ALM. 1. (881 Pea. 187 - 189 0 CENTRO TFDLaClCO DE LAS PALMAS
"1 JORNADAS DE HISTORIA DE LA IGLESIA CANARIA
EN EL SIGLO XX"
JUAN ARTILESS ANCHEZ
VICARIO GENERAL DE LA DlOCESlS DE CANARIAS
Bien; voy brevemente, y porque ya es la hora para terminar, a concluir
esta Semana de Historia de la Iglesia en Canarias, Siglo XX.
Simplemente, primero, dar gracias a Dios, de donde procede todo bien.
Yo pienso que esta semana ha sido un don de Dios; se lo tenemos que agrade-cer
a Él. Y felicitar también al Centro Teológico de Las Palmas de Gran Cana-ria,
que ha sido quien ha organizado esto; y sobre todo a don José Lavandera,
que ha sido el promotor principal.
Pienso que los historiadores son los psicoanalistas de los pueblos, como
hay psicoanalistas para las personas físicas. Ya ustedes saben en qué consiste
el psicoanálisis: en transportar al consciente de la persona todo el mundo que
se esconde en el subconsciente o en el inconsciente del individuo.
Yo pienso que los pueblos son como las personas físicas: tienen un pre-térito,
tienen un presente, y tienen un futuro. Y el presente de los pueblos está
muy condicionado sin duda por el pretérito de ese mismo pueblo. Incluso, creo
que, cuando los historiadores llegan a hacer aflorar, a situar en el presente -que
es como el "consciente'' todo lo que se esconde en el "preconsciente", en el
"subconsciente" y en el "inconsciente" -que es la vertiente pretérita de los
pueblos- se está, muchas veces, saneando así, madurando, perfeccionando,
enriqueciendo a ese pueblo.
188 JUAN ARTILES SANCHEZ
Tenemos que convencernos de que nosotros estamos ahora, en parte, vin-culados
necesariamente a los que fueron nuestros antepasados. Esto es ciertísimo.
Y entonces, lo que hacen los historiadores es traer, poner sobre la mesa
del consciente e intentar analizar, desapasionadamente, objetivamente, todo nues-tro
pretérito, nuestra herencia.
Muchas veces, cuando nosotros nos preocupamos por acontecimientos
presentes y actuales, creemos que tal vez ése sea el problema; pero es como el
epicentro de un movimiento sísmico, porque muchas veces, no está ahí el pro-blema
... el hipocentro está en otro problema distinto.
Eso que siempre se ha dicho: "cuestiones bizantinas" ... "Cuestiones bi-zantinas"
es trasladar a cuestiones no importantes nuestros problemas reales,
los problemas que son auténticos problemas; digo esto porque cuando noso-tros
nos preocupamos por problemas actuales, tal vez no sea ése el verdadero
problema sino que sea otro. El hipocentro está en otro sitio distinto. Está como
larvado, está subyacente en el inconsciente de ese pueblo.
Y el historiador es quien tiene que ir indicándonos cuáles son los condi-cionamientos
que están, de alguna manera, bloqueando el desarrollo normal
de un pueblo hacia una maduración y hacia un enriquecimiento de los valores
personales. Los problemas que tenemos actualmente están condicionados, po-sitiva
y negativamente, por nuestro pasado. iY no podemos negar el pasado!
También se dice en psiquiatría que el que niega su pasado suele caer casi siem-pre
en la neurosis de manías persecutorias, porque está huyendo de un pasado
que no quiere recordar, que no quiere ver, que no quiere aceptar. Lo mismo
pasa también con los pueblos cuando están rehuyendo su pasado y de alguna
manera están intentando hacer desaparecer su pasado; queramos o no quera-mos,
se despierta en esos mismos pueblos una actitud de manías persecutorias
que llevan a los enfrentamientos entre los que formamos y componemos ese
presente. De aquí que los historiadores -pienso- son los que están encarga-dos
de ir sometiendo a los pueblos a un psicoanálisis sociológico, pero no sólo
del presente, sino también del pretérito, de cara a que podamos avanzar y cami-nar
hacia adelante, hacia cotas de convivencia y entendimiento.
Por eso digo que debemos dar gracias a Dios por este don de la celebra-ción
de esta Semana y no tenemos que preocuparnos, porque creo que el que
se quiere curar de bloqueos psicológicos tiene que ser objetivo y tiene que reco-nocer
lo positivo y lo negativo de su vida. Y lo mismo pasa con los pueblos:
los pueblos tienen que reconocer en su pasado lo positivo y lo negativo, y cuan-
I JORNADAS DE HISTORIA DE LA IGLESIA CANARIA EN EL SIGLO XX 189
do se trata de la Historia de la Iglesia, no tenemos que tener miedo de que se
exponga también lo negativo de la Iglesia. Hemos de convertir a la misma Igle-sia
en un espacio de diálogo, aún con los que no piensan como nosotros, e in-cluso
desconfían de nosotros. Crear un clima de diálogo. Pero sin extrañarnos.
Pensar que en la Iglesia todo ha sido bueno, es caer en la ingenuidad; como
pensar que todo en la Iglesia ha sido malo, es caer en el sectarismo. Y los dos
extremos hay que evitarlos.
Por esto, el historiador tiene que trabajar muchísimo por ir despoján-dose
de todo lo que puede ser imaginación, de todo lo que puede ser visión
parcial, subjetiva, interesada ... Porque si no, se puede manipular también a los
pueblos con la historia.
Yo creo que esta semana ha sido como el inicio de un psicoanálisis al
que estamos sometiendo a nuestra Iglesia en Canarias, y creo sinceramente que
esto puede contribuir a llevarnos a una Iglesia más realizada, más madura, me-nos
bloqueada ... e incluso, más objetiva; y pienso que nos llevará a encontrar,
no el epicentro -que es lo menos importante en movimientos sísmicos- sino
a encontrar el hipocentro de nuestros problemas actuales, a fin de ir haciéndo-los
desaparecer y así ir encarnando en nuestra Iglesia, como pueblo de Dios,
la Buena Noticia, el Evangelio de Jesús.
Por todo ello quiero, sinceramente, felicitarles, felicitarnos y darle gra-cias
a Dios. Nada más. Gracias.