ALMOGAREN. 27. (20). Pág.141-143. ®CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS
A PROPOSITO DEL ESTUDIO SOCIOPASTORAL
DE LA DIOCESIS DE CANARIAS
(Entrevista con Mons. José A. Infantes Florido,
Ex-obispo de Canarias y Obispo Emérito de Córdoba).
CARMEN ALEMAN
PROFESORA DEL CET Y MIEMBRO DE LA
COMISION COORDINADORA DEL ESP
Nada más llegar a su nuevo destino comienza a ponerse en marcha los
grandes cambios en el seno de la Iglesia -consecuencia del Vaticano 11-. ¿Qué
ambiente halló? ¿la realidad social era muy distinta a la peninsular? ¿encontró
receptividad entre clero y seglares para trabajar conjuntamente en un proyecto
de tanta trascendencia?
- Hallé el ambiente propio de una Iglesia que experimenta la
sacudida de una inminente transformación. Empezó a moverse todo. La
onda de los estudios teológicos, las experiencias pastorales de diverso
signo y la evolución de la religiosidad aparecieron de modo convulsivo e
imparable hasta hoy.
La realidad social que encontré en las Islas tenía su singularidad, sus
problemas propios, su historia de siglos marcados por la falta de futuro
prometedor, acosada en tiempos pasados por las carencias y las
diferencias sociales injustas, la emigración sin otro motivo muchas veces
que sobrevivir, otras veces de hacer fortuna o de huir. Los canarios
llevaron a América sus valores, su personalidad, su espíritu religioso, su
afán de promoción y desarrollo, su cultura. La prueba está ahí en los
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lugares que poblaron, y en los frutos de todo tipo que ha recogido
América con ellos a través de varios siglos.
Sí, encontré amplia y generosa receptividad, y colaboración con lo
que me llené de esperanza. Los canarios me enseñaron a tener paciencia,
a practicar la serenidad ante las dificultades, a desarrollar más la
interioridad y a valorar la paz, la conformidad y la confianza, la
prudencia, y a entender la filosofía del "deja ver". Con este fundamento,
la tarea común en aquel proyecto de tanta trascendencia aumentó el
ánimo, las ilusiones y la perspectiva de futuro, contando con los
sinsabores que se preveían.
¿Era consciente de la puerta que se abría? ¿En algún momento pensó
que fuera a provocar el rechazo enconado de autoridades y hasta de parte del
mismísimo clero? ¿Esperaba semejante campaña de prensa en contra? ¿Cuál
fue su reacción ante la suspensión de la Asamblea?
- Entendí a donde podíamos llegar y aprendí a asumir los riesgos,
pues, sin verse del todo, sí se adivinaba la trascendencia y el precio que
podía costar, dada la situación política de aquel momento.
Si, uno de esos riesgos era el rechazo por la índole misma del
Régimen, por la educación de parte del Clero, instalado en la formación
que recibió, totalmente de acuerdo con la enseñanza de la Iglesia y de
las escuelas teológicas entonces vigentes.
Siempre que se da un giro tan clamoroso la reacción tiene que venir.
La Asamblea fue ilusionante, atractiva, sin olvidar los fallos y las
adherencias inevitables de otras ideologías que aprovechaban cualquier
movimiento de cambio para poner en marcha su programa y medir sus
fuerzas con el Régimen.
Mi reacción fue, creo yo, como la de todos: continuar, asumir los
defectos que nos achacaban y esperar en Dios. Fue un momento de fe
como la de Abraham.
Las conclusiones del Estudio levantaron ampollas, ¿En qué medida
afectó para cambiar las cosas?
- Las cosas en la Iglesia y en la sociedad no cambian de repente,
llevan consigo su proceso. Si algo merece la pena produce su
transformación a la larga, tal vez sin los resultados tal como se
esperaban; pero sí tuvo su influencia positiva, tanto cuando se celebraba
la Asamblea como después, en los días que vivíamos, hasta hoy.
CARMEN ALEMAN 143
Y, por preguntar, las desigualdades detectadas hace treinta años ¿se han
subsanado?
- Las desigualdades sociales las tendremos siempre, aunque pase
por nuestras vidas una revolución. Lo que sucede es que tienen otro
nombre, otro color y otro dinamismo. Las soluciones no están escritas,
hay que conseguirlas mirando al pasado, a la lección del presente como
espejo de la realidad y al futuro que llama a voces y pone en el alma la
mejor esperanza.
Carmen Alemán