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© PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. ISSN 1695-7121 Vol. 10 Nº 5 págs. 531-542. 2012 www.pasosonline.org Turismo de aventura y participación de las mujeres en Jalcomulco (México) Isis Arlene Díaz Carrión i Universidad Complutense de Madrid (España) i Universidad Complutense de Madrid. Departamento de Geografía Humana. E-mail: iarlene@yahoo.com Resumen: El turismo de aventura como elemento que contribuye a visibilizar la participación productiva de las mujeres enfrenta, por otro lado, el riesgo de promover la división del trabajo por género. A través de una metodología cualitativa se realiza una revisión a la participación de las mujeres en el turismo de aventura en su contexto cotidiano a fi n de identifi car las diversas relaciones existentes entre los trabajos con sus espacios y tiempos de realización. Palabras clave: Género; Trabajo; Turismo de aventura; Jalcomulco Title: Adventure tourism and participation of women in Jalcomulco (Mexico) Abstract: Adventure tourism can be considered as a strategy that can contribute to make visible productive work of women can also promote gender division of work. Through a qualitative methodology participation of women in adventure tourism is reviewed in a quotidian life context, in order to identify diverse relations among different types of work as well as space and time in which they take place. Keywords: Gender; Work; Adventure tourism; Jalcomulco. PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Turismo de aventura y participación de las mujeres .. ISSN 1695-7121 532 Introducción El trabajo ha sido una de las líneas temáticas con perspectiva de género más revisadas desde diversas dis-ciplinas sociales; en economía se destacan las críticas al concepto de trabajo buscando visibilizar la existencia de la esfera doméstica históricamente negada (Benería, 2005:144), la articulación entre el mundo del trabajo y la familia, las diversas desigualdades experimentadas en el espacio productivo (por ejemplo, la feminización vertical y horizontal) y más recientemente el impacto de las po-sibilidades de empoderamiento de las mujeres a partir de la participación productiva (Oliveira, de y Ariza, 1999).1 También desde la geografía, el trabajo es una cons-tante en las investigaciones y los esfuerzos de las, en su mayoría, geógrafas permiten ahondar en las múltiples interacciones presentes en los espacios productivos y re-productivos con las diferentes escalas territoriales; la vi-sibilización de la construcción y estructuración del espacio desde el reconocimiento del ‘quien pertenece a un lugar y quién queda excluido’ de McDowell (2000:15) hasta el reconocimiento y/o la construcción de economías comuni-tarias amparadas en economías no capitalistas (Gibson- Graham, 2007) van cobrando sentido las diversas estrate-gias cotidianas de las mujeres en la compatibilización de trabajos, de tiempos y espacios productivos, reproductivos y comunitarios. El turismo de aventura aparece desde la década de los 1980 entre las diversas opciones contempladas para la creación de oportunidades de trabajo en el medio rural; la revisión de este subsegmentos del turismo alternativo plantea en su defi nición reivindicaciones de un desarrollo social participativo para las mujeres, en este sentido se propone una revisión de la cotidianidad de las mujeres que participan en el turismo de aventura. El trabajo y sus espacios: breves anotaciones desde la perspectiva de género Si bien de forma general el trabajo es clasifi cado como reproductivo y productivo (Henshall-Momsen, 1991; Mo-ser, 1998) algunas autoras como Benería (op. cit.) y Gib-son- Graham (op. cit.) hablan de trabajo remunerado y no remunerado, mientras que algunas instituciones u orga-nismos recurren a una tipología de trabajo doméstico y extradoméstico (INEGI et al., 2005). Incluso, hay quien prefi ere hablar de trabajo realizado en el espacio público y en el espacio privado (McDowell, op. cit.), Ascanio (2004) ahonda un poco más y recurre a una tipología centrada en el grupo doméstico y diferenciada como consecuencia del espacio de realización del trabajo; independientemente de sus limitaciones, esta última clasifi cación resulta in-teresante porque visibiliza precisamente por un lado el espacio –público o privado- donde se realiza el trabajo a la vez que hace una distinción en la fi nalidad del mismo per-mitiendo explorar de una forma más precisa la naturaleza de los distintos tipos de trabajo -productivos, reproduc-tivo o comunitario. Lo anterior es importante pues como señala McDowell (op. cit.:184) no obstante la producción industrial ha promovido una separación entre el espacio del hogar y el espacio dedicado a la producción, dicha se-paración nunca ha sido completa; una idea también com-partida por Sabaté et al. quienes señalan que: La tendencia hasta hace muy pocos años era estudiar el trabajo productivo y reproductivo por parte de econo-mistas, sociólogos, antropólogos o geógrafos como un sis-tema dicotómico, hasta el punto de haber sido ignoradas muchas actividades productivas que se realizan dentro de la esfera doméstica (1995:96). Según Benería (op. cit.:146), existe una relación dia-léctica entre los diversos tipos de trabajo y las habilidades desarrolladas –o perfeccionadas- en un ámbito pueden perfectamente aplicarse a otro; no obstante, como anotan Sabaté et al. (op. cit.:58-65) en buena medida la triple asociación entre espacio privado/reproducción/mujeres no soporta las comparaciones transculturales o históricas y el uso de espacios por parte de los hombres y las mujeres no sólo es muy variado sino que, no en pocas ocasiones, invalida dicotomías impuestas desde la perspectiva occi-dental y urbana. Para la geografía es importante resaltar el benefi cio que se obtiene por la realización del trabajo, entendiendo que si media una remuneración -en metálico o en espe-cie- éste se considera como productivo y cuando no hay remuneración de por medio el trabajo es clasifi cado como reproductivo –cuando quien se benefi cia en primera ins-tancia es la familia-2 o comunitario (Benería, op. cit.); sin embargo, además de prestar atención a la fi nalidad tam-bién es importante defi nir los espacios físicos de realiza-ción de dichos trabajos, de ahí la importancia de visibili-zar la diversa funcionalidad del espacio público y privado (McDowell, op. cit.; Sabaté et al., op. cit.). Generalidades del Turismo de aventura Defi nido como la realización de actividades deportivas con fi nes recreativos, el turismo de aventura tiene como rasgo distintivo la superación de diversos desafíos im-puestos por la naturaleza (SECTUR, 2004); inicialmente se engloba dentro de la categoría de alternativo al contra-ponerse a la idea de pasividad característica del modelo turístico de sol y playa (Butler, 1994 y Yunis, 2004). El turismo de aventura comienza a desarrollarse como con-secuencia de un acercamiento por parte de un mercado turístico que demanda la realización de actividades con cierto nivel de riesgo en entornos naturales. La amplia gama de productos de turismo de aventu-ra es resultado no sólo de la diversidad geográfi ca sino también son consecuencia del perfi l del turista; pues en el turismo de aventura no solamente tiene cabida el turis-mo de perfi l marcadamente aventurero (turista duro) que afronta desafíos extremos sino que también se presenta un tipo de turista (suave) que demanda la realización de actividades con un nivel de riesgo muy controlado. Para Buckley (2006:10-11), la existencia de una diversidad de PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Isis Arlene Díaz Carrión ISSN 1695-7121 533 niveles de aventura y arreglos operativos existentes en este tipo de turismo es una característica que en ocasiones puede generar confusión; entre los diferentes elementos que revisa a fi n de delimitar el concepto, este autor hace hincapié en la presencia de actividades de aventura en las cuales el turista es un observador –como por ejemplo, la práctica del paracaidismo en tándem- y otras donde se requiere una activa participación de éste. De igual forma para Buckley (op. cit.), los inicios del turismo de aventura se encuentran muy relacionados con la realización de ac-tividades recreativas de aventura como pasatiempo; una relación que pudo haber contribuido a generalizar la idea de una práctica del turismo de aventura por parte de un turista con amplia experiencia en la actividad desarrolla-da; sin embargo, como señalan Cloke y Perkins (1998:210) el diseño de actividades de aventura para un turista de perfi l suave ha sido una decisión tomada por las empresas ante la necesidad de cubrir una mayor cuota de mercado y la creciente demanda por este tipo de actividades. Clasifi cado dentro de los subsegmentos del modelo de turismo alternativo, el turismo de aventura mantiene, al menos en un nivel teórico, un elevado compromiso con la sustentabilidad (César y Arnaiz, 2002; Duim, van der y Caalders, 2002). Tanto la sustentabilidad medio ambien-tal como la social aparecen en distintos grados a lo largo y ancho de los productos de turismo de aventura; existen algunos proyectos o destinos fuertemente comprometidos con las cuestiones medio ambientales y/o sociales, pero también es posible identifi car otros donde estos compro-misos son relegados a papeles secundarios primando so-bre todas las cosas la sustentabilidad económica. Los efectos del turismo de aventura han sido directa o indirectamente estudiados a partir de diversos trabajos, abordando tanto los efectos socio-culturales como medio ambientales de las diversas actividades que se comercia-lizan bajo la etiqueta de turismo de aventura; como acti-vidad social, cultural, económica y territorial, se espera que el turismo de aventura juegue un papel destacado en la diversifi cación del medio rural (Ruiz-Ballesteros, 2011), sin perder de vista que al reforzarse el papel lúdico de un medio rural existe el riesgo de desvirtuarlo y convertirlo en un parque temático (Cloke y Perkins, op. cit.). El turismo de aventura con enfoque de género El estudio de los efectos socioculturales del turismo considerando el enfoque de género es un campo de inves-tigación que comienza a recibir atención desde hace dos décadas; en lo referente a turismo en el medio rural, el enfoque de género ha estado presente en las academias anglosajonas desde la década de los 1990, destacando los artículos de Gasson y Winter (1992) así como los de Evans e Ilbery (1992) quienes comienzan a dar cuenta de la diversidad de efectos en la vida cotidiana de las mu-jeres inglesas. La realidad española comienza también a ser analizada a partir de diversos esfuerzos -como los de García-Ramón et al. (1995), Loscertales (1999) y más recientemente Sparrer (2003)- que, desde diversas disci-plinas, van también visibilizando los condicionantes en la participación de las mujeres en el turismo rural. Diversas investigaciones en México comienzan, a partir de la dé-cada pasada, a abordar las diferentes conexiones de una división del trabajo según género que se extrapola hacia el espacio productivo; las investigación de Martínez (2003), Soares et al. (2005), así como en las de Lara-Aldave y Viz-carra- Bordi (2008) van abriendo camino para entender la participación de las mujeres en diversos destinos de turis-mo alternativo en el medio rural mexicano. Estudiar del turismo de aventura aplicando el enfo-que de género implica un análisis de los procesos de em-poderamiento para evaluar los avances o retrocesos en el acceso a las oportunidades de desarrollo y participación que tienen, como fi n último, la disminución de la brecha de género. Resultado de la Plataforma de Acción desarro-llada en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, el empoderamiento como concepto contiene en sí mismo la transversalidad del enfoque de género (Kabeer, 2001; Bat-liwala, 1997). Básicamente, el empoderamiento describe un proceso que permite pasar de un contexto de subordi-nación a otro de autonomía; Rowlands (1997) y Agarwal (1997) lo catalogan como un proceso de negociación de los bienes y accesos con los diversos agentes sociales; con-siderando no sólo los bienes y accesos que tienen lugar en el espacio público, sino también en el privado. Para Rowlands (op. cit.), un primer paso para lograr el acceso a las estructuras de poder es la participación de las muje-res en la toma de decisiones públicas y privadas; Kabeer (op. cit.) comparte esta opinión y además pone énfasis en la necesaria participación de las mujeres al momento de decidir las diversas agendas a fi n de que sus problemáti-cas sean visibilizadas y resueltas, una mujer empoderada, señala, es capaz de ejercer una activa participación en es-pacios donde anteriormente estaba excluida.3 Jalcomulco y su contexto Ubicado en la región centro del Estado de Veracruz, el municipio de Jalcomulco (del náhuatl Xalkomolko ”en el rincón de la arena”) cuenta con una extensión de 58,40 km2 donde se asienta una población -mayoritariamente mestiza- cercana a los 4.700 habitantes (INEGI, II Conteo de Población y Vivienda 2005); el municipio se caracte-riza por una ruralidad cada vez menos marcada, princi-palmente en la cabecera municipal –comparte el mismo nombre del municipio- donde se concentra el 58,84% de la población municipal (INEGI, Censo de Población y Vi-vienda 2000). El Índice de Desarrollo Humano (IDH) del municipio se ubica en el nivel medio (0,7521) y cuando se aplica la variable de género