AL.MOüAREN 15. (95) Págs. 89 - 96. 0 CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS
APUNTES SOBRE ETICA, ECONOMIA Y POLlTlCA
PARA REFLEXIONAR ACERCA DE CANARIAS HOY
RODOLFO ESPINO ROMERO
PROFESOR TITULAR DE ECONOMIA APLICADA
UNIVERSIDAD DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
(Hasta cuándo los economistas permitirán que, en el nombre de
la economía, se cometan injusticias e inhumanidades? [Hasta
cuándo consentirán que, desde el campo limitado de las empresas
hasta las relaciones de región a región, de país a país, de mundo a
mundo, se acumulen atrocidades en nombre de la economía? 1.. .].
Permitid que, en la compañía de economistas humanos, os sugie-ra
rumbos diferentes, misión nueva para la economía: en lugar de
tener como finalidad acumular medios técnicos que cada vez enri-quezcan
más a los ricos, utilizad las técnicas para domar la natura-leza,
dominar los bienes materiales y asegurar a todos los hom-bres
condiciones de dignidad. La Economía debe ser la ciencia del
dominio de la riqueza, porque esta riqueza, cosa rara, está tan mal
distribuida o tan mal utilizada que contribuye todavía hoy a man-tener
la explotación del hombre por el hombre, cuando la técnica
permitiría largamente liberarlos".
Monseñor Helder Cámara (La rebelión de los economistas, 1967)
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1. APUNTES SOBRE ETYCA Y JECONOBdIA
E n la conferencia que acabamos de recordar, Monseñor Helder
Cámara planteaba dos preguntas de difícil respuesta para cualquier econornis-ta.
Como veremos a continuación, la raíz de esa dificultad se encuentra en la
separación entre Economía y Etica asumida por la mayoría de los economistas.
De manera generalizada, se acepta que la Ciencia económica comenzó
en el siglo XVIII con la obra de Adam Smith, un profesor de Etica y Filoso-fía
Moral que, junto a otros intelectuales como David Ricardo o Thomas
Malthus, elaboró un cuerpo de pensamiento dirigido a dar fundamento teórl-co
al capitalismo, la organización liberal de la actividad económica que lla-maron
"sistema de la libertad natural" y que supuso un avance evidente res-pecto
al mercantilismo anterior.
Conforme a ese nuevo cuerpo de pensamiento, que denominaron Eco-nomía
Política y que definieron como "una rama del más amplio arte de
gobernar", existía una "mano invisible" en los mercados que hacía que el
egoísmo de los vendedores y los compradores, al buscar únicamente la satis-facción
de su propio interés, condujera sin embargo a un resultado final efi-ciente
y beneficioso para todos.
Durante casi un siglo se fue formando ese cuerpo de pensamiento,
cohesionado por la idea común de fortalecer el nuevo modo de producción
frente al anterior; sin embargo, una vez implantado, dejó ver sus limitaciones
y sus efectos de pobreza y miseria, y muchas personas empezaron a pregun-tarse
por su supuesta bondad. Entre sus detractores, Carlos Marx elaboró un
modelo con el que pretendió explicar de manera contundente que, a largo
plazo, aquella organización económica y sus valores éticos y distributivos no
podría sostenerse por sus muchas contradicciones. La sentencia de muerte
contra el capitalismo que Marx pronunció mediado el siglo XIX tenía tam-bién
muchas limitaciones, pero lo cierto es que supo presentar su análisis de
tal manera que, en aquel momento, nadie acertó a responderle y contraargu-mentarle
con la misma contundencia.
