ALMOGAREN. 2ó. (20). Püg. 75-X7. ®CENTRO TEOLOGJCO DE LAS PALMAS
LA CONSTRUCCION DE LA IMAGEN DE
CANARIAS A TRAVES DEL CINE
ENRIQUE RAMIREZ GUEDES
UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
La palabra "imagen" nos remite a la impresión retiniana y mental que
cualquier objeto produce en quien lo ve. Sin embargo, el término "imagen"
también hace referencia a cuestiones que trascienden la pura percepción visual
para adentrarnos en el mundo de lo conceptual, de las ideas, es decir, va más
allá de la apariencia del objeto para centrarse en su esencia. En este sentido, la
imagen de un pueblo es la proyección exterior de sí mismo, cómo lo ven los
demás, y, por lo tanto, lo que ese pueblo es para el mundo. Esto quiere decir
que somos para el mundo, según la imagen que nosotros mismos proyectamos.
Pero si esta imagen es superficial o falsa también lo será la imagen/idea que de
nosotros tenga el mundo. Luego, esta proyección, para ser real, no puede/debe
circunscribirse a la pura apariencia externa, sino que está obligada a ser el
reflejo de nuestra esencia, aquello que nos caracteriza y define, es decir, de
nuestra identidad como pueblo.
La imagen de Canarias es algo que ha venido conformándose a partir de
los primeros escritos que hablaban del mito de la región de la eterna primavera,
las islas encantadas del Atlántico: las "Makaron nesoi" griegas o los
"Fortunatre Insulre" latinas. Desde los mitos de la Atlántida, los Campos
Elíseos o el Jardín de las Hespérides, en las descripciones que han llegado
76 LA CONSTRUCCION DE LA IMAGEN DE CANARIAS A TRAVES DEL CINE
hasta nosotros de ciertas islas paradisíacas, más allá de la tierra conocida, se
entremezclan la leyenda, literatura y la mitología, para aplacar nuestra
necesidad de creer en un lugar de perpetua felicidad, donde colocar. el «paraíso
perdido».
Así, históricamente, se ha identificado nuestras islas con las que se
soñaba en los textos clásicos, griegos y latinos, que glosaban la existencia, más
allá de las Columnas de Hércules, de un lugar desconocido donde se puede
gozar de felicidad y bienaventuranza, y de una vida sin dolores, preocupaciones
ni penas. Basándose en la belleza paisajística de las islas, la bondad de su clima
y la fertilidad de su tierra, se forjó la leyenda de las Islas Afortunadas.
Leyenda que, posteriormente, se ha visto reforzada· por las crónicas que
sobre las islas se han sucedido desde su conquista: desde Viana hasta los
románticos Berthelot y Humbloldt, pasando por el ilustrado Viera y Clavija, y
que ha sentado las bases para la creación de una imagen de Canarias que
perdura hasta la actualidad, impulsada por la burguesía y los estamentos
sociales que han ostentado el poder y el control de la cultura en las islas.
En la segunda mitad del XIX, se produce una eclosión de la "cultura del
viaje", gracias al abaratamiento de los transportes terrestres y marítimos, que
permite el desplazamiento hasta Canarias de numerosos viajeros y naturalistas
atraídos por el "exotismo" de las islas. En las crónicas de sus viajes se entrevé
el romanticismo inherente a esta clase de "aventureros", cuando, al describir el
paisaje canario, lo que debiera ser una exposición objetiva se convierte en una
auténtico canto a la naturaleza. Como dice Antonio Cabrera Perera en su libro
Las islas Canarias en el mundo clásico, "la variedad de sus costas, la diversidad
de sus crestas, la verdura de sus valles la soberanía de sus volcanes o la poesía
de su ambiente podrían constituir el locus amoenus de cualquier poema
bucólico virgiliano sin temor a la adulteración o al anacronismo" (JI.
Es también en el siglo XIX cuando partiendo de la literatura clásica, de
las crónicas y de los libros de viajes, se comienza a crear una iconografía de las
islas que tiene como base la naturaleza y que consolida la visión idílica de
Canarias. Proliferan los grabados y las ilustraciones de los libros de viajes -en
muchos casos realizados por personas que nunca las habían visto: algunas
fueron confeccionadas partiendo de las descripciones orales o escritas dadas
por los propios viajeros- a los que se añade la fotografía en todas sus variantes
-tarjetas postales, albumes-souvenirs y guías ilustradas- que incrementan la
imagen tópica del Archipiélago.