presenta una disminución (0,7238) que comienza a dar indicios de las diferencias, pero sobre todo de las pérdidas de dicho municipio como resultado de di-cha inequidad (PNUD, 2009). Grosso modo se puede de-cir que el Índice de Feminización de las últimas décadas PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Turismo de aventura y participación de las mujeres .. ISSN 1695-7121 534 muestran que el municipio de Jalcomulco es ligeramente masculinizado, ubicándose el índice en 94 en el año de 1980, ascendiendo a 98 en el año de 1990, disminuyendo a 95 en el año 2000 y ubicándose en 97 en el 2005 (INEGI, 2005). En Jalcomulco municipio, tradicionalmente la activi-dad económica ha sido de tipo primario, principalmente agricultura y ganadería, siendo los cultivos principales el mango, la caña de azúcar y el maíz (Castillo, 1995) aun-que en los últimos años estas actividades han sido despla-zadas por las de tipo terciario; cabe señalar que el sector servicios es el segundo en importancia respecto a la mano de obra ocupada (GOBVER, 2006). man valles con forma de U; también destacan los cerros y lomeríos alargados con altitudes que van desde los 400 a los 900 m. La vegetación en Jalcomulco resulta también diversa como consecuencia de un sin número de especies propias de diferentes comunidades vegetales (ibídem), y si bien se conoce poco la biodiversidad de la región, existen algunos estudios que permiten establecer la vegetación a lo largo de La Antigua como de bosque de pino-encino, de bosque mesófi lo, de selva baja caducifolia, de vegetación riparia, así como de pastizal inducido y cultivado; si bien es cierto se encuentran cañadas con comunidades ecoto-nales en buen estado de conservación, tanto la cuenca alta como la baja se han vistos seriamente afectadas por defo- El Río La Antigua -que parte en dos tanto el munici-pio de Jalcomulco como la cabecera municipal del mismo nombre- se ha convertido para el turismo de aventura en el eje vertebrador de una oferta que tiene en el descenso de ríos su principal actividad. Con una longitud de 139 km. (a lo largo de los cuales desciende de una altura máxi-ma de 4.200 msnm. hasta el mismo nivel del mar), des-taca el descenso desde los 2.600 msnm. a los 200 msnm. en una distancia menor a los 40 kms. (GOBVER, 1998); un desnivel que ha sido aprovechado para el descenso y otras actividades de aventura relacionadas con atractivos naturales propios de las numerosas barrancas adjuntas. De acuerdo con Castillo (op. cit.) en las cercanías de Jalcomulco el río discurre a través de un relieve caracteri-zado por las mesetas planas y moderadamente onduladas, cortadas por pequeños barrancos con acantilados que for- Mapa 1. Ubicación de Jalcomulco. Fuente: Elaboración propia a partir de INEGI. restación y contaminación (CONABIO). El turismo de aventura descubre Jalcomulco En México, el turismo de aventura comienza a practicarse entre las décadas de 1980 y 1990 a partir de actividades realizadas en la montaña y el río; por lo que a Jalcomul-co se refi ere, desde fi nales de la década de los 1970 se convierte en un atractivo principal para la práctica del descenso en ríos, una novedosa actividad inicialmente practicada como hobby por urbanitas que poco a poco van encontrando nuevas actividades lúdicas en espacios poco explorados: …has de cuenta que ya existía un turismo de aventura, o algo parecido pero que se concentraba en las altas montañas y de repente se descubre que el río también puede ser usado para actividades deportivas (Simón, en- PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Isis Arlene Díaz Carrión ISSN 1695-7121 535 trevista a profundidad, Empresario). El descubrimiento del Río La Antigua como potencial recurso para las acti-vidades de aventura genera un fl ujo turístico proveniente tanto del propio Estado de Veracruz como de las principa-les ciudades del altiplano: …había muchos lugares, se ve-nía de las ciudades de Xalapa o Puebla, pero mucha gente venía del Distrito Federal, una buena parte de quienes co-menzaron a practicar el descenso como deporte venía de allí (Raúl, entrevista a profundidad, Empresario). En el caso de Jalcomulco,4 convertirse en la cuna del turismo de aventura en México fue un proceso que tiene lugar en un par de lustros, de tal suerte que ya para fi - nales de la década de los 1990 comienzan a aparecer las primeras iniciativas empresariales: …mi esposo comienza a realizar campeonatos de descenso en ríos y participan clubes de distintas partes del país; en una de esas lo con-tactan unos americanos porque quieren traer gente, no a competir sino como turistas y así es como nosotros nos en-rolamos en el turismo (Adriana, entrevista a profundidad, Empresaria); aunque las iniciativas que surgen por esas fechas resultan de tipo informal, sientan los precedentes del actual modelo de turismo de aventura que se desarro-lla en Jalcomulco. En sus inicios, y a diferencia de otros destinos de turis-mo donde el hospedaje y la alimentación son ofrecidos por la población local, el turismo de aventura registra un li-mitado contacto con la población residente de Jalcomulco, pues si bien el campamento (casas de campaña) se instala en los terrenos cercanos al río, la mayoría de los servicios son prestados por una organización informal de amista-des o incluso por parte de la propia familia: las cosas se resolvían entre mi esposo y yo, y mis hijos que también nos ayudaban; luego mi esposo se digamos asoció con un par de amigos y eran entre ellos y nosotros que se atendían a los turistas (ibídem); la atención del turista a partir de una mano de obra familiar o de amistades es una práctica recurrida entre las primeras iniciativas que comienzan a atender el turismo de aventura en Jalcomulco. Posterior-mente, hacia fi nales de este período de introducción del turismo de aventura comienzan a establecerse los prime-ros campamentos con infraestructura permanente y con un modelo de gestión empresarial sostenida a través de la contratación de mano de obra local y foránea. El período introductorio del turismo de aventura dura aproximadamente una década y da comienzo a otro perío-do de crecimiento de la oferta caracterizado no sólo por un aumento en el número de empresas directas o conexas: … de los 3 campamentos iniciales ahora tenemos 27 empre-sas registradas en Jalcomulco… sólo empresas, sin con-tar los hoteles, los restaurantes, las tiendas de artesanía, que si las sumas tendríamos como… como otras 23 ini-ciativas… y luego están quienes trabajan por su cuenta… (Paula, entrevista a profundidad, Directora municipal de Turismo), o el incipiente establecimiento de empresas de aventura en municipios vecinos: … a eso tendrías que sumarle otras 10 ó 15 en… en Apazapan (Íbidem); sino también por una diversifi cación del producto de turismo de aventura que incluye otras actividades y servicios vin-culados a actividades de río o de tierra: …empezamos a hacer rappel, empezamos a hacer tirolesa, empezamos a hacer caminatas porque ya no sólo bastaba con el descenso en ríos pues había que retener a la gente aquí por más días y comenzamos a descubrir sitios hermosísimos a los alrededores del río (Raúl, op. cit.), así como a otros recur-sos culturales: … también se recurre a la gastronomía del lugar o a los temascales [baño de vapor de origen prehis-pánico] (Paula, op. cit.) que van conformando el actual producto de aventura dirigido principalmente a un turista que busca actividades de riesgo controlado, pero sin dejar de lado al turista de aventura especializado. Actualmente la oferta de turismo de aventura en Jalcomulco sigue te-niendo como fuerte componente el descenso en ríos, pero de forma complementaria el producto se sostiene a su vez en otras actividades que usan otros recursos turísticos de tipo natural y cultural. Principal Descenso en ríos Complementarios Tirolesa Funcionales Hospedaje Rappel Alimentación Escalada Transporte Cabalgatas Eventos Bici de montaña Programas Escolares Senderismo Expediciones Empresariales Observación de aves Seguridad en locaciones Temascal Clínicas de descenso Masajes Alquiler de equipo. Gotcha Gastronomía Artesanías Productos artesanales Tabla 1. El producto de aventura de Jalcomulco. Fuente: Elaboración propia a partir de trabajo de campo.5 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Turismo de aventura y participación de las mujeres .. ISSN 1695-7121 536 Las empresas establecidas para la práctica del tu-rismo de aventura son básicamente agencias de turismo de aventura, campamentos, hoteles, restaurantes, cafés, fondas, tiendas de souvenirs, artesanías y productos ar-tesanales, masajistas, temascaleros y guías particulares; después se presentan una serie de servicios personales -algunos informales- que son consumidos por la mano de obra que labora en el turismo, además de servicios cone-xos como el transporte, el comercio, servicios de limpieza, por señalar solamente algunos. Clasifi cadas como forma legal, el grueso de las empresas son iniciativas particu-lares en la modalidad de Sociedad Anónima de tamaño micro y pequeño, las cuales durante la temporada alta – semana santa- y puentes pueden llegar a incrementar su personal hasta 3 veces. La oferta de trabajo para las mujeres en el turismo de aventura en Jalcomulco En una comunidad donde es todavía bastante marca-do el patrón de mujer cuidadora y hombre proveedor, las aportaciones de las mujeres jalcomulqueñas permanecían la mayor parte de las veces invisibles.6 Así, con la implan-tación del turismo de aventura en Jalcomulco se abre una oportunidad para la participación productiva de éstas; de forma general se debe reconocer que una de las ventajas del involucramiento de las mujeres en el turismo alterna-tivo ha sido la visibilización de sus aportaciones producti-vas y comunitarias. En las casi tres décadas que lleva implantado el tu-rismo de aventura en Jalcomulco es evidente un cambio en las expectativas de las mujeres locales principalmente entre aquellas que pertenecen a los grupos de edad más jóvenes: …para las mujeres de mi edad [23 años] los cam-pamentos de turismo han sido una opción una ya no sólo quiere tener una familia, también quieres trabajar en las empresas y campamentos (Lorena, entrevista a profundi-dad, Secretaria); si bien es posible relacionar este cambio a otras expectativas sociales vinculadas con la educación, también es de reconocer el papel del turismo: Si vas a las demás comunidades del municipio encuentras diferencias en cómo se defi ne el ser mujer, para las niñas, adolescentes y mujeres jóvenes de aquí el casarse ya no es lo principal aparecen otras expectativas (Amalia, entrevista a profun-didad, Antropóloga). El involucramiento de las mujeres en el turismo de aventura ha permitido el acceso a identidades que an-teriormente sólo eran accesibles a los hombres cuando a través de la realización de una actividad productiva los hombres son defi nidos como campesinos, jornaleros, mú-sicos o pescadores; mientras que la tradicional ocupación de cuidadora quedaba reservada para las mujeres a la vez que se invisibilizada su participación productiva, soste-niéndose así esquemas de subordinación tanto en el espa-cio público como en el privado. Actualmente las mujeres que trabajan en el turismo de aventura han comenzado a defi nirse a través de una participación productiva visible tanto para ellas como para sus grupos domésticos y comu-nidad. Un avance que, por otro lado, no ha sido sufi ciente para reorganizar signifi cativamente la participación de los hombres en el trabajo reproductivo, a la vez que la brecha de género va tomando un nuevo cariz que es nece-sario identifi car y monitorear para efectivamente valorar los avances o retrocesos de las mujeres en sus procesos de empoderamiento. Exponer la participación de las mujeres en el modelo de turismo de aventura en Jalcomulco plantea inevitable-mente la presencia de una mano de obra tanto de muje-res foráneas como de mujeres locales en tres categorías: empresarias, socias y empleadas.7 De tal suerte que el mercado de trabajo en Jalcomulco queda defi nido no sólo exclusivamente a través del género, sino que también jue-gan un papel importante otras variables –como el nivel educativo, el ciclo de vida o el nivel social- que generan también desigualdad; toda vez que las oportunidades para una mujer urbana, de clase media y con estudios uni-versitarios no son las mismas que las de una mujer rural, de clase baja y con estudios básicos. Género y procedencia han sido dos de las principales variables identifi cadas en la segregación del mercado de trabajo desde los inicios del turismo de aventura. A lo lar-go de los años que lleva implantado el turismo de aven-tura, las mujeres urbanas y rurales que han participado han ido encontrando cabida en diversas ocupaciones; con el paso de los años y el aumento del nivel de escolaridad de las mujeres de Jalcomulco, éstas han podido ir ascen-diendo desde los niveles operativos hasta los de media ge-rencia. Sin embargo, algunos de los condicionantes inicia-les se mantienen: pocas son las mujeres locales presentes en niveles directivos de las empresas más signifi cativas y hasta la fecha ninguna ha trabajado como guía de río. El descenso del río en Jalcomulco es aún una actividad masculinizada,, al momento de introducirse son los hom-bres urbanos los primeros en practicar este deporte; con el paso de los años las mujeres urbanas comienzan también a practicarlo con fi nes lúdicos, pudiendo ser o no deporti-vos: … había la categoría