La segunda mitad del siglo XIX fue un período especialmente intenso
en conflictos sociales, a los que daban soporte teórico las "peligrosas" ideas
de los economistas críticos. En ese contexto, la "ortodoxia" económica optó
por ignorar a los disidentes e inició una huida hacia adelante que todavía no
ha finalizado. Para empezar, cambiaron el nombre a esta disciplina: en 1879
Alfred Marshall quitó el apellido "Política" a la Economía, pretendiendo con
ello poner el acento en que los economistas no debían realizar juicios de
valor o consideraciones éticas y distributivas. Y, además, frente a la relativa
claridad y concreción del lenguaje utilizado por los economistas clásicos, los
neoclásicos acuñaron nuevas expresiones hasta crear una "jerga propia" y
formalizaron matemáticamente sus discursos de tal manera que oscurecieron
el lenguaje económico, haciendo muy difícil que el común de los ciudadanos,
no iniciados en la materia, pudiera participar en unos debates que pasaron a
ser formalmente abstractos('].
Joan Robinson y John Eatwell han sintetizado ese proceso de la mane-ra
siguiente:
"Las doctrinas clásicas, aun en su forma más liberal, subrayan la
función económica de las clases sociales y los conflictos de intere-ses
entre ellas. A finales del siglo XIX, el foco del conflicto social
se había desplazado del antagonismo del capitalista y el terrate-niente
a la oposición de los trabajadores a los capitalistas. El
miedo y el horror suscitados por la obra de Marx se vieron exacer-bados
por el efecto que en toda Europa produjo la Comuna de
París de 1871. Las doctrinas que sugerían conflictos ya no eran
deseables. Las teorías que distraían la atención, apartándola del
antagonismo de las clases sociales, alcanzaron una buena acogi-da
" '2'.
Desde entonces, la relación entre Etica y Economía es de mera "yuxta-posición"
y a la mayoría de los economistas las consideraciones éticas, distri-butivas
y políticas les resultan ajenas ('1. En consecuencia, poco puede espe-rarse
que contribuyan a esta reflexión los representantes del análisis
económico dominante. Su respuesta a la pregunta de Monseñor Helder
Cámara será la indiferencia.
Pero a nadie se le puede ocultar que ese desinterés por los valores éti-cos
y por los problemas del reparto desigual de la riqueza constituye en sí
(1) R.L. HEILBRONER (Vida y doctrina de los grandes economistas, Aguilar, 1972) ha des-tacado
como ejemplos de este proceso de oscurecimiento los de EDGEWORTH y VON
THUNEN. El primero escribió en 1881 un libro titulado Psicologia Matemática en el que
estudiaba la batalla que entonces se libraba entre terratenientes y campesinos irlandeses
con fórmulas como la siguiente: ,. *.... A-,.
Por su parte. pai-a VON 1 t i I JNEN 121s 1-clle~ioiic\\o bre el \;il;ii-io ~ ~ i spiood ían resumirse
en una f6rni~ilar nateiii;iIic~i:
KP
(2) Ver Int ro~l~~cui6 lan Economía modernu, Fondo de Cultura Económica, 1973, pág. 54.
(3) En tanto que economistas, obviamente no en tanto que ciudadanos.
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mismo una opción. En primer lugar, una opción implícita por unas pautas éti-cas
en las que "todo vale", y según las cuales el triunfo (económico y social)
corresponde legítimamente a los más "capaces", sin importar los medios que
se utilicen para conseguirlo, mientras que la pobreza es sintoma de debilidad
y de abandono voluntario del individuo que la padece. k- una opción, en con-secuencia,
por unos criterios de reparto (distribución) de la riqueza de los
que resultan, en nuestro entorno, unas tasas de paro y unas bolsas de pobreza
y marginación social que nuestra conciencia colectiva considera inaceptables.
En palabras de Julio Segura:
"Los economistas decimos que sólo hablamos de problemas de eficien-cia
y que, en tanto economistas, nada podemos decir sobre los juicios de valor
que sustentan cualquier decisión política que afecte a la distribución. Sin
embargo, como cualquier medida redistribuidora puede afectar a la eficiencia,
la autodefinición profesional como guardianes de esta última conduce con
facilidad a posiciones conservadoras sobre la di~tribución"'~).
Respondiendo a la pregunta de Monseñor Helder Cámara, la econo-mía
ortodoxa, con su desatención, es responsable, por complicidad, del actual
estado de las cosas; y cualquier propuesta de reflexión al respecto sólo puede
esperar dos tipos de reacciones: o ser ignorada o ser descalificada como no-económica.
