ALMOOAREN. 9. (92) Pggr 43 - 53. CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS
LOS RELATOS TRADICIONALES DEL PINO Y
CANDELARIA: HACIA UNA RELECTURA DE LA
HISTORIA DE LA CONQUISTA
FELIPE BERMUDEZS UAREZ
PROFESOR DE TEOLOGIA
CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS
Canarias es un lugar en el que la fiesta brota espontánea y natural, como
las palmeras, los pinos y los dragos en nuestros barrancos y montañas.
Durante más de diez años hemos estudiado esta gran riqueza y variedad
de fiestas de todo el Archipiélago canario y podemos asegurar que en las fiestas
nuestro pueblo posee un verdadero patrimonio cultural que es imprescindible,
tal vez hoy más que nunca, conocer, valorar y potenciar.
El estudio realizado se ha presentando como tesis doctoral en la
Universidad Pontificia Comillas de Madrid y publicado por este Centro
Teológico 0'. El enfoque de la investigación es teológico, desde la óptica de
la liberación. La pregunta clave de la búsqueda ha sido: las fiestas canarias
¿son liberadoras o alienantes?, la enorme profusión de fiestas en el Archipiélago
¿significan un potencial liberador, entendiendo la liberación de manera integral;
o, por el contrario, estamos ante una serie de rituales y prácticas que más bien
contribuyen a la alienación, entendida también de manera amplia e integral,
de las personas y colectivos y del pueblo canario como tal?
(1) Felipe BERMUDEZ, Fiesta Canaria. Una interpretación reológica. Publicaciones del Centro
Teológico. Las Palmas de Gran Canaria, 1991.
44 FELIPE BERMUOEZ SUAKEL
La respuesta ha sido, tal cual se planteaba a priori como hipótesis de
trabajo en la investigación, ambivalente: por una parte, se detectan rasgos de
signo liberador en rituales, prácticas, relatos ... de nuestras fiestas; y, por otra,
hay aspectos alienantes y negativos en dichas celebraciones.
Las fiestas canarias, por otro lado, aparecen en su mayoría con un fuerte
componente religioso. Y entre las fiestas netamente religiosas destacan las
marianas.
Pues bien, presentamos aqui una de las vetas liberadoras que se pueden
detectar en los festejos populares canarios. En concreto, aspectos proféticos
que descubrimos en los relatos populares que sustentan la tradición del Pino
y de Canadelaria.
Nuestra aportación se entiende desde la tarea teológica al servicio de la
fe del Pueblo de Dios. En este caso, la reflexión teológica trata de aportar
elementos de interpretación de la historia de la Conquista y la Evangelización
de las islas, ocurridas hace cinco siglos. Nos impulsa e inspira una
recomendación del Magisterio de la Jerarquía aludiendo al papel de los teólogos
en la hora presente:
"Es una noble tarea eclesial que atañe al teólogo, ayudar a que
la fe del pueblo de los pobres se exprese con claridad y se traduzca
en la vida, mediante la meditación en profundidad del plan de
salvación, tal como se desarrolla en relación con la Virgen del
Magnifkat. De esta manera, una teología de la libertad y de la
liberación, como eco filial del Magnifkat de Maria conservado en
la memoria de la Iglesia, constituye una exigencia de nuestro
tiempo" c2'.
Tratamos de hacer hablar al pueblo de los pobres de nuestra tierra. Y
que nos digan algo de lo que quieren expresar a través de sus símbolos, sus
rituales festivos, sus devociones y relatos envueltos en mitos y leyendas. Y que
esta reflexión pueda resonar hoy aqui como un "eco filial" del Magnificat de
María conservado en la memoria de nuestra Iglesia canaria.
(2) SAGRADA CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Libertatis conscientia.
Instrucción sobre Libertad cristiana y liberación, 22 de Marro de 1996, AAS 79 (1986).
pág. 554 (no 1).
