ALMOGAREN. 4. (891 PaBr. 11 57. @ CENTRO TEOWGlCO DE LAS PALMAS
FAMILIA Y LITURGIA: ALGUNAS LECCIONES
DEL PASADO *
LCDO. EN TELOLOGIA Y LCDO. EN CC. COMUNICACION
PROFESOR DEL CET
A los 25 años de la promulgación de la constitución Sacrosanctum Con-cilium,
documentos oficiales, balances sobre la reforma litúrgica y estudios de
toda índole, han sido algunas de las múltiples formas con las que se ha queri-do
poner de manifiesto la importancia de este documento pionero de la obra
renovadora del Vaticano 11. Con nuestra lección inaugural "Familia y litur-gia:
algunas lecciones sacadas de la tradición", pretendemos unirnos también
a ese reconocimiento coral, por lo que el mismo concilio definió en su momen-to
como "el paso del Espíritu Santo por su Iglesia", a la vez, quisiéramos esti-mular
el interés por la vertiente familiar de la liturgia más desconocida u
olvidada.
Más allá de este momento simbólico y del interés que pueda encontrarse
en recorrer caminos prácticamente nuevos en este campo, no podemos olvidar
la coyuntura especial que vivimos en nuestra diócesis, ya desde setiembre ofi-cialmente
en camino hacia el IX Sínodo de su historia. En el elenco de los trece
temas sentidos y seleccionados como los más importantes por los miles de per-sonas
que expresaron su parecer en la consulta realizada a todo el pueblo de
Dios en el pasado mes de marzo, no podemos ignorar que "la Iglesia y la fa-
* Lección Inaugural del Curso 1989/90 del CET.
12 ,OSE LUIS GUERRA DE ARMAS
milia" ocupa un lugar relevante. Los cristianos de nuestras islas redescubren
también la familia y queremos pensar que no sólo lo hacen para comprometer-se
cada vez más en los múltiples problemas que afectan hoy a esta institución,
sino también porque quisieran vivir como cristianos su vida familiar de un modo
nuevo.
Es a partir de esta conciencia eclesial y de este renovado empeño por vi-vir
su experiencia en estos términos más esenciales, de donde nace la relación
entre familia y liturgia, entendida ésta como la "acción sagrada a través de
la cual, con un rito, en la Iglesia y mediante la Iglesia, Cristo ejerce continua-mente
su obra sacerdotal".
En el lenguaje litúrgico el término "familia" aparece con mucha frecuen-cia.
Por ello no consideramos novedad alguna la relación de estos dos térmi-nos:
familia-liturgia. Ahora bien, todos sabemos y el contexto se encarga de
manifestárnoslo, que esta fórmula se refiere al "pueblo de Dios", visto en su
dimensión de Iglesia local, es decir, como comunidad que se reúne en la cele-bración
para formar dicha "familia" de la que Dios es Señor y Padre.
Es evidente que en este sentido, la adecuación familia-liturgia es inme-diata.
La celebración litúrgica es el momento y el modo concreto que tiene el
pueblo de Dios de llegar a ser y experimentarse como familia de Dios. Por cllo
pensar en ella es pensar en la liturgia que la hace posible.
Al hablar en este trabajo de "familia y liturgia" no nos referimos a esta
consideración familiar de la Iglesia. La mirada y la atención se dirige a ese 11ú-cleo
humano primario, denominado propiamente "familia", liwdo por los vín-culos
de la sangre. Aún más, nos referimos a la familia cristiana, resultado
de una confluencia sacramental: matrimonio de los cónyuges, bautismo y con-firmación
de todos sus integrantes, vivencia eucaristica de toda la comunidad
doméstica, y nos preguntamos hasta qué punto la familia es y debe ser no sólo
objeto, sino también sujeto de la liturgia.
La cuestión no es gratuita. En el contexto de perplejidad y de esperanza
que envuelve a la familia en nuestra sociedad, se va perfilando un hecho nuevo
que va asumiendo proporciones interesantes: los cristianos de hoy redescubren
cada vez más la familia para vivir su vida familiar como una experiencia de
Iglesia.
Por otra parte, cuando se trata de individuar la fisonomía propia de la
familia cristiana no se duda en llamarla "Iglesia doméstica". Ahora bien se
sabe que una Iglesia es siempre una comunidad cultualmente determinada, ca-paz
de tener una forma litúrgica propia que puede expresarse de diversas
maneras.
FAMILIA Y LITURGIA ALGUNAS LECCLONES DEL PASADO 13
El objetivo que nos proponemos con este estudio es ayudar a las fami-lias
a moverse con mayor libertad en lo que podríamos llamar primer circulo
de la liturgia cristiana. Para ello, hemos interrogado a algunas etapas particu-larmente
significativas de nuestra tradición, a la luz de la tradición judía y de
la tradición protestante.
Nuestro trabajo, bajo el epígrafe común de "la tradición antigua", lo
dividiremos en cuatro partes: los antecedentes judíos, la primera tradición cris-tiana,
la edad patrística, y el culto familiar en el ambiente de la reforma pro-testante
del siglo XVI, destacando al final, a modo de conclusión, aquellos
aspectos más significativos que puedan servir como puntos de referencia para
una confrontación creativa.
Con esta mirada a la tradición, insistimos, una vez más, no buscamos
copiar experiencias de otras épocas o interpretar retazos del pasado con nues-tra
mentalidad actual, sino motivar a nuestras familias cristianas, llamadas,
también ellas, a presentar, hoy, nuevos modelos de experiencia cristiana, adap-tados
y creíbles para nuestro mundo.
1. LA TRADICION ANTIGUA
El descubrimiento de la tradición antigua está en la base de la reforma
conciliar, pero hasta el momento son insuficientes y parciales los estudios que
se han hecho sobre la liturgia familiar del pasado"'.
Desde la época de los Mauristas, hace ya 300 años, la investigación se
ha ocupado con entusiasmo de la historia de la liturgia del cristianismo anti-guo.
De este modo se han desvelado a las nuevas generaciones muchos aspec-tos
que permanecían ocultos a las generaciones anteriores. Sin embargo, es
preciso hacer una constatación desconcertante: Se sabe poco sobre la dimen-sión
familiar de la liturgia en la antiguedad cristiana, prácticamente nada so-bre
el medievo y la reforma protestante y apenas si se ha prestado atención
a la tradición oriental.
p~
(1) Entre los estudios más interesantes, aunque parciales, seiialanios: E. von SEVERUS, Ge-bet
l, Reallexikon für Antique ond Chrislentum 8, von T. KLAUSER (hrsg.). Stuttgart
1972, 1134-1258; B. FISHER, La priCre ecclésiale er familialedans lechristianismeancien,
en La Maison-Dieu 116 (1973) 41-58; A. HAMMAN, Liturgie, priCre et familie, dans les
trois premiers siCdes chiétiens, en Questions Lirursiquer 57/3 (1976) 81-98: P. DUFRES-NE,
Liturgia familiare, Dehoniane, Bologna 1977; D. SARTORE, Famiglia, en NDL: D.
SARTORE, A-M. TRIACCA (ed.), Paoline. Roma 1984', 524.536.
14 ,OSE LUIS GUERRA DE ARMAS
Ciertamente las fuentes antiguas son menos fecundas para el culto fami-liar
que para el culto público, pero, ni siquiera la investigación especializada,
aquella que quiere servir específicamente a la vida de la Iglesia, ha intentado,
al menos, resumir en un solo cuadro, los pocos datos existentes, tanto más pre-ciosos
Cuanto más escasos.
La falta de interés por este tema, hace pensar. Había un tiempo en que
se creía que en este sector del culto familiar no había problema alguno. Se pen-saba
que las piadosas tradiciones del pasado cristiano, se transmitían silencio-sa
y fielmente a las generaciones nuevas. Pero esto no deja de ser un sueño
del que es preciso despertar.
Por ello queremos volver nuestra vista al pasado. Esto nos permitirá medir
mejor aquello que, aún ligado al tiempo, es independiente de él y, a la vez,
conocer aspectos o modelos que puedan resultarnos sugerentes en las nuevas
condiciones pastorales "J.
Estos aspectos familiares del culto están ya presentes en La más antigua
tradición cristiana, pero no parten de cero. Es verdad que la liturgia cristiana
es una de las creaciones originales del cristianismo, pero, aún siendo original,
no es seguramente una creación "ex nihilo". Existe un AT del que no pode-mos
prescindir. Si, de hecho, como está claro, la providencia ha juzgado nece-saria
esta etapa, nosotros no tenemos el derecho ni la posibilidad de descartarla.
Es, por todo esto, por lo que en este recorrido sesgado a través de la his-toria
del culto familiar, partimos de la tradición judía, en la que el culto domés-tico
ha conservado siempre una importancia fundamental, a través de lo que
se ha llamado: "las sucesivas formas de aparición del pueblo de Dios""'.
1.1. Antecedentes judios
Sabemos que los libros de AT y la tradición judía contienen numerosos
testimonios del culto familiar. Algunos están totalmente superados para una
concepción cristiana, otros, sin embargo, pueden ser válidos para inspirar una
respuesta a la cuestión que nos hemos planteado: la liturgia familiar.
Decir que ciertas liturgias del AT están superadas para una fe cristiana,
no supone menosprecio, ni juicio de valor. Simplemente creemos que el NT
las hace caducas para la Iglesia de Cristo.
(2) Cf. A. HAMMAN, a.c., 81-88; B. FISHER, o.c., 116.
(3) N. FUGLISTER, Strutrure dell'ecclesiologia veterotestamenlaria, en Mysferium salufis 7,
Queriniana, Brescia 1972, 23-113.
FAMILIA Y LITURGIA: ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 15
Esto lo decimos para aclarar, desde el principio, nuestra postura: aludir
a las liturgias familiares antiguas de los patriarcas y del período del desierto
para fundar una liturgia familiar actual, nos parece un anacronismo, porque
en aquel tiempo no existía otro culto que el familiar, el del clan. Etapa, por
otra parte transitoria, ya que después de la entrada en la tierra prometida y
la construcción del Templo, el culto se convirtió en un fenómeno complejo.
Igualmente incorrecto nos parece ver en el culto familiar de la pascua, una al-ternativa
al culto del Templo o sacerdotal, ya que para los judíos era el con-junto
de las dos liturgias, la del Templo y la familiar, lo que constituía
oficialmente la celebración pascual.
Insistir en estas reservas, nos parece importante. Ello nos evitará entrar
en un callejón sin salida o tratar de ver en los modelos judios un elenco de
experiencias a imitar sin más, cuando éstas sólo tendrían sentido en un contex-to
de fe judia. Aún más, nos evitará fomentar un arqueologismo romántico,
resucitar viejos moldes que, ni siquiera son asumidos tal cual, desde la fe judia
de hoy, que es eso, una fe viva, actual, no una cultura muerta, un fósil en un
museo '4'.
Si prescindimos de la prehistoria de Israel, que no podemos conocer, el
primer tipo de familia que encontramos, es claramente patriarcal"'. En este
ámbito el único culto existente era el familiar y el cabeza de familia era el que
realizaba los actos de culto: estrechamente unidos a la familia están el sacrifi-cio,
la alianza, la circuncisión, las bendiciones divinas, la misma concepción
del "Dios de Abrahám, de Isaac, de Jacob" 16'.
En la sucesiva evolución religiosa de este pueblo se imponen otros luga-res
de culto (el templo y después la sinagoga), pero la familia sigue siendo el
centro de la vida religiosa.
(4) Cf. J. POSEN, Jewish wonhip, enA dictionary of Litugy & Worship, J.B. DAVIES (ed.),
SCM Press Ltd., London 1982". 207-209.
(5) Cf. R. DE VAUX, Instituciones del Antiguo Testamento, [Les institutions de I'Ancien Tes-tament].
Trad. A. ROS, Herder, Barcelona 1976', 49-52.
(6) Según la Biblia, Abraham levanta un altar en los lugares en que acampa: en el encinar
de Moré (Gn 12,6-7). en la montaña, al oriente de Betel (Gn 12,8), en el encinar de Mam-bré
(Gn 12, 18). Dios establece alianza con él y para consumar esta alianza, Abraham pro-cura
los animales necesarios (Gn 15.9-11, 17-21). Circuncida a los varones de su casa (Gn
17,23), invoca el nombre de Yavhé (Gn 13.4; 21, 33), intercede en favor de Sadoma (Gn
18, 22-32) y ofrece holocaustos (Gn 22,131.
lsaac intercedeayavhépor sumujer estéril (Gn 21.51). Coma su padre Abraham dia-loga
con Yavhé (Gn 26, 2-6), levanta un altar e invoca el nombre de Yavhé (Gn 26, 25).
Bendice a su hijo Jacob (Gn 27, 27-29) y Esaú (Gn 27, 39-40). Jacob levanta una estela
y derrama aceite en ella (Gn 28, 19). ofrece sacrificios (Gn 31, 54; 46,1), erige altares (Gn
33, 20; 35, 7). bendice a los hijos de José (Gn 48, 13-22).
"Estas células sociológicas primitivas ... -escribe N. Füglister-en
rodos los estadios de la historia de Israel, han sido las unidades
primarias más o menos claramente visibles, según las ocasiones.
Esto puede apreciarse, entre otras, en la fiesta de la pascua. Aun-que
ella celebre el recuerdo de la liberación, que constituye el ser
y el devenir del pueblo de Dios, también su ambiente vital propio
y originario es la familia. Análogamente en el NT, la Iglesia se con-creta
en las diversas comunidades familiares, y no es el único mo-tivo
de esto el hecho de que se celebre en las casas particulares el
rito de la eucaristía, concebida en analogía con la pascua" "1.
Por su parte L.1. Rabinowitz, desde una perspectiva actual, señala:
"La constanteinsistencia sobre el valor de la familia como unidad
sociológica para propagar las virtudes domésticas y religiosas, así
como el dato significativo de que la palabra hebrea para designar
"matrimonio" sea "qiddnihin" (=santificación), convierten a la
casa hebrea en el elemento más vital para la sobrevivencia del ju-daismo
y en el manrenimiento del modo de vida hebraico, por en-cima
de la sinagoga y de la escuela" @'.
En el judaísmo del tiempo de Jesús, este carácter familiar se revelaba
en sus principales manifestaciones de culto.
l . 1.1. La celebración de la pascua
La pascua era en tiempos del NT la fiesta principal de los judíos y lo
ha seguido siendo'"'. Su celebración, en aquel tiempo, estaba relacionada con
el Templo, centro cultual de Israel, pero su rito más característico, la cena,
---
(7) N. FUGLISTER, o . ~ . ,3 0.
(8) L.I. RABINOWITZ, Enodopedia ludaica, 8, Keter Publishing House, Jerusalén 1971,
1172: "This constant insirtence upon the value of the family as a social unit for the propa-gation
of damestic and religious virtues and the signicant fact tha the accepted hebrew vord
far marriage is "kiddushin" (=santification), had the result of making the jewish home
the most vital factor in the suwival of judaism and the preservation of the jewish way of
life. much more than the synagogue or school").
(9) Para conocer la evolución etiológica de la fiesta de pascua, así como de su rito principal,
la cena, cf. E.D. GOLDSCHMIDH, Thepassover Haggadah. Its sources ande history,
Biblic Institute, Jerusalen 1969; R. DE VAUX, a.c., 610-619; V. SERRANO, La pascua
de Jesús en su tiempo y en el nuestro, Centra de Estudios Judeocristianos. Madrid 1978;
H. HAAG. De la antigua a la nueva pascua. Historia y teo!ogia de la fiesta pascua1 [Vom
altem zum neuen Paschal. Trad. por F. MARTINEZ GONI, Sigueme, Salamanca 1980:
J. SEREMIAS, La última cena, palabras de Jesús [Die abendmahlsworte Sesu]. Trad. por
D. MINGUEZ, Cristiandad, Madrid 1980, 89-92.
FAMILIA 1 LITURGIA. ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 17
tenia lugar en el ámbito familiar ''O' y según modalidades familiares
(=funciones del cabeza de familia, preguntas del más joven de los comensales
y haggadah, versiculos alternativos, etc.)"".
A este respecto, conviene recordar que, por explicita prescripción bíblica,
en el judaismo es básica la relación maestro-discipulo y el primer maestro es
el padre, que debe usar como expresión didáctica fundamental la narración"".
El padre, según la Torah tiene el estricto deber de "hablar" al hijo sobre
los preceptos, los ritos y acontecimientos de liberación que en ellos se hacen
presente.
No se trata, sin embargo, de una catequesis abstracta o sistemática. El
procedimiento esquemáticamente comprendería: la ejecución de un rito o pre-cepto
por parte del padre, la pregunta del hijo que investiga sobre el significa-do
de tal rito y la explicación "narrativa'' del padre'"'. Esto es evidente en
el seder de la cena pascual, con las cuatro preguntas iniciales del comensal más
joven y la animación didáctica del rito"4'.