de ‘senior’ y de ‘juniors’… y des-pués vino la categoría infantil y vino la categoría femenil (Raúl, op. cit.) pero siempre en menor número. Cuando de la práctica deportiva se pasa al establecimiento del des-censo con fi nes turísticos, las mujeres urbanas que practi-caban el descenso comienzan a realizar dos funciones, por un lado las mujeres adultas se encargan del transporte de los turistas y de supervisar el campamento temporal: … mi esposo se iba al río con los visitantes, mis hijos a veces se iban con él también y otras se quedaban conmigo en el campamento y ya luego yo los iba a recoger en la camio-neta para traerlos al campamento (ibídem); a su vez las mujeres jóvenes encuentran cabida como guías de río: … yo acompañaba a mi papá con el recorrido que hacía los turistas, iba de asistente en un pato, que es un kayak infl a-ble (Libia, entrevista a profundidad, Guía y Presidenta de Asociación de Descenso de Ríos A. C.). La anterior distribución del trabajo productivo se mantiene no sólo en las empresas familiares sino también PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Isis Arlene Díaz Carrión ISSN 1695-7121 537 en aquellas que contratan mano de obra; siendo en este momento cuando las mujeres locales y adultas pasan a ocuparse de las actividades de alimentación y limpieza en los campamentos establecidos a las orillas del río: Mira, has de cuenta que cuando comienzan a venir los turistas sobre todo si eran varios ya contratábamos a una o dos señoras para que hicieran la comida y así se va involu-crando la gente de aquí (Raúl, op. cit.), la participación de las mujeres locales en la realización de actividades de turismo de aventura vinculadas con la cocina y la limpie-za se potencia todavía más con el establecimiento de los primeros campamentos permanentes: Cuando las compa-ñías llegaron principalmente lo que contrataban era muje-res para la limpieza (Amalia, op. cit.). Adrenalina y poder: la presencia de mujeres en puestos masculinizados Actualmente la participación de mujeres y hombres en el turismo de aventura en Jalcomulco presenta segre-gaciones; las mujeres locales realizan mayoritariamente funciones que requieren una elevada cuota de activida-des estrechamente vinculadas con el trabajo reproductivo cotidiano, así quien cocina y quien limpia suele ser una mujer mientras que los hombres se desempeñan como choferes, mecánicos o jardineros. La realización activida-des guiadas es una ocupación masculinizada donde se han logrado introducir mujeres foráneas no así las locales. A diferencia de otros puestos, los de gerencia tienden a pre-sentar una menor brecha de género sobre todo en las Jefa-turas relativas a la Administración (Contabilidad, Recur-sos Humanos, Campamento); pero dentro de las diversas áreas destaca como masculinizada la de Mantenimiento y como feminizada la de Ventas, también feminizados son los puestos de Secretaria o de Asistente de dirección. Una revisión a lo largo del proceso de la implantación del turismo de aventura en Jalcomulco permite identifi - car a las mujeres locales ocupándose del trabajo operativo mientras que las mujeres urbanas encuentran cabida en los trabajos administrativos y de gerencia, y algunas como guías de río. La presencia de las mujeres en actividades masculinizadas -como sucede con el descenso de río- no está exenta de cuestionamientos sobre la idoneidad de éstas para el desempeño de las actividades guiadas toda vez que: …para ser guía de río tienes que ser fuerte y re-accionar rápidamente y las mujeres pues ellas son más delicadas y no les gusta la acción (Claudio, entrevista a profundidad, Jefe de Departamento de Turismo de Na-turaleza); estos cuestionamientos no pasan inadvertidos para las guías: Para un hombre como guía es más fácil porque no se le cuestiona, tú llegas y es como ‘ah bueno quieres estar aquí, pues aguántate’, desde el primer día es demostrar y demostrar que puedes hacerlo (Karina, entre-vista a profundidad, Guía y Empresaria). La exigencia de una constante demostración de su capacidad para desem-peñarse como guía de aventura aunque aparece de forma más reiterada sobre las guías de río también se extiende a las guías de otras actividades de tierra: …recuerdo una vez que un cliente le dio un ataque de pánico mientras ha-cíamos escalada y yo iba como guía auxiliar; el guía auxi-liar era un hombre y él bajó por el cliente y me mandó a mí a asegurar la cuerda y cuando los demás clientes que eran hombres vieron que yo iba a asegurar me dijeron ‘pero tú ¿cómo?’ (Laila, entrevista a profundidad, Guía). Las construcciones sociales simbólicas hegemónicas aplicables a las mujeres que realizan ocupaciones mas-culinizadas funcionan además como elemento denostador de las capacidades de éstas: “yo de plano me hice con mi egódromo, así le decía yo, cuando me veían y dudaban de mi capacidad como guía yo enseguida les decía: ‘espérame tantito, esta guía no es cualquier guía, yo he competido en nacionales y panamericanos y aquí traigo mis medallas’ (Libia, op. cit.); otra estrategia utilizada por las mujeres guías ante los cuestionamientos es la negociación: …ni modo que te pongas a pelear con los clientes de quién es más fuerte, yo tengo que explicarles que estoy entrenada pero siempre les digo ‘yo estoy capacitada para hacer mi trabajo, pero si ves que me falta la fuerza, échame una mano’ (Laila, op. cit.). Algunos de los cuestionamientos están, además, vinculados con la orientación sexual de las mujeres debido a la fuerte vinculación de la feminidad y masculinidad con determinadas ocupaciones: …una vez en la primaria la maestra nos preguntó que ´qué queríamos ser de grandes’, una compañera dijo que ella quería ser guía y todos nos reímos… hace años fue eso, pero todavía hay quien le dice ‘marimacha’ (Carlos, entrevista a pro-fundidad, mesero y estudiante); en el mundo rural mexi-cano es todavía restrictivo el panorama de las actividades socialmente validadas para las mujeres y este cuestiona-miento se aplica tanto a las mujeres locales, cuestionan-do como en el comentario anterior su orientación sexual, pero también a través de otros cuestionamientos de des-califi cación de su comportamiento: Varias veces invitamos a nuestras compañeras de escuela a aprender el descenso pero muchas aunque quieren no vienen, tienen miedo de los chismes el pueblo es pequeño y si ven a una muchacha con un hombre ya luego, luego empiezan a correr chismes (Martín, entrevista a profundidad, Guía y campesino). Por su parte, también las mujeres foráneas experimentan cuestionamientos, aunque estas últimas suelen contar con diversos mecanismos de negociación que les permiten quedar un poco al margen de dichas restricciones locales: Cuando llegué y además andaba pelona [cabello muy corto] pues sí, luego te preguntaban o hacían comentarios, no sé, yo creo que pensaban que cómo una mujer iba a an-dar haciendo cosas de hombres; pero pues tú como vienes de fuera pues no te estresas pero es bien chistoso porque mientras las niñas de Jalco te veían así como que ‘guauu mi ídola, de grande quiero ser como tú’ las mamás de las niñas y sobre todo las abuelas era como ‘esas son cosas de hombres’… ya ha cambiado un poco pero todavía hay quien piensa así (Karina, op. cit.). En el papel de empresarias, las mujeres –locales y fo-ráneas- han encontrado cabida en las diversas iniciativas de turismo de aventura ya sea como propietarias o como PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Turismo de aventura y participación de las mujeres .. ISSN 1695-7121 538 socias. Sin embargo, también es posible identifi car una segregación horizontal en la orientación de la iniciativa empresarial; así, la participación de las mujeres locales como empresarias se concentra en empresas que ofertan servicios de alimentación y venta de artesanías; por su parte, las mujeres foráneas han concentrado su partici-pación en agencias de turismo de aventura y campamen-tos. Cabe hacer notar también que en todos los casos el ser empresario de turismo de aventura en Jalcomulco es todavía una actividad masculinizada: Empresarias de actividades de aventura yo soy la única mujer así en solitario porque hay otras mujeres pero son socias con el marido, el resto son hombres (ibídem); también en algu-nos casos se presenta la propiedad del negocio por par-te de una mujer y la gestión del mismo por parte de los hombres o bien la participación de los hombres cuando la iniciativa comienza a ser percibida como un negocio: … uno de los restaurantes más antiguos lo inició una señora en una fondita casi luego fue creciendo y luego pusieron otro restaurante pero lo que inicialmente era entendido como ‘apto’ para una mujer dejó de serlo cuando comienza a crecer y hay ganancias ya (Amalia, op. cit.). En diversos estudios empíricos –por ejemplo los de Evans e Ilbery (op. cit.), Lara-Aldave y Vizcarra-Bordi (op. cit.), Sparrer (op. cit.) o Hernández et al. (2005)- se refl exiona sobre la idea de los negocios como un campo exclusivamente masculino; de igual forma tanto Agarwal (op. cit.) como Benería (op. cit.) y Sabaté et al. (op. cit.) insisten en los procesos que invisibilizan la participación de las mujeres al frente de los negocios y las características de éstos (tamaño, ren-tabilidad o nivel de comercialización) que contribuyen a mantener dicha invisibilización. Más allá de considerar la rentabilidad económica ex-clusivamente como criterio para califi car el éxito de un negocio o hacer esta califi cación a partir del uso de otros parámetros más vinculados con aspectos socio-culturales o ambientales -como pudiera ser el acceso de las muje-res a una actividad masculinizada o la promoción de otro tipo de acciones de sensibilización ambiental- son diver-sos los factores que contribuyen a modifi car el status de las ocupaciones; pero, como señalan Sabaté et al. (ibídem) un número importante de actividades realizadas por las mujeres y, por ende, defi nidas como reproductivas experi-mentan una revalorización al mecanizarse y/o al venderse para el mercado con lo cual de ser defi nidas como femeni-nas pasan a considerarse masculinizadas; un proceso en el que, como señala (Whatmore, 1991:75), los mecanismos de coerción juegan un importante papel no sólo al momen-to de redefi nir la división del trabajo sino también a tra-vés de la sexualidad, los lazos afectivos y el poder: …hay en veces que mejor para no tener problemas de-jas que tu marido decida lo que hacer con el dinero porque si no si por ejemplo, él quiere comprar algo y tú hacer otra cosa… pues con tal de mejor andar en paz pues sí, que se use tu dinero para comprar lo que él quiera; y para mí que eso pasa a las señoras que tienen su negocito (Estrella, entrevista a profundidad, Recepcionista). Entretejiendo los tiempos y espacios de la vida co-tidiana. La invisibilidad del trabajo productivo realizado por las mujeres sostiene en buena medida el esquema de una di-visión del trabajo que tradicionalmente ha considerado a la mujer exclusivamente como cuidadora del grupo do-méstico. Igual que se reporta en otros lados, en Jalcomul-co, la incorporación de la mujer a la realización del trabajo productivo no ha ido equiparada por una mayor participa-ción de los hombres en el trabajo reproductivo. De ahí la importancia de estudiar conjuntamente la participación de las mujeres en ambos espacios a fi n de tener una idea más completa de la realidad cotidiana; persiguiendo ade-más el evidenciar las diversas estrategias sostenidas y gestionadas, principalmente por las mujeres, al momen-to de solucionar las necesidades individuales y colectivas tanto en lo público como en lo privado. Si bien se denominan como estrategias de compatibili-zación más que nada se refi ere a esfuerzos individualiza-dos, no en el sentido de ausencia de redes de apoyo, sino en el entendido de que dichas acciones son detonadas y mantenidas por las mujeres del grupo doméstico, siendo mínima la participación de los hombres en éstas. Como principales responsables del trabajo reproductivo -y a fi n de liberar tiempo para poder realizar trabajo productivo-las mujeres realizan diversas estrategias entre las que destacan la realización de trabajo productivo en casa, la realización de trabajo reproductivo en espacio productivo, el uso de redes familiares y de amistades en la realiza-ción de trabajo reproductivo, la contratación de trabajo reproductivo, el uso de los servicios institucionales, el in-volucramiento en trabajo productivo de medio tiempo o de tiempo completo por temporada. Por lo general se trata de estrategias incluyentes, al-gunas de las cuales son recurridas de forma extraordina-ria y otras, en cambio, permanecen durante varios años; las estrategias usadas dependen además de diversos fac-tores por lo que son cambiantes a lo largo del tiempo, va-rían por ejemplo con el ciclo de vida del grupo doméstico: cuando tus hijos son bebés es más complicado que cuando son más grandes yo cuando eran pequeños sólo trabaja-ba por temporadas (Bernarda, entrevista a profundidad, Encargada de Limpieza), o como consecuencia de eventos puntuales: cuando mi mamá se enfermó yo dejé de tra-bajar para cuidarla, cuando se ponía sana ya me busca-ba otro trabajo y así hasta que falleció (Lila, entrevista a profundidad, Secretaria). Pero de una u otra forma son las mujeres –madres, hermanas, hijas, sobrinas, primas, suegras, cuñadas- quienes principalmente condicionan su participación productiva al cuidado del grupo doméstico: …si mi marido no trabaja es porque no hay trabajo, yo