ALMOGAREN. d. (89) P ~ s 1. 8 9 - 202. O CENTRO TEOWGlCO DE LAS PALMAS
AGUSTIN CASTRO MERELLO, S.J., Acuarelas liricas canarias. Las Pal-mas
de Gran Canaria, 1989.
Un hondo lirismo y un profundo amor a esta tierra son, a mi juicio, dos
características importantes de estas "Acuarelas" pintadas por la palabra de
Agustín Castro, dedicadas a los Antiguos alumnos del Colegio de San Igna-cio.
Capta las esencias íntimas del vivir cotidiano, el palpitar del ambiente. de
la naturaleza del paisaje isleño, que son reelaboradas en sus noches ... ¿poéti-cas?
..., así dice el autor en el prólogo: "Durante el día una ocupación inexcu-sable
y múltiple absorbía tiempo y atención, sonidos y latidos ..., estudios,
clases, recreos, inspección, niños, balones y todo entre profesores, "penados",
comedor . . . Vivía con y para los otros, aunque interiormente susurraba un aleteo
que ascendía hacia arriba, que merodeaba otras latitudes.
Después del día, ila noche! ... Ella me descargaba, de momento, de esta
tarea. Ella silenciaba todo. Y la noche era el único momento que tenía para
mí, aunque tenía que robarle un poco de tiempo al sueiio".
Y continúa: "El trajín del día me iba cargando, entre susurro de oracio-nes,
de impresiones, emociones, sorpresas, también de enfados y alegrías, de
vivencias ... Ustedes parece que se reían de mí, porque me ponía colorado ...
Así, llegada la liberadora noche y en un magno silencio, yo vivía de nuevo mi
día, paseando por aquellas galerías largas y arqueadas, por aquella amplia y
salada azotea ... ¡Vivía mi día! pero era de noche. Este libro encierra los aro-mas
de la ilusión de un "maestrillo" de la Compañía de Jesús en el Colegio
de Las Palmas de Gran Canaria, junto al mar, ese telón de fondo que existe
en el alma de los nacidos en sus orillas y que unía su tierra natal, Puerto de
Santa María, con nuestra oceánica ciudad.
"Acuarelas liricas canarias" son un haz de recuerdo que su autor fue
plasmando noche tras noche, al acabar la dura pero apasionante tarea educa-tiva.
Por ello conservan el frescor de lo nuevo, y a pesar del paso de los años
y los cambios introducidos por su causa, quedan encadenadas con el presente:
Hoy muchos hijos/as de aquellos ocupan sus lugares en las aulas del renovado
Colegio.
Pensando en aquellos muchachos que se fueron -algunos ya viven defi-nitivamente
con el Padre- ha sido escrito este libro: memorias, recuerdos, ex- ,
periencias, sentimientos del Padre Castro Merello, S.J.
No podemos pasar por alto las ilustraciones de la obra, dibujos también
realizados por el autor, que, en muchas ocasiones, representan lugares, para-jes
desaparecidos que sitúan sus recuerdos en el escenario de los hechos.
"Acuarelas lírias canarias" está dividida en siete partes -la primera es
la Introducción. Y para que se conozca mejor el "espacio vital" donde ocu-rrieron
estas "acuarelas", en cada capítulo hay una nota explicativa para "los
más nuevos", para aquellos que no conocieron el Barranco, el antiguo Cole-gio,
tantas y tantas cosas que daban un perfil diferente a Las Palmas y así se
sitúen y puedan comprender mejor esta poesia hecha vida o más bien esta vida
hecha poesia del jesuita que hoy conocen por el P. Castro.
En la INTRODUCCION el autor nos pone en contacto con la génesis,
el desarrollo, el por qué de este libro.
La l a Parte, titulada "PREGON", presenta ante nosotros deslumbra-dos
ojos de una visión, llena de admiración y cariño, de Gran Canaria donde
la Isla se nos desvela: telúrica, palpitante, bella y llena de maravillas.
