempre ha existido y siempre
existirá esta clase de falsificación arbitraria en la lingüística. Diletantes
más o menos dotados que fantasean, pero de buena fe, y
que no quieren engañar a sabiendas. No es tan inofensivo el diletantismo
del filólogo clásico Álvarez Delgado," cuando explica
como dicciones de la lengua aborigen palabras corrientes españolas
o gallego-portuguesas, o cuando quiere determinar casos en el
canario como en una lengua indoeuropea, o cuando decreta que
cierto desarrollo fonético se hizo a partir del año x. A pesar de eso,
nos ha comunicado palabras del español insular actual que probablemente
proceden de los aborígenes, aunque no me puedo librar
ae la sospecha de que algunas de estas palabras han sido determinadas
por inducción. Por el contrario muchos amigos y colegas
dado cosas excelentes, al reunir topónimos y palabras indígenas
supervivientes en el español insular. Por eso precisamente et
manuscrito de mi Monumentos lingüísticos canarios^^ debe ser
en gran parte refundido y completado, pues no he estado ocioso
aurante los diez años transcurridos, y también porque debo eli-
¿ o T / ' ' T ° " ^ ' ' ° ° " '"'°P'"- ^"*^^°'' ^°1«?" alemanes me han
nsiaerado a mí—como es sabido— también como un diletante,
porque he penetrado como intruso en los dominios sacrosantos de
de TeíTrife 1941 l o t ' r Í ^T','^'""'""'" ^'"""''"''' ^enahoare, S.nt« Cruz
« V « e no ; Í 7 ' '" •" ' • ^ " ' "' '^•"""•' ^^^í etc.
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sus especialidades, pero yo lo he hecho con auténtica dilección y
sólo donde el vacío no había sido colmado por los esp^ecialistas.
También se me ha echado en cara que estoy sentado sobre mi material
canario y que me lo quiero reservar todo para mí. Pero yo
no lo puedo presentar sin la crítica de las fuentes y sin las pruebas,
pues no quiero competir con Zyhlarz y compañía. ¡Es que se
pierde demasiado tiempo en echar a un lado tanta basura puesta
sobre los problemas.
André Basset, el amigo y colega encontrado demasiado tarde
y arrebatado demasiado pronto, dedicó su método severo a los
muchos problemas no solucionados del beréber y no retrocedió
nunca ante el trabajo detallado y penoso que es indispensable
cuando se quiere llegar a resultados seguros y firmes. Me inclino
con gratitud y tristeza ante su memoria.*
* NOTA DE LA REDACCIÓN.—Este trabajo apareció en el libro Memorial Andri
Basset (1895-1956), Ouvraj^e honoré des subventions du Gouvernement Tuniaien»
du Gouvernement General de l'Algférie et do l'Institut des Hautes Études Maro-caines,
Paris, Maisonneuve, 1957, págs. 147-158, y ha sido traducido del alemáo, •
indicación del autor, para esta revista, por nuestro redactor don MAX STBFFBN.