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Vol. 9 Nº 4 págs. 671-679. 2011
Ruta del 48: proyecto turístico etnocultural
en la Cuenca alta del Río Candelaria-Costa Rica
Susan Solís i
Alonso Rodríguez Chaves ii
Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica (Costa Rica)
i Mag. coordinadora de Cátedra de Turismo Sostenible. Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica. E-mail:
ssolis@uned.ac.cr
ii Mag. coordinador de Cátedra de Historia. Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica. E-mail: arodriguez@
uned.ac.cr
Resumen: El escrito trata de una estrategia de integración y comercialización de los valores cultu-rales
y naturales de las comunidades ubicadas en la Cuenca alta del río Candelaria en Costa Rica.
En ese entramado, destaca una ruta turística etnocultural, que aprovecha de manera responsable, los
recursos culturales y naturales propios del lugar. Pues se perfi la como alternativa para generar acti-vidades
sostenibles, ya que los habitantes son actores y benefi ciarios de la gestión local.
Palabras clave: Patrimonio cultural; Etnocultural; Ruta turística; Desarrollo rural; Desarrollo sos-tenible.
Title: Route 48: ethno-cultural tourism project in the upper basin of the Río Candelaria, Costa Rica
Abstract: The writing is a strategy of integration and marketing of the cultural and natural values of
the communities located in the Fact high of the river Candelaria in Costa Rica. In that fabric, stresses
the proposal of a tourist route ethno-cultural, to seize responsibly, the cultural and natural resources
own the place. It is portrayed as an alternative to generate sustainable activities, since the inhabitants
are actors and benefi ciaries of the local management.
Keywords: Cultural heritage; Ethnocultural; Tourist route; Rural development; Sustainable develo-pment
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Notas de investigación
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Introducción
El patrimonio etnocultural es un concepto dinámico
e integral, que incluye valores naturales y culturales,
de los diferentes colectivos humanos. Entre tanto, el
conjunto de estos valores sorprenden como elementos
potenciales, para ser aprovechados y comercializados
dentro de la creciente actividad turística.
Bajo esa lógica, resulta interesante presentar un
proyecto turístico, que proteja y respete a la vez, los re-cursos
naturales y culturales de las comunidades ubica-das
en la Cuenca alta del Río Candelaria en Costa Rica.
En particular, una ruta turística que comprende
en el itinerario, varios sitios y elementos de interés et-nocultural.
Pues se percibe como estrategia y nexo de
cohesión común, al incluir sitios relacionados con los
hechos históricos más trascendentales de Costa Rica
ocurridos en ese espacio geográfi co en 1948. De igual
modo, parajes naturales y otros elementos culturales
excepcionales que despide la zona. Entre ellos, las fi ncas
cafetaleras con más tradición y prestigio de Costa Rica
y de Centroamérica.
Así las cosas, la Ruta turística etnocultural del 48
se perfi la como propuesta turística enfocada al turismo
no masivo y de calidad. De manera, que dentro de un
enfoque de turismo rural comunitario, los pobladores
participen y se benefi cien. Por su parte, el viajero pueda
tener experiencias únicas y la oportunidad de convivir
con poblaciones rurales, con las que conozca y aprenda
formas de vida diferentes, en sus aspectos cotidianos,
productivos y culturales.
Antecedentes
La Escuela de Ciencias Sociales del Instituto Tec-nológico
de Costa Rica desarrolló en el año 2007, con
organizaciones comunales rurales del cantón de Desam-parados,
el “Diagnóstico participativo de necesidades de
formación técnica, científi ca y tecnológica de los distri-tos
de Frailes, San Cristóbal y El Rosario del Cantón de
Desamparados”. (Escuela de Ciencias Sociales del Insti-tuto
Tecnológico de Costa Rica, 2007).
Los insumos obtenidos, sirvieron para dar paso al
proyecto interuniversitario y multidisciplinario “Ges-tión
de iniciativas de producción agroecoturísticas sos-tenibles
en la parte alta de la Cuenca del Río Candela-ria”;
el cual se inserta en el marco del Plan Nacional de
la Educación Superior Universitaria Estatal 2006-2010,
propuesto por el Consejo Nacional de Rectores (CO-NARE).
(PLANES 2006-2010, p. 45-48)
De conformidad a dicho plan, las universidades es-tatales
articulan esfuerzos para gestionar y ampliar la
cobertura y equidad de oportunidades en la región men-cionada.
En particular, la Universidad Estatal a Distan-cia
de Costa Rica (UNED) contribuye a la producción del
conocimiento social y humanístico, dilucidando iniciati-vas
turísticas sostenibles que aprovechen elementos cul-turales
y naturales.