En la 2= Parte que denomina "GEOGRAFIA", Bandama, Los Berra-zales,
Tejeda, el Puerto se nos muestran bajo una luz, llena de paz, de sole-dad,
... como eran hace ya muchos años.
"TAFIRA" es la 3a Parte, donde Agustín Castro evoca esta bella zona
de la Carretera del Centro grancanario: Viva, hermosa, con su vegetación, su
tranquilidad, sus noches estrelladas. Tafira es y sigue siendo un lugar privili-giado:
"Aquí se puede uno tirar el lujo de veranear 'en la sierra' sin perder
de vista el mar".
Dando vida humana a este paisaje surge la figura típica de TEODORI-TO,
descrito por el autor a través de unas pocas pinceladas: "Está en la finca
desde tiempo inmemorial", "guarda silencio de sol a sol", "parece de otro
siglo", "cada tarde se sienta en un pretil a mirar la puesta de sol", ... ''¿Qué
mira, qué siente Teodorito? Estas incógnitas nunca pudo descifrarlas el autor.
Termina esta parte con una poesia, "Neblina", cuyos primeros versos no me
resisto a reseñar aquí:
"He abierto la ventana
para que con su aire nuevo y fresco
me escancie la mañana.
He de decir que el día ha amanecido
con una magna, densa neblina.
Las nubes, rendidas por el peso,
se desaguan en tenue lluvia
pulverizada, flecos mojados
de un cielo húmedo".
Y llegamos a la 4a Parte del libro donde VEGUETA, el barrio viejo de
la ciudad y el Colegio, que se asienta en él, son los protagonistas, evocados
de mil formas:
- "¡TORRE DE SAN AGUSTIN! jurisconsulta, marinera, monacal".
- ";BARRANCO DE GUINIGUADA! Barranco de sol y fuego, sin
agua, sin frescor. Viejos y lasos eucaliptos sombrean, a trechos, el
cauce.
Las orillas, emparedadas, se enrojecen de buganvillas, sangre de tu
sequedad".
- "Las noches de VEGUETA son inolvidables. Paseo por una azotea
larga sobre el mar. Son las once, once y media ..., o más".
Pero ;las noches de luna llena! No es romanticismo, no; es majestuo-sidad,
un sentir la inmensidad, no aplastante, sino blanda y tierna".
- "PATIO DEL COLEGIO". Luces tras las persianas de los cuartos.
Diez y media".
Termina esta 4= Parte con la "NOSTALGIA DE LA DESPEDIDA"
donde:
"En la sequedad de mis patios,
- geometría quemante -
junio y dos de la tarde,
enjugué mi llanto de despedida.
Tersura de porcelana
tenia el mar y el aire, en mi vida".
Y llega la "DESPEDIDA", es la 5a Parte de la obra, donde nos hace
confidencias del viaje, de sus rememoranzas y de sus sueños de volver ...
"Adiós, Gran Canaria. Estoy ya muy lejos, pero aún está la estrella en
mis ojos, aquella que me dio su saludo postrero".
21 de junio de 1952 de madrugada en el avión.
Por último, "EPILOGO", dedicado a la Capilla del Colegio, hoy desa-parecida:
- "iCAPILLA, CAPILLA DE MI COLEGIO!" amplia, alta, lumino-sa:
dulce. Entre bizantina e isleña, cal y madera...".
Una lectura calma, tranquila, reposada de este libro, emociona y hace
surgir "algo" de nosotros que las palabras son pobres para explicar.
Es un libro, donde de manera casi diría subliminal, se palpa a Dios, se
siente uno rozada por el hálito de la oración y al mismo tiempo se capta el
amor y la vocación de la entrega a los otros, de la tarea educativa ...
Un libro, donde la vida cotidiana, todo nuestro entorno, se eleva a la
categoría de Poesía, sin perder por ello los bordes afilados del cansancio, del
sufrimiento.
Un libro, en definitiva, al que difícilmente le encuentro calificativo por
la belleza, ternura, lirismo ... que rezuma cada letra, cada tilde, cada palabra,
cada expresión.
