ALMOGAREN. 18. (96). Págs. 89 - 95.0 CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS
IGLESIA Y ARTE EN EL SIGLO XIX:
EL CASO DE UNA PRESENTACION EN EL TEMPLO
MARIADE LOS REYESH ERNANDESZO CORRO
UNIVERSIDAD DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
1. INTRODUCCION
Nuestros objetivos en la realización de este trabajo pretenden ser, de
un lado, un ejercicio de lectura que en la mentalidad del siglo XIX tiene una
cierta importancia, la asunción y recreación de una iconografía religiosa del
pasado. De otro, un ensayo de salvaguarda del patrimonio decimonónico pri-vado
de Canarias, en este caso de una obra de temática religiosa, realizada en
Madrid en 1878 y localizada hoy en día en Las Palmas de Gran Canaria, como
tantas otras obras que desconocemos en manos privadas, sujetas a los vaivenes
del mercado. En tercer lugar, queremos considerar la funcionalidad de la pin-tura
religiosa en el pasado siglo en Canarias. Estamos ante una obra ejecutada
por un pintor madrileño -recuérdese que en el mercado pictórico isleño son
muy escasas las muestras de este género-, que acaba siendo colocada en el
oratorio particular de una casa localizada en Tafira Alta. Por tanto, casi en el
momento, o poco después de su ejecución: La Presentación de Jesús en el tem-plo
de Ramón Mosquera y Vidal, pasa a ser objeto de culto en una mansión
particular grancanaria. La perspectiva que se nos abre, desde esta última ópti-ca,
todavía poco desarrollada por la historiografía artística y de las manifesta-ciones
religiosas en general, por lo menos en esta centuria de la que ahora nos
90 IGLESIA Y ARTE EN EL SIGLO XIX: EL CASO DE UNA PRESENTACION EN EL TEMPLO
ocupamos, es la de relacionar la necesidad o demanda de obras artísticas de
género religioso por parte de la alta burguesía y grandes propietarios insulares
con la actitud de la Iglesia, que en una línea tradicionalista, permite la existen-cia
de una práctica del culto religioso en manos privadas. El caso de esta
Presentación que estamos tratando, como otras tantas obras sacras, perdida ya
en la actualidad su funcionalidad inicial de culto, ha pasado a formar parte de
una colección particular, valorándose más, por una parte, su ya dilatada pre-sencia
en la misma familia, de otra, sus méritos artísticos, y en último lugar, su
propio valor en el mercado. Todavía podemos añadir, que posiblemente sus
primeros propietarios -esta es la hipótesis que barajamos-, adquirieron,
encargaron o bien recibieron por herencia o donación esta obra, no con espíri-tu
coleccionista, sino al igual que otras familias de la época, tuvieron especial
interés en solicitar obras de firma o copias, para destinarlas a sus pequeños
oratorios familiares que, en algún caso concreto, aún hoy en día podemos
encontrar en nuestra ciudad.
Dentro del panorama pictórico español y europeo decimonónico, las
representaciones de carácter espiritual, sacras, no tienen especial relevancia e
interés; han perdido el peso de las centurias precedentes. La práctica contra-rreformista
de utilización de la imagen como vehículo de persuasión para reali-zar
un adoctrinamiento formativo, se desplaza hacia programas profanos "), se
ha pasado de lo trascendente a lo materialí2). El género religioso, aunque se
continúe practicando, se convierte en parte del mero quehacer profesional,
que los pintores plasmarán con un carácter más racionalista, dejando a un
lado el sentido profundamente cristiano de épocas anteriores. Dentro de esta
pérdida de valores tradicionales han de situarse las realizaciones de copias de
grandes maestros del Barroco, y especialmente del modelo murillesco.
