ALMOGAREN. 16. (95). Págs. 185 - 193. O CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS
LA HUELLA HERALDICA
DEL OBISPO CÁMARA Y MURGA
EN LAS PALMAS
JUAN GOMEZ PAMO
LCDO. EN HISTORIA
E s t a comunicación forma parte de un estudio más amplio sobre los
elementos heráldicos que aparecen las manifestaciones artísticas en Canarias.
En una ciudad como la de Las Palmas, sede de un obispado, es inevita-ble
la presencia de los escudos episcopales. Se colocan para señalar la partici-pación
directa del prelado en una obra concreta. Así, en nuestra ciudad pode-mos
verlos en distintos lugares: en la fachada de la Catedral y en la portada
de la capilla del colegio de las madres dominicas de la Sagrada Familia están
colocados sendos escudos del obispo Cueto, en el palacio episcopal un escudo
del siglo XVII encabeza la portada que da a la plaza de Santa Ana, otro del
XVIII figura en la fachada que da a la calle obispo Codina y otro del XIX en
la fachada trasera y en el Hospital de San Martín anima su severo frontis el
blasón decorado con motivos rococó del obispo Martínez de la Plaza.
EL OBISPO CÁMARA Y MURGA
Dentro de la heráldica eclesiástica del XVII, es del obispo Cámara y
Murga del que más testimonios se han conservado. No es el momento de
hacer su biografía, pero conviene recordar algunos datos sobre su vida.
186 JUAN GÓMEZ PAMO
Nació Don Cristóbal de la Cámara y Murga en la villa de Arciniega,
arzobispado de Burgos, en la actual provincia de Álava, partido judicial de
Amurrio ('1. En la iglesia parroquia1 de su villa natal reposan las cenizas de
este prelado en un panteón de piedra, sobre el cual hay una estatua orante
con adornos pontificale~(y~ e)n la misma villa se conserva todavía el palacio
de Murga, de interesante fachada platere~ca'~F)u. eron sus padres Lope Ruíz
de la Cámara y Doña Mencía de MurgaC4). Esta pertenecía a una de las prin-cipales
familias de Álava, entroncada con los Ayala, Salcedo y Salazar.
Como dicen los hermanos García Carraffa: "El solar de Murga, de
Parientes Mayores, cabezas de Bando de los Gamboinos, radicó en la torre
de Murga, valle de Ayala, hoy del partido judicial de Amurrio (Álava). Este
solar de Murga, después del de Ayala, es el más calificado de aquel valle y
provincia"
Como figura en sus propias sinodales: "El Doctor don Cristóbal de la
Cámara y Murga sucedió en este obispado, fue natural de la villa de Arcinie-ga,
Arzobispado de Burgos (. . .) a los once años salió de casa de sus padres, y
estudió la Gramática en el Colegio de la Compañía de Jesús de la villa de
Monterrey" ( 6 ) .
Doctor de Teología en la Universidad de Alcalá, Colegial del Mayor de
Oviedo en Salamanca en 1596, Magistral de Badajoz en 1603, Magistral de
Murcia en 1606, Magistral de la Sagrada Escritura de la Santa Iglesia en
Toledo en 1617. En 1627 Felipe IV le nombra Obispo de Canaria, llega a su
Diócesis a 18 de mayo de 1628. "En dos años y tres meses visitó la Iglesia
Mayor, ciudad, y todas las siete islas, sin quedarle un solo lugar, iglesia, ni
ermita, y en todos ellos predi~ó"'~).
(1) Constituciones Synodales del Obispado de la Gran Canaria y su santa Iglesia, con su pri-mera
fundación y traslación, vida sumarias de sus Obispos y breve relación de todas las
siete islas, compuestas y ordenadas por el Dr. don Cristóbal de la Cámara y Murga, en
madrid, viuda de Juan González, 1631, pág 331.
(2) P. MADOZ, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones
de Ultramar, Madrid, 1845-1850, t. 11, pág. 471.
(3) Gran Enciclopedia Larousse, t. 1, pág. 627.
(4) J. de VIERA Y CLAVIJO, Noticias de la Historia General de las Islas Canarias, Santa
Cruz de Tenerife, 1950-1951, t. 111, libro XVI, cap. 52, pág. 102
(5) A. y A GARCIA CARRAFFA, Enciclopedia Heráldica y Genealógica Hispano-Ameri-cana:
Diccionario Heráldico Genealógico de apellidos españoles y americanos, t. 60, pág.
158.
(6) Constituciones Synodales, o.c., pág. 331.
(7) Ibídem, pág. 331.
