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ALMOGAREN. 30. (02). Pág. 319-336. ®CENTRO TEOLÓGICO DE LAS PALMAS ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CO NTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA JOSÉ MANUEL CASTRO CAVERO PROFESOR ORDINARIO DEL CET "La historia está compuesta de estos tres vectores: el vector de la bondad, el vector de la maldad y un vector de progresión"(IJ. "En Occidente, en estos últimos siglos, se ha impuesto una concepción de la estética que estaba en continuidad con el pensamiento típicamente burocráticoburgués ... No se debe olvidar, pues, que la estética se expresa por medio del lenguaje de la gratuidad, de la legalidad sin ley (Kant), de la libertad, de las alusiones impresionantes, porque establece una necesidad íntima y, al mismo tiempo, indemostrable que no puede ser reducida ni al proceso "causa-efecto" ni tampoco al círculo infernal "Ofertademanda" ni tampoco a una estructura moderna de enorme importancia "trabajo-propiedad" ... La estética, por lo tanto, es el lenguaje no interesado, seguramente interesant, que expresa las dimensiones olvidadas, no disponibles e inaccesibles por "vía demostrativa" de la realidad -y del hombre en ella como experimentador y hermeneuta" (zJ. (1) X. ZUBIRI, Sobre el sentimiento y la afición, Alianza Ed.-Fundación Zubiri, Madrid, 1992, p. 284 (SSV). (1) Ll. DUCH, Antropología religiosa, Herder, Barcelona, 2001, pp. 241 s. 320 ENSAYO DE HISTORIO DI CEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA INTRODUCCIÓN(3l Hacernos cargo de la historia supone el riesgo de adentrarse en los dominios de un campo indeterminado y atenazante. Escribir historia, existencia o realidad y entender un maremagnum que hace de la vida un problema capital, eso es lo que siente el ser humano de todos los tiempos y en mayor medida en las civilizaciones desarrolladas: nos autocomprendemos arrojados en el laberinto. El pasado nos amenaza con perseguirnos y devorarnos, sentimos la instanteneidad del presente pero en él queremos reposar y el futuro nos provoca incertidumbre y miedo, un lugar a donde no ir. Con ligeros matices la humanidad siempre vive en esta intemperie que da la cultura frente al instinto. Somos nosotros quienes tomamos a nuestro cargo toda la historia en el momento de recordar y reflexionar históricamente; un horizonte que nos desborda porque la historia es reflexión, pero no sobre unos hechos constatados sino también sobre lo no reseñado y oculto, condenado al olvido, sobre todo a las víctimas anónimas. La figura de la historia es la red, signo de la múltiple interrelación y dependencia de los sucesos más allá de su temporalidad y huellas, una red de vacíos y cuerdas en continuo trenzamiento. Todavía la historia no ha finalizado, la pensamos parcialmente y el viajar en el tiempo es cosa de ciencia ficción y apocalipsis. La historia como disciplina y como situación existencial contiene condición escatológica. A toda esta cuestión se suma el hecho de tener que narrarla, hacerla memoria y transmitirla de una a otra generación, en otros términos, darle sentido, creerla como lugar a donde ir. El problema de la historia va ligado al sentido de la vida (4l. No es cuestión de saber, como si se tratara de lo arcano o misterios remotos solo accesibles a una casta de privilegiados (nosotros en este caso). Sentir la vida consiste en un logro personal imposible de trasplantar, aunque sea comunicable, de unos a otros, porque cada persona presenta el rasgo de ser única e irrepetible en la historia a partir de la presencia activa de los otros. Volvemos a recordar a Zubiri, para reconocer que puede darse entrega de tradición, sobre la que se opta y capacita para crear nuevas posibilidades (s). Y (3) Este trabajo está relacionado con la tesis del autor, Sal ar la Historia. Historia, Religión y Religiones, en X. ZUBIRI, defendida en la Facultad de Teología de la U.P. Salamanca, ( 6.03.2001 ). (4) El mero planteamiento de la cuestión del sentido exige que precisemos previamente su significado, porque atrae impresiones confusas o cuando menos equivocadas, por ejemplo, entender por sentido de la historia una cadencia ordenada de acontecimientos equiparables al ritmo acompasado del tic-tac de un reloj. En nuestra consideración del sentido se plasma una preocupación agónica, crítica, de esperanza, urdida de escatología. (5) De la obra de Zubiri cabe reseñar su reflexión sobre la historia realizada en "La dimensión histórica del ser humano", Realitas I (1974) 11-69. JOSÉ MANUEL CASTRO CAVERO 321 en este sentido, quedamos trabadas todas las generaciones en una comunidad de tradición viva, hacia el pasado, en el presente y posibilitante de futuro. ¿Cómo reflexionar sobre el fragmento dentro de la totalidad? Es la tarea de hacerse cargo de la realidad. La teología aporta, en este caso, un utillaje específico e irreductible y en él, implícitamente, vamos a reparar, porque la dimensión religiosa posibilita penetrar en la realidad por vías propias y como instancia crítica. La teología de la historia, con san Agustín como pionero de una larga trayectoria, se inscribe en este ámbito. l. PUNTO DE PARTIDA: LA EXISTENCIA HECHA HISTORIA "Juzgar si la vida vale o no vale la pena vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía" (6 ). Desde nuestro punto de vista no sólo de la filosofía y teología, sino que la extendemos a todo el sentido de la existencia humana, por tanto también de la historia. Este interrogante es universal a todo ser humano, de todas las épocas; con unos u otros términos, los contenidos han podido ser siempre los mismos, por cuanto apuntan a la problemática (o tragedia) que envuelve al ser humano desde que inició el despertar de su conciencia. En torno a esta cuestión giran todos aquellos interrogantes que bien pudiéramos a~rupar en el conjunto de la finalidad: el para qué, el por qué, el adónde vamos de la propia existencia, lo más presente a nosotros mismos, la historia. El sentido. de la vida, y por tanto de la historia, supera nuestro propio yo y a la vez que necesita de los demás, también ellos necesitan del desarrollo alcanzado por mi propia yoicidad. Cuando los medios los consideramos como fines, o viceversa, las consecuencias nos apresan como una tupida red lanzada en nuestra contra por nosotros mismos. La fragmentación de la historia y por consiguiente de la realidad no lleva a considerar que una parte sea el todo, so pena de reducir la historia o el sentido de la vida a un medio, como ley del embudo ( descontextualidad) por el cual hacemos pasar el resto de partes hasta conformar la totalidad. Pensar sobre el sentido de la vida y por extensión la historia, es anteponerse a la muerte, provocarla no en el sentido definitivo sino desde la lucidez de la situación en la que existo, lugar que me permite modificar o confirmar el futuro. Cuando nos preguntamos en estas condiciones sabremos qué lugar ocupan los medios y qué función tienen los fines en mi/nuestra existencia; la informática, el deporte, la empresa, los vecinos, etc., campos donde ejercito la orientación de mi vida, lugares donde se verifican los valores frente a las intenciones, la madurez humana frente al camuflaje de la ambivalencia que no nos abandona. En el siglo XX, la inteligencia humana fue capaz de diseñar un espacio de muerte (infierno) donde los medios y los fines, los valores y la intenciones, quedaron desvelados trágicamente: (6) A CAMUS, El mito de Sísifo, Madrid, 1983, p. 15. 322 ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA "En los campos de concentración, por ejemplo, en aquel laboratorio vivo, en aquel banco de pruebas, observábamos y éramos testigos de que algunos de nuestros camaradas actuaban como cerdos mientras que otros se comportaban como santos. El hombre tiene dentro de sí ambas potencias; de sus decisiones y no de sus condiciones depende cuál de ellas se manifieste"<7l. Hubo quien llegó a ser testigo de esta narración: "Era Rabí Eliau, el rabino de una pequeña comunidad de Polonia. Un hombre muy bueno a quien todo el mundo quería en el campo, hasta los kapos y los jefes de blocs, ... siempre en medio de su pueblo para consolarlo ... En medio de la confusión había perdido a su hijo ... Durante tres años habían resistido juntos. Siempre uno aliado del otro, en los sufrimientos, en los golpes, en la ración del pan y en la oración ... Luego recordé otra cosa: su hijo lo había visto perder terreno y quedar atrás en la columna. Lo había visto. Y había continuado corriendo adelante, dejando que se agrandara la distancia entre los dos... ¡Había querido desembarazarse de su padre! ... Me sentí feliz de que Rabí Eliau continuara buscando a su hijo querido"<8l. Desde el absurdo como A. Camus, desde la desesperación trágica como E. Wiesel o desde la tensión de la existencia de V. E. Frankl, constituyen respuestas a la pregunta por el sentido de la vida, en su caso, de sus vidas, formas de instalarse en la historia < 9l; en último término, pienso que sea cual sea la actitud, el núcleo básico no varía, a veces sólo cambian las palabras pero la búsqueda de sentido se complica como adentramiento en el laberinto. Es difícil imaginarse que un ser humano no se formule tal interrogante, si bien es cierto que el ánimo con que se lo plantee difiere de unos a otros; lo que para unos se convierte en tortura constante, para otros no supone mayor trascendencia; la realidad de la pregunta sí que parece insoslayable. La existencia, a nuestro entender, y desde la experiencia colectiva que trato de considerar, la entiendo como la tensión en el aquí y ahora del presente orientado hacia el futuro y de lo cual el pasado, aunque manteniendo su ineludible influencia, se va (7) V.E. FRANKL, El hombre en busca de sentido, Barcelona, 1985, p. 128. Una afirmación muy aproximada en H. HESS, Mi credo, Barcelona, 1981, p. 160: "Nos empeñamos en que la vida ha de tener un sentido, pero lo cierto es que tiene exactamente el sentido que nosotros somos capaces de darle". (8) E. WIESEL, La noche, el alba, el día, Barcelona, 1986, pp. 91 y 92. En la p. 99 se vuelve a narrar un suceso parecido al que hace referencia esta misma nota. El suceso de bestialidad ocurre cuando un obrero arroja un trozo de pan al interior del vagón en el que se amontonan los prisioneros hambrientos. La lucha entre padres e hijos por conseguir alimento los lleva a golpearse hasta la muerte. (9) Otras actitudes son, desde el hippy hasta el pasotismo, el yupismo o el individualismo nihilista reciente (BoBo's). JOSÉ MANUEL CASTRO CA YERO 323 convirtiendo en un grito de victoria. Esta "ruptura" con la física no tiene nada de salto en el vacío por cuanto el pasado, como luego paso a estudiar, no es algo inactivo e inerte, sino que necesita justicia para todos los oprimidos, acabar lo inacabado y rectificar lo torcido. En esta clave el término tradición necesita ser re formulado <101. De vuelta a la existencia, después de la conversión que han traído los tiempos nuevos, pocas novedades cabe incorporar a lo que autores como K. Jaspers o A. Maslow coincidían en escribir: que la 'existencia' no es ser-así, sino poder-ser, yo no soy existencia, sino 'posible existencia' (11); porque lo humano sufre la brecha existente entre lo que es, lo que le gustaría ser y lo que puede ser < 121. A todo ello, sin cambiar ni un ápice de lo dicho, basta con la apertura que aporta, desde otro 'mundo de vida', un pensador comprometido como P. Freire, para quien, "existir es más que vivir, porque es más que estar en el mundo. Es estar en y con el mundo. Y esa capacidad o posibilidad de unión comunicativa del existente con el mundo objetivo da al existir el sentido de la crítica que no hay en el simple -vivir. Trascender, discernir, dialogar, comunicar y participar, son exclusividades del existir" <13l. La problemática de la existencia ya no es sólo la cuestión del ser humano en su mundo interior y en su relación con otros semejantes, es la hora de tomar en consideración a todo lo que llamamos mundo, el de los seres vivos y el de los objetos materiales, a todo el conjunto de relaciones que se establecen por medio de la comunicación y que por tanto afectan a la conducta. Quienes han dedicado su investigación a este tema del comunicarse, no han dudado en concluir que cualquier comunicación implica un compromiso, y por tanto, define el modo en que el emisor concibe su relación con el receptor. Hasta el silencio es comunicación; más aún, es imposible no comunicarse <14l. (10) (11) ~m (14) M. BETTINI, "Contra las raíces. Tradición, identidad, memoria",en Re ista de Occidente, 243 (2001) 79-97; ORTEGA Y GASSET, se ocupó de reflexionar sobre la tradición en Historia como sistema y otros ensayos de filosofía, Madrid, 1981 (orig. 1935), donde sostiene que la experiencia de la vida no es una experiencia personal que cada uno hace por su cuenta, de su pasado, sino que va integrada por el pasado de los demás, de los antepasados que la sociedad me transmite. K. JASPERS, La fe filosófica ante la re elación, Madrid, 1968, p.12. A.H. MASLOW, El hombre autorealizado, Barcelona, 1973, p. 39. P. FREIRE, La educación como práctica de libertad, n. 2, Buenos Aires, 1974, p. 29. Del mismo tono son las ideas del teólogo K. BARTH, Esbozo de Dogmática, Santander, 2000, pp. 40 SS. P. WATZLAWICK en AA.VV., Teoría de la comunicación humana, Barcelona, 1987, pp. 50 y ss. El rasgo característico del esquizofrénico es evitar todo compromiso al nocomunicarse. "Actividad o inactividad, palabras o silencio, tienen siempre valor de mensaje: influyen sobre los demás, quienes, a su vez, no pueden dejar de responder a tales comunicaciones y, por ende, también comunican" (p. 50). Los seres vivos se comunican, captan un mensaje y responden. El gato que maúlla al abrir el dueño la puerta del frigorífico no es un mensaje sin contenido, ni sin respuesta. Del mismo modo, trato de aplicar esta misma concepción conductual de toda comunicación sobre los objetos