(1) A. CABRERA PERERA, Las Islas Canarias en el Mundo. Viceconsejería de Cultura y
Deportes. Gobierno de Canarias. Madrid 1988. Alemania-Barcelona 1988, pp. 99-100.
ENRIQUE RAMIREZ GUEDES 77
Es esa imagen la que se tratará de imponer desde finales del siglo XIX a
través de la literatura, la fotografía y la pintura que desarrolla el movimiento
regionalista, seducido por el descubrimiento del paisaje y el costumbrismo, y
que "se ocupa casi exclusivamente de plasmar de manera realista los aspectos
más externos y "típicos" de la región, ya sea de la naturaleza o de los tipos
humanos que la pueblan. Insistiendo en la representación mixtificada de los
rasgos de identidad regional, sólo capta sus aspectos más decorativos
-vestuarios folklóricos, estampas idílicas- obviando la condición real de los
modelos y excluyendo cualquier tensión social de sus obras" 121•
La burguesía y la clase dominante que ven en el cada vez mayor número
de exploradores, científicos, enfermos y viajeros que acudían a las islas, o
pasaban por ellas con otra dirección, el germen de una industria turística que
había que explotar a toda costa, se apropia de esta imagen paradisíaca que se
estaba construyendo de las Islas para comenzar a explotarla como base de sus
campañas propagandísticas de las "excelencias del país".
Esta visión de Canarias como producto de exportación turística, lleva
con el paso de los años a los estamentos sociales y políticos de las islas a
reinventar las tradiciones y poner la cultura canaria al servicio de esta causa
valiéndose para ello de la labor de artistas locales de prestigio y con una cierta
posición en la cultura insular.
Así vemos cómo, de la mano de estos artistas, se crean nuevas
"tradiciones" folklóricas, sociales y artísticas en las que fundar la imagen de
Canarias, es decir, su identidad: las romerías y "bailes de magos" tan
"tradicionales" en Tenerife surgieron en 1900 tras proponer Diego Crosa, a
una sociedad santacrucera, una fiesta bajo el título de "Cabalgata
semiguanchesca" (3).
En Gran Canaria es fundamental la figura de Néstor de la Torre, quien,
en su texto programático "Habla Nistor" (1939), expone "su proyecto de
revalorización de las tradiciones estéticas insulares, especialmente de Gran
Canaria, centrado en el ámbito de la artesanía, música, danzas populares y
arquitectura. Néstor propone la adecuación del "país", de manera que los
turistas encuentren en él notas del atractivo exótico que esperaban hallar en las
islas. Se vuelca especialmente en la creación de un traje típico, para usarlo en
las manifestaciones folklóricas, y en el diseño arquitectónico de diversos
establecimientos de uso público. El Pueblo Canario y el Parador de la Cruz de
(2) L. SANTANA, Néstor y la política turística en Gran Canaria, en Canarias 80. Las Palmas
de Gran Canaria, octubre 1973.
(3) J.M". MESA MARTIN, El tipismo del siglo XX. Un invento con nombre propio, en "El
Pajar. Cuaderno de Etnografía Canaria" II, época, n. 6. La Orotava, diciembre 1999.
78 LA CONSTRUCCION DE LA IMAGEN DE CANARIAS A TRAVES DEL CINE
Tejeda constituyen las consecuencias inmediatas de sus ideas" <
4
); la
arquitectura neocanaria de fines de los años 30 hasta los 50. Esta arquitectura
neocanaria es, en realidad, una práctica de algunos arquitectos, sin ningún tipo
de formulación teórica o estética como base, que recoge elementos de la
arquitectura tradicional, de naturaleza híbrida, para dar lugar a productos
claramente influenciados por esa especie de romanticismo folklorista
nestoriano en la que lo vernáculo se transforma en bucólico.
Esta imagen paradisíaca, que se trata de imponer como marca de fábrica
de las islas y que debe vivir como reclamo turístico, verdadera obsesión de las
instituciones canarias desde los años 20, es la imagen que ha predominado en
la cinematografía hecha en Canarias, especialmente en los productos locales y
nacionales. Tras la llegada del cine en Canarias, pronto se entendieron sus
enormes posibilidades para mostrar la realidad con mayor carga de
verosimilitud que los demás medios de representación y su capacidad de crear
expectativas en los espectadores. La prensa destacó ese potencial carácter
publicitario del cine desde la segunda década del siglo, y se inicia en la sociedad
canaria una verdadera cruzada en favor de las posibilidades propagandísticas
del nuevo arte para difundir "las bellezas del país" por todo el mundo.
