ALMOGAKEN 20 (97) Pag5 131.138 O CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS
LA FE, UN RETO PARA LA ALDEA GLOBAL Y
LAS NACIONALIDADES
La fe se acoge, se engendra, nace y pueda generar personas, culturas
y colectivos que se aproximan a una utopía de máximo consenso.
JOSED OMINGUEZP EREZ
PROFESOR DEL CENTRO TEOLOGICO
1. LARGO PROCESO DE INCULTURACION.
Quiero compartir con ustedes dos cuestiones en la relación fe-mundo:
la primera, cómo las prisas por inculturar puede ser un factor que dis-funciona
la misma inculturación; y la segunda, cómo cierto complejo de infe-rioridad
en la confrontación de la fe con las ideologías y con los buscadores de
sentido puede desvirtuar la necesaria aportación creyente a la construcción de
la persona y a la vertebración de la comunidad humana (nacionalidades, cultu-ras,
organizaciones internacionales, etc.).
Me explico: mucho me ha interrogado las prisas de nuestro tiempo por
la inculturación de la fe. Fueron siglos los que han hecho falta para que la
experiencia de Dios, del Mundo, de la Historia (la Revelación del Misterio
Trascendente en acontecimientos concretos, en personas concretas) se expre-sara
en la cultura hebrea, griega o latina, anglosajona, hispánica o arábica,
caucásica o amazónica.. . Las grandes verdades de fe, las profundas experien-cias
vitales celebradas en la liturgia, la reflexión sistemática en moldes de la
filosofía de Filón, Platón o Aristóteles fue generada desde el interior en lenta
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asimilación del lenguaje en el que se transmitió para ir luego reelaborándolo
en el nuevo molde en el que se encarnaba. Todo esfuerzo precipitado no
podrá pretender iniciar el proceso por la piel. A la larga, ¿no podría ser una
frustración e incluso un atentado a la misma cultura?
Por otra parte, los grandes medios de comunicación social, el trasiego
de las relaciones internacionales en el ámbito político, económico, intelectual,
profesional, laboral, etc. están generando una cultura ecléptica; van sirviendo
de vehículo universal, de actitudes, sentimientos, sentidos, objetivos ...; son
cada día más los que van rompiendo las fronteras localistas en todas las
dimensiones de la vida humana.
En este contexto resulta positivo constatar que el género humano cada
vez está más predispuesto a reconocer la dignidad de cada persona y de cada
pueblo. Esto nos facilita anunciar los valores de la Buena Nueva de Cristo-
Jesús, como Mesías universal. Y desde este referente, la común vocación
humana, su vertebración interior coincidente con muchos anhelos innatos que
pueden determinar su organización colectiva, su programa y sus proyectos.
Este sería el Camino como propuesta entusiasmante, original, insustituible de
cuanto configura el quehacer de la Iglesia.
Los valores propuestos y vividos por Jesús de Nazaret serán entonces
un esperma que puede fecundar en cualquier seno cultural, porque empatizan
con los anhelos y ansias de cualquier ser humano, cualquier colectivo verte-brado
en las circunstancias concretas de su lugar, tiempo, historia, recursos.. .
introyectados en sus pensamientos, sentimientos, lenguaje, aspiraciones, uto-pías..
. van configurando sus proyectos y realizaciones; van expresándose en su
literatura, arte, música, en su ordenamiento económico, político, social; van
motivando, respaldando, acompañando todos los compromisos de transforma-ción,
de avance, de respuesta a su problemática relaciona1 en todos sus nive-les.
Todo esto desde la profunda convicción de que vivimos y ofrecemos
valores constructivos, realizadores, promocionales, propulsores del desarrollo
integral, generadores de bienestar, de progreso, de cultivo de cuantas capaci-dades
encierra la persona, el colectivo humano y sus estructuras, propiciando
que nadie sea recortado, excluido, anulado, retrasado.. . en su felicidad y en la
de todos, asumiendo la nivelación, el equilibrio, la igualdad de oportunidades.
Ahora bien, pretender promover todo esto desde fuera, desde la epidermis
sería ficticio, disfuncionante, caduco. Toda implantación que no arranque de
la raíz equivaldría a colgar frutos de ficción, empeño artificial de poca dura-ción,
trasplante condenado al rechazo, flor de un día, maquillaje de incuitura-ción,
entretenimiento de gabinete. Lo humano de hecho es otra cosa, requiere
una acogida, una empatía, un proceso, una asimilación, un encuentro hondo y
fecundo.