En consecuencia, junto a diversos sectores y agentes
de las comunidades involucradas, se dirige a propiciar
la actividad turística como ente dinámico e integral, que
mire el patrimonio como un todo; dado que lo material
e inmaterial son valores indisolubles que se encuentran
en continua interdependencia.
La idea se fortalece más, cuando se considera que en
los últimos años, lo típico ha adquirido alta carga simbó-lica,
el arraigo se asocia con el concepto de prestigio de
algunos lugares por factores propios y también porque a
la postre, todo valor etnocultural puede signifi car deta-lles
que marquen la diferencia e instrumentos favorece-dores
de competitividad. (Martínez & Jiménez)
Por lo anterior, la UNED de Costa Rica se apresta
a investigar y diseñar una ruta turística etnocultural,
con la idea de integrar y comercializar los elementos
mencionados. De este modo, Ruta del 48: proyecto tu-rístico
etnocultural en la cuenca alta del Río Candela-ria,
está pensada para que el visitante disfrute historias
paralelas: el escenario por antonomasia de los hechos
históricos más trascendentales de la Costa Rica del si-glo
pasado, denominados “Guerra civil del 48” y la vida
socioeconómica, cultural y natural que guardan los pue-blos
campesinos de esa parte del país.
Referentes teóricos-metodológicos
Desde tiempos remotos, el medio rural siempre ha
signifi cado un vital espacio, sin embargo, en la segunda
mitad del siglo recién pasado, este se percibió en algu-nas
partes, como campos despoblados y desasistidos.
Ante el desequilibrio territorial e infrautilización de
los recursos naturales y culturales presentados, se reco-noce
la urgente necesidad de mejorar la calidad de vida,
racionalizar e impulsar como fórmula de imprescindible
complementariedad, el respeto del ambiente, la conser-vación
de la amenidad visual de los paisajes y el bienes-tar
de las comunidades rurales. (Marchenay, 1996)
En general, los espacios rurales se ven impulsados
a una revitalización generalizada, en que evolucionan
entre ordenación del territorio y lógicas sectoriales de
actividades económicas y culturales que las constituyen;
pues ambas se estiman como verdaderos “motores para
el crecimiento”. (Proyecto RUTA, 2006, p.8)
A según Vattier (2005) se abraza, la idea de impulsar
un desarrollo integral que ayude a revitalizar los espa-
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cios rurales, de manera coherente con las vocaciones
culturales y naturales. Visión que coincide con la de la
Organización Mundial del Turismo (2005)1, la cual es-tablece
como estrategia de desarrollo para las comuni-dades
que se encuentran en proceso de inserción a la
actividad turística:
• Los recursos naturales y culturales se conservan
para su uso continuado en el futuro, al tiempo que
reportan benefi cios
• El desarrollo turístico se planifi ca y gestiona de for-ma
que no cause serios problemas ambientales o so-cioculturales
• La calidad ambiental se mantiene y mejora
• Se procura mantener un elevado nivel de satisfac-ción
de los visitantes y el destino retiene prestigio y
potencial comercial
• Los benefi cios del turismo se reparten ampliamente
entre la sociedad
Por lo anterior y según Bérard (1996), el “terruño” ya
no sólo se puede considerar como una porción de tierra
sino una interacción de múltiples variables, para lo cual
es necesario valorizar los productos y servicios desde la
triple dimensión: Geográfi ca, Cultural e Histórica. (p.p.
31-56)
Tal es el alcance de esa perspectiva, en la que el ha-bitante
no se considere sólo productor y generador eco-nómico,
sino también, agente que preserve y conserve el
patrimonio natural y cultural. Sin duda, de mantener
esa perspectiva, las comunidades rurales se aproxima-rían
a la siguiente situación:
• Satisfacción global de necesidades y requerimientos
de las personas, familias, grupos, empresas, y mejo-ra
del nivel y calidad de vida.
• Desarrollo económico a través del aprovechamiento
óptimo de los recursos endógenos.
• Concienciación y mentalización colectiva frente las
problemáticas del mundo rural, a través de modelos
efi cientes de comunicación-información.
• Sostenibilidad y Perdurabilidad de los valores eco-lógicos
y físicos, suscribiendo un compromiso de
mantenimiento de opciones futuras para nuevas ge-neraciones,
efectuando una explotación adecuada y
equilibrada de los recursos.
• Ordenación Territorial equilibrada y concertada por
los poderes públicos regionales y locales, y las inicia-tivas
privada, de acuerdo con las demandas sociales,
el análisis del territorio y el medio natural, el modelo
de desarrollo rural integral, entre otros.