LA HUELLA HERÁLDICA DEL OBISPO CAMARA Y MURGA EN LAS PALMAS 187
LAS ARMAS DEL OBISPO
Las armas primitivas y propias del linaje de Murga son: "campo de oro,
con cinco panelas de sinople, puestas en sotuer; bordura de gules, con trece
estrellas de oro7'. Estas eran las armas que ostentaba la primitiva torre de
Murga, así como el palacio contiguo y las que se ven en su capilla y enterra-miento.
Las panelas (hojas de álamo) proceden de los Salcedo, ya que el
octavo señor de Ayala, Sancho García de Salcedo fue padre, fuera del matri-monio,
de Juan Sánchez que levantó la torre de Murga en 1272. La bordura
con estrellas la heredaron los de Salazar con los que estaban entroncado~(~).
Una rama de la familia materna del obispo, los Murga de las Encarta-ciones,
usaba un escudo partido: primero, campo de plata con las cinco pane-las
de sinople puestas en sotuer, y bordura de gules con las trece estrellas de
oro, y segundo, también de plata con dos lobos de sable, andantes, uno sobre
otro. Ese cuartel hace alusión a su descendencia de la casa de A~ala'~).
El obispo Cámara y Murga utiliza siempre una variante de estas armas,
la bordura de estrellas tomadas del blasón de los Salazar rodea a un tiempo
los cuarteles, no sólo el de las panelas de los Salcedo, sino también el de los
lobos de los Ayala. En ningún momento aparece en la armería de este prela-do
una alusión a la heráldica paterna.
"Convocó a todos los párrocos y hombres doctos del Obispado para el
Sínodo Provincial (...) fundó y doto el monasterio de Recoletas de San Ber-nardo
(. . .) reedificó las casas de dignidad, que había quemado el holandés" (lo).
Así señala Pedro Agustín del Castillo los tres hechos más importantes del epis-copado
de Murga. De todos ellos perdura una manifestación heráldica.
(8) GARCÍA CARRAFFA, o.c., Las armas de los Salazar son bastante conocidas en nues-tras
islas, están representadas, por ejemplo en el palacio lagunero de los condes del Valle
de Salazar, en la casa de esta familia en la Calle Real de Santa Cruz de la Palma y en los
escudos cuartelados de los Castillo-Ruíz de Vergara en sus residencias y enterramientos
de Las Palmas. pág 177.
(9) Ibídem, pág 178, El escudo de los Ayala también lo usaron en Canarias los descendientes
de Diego García de Herrera y Ayala, Señor de las islas por su matrimonio con Inés Pera-za,
Entre ellos, los condes de La Gomera, los Peraza de Ayala de La Laguna, los Espino-sa-
Ayala de El Hierro, etc.
(10) P. A. del CASTILLO, Descripción histórica y geográfica de las Islas Canarias acabada en
1737 por (. . .), edición crítica, estudio bibliográfico y notas de Miguel Santiago, Ediciones
del Gabinete Literario de Las Palmas, 1948.1960, t. 1, facs. 3, págs.797-798; Constitucio-nes
Synodales, o.c., pág. 331.
ESCUDO EN LA SEGUNDA EDICION DE LAS SINODALES
"Las Constituciones Synodales del Obispado de la Gran Canaria" se
editaron por primera vez en Madrid por Juan González en 1631, y en segun-da
edición por la viuda de este Juan González en 1634.
En el frontispicio de esta segunda edición aparece un grabado con la
inscripción "1. de Courbes F.", se trata de la firma de Juan de Courbes. Para
José Manuel Matilla, que ha realizado un hermoso estudio sobre su obra,
este artista, nacido en París en 1592, es "de entre todos los grabadores fran-ceses
que llegaron a España en la primera mitad del siglo XVII, sin duda
alguna el que logra una mayor calidad técnica en su producción". Asi como
el único que consiguió cierto éxito dentro del sector tipográfico madrileño, a
lo que no debió ser ajeno el hecho de que su hermano Jerónimo fuera ya un
conocido librero de Madrid (").
Escudo en la portada de la segunda edicidn de h Sinodales
Nacido en París en 1592, trabaja en Madrid entre 1620 y 1623, año en
que vuelve a su ciudad natal hasta 1626. De regreso a la villa y corte desarro-ilará
su labor de forma ininterrumpida hasta 1641. Catorce años en los que
realiza más de un centenar de estampas de muy variada tipología, si bien pre-dominan
los principios, retratos y escudos de armas, aunque no faltan emble-mas
y estampas sueltas de devoción.
(11) J.M. MATILLA, La estampa en el libro barroco: Juan de Courbes, Vitoria, Ephialte,
1991, de donde tomamos todos los datos sobre Courbes.
