V JORNADAS DE LA HISTORIA
DE LA IGLESIA EN CANARIAS
S I G L O X V I I
PRESENTACION
JOSEL AVANDERLAO PEZ
DEPARTAMENTO DE HISTORIA DE LA IGLESIA
CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS
h 1 sig lo XVII en Canarias no presenta las mismas características que
en el territorio peninsular, pues puede ser considerado como una época de
prosperidad tanto desde el punto de vista económico, como social y cultural.
El comercio de azúcar había sido suplantado paulatinamente por el de
la vid y éste conocería su período de máximo auge en el siglo XVII, alargan-do
su ciclo económico hasta la segunda mitad del siglo XVII.
Estos factores unidos a otros, como los derivados del creciente comer-cio
con América, posibilitaron una coyuntura favorable al singular desarrollo
que en los distintos campos del pensamiento y de la cultura tuvieron lugar en
el Archipiélago en la centuria estudiada.
Así observamos que surgen en estos momentos en Canarias personali-dades
tan destacadas en el campo de la historia como Núñez de la Peña o
Marín y Cubas y la misma iglesia diocesana reunida en Sínodo en 1629 deli-bera
y promulga constituciones sobre aspectos tan ricos de su vida eclesial
como pueden ser las procesiones, los aspectos relacionados con la muerte o
los que inciden en un tema tan abundante en esta época como son las cape-
Ilanías.
Envuelta y a la vez dirigiendo este fenómeno que describimos, hemos
de mencionar a una institución especial: el Cabildo Catedral. En estos
momentos es el administrador de una de las principales instituciones econó-micas
de Canarias: el diezmo. Esto le llevará a sostener importantes litigios
no sólamente con la Audiencia de las islas sino con el mismo Obispo D. Bar-tolomé
García Jiménez. Este episcopado, por otra parte, se destacaría como
el más influyente y determinante en toda la problemática del último tercio
del siglo XVII en Canarias.
La situación de especial prosperidad económica influyó notablemente
en que algunos templos desvalijados, caso del catedralicio en 1599, conociese
en estas décadas reposiciones importantes de sus fondos. Este mismo esplen-dor
artístico podemos observarlo no sólo en iglesias conventuales como las
claras de Las Palmas de Gran Canaria, sino principalmente en templos de
Tenerife y La Palma, donde además se registra la labor de un importante
número de pintores extranjeros.
En definitiva, este florecimiento en todos los órdenes que se experi-menta
en el archipiélago y que incide en aspectos tan peculiares como el
mundo de la literatura con la llegada de nuevas bibliotecas o el de la benefi-cencia
o el de la misma arquitectura, viene a conformar claramente un siglo
que se nos presenta rico en expresiones culturales y cuyo estudio nos parece
sólamente haber empezado a desbrozar.
José Lavandera López