Aquéllas vienen a suponer la alternativa para los que continuaban necesitan-do
del poder de la imagen religiosa. No sólo seguirá siendo el tradicional ejer-cicio
metodológico que se obliga a ejecutar a los artistas en las Academias y
Pensionados, sino que va a estar presente en los concursos artísticos al poten-ciarse
por parte de particulares y desde la propia oficialidad -siguiendo el
modelo francés de mediados de siglo-, reconociéndose de una manera lauda-toria
las habilidades de los copistas, dignificándoles su trabajo. Con la copia,
en definitiva, se volvía a los inicios del género religiosoí3).
(1) T. SAURET: El siglo XIX en la pintura malagueña, Málaga, 1987, pág. 307.
(2) Ibídem.
(3) Idem, pág. 309 y págs. 319 a 321.
La Preselztaci&tt de
Jesús en el Templo, que nos
ocupa. es una pintura al
óleo de grat~desd imensio-nes
(175.3 x 133-5 crn.), rea-lizada
en 1878 en Madrid
por Ramón Mosquera y
Vidal, siguiendo un origiilal
-también en tela-, dcl
pintor barroco Francrseo
K i ~ z i . localizado en el
Museo del Prado y de
menores diinensio~~c0s,:5 3 x
0.57 m.
Frat~cisco R i z ~ i
(1614-lrííii?), era hijo y ttcr-mano
respecticarneiite de
los pintores Antonio y Fray
Juan Ri l ~ iA. rtista fccundo.
discípulo de Carducho, eje- A Ict p r < , c c iirii< ¿<,ir oii ri Irrr~pio de K'rinoii Mosclcior,i, 1878
cutaba con taciltdad e imagl- iPl»p pdl t ~ I c 1 ri"i~illlld'> de (;ldn CdllC~llGl)
nación cuadros para altares
de iglesias, escenografías. y pintur a al í're\co8+)E. ~trlíslicamerrtes, e caracteriza
por uria técnica ernpa\tada, suelta, I(>go5a, de rrca coloracicín, que recuerda a
Valdés Leal, presentando ecos rubcniano\, en la forma de cornpctner y en las
figuras. asi como resahlcrs de la pirlturci ver~ec~ardrae l C~nquecentoe, n lo con-cernierite
al color.
La pequeña Presentacion cn el Templo de Franci\co Riui, fc)rmí, parte
de la predella o banco íiel ret;rblo del Nacinlrenro. en la capilla de don Anclrés
de la Torre, del extinguido cot lve~~ftroa rrciscano mtidrilefio cle Loc: Angeles.
Formaba pareja col1 Lina Adoraeiún de tos Reyes, también en cl Prado y un
(1) La biografía y vida del artista Francisco Riwi ii;i mereciiio los esluiiios del P~.i>fesorD .
ANC!lJiaO: Il-ori<,irco Ki;i. Sii vitln, c.irtriiri)v rriigioscis fi~chrrii«.s iqitrriorct..o 1670 en
Arcltixo Espafiol de iirie. t. XXXI. ir" 127 (195%): y cle A.E. PEREZ SANCHEZ:
CCrrr.riio, Ri;i I'lcrrcrcr y ¡ir pilrti~rtr 1r7/ithileiitir i<, sii ticiirlio (IhSil.~i700)C. aliiiogo del
Museo del Praclo corresptrndienic ii la Exposicitiil eelcbr:rda en cl Palacio de
Vi1l;rlícrmosa (enero-nrnrzo IOiXO).
92 IGLESIA Y ARTE EN EL SIGLO XLX: EL CASO DE UNA PRESEiVTACION EN EL TEMPLO
Ecce Homo localizado en la Academia de San Fernando de Madrid'S).P or lo
que se refiere a la referida Presentación, se trata de una composición dinámi-ca,
de colores brillantes con los típicos verdes hojas, rosados y rojo carmín, de
factura elegante, audaz y suelta, considerada como una obra tardía de este
autor. Como era habitual en él, repite, mantiene, un repertorio iconográfico y
modelos compositivos de épocas anteriores'". Ello puede comprobarse obser-vando
otra obra denominada La Purificación, ejecutada hacia 1663, de 2,06 x
2,91 m. y de gran influencia veneciana. Así podemos comprobar, que el perfil
de la anciana de la derecha, que sostiene el cesto de las palomas o pichones es
similar al que aparece en la Presentación. Son igualmente reconocibles las
representaciones de la Virgen, San José y del Sacerdote"). De modo diferente,
con influencias de Ribalta y fuerte modelado zurbaranesco, el tema de la
Presentación de Jesús en el Templo, fue también abordado por el pintor
Jerónimo Jacinto de Espinosa (1600-1667), coetáneo de Rizzi'').