LA HUELLA HERÁLDICA DEL OBISPO CAMARA Y MURGA EN LAS PALMAS 189
Hay que destacar su relación con Lope de Vega para cuyas obras reali-zó
láminas, entre ellas un retrato del escritor. Asímismo fue el primer graba-dor
en abrir una lámina basada en una pintura de Velázquez: el retrato de
Góngora. Matilla piensa que un grabado que representa a Felipe IV a caba-llo
está basado en el primer retrato ecuestre que el pintor sevillano hizo del
rey.
En este caso se trata de un principio: estampa que sirve de portada a
un libro y se caracteriza por la utilización de elementos arquitectónicos
como soportes de la iconografía y datos del libro. Las formas arquitectónicas
se encuadran en lenguaje del manierismo tardío, definido sobre todo por
Palladio, Serlio y Vignola. Junto a las influencias italianizantes son detecta-bles
modelos más cercanos aunque también inspirados en el manierismo ita-liano,
como son Juan de Herrera y Juan Gómez de Mora. La influencia del
primero se aprecia en esta estampa, que usando las palabras de Matilla
podría describirse como "arquitecturas sabias, sin demasiada decoración fun-damentalmente
a base de pirámides y bolas sobre el frontón, que, en algunas
ocasiones, se nos presenta roto para dejar hueco a un escudo". En este caso
se trata del escudo de Felipe IV, entonces reinante y quién nombró obispo a
Cámara.
Aparecen San Joaquín y Santa Ana, titulares de la Catedral, sede epis-copado
canariense, enseñando a leer a la Virgen. Tema iconográfico que
tiene su origen en los Evangelios apócrifos.
El escudo tiene la forma española tradicional con el lado inferior semi-circular
o algo rebajado (12). Timbrado por el capelo de alas anchas, que los
obispos llevan forrado de verde y los cardenales de rojo, con cordones de
seda entrelazados, con seis borlas a cada lado, los cardenales llevan quince y
diez los arzobispos, que empiezan en una y acaban en tres. Por detrás apare-ce
la cruz propia de los obispos(13).
ESCUDO EN LA PORTADA DEL PALACIO EPISCOPAL
"Reedificó las casas episcopales quemadas de los hereges treinta años
a~ia" ' '~S)U. reconstrucción comenzó en 1629('5).P or eso se colocó su escudo
sobre la portada principal plateresca, levantada en el siglo XVI, muy simple,
(12) J. ÁLVAREZ VILLAR, Arte y heráldica. Universidad de Extremadura, 1985, pág. 9.
(13) V. de, CADENAS, (et al), Tratado de Genealogía Heráldica y Nobiliaria, Madrid,
Hidalguía, 1984, pág. 180 y SS.
(14) Constituciones Synodales, o.c., pág. 331.
(15) A. RUMEU DE ARMAS, Piraterías y ataques navales contra las Islas Canarias, Madrid,
Instituto Jerónimo Zurita, 1947-1950, t. 3, 1 parte, pág. 290.
190 JUAN GÓXIEZP AMO
en la que un alfiz que se quiebra en su tramo medio queda roto en la parte
superior por la inclusión de un escudo epi~copaI('~'.
Se trata de un escudo en cantería azul. que sigue la forma tradicional
española, de lado inferior semicircular o algo rebajado. y lleva los correspon-dientes
ornamentos eclesiásticos. capelo. doce borlas y cruz episcopal. como
decoración propia del siglo XVI"" y que continua en Canarias por lo menos
durante la primera mitad del XVII aparece el blasón apergaminado, en el
cual los bordes adoptan la forma de los de un pergamino que se enrolla. Este
tipo de ornamentación se puede ver, entre otros ejemplos, en la casa Quinta-na
de Guía, de la misma época.
( 16) F.J. GALANTE GÓMEZ. Elementos del GOtico en la,arquitectuv canaria. Las Palmas
dc Gran Canaria: Edirca 1983. pBy. 107: F.C. MARTIN RODRIGUEZ, Arquitectura
doméstica canaria. 2 ed., Santa Cruz de Tenerife. Aula de Cultura del Cabildo, Interin-sular.
1977. pás. 210
(17) J. ALVAREZ VILLAR. o.c.. pBg 18.
ESCUDOS EN EL CONVENTO DE SAN TLDEFONSO
El obispo Cámara fundó en 1634 el convento de monjas bernardas des-calzas
o recoletas de San Ildefonso, que ocupaba con su iglesia y huerta toda
una manzana"".