inanimados (discurso ecologista): la comunicación que el carbón o el petróleo tienen con 324 ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA 1.2. LAS COORDENADAS EXISTENCIAL-HISTÓRICAS: PRESENTE, PASADO Y FUTURO Esta relación triádica representa, a grosso modo, el "juego" de la existencia, de la historia y su búsqueda de sentido. Este uso no perverso de lo lúdico en ~1 que también cabe la vida, como tragedia y comedia, lo ha expresado a la perfección M. Ende con el "acertijo" de los Tres hermanos ... , pasado, presente y futuro, el que le contó a Momo el maestro Hora "y que muy pocos saben resolverlo" <15¡. Pasado, presente y futuro los entiendo como categorías dinámicas, históricas. Si utilizo el término coordenadas es para dejar patente que en su conjunto no cabe desligar uno por uno los tres elementos como si fueran estancos, de ahí su vectorialidad histórica. Reflexionando sobre esto mismo, el teólogo E. Schillebeeckx plantea con urgencia la definición del ser humano como una existencia temporalizada, lo que significa que centrarse exclusivamente en una de las coordenadas encierra el peligro de alienar o empobrecer la existencia humana como tal < 16¡; ésta los abarca como el campo propio de su acción, difícil de delimitar pero no de poner rumbo. Cuando el avión vuela, más que navegar sobre las nubes, lo hace sobre el rumbo definido por las coordenadas y sobre las cuales, como sobre una tupida tela de araña, el piloto se sitúa. Al tomar el presente en primer lugar, no he querido significar un orden de prioridades y grados en la tríada existencial-histórica. La intención va dirigida a mostrar que en el presente nos abrimos a la existencia, como red que nos transporta al pasado y al futuro. Si antes ya dejábamos entrever que un planteamiento sobre coordenadas hace imposible prescindir de la visión de ( ... ) (15) (16) los humanos y viceversa, como materias primas y fuentes de energía básicas, en su transformación y capacidades que el hombre aplica y de las que se sirve, origina un compromiso, una conducta, como es la de evitar la contaminación. En este caso, el esquema de emisor y receptor varía, por cuanto ambos coinciden en el mismo sujeto; algo muy semejante a la comunicación consigo mismo. La bomba atómica establece un mensaje no verbal, analógico, capaz de originar respuestas y conductas en el ser vivo que la sabe interpretar, en este caso, porque es su creador. La in-comunicación, también en estos casos, es imposible. M. ENDE, Momo, Barcelona, 1989, p. 132. También se refiere al pasado, al presente y al futuro, como tensión dialéctica de continuidad-discontinuidad que originan el devenir histórico, la temporalidad del sujeto humano, el que fuera profesor de la Universidad Gregoriana; J. ALFAR O, Re elación cristiana, fe y teología, Salamanca, 1985, p. 48 ss. Para este teólogo cada una de las coordenadas implica a las otras dos y ninguna puede ser reducida a la otra: "el pasado continúa condicionando el presente y se sobrevive de algún modo en él. El presente mira hacia el futuro, relanza el pasado hacia el futuro .... el futuro aglutina pasado y presente en el horizonte de Jo nuevo ... y no merq resultado de lo precedente ... " (p. 48). En tono lúdico también comprende A. GESCHE, el laberinto de estas coordenadas existenciales, al compararlas con el "bello y sublime juego de las tres en raya", cf. Íd., Dios para pensar, 1, Salamanca, 1995, p. 205. Para este apartado nos brinda unas bellísimas reJlexiones la obra de E. BLOCH, El principio esperanza, Madrid, 1977. También J. MARIAS expone este tema en su Antropología metafísica, Madrid, 1995', cap. XII, titulado, "La estructura vectorial de la vida". La metáfora de la flecha y el arco, explica, con una imagen, el núcleo de lo que trato de fundamentar en mi exposición. E. SCHILLEBEECKX, Cristo y los cristianos, Madrid, 1982, p. 790. JOSÉ MANUEL CASTRO CA VER O 325 conjunto, esto mismo sirve para afirmar que tampoco es posible pensarlas con linealidad inevitable Muy bien lo explica el historiador E.H. Carr (!7J cuando escribe que no es algo del pasado de que se parte, ni del presente, ya que todo pensamiento en este límite es relativo; es algo en el futuro hacia el que nos movemos que comienza a cobrar forma sólo cuando partimos en su dirección y en ese movimiento ocurre que interpretamos de manera más completa el pasado. En el esquema existencial que prefiero, más bien es la circularidad la que garantiza el valor del proceso, puesto que el presente es el inicio y el fin del recorrido (18l. Como si de un éxodo se tratase, se parte del presente para modificarlo, para hacerlo futuro, nunca será la tierra de destino definitivo. Sintetizando, diría que se piensa desde el presente al pasado ya acontecido y sin dejar de habitar el presente, lo transformo si es necesario de cara a un futuro que vuelve a modificar mi presente, si aquel se proyecta incierto y desajustado. ¿Cómo puedo poner límites a una investigación que acarreará en el futuro destrucción y muerte, si no es saliendo del presente y yendo tiempo adelante? Estas coordenadas, que yo entiendo, tienen el valor de situar al ser humano en la existencia, para navegar más que con un rumbo, con el sentido propio de una humanidad cósmica, pues ya no vivimos terriblemente solos ni abandonados, como si hubiésemos sido arrojados fuera de un paraíso merecido, ni los otros pueden ser jamás el infierno; más bien somos nosotros los que podemos desheredar al pasado de sus proyectos, al futuro de sus posibilidades y a nosotros mismos de nuestro presente lleno de herencias recibidas y más adelante donadas. 1.2.1. EL PRESENTE Este presente que marca el comienzo del milenio, está definido por la ruptura con todos los asomos del optimismo precedente, de raigambre decimonónica en las posibilidades tecnocientíficas. Se puede poner fecha a este cambio (19l que inaugura un nuevo modo de situarnos en el presente, con nuevos (17) (18) (19) E.H. CARR, ¿Qué es la Historia?, Barcelona, 1993 (el original inglés es de 1961), p. 164. Como una explicación distinta, pero digna de tenerse en cuenta, encontramos la concepción del tiempo según algunas culturas africanas. Este concepto del tiempo esta dividido en S asa y Zamani; dos dimensiones temporales como tiempo del que las personas son conscientes de su existencia. El Sasa es, a modo de micro-tiempo, con su corto futuro, su presente dinámico y un pasado experimentado. El Zamani tiene su propio pasado, presente y futuro, pero en una dimensión mucho más amplia; podríamos llamarlo macrotiempo. Se relaciona con el Sasa, el cual desaparece en el Zamani. El Sasa vincula al individuo con su entorno más inmediato, es el período de vivir consciente. Por otra parte, el Zamani es el período del mito. Cf. J. MBITI, Entre Dios y el tiempo, Madrid, 1991, pp. 30-32. J.M. MARDONES, Postmodernidad y cristianismo, p. 15, Santander, 19883. Creo que no es un paso en falso reconvertir la fecha de 1968, que este autor concreta como señal de un cambio de sensibilidad, en lo que yo entiendo como principio de una nueva mentalidad con todo lo que origina. Este fin de siglo ha venido avanzando desde esa fecha tratando de asimilar la ruptura que supuso con todo lo anterior y con los diseños de futuro hasta 326 ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA pesos y pesadumbres que no pueden obviarse, como bien advirtió J.-F. Lyotard (20>, entre otros. No cabe duda que este presente, que nos inunda, ya venía revelándose en algunos pensadores existencialistas, desde luego, con la originalidad de sus preocupaciones (21>. Eliminar el presente sólo se consigue desde la eliminación de sí mismo. Esta es la conclusión posible de una obra tan radical como la que A. Camus (22> nos ha presentado con el título de La peste; y para entenderlo así me refiero a algunos testigos de los campos de concentración nazi o soviéticos. La única manera de superar el presente, detenido en aquel infierno, era tirarse sobre las alambradas electrificadas o provocar un atisbo de huida a la misma altura de un rifle (23>. Cuando hoy, en lugar de peste entendemos HAMBRE, POBREZA, GUERRA (terrorismo y violencias), DROGAS (delincuencia), SOLEDAD ... el relato de Camus puede retomar nuevas intuiciones. Quizá puede situarnos en el núcleo de la acción que él intentaba transmitir página a página, hasta límites de auténtico agobio y realismo. También hoy, en nuestro presente, lo más urgente es .. . curarnos. El presente hay quien lo considera tan fundamental que pasa a ser lo único y exclusivo, porque realmente le importa y es lo que le afecta: "puedo negar toda esta parte de mí mismo que vive de nostalgias inciertas, salvo ese deseo de unidad, esa apetencia de solución, esa exigencia de claridad y cohesión" (24>. A menos que no decida eliminarme o ( ... ) (20) (21) (22) (23) (24) entonces más fiables. Siguiendo al Dr. J.M. R. DELGADO, La Felicidad, Madrid, 1990, p. 199, no estaría de más el definir esta algarabía 'posmoderna' como 'edad LSD', por cuanto esta droga "produce una disminución en la aloración del pasado y del futuro, reforzándose el sentido del 'ahora' presente". Situación que se da en la mayoría de planteamientos existenciales de actualidad aunque el LSD no tenga nada que ver. J.F. LYOTARD, La posmodernidad, Barcelona, 1987, pp. 110-111. La promesa del desarrollo, en la que nos habían hecho creer con anterioridad, no se ha cumplido. El propio desarrollo impide la emancipación de toda la humanidad. N. ELlAS, "El retraimiento de los sociólogos", en Culturas (Suplemento semanal de Diario 16) 446 (4-6-1994) 20, señalaba hace ya unos años, que "no se ha prestado demasiada atención al hecho de que la mayoría de los sociólogos se refugien en el presente"; se trata de un retraimiento, de una escapada del pasado, que caracteriza como rasgo dominante el desarrollo de la sociología posterior a la II Guerra Mundial. Creemos entender que N. ELlAS, apunta a un cambio estructural: "Muchos de los sociólogos que trataron, con anterioridad a esta época, de clarífícar problemas relativos a las sociedades humanas, incluidas las suyas propias, se servían de un amplio conocimiento, no sólo del pasado de las sociedades a las que pertenecían, sino también del de otras fases más tempranas de otras sociedades". Marx, por ejemplo, buscando la solución a los problemas más urgentes de su tiempo, consideró el presente como una etapa entre el pasado y posibles futuros; lo mismo intentó Weber. A CAMUS, La peste, p. 121, (Trad. de Rosa Chacel), Barcelona, 1984. Una ciudad, sus gentes, se encuentran aprisionadas entre la realidad y la incertidumbre de padecer la peste, el presente se convierte en la acción por antonomasia de cualquier ser humano, ya sea el médico Rieux o el jesuita Paneloux. La peste es para todos, unos la sufren, otros trabajan para erradicarla, "lo más urgente es curarlos". Sería demasiado simple pensar que en este curarlos a ellos no quedaban incluidos todos, también los sanos, porque al menos, la incertidumbre de la curación posible ya quedaba resuelta, y las causas de la peste podían investigarse más atinadamente para dar con el remedio. Así es la curación que alcanza a todos, a unos los libera de su enfermedad, a otros de la incertidumbre de contraer la peste y el abandono al que los han sometido. V.E., FRANKL, El hombre en busca de sentido, Barcelona, 1985, pp. 27 ss. A CAMUS, El mito de Sísifo, Madrid, 1983, p.71. JOSÉ MANUEL CASTRO CAVERO 327 suprimir el presente, éste se impone como lo más real y existente a mí mismo, que no me desborda sino que me cuestiona el ser libre en cada decisión que tomo o en la acción que sigo. La apetencia de solución, "ese deseo de unidad" frente a tanta fragmentación, es la "peste" contra la que trabajo. En esa lucha, que es presente, para A. Camus el pasado no importa, pues los habitantes después de la experiencia de la peste no se encontrarán con el futuro que esperaban. Muchos que han muerto, otros que se vieron separados de la ciudad apestada, y quienes vivieron la soledad impuesta desde dentro y desde fuera, han roto con las coordenadas existenciales tanto del pasado como del futuro. Aquel presente apestado es difícil que mire hacia el pasado, por cuanto siempre será una vuelta trágica al paraíso perdido, y difícil de convencerse para un futuro tan proclive a que vuelva a repetirse una nueva peste, siempre amenazante e incierta. En esta misma dimensión, el doctor Rieux rompe con cualquier atisbo de añoranza acerca del pasado con su esposa, la cual salió de la ciudad en vísperas de quedar sometida al aislamiento, y del mismo modo, tampoco se alude a la ilusión de un posible encuentro, de cara a un nuevo futuro recuperado. Sólo desde esta opción es posible afirmar que lo principal ya está hecho < 25 ), que no queda abierta otra posibilidad, de pasado y de futuro, porque aquel presente monstruosamente traumático y deshumanizador no deja paso a ninguna esperanza de acción, pues de aquellas evidencias se hace imposible apartarse, tampoco se las puede negar ni rechazar, sólo tener en cuenta. Volviendo a V. Frankl, contrapunto al pesimismo existencial que narra Camus, tomamos el presente como el instante decisivo en el que cada ser humano decide, qué es lo que quiere eternizar, haciéndolo formar parte del pasado, y a su vez proyecto activo de futuro <26 ). El pesimismo que se instala en la idea del presente y la sucesión de los presentes, ante un alma sin cesar consciente, esas son las coordenadas existenciales del hombre absurdo < 27 \ que no ha superado el reduccionismo de entenderse relacionado con el pasado y el futuro, que no quiere, o tal vez no sabe, jugar a tres bandas. Si no sabemos instalarnos en las coordenadas existenciales, por cuanto plantean el sentido de la vida, cuanto más complejo resultará la inserción en las coordenadas sociales, donde ya es existir con otras personas. 