• Sostenibilidad Demográfi ca y Sociocultural, ma-tizando
la apreciación del Patrimonio Cultural y
Natural, fomento de la participación ciudadana, in-tercambios
culturales, valores de identidad de las
Comunidades y el respeto a la cultura y el ambiente.
Por lo indicado, la gestión de la ruta en la Cuenca
alta del Río Candelaria está planteada en el marco de
un proceso de construcción de consensos entre los di-ferentes
agentes sociales que participan. Así procura
que participen representantes de los distintos grupos
etáreos, género, identidad, procedencia, organizaciones
e instituciones del ámbito local. Ya que este implica la
generación de conocimiento, entrelazar de manera crí-tica,
los aportes de la ciencia y del saber popular, con el
propósito de reorientarlos hacia la acción transformado-ra
de la realidad. (Monge & Martínez, 2005)
En vista de ello, en el proyecto se percibe como fun-damental,
el manejo de la dinámica de “red”, ya que
conforme avance el proceso va concatenando diferentes
iniciativas empresariales. Sin duda, la implementación
de buenas prácticas desde el inicio del proceso a nivel
micro y macro permitirá la sensibilización del eje de
sostenibilidad fl uya natural y espontáneamente e igual
un manejo de información más democrática. (Monge &
Martínez, 2005)
Taller de emprendimientos turísticos desarrollado en la comuni-dad
de Frailes. Fuente Propia
Así por la metodología referida, el proyecto se en-marca
dentro de la investigación acción, la cual fue
planteada por Kember & Gow al citar a Lewin como “un
proceso de investigación, orientado al cambio social, ca-racterizado
por activa y democrática participación en la
toma de decisiones”. Crear capacidades de investigado-res,
para que los pobladores sean quiénes colaboren a
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construir los hechos históricos en los diferentes espacios
del territorio actual.
De esta manera, el objetivo del enfoque de investi-gación,
es tener co participantes, colaboradores, coin-vestigadores.
Ello implica que las partes investiguen,
enseñan y aprenden, al tiempo que realizan una acción
transformadora y una praxis liberadora. En razón, debe
reunir una serie de condiciones, las cuales se pueden
percibir en el desarrollo del proyecto y que se exponen a
continuación: (1992, p.1).
• Un proyecto planteado como práctica social, conside-rada
como una forma de acción estratégica suscepti-ble
de mejoramiento.
• Que dicho proyecto avance a través de una espiral
de ciclos de planeamiento, acción, observación y re-fl
exión, estando todas estas actividades puestas en
funcionamiento de modo crítico e interrelacionado.
• Que el proyecto implique a los responsables de la
práctica en todos y los momentos de la actividad,
ampliando la participación en el mismo, para incluir
a otros de los afectados de la práctica, y mantener un
control colaborativo del proceso.
La ruta como escenario histórico
El año 1948 ocurre la única Guerra Civil de la his-toria
reciente de Costa Rica, lo cual signifi ca un parte
aguas, principalmente, por la transformación institu-cional,
la articulación de nuevas fuerzas y los procesos
político-sociales que van a diferenciar al país del resto
de Latinoamérica.(Díaz, 2007, p.1)
En ese sentido, la Guerra del 48 debe verse como un
acontecimiento militar en el cual participaron diversas
fuerzas en espacios geográfi cos muy particulares. Así,
el teatro de la guerra escogido por Ramírez (Teniente
Coronel encargado de la conducción estratégica de la
guerra) y aprobado por el líder José Figueres Ferrer,
era la margen Suroeste de la Meseta Central, que tie-ne
como arteria principal la Carretera Interamericana.
Sobre ese terreno se establecieron dos grupos de apoyo
principales, el frente Norte y Sur, éste primero prepara-do
para la ofensiva y el segundo para la defensiva. Ver
mapa 1.
Girando sobre Santa María de Dota, como pivote
cardinal, donde estuvo establecido el Cuartel General
del Comandante en Jefe Figueres, el Frente Norte. Se-mejante
a un gancho de una extensión de unos ochenta
kilómetros con un radio en el gancho del extremo Sur de
unos 20 kilómetros, sigue el camino real de este pueblo
a San Marcos – San Pablo, El Jardín – La Roca – La
Lucha – San Cristóbal Sur, Santa Elena – Los Frailes –
Río Conejo. En su extremo Sur, y como extensión de un
radio del gancho, este frente alcanzó a un punto de la
Carretera Interamericana, llamado El Empalme, preci-samente
porque el camino vecinal que recorre los demás
puntos del frente empalma en la carretera en ese pun-to.