Un libro que es un retazo de una vida y al que todos podemos considerar
un "poco" nuestro.
Carmen Alemán Hernández
RAFAEL DIAZ-SALAZAR, El capital simbólico, Estructura social, política
y religión en España. Ed. HOAC, Madrid, 1988.
La obra de este joven investigador, que tiene ya publicadas muchas pá-ginas
centradas en el análisis socio-religioso de la sociedad española, ha de ser
valorada a un cuádruple nivel.
En primer lugar, se trata de un ensayo de interpretación de la realidad
social española, desde la perspectiva específica de la interacción del factor reli-gioso
con los demás mecanismos socio-político-económicos. Esta obra es un
excelente complemento de la anterior "Iglesia, dictadura y democracia", Edi-ciones
HOAC, Madrid, 1981.
Rafael Diaz-Salazar se muestra en estos análisis discípulo de Alfonso Al-varez
Bolado, al que sigue, con personalidad propia, en sus reflexiones sobre
"lo católico" en la España contemporánea.
En este primer aspecto, hay que subrayar la riqueza de perspectivas nue-vas,
en relación con su anterior publicación citada. Son muy sugerentes los úl-timos
capítulos, en los que el autor establece hipótesis sobre el porvenir del
cristianismo en España. El libro anterior se limitaba a constatar la dificultad
que tenía la Iglesia para encontrar su puesto en una sociedad secularizada, plu-ralista
y democrática. En éste, sin embargo, se aventuran pautas de futuro,
que son un buen punto de partida para una discusión, ya que se presentan co-mo
opiniones para ser debatidas.
Un segundo aspecto de la obra es la aportación de un marco teórico pa-ra
realizar el análisis de lo religioso en la sociedad española. Aquí el autor si-gue
a Gramsci y a P. Bourdieu, fundamentalmente, a quienes ha estudiado
ampliamente y cuyo conocimiento usa con libertad.
Una tercera dimensión, tal vez la más ambiciosa del libro, es su preten-sión
de "construir una sociología de la religión critica y pluridimensional" (pág.
207), una sociología de la religión para nuestro tiempo.
En este tercer nivel, el autor tiene el mérito de acentuar elementos de la
obra de Bourdieu, destacando las aportaciones originales de este gran sociólo-go
de la religión, sobre todo el mismo concepto de "capital simbólico", que
da titulo a la obra. Asimismo, los apuntes críticos a las teorías de Bourdieu
nos revelan a Díaz-Salazar como una promesa en orden a la tarea de elaborar
esa necesaria sociología de la religión para nuestro tiempo.
Finalmente, un cuarto aspecto destacable de esta obra es su carácter prá-xico.
No sólo por el detalle de incluir una "plantilla para el análisis de coyun-tura
eclesial" (cfr. pags. 209-212). instrumento muy útil para grupos y
comunidades cristianas, sino por el enfoque global de toda la obra.
Este tipo de publicaciones son necesarias hoy día. Este tipo de pensado-res
que saben articular "orgánicamente" teoría y praxis nos hacen falta con
194 RECENSIONES
urgencia. El testimonio de lgnacio Ellacuria y sus compañeros jesuitas, recien-temente
masacrados en El Salvador, tal vez precisamente por elaborar un pen-samiento
vigorosamente insertado en el clamor de liberación de los pobres,
supone para todos nosotros un estimulo y un acicate, en esta situación en que
se necesitan pensadores, intelectuales y escritores compremetidos con su pue-blo.
Un poco al estilo de Diaz-Salazar.
Felipe Bermúdez Suárez
JOSE ANTONlO INFANTES FLORIDO, Tavira: ¿Una alternativa dela Iglesia?
Ed. Publicaciones Monte de Piedad y Caja de Ahorros, Córdoba, 1989.
