DROGA, DROGAS Y SOCIEDAD DEL DESAMOR
JOSE ANTONIO YOUNIS HERNANDEZ
PROFESOR DE FlLOSOFlA DEL CET
Es justo que adelante que no soy un experto en el tema. Nunca he estado
vinculado piofesionalmente a las drogas, ni he hecho elaboraciones sistemáticas
más allá de la sensibilidad social que poseen la mayoría de las personas que
están atentas a los problemas sociales de su entorno.
Las reflexiones que desgrano están hechas desde una mirada ingenua,
aunque nunca inocente. Cuando se trata de problemas sociales, la mirada
inocente es poco menos que imposible.
El tema que se aborda aquí, corre el peligro de imitar la conducta de
aquel hombre que, según la fábula, buscaba la llave no donde la habia perdido,
sino donde habia más luz.
Espero que este análisis que ofrezco esquive, al menos en parte, la
conducta del hombre de la fábula.
Planteo y selecciono mis reflexiones en torno a los tópicos siguientes:
a) Ideología de las drogas.
b) Representación social de las drogas en los MCM y los relatos políticos
y cognitivos que forman su imagen.
C) Sobre la sociedad y el amor a las drogas.
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1. SOBRE LA IDEOLOGIA DE LAS DROGAS
Todos somos consumidores de drogas, desde el tabaco hasta los
analgésicos. Pero siempre que pensamos en ellas, asociamos con drogas ilegales
como la heroína o la cocaína. De hecho, la preocupación social por las drogas
nace de la preocupación por drogas como cocaína o la heroina. Hasta entonces,
la sociedad no tenía conciencia de la existencia de un problema social. Las drogas
legales, a pesar de que su uso es síntoma del tipo de sociocultura que nos acoge,
no han reclamado una respuesta social tan extrema, ni han movilizado legiones
de terapeutas o voluntarios. Y, ni siquiera, se idearon Jornadas y Congresos
en torno a ellas.
Esto hace pensar que hay una ideología de la droga. Para la percepción
popular, no existen las drogas. Existe la droga. En realidad, todos hemos
construido la imagen de la droga como problema social. Pues un problema
social es cuestión de definición. Las personas perciben que determinadas
circunstancias o conductas se desvían de un criterio ideal, una norma o valor
social. Un problema social carece de existencia objetiva; más bien, la gente
atribuye carácter problemático a ciertos hechos o conductas y les asigna un
significado desfavorable. Incluso puede llegar a definir como problema social
algo inexistente, como cuando se creían en las bmjas y se dedicaban activamente
a perseguirlas. Por maligna o negativa que pueda parecer una situación a un
observador externo, no es un problema social si los miembros de la sociedad
misma no lo consideran tal. La pobreza, por ejemplo, era un notorio problema
social a principios de este siglo, pero hacia la década de 1950 ya había dejado
de constituir una inquietud pública.
Con esto no quiero decir que la droga (en singular) no sea un problema,
pero es que las drogas (en plural) también lo son. Sin embargo, la droga ha
ganado legitimidad y respetabilidad como problema social y las drogas no.
¿Puede entenderse que hay drogas que son parte del orden establecido
y no deben manosearse? Pues el tabaco y el alcohol han causado buenos estragos
y, a pesar de todo, son aceptados por el orden social vigente.
¿A qué se debe esta inconsecuencia? ¿Cómo se ha construido socialmente
esta contradicción? El siguiente punto tratará de analizar cómo se ha construido,
en parte, esta imagen de la droga y de las drogas.
DROGA. DROGAS Y SOCIEDAD DEL DESAMOR 145
2. SOBRE LA REPRESENTACION SOCIAL DE LA DROGA Y LAS
DROGAS Y SUS EFECTOS EN LA IMAGINERIA POPULAR
La imagen popular que se tiene de la droga, está en parte acuñada por
la forma de construir las noticias en las fuentes oficiales de información de
los medios de comunicación masiva (MCM).
Los MCM relacionan el consumo de heroína con:
a) Muertes por sobredosis.
b) Redadas policiales.
Por otro lado, la información refleja una elaboración construida desde
un discurso político específico.