también hay veces que no trabajo por lo mismo, pero él nunca ha dejado de trabajar por los hijos o la casa, y yo sí (María, entrevista a profundidad, Cocinera). En el Jalcomulco cotidiano las mujeres recurren a sus redes de apoyo como estrategia fundamental a fi n de inte-grar otras estrategias: yo antes de venirme al campamento PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Isis Arlene Díaz Carrión ISSN 1695-7121 539 dejo a mi hija pequeña en la escuela, la recoge mi mamá y se la lleva a su casa y se queda con ella hasta que salgo de trabajar (Ernestina, entrevista a profundidad, Encarga-da de Cocina). La utilización de servicios públicos siem-pre que sea posible es una opción que resuelve de forma parcial el requerimiento de cuidados: …por las mañanas la niña está en la escuela, hay mujeres que tienen a sus bebés en la guardería (ibídem); sin embargo, la oferta de servicios públicos de cuidado y socialización no siempre coincide con los períodos de mayor trabajo en el turismo: Cuando hay más trabajo es en los fi nes de semana o en va-caciones y es cuando la niña y el niño no tienen escuela, mi marido que es chofer se va a trabajar también y yo tengo que venir, entonces mis hijos se quedan todo el día con mi suegra (Bernarda, op. cit.), con lo cual se termina recu-rriendo a la red de apoyo y se evidencia la importancia de ésta para la resolución de las necesidades cotidianas de trabajo reproductivo. En menor medida, se recurre a la contratación del trabajo reproductivo: mi hija me la traigo y la cuida una niñera, le da de comer y todo, ya cuando cierro la ofi cina nos vamos a Xalapa (Karina, op. cit.); debido a su alto costo es opción no está al alcance de todas las mujeres y quienes suelen recurrir a ella son por lo general mujeres foráneas quienes contratan principalmente los servicios de cuidados, la preparación de alimentos y la limpieza; si bien las mujeres locales prefi eren recurrir a sus redes de apoyo familiar algunas veces contratan la preparación de alimentos –parcial o total- en el mercado Para algunas mujeres la realización de trabajo produc-tivo desde la casa ha sido una opción que les ha permitido atender las responsabilidades domésticas y realizar otros trabajos: …yo aquí vendo artesanías desde mi casa y así estoy pendiente de mis nietas porque mis hijas trabajan fuera de Jalcomulco una y la otra se va al campamento (Rosa, entrevista a profundidad, Comerciante); no es no-vedoso este uso productivo de un espacio tradicionalmen-te vinculado al trabajo reproductivo, pero también en este caso se corren riesgos de invisibilizar el trabajo produc-tivo de las mujeres y mantener sobrecargada su jornada de trabajo: …la gente cree que porque estás aquí en tu casa no trabajas como si las artesanías se vendieran solas (ibídem). Otra estrategia recurrida es la realización de trabajo reproductivo en el espacio productivo; lo anterior se presenta principalmente en las empresas familiares y en otras pequeñas empresas: aquí a la fonda vienen mis hermanos y ya mi mamá nos da comer… ella es la dueña (Carlos, op. cit.) donde es más permeable la compatibili-zación de ambos trabajos tanto para las mujeres locales y, en algunos casos, para las foráneas. A través de la llegada del turismo de aventura a Jal-comulco se pueden identifi car procesos distintos para las mujeres foráneas y locales que se involucraron en este sub segmento del mercado; grosso modo, se puede decir que las mujeres foráneas contribuyeron a ampliar las expectativas de las mujeres locales, pero incluso a la fecha las mujeres foráneas también se concentran en algunas ocupaciones del mercado laboral de turismo de aventura. Para las mujeres locales, el turismo de aventura supuso inicialmente una oportunidad para realizar un trabajo productivo que generalmente sí les es reconocido: ...en sí el mayor volumen de empleo que absorbieron las compa-ñías fue de mujeres son la primera generación de mujeres del pueblo que tuvieron salario y que tendrán una jubila-ción (Amalia, op.cit.); la participación productiva de las mujeres y en particular la visibilización de ésta ha pre-sentado para una generación de mujeres jalcomulqueñas modifi caciones en los procesos domésticos y comunitarios: …y eso trajo un impacto en las dinámicas familiares por-que entonces las mujeres eran las que estaban trayendo un ingreso seguro y además un ingreso mucho mayor a lo que era el campo (ibídem). Sin embargo, dichas modifi cacio-nes no han sido sufi cientes para, efectivamente, permitir la entrada de las mujeres a cualquiera de las ocupaciones en el turismo alternativo, ni han podido sostener del todo estrategias para compartir las responsabilidades repro-ductivas del grupo doméstico. El camino a recorrer tanto para unas como para otras es todavía largo. Consideraciones fi nales Cuando la asignación de roles tradicionales a las mu-jeres y hombres es extrapolada hacia el espacio producti-vo se contribuye a la generación de ocupaciones de segre-gación horizontal y vertical, ahondando las desigualdades generadas por la división del trabajo según género. En referente al empoderamiento se hace necesaria la introducción de factores de desequilibrio capaces de cambiar los roles tradicionalmente asignados a hombres y mujeres, es una acción necesaria para efectivamente conseguir el equilibrio en la colectividad. Una participa-ción activa de las mujeres no debe limitarse a la fi gura de guardiana de la familia, sino que además debe de recono-cerles su derecho a participar como agentes productivas y a benefi ciarse de esa participación; a la vez que se gene-ran medidas para afrontar las limitaciones técnicas de los proyectos productivos de las mujeres se debe afrontar las limitaciones planteadas como consecuencia del cuidado del grupo doméstico, pues sólo a través del reconocimiento de las interconexiones entre ambos espacios será posible generar estrategias públicas y empresariales que contri-buyan a una revalorización social del trabajo reproductivo y una corresponsabilidad de éste por parte de los varones. También resulta necesario el incremento y/o la visi-bilización de la participación de las mujeres en activida-des productivas y comunitarias que planteen un cuestio-namiento abierto de las relaciones de poder que desde el espacio privado se extrapolan y enquistan en el espacio público, dando pie así a una interacción constante de am-bas esferas, donde los cambios que tienen lugar en una se ven refl ejados en la otra y viceversa; teniendo siempre presente que el poder –con su confl icto permanente- per-mea todas las relaciones económicas, políticas, sociales y personales; de tal suerte que el desarrollo del turismo de aventura con enfoque de género deberá plantearse en una PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Turismo de aventura y participación de las mujeres .. ISSN 1695-7121 540 modifi cación total que abarque los diversos tipos de rela-ciones, agentes implicados (actores y objetos de poder) y espacios que puedan sostener a su vez el empoderamiento de las mujeres. Anotaciones metodológicas El método elegido para esta investigación analítico-descriptiva y transversal es el cualitativo, su elección se justifi ca al destacar el intento de una comprensión global del tema a investigar partiendo de una defi nición de la problemática socio-espacial de las mujeres (Ruiz, 1996; Mendizábal, 2006). La contemplación de una potencial aplicación de la metodología cualitativa en las políticas de desarrollo y sobre todo el capturar los aspectos de po-der (Rose, 2001; Mattingly y Falconer Al-Hindi, 1995), son otras de las razones que se sopesan al momento de decidir la pertinencia del método cualitativo para la presente in-vestigación. La idoneidad de la elección del método cualitativo se justifi ca además a partir de un objetivo general de la investigación que no persigue la predicción o control de hechos y casos, sino la compresión de los procesos socio-espaciales (Ruiz, op. cit.) a partir del género y otras for-mas de exclusión social, considerando que para las muje-res la realización de trabajo reproductivo les supone unos usos espaciotemporales distintos a los de los varones, lo cual impacta directamente en su nivel de control sobre los recursos del medio rural. Las herramientas de campo utilizadas son la entrevista a profundidad, observación no participante y notas de campo. La etapa de campo de la investigación se desarrolló entre los meses de octubre del 2008 y abril del 2009, rea-lizándose un total de 32 entrevistas entre informantes clave y muestra de estudio;8 la realización de los guiones de las entrevistas se basan en las preguntas temáticas de investigación (supuestos), a partir de las cuales las preguntas dinámicas de entrevista son redactadas y re-armadas a lo largo de la etapa de campo, en un ejercicio de retroalimentación constante. La elección de la muestra de estudio se estratifi ca teniendo como criterios principa-les el género y la modalidad de participación en el turismo de aventura, de forma secundaria también se estratifi ca a partir de variables que resultan de las geografías de la vida cotidiana. Referencias Agarwal, Bina. 1997. “Bargaining” and Gender Relations: Within and be-yond the Household”. Feminist Economics, 3(1):1-51. 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El reconocimiento de una subordi-nación de clase -más no la de género- ha planteado en algún momento un alejamiento entre algunas corrien-tes feministas y marxistas; sin embargo,, el feminismo marxista, por ejemplo, se construye considerando las desigualdades de género como una extensión del capi-talismo en general y de las clases dominantes en par-ticular. Pero otras investigadoras, como Sabaté et al. PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Turismo de aventura y participación de las mujeres .. ISSN 1695-7121 542 (1995:66), si bien reconocen la importancia de la clase social al momento de explicar las diferencias de género también ponen hincapié en no presentar al capitalismo como la única explicación para las desigualdades de gé-nero pues la discriminación contra las mujeres aparece también fuera de los sistemas capitalistas. 2 Si bien cada una de las tres principales categorizacio-nes del trabajo tienen a su vez subdivisiones, debido a la orientación de este trabajo se hace notar que dentro del trabajo reproductivo se hacen ciertas distinciones entre el trabajo doméstico, el de socialización y el de cuidados. 3 Al respecto cabe hacer notar que la revaloración social del trabajo –reproductivo, productivo y comunitario- de las mujeres no sólo requiere una mayor generación de bienes por parte de éstas, pues la autonomía económica es sólo uno de los requisitos que sumada a la educación, la salud o el trabajo productivo generarán las condicio-nes de participación en los procesos presentes en los ámbitos reproductivo, productivo y comunitario. 4 A partir de este momento, a menos que se indique lo contrario, al mencionarse Jalcomulco se estará refi rien-do a la cabecera municipal. 5 Algunas aclaraciones para facilitar la comprensión de los términos utilizados; el temascal es un baño de vapor de uso extendido entre las culturas mesoaméricanas; el gotcha (derivado del anglicismo ‘I got you’; y que tam-bién puede denominarse como paintball) es una activi-dad donde se busca derrotar al mayor número de opo-nentes con una marcadora de aire que dispara cápsulas de pintura; la actividad de seguridad en locaciones se refi ere a la prestación de servicios de cuidados de tra-bajadores y/o equipo en la grabación de audiovisuales en escenarios exteriores; las clínicas de descenso si bien podrían considerarse como prácticas de entrenamiento intensivo, se prefi ere usar el primer término para dife-renciarlas del entrenamiento con fi nes exclusivamente vinculados a la competición. 6 A lo largo de las entrevistas a profundidad con infor-mantes de estudio se abordaba la ocupación del padre y de la madre de la persona entrevistada, inicialmente en casi todos los casos la madre fue defi nida como ‘ama de casa’; sin embargo, conforme transcurría la entrevista aparecían las ocupaciones productivas –no en pocas ve-ces califi cadas como indispensables, cuando no únicas, en el mantenimiento del grupo doméstico- de las ma-dres que permanecen invisibles en la memoria personal y colectiva. 7 En algunos casos las mujeres foráneas llegan a estable-cerse en Jalcomulco, pero en otros casos se trasladan a diario desde las ciudades vecinas donde residen, ubica-das en un rango de distancia entre los 30 y los 40 kms. Algunas de las empresas han establecido sus ofi cinas en las ciudades bien del propio Estado de Veracruz o en Estados circunvecinos, lo anterior sucede principal-mente en las empresas que tienen otros campamentos de aventura además del de Jalcomulco; en estos casos los desplazamientos hacia Jalcomulco son espaciados o, dependiendo de la naturaleza del puesto ocupado, resul-tan inexistentes. 8 Los nombres de todas las personas entrevistadas han sido cambiados. Recibido: 20/05/2011 Reenviado: 02/06/2012 Aceptado: 09/07/2012 Sometido a evaluación por pares anónimos
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Título y subtítulo | Turismo de aventura y participación de las mujeres en Jalcomulco |
Autor principal | Arlene Díaz Carrión, Isis |
Publicación fuente | Pasos. Revista de turismo y patrimonio cultural |
Numeración | Volumen 10. Número 5 |
Sección | Artículos |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | El Sauzal, Tenerife |