(Acuña, 1974, p.p. 21-23)
Por lo anterior, los sitios de La Lucha, El Jardín y
Frailes fueron estratégicos y a los cuales el gobierno
puso bastante atención. El relato de Alfredo Mejía Lara,
“un hondureño en la revolución”, permite entender la
conexión entre los lugares mencionados. Se evidencia
también en relato de Alberto Martén Chavarría,
“(…) habían llegado a La Lucha dos camiones carga-dos
de armas desde San Isidro de El General. Inme-diatamente
se enviaron refuerzos a La Sierra y esa
misma tarde, como sabíamos que había caído San-ta
Elena en poder del enemigo, salieron Morazán y
Marshall con un grupo de combatientes e instruccio-nes
de ocupar Frailes para detener el avance adver-sario”.
(Villegas, 2002, p.p. 177-178)
No obstante, las palabras anteriores no nos pue-den
hacer pensar que dichos caseríos, La Lucha o San
Cristóbal Sur, sirvieron solo para almacenar armas, el
resguardo de personas, el tránsito de un lugar a otro, o
para el traslado de soldados de unas zonas a otras, como
el caso de los muchachos de San Marcos y de El Empal-me
que iban a reforzar a los compañeros de San Isidro
de El General. (Villegas, 2002, p. 157) Estos lugares
protagonizaron encuentros que marcaron el desenlace
de la Guerra Civil del 48. El relato que sigue ilustra los
avances realizados por lo oposicionistas entre las dife-rentes
comunidades:
Mapa 1. Frentes de la Guerra Civil. 16 de marzo de 1948. Fuen-te:
http://www.elespiritudel48.org/mapas/mapas.htm
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a los jefes del movimiento la soledad y entusiasmo de
todos sus vecinos por la causa de la liberación; además,
“nunca podría imaginarse que nosotros hubiésemos se-leccionado
tal lugar para el asiento del Estado Mayor,
ya que todas las miradas se dirigían sobre El Empalme,
La Lucha y San Isidro de El General, donde se suponía
que se hallaba el jefe supremo de la guerra, pero no era
así, el asiento se mantuvo en Santa María de Dota, has-ta
que se dispuso la marcha sobre Cartago”. (Villegas,
2002, p.169-170)
Ésta ciudad no fue solamente sede del Estado Ma-yor
del Ejército de Liberación Nacional, “sino que apor-tó
a ese cuerpo armado una gran cantidad de soldados
que dieron ejemplo de abnegación y sacrifi cio. Entre los
marienses distinguidos destacan los hermanos Emigdio
(Millo), José María (Chalío) y Víctor Ureña Chanto.”
(Villegas, 2002, p.147)
Otro de los sitios importantes fue El Empalme. “En
éste se encontraba el batallón del mismo nombre, bajo
las órdenes de valientes militares costarricenses. Aquí
se había organizado una especie de policía, para cuidar
los gangoches de los ofi ciales y soldados, pues eran las
únicas prendas de vestir que de vez en cuando aparecían
nuevas en aquel frío lugar.” (Villegas, 2002, p.171-172)
La fundación de El Empalme se debió a la necesi-dad
de cerrar la entrada a Santa María, donde estaba
el Cuartel General, y cubrir a San Isidro por cuyo ae-ropuerto
se recibió el abastecimiento desde Guatemala.
(Acuña, 1974, p. 215)
En los días de revolución, El Empalme se ve seria-mente
presionado por los soldados del Gobierno, razón
por la cual, se da la marcha hacia Cartago desde San
Marcos de Tarrazú, evento conocido como la Marcha
Fantasma, por la gran cautela con la cual se debía mar-char.
Finalmente, se puede decir que los distritos del can-tón
de Desamparados como Frailes, San Cristóbal, entre
otros vecinos, fueron estratégicos militares importantes
dentro de la única guerra civil de la historia reciente de
Costa Rica. Lo anterior justifi ca totalmente, la inclusión
de los mismos dentro de una ruta histórica que integre
la parte agro-empresarial con lo histórico de estos dis-tritos
y comunidades.
Detalles
El itinerario de la ruta del 48 se ubica en la margen
suroeste de la Meseta Central de Costa Rica, específi ca-mente
en la cuenca alta y vecina del Río Candelaria. En
ese sentido, se entiende como la vía donde transcurrie-ron
los hechos históricos más trascendentales de Costa
Rica del siglo XX, que dieron como resultado, la aboli-
“Llegados a las vecindades de Santa María nos
mantuvimos en vigilancia hasta que llegó el resto
de nuestra tropa que venía de San Marcos de Ta-rrazú.