1. LOS RELATOS 1'RADICIONALES
Los relatos populares del Pino y Candelaria están ciertamente envueltos
en la leyenda. En este punto, los relatos populares canarios coinciden con los
de otras latitudes y culturas. Las apariciones en Teror de la imagen de la Virgen
del Pino y en la playa de Chimisay de la imagen de la Virgen de Candelaria
están narradas con caracteres de leyenda.
En cuanto al Pino, el relato tradicional que se ha conservado vivo en
la devoción popular sitúa el acontecimiento en el siglo XV, cuando aún no se
había concluido la conquista de la isla de Gran Canaria. Sin ningún respaldo
documental, el hecho prodigioso ha quedado hermosamente inmortalizado en
las palabras del canónigo Hernández Zqmbado:
"Nuestros padres nos han dicho que dirigidos por un resplandor
maravilloso la encontraron en la eminencia de un pino, rodeada
de tres hermosos dragos, de cuyas ramas se formaba una especie
de nicho; que una lápida muy tersa le servía de peana y que del
tronco de aquel árbol nacía una fuente perenne de aguas
medicinales" 1".
Las distintas versiones del relato coinciden en señalar cómo el Obispo
Juan de Frías, una vez establecido en el Real de Las Palmas finalizada la
conquista de la isla, al enterarse del prodigio, acude a Teror para venerar la
imagen que los naturales guardaban con piadosa devoción '4'.
El relato de la aparición de la Virgen de Candelaria es recogido por Fray
Alonso de E~pinosa'~E) .l suceso acontece igualmente antes de realizada la
conquista de Tenerife por parte de las tropas castellanas al mando de Alonso
Fernández de Lugo. Dos pastores del Mencey de Güímar, Acaymo, encontraron
la imagen en la playa de Chimisay, sobre una roca. Ante la extraña presencia,
tratan de arrojarle piedras y sus manos quedan paralizadas. Van donde el
Mencey y le cuentan lo sucedido. Vuelven los guanches al lugar de la aparición
y, repentinamente, los dos heridos quedan curados. Entonces, cogen la imagen
(3) Fernando HERNANDEZ ZUMBADO, Novena en obsequio y culto de Mari8 Santisima,
Madre de Dios y Senora Nuestra, cuya sagrada imagen, con el Titulo de Nuestra Senora
del Pino, se venera en la ig~le.s ia ~arroquiadl el Lumr de Teror, de la Isla de Gran Canaria.
Madrid, 1782.
(4) Cfr. Santiago CAZORLA LEON, Historia de las tradiciones del Pino, Las Palmas de Gran
Canaria, 1980, págs. 26 SS.
( 5 ) Fray Alonso de ESPINOSA, Historia de Nuestra Senora de Candelaria. Santa Cruz de
Tenerife, 1952. (Original: Madrid, 1594).
46 FEI-IPE BERMUDEZ SUAREL
en hombros y la conducen ante el Mencey y deciden venerarla y guardarla con
gran respeto.
Terminada la conquista de la isla, Fernández de Lugo se traslada a los
términos de Güímar para admirar y venerar la imagen de María, que los
guanches tenían en la cueva de Achbinico, llamada después de San Blas. La
imagen había permanecido durante muchos años en convivencia con los
guanches de Tenerife. Los rituales festivos que se conservan en la fiesta de
Candelaria y en la fiesta del Socorro de Güímar evocan, desde entonces, la
historia popular de la aparición de la Virgen a los guanches.
2. LOS DATOS DE LA HISTORIA
Si de los relatos tradicionales pasamos a los datos históricos, hemos de
señalar que la mayoría de los historiadores de ambas devociones populares
coinciden cada vez más en establecer un hecho significativo: la estrecha
vinculación que existe entre las devociones del Pino y de Candelaria y los
intentos de evangelización pacífica de las islas por parte de los misioneros
franciscanos, antes e independientemente de la conquista de ambas islas.