JOSE DOMINGUEZ PEREZ 133
2. FUNDAMENTO ULTIMO DEL ORDEN SOCIAL A TODOS LOS
NIVELES.
Parto del hecho, para nosotros irrenunciable, de que el ser humano está
llamado a la comunión con Dios, se constituye e identifica en su relación teo-logal.
De tal modo que romper esta comunión conlleva romperse como perso-na;
y sin ser persona ni se construye la propia nacionalidad, la propia cultura,
ni es posible una comunidad internacional progresista y solidaria. Problema
distinto es expresar este hecho, hecho mayor, en formas implícitas o virtuales,
en términos de trascendencia, en términos de solidaridad o de tomar en serio
a cada ser humano, a la misma humanidad global, etc. De forma que la expe-riencia
creyente cristiana se verifique objetivamente en sintonía con otras
reflexiones antropológicas de carácter trascendente o responsablemente
humanizante, sin exclusiones, y progresistas.
En este sentido se pronuncia Juan Pablo 11 en su encíclica conmemora-tiva
de la Rerum Novarum de León X I I I , Centessimus Annus, número 13
párrafo 3: "La negación de Dios priva de su fundamento a la persona y, consi-guientemente,
la induce a organizar el orden social prescindiendo de la digni-dad
y responsabilidad de la persona" y en el número 44 párrafo 2: "La raíz del
totalitarismo moderno hay que verla, por tanto, en la negación de la dignidad
trascendente de la persona humana, imagen visible de Dios invisible, y precisa-mente
por esto, sujeto natural de derechos que nadie puede violar: ni el indivi-duo,
el grupo, la clase social, ni la nación o el estado. No puede hacerlo tampo-co
la mayoría de un cuerpo social, poniéndose en contra de la minoría,
marginándola, oprimiéndola, explotándola, incluso intentando destruirla". Más
adelante en el número 55 añade: "La Iglesia conoce el sentido del hombre gra-cias
a la revelación divina 'para conocer al hombre, el hombre verdadero, el
hombre integral, hay que conocer a Dios' dice Pablo VI, citando a continuación
a Santa Catalina de Siena que en una oración expresaba la misma idea 'en la
naturaleza divina, deidad eterna, conoceré la naturaleza mía' ".
3. LA FE EN LA CONSTRUCCION DE LA PERSONA,
LA SOCIEDAD Y CUALQUIER CULTURA
Por esto afirmo que la fe es una fuerza dinamizadora en la educación-construcción
de la persona y, al mismo tiempo, de cuanto afecte a la misma y
de todas sus dimensiones, entre ellas y como esencial, su vertiente comunitaria
en toda su globalidad.
Rovira Belloso en su Introducción a la Teología, página 328, dice: "La
fe no se identifica con ningún proyecto cultural, por perfecto que sea (cultura
134 ' LA FE. UN RETO PARA LA ALDEA GLOBAL Y LAS NACIONALIDADES-grecorromana,
c u l t~~reaur opea), la fe es presencia de la divinidad en lo huma-no..
. la fe desciende como un don.. .".
"La fe tan sólo se identifica con la misión de la Iglesia, que consiste en
evangelizar a los pueblos y, en definitiva, sólo se identifica con la persona de
Jesucristo. Por esto la fe tiende a ser raíz y alma de las culturas, pero no esa
misma cultura.. . ".
"Pero la fe no sólo se introduce en la cultura, sino que al sembrarse en
ella la discierne, asume los valores, critica lo ambiguo, lo purifica y lo eleva, y
rechaza lo absolutamente contrario a la humanidad.. . "
Nos ofrece luego diversas formas de este discernimiento: "El discerni-miento
puede tomar diversas figuras:
- la forma de iluminación transcendente de valores;
- la forma de critica positiva de los valores que no dan la talla de
la plenitud como es el caso de ciertas formas populares de reli-giosidad:
imaginar a Dios como juez severo e incluso vengati-vo,
que castiga sin palo;
- la forma de crítica radical de las actitudes inhumanas.. . "
Posteriormente sintetiza su pensamiento afirmando: "En general, pues,
mi tesis es sencilla aunque no ingenua: se hace necesaria una modernidad tras-pasada
por la transcendencia, por los valores,. por los derechos humanos, por
la religión, es decir, por la oración y la esperanza (pero no por el poder
clerical)".
