ALMOGAREN. 26. (20). Pág. 185-190. ®CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS
EL ESTUDIO SOCIOPASTORAL (a. 72-75) Y LA
ASAMBLEA DIOCESANA (a. 1975): SU
CONTRIBUCION A LA PARTICIPACION POLITICA
Y/0 AL NACIONALISMO CANARIO
JOSE DOMINGUEZ PEREZ
PROFESOR DEL CET
Considero que la Iglesia ejerció un papel fundamental en la
construcción de la España democrática de las Autonomías. El tejido de núcleos
de personas en la organización eclesial analizando, tomando conciencia de la
realidad, reflexionando, motivando estrategias educativas, creativas y
operativas en todos los estratos de la Sociedad, en todos los sectores de la vida
colectiva, en todas los ambientes rurales y urbanos, etc., etc., permitían una
circulación de pensamiento, de participación ciudadana y de compromiso
sociopolítico. Este "plasma" nuevo de lo colectivo protagonizado por la Iglesia
también lo propiciaban otras instancias del pensamiento y de la acción
estructural (movimiento obrero, minorías revolucionarias, cultura de los viejos
y a veces clandestinos partidos políticos especialmente llamados de
"izquierdas", etc.). No afirmamos, pues, que la Iglesia tuviera la exclusiva de
esta tarea de promoción, pero sí que era la Institución que estaba en
condiciones de hacerlo ella misma y facilitar que otras organizaciones a su
sombra también avanzaran en un proyecto democrático.
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Esta consideración que abarca el amplio escenario de nacionalidades,
países, regiones, del complejo puzzle de ESPAÑA es aplicable totalmente a
nuestro entorno interinsular. Personalmente me satisface ser testigo de medio
siglo de los esfuerzos de una Iglesia empeñada en arrimar el hombro por la
construcción de condiciones de cultura, bienestar, equidad, etc., a favor de la
persona integral, de la integración colectiva de incluidos y excluidos sin
discriminación social, sexual, creyente o increyente en un proyecto común de
existencias en libertad y responsabilidad. ·
Es muy amplia la documentación que avala esta-tesis, que defiendo, pero
es claro exponente de la misma en nuestra Región todo el material del estudio
sociopastoral desarrollado en nuestra Diócesis los años 72-75. Toda la
organización del trabajo de base, toda la resonancia oficial de ·reacciones y
acciones de los poderes fácticos ( élite burguesa, poderes políticos constituidos,
medios de comunicación, producción literaria y artística, etc., etc.) dan cuenta
de este trabajo de reconstrucción nacional, de recuperación de nuestra
identidad, de movilización de nuestros recursos, sobre todo humanos.
Para esta breve comunicación, que sólo pretende pro-vocar, es decir,
'vocar' (llamar), 'pro': a favor de la investigación, el análisis, el contagio de
actitudes creativas, educativas, de compromiso por las personas y por nuestro
pueblo en el concierto de todos los pueblos de España, de Europa y del mundo,
sólo me fijaré en el Documento final de las conclusiones de la Asamblea
Diocesana de Septiembre de 1975 (Suplemento del Boletín Oficial del
Obispado de Canarias).
En esta Asamblea, en sus conclusiones, se recoge, a mi modo de ver, el
mejor fruto del espíritu que movió el estudio sociopastoral de 1972-75, que ha
sido uno de los principales elementos de configuración educativa de nuestra
contemporánea sociedad en Canarias y germen de nuestro trabajo pastoral por
objetivos, en proceso de corresponsabilidad, comunión y acción servidora,
protagonizada después por nuestro Obispo Ramón Echarren y sus equipos de
gobierno.
Aquellas conclusiones recogen las claves fundamentales de un serio
trabajo a favor de la creación de personas y de comunidad. Esta es la gran
contribución de la Iglesia en Canarias a la configuración y madurez de nuestra
identidad de pueblo y protagonismo sociocultural, político y religioso.