Desde que Rumeu de Armas desveló, hace tan sólo tres décadas, el
misterio del Obispado de TeldeI6), primera presencia cristiana en Canarias, los
estudios históricos sobre la evangelización y conquista de las islas han
experimentado una verdadera revolución. Con razón dice Rumeu que el
Obispado misional de Telde es "para Canarias uno de los más bellos y emotivos
capítulos de su historia" "l.
Se trata de los intentos de trasmitir el mensaje evangélico por medios
pacíficos, a través de la convivencia amistosa con los naturales, excluyendo
por planteamiento toda violencia y toda actitud de rapiña o piratería. Los
misioneros, de origen mallorquín y catalán, venían impregnados del espíritu
de Raimundo Lulio. Lograron establecer lugares de oración, uno de los cuales
se ubicó en "Telde, la más importante entre las ciudades indígenas, donde
consiguieron edificar la Casa de Oración para el Dios del Cielo, a la que los
aborígenes denominaron en su lengua Almogaren" @J.
(6) Antonio RUMEU DE ARMAS, El Obispado de Telde. Misioneros mallorquines en el
Atlántico. Madrid-Telde, 1986 (2a ed.). La Id edición es de 19M. La primera vez que el
mismo RUMEU escribió sobre el tema fue el año anterior, en un articulo del "Diaria de
Las Palmas", 10 de Enero de 1959, con el titula El Obispado de Telde.
(7) Ibidem, pág. 16.
(8) Ibidem, pág. 66.
LOS RELATOS TRADICIONALES UEL PINO IAIUEL4RIA H4CIA tUk RELECTURA DE LA HISTORIA DE LA CONQUiSTA 47
Pues bien, una de las huellas de esta presencia misionera en las islas es
"la subsistencia en el Archipiélago afortunado de alguna de las imágenes que
los misioneros aportaron" '9). En apoyo de su tesis, Rumeu aduce el hecho,
constatado documentalmente, de que el Obsipo Suárez de Figueroa ordenara
que diversas esculturas mallorquinas fueran sepultadas en Gran Canaria, en
1590, debido a su rusticidad("').
Por lo que respecta, concretamente, a la imagen de Candelaria (nos
referimos a la primitiva, desaparecida en un temporal en 1826), Rumeu concluye
que "la venerada imagen de la Virgen de Candelaria tuvo que arribar a las
playas de Tenerife conducida por las manos de los misioneros mallorquino-catalanes
o andaluces" "u. En el primer caso (mallorquina-catalanes), la
imagen estaría en la islas desde finales del siglo XIV, ya que dichos misioneros,
aunque establecieron sede misional en Telde (Gran Canaria), también
contactaron con las otras islas, en sus planes pacíficos de evangelización'!".
O bien, en la segunda hipótesis (misioneros andaluces), la Candelaria estaría
en Tenerife como fruto de los contactos misionales promovidos y alentados
por Fray Alonso Bolaños, franciscano, hacia la mitad del siglo XV,
concretamente entre 1460 y 1475, cuya actividad misionera en la isla de Tenerife
está también atestiguada documentalmente "".
En cuanto a la Virgen del Pino, podemos llegar a idénticas conclusiones.
José Miguel Alzola, estudioso de las tradiciones en torno a la devoción del Pino,
afirma:
"Moviéndonos en e1 campo de las hipótesis, es aceptable que la
imagen la trajeran los misioneros mallorquines que vinieron a la
isla en el siglo XIV y, más tarde, fuera colocada en lo alto del
pino ... " 114'.
Alzola se basa, fundamentalmente, en las aportaciones de Marín y Cubas,
que habla de una primera y segunda imágenes de la Virgen en Teror. Al citado
historiador teldense le atribuye una autoridad especial en este tema, por estar
emparentado con los Pérez de Villanueva, patronos de la Virgen en Teror. Sus
vínculos familiares explican que Marín y Cubas sea al único de los historiadores
(9) Ibidem, pág. 137.
(10) Ibidem, pág. 27.
(11) Ibidem, pág. 138.