1.2.2. EL PASADO Acerca del pasado las dos actitudes más comunes que a lo largo de la historia del pensamiento se han ofrecido, vienen defendiendo sendos extremos: o bien se avanza hacia el futuro siempre mirando hacia atrás, o bien se reniega del pasado hasta convertirlo en obsesión. Igual sucede cuando se ha tomado (25) Ibídem, p. 71. (26) V.E. FRANKL, Psicoterapia y humanismo, México, 1984, p. 122. (25) A.CAMUS, o.c., p. 85. 328 ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA una opción más moderada, pues cargar las tintas hacia uno u otro extremo acabará por desequilibrar el término medio. Juzgar tanto el pasado como el presente desde una posición objetiva es una tarea poco menos que de dioses, por cuanto es el sujeto, ya afectado o en pleno proceso de protagonismo, quien tiene que tomar decisiones o emitir juicios o fiarse. Quizá, como Diógenes, necesitemos de linterna para encontrarnos con quien recuerda el pasado con el equilibrio y juego necesario. Si tal es el peso del pasado acerca tanto del presente como del futuro, ¿dónde queda la libertad? La libertad, nos hemos dado cuenta, no viene sola, se acompaña de la responsabilidad ('81• Preguntarse por el pasado, dice María Zambrano, es una pregunta trágica para todo el que arriba a la "edad de la razón" <29l. Acaso, ¿hay alguna conciencia que pueda afirmar sin estremecerse que ha sucedido en verdad "ARMENIOS", "AUSCHWITZ", "GULAG", "VIETNAM", "CAMBOYA", "TIANANMEN", "RUANDA", "BALCANES", "11 DE SEPTIEMBRE" ... ? El pasado y con él la historia no puede ser una pesadilla, un peso sobre nuestras costillas o la tranca que nos impide caminar; porque no se trata de renunciar a la emancipación universal, sino caer en la cuenta de que podemos y tenemos capacidad <30l. Cuando Lyotard propugna la validez de los relatos porque son reactualizables, está entendiendo literalmente, que no es posible un abandono de esta responsabilidad de las situaciones pasadas a menos de no caer en la "neurosis moderna", la esquizofrenia, la paranoia de marcado sabor occidental; al contrario, es anamnesis, repetición, un proceso de análisis <3'l. Así es como el recuerdo del pasado se torna creativo a pesar de haber transcurrido, y no como un campo de (28) (29) (30) (31) Si seguimos la explicación de Zubiri, damos con unas ideas sugerentes. La libertad y la responsabilidad no son lo mismo, al menos desde la diferencia que establece entre libertad física y libertad moral. La irresponsabilidad es compatible con la libertad, porque la libertad moral pende del nivel en que la libertad física o psíquica se ejecute. "No es lo mismo ser libre que ser responsable" (SSV 128). El niño tiene libertad pero no tiene responsabilidad, ésta se va formando a medida que ejercite la libertad y con la inteligencia se haga cargo tanto de la realidad como de sí mismo. Nos descubre aquí un problema Zubiri con respecto a los juristas: demasiado habituados a entender por libertad física la ausencia de coacción externa (esto sucede por ignorar la metafísica), deducen que una pasión dominante suprime también la volición libre. Para Zubiri la volición es libre, aún en el caso del anormal psicópata, ahora bien su proceso de formación del nivel moral se irá deformando (SSV 128-129). M. ZAMBRANO, El hombre y lo di ino, México, 1955, p. 230. Pregunta "que se formula en su conciencia". "Sí. Los errores son inevitables. Lo importante es que aprendamos de ellos", en K. POPPER, Sociedad abierta, uní erso abierto, (Con ersación con F. Kreuzer), Madrid, 1984, p. 27. J.F., LYOTARD, La posmodernidad, Barcelona, 1987, p. 47 y 93. "¿Puede haber progreso sin anamnesis?", p. 98. El recuerdo crítico y amoroso está por encima de cualquier imposición de silencio. A menos que queramos continuar sosteniendo los relatos únicos y totalitarios, tan contrarios al nosotros, pues el relato es capaz de reactualizarse en nombres y relaciones, así como suponer una multiplicidad de discursos. Lo que LYOTARD presenta como anamnesis, de un modo original y a mi modo de ver fecundo, no es ajeno en lo que a su contenido se refiere, a lo que otros autores en años precedentes ya manejaron como recurso crítico hacia el pasado de cara al futuro: E. JOSÉ MANUEL CASTRO CA VER O 329 rastreo para localizar algo de común con la vida personal, lo cual resulta rechazable. El valor práctico de lo que conocemos por 'experiencia', "queda casi anulado por el hecho de la diversidad infinita de las situaciones que, lejos de repetirse o de asemejarse permitiendo ser reconocidas, se esc~nden bajo nuevas máscaras" (321. Volver al pasado, desde esta dimensión de recuerdo crítico, es incompatible con los sueños del sujeto inseguro que en busca de protección y de seguridad pretende instalarse allá, lejos del presente y del futuro. De la misma incompatibilidad participa quien regresa al pasado con ánimos de transportar desde él aquellas fórmulas que le permitan repetir idénticos acontecimientos ya sucedidos, y que gozan de extraordinario agrado. Esta es la visión mágica del tiempo y de las cosas, porque tanto el pasado, como el presente, como el futuro, los está considerando como lugares en el espacio y en el tiempo. Por encima de cualquier intento cosificador de cada una de las coordenadas existenciales, con el riesgo que ello acarrearía de cara al planteamiento sobre la propia existencia de la libertad y del sujeto (persona) como entidad propia y única en el universo, está la dimensión que conforma la vivencia que viene a dar razón de que la historia no sea una pesadilla que se padece sufridamente, sino "una tragedia de donde se espera que brote la libertad". María Zambrano, cuando escribe sobre la legitimidad del conocimiento histórico como la "necesidad honda" para dotar de sentido a la vida humana, me ofrece la dirección y hasta las mismas palabras que yo quiero aplicar a la recuperación del pasado, que es también recuperar la libertad y el concepto amplio de tiempo. El tiempo real de la vida, para nuestra admirada pensadora, "no es el que se hunde en la arena de los relojes, ni el que palidece en la memoria, sino el que contiene ese tesoro: las raíces de nuestra propia vida de hoy" (331 • Nada mejor que esta cita para desentrañar, si aún quedaba oscuro, el concepto de "coordenadas existenciales", y que además viene a justificar su "necesidad honda" en el acontecimiento dinámico de la vida. Adquirir el pasado a precio de tragedia, como modo de sentirlo en propiedad, es una tarea ( ... ) (32) (33) SCHILLEBEECKX, Cristo y los cristianos, n. 83, Madrid 1982, p. 790: "Baste recordar a P. RICOEUR, H. HORKHEIMER, T. ADORNO, J. HABERMAS, H. MARCUSE, L. KOLAKOWSKI, J.B. METZ, W. OELMUELLER, etc., los cuales, generalmente tras afirmar la importancia del futuro, han visto que una memoria (crítica) del pasado es absolutamente necesaria para un proyecto de futuro que tenga sentido". A tenor de los nombres que se vienen citando, la propuesta de un pasado siempre recordado como potencial de un futuro que se debe ir construyendo ya anticipadamente, queda bien avalada. Para evitar malas interpretaciones, diré, que el pasado como potencial sirve tanto para conservar lo que se debe conservar, como para no repetir lo que de nefasto ha sucedido en la historia de la humanidad; para eso se acompaña de la palabra crítica. Junto a los pensadores citados no pueden faltar los nombres de Ortega y Zubiri. M. ZAMBRANO, o.c., p. 229. Ibídem, p. 229. 330 ENSAYO DE HISTORIO DI CEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA tan apasionante como única, de cuyo resultado procede la afirmación de la persona en plenitud. La libertad, la tragedia y la pasión que origina, el rescate de la esperanza frente a todo intento de fatalidad, son los medios de adquirir no sólo el pasado, sino cada una de las coordenadas existenciales pues el recuerdo crítico, la anamnesis, nos hace sentir en propia carne que no somos solitarios, porque siempre se podrá preguntar tanto a uno mismo como a los demás: ¿qué es lo que yo he hecho? ¿qué es lo que nos han hecho? La respuesta que conduce a la impasibilidad como la única acción a seguir no es posible, pues quien se formula este interrogante no puede esconderlo en el abandono o prescindir de cuestionarse constantemente. La terapéutica psicoanalítica ha venido a dejar confirmado que aquello que se reprime trata de salir con mucho más ímpetu del que se emplea en imponerle el silencio. Ocultar el pasado, tanto como el ignorarlo, no lleva a otra experiencia que no sea la deshumanización, o lo que es lo mismo, privar al ser humano de interrogarse y de apasionarse con lo que le es tan propio como la capacidad trágica de la libertad, de la esperanza, para conseguir afirmar su personalidad. Lejos de cualquier individualismo exagerado, los demás, los OTROS, también cuentan, desde el antes, en el ahora y para el después de todo lo cual también yo participo. El progreso, la felicidad, la paz, los grandes proyectos humanos de emancipación tanto para las personas como para el medio ambiente, ¿serán posibles sin anamnesis? Cuando en páginas anteriores nos referíamos a la realidad, quedaba suficientemente apoyada la convicción de que ésta abarca al ser humano total, abierto, ganando el espacio abierto de tal modo que rompe los límites y, de este modo, el ser humano consigue ser él mismo. Ponerle límites y como tal encerrarlo en un espacio controlado acontece cuando cualquier ser humano no puede o no sabe contarse su propia historia y, por tanto, no podrá jamás pedir razones ni tan siquiera a sí mismo, ni a lo que hace, ni a quien lo acompaña. La praxis liberadora acontece como resultado de hacer memoria; aportación que debemos a los teólogos de la liberación. Así cada ser humano llega a la razón de descubrirse como persona, situándose en la interpretación de los acontecimientos en los que se encuentra inserto y que necesitan transformación. Tener voz propia no le es posible al sujeto alienado, a la persona que no sabe narrarse el pasado (34!. Como dato constatable en la historia de los países que han sufrido algún tipo de opresión, resulta significativo, que a la conquista de su libertad, los textos escolares más necesitados de reforma no hayan sido otros que los de la asignatura de historia. (34) "Habiendo mirado a los ojos a la bestia del pasado, habiendo solicitado y recibido el perdón, y habiendo hecho propósito de enmienda, seamos capaces de cerrar la puerta del pasado, no para olvidarlo, sino para evitar que nos aprisione". Así reza la introducción del informe The Report of the Truth and Reconciliation Commision, de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, presidida por el arzobispo Desmond Tutu (1995-1998). JOSÉ MANUEL CASTRO CA YERO 331 1.2.3. EL FUTURO "El futuro ya no es lo que era" (Grafitti) <35l. ¿Tiene algún valor pensar en el futuro? Al menos, esta es la pregunta por la que debo comenzar dados los tiempos y las personas que en ellos existimos. Decididamente sostenemos que sí. Si el análisis que se nos ofrece, a grandes rasgos, viene a descubrirnos que sólo es posible el desencanto (Satisfacción inmediata y nihilidad) frente a todo proyecto, porque más que de futuro cabe hablar de presente continuo; si frente a la provisionalidad de una vida en constante revisión crítica se opta por la instalación definitiva (el aquí me quedo y no me muevo); si se decide unilateralmente la ruptura de la capacidad utópica del ser humano en relación con lo que le rodea; si existe miedo a progresar porque aterra contar el pasado, entonces, pensar el futuro tiene valor para la vida. Desde el interior de su experiencia enriquecida por su capacidad profesional, V. Frankl cuenta su lección particular, bien aprendida en AUSCHWITZ y DACHAU durante los tres años que permaneció como prisionero: "... los más aptos para sobrevivir en los campos de exterminio fueron aquellos que se hallaban orientados hacia el futuro, hacia una tarea o una persona que les aguardaba en el futuro, hacia un sentido que ellos habrían de cumplir en el futuro"<36l. En esta misma línea de recoger el argumento desde el interior de la experiencia de quien escribe, como V. Frankl, también otro autor nos narra su testimonio sobre la vida sufriente de los judíos soviéticos, que para E. Wiesel es de miedo: "Un miedo ontológico, eterno, el de esos enfermos que se encierran en su agobio de perseguidos, y sabiéndose perdidos comienzan a creer que el sol no volverá a salir. Si uno se roza con un miedo semejante, tarde o temprano se acaba detestando el sol" <37l. La razón de tal miedo viene motivada por la soledad a la que han sido condenados, tanto por sus perseguidores como por el resto de judíos del mundo libre. Si son el miedo y la tristeza el único sol que da luz, dudo que lo que pueda verse sea la alegría. (35) (36) (37) El mismo título da D. Innerarity a su artículo aparecido en Cla es, 116 (2001). La abreviación del presente, a causa de la evolución de la civilización, nos deja sin tierra que pisar; trastorna la relación de padres a hijos y la percepción del pasado y el pronóstico del futuro, el cual se torna menos pronosticable, menos transparente. Dada esta complejidad lo más (in)sensato es instalarse en el presentismo sin perspectiva. La única salida que apunta el autor es imaginarse el futuro, porque para saber lo que hay es necesario hacerse una idea de lo que habrá; dependemos más que nunca de la capacidad de anticipación: el futuro ya no es lo que era. V.E. FRANKL, Psicoterapia y humanismo, México, 1984, p. 35. A este texto que citamos, el autor le dedica la nota 16, tanto como para ampliar lo afirmado como para reconocer que si bien la fe no pudo salvar vidas, sí les permitió enfrentarse a la muerte con la cabeza bien alta. Si el sentido y la finalidad eran condición necesaria para la supervivencia, es verdad que no eran una condición suficiente, pero sí son innumerables los ejemplos de heroísmo para testificar la capacidad del ser humano, exclusiva según Frankl, para hallar sentido y cumplirlo incluso en situaciones vitales extremas. E. WIESEL, Los judíos del silencio, Buenos Aires, 1986, p. 33. 