El cine se convierte así en el mejor medio de promoción turística para
una sociedad que comienza a obsesionarse por explotar las Islas con este fin.
Se suceden de este modo numerosos artículos advirtiendo de la necesidad de
producir películas en Canarias, pero no como forma de crear una industria
cinematográfica que se beneficiara de las excelentes condiciones, de luz y de
paisajes, que ofrecía el Archipiélago, sino como vehículo de propaganda para
atraer al turismo.
Así, ya desde aquellas lejanas fechas, en Canarias sólo merecen la
aprobación y el elogio los films que exaltan "las bellezas del país" y todo
aquello que sea susceptible de vender una Canarias exótica y singular que
contribuya a fomentar la industria turística.
Sólo existe un discurso oficial sobre la creación cinematográfica: el cine
únicamente interesa como instrumento de propaganda para que Canarias se
conozca en el exterior. Los intelectuales de vanguardia (años 20-30) padecen la
misma obsesión por el desarrollo turístico de Canarias que el resto de los
estamentos sociales de la época y ven en el cine un medio de publicitar las Islas
más que una industria autónoma y con futuro, por eso a muy pocos les interesa
una película, por muy hecha en Canarias que sea, que no trate de exportar el
decorado natural que las Islas representan. En este sentido es significativo el
poco o nulo interés que, en su gran mayoría, demostraron estos intelectuales
(4) L. SANTANA, op. cit.
ENRIQUE RAMIREZ GUEDES 79
por El ladrón de los guantes blancos (José González Rivera 1926) y La hija del
Mestre (Carlos Luis Monzón 1928), primeras obras del cine canario, ni por las
expectativas creadas en torno a la posibilidad de levantar una verdadera
industria cinematográfica en las Islas.
Son numerosos los artículos publicados por revistas y periódicos
abogando por la adopción de medidas efectivas para el desarrollo turístico de
Canarias. Revistas como Hespérides defienden la producción de películas
desde el planteamiento de una Canarias exportable: "nuestro suelo ofrece
características plenas de, primor, pintorescas. Hay paisajes de exportación,
lugares de bellísima personalidad que encontrarán en el cinematógrafo una
cabida holgada" !'1, y en canarias el cine, como medio publicitario, debe
"desarrollar cualquier asunto, por simple que éste sea, en los lugares más bellos
de cada país interesado en esta clase de propaganda, que es la más eficaz y
acabada de cuantas se conocen"("1•
Pese a ello, tampoco se estimula a los cineastas que trabajan en
Canarias, ni se apoya su producción, que podía servir cumplidamente a esa
promoción publicitaria. Tales son los casos de la Gran Canaria Films (La hija
del Mestre), la Rivera Films, que además de El ladrón de los guantes blancos,
realiza, entre 1922 1925, 8 noticiarios (Revista de Asuntos Tinerfeños) y 11
documentales (aunque solamente estrenó cuatro de ellos), o del fotógrafo
alemán, afincado en Tenerife, Otto Auer, que rueda en 1927 un film de dos mil
metros sobre Tenerife con fines de promoción turística destinados al mercado
alemán.
En julio de 1933, La Provincia hace una encuesta sobre el interés
cinematográfico de las Islas y la conveniencia para Canarias de hacer una
película sobre ellas. Casi todos los encuestados -personalidades de la política y
la cultura de Las Palmas- coinciden en que el interés cinematográfico de las
Islas reside en sus bellezas naturales, y lo común a todos -salvo Felo Monzón
y Hurtado de Mendoza- es la idea de mostrar lo exportable del paisaje: el cine
es solamente un reclamo turístico.
Hay posturas anecdóticas, como la de un tal D. Rodríguez que reclama
una película sobre los valores de los aborígenes y su heroísmo frente a los
conquistadores. Pero también hay voces disidentes como la de Felo Monzón
para quien pocas cosas en Canarias tienen interés, pues el valor regional no
existe porque se ha fabricado un regionalismo falso y decadente. Monzón
propone un enfoque subjetivo y expresionista sobre "la tragedia de nuestro
aislamiento o la descomposición de la economía". Por su parte, Hurtado de
(5) Cinematografía en Canarias, en "Hesperides", n. 95, noviembre 1927.