Editorial | Universidad de La Laguna |
Fecha | 2012-10 |
Páginas | pp. 531-542 |
Materias | Turismo ; Patrimonio cultural ; Publicaciones periódicas |
Enlaces relacionados | Página web: http://todopatrimonio.com/revistas/101-pasos-revista-de-turismo-y-patrimonio-cultural |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 226043 Bytes |
Texto | © PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. ISSN 1695-7121 Vol. 10 Nº 5 págs. 531-542. 2012 www.pasosonline.org Turismo de aventura y participación de las mujeres en Jalcomulco (México) Isis Arlene Díaz Carrión i Universidad Complutense de Madrid (España) i Universidad Complutense de Madrid. Departamento de Geografía Humana. E-mail: iarlene@yahoo.com Resumen: El turismo de aventura como elemento que contribuye a visibilizar la participación productiva de las mujeres enfrenta, por otro lado, el riesgo de promover la división del trabajo por género. A través de una metodología cualitativa se realiza una revisión a la participación de las mujeres en el turismo de aventura en su contexto cotidiano a fi n de identifi car las diversas relaciones existentes entre los trabajos con sus espacios y tiempos de realización. Palabras clave: Género; Trabajo; Turismo de aventura; Jalcomulco Title: Adventure tourism and participation of women in Jalcomulco (Mexico) Abstract: Adventure tourism can be considered as a strategy that can contribute to make visible productive work of women can also promote gender division of work. Through a qualitative methodology participation of women in adventure tourism is reviewed in a quotidian life context, in order to identify diverse relations among different types of work as well as space and time in which they take place. Keywords: Gender; Work; Adventure tourism; Jalcomulco. PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Turismo de aventura y participación de las mujeres .. ISSN 1695-7121 532 Introducción El trabajo ha sido una de las líneas temáticas con perspectiva de género más revisadas desde diversas dis-ciplinas sociales; en economía se destacan las críticas al concepto de trabajo buscando visibilizar la existencia de la esfera doméstica históricamente negada (Benería, 2005:144), la articulación entre el mundo del trabajo y la familia, las diversas desigualdades experimentadas en el espacio productivo (por ejemplo, la feminización vertical y horizontal) y más recientemente el impacto de las po-sibilidades de empoderamiento de las mujeres a partir de la participación productiva (Oliveira, de y Ariza, 1999).1 También desde la geografía, el trabajo es una cons-tante en las investigaciones y los esfuerzos de las, en su mayoría, geógrafas permiten ahondar en las múltiples interacciones presentes en los espacios productivos y re-productivos con las diferentes escalas territoriales; la vi-sibilización de la construcción y estructuración del espacio desde el reconocimiento del ‘quien pertenece a un lugar y quién queda excluido’ de McDowell (2000:15) hasta el reconocimiento y/o la construcción de economías comuni-tarias amparadas en economías no capitalistas (Gibson- Graham, 2007) van cobrando sentido las diversas estrate-gias cotidianas de las mujeres en la compatibilización de trabajos, de tiempos y espacios productivos, reproductivos y comunitarios. El turismo de aventura aparece desde la década de los 1980 entre las diversas opciones contempladas para la creación de oportunidades de trabajo en el medio rural; la revisión de este subsegmentos del turismo alternativo plantea en su defi nición reivindicaciones de un desarrollo social participativo para las mujeres, en este sentido se propone una revisión de la cotidianidad de las mujeres que participan en el turismo de aventura. El trabajo y sus espacios: breves anotaciones desde la perspectiva de género Si bien de forma general el trabajo es clasifi cado como reproductivo y productivo (Henshall-Momsen, 1991; Mo-ser, 1998) algunas autoras como Benería (op. cit.) y Gib-son- Graham (op. cit.) hablan de trabajo remunerado y no remunerado, mientras que algunas instituciones u orga-nismos recurren a una tipología de trabajo doméstico y extradoméstico (INEGI et al., 2005). Incluso, hay quien prefi ere hablar de trabajo realizado en el espacio público y en el espacio privado (McDowell, op. cit.), Ascanio (2004) ahonda un poco más y recurre a una tipología centrada en el grupo doméstico y diferenciada como consecuencia del espacio de realización del trabajo; independientemente de sus limitaciones, esta última clasifi cación resulta in-teresante porque visibiliza precisamente por un lado el espacio –público o privado- donde se realiza el trabajo a la vez que hace una distinción en la fi nalidad del mismo per-mitiendo explorar de una forma más precisa la naturaleza de los distintos tipos de trabajo -productivos, reproduc-tivo o comunitario. Lo anterior es importante pues como señala McDowell (op. cit.:184) no obstante la producción industrial ha promovido una separación entre el espacio del hogar y el espacio dedicado a la producción, dicha se-paración nunca ha sido completa; una idea también com-partida por Sabaté et al. quienes señalan que: La tendencia hasta hace muy pocos años era estudiar el trabajo productivo y reproductivo por parte de econo-mistas, sociólogos, antropólogos o geógrafos como un sis-tema dicotómico, hasta el punto de haber sido ignoradas muchas actividades productivas que se realizan dentro de la esfera doméstica (1995:96). Según Benería (op. cit.:146), existe una relación dia-léctica entre los diversos tipos de trabajo y las habilidades desarrolladas –o perfeccionadas- en un ámbito pueden perfectamente aplicarse a otro; no obstante, como anotan Sabaté et al. (op. cit.:58-65) en buena medida la triple asociación entre espacio privado/reproducción/mujeres no soporta las comparaciones transculturales o históricas y el uso de espacios por parte de los hombres y las mujeres no sólo es muy variado sino que, no en pocas ocasiones, invalida dicotomías impuestas desde la perspectiva occi-dental y urbana. Para la geografía es importante resaltar el benefi cio que se obtiene por la realización del trabajo, entendiendo que si media una remuneración -en metálico o en espe-cie- éste se considera como productivo y cuando no hay remuneración de por medio el trabajo es clasifi cado como reproductivo –cuando quien se benefi cia en primera ins-tancia es la familia-2 o comunitario (Benería, op. cit.); sin embargo, además de prestar atención a la fi nalidad tam-bién es importante defi nir los espacios físicos de realiza-ción de dichos trabajos, de ahí la importancia de visibili-zar la diversa funcionalidad del espacio público y privado (McDowell, op. cit.; Sabaté et al., op. cit.). Generalidades del Turismo de aventura Defi nido como la realización de actividades deportivas con fi nes recreativos, el turismo de aventura tiene como rasgo distintivo la superación de diversos desafíos im-puestos por la naturaleza (SECTUR, 2004); inicialmente se engloba dentro de la categoría de alternativo al contra-ponerse a la idea de pasividad característica del modelo turístico de sol y playa (Butler, 1994 y Yunis, 2004). El turismo de aventura comienza a desarrollarse como con-secuencia de un acercamiento por parte de un mercado turístico que demanda la realización de actividades con cierto nivel de riesgo en entornos naturales. La amplia gama de productos de turismo de aventu-ra es resultado no sólo de la diversidad geográfi ca sino también son consecuencia del perfi l del turista; pues en el turismo de aventura no solamente tiene cabida el turis-mo de perfi l marcadamente aventurero (turista duro) que afronta desafíos extremos sino que también se presenta un tipo de turista (suave) que demanda la realización de actividades con un nivel de riesgo muy controlado. Para Buckley (2006:10-11), la existencia de una diversidad de PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Isis Arlene Díaz Carrión ISSN 1695-7121 533 niveles de aventura y arreglos operativos existentes en este tipo de turismo es una característica que en ocasiones puede generar confusión; entre los diferentes elementos que revisa a fi n de delimitar el concepto, este autor hace hincapié en la presencia de actividades de aventura en las cuales el turista es un observador –como por ejemplo, la práctica del paracaidismo en tándem- y otras donde se requiere una activa participación de éste. De igual forma para Buckley (op. cit.), los inicios del turismo de aventura se encuentran muy relacionados con la realización de ac-tividades recreativas de aventura como pasatiempo; una relación que pudo haber contribuido a generalizar la idea de una práctica del turismo de aventura por parte de un turista con amplia experiencia en la actividad desarrolla-da; sin embargo, como señalan Cloke y Perkins (1998:210) el diseño de actividades de aventura para un turista de perfi l suave ha sido una decisión tomada por las empresas ante la necesidad de cubrir una mayor cuota de mercado y la creciente demanda por este tipo de actividades. Clasifi cado dentro de los subsegmentos del modelo de turismo alternativo, el turismo de aventura mantiene, al menos en un nivel teórico, un elevado compromiso con la sustentabilidad (César y Arnaiz, 2002; Duim, van der y Caalders, 2002). Tanto la sustentabilidad medio ambien-tal como la social aparecen en distintos grados a lo largo y ancho de los productos de turismo de aventura; existen algunos proyectos o destinos fuertemente comprometidos con las cuestiones medio ambientales y/o sociales, pero también es posible identifi car otros donde estos compro-misos son relegados a papeles secundarios primando so-bre todas las cosas la sustentabilidad económica. Los efectos del turismo de aventura han sido directa o indirectamente estudiados a partir de diversos trabajos, abordando tanto los efectos socio-culturales como medio ambientales de las diversas actividades que se comercia-lizan bajo la etiqueta de turismo de aventura; como acti-vidad social, cultural, económica y territorial, se espera que el turismo de aventura juegue un papel destacado en la diversifi cación del medio rural (Ruiz-Ballesteros, 2011), sin perder de vista que al reforzarse el papel lúdico de un medio rural existe el riesgo de desvirtuarlo y convertirlo en un parque temático (Cloke y Perkins, op. cit.). El turismo de aventura con enfoque de género El estudio de los efectos socioculturales del turismo considerando el enfoque de género es un campo de inves-tigación que comienza a recibir atención desde hace dos décadas; en lo referente a turismo en el medio rural, el enfoque de género ha estado presente en las academias anglosajonas desde la década de los 1990, destacando los artículos de Gasson y Winter (1992) así como los de Evans e Ilbery (1992) quienes comienzan a dar cuenta de la diversidad de efectos en la vida cotidiana de las mu-jeres inglesas. La realidad española comienza también a ser analizada a partir de diversos esfuerzos -como los de García-Ramón et al. (1995), Loscertales (1999) y más recientemente Sparrer (2003)- que, desde diversas disci-plinas, van también visibilizando los condicionantes en la participación de las mujeres en el turismo rural. Diversas investigaciones en México comienzan, a partir de la dé-cada pasada, a abordar las diferentes conexiones de una división del trabajo según género que se extrapola hacia el espacio productivo; las investigación de Martínez (2003), Soares et al. (2005), así como en las de Lara-Aldave y Viz-carra- Bordi (2008) van abriendo camino para entender la participación de las mujeres en diversos destinos de turis-mo alternativo en el medio rural mexicano. Estudiar del turismo de aventura aplicando el enfo-que de género implica un análisis de los procesos de em-poderamiento para evaluar los avances o retrocesos en el acceso a las oportunidades de desarrollo y participación que tienen, como fi n último, la disminución de la brecha de género. Resultado de la Plataforma de Acción desarro-llada en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, el empoderamiento como concepto contiene en sí mismo la transversalidad del enfoque de género (Kabeer, 2001; Bat-liwala, 1997). Básicamente, el empoderamiento describe un proceso que permite pasar de un contexto de subordi-nación a otro de autonomía; Rowlands (1997) y Agarwal (1997) lo catalogan como un proceso de negociación de los bienes y accesos con los diversos agentes sociales; con-siderando no sólo los bienes y accesos que tienen lugar en el espacio público, sino también en el privado. Para Rowlands (op. cit.), un primer paso para lograr el acceso a las estructuras de poder es la participación de las muje-res en la toma de decisiones públicas y privadas; Kabeer (op. cit.) comparte esta opinión y además pone énfasis en la necesaria participación de las mujeres al momento de decidir las diversas agendas a fi n de que sus problemáti-cas sean visibilizadas y resueltas, una mujer empoderada, señala, es capaz de ejercer una activa participación en es-pacios donde anteriormente estaba excluida.3 Jalcomulco y su contexto Ubicado en la región centro del Estado de Veracruz, el municipio de Jalcomulco (del náhuatl Xalkomolko ”en el rincón de la arena”) cuenta con una extensión de 58,40 km2 donde se asienta una población -mayoritariamente mestiza- cercana a los 4.700 habitantes (INEGI, II Conteo de Población y Vivienda 2005); el municipio se caracte-riza por una ruralidad cada vez menos