Elías Francisco Zaít León:
"Salvados de la quema"
Salvados de la quema
Elías Francisco Zaít León
Director de las Jornadas y comisario de la exposición
1. E l peso compartido del trabajo en equipo y la magnitud del tema
Salvados de la quema es el relato de una experiencia de fe, celebrada con
motivo de la festividad de San Lorenzo, diácono y mártir de la Iglesia, en los
días 31 de Julio al 10 de Agosto de 2007 en la isla de Gran Canaria.
Fue una tarea didáctica e intensa para la comprensión del ayer, en la que
varios profesionales de la Historia, el Arte, la Restauración, la Geografía y la
Teología unimos nuestros conocimientos para reflexionar, juntos, sobre un caso
singular de recuperación del pasado y del acervo material legado y depositado
en diversas estancias del recinto parroquial de San Lorenzo.
La exposición es el fruto de tres años de intensa labor de rescate, pero sólo
fue la punta de un iceberg. Un gran número de obras artísticas, de distinta consi-deración
material, tipología y calidad, mal almacenadas en los trasteros de nues-tro
hermoso templo parroquial, fueron rescatadas de los peligros del olvido.
Toda investigación es ardua, aún hoy continuamos trabajando. Tuvo el
gran mérito de ser una respuesta al abandono secular y al deseo de devolución
para el culto y la celebración de la fe cristiana, realzando el lenguaje litúrgico y
pastoral para el que fue producido todo el patrimonio expuesto, y del que se
habló durante las Jornadas de Historia de San Lorenzo.
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Estas Jornadas contaron con un ciclo de conferencias al uso, pero con el
matiz de ser profundamente didácticas, de tal modo que cualquiera pudo acce-der
a ellas y entender lo que se decía, además de poder comprobar in situ lo des-crito
y narrado. Constancia de ello son los siguientes artículos, que son la base
de aquellas conferencias.
Se concedieron créditos por la asistencia y participación, otorgados por la
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y el Instituto Superior de Teología
de las Islas Canarias, sede Gran Canaria.
Se ejecutó un plan de divulgación que consistió en elaborar una propa-ganda
adecuada, mediante póster, carteles en lona y un folleto de mano, a todo
color y con un texto adaptado y gráficamente bien presentado, para seguir el
rigor de las diferentes actuaciones y conferencias. Además de entrevistas en
diferentes canales de televisión local, en la prensa insular y nacional.
El eco y la expectación fueron muy sentidos, por lo que, el día de la inau-guración,
el desbordamiento de asistentes impidió el pase de inauguración, que
sólo se pudo hacer para las autoridades allí presentes. Éste inconveniente se
explicó en el mismo acto de presentación y fue comentado en el brindis poste-rior
al que todos sí pudieron asistir sin limitación.
La exposición fue ubicada en una nave lateral del Templo y en las sacris-tías
nueva y vieja. Se acondicionaron estos lugares como de exposición tempo-ral.
Se estableció un calendario de visitas guiadas, se contó con vigilancia y se ase-guró
a todo riesgo el continente y el contenido de la exposición. Finalmente se
realizaron visitas al medio geográfico, para comprender mejor el enclave de
nuestra parroquia, urbanismo, medio climático y factores geológicos del enclave.
2. Nuevas constataciones y posibles vías de investigación
E1 Templo parroquia1 de San Lorenzo, tal como se recoge en el estudio
en uno de los siguientes artículos, ofrece muchas incógnitas sobre su edificación.
Si bien es verdad que tenemos las fechas registradas sobre su levantamiento y
las posteriores reformas y añadidos en el tiempo, no cabe duda que la tipología
interior habla de una mayor antigüedad, que nosotros queremos pensar que su
origen está en la propia erección de la ermita, mucho antes que el actual tem-plo.
Esta hipótesis no es concluyente, pero sí nos aventuramos a pensar que la
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construcción del edificio actual está sobre los pilares y arcos de una anterior,
que se aprovechó y no se derrumbó del todo.
Entre las curiosidades arquitectónicas hemos analizado dos pequeños
detalles. El primero son los arcos del Presbiterio, de gran anchura y que ofrecen
la tipología de arco triunfal. Un modelo que según nuestras investigaciones
tiene claras referencias renacentistas, con lo cual confirmaría la mayor antigüe-dad
del recinto. Por otra parte, los pequeños cascabeles en torno a los capiteles
de las columnas nos recuerdan perfectamente a los igualmente trazados en la
Iglesia Catedral de Santa Ana. Lo que nos lleva a pensar de nuevo en la influen-cia
de la segunda sobre la primera construcción señalada.
El edificio es un lugar recogido, no muy amplio, con poca luz del exterior,
y con un claro diseño tradicional de tres naves cubiertas a dos aguas cada una,
de similares proporción y altura. El espacio facilita el recogimiento espiritual y
el sentido intimista de la fe, llevando al creyente a los puntos focales de la vida
cristiana, es decir, el altar y la palabra.
De forma más alterada se sitúan los otros elementos como pueden ser la
pila bautismal, los retablos y las imágenes de devoción. Estos elementos se han
movido de su lugar con frecuencia, intercambiándose su posición en varias oca-siones.