(6) DUNCAN: ¿Será posible que ningún escritor de Tenerife sepa hacer un argumento
cinematográfico?, en "El Progreso". Santa Cruz de Tenerife, 5 de octubre de 1927.
80 LA CONSTRUCCION DE LA IMAGEN DE CANARIAS A TRAVES DEL CINE
Mendoza dice que un film de propaganda sería importante para los capitalistas
y sus negocios, no para la clase proletaria, y defiende un cine militante y
artístico que muestre el dolor y el esfuerzo, ya sea de los campesinos y
pescadores o el de los tuberculosos del Hospital de San Martín.
Los documentales que se ruedan sobre las islas ofrecen una mirada
complaciente que se aleja de todo lo que pueda reflejar una sociedad
deprimida e inculta, centrando su esfuerzo en crear una imagen interesada y
parcial de unas islas en las que se desarrolla una vida industriosa y feliz,
rodeada de bellos paisajes -siempre el norte y centro de las islas- y rica en
tradiciones, que quedan limitadas, a las más tópicas manifestaciones
folklóricas.
Las Islas siguen siendo las Afortunadas que glosaron los antiguos y los
primeros cronistas. Como ejemplo, en 1934 el Ministro de Agricultura financia
La riqueza agrícola de las Islas Canarias (Dirección General de Agricultura
1934), documental turístico encubierto bajo la máscara de película sobre la
agricultura tinerfeña.
Mayor interés presenta Tenerife, jardín del Atlántico, que la productora
Cultura Films de Barcelona rueda el mismo año con una minuciosa segunda
parte dedicada al proceso de trabajo del plátano que promovió el Sindicato
Agrícola del Norte de Tenerife. Típico documental de propaganda de nuestros
paisajes y nuestras industrias, donde el tono enfático y admirativo de la voz en
off subraya la mirada complaciente y parcial que sólo muestra la realidad de lo
bello y productivo, negando la existencia de una Canarias miserable y con
graves problemas económicos, sociales y culturales, y redunda en una única y
sesgada imagen idílica.
Por otra parte, se observa en el documental el esquema del itinerario
habitual turístico, que parte, en el caso de Tenerife, de Santa Cruz a la que
llama Ciudad de Tenerife, recorriendo el norte de la isla y mostrando sus
hoteles como reclamo turístico de una zona que garantiza así la existencia de
infraestructuras de calidad. Prosigue con el preceptivo viaje al Teide, que
funciona como símbolo máximo de la isla y en donde se puede observar la
construcción de la carretera de las Cañadas con un rótulo que dice que la obra
se hace para que pasen los turistas. El tipismo es otro elemento recurrente: no
faltan las actuaciones de las agrupaciones folklóricas, ni temas como las
alfombras del Corpus de La Orotava.
Durante los 40, se da una especie de regionalismo tardío impulsado por
la propia ideología social-nacional del franquismo en el que se mezcla la
tradición amable y romántica, impregnada de elementos cultos, con lo arcádico
y bucólico, ennobleciendo una estética campesina que sustituye a la tradición y
se convierte en ella. La figura del mago, que es realmente la imagen de la
ENRIQUE RAMIREZ GUEDES 81
sum1s10n del pueblo ante los poderes que lo rigen, se ha querido mostrar
siempre como símbolo de lealtad y abnegación.
En este sentido se desarrollan los numerosos documentales que se
producen en esta década, quizás los que difunden una idea más falsa de la vida
del Archipiélago, puesto que en los primeros 20 años de la posguerra, Canarias
está "sometida a duras condiciones de trabajo, con salarios por debajo del coste
de la vida; sin derecho a negociación, mal alimentada, impuesto el
racionamiento por la escasez; afectada frecuentemente por el paro, las
infecciones y las epidemias" 17>.
A pesar de ello, tanto los films de Rafael Gil (Islas de Gran Canaria,
Islas de Tenerife, Tierra canaria y Fiesta canaria), como los Hermic Films
(Tenerife, Jardín de las Hespérides, Tres maravillas tinerfeñas y Esfuerzo y
alegría de las Canarias) constituyen verdaderos catálogos de lugares comunes:
los parajes más pintorescos, las vistas más recurridas de cada isla, además de
ofrecernos una visión de un pueblo feliz que vive sin las estrecheces de la
situación socioeconómica real de las Islas. Como ejemplo nos sirve una frase
tan hipócrita e inmoral como ésta, tomada de Tierra canaria, de Rafael Gil
(1941):
"Las Islas Canarias son un paraíso de Dios, pero Adán y Eva
no han sido expulsados porque el hombre y la mujer de esta tierra
bendita riegan con su sudor alegre y fuerte, trabajan por la
grandeza de Dios y la gloria de España".