marcada, princi-palmente en la cabecera municipal –comparte el mismo nombre del municipio- donde se concentra el 58,84% de la población municipal (INEGI, Censo de Población y Vi-vienda 2000). El Índice de Desarrollo Humano (IDH) del municipio se ubica en el nivel medio (0,7521) y cuando se aplica la variable de género presenta una disminución (0,7238) que comienza a dar indicios de las diferencias, pero sobre todo de las pérdidas de dicho municipio como resultado de di-cha inequidad (PNUD, 2009). Grosso modo se puede de-cir que el Índice de Feminización de las últimas décadas PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Turismo de aventura y participación de las mujeres .. ISSN 1695-7121 534 muestran que el municipio de Jalcomulco es ligeramente masculinizado, ubicándose el índice en 94 en el año de 1980, ascendiendo a 98 en el año de 1990, disminuyendo a 95 en el año 2000 y ubicándose en 97 en el 2005 (INEGI, 2005). En Jalcomulco municipio, tradicionalmente la activi-dad económica ha sido de tipo primario, principalmente agricultura y ganadería, siendo los cultivos principales el mango, la caña de azúcar y el maíz (Castillo, 1995) aun-que en los últimos años estas actividades han sido despla-zadas por las de tipo terciario; cabe señalar que el sector servicios es el segundo en importancia respecto a la mano de obra ocupada (GOBVER, 2006). man valles con forma de U; también destacan los cerros y lomeríos alargados con altitudes que van desde los 400 a los 900 m. La vegetación en Jalcomulco resulta también diversa como consecuencia de un sin número de especies propias de diferentes comunidades vegetales (ibídem), y si bien se conoce poco la biodiversidad de la región, existen algunos estudios que permiten establecer la vegetación a lo largo de La Antigua como de bosque de pino-encino, de bosque mesófi lo, de selva baja caducifolia, de vegetación riparia, así como de pastizal inducido y cultivado; si bien es cierto se encuentran cañadas con comunidades ecoto-nales en buen estado de conservación, tanto la cuenca alta como la baja se han vistos seriamente afectadas por defo- El Río La Antigua -que parte en dos tanto el munici-pio de Jalcomulco como la cabecera municipal del mismo nombre- se ha convertido para el turismo de aventura en el eje vertebrador de una oferta que tiene en el descenso de ríos su principal actividad. Con una longitud de 139 km. (a lo largo de los cuales desciende de una altura máxi-ma de 4.200 msnm. hasta el mismo nivel del mar), des-taca el descenso desde los 2.600 msnm. a los 200 msnm. en una distancia menor a los 40 kms. (GOBVER, 1998); un desnivel que ha sido aprovechado para el descenso y otras actividades de aventura relacionadas con atractivos naturales propios de las numerosas barrancas adjuntas. De acuerdo con Castillo (op. cit.) en las cercanías de Jalcomulco el río discurre a través de un relieve caracteri-zado por las mesetas planas y moderadamente onduladas, cortadas por pequeños barrancos con acantilados que for- Mapa 1. Ubicación de Jalcomulco. Fuente: Elaboración propia a partir de INEGI. restación y contaminación (CONABIO). El turismo de aventura descubre Jalcomulco En México, el turismo de aventura comienza a practicarse entre las décadas de 1980 y 1990 a partir de actividades realizadas en la montaña y el río; por lo que a Jalcomul-co se refi ere, desde fi nales de la década de los 1970 se convierte en un atractivo principal para la práctica del descenso en ríos, una novedosa actividad inicialmente practicada como hobby por urbanitas que poco a poco van encontrando nuevas actividades lúdicas en espacios poco explorados: …has de cuenta que ya existía un turismo de aventura, o algo parecido pero que se concentraba en las altas montañas y de repente se descubre que el río también puede ser usado para actividades deportivas (Simón, en- PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Isis Arlene Díaz Carrión ISSN 1695-7121 535 trevista a profundidad, Empresario). El descubrimiento del Río La Antigua como potencial recurso para las acti-vidades de aventura genera un fl ujo turístico proveniente tanto del propio Estado de Veracruz como de las principa-les ciudades del altiplano: …había muchos lugares, se ve-nía de las ciudades de Xalapa o Puebla, pero mucha gente venía del Distrito Federal, una buena parte de quienes co-menzaron a practicar el descenso como deporte venía de allí (Raúl, entrevista a profundidad, Empresario). En el caso de Jalcomulco,4 convertirse en la cuna del turismo de aventura en México fue un proceso que tiene lugar en un par de lustros, de tal suerte que ya para fi - nales de la década de los 1990 comienzan a aparecer las primeras iniciativas empresariales: …mi esposo comienza a realizar campeonatos de descenso en ríos y participan clubes de distintas partes del país; en una de esas lo con-tactan unos americanos porque quieren traer gente, no a competir sino como turistas y así es como nosotros nos en-rolamos en el turismo (Adriana, entrevista a profundidad, Empresaria); aunque las iniciativas que surgen por esas fechas resultan de tipo informal, sientan los precedentes del actual modelo de turismo de aventura que se desarro-lla en Jalcomulco. En sus inicios, y a diferencia de otros destinos de turis-mo donde el hospedaje y la alimentación son ofrecidos por la población local, el turismo de aventura registra un li-mitado contacto con la población residente de Jalcomulco, pues si bien el campamento (casas de campaña) se instala en los terrenos cercanos al río, la mayoría de los servicios son prestados por una organización informal de amista-des o incluso por parte de la propia familia: las cosas se resolvían entre mi esposo y yo, y mis hijos que también nos ayudaban; luego mi esposo se digamos asoció con un par de amigos y eran entre ellos y nosotros que se atendían a los turistas (ibídem); la atención del turista a partir de una mano de obra familiar o de amistades es una práctica recurrida entre las primeras iniciativas que comienzan a atender el turismo de aventura en Jalcomulco. Posterior-mente, hacia fi nales de este período de introducción del turismo de aventura comienzan a establecerse los prime-ros campamentos con infraestructura permanente y con un modelo de gestión empresarial sostenida a través de la contratación de mano de obra local y foránea. El período introductorio del turismo de aventura dura aproximadamente una década y da comienzo a otro perío-do de crecimiento de la oferta caracterizado no sólo por un aumento en el número de empresas directas o conexas: … de los 3 campamentos iniciales ahora tenemos 27 empre-sas registradas en Jalcomulco… sólo empresas, sin con-tar los hoteles, los restaurantes, las tiendas de artesanía, que si las sumas tendríamos como… como otras 23 ini-ciativas… y luego están quienes trabajan por su cuenta… (Paula, entrevista a profundidad, Directora municipal de Turismo), o el incipiente establecimiento de empresas de aventura en municipios vecinos: … a eso tendrías que sumarle otras 10 ó 15 en… en Apazapan (Íbidem); sino también por una diversifi cación del producto de turismo de aventura que incluye otras actividades y servicios vin-culados a actividades de río o de tierra: …empezamos a hacer rappel, empezamos a hacer tirolesa, empezamos a hacer caminatas porque ya no sólo bastaba con el descenso en ríos pues había que retener a la gente aquí por más días y comenzamos a descubrir sitios hermosísimos a los alrededores del río (Raúl, op. cit.), así como a otros recur-sos culturales: … también se recurre a la gastronomía del lugar o a los temascales [baño de vapor de origen prehis-pánico] (Paula, op. cit.) que van conformando el actual producto de aventura dirigido principalmente a un turista que busca actividades de riesgo controlado, pero sin dejar de lado al turista de aventura especializado. Actualmente la oferta de turismo de aventura en Jalcomulco sigue te-niendo como fuerte componente el descenso en ríos, pero de forma complementaria el producto se sostiene a su vez en otras actividades que usan otros recursos turísticos de tipo natural y cultural. Principal Descenso en ríos Complementarios Tirolesa Funcionales Hospedaje Rappel Alimentación Escalada Transporte Cabalgatas Eventos Bici de montaña Programas Escolares Senderismo Expediciones Empresariales Observación de aves Seguridad en locaciones Temascal Clínicas de descenso Masajes Alquiler de equipo. Gotcha Gastronomía Artesanías Productos artesanales Tabla 1. El producto de aventura de Jalcomulco. Fuente: Elaboración propia a partir de trabajo de campo.5 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Turismo de aventura y participación de las mujeres .. ISSN 1695-7121 536 Las empresas establecidas para la práctica del tu-rismo de aventura son básicamente agencias de turismo de aventura, campamentos, hoteles, restaurantes, cafés, fondas, tiendas de souvenirs, artesanías y productos ar-tesanales, masajistas, temascaleros y guías particulares; después se presentan una serie de servicios personales -algunos informales- que son consumidos por la mano de obra que labora en el turismo, además de servicios cone-xos como el transporte, el comercio, servicios de limpieza, por señalar solamente algunos. Clasifi cadas como forma legal, el grueso de las empresas son iniciativas particu-lares en la modalidad de Sociedad Anónima de tamaño micro y pequeño, las cuales durante la temporada alta – semana santa- y puentes pueden llegar a incrementar su personal hasta 3 veces. La oferta de trabajo para las mujeres en el turismo de aventura en Jalcomulco En una comunidad donde es todavía bastante marca-do el patrón de mujer cuidadora y hombre proveedor, las aportaciones de las mujeres jalcomulqueñas permanecían la mayor parte de las veces invisibles.6 Así, con la implan-tación del turismo de aventura en Jalcomulco se abre una oportunidad para la participación productiva de éstas; de forma general se debe reconocer que una de las ventajas del involucramiento de las mujeres en el turismo alterna-tivo ha sido la visibilización de sus aportaciones producti-vas y comunitarias. En las casi tres décadas que lleva implantado el tu-rismo de aventura en Jalcomulco es evidente un cambio en las expectativas de las mujeres locales principalmente entre aquellas que pertenecen a los grupos de edad más jóvenes: …para las mujeres de mi edad [23 años] los cam-pamentos de turismo han sido una opción una ya no sólo quiere tener una familia, también quieres trabajar en las empresas y campamentos (Lorena, entrevista a profundi-dad, Secretaria); si bien es posible relacionar este cambio a otras expectativas sociales vinculadas con la educación, también es de reconocer el papel del turismo: Si vas a las demás comunidades del municipio encuentras diferencias en cómo se defi ne el ser mujer, para las niñas, adolescentes y mujeres jóvenes de aquí el casarse ya no es lo principal aparecen otras expectativas (Amalia, entrevista a profun-didad, Antropóloga). El involucramiento de las mujeres en el turismo de aventura ha permitido el acceso a identidades que an-teriormente sólo eran accesibles a los hombres cuando a través de la realización de una actividad productiva los hombres son defi nidos como campesinos, jornaleros, mú-sicos o pescadores; mientras que la tradicional ocupación de cuidadora quedaba reservada para las mujeres a la vez que se invisibilizada su participación productiva, soste-niéndose así esquemas de subordinación tanto en el espa-cio público como en el privado. Actualmente las mujeres que trabajan en el turismo de aventura han comenzado a defi nirse a través de una participación productiva visible tanto para ellas como para sus grupos domésticos y comu-nidad. Un avance que, por otro lado, no ha sido sufi ciente para reorganizar signifi cativamente la participación de los hombres en el trabajo reproductivo, a la vez que la brecha de género va tomando un nuevo cariz que es nece-sario identifi car y monitorear para efectivamente valorar los avances o retrocesos de las mujeres en sus procesos de empoderamiento. Exponer la participación de las mujeres en el modelo de turismo de aventura en Jalcomulco plantea inevitable-mente la presencia de una mano de obra tanto de muje-res foráneas como de mujeres locales en tres categorías: empresarias, socias y empleadas.7 De tal suerte que el mercado de trabajo en Jalcomulco queda defi nido no sólo exclusivamente a través del género, sino que también jue-gan un papel importante otras variables –como el nivel educativo, el ciclo de vida o el nivel social- que generan también desigualdad; toda vez que las oportunidades para una mujer urbana, de clase media y con estudios uni-versitarios no son las mismas que las de una mujer rural, de clase baja y con estudios básicos. Género y procedencia han sido dos de las principales variables identifi cadas en la segregación del mercado de trabajo desde los inicios del turismo de aventura. A lo lar-go de los años que lleva implantado el turismo de aven-tura, las mujeres urbanas y rurales que han participado han ido encontrando cabida en diversas ocupaciones; con el paso de los años y el aumento del nivel de escolaridad de las mujeres de Jalcomulco, éstas han podido ir ascen-diendo desde los niveles operativos hasta los de media ge-rencia. Sin embargo, algunos de los condicionantes inicia-les se mantienen: pocas son las mujeres locales presentes en niveles directivos de las empresas más signifi cativas y hasta la fecha ninguna ha trabajado como guía de