332 ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA Negar el futuro supone la caída de todo sentido; como muy bien escribe A. Camus, "suele suceder que los decorados se derrumben" c38l, y en consonancia con el míto de Sísifo, una vez más su esfuerzo no le ha servido para nada, pues la piedra ha vuelto a rodar desde la cima de la montaña; como si sólo existiera el presente o, tal vez, la repetición del pasado. Para los pensadores de claro matiz existencialista la cima de la montaña en la cual no asienta la piedra que tantos Sísifos se han esforzado en subir, es la muerte (quizá sea la peste para Camus). Ella sí que llega siempre para asentarse y destruir la vida. Pensando así, cualquier alusión a la posibilidad del futuro es una aberración sadomasoquista. Porque, ¿para qué anhelar el mañana? Ante este planteamiento tan problemático no vale cualquier respuesta; quizá sea conveniente recordar la experiencia que antes relataba V. Frankl, para constatar otra realidad en torno al futuro y a la que nos hallamos más cercanos. Estrechamente relacionada con este conjunto que venimos en llamar coordenadas existenciales, consideramos que tiene su propio lugar la esperanza. Volviendo a la cuestión abierta anteriormente acerca del pesimismo motivado por el futuro, la experiencia de Frankl nos ofrece datos decisivos y capaces de ser interpretados sin mayores complicaciones cuando relata la muerte de algunos compañeros del campo de concentración, bien por suicidio o por enfermedad, y para la cual hay razones avaladas por sus estudios de medicina: la pérdida de la esperanza c39l. Y en otro lugar añade: "El hombre que se dejaba vencer porque no podía ver ninguna meta futura, se ocupaba en pensamientos retrospectivos ... tendencia a mirar el pasado como una forma de ·contribuir a apaciguar el presente y todos sus horrores haciéndolo menos real" c40l. También cerrar los ojos al presente y vivir en lo vivido son formas de negar todo sentido a la vida, formas distintas de suicidarse eternizando el pasado. La mirada hacia el futuro materializada como esperanza puede conseguir la salvación liberadora en los momentos difíciles. Tal parece ser la estrategia en la praxis de la Teología de la Liberación, atestiguada ya en la historia por la experiencia del Pueblo de Israel que se libera de Egipto. La esperanza puesta en la Tierra Prometida genera tal capacidad de fuerza en aquel pueblo que vivir en Egipto es la opresión, el desierto se vuelve pequeño y la travesía corta. Sin duda que el futuro representa una dimensión exclusiva del ser humano y a la vez apasionante, la trascendencia establecida por el amor, (38) (39) (40) A. CAMUS, El mito de Sísifo, Madrid, 1983, p. 27. También M. MACHOVEC, Jesús para ateos, Salamanca, 1976, pp. 96 ss. Para este pensador depurado por el régimen comunista de su país (Checoslovaquia), la virtualidad del mensaje sobre el Reino de Jesús de Nazareth y por lo que interesó tan pronto y profundamente a sus discípulos, fue no otra cosa que la dimensión que da al futuro, la orientación hacia un futuro que no se espera pasivamente ... "vivid comprometidos: ¡es posible la humanidad perfecta!" (Mt 4, 17). V.E. FRANKL, El hombre en busca de sentido, p. 82. Ibídem, p. 74. JOSÉ MANUEL CASTRO CA YERO 333 que a decir de Ma Zambranb se da siempre porque el amor es mediador entre la libertad y la necesidad, y de este modo abre el futuro, que es la eternidad, la apertura sin límite <41¡; porque el futuro, como también escribe J.B. Metz y en eso coincide con J. Moltmann < 42¡, no es el porvenir ya preconcebido y que no admite interrupciones para no lesionar los intereses de los cuales nosotros mismos nos beneficiamos porque somos los señores. Más bien, porque apunta a una revisión de la praxis contra todo intento ideologizante tanto del amor como del futuro, es por lo que aquel rompe toda pretensión de finitud y realización perfecta; el amor es el agente de , destrucción que obliga a trascenderlo todo; a creer en la novedad radical, pues, cuando la vida comenzaba a ser, acontece la muerte. Pero por el amor ya está superada ya que nos va enseñando a aceptar la existencia como sacrificio, que no es otra cosa que la creación engendrada por el amor, pese a que sabemos que aun llegando a interrumpirse merece todo el empleo de nuestras fuerzas. Desde esta situación el futuro es objeto más que del discurso de la acción. En estas condiciones que nos permiten descubrir que el futuro depende de la acción y del comportamiento humanos, se da sentido a la conexión entre los planteamientos de futuro y el ámbito de la ética c43l. Aunque sea exagerado nos complace considerar el futuro como la bi-locación posible del ser humano, por lo que queda emplazado a ser-de-pasado-presente y futuro; por lo cual encontramos razonable la afirmación de V. Frankl cuando otorga al futuro la responsabilidad de dotar de sentido a la vida aún en momentos horrendos. La negación de la esperanza de cara a la muerte supone la total absurdidad del presente, en suma, del sentido actual de la vida. En el fondo nos oponemos a toda idea de esperanza ilusoria y enajenante, como producto que endulza lo real, por su labor desfiguradora. La aceptación de la transitoriedad de la existencia se inicia, por tanto, desde una doble dirección; la que asume la novedad de los acontecimientos y por tanto la capacidad creadora del trabajo humano; y su complementaria, como es el relevo que toda creación originaria espera y confía frente a cualquier tentación definitiva o totalizante. (42) M. ZAMBRANO, a.c., p, 252. J.B. MEJZ, Más 9/lá de la religión burguesa, Salamanca, 1982, pp. 12-13. J.L. RUIZ DE LA PENA, La otra dimensión (Escatología cristiana), Santander, 1986, pp. 21-28. Conviene recalcar en la idea de futuro como plenitud; que se trata de otro tipo de futuro que es imprevisible, pues de lo contrario, de ser pronosticable no sería futuro sino presente continuado, sin novedad e impuesto a las generaciones venideras ya hipotecadas de creatividad. Sería injustificable no remitir en este tema a la obra del teólogo J. MOLTM¡\NN, Teología de la esperanza, Salamanca, 1968. Ch. SCHUTZ, en Mysterium Salutis, V, Madrid, 1984, p. 601. 334 ENSAYO DE HJSTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA CONCLUSIÓN Desde la introducción he querido dejar claro que la historia no es una disciplina que habilita para rescatar el pasado, sino para reflexionar sobre la realidad. Desde la realidad haremos el viaje hacia el ser personas, hacia la religación, hacia la fundamentación de lo real, hacia Dios. Por tanto, el problema de la historia entra dentro del problema del hombre, al que Zubiri denomina problema de Dios. Con el término historiodicea he querido introducirme en el campo del sentido de la existencia y cómo esta dimensión no es ajena a la labor de quien se dedica a historiar. El acercamiento que hago a la historia desde la teología es para mostrar que la historia tiene sentido, en un primer paso diré, no cabe el sinsentido. Dejo constancia de una clara diferencia, que a mi modo de ver, puede vislumbrarse entre la aceptación de la finitud y la que se da por la transitoriedad. Instalarse en la primera arrastra a unas consecuencias reduccionistas e intolerantes, y ello puede estudiarse en todos aquellos sucesos revolucionarios con clara pretensión del borrón y cuenta nueva; lo acontecido antes de su punto de origen y partida no tiene conexión alguna con el nuevo orden establecido, por lo cual, su trabajo de salvación es tan importante que rompe la historia, la finaliza y la vuelve a nacer. Instalarse en la finitud parece que no es posible en este discurrir de la historia, pues viene haciendo depender al presente del pasado y del futuro; más que en lo finito cabe pensar en la transitoriedad, porque de lo contrario nos instalamos en la intolerancia, en la insolidaridad, en el sectarismo frente a los demás y lo otro, en lo nuestro como oposición de lo vuestro y de lo de ellos, en el allanamiento de toda historia ajena, en la destrucción de otros discursos a los que sustituye el único y nuevo. La transitoriedad entiende el paso de lo uno a lo otro, como la aceptación de lo anterior por lo posterior, no en la condena y en el rechazo. La finitud, en cambio, es ruptura y novedad definitiva con lo precedente y con la diversidad creadora del futuro. La pretensión unificadora o globalizante no está exenta de practicar la tortura. Después de lo escrito, contra toda pretensión de originalidad por nuestra parte, cedemos la palabra a un pensador de la talla de A. Maslow, siempre preocupado por la tarea autorrealizadora del ser humano, quien escribió: "Sólo la persona dotada de una creatividad flexible puede realmente dirigir el futuro, sólo aquella que puede enfrentarse a la novedad confiadamente y sin temor" C44l. Si desde el saber de la psicología es posible expresarse con tal rotundidad, no es de otra manera diferente como un filósofo, (44) AH. MASLOW, El hombre autorealizado, Barcelona, 1973, p. 45. JOSÉ MANUEL CASTRO CA YERO 335 E. Bloch y un teólogo, J. Moltmann, afirman lo mismo: "Esperanza no es confianza; confianza no es seguridad" (45l. Si el acto de pensar es una tarea de satisfacción, escribir públicamente la intimidad de las ideas que se han pensado, a veces, es una osadía, a veces, una tragedia provocada por las inseguridades. Repetir lo dicho no viene mal cuando pretende ser recuerdo (46 ), pero no literalmente; pensar en el presente es una tarea harto difícil de completar y sospechosa de presentarse con mediana originalidad; pensar de cara al futuro no es una tarea tan sólo, sino todo un riesgo. Una divisa para el trabajo de historiadores y teólogos. A todos nos queda prender la mirada en el horizonte, a no despreciar la esperanza. Desde este criterio estoy seguro que hacer historia es diferente. Hasta aquí mi ensayo de una historiodicea que vincula historia y teología desde la preocupación por el sentido de la realidad frente al sinsentido. La historiodicea es crítica, sospecha sobre discursos alienantes o ideológicos, es contextua!, hace referencia permanente al conjunto; y dispone de valores y actitudes en los que fundamentarse. Todavía algunos historiadores rechazarán la relación de su disciplina con la teología, sostendrán que la religión (el cristianismo en el medioevo) supuso un relativo retroceso del cultivo de la historia, porque remite a una Providencia y quiebra el principio de inmanencia causal. Por tal motivo este ensayo, para abrir un hueco en el fortificado muro de los prejuicios metodológicos. He sugerido que el sentido de la historia se fundamenta en la ética y la estética mediante la plasmación de valores y actitudes que se evocan por sí mismos en el siguiente relato (47l: en 1941, mientras asiste a la bárbara destrucción del guetto de Riga por los nazis y poco antes de ser asesinado, el octogenario historiador judío Simón Dubnow hace un último llamamiento, teológicamente una oración: "Escribid y recordad". * * * (45) J. MOLTMANN, Teología de la esperanza, Salamanca, 1968, pp. 461 y ss. ( 46) Muchas posiciones filosóficas y sociológicas han declarado a la tradición y el recuerdo incompatibles con la razón. Se trata, a juicio de J.B. Metz, de un prejuicio ilustrado. El recuerdo, sostiene Metz, remite más que al dolor propio al dolor del otro; una referencia valiosa para ser tomada por todos los movimientos preocupados en las vías de la emancipación. Lo mismo se puede decir sobre la tradición una vez que queda depurada de rancios prejuicios. (47) Citado por E. MORADIELLOS, "Las tribulaciones de Clío. Las tribulaciones de la historia en tiempos de incertidumbre", Cla es, 116 (2001). / 336 ENSAYO DE HISTORIO DI CEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA ESQUEMA Exposición abierta, La percepción, el sugerente, que Plasma la Actitud de análisis, las preguntas y argumenta en forma de pregunta: sospecha, respuestas, implican la esbozo, para permitir ¿Tiene fiCtitud reserva escatológica, que el oyente o lector sentido la profética, un pasado, presente y participe y se anime a historia? ineludibles. futuro de globalidad, proponer su reflexión. t t cosmizados. j + ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL FUNDAMENTOS ÉTICO-ESTÉTICOS DE LA HISTORIA t Inspiración y Los fundamentos que valida'n este ensayo de historiodicea perspectiva, puntos beben de la ética y de la estética, ámbitos inseparables, de los de partida. que surgen valores y actitudes, incomodidades ante modelos establecidos (crítica) y nuevas miradas que den color a una realidad dibujada por manos guiadas por un pensamiento totalitario y resentido. La ética y la estética descubren valores y actitudes como la gratuidad, el recuerdo crítico, la responsabilidad como tarea, la sensibilidad para con las víctimas ... • Conclusión ---l!•~ Cuando la Historia mira a la Teología descubre nuevos horizontes de los que mutuamente se enriquecen. El diálogo interdisciplinar es un fundamento ético-estético que abre los sentidos, el pensamiento, mediante la sensibilidad para descubrir olvidos, injusticias, alienaciones parasitados en discursos que se ofrecen como científicos. Este ENSAYO requiere: • Planteamiento/recorrido ---l!•~ Índice comentado • Testimonios Personas, experiencias, hechos • Conclusión • Cuando la Historia mira a la Teología descubre nuevos horizontes de los que mutuamente se enriquecen. El diálogo interdisciplinar es un fundamento ético-estético que abre los sentidos, el pensamiento, mediante la sensibilidad para descubrir olvidos, injusticias, alienaciones parasitados en discursos que se ofrecen como científicos. José Manuel Castro Cavero
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Colección | Revista Almogaren ISTIC |
Título y subtítulo | Ensayo de historiodicea crítico-contextual. Teología e Historia |
Autoría principal | Castro Cavero, José Manuel |
Entidad | Centro Teológico de Las Palmas |
Publicación fuente | Almogaren. Revista del Centro Teológico de Las Palmas |
