ALMOGAREN. 29. (01). Pág. 181-183. ®CENTRO TEOLÓGICO DE LAS PALMAS
INTERVENCIÓN DEL DELEGADO DEL GOBIERNO
EN LA INAUGURACIÓN DE LA CÁTEDRA DE
TEOLOGÍA
ANTONIO LÓPEZ 0JEDA
DELEGADO DEL GOBIERNO EN CANARIAS
Agradecer al Sr. Obispo la invitación a participar en esta mesa, al
Centro Teológico de Las Palmas y a la Universidad la feliz idea de crear esta
Cátedra, en un momento difícil para la historia y para el hombre, en el que se
echan de menos espacios de reflexión y de referentes éticos, apreciándose
como un vacío importante para la vida de los ciudadanos del mundo y en
particular de los de Canarias.
Quiero colocarme como primer defensor de este y otros espacios
similares que nos ayuden a todos en la tarea, según la responsabilidad que nos
ha tocado desarrollar.
Desde esta posición acojo este espacio que hoy ve la luz como una
esperanza, como una pequeña hoguera de San Juan que vitalice la reflexión y
el pensamiento desde la perspectiva teológica, convencido de que, como hasta
ahora, ha sido la cristiandad quien ha impulsado y dado sentido a la
humanidad, convirtiendo los valores cristianos en universales.
Esta brevísima intervención, y perdonen ustedes, responde, de una
parte, a la confianza del Sr. Obispo, que como verán no está justificada, y por
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otra, al atrevimiento, que sólo pretende, desde la modestia, hacer patente el
apoyo a esta feliz iniciativa.
Creo que en este marco deberíamos referirnos fundamentalmente a la
denominada Teología moral, tal y como enseña Santo Tomás, como una
disciplina especulativa y práctica a la vez. Desde antiguo una de las primeras
preocupaciones de la Teología Moral ha sido el de la participación en la vida
pública, y si bien hoy podemos estar orgullosos del nivel democrático
alcanzado en estos últimos años, hemos de continuar en los distintos nÍveles de
la administración y especialmente en los más directamente relacionados con el
ciudadano, un esfuerzo reflexivo y preguntarnos permanentemente si estamo.s
cumpliendo con nuestras obligaciones o simplemente estamos sometidos a
dinámicas que poco tienen que ver con el servicio público, o no interesan al
ciudadano de la calle, a quien tiene que estar dirigido nuestro trabajo.
En la actualidad, y con la profundización que significa el avance del
Estado de Derecho como social y democrático, la democracia no es el acto de
votar cada cierto tiempo, o un modo no mejorado de dirimir las diferencias, es
sentirse partícipe de una sociedad que te respeta, te ayuda, y con la cual te
sientes comprometido en beneficio y servicio del otro, a fin de poder vivir con
garantías y en libertad cada día.
Hoy el mensaje cristiano se opone a una lógica social, económica y
política que nos pretende dominar con mensajes mutantes y pegadizos al calor
de la moda, la demagogia, la superficialidad, o lo que ahora se denomina "lo
políticamente correcto". El mensaje cristiano pone en juego los valores más
sagrados que el hombre ha logrado enumerar, en primer lugar en el propio
Evangelio y en nuestros días en la Declaración Universal de Derechos
Humanos, y en concreto en la sociedad española, lógicamente en otro plano,
en la Constitución ¡je 1978.
El abanico de posibilidades o problemas prácticos sobre los que
reflexionar desde el punto de vista teológico es en extremo amplísimo y por
supuesto excedería con creces esta intervención y, naturalmente, mi limitada
capacidad. Pero amén del sugerente titulo y segura profundidad de la
intervención de Don Eduardo Martínez de la Fe, y casi por deformación
profesional, se me antoja que deberíamos ocuparnos del desarrollo de los
derechos y libertades de los ciudadanos, de su efectiva y concreta aplicación de
la globalización y su incidencia en lo cotidiano, del contraste entre el individuo
y un entorno que se le revela como inabarcable, de su consecuencia económica
de la introducción de las nuevas tecnologías, de la convivencia de distintas
culturas en un marco global donde la inmigración es una realidad actual de
presencia en nuestro territorio y no de camino a otros. Sin duda, después de los
luctuosos hechos del 11 de septiembre, se abre un gran debate y no sólo en
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torno a la necesaria sensibilidad de lucha contra el terrorismo, cualquiera que
sea su forma, sino también sobre el respeto a las diferencias sin abdicar de los
principios y valores que no sólo constituyen un acerbo cultural sino la
afirmación de determinados derechos que son inalienables y patrimonio de
todos y cada uno de los hombres, cualquiera que sea su ideología, raza, religión
o país.
Entiendo que el panorama que se nos abre es muy rico y estimulante,
aportando una perspectiva, la teológica, que sin duda contribuye a dar
respuesta a esas exigencias prácticas que, en cada tiempo y momento, se
plantean al ser humano.
Los valores del Reino de Dios, desde la praxis cristiana y desde la
reflexión teológica, mantendrá viva la histórica aportación del cristianismo a la
humanidad y permitirá al hombre en general y a nuestra sociedad canaria, en
particular, a seguir avanzando en la conquista de sus derechos.
Por ello la reflexión teológica, en medio del mundo, debe ser una
instancia critica, profética. A la Teología le toca la difícil tarea de iluminar la
realidad, profundizar en la realidad del hombre y de la sociedad. La Teología
nos debe ayudar en la reflexión coherente y critica sobre el hombre y sus
circunstancias, desde la universalidad y desde la particularidad de cada pueblo
y momento, para no perder la perspectiva de la praxis.
Ser cristiano es ser radicalmente hombres. Podríamos decir que ser
hombre y ser cristiano es exactamente lo mismo, aunque el cristiano trate de
superar su propia humanidad, trascenderla, pero la humanidad ha aprendido a
ser hombre, a ser humana, siendo cristiana. La aportación del cristianismo a la
civilización es de tal magnitud que el hombre de los derechos que hoy
concebimos y al que aspiramos es el hombre creado por Dios, el hombre del
Reino del Dios.
Antonio López Ojeda
(1) H. KÜNG, Ser Cristiano, Cristiandad, Madrid 1977.