2. APUNTES SOBRE ECONOMIA Y POLITICA
Según Adam Smith, las condiciones básicas imprescindibles para el
buen funcionamiento de la actividad económica se resumen en dos: que el
soberano sea justo y que los mercados sean libres. Una vez señalados esos
dos requisitos, el análisis económico generalmente ha dado por supuesto el
comportamiento "justo" de la autoridad política y ha dirigido sus pasos a
examinar, por activa y por pasiva, el funcionamiento eficiente de los merca-dos.
Y sólo recientemente ha empezado a prestarse la necesaria atención al
significado del primer requisito enunciado, es decir, a preguntarse cuáles son
(4) Cf. "Competencia, mercado y eficiencia", en Claves de razón práctica, 9 (1991), págs. 18-
28: "Si se pueden separar las decisiones de asignación y de distribución, los economistas
nos ocuparemos del tema de la eficiencia en la asignación de los recursos, que siempre
son escasos, dejando para los políticos, como representantes de la sociedad, el tema de
cuál pueda ser la distribución deseada. Esta división del trabajo entre políticos y econo-mistas
señala la subordinación de los últimos a los primeros. Es una posición cómoda
para el economista, ya que delega la responsabilidad básica en los políticos. Más aún,
esconde una parte no desdeñable del poder real de nuestra profesión, dado que la sepa-ración
entre proposiciones normativas y positivas en una ciencia social como la economía
es muy tenue".
APUNTES SOBRE ETICA, ECONOMIA Y POLITICA PARA REFLEXIONAR ACERCA DE CANARIAS HOY 93
las condiciones políticas para un funcionamiento "correcto" (eficiente) de la
actividad económica, y a verificar si esas condiciones se han cumplido en el
pasado y en qué medida se cumplen en la actualidad.
En cuanto al requisito político ("que el soberano sea justo") para el
funcionamiento eficiente de los mercados, puede sintetizarse inicialmente en
tres componentes:
1." Que exista una autoridad política, es decir: que existan ciertas insti-tuciones
políticas estables (Estado).
2." Que existan unas reglas de juego, es decir: que los ciudadanos dis-pongan
de certeza o seguridad jurídica (Estado de Derecho).
3." Que las reglas de juego sean "justas", es decir: que las normas
vigentes correspondan a la voluntad de los ciudadanos (Estado
democrático de Derecho).
El cumplimiento de estas tres primeras condiciones de orden político
ha sido generalmente dado por supuesto por el análisis económico conven-cional.
Sin embargo, lo cierto es que un repaso rápido a la Historia contem-poránea
pone de manifiesto que sólo en épocas muy recientes su cumpli-miento
ha empezado a extenderse.
En particular, el incumplimiento del tercer elemento del requisito polí-tico
(el relativo al Estado democrático) reviste una especial trascendencia: el
sistema democrático permite establecer, a través de los procesos electorales,
cuáles son las preferencias mayoritarias de los miembros de cada comunidad
que pasan a ser consideradas como preferencias del colectivo. Para agregar la
heterogeneidad de intereses individuales, y determinar así las preferencias
colectivas, hace falta establecer unas reglas de votación (sistema electoral)
donde se definan quiénes votan, qué valor tiene cada voto y cómo se suman
los votos emitidos. Unas reglas de votación democráticamente imperfectas
en las elecciones al Parlamento o asamblea legi~lativa'~co)n ducirán a que los
elegidos no representen realmente las preferencias de la mayoría de los ciu-dadanos
que componen la comunidad y, en consecuencia, provocarán que el
comportamiento del Sector Público (es decir, la regulación de la actividad
económica, las políticas presupuestarias, monetarias, laborales, sociales, etc.)
se aparte del tercer requisito político mencionado y condicione gravemente,
hasta distorsionarlo, el. funcionamiento de los mercados.
