© PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. ISSN 1695-7121
Vol. 16 N.o 1. Págs. 9-19. 2018
www .pasosonline.org
El auge de la turismofobia ¿hipótesis de
investigación o ruido ideológico?
Raquel Huete* Alejandro Mantecón**
Universidad de Alicante (España)
* Profesor Titular de la Universidad de Alicante. Doctora en Sociología y diplomada en Turismo. Profesora Titular
Universidad de Alicante; E-mail: r.huete@ua.es
** Profesor Titular de Universidad en el Departamento de Sociología I de la Universidad de Alicante; E-mail: alejandro.
mantecon@ua.es
Resumen: El auge de la turismofobia se convirtió en el año 2017 en un tema estrella en la discusión pública,
especialmente durante el periodo estival. En este trabajo se investiga este fenómeno a partir de la identi‑ficación
y exploración de los discursos fundamentales producidos en los medios de comunicación. Con este
propósito se analiza una muestra de 40 noticias publicadas en diferentes periódicos. El objetivo que orienta
el estudio busca aclarar cuál es el verdadero potencial del concepto como herramienta heurística para ori‑entar
la investigación del turismo. Tomando como punto de partida esta idea, el presente trabajo pretende
contribuir a la elaboración de un marco analítico desde el que pensar, definir y orientar el estudio de la
turismofobia.
Palabras clave: turismo, ideología, conflicto, política, discursos.
The rise of tourismophobia. Research hypothesis or ideological noise?
Abstract: In 2017 “tourismophobia” rise was a trending topic in public debate, especially in summer. This
question is here investigated from the identification and exploration of the mainstream mass media dis‑courses.
For this purpose, a sample of 40 news items published in different newspapers is analysed. The pur‑pose
of the study is to clarify the true potential of the concept as a heuristic tool to guide tourism research.
This paper aims to contribute to the development of an analytical framework as a starting point to think,
define and guide the study of “tourismophobia”.
Keywords: tourism, ideology, conflict, politics, discourses.
Raquel Huete, Alejandro Mantecón
1. Introducción
Cuando las discusiones sobre algunos temas se sazonan con las dosis de emoción suficientes éstos
pueden llegar a captar la atención de un amplio espectro de la opinión pública. En esas ocasiones los
intereses de ciertos grupos, cuya emoción no es sino el reflejo de su ambición por alcanzar objetivos
privados, a menudo tienden a deformar la realidad con el fin de extender su influencia. Si, además,
comentaristas de los medios de comunicación y escritores de diferentes ámbitos y formatos reconocen
una oportunidad para difundir sus ideas, entonces se dan las condiciones para que el tema en cuestión
se incorpore a la agenda de discusión mediática. En España uno de esos temas en el verano de 2017
fue el de la turismofobia.
Hasta ahora, la utilización de esta expresión ha cumplido una función predominante de resonancia
periodística pues, principalmente, se ha empleado en los medios de comunicación. Sin embargo, no
queda claro si, más allá de ese uso, la turismofobia puede convertirse en un concepto con un potencial
heurístico útil para orientar el análisis de la realidad social o si, más bien, introduce más confusión o
ruido ideológico en la misma, dificultando en última instancia el desarrollo de ese análisis. Tomando
https://doi.org/10.25145/j.pasos.2018.16.001
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como punto de partida esta idea, el presente trabajo pretende contribuir a la elaboración de un marco
analítico desde el que pensar, definir y orientar el estudio de la turismofobia.
2. Perspectiva metodológica
Para alcanzar el objetivo señalado se propone un análisis crítico del discurso periodístico a partir de
la selección de una muestra de 40 noticias (la mayoría son columnas de opinión y entrevistas) publicadas
en diferentes ediciones digitales durante 2017, hasta el mes de agosto.
Cuadro 1 – Muestra de noticias sobre la turismofobia (ordenadas
cronológicamente a partir de la fecha de publicación).