Numeración | Número 30 |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Instituto Superior de Teología de las Islas Canaria |
Fecha | jun-02 |
Páginas | pp. 319-336 |
Materias | Religión ; Iglesia ; Historia ; Teología |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 849097 Bytes |
Texto | ALMOGAREN. 30. (02). Pág. 319-336. ®CENTRO TEOLÓGICO DE LAS PALMAS ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CO NTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA JOSÉ MANUEL CASTRO CAVERO PROFESOR ORDINARIO DEL CET "La historia está compuesta de estos tres vectores: el vector de la bondad, el vector de la maldad y un vector de progresión"(IJ. "En Occidente, en estos últimos siglos, se ha impuesto una concepción de la estética que estaba en continuidad con el pensamiento típicamente burocráticoburgués ... No se debe olvidar, pues, que la estética se expresa por medio del lenguaje de la gratuidad, de la legalidad sin ley (Kant), de la libertad, de las alusiones impresionantes, porque establece una necesidad íntima y, al mismo tiempo, indemostrable que no puede ser reducida ni al proceso "causa-efecto" ni tampoco al círculo infernal "Ofertademanda" ni tampoco a una estructura moderna de enorme importancia "trabajo-propiedad" ... La estética, por lo tanto, es el lenguaje no interesado, seguramente interesant, que expresa las dimensiones olvidadas, no disponibles e inaccesibles por "vía demostrativa" de la realidad -y del hombre en ella como experimentador y hermeneuta" (zJ. (1) X. ZUBIRI, Sobre el sentimiento y la afición, Alianza Ed.-Fundación Zubiri, Madrid, 1992, p. 284 (SSV). (1) Ll. DUCH, Antropología religiosa, Herder, Barcelona, 2001, pp. 241 s. 320 ENSAYO DE HISTORIO DI CEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA INTRODUCCIÓN(3l Hacernos cargo de la historia supone el riesgo de adentrarse en los dominios de un campo indeterminado y atenazante. Escribir historia, existencia o realidad y entender un maremagnum que hace de la vida un problema capital, eso es lo que siente el ser humano de todos los tiempos y en mayor medida en las civilizaciones desarrolladas: nos autocomprendemos arrojados en el laberinto. El pasado nos amenaza con perseguirnos y devorarnos, sentimos la instanteneidad del presente pero en él queremos reposar y el futuro nos provoca incertidumbre y miedo, un lugar a donde no ir. Con ligeros matices la humanidad siempre vive en esta intemperie que da la cultura frente al instinto. Somos nosotros quienes tomamos a nuestro cargo toda la historia en el momento de recordar y reflexionar históricamente; un horizonte que nos desborda porque la historia es reflexión, pero no sobre unos hechos constatados sino también sobre lo no reseñado y oculto, condenado al olvido, sobre todo a las víctimas anónimas. La figura de la historia es la red, signo de la múltiple interrelación y dependencia de los sucesos más allá de su temporalidad y huellas, una red de vacíos y cuerdas en continuo trenzamiento. Todavía la historia no ha finalizado, la pensamos parcialmente y el viajar en el tiempo es cosa de ciencia ficción y apocalipsis. La historia como disciplina y como situación existencial contiene condición escatológica. A toda esta cuestión se suma el hecho de tener que narrarla, hacerla memoria y transmitirla de una a otra generación, en otros términos, darle sentido, creerla como lugar a donde ir. El problema de la historia va ligado al sentido de la vida (4l. No es cuestión de saber, como si se tratara de lo arcano o misterios remotos solo accesibles a una casta de privilegiados (nosotros en este caso). Sentir la vida consiste en un logro personal imposible de trasplantar, aunque sea comunicable, de unos a otros, porque cada persona presenta el rasgo de ser única e irrepetible en la historia a partir de la presencia activa de los otros. Volvemos a recordar a Zubiri, para reconocer que puede darse entrega de tradición, sobre la que se opta y capacita para crear nuevas posibilidades (s). Y (3) Este trabajo está relacionado con la tesis del autor, Sal ar la Historia. Historia, Religión y Religiones, en X. ZUBIRI, defendida en la Facultad de Teología de la U.P. Salamanca, ( 6.03.2001 ). (4) El mero planteamiento de la cuestión del sentido exige que precisemos previamente su significado, porque atrae impresiones confusas o cuando menos equivocadas, por ejemplo, entender por sentido de la historia una cadencia ordenada de acontecimientos equiparables al ritmo acompasado del tic-tac de un reloj. En nuestra consideración del sentido se plasma una preocupación agónica, crítica, de esperanza, urdida de escatología. (5) De la obra de Zubiri cabe reseñar su reflexión sobre la historia realizada en "La dimensión histórica del ser humano", Realitas I (1974) 11-69. JOSÉ MANUEL CASTRO CAVERO 321 en este sentido, quedamos trabadas todas las generaciones en una comunidad de tradición viva, hacia el pasado, en el presente y posibilitante de futuro. ¿Cómo reflexionar sobre el fragmento dentro de la totalidad? Es la tarea de hacerse cargo de la realidad. La teología aporta, en este caso, un utillaje específico e irreductible y en él, implícitamente, vamos a reparar, porque la dimensión religiosa posibilita penetrar en la realidad por vías propias y como instancia crítica. La teología de la historia, con san Agustín como pionero de una larga trayectoria, se inscribe en este ámbito. l. PUNTO DE PARTIDA: LA EXISTENCIA HECHA HISTORIA "Juzgar si la vida vale o no vale la pena vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía" (6 ). Desde nuestro punto de vista no sólo de la filosofía y teología, sino que la extendemos a todo el sentido de la existencia humana, por tanto también de la historia. Este interrogante es universal a todo ser humano, de todas las épocas; con unos u otros términos, los contenidos han podido ser siempre los mismos, por cuanto apuntan a la problemática (o tragedia) que envuelve al ser humano desde que inició el despertar de su conciencia. En torno a esta cuestión giran todos aquellos interrogantes que bien pudiéramos a~rupar en el conjunto de la finalidad: el para qué, el por qué, el adónde vamos de la propia existencia, lo más presente a nosotros mismos, la historia. El sentido. de la vida, y por tanto de la historia, supera nuestro propio yo y a la vez que necesita de los demás, también ellos necesitan del desarrollo alcanzado por mi propia yoicidad. Cuando los medios los consideramos como fines, o viceversa, las consecuencias nos apresan como una tupida red lanzada en nuestra contra por nosotros mismos. La fragmentación de la historia y por consiguiente de la realidad no lleva a considerar que una parte sea el todo, so pena de reducir la historia o el sentido de la vida a un medio, como ley del embudo ( descontextualidad) por el cual hacemos pasar el resto de partes hasta conformar la totalidad. Pensar sobre el sentido de la vida y por extensión la historia, es anteponerse a la muerte, provocarla no en el sentido definitivo sino desde la lucidez de la situación en la que existo, lugar que me permite modificar o confirmar el futuro. Cuando nos preguntamos en estas condiciones sabremos qué lugar ocupan los medios y qué función tienen los fines en mi/nuestra existencia; la informática, el deporte, la empresa, los vecinos, etc., campos donde ejercito la orientación de mi vida, lugares donde se verifican los valores frente a las intenciones, la madurez humana frente al camuflaje de la ambivalencia que no nos abandona. En el siglo XX, la inteligencia humana fue capaz de diseñar un espacio de muerte (infierno) donde los medios y los fines, los valores y la intenciones, quedaron desvelados trágicamente: (6) A CAMUS, El mito de Sísifo, Madrid, 1983, p. 15. 322 ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA "En los campos de concentración, por ejemplo, en aquel laboratorio vivo, en aquel banco de pruebas, observábamos y éramos testigos de que algunos de nuestros camaradas actuaban como cerdos mientras que otros se comportaban como santos. El hombre tiene dentro de sí ambas potencias; de sus decisiones y no de sus condiciones depende cuál de ellas se manifieste"<7l. Hubo quien llegó a ser testigo de esta narración: "Era Rabí Eliau, el rabino de una pequeña comunidad de Polonia. Un hombre muy bueno a quien todo el mundo quería en el campo, hasta los kapos y los jefes de blocs, ... siempre en medio de su pueblo para consolarlo ... En medio de la confusión había perdido a su hijo ... Durante tres años habían resistido juntos. Siempre uno aliado del otro, en los sufrimientos, en los golpes, en la ración del pan y en la oración ... Luego recordé otra cosa: su hijo lo había visto perder terreno y quedar atrás en la columna. Lo había visto. Y había continuado corriendo adelante, dejando que se agrandara la distancia entre los dos... ¡Había querido desembarazarse de su padre! ... Me sentí feliz de que Rabí Eliau continuara buscando a su hijo querido"<8l. Desde el absurdo como A. Camus, desde la desesperación trágica como E. Wiesel o desde la tensión de la existencia de V. E. Frankl, constituyen respuestas a la pregunta por el sentido de la vida, en su caso, de sus vidas, formas de instalarse en la historia < 9l; en último término, pienso que sea cual sea la actitud, el núcleo básico no varía, a veces sólo cambian las palabras pero la búsqueda de sentido se complica como adentramiento en el laberinto. Es difícil imaginarse que un ser humano no se formule tal interrogante, si bien es cierto que el ánimo con que se lo plantee difiere de unos a otros; lo que para unos se convierte en tortura constante, para otros no supone mayor trascendencia; la realidad de la pregunta sí que parece insoslayable. La existencia, a nuestro entender, y desde la experiencia colectiva que trato de considerar, la entiendo como la tensión en el aquí y ahora del presente orientado hacia el futuro y de lo cual el pasado, aunque manteniendo su ineludible influencia, se va (7) V.E. FRANKL, El hombre en busca de sentido, Barcelona, 1985, p. 128. Una afirmación muy aproximada en H. HESS, Mi credo, Barcelona, 1981, p. 160: "Nos empeñamos en que la vida ha de tener un sentido, pero lo cierto es que tiene exactamente el sentido que nosotros somos capaces de darle". (8) E. WIESEL, La noche, el alba, el día, Barcelona, 1986, pp. 91 y 92. En la p. 99 se vuelve a narrar un suceso parecido al que hace referencia esta misma nota. El suceso de bestialidad ocurre cuando un obrero arroja un trozo de pan al interior del vagón en el que se amontonan los prisioneros hambrientos. La lucha entre padres e hijos por conseguir alimento los lleva a golpearse hasta la muerte. (9) Otras actitudes son, desde el hippy hasta el pasotismo, el yupismo o el individualismo nihilista reciente (BoBo's). JOSÉ MANUEL CASTRO CA YERO 323 convirtiendo en un grito de victoria. Esta "ruptura" con la física no tiene nada de salto en el vacío por cuanto el pasado, como luego paso a estudiar, no es algo inactivo e inerte, sino que necesita justicia para todos los oprimidos, acabar lo inacabado y rectificar lo torcido. En esta clave el término tradición necesita ser re formulado <101. De vuelta a la existencia, después de la conversión que han traído los tiempos nuevos, pocas novedades cabe incorporar a lo que autores como K. Jaspers o A. Maslow coincidían en escribir: que la 'existencia' no es ser-así, sino poder-ser, yo no soy existencia, sino 'posible existencia' (11); porque lo humano sufre la brecha existente entre lo que es, lo que le gustaría ser y lo que puede ser < 121. A todo ello, sin cambiar ni un ápice de lo dicho, basta con la apertura que aporta, desde otro 'mundo de vida', un pensador comprometido como P. Freire, para quien, "existir es más que vivir, porque es más que estar en el mundo. Es estar en y con el mundo. Y esa capacidad o posibilidad de unión comunicativa del existente con el mundo objetivo da al existir el sentido de la crítica que no hay en el simple -vivir. Trascender, discernir, dialogar, comunicar y participar, son exclusividades del existir" <13l. La problemática de la existencia ya no es sólo la cuestión del ser humano en su mundo interior y en su relación con otros semejantes, es la hora de tomar en consideración a todo lo que llamamos mundo, el de los seres vivos y el de los objetos materiales, a todo el conjunto de relaciones que se establecen por medio de la comunicación y que por tanto afectan a la conducta. Quienes han dedicado su investigación a este tema del comunicarse, no han dudado en concluir que cualquier comunicación implica un compromiso, y por tanto, define el modo en que el emisor concibe su relación con el receptor. Hasta el silencio es comunicación; más aún, es imposible no comunicarse <14l. (10) (11) ~m (14) M. BETTINI, "Contra las raíces. Tradición, identidad, memoria",en Re ista de Occidente, 243 (2001) 79-97; ORTEGA Y GASSET, se ocupó de reflexionar sobre la tradición en Historia como sistema y otros ensayos de filosofía, Madrid, 1981 (orig. 1935), donde sostiene que la experiencia de la vida no es una experiencia personal que cada uno hace por su cuenta, de su pasado, sino que va integrada por el pasado de los demás, de los antepasados que la sociedad me transmite. K. JASPERS, La fe filosófica ante la re elación, Madrid, 1968, p.12. A.H. MASLOW, El hombre autorealizado, Barcelona, 1973, p. 39. P. FREIRE, La educación como práctica de libertad, n. 2, Buenos Aires, 1974, p. 29. Del mismo tono son las ideas del teólogo K. BARTH, Esbozo de Dogmática, Santander, 2000, pp. 40 SS. P. WATZLAWICK en AA.VV., Teoría de la comunicación humana, Barcelona, 1987, pp. 50 y ss. El rasgo característico del esquizofrénico es evitar todo compromiso al nocomunicarse. "Actividad o inactividad, palabras o silencio, tienen siempre valor de mensaje: influyen sobre los demás, quienes, a su vez, no pueden dejar de responder a tales comunicaciones y, por ende, también comunican" (p. 