1.1.2. La comida del sábado
Junto a la cena pascual, que ocupa un lugar preeminente en el culto fami-liar
hebraico, hemos de destacar la comida semanal del sábadou5'. El sábado
es el punto culminante de la semana, un dia -como dice el Talmud- consa-grado
mitad a Dios (estudio de la Thora, oraciones, cantos ... ) y mitad al hom-bre
(comida especial, descanso, satisfacción de las necesidades conyugales ...)"6'.
(10) En las últimas etapas de desarrollo de la fe de Israel aparece la tendencia a hacer de lar
comidas religiosas, no tanto el vinculo de la familia natural, cuanto el de un grupo forma-do
más bien por vinculas morales: fraternidades judías en las que la espera escatológica
era más ferviente, llamadas ' "lpporpia". en griego y en hebrero "shabüroth", cf. H.
CHIRAT, L'asamblée chretiennea l'ageapostolique, I= Lex Orandi 101, Cerf. París 1949,
174; P. DUFRESNE, o.c., 13-36.
(1 1) Cf. La Misni: Pascua [Psahiml X, 1-9. Introducción, traducción y notas de CARLOS DEL
VALLE, Editora Nacional, Madrid 1981, 306-308.
(12) Cf Ex 10, 2; 12, 26-27; 13, 8; 13, 14-15; Dt 6. 6-7; 6, 20-21. 24-25; 11, 19.
(13) Haggadah viene de la rair hebrea NGD, que significa "narrar", "contar", pero también
anunciar, proclamar. En sentido estricto este término se refiere a la explicación que el pa-dre
de familia da sobre el significado de la pascua. En sentido lato se aplica a todo el ritual
d-e- 1.1- nl r r i i l p-"
(14) Cf. A. HANGGI et PAHL, Prex eucharistica. Textus e variis Iiturgiis antiquioribus selecti
[=Spicilegium Friburgense 121, Universitaires, Fribourg 1968=, 15-34; [en adelante cita-da
PEI. ~ ~
(15) Para una descripción más detallada de la liturgia familiar para el dia del sábado, cf. R.
DREYFUS, Liturgie domesfique juive, en Qucstions Liturgiques 52 (1971) 115-117. (Esta
revista recoge en este número las ponencias del 2' coloquio IitUrgico de la abadia de Mont-
César "Priere juive et chretienne" del 22 al 23 de marro de 1971); cf. también P. DU-FRESNE,
a.c., 27~29.
(16) Cf. R. DREYFUS. 0.c.. 115.
JOSL LUIS GUERRA DE ARMAS
"Lo que caracteriza el sábado es que está santificado por su rela-ción
con el Dios de la Alianza y que es un elemento de esta Alian-za.
El dia tabú de otras religiones resulta ser un dia consagrado
a Yavhé, un diezmo del tiempo, como los primogénitos del gana-do
y de las primicias de la cosecha, son un diezmo del trabajo de
los otros dias. Por eso aparece como una cláusula de los diferentes
pactos de la Alianza" 07'.
El sábado es una institución anamnéticaf18' y, al mismo tiempo, una jor-nada
de gozo en la que se pregusta el mundo futuro ('91.
El día del sábado se prepara a lo largo de toda la semana. pero, es, sobre
todo, el viernes, a partir del mediodía, cuando esta preparación se intensifica:
se dispone la mesa sabática, se decora la casa y se prepara la comida, ya que
el sábado no puede encenderse fuego'20'.
El viernes a la tarde, una hora u hora y media antes de la puesta del sol,
cesa todo trabajo y la dueña de la casa enciende la lámpara'"" al tiempo que
recita la bendición corresp~ndiente'~~'.
La jornada doméstica del sábado se caracteriza por tres comidas cuyo
carácter religioso se explicita del mejor modo en las bendiciones, que recono-cen
los alimentos y las bebidas como un don de Dios, creador de todas las co-sas
y que culminan con la recitación, por parte del padre de familia, de la acción
de gracias, conocida como Birkat Ha-mazon 12".
1.1.3. Las comidas diarias
No sólo la comida del sábado, sino toda comida familiar tiene para el
judío un marcado carácter religioso. La comida es la ocasión privilegiada para
(17) R. DE VAUX, o s . 605.
(18) Cf. Dt 5, 15.
(19) Cf. A.J. HESCHEL, Intuizionidell'eternitá, enllsabato, Rusconi, Milano, 1972, 109 SS.
(20) Cf. Ex 35, 3.
(21) Cf. La Misná: Sibado [Shabbatl 11, o.c., 225, 6: "A causa de tres transgresiones mueren
las mujeres al dar a luz: por no haber observado las leyes de la pureza, de la ofrenda de
la masa y del encendimiento de la lámpara". La importancia que se da a este rito se pone
de manifiesta en el temor que trata de infundirse a la mujer judia descuidada. Los otros
dos preceptos, de la menstruación (Lev. 15, 19) y de la mara de harina (Num. I5,20) eiaii
biblicos. Sobre la relación de dependencia entre el rito del cirio de ia Vigilia pascua1 cristia-na
y este rito domestico judio. cf. A. BAUMSTARK, Lirugie comparée [revisión de B.
BOTTE], Chevetagne 1953'. Cf. tambikri C. GIRAUDO, Le ascendenre biblico-giudaiche
dell'Exullet, en Rassegna di Teologia 25 (1984) 11 3-1 3 1.
(22) Cf. La Misná: Bendiciones [Berakot] VIII, o.=., 56-57.
(23) Cf. PE, 8-12,
FAMILIA Y IITUKCilA: ALGUNAS I ECCIONES DEL PASADO 19
el encuentro familiar, por ello no es extraño que en torno a ella se haya desa-rrollado,
de modo particular y desde tiempos muy antiguos, el culto doméstico.
"La mesa para un hebreo piadoso es semejante al altar del templo
de Jerusalén. La oración familiar está centrada en ella. Se puede
decir que cada comida es una comida sacrificial"'"~.
De hecho, la comida judía va precedida, envuelta y seguida de ritos y
plegarias. Comer y beber para un hebreo piadoso es como ser creados de nue-vo,
re-creados. La comida y la bebida son dones de Dios y el hebreo, conscien-te
de ello, lo expresa de forma privilegiada con las bendiciones de la mesaI2".
1.1.4. Las bendiciones
Las bendi~iones'~o"c upan un puesto importante en toda la vida del he-breo,
no sólo en las comidas. El judío refiere continua y permanentemente su
vida a Dios, porque todo emana de Dios, Él lo ha creado todo y Él es también
el que concede a los hombres todos los bienes.
Por su carácter anamnético la berakhik recuerda las grandes etapas del
camino de Israel a través del tiempo, las actualiza y así refuerza la solidaridad
entre todas las generaciones que comulgan con una experiencia idéntica. To-davía
más, la berakhik es un humilde reconocimiento de las "maravillas de
Dios" y, por ello, un acto de sumisión a su voluntad y, al mismo tiempo, ala-banza
y glorificación de Dios, fuente de toda perfección y bendición'27!.
Algunas de estas bendiciones son fórmulas breves(28!, pronto esterotipa-das,
que encierran una alabanza o acción de gracias. Son una bendición en
sentido estricto, destinadas a acompañar cualquier acción de todo hebreo pia-doso,
desde que se levanta a la mañana hasta que se acuesta a la noche. Otras
son fórmulas más desarrolladas que encuentran su puesto tanto en el servicio
sinagoga1 como en las oraciones de la mesa, en especial las que acompañan
la última plegaria.
(24) R. DREYFUS, o.=., 114.
(25) Cf. La Misná: Bendiciones [Berakot] VI-VII, o s . , 53-56; Cf. tambiin PE 6-7; P. DUFRES-NE,
o.c., 30; L. BOUYER, La viedelaliturgie [= Lexorandi20I. Ceri, Paris 19M1, 152-152.
(26) Sobre el término hebreo correspondiente y su significado, cf. J.A. AUDET, Esquisse his-rorique
dugenre litreraire de la Benedirion juive el de I'Eocharistie chétienne, en Rev. Bi-bliqoe
55 (1958) 371 SS; K. HRUBY,La notion deBerakhahdansla rcidition etson caractire
anamnetique, en Questio,,is Lirurgiques 52 (1971) 155-170; L. BOUYER,Eucharistia ... o.c.,
41-49.
(27) Cf. A. HRUBY, o.c., 169.170.
(28) Cf. La Misná: Bendiciones [Berakot], VI-VIL, o.=., 53-55
De esta forma, dirán los rabinos, toda la vida de los fieles israelitas, in-cluso
las ocupaciones más profanas, revisten uii carácter no sólo sagrado, sino
sacerdotal.
1.1.5. La oración
Sobre el fondo general de las bendiciones, que hacen de la existencia del
hebreo una universal y constante bendición sacrificial, encuentran significado
las grandes bendiciones del servicio sinagoga1 y las de la mesa, así como las
oraciones puntuales de cada día.
Cada mañana y cada tarde"", el hebreo fiel debe recitar la plegaria co-nocida
como "Shemá Israel" 'lo', verdadera profesión de fe que tiene como
marco el ambiente familiar.
Los autores que han estudiado esta cuestión de la oración puntual de
Israel, afirman aun más. En tiempos de Jesús era común la observancia de tres
tiempos de plegaria que correspondían a la manana, al mediodía y a la tarde;
sin embargo no es unánime la interpretación que se da a los textos bíblicos
(Sal. 55, 18 y Dn. 6, ll), aducidos para apoyar los documentos rabinicos"".
Lo que sí está claro es que los judíos piadosos oraban y que esta oración
personal que tenía como ambiente normal la casa, estaba coordinada con el
triple sacrificio del Templo. La costumbre de orar mirando hacia el Templo
de Jerusalén, conocida, al menos, después del exilio, no hace sino subrayar
este aspecto. Los sacrificios diarios tenían un sentido de representatividad del
pueblo y el pueblo, consciente de ello, trataba de asociarse a ellos orando,
actualizando así esta presencia simbólica ante la majestad divina. La oración
daba así al sacrificio un valor de oblación espiritual y comunitaria y el sacrifi-cio
daba, a su vez, a la plegaria, una dimensión cultual.
Un testimonio emblemático de la plegaria doméstica nos la ofrece el li-bro
de Tobiaso2': es la oración de dos esposos la noche de su matrimonio. La
oración es recitada sólo por Tobías, al final de la cual, los dos esposos dicen
juntos: Amén, Amén.
Se trata de una plegaria que comporta la anamnésis de la acción de Dios
de cara al matrimonio y una intercesión conclusiva.
(29) Cf. Ibid., 1, 47-48.
(30) Cf. PE 35-39.
(31) Cf. J. PINELL, La lirurgie delle ore (pro manuscritto) Pontificio lsitituto Liturgico, Roma
1983'. 28~30.
(32) Cf. Tb 8, 5-8.
Hasta aquí hemos descrito de forma sesgada los principales elementos
del culto familiar entre los hebreos. Para ser más exhaustivos, habría sido ne-cesario
hablar también de las costumbres familiares en las fiestas judías1'",
además de la Pesach: Roch-hachanai3", Yom Kippur"", SukkailQ, Hanouca
11", Pourim '3Xl, Chavouoth 'Iy'.
Junto a estas costumbres, habría que haber enumerado también otros
ritos domésticos que irían desde encender la lámpara en. la vigilia del sábado
y de las fiestas, como ya hemos visto, hasta el uso del incienso durante la
,".,,.
(34) Conocida vulgarmente como "Año nuevo" tiene coma rito familiar especifico el consumo
de un fruta dulce mojado en miel, al tiempo que se recita la bendición de los frutos de
los árbolesy se pideun año feliz y dulce. (Loi datos sobre las costumbres familiares, tanta
de esta fiesta como de las que siguen, si no decimos otra cosa, estin compendiados de R.
DREYFUS, o.c., 117-1 19).
(35) Es el dia degian perdón a expiación. Dia deayuno y abstinencia completo. No existe litur-gia
familiar alguna en este dia, aunque uno de las momentos más intensos de la liturgia
sinagoga1 es aquel en que los hijos y nietos se cobijan bajo el "talled" del padre para reci-bir
la bendición; cf. P. DE BENEDETTI. La famiglia nella liturgia ebraica, en Rivisra
Liturgica 70 (1983) 193.
(36) Llamada fiesta de los Tabernáculos o cabañas. Se caracteriza por un doble rito familiar:
la instalación durante los siete dias de la fiesta de toda la familia en tiendas o cabañas,
a través de cuyo techo se puede contemplar el cielo. Estas tiendas o cabaiias simbolizan
la confianza en Dios que protege al que confía en El, tanto en la inestabilidad de una caba-ña
como en una casa sólida. Estas "Soucca" (= iiendas) se adornan de frutos que se cuel-gan
del techo, porque esta fiesta es en otoño, la época de la recolección de los frutos. De
este moda, las familias testimonian que todos los bienes materiales proceden de Dios y.
por ello, debemos darle gracias; en relación con la acción de gracias, cada familia prepara
un "bouquet" con cuatro ramas de árboles distintos: palma, sauce, mirto y limonero. El
dia de la fiesta el manojo se sacude en dirección este, oeste, norte y sur, hacia abajo y
hacia arriba, recitando algunos salmos, particularmente aquellos que contienen la invoca-ción
del hosanna. (Posiblemente se trate de una trasposición del rito sacerdotal de los "lu-lavs"
que realizaban los sacerdotes en torno al altar, cuyo salmo principal era el 118).
(37) Esta pequeña fiesta histórica conmemora la victoria de Judas Macabeo sobre los reyes ri-rios
del periodo helenistico que culminó con la reinauguración del Templo de Jerusalén
y con un milagro recogido en el Talmud: una pequeña alcuza de aceite consagrada, de ia
época anterior al vandalismo sirio, fue encontrada entre los escombros llevando todavía
el sello sacerdotal. El aceite de esta alcuza sólo podia alimentar durante 24 horas la lámpa-ra
que ardia permanentemente en el Templa, pero esta ver, el aceite no se agotó durante
8 dias. Este milagro es visto camo la victoria del espiritu sobre la materia y los judios lo
conmemoran en sus casas, encendiendo durante los 8 dias de esta fiesta, un candelabro:
una luz el primer dia, dos el segundo día y asi sucesivamente.
(38) Coma la anterior es tambien una fiesta histórica. Los acontecimientas que conmemora er-tán
relatados en el libro de Esther. En las sinagogas se lee el libro de Esther y en las casas,
la victoria del pueblo de Dios sobre sus enemigos se expresa con ágapes, y comidas ex^
traordinarias, asi camo regalos a las amigas y necesitadas.
(39) Es la conocida fiesta de Pentecostés, siete semanas despues de pascua. Con esta fiesta se
canmemora la promulgación de la Ley en el Sinai. Es una fiesta totalmente espiritual. Con
ocasión de ella. en la época del Templo, se ofrecían las primicias. Como rito familiar sólo
existe la costumbre de adornar la casa con flores y plantas en honor de la Thora.
22 ,OSE LlllS GUERRA DE ARMAS
comida del sábado'"' o el recordar permanentemente a cuantos habitan la casa
el Credo fundamental de Israel con el uso de la "mezuzá" 1").
Sin embargo, pensamos que esta aproximación a sus elementos princi-pales,
es suficiente para poder sacar algunas conclusiones en su momento.
1.2. La primera tradición cristiana
Jesús nació y se desarrolló en este contexto cultural. Los evangelios tes-timonian
que él conocía tanto el culto sinagoga1 como el del Templo. Es evi-dente,
por otra parte, que conocía también el culto familiar, como cualquier
judio piadoso de su tiempo. Desde su infancia había sido testigo de las cele-braciones
que se desarrollaban en casa de sus padres: cena pascual, comida
del sábado, bendiciones, etc. "".
Jesús, sin embargo, supera los limites de la familia tradicional. Aquello
que en el AT era sólo figura y sombra, se convierte con Él en realidad. Dios
no restringe la alianza con un único pueblo, sino que la oferta a todos. La fa-milia
de Dios no es sólo la familia de Abrahám y sus descendientes, sino la
Iglesia que convoca a los hombres de toda raza, lengua y nación. Todos los
hombres son hijos de un mismo Padre en el Hijo pr im~géni to'~N~o) .s on los
lazos de la sangre los que unen a los miembros de esta familia, sino los del
E~pi r i tu"~P~a'r.a Jesús su "verdadera familia" está formada por todos aque-llos
que escuchan su Palabra y la guardan '45).
No obstante, con la venida de Jesús no se destruye la familia natural,
aunque se rompan sus cornisas. De hecho, la misma predicación de Jesús, el
anuncio de la Buena Nueva del Reino, el reclutamiento de discipulos, la cons-titución
de grupos de simpatizantes, sucede y se apoya frecuentemente en el
espacio familiar del mundo judio que se convierte en "un lugar de acción más
importante que la sinagoga o el Templo" '"6'.
(40) Cf. La Misná: Bendiciones [Berakotl VI11, 5-6, a.c., 56-57. Cf. tambikn L. BOUYER, La
vie ... o.c., 158.