río. El descenso del río en Jalcomulco es aún una actividad masculinizada,, al momento de introducirse son los hom-bres urbanos los primeros en practicar este deporte; con el paso de los años las mujeres urbanas comienzan también a practicarlo con fi nes lúdicos, pudiendo ser o no deporti-vos: … había la categoría de ‘senior’ y de ‘juniors’… y des-pués vino la categoría infantil y vino la categoría femenil (Raúl, op. cit.) pero siempre en menor número. Cuando de la práctica deportiva se pasa al establecimiento del des-censo con fi nes turísticos, las mujeres urbanas que practi-caban el descenso comienzan a realizar dos funciones, por un lado las mujeres adultas se encargan del transporte de los turistas y de supervisar el campamento temporal: … mi esposo se iba al río con los visitantes, mis hijos a veces se iban con él también y otras se quedaban conmigo en el campamento y ya luego yo los iba a recoger en la camio-neta para traerlos al campamento (ibídem); a su vez las mujeres jóvenes encuentran cabida como guías de río: … yo acompañaba a mi papá con el recorrido que hacía los turistas, iba de asistente en un pato, que es un kayak infl a-ble (Libia, entrevista a profundidad, Guía y Presidenta de Asociación de Descenso de Ríos A. C.). La anterior distribución del trabajo productivo se mantiene no sólo en las empresas familiares sino también PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Isis Arlene Díaz Carrión ISSN 1695-7121 537 en aquellas que contratan mano de obra; siendo en este momento cuando las mujeres locales y adultas pasan a ocuparse de las actividades de alimentación y limpieza en los campamentos establecidos a las orillas del río: Mira, has de cuenta que cuando comienzan a venir los turistas sobre todo si eran varios ya contratábamos a una o dos señoras para que hicieran la comida y así se va involu-crando la gente de aquí (Raúl, op. cit.), la participación de las mujeres locales en la realización de actividades de turismo de aventura vinculadas con la cocina y la limpie-za se potencia todavía más con el establecimiento de los primeros campamentos permanentes: Cuando las compa-ñías llegaron principalmente lo que contrataban era muje-res para la limpieza (Amalia, op. cit.). Adrenalina y poder: la presencia de mujeres en puestos masculinizados Actualmente la participación de mujeres y hombres en el turismo de aventura en Jalcomulco presenta segre-gaciones; las mujeres locales realizan mayoritariamente funciones que requieren una elevada cuota de activida-des estrechamente vinculadas con el trabajo reproductivo cotidiano, así quien cocina y quien limpia suele ser una mujer mientras que los hombres se desempeñan como choferes, mecánicos o jardineros. La realización activida-des guiadas es una ocupación masculinizada donde se han logrado introducir mujeres foráneas no así las locales. A diferencia de otros puestos, los de gerencia tienden a pre-sentar una menor brecha de género sobre todo en las Jefa-turas relativas a la Administración (Contabilidad, Recur-sos Humanos, Campamento); pero dentro de las diversas áreas destaca como masculinizada la de Mantenimiento y como feminizada la de Ventas, también feminizados son los puestos de Secretaria o de Asistente de dirección. Una revisión a lo largo del proceso de la implantación del turismo de aventura en Jalcomulco permite identifi - car a las mujeres locales ocupándose del trabajo operativo mientras que las mujeres urbanas encuentran cabida en los trabajos administrativos y de gerencia, y algunas como guías de río. La presencia de las mujeres en actividades masculinizadas -como sucede con el descenso de río- no está exenta de cuestionamientos sobre la idoneidad de éstas para el desempeño de las actividades guiadas toda vez que: …para ser guía de río tienes que ser fuerte y re-accionar rápidamente y las mujeres pues ellas son más delicadas y no les gusta la acción (Claudio, entrevista a profundidad, Jefe de Departamento de Turismo de Na-turaleza); estos cuestionamientos no pasan inadvertidos para las guías: Para un hombre como guía es más fácil porque no se le cuestiona, tú llegas y es como ‘ah bueno quieres estar aquí, pues aguántate’, desde el primer día es demostrar y demostrar que puedes hacerlo (Karina, entre-vista a profundidad, Guía y Empresaria). La exigencia de una constante demostración de su capacidad para desem-peñarse como guía de aventura aunque aparece de forma más reiterada sobre las guías de río también se extiende a las guías de otras actividades de tierra: …recuerdo una vez que un cliente le dio un ataque de pánico mientras ha-cíamos escalada y yo iba como guía auxiliar; el guía auxi-liar era un hombre y él bajó por el cliente y me mandó a mí a asegurar la cuerda y cuando los demás clientes que eran hombres vieron que yo iba a asegurar me dijeron ‘pero tú ¿cómo?’ (Laila, entrevista a profundidad, Guía). Las construcciones sociales simbólicas hegemónicas aplicables a las mujeres que realizan ocupaciones mas-culinizadas funcionan además como elemento denostador de las capacidades de éstas: “yo de plano me hice con mi egódromo, así le decía yo, cuando me veían y dudaban de mi capacidad como guía yo enseguida les decía: ‘espérame tantito, esta guía no es cualquier guía, yo he competido en nacionales y panamericanos y aquí traigo mis medallas’ (Libia, op. cit.); otra estrategia utilizada por las mujeres guías ante los cuestionamientos es la negociación: …ni modo que te pongas a pelear con los clientes de quién es más fuerte, yo tengo que explicarles que estoy entrenada pero siempre les digo ‘yo estoy capacitada para hacer mi trabajo, pero si ves que me falta la fuerza, échame una mano’ (Laila, op. cit.). Algunos de los cuestionamientos están, además, vinculados con la orientación sexual de las mujeres debido a la fuerte vinculación de la feminidad y masculinidad con determinadas ocupaciones: …una vez en la primaria la maestra nos preguntó que ´qué queríamos ser de grandes’, una compañera dijo que ella quería ser guía y todos nos reímos… hace años fue eso, pero todavía hay quien le dice ‘marimacha’ (Carlos, entrevista a pro-fundidad, mesero y estudiante); en el mundo rural mexi-cano es todavía restrictivo el panorama de las actividades socialmente validadas para las mujeres y este cuestiona-miento se aplica tanto a las mujeres locales, cuestionan-do como en el comentario anterior su orientación sexual, pero también a través de otros cuestionamientos de des-califi cación de su comportamiento: Varias veces invitamos a nuestras compañeras de escuela a aprender el descenso pero muchas aunque quieren no vienen, tienen miedo de los chismes el pueblo es pequeño y si ven a una muchacha con un hombre ya luego, luego empiezan a correr chismes (Martín, entrevista a profundidad, Guía y campesino). Por su parte, también las mujeres foráneas experimentan cuestionamientos, aunque estas últimas suelen contar con diversos mecanismos de negociación que les permiten quedar un poco al margen de dichas restricciones locales: Cuando llegué y además andaba pelona [cabello muy corto] pues sí, luego te preguntaban o hacían comentarios, no sé, yo creo que pensaban que cómo una mujer iba a an-dar haciendo cosas de hombres; pero pues tú como vienes de fuera pues no te estresas pero es bien chistoso porque mientras las niñas de Jalco te veían así como que ‘guauu mi ídola, de grande quiero ser como tú’ las mamás de las niñas y sobre todo las abuelas era como ‘esas son cosas de hombres’… ya ha cambiado un poco pero todavía hay quien piensa así (Karina, op. cit.). En el papel de empresarias, las mujeres –locales y fo-ráneas- han encontrado cabida en las diversas iniciativas de turismo de aventura ya sea como propietarias o como PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Turismo de aventura y participación de las mujeres .. ISSN 1695-7121 538 socias. Sin embargo, también es posible identifi car una segregación horizontal en la orientación de la iniciativa empresarial; así, la participación de las mujeres locales como empresarias se concentra en empresas que ofertan servicios de alimentación y venta de artesanías; por su parte, las mujeres foráneas han concentrado su partici-pación en agencias de turismo de aventura y campamen-tos. Cabe hacer notar también que en todos los casos el ser empresario de turismo de aventura en Jalcomulco es todavía una actividad masculinizada: Empresarias de actividades de aventura yo soy la única mujer así en solitario porque hay otras mujeres pero son socias con el marido, el resto son hombres (ibídem); también en algu-nos casos se presenta la propiedad del negocio por par-te de una mujer y la gestión del mismo por parte de los hombres o bien la participación de los hombres cuando la iniciativa comienza a ser percibida como un negocio: … uno de los restaurantes más antiguos lo inició una señora en una fondita casi luego fue creciendo y luego pusieron otro restaurante pero lo que inicialmente era entendido como ‘apto’ para una mujer dejó de serlo cuando comienza a crecer y hay ganancias ya (Amalia, op. cit.). En diversos estudios empíricos –por ejemplo los de Evans e Ilbery (op. cit.), Lara-Aldave y Vizcarra-Bordi (op. cit.), Sparrer (op. cit.) o Hernández et al. (2005)- se refl exiona sobre la idea de los negocios como un campo exclusivamente masculino; de igual forma tanto Agarwal (op. cit.) como Benería (op. cit.) y Sabaté et al. (op. cit.) insisten en los procesos que invisibilizan la participación de las mujeres al frente de los negocios y las características de éstos (tamaño, ren-tabilidad o nivel de comercialización) que contribuyen a mantener dicha invisibilización. Más allá de considerar la rentabilidad económica ex-clusivamente como criterio para califi car el éxito de un negocio o hacer esta califi cación a partir del uso de otros parámetros más vinculados con aspectos socio-culturales o ambientales -como pudiera ser el acceso de las muje-res a una actividad masculinizada o la promoción de otro tipo de acciones de sensibilización ambiental- son diver-sos los factores que contribuyen a modifi car el status de las ocupaciones; pero, como señalan Sabaté et al. (ibídem) un número importante de actividades realizadas por las mujeres y, por ende, defi nidas como reproductivas experi-mentan una revalorización al mecanizarse y/o al venderse para el mercado con lo cual de ser defi nidas como femeni-nas pasan a considerarse masculinizadas; un proceso en el que, como señala (Whatmore, 1991:75), los mecanismos de coerción juegan un importante papel no sólo al momen-to de redefi nir la división del trabajo sino también a tra-vés de la sexualidad, los lazos afectivos y el poder: …hay en veces que mejor para no tener problemas de-jas que tu marido decida lo que hacer con el dinero porque si no si por ejemplo, él quiere comprar algo y tú hacer otra cosa… pues con tal de mejor andar en paz pues sí, que se use tu dinero para comprar lo que él quiera; y para mí que eso pasa a las señoras que tienen su negocito (Estrella, entrevista a profundidad, Recepcionista). Entretejiendo los tiempos y espacios de la vida co-tidiana. La invisibilidad del trabajo productivo realizado por las mujeres sostiene en buena medida el esquema de una di-visión del trabajo que tradicionalmente ha considerado a la mujer exclusivamente como cuidadora del grupo do-méstico. Igual que se reporta en otros lados, en Jalcomul-co, la incorporación de la mujer a la realización del trabajo productivo no ha ido equiparada por una mayor participa-ción de los hombres en el trabajo reproductivo. De ahí la importancia de estudiar conjuntamente la participación de las mujeres en ambos espacios a fi n de tener una idea más completa de la realidad cotidiana; persiguiendo ade-más el evidenciar las diversas estrategias sostenidas y gestionadas, principalmente por las mujeres, al momen-to de solucionar las necesidades individuales y colectivas tanto en lo público como en lo privado. Si bien se denominan como estrategias de compatibili-zación más que nada se refi ere a esfuerzos individualiza-dos, no en el sentido de ausencia de redes de apoyo, sino en el entendido de que dichas acciones son detonadas y mantenidas por las mujeres del grupo doméstico, siendo mínima la participación de los hombres en éstas. Como principales responsables del trabajo reproductivo -y a fi n de liberar tiempo para poder realizar trabajo productivo-las mujeres realizan diversas estrategias entre las que destacan la realización de trabajo productivo en casa, la realización de trabajo reproductivo en espacio productivo, el uso de redes familiares y de amistades en la realiza-ción de trabajo reproductivo, la contratación de trabajo reproductivo, el uso de los servicios institucionales, el in-volucramiento en trabajo productivo de medio tiempo o de tiempo completo por temporada. Por lo general se trata de estrategias incluyentes, al-gunas de las cuales son recurridas de forma extraordina-ria y otras, en cambio, permanecen durante varios años; las estrategias usadas dependen además de diversos fac-tores por lo que son cambiantes a lo largo del tiempo, va-rían por ejemplo con el ciclo de vida del grupo doméstico: cuando tus hijos son bebés es más complicado que cuando son más grandes yo cuando eran pequeños sólo trabaja-ba por temporadas (Bernarda, entrevista a profundidad, Encargada de Limpieza), o como consecuencia de eventos puntuales: cuando mi mamá se enfermó yo dejé de tra-bajar para cuidarla, cuando se ponía sana ya me busca-ba otro trabajo y así hasta