Fecha Título Autor/a Medio
1 de febrero Turismofobia: qué miedo JC. Alcaide La Razón
10 de junio El peligro de la ‘turismofobia’ F.J. Benito Información
3 de julio Turismofobia: Patologizar el malestar social Horacio
Espinosa eldiario.es
4 de julio «Turismofobia» ¿puede el sector morir de éxito? R. Salgado La Razón
18 de julio Turismofobia Sergio
Sampedro El Mundo
20 de julio “Querido turista. El ‘balconing’ es divertido” J.O. El Mundo
30 de julio Un grupo de la izquierda independentista asalta un
bus turístico en Barcelona
Ivanna
Vallespín El País
2 de agosto Ataque antiturístico de Arran contra un restaurante
y varios yates en Palma Lola Sampedro El Mundo
2 de agosto “Tourists go home”: ¿defensa vecinal o turismofobia? Victòria
Oliveres eldiario.es
3 de agosto ¿Turismofobia? La baja calidad amenaza la ‘gallina
de los huevos de oro’ en Andalucía Isabel Morillo El Confidencial
3 de agosto “Turismofobia” es el nuevo “feminazi” V. Parkas PlayGround
4 de agosto Vandalismo contra empresas turísticas en un nuevo
vídeo de afines a la CUP
Rebeca
Carranco El País
4 de agosto
Collboni (PSC): “Junqueras y Puigdemont no
denuncian el ataque, porque son rehenes de la CUP
en el ‘procés”
Clara
Blanchar El País
4 de agosto La turismofobia suma a los radicales vascos P. Gorospe El País
4 de agosto La campaña contra el turismo une a los radicales
catalanes y vascos M.C.C. La voz de Galicia
4 de agosto Turismofobia en España Ana Buil Euronews
4 de agosto Turismofobia: el peor mensaje en el peor momento H. Sáenz y E.
Colom El Mundo
4 de agosto «Turismofobia»: Alarma por la repercusión
internacional Raquel Bonilla La Razón
4 de agosto Turismofobia, catetos al ataque M. Alós El Mundo
4 de agosto
Colomer sobre la ‘turismofobia’: “Yo soy de la
‘turismofilia’: el turismo es la respuesta y la
solución”
Europa
Press
Europa
Press
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Fecha Título Autor/a Medio
5 de agosto El silencio de Colau durante la crisis del turismo
indigna a la oposición y al sector
Clara
Blanchar
y Rebeca
Carranco
El País
5 de agosto Turismofobia, turismofilia Iosu de la
Torre elPeriódico
5 de agosto Maillo (PP) llama “niñatos descerebrados y
malcriados” a los que “atacan” el turismo Efe eldiario.es
6 de agosto Sin turismo no hay recuperación: genera uno de
cada cuatro empleos desde 2013
Javier G.
Jorrín El Confidencial
6 de agosto Stop «turismofobia»: El 84% de los españoles apoya
el sector Lorente Ferrer La Razón
6 de agosto Del turismo sostenible a la “turismofobia” José Oneto Republica
6 de agosto Martínez-Almeida teme que Ahora Madrid use la
‘turismofobia’ para sacar “rédito electoral” Editorial Libertad Digital
6 de agosto Un diputado del PP se refiere a Venezuela para
hablar de turismofobia P.G. elplural.com
6 de agosto
Un diputado del PP desenmascara la siniestra
simpatía de Podemos hacia la ‘turismofobia’: “Te
invito a condenar los actos de violencia de la CUP”
A. Rodríguez Periodista Digital
6 de agosto Turismofobia A. Cambril Granada Hoy
6 de agosto Turismofobia, ciudades de alquiler José Luis
Barbería El País
6 de agosto El «turismo basura» se come al bueno Joan Lluís
Ferrer La Razón
9 de agosto Turismofobia: la falacia que convierte al vecino en
antisistema
Juan Soto
Ivars El Confindencial
10 de
agosto
El Gobierno insta a la Abogacía del Estado a
denunciar la turismofobia Efe La Vanguardia
12 de
agosto
Vecinos de la Barceloneta ‘invaden’ la playa contra
los efectos del turismo descontrolado Javier Oms El Mundo
13 de
agosto El PP caldea el debate catalán con turismofobia Virginia Eza Diario de Mallorca
14 de
agosto La excusa de la turismofobia R. Yanke El Mundo
15 de
agosto
“España debería ser más contundente con los
portales de alojamientos” C. Vázquez El País
15 de
agosto Operación turismofobia S. Yanes El País
19 de
agosto No es turismofobia, es lucha de clases A. del Río
Casasola Público
Fuente: elaboración propia (todas las noticias son accesibles en Internet a través de las ediciones digitales
de los distintos medios citados).
Aunque no es objeto del presente trabajo, resulta de interés advertir que la repercusión del tema
alcanzó el Reino Unido, donde distintos periódicos se hicieron eco del asunto (hecho que, a su vez, fue
recogido por la prensa española agrandando la dinámica creada). Así, y a modo de ejemplos ilustrativos,
la edición del 5 de agosto del Independent publicaba una noticia con el titular: “Anarchist group threatens
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new attacks on tourists in Spain after targeting Barcelona and Mallorca”, el mismo día en el Daily Mail
se encontraba el siguiente titular: “‘Tourists go home, you are not welcome’: British holidaymakers face
fresh wave of anarchist attacks in backlash over tourism in Barcelona and Majorca”. De tal forma, los
rotativos británicos decidieron etiquetar la turismofobia como una expresión anarquista.