"La teología puede y debe señalar, en el marco del discernimiento de la
modernidad aquellos elementos que, en la perspectiva de Dios que es amor, se
echan de menos en el proyecto moderno. Puede y debe señalar que la acción
humana tiende a degradarse para convertirse en pragmatismo del dinero, del
poder, del placer inmediato. Un exceso de pragmatismo de la satisfacción inme-diata
cuando no hay esperanza de que el paso del tiempo, la aplicación humana
y la gracia de Dios permitan el surgimiento de valores más consistentes, más
humanos, más divinos".
Insiste a continuación en el papel de la Iglesia como instancia crítica
atribuyendo a la misma teología esta tarea: "La teología de hoy debe alertar
también acerca del peligro de manipular o utilizar lo sagrado en provecho pro-pio,
de suerte que el horizonte hunzano, gratuito y atrayente, sea utilizado por el
hombre como seguridad, como coartada para ejercer con más impunidad el
poder o la opresión de los demás. En el fondo, la acción humana aparece ame-nazada
ya sea por ,falta de horizonte trascendente, ya sea por ambición de
JOSE DOMINGUEZ PEREZ
dominar en propio provecho ese horizonte intocable y divino: literalmente
sagrado".
Por último señala cómo el olvido de Dios provoca el desprecio de la
vida humana: "Las dos puntas de la in-humanidad se concentran entonces en el
olvido de Dios que es amor, olvido que conduce a la indiferencia profunda,
propia de nuestra época y el desprecio de la vida humana, con la consiguiente
crueldad, propia también de todo nuestro siglo XX. Esta doble punta de in-humanidad
produce frutos amargos: el pasado, es decir, la tradición que funda
la identidad, ya no sostiene al hombre y al pueblo (no hay fundamento ni arrai-go)
y el futuro no aparece como promesa de Dios, es decir, como horizonte que
atrae. (Se trata de las metáforas de F. Nietzsche en su parábola de la 'Muerte de
Dios': no hay fundamento ni horizonte, ni puntos de referencia). Entonces, el
momento presente experimenta una gran inflación. Cuando el tiempo y la histo-ria
de cada uno no se puede vivir como anticipación de lo divino (escatología),
este tiempo resulta banal y vacío. El deseo de vivir, entonces, no aparece traspa-sado
por el deseo natural de ver a Dios que tensa y da esperanza a la vida de los
creyentes, sino por el deseo ansioso de poseer o tener, y de vivir emociones fuer-tes".
4. PRIORIDAD EN LA IGLESIA.
"Es cierto que el Evangelio es creador de culturas -así lo afirma Juan
Pablo 11, discurso a la UNESCO, 2 de Junio de 1980-. Pero la evangelización
de la cultura se consigue principalmente a través de la conversión personal,
como lo entiende el mismo Herver Carrier en 'Evangile et Cultures', (Ciudad
del Vaticano 1987). Según este planteamiento la prioridad de la tarea eclesial en
su visión esencial es anunciar, vehicular, propiciar, transmitir, cultivar la FE".
Pablo nos cuestiona en la carta a los Romanos, en el capítulo 10 versícu-lo
14, cuando dice: "Pero, jcómo invocarán a aquel en quien no han creído?,
jcómo creerán en aquel al que no han oído?, jcómo oirán sin que se les predi-que?
Y jcómo predicarán si no son enviados?'. Como dice la Escritura: 'iCuán
hermosos los pies de los que anuncian el Bien!' ".
Reconozco, no obstante, que en el campo civil organizar la vida social
es tarea de todos, no sólo de los creyentes, y por ello, en este campo, la priori-dad
ciertamente será el orden temporal, la economía, la política, las relaciones
internacionales. Pero el papel de la Iglesia, en este campo, es derivado de su
prioridad evangelizadora: así en Gaudium et Spes número 42 se afirma: "La
misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico
o social. El fin que se le asigna es de orden religioso. Pero precisamente, de esta
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misma misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden servir
para establecer y consolidar la comunidad humana s egún.1~le y divina. Más
aún, donde sea necesario, según las circunstancias de tic?mpo y lugar, la misión
de la Iglesia puede crear, mejor dicho, debe crear, obras al servicio de todos,
particularmente de los necesitados, como son, por ejemplo, las obras de miseri-cordia
u otras semejantes".
5. UNA NUEVA PROPEDEUTICA PARA UNA NUEVA
EVANGELIZACION.