En 1946, Canarias aún sufría las consecuencias de su aislamiento,
acentuados los efectos de la Guerra Civil por la recién terminada 11 Guerra
Mundial. La 11 Guerra Mundial, 1939-1945, aisló de tal manera a los puertos
canarios que hubo de tomarse medidas para el logro de su autoabastecimiento
para lo que fue necesario crear "un organismo de excepción que realizara un
inventario de las existencias, y racionara todos aquellos productos de primera
necesidad ( ... ) En todos los pueblos había necesidades varias; en unos era la
falta de viviendas para las familias humildes; en otros abastecimiento de aguas;
grupos escolares, instalaciones sanitarias" <H>. Esta angustiosa situación se
refleja perfectamente en el balance de la situación económica de las Islas en los
años cuarenta que realiza el Mando Económico al finalizar su actividad en
1946, y que se resumen en diez puntos.
l. Pérdida de los beneficios del régimen de Puertos Francos, puesto
que dejan de llegar artículos del exterior.
(7) J. ALCARAZ, L. ANA YA, S. MILLARES y M. SUAREZ, La tardía modernización de
la sociedad, en Historia de Canarias. Ed. Prensa Ibérica. Canarias 1991, p. 559.
(8) Ma.l. NAVARRO SEGURA, La arquitectura del Mando Económico en Canarias (1941-
1946). ACT. Santa Cruz de Tenerife 1983.
82 LA C.ONSTRUCCION DE LA IMAGEN DE CANARIAS A TRAVES DEL CINE
2. Falta de trabajo en los puertos con creación de un agudo problema
de paro obrero en la numerosa población que, habitualmente, vivía
de las actividades portuarias.
3. Falta de los medios de transporte y de los mercados habituales para
los frutos recolectores.
4. Una grave crisis económica que produjo grave quebranto a los
agricultores y que, por ser éstos la principal base de la riqueza
canaria, hubo de repercutir, muy directamente, en la vida y bienestar
del Archipiélago.
5. Dificultades para la obtención de abonos y elementos indispensables
para la agricultura.
6. Problema interno al disminuir los medios de transporte por falta de
vehículos, repuestos y accesorios.
7. Creciente paralización en los trabajos agrícolas con el consiguiente
paro en los obreros del campo.
8. Ausencia de materias primas con restricciones e incluso
paralizaciones industriales.
9. Escasez de combustibles con subsiguit:ntes repercusiones en las
actividades de la flota pesquera, que hubo de amarrar gran número
de embarcaciones y limitar el número de mareas de las otras, con el
consiguiente paro marinero.
10. Escasez o ausencia de hojalata, estaño, aceite ... , indispensables para
las conservas del pescado, con restricciones y suspensiones o cierres
de factorías.
Sin embargo, los documentales de Martín Moreno, cercanos a esa
especie de revival regionalista, parecen querer actuar como sedantes para los
males que aquejaban al pueblo al mismo tiempo que propagaban una imagen
de lo soñado, lo que pudo ser y no fue, más que la realidad insular. Sus films
Gran Canaria, Teide gigante y Canción del Nublo, están impregnados de ese
sentimiento nacionalista que exalta los valores de la patria y del trabajo, al
mismo tiempo que tratan de difundir la visión de una Canarias fuertemente
enraizada en las tradiciones, bucólica y romántica, donde sus "modernas"
ciudades están en pleno progreso y donde el agotador trabajo del campo es
motivo de regocijo para los "afortunados" campesinos. En Teide gigante,
Martín Moreno trata de escenificar el tópico mito de las Afortunadas usando a
la mujer como representación simbólica y folklórica de las Islas; mientras que
en el "protovideoclip" de Canción del Nublo hace un canto a la "regalada" vida
campesina.
ENRIQUE RAM!REZ GUEDES 83
También es esa la imagen que impregna las producciones argumentales
españolas que han tenido a Canarias como protagonista, especialmente desde
los años 40 hasta los 60.
Como hemos visto, la canaria es una sociedad que promociona una
cultura regional basada en tópicos y tradiciones inventadas para afianzar una
identidad lo suficientemente atractiva como para servir de reclamo turístico.