En este contexto, no es raro que el pensamiento popular califique a la
heroína de droga asesina y que, además, tenga la reputación de que es
sumamente tóxica.
Los especialistas en farmacologia encuentran, sin embargo, que los
opiáceos están entre las drogas con menor toxicidad. Situando al alcohol como
droga con mayor toxicidad que, a diferencia, en cantidades relativamente
pequeñas es sumamente tóxico para el hígado y otros órganos internos.
En si misma, la heroina no es una droga tan asesina como suele pensarse.
Pero la gente que la consume es frecuente que termine muerta. La presgunta
es: si farmacológicamente no es "asesina", ¿por qué mueren sus consumidores
en nuestra sociedad?
Las razones obedecen al contexto y al proceso de su consumo:
a. Contexto: Las circunstancias clandestinas y delictivas que componen
su producción, distribución y uso, convierten a la droga en un asunto donde
puede peligrar la vida de los implicados en su consumo al salir herido o muerto
de una redada policial.
b. Proceso de consumo: Las muertes por sobredosis obecen a las
impredecibles "mezclas" en el compuesto de la heroina que circula por el
mercado. Las alteracciones con química, talco y otros productos, que sirven
para "engordar" el bulto de la mercancía en la venta; o las interacciones con
alcohol y otros psicofármacos; o, más letalmente, el riesgo que se corre con
el uso comunal de agujaas, fáciles vehículos de transmisión del SlDA o de la
hepatitis.
146 JOSE ANTONCO YOUNIS HERNANDEL
Cuando se producen muertes por las causas que acabamos de enumerar,
son clasificadas y presentadas por la información como muertes ligadas al
consumo de narcóticos. Pero aún en el caso de que todas las muertes fueran
atribuibles a la heroína, su estatus de droga no sería particularmente superior,
en lectura estadística, a las muertes relacionadas con el tabaco o el alcohol.
Esta pequeña lectura nos indica, pues, que el principal factor que
contribuye a formar una imagen popular de la droga está ligado a su puesta
en escena por los MCM. En una palabra: las noticias van asociadas al DELITO
y a la muerte fisica. E1 delito: con todo su ritual de detención y recuperación
de algún alijo de drogas.
Esta forma de construir el relato sobre las drogas ilegales es
significativamente política, es un discurso político sobre las drogas.
Es político por una doble razón:
a) Porque la política trata de cómo ponernos de acuerdo para vivir juntos
y, por eso, asigna roles, justifica, premia o castiga comportamientos.
b) Es político porque además aparecen políticos profesionales que, a modo
de héroes modernos, discuten sobre el problema como profesionales legitimados
en intervenir para recomponer la convivencia social (en ponernos de acuerdo
a unos con otros para convivir).
¿Cómo es el relato político para las drogas ilegales? ¿Cómo se construye
el relato politico para las legales? ¿En qué se diferencian ambos relatos?
a) El relato político de las drogas ilegales
El héroe de este relato es el toxicómano. Su mal es individual. Es un
individuo que se auto-margina al darse una misión al margen de la colectividad.
La colectividad no tiene que ver con él porque no lo envía. El relato explica
el sentimiento de fracaso del drogadependiente así: he ahí lo que le sucede a
quien se pone al margen de las reglas de vida de la colectividad; puede parecer
que durante largo tiempo triunfa, pero acabará destruyéndose a sí mismo.
Abundan los films en los que después de dos tercios de relato dedicado
a mostrar el triunfo del que viola la ley marginados, drogadictos, viciosos
sexuales, etc.-, el último tercio del fim se ensaña en su destrucción, y ese último
cuarto de hora es la moraleja.
Este relato politico presenta la parte delictiva y la sanción a quien se aparta
de la norma, bien por muerte física o bien por redada policial.
DROGA, DROGAS Y SOCIEDAD DEL DESAMOR 147
Al ser un relato fundado esencialmente sobre el DELITO, ingresa en todo
ese conjunto general de relatos periodisticos en los que malas noticias permiten
al sistema político-institucional su función consensual (asegurar la paz y el
orden). Donde los sujetos que actuan desde el sistema politico realizan sobre
todo acciones consensuales y los sujetos del sistema social, por contra, realizan
acciones conflictivas.