No obstante, la ola expansiva en el contexto de la discusión periodística se detuvo bruscamente el
17 de agosto debido al eclipse temático que motivó los atentados terroristas de Barcelona, relegando
cualquier otra cuestión a un segundo o tercer plano durante la semana siguiente, incluido el que
hasta entonces había sido el tema del verano. Pasados unos días, y una vez atenuada la lógica
eclosión mediática que supusieron los atentados, algunas columnas de opinión volvieron a aparecer
en distintos medios advirtiendo de que el asunto, lejos de estar agotado, tornará probablemente a
ocupar un espacio relevante.
Sin ánimo de abarcar el total de los textos publicados ni de alcanzar ninguna representatividad en
términos estadísticos, la muestra se ha seleccionado con la pretensión de obtener una representación
tipológica de las posiciones discursivas principales. Es decir, no se busca dilucidar cuáles son los posi‑cionamientos
minoritarios o mayoritarios. En cambio, se quieren identificar los principales discursos
existentes con el fin de explorarlos y, a continuación, intentar obtener alguna conclusión de utilidad
para orientar futuros estudios empíricos.
3. ¿Qué hay de nuevo en la turismofobia?
El estudio de las actitudes de la población residente hacia los turistas se remonta a la década de 1970,
y especialmente a la de 1980, cuando la incipiente institucionalización académica de la sociología y la
antropología del turismo, así como el desarrollo del marketing turístico, provoca una toma conciencia
acerca de la necesidad de entender (y en alguna medida controlar) la opinión de la sociedad receptora hacia
el turismo, en tanto que ésta se reconoce como un factor que determina la valoración de la experiencia
turística por los distintos agentes implicados (Harrill, 2004; Mantecón, 2016). La orientación teórica
de este tipo de trabajos ha estado muy influida por la aplicación de la teoría del intercambio social
al análisis turístico, a partir de la premisa de que los residentes en el destino apoyarán el desarrollo
turístico siempre y cuando perciban que los beneficios esperados como consecuencia de la presencia de
los turistas serán mayores que los costes (Rasoolimanesh et al., 2015).
Hace ya unos años, José Antonio Donaire (2008) publicaba un ilustrativo ensayo sobre la efer‑vescencia
de la turismofobia. Un neologismo que ponía en relación con el famoso índice presentado
por George Doxey (1975) sobre los grados de irritación generados por la actividad turística. Así, el
auge de la turismofobia coincidiría con una etapa a la que se vería abocado cualquier destino y en
la que se produciría un antagonismo entre “anfitriones” e “invitados”. Finalmente, ello provocaría
la aparición de posiciones extremas en las que podrían distinguirse “apocalípticos” e “integrados”
del turismo (recordando la expresión de Umberto Eco). Trascendiendo estos planteamientos
dicotómicos, y con una intención preventiva, Donaire proponía un enfoque pragmático basado en
la gestión racional tanto de los flujos de movilidad turística como de las estructuras de recepción
y acogida de los turistas en las ciudades.
La definición tautológica de la turismofobia como fobia al turismo no concuerda bien con las realidades
a las que se suele hacer referencia cuando se emplea el término. Pues, si bien su uso puede tener que
ver con la “aversión exagerada” (a partir de la primera acepción de “fobia” en el DRAE) o el “temor
angustioso e incontrolable” (en la segunda acepción) al turismo, la expresión turismofobia se ajusta en
su utilización habitual a la aparición de actitudes de rechazo al turismo que van inexorablemente unidas
a acciones mediante las que ese rechazo se hace públicamente manifiesto. Sin embargo, esta definición,
al igual que las situaciones que en las noticias se hacen pasar por turismófobas, no aclara dónde se
encuentra el límite entre la crítica social al turismo y la turismofobia. Podría intentar restringirse el
uso de la expresión para aludir a situaciones en las que es reconocible la presencia de un determinado
nivel de violencia por parte de quienes formulan la crítica, pero ¿cuál es ese nivel? Lo cierto es que,
hasta ahora, son muy diferentes las acciones que han aglutinado la atención de quienes han denunciado
el surgimiento de brotes turismófobos: ataques a infraestructuras diseñadas para el uso o consumo
turístico, pintadas en paredes, concentraciones ciudadanas para protestar contra el turismo (o contra
algún elemento distintivo de este), producción de material impreso y audiovisual orientado a denunciar
aspectos de la actividad turística que se valoran negativamente, etc.