Desde esta posición el cine argumental debía limitarse a los llamados
temas de "asunto regional" o "del país", en los que el paisaje, el folklore y el
costumbrismo son sus principales ingredientes. Una "película de asunto
regional" que contaba historias típicas llenas de actos y fiestas de sabor local,
también servía como vehículo de propaganda turística para Canarias.
Films españoles como Flora y Mariana o Alma canaria, ambas de los 40,
han condimentado con notable dosis de tópicos insulares sus argumentos
-puras excusas para hacer películas en el "marco incomparable" de las islas-,
desvirtuando la verdadera personalidad del pueblo canario. Sin embargo,
fueron duramente criticados por el mal uso que hacen del medio canario -se
supone que desperdician la ocasión de sacar las "bellezas del país"-, aunque no
dejan de abundar en luchas canarias, riñas de gallos, bailes folklóricos, rincones
pintorescos, los trabajos de empaquetado de plátanos, etc.
En otros films nacionales se nos da una imagen equivocada del
Archipiélago, no ya por el interesado afán de hacer propaganda turística, sino
por puro y simple desconocimiento de su historia. Es, por ejemplo, el caso del
films Mara, de los años 50, sembrado de inexactitudes e invenciones:
- Mara: Mire (señalando el valle de Ucanca, en las Cañadas del Teide),
esa llanura fue un lago rodeado de casas, la lava cayó sobre el poblado
y todo quedó como está ahora, petrificado. La gente subió aquí para
refugiarse. A este lugar le llaman el Refugio del Duende, porque ...
- Fernando: Hay un duende que vive en el volcán y que cuando se
enfada hace temblar la tierra.
Se abusa en exceso de los tópicos, mitos y leyendas atribuidas a Canarias
sin tener conocimiento real de ellos. No podemos olvidar que el cine es un
perfecto medio de comunicación de ideas, baste recordar el uso
propagandístico que hicieron los regímenes totalitarios -la Alemania nazi, la
Italia fascita o la URSS stalinista- para imponer sus presupuestos ideológicos
y ganar adeptos. Esto hace que al hablar de Canarias se dibuje una imagen
edulcorada y fantástica del archipiélago que raras veces se corresponde con la
realidad, y que acaba por imponerse entre aquellos que no conocen
directamente nuestras islas.
84 LA CONSTRUCCION DE LA IMAGEN DE CANARIAS A TRAVES DEL CINE
No sucede lo mismo con las producciones extrajeras, que han elegido
Canarias siempre como un decorado que simula otros lugares más lejanos
-como el caso de las producciones alemanas de los 30: Los amotinados de Santa
Cruz o La Habanera en la que Tenerife es una isla imaginaria o Puerto Rico,
respectivamente- o, sencillamente, parajes imaginarios como en los casos de
los films fantásticos de la Hammer -Hace un millón de años, Cuando los
dinosaurios dominaban la Tierra, ... -, en cuyo caso no se trataba de exaltar la
belleza de la geografía, ni las tradiciones vernáculas.
Este uso de Canarias como decorado, desvinculado de las Islas, hace que
aquellos que no conozcan los escenarios de rodaje no pueden identificar al
Archipiélago con las imágenes que ofrecen las películas, por lo que su valor
propagandístico, por otra parte ajeno a los intereses de las productoras, se
reduce considerablemente.
Además, en los films de aventuras, como Por la senda más dura o los
mencionados de la Hammer, los paisajes elegidos se alejan de los que se
entendía que podían contribuir al florecimiento turístico de Canarias. El
primero de ellos es un western que se desarrollaba en el sur de Gran Canaria,
y los otros películas de mundos perdidos repletos de animales peligrosos y con
paisajes desérticos e inhóspitos, normalmente Lanzarote, Fuerteventura y las
Cañadas del Teide. Lugares, pues, que a pesar de su indudable belleza, hasta el
boom turístico de "sol y playa" de los 60, son considerados como
"antiparadisíacos" y contrarios a la imagen que había que dar de las Islas como
auténtico "vergel de belleza sin par".
Por otro lado, fueron los extranjeros los que rodaron con mayor
frecuencia en las islas: desde reportajes de carácter científico o promociona!
para exhibir en sus países -son los casos del fotógrafo alemán afincado en
Tenerife Otto Auer o de la productora Doring-Film-Worker para la naviera
alemana Norddetscher Lloyd, ambos en los años 20- a documentales
etnográficos pasando por los simples "travelogues" y "vistas de paisajes" 1").