Pero, además de las limitaciones relacionadas con la existencia de
(5) Por ejemplo, que no reconozcan el sufragio universal o que establezcan diferencias en el
valor efectivo de los votos más allá de los márgenes inevitables por razones técnicas.
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reglas del juego democráticas, la eficiencia de los mercados requiere el cum-plimiento
de requisitos adicionales en el ámbito de la toma de decisiones
colectivas, relacionados en concreto con el comportamiento de los agentes
que participan en los procesos políticos en los Estados democráticos (esto es:
votantes, políticos, funcionarios y grupos de presión) (6'. Es decir, a aquellos
tres primeros componentes del requisito político debe añadirse un cuarto ele-mento
que, a su vez, también puede descomponerse en dos nuevas condicio-nes:
A) Que los votantes dispongan de la información necesaria para for-marse
un criterio realista acerca de los programas electorales de
cada uno de Tos políticos que (agrupados normalmente en partidos
o coaliciones) concurran como candidatos a representantes en las
distintas instituciones ('l.
B) Que los representantes políticos cumplan (produzcan) las ofertas
realizadas en sus programas electorales, por las cuales fueron vota-dos
(demandados).
El cumplimiento de esta última condición, a su vez, se encuentra aso-ciado,
entre otros, a los siguientes factores:
Bi) Que los funcionarios se limiten a asistir profesionalmente a los
representantes políticos en la ejecución de los programas electora-les.
Sensu contrario, que los funcionarios intervengan solamente en
los aspectos técnicos de la puesta en práctica de los programas de
bienes públicos, sin adentrarse en el ámbito de las decisiones polí-ticas
(que corresponden única y legítimamente a quienes han obte-nido
su representación en las urnas)@).
(6) Una introducción al análisis económico de los procesos políticos a través de los cuales se
toman las decisiones económicas en los Estados democráticos de Derecho, con aplicacio-nes
al caso de Canarias, puede encontrarse en nuestro ensayo "Problemáticn y retos del
Sector Público canario", contenido en el libro editado por J.L. MORENO BECERRA y
J.A. RODRIGUEZ MARTIN, Economía canaria: problemtítica y retos. Fundació~i
Pedro García Cabrera y Universidad de La Laguna. Santa Cruz de Tenerife, 1995.
(7) La pauta de comportamiento económico racional de los ciudadanos en cuanto electores
consiste en procurar que su "ecuación fiscal" sea máxima. Para ello deben demandar
(votar) aquella opción política que, de resultar vencedora, les ofrezca el saldo más favo-rable
entre los sacrificios solicitados (es decir, iinpuestos a pagar, regulación a aceptar,
etc.) y los bienes públicos ofrecidos con esos medios.
(8) La extralimitación en sus tareas no necesariamente se encuentra asociada a comporta-mientos
perversos de los funcionarios. Un caso típico. y en estos días lamentablemente
habitual en muchas instituciones, es el de las situaciones de inestabilidad política, en las
cuales puede observarse que los representantes políticos delegan cn los funcionarios la
toma de decisiones al no disponer de tiempo (o cualificación) para atender sus propias
responsabilidades.
APUNTES SOBRE ETICA. ECONOhllA Y POLITICA PARA REFLEXIONAR ACERCA DE CANARIAS HOY 95
B2) Que los grupos de presión no tengan éxito cuando operen para
alterar el cumplimiento de los programas elegidos por los ciudada-nos
"1.
B7) Que existan mecanismos de control eficaces para garantizar el
cumplimiento de todas las condiciones anteriores. En este aparta-do
reviste una especial trascendencia:
a) que los medios de comunicación (el espacio en el que confluyen
votantes, políticos y grupos de presión para formar la opinión
colectiva) tengan un régimen abierto y transparente para facilitar
información completa y veraz acerca del comportamiento de los
agentes sociales y el funcionamiento de las instituciones("'~.
b) que el poder judicial (entendido en sentido amplio, es decir, inclu-yendo
a los Tribunales o Audiencias de Cuentas) disponga de
independencia y medios materiales suficientes para controlar la
legalidad (sancionar la corrupción, etc.) con eficacia y celeridad.