(41) Estuche que contiene un trozo de pergamino en el que está escrito la primera fase del "She-má",
(Dt 6, 4). Esta cajita se coloca sobre las jambas de la puerta de entrada a la casa,
conforme a la prescripción de Dt 6, 6-9.
(42) En relación con este tema cf. R. ARON, Los anos obscuros de Jesús [Les années obscures
de Jesus]. Taurus, Madrid 1963; Id., Ainsi priait lesos, Grasset, Paris 1968.
(43) Rm 8, 28-29.
(44) Lc 2, 49; 8, 11,28.
(45) Mc 3, 31-35. Sobre este tema, cf. G. LOHFINK, La Iglesia que Jesús quería (Wie hat J c ~
sus gemeinde gewollt?). Trad. de V-A. MARTINEZ DE LAPERA, Desclke de Brouwer,
Bilbao 1986, 49-54.
(46) Cf. J. LOSADA ESPINOSA, La familia cristiana, iglesia doméstica, en Tenlogia y cate^
quesis 20 (1986) 515.
1.2.1. La casa estructura base del cristianismo primitivo ''"
La primera comunidad cristiana se constituye y crece en ese nivel básico
de la familia"R'. El primer centro de reunión es "aquella sala de arriba" 14"',
probablemente aquella misma casa, en la que Pedro, al ser liberado por el án-gel,
encuentra reunidos a los hermanos: a la "Iglesia que oraba insistentemen-te
por él a Dios" "O). La fracción del pan se celebra en las casas 0 ' ) y "no
cesaban de enseñar y de anunciar la Buena Nueva de cristo Jesús cada día en
el Templo y por las casas"'52).
Cuando se desata la primera persecución contra la Iglesia, se dice que
Saulo "entraba por las casas, se llevaba por la fuerza a hombres y mujeres,
y los metia en la cárcel""". Cuando se amotinan en Tesalónica contra Pablo
y Silas, van a buscarlos a casa de Jasón que parece ser conocida como lugar
de reunión de los cristianoso4). Posteriormente, Pablo, en un resumen de su
ministerio, dice que "predicaba y enseñaba en público y por las casas" '"'.
El rastreo de datos sobre la presencia del ámbito familiar en los orígenes
cristianos podria prolongarse bastante más a través del análisis de la fórmula
"NN y toda su casa" que aparece repetidas veces en el libro de los Hechos
de los Apóstoles 06', así como a través de la información que nos ofrece
(47) El vocablo "casa" expresa un concepto polisémico que designa, tanto un lugar o espacio,
como un grupo humano que se identifica con él. Desde el punto de vista filológico, en
los idiomas modernos -house, haus, m a i s o n significa primeramente el lugar en que se
habita, pera también puede referirse al grupo humana relacionado con ese lugar. Esto su-
(49) Hchl, 12-14; 2, 1-2.
(50) Hch 12, 5 . 12.
(51) Hch 2. 46 l x a i ' o l x o v i .
(52) Hch 5, 42 ( x o r ' o l x o v i .
(53) Hch8.3 (%ara T O U C o l x o u ~ elanopeuhpevo5).
(54) Cf. Hch 17, 5.
(55) Hch 20, 20 i x o i x a r ' o l x o v c . 1 .
(56) La vinculación de un hombre y su casa está especialmente subrayada en el caso del carcele-ro
de Pablo y Sillas en Filipo. Estos le anuncian la "Palabra del Señor a él y a todos los
desucasa" I r b u h b y o u r o ú K u p i o u o b n ü o r u r o i ~& u ij a t x i o a U r o ü : Hch
16, 32); le prometen la salvación a él y a su casa (xai aw3fian ob iai 6 o t x o c so":
Hch 16, 31); "recibió el bautismo él y todos los suyos" l P B o n r i o 3 n aUrbc xai o 1
aUroü i l n a v r e g . . : Hch 16, 33); hizo subir a los apóstoles a su casa y "se alegró con
toda su familia por haber creído en Dios" (nyahhrúooro novorxsi nenroreuxuc
rw erw: Hch 16, 34).
24 JOSE L UIS GUERRA DE ARMAS
Pablo en muchas de sus y a través de los mismos evangelio^'^^], pe-ro
las referencias recogidas creemos que son suficientes para concluir que el
cristianismo nace y se difunde a través del tejido social familiar '59'.
1.2.2. La estructura eucaristica del hogar cristiano
Hacer un estudio teológico previo del carácter y estructura del hogar cris-tiano
podria ser una forma de afrontar este apartado. Este debería evidenciar
las relaciones entre el misterio eucaristico y el misterio del matrimonio, cuyo
fundamento establece S. Pablo cuando presenta como ejemplo a los esposos
la oblación d r Cristo, ritualizada en la sinaxys e u c a r í s t i ~ a ~N~o"s~o.t ros, sin
embargo, en esta reseña histórica, damos por establecido tal fundamento teo-lógico
'"p9re ferimos construir nuestra reflexión a partir de los hechos.
1.2.2.1. La casa lugar de la eucaristía
Es un corolario de cuanto hemos venido afirmando: si la "casa" como
unidad familiar constituye el espacio primero a partir del cual se autocomprende
y expresa la comunidad cristiana, la eucaristia, centro de la vida de la comuni-dad,
ha de celebrarse en ella.
(57) Refiriéndose a las dos esposos Aquila y Prisca, sus amigos y colaboradores, Pablo alude
"a la lglesia que se reúne en su casa":
- Rom 16, 4-5: "Saludad a Priaca y Aquila, colaboradores mios en Cristo Jesús. Ellas
expusieron sus cabezas para salvarme. Y no soy yo sólo en agradecérselo, sino también
todas las Iglesias de la gentilidad; saludad también a la Iglesia que se reúne en su casa"
l . . . m i r h u x a r ' o ! ~aU~r~Wu L x x l n d l a u l .
- 1 Cor 16, 19: "Os envian muchos saludos Aquila y Prisca, junto con la Iglesia que
se reúne en su casa" ( o b u 17 xar'o!rov afirWv E x x h n o i a ] .
-Lo mismo tambien se advierte en Col 4, 15: "Saludad a los hermanos de Laodicea,
a Ninfas y la Iglesia de su casa" l . . x o l rhu x a r ' o ! x a v a i ) r o ü P x x h n n i a u i .
- También en la carta a Filemán el saludo va dirigido "a nuestro querido amigo y
colaborador Filemon ... y a la Iglesia que se reúne en tu casa" ( . . . x a i T E x a r ' o t x b v
Lxxhnniqi.
Situaciones análogas emergen de otros textos como Tit 1, 11; 2 Tim 1, 16; 4, 19.
(58) Mt 10, 11-14 (Lc 10, 5 ~ 7M; c 6, 10) refleja la existencia de estas iglesias domésticas al rela-tarnos
que Jesús envia a los discipulos advirtiéndoles que cuando lleguen a una ciudad o
aldea se informen de quien hay digno en ella, que vayan a su casa, y, si les reciben, perma-nezcan
en ella, convirtiendolas en centro de su actividad. Pablo parece haber seguido fun-damentalmente
esta estrategia.
(59) La casa, en realidad, es la estructura básica de toda sociedad sedentaria pre-industrial. Por
ello, la forma de proceder del cristianismo se adecuaba al carácter religioso de la vida fa-miliar
y a la existencia de cultos domésticos tanto en el mundo judío como en el greco-romana.
Del primero ya hemos hablado en las páginas anteriores. Por lo que se refiere
al segundo, baste recordar que este tipo de culto se mostró mucho más estable que el ofi-cial
y sobrevivió a la crisis de este; cf N.D. FUSTEL DE COULANGES, La cité antique,
Hachette, París 1948, 15-38.
(60) Ef 5, 25.
(61) Cf. P. EVDOKIMOV, Ecdesia domestica. en Anneau d'Or 107 (1962) 353-362.
FAMILIA Y LITURGIA: ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 25
El libro de los Hechos de los Apóstoles tiene especial interés en señalarlo
oponiendo el culto del Templo, al que los fieles seguían asistiendo, y "la frac-ción
del pan" que tiene lugar "en las casas"'62'. El mismo texto une además
"la fracción del pan", a la vida cotidiana de las casas en las que los cristianos
"tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón". Los Hechos añaden
"alababan a Dios y gozaban de la simpatia de todo el pueblo" 16". Como
señala Bo Rei~ke'~h"a bría que unir alegría y sencillez de corazón con la ala-banza
a Dios y ver aquellas actitudes como una prolongación de esta alabanza.
Esta unión significa que no sólo la fracción del pan eucarístico, sino to-da
comida convival, toda la vida de la casa, adquiria el valor de alabanza, de
liturgia.
"La eucaristía, o mejor, 'la fracción del pan', expresaba y sacra-mentalizaba
la unidad del mismo pan compartido entre todos, fun-damento
de la fraternidad y de la comunidad, sin duda, huma-namente
muy dispar, y provocaba una fusión entre todos, por en-cima
de sus divergencias, gracias al mismo pan" '65J.
Todo esto se entiende mejor, si se tiene en cuenta el marco en el que se
celebraba la Eucaristia'"): una verdadera comida familiar que culminaba en ac-ción
de gracias sacramental, como nos deja entrever la Didaché (cap. 9-10)167'.
Toda la vida de la casa se convertía así en una celebración permanente.
La actitud eucaristica, asi como el compromiso de la comunión y de la espe-ranza
cristiana, en el recuerdo y la espera del Señor, impregnaban el quehacer
de toda la familia y se expresaban, de forma eminente, en la fracción del pan
y, en general, en toda experiencia convival cristiana:
-
(62) Hch 2, 46. Como hace notar A. HANMAN es de advertir el paralelismo que establece las
dos conjunciones copulativas que ritman la frase y destacan el contraste entre el culto del
templa Y el de las casas: cf. a.c. 84, nota 20.
(63) ~ c 2,h 47 .
(64) BO REICKE, Diakonie, Fesrfreude undZelos in Verbinndungmir deraltchrfstlichen Aga-penfeier,
A-B Lundequistska Bokhandeln, Wiesbaden Otto Harrassowitz, Upsala 1951. 27.
(65) A. HANMANN, o.c 85: "L'eucharistie ou plus justement'le pain rompu'exprimait et sa-cramentalisait
I'unité du meme pain partagé entre tous, qui fondait la fraternité et la com-munaute,
humainement sanr doute assez disparate, et provoquait une fusion entre tous,
au deli de leurs divergentes, giáce au meme pain". Cf. también X. LEON-DUFOUR, La
fracción del pan. Culto y existencia en el Nuevo Testamento [Le partage du pain eucharis-tique
selon le Nouveau Testamentl. Trad. por T. LARRIBA, Cristiandad, Madrid 1983,
48-49.
(66) Cf. 1 Cor 11, 20-34. Ver al respecto O. CULMANN, La foietle culte deI'egliseprimirive,
Delachaux & Nieatlé 1963, 112.
(67) Cf. Asumimos con reservas esta interpretaci6n. No todos los estudiosos están de acuerdo
a la hora de definir la naturaleza de la comida descritaen estas dos capitulas; cf. C. DIX,
TheshapeoftheLiturgy, Dacre Press, London 1964; I-P. AUDET, La Didachh. Inslruc-tions
des Apotres, Gabalda, París 1958, 407.
"Aún separada del banquete, la Eucaristía conserva la cualidad
de banquete y el banquete cristiano cualidad eucaristica. Este es
el fundamento de la vida espiritual del hogar y se expresa a través
de diferentes gestos litúrgicos" '"l.
Cuando crecen las comunidades y se encuentran lugares estables de cul-to,
la celebración doméstica de la eucaristia, limitada al marco de la familia,
parece sobrevivir, en determinadas circunstancias, unida a una comida ordi-naria.
Dos textos de S. Cipriano parecen dar testimonio de esta dualidad de
celebraciones '"l.
Te r tul i an~"~a' , su vez, se hace eco de otra praxis que consiste en Ile-var
a casa el pan eucaristico de la celebración de la mañana y comulgar en ca-sa.
Posiblemente para no romper el ayuno eucaristico hasta la tarde en la que
se tomaba el alimento eucaristico junto con la comida ordinaria "'l.
1.2.2.2. El cometido del padre en la comunidad
Por los datos que hemos aportado anteriormente, parece que la estrate-gia
apostólica de S. Pablo en muchos casos, consistió en conseguir pronto en
cada localidad a la que llegaba, la conversión de un "paterfamilia", que le
proporcionase una casa adecuada como plataforma misionera y localización
de la comunidad. En definitiva, ésta respondía a las instrucciones de Jesús tal
como las trasmiten los evangelios '72J.
Es un proceso natural que quien albergaba a la iglesia en su casa se cons-tituyera
en su lider. Con relativa claridad se puede deducir esto, por la forma
como S. Pablo los designa '"'.
A. Hamman, apoyándose en el perfil descrito por las cartas pastorales
de S. P a b l ~ " ~s'e,ñ ala la posibilidad de que estos "paterfamilias" hayan re-
(68) A. HANMANN, o . ~ . 8, 5 .
(h9) Ep. 63. 16: CSEL 3/B, 714; PL 4, 398: "Cum caenamus ad canvivium noitrum rilebem
i possiimus ut iacramenti veritatem fiaternitati omni praesente celebremur":
Lc.. 10. 5-7.
En los c a rosde F i l e m 6 n ( 0 ~ ~ ~Fl~iii~ 1i). j F. e b e ( 8 r á x o u a u . n p o a r á r r c . R o i 16, 1 2 ) .
Prisca y Aquila ( a u u e p y aUc . Rm 16.3) y ErtEfanas 1 Cor 16. 1516. En e s e ~ I i i o i oc aso
se dice expresamcnic que el primer convertido ("la cara de Csleianah es la primicia
[ 6 n a p z h l de Acaya"). tiene funciones de lideralgo en la comunidad ("se ha puesto al
servicio I h raxouiauj de los rantos. Sedle iunii5or ( i i n o r á a a q o ~ ~ I , , , " ) ,
1 Tim 3. 1-13.
FAMILIA Y LITURGIA: ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 27
cibido, incluso la imposición de las manos"". J. Hainz subraya, a su vez, la
posibilidad de que a partir de estos lideres naturales de las iglesias domésticas
se hayan desarrollado los jefes de las comunidades, los "&fülU%OfüOl " '76'.
Otros aiitores, sin descalificar estas ideas, han mostrado, sin embargo
la complejidad del proceso "".
Sea de ello lo que fuere, lo que queda patente es que existe simetria entre
familia y comunidad eclesial, que marcha paralela en relación a la eucaristia
doméstica y la synaxis de los fieles"".
1.2.2.3. El ágape
El ágape '"1, como indica su mismo nombre, es una comida inspirada
por la caridad y la eucaristia. Desde sus origenes se sitúa en el ambiente del
hogar. Es alli, entre las paredes de un "triclivium", apto para un número res-tringido
de personas, donde el "paterfamilia" recibe a los miembros deshere-dados
de la comunidad, según la descripción que de ello nos hace Tertulia-no
El ágapc conserva de la eucaristia, no sólo su carácter convival, sino tam-bién
su significación social de koinonía, de adecuación comunitaria entre ricos
y pobres, en una fraternidad niveladora de clases y diferencias sociales.
Era una manera de expresar y significar proféticamente la comunidad
mesiánica, en la que ya no habrá hambre ni pobreza, idealizada ya en los ori-genes
cristianos en la comunidad de Jerusalén '").
La presencia del obispo'82' o la necesidad de realizarlo, al menos, bajo
su autoridad(d3' y los textos litúrgicos que encuadran el ágape, acentúan to-
~~~.
(75) Cf. A. HAMMAN, os., 86.
(76) Ekklesia, Strukturen paulinischer Gemeinde-Theologie und Gemeinde-Ordnong, Munchen
1976, 203 [citado por R. ACUIRRE, o.c., 851.
(77) Cf. L.W. COUNTRYMAN, Patrons and Officers in Club and Church, en Society of Bi-blical
Literature, en Seminar Papers, California (1977) 135-143
(78) Cf. A. HAMMAN, a.c., 86.
(79) Para un estudio documentado sobre este tema, cf. H. LECLERQ, Agape, (especialmente
los capitulas V y Vil: L'agapeau Ilsikcle), en DACL 1, F. CABROL-H. LECLERQ-H.
MARROU (ed.), París 1924, 775-848.
(80) Apolog. 39: CCL 1, 152-153; PL 1, 474-477.
(81) Hch 4, 34-35.
(82) Cf. Traditio Apostolica, n. 26, ed. B. BOTTE, La Tradition Apostolique de Saint Hip-polyte
[=LQF, 391, Münster Westfalen 1972 (ed. anastás.), 66: "Et cum cenant, qui ad-sunt
fideles sument de manu episcopi paululum panis antequam frangant prapium panem,
quia eulogia est et non eucharistia sicut caro domini"; [esta edicion la citaremos en ade-l.-
a . n. t. -e T.r. n -d . .A .?n .1, .