La figura de don Antonio Tavira y Almazán, obispo de Canarias desde
1791 a 17%, ha tenido más detractores que panegiristas. Quizá con citar a don
Buenaventura Codina, uno de sus sucesores, baste para hacernos una idea de
cuál era el juicio que se tuvo en el siglo pasado sobre tan controvertido prela-do:
era jansenista y apestó esta islas con las doctrinas de su maldita secta y
ojalá que el contagio no estuviese aún arraigado en muchos eclesiásticos. Esta
postura critica, tremendamente dura, se ha mantenido casi de forma generali-zada
hasta nuestros días en las altas instancias de la diócesis. Para el doctor
don Antonio Pildain y Zapiain, la brillante trayectoria del episcopologio ca-nario
experimentó un lamentable eclipse en el pontificado del tristemente fa-moso
don Antonio Tavira, tenido por corifeo del partido jansenista, en
expresión del insigne Menéndez y Pelayo. Pero la hora de su reivindicación
ya estaba cerca.
En 1967 llega a Las Palmas un nuevo obispo: don José Antonio Infantes
Florido, que va a suceder al jubilado doctor Pildain. Desde que deja encauza-do
el gobierno de su nueva diócesis, dispone de algunos ratos libres; comienza
a interesarse por los sucesos y personajes más relevantes de la historia eclesiás-tica
local apoyando sus investigaciones en la casi virgen documentación de los
archivos Episcopal y Diocesano y en el de la Inquisición, que se conserva en
el Museo Canario.
No nos puede extrañar que al examinar papeles y legajos de pasadas épo-cas
centrara su atención en el polémico Tavira, cuya personalidad sobresalía
pujante del conjunto de eclesiásticos excepcionales que enriqueció el siglo XVIII
canario. Y como reposado fruto de muchas horas de estudio y meditación, pri-mero
en Vegueta y más tarde en Córdoba, han ido apareciendo sus libros, di-rigidos
a desentrañar aconteceres y conductas del siglo de la Ilustración.
Con el titulo: Un Seminario de su siglo: entre la Inquisición y las luces
fue publicado el primero de sus libros en 1977. En sus páginas ya queda deli-neado
el talante reformador de Tavira y, también, la identificación del autor
con la línea pastoral emprendida por aquel prelado. Fueron muchas las cosas
que se propuso cambiar en la diócesis don Antonio Tavira y el Seminario una
de ellas, pero situándolo en lugar preferente, convencido de la necesidad de
comenzar las reformas en la etapa de preparación de los futuros sacerdotes,
elevando el nivel de su formación moral e intelectual.
El segundo de sus libros, iniciado en Las Palmas y terminado en Córdo:
ba, se imprimió en 1981. Lleva por título Crisis religiosa e ilustración. Un ho-rizonte
desde la biblioteca de Tavira. Como se desprende del rótulo, toda la
obra gira en torno a la rica librería del obispo, cuyo inventario se formalizó
antes de su consagración episcopal. La componían 957 títulos (unos tres mil
volúmenes). Tan rico bagaje pone a la luz una parte de las fuentes de su pensa-miento,
de las líneas pastorales, de la actitud que tomó ante ciertas situaciones
y, sobre todo, deja al descubierto el nervio de su pensamiento ...
A la vista del extenso y variado repertorio de obras que trajo consigo
Tavira se plantea el doctor Infantes Florido si se puede sostener que su antece-sor
"envenenó" las aguas diocesanas de jansenismo e Ilustración con su bi-blioteca
y su línea pastoral. La contestación es un no rotundo, porque antes
de su llegada -dice- se vive en las islas un enfrentamiento de clérigos e in-quisidores,,
con el aprieto de irreversibles alternativas, alentadas por la impa-rable
pólvora del papel impreso. Por otra parte, la biblioteca de Tavira fue
en su tiempo la más importante de las islas, pero no la única. Hubo otras que
estuvieron bajo el punto de mira de la Inquisición por las obras que contenían,
procedentes muchas de ellas del extranjero.