Las claves fundamentales podemos resumirlas en las siguientes:
1) favorecer la toma de conciencia de nuestra realidad;
2) cultivar una dinámica colectiva: confrontación, trabajo en equipo,
pedagogía y mística del "ver-juzgar-actuar" de la metodología
"jocista";
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3) promover el hábito de pensar en voz alta, analizar, sopesar,
motivar ... ;
4) impulsar pistas de respuestas:
+ hacer personas
+ crear grupos
+ estrategias prudentes de compromiso: enseñar a "nadar y guardar
la ropa"
+ implicar multiplicando los agentes sociales
• intervenir en las organizaciones ciudadanas y sindicales
+ educar en la tolerancia: valorar todas las opciones y hacer que se
valoren las propias
+ facilitar opciones plurales, complementarias o discrepantes
+ promover la jerarquía de valores y dosificar los compromisos
viables (evitar que se rompa la cuerda).
+ Impulsar o apoyar canales culturales (arte, música, literatura,
"medios" ... )
+ practicar el axioma de que en la necesidad los bienes son
comunes. Por ello la Iglesia compartía "sus privilegios", que eran
derechos ciudadanos (asociarse, reunirse, manifestarse, etc).
Todas estas claves, pienso, son las que latían en la letra y sobre todo en
el espíritu de algunas conclusiones de la Asamblea Diocesana de 1975 que paso
a citar y comentar en los diez puntos siguientes:
1) Desde la fe en Jesucristo y la vivencia comunitaria cristiana se impulsa
un trabajo de
(C. 4) - "promoción humana y comunitaria desde la atención a los
acontecimientos que están marcando la vida de las Islas
Canarias".
(C. 11)- "formación de militantes con programas y métodos que les
lleven a tomar conciencia de la realidad y el compromiso
concreto".
(C. 12)- "coordinación en la revisión de presencia, acción y
autocrítica".
2) "Reconoce la Asamblea su parte de responsabilidad en el
subdesarrollo histórico de nuestro pueblo manifestados en estos síntomas:
analfabetismo, caciquismo, ausencia de canarios en puestos de dirección, falta
de conciencia crítica, complejo de inferioridad, etc." (C. 16).
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3) Denuncia "la división de la sociedad en clases como una de las causas
fundamentales de la marginación cultural, política, económica, social y
religiosa que ha sufrido la mayoría de nuestro pueblo y que se refleja de una
manera evidente en los momentos de crisis" (C. 18).
4) Resaltar, en este contexto de toma de conciencia de nuestra
problemática, la injusta inferioridad en que se sitúa a la mujer canaria,
inferioridad aceptada con frecuencia por ella misma. ¿A qué causas históricas
y socioculturales obedece? Este análisis ayudará a poner medios eficaces para
que la mujer tenta la dignidad que le corresponde (C. 19) en la sociedad y en
la misma Iglesia (C. 21-22).
5) En el ambiente sociopolítico de estos años (72-75) considero una
aportación de gran valentía y trascendencia el compromiso, q_ue se expresa en
la constitución 23, de trabajar "por el reconocimiento efectivo de todos los
derechos de reunión, asociación, expresión, información y manifestación
pública y pacífica, así como el derecho de participación auténtica en la vida
pública".
Nuestros salones parroquiales y a veces las mismas sacristías e iglesias de
nuestros barrios y pueblos fueron el territorio más seguro y la red capilar más
amplia que servía de cobijo a este despertar de nuestra identidad de pueblo y
de recuperar el compromiso colectivo frente a sus problemas. Este ejercicio
educativo paciente a lo largo y ancho de nuestras islas fue una plataforma
discreta y eficiente de recuperación nacional.
6) Este derecho y este deber queda recogido en la conclusión 25: "Para
ejercer el derecho y el deber de los pueblos a tomar decisiones en la vida
pública, proponemos que los cristianos, respondiendo a las exigencias de su fe
y de las comunidades a las que pertenecen, participen en actividades
recreativas, culturales, municipales, sindicales, laborales, que se realicen en
ellas. Superando todo individualismo, intenten un trabajo coordinado con otras
zonas y con personas de otras creencias ideológicas, que sean compatibles con
la fe cristiana, en favor del bien común".
Al papel de las Parroquias en este servicio ciudadano habría que añadir
el de los centros educativos de la Iglesia, a los que la Asamblea Diocesana hace
una expresa llamada en orden a que se conozca la realidad en que viven los
educandos y se comprometan en la creación de una sociedad más de acuerdo a
los valores del Evangelio, teniendo en cuenta (C. 26) que la formación integral
de la persona incluye "los valores de la cultura popular y obrera, la historia de
Canarias y una auténtica formación política y social". Concluye haciendo una
llamada a que estos centros educativos de la Iglesia se sitúen en Barrios
Obreros (C. 26).