Por razones que todavía no podemos explicar, tal vez por el celo de los
párrocos del momento, el edificio no sufrió el embate de reformas despiadadas
que, debido a una mala comprensión y aplicación de la reforma litúrgica lleva-da
acabo por el Concilio Vaticano 11, sí sufrieron otros hermosos edificios de
esta diócesis.
Es de destacar la pérdida entre los años 70 y 80 del pasado siglo XX del
púlpito y del retablo mayor, en lenguaje neogótico, y que, según nos informan
fuentes orales consultadas, fueron eliminadas por su avanzado estado de dete-rioro.
En este espacio tuvimos que decidir como devolver juventud al mensaje
de fe que allí se estaba expresando. Una de las primeras acciones fue estudiar
bien el lugar, dialogar con el responsable de liturgia de la Diócesis, para que
viese e hiciese un análisis de las alteraciones sufridas, como así fue. Posterior-mente
se invitaron a otros organismos diocesanos para que siguieran aportan-do
sugerencias de cara a una intervención pastoral de recuperación y proyec-
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ción estética. Una vez escuchadas las opiniones expertas, se hizo un proyecto de
recuperación y restauración.
Hemos de decir que necesariamente este trabajo ha sido lento y siempre
atendiendo a los consejos de los profesionales, evitando el introducir nada que
afectase a lo ya hecho y eliminar todo lo que fuese introducido recientemente y
que afectaba negativamente al conjunto.
Se emprendió una localización, y protección de todos los objetos de orfe-brería,
atendiendo sólo al criterio de conservar e inventariar. Se hizo un trasla-do
del archivo, cuidando de que todo el fondo documental no siguiera sufrien-do
por el estado en que se encontraba de simple apilamiento y sin ningún regis-tro
actualizado. Para ello se preparó una pared en la llamada sacristía vieja, que
se revistió de cerámica para evitar el contacto directo con la pared y por tanto
la humedad. Se colocaron, a modo de cierre, grandes puertas de aluminio como
protección ignífuga para que en caso de incendio resista al calor de las llamas.
Posteriormente se han ido clasificando y colocando los legajos en cajas
apropiadas y bien señaladas, para finalmente inventariar todo el depósito del
archivo. Todo esto llevado a cabo por un licenciado en Historia con amplios
conocimientos en Archivística y experiencia laboral en biblioteca.
3. Devolución al Templo
Muchos de los objetos que se expusieron, sufrieron un proceso de restau-ración,
siguiendo unos criterios técnicos que siempre se han respetado. En nin-guna
ocasión se forzó el tratamiento que se debía aplicar a cada una de las pie-zas,
y se trató con esmero el fin último, esto es la reintegración para el culto. Se
fueron seleccionando las piezas por urgencia y se contactó con varios especia-listas
restauradores para que valorasen y presupuestasen por separado cada una
de las obras propuestas a su arreglo.
A la hora de selección del profesional no se atendió al criterio del más
económico o de aquel que fuese a la baja, como sí sucede lamentablemente en
otros ámbitos, sino que se estudió por parte del equipo cada uno de los valores
y de las pretensiones de los especialistas, que demostraran competencia técnica
sobre el asunto y sensibilidad religiosa.
Aquí se podía correr el peligro de creer que el edificio parroquia1 sería
como una especie de museo, y por ello se concienció adecuadamente a los fie-
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les, que el fin de las restauraciones es y será la devolución para el culto. No costó
hacerlo entender, y en las diferentes charlas se insistió en esta cuestión, además
la propia intervención del Sr. Obispo de la Diócesis en la sesión de inauguración
recalcó dicha idea.
A la hora de financiar tanto objeto para restaurar se contó con la aporta-ción
de la comunidad cristiana de dos maneras ejemplares; la primera la de
aquellos donantes que se hacían cargo de forma particular de alguna restaura-ción
completa y a su sólo cargo. La otra consistió en elaborar diferentes listados
para que cada cual se apuntase a uno de ellos y hacer su donación para llegar a
una cantidad y así ir sumando dinero hasta dar con el total necesario que sufra-gara
el total.
Esto supuso una concienciación que empezó a los pocos meses de tomar
por mi parte posesión de la parroquia y que en diferentes momentos y modos
iba mostrando la urgencia del problema, así como la necesidad de que fuese la
comunidad la encargada de asumir el proyecto.
4. Perspectivas finales y conclusión
El patrimonio eclesiástico, dada su gravedad y riqueza, requiere una sen-sibilización
general por parte de la Comunidad Cristiana, que es la depositaria
de tan alto legado, y que se corresponde con su tarea de transmitir la fe.
Es el patrimonio eclesiástico un referente religioso de primer orden, cara
a la tarea evangelizadora y a los fines específicos que como Iglesia debemos
atender, es por ello que tenemos la obligación moral de proteger y conservar
nuestro acervo, pues él nos identifica en el tiempo y nos constituye para el futu-ro.
Finalmente, y muy al contrario a como se opina en algunos sectores, el
patrimonio eclesiástico no tiene como propósito último convertir a las parro-quias
y demás lugares de culto en museos, sino que su cometido primordial es
ofrecer a los fieles la fe, siempre viva, expresada y herencia que dar a las nuevas
generaciones cristianas.
Quiero agradecer a los que con su esfuerzo contribuyeron a esta noble
tarea, que con tesón y generosidad compartida salió adelante un imposible.
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