50). Los seres vivos se comunican, captan un mensaje y responden. El gato que maúlla al abrir el dueño la puerta del frigorífico no es un mensaje sin contenido, ni sin respuesta. Del mismo modo, trato de aplicar esta misma concepción conductual de toda comunicación sobre los objetos inanimados (discurso ecologista): la comunicación que el carbón o el petróleo tienen con 324 ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA 1.2. LAS COORDENADAS EXISTENCIAL-HISTÓRICAS: PRESENTE, PASADO Y FUTURO Esta relación triádica representa, a grosso modo, el "juego" de la existencia, de la historia y su búsqueda de sentido. Este uso no perverso de lo lúdico en ~1 que también cabe la vida, como tragedia y comedia, lo ha expresado a la perfección M. Ende con el "acertijo" de los Tres hermanos ... , pasado, presente y futuro, el que le contó a Momo el maestro Hora "y que muy pocos saben resolverlo" <15¡. Pasado, presente y futuro los entiendo como categorías dinámicas, históricas. Si utilizo el término coordenadas es para dejar patente que en su conjunto no cabe desligar uno por uno los tres elementos como si fueran estancos, de ahí su vectorialidad histórica. Reflexionando sobre esto mismo, el teólogo E. Schillebeeckx plantea con urgencia la definición del ser humano como una existencia temporalizada, lo que significa que centrarse exclusivamente en una de las coordenadas encierra el peligro de alienar o empobrecer la existencia humana como tal < 16¡; ésta los abarca como el campo propio de su acción, difícil de delimitar pero no de poner rumbo. Cuando el avión vuela, más que navegar sobre las nubes, lo hace sobre el rumbo definido por las coordenadas y sobre las cuales, como sobre una tupida tela de araña, el piloto se sitúa. Al tomar el presente en primer lugar, no he querido significar un orden de prioridades y grados en la tríada existencial-histórica. La intención va dirigida a mostrar que en el presente nos abrimos a la existencia, como red que nos transporta al pasado y al futuro. Si antes ya dejábamos entrever que un planteamiento sobre coordenadas hace imposible prescindir de la visión de ( ... ) (15) (16) los humanos y viceversa, como materias primas y fuentes de energía básicas, en su transformación y capacidades que el hombre aplica y de las que se sirve, origina un compromiso, una conducta, como es la de evitar la contaminación. En este caso, el esquema de emisor y receptor varía, por cuanto ambos coinciden en el mismo sujeto; algo muy semejante a la comunicación consigo mismo. La bomba atómica establece un mensaje no verbal, analógico, capaz de originar respuestas y conductas en el ser vivo que la sabe interpretar, en este caso, porque es su creador. La in-comunicación, también en estos casos, es imposible. M. ENDE, Momo, Barcelona, 1989, p. 132. También se refiere al pasado, al presente y al futuro, como tensión dialéctica de continuidad-discontinuidad que originan el devenir histórico, la temporalidad del sujeto humano, el que fuera profesor de la Universidad Gregoriana; J. ALFAR O, Re elación cristiana, fe y teología, Salamanca, 1985, p. 48 ss. Para este teólogo cada una de las coordenadas implica a las otras dos y ninguna puede ser reducida a la otra: "el pasado continúa condicionando el presente y se sobrevive de algún modo en él. El presente mira hacia el futuro, relanza el pasado hacia el futuro .... el futuro aglutina pasado y presente en el horizonte de Jo nuevo ... y no merq resultado de lo precedente ... " (p. 48). En tono lúdico también comprende A. GESCHE, el laberinto de estas coordenadas existenciales, al compararlas con el "bello y sublime juego de las tres en raya", cf. Íd., Dios para pensar, 1, Salamanca, 1995, p. 205. Para este apartado nos brinda unas bellísimas reJlexiones la obra de E. BLOCH, El principio esperanza, Madrid, 1977. También J. MARIAS expone este tema en su Antropología metafísica, Madrid, 1995', cap. XII, titulado, "La estructura vectorial de la vida". La metáfora de la flecha y el arco, explica, con una imagen, el núcleo de lo que trato de fundamentar en mi exposición. E. SCHILLEBEECKX, Cristo y los cristianos, Madrid, 1982, p. 790. JOSÉ MANUEL CASTRO CA VER O 325 conjunto, esto mismo sirve para afirmar que tampoco es posible pensarlas con linealidad inevitable Muy bien lo explica el historiador E.H. Carr (!7J cuando escribe que no es algo del pasado de que se parte, ni del presente, ya que todo pensamiento en este límite es relativo; es algo en el futuro hacia el que nos movemos que comienza a cobrar forma sólo cuando partimos en su dirección y en ese movimiento ocurre que interpretamos de manera más completa el pasado. En el esquema existencial que prefiero, más bien es la circularidad la que garantiza el valor del proceso, puesto que el presente es el inicio y el fin del recorrido (18l. Como si de un éxodo se tratase, se parte del presente para modificarlo, para hacerlo futuro, nunca será la tierra de destino definitivo. Sintetizando, diría que se piensa desde el presente al pasado ya acontecido y sin dejar de habitar el presente, lo transformo si es necesario de cara a un futuro que vuelve a modificar mi presente, si aquel se proyecta incierto y desajustado. ¿Cómo puedo poner límites a una investigación que acarreará en el futuro destrucción y muerte, si no es saliendo del presente y yendo tiempo adelante? Estas coordenadas, que yo entiendo, tienen el valor de situar al ser humano en la existencia, para navegar más que con un rumbo, con el sentido propio de una humanidad cósmica, pues ya no vivimos terriblemente solos ni abandonados, como si hubiésemos sido arrojados fuera de un paraíso merecido, ni los otros pueden ser jamás el infierno; más bien somos nosotros los que podemos desheredar al pasado de sus proyectos, al futuro de sus posibilidades y a nosotros mismos de nuestro presente lleno de herencias recibidas y más adelante donadas. 1.2.1. EL PRESENTE Este presente que marca el comienzo del milenio, está definido por la ruptura con todos los asomos del optimismo precedente, de raigambre decimonónica en las posibilidades tecnocientíficas. Se puede poner fecha a este cambio (19l que inaugura un nuevo modo de situarnos en el presente, con nuevos (17) (18) (19) E.H. CARR, ¿Qué es la Historia?, Barcelona, 1993 (el original inglés es de 1961), p. 164. Como una explicación distinta, pero digna de tenerse en cuenta, encontramos la concepción del tiempo según algunas culturas africanas. Este concepto del tiempo esta dividido en S asa y Zamani; dos dimensiones temporales como tiempo del que las personas son conscientes de su existencia. El Sasa es, a modo de micro-tiempo, con su corto futuro, su presente dinámico y un pasado experimentado. El Zamani tiene su propio pasado, presente y futuro, pero en una dimensión mucho más amplia; podríamos llamarlo macrotiempo. Se relaciona con el Sasa, el cual desaparece en el Zamani. El Sasa vincula al individuo con su entorno más inmediato, es el período de vivir consciente. Por otra parte, el Zamani es el período del mito. Cf. J. MBITI, Entre Dios y el tiempo, Madrid, 1991, pp. 30-32. J.M. MARDONES, Postmodernidad y cristianismo, p. 15, Santander, 19883. Creo que no es un paso en falso reconvertir la fecha de 1968, que este autor concreta como señal de un cambio de sensibilidad, en lo que yo entiendo como principio de una nueva mentalidad con todo lo que origina. Este fin de siglo ha venido avanzando desde esa fecha tratando de asimilar la ruptura que supuso con todo lo anterior y con los diseños de futuro hasta 326 ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA pesos y pesadumbres que no pueden obviarse, como bien advirtió J.-F. Lyotard (20>, entre otros. No cabe duda que este presente, que nos inunda, ya venía revelándose en algunos pensadores existencialistas, desde luego, con la originalidad de sus preocupaciones (21>. Eliminar el presente sólo se consigue desde la eliminación de sí mismo. Esta es la conclusión posible de una obra tan radical como la que A. Camus (22> nos ha presentado con el título de La peste; y para entenderlo así me refiero a algunos testigos de los campos de concentración nazi o soviéticos. La única manera de superar el presente, detenido en aquel infierno, era tirarse sobre las alambradas electrificadas o provocar un atisbo de huida a la misma altura de un rifle (23>. Cuando hoy, en lugar de peste entendemos HAMBRE, POBREZA, GUERRA (terrorismo y violencias), DROGAS (delincuencia), SOLEDAD ... el relato de Camus puede retomar nuevas intuiciones. Quizá puede situarnos en el núcleo de la acción que él intentaba transmitir página a página, hasta límites de auténtico agobio y realismo. También hoy, en nuestro presente, lo más urgente es .. . curarnos. El presente hay quien lo considera tan fundamental que pasa a ser lo único y exclusivo, porque realmente le importa y es lo que le afecta: "puedo negar toda esta parte de mí mismo que vive de nostalgias inciertas, salvo ese deseo de unidad, esa apetencia de solución, esa exigencia de claridad y cohesión" (24>. A menos que no decida eliminarme o ( ... ) (20) (21) (22) (23) (24) entonces más fiables. Siguiendo al Dr. J.M. R. DELGADO, La Felicidad, Madrid, 1990, p. 199, no estaría de más el definir esta algarabía 'posmoderna' como 'edad LSD', por cuanto esta droga "produce una disminución en la aloración del pasado y del futuro, reforzándose el sentido del 'ahora' presente". Situación que se da en la mayoría de planteamientos existenciales de actualidad aunque el LSD no tenga nada que ver. J.F. LYOTARD, La posmodernidad, Barcelona, 1987, pp. 110-111. La promesa del desarrollo, en la que nos habían hecho creer con anterioridad, no se ha cumplido. El propio desarrollo impide la emancipación de toda la humanidad. N. ELlAS, "El retraimiento de los sociólogos", en Culturas (Suplemento semanal de Diario 16) 446 (4-6-1994) 20, señalaba hace ya unos años, que "no se ha prestado demasiada atención al hecho de que la mayoría de los sociólogos se refugien en el presente"; se trata de un retraimiento, de una escapada del pasado, que caracteriza como rasgo dominante el desarrollo de la sociología posterior a la II Guerra Mundial. Creemos entender que N. ELlAS, apunta a un cambio estructural: "Muchos de los sociólogos que trataron, con anterioridad a esta época, de clarífícar problemas relativos a las sociedades humanas, incluidas las suyas propias, se servían de un amplio conocimiento, no sólo del pasado de las sociedades a las que pertenecían, sino también del de otras fases más tempranas de otras sociedades". Marx, por ejemplo, buscando la solución a los problemas más urgentes de su tiempo, consideró el presente como una etapa entre el pasado y posibles futuros; lo mismo intentó Weber. A CAMUS, La peste, p. 121, (Trad. de Rosa Chacel), Barcelona, 1984. Una ciudad, sus gentes, se encuentran aprisionadas entre la realidad y la incertidumbre de padecer la peste, el presente se convierte en la acción por antonomasia de cualquier ser humano, ya sea el médico Rieux o el jesuita Paneloux. La peste es para todos, unos la sufren, otros trabajan para erradicarla, "lo más urgente es curarlos". Sería demasiado simple pensar que en este curarlos a ellos no quedaban incluidos todos, también los sanos, porque al menos, la incertidumbre de la curación posible ya quedaba resuelta, y las causas de la peste podían investigarse más atinadamente para dar con el remedio. Así es la curación que alcanza a todos, a unos los libera de su enfermedad, a otros de la incertidumbre de contraer la peste y el abandono al que los han sometido. V.E., FRANKL, El hombre en busca de sentido, Barcelona, 1985, pp. 27 ss. A CAMUS, El mito de Sísifo, Madrid, 1983, p.71. JOSÉ MANUEL CASTRO CAVERO 327 suprimir el presente, éste se impone como lo más real y existente a mí mismo, que no me desborda sino que me cuestiona el ser libre en cada decisión que tomo o en la acción que sigo. La apetencia de solución, "ese deseo de unidad" frente a tanta fragmentación, es la "peste" contra la que trabajo. En esa lucha, que es presente, para A. Camus el pasado no importa, pues los habitantes después de la experiencia de la peste no se encontrarán con el futuro que esperaban. Muchos que han muerto, otros que se vieron separados de la ciudad apestada, y quienes vivieron la soledad impuesta desde dentro y desde fuera, han roto con las coordenadas existenciales tanto del pasado como del futuro. Aquel presente apestado es difícil que mire hacia el pasado, por cuanto siempre será una vuelta trágica al paraíso perdido, y difícil de convencerse para un futuro tan proclive a que vuelva a repetirse una nueva peste, siempre amenazante e incierta. En esta misma dimensión, el doctor Rieux rompe con cualquier atisbo de añoranza acerca del pasado con su esposa, la cual salió de la ciudad en vísperas de quedar sometida al aislamiento, y del mismo modo, tampoco se alude a la ilusión de un posible encuentro, de cara a un nuevo futuro recuperado. Sólo desde esta opción es posible afirmar que lo principal ya está hecho < 25 ), que no queda abierta otra posibilidad, de pasado y de futuro, porque aquel presente monstruosamente traumático y deshumanizador no deja paso a ninguna esperanza de acción, pues de aquellas evidencias se hace imposible apartarse, tampoco se las puede negar ni rechazar, sólo tener en cuenta. Volviendo a V. Frankl, contrapunto al pesimismo existencial que narra Camus, tomamos el presente como el instante decisivo en el que cada ser humano decide, qué es lo que quiere eternizar, haciéndolo formar parte del pasado, y a su vez proyecto activo de futuro <26 ). El pesimismo que se instala en la idea del presente y la sucesión de los presentes, ante un alma sin cesar consciente, esas son las coordenadas existenciales del hombre absurdo < 27 \ que no ha superado el reduccionismo de entenderse relacionado con el pasado y el futuro, que no quiere, o tal vez no sabe, jugar a tres bandas. Si no sabemos instalarnos en las coordenadas existenciales, por cuanto plantean el sentido de la vida, cuanto más complejo resultará la inserción en las coordenadas sociales, donde ya es existir con otras personas. 