Creemos que no ha sido extemporánea la mención que se acaba de hacer
de las dos obras anteriores del doctor Infantes, antes de dar cuenta de la últi-ma
se sus publicaciones, porque aquéllas, sumadas a ésta, completan y redon-dean
el estudio sobre la personalidad y el quehacer pastoral de Tavira, que con
tanto acierto ha realizado el actual obispo de Córdoba.
Este último libro sobre el ilustrado Pastor, que rigió la diócesis de Cana-rias
cuando ya agonizaba el siglo XVIII, se titula: Tavira: ¿Una alternativa
de la Iglesia? En él se va siguiendo, paso a paso, la peripecia pastoral de Tavi-ra
por todas las parroquias del archipiélago, utilizando como fuente, de forma
modélica, la valiosa información contenida en los numerosos decretos expedi-dos
como consecuencia de lo que veía u observaba en cada lugar.
Tavira fue un obispo andariego, que empleó gran parte de su no largo
pontificado en ir de una isla a otra y de un pueblo a otro pueblo para conocer
de visu la auténtica realidad religiosa y social de sus diocesanos: la acción pas-toral
no la ejerció desde el palacio de la plaza de Santa Ana.
¿Qué contenipló Tavira en sus andanzas pastorales? ¿Qué se apresuró
a corregir? ¿Qué directrices trazó? Infantes Florido nos proporciona un exten-so
y riguroso repertorio de cuestiones, de las que sólo es posible espigar algunas.
Su gran preocupación por los marginados le llevó a la creación de la Ca-sa
de Misericordia, que no era un asilo sino una institución en la que se esti-mulaba
el trabajo artesanal en mendigos y prostitutas. Con las Asociaciones
parroquiales de Caridad, por él fundadas, establece una dura dialéctica entre
caridad y piedad, entre el culto y la limosna.
En el ámbito del culto exige que el Sacramento del Bautismo se adminis-tre
con la misma concha y de igual forma a pobres y ricos, sin hacer distincio-nes
odiosas; con idéntico criterio se han de realizar los entierros. Las
amonestaciones serán leidas siempre desde el mismo lugar, igual si se refieren
a feligreses pudientes que a los que no lo son.
Acepta como inevitable el hecho de la emigración hacia América: seria
violento impedir la salida, porque la tierra no puede mantenerlos por varias
causas, y entre ellas a mi ver es la principal la de estar todo el terreno reducido
a mayorazgos, vinculaciones, capellanias y manos muertas. Debe negarse la
licencia a los casados, porque muchos de ellos marchan y olvidan luego a la
esposa y a los hijos, que quedan en la mayor miseria.
Hacia el culto vuelca todos sus desvelos. Lo desea austero, sin derro-ches.
Al Señor -explicaba a los fieles de Tuineje- le es más agradable que
el culto y toda la pompa religiosa de él, la misericordia con el prójimo. Reco-mienda
que sólo debe haber en cada iglesia un único altar, el del presbiterio:
va contra la buena disciplina la muchedumbre de altares; y una sola imagen
de la Virgen, la cual podrá reunir el culto a las diferentes advocaciones. Por
esa causa mandó retirar en Teror a Ntra. Señora del Rosario y dispuso que
con sus rentas y limosnas se creara una escuela de primeras letras.
Con las imágenes vestidas se muestra totalmente disconforme. En Guía
deja sentado que es un abuso intolerable el de vestirlas de ropas, en que sobre
el grande e inútil costo que se hace, hay mucha indecencia y profanidad; por
tanto hemos mandado ... se haga ejecutar de buena mano una hermosa imagen
vestida con propios ropajes de talla.
Insiste mucho sobre la limpieza y cuidado de los templos. Señala que
el coro no deberá estar situado a los pies de la iglesia, sino en el propio presbi-teriopara
que todo el clero pueda asistir a los sacrosantos Misterios y Oficios
con la mayor inmediación al altar. No le agradan las cubiertas de artesonado
y muestra sus preferencias por la bóveda, y en varios lugares sugiere que se
cambien.