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Uno de los rasgos definitorios de la turismofobia ha sido bien explicado por Claudio Milano (2017)
al vincular la crítica social (colectivamente organizada) hacia determinadas externalidades de la
actividad turística con las acciones contestatarias emprendidas por parte de diferentes movimientos
sociales en distintos lugares del mundo. Es decir, el turismo se politiza en tanto que es incorporado
al temario reivindicativo al que recurren aquellas asociaciones y grupos, surgidos de la llamada
sociedad civil, que tienen como objetivo principal criticar, denunciar y, en algunos casos, subvertir
los pilares sobre los que se asienta la sociedad capitalista. Esa crítica puede integrarse en discursos
que aglutinan diferentes líneas de acción relacionadas con la ecología, el feminismo, la confrontación
política en sentido estricto o, por ejemplo, con demandas sociales como el derecho a una vivienda digna
y en contra de los desahucios. Desde estas posiciones la expansión del negocio turístico internacional
es concebida como una proyección de las dinámicas más regresivas del capitalismo. De tal modo, las
críticas al capitalismo en tanto que sistema político-económico abstracto se concretarían en la crítica
a sus expresiones más tangibles, ahora a través de la denuncia de los efectos más perniciosos de
algunos tipos de turismo en las ciudades: el aumento de la contaminación acústica y de la degradación
del mobiliario urbano, el consumo irresponsable de recursos públicos, los problemas de congestión
sobre todo alrededor de los principales centros de atracción de la mirada turística, la confluencia
de la economía turística con los intereses especulativos del negocio inmobiliario, la expulsión de los
residentes de algunas zonas debido al encarecimiento de los alquileres, la creciente integración de
viviendas en una economía informal sostenida sobre la oferta de alojamiento turístico ilegal (con
sus consiguientes impactos: el aumento de la inseguridad, la pérdida de calidad de vida para los
residentes permanentes o el crecimiento de actividades empresariales vinculadas al fraude fiscal
y, por lo tanto, impropias de sociedades avanzadas), la transformación de los rasgos identitarios de
los espacios urbanos, la ocupación de espacios públicos (plazas, aceras, paseos marítimos o calles
peatonales) por negocios puestos al servicio del consumo de los turistas o la precarización de las
condiciones laborales ligada a la extensión de determinadas prácticas empresariales y estrategias
de promoción de los destinos, entre otras. Igualmente, y sin la necesidad de asociar las críticas a
debates más amplios, éstas pueden concentrarse en reivindicaciones muy locales circunscritas a
un barrio en el que las asociaciones de vecinos se organizan para protestar contra los efectos de
algunas prácticas de los turistas (desórdenes en la vía pública, aumento de la suciedad, etc.).
De un modo u otro, la identificación del turismo con un campo de lucha ideológica entre posiciones
sociopolíticas enfrentadas, que acaban captando la atención de los medios de comunicación, se advierte
como el auténtico elemento distintivo que motiva el uso del término turismofobia. Cuando aquí se utiliza
la expresión “lucha ideológica” se alude a confrontaciones dialécticas entre posiciones que pugnan por
convertir en hegemónica una determinada interpretación de la realidad con el propósito de que los
intereses de los grupos representados por esas posiciones se vean beneficiados. En el siguiente apartado
se presentan los hechos más ilustrativos que, en el caso español, han servido de carburante de las
diferentes discusiones emprendidas y, a continuación, se exploran las características particulares de
ese campo de lucha a propósito de las noticias recopiladas.
4. Cronología de los hechos
En el año 2017 algunos acontecimientos concretos activan el debate sobre el auge de la turismofobia.
El grupo Arran es una organización juvenil catalana de base asamblearia, socialista y feminista en cuyo
ideario político sobresalen la lucha contra el capitalismo y por la independencia de los llamados Països
Catalans. Es habitual identificarla como una filial joven de la CUP (Candidatura d’Unitat Popular).
Desde su aparición en 2012, y hasta 2017, habían captado la atención periodística sobre todo debido a
sus ataques contra el mobiliario e infraestructuras de oficinas bancarias y sedes de partidos políticos
opuestos a la independencia y, también, contra las instalaciones de Convergència i Unió, en tanto que
era considerado un partido al servicio de la burguesía catalana. En 2017 prenden la mecha del debate
mediático sobre la turismofobia pues añaden las infraestructuras turísticas a sus objetivos habituales.
Los momentos principales, y en orden cronológico, son los siguientes:
El lunes 1 de mayo, a las 18.50h, un grupo de unas veinticinco personas disfrazadas con pelucas se
separa del núcleo que conforma una manifestación y, durante 15 segundos, entra en el hall de un hotel
de Barcelona, alguna con martillos en la mano, causando daños leves en el mobiliario y rompiendo
cristales. Pocos minutos después, y a través de twitter, Arran muestra una fotografía de los asaltantes
acompañada del mensaje: Qui sembra la misèria recull la ràbia!
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El viernes 5 de mayo, la asociación vecinal Ens Plantem convoca una manifestación en el barrio
barcelonés del Poblenou a la que acuden unas 300 personas. El objetivo es protestar contra la masificación
turística y la construcción de más hoteles en el barrio. En este caso, un grupo de manifestantes aprovechó
la ocasión para lanzar huevos y globos con pintura contra las fachadas de dos hoteles. La acción generó
momentos de tensión entre los turistas que se hallaban en la entrada de uno de los establecimientos
pues también se lanzó un bote de humo a sus puertas.