Volviendo a la tela del siglo XIX, objeto del presente trabajo, compro-bamos
que se trata de una ampliación en vertical realizada por Ramón
Mosquera y Vidal, sin firmar ni fechar. Este pintor, nacido en Madrid, hacia
1835, fue discípulo en la Academia de Nobles Artes de San Fernando de
Carlos Mugica y de Benito Soriano Murillo. A tenor de lo presentado en las
Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de 1866 y 1876, así como de otros
certámenes locales, sabemos que cultivó el retrato y la pintura de temática
costumbrista("', a lo que habremos de añadir también la de ejecutor de buenas
copias como la que ahora abordamos. Comparando este óleo con el de Rizzi,
aparte de advertir la diferencia de formato, nos damos cuenta de que la ejecu-ción
es más cuidada en la obra del pintor decimonónico, respondiendo a la
estética eclecticista del XIX, que permite conjugar armoniosamente el esme-rado
dibujo clasicista y el. sensorial colorido del Barroco. Mosquera ha conce-dido,
una mayor amplitud a la ambientación arquitectónica y escenográfica
que Rizzi. Pero, en general, la copia se ajusta bastante al modelo que reprodu-ce,
tanto en la composición, como en la elegancia del color o en la propia
luminosidad.
(S) PÉREZ SÁNCHEZ: Catálogo ..., pág. 254, no 83. Vide asimismo las fotografías de las
págs. 158-159.
(6) En el Catálogo de Diapositivas del Museo del Prado, en la pág. 17, aparece esta obra bajo
el n." 3.032 con el título Presentación de Jesús en el Templo, indicándose que se corres-ponde
con el no 1.130 del Catálogo del Museo del Prado. Sin embargo, en la Guía actuali-zada
del Prado. Una historia de la Pintura a través de las obras del Museo de J.J. LUNA,
Madrid, 1994, pág. 82, se le denomina a esta misma obra: La Purificación.
(7) PEREZ SÁNCHEZ: C~itálogo..., págs. 253.254.
(8) Catálogo de la Exposición: Obras de Jerónimo Jacinto de Espinosa, Caja de Ahorros
Provincial de Alicante (16 de octubre al 10 de noviembre), 1984, pág. 5.
(9) M. OSSORIO y BERNARD: Galeria Biográfica de Artistas Españoles del siglo XIX,
Madrid, ed. de 1875, pág. 471.
"Lr Pri.sc.iitcrii<.i<irr" de Fraiicivco Ri i i (h4~1cedoe l Prado)
En e1 aspecto tenrhtlico el lienzo resuelve de manera dinámirta y r-iarrati-va
un conocido episodio de la infancia de Jeslts. extraído del Evangelio de San
Lucas""'. Recoge el momento cn que sus padres, siguiendo la Ley de Moisés,
llevan al Nifio al templo de Jerusalén, para presentarlo al Seiior:
El acontecimierito de la Presentaefdn en el Templo, debe de asociarse,
tamhifr~,a l ceremonial de la PuriEcaclón de la t7irgen Maria, quien si: some-ti6
a la prescripcibn judía de la obligatoriedad que tenían las mujeres de acu-dir
al templo. después de haber alurnl-rrado un l-lijo, a efecto4 de purificarse,
expirado el piazcr reglamentar~t>('~).