Los villancicos deben desterrarse de las iglesias -dispone en La Laguna-porque
no vienen bien con la gravedad del Oficio Divino y se falta a la venera-ción
de los Sacrosantos Misterios, habiendo suspensión y pausa para oir cosas
en que el menor defecto suele ser frialdad e insulsez, y no pocas veces contie-nen
errores dignos de la más severa censura, y asilos prohibimos absolutamente.
Su concepción del sacerdocio -señala el doctor Infantes- lleva la mar-ca
de la espiritualidad reinante, inspirada en la vuelta de la "Iglesia primiti-va",
en la formación moral más estricta, y en la competencia doctrinal y
escrituristica más rigurosa. A ellos les dedica su primera carta pastoral, en la
que les encarece que en todas sus acciones y palabras den un continuo testimo-nio
de la pureza y santidad de vida que pide la calidad y dignidad de su oficio.
Para contribuir a su mejor preparación refuerza la práctica de las Conferen-cias
Morales, haciéndolas obligatorias allí donde, al menos, convivieran tres
sacerdotes.
Un capítulo doloroso del pontificado de Tavira es, segun el autor, el de
su enfrentamiento con la Inquisición: Lo que discute y contra lo que lucha el
obispo son las atribuciones que se arroga dicho Tribunal; la competencia que
no tiene, y los procedimientos y estilos inadmisibles, pues afectan a la jurisdic-ción
episcopal o a la dignidad del ser humano. Protesta ante el Rey y el Inqui-sidor
general de las arbitrariedades del Santo Oficio, y ante ellas reacciona dando
aliento y consuelo a algunos reos como, por ejemplo, a Juan Perdomo, perse-guido
por leer libros prohibidos, a quien terminatia por nombrarle su médico
personal.
Dice Infantes Florido, en las últimas páginas de su libro, que Tavira ha
pasado a la historia como "hereje" por su talante espiritual, su preparación
teológica y sus decisiones pastorales. Como tales juicios, a pesar de apoyarse
de forma muy especial en la autoridad de Menéndez y Pelayo, son inexactos,
era preciso hacer luz sobre su vida y su quehacer episcopal, y en esta tarea ha
puesto el autor todo su empeño, dándonos esta modélica investigación que en-riquece
la historiografia sobre tan importante parcela del pasado religioso de
las islas.
Jos6 Miguel Alzola
SAN JUAN DE LA CRUZ (Antología): Vámonos a ver en tu hermosura.
Selección de textos e introducción por Ma del SAGRARIO ROLLAN
ROLLAN, Editorial de Espiritualidad. Madrid, 1989.
Más allá de la apariencia, o de la propia envoltura que rodea a estas pá-ginas.
nos encontramos con la in-apariencia de los contenidos. Juan de la Cruz,
el autor, siempre nuevo por todo aquello que des-vela y evoca, y siempre vie-jo,
para quienes por su propia y contemporánea incapacidad de oirse en él,
lo categorizan como reliquia de cultura, que es un medio muy nuestro de ori-llar
lo que nos supera o desborda.
Además del autor, ya de por si con suficiente credibilidad, esta antolo-gía
está elaborada por una persona que lleva años de rastreo tras la obra y
pensamiento del autor místico. Aunque esta segunda condición no siempre nos
ha garantizado la diferencia que existe entre la exégesis (entresacar-interpretar
el texto) y la eisegesis (entremeter en el texto); es decir, que no siempre en las
antologías se respeta la propia e inalienable voz del autor, sino que más bien
se lo utiliza como plataforma proyectiva de la voz de quien desea imponer su
propia opinión y saber.
De esta antología cabe afirmar, que ineludiblemente es exegética, por-que
la antóloga ha sabido escuchar primero para luego ayudar en el alumbra-miento
de lo que en otras horas, de otro modo, pero desde un mismo sentido
quiso decir Juan de la Cruz al ser humano de todos los tiempos.