(12) Ibidem, paz.
(13) Ibidem.
(14) José Mi~uelA LZOLA, La advocación del Pino en la Península y en Canarias. Ed. Museo
Canario. Las Palmas de Gran Canaria, 1991, pág. 100.
canarios que nos da detalles acerca de las vicisitudes de las distintas imágenes
marianas de Teror "3.
La imagen que actualmente se venera en la Basílica de Teror seria la
tercera, de origen andaluz, esculpida con bastante probabilidad por Jorge
Fernández en Sevilla, en los primeros decenios del siglo XVI, habiendo
constancia escrita de cuándo fue traída a Gran Canaria(l6'.
Otro investigador del Pino, Vicente Hernández Jiménez, coincide con
Alzola y se hace eco de la misma hipótesis:
"Misioneros franciscanos arribaron a la isla antes de la conquista
y cabe la conjetura de que dejaran en el bosque la imagen,
conservada por algunos canarios que la instalaron en un pino""".
Este mismo estudioso del Pino, arios más tarde, insiste en afirmar lo
mismo, volviendo a fuentes utilizadas por Rumeu y Alzola, concluyendo
finalmente:
"Que existió en Gran Canaria una devoción prehispánica a la
Virgen es evidente, es el antecedente de la advocación del
pinoH(18 1,
La primera imagen de la Virgen de TerorUg1 pudo estar en la isla desde
finales del siglo XIV, si se vincula a la presencia misionera franciscana de origen
mallorquino-catalana; o bien, desde mediados del siglo XV, si se vincula a la
segunda etapa misionera de los franciscanos desde las islas de Lanzarote y
Fuerteventura, después del desembarco de Bethencourt en Lanzarote, en 1402.
(15) Cfr. Ibidem, pags. 1W-102.
(16) Cfr. Ibidem.
(17) Vicente HERNANDEZ JIMENEZ, La villa de Teror. Las Palmas de Gran Canaria, 1984,
pág. 14. No entramos ahora a considerar la hipótesis, con la que trabajan algunos estudiosos,
de un posible santuario aborigen en el bosque de Teror, como base de la posterior devoción
cristiana, en torno al pino. Por el momento, no parece que haya datos para afirmarla ni
para negarla. Si consideramos de interés subrayar la profunda coincidencia entre la presencia
de lo femenino en la religiosidad aborigen, por un lado, y la utilización que hicieron los
misioneros de irnigenes marianas, por otro. Tal vez nos encontramos aquí con un curioso
elemento de continuidad entre lo aborigen canario y la cristiano. Sobre ello, puede verse
nuestro trabajo antes aludido: Felipe BERMUDEZ, o.c., pags. 217-221.
(18) Vicente HERNANDEZ JIMENEZ, Las misiones franciscanas y la Virgen del Pino. La raiz
de la devoción, ligada al origen del cristianismo en la isla de Gran Canaria, en "Diario
de Las Palmas", 27 de Agosto de 1990, pag. 11.
(19) En el Sinodo de VAZQUEZ DE ARCE, en 1514, se hace alusión a la presencia de una
imagen de Maria en Teror, pero no se menciona para nada la advocación del Pino, que
es posterior. Una de las Constituciones sinodales dice: Nuestra Señora de Terore. Cfr. José
Miguel ALZOLA, o.c, pag. 103; y Vicente HERNANDEZ JIMENEZ, art. c., pág. 11.
LOS RELATOS TRADICIONALES DEI. PINO Y CANDELARIA HACIA UNA RELECTURA DE LA HISTORIA DE LA CONQUISTA 49
Podemos, pues, concluir que la devoción de los canarios a la Virgen del
Pino y de Candelaria es algo independiente y anterior a la conquista de Gran
Canaria y Tenerife, respectivamente, por parte de los espaíloles. La devoción
mariana se ha de vincular, ateniéndonos a los datos de la historia, a los intentos
de evangelización pacífica del Archipiélago y no a las empresas conquistadoras
y depredadoras.