Estos documentales extranjeros realizados en las islas, como veremos,
han mostrado otra sensibilidad, una mirada más objetiva e ingenua que busca
adentrarse en la realidad social canaria más que recrearse en los aspectos
puramente anecdóticos o geográficos.
Así tenemos cómo, en 1909, operadores de la casa francesa Gaumont,
recalan en las islas para rodar cuatro documentales, dos en Gran Canaria
-Viaje a las islas Canarias y Poblamiento troglodita en Canarias- y dos en
Tenerife -Viaje a través de Tenerife y Ultima erupción volcánica en Tenerife-, en
(9) Los "travelogues", breves impresiones asociadas a un viaje, y las "vistas de paisajes",
suceción de panorámicas sobre regiones y ciudades, pueden considerarse las primeras
formas del cine documental.
ENRIQUE RAMIREZ GUEDES 85
los que muestran una mirada curiosa e imparcial, centrada en aspectos reales y
significativos de nuestra realidad sin dejarse seducir por la fama y la leyenda
que siempre ha envuelto su imagen.
Entre 1934 y 1936, la Fox estrena en Canarias varias de sus llamadas
Alfombras mágicas, como La isla venturosa -sobre Tenerife-, o Un día en Gran
Canaria, que decepcionan en la Canarias de la época por ser más "artísticas"
que "de propaganda", lo cual resume el entendimiento exclusivo que los
estamentos sociales canarios tenían -y tienen- de la producción
cinematográfica como vehículo para la explotación turística de las islas.
Aunque, sin embargo, se exalta como cualidad de dichos documentales la
manera de tratar el paisaje, que "constituye el mayor motivo de delectación
para los extraños y de orgullo para nosotros", y los tipos y costumbres locales,
"motivos de sosegada y honda emoción campesina que consagraron el
sobrenombre de Islas Afortunadas" 110>.
Distinta es la visión del film Tenerife (Yves Allegret y Eli Lotar 1932).
Ya antes de comenzar el rodaje, el periodista Prometeo Stentor muestra su
recelo en una entrevista con los realizadores: "lo que no podemos permitir es
que se lleve a la pantalla ... unas Canarias traducidas del francés al absurdo" 111 >.
Recelo basado en los precedentes de algunos libros de viajeros que han hecho
descripciones de las islas que se consideran injustas y desproporcionadas,
porque tratan de reflejar la otra cara de Canarias.
También éste ofrece una mirada imparcial sin contaminación
pictorialista y sin rendirse a la tentación del tipismo, pero con una enorme
carga de crítica social. Su interés se centra en mostrar la vida de Tenerife tal
como es, con sus dos caras, la de los paseos burgueses y de los desfiles militares,
y la de las clases populares con sus carencias y miserias. Los comentarios con
voz en off, escritos por el poeta J acques Prévert, documentados e irónicos,
definen a las islas como "Afortunadas porque siempre hace buen tiempo",
pero cuestionan este apelativo confrontándolo con la realidad de sus
habitantes.
El final del documental muestra "una verdad sórdida y reveladora,
mantenida siempre oculta para las cámaras, acompañadas de un comentario
demoledor: «El variado clima de las Islas Canarias, permite vivir a todas las
plantas, crecer a todas las flores, pero el plátano no alimenta a sus hombres. Y
es en estos barracones sórdidos donde viven los trabajadores de las Islas
Afortunadas»" 1 '
2>.
(10) F.G. MARTIN RODRIGUEZ, El cine y la izquierda en Tenerife durante la República.
Progresía, producción y cultura, en Internacional Constructivista frente a Internacional
Surrealista. A propósito de gaceta de arte. Ma.l. NAVARRO SEGURA (Ed.) Cabildo
Insular de Tenerife 1999, pp. 69-92.
(11) PROMETEO STENTOR, La pista de pla{a. El cine en Canarias, en "El Día", 14 de abril
de 1932.
(12) F. MARTIN RODRIGUEZ, op. cit.