El 22 de junio se produce otro hecho significativo que apenas aparece en los medios hasta finales de
julio y principios de agosto, cuando las acciones de Arran ya habían captado la atención mediática. En
el País Vasco, la organización juvenil Ernai, constituida en Estella (Navarra) en 2013, y que también
se autodenomina socialista, independentista y feminista, asociada a la llamada izquierda abertzale
de Sortu (normalmente presentada como izquierda nacionalista radical), convoca una manifestación
para el 17 de agosto, coincidiendo con la semana grande donostiarra, bajo el lema: “Vuestro turismo,
miseria para la juventud”.
El sábado 22 de julio, hacia las 20.30h, alrededor de veinte personas irrumpen en el paseo del muelle
Moll Vell, zona de ocio de Palma de Mallorca, portando bengalas y lanzando confeti sobre los comensales
sentados en la terraza de un restaurante. Abordan también la cubierta de algún yate y despliegan
pancartas en las que asocian mensajes antiturista con la lucha de clases. Posteriormente Arran cuelga
un video en twitter que reproduce la acción junto a la frase: Aturem el turisme massiu que destrueix
Mallorca, que condemna la classe treballadora dels Països Catalans a la misèria!
El sábado 27 de julio, a las 11h, cuatro encapuchados asaltan un autobús turístico en Barcelona, junto
al Camp Nou, le pinchan las ruedas y le hacen pintadas con un mensaje claro en la luna delantera: El
turisme mata els barris. El ataque es reivindicado por Arran. Transports Metropolitans de Barcelona
reclamaría daños por valor de 1.849,24 euros (en los que se incluían las pérdidas derivadas de la
retirada del vehículo).
El lunes 31 de julio, un grupo de personas pincha las ruedas de las bicicletas de una empresa de
alquiler para turistas en el Poblenou de Barcelona. Arran vuelve a colgar un video posteriormente, en
esta ocasión con el mensaje: Ja n’estem fartes de l’ocupació per part d’empreses turístiques de l’espai
públic del barri, Actuem! Uneix-te al combat.
El miércoles 9 de agosto una docena de jóvenes en actitud festiva, bailando y disfrazados con pelucas
y trajes de colores chillones, detiene un trenecito turístico en las calles de San Sebastián y lo llena
de carteles con mensajes en los que el turismo se vincula a “calles para guiris”, “contratos basura” o
“miseria para la juventud”. La acción es después reivindicada por Ernai.
A todo ello se uniría la proliferación durante el verano de pintadas en las calles de las zonas de
mayor tránsito de turistas, sobre todo en Barcelona, con frases del tipo “Tourist go home” y similares.
5. La batalla ideológica
En su estudio teórico sobre la construcción social de la realidad, Peter Berger y Thomas Luckmann
(1966) definían el concepto de legitimación como la configuración de los razonamientos que se esgrimen
para explicar y justificar determinadas creencias y comportamientos o, con más exactitud, para adjudicar
dignidad normativa a los imperativos prácticos del orden social. Ahondando en esta idea, se entiende
mejor por qué con frecuencia cualquier intento por analizar determinadas situaciones sociales es visto
con suspicacia desde sectores que identifican la búsqueda de una explicación sobre un determinado
fenómeno con la antesala de su legitimación, si es que no establecen directamente una equivalencia
entre ambas.
Aquí no se busca justificar nada, únicamente se pretende esbozar una explicación acerca de una
realidad social, la que queda conformada por la llamada turismofobia, a partir de la identificación y
exploración de los discursos sociales fundamentales que, a través de los medios de comunicación, se han
producido en España durante 2017, hasta el mes de agosto. Para ello se ha llevado a cabo un análisis
de los discursos básicos contenidos en la muestra de noticias antes referida. Específicamente, se ha
procedido aplicando un análisis temático comparativo entre las dos posiciones reconocidas tras la lectura
de las noticias y su posterior descomposición y re-estructuración en los bloques que se presentan en la
primera columna del Cuadro 2. Las características de cada uno de estos discursos se sintetizan en las
columnas segunda y tercera del cuadro.
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Cuadro 2 – Estructura sintética de los discursos antagónicos.
Legitimadores Críticos
Definición de
la situación
Ataques a los intereses de España a
través de la ofensiva contra la industria
turística.
Lucha de clases.
Definición
de los
protagonistas
Independentistas de extrema izquierda;
jóvenes irresponsables e ignorantes:
“niñatos descerebrados y malcriados”.