Baio unos arnpulosos cortirtajes harroqui~anteso, bservamos ai piadoso
Simectn, tomando en brazos al Niño, y ensal~andoc on su canto a Dios por
haberle pcrmilido contemplar, antes de su muerte, al Salvador del pueblo de
Israel:
94 i ( i l i,SIr\ Y /\¡?-TI' IN IFI SlCii.0 XIX !:l. (.AS<>l lii: t Nt i I ' X t S I \TA/L<I O V [:\ ií. 7 1W f ' I . 0
Detalle de la "i-'r(,ci,iiíiic.iiji~'d' e Kan16n Mosquei-a
Ahor-LZS,e flor, alzora síqrre scrca5 efi
p a d~e P\¡P I I Z ~ ( I Z Cf! / ¿OE[ J I ~ P V O ,% L > ~ I f~ L~p irc inzera.
Porqrie yri nzzr o j o s jrnn vlrfo al Scrlvndor cjne nos Izac (lado...'").
Ante Sirneón, que actúa como Sacerdote en esta ceretnonia, María y
José escuchan con expcctaciórr SUS palabras. Una anciat~a es la encargada de
llevar en una cesta la pareja de Icírtolas o pichones -típica ofrenda dc los
menos pudientes- para el sacritieio. por el pecado de impureza tras el parto.
Sin duda, detíe de tratarse dc la profetiza Ana, de edad avanzada, que ya
viuda con 84 afios, no salía del templo día y i~ocheo rando y ayunando. Ella
LambiCn se encontraba en el Templo en el momento de la Presentacion de
Jesris, para alabarlo"i'. Completando la teatral representación, y como testigo
de los acontccirnientos cometitados. nos ericontramos con dos pe-sonajes más,
relacionados entre si por una lirlea en diagonal. En primer término, la mujer
que cla la espalda al c\pectador, en actitud de adoracidn, y más al fondo, el
joven que porta la encendida vela, tan relacionada con este tipo de eventos ríe
carácter sacro.
MAR14 DL LOS RFYf \ IIFRYAhl>P/ <i(X ORRO 1)s
El cuadro, se encuerltra
en la actualidad en un domicilio
particular de las Palmas de
Gran Canaria, Pero, originaria-mente,
estaba como reseñaba-tnos
con anterioridad, en un
oratorio privado de una not
vivienda de Tafira Alta. De
able
ntro
de aquél, ocupaba el lugar prin-cipal,
estando ubicado en el cen-tro
de un altar de madera. que
tenía cajoneras a ambos lados,
para guardar los orilalnentos
liturgicos. Todo el recinto esta-ba
adornado vistosamente, con
telas rojas, un vía crucis tallado,
reclinatorios, sillas de rejería,
localizándose tambidn un confe-sonario
y una pila de márrnol
Dara el ag-u a bendita. Este ora-torio,
era utilizado para festejos
familiares de carácter religioso,
siendo incluso visitado por el
propio Obispo, aún en épocas
recientes. "Lcr Preserriric,icíri " de R. Mosyuern
La casa que albergara la
capilla a la que hemos aludido. está hoy en un lamentable estado de coilserva-ción,
porque hace bastante tiempo que no se habita. Con la finca que tiene
alrededor, fue un regalo del Dr. don Manuel González Gon~alezo, riundo de
Arucas y Director de la Real Sociedad Economica de Amigos del País, a su
esposa doña Candelaria Massieu Westerling. Corno no tuvicron descenclien-tes,
la vivienda fue heredada por la hermana de esta última doña Carmen
Massieu Westerling, casada con don Cristobal Manrique de Lara y Ponte.
Posteriormente pasaría a un hijo de ambos don Luis Antonio Manrique de
Lara Massieu, quien contra.jo matrimonio con doña María de las Mercedes
Castillo Olivares Fierro. Finalmente. a uno de sus descendientes y su Familia
les sería legada esta propiedad y el cuadro que nos ocupa. quienes, afortuiia-damente,
han sabido mantener esta obra en perfecto estado de conservación
hasta nuestros días.
María de loa Reyes Hernándrrz Socorro