Este tratamiento informativo del relato politico sobre las drogas ilegales,
proporciona seguridad, protección y cohesión a los individuos espectadores.
Al presentar a los protagonistas de la droga como delicuentes desestabilizadores
del orden social frente a los politicos que aparecen como mediadores del
conflicto; al espectador se le proporciona la seguridad de que los limites no
van a ser traspasados, de que la inseguridad y la incertidumbre está vigilada
por los que verbalizan nuestros temores: los politicos.
Esta puesta en escena no sirve para corregir o amedrentar a los culpables
o para intimidar a los potenciales usuarios de la droga. Su verdadera función
es mantener la cohesión social; reforzar los vinculos sociales y proyectar un
sentimiento de seguridad sobre la "población normal". Como sostiene Lamo
de Espinosa: "la droga es un estereotipo que sirve para estigmatizar al muchacho
que se fuma un porro, pero no al ama de casa que se emborracha todas las
mañanas o al ejecutivo de clase media metido en el infernal círculo de los
barbitúricos para dormir y las anfetaminas para levantarse". (1983:107).
b) El relato politico de las drogas legales
¿Y qué pasa con el relato politico sobre las drogas legales? Sencillamente:
sirven para triunfar en todos los terrenos de la vida social.
El relato sobre las drogas legales no necesita tener al final una moraleja,
como en el relato politico sobre las ilegales, ya que todo el relato en si mismo
es la moraleja: quien obedece las leyes de la colectividad, quien realiza sus
proyectos y cumple con las reglas que el grupo le dicta ese vence siempre y
obtendrá, pase lo que pase, la recompensa.
Y la recompensa es ser aventurero o conquistador de mujeres con Jhony
Walker, etique negra; o con Camel, el cigarillo de la aventura. La recompensa
es encontrar la naturaleza con Martini; conseguir éxito social; una buena relación
sexual; triunfa, en definitiva, gracias a estas drogas que, aunque tengamos gripe,
como decía el anuncio de un medicamento, puedes ir alegremente a trabajar.
En un análisis de sintesis de estos dos relatos, podemos observar que el
relato de los ilegales habla de muerte y delito; el relato de las legales de vida
e integración en el orden social.
Los relatos ilegales sólo presentan e1 aspecto delictivo, pero no la parte
de la persona quesufre. Porque la droga y las drogas sison asesinas. La cuestión
es que no se trata sólo de muerte física, no se puede resaltar esta única idea
y esconder que las drogas son, desde otro punto de vista, asesinas de la
personalidad del individuo que queda atrapado en ellas.
Se da una muerte psicológica en la drogodependencia. No es la droga
el problema, sino la adicción a ella, pues la vida del sujeto queda polarizada
en torno a ella. Desde el momento en que una persona se vuelve
drogodependiente, la droga adquiere potestad sobre el sujeto y se convierte
en un objeto autoritario, que absorbe la personalidad y canaliza todas sus
energías vitales.
Todo el mundo de esa persona, toda la intimidad de esa persona se
organiza en torno a!S tendencia a consumir droga, quedando colapsadas el
resto de las vivencias, produciéndose lo que podríamos llamar un
ABOLUTISMO VITAL: la droga se convierte para esa persona en el único
objeto de transferencia emocional.
Al no presentar el aspecto de la persona que sufre, el espectador, la
población, no tiene garantías de la humanidad del drogopendiente, a quien
asocia profundamente con una imagen del delito y la depravación. De ahí que
el relato político de la ilegal apenas deje espacio para la identificación con el
que sufre; si se deja, sin embargo, y muy amplio, ese espacio de identificación
total con los consumidores (digo consumidores porque no son presentados, por
las informaciones, como drogodependientes) de las drogas legales.
Expuesto el relato politico sobre las drogas, queremos formular un
segundo tipo de relato sobre las drogas legales e ilegales. Este segundo tipo
de relato lo llamaremos relato cognitivo. Es cognitivo porque instituye
psíquicamente un recorrido lógico-mental en el pensamiento de los individuos.
a) Drogas ilegales
El discurso periodístico construye sobre las drogas un pensamiento de
tipo lineal frente a otro, ausente, de tipo circular.