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7) En la C. 27 se recoge una valoración de las emisoras de la Iglesia,
Radio ECCA y Radio Popular, como instrumentos de comunicación social en
beneficio del bien común y cauce de la liberación integral humana.
8) En los números 29 y 30 se hace una llamada al Secretariado de
Pastoral Social, a la Delegación Diocesana de Cáritas y al Centro Superior de
Estudios Teológicos como instituciones de nuestra Iglesia que puede
promover, desarrollar y coordinar la actividad en el campo social analizando
nuestra Historia, nuestra trayectoria como Iglesia, etc., con la ayuda
interdisciplinar de sociólogos, economistas, pedagogos, etc. (n. 30).
9) Queda claro el modelo de Iglesia que se quiere suscitar y las claves
para lograrlo: "La Diócesis, el Arciprestazgo y la Parroquia han de ser una
comunidad donde todos opinemos, tomemos decisiones y las realicemos en
comunión eclesial y jerárquica. Por tanto, además de los Consejos pastorales,
debemos promover otros cauces y medios concretos, como las Asambleas
Parroquiales, Arciprestales y Diocesanas, que faciliten una mayor
participación de todos los que somos y nos sentimos Iglesia". Este estilo de
comunión, participación y corresponsabilidad va educando una manera de ser
persona, que necesariamente generará una sociedad dinámica, crítica,
participativa frente a hábitos crónicos de inercia, miedo, subordinación
impuesta por un régimen autocrático, que bloqueaba el protagonismo
autónomo de un pueblo adulto y libre. Era imprescindible reeducar para el
cambio, y la Iglesia, siendo Iglesia, suplió virtualmente esta carencia.
10) Recuperar una actitud de participación y corresponsabilidad incluirá
también una actitud y comportamiento solidario. La puesta en común de
bienes será un ejercicio muy práctico que detectará en concreto en qué medida
se va logrando y hasta dónde se va asumiendo los compromisos de contribución
al bien común: una especie de educación fiscal, la vertiente financiera de un
pueblo que sufraga su presupuesto general, una Hacienda voluntaria,
transparente, honesta, gestora del interés público del Pueblo. El empeño por
una Iglesia servidora, que vive la KOINONIA, será también gestora virtual de
ciudadanos solidarios, como su mejor contribución a la maduración de un
Pueblo adulto, protagonista de su historia. El recorrido para alcanzar esta meta
lo desarrolla la A.D. en la C. n. 39: "Toda comunidad cristiana exige la
comunicación de bienes. Por lo tanto, pedimos que se urja:
1) un estudio económico serio, hecho por un organismo
competente, en orden a la creación de la Caja Diocesana de
compensación, para que las parroquias ricas compartan con las
más pobres, eliminando escandalosas diferencias;
2) que todos los bienes que tiene la Iglesia, como son: solares,
edificios, tierras, tesoros, archivos, etc., se pongan
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racionalmente al servicio de la promoción personal y
comunitaria;
3) una información clara y periódica por parte de cada parroquia,
organismos y diócesis de la administración que se realiza;
4) una educación de la comunidad diocesana para que se
responsabilice de las necesidades económicas, de manera que
se llegue a la supresión de aranceles".
Los destinatarios de este planteamiento pastoral de nuestra Iglesia,
resumiendo en estos diez puntos, eran directamente los cristianos, pero
afectaba a su dimensión ciudadana y el resultado necesariamente configuraba
con mayor o menos intensidad a la misma Sociedad, concretamente a nuestra
Comunidad Autónoma, reconocida en nuestra vigente Constitución como
Nacionalidad (Constitución Española, arts. 2 y 143). El planteamiento ahí está.
La verificación del mismo, su eficacia real y concreta no es tan fácil medirla,
pero tampoco es fácil negarla. Queda, pues, señalado un campo interesante de
investigación para distintas Facultades de nuestra Universidad, incluso de
nuestro CET.
José Domínguez Pérez