(83) Cf. S. IGNACIO, Carta a los Esm. 8, en Padres Apostólicos, ed. bilingüe completa, ver-sión,
introduccion y notas de D. RUlZ BUENO, BAC, Madrid 1982'. 493.
28 JOSE LUIS GUERRA DE ARMAS
davia más su inspiración eucanstica que permanecerá, incluso posteriormente,
cuando la comunidad comience a celebrarlo en un local distinto a la casa(84).
La Tradición Apo~tól i c a '~in~c)o rpora al ágape la bendición del lucer-nario,
un rito doméstico de la liturgia familiar judía, que realizaba la madre
de familia en la vigilia del sábado.
1.2.2.4. Las comidas cristianas
Si para los judíos, como ya hemos visto, el banquete tenía siempre cierto
carácter sagrado, para los primeros cristianos este adquiría una resonancia es-pecial
a la luz de las comidas de Jesús con los suyos '86).
La eucaristia había sido en el transcurso de una comida, en el marco de
una cena. Ella es la comida-sacramento por excelencia y, al revés, toda comi-da
prolonga, de alguna manera, la eucaristía y, por ella, adquiere el valor de
signo ('".
Esta constatación la hacemos desde dos ángulos diferentes. Por una parte,
toda comida cristiana está enmarcada en la oración que la abre y la cierra. Es-te
es un dato constatable desde la antigüedad más remota'88', al mismo tiem-po
que existen oraciones cristianas para las comidas, cuyos orígenes se pierden
en el tiempo(89'. Todas estas oraciones relacionan la comida cristiana con la
eucaristia y una de ellas cita expresamente las palabras de la D i d a ~ h é ' ~ ~ ) .
Por otra parte, como afirma A. Hamman, encontramos en estas oracio-nes
de la mesa, las mismas resonancias sociales, eclesiales y escatológicas que
encontramos en la celebración del misterio eucarístico 'g'l.
FAMSLIA Y LITURGIA: ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 29
1.2.3. La consideración familiar de la Iglesia
En el recorrido que hemos hecho a través de los diversos gestos litúrgi-cos
en los que se expresa la vida espiritual del hogar cristiano de la época suha-postólica,
hemos visto cómo la dimensión eucaristica impregna toda la vida
familiar y constituye la priinera unidad sobre la que se construye la comuni-dad
cristiana. Esta primerar experiencia es tan intensa que el mismo vocablo
" o z x o ~ " y las mismas experiencias familiares se hacen sentir en áreas más
vastas del cristianismo primitivo, originándose así una "consideración fami-liar
de la Iglesia" '92'.
Esto sucede en dos direcciones: en primer lugar, a través de la imagen
de la casa/edificio. En su construcción colaboran los apó~toles(~y "l os miem-bros
de la comunidad con su comunión En segundo lugar, a tra-vés
de la casa/familia: Dios es padre, cabeza de familia; los hijos son adoptados
como tales por medio de Jesúsíg5).E n la comunidad son todos miembros de
una casa/familia común '961.
Tenemos, pues, un caso singular de correlación entre la realidad social
y la reflexión teológica, entre la teoría y la praxis. Esta consideración familiar
de la Iglesia, conocerá posteriormente un gran desarrollo en los Santos Padres
y en la liturgia ~ristiana'~".
1.2.4. La oración familiar en la época post-apostólica
Fuera de la synasis eucaristica y de su eco convival, algunos testimonios
aislados dejan intuir una intensa experiencia de oración familiar. ¿Cómo se
expresaba ésta en la vida de cada día? iQué lugar, importancia o forma tenia
esta oración?
Para mayor claridad y para evitar repeticiones inútiles, procederemos a
continuación a estudiar esquemáticamente, el tiempo, el lugar y los conteni-dos
de esta oración, así como los ritos que la acompañaban.
(92) Cf. J . J . VON ALLMEN, Famille, en Vocabulaire biblique, Delachaux & niestlé, Neuch3nel-
Suisse 1964', 102ss.
(93) Cf. Cal 2, 18; 1 Cor 3, 10-14: 2 Cor 10, 8; 13, 10; Rm 15, 20; Ef 2, 20: 4, 12.
(94) Cf. 1 Cor 14, 5; 12, 26; Rom 14, 19; Col 2, 7: Ef 4, 16.
(95) Cf. Gal 4, 4-6; Rm 8, 14-17,
(96) Cf. Gal 6, 10; Ef 2, 19.
(97) Cf. D. SARTORE, La Famiglia, chiesa domestica, cn Lateranum XLV(1979)288, nota 14.
30 JOSE LUIS GUERRA DE ARMAS
1.2.4.1. El lugar
Los paganos acostumbraban a poner las entradas de sus casas bajo la
protección de una divinidad. Así ponían también bajo aquella protección a cuan-tos
entraban en ellas. Te r t~l i a n o '~p~o'r, su parte, alude al saludo litúrgico
"pax huic domui", que pronunciaba el huésped de una casa cuando franquea-ba
el umbral de la vivienda de un hermano.
Pronto los cristianos comenzaron a señalar también sus casas con ins-cripciones
alusivas a la acogida y a la presencia del Señorc9) y las marcaban
en el muro oriental con una cruz"W'. Este signo, bautismal y escatológico, de-terminaba,
al mismo tiempo, un lugar y una orientación para los orantesu"".
Un signo o un lugar estaban, pues, reservados en las casas cristianas pa-ra
la oración.
Orígenes, después de dejar claro que los cristianos pueden orar en cual-quier
parte, aconseja que para rezar con calma, es preferible hacerlo en casa,
en un ambiente apropiado que constituya de alguna manera el lugar de la ora-ción
familiar""). No obstante, Orígenes privilegia la oración en el seno de la
asamblea cristiana, porque está consagrada por la presencia de Cristo, de los
ángeles y de los santos 1'031.
1.2.4.2. Los tiempos de la oración
Los primeros cristianos concebían la oración como una condición de vi-da,
un estado ininterrumpido El creyente es el "hombre-en-acción-de-gracia^""^^]
y, por ello, todo su quehacer, de la mañana a la tarde, de la no-che
al clarear del día, debe ser una alabanza a Dios[Io6'. El cristiano puede y
debe "orar sin interr~pción""~"," orar día y n o~h e " i '~o~ "1e n todo momen-
(98) Cf. De orar., 26: CCL 1, 273; PL 1, 1194.
(99) Cf. A. HANMANN, Liturgie ,..., o.c., 89-90.
(IW) Cf. B. FISCHER, a.c., 58.
(101) Ibid., 90.
(102) De orar., 21: GCS 35, 397; PG 11, 551-552: "Porro de loco sciendum eat locum ornnem
aptum ad orationem effici ab eo qui recte orat ... Potest etiam quo suas quisque preces
quietior ac minus distractus absolvat, certurn ac definitum in privatis aedibus, si spatium
sit, eligere locum, ut ita dicam, sanctiarern, ibique orare".
1103) ibid.
(104) Cf. CLEM. ALEI., Strorn. 7.7: GCS 4.30; PG 9,445: "Gnosticus, per totarn orar vitam".
1105) Cf. Col 3. 15.
i106j c f . F I ~1,, 3-4.
(107) Cf. I Tea., 5, 17; 1 Tm., 2, 8
(108) Cf. I Tes., 1, 2; 3. 10.
FAMILIA Y LITURGIA: ALGUNAS LECCiONES DEL PASADO 3 1
to""OY), como afirma S. Pablo con rotundidad, haciéndose eco del Evangelio
donde Jesús inculca que es preciso orar sin desfallecer"
No obstante esto y, sin duda, por esto, los primeros cristianos llegaron
a la convicción de que ritmar el dia con tiempos puntuales de oración, era la
única manera de observar de modo cualificado el mandato del Señor""'. Es-ta
era, a su vez, como ya hemos visto, una costumbre observada por la tradi-ción
judia.
Para el hebreo, como señala R. Aron ("3, el tiempo es la concha en la
que la eternidad de Dios alcanza la actualidad que jalona la vida de todo
hombre.
El tiempo es una criatura de Dios que habita en él, por eso, el judio se
reencuentra formalmente con el Dios vivo tres veces al día, en los grandes mo-mentos
de la jornada, que corresponden a las divisiones mayores del tiempo.
A este ritmo ternario, heredado del judai~mo"'~s)e, superpone pronto
un grupo más de tres horas, que se desarrollará habitualmente en el marco de
la vida familiar: la tarde, la medianoche y la mañana. Tertuliano""' y la Tra-dición
Apostólica("fl las atestiguan, las motivan y las aconsejan.
Mañana y tarde son como una sintesis del tiempo y marcan el principio
del día y de la noche. Cristo que ha entrado en el tiempo deberá ritmarlo, por-que
Él es "el sol y el dia verdadero" " ' 6 ) .
El tiempo de oración doméstica mejor documentado, es sin embargo,
el que nos resulta más extraño: la oración de la noche. Atestiguada también
por la Tradición apostólica^"" y por Tert~liano'"~1p,r esenta un tipico carác-ter
conyugal.
(109) Cf. 2 7 s . 1 , 3.11; 2, 13.
(110) Cf. Lc 18. 1 .
(1 11) Cf. D. SARTORE, lnrrodurione alla Lirturgia delle ore. Contributo per un approfondi-mento
teologico e spiriruale della preghiera della Chiesa all'iniyo e al termine del giorno,
A.V.E., Roma 1971.
(1 12) Los arios oscuros ..., a.c.. 79.
(1 13) El uso ternario de la oracion cristiana esta atestiguado en La Didaché, La Tradición Apos-tólica,
Tertuliano, S. Cipriano y Origenes, entre otros. Este ritmo, se fundamenta, unas
veces, en motivos trinirarios (Tertuliano), otras, en razones cristalógicas (Trad. Ap. y S.
Cripriano); Cf. Didaché 8, en Padres Apostólicos, o.c., 85, Trad. Ap., n. 40, o s . , 90;
TERT., Deorar., 25: CCL I , CCL 1, 272; PL 1, 1192-1193; Deieiunio 10: CCL 2. 1267;
PL 2, 1017; S. CIPR., De domin. orat. 34: CCL 3/A, 111; PL 4, 599.
(114) Cf. De orar., 25: CCL 1 , 272; PL 1, 1192-1193.
(115) Cf. Trad. Ap., n. 41, o.c., 88-96.
(116) S. CIPR.. De domin. orat. 35: CCL 3/A. 112: PL 4. 560: "sol verus et dies verus est
Christus".
(117) Cf. Trad. Ap., n. 41, o.c., 92.
(118) Cf. Ad uxor. 1, 4: CCL 1 , 277; PL 1, 1280; Ibid. 2, 5: CCL 1, 389; PL 1 , 1294
32 JOSE LUIS GUERRA DE ARMAS
Tertuliano para mostrar las ventajas que se derivan para los dos esposos
del hecho de ser cristianos, en contraposición a la pareja en que uno de los
dos no es cristiano, habla en particular de la vida de oración de los esposos
y de la presencia de Cristo en medio de
Tenemos aquí, sin duda, la semilla de una oración familiar cristiana, vi-vida
no aisladamente sino en estrecha simbiosis con la oración pública, que
po~teriormente"~a~ '1,0 largo de los siglos, evolucionará hacia otras formas,
hasta cristalizar en las comunidades monásticas.
Como afirma B. Fisher:
"No existe aún la dolorosa ruptura que caracteriza la oración fa-miliar
del medievo, obligada, ante una liturgia clericalizada e in-comprendida,
a construirse otro mundo de oración, más compren-sible,
más simple y s~bjetivo""~'J.
1.2.4.3. El carácter comunitario de la oración puntual
Sobre la forma individual o comunitaria de la oración en horas determi-nadas,
las fuentes de los tres primeros siglos no son explícitas. Sin embargo,
si nos presentan algunos datos que nos permiten hacer algunas precisiones so-bre
este tema.
Para esto, es fundamental tener presente la división que Tertuliano esta-blece
entre horas "communae" y horas "legitimae"""J. Las primeras repre-sentan
un ritmo personal que todo cristiano está llamado a respetar en cualquier
lugar o situación en que se encuentre. Habitualmente, el hombre se encontrará
fuera de su casa, pues tercia, sexta y nona son horas laborales.
El esquema tarde-mañana sigue, por su parte, el orden antiguo, en el
que el nuevo dia comienza lavigilia. Pronto la oración vespertina toma forma
solemne y comunitaria tanto a través del ágape como del lucernario "231.
(119) Cf. Ad unor. 2, 9: CCL 1, 393-394; PL 1, 1302.1304: "Simul orant, simul volutantur et
simul ieiunia transigunt, aiterutra docentes, alterutro hortantes, alterutro sustinentes ... So-nant
inter duos psalmi et hymni, et mutuo provocant. quis melius Deo suo cantet. Talia
Christus videns et audiens gaudet, his pacem suam mittit; ubi duo, ibi et ipse; ibi el malus
non est".
(IZO) S. AGUSTIN, a mediadas del siglo IV nos presentará ya un claro ejemplo de este talante
cristiano, en el ejemplo de un joven africano que confiesa: "Surgam quotidie, pergam ad
ecclessiam dicam unum hymnum matutinum, alium vespertinum, tertium aut quartum in
domo mea: quotidie sacrificio sacrificium laudis et irnmolo Deo meo": En. Ni Ps. 49, 23:
CCL 38, 593.
(121) B. FISHER, a.c., 53.
(122) Cf. De oraf. 25: CCL 1, 272; PL 1, 1300.
(123) Cf. Trad. Ap., nn. 25 y 26, a.c., 64-69.
FAMILIA Y LITURGIA: ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 33
Es normal que situada en el marco doméstico, de donde proviene, la ben-dición
del lucernario o de la lámpara, celebrada posiblemente todos los dias""',
revista carácter comunitario y no alcance toda su significación sino con la fami-lia
reunida, presente o no, la jerarquía.
En esta liturgia de la tarde encontró, posiblemente, su inspiración el autor
del himno "Oh luz gloriosa" del que nos habla S. Basilio""' y que adquiere
su auténtico climax en este ambiente.
Por lo que toca a la oración de la noche ya hemos hablado de su carácter
conyugal. Sobre ello, la Tradición Apostólica afirma con meridiana claridad:
"Hacia la media noche, levántate, lávate las manos y ora. Si tu
mujer está presente orad los dos junto^""'^'.
Con un sereno realismo, la Tradición Apostólica concilia la vida de ora-ción
nocturna con la vida conyugal e insiste en este tipo de plegaria, porque
"aquel que está unido por los lazos del matrimonio no es impuro" 1''7'.
De esta forma se prolonga en la casa cristiana la caracteristica de la vigi-lia,
que es una nota alegre de espera de la Parusia.
Sobre la forma de la oración de la mañana, tanto al canto del gallo co-mo
al lavantarse, no tenemos precisión alguna que nos permita intuir su carácter:
"Los fieles desde el instante mismo en que abran sus ojos y se le-vanten,
elevarán una plegaria a Dios; luego, con esa actitud, sepon-drán
a trabajar" ''28'.
En la medida en que la Tradición Apostólica refleja una situación y no
un ideal, testifica la existencia de una asamblea al principio del día, para obis-pos
y sacerdotes, en la que pueden participar los fieles y ser instruidos 1'2y!.
(124) Cf. TERT., Apolog., 39: CCL 1, 150; PL 1, 477; S. CIPR., Dedom. orat., 30, 5: CCL
3/A, 560.
(125) DeSpir. Sanct., 29: Sch 17,251; PG 32,206: "Visum est patribus nostris, vespertini lumi-nis
gratiam haudquaquam silentio accipere, sed max ut apparuit agere gratias. Quis autem
fuerit auctor illorum veborum, quae dicuntur in gratiarum accione ad lucernas, dicere non
possumus. Populus tamen antiquam profert vocem, neque cuiquam unquam visi sunt im-pietatem
commitere, qui dicunt, Laudamus Patrem et Filium et Spiritum Sanctum Dei".
(126) Trad. Ap., n. 41, o.c., 92: "Circam mediam vero noctem exurgens lava manus aqua et
ara. Si autem et coniunx tua presens est, utrique simul orate".
(127) Ibid., o.=., 92: "Qui in nuptias ligatus esr non est inquinatus".
(128) Ibid., n. 35, o.c., 82: "Fidelesvero mox cum expergefacti fuerint et surrexerint, antequam
operae suae contingant, orent Deum et sic iam ad Opus suum proporent".
(129) Ibid., n. 36, 39 y 41, o.=., 82-88.
JOSE LUIS GUERRA DE ARMAS
"Si un día no hubiera instrucción, cada uno en su casa, tomará
el libro santo y hará una buena lectura, adecuada y beneficiosa para
su alma" "30).