DROGA. DROGAS Y SOC~EDAD DEL DESAMOR 149
El pensamiento es lineal cuando se establece que la droga (el
drogodependiente) es la causa y los problemas sociales son los efectos. Es lineal
porque va de la droga a la sociedad. Pensamiento lineal que ve en el
drogodependiente el origen causal de efectos sociales variados como la
delicuencia, el robo o la prostitución y el asesinato. La cadena lineal causa
efecto, pues, se individualiza sobre el drogodependiente y hace de él el punto
de partida del problema.
El pensamiento circular sobre las ilegales está ausente en el discurso
periodístico. Un pensamiento circular es aquel que va de la sociedad al
individuo, para dar la vuelta y llegar de nuevo a la sociedad. Pensamiento
circular que parte de las condiciones socioculturales que afectan al individuo
y, simultáneamente, como el individuo "afecta" a las condiciones
socioculturales (la sociedad).
El esquema relaciona1 montado por los discursos mass-mediáticos, queda
así en las drogas ilegales (ver el siguiente gráfico).
Esto significa que detrás de un problema individual (drogopendiente) hay
un problema social y, en última instancia, encontramos un problema político-institucional.
El profesional de los problemas sociales se halla situado ante un dilema:
bien reproduce el pensamiento lineal de los medios en su práctica interventora,
donde entonces se trataría de una RECUPERACION; o bien, politiza la crisis,
DROGAS ILEGALES
CONDICIONES PREVIAS
/ El individuo ES drogodependiente 1 1 EFECTOS RESULTANTES 1
OPCION INSTITUCIONAL
LINEAL
Intervenir sobre el individuo:
psiquiatrizar la crisis.
Como el individuo es drogodependiente
crea problemas sociales.
JOSE ANTONIO YOUNIS HERNANDEL
1CO NDICIONES PREVIAS
El individuo SE HACE drogodependiente
por factores socioculturales.
OPCION INSTITUCIONAL
PENSAMIENTO
CIRCULAR
L Intervenir sobre la sociead y sobre el
individuo: politizar la crisis.
EFECTOS RESULTANTES
Problemas personales y sociales
como consecuencia de que el individuo
se hace drogodependiente.
donde entonces se trataría de una CONTESTACION. Las preguntas vuelan:
jsólo politizar?; ¿sólo psiquiatrizar?; jcontestar y recuperar
simultáneamente? ...
b) Drogas legales
El consumo de las drogas legales es presentado, sin embargo, bajo la
forma del pensamiento circular.
La sociedad invita al individuo al consumo de drogas, lo incita y se lo
permite; se visualiza el porqué debe emborracharse (y no se dice drogarse) o
fumar o autoadministrarse medicamentos como invita un libro record en ventas:
300 medicamentos para superarse.
Una vez que el individuo consume, su conducta reinvierte sobre la
sociedad en forma de triunfo personal, de éxito realizativo, de capacidad
ejecutiva y provechoso soporte para desplegar habilidades sociales con ayuda
de las drogas (legales). (Ver cuadro hoja siguiente).
DROGA. DROGAS Y SOCIEDAD DEL DESAMOR
3. SOBRE LA SOCIEDAD Y EL AMOR A LAS DROGAS
Es momento de preguntar: ¿por qué esa prolongada ansia drogófila en
nuestra sociedad actual? En la humanidad siempre se ha dado el consumir
drogas. Estas eran conocidad desde bastantes siglos antes de Jesucristo. En
su consumo han alternado fases de alto consumo con fases de bajas. Hoy
estamos ante una de las fases más altas. Pero, ¿por qué ocurre esto?
Los factores de la "drogo-afiliación" actual están determinados en parte
por la insatisfacción frente al marco sociocultural en el que nos ha tocado
desarrllar nuestra vida cotidiana.
DROGAS LEGALES
La sociedad admite e invita al consumo.
EFECTOS RESULTANTES
PENSAMIENTO
CIRCULAR Ayudan a triunfar y tener éxito en la vida 1 (la sociedad) del individuo.
OPCION INSTITUCIONAL
Ayudar a la superación de los problemas
normales de la vida cotidiana.