Vámonos a ver en tu hermosura, ofrece las claves para acceder al en-cuentro
con la Belleza, y con toda la belleza. Desde la experiencia y sabiduría
de Juan de la Cruz, desde su propia senda (por esa que tan pocos han ido),
el secreto se encuentra más allá de la apariencia ... Quizá sus primeras líneas,
como pórtico y faro que oriente en el tráfago de lo que más adentro se aventu-ra,
puedan ser las que constituyen la "metáfora de la vidriera" (pág. 48). Aún
hoy se sigue matando al mensajero si trae noticias poco propicias a los gustos
de la mayoría; puede que Juan de la Cruz lleve tiempo asesinado por creer que
la soledad es fecunda y que la necesidad de la noche, a pesar de su aparente
oscuridad, está preñada de luz abundante.
Mucho más allá de las apariencias ... Vámonos a ver en tu hermosura.
Jos6 Manuel Castro Cabero
GONZALO MARRERO RODRIGUEZ, Psicología y Deporte. Cabildo Insu-lar
de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1989.
La segunda edición de este libro, presentada por el Cabildo Insular de
Gran Canaria, al X Symposium de la Federación Europea de Entrenadores de
Fútbol 1989, pone de manifiesto la presencia creciente de la Psicología en el
ámbito de la actividad física y el deporte. La obra, construida sobre una tesis
doctoral defenida por el autor en la Universidad Complutense de Madrid, apun-ta
en dos direcciones específicas y relevantes. De una parte, hacia la consolida-ción
de la Psicologia del deporte dentro del panorama general de la Psicología
científica. Ya el mismo escritor señala que las motivaciones que le impulsaron
a plantear este estudio están incrustadas en el propio rol que juega y puede
jugar la Psicologia del deporte y en la necesidad urgente de promover su creci-miento
en este país. Y, de otra, el Dr. Marrero abre el camino a la Psicologia
de la educación en el ámbito deportivo, pues el enfoque y el estudio empírico
están construidos sobre la función educativa del deporte y, más en concreto,
sobre la dimensión educativa del entrenador.
En el libro se pueden distinguir diversos elementos: unos básicos y preli-minares
que abordan y clarifican conceptos, como las diferencias entre el jue-goy
el deporte; y la configuración de la Psicologia del deporte y otros insertos
en el ámbito educativo, como la consideración del entrenador en su faceta de
educador. El autor logra que la variedad de estos elementos resalte tanto el
carácter especifico de cada uno como la interconexión y dependencia mutua.
Para cimentar el objetivo de su estudio el Profesor Marrero delimita y
precisa el concepto de deporte pues considera que la Psicologia del deporte ha
estado teñida, desde sus inicios, de cierta ambiguedad en alguno de sus térmi-nos
y hasta en el más fundamental de sus conceptos: la significación del térmi-no
deporte. Esta equivocidad, surgida desde la confusión de los conceptos juego
y deporte, la aborda en el Capítulo 1 en que, desde la perspectiva semántica,
responde a estas preguntas: ¿Qué se entiende por deporte?, ¿Tiene que ver el
deporte con el juego?, jcuáles son sus elementos coincidentes y diferenciado-res?,
¿qué interacciones existen entre estos términos? Complementa el análisis
semántico con el estudio de ambos elementos desde el punto de vista histórico,
ceñido a nuestro ámbito cultural y echando mano de los trabajos de Blanchard,
Cheska, Diem y Ziegler.
En el Capitulo 3 afronta los siguientes aspectos: el concepto de Psicolo-gía
del deporte, la situación de esta disciplina entre la Psicología y las Ciencias
del deporte, los elementos básicos de su construcción histórica, la delimitación
de sus métodos de investigación y de intervención y el análisis de los tópicos
clave de las investigaciones realizadas en Psicologia del deporte: la psicología
de la competición, el aprendizaje de las habilidades motrices, el estudio de las
motivaciones deportivas y el análisis de la personalidad de los deportistas.