Ciudadanos que padecen los efectos más
negativos de la industria turística; personas
comprometidas que han tomado conciencia
de su posición en el contexto de la lucha
de clases: en este caso articulada contra la
violencia procedente de un sistema opresor.
Objetivos
Vandalismo, violencia irracional,
destrucción y producción de
incertidumbre y miedo en los mercados
turísticos. Atacar el turismo a través
de actos violentos contra personas e
infraestructuras; perjudicar los intereses
socioeconómicos de España.
Producir un impacto mediático que
contribuya a dar a conocer (hacer explícito)
un problema social. Agrupar a los afectados
por el mismo. Crítica y subversión contra los
efectos perniciosos del capitalismo a través
de la denuncia de los impactos regresivos
provocados por la industria turística.
Medios
Violencia irracional inspirada en luchas
callejeras de intensidad variable (kale
borroka).
“Acciones de visualización” puntuales
en el contexto de un movimiento social,
contestatario y cívico más amplio.
Escenario España. “Països catalans” y País Vasco.
Valoración
del turismo
Industria próspera y sostenible, que,
como cualquier actividad socioeconómica
compleja, requiere ajustes y cuidados.
No se cuestiona el turismo, sino los efectos
perniciosos de determinadas tipologías
turísticas, resultantes de la ausencia (o de
una errónea) planificación y de la acción
desregulada del libre mercado.
Soluciones
Apelar al “sentido común” y a las
medidas que sean necesarias para evitar
acciones que perjudiquen los intereses
de la industria turística. Deslegitimar
declarando promotor del odio hacia los
turistas y, por lo tanto, enemigo del
progreso y de los intereses de España,
a los representantes institucionales que
ofrezcan una explicación del fenómeno
al margen de la condena explícita de la
violencia turismófoba.
Regulación de la actividad turística
orientada a reducir la masificación y los
comportamientos más lesivos para los
residentes en las zonas de mayor afluencia
turística. Específicamente, endurecer
las sanciones contra los promotores de
alojamiento ilegal, limitar la oferta total de
alojamiento, campañas de concienciación
y educación destinadas a los turistas
(incluyendo la aplicación de sanciones).
Dignificar la calidad de los empleos en
el sector. Desarrollo de estrategias para
sustituir ciertas tipologías turísticas por
otras.
Principales
representantes
En primer lugar, representantes del
Partido Popular, comentaristas y
articulistas. El empresariado del sector
turístico en alguna medida, aunque se ha
mostrado más comedido en su intento de
no contribuir a la amplificación del tema.
Arran (en Cataluña) y Ernai (en el País
Vasco) (versión más combativa). Ciertas
asociaciones vecinales (versión restringida
más estrictamente a la expresión
reivindicativa). Comentaristas y articulistas.
En menor medida, trabajadores del sector
turístico.
Fuente: elaboración propia.
El carácter inequívocamente antagónico existente entre las dos posiciones no responde a una intención
por analizar los extremos del campo discursivo. En cambio, estas posiciones constituyen el campo
discursivo mismo, cuyo rasgo más notorio es, en consecuencia, su marcada polarización. No quiere ello
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decir que no se hayan encontrado argumentos susceptibles de ser ubicados entre los dos antagonistas,
pero, en el momento en el que se escriben estas líneas, esos argumentos no se han articulado entre sí
de una forma tan evidente y consistente como para dar forma a una estructura discursiva comparable
a las dos indicadas.
La posición denominada aquí legitimadora se sustenta sobre un discurso que en realidad hunde
sus raíces en la década de 1960, en el ecuador de la dictadura franquista, cuando la mayoría de las
noticias periodísticas reflejaban, en clave positiva, el interés casi obsesivo de las autoridades estatales
por aumentar el número de turistas internacionales que cada año visitaban España. Crecimiento
que quedaba asociado al desarrollo económico del país y a la proyección internacional de una imagen
amable del régimen. Este discurso, de corte propagandístico, encontraba su correspondencia en una
política orientada al logro de beneficios económicos inmediatos a partir del aumento de la llegada de
turistas, en detrimento de la planificación de un desarrollo sostenible y de la gestión y adaptación de
la demanda a las características específicas de cada destino (Monfort e Ivars, 2001; Murray, 2015).