He querido decir drogofilia y no drogodependencia. Si se me permite la
diferencia, en caso de que pudiera ser establecida con nitidez. Con el término
drogofilia intento definir una situación socialgeneral que consiste en el recurso
sistemático a cualquier tipo de droga en diversas situaciones socioexistenciales.
La línea fronteriza entre la drogofilia y la drogodependencia es dificil
de establecer. En todo caso, la dr~og.o dependencia entraría en la drogofilia.
El caso más llamativo de esta compulsión colectiva a la drogofilia, es
el incremento del consumo de alcohol entre los jóvenes y adolescentes y cómo
este incremento, que afecta al conjunto de consumidores de drogas ilegales,
152 JOSE ANTONIO YOUNES HERNANDEL
ha implicado una reducción en la edad media de los casos de alcoholismo
detectados, así como una reducción en la edad del inicio del consumo habitual
de alcohol.
En cuanto al consumo tradicional de fármacos, los estudios también
muestran un ascenso importante entre los adolescentes. Segun una investigación
de 1988, un tercio de los adolescentes españoles menores de 14 años utilizan
habitualmente psicotropos.
La drogofilia, el amor a las drogas (en plural), reproduce de alguna
manera el esquema relaciona1 que se localiza entre público consumidor y
anuncios publicitarios.
La publicidad (las drogas) nos vende, de contrabando, aquelb que en
las condiciones socio-existenciales de vida actuales se nos niega. La pqhlicidad
(las drogas) nos devuelve el sueño de la felicidad: las necesidades no satisfechas
en la vida real, las cubrimos a través del recurso interpuesto del producto
publicitario (drogas). El jabón (la droga) equis nos vende caricias; el desodorante
(la droga) equis nos procura una buena relación amorosa; el pantalón (la droga)
equis nos procura una buena compañia ... Siempre el mismo esquema de fondo:
nos venden promesas, seguridades, deseos, un mundo imaginario que actúa
como prótesis sustitoria del mundo real en el que se dan muestras carencias
y constricciones.
No compramos un producto (una droga), compramos un deseo (felicidad
y seguridad especialmente). Pero después de usar el producto (la droga)
sobreviene la frustración: la vida sigue igual. Y caemos en un eterno circulo
vicioso.
La relación drogas-publicidad conlleva la metáfora apuntada. La relación
con las drogas persigue la obtención de la felicidad y la satisfacción del deseo.
A pesar de que las instituciones sociales hablan de "curar" al drogodependiente,
al individuo concreto, pero no de curar a la sociedad adicta; nosotros situamos
lo que se ha dado en llamar el problema de la droga en el contexto superior
de una sociedad que es en general filial a las drogas: tabaco, psicofármacos,
cocaína, alcohol, heroína, etc. Se trata, en una palabra, de una sociedad que
ama y utiliza las drogas para todo. De una sociedad que necesita de la droga
para vencer la dificultades que nos impone el estilo de vida actual. Otras veces,
como ha ocurrido con ciertos movimientos y determinadas posiciones sociales,
se utilizan las drogas como una experiencia de ruptura social. Suele tratarse
de "grupos sociales con alto status, la mayoría de ellos estudiantes universitarios,
DROGA, DROGAS Y SOCIEDAD DEL DESAMOR 153
profesionales y académicos, el perfil típico es el de sujeto insatisfecho con ideas
progresistas, partidario de una idelogía rupturista con la sociedad y sus normas"
(Comas, 1989:243).
Pero siempre, en el fondo, sea bajo la forma de contestación social o
por problemas de adaptación y ajuste psicológico-personal (sociedad,
instituciones, etc.), persiste el mismo núcleo común: alcanzar el deseo, la
felicidad, llenar el hueco del vacío socio-existencial; un intento desesperado
de cambio, pero que sólo llega a ser cambio hacia-dentro, cambio de situación
animica y no cambio hacia-fuera, de situación sociopolítica.
Las drogas, como la publicidad, se hacen mediadora de nuestros deseos,
llegando a convertirse en sustitutos del compromiso afectivo-comunicativo.