Por su parte, las Constituciones Apostólicas, la mayor colección litúrgi-ca
y canónica de la antigüedad cristiana, ante la eventualidad de no poder par-ticipar
en la reunión convocada por el obispo, aconseja a los cristianos:
"Si no se puede hacer la reunión en una casa, ni en la iglesia, cada
uno cante, lea y rece; dos o tres juntos, porque el Señor ha dicho:
Cuando dos o tres se reúnan en mi nombre, yo estaré en medio
de ellos" f13').
1.2.4.4. Contenido y fórmulas de la oración
Entre los contenidos de esta oración cristiana, individual o familiar, que
permite a los creyentes vivir el tiempo como una gracia y en él encontrarse con
el Señor, identificamos, ante todo, la Palabra de Dios
Junto a las Sagradas Escrituras, el creyente tenia sus formularios. Jesús
no los rechazó nunca, aunque si los condensó, insistiendo más en su densidad
que en su número [13".
Entre las fórmulas de oración cristiana, destaca, por encima de todas,
el "Padre Nuestro". La leemos en S. Mateo y en S. Lu~as " '~L) .a encontra-mos
en la Didaché U3l).
Como muestra la recensión de S. Lu~a s ( l~e~l 1"P, adre Nuestro" es esen-cialmente
una oración ~omunitaria"~q']u e quiere y debe forjar la comunidad,
tanto familiar como litúrgicas ""1.
-
(134 lbid., n. 41, 0.c. 88: "Si dies est in qua non est instructio, cum unurquisque in domo sua
erit, accipiat librum sanctum et iegat in eo sufficienter quod videtur ei ferre utilitatem".
(131) Const. Ap. 8, 34, o s . ; Sch 336, 244: " E L e h r e E Y OIX8110U )
~ h r eE v E x x ñ q a ~ aa u v a 8 p o i o e f i u a r d u v a r b v . Ex a a rog n a p ' E o u r 8 v a l l e -
r w . &u a y r vwa x f rw, n p o o ~ u ~ e o B w .fi x a l 8 e a 6 ú 0 () r p a i ~ . $ n o u
Ltu 661. ipnalu 6 X Ú P L O S . 660 R T P E ~ C~ UV I I ~ I LBVOLLV TU) d v b i i a r l ~ o u .
E x a í c l e l E u ~ B O Ua d rWv " .
(132) Cf. TERT., Ad. unor., 2.6: CCL 1, 391; PL 1. 1304: " ... Ubi fomenta fidei de Scriptura-rum
interiectione?".
(133) Cf. Mi 6, 7.
(134) Cf. Mt 6, 9-13: Lc 11, 2-4.
(135) Cf. Didaché 8, en Padres Apostólicos, o.c., 85.
(136) Cf. Lc 11, 1.
(137) Cf. S. CIPR., De dom. orar., 8: CCL 3/A, 93; PL 4, 540-541: "Non enim dicimus qui
es in coelis, nec panem meum da mihi hodie; nec dimitti sibi tantum unusquisque debiturn
postulat, aut ut in tentatianem non inducatur, atque a malo libertur, pro se solo rogat.
Publica est nobis et communis oratia"; TERTULIANO, por su parte, califica el "Padre
Nuestro" como "breviarium totius Evangeiii", De orar., 1: CCL 1, 258; PL 1, 1304.
(138) Aspecto, como afirma A. Harnman, a destacar en la celebración ritual del sacramento del
matrimonio, cuando ambos esposas recitan, por primera vez, con toda la comunidad, esta
oración, que expresa su nueva comunidad, cf. Litorgie ... o.c., 94-95.
FAMILIA Y LITURGIA: ALGUNAS LECClONES DEL PASADO 35
En este cuadro de fórmulas para la oración entran también los sal-mos"
3g) que permanecen como plegaria del Pueblo de Dios a lo largo de los
siglos. Desde su nacimiento a la cruz, Cristo los hizo suyos y, a través de los
salmos, Cristo ora en todos y en cada uno de nosotrosu40). Por ello el salte-rio
puede animar desde la oración más personal a la más comunitaria. Como
afirma S. Basilio, en los salmos existe una perfecta t e~logi a "~y' )s u univer-salidad
manifiesta la valoración que las primeras generaciones cristianas hicie-ron
de ellos:
"Los salmos se encuentran en la liturgia, en la vida, en las casas
cristianas, en los frontispicios de las viviendas y hasta en vasijas
de barro. Ellos son el pan de cada día que alimenta la vida cristia-na>,
"42).
Como años más tarde escribe Paula a Marcela, hasta los obreros en su
trabajo cantan los salmos u4".
Junto a estas fórmulas estereotipadas, la comunidad cristiana crea sus
propias oraciones y fórmulas. Esto lo testifica ya S. Pablo, cuando escribien-do
a los cristianos de Colosas, les recomienda cantar a Dios "salmos, himnos
y cánticos espirituales" ""l.
Es necesario advertir que el apóstol escribe a los creyentes, casados o
no, a fin de que se llenen del Espíritu y continuamente expresen a Dios la ala-banza
y la acción de gracias:
"Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; can-tad
y salmodiad en vuestro corazón al Señor, dando gracias conti-nuamente
y por todo a Dios Padre, en nombre de nuestro Señor
Jesucristo" 114>).
(139) Cf. TERT., Ad uxor. 2, 9: CCL 1, 394; PL 1, 1304.
(140) Cf. S. AGUST., En in Ps., 60, 2: CCL 38, 593; PL 36, 723-724: "A finibus terrae ad te
clamavi ... Quis unus homo clamat a finibus terrae?..Haec Christi possesio, haec Christi
haereditas, hoc Christi carpus, haec una Christi Ecclesia, haec unitas quae sumus, clamat
a finibus terrae"
(141) Cf. S. BAS., Hom. N1 Ps., 1. 2: PG 29. 314: "Hic oerfecta theoloe-i a ... omnia in mamo
quodam et communi promptuario reconduntur".
(142) A. HANMANN, litorgie . . , o.c., 95.
(143) Cf. S. JERON.,Ep. XLVI, PaulaeetEustochiiadMarcellam: CSEL54, 342-343; PL 22,
492: "ln Christi vera, ut supra dicimus, villula tata rusticitas, et extra Psalmos silentium
est. Quocumque te verteris, arator stivans tenens, alleluia decantat. Sudans messor Psal-mis
se advocat, et curva attondens vinitor, aliquid davinicum canit".
(144) Col., 3, 16.
(145) Ef 5. 19-20.
36 JOSE LUIS GUERRA DE K M A S
De esta tradición apostólica se hace eco Tertuliano, cuando nos habla
de la plegaria nocturna de los esposos cristiano^("^'.
Por último, podemos hablar de las plegarias de intercesión, aunque no
tengamos de ellas ningún testimonio directo. ¿Cómo se entendería si no, el tes-timonio
de Tertuliano y Cipriano de que los cristianos oran día y noche por
el emperador, por la lluvia, para ser preservados del mal, si no existieran estas
intercesiones diarias en la casa? ('"'
1.2.4.5. Gestos y ritos de la oración
A propósito de los gestos y ritos que podían acompañar a la oración en
casa, es preciso recordar, en primer lugar, la costumbre de signarse con la cruz.
La Tradición Apostólica la recomienda como simbolo bautismal y don del
Espíritu:
"Cuando tú te persignas con tu aliento humedo, mojando la ma-no
con tu saliva, todo tu cuerpo es santificado hasta los pie~"("~J.
Más adelante prosigue:
"Si eres tentado, persignate la frente con piedad, ya que este es
el signo de la pasión, conocido y experimentado contra el diablo;
hazlo con fe, no para ser visto por los hombres, sino usándolo,
hábilmente como un amparo ... Persignándonos la frente y los ojos
con la mano, alejamos al que trata de exterminarnos" ''49J.
Por su parte Tertuliano añade:
"En todas nuestras acciones, ya vayamos o vengamos, cuando nos
vestimos o nos atamos el calzado, cuando nos lavamos, en la me-
(146) TERT.,Ad uaor. 2,9: CCL 1, 393-394; PL 1, 1302-1303: "simul orant, simul voluntan-tur
... ronant inter duos psalmi et hymni el mutuo provocant, quis melius domino suo cantet".
(147) Cf. ID., De bapl., 20: Cuando afirma al final de este tratado: "Oro ut cum petitis etiam
Tertulliani peccatoris memineritis"; el "cum petitis" parece aludir a las peticiones" de la
oracion doméstica, cf. R. FISHER, o.c., 57. En cuanto a la intercesión continua por el
mundo, cf. S. CIPR., Ep. 7, 8, CSEL 3/B, 485; Ad Demetrianum 20: CCL 3/A, 365ss.
Sobre el testimonio de S. ClPRlANO y sus contemporáneos de Africa, cf. V. SAXER,
Vie Iithurgique et quotidienne á Carthage vers le rnilieu du 111 SiCcle. Le temoignage de
Sainr Cyprien et de ses contemporains d'Afrique [= Studi d'antichirá cristiana 291, Citti
del Vaticano 1969.
(148) Ibid. n. 41. a.c.. 94: "Per consignitionem cum uda flatu et per manum s~i r i tumam plec-tens,
corpus tuum usque ad pedes santificatum est.
(149) Trad. Ap., n. 42, o.c., 98: "Semper tempta modeste consignare tibi frontem. Hac enim
signum passionis adversum diabalum ostendiiur, si ex fide faciat quis, ut non haminibus
placens, sed per scientiam sicut loricam offerens ... Hac si signamus frontem per manum,
declinabimus eum qui vult occidere nos".
FAMlLlA Y LITIIRGIA: ALGUNAS 1 ECCIONES DEL PASADO 37
sa, en el momento de la ascensión de la lámpara, cuando nos va-mos
a acostar o nos levantamos, en cualquier circunstancia, noso-tros
nos signamos la frente" "50J.
A través de este gesto, el creyente expresa su fe y su oración, confesión
y petición de protección.
El elevar las manos o los ojos, asi como el arrodillarseu5" o rezar vuel-tos
hacia Oriente('52f)o rman también parte del elenco de expresiones corpo-rales
con las cuales el creyente trata de adecuar su cuerpo a sus actitudes internas,
al mismo tiempo que manifiesta su sintonía con el resto de la comunidad orante.
1.3. La edad patrística (SS. IV-V): La experiencia religiosa de la familia
cristiana según el pensamiento de S. Juan Crisóstomo
En los siglos siguientes, cuando la liturgia de la Iglesia se institucionaliza
y se celebra establemente en los edificios de culto, se desarrollan y se solidifi-can
principalmeiite tres formas religiosas domésticas, heredadas de los prime-ros
siglos: la oración de la mesa; una cierta unidad entre la realización pública
y familiar de la oración de la mañana y de la tarde; reuniones de oración kerig-mática,
inspiradas en la lectura de la Palabra de Dios ("".
Al mismo tiempo, va madurando la comprensión teórica de la singulari-dad
cristiana: la doctrina familiar de los padres sobre el matrimonio cristiano
y sus referencias homiléticas a la vida familiar no carecen de aspectos teológi-cos
que dejan entrever cierta consideración eclesial de la familia ~ristiana'"~'.
El análisis de cada uno de estos aspectos o de aquellos padres que los
señalan, superaría con creces los limites de este estudio (153.
(150) De corona 3: CCL 2, 1043: PL 2, 99: "Ad omnem progressurn atque promotum, ad om-nem
aditum el enitum, ad vestitum, ad calciatum, ad lavacra, ad menras, ad lumina, ad
cubilla, ad redilia, quacumque nos conversatia exercet, frontem signaculo terimus".
(151) Cf., entre otros, ORIG., De oral., 31: GCS 35, 395; PG 11, 549.
(152) Cf. PS. ATAN., Quaest. ad Antiochum 37: PG 28, 619: "Ad lucem creatam respicientes,
non ipsam, sed Creatorem eius adoramus, en rplendidissimo elemento. Deum amnium ele-mentorum
et saeculorum splendidissimum venerantes. Denique audiant et discant fideles
eius rei causa beatissimos aiostolos iussise ut Ecclesiae christianarum ongentem spectarent"
(153) Cf. B. FISHER, o.c., 51~58.
(154) Cf. D. SARTORE, La farnigiia, chiesa .., oc., 288, nota 15.
(155) Para una vision del campo pastoral en el que se movian y desarrollaban su actividad algu-nos
de estos padres, cf. J. BERNARDI, La predication des Pires Cappadociens. Lepredi-cateur
et son auditori [=Publications de la Faculté de Lettres et Sciences humaines de
1'Université de Montpellier, 301, Presses Universitaires de France, Paris 1968; V. MONA-CHINO.
La cura pastorale a Milano, Cartagine e Roma nd secolo IV, Roma 1947; Id.,
S. Abrogio e la cura pastorale a Milanonel secolo IV, Centro Ambrosiano de Documenta-zione
e Studi Religiosi, Milano 1973.
38 JOSE LUIS GUERRA DE ARMAS
Por esto, dentro siempre de las condiciones que desde el principio nos
hemos impuesto, y conscientes de que solo pretendemos subrayar algunos as-pectos
de la experiencia religiosa de la familia en algunas etapas de la historia
del cristianismo especialmente significativos para nuestra época, en este apar-tado
nos limitamos exclusivamente a S. Juan Crisóstomo "56'.
Sus afirmaciones sobre la familia "como pequeña Iglesia", inspiradas
en la Biblia y apoyadas en la experiencia pastoral, se sitúan en una profunda
visión cristiana del matrimonio y de la familia, madurada poco a poco, a pe-sar
de la influencia negativa de su época.
El ideal familiar concreto que concibe el Crisóstomo y que continuamente
propone a los fieles, lo encontramos expresamente fijado en diversas analo-gías,
entre las que destacamos como más significativa, la de la "familia, como
pequeña Iglesia", que expresa de forma privilegiada para el santo, la dimen-sión
religiosa de la existencia familiarflS".
A ella nos ceñimos en nuestro análisis, tratando, sobre todo, a partir de
esta imagen, evidenciar las perspectivas abiertas que nos parecen más sugeren-tes,
a la vez que citamos los textos más relevantes.
1.3.1. La Iglesia doméstica
"Vueltos a casa, preparemos una doble mesa, una de alimentos, otra
de la sagrada lectura. Que el marido repita lo que se ha dicho, y
la mujer acoja la enseñanza, que la escuchen los hijos y a los siervos
no se les excluya de esta lectura. Haz de tu casa una iglesia" "58'.
Asi se manifiesta el Crisóstomo en una de sus homilias. Al día siguiente
nos describe la reacción de su auditorio en estos términos:
"Cuando, ayer, os dije que cada uno hiciera de su casa una igle-sia,
prorrumpisteis en aclamaciones y aplausos, manifestando así
--
(156) Cf. C. SCAGLIONI, ldeale coniugale e familiare in S. Giovanni Crisosfomo, enEtica ~es-suale
e matrimonio "el Cristianessima delle origini, R. CANTALAMESSA (ed.) [= Studia
Patristica Mediolanensia, 51, Milano 1976, 273-424; P. RENTINCK. La cura pasroralein
Antiochia nel IVsecolo [=Analecta Gregoriana, 1781, Roma 1970, 251-277.
(157) Cf. C. SCAGLIONI, o.c., 282.
(158) In Gen. Sermo 6, 2: PG 54, K)7: "domum reversi duplicem mensam apponamus, una ci-borum,
alteram sacrae lectionis: et vir quidem ea quae dicta sunt repetat, uxor autem edis-cat,
audiant liberi, neque famuli ea lectione fraudentur. Dornum tuam effice ecclesiam"
Hom. in Gen. 2, 4; PG 53. 31.
FAMlilA Y LITURGIA: ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 39
vuestro entusiasmo por estas palabras" ''5g'
El tema de la iglesia doméstica es, pues, precioso para el santo y encuen-tra,
al mismo tierno, gran resonancia en la comunidad antioquena de entonces.
"La casa es una pequeña iglesia""@",
S. Juan Crisóstomo lo repite continuamente a los esposos; el padre hace
las veces de obispo en su casa, cuidando de todos los suyos. Como el obispo,
el padre de familia tiene la obligación de instruir a los suyos. La casa entonces
se convierte verdaderamente en una iglesia en la que se difunde la gracia del
Espíritu Santo y donde reina la paz y la c~ncordia"~".
1.3.1.1. La primera preocupación de los esposos
El crecimiento de la piedad con sus palabras y buen ejemplo, así como
crear en la casa una atmósfera abierta a las cosas celestiales, debe constituir
para los esposos su primera preocupación:
"El hombre, al levantarse del lecho, no busque, en cuanto hace
y dice, otra cosa que aquello que contribuya a una mayor piedad
de su casa y familia. La esposa cuide también la casa; pero sobre
todo, mantenga la preocupación porque en la familia se realice
aquello que toca al reino de los cielos" ""l.
Los hijos, por su parte, deben honrar a sus padres para contrarrestar
de alguna forma los trabajos y fatigas que éstos tienen que soportar por
ellos ""'.