1.2.2. EL PASADO Acerca del pasado las dos actitudes más comunes que a lo largo de la historia del pensamiento se han ofrecido, vienen defendiendo sendos extremos: o bien se avanza hacia el futuro siempre mirando hacia atrás, o bien se reniega del pasado hasta convertirlo en obsesión. Igual sucede cuando se ha tomado (25) Ibídem, p. 71. (26) V.E. FRANKL, Psicoterapia y humanismo, México, 1984, p. 122. (25) A.CAMUS, o.c., p. 85. 328 ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA una opción más moderada, pues cargar las tintas hacia uno u otro extremo acabará por desequilibrar el término medio. Juzgar tanto el pasado como el presente desde una posición objetiva es una tarea poco menos que de dioses, por cuanto es el sujeto, ya afectado o en pleno proceso de protagonismo, quien tiene que tomar decisiones o emitir juicios o fiarse. Quizá, como Diógenes, necesitemos de linterna para encontrarnos con quien recuerda el pasado con el equilibrio y juego necesario. Si tal es el peso del pasado acerca tanto del presente como del futuro, ¿dónde queda la libertad? La libertad, nos hemos dado cuenta, no viene sola, se acompaña de la responsabilidad ('81• Preguntarse por el pasado, dice María Zambrano, es una pregunta trágica para todo el que arriba a la "edad de la razón" <29l. Acaso, ¿hay alguna conciencia que pueda afirmar sin estremecerse que ha sucedido en verdad "ARMENIOS", "AUSCHWITZ", "GULAG", "VIETNAM", "CAMBOYA", "TIANANMEN", "RUANDA", "BALCANES", "11 DE SEPTIEMBRE" ... ? El pasado y con él la historia no puede ser una pesadilla, un peso sobre nuestras costillas o la tranca que nos impide caminar; porque no se trata de renunciar a la emancipación universal, sino caer en la cuenta de que podemos y tenemos capacidad <30l. Cuando Lyotard propugna la validez de los relatos porque son reactualizables, está entendiendo literalmente, que no es posible un abandono de esta responsabilidad de las situaciones pasadas a menos de no caer en la "neurosis moderna", la esquizofrenia, la paranoia de marcado sabor occidental; al contrario, es anamnesis, repetición, un proceso de análisis <3'l. Así es como el recuerdo del pasado se torna creativo a pesar de haber transcurrido, y no como un campo de (28) (29) (30) (31) Si seguimos la explicación de Zubiri, damos con unas ideas sugerentes. La libertad y la responsabilidad no son lo mismo, al menos desde la diferencia que establece entre libertad física y libertad moral. La irresponsabilidad es compatible con la libertad, porque la libertad moral pende del nivel en que la libertad física o psíquica se ejecute. "No es lo mismo ser libre que ser responsable" (SSV 128). El niño tiene libertad pero no tiene responsabilidad, ésta se va formando a medida que ejercite la libertad y con la inteligencia se haga cargo tanto de la realidad como de sí mismo. Nos descubre aquí un problema Zubiri con respecto a los juristas: demasiado habituados a entender por libertad física la ausencia de coacción externa (esto sucede por ignorar la metafísica), deducen que una pasión dominante suprime también la volición libre. Para Zubiri la volición es libre, aún en el caso del anormal psicópata, ahora bien su proceso de formación del nivel moral se irá deformando (SSV 128-129). M. ZAMBRANO, El hombre y lo di ino, México, 1955, p. 230. Pregunta "que se formula en su conciencia". "Sí. Los errores son inevitables. Lo importante es que aprendamos de ellos", en K. POPPER, Sociedad abierta, uní erso abierto, (Con ersación con F. Kreuzer), Madrid, 1984, p. 27. J.F., LYOTARD, La posmodernidad, Barcelona, 1987, p. 47 y 93. "¿Puede haber progreso sin anamnesis?", p. 98. El recuerdo crítico y amoroso está por encima de cualquier imposición de silencio. A menos que queramos continuar sosteniendo los relatos únicos y totalitarios, tan contrarios al nosotros, pues el relato es capaz de reactualizarse en nombres y relaciones, así como suponer una multiplicidad de discursos. Lo que LYOTARD presenta como anamnesis, de un modo original y a mi modo de ver fecundo, no es ajeno en lo que a su contenido se refiere, a lo que otros autores en años precedentes ya manejaron como recurso crítico hacia el pasado de cara al futuro: E. JOSÉ MANUEL CASTRO CA VER O 329 rastreo para localizar algo de común con la vida personal, lo cual resulta rechazable. El valor práctico de lo que conocemos por 'experiencia', "queda casi anulado por el hecho de la diversidad infinita de las situaciones que, lejos de repetirse o de asemejarse permitiendo ser reconocidas, se esc~nden bajo nuevas máscaras" (321. Volver al pasado, desde esta dimensión de recuerdo crítico, es incompatible con los sueños del sujeto inseguro que en busca de protección y de seguridad pretende instalarse allá, lejos del presente y del futuro. De la misma incompatibilidad participa quien regresa al pasado con ánimos de transportar desde él aquellas fórmulas que le permitan repetir idénticos acontecimientos ya sucedidos, y que gozan de extraordinario agrado. Esta es la visión mágica del tiempo y de las cosas, porque tanto el pasado, como el presente, como el futuro, los está considerando como lugares en el espacio y en el tiempo. Por encima de cualquier intento cosificador de cada una de las coordenadas existenciales, con el riesgo que ello acarrearía de cara al planteamiento sobre la propia existencia de la libertad y del sujeto (persona) como entidad propia y única en el universo, está la dimensión que conforma la vivencia que viene a dar razón de que la historia no sea una pesadilla que se padece sufridamente, sino "una tragedia de donde se espera que brote la libertad". María Zambrano, cuando escribe sobre la legitimidad del conocimiento histórico como la "necesidad honda" para dotar de sentido a la vida humana, me ofrece la dirección y hasta las mismas palabras que yo quiero aplicar a la recuperación del pasado, que es también recuperar la libertad y el concepto amplio de tiempo. El tiempo real de la vida, para nuestra admirada pensadora, "no es el que se hunde en la arena de los relojes, ni el que palidece en la memoria, sino el que contiene ese tesoro: las raíces de nuestra propia vida de hoy" (331 • Nada mejor que esta cita para desentrañar, si aún quedaba oscuro, el concepto de "coordenadas existenciales", y que además viene a justificar su "necesidad honda" en el acontecimiento dinámico de la vida. Adquirir el pasado a precio de tragedia, como modo de sentirlo en propiedad, es una tarea ( ... ) (32) (33) SCHILLEBEECKX, Cristo y los cristianos, n. 83, Madrid 1982, p. 790: "Baste recordar a P. RICOEUR, H. HORKHEIMER, T. ADORNO, J. HABERMAS, H. MARCUSE, L. KOLAKOWSKI, J.B. METZ, W. OELMUELLER, etc., los cuales, generalmente tras afirmar la importancia del futuro, han visto que una memoria (crítica) del pasado es absolutamente necesaria para un proyecto de futuro que tenga sentido". A tenor de los nombres que se vienen citando, la propuesta de un pasado siempre recordado como potencial de un futuro que se debe ir construyendo ya anticipadamente, queda bien avalada. Para evitar malas interpretaciones, diré, que el pasado como potencial sirve tanto para conservar lo que se debe conservar, como para no repetir lo que de nefasto ha sucedido en la historia de la humanidad; para eso se acompaña de la palabra crítica. Junto a los pensadores citados no pueden faltar los nombres de Ortega y Zubiri. M. ZAMBRANO, o.c., p. 229. Ibídem, p. 229. 330 ENSAYO DE HISTORIO DI CEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA tan apasionante como única, de cuyo resultado procede la afirmación de la persona en plenitud. La libertad, la tragedia y la pasión que origina, el rescate de la esperanza frente a todo intento de fatalidad, son los medios de adquirir no sólo el pasado, sino cada una de las coordenadas existenciales pues el recuerdo crítico, la anamnesis, nos hace sentir en propia carne que no somos solitarios, porque siempre se podrá preguntar tanto a uno mismo como a los demás: ¿qué es lo que yo he hecho? ¿qué es lo que nos han hecho? La respuesta que conduce a la impasibilidad como la única acción a seguir no es posible, pues quien se formula este interrogante no puede esconderlo en el abandono o prescindir de cuestionarse constantemente. La terapéutica psicoanalítica ha venido a dejar confirmado que aquello que se reprime trata de salir con mucho más ímpetu del que se emplea en imponerle el silencio. Ocultar el pasado, tanto como el ignorarlo, no lleva a otra experiencia que no sea la deshumanización, o lo que es lo mismo, privar al ser humano de interrogarse y de apasionarse con lo que le es tan propio como la capacidad trágica de la libertad, de la esperanza, para conseguir afirmar su personalidad. Lejos de cualquier individualismo exagerado, los demás, los OTROS, también cuentan, desde el antes, en el ahora y para el después de todo lo cual también yo participo. El progreso, la felicidad, la paz, los grandes proyectos humanos de emancipación tanto para las personas como para el medio ambiente, ¿serán posibles sin anamnesis? Cuando en páginas anteriores nos referíamos a la realidad, quedaba suficientemente apoyada la convicción de que ésta abarca al ser humano total, abierto, ganando el espacio abierto de tal modo que rompe los límites y, de este modo, el ser humano consigue ser él mismo. Ponerle límites y como tal encerrarlo en un espacio controlado acontece cuando cualquier ser humano no puede o no sabe contarse su propia historia y, por tanto, no podrá jamás pedir razones ni tan siquiera a sí mismo, ni a lo que hace, ni a quien lo acompaña. La praxis liberadora acontece como resultado de hacer memoria; aportación que debemos a los teólogos de la liberación. Así cada ser humano llega a la razón de descubrirse como persona, situándose en la interpretación de los acontecimientos en los que se encuentra inserto y que necesitan transformación. Tener voz propia no le es posible al sujeto alienado, a la persona que no sabe narrarse el pasado (34!. Como dato constatable en la historia de los países que han sufrido algún tipo de opresión, resulta significativo, que a la conquista de su libertad, los textos escolares más necesitados de reforma no hayan sido otros que los de la asignatura de historia. (34) "Habiendo mirado a los ojos a la bestia del pasado, habiendo solicitado y recibido el perdón, y habiendo hecho propósito de enmienda, seamos capaces de cerrar la puerta del pasado, no para olvidarlo, sino para evitar que nos aprisione". Así reza la introducción del informe The Report of the Truth and Reconciliation Commision, de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, presidida por el arzobispo Desmond Tutu (1995-1998). JOSÉ MANUEL CASTRO CA YERO 331 1.2.3. EL FUTURO "El futuro ya no es lo que era" (Grafitti) <35l. ¿Tiene algún valor pensar en el futuro? Al menos, esta es la pregunta por la que debo comenzar dados los tiempos y las personas que en ellos existimos. Decididamente sostenemos que sí. Si el análisis que se nos ofrece, a grandes rasgos, viene a descubrirnos que sólo es posible el desencanto (Satisfacción inmediata y nihilidad) frente a todo proyecto, porque más que de futuro cabe hablar de presente continuo; si frente a la provisionalidad de una vida en constante revisión crítica se opta por la instalación definitiva (el aquí me quedo y no me muevo); si se decide unilateralmente la ruptura de la capacidad utópica del ser humano en relación con lo que le rodea; si existe miedo a progresar porque aterra contar el pasado, entonces, pensar el futuro tiene valor para la vida. Desde el interior de su experiencia enriquecida por su capacidad profesional, V. Frankl cuenta su lección particular, bien aprendida en AUSCHWITZ y DACHAU durante los tres años que permaneció como prisionero: "... los más aptos para sobrevivir en los campos de exterminio fueron aquellos que se hallaban orientados hacia el futuro, hacia una tarea o una persona que les aguardaba en el futuro, hacia un sentido que ellos habrían de cumplir en el futuro"<36l. En esta misma línea de recoger el argumento desde el interior de la experiencia de quien escribe, como V. Frankl, también otro autor nos narra su testimonio sobre la vida sufriente de los judíos soviéticos, que para E. Wiesel es de miedo: "Un miedo ontológico, eterno, el de esos enfermos que se encierran en su agobio de perseguidos, y sabiéndose perdidos comienzan a creer que el sol no volverá a salir. Si uno se roza con un miedo semejante, tarde o temprano se acaba detestando el sol" <37l. La razón de tal miedo viene motivada por la soledad a la que han sido condenados, tanto por sus perseguidores como por el resto de judíos del mundo libre. Si son el miedo y la tristeza el único sol que da luz, dudo que lo que pueda verse sea la alegría. (35) (36) (37) El mismo título da D. Innerarity a su artículo aparecido en Cla es, 116 (2001). La abreviación del presente, a causa de la evolución de la civilización, nos deja sin tierra que pisar; trastorna la relación de padres a hijos y la percepción del pasado y el pronóstico del futuro, el cual se torna menos pronosticable, menos transparente. Dada esta complejidad lo más (in)sensato es instalarse en el presentismo sin perspectiva. La única salida que apunta el autor es imaginarse el futuro, porque para saber lo que hay es necesario hacerse una idea de lo que habrá; dependemos más que nunca de la capacidad de anticipación: el futuro ya no es lo que era. V.E. FRANKL, Psicoterapia y humanismo, México, 1984, p. 35. A este texto que citamos, el autor le dedica la nota 16, tanto como para ampliar lo afirmado como para reconocer que si bien la fe no pudo salvar vidas, sí les permitió enfrentarse a la muerte con la cabeza bien alta. Si el sentido y la finalidad eran condición necesaria para la supervivencia, es verdad que no eran una condición suficiente, pero sí son innumerables los ejemplos de heroísmo para testificar la capacidad del ser humano, exclusiva según Frankl, para hallar sentido y cumplirlo incluso en situaciones vitales extremas. E. WIESEL, Los judíos del silencio, Buenos Aires, 1986, p. 33. 