Para resolver las causas que producen y perpetúan la infelicidad, las
drogas son intrisicamente incapaces. Las drogas se convierten en el objeto de
relación comunicativo-afectiva: se convierten en el "otro-droga" con el que
compartimos, desplazando al verdadero otro-persona con el que necesitamos
compartir y hacer la felicidad social.
La posibilidad de "trascendencia" (lo que el sujeto potencialmente podría
llegar a ser) y de "compartir" (potencial de comunicación solidaria con los
demás), nunca se alcanza a través de sustitutos, como la publicidad y las drogas
(el mundo de lo onírico), sino incorporándose activamente a la realidad, en
forma de participación sociopolitica.
Cuando se percibe como frustante y técnicamente inalcanzable la empresa
y la aventura de la felicidad social, se sustituye por la empresa técnicamente
más alcanzable de la felicidadpersonal. Es la huida hacia adelante, es la huida
en busca de placer, de escape, de la fuga como sustituto, de felicidad ...
Esta huida hacia adelante, a la felicidad personal, engañosa, es la matriz
de donde proceden una serie de sentimientos: la agresividad simbólica y la
diferenciación principalmente.
Cuando la sociedad debe responder a las esperanzas que se pone en ella
y no lo hace, el sujeto se siente desvalorizado. Para poder reconcilarse consigo
mismo, la persona debe dejar de identificarse con la parte de la sociedad que
lo lesiona, pero, a la vez, adherirse (identificarse) con aquella otra parte que
le permite restablecer su autoestima. Ese es el movimiento psicológico que opera
en grupos de jóvenes, sobre todo en barrios-periféricos-dormitorios: la droga
se convierte en una señal, en un tatuaje de diferenciación del grupo (frente a
154 JOSL ANTONIO YOUNIS HERNANDEZ
la sociedad lesionadora), que le permite mantener una identidad personal y
social.
Tribus y grupos peligrosos utilizan el tatuaje como símbolo de identidad,
con el que muestran, a través del signo en la piel, quiénes son, a quién pertenecen
y en donde se ubican. Es la forma de saber quién es uno. De esta manera, el
consumo de la droga seria como un tatuaje que utilizan determinados grupos
sociales, cuyo sentido es des-vincularse de la sociedad lesionadora y establecer
un vinculo filial con aquellas personas de su mismo rango social, edad o
condición existencial.
En un tiempo, la coca diferenciaba a los de status alto respecto a los de
status bajo, que veían en su consumo un sentido de identidad de grupo, de
gente progresista.
Esto da una idea de cómo, con esta construcción de la identidad mediante
la droga, se pretende "agredir" simbólicamente a la sociedad lesionadora,
desidentificarse de ella para identificarse con unos otros que, unidos, forman
un NOSOTROS frente a un ELLOS.
Con esto, constatamos la relativa carencia de figuras de identificación
(ideas, valores, instituciones, etc.) en la sociedad actual y, por otra parte, la
tremenda vivencia de soledad y de vacío que hay que llenar para hacerla
soportable. Pero no hay que olvidar que no sólo se trata de una huida hacia
adelante, de una evasión del mundo lesionador, sino un recurso. muchas veces
institucionalizado, para integrarse más sólidamente en la sociedad, en la
comunicación con los demás, de una huida del anonimato y el aislamiento.
¿Por qué si no el incremento del alcoholismo femenino, del ama de casa,
que vive una vida anónima y pasiva? ¿Qué pasaría si al salir con los amigos,
no participamos en el ritual grupa1 del chiquiteo, del "porrito" solidario..?,
¿por qué sino esa imagen positiva, de integración social que de las drogas legales
destilan los MCM?
Más intra-identificados tienen que sentirse los consumidores de drogas
ilegales, cuando la representación social que aparece en los MCM es todo lo
contrario de las otras llamadas legales.