3. LA TEOLOGlA DEL PINO Y DE CANDELARIA
Partiendo de esta base histórica, podemos afirmar que, teológicamente
hablando, Candelaria y el Pino tienen algo que decirnos. Las devociones
populares marianas más arraigadas en el alma canaria, aparecen como un eco
de aquella voz profética, que en su tiempo apenas fue escuchada, pero que
resonó con fuerza y vigor en nuestra tierra.
Era una voz que reinvindicaba otra forma de traer el Evangelio a las islas:
por caminos pacíficos y de diálogo, sin ningún afán de conquista guerrera. Eran
voces que denunciaron la conquista realizada de las islas como injusta y no
querida por Dios.
Si franciscanos fueron los protagonistas de la gesta evangelizadora que
evocan el Pino y Candelaria, dominicos fueron los teólogos que interpretaron
el sentido de su actividad. Mencionemos aquí a dos de ellos, vinculados
directamente a las Islas Canarias: Bartolomé de las Casas y Alonso de Espinosa.
Es relativamente poco conocido que Bartolomé de las Casas, el famoso
"defensor de los indios", escribió un opúsculo, incluido en su "Historia de
las Indias", en el que habla expresa y largamente de la conquista de Canarias
y de Af r i~a "~H' .o y, a la luz de esta nueva documentación, puede considerarse
a Bartolomé de las Casas también "defensor de los guanches y de los
negros" "".
Según el parecer de Isacio Pérez Fernández, especialista en el tema, la
razón por la que el Padre de las Casas quiso hablar de Canarias y Africa, como
un capitulo de su Historia de las Indias, estaba en que veia la similitud de
(20) Fray Bartolome DE LAS CASAS, O.P.,B revísima relación dela Destrucción de Africa,
Preludio de la destrucción de Indias. Primera defensa de los guanches y negros contra su
esclavización. Estudio preliminar, edición y notas por lsacio PEREZ FERNANDEZ. O.P.
Salamanca, 1989.
(21) Ibidem, pág. 15.
50 FELIPE BERMUDEL SUAR~L
comportamiento de los europeos en Canarias y Africa, primero, y en América,
después:
"Creo que la relación real clave en que se centró la atención del
Padre Las Casas fue la del comportamiento de los españoles con
los guanches como antecedente realmente conexionado con el que
después tuvieron con los indios.
En la Historia de les Indias estaba exponiendo y enjuiciando desde
la perspectiva ética y cristiana los hechos de los españoles en las
Indias o Nuevo Mundo; y, al descubrir que, en las islas de paso,
en las Canarias, se habian comportado de igual manera, se detuvo
a exponer y enjuiciar ese comportamiento desde la misma
perspectiva"
Lo cierto es que Bartolomé de las Casas, haciendo una valoración ético-teológica
de la actuación de los conquistadores cristianos en Canarias, dice:
"¿Qué causa legítima o qué justicia tuvieron estos Betancores de
ir a inquietar, guerrear, matar y hacer esclavos a aquellos canarios,
estando en sus tierras seguros y pacificas, sin ir a Francia ni venir
a Castilla ni a otra parte a molestar ni hacer injuria, violencia ni
daño alguno a viviente persona del mundo? ¿Qué ley natural o
divina o humana bobo entonces ni hay hoy en el mundo, por cuya
autoridad pudiesen aquellos hacer tantos males a aquellas inocentes
gentes? Y puesto que alegaba el Obispo de Canaria, que después
de cristianos los hacian esclavos y asiera malo, harto poca lumbre
tenía el Obispo si no sentia y entendía y sabia ser inicuo, perverso
y tiránico y detestablepor toda ley y razón, y aún quizá, y sin quizá,
mayor y más inexplicable pecado, hacerlos esclavos antes que se
convirtiesen, porqueinfamaban el nombre de Cristo y hacian heder
y aborrecer la religión cristiana y necesariamente les ponian
obstáculo para se convertir; de manera que no tenían otra razón,
ni causa ni justicia para invadilles con violencia sus tierras y con
guerras crueles matallos, sojuzgallos y captivallos, sino sólo por
ser infieles, y esto era contra la fe y contra toda ley razonable y
natural, contra justicia y contra caridad, donde se cometian grandes
y gravisimos pecados mortales y nascia obligación de restitución,
que lo hiciesen franceses o portugueses o castellanos, y la buena
LOS RELi\TOSTRADICIONALLS DEL PINO i LAhlJH i H \ l i A I l A LhA H t l i C l l K A DE LA HiSTORlA DE LA TONCIiISIII 51
intinción que tuviesen de decir que lo hacían para los traer a la fe
no los excusaba; cuanto más que Dios, que vía sus intenciones, sabía
que iban todas llenas de cudicia y diabólica ambición por señorear
tierras y gentes libres, señoras de si mismas" '2J).