Como ha apuntado Eduard Mira (2017), las declaraciones de sus representantes actuales se parecen
mucho a las que podría haber emitido hace cinco décadas un jefe provincial del Movimiento a propósito
de las bondades que los ingresos derivados del turismo reportan a una economía maltrecha y, por lo
tanto, sobre la conveniencia de favorecer la llegada del mayor número de turistas al mayor número
de rincones de la patria. Todo ello obviando (o directamente censurando) cualquier atisbo de crítica
a los graves impactos ambientales, desordenes urbanísticos, prácticas especulativas o dinámicas de
precarización laboral inherentes al proceso que, por cierto, ya en los sesenta eran conocidas (tal y como
ha documentado Mantecón, 2009). Ahora, sus representantes se han limitado a poner al día el discurso
conocido enmarcándolo en un conjunto de argumentaciones más amplias, asociadas a la coyuntura de
2017, y destinadas a integrar las acciones anti-turismo en la construcción mediática de un antagonista
político: la izquierda radical, anacrónica, anti-española, independentista, chavista, violenta, irracional,
joven, aunque respaldada por ideólogos de mayor edad y por sus simpatizantes, estos últimos fáciles
de reconocer: por un lado, todos aquellos que hacen declaraciones sobre las acciones etiquetadas como
turismófobas sin explicitar su condena y, por otro, todos los que no emiten ninguna valoración y son
señalados como sospechosos de utilizar su silencio para apoyar dichas acciones.
La posición que en el cuadro 2 se ha tipificado como crítica también resulta del intento por incorporar
y politizar el turismo dentro de los márgenes de, en este caso, una línea de análisis y crítica ideológica
(en tanto que el análisis se pone al servicio de un propósito de transformación social) que entronca con
ramificaciones neomarxistas. Más en concreto, con aquellas que, sobre todo desde la década de 1970,
reconocían en la ciudad, esto es, en los nuevos movimientos sociales urbanos, el escenario y el motor de
la lucha de clases entre las nuevas burguesías urbanas y las nuevas clases explotadas, cuya opresión
pasaría entonces a adquirir un marcado carácter de exclusión en relación a recursos e infraestructuras
desigualmente distribuidos en el territorio. Ejemplos ilustrativos del soporte intelectual más sólido de
esta posición se hallan en los estudios urbanos de Henri Lefebvre y David Harvey y, particularmente,
en los primeros trabajos de Manuel Castells (1972, 1978). Por lo que se refiere al ámbito de los estudios
turísticos, la referencia fundamental se encuentra sin duda en las investigaciones pioneras de Mario
Gaviria (1974a,b), discípulo de Lefebvre, si bien no se reconoce en su obra una intención equiparable a
la que se aprecia en los libros de Castells de los años setenta por introducir la contestación ciudadana
en el eje del argumento analítico. La actualización de este discurso en relación con la crítica a los efectos
del turismo masivo en las ciudades se incorpora a un ideario contestatario más amplio en el que se
articulan expresiones antiglobalización capitalista íntimamente asociadas con movimientos sociopolíticos
que plantean diferentes reivindicaciones identitarias, en el sentido en el que éstas fueron analizadas
a finales del siglo pasado por Castells (1997).
La proyección de las críticas y acciones anti-turismo etiquetadas como turismofobia por los medios
de comunicación españoles tienen su origen más evidente en Cataluña, con repercusiones en las Islas
Baleares y con un efecto de imitación sui géneris en el País Vasco. En otros lugares también se ha
apreciado cierta actividad (ver, por ejemplo, la micro-campaña Incendioturismo en Santander, inspirada
en el proyecto Terramotourism, del colectivo Left Hand Rotation, desarrollado en Lisboa en 2016), si
bien el epicentro del fenómeno es reconocible.
¿Por qué ahora? La respuesta no tiene tanto que ver con el hecho de haber rebasado la capacidad de
carga del destino (sobradamente documentada y publicitada en la opinión pública por medio de Internet,
en el caso de Barcelona, a través de documentales como Bye Bye Barcelona, dirigido por Eduardo Chibás
en 2014) como con la activación del tema en contextos en los que un cúmulo de circunstancias favorecen
la predisposición a la acción sociopolítica urbana. Otras interpretaciones pueden ayudar a comprender
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la aparición del fenómeno: la percepción por parte de la ciudadanía de una mayor o menor dependencia
económica de determinadas tipologías turísticas, el aumento de los comportamientos incívicos de
algunos turistas, la explosión y concentración espacial del alojamiento ilegal propulsado por la acción
de plataformas P2P, la mayor o menor confianza por parte de la sociedad local en opciones alternativas
de producción de riqueza, la valoración desigual de los costes y beneficios resultantes de la industria
turística, etc., pero, en el caso de la realidad aquí estudiada, la activación de un clima sociopolítico propicio
se revela como clave explicativa distintiva. El hecho de que las peticiones de las asociaciones vecinales
que han promovido las manifestaciones en las calles hayan quedado ensombrecidas en los medios por la
importancia que éstos han concedido a las acciones de Arran o Ernai trasmite al conjunto de realidades
que se embuten bajo el término turismofobia un carácter de marcada confrontación sociopolítica entre
actores bien definidos. La crítica a los efectos no deseados del turismo urbano se instrumentaliza para
reforzar, con la apertura del nuevo frente turístico, una crítica más amplia elaborada desde grupos
sociales concretos que tiene como propósito movilizar a la ciudadanía en contra de sus enemigos: el
Estado español y el sistema capitalista. El denominador común de ambos se reconocería en la producción
de distintas estrategias de opresión sobre un pueblo que se presenta como inerme e indignado.