(159) Hom. in Gen. 7, 1: PG 53, 62: "Cum enim heri dinissem, quisque vestrum domum suam
ecclesiam efficiat, magna voce acclamastis, ac voluptatis, qua vos illa verba perfunderanr,
sienificatianem de~d~is~t~is~".~ -
(160) 1 ñ ~ p . a d E p h2.0 , 6: PG 62, 143: "damus es1 parva ecclesia"; In Ep. 1 ad Tim. 10, 2:
PG 62. 549.
(161) Hom. in Gen. 2, 4: PG 53, 31: "fiatque domus ecclesia ... requiescat autem ibi Spiritus
Sancti gratia, et omnis pax et concordia muniat inhabitantes; ln Gen. Sermo 7, 1: PG 54,
608; Ibid., 8, 2: PG 54, 619s; De SS. Mart. 4: PG 50, 651; In Eph. 20, 9: PG 62, 147;
Hom. ad Ant. 6, 7 : PG 49 , 90.
(162) Hom. in Mal. 77, 6: PG 58, 709-710: "Vire lecto surgens ne aliud quaerat, quam ut quid
faciat ve1 dical, quo ad maiorern pietatem domum et familiam agat. Uxor quoque domun
custodiat; sed prae hac aliam magis necessariam sollicitudinem habeat, quomodo ea ad
regnum caelorum speclant tota familia operetur".
(163) Cf. Hom. in Joh. 85, 2: PG 59: "omne debitum es1 ipsis praestandum, el alliis sunt ante-ponendi,
quia nos genuerunt, educarunt, milleque mala subierunt"; Ibid., 461s: PG 54,
620; Hom. Ni Mat. 48, 7 : PG 58, 495.
40 JOSE LUIS GUERRA DE ARMAS
Cuando se vive así, cuando todos se sienten unidos por los vínculos del
amor y del servicio mutuo, Cristo se hace presente junto con el coro de los
ángeles y la casa se transforma en una pequeña iglesia""'.
1.3.1.2. La lectura y la transmisión de la Palabra
En particular, S. Juan Crisóstomo exhorta a hacer de la propia casa una
iglesia mediante la lectura y la meditación de la Palabra. La lectura de la Bi-blia
debe ocupar un puesto central en la vida cristiana y, por ellos, invita a
los fieles a meditar con frecuencia en ella, no sólo durante las dos horas sema-nales
en la iglesia, sino también en casaU6".
Como preparación, antes de escuchar el Evangelio en la Iglesia, el Cri-sóstomo
aconseja a los creyentes leer previamente en casa por su cuenta, el
texto que se va a explicar en la predicación para mejor entender la
También recomienda a sus oyentes comprarse un ejemplar de la Biblia para
profundizar mejor el sentido de las lecturas expuestas ""l.
Frente a los que tratan de ocultar su desidia en leer las Sagradas Escritu-ras,
bajo la excusa de que tienen demasiadas ocupaciones en casa o que la me-ditación
de la Biblia es un quehacer para los monjes que no tienen demasiado
en qué pensar, el Crisóstomo los refuta afirmando que es esa precisamente la
plaga de nuestro tiempo: pensar que la lectura de las Sagradas Escrituras está
reservada a los monjes, mientras aquellos que están en el mundo no tienen ne-cesidad
de ellas "68'.
Sobre el deber de conservar las enseñanzas recibidas en la iglesia, para
poder luego trasmitirlas a los demás, ya hemos indicado algo más arribaom',
pero es preciso subrayarlo, dada la importancia que el santo da a este cometido:
(164) Cf. In Gen. Sermo 7, 5: PG 54, 616: "ubi vir et uxor ac liberi, concordia et amicitia el
virtutis vinculis fuerint collingari, illic versatur in medio Christus"; Ibid. 8, 2: PG 4, 620;
Hom. in Maf. 48, 7: PG 58, 495.
(165) Cf. In lnsc. Acf. 3, 2: PG 51, 90: "Lectioni ergo simus intenti, non duas tantum has ho-ras,
sed perpetuo: quisque domum reversus Libras sacros in manus sumat et eorum quae
dicta sunt sensus percurrat, si quidem perpetuam et sufficientem utilitatem percipere cu-piat
ex Scriptura"; Hom. in Gen. 29 , 2: PG 53, 262.
(166) Cf. Hom. Ni Mat. 1, 6: PG 57, 21: "Ut porro facilius haec addiscere possitis, rogarnus
et obsecramus, id quod etiam in aliis Scripturarum libris fecimus, u1 illam Scripturae clau-sulam,
quam inter~retaursi umus, praelibetis, ut lectio cognitionem praecedat"; Hom. in
Job. 11: 1: PG 59, 77.
(167) Cf. InEp. adColl. 9, 1: PG 62, 361: "Parate vobis libros medicamenta animae. Si nulluin
alium vultis, Navum Testamenlum vobis parate, Aposlolorum Actus, Evungelia, magis-tros
perpetuos". Cf. Hom. in Mat. 48, 7: PG 58, 495s.
(168) Cf. Hom. in Mar. 2, 5: PG 57, 30; Hom. Ni Gen. 35, 2: PG 53, 323s.
FAMILIA Y LITURGIA: ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 4 1
"Apenas llegados a vuestra casa, llamad a vuestra esposa y comu-nicadle
cuanto os hemos dicho" "'O).
"Cuando vuelvas a casa y tu mujer tepregunte: ¿Qué cosa me traes
de la iglesia?, respóndele: No traigo carne, ni vino, ni oro, ni or-namentos
para el cuerpo, sino un pan espiritual que hace sabio al
hombre interior. Cuando vuelvas junto a tu esposa, prepara una
mesa espiritual; dile cuanto antes, mientras conservas fresca la me-moria:
Gustemos primero el alimento espiritual y luego gustare-mos
también los alimentos materiales. Si actuamos así, tendremos
a Dios entre nosotros, bendecirá nuestra mesa y nos dará el pre-mio"
"11'
Esta transmisión de la palabra de Dios la ilustra con imágenes delicadas
e intuitivas: el hombre que lleva a la casa las flores más bellas de su pa~eo"'~';
la golondrina que alimenta a sus crías""' ... Todos, hasta los más pequeños,
deben sentirse comprometidos a recibir la palabra de Dios para vivirla
juntos 11'41.
1.3.1.3. La casa, lugar de encuentro para la oración
Junto a la lectura y meditación de la Sagrada Escritura es necesario tam-bién
orar juntos: cuando algunos se reúnen en la oración o en el canto de los
salmos, no se equivoca quien quiera llamar iglesia a tal reunión.
"Haz de tu pequeña casa una iglesia. En efecto, donde están el sal-mo,
la oración, los cánticos de los profetas, no fallará quien quiera
llamar iglesia a tal reunión.. . Si nos acostumbramos a ello, no olvida-remos
jamás ni a propósito, ni por debilidad, esta bella forma de hon-
(170) Hom. in Mar. 11, 8: PG 57, 202: "Unusquisque domum regressus vocem uxoiem, haec
illi denuntiel".
. . . .
congressum mulieris veneris, mensam illi spiritualem apione: dic primum dum adhuc re-cens
est memoria, Perfruamur spiritualibus, ac deinde sensibili mensa perfruamur: etenim
si res nonras ita disponamus, Deus etiam aderit in medio nostri, cum ut mensam benedi-cat,
tum ut nos coronet"; Adv. Jud. 7: PG 48, 927; Hom. in Joh. 3, 1: PG 49, 37; In
Ep. ad Coloss. 9, 2: PG 62, 362.
(172) Cf. Depoen. 6, 1: PG 49, 315.
(173) Cf. In Ep. 11 ad Tess. 5, 5: PG 62, 499.
(174) Cf. Hom. in Mat. 5, 1: PG 50, 707: "domum petentes librum accipere, atque unorem et
filios ad eorum 4uae dicta fuerant collectionem evocare".
rara Dios, ya que, sin pretenderlo el hábito nos forzará a rendir
cada día a Dios este culto"
San Juan Crisóstomo recomienda especialmente la oración de la mesa,
antes y después de la comida: la salmodia es una defensa contra los ataques
del diablo y hace posible la presencia de Cristo, consecuentemente la casa se
convierte en iglesia "'"'.
La práctica de la oración en el momento de la comida era posiblemente
un hábito ya consolidado en aquella época: San Juan Crisóstomo usa la ora-ción
de la mesa como argumento para persuadir a los fieles a que así como
dan gracias después de la comida ordinaria, den también gracias después de
la comunión que es una comida muy superior ""'.
Menores, pero significativos, son los testimonios de San Juan Crisósto-mo
sobre la oración de la mañana y de la tarde:
"Antes de dormir y despertaros dad gacias a Dios" '178'.
"Los iniciados saben que cada día se recitan oraciones, por la ma-ñana
y por la tarde, por el mundo entero. .." '"".
Incluso la noche es un tiempo favorable para la plegaria. De esta oración,
hecha en casa por el hombre y la mujer, y en la que son también invitados
a participar los hijos, habla también el Crisóstomo:
"He aquí lo que tengo que decir a los hombres y a las mujeres:
doblad las rodillas, gemid, pedid al Señor que os sea propicio. El
se deja convencer con más facilidad por estas oraciones nocturnas,
cuando transformáis el tiempo dedicado al reposo en tiempo de
~
(175) Cf. Exp. in Ps. 41.2: PG 55. 158: "tu ecclesiam fac tuam domunculam. Ubi enim es1 psal-mus,
ef oratia, et chorea prophetarum, el pius canentium animus, non aberraverit quis-piam
qui hunc caetum dixerit ecclesiam ... Si nos ipsos deduxerimus ad hanc consuetudinem,
nec nartra soantc. nec ver scardiam oulchrum hoc oraetermittenus ministerium more ve1
invicloi nos'cogenie h i n c Dei c u l t u i ( 1~ L T O U P Y L ~ U q)u otidie paragerc''. Hom. in Acr.
26, 4: Pti 60, 203; In Ep. ad Rom. 24. 3: PG 60. 626.
(176) Cf. txp. jn Pr. 41. 2: PG 55, 157: "Cum enim diabolus, ut pluiimum insidietur in convi-viis
. . : tunc marime opartet el ante mensam, el post mcnsam, se muniere Psalmoriim prae-sidio.
et simul cum urare ac liberir surgentes a convivio. hymnoi sacras Dea canare"; In
Ep. ad Rom. 24. 3: PG 60. 626: "lta Christus mensae aderit ... sic el lacum in ecciesiam
converles, cum pro intempestivis clamoribu5 et plausibus, amnium Dominum hymnir c e ~
lebrabis". De Arma Sermo 2, 5 : PG 54, 650. Hom. io Mar. 49, 2; PG 58. 497-498: "erw
diens nos, ne ante mensam attingamuc, quam gratias egerimur ei qui nobis escam praebet".
Hom. in Mal. 82. 2: PG 58, 740.
11771 Ti r>e Ranr Chri 4. Pí; 49 17)
FAMILIA Y LITURGIA: ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 43
lágrimas ... Hacedlo también vosotros, los hombres y no sólo las
mujeres ... si tenéis hijos despertadlos y que vuestra casa se haga
realmente una iglesia durante la
De hecho, el Crisóstomo insiste sobre algo que es una constante desde
los inicios del cristianismo: es preciso' orar siempre y en todas partes'18". El
día, enmarcado en cl movimiento del año litúrgico y ritmado por la cucaristia
y la oración de las horas en el t e m p l ~ ~s*e ~co~nv, i erte de este modo en el es-pacio
en el que el cristiano vive su vida como una liturgia permanente.
En cuanto a los contenidos de estas plegarias, los textos ya citados nos
muestran algunas indicaciones. Los salmos representan ciertamente una parte
importante de estas oraciones, a juzgar por el espacio que el Crisóstomo les
dedica en sus homilias. Los recomienda a la hora de la comida, como ya he-mos
visto, e invita al padre de familia a enseñarlos a su hijo:
"Enseña al niño a cantar aquellos salmos tan llenos de sabidu-ría"
11831,
A propósito de los gestos y ritos que podían acompañar esta oración en
casa, San Juan Crisóstomo habla en cierta ocasión de la costumbre existente
de pintar la cruz sobre las paredes y ventanas de la casa, sin que ciertamente
pretenda una representación del c ruc i f i j~"~M~'e.n ciona además el uso de ele-var
las manos para la oración, así como la costumbre de lavárselas previamen-te"
85). En un texto ya citado habla también de la genuflexión(186'.
Por último, reseñamos la tradición entre los cristianos de Antioquia de
llevar a sus casas un poco de agua, bendecida durante la noche de la Epifanía,
en memoria del bautismo del Señor 1'8'l.
(180) Hom. in Mat. 26, 3-4: PG 60, 203-204: "Hic ver0 mihi et ad viros el ad mulieres rermo
est. Flecte genua, ingemisce, Deum precare ut tibi sit propitius: nocturnis ille precibus ma-gis
flectitur, cum requiei tempus in luctum verteris ... Hoc fac et tu vir ... Si tibi sint liberi,
excita illos; et sit omnina noctis tempore domus ecclesia".
(181) Cf. Hom. in Gen., 30, 6: PG 53, 268; De Anna serm. 4: PG 54, 668.
(182) Cf. P. RENTINCK, o.=., especialmente el cap. 11: 11 culto, 57.146.
(183) In Ep. ad Col. 9, 2: PG 362: "doce eum canere psalmos illos plenos philosophia"
(184) Cf. Hom. inMat. 54,4: PG 58,537: "ubique nobis adest hoc victoriae symbalum. ldcirco
et domi, et in parietibus, et in fenestris, et in fronte et in mente, illam cum studio multo
depingimus".
(185) Cf. Expos. in Ps. 140, 3: PG 55, 431: "Quid sibi vult manuun in oratione elevatio?.. si
enim non permittis ut eae tollantur illotae ad orationem: multo magis nom aequum est
ut eas peccatis inquines".
(186) Cf. nota 182.
(187) Cf. De bapt. Chri. 2: PG 49, 366: "ldcirco etiam in hac solemnitate sub mediam noctem
omnes, cum aquati fuerint, domum latices referunt ac recodunt, et per integrum annum
conservant, utpote quod hodieina die sanctificatae sint aquae".
JOSE LUIS GUERRA DE ARMAS
1.3.1.4. El apostolado
Es otra característica eclesial de la que habla el Crisóstomo que podría-mos
calificar actualmente, especialmente cuando se refiere a los de fuera de
casa, como apostolado "de presencia".
El amor en familia no se limita a los más íntimos, sino que se prolonga
más allá, ante todo, a los siervos que habitan la casa. San Juan Crisóstomo no
se opone a la esclavitud, si bien afirma que la iglesia no hace distinción entre
esclavos y libres y que también los esclavos están llamados a la salvación ""l.
Exhorta a los patronos a tratar a sus siervos humanamente y no castigarlosu891.
Pero, sobre todo, el patrón tiene el particular deber de instruir a sus siervos en
la doctrina cristiana, como si fueran sus propios hijos
Pero no sólo los siervos, sino todos los vecinos pueden sentirse afecta-dos
positivamente de una familia así: la concordia en casa es como un buen
olor del que se pueden beneficiar todo^"^".
Este aspecto apostólico de la familia se evidencia todavía más, cuando
la casa permanece abierta a los pobres y a los peregrinos, como en otro tiempo
la casa de Prisca y de Aquila ""':
"Estos eran de tal manera fieles y virtuosos que hicieron de sti ca-sa
una iglesia: en la conversión de todos a la fe y en el abrir la casa
a todos los peregrinos; porque San Pablo no llama iglesia a cual-quier
casa, sino sólo a aquella en la que haya enraizado bien la
piedad junto con un gran temor de Dios" """.
1.4. El culto familiar en el ambiente de la forma protestante del siglo XVI
En el área católica, la consideración teológica y pastoral de la familia
cristiana, como tal, apenas ha sido desarrollada después del tiempo de los Pa-
. -
(188) Cf. In Esp. ad Philemon l. 1: PG 62, 109: "Etenim Ecclesia non navit domini ac servi
discrimen: ex Tecle factis et delinis utnimquc discernit"; ln Ep. I ad Cor. 19, 4s: PG 61,
1566s.
(189) Cf. In Ep. ad Eph. 15, 3: PG 62, 109..
(190) Cf. In Ep. ad Eph. 22, 2: PG 62, 158: "Docete eos ense pios et religiosas: et omnino se-quuntur
omnia"; In Ep. ad Coll. 10, 1: PG 62, 367: "Est hic quaque amor quidam, sed
non ita naturalis siculsuperius sed consuetudinis el ab ipso imperio et a factis".
(191) Cf. IB Ep. adEph., 20, 1: PG 62, 136: "Quaniam si hi sint in concordia, el recte ordinati
sunt famuli, et bono eorum adore fruuntur vicini, amicique et cognati: sin autem contra.
evertuntur et confunduntur amnia".
(192) Cf. Ram 16, 3.