La entrada principal del convento estaba en la calle de la Vera Cruz,
hoy Doctor Chil. La sencilla fachada de la pequeña iglesia miraba a la calle
de San Marcos. Fue el único de los seis conventos de la ciudad que sobrevivió
(18) SANTIAGO QUINTANA. IGNACIO y CAZORLA. SANTIAGO. La Virgen dcl
Pino en la Historia de Gran Canaria. 1971. pág 362. cstos autorcs corrigen la fecha de
1643 dada por Viera para la fundación del convento y que ha sido copiada por los auto-res
posteriores. la correcta es 1634 según podemos ver ene 1 extracto de las actas del
cabildo catedralicio que hizo el propio Viera. Archivo del Museo Canario. copia de
Agustín Millarei Torrcs en 1874. cfr.. Madoz. o.c.. t. XII. pág. 617.
a los primeros embates de la desamortización, aunque hubo intentos de con-vertirlo
en escuela de instrucción primaria a mediados del siglo XIX(19).
La Junta Revolucionaria formada en Las Palmas a raíz el destrona-miento
de Isabel 11 en 1868 ordenó desalojar las monjas de San Ildefonso y
llevarlas al Hospital de San Martín. El convento y la iglesia fueron derriba-dos
enseguida(20)E. l doctor Martín Galán estudia lo que llama el "pleito por
el convento", que durará veinte años, hasta que ya parcelado el solar, comen-zó
a edificarse en 1889(2').
A San Ildefonso pertenecían dos escudos en piedra arenisca, ambos de
forma elíptica vertical. Los clérigos solían usar esta forma y la circular para
sus representaciones heráldicas. También se puede apreciar el característico
enrollamiento apergaminado (22).
Uno lleva las cinco panelas, que con la bordura de trece estrellas for-man
las armas primitivas de los Murga. Ya hemos visto que las panelas debe-rían
representarse en sotuer o en aspa, que es lo mismo, es decir: dos, una y
tres. Pero aquí aparecen en cruz, puestas una, tres y una. El otro escudo trae
los lobos de los Ayala, pero con la misma bordura anterior. Se trata sin duda
de una solución para colocar los dos escudos de forma simétrica (como en la
casa Amoreto-Manrique en Vegueta), a los lados de una portada.
Actualmente se encuentra en una casa situada en la Hoya del Parrado,
construida en el primer tercio del siglo XIX, tras el proceso de repartos de
tierras que se desarrolló en el Monte Lentiscal entre 1806 y 1818(23).
Después del derribo de la iglesia y de convento de las bernardas recole-tas,
algunos elementos decorativos, como estos escudos y el bajorelieve de
arenisca representando la imposición de la casulla a San Ildefonso se coloca-ron
en esta casa junto con algunas lápidas procedentes de otros derribos for-mando
un conjunto bastante heterogéneo.
(19) F. MARTIN GALÁN, Las Palmas: ciudad y puerto: cinco siglos de evolución, 1984,
pág.151.
(20) C JIMÉNEZ FUENTES, Incidencias de la desamortización eclesiástica en la arquitectu-ra
conventual de Canarias, tesis doctoral mecanografiada en la biblioteca de El Museo
Canario, pág. 403; C. NAVARRO RUIZ, Páginas históricas de Gran Canaria desarrolla-das
desde @ conquista hasta nuestros días, Las Palmas, Diario, 1933, págs. 137-138.
(21) F. MARTIN GALÁN, o.c., pág. 151 y SS., J. BOSCH MILLARES, El Doctor Chil: su
vida y su obra, Las Palmas, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1971, págs. 167 y SS.
(22) J. ÁLVAREZ VILLAR, o.c., págs. 9 y 18.
(23) Cfr. V. SUÁREZ GRIMÓN; La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran
Canaria en la crisis del Antiguo Régimen, Las,Palmas, Cabildo Insular de Gran Canaria,
1987, t. 1, págs. 374 y SS.; A. HANSEN MACHIN; Bandama: paisaje y evolución, Las Pal-mas,
Cabildo Insular, 1993.
LA HUELLA HERÁLDICA DEL OBISPO CAMARA Y MURGA EN LAS PALMAS 193
Otros dos escudos del obispo se custodian hoy en el Museo Canario,
que ocupa parte del solar del antiguo convento(24)S. e trata de dos tallas
gemelas en madera de cedro policromada, que repiten la forma elíptica verti-cal
con bordes apergaminados que ya habiamos visto, también aquí las pane-las
están representadas incorrectamente, una, tres y una, y no en sotuer. se
debe' probablemente a una adaptación a la forma elíptica del escudo.
Muchas veces no sabemos si los cambios se deben a un deseo intencionado o
a una dificultad por parte del artesano para interpretar las piezas. Es la dife-rencia
entre la heráldica oficial de los armoriales escritos o dibujados y la
heráldica real de sus representaciones en piedra, madera, e t ~ ( ~ ~ ) .
Juan Gómez Pamo
(24) C. JIMÉWEZ FUENTES; o.c., pág. 114
(25) J. BUGALLAL VELA; Curiosas variantes de las armas de los Castro en Galicia, en
Hidalguía, ario XXXVIIT, mayo-agosto 1990, n. 220-221, pág. 439.