Lo llamativo, en nuestro caso, es que otro teólogo-historiador, también
dominico, Fray Alonso de Espinosa, viene desde Guatemala hasta Tenerife para
averiguar y dar a conocer la historia de la Virgen de Candelaria. Y he aquí
que se convierte en el primer historiador de la Candelaria y vincula su trabajo
investigador a su interpretación teológica en línea claramente lascasiana. Por
ello, aprovecha cada vez que puede para realizar un juicio critico, en nombre
de la fe, sobre la conquista realizada en Canarias. Como si, en el sentido de
nuestra actual reflexión, Espinosa quisiera resaltar que esa crítica teológica tiene
algo que ver con la tradición de Candelaria.
Algunas de sus expresiones:
"Cosa averiguada es, por derecho divino y humano, que la guerra
que los españoles hicieron así a los naturales destas islas como a
los indios en las occidentales regiones, fue injusta, sin tener razón
alguna de bien en que estribar; porque ni ellos poseían tierras de
cristianos, ni salían de sus límites y términos para infestar ni
molestar las ajenas. Pues decir que les traían el Evangelio, había
de ser con predicación y amonestación, y no con tambor y bandera,
rogados y no forzados" 124).
Espinosa y Las Casas, pues, interpretan la conquista, de forma
contundente, como algo injusto e impropio de cristianos. Esos territorios
pertenecían, por voluntad del Creador, a los guanches (igual que América a
los pueblos indios y Africa a los africanos). Y no se les podían arrebatar, ni
siquiera bajo pretexto de evangelización. Estos teólogos propugnaban, como
el mismo Las Casas llegó a experimentar y Espinosa conocer en Guatemala,
una evangelización pacifica de los pueblos contactados o descubiertos, como
la Única forma evangélica de anunciar y extender la fe.
Si la denuncia de estos dominicos corrió con tan poca fortuna, pues casi
nadie les hizo caso, ¿no estaremos en disposición hoy de escucharles y atender
esta denuncia, que legítimamente podemos calificar de profética?.
(23) Ibidem, págs. 219-220.
(24) Fray Alonso de ESPINOSA, o.", págs. 96-97
52 FELIPE BERMUDEZ SUAREZ
Ese puede ser uno de los contenidos más valiosos de los relatos populares
del Pino y de Candelaria, que permanecen vivos en la memoria popular, pero
cuyo significado profundo ha de ser desvelado y sacado a la luz, haciendo
hablar, como hemos dicho más arriba, al pueblo de los pobres, desde una
teología del Magnificat de Maria.
Se nos habla, tal vez, de otro modo de realizar la evangelización de las
islas, al estilo de Jesús, de manera pacífica y amistosa, lejos de toda pretensión
conquistadora, dejando de lado todo ethos dominador.
Podemos leer desde estas claves el famoso pleito de los naturales, en torno
a la imagen de la Candelaria. En el transfondo del hecho de que, finalmente,
se arrebatara a los guanches el privilegio que tenían de portar la imagen en
sus salidas fuera del templo, se sigue manifestando el mismo contencioso
respecto a la distinción entre conquista y evangelización.