A la luz de esta reflexión y con el objetivo de presentar de manera creí-ble
nuestra propuesta creyente para la construcción de nuestra sociedad es
importante reconocer sin ambages: "Los muchos rasgos positivos que se dan
cita en la humanidad contemporánea, pese al rechazo del que son objeto ...
desde tal o cual ideología: la dignidad e inviolabilidad de cualquier ser humano,
la defensa de los derechos de las minorías étnicas, sociales y culturales, la con-dena
de la guerra y de otras formas de violencia institucionalizadas, el respeto
creciente a la naturaleza, la preocupación por alcanzar un consenso universal
en torno a los valores éticos mínimos, etc.", como dice Ruiz de la Peña en su
último libro publicado, Crisis y apología de la fe, página 271.
Rahner llamaría a este dinamismo presente y operante, incluso allí
donde no se da la confesión explícita, "existencia1 sobrenatural". El mismo
Vaticano 11 reconocía que "en todos los hombres de buena voluntad actúa la
gracia de forma invisible", por lo que "debemos creer que el Espíritu Santo
ofrece a todos la posibilidad de que ... se asocie al misterio pascual" (GS
22,4.5). "Quiere decirse con ello -agrega Ruiz de la Peña en la página 272-
que el anuncio explicito del Evangelio cuenta de antemano con apoyaturas pre-vias
de valor incalculable, constituidas por estos elementos positivos, que, cuan
auténticos 'semina Verbi', el Espíritu va plantando en el corazón y las mentes
de los destinatarios de la Buena Noticia. No sembramos en un erial, aunque a
veces nos lo parezca; ni siquiera en un territorio asépticamente neutral. El
mundo está, sépalo o no, impregnado de gracia; ningún ser humano es desgra-ciado.
Bien al contrario, todo está envuelto en el designio benevolente y agra-ciante
de Aquel que ha querido a la Historia como Historia de Salvación7'.
Ruiz de la Peña plantea que el anuncio actual del Evangelio ha de ser
preparado por una estrategia articulada en torno a tres vectores:
- redefinición de la racionalidad;
- recuperación del sentido;
- redescubrimiento de la significatividad de Dios.
JOSE DOMINGUEZ PEREZ
6. SIGNIFICATIVIDAD DE DIOS.
En este último vector quiero fijar la atención como apoyo al plantea-miento
que estamos haciendo de que es la fe la que reta a la humanidad si ésta
aspira a reconstruirse y superar la hecatombe de su desconiposición definitiva.
"¿No habrá llegado la hora de darle a Dios una nueva oportunidad? No, claro
está, porque El la necesite, sino porque la necesitamos nosotros. Y no a un dios
cualquiera, sino al único Dios verdadero, el revelado en Jesucristo como pasión
por lo humano; el Dios de las legiones innumerables de los humillados y opri-midos;
el que prefiere a los publicanos y a las prostitutas, antes que a los orgu-llosos,
bienpensantes y observantes de la ley; el que hace primeros a los últimos,
grandes a los pequeños, justos a los pecadores; el que declara bienaventurados a
los que lloran y tienen hambre. .. y todo ello por la pura y absoluta gratuidad
del amor".
7. CONCLUSION.
Termino afirmando con Ruiz de la Peña, en la página 309, "allí donde
talas ideas logren asentarse en las conciencias no sólo se cuenta ya con una tie-rra
receptiva a la siembra, sino que además se rehace las cabales dimensiones de
la condición humana, es decir, se procede a conservar la estructura de toda la
persona humana' (GS 61), poniéndola a salvo de insufribles mutilaciones",
"Es precisamente en esta tarea donde queda más palmariamente en evi-dencia
que 'la Iglesia, cumpliendo su misión propia, contribuye por lo mismo, a
la cultura humana' (GS 58.4); la evangelización, en efecto, es siempre humani-zación,
tutela y enriquecimiento de la más genuina esencia de lo humano".
Es este el desafío que nuestra fe ha de ofrecer al mundo con humildad,
pero sin complejos de inferioridad y con auténtica convicción.
- ¿Se asume que la fe es un reto? Matizaciones o discrepancias.
- Necesidad de la confesión y anuncio explícito.
- Las prisas por inculturar, idisfunciona la misma inculturación?
- ¿Qué se piensa de cierto complejo de inferioridad en la confronta-ción
con las ideologías?
"LA FE, UN RETO PARA LA ALDEA GLOBAL Y LAS NACIONALIDADES"
- Contenido de la aportación creyente al mundo: ¿Retos concretos de
la fe al mundo?
- ¿Aportación confesante o implícita para un diálogo constructivo?
- ¿El Absoluto como referente u otras formas de "absolutos"?
José Domínguez Pérez