que falleció (Lila, entrevista a profundidad, Secretaria). Pero de una u otra forma son las mujeres –madres, hermanas, hijas, sobrinas, primas, suegras, cuñadas- quienes principalmente condicionan su participación productiva al cuidado del grupo doméstico: …si mi marido no trabaja es porque no hay trabajo, yo también hay veces que no trabajo por lo mismo, pero él nunca ha dejado de trabajar por los hijos o la casa, y yo sí (María, entrevista a profundidad, Cocinera). En el Jalcomulco cotidiano las mujeres recurren a sus redes de apoyo como estrategia fundamental a fi n de inte-grar otras estrategias: yo antes de venirme al campamento PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Isis Arlene Díaz Carrión ISSN 1695-7121 539 dejo a mi hija pequeña en la escuela, la recoge mi mamá y se la lleva a su casa y se queda con ella hasta que salgo de trabajar (Ernestina, entrevista a profundidad, Encarga-da de Cocina). La utilización de servicios públicos siem-pre que sea posible es una opción que resuelve de forma parcial el requerimiento de cuidados: …por las mañanas la niña está en la escuela, hay mujeres que tienen a sus bebés en la guardería (ibídem); sin embargo, la oferta de servicios públicos de cuidado y socialización no siempre coincide con los períodos de mayor trabajo en el turismo: Cuando hay más trabajo es en los fi nes de semana o en va-caciones y es cuando la niña y el niño no tienen escuela, mi marido que es chofer se va a trabajar también y yo tengo que venir, entonces mis hijos se quedan todo el día con mi suegra (Bernarda, op. cit.), con lo cual se termina recu-rriendo a la red de apoyo y se evidencia la importancia de ésta para la resolución de las necesidades cotidianas de trabajo reproductivo. En menor medida, se recurre a la contratación del trabajo reproductivo: mi hija me la traigo y la cuida una niñera, le da de comer y todo, ya cuando cierro la ofi cina nos vamos a Xalapa (Karina, op. cit.); debido a su alto costo es opción no está al alcance de todas las mujeres y quienes suelen recurrir a ella son por lo general mujeres foráneas quienes contratan principalmente los servicios de cuidados, la preparación de alimentos y la limpieza; si bien las mujeres locales prefi eren recurrir a sus redes de apoyo familiar algunas veces contratan la preparación de alimentos –parcial o total- en el mercado Para algunas mujeres la realización de trabajo produc-tivo desde la casa ha sido una opción que les ha permitido atender las responsabilidades domésticas y realizar otros trabajos: …yo aquí vendo artesanías desde mi casa y así estoy pendiente de mis nietas porque mis hijas trabajan fuera de Jalcomulco una y la otra se va al campamento (Rosa, entrevista a profundidad, Comerciante); no es no-vedoso este uso productivo de un espacio tradicionalmen-te vinculado al trabajo reproductivo, pero también en este caso se corren riesgos de invisibilizar el trabajo produc-tivo de las mujeres y mantener sobrecargada su jornada de trabajo: …la gente cree que porque estás aquí en tu casa no trabajas como si las artesanías se vendieran solas (ibídem). Otra estrategia recurrida es la realización de trabajo reproductivo en el espacio productivo; lo anterior se presenta principalmente en las empresas familiares y en otras pequeñas empresas: aquí a la fonda vienen mis hermanos y ya mi mamá nos da comer… ella es la dueña (Carlos, op. cit.) donde es más permeable la compatibili-zación de ambos trabajos tanto para las mujeres locales y, en algunos casos, para las foráneas. A través de la llegada del turismo de aventura a Jal-comulco se pueden identifi car procesos distintos para las mujeres foráneas y locales que se involucraron en este sub segmento del mercado; grosso modo, se puede decir que las mujeres foráneas contribuyeron a ampliar las expectativas de las mujeres locales, pero incluso a la fecha las mujeres foráneas también se concentran en algunas ocupaciones del mercado laboral de turismo de aventura. Para las mujeres locales, el turismo de aventura supuso inicialmente una oportunidad para realizar un trabajo productivo que generalmente sí les es reconocido: ...en sí el mayor volumen de empleo que absorbieron las compa-ñías fue de mujeres son la primera generación de mujeres del pueblo que tuvieron salario y que tendrán una jubila-ción (Amalia, op.cit.); la participación productiva de las mujeres y en particular la visibilización de ésta ha pre-sentado para una generación de mujeres jalcomulqueñas modifi caciones en los procesos domésticos y comunitarios: …y eso trajo un impacto en las dinámicas familiares por-que entonces las mujeres eran las que estaban trayendo un ingreso seguro y además un ingreso mucho mayor a lo que era el campo (ibídem). Sin embargo, dichas modifi cacio-nes no han sido sufi cientes para, efectivamente, permitir la entrada de las mujeres a cualquiera de las ocupaciones en el turismo alternativo, ni han podido sostener del todo estrategias para compartir las responsabilidades repro-ductivas del grupo doméstico. El camino a recorrer tanto para unas como para otras es todavía largo. Consideraciones fi nales Cuando la asignación de roles tradicionales a las mu-jeres y hombres es extrapolada hacia el espacio producti-vo se contribuye a la generación de ocupaciones de segre-gación horizontal y vertical, ahondando las desigualdades generadas por la división del trabajo según género. En referente al empoderamiento se hace necesaria la introducción de factores de desequilibrio capaces de cambiar los roles tradicionalmente asignados a hombres y mujeres, es una acción necesaria para efectivamente conseguir el equilibrio en la colectividad. Una participa-ción activa de las mujeres no debe limitarse a la fi gura de guardiana de la familia, sino que además debe de recono-cerles su derecho a participar como agentes productivas y a benefi ciarse de esa participación; a la vez que se gene-ran medidas para afrontar las limitaciones técnicas de los proyectos productivos de las mujeres se debe afrontar las limitaciones planteadas como consecuencia del cuidado del grupo doméstico, pues sólo a través del reconocimiento de las interconexiones entre ambos espacios será posible generar estrategias públicas y empresariales que contri-buyan a una revalorización social del trabajo reproductivo y una corresponsabilidad de éste por parte de los varones. También resulta necesario el incremento y/o la visi-bilización de la participación de las mujeres en activida-des productivas y comunitarias que planteen un cuestio-namiento abierto de las relaciones de poder que desde el espacio privado se extrapolan y enquistan en el espacio público, dando pie así a una interacción constante de am-bas esferas, donde los cambios que tienen lugar en una se ven refl ejados en la otra y viceversa; teniendo siempre presente que el poder –con su confl icto permanente- per-mea todas las relaciones económicas, políticas, sociales y personales; de tal suerte que el desarrollo del turismo de aventura con enfoque de género deberá plantearse en una PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Turismo de aventura y participación de las mujeres .. ISSN 1695-7121 540 modifi cación total que abarque los diversos tipos de rela-ciones, agentes implicados (actores y objetos de poder) y espacios que puedan sostener a su vez el empoderamiento de las mujeres. Anotaciones metodológicas El método elegido para esta investigación analítico-descriptiva y transversal es el cualitativo, su elección se justifi ca al destacar el intento de una comprensión global del tema a investigar partiendo de una defi nición de la problemática socio-espacial de las mujeres (Ruiz, 1996; Mendizábal, 2006). La contemplación de una potencial aplicación de la metodología cualitativa en las políticas de desarrollo y sobre todo el capturar los aspectos de po-der (Rose, 2001; Mattingly y Falconer Al-Hindi, 1995), son otras de las razones que se sopesan al momento de decidir la pertinencia del método cualitativo para la presente in-vestigación. La idoneidad de la elección del método cualitativo se justifi ca además a partir de un objetivo general de la investigación que no persigue la predicción o control de hechos y casos, sino la compresión de los procesos socio-espaciales (Ruiz, op. cit.) a partir del género y otras for-mas de exclusión social, considerando que para las muje-res la realización de trabajo reproductivo les supone unos usos espaciotemporales distintos a los de los varones, lo cual impacta directamente en su nivel de control sobre los recursos del medio rural. Las herramientas de campo utilizadas son la entrevista a profundidad, observación no participante y notas de campo. La etapa de campo de la investigación se desarrolló entre los meses de octubre del 2008 y abril del 2009, rea-lizándose un total de 32 entrevistas entre informantes clave y muestra de estudio;8 la realización de los guiones de las entrevistas se basan en las preguntas temáticas de investigación (supuestos), a partir de las cuales las preguntas dinámicas de entrevista son redactadas y re-armadas a lo largo de la etapa de campo, en un ejercicio de retroalimentación constante. La elección de la muestra de estudio se estratifi ca teniendo como criterios principa-les el género y la modalidad de participación en el turismo de aventura, de forma secundaria también se estratifi ca a partir de variables que resultan de las geografías de la vida cotidiana. Referencias Agarwal, Bina. 1997. “Bargaining” and Gender Relations: Within and be-yond the Household”. Feminist Economics, 3(1):1-51. 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El reconocimiento de una subordi-nación de clase -más no la de género- ha planteado en algún momento un alejamiento entre algunas corrien-tes feministas y marxistas; sin embargo,, el feminismo marxista, por ejemplo, se construye considerando las desigualdades de género como una extensión del capi-talismo en general y de las clases dominantes en par-ticular. Pero otras investigadoras, como Sabaté et al. PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 10(5). 2012 Turismo de aventura y participación de las mujeres .. ISSN 1695-7121 542 (1995:66), si bien reconocen la importancia de la clase social al momento de explicar las diferencias de género también ponen hincapié en no presentar al capitalismo como la única explicación para las desigualdades de gé-nero pues la discriminación contra las mujeres aparece también fuera de los sistemas capitalistas. 2 Si bien cada una de las tres principales categorizacio-nes del trabajo tienen a su vez subdivisiones, debido a la orientación de este trabajo se hace notar que dentro del trabajo reproductivo se hacen ciertas distinciones entre el trabajo doméstico, el de socialización y el de cuidados. 3 Al respecto cabe hacer notar que la revaloración social del trabajo –reproductivo, productivo y comunitario- de las mujeres no sólo requiere una mayor generación de bienes por parte de éstas, pues la autonomía económica es sólo uno de los requisitos que sumada a la educación, la salud o el trabajo productivo generarán las condicio-nes de participación en los procesos presentes en los ámbitos reproductivo, productivo y comunitario. 4 A partir de este momento, a menos que se indique lo contrario, al mencionarse Jalcomulco se estará refi rien-do a la cabecera municipal. 5 Algunas aclaraciones para facilitar la comprensión de los términos utilizados; el temascal es un baño de vapor de uso extendido entre las culturas mesoaméricanas; el gotcha (derivado del anglicismo ‘I got you’; y que tam-bién puede denominarse como paintball) es una activi-dad donde se busca derrotar al mayor número de opo-nentes con una marcadora de aire que dispara cápsulas de pintura; la actividad de seguridad en locaciones se refi ere a la prestación de servicios de cuidados de tra-bajadores y/o equipo en la grabación de audiovisuales en escenarios exteriores; las clínicas de descenso si bien podrían considerarse como prácticas de entrenamiento intensivo, se prefi ere usar el primer término para dife-renciarlas del entrenamiento con fi nes exclusivamente vinculados a la competición. 6 A lo largo de las entrevistas a profundidad con infor-mantes de estudio se abordaba la ocupación del padre y de la madre de la persona entrevistada, inicialmente en casi todos los casos la madre fue defi nida como ‘ama de casa’; sin embargo, conforme transcurría la entrevista aparecían las ocupaciones productivas –no en pocas ve-ces califi cadas como indispensables, cuando no únicas, en el mantenimiento del grupo doméstico- de las ma-dres que permanecen invisibles en la memoria personal y colectiva. 7 En algunos casos las mujeres foráneas llegan a estable-cerse en Jalcomulco, pero en otros casos se trasladan a diario desde las ciudades vecinas donde residen, ubica-das en un rango de distancia entre los 30 y los 40 kms. Algunas de las empresas han establecido sus ofi cinas en las ciudades bien del propio Estado de Veracruz o en Estados circunvecinos, lo anterior sucede principal-mente en las empresas que tienen otros campamentos de aventura además del de Jalcomulco; en estos casos los desplazamientos hacia Jalcomulco son espaciados o, dependiendo de la naturaleza del puesto ocupado, resul-tan inexistentes. 8 Los nombres de todas las personas entrevistadas han sido cambiados. Recibido: 20/05/2011 Reenviado: 02/06/2012 Aceptado: 09/07/2012 Sometido a evaluación por pares anónimos |
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