Está claro que el papel simbólico que los guanches desempeñaban en el
ritual festivo era mal visto por los caSildantes y clérigos de entonces,
representantes del poder civil y eclesiástico. Porque, de esa manera, los
descendientes de la raza vencida recibían un reconocimiento en la vida real de
la sociedad. El rol simbólico en la fiesta era expresión o reivindicación del rol
real en la vida social.
Si en algún lugar los guanches podían estar orgullosos de la evangelización
recibida era precisamente en Candelaria, donde el anuncio de la fe cristiana
no vino con la conquista, sino antes e independientemente de la misma.
Aunque hoy día la escenificación de la "guanchada" ha quedado
perfectamente integrada en la celebración de la fiesta, como un número gracioso
y llamativo, no podemos ignorar la gran carga profética y subversiva de la
pervivencia del ritual.
La misma devoción del Pino y Candelaria, la forma de celebrar hoy sus
fiestas ... todo ello debería ser revisado, para rescatar esta dimensión profética
y liberar a dichas devociones y fiestas de toda asimilación a un discurso de
conquista o dominación.
Candelaria y el Pino reivindican una relectura critica de la historia de
la conquista realizada en Canarias. A lo que Rumeu de Armas llamaba "el
espiritu de Telde", aludiendo a la empresa pacifica de evangelización de las
islas anterior a la conquista, nosotros aquí podemos llamar "el espiritu del
Evangelio", los caminos que Maria hoy, desde Candelaria y Teror, nos
LOS RELATOS TRADICIONALES DEL PENO Y CANDELARIA HACIA UNA RELECTURA DE LA HISTORIA DE LA CONQUISTA 53
recuerda. Son los caminos por los que su Hijo Jesucristo quiere llegar a ser
conocido, amado y seguido en los distintos pueblos y culturas de la humanidad.
Frente a las celebraciones triunfalistas o ingenuas del acontecimiento del
VP Centenario de América, estas reflexiones nos invitan, tal vez, a una postura
más critica y desideologizadora. La conquista y explotación de tantos pueblos
y culturas es un pecado que hay que lamentar y por el que se ha de pedir perdón.
La situación real de miseria de estos pueblos, todos ellos del hemisferio Sur,
una miseria causada por la riqueza y opulencia de los países del hemisferio
Norte, clama por una solidaridad y por el esfuerzo de encontrar cauces que
restablezcan la justicia y el derecho.
En América Latina, la tradición de la Virgen de Guadalupe -tradición
históricamente posterior a nuestras tradiciones insulares- tiene un significado
parecido al que nosotros descubrimos en Candelaria y el Pino. La Virgen,
apareciéndose al indiecito Juan Diego, cuestiona la legitimidad del lugar en
que el Obispo Juan de Zumárraga estaba situado: el lugar de la violencia y
la dominación ejercida sobre los indios. Se da una inversión de papeles, respecto
a la teología misionera corriente: es el indio el que tiene la misión de convertir
al Obispo y no al revés í23.
Candelaria y el Pino nos ayudan, a la hora de adoptar una postura
correcta ante el VP Centenario. Estas devociones y fiestas, a la luz de los relatos
populares que las sustentan y de la historia real que subyace en ellos, portan
en su entraña un mensaje con un inmenso potencial liberador y profético. Un
mensaje que rezuma Evangelio y que nos ha parecido de alguna manera
resonancia profética de aquella Virgen del Magnificat, que cantó al Dios que
"desplegó la fuerza de su brazo y dispersó a los de corazón soberbio, derribó
de su trono a los poderosos y levantó a los humildes, colmó de bienes a los
hambrientos y a los ricos despidió sin nada" (Lc. 1, 51-53).
Felipe Bermúdez Suarez
(25) Cfr. Felipe BERMUDEZ, o."., págs. 215-217