Posteriormente avanza su discurso hacia un elemento central: la vertien-te
educativa del deporte y, concretamente, la función educativa del entrena-dor.
Esta temática la aborda en los Capítulos 4 y 5. En el 4, encuadra la figura
del entrenador en la perspectiva histórica, lo que le permite descubrir el inicio
y evolución de sus funciones en diferentes periodos. En el 5, aborda un estu-dio
de campo que le posibilita establecer un modelo de entrenador-educador
y que le lleva a concluir que la personalidad del entrenador ha de estar dotada
de unos elementos que faciliten el ejercicio de su función educativa. Por últi-mo,
el autor establece unas conclusiones a nivel global, otras referidas a la di-mensión
educativa del entrenador y unas orientaciones para el trabajo formación
y reciclaje de los propios entrenadores, tanto en el fútbol, cuya población ha
sido la base de estudio, como de otras actividades físicas y deportivas.
RECENSIONES 20 1
El libro se cierra con unos Anexos y un Vocabulario. Los primeros reco-gen
datos referidos a la indentificación de la población deportiva, se detallan
los instrumentos de recogida de datos y se ofrecen algunos elementos de su
procesamiento. El Vocabulario es una síntesis específica de términos que se
incrustan en los ámbitos psicodeportivos.
Referido a la bibliografía utilizada, es necesario resaltar el esfuerzo del
escritor por sistematizar una bibliografía dispersa y procedente de distintas par-celas
del saber científico, técnico y deportivo. Enfatizar, por último, el uso que
hace el autor de un lenguaje claro, preciso, ameno y sencillo que le permite
acercar los resultados de su investigación al hombre de la calle sin perder un
ápice de rigor metodológico.
Hipólito Rodriguez Martin
JOSE MIGUEL PEREZ GARCIA, La Situación Política y Social en las
Canarias Orientales durante la Etapa Isabelina. Las Palmas de Gran
Canaria, 1989.
La novedad de un libro de historia depende de la vigencia e interés de
lo que nos explica, como ha señalado certeramente Josep Fontana. Este es el
caso de José Miguel Pérez Garcia en su libro sobre la situación política y la
realidad social de las Canarias orientales durante el reinado Isabel 11. Así lo
han entendido los miembros de la Real Sociedad Económica de Amigos del
País al decidir editarlo.
Se trata de un tema útil para entender el mundo en que vivimos, porque
los orígenes de muchas cuestiones básicas de la España actual arrancan de la
organización del Estado liberal. No nos referimos sólo a aspectos concretos
que perviven sino a grandes temas como la propia configuración del Estado
y las relaciones entre poder central y local, la organización y el significado de
los partidos políticos, el desarrollo del capitalismo, la modernización de las
estructuras sociales, el protagonismo de la Hacienda, la supeditación de la po-lítica
económica y social a los problemas financieros o la propia diversidad del
proceso en el conjunto del Estado. Partiendo de estos presupuestos se anali-zan
en este libro las claves concretas para entender la realidad canaria, seña-lando
las similitudes y diferencias que las islas presentan.
¿Tiene algún interés en la actualidad saber quién toma las decisiones,
a quiénes favorecen, por qué se toman? Conocer los cambios que se producen
y sus causas, saber distinguir entre cambios profundos y modificaciones apa-rentes
son aportaciones de este trabajo que, aunque tenga un marco cronoló-gico
y geográfico concreto como todo estudio histórico, aporta elementos de
reflexión y facilita el análisis del presente.
Es imposible no tener en cuenta los precedentes históricos que confor-man
mentalidades e influyen sobre comportamientos individuales y colectivos.
Por ello, es un libro dirigido a cualquier persona interesada por Canaria5 y
no sólo a los profesionales de la Historia.
Este trabajo ha supuesto un gran esfuerzo tanto por el volumen de la
documentación examinada como por el profundo análisis realizado y ello ha
sido posible por la capacidad de trabajo y también por la coherente profesio-nalidad
universitaria de José Miguel Pérez.
M' Teresa Noreña Salto