La misma sociedad que sanciona unas drogas, estimula el uso de otras
tantas. ¿Acaso porque sean funcionales a los objetivos del sistema? Ante la
realidad angustiante; ante la falta de soportes sociales efectivos; ante el deterioro
de la convivencialidad; ante una moral que dignifica el tener sobre el ser; ante
DROGA. DROGAS Y SOCIEDAD DEL DESAMOR 155
el egoismo, la insolidaridad; ante el desempleo; ante el chismorreo anecdótico
a nivel político y social; ante una cultura mercantilizada; ante la falta de cauces
de participación real en el diseño del futuro de todos y no sólo de unos pocos;
ante la falta de ideas y de calidad en los criterios racionalizadores de la
comunicación entre grupos sociales en orden a un proyecto social común y
económicamente distributivo; ante la falta de una cultura de análisis; frente
a la cultura hedonista de escaparate y espectáculo que tenemos; ante la falta
de contacto humano y de sobreabundancia de agresiones físicas y psíquicas;
ante el entreguismo politico; ante la falta de mecanismos socioculturales y
psicológicos que motiven más actos cooperativos ... ¿Por qué, entonces, nos
asombramos de que ya desde los años 40, los países con el índice más alto de
suicidios lo sean también en alcoholismo y homicidio? ¿A qué se debe esta
correlación?
Esta relación hipotética drogas-suicidio también se da actualmente en
Canarias. Lanzarote es la isla en la que he estado investigando últimamente,
sohre la temática identidad, turismo y alienación subjetiva. Para nosotros los
canarios es interesante observar que actualmente Lanzarote, -Fuerteventura
también-, constituyen un laboratorio psicosocial ideal para investigar ciertos
procesos que todavía están en caliente. Nos referimos a los rápidos cambios
acaecidos con la irrupción del turismo. Los cambios rápidos, algo ya constatado
por la literatura psicosocial sobre la identidad, hacen más necesaria y apreciante
la orientación en un entorno que se vuelve poco a poco extraño, en el que los
esquemas habituales de referencia se vuelven obsoletos.
Santiago Obeso, del Servicio de Psiquiatría de la isla de Lanzarote, ofrece
datos relevantes en un trabajo en el que relaciona suicidio-drogas. Dice así en
la presentación de su informe:
"Dentro de los muchos parámetros que pueden manejarse para valorar
el grado de salud mental de una población, se nos ha ocurrido escoger, para
presentarlos brevemente, las variaciones que ha sufrido la conducta suicida en
estos últimos años en Lanzarote, tanto en los que se refiere al suicidio
propiamente dicho, como a esa otra forma de suicidio simbólico que son las
heroinomanías". (1989:l).
Lo curioso del caso es que mis propias investigaciones sohre los efectos
del turismo, todavia en curso, aunque ya disponemos de un estudio piloto con
65 individuos de Tías y San Bartolomé, constatan que los conejeros de estos
municipios perciben, en un 85% de respuestas, que la droga ha entrado con
el turismo.
156 ,OSE ANTONLO YOUNE HERNANDEL
Esta relación entre turismo-drogas-suicidio necesita nuevas hipótesis para
constatar la forma de sus posibles conexiones y procesos entrelazados.
Por último, ya para acabar, quiero traer a la memoria aquella conocida
canción de Billy Idol, Estoy bailando conmigo mismo, verdadera metáfora de
nuestro tiempo.
¿Por qué entonces nos asombramos de que la gente prefiera bailar
sola en compañia de las drogas?.
José Antonio Younis HernAndez
BIBLIOGRAFIA:
COMAS, Domingo. 1989: La construcción de la imagen del drogodebendienre: consecuencias para
la prevención, la arención, en 11 Jornadas de Pricologia de la Intervención Social, tomo
2, Instituto Nacional de Servicios Sociales, Medrid, pp. 233-261
LAMO DE ESPINOSA, Emilio. 1983: Contra la nue&.prohibición: loslimites del Derecho Penal
en materia de tráfico y consumo de estupefacientes", en Boletin de información del
Ministerio de Justicia, núm. 1.303, febrero. Citado por José Castillo, La función social
del castigo: el caso de la prohibición legal del consumo de droga", Revista Española de
investigaciones Sociológicas, num. 34, abril-junio, 1986.
SANTIAGO, Julio y otros. 1989: Consideraciones sobre algonos parámerros psicopatológicos y
sus variaciones en Lanzarote: 1985.1988". en Primeras Jornadas de Salud Mental y Media
Ambiente, Lanzarote (material mimeografiado).