86 LA CONSTRUCCION DE LA IMAGEN DE CANARIAS A TRAVES DEL CINE
A la vista de todo esto, parece claro que la imagen más real de Canarias,
paradójicamente, es la que nos han ofrecido los que, sin ningún ánimo de
rentabilizar su trabajo más allá de lo puramente cinematográfico, han venido
de fuera de las islas sin otros intereses que enturbiaran sus miradas,
mostrándonos no sólo lo superficial de nuestras islas -sus bellos paisajes, la
fertilidad de su tierra o la benignidad de su clima-, sino también, y sobre todo,
lo que más caracteriza a cualquier sociedad, su realidad social.
Está claro que los pueblos necesitan construir un vínculo con su pasado,
con su historia, pero ésta debe ser leída de forma rigurosa. Como ha dicho
Antonio Cabrera Perera, "muchas veces se piensa, como pensaron los griegos
y latinos, que aquí todo surge espontáneamente, sin esfuerzo ni trabajo, y casi
siempre se ha olvidado el redoblado sacrificio que le ha costado al hombre
canario ganar el pan con el sudor de su frente ( ... )" 113
), y es que "las islas,
aunque gozan de un clima muy benigno y de ciertas condiciones envidiables,
han sido víctimas, a lo largo del tiempo, de su propia ventura; la propia
consideración de Islas Afortunadas les han traído más perjuicios que ventajas
en muchas ocasiones" 114
).
En muchos casos el cine hecho en el Archipiélago contribuye a extender
esa falsa idea de una Canarias idílica, paradisíaca, que es consecuencia directa
de la visión dada por los cronistas y viajeros, contaminados ya por la arcadia
feliz celebrada por la tradición grecolatina. A esta imagen arcádica contribuye
decididamente la naturaleza, pero no toda la naturaleza, sólo el paisaje verde
del norte insular, como ya denunciaba Pedro García Cabrera que ocurría en la
literatura regionalista: "La isla de Tenerife tiene una gran variedad de paisaje.
Una completa escala desde lo árido a lo exuberante. Pero es que a la literatura
sólo se ha llevado el paisaje del Norte. El valle de La orotava -monotonía de
la verde- y demás rincones pintorescos. El resto de la isla no existe en el plano
literario" 115
).
Como muy bien ha dicho Angel Mollá en su artículo "Trampas de la
memoria", "desde Viera, con sus «buenos salvajes» guanches hasta los «faunos
de las Hespérides» de Néstor, el paisaje ha funcionado como marca de fábrica
de la identidad canaria", y "( ... ) los canarios nos sentimos especialmente
orgullosos de nuestra naturaleza, quizás de lo que más orgullosos nos sentimos;
pero la naturaleza es justo lo que nada hemos hecho por merecer ( ... )" 116
).
Somos algo totalmente ajeno a la naturaleza. Ya ni siquiera es el escenario de
nuestra vida.
(13) A. CABRERA PERERA, op. cit., p. 31.
(14) A. CABRERA PERERA, op. cit., p. 82.
(15) P. GARCIA CABRERA, El hombre en función del paisaje, en Obras completas. Vol. IV,
ACT. Santa Cruz de Tenerife, p. 206.
(16) A. MOLLA, Trampas de la memoria, en "Cuadernos del Ateneo de La Laguna", n. 6
(1999). La Laguna.
ENRIQUE RAMIREZ GUEDES 87
De nuevo las palabras de Pedro García Cabrera nos revelan esta
realidad: "( ... ) Nada de Teide, Caldera, Nublo, Roque Cano, Montañas del
Fuego ... eso está bien para una guía turística( ... ) Nada de mantillacanaria y
sombrerete de paja tinerfeño. Esas son notas de color local. Pero nunca temas
fundamentales de arte. Esto no es sentimiento regional" (17).
La imagen final de lo isleño, supuestamente enunciados su paisaje y su
esencia, resulta, a causa del tiempo, parcial y adocenada. El poder
instrumentaliza la cultura campesina y oficializa esta idea de lo regional,
convirtiendo nuestra identidad en un puro simulacro.
Según Jean Baudrillard, en su libro Cultura y simulacro 11 "1, el simulacro
es una copia que carece de original porque lo ha suplantado anulándolo y
convirtiéndose a sí mismo en referente. Exactamente lo que durante todo el
siglo XX se ha tratado de hacer, en aras del desarrollo turístico de las Islas, con
la imagen de Canarias. En definitiva, lo que se ha hecho con nuestra propia
identidad. __
Enrique Ramírez Guedes
(17) P. GARCIA CABREA, op. cit.
(18) J. BAUDRILLARD, Cultura y simulacro. Kairós. Barcelona 1991.