(193) Cf. In Ep. ad Rom. 30, 3: PG 60, 664: "lta enim prabati et clari erant, ut domum suam
ecclesiam facerent; tum quad omnes fideles redderent, tum quod peregrinis omnibus illam
aperire. Neque enim simpliciter solet domos ecclesias appellare, nisi pietas multa et mag-nus
Dei timar in illis radicatus fuerit".
FAMILIA Y llTURGlA ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 45
dres, hasta la reciente renovación eclesiológica que ha preparado el Vaticano
11 11941,
No se puede decir lo mismo, sin embargo, de la tradición cristiana, sur-gida
de la Reforma. En el siglo XVI, las iglesias protestantes redescubren el
culto familiar rápida y masivamente.
Entre los motivos favorables a esta liturgia doméstica, encontramos no
sólo aquellos inherentes al espíritu de la Re f ~ rma " ~s~in' o, también un elemen-to
externo, no ciertamente el más pequeño, la persecución"961.
En este sector queremos detenernos ahora, y, particularmente en Lute-ro,
Bucer y Calvino. En primer lugar nos fijaremos en la concepción que los
mismos tienen del culto familiar para luego fijarnos en los materiales y textos
de los que podían disponer los padres de familia para el culto doméstico.
Somos conscientes, una ve2 más, de las limitaciones de nuestro acerca-miento
al tema y, por ello, sólo pretendemos sintetizar al máximo el pensa-miento
de estos autores, entresacando aquellas citas que nos resulten más
significativas sobre el mismo.
1.4.1. La familia vista por Lutero
Lutero, en su tratado sobre la vida conyugal, describe así las relaciones
padres-hijos:
"Lo mejor que tiene la vida matrimonial ... es que Dios concede
hijos y quiere que los eduquemospara su servicio. Ciertamente el
(194) Las desarrollos de nuestro tema en el medievo y en las épocas recientes ha sido poca estu-diado.
Hacemos nuestra la opinión del profesor D. SARTORE sobre la necesidad de in-vestigar
diversos sectores como la oración en las comidas, la oración por la mañana y por
la tarde, los ejercicios piadosas, en particular, el angelus y el rosario, la resonancia domés-tica
de aspectos del año litúrgico, etc.; cf. D. SARTORE, Famiglia, enNDL, D. SARTO-RE
- A.M. TRIACCA (ed.), Paoline, Roma 1984'. 528.
(195) Entre 10s elementos conyunturales que favorecieron entonces la liturgia doméstica, señala-mos:
la revalorización del sacerdocio universal de los fieles frente a la hipertrofia del sa-cerdocio
ministerial; el deseo de interiorización y de piedad personal frente a la exteriorización
de la liturgia; el matrimonio como alternativa a las costumbres decadentes de monjes y
clérigos; la prioridad dada a la Sagrada Escritura, proclamada en lengua vernácula, predi-cada,
estudiada y meditada; los conocimientos patristicos de algunos reformadores y su
atracción oor los oriaenes cristianos: cf. D. DUFRASNE - 1.1. OUELLEC. en Communa-tés
et ~it;rgies 3 (1586) 212.
(196) Cf. L. SCHUMMER, Le culte célébrépar la famille-sanctuaire selon la tradirion de la Re-forme,
en Communautés et Liturgia 3 (1986) 295-296.
FAMILIA Y LITURGIA: ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 47
Decal~go'~"y], al acostarse, de nuevo la sena1 de la cruz, seguida de la reci-tación
del Credo, del Padrenuestro y de la oración de la tarde, rezados de ro-dillas
'"''1.
Sobre la bendición de la mesa y su acción de gracias, advierte:
"Los niños y los criados deben acercarse a la mesa con decencia,
y con las manos juntas, decir: 'Los ojos de todos esperan en Ti,
Señor, y Tú les concedes su alimento oportunamente; abres tu ma-no
y sacias de placer a todos los vivientes" (Sal. 145, 15-16) (202'.
Luego añade el Padrenuestro y una corta oración. Para la acción de gra-cias,
afirma, de igual modo:
"Después de la comida dirán con decencia y con las manos juntas:
'Dad gracias al Señor, porque es bueno y su bondad es eterna; pro-porciona
alimento a toda carne, pastos al ganado y a las crías del
cuervo cuando llaman; no le agrada el brío del caballo ni se com-place
en la fortaleza de piernas de los hombres; el Señor se com-place
en los que le temen y en los que esperan en su bondad" (Sal.
106, 1; 135, 25; 147, 9-11)'"".
A continuación el Padrenuestro y una oración
En Lutero no hay una sistematización del argumento, pero a partir de
estos textos, queda reflejada la importancia que concede al tema.
(200) Como hizo con frecuencia y por motivos, preferentemente littirgicos, Lutero había adap-tado
canciones populares al texto versificado de los diez mandamientos: Cf. LUTERO,
Obras: T. EGIDO (ed.), Sigueme, Salamanca 1977, 302, nota 11.
(201) Cf. M. LUTHER, Lepetit Catéchisme d I'usage des pasteurs er des prédicateurs peu Nis-
VWts. en o.c... V11.. 183.
(202) Ibid., 183.184: "Les enfants el les domestiques doivent s'aprocher de la table, decemment,
les mains jointes, et dire: 'Les jeux de tous espkrent en tai, Seigneur et tu leur donnes leur
nourriture en son temps. Tu ouvres ta main et tu rassasies de plaisir tout ce qui vit". [La
trad. esp. de este texto y el que sigue de Lutero, es de T. EGIDO, o.c., 302-303).
(203) Ibid.: "Rendez graces au Seigneur, car il est bienveillant et sa bonté demeure éternellment:
"C'est lui aui donne la nourriture i toute chair.. a.u i donne la diture au hétail et aux netirs ~
~ ~ ~~ ~ 7 ~~~~~ du corbeau-qui I'invoquent. Ce n'est pas la vigueur du cheval lui plait; ce ne sont pas les
jambes de I'homme qui lui sont agrábles; le Seigneur prend son plaisir en ceun qui le craig-nent,
en ceux qui espkrent en sa bonté".
(204) Sobre el pensamiento de los reformadores a cerca de la oracien dominical, cf. K. BARTH,
La oración según los catecismos de la Reforma [La prikrel. Trad. de la segunda ed. del
original francés por F. BAEZ, Sigueme, Salamanca 1969, 65-90.
48 ,OSE LUlS GUERRA DE ARMAS
1.4.2. La familia vista por Bucer
Martin Bucer, principal animador y organizador de la Reforma en Es-trasburgo,
concibe una doctrina original de la iglesia: quiso crear en el seno
de las parroquias straburguesas, pequeñas comunidades "profesantes" Ilama-das
a reactivar las grandes comunidades de multitud. Entre la secta y la ciu-dad,
parroquias de multitud y pequeñas comunidades de militancia debían
complementarse mutuamente, representando para ello la familia un lugar ecle-sial
privilegiad^"^^'.
Para este reformador de la primera generación, la eclesiología debe com-prender
en su globalidad, todos los sectores de la existencia, tanto colectiiios
como individuales. La vida de la Iglesia abarca lo público y lo privado. Por
ello, las dos grandes tareas del ministerio eclesial, la formación (= docere) y
el acompañamiento pastoral (= monere) deben realizarse en los lugares públi-cos
y en los privados. Estas fórmulas "publice" y "privatim" son una especie
de leiv motiv en sus escritos""'.
Desde esta persepctiva, la carga eclesial de la familia es considerable: Ella
es en privado lo que la parroquia es públicamente. La familia debe, por tanto,
asumir la responsabilidad de transmitir, enseñar, orar, sacrificar (=ofrecer su
culto propio: la alabanza y la ofrenda de las personas y cuanto les pertenece),
ser eco permanente de la comunidad parroquia1 y enlace entre la feligresía y
la parroquia. Por este papel privilegiado, debe ser objeto de un cuidado espe-cial
por parte de la Iglesia, ya que en ese espacio transcurre gran parte de la
vida eclesial; allí se continúa, se profundiza y se consolida la formación y la
preocupación pastoral (207).
Las relaciones familiares reflejan las relaciones eclesiales: relaciones de
sumisión entre padres e hijos, por una parte, relaciones de comunión, de con-vivalidad
y de amor entre todos, por otra. En este simbolismo eciesial, el texto
de Ef. 5, 24-30 tiene una gran importancia, pero también el de Mat. 19, 1-2:
así como la ciudad tiene al frente un magistrado, la familia vive bajo la res-ponsabilidad
del padre.
(205) Cf. G. HAMMANN. Entre las secte el la oré. Le projet d'Eglise du Reformareur Martin
Bucer (1491-1551) [=Historie et societé 31, Labor et Pides, Geneve 1984, 357-360.
(206) Cf. Ibid., 355, nota 91. Para la obracompleta de M. BUCER, cf., M. BUCERSDeutsche
Schriften, series 1, FR. WEDEL, E. STACHELIN, R. STUPPERICH, J. ROTT, R. PE-TER
(ed.), 7 vols., Presses Universitaires de France, Paris-Gütersloher Verlagshaus, Gerd
Mohn 1962-1981.
(207) Bucer desarrolla este tema, sobre todo, en su tratado De regno Chrisri y en las diversas
ordenaciones eclesiisticas.
FAMILIA Y LITURGIA: ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 49
Pero la familia es además ejemplar a otro nivel: por su lado "pri~atim"~',
es una pequeña comunidad, de la que la eclesiologia buceriana tiene necesidad fun-damental.
Si se logra restaurarlas adecuadamente, estas pequeñas comunidades po-drán
ser un lugar complementario a la actividad parroquial, un hogar de educación
y edificación "profesante".
Para ello, es de capital importancia "edificar la piedad de estas comuni-dades".
Alimentar a través de tres elementos claves -la oración, la lectura
de la Sagrada Escritura y el canto de los salmos- las reuniones diarias del cul-to
doméstico '209':
". . . El Espíritu Santo ha ordenado, además de los santos ministe-rios
y ceremonias eclesiásticas.. . reuniones diarias.. . En estas reu-niones,
ha de leerse a los asistentes los libros santos de la Biblia
en lengua inteligible, exhortarles a la piedad a partir de ellos, decir
las plegarias en común y cantar salmos e himnos de alabanza"'"O1.
1.4.3. La familia vista por Calvino
La enseñanza de Calvino sigue en esta misma línea. En su comentario
a Col. 4, 15, afirma de la iglesia doméstica de Ninfas:
"Recordemos que por medio de una familia, se nos da a conocer
lo que deben ser todas las familias de los cristianos; a saber: pe:
queñas iglesias. Es por ello, por lo que cada cual debe ser cons-ciente
del encargo que se le ha hecho: instruir su casa en el temor
del Señor y mantenerla en una santa disciplina; en pocas palabras,
construir en ella una pequeña iglesia" '2").
Por "privatim", Bucer no piensa tanto en el individuo aislado, cuanto en la pequeiia es-tructura
comunitaria, en la casa, en el seno de la cual, el cristiano vive su existencia no
pública. A menudo el término "privatim" lo sustituye por "domatim", [= "en casa"].
Cf. C. HAMMANN, o."., 357.
Para captar la preferencia de la Reforma por estos tres elementos del culta doméstico cf.
D. BONHOEFFER, Vida en comunidad [Gemeinsames Leben], Sígueme, Salamanca
1983>, especialmente 29-58.
M. BUCER, Resumé sommaire de la doctrine chrérienne: ed. F. WENDEL, Paris 1951.
67; (citado por G. HAMMANN, o.c., 289).
J. CALVINO, Commentaries in Ep. ad Colos. 4, 15, Ioannis Calvini opera quae super-sunt
omnia, G. BAUM, E. CUNITZ, E. REUS (ed.), 59 vals., Brunswich 1863-1896, vol.
52, 131-132: "Quum de domestica Nymphae ecclesia loquitur, meminerimus, in una fami-lia
praescribi quales esse deceat christianorum familias: nempe ut totidem sint parvae ec-clesiae,
quare sciat unusquisque hoc sibi impositum esse onus, ut domum suam erudiat
in timore Domini, contineat sub sancta disciplina, denique ecclesiae imaginem illic formet";
(citada en adelante CO).
50 JOSE LUIS GUERRA DE ARMAS
A partir del altar que Jacob eleva a Yavhé, deduce, a su vez, esta impor-tante
lección:
"Jacob cuando obtuvo un lugar donde poder asentarse con su fa-milia,
elevó a Dios un sacrificio solemne ... Siempre que leamos que
fue erigido un altar, es necesario tener en cuenta la finalidad y el
uso ... para ofrecer sacrificios e invocar el nombre de Dios, a fin
de que ... su religión y su fe ... fueran testificados delante de todos.
El (= Jacob) no sirve a Dios sólo en privado, en el interior de su
corazón.. . Otra finalidad.. . hacer que su familia sintonice con él
en una misma piedad, porque es necesario que un padre de familia
fiel se preocupe y trabaje para que su familia no viva en nada co-mo
profana, sino que Dios reine en ella como en un santua-rio"
""1
Esta visión de la casa cristiana, descansa como vemos, sobre dos colum-nas:
eltestimonio y la piedad familiar. Esto, según Calvino, no es una elección
que pueden hacer o no, los padres, sino algo que pertenece a la naturaleza del
matrimonio cristiano.
"La casa de un fiel debe ser como una pequeña iglesia" '2"'.
De esta concepción sobre la casa como pequeña iglesia, Calvino deduce
que la misión de los padres ha de ser gobernar de tal modo su casa que en ella
se honre a Dios y se le dé culto ""1.
1.4.4. Los libros para el culto familiar
¿De que medios disponían los padres para la celebración del culto do-méstico,
cuyos tres elementos, oración, lectura de la Sagrada Escritura y canto
de los salmos, hemos visto expresamente citados por Bucer? '2'i)
(212) Comment. Ni Gen., CO, vol. 23, 453-454: "Locum adeptus Jacob in quo familiam alere
posset, solemnem erexit Dei cultum ... quoties legimus exslructum fuisse altare, finem et usum
spectare decet: nempe u1 victimas offerrent, et puro invocarent nomen Dei: ut palam hoc
modo testata esset eorum religio ac fides ... nec (Jacob) privatim solum arcano mentis sensu
Deum colit ... Aliud etiam propositum habuit, ut tota familia eodem fidei sensu Deum cole-ret.
Pium enim patrem familias sedulo curare decuit, ne profanam haberet domum, sed po-tius
ut illic Deus tanquam in sanctuario regnaret".
(213) 23 Sermon sur la T h . 3, 3-5, CO, vol. 53, 279: "La maison d'un fidele doit &re cornme
une petite Eglise"; (el subrayado es propio).
(214) Ibid.: "Un chacun p&re de famille sache que Dieu I'a constitué en ce lieu-la pour savoii
gouverner et femme et enfantr et serviteurs: tellement que Dieu soit honor6 au milieu et
que tous lui fassent hommage".
(215) Los datas que ofrecemos los hemos compendiada de L. SCHUMMER, os., 289-290.
FAMILIA Y IITURCIA: ALGUNAS LECCIONES DEL PASADO 51
Ante todo, de la Biblia, en aquella época, a menudo acompaiiada por
las Formas de Oraciones (=Liturgia del culto, del bautismo, de la Cena, del
santo matrimonio y de la visita a los enfermos), el catecismo seguido de las
oraciones para rezar en las distintas situaciones del día y la profesión de fe.
También contaban con ediciones del salterio í2'61, salmos versificados y
con música, a los que se afiadian los mismos complenierilus que hemos visto
para la Biblia.
Por último hay que mencionar entre estos subsidios, los Abecedarios, pro-bablemente
el medio más eficaz de que disponía la iglesia para crear el hábito
del culto en familia, muy difundidos entonces por las casas y escuelas.
De estos últimos, uno de los más conocidos es el llamado ABC de Cris-pino
(1551) que además del alfabeto, el Padrenuestro, el Credo, el decálogo y
un resumen del catecismo de Calvino, presenta diez oraciones de las cuales seis
son para antes y después de la comida, y las otras cuatro conciernen al desper-tarse,
al acostarse, a la mañana y al trabajo. Contiene también cuarenta y cua-tro
pasajes de la Sagrada Escritura que contemplan las diversas situaciones de
la vida. Entre ellos, como fundamento del culto familiar, encontramos el texto
que en la carta a los Efesios introduce los deberes domésticos (Ef. 5, 15-21),
así como el del AT referente a la transmisión a los hijos de las enseñanzas divi-nas
(Dt. 6, 6-7)'2'7'. En la siguiente edición de este manual, realizada en 1562,
en lugar de estos textos bíblicos, encontramos una liturgia para el culto domés-tico
que lleva por titulo: "El ejercicio del padre de familia".
En cuanto a los padres analfabetos que tenían las mismas obligaciones,
su contacto con la Biblia y las oraciones pasaba necesariamente por la memo-rización
de fragmentos de la Sagrada Escritura, de sermones escuchados con
ocasión del culto comunitario y de los salmos cantados.