Así pues, cuando en las columnas de opinión se leen sentencias del tipo: “el turismo necesita orden,
no gritos ni demagogia, pero algunos parecen no entenderlo”, la respuesta a quiénes son “algunos”
cambia dependiendo de la posición en la que se encuentra el autor de la frase. Con la caracterización
presentada de los dos discursos desgranados se advierte un efecto de retroalimentación promovido
desde los principales representantes de ambas posiciones. La configuración más definida posible del
antagonista respectivo se revela como una derivación que produce beneficios mutuos, gracias a la
reafirmación y expansión de la influencia sobre la opinión pública que proyecta cada una de las partes
en cada uno de sus potenciales mercados de partidarios. La confrontación se convierte de esta manera
en la gasolina que hace funcionar la acción política y el turismo deja ahora de ser una cuestión banal
y pasa a desempeñar un papel protagonista como carburante del conflicto.
6. Conclusiones
En su ensayo clásico sobre la guerra, William Graham Sumner escribía: “If you want war, nourish
a doctrine” [Si quieres una guerra, alimenta una doctrina] (Sumner, [1903] 1919: 37). Veinticinco años
más tarde, otro ilustre sociólogo, William Isaac Thomas, formulaba su famosa sentencia: “If men define
situations as real, they are real in their consequences” [Si los hombres definen las situaciones como
reales, son reales en sus consecuencias] (Thomas y Thomas, 1928: 572). A la luz del análisis planteado,
y con independencia de la intención con la que originalmente se acuñara la expresión, la turismofobia
se presenta en 2017 como un término popularizado a través de los medios de comunicación con el fin,
o en todo caso con el efecto más evidente, de alimentar la lucha ideológica entre dos posiciones bien
definidas y claramente antagónicas entre sí que pugnan por imponer su definición de la situación. El
análisis de la turismofobia se aprecia como un campo de investigación que puede ser fructífero, pero no
para estudiar el turismo en sentido estricto sino para abordar su instrumentalización política. De esta
forma se entiende mejor su plausibilidad como concepto heurístico en un marco epistemológico desde
el que orientar la investigación empírica.
La cronología de los hechos que aglutinan la mayoría de las acciones sobre las que se ha producido
y expandido la discusión acerca de la turismofobia llama la atención. En realidad, pocas acciones con
una repercusión fáctica tan limitada han provocado, sobre todo durante el periodo estival, un debate
tan emotivo como el que se distingue a través de la muestra de noticias con la que aquí se ha trabajado.
Ello denota el fuerte componente simbólico de dichas acciones, amplificado hasta el paroxismo en
los medios de comunicación y generando una auténtica dinámica de lo que Robert K. Merton (1948)
llamase “self-fulfilling prophecy” [Profecía autocumplida] para, inspirándose precisamente en la idea
apuntada de Thomas, explorar aquellas situaciones en las que una definición errónea de la situación
provoca una reacción que, a su vez, da lugar a comportamientos que finalmente acaban por hacer que la
definición inicial se cumpla. La repercusión pública que ha alcanzado la amplificación mediática de una
serie de hechos cuya trascendencia en sí misma podría perderse entre el marasmo de acontecimientos
y problemas sociales que sacuden la vida de la gente, ha terminado por hacer de la turismofobia un
casus belli de gran interés para la opinión pública y el debate político, específicamente para el que se
establece a través de los medios de comunicación.
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18 El auge de la turismofobia…
No es el objetivo de este trabajo explorar medidas prácticas que contribuyan a reconducir la situación
o a favorecer prácticas de turismo urbano más sostenibles. Puede consultarse una extensa literatura
al respecto. Solamente se ha querido entender mejor qué es lo que se esconde bajo el ruido mediático
que a lo largo del 2017 ha producido la llamada turismofobia. A modo de reflexión final, se plantea
una última cuestión: en un contexto socioeconómico en el que el espacio urbano es interiorizado por los
poderes públicos y privados de un número creciente de ciudades como un recurso que, primordialmente,
se pone al servicio de proyectos empresariales capaces de generar riqueza captando la atención de los
diferentes flujos turísticos internacionales ¿tiene sentido reclamar el derecho de los residentes en esas
ciudades a no convertirse en objeto de la mirada turística? En el modo en el que respondamos a esta
cuestión y en las consecuencias que, en coherencia, estemos dispuestos a asumir residen gran parte de
las claves que subyacen al debate sobre el auge de la turismofobia.
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Recibido: 22/09/2017
Reenviado: 15/10/2017
Aceptado: 16/10/2017
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