3. REFLEXIONAR SOBRE CANARIAS HOY
Conforme a la invitación de los organizadores de estas Jornadas, en
esta intervencióii se han aportado materiales para motivar y ayudar a los
asistentes a reflexionar y debatir sobre la situación canaria actual. Una vez
(9) Los grupos de presión, en tanto que organizaciones creadas para influir sobre los votan-tes,
los políticos y los funcionarios (a través de la disposición y el suministro de informa-ción,
generalmente en los medios de c omunicación social) para alcanzar sus objetivos
particulares, pueden en unos casos ayudar y estimular a los representantes políticos a
cumplir sus programas electorales y en otros casos pueden intervenir para forzarles a
incumplirlos.
(10) "En las sociedades democráticas desarrolladas los medios de comunicación no son el
cuarto poder, sino el espacio en el que se genera, se mantiene y se pierde el poder. Y esto
no es antidemocrático. sino un elemento fundamental de la democracia en un sistema
social basado en la información. La importancia decisiva de los medios proviene de que
es esencialmente a través de ellos como se forma la opinión pública y se concretan las
opciones políticas sobre personas y partidos, a pai-tir de intereses sociales, identidades y
tradiciones históricas. La política no es sólo imagen e información, pero se decide a tra-vés
de imagen e informacióil. El que los medios de comunicación sean el vínculo de rela-ción
entre sociedad y Estado refuerza la democracia porque en una situación de apertura
y pluralidad de medios. y a pesar de su control por grupos económicos e intereses organi-zados,
los cauces de expresión y comunicación desbordan los límites de las organizacio-nes
políticas y permiten al ciudadano seleccionar información y construir su propio crite-rio
(...). Ciertamente, ¡os medios de comunicación no son neutros, pertenecen a grupos
financieros importantes (. . .) pero tienen que respetar la autonomia y la credibilidad del
medio sin las cuales e! instrumento de comiinicación se hace inservible". (Cf. M. CAS-TELLS,
"La mcdiocrncin", en El P:lír, 24 de cnero de 1935).
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ordenado un marco de referencia introductorio, corresponde a los asistentes
protagonizar esa reflexión y avanzar, en su caso, en el terreno de las iniciati-vas
concretas. Para ello puede ser un buen método de trabajo reelaborar
todo lo dicho hasta ahora en forma de preguntas, como por ejemplo las que
se indican a continuación, que seguramente admitirán tantas respuestas
como asistentes y conducirán a nuevas preguntas y matizaciones:
¿Cuenta la Administración de Justicia con los medios necesarios para
controlar la legalidad con eficacia y celeridad?
¿Dispone la Audiencia de Cuentas de Canarias de la independencia y
los medios materiales suficientes para controlar la legalidad y la eficacia de la
gestión de las instituciones públicas canarias?
¿Cuentan todos los medios de comunicación en Canarias con un régi-men
plural y transparente que facilite información veraz y completa acerca
del comportamiento de todos los agentes sociales y del funcionamiento de
todas las instituciones?
¿Cuáles son los principales grupos de presión en Canarias y cuál es su
comportamiento?
¿Cuál es la pauta de comportamiento predominante en los funciona-rios
de cada una de las instituciones públicas canarias?
¿Se cumplen los programas electorales?
¿Disponen los electores de capacidad para seleccionar, de entre los
candidatos propuestos por los partidos, a los que han demostrado honestidad
y capacidad de gestión, y para rechazar a quienes han incumplido sus com-promisos?
¿Hasta qué punto los votantes conocen los programas electorales cuan-do
son convocados a las urnas?
¿El sistema electoral autonómico responde al principio de la igualdad
de valor del voto de todos los canarios?
¿Qué instituciones públicas han gozado de estabilidad durante la etapa
autonómica?
¿Qué grado de eficiencia tiene cada una de las instituciones públicas
canarias?
¿Cuenta Canarias con una autoridad política justa que permita un buen
funcionamiento de la actividad económica?
Rofoldo Espino Romero