-
(216) Alcamó pronto gran difusión. A inicios del siglo siguiente, el número de aquellos que lo
poseen es tal, que en el Canton de Vaud (4 de junio de 1612) puede ser publicada la siguien-te
ley: "Aauellos aue saben leer deben llevar sus salmos a la ialesia el domin.ao Y el ~iueves .
para :anidr i i i i i 10, sir<,* hajii pera4 di. mulra" 12) que \uponr. <,u? iodo, iqu:llo> quc
>dl>iaiil ee, po,c.idri uii ~al l r1i 0 ;i.H . \ I.I 1 1 l L hllLR. I l i i r ~ r i < ' . l l<'I~.r li,<.R rt;>lriirc. ir1
Ptyi. JC \.,ud. I< rzgiriieI>crrii>ir. l . 1 1 . 1 at1,.t11n~ 192c. 141 (.!;>do par L S i H t h1-
MER, a.c., 290, nota 15).
(217) La edición del Abecedario de 1630 lleva como subtitulo estas versiculos de Dt 6,6-7: "En-seignez
ma parole & vos enfants et leur parler d'icelle, soit en la maison, soit en chemi-nant".
La eleccidn de este subtitulo manifiesta la preocupación constante de instalar en
las casas un culto domestico incueationado, cf. L. SHCUMMER, or.. 295.
2. CONCLUSIONES
Hasta el momento hemos interrogado a la historia sin proponer opcio-nes
y determinaciones concretas. Ahora tampoco lo haremos, pues en este que-hacer
hemos de evitar los errores del pasado y no tratar de traspasar o de imponer
modelos que no tienen en cuenta la diversidad familiar. Es a cada familia en
particular a quien atañe realizar la búsqueda de una liturgia con características
propias que traduzca en el espesor de la vida diaria su dimensión sacerdotal
como "iglesia doméstica", sin encerrarse por ello en sus limites, ni dejar de
medir críticamente aquellos aspectos significativos que nos remite el pasado.
Sin otra pretensión que alimentar este empeño, sintetizamos a continua-ción
algunas de estas lecciones ya descritas y las agrupamos siguiendo el orden
que hemos usado anteriormente: la tradición hebraica, la experiencia fundante
del cristianismo, la edad de oro de los santos padres y la praxis de algunas igle-sias
de la primera hora de la reforma protestante.
Estos cinco capítulos en los que nos hemos fijado no son equiparables,
dado que no todos tienen la misma entidad teológica, pero desde todos ellos
nos llegan referencias claves para una relectura profunda de nuestro tema:
2.1. Desde la tradición hehraica:
- Importancia de la familia y la casa como lugar de culto y correspon-dencia
e interacción continua entre el culto oficial y el culto doméstico.
- Unidad entre religión y vida. El judaísmo contempla la vida hasta en
sus más pequeños detalles, evitando toda dicotomía. La tradición cuida con
el mismo interés las oraciones que preceden o siguen a la lectura solemne de
la Biblia como las que enmarcan una comida o un viaje.
- Todas las comidas tienen para el judío un significado sagrado, parti-cularmente
la cena pascua1 y la comida del sábado. Las bendiciones constitu-yen
el fondo mismo de esta liturgia familiar y son una alabanza y glorificación
permanente de Dios y, al mismo tiempo, actualización, anámnesis, de las gran-des
etapas del caminar de Israel a través de la historia.
- Vinculación de la plegaria personal al valor religioso comunitario de
los sacrificios del Templo.
- Relevancia de la relación padre-hijo en la transmisión de la experien-cia
religiosa y la "narración" como expresión privilegiada de transmisión.
2.2. Desde los primeros siglos del cristianismo:
- Presencia de la familia como unidad humana y social, en el hecho fun-dacional
cristiano. El primer lugar para las reuniones específicas de las comu-nidades
cristianas fue la "casa/vivienda" y el núcleo primero de las Iglesias
domésticas fue la "casa/familia", entendida en el sentido amplio que en los
orígenes del cristianismo tenía la "casa".
- Este dato, aunque relativo e histórico, tiene repercusiones en otras áreas
cristianas: El buen gobierno de la casa es un signo decisivo de la idoneidad de
quienes vayan a ser elegidos obispos o diáconos. La realidad social de la casa
se metaforiza y se define a la Iglesia como la "casa de Dios" (1 Tm. 3 3 . La
experiencia doméstica proporciona, por tanto, a los primeros cristianos, ele-mentos
básicos para una propia autocomprensión teórica.
- El cristianismo, a pesar de estar afincado en la casa, no es un simple
culto domestico. En analogía con otras asociaciones de su tiempo, tanto judías
como paganas, se diferencia de ellas por su universalidad y el acentuado carác-ter
comunitario.
- Centralidad de la Eucaristía en las Iglesias domésticas, su irradiación
impregna toda la convivalidad y toda la vida familiar, haciendo de todo el que-hacer
diario una verdadera liturgia.
- Para los primeros cristianos no existe, por tanto, ruptura entre liturgia
y vida, entre la obra de la salvación sacralizada en la Eucaristía y la propia acción.
Todo esto, las primeras generaciones cristianas, lo expresan en una doble direc-ción:
En la tendencia a situar el día cristiano, incluida la noche, no santificado
todavía normalmente por la eucaristía, bajo el mismo signo eucarístico domi-nical,
así como todo el año bajo el signo de la pascua, y en la búsqueda del
ideal de la oración ininterrumpida, la oración como estado permanentp. Para
alcanzar esta condición, los cristianos de los primeros siglos, tratan de fijar va-rias
horas de oración puntual y de aumentar su número.
2.3. Desde la época patnstica, según el testimonio del Crisóstomo:
- La casa es una "pequeña Iglesia" cuando en ella se prolonga, se pre-para,
se hace objeto.de diálogo o de enseñanza la Palabra de Dios que se predi-ca
en el templo. Un momento privilegiado para esto es la comida en la que el
padre de familia vela de forma integral por los suyos, pues no solo sirve el ali-mento
material sino también el pan del espíritu. De esta forma asume un mi-nisterio
pastoral y realiza una liturgia.
54 I<>SE LUiS GUERRA DE ARMAS
- Además de recordar y comunicar a los ausentes las enseñanzas dadas
en el templo, es importante leer y meditar la Sagrada Escritura en casa. El cris-tiano
debe conocer la Palabra de Dios y hacerla conocer a los que le rodean,
especialmente a sus familiares.
- La oración es otro elemento fundamental de la vida cristiana y, en par-ticular,
de la experiencia religiosa doméstica. El cristiano ora en el templo, pero
es preciso orar siempre y en todas partes. En el seno de la familia debe tomar
cuerpo un tipo de oración que sea una prolongación de la de la Iglesia, aunque
no deja de tener su especificidad esta oración doméstica, pues la casa es un
espacio donde Cristo se hace presente cuando se ora en común.
- Esta plegaria domestica se articula de diversos modos: oraciones de
acción de gracias, salmos, responsorios, el Padrenuestro o himnos y puede ir
acompañada de gestos y ritos variados.
A la luz de estos datos, es posible constatar:
- El Crisóstomo continúa subrayando el equilibrio y la relación vital entre
oración/liturgia y vida que ya descubrimos en los siglos precedentes. En la ora-ción
familiar y en todo el ambiente doméstico debe encontrar resonancia el culto
del templo: la eucaristía, la oración de las horas o el año litúrgico.
- El planteamiento de fondo que hace el santo sobre la eclesialidad de
la familia no es, sin embargo, de carácter propiamente teológico, sino más bien
de tipo moral: su punto de referencia no es el "misterio" de la Iglesia, sino
la iglesiaíedificio y cuanto se realiza en ella. Esto es preciso tenerlo en cuenta
a la hora de valorar su aportación eclesiológica.
- Por último, destacar que, a pesar de esto, la reflexión del Crisóstomo
sobre la eclesialidad de la familia, no carece de algunos fundamentos teológi-cos
para el discurso, hoy, después del Vaticano 11, más explícito sobre la "igle-sia
doméstica".
2.4. Desde la tradición protestante de la primera época:
- Recuperación y mayor acentuación ontológica de la concepción de la
familia como "pequeña iglesia". La Tradición protestante, desde sus orígenes,
considera el hogar como un altar, la casa como un templo y la vida familiar
como un santuario. En este marco los padres son vistos como pastores de sus
hijos.
FAMILIA Y LITURüIk ALGUNAS lLECCiONES DEL PASADO 55
- El culto propio de este santuario, no nace de algo externo o formal,
sino que es una exigencia del matrimonio cristiano. Hacer de la casa una "pe-queña
iglesia", no es, por tanto, una opción que los esposos pueden hacer o
no, sino una obligación.
- El santuario doméstico, espacio de comunicación de vida cristiana,
descansa sobre dos polos: el testimonio y la piedad familiar. Es la piedad de
los padres la que engendra el culto doméstico.
- Restauración de los tres elementos tradicionales del culto doméstico:
la Sagrada Escritura, el canto de los salmos y la oración.
- La preocupación pastoral por parte de estas iglesias surgidas de la Re-forma,
de poner a disposición de los padres, libros y textos como ayuda para
el culto doméstico. Entre estos libros habría que destacar la Biblia en la lengua
del pueblo y la edición especial del salterio. Junto a esto, la memorización co-mo
expresión y medio de transmisión para los padres analfabetos.
- Por último, señalar en elcampo de la oración, la ausencia de la Ilama-da
"cuestión litúrgica". Para los reformadores no hay diferencia entre la ora-ción
individual y la oración en común: se ora en la iglesia y en casa. No entran
en el debate de oración pública y oración privada. No puede uno preguntarse
si son los cristianos o si es la Iglesia la que ora. No existe alternativa, porque
son los cristianos, es decir la Iglesia y la Iglesia son los cristianos.
Terminamos. En el conjunto de contradicciones y conflictos que envuel-ve
a la familia actual no hemos querido ofrecer un modelo de recambio ni tra-tar
de responder desde la arqueología a las graves cuestiones que nos plantea
la experiencia familiar hoy, solo hemos pretendido animar a las familias cris-tianas
que intentan autocomprenderse y experimentarse como "iglesias domés-ticas'':
si la familia es y se puede llamar "pequeña iglesia" tiene que encontrar
consecuentemente su expresión cultual específica. De esta forma las exigencias
de fondo que suponen las convicciones que nacen de la teoría, encontrarán,
de hecho, en la familia como comunidad litúrgica, una acogida concreta y crea-tiva.
La historia en esto también nos resulta estimulante.
l. FUENTES
1.1. Pntristieas
AGUSTIN: Enarratio in Psalmun 49: CCL 38. 575-599.
BASILIO: De Spiriru Sancto, B. PRUCHE (ed.): SCh 17, Paris 1968'; PG 32, 67-218.
Homilia in Psalmum 1: PG 29, 207-227.
CIPRIANO: Ad Demetrianum: CCL 3/A, 33-51; PL 4. 535-562.
De dominica orarione: CCL 3iA. 87-113; PL 4, 561-584.
Epistula 57: CSEC 3/B, 650-656; PL 4, 369.
Episfula 63: CSEC 318, 701-717; PL 4. 383~401.
CLEMENTE ALEJ.: Slromaturn 7, 0. STAHLIN (ed.): GCS 4, Leipzig 1909; PG 9, 401-558.
CRISÓSTOMO J.: De Anna sermo 2: PG 54, 643-652.
De Baprismo Chrisri: PG 49; 363-372.
De Sanctis Marryribus 4: PG 50, 645-654.
Expositiones in Psalmos: PG 55.
Homilia in Poenitentia 6: PG 49, 313-324.
Homilia de statuir ad populum anriochenurn 6: PG 49, 81-92.
Homilia in Acta Apostolorum 26: PG 60, 197~204.
Homiliae XII in Epistulam ad Colossenses: PG 62, 299.399,
Homilia in E~istulam 1 ad Corinrhios 19: PG 61. 151-160.
1 1 r 1 . j PtiiI<.m~n1: I'<; 62. 7~11-71,s.
Iloiiiili;# ir, Epi.luLrii 11 .1.1 T<\.dl.ir,i.r.,i.r.. 5 PG 02. Jhh IOi
lli>iiiili~<Y YI\ iri I:pi.liil.iiri .8J LPI ic~ic~I'~<:; 6 2. 9-176
Homiliae XXXll in ~pi s tulama d Romanos: PG 60. 391-682.
Homiliae XVlll in Epistulam 1 ad Timotheum: PG 62, 501-600.
Homiliae LXVll in Genesim: PG 53, 21-386 y 54, 386-500.
Homiliae LXXXVIII in lohannem: PC 59.
Homiliae XC in Marheum: PG 57 y 58.
In Genesim sermones: PG 54, 581-630.
Sermo in S. Phocam martyr: PG 50, M)9-706.
DIDACHE: Padres Apostólicos. D. RUlZ BUENO (ed.), BAC, Madrid 1974', 77-98; J.P. AUDET
(ed.), La Didachi. Insrrucrions Apostoliques: SCh 320, 329 y 336, Paris 1985-1987.
CONSTITUTIONES APOSTOLORUM. M. METZGER (ed) Les Conslilulions Apostoliques: SCh
320, 329 y 336. Paris 1985-1987.
IGNACIO DE ANTIOQUfA. Carta a los Esmirniotas, Padres Apostolicos. D. RUlZ BUENO (ed.).
BAC, Madrid 1974~4, 88-496.
JERÓNIMO. Epistula XLVI, Paulaeel EusfochiiadMarcellam: CSEC 54, 329-344; PL 22,415-562.
ORIGENES. De oratione. P. KOETSCHAU (ed.) GCS 35, 295-403, Leiprig 1899: PG 11, 415-562.
S. ATANASIO. De virginitate: PG 28, 251-282.
Quaestiones ad Anriochum: PG 28, 555-710.
TERTULIANO. Ad unorem: CCL 1, 371-394; PL 1, 1.273-1.304.
Apologeticum 39: CCL 1, 150-153; PL 1, 527-536.
De Baptismo: CCL 1, 275-295; PL 1, 1.197-1.224.
De corona: CCL 2. 1.037-1.065: PL 2. 73-102.
De ieiunio: CCL 2, 1.255-1.277; PL 2, 955-978.
De orarione: CCL 1, 255-274; PL 1, 1.149-1.196
FAMIL14 Y I ITURGIA. ALCUNAS LECCIONES DEL PASADO 57
TRADlTlO APOSTOLICA, B. BOTTE (ed.), La Traditio~A postolique de Saint Hyppolirr (LQF,
39). Muncter-Wesfalen 1972 (impres. anart.).
1.2 Otras
BUCER M., M Nucers Deutsche Schriften, series 1, FR. WENDEL, E. STACHELIN, R. STUP-PERICH,
J. ROTT, R. PETTER (ed.), 7 vols., Presses Universitaires de France, Paris-
Guterilohirr Verlagshaus, Gerd Mohn 1962-1981.
CALVINO J., OpCra omnia, G. BAUM, E. CUNITZ, E. REUS (ed.) 59 vols., Brunswich 1863-1896.
LA MISNA. Intrbduccion, traducción y notas de C. DEL VALLE. Editora Nacional, Madrid 1981.
LUTHER M., Oovres (= Publiér sous les auspices de I'alliance nationale des Eglises lutheriennes
de Frances el de la revue Positions lutheriennes), 17 vols., Labor et fides, Geneve 1957-1965.
PREX EUCHARISTICA Tentus e variis liturgiisantiquioribusselecti. HANGGl A,, 1. PAHL (ed.)
(= Spicilegium Friburgense 12). ed. Universitaires. Fribourg 1968..
11. ESTUDIOS
AGUlRRE R., Del movimiento de Jesús a la iglesia crisriana. Desclée de Brouwer, Bilbao 1986.
BERNARDI J., La predication des Peres Cappadociens. Lepredicateur et son auditoire (Publica-tions
de la Faculte de Lettres et Sciences humaines de I'Universite de Montpellier, 301, Presses
Universitaires de France, Paris 1968.
BO REICKE, Diakonie. Festfreude und Zelos in Verbinndung mif der altchrisrlichen agapenfeier.
A-B Lundequistska Bokhandeln, Wiesbaden Otto Harrassowitr, Upsala 1951.
CULMANN O. La foi e1 le culle de I'eglise primitive, Delachaux & Niestlé 1963.
DUFRESNE P., Liturgia familiare, Dehoniane, Balogna 1977.
EUDOKIMOV P., Ecclesia domestica, en EAnneau d'Or 107 (1962). 353-362.
FISHER B., La priere ecclésiale et familiale dans le christianisme ancien, en La Maison-Dieu 116
(1973) 41-58.
HAMMAN A,, Liturgie, priere et famille, dans les trois premien siecles chrétiens, en Questions
Liturgiques 57/3 (1976) 81-98.
HAMMAN C., Entre la secte et la cité. Le projet d'eglise du reformateur Marti" Bucer (1491~1551)
(= Histoire e1 societé 3). Labor et fides, Geneve 1984.
RENTINCK P., La curapastoralein A,itiochia "el IVsecolo (= Analecta Gregoriana 178). Roma
1970.