332 ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA Negar el futuro supone la caída de todo sentido; como muy bien escribe A. Camus, "suele suceder que los decorados se derrumben" c38l, y en consonancia con el míto de Sísifo, una vez más su esfuerzo no le ha servido para nada, pues la piedra ha vuelto a rodar desde la cima de la montaña; como si sólo existiera el presente o, tal vez, la repetición del pasado. Para los pensadores de claro matiz existencialista la cima de la montaña en la cual no asienta la piedra que tantos Sísifos se han esforzado en subir, es la muerte (quizá sea la peste para Camus). Ella sí que llega siempre para asentarse y destruir la vida. Pensando así, cualquier alusión a la posibilidad del futuro es una aberración sadomasoquista. Porque, ¿para qué anhelar el mañana? Ante este planteamiento tan problemático no vale cualquier respuesta; quizá sea conveniente recordar la experiencia que antes relataba V. Frankl, para constatar otra realidad en torno al futuro y a la que nos hallamos más cercanos. Estrechamente relacionada con este conjunto que venimos en llamar coordenadas existenciales, consideramos que tiene su propio lugar la esperanza. Volviendo a la cuestión abierta anteriormente acerca del pesimismo motivado por el futuro, la experiencia de Frankl nos ofrece datos decisivos y capaces de ser interpretados sin mayores complicaciones cuando relata la muerte de algunos compañeros del campo de concentración, bien por suicidio o por enfermedad, y para la cual hay razones avaladas por sus estudios de medicina: la pérdida de la esperanza c39l. Y en otro lugar añade: "El hombre que se dejaba vencer porque no podía ver ninguna meta futura, se ocupaba en pensamientos retrospectivos ... tendencia a mirar el pasado como una forma de ·contribuir a apaciguar el presente y todos sus horrores haciéndolo menos real" c40l. También cerrar los ojos al presente y vivir en lo vivido son formas de negar todo sentido a la vida, formas distintas de suicidarse eternizando el pasado. La mirada hacia el futuro materializada como esperanza puede conseguir la salvación liberadora en los momentos difíciles. Tal parece ser la estrategia en la praxis de la Teología de la Liberación, atestiguada ya en la historia por la experiencia del Pueblo de Israel que se libera de Egipto. La esperanza puesta en la Tierra Prometida genera tal capacidad de fuerza en aquel pueblo que vivir en Egipto es la opresión, el desierto se vuelve pequeño y la travesía corta. Sin duda que el futuro representa una dimensión exclusiva del ser humano y a la vez apasionante, la trascendencia establecida por el amor, (38) (39) (40) A. CAMUS, El mito de Sísifo, Madrid, 1983, p. 27. También M. MACHOVEC, Jesús para ateos, Salamanca, 1976, pp. 96 ss. Para este pensador depurado por el régimen comunista de su país (Checoslovaquia), la virtualidad del mensaje sobre el Reino de Jesús de Nazareth y por lo que interesó tan pronto y profundamente a sus discípulos, fue no otra cosa que la dimensión que da al futuro, la orientación hacia un futuro que no se espera pasivamente ... "vivid comprometidos: ¡es posible la humanidad perfecta!" (Mt 4, 17). V.E. FRANKL, El hombre en busca de sentido, p. 82. Ibídem, p. 74. JOSÉ MANUEL CASTRO CA YERO 333 que a decir de Ma Zambranb se da siempre porque el amor es mediador entre la libertad y la necesidad, y de este modo abre el futuro, que es la eternidad, la apertura sin límite <41¡; porque el futuro, como también escribe J.B. Metz y en eso coincide con J. Moltmann < 42¡, no es el porvenir ya preconcebido y que no admite interrupciones para no lesionar los intereses de los cuales nosotros mismos nos beneficiamos porque somos los señores. Más bien, porque apunta a una revisión de la praxis contra todo intento ideologizante tanto del amor como del futuro, es por lo que aquel rompe toda pretensión de finitud y realización perfecta; el amor es el agente de , destrucción que obliga a trascenderlo todo; a creer en la novedad radical, pues, cuando la vida comenzaba a ser, acontece la muerte. Pero por el amor ya está superada ya que nos va enseñando a aceptar la existencia como sacrificio, que no es otra cosa que la creación engendrada por el amor, pese a que sabemos que aun llegando a interrumpirse merece todo el empleo de nuestras fuerzas. Desde esta situación el futuro es objeto más que del discurso de la acción. En estas condiciones que nos permiten descubrir que el futuro depende de la acción y del comportamiento humanos, se da sentido a la conexión entre los planteamientos de futuro y el ámbito de la ética c43l. Aunque sea exagerado nos complace considerar el futuro como la bi-locación posible del ser humano, por lo que queda emplazado a ser-de-pasado-presente y futuro; por lo cual encontramos razonable la afirmación de V. Frankl cuando otorga al futuro la responsabilidad de dotar de sentido a la vida aún en momentos horrendos. La negación de la esperanza de cara a la muerte supone la total absurdidad del presente, en suma, del sentido actual de la vida. En el fondo nos oponemos a toda idea de esperanza ilusoria y enajenante, como producto que endulza lo real, por su labor desfiguradora. La aceptación de la transitoriedad de la existencia se inicia, por tanto, desde una doble dirección; la que asume la novedad de los acontecimientos y por tanto la capacidad creadora del trabajo humano; y su complementaria, como es el relevo que toda creación originaria espera y confía frente a cualquier tentación definitiva o totalizante. (42) M. ZAMBRANO, a.c., p, 252. J.B. MEJZ, Más 9/lá de la religión burguesa, Salamanca, 1982, pp. 12-13. J.L. RUIZ DE LA PENA, La otra dimensión (Escatología cristiana), Santander, 1986, pp. 21-28. Conviene recalcar en la idea de futuro como plenitud; que se trata de otro tipo de futuro que es imprevisible, pues de lo contrario, de ser pronosticable no sería futuro sino presente continuado, sin novedad e impuesto a las generaciones venideras ya hipotecadas de creatividad. Sería injustificable no remitir en este tema a la obra del teólogo J. MOLTM¡\NN, Teología de la esperanza, Salamanca, 1968. Ch. SCHUTZ, en Mysterium Salutis, V, Madrid, 1984, p. 601. 334 ENSAYO DE HJSTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA CONCLUSIÓN Desde la introducción he querido dejar claro que la historia no es una disciplina que habilita para rescatar el pasado, sino para reflexionar sobre la realidad. Desde la realidad haremos el viaje hacia el ser personas, hacia la religación, hacia la fundamentación de lo real, hacia Dios. Por tanto, el problema de la historia entra dentro del problema del hombre, al que Zubiri denomina problema de Dios. Con el término historiodicea he querido introducirme en el campo del sentido de la existencia y cómo esta dimensión no es ajena a la labor de quien se dedica a historiar. El acercamiento que hago a la historia desde la teología es para mostrar que la historia tiene sentido, en un primer paso diré, no cabe el sinsentido. Dejo constancia de una clara diferencia, que a mi modo de ver, puede vislumbrarse entre la aceptación de la finitud y la que se da por la transitoriedad. Instalarse en la primera arrastra a unas consecuencias reduccionistas e intolerantes, y ello puede estudiarse en todos aquellos sucesos revolucionarios con clara pretensión del borrón y cuenta nueva; lo acontecido antes de su punto de origen y partida no tiene conexión alguna con el nuevo orden establecido, por lo cual, su trabajo de salvación es tan importante que rompe la historia, la finaliza y la vuelve a nacer. Instalarse en la finitud parece que no es posible en este discurrir de la historia, pues viene haciendo depender al presente del pasado y del futuro; más que en lo finito cabe pensar en la transitoriedad, porque de lo contrario nos instalamos en la intolerancia, en la insolidaridad, en el sectarismo frente a los demás y lo otro, en lo nuestro como oposición de lo vuestro y de lo de ellos, en el allanamiento de toda historia ajena, en la destrucción de otros discursos a los que sustituye el único y nuevo. La transitoriedad entiende el paso de lo uno a lo otro, como la aceptación de lo anterior por lo posterior, no en la condena y en el rechazo. La finitud, en cambio, es ruptura y novedad definitiva con lo precedente y con la diversidad creadora del futuro. La pretensión unificadora o globalizante no está exenta de practicar la tortura. Después de lo escrito, contra toda pretensión de originalidad por nuestra parte, cedemos la palabra a un pensador de la talla de A. Maslow, siempre preocupado por la tarea autorrealizadora del ser humano, quien escribió: "Sólo la persona dotada de una creatividad flexible puede realmente dirigir el futuro, sólo aquella que puede enfrentarse a la novedad confiadamente y sin temor" C44l. Si desde el saber de la psicología es posible expresarse con tal rotundidad, no es de otra manera diferente como un filósofo, (44) AH. MASLOW, El hombre autorealizado, Barcelona, 1973, p. 45. JOSÉ MANUEL CASTRO CA YERO 335 E. Bloch y un teólogo, J. Moltmann, afirman lo mismo: "Esperanza no es confianza; confianza no es seguridad" (45l. Si el acto de pensar es una tarea de satisfacción, escribir públicamente la intimidad de las ideas que se han pensado, a veces, es una osadía, a veces, una tragedia provocada por las inseguridades. Repetir lo dicho no viene mal cuando pretende ser recuerdo (46 ), pero no literalmente; pensar en el presente es una tarea harto difícil de completar y sospechosa de presentarse con mediana originalidad; pensar de cara al futuro no es una tarea tan sólo, sino todo un riesgo. Una divisa para el trabajo de historiadores y teólogos. A todos nos queda prender la mirada en el horizonte, a no despreciar la esperanza. Desde este criterio estoy seguro que hacer historia es diferente. Hasta aquí mi ensayo de una historiodicea que vincula historia y teología desde la preocupación por el sentido de la realidad frente al sinsentido. La historiodicea es crítica, sospecha sobre discursos alienantes o ideológicos, es contextua!, hace referencia permanente al conjunto; y dispone de valores y actitudes en los que fundamentarse. Todavía algunos historiadores rechazarán la relación de su disciplina con la teología, sostendrán que la religión (el cristianismo en el medioevo) supuso un relativo retroceso del cultivo de la historia, porque remite a una Providencia y quiebra el principio de inmanencia causal. Por tal motivo este ensayo, para abrir un hueco en el fortificado muro de los prejuicios metodológicos. He sugerido que el sentido de la historia se fundamenta en la ética y la estética mediante la plasmación de valores y actitudes que se evocan por sí mismos en el siguiente relato (47l: en 1941, mientras asiste a la bárbara destrucción del guetto de Riga por los nazis y poco antes de ser asesinado, el octogenario historiador judío Simón Dubnow hace un último llamamiento, teológicamente una oración: "Escribid y recordad". * * * (45) J. MOLTMANN, Teología de la esperanza, Salamanca, 1968, pp. 461 y ss. ( 46) Muchas posiciones filosóficas y sociológicas han declarado a la tradición y el recuerdo incompatibles con la razón. Se trata, a juicio de J.B. Metz, de un prejuicio ilustrado. El recuerdo, sostiene Metz, remite más que al dolor propio al dolor del otro; una referencia valiosa para ser tomada por todos los movimientos preocupados en las vías de la emancipación. Lo mismo se puede decir sobre la tradición una vez que queda depurada de rancios prejuicios. (47) Citado por E. MORADIELLOS, "Las tribulaciones de Clío. Las tribulaciones de la historia en tiempos de incertidumbre", Cla es, 116 (2001). / 336 ENSAYO DE HISTORIO DI CEA CRÍTICO-CONTEXTUAL. TEOLOGÍA E HISTORIA ESQUEMA Exposición abierta, La percepción, el sugerente, que Plasma la Actitud de análisis, las preguntas y argumenta en forma de pregunta: sospecha, respuestas, implican la esbozo, para permitir ¿Tiene fiCtitud reserva escatológica, que el oyente o lector sentido la profética, un pasado, presente y participe y se anime a historia? ineludibles. futuro de globalidad, proponer su reflexión. t t cosmizados. j + ENSAYO DE HISTORIODICEA CRÍTICO-CONTEXTUAL FUNDAMENTOS ÉTICO-ESTÉTICOS DE LA HISTORIA t Inspiración y Los fundamentos que valida'n este ensayo de historiodicea perspectiva, puntos beben de la ética y de la estética, ámbitos inseparables, de los de partida. que surgen valores y actitudes, incomodidades ante modelos establecidos (crítica) y nuevas miradas que den color a una realidad dibujada por manos guiadas por un pensamiento totalitario y resentido. La ética y la estética descubren valores y actitudes como la gratuidad, el recuerdo crítico, la responsabilidad como tarea, la sensibilidad para con las víctimas ... • Conclusión ---l!•~ Cuando la Historia mira a la Teología descubre nuevos horizontes de los que mutuamente se enriquecen. El diálogo interdisciplinar es un fundamento ético-estético que abre los sentidos, el pensamiento, mediante la sensibilidad para descubrir olvidos, injusticias, alienaciones parasitados en discursos que se ofrecen como científicos. Este ENSAYO requiere: • Planteamiento/recorrido ---l!•~ Índice comentado • Testimonios Personas, experiencias, hechos • Conclusión • Cuando la Historia mira a la Teología descubre nuevos horizontes de los que mutuamente se enriquecen. El diálogo interdisciplinar es un fundamento ético-estético que abre los sentidos, el pensamiento, mediante la sensibilidad para descubrir olvidos, injusticias, alienaciones parasitados en discursos que se ofrecen como científicos. José Manuel Castro Cavero |
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