Llegado nuestro jefe supremo, señor Figueres,
ordenó la marcha hacia el centro de aquella ciudad
del sur. La mayor parte de los pobladores se había
aglomerado en la plaza de aquel sitio, tomaron en
hombros al señor Figueres y lo pasearon alrededor
de la plaza gritando vivas a la revolución y a Don
José Figueres Ferrer, y a todos los valientes mucha-chos
que habían hecho posible con su gesto la libera-ción
de aquellos pueblos del sur. Después de aquella
racha de entusiasmo, fuimos a tomar un descanso y a
tomar algún alimento a la casa de los señores Ureña
de aquella ciudad, que tan gentilmente se portaron
durante el curso de la guerra con todos los revolu-cionarios,
no escatimaron nada de sus haberes para
ponerlos a las órdenes de la revolución, y así hizo el
resto de pobladores de aquella ciudad, una de las que
cooperó mayormente durante el curso de la guerra.
Fue, precisamente, en este lugar (Santa María de
Dota) donde se organizó el cuartel general el Esta-do
Mayor fi guerista (…)Ahí, “detrás de la Jefatura
Política teníamos un campo alambrado a modo de
campo de concentración, en donde estaban presos los
calderonistas y los comunistas”. (Villegas, 2002, p.p.
165-166, 212)
Combatientes en Finca La Lucha. Fuente: http://www.elespiritu-del48.
org/mapas/mapas.htm
Santa María siempre fue centro de paz y consuelo
para los revolucionarios, tanto, que allí se entrenó sin
ningún obstáculo el grupo que cumpliría la delicada mi-sión
de tomar Puerto Limón. Se prestó para tal come-tido,
no por su situación geográfi ca, sino porque prestó
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ción del ejército y fundación de la II República.
A nivel de detalle, incluye las comunidades próximas
a los ríos Candelaria, Tarrazú, Conejo, Alumbre y Santa
Elena. Por ende, la población benefi ciaria son agricul-tores,
familias propietarias de micro-benefi cios de café,
pequeños empresarios turísticos, organizaciones guber-namentales,
asociaciones de desarrollo integral, entre
otros que habitan los distritos de Frailes, San Cristóbal,
El Rosario y San Miguel de Aserrí de Desamparados y
cantones limítrofes de El Guarco, Cartago, León Cortés
Castro y Dota.
Consecuentemente, la ruta se inserta dentro del con-cepto
de turismo alternativo, pues…”engloba a micro y
pequeñas empresas, de propiedad de habitantes loca-les;
además se caracteriza por sus vínculos con secto-res
como agricultura y artesanía de la economía local
y la consecuencia retención de las ganancias en la loca-lidad.“
(Seminario regional. Turismo alternativo en la
región centroamericana, 2005, p.8)
En razón, articula esfuerzos privados y públicos, e
igual alianzas estratégicas de los empresarios de micro
emprendimientos que pueden insertarse en la dinámica
turística, para diversifi car sus ingresos económicos. No
obstante, es necesario la introspección por parte de los
diversos actores sociales de su identidad cultura como
forma de vida que les permite satisfacer sus necesida-des
humanas desde su perspectiva sociocultural hasta
compartir esos rasgos culturales con los visitantes sin
detrimento de la misma. (Max Neef, 1998)
Así las cosas, la ruta del 48 es una propuesta capaz
de generar experiencias únicas para los viajeros que
buscan otro turismo. En virtud trata de un destino tu-rístico
que redescubre la historia, la cultura, la tradi-ción,
las costumbres y las actividades agroeconómicas
propias de las comunidades ubicadas en la cuenca. Al
respecto se afi rma…
” (…) que el turismo rural se le considera como el
lado humano del turismo alternativo, porque le da al
turista la oportunidad de convivir con comunidades
rurales para conocer y aprender otras formas de vida
en sus aspectos cotidianos, productivos y culturales,
sensibilizándolo sobre el respeto, el valor de la iden-tidad
cultural de las comunidades y los pueblos.” (Se-minario
regional. Turismo alternativo en la región
centroamericana, 2005, p.57)
Operacionalización de la ruta
Siguiendo a Herbert (2001), el diseño de la ruta tu-rística
es un elemento productivo que hay que vender y
como tal, está sujeto a variables, incluido el propio mar-keting.
A según Fernández y Guzmán (2003), la ruta
debe construirse sobre la base de una actividad especí-fi
ca que la distinga y diferencie. Es decir, debe tener un
nexo de cohesión común que sirva de clave para que el
turista se sienta atraído por este tipo de turismo. Pues
como apunta Torrejón (s.f.)…
“…se determina estudiando sobre el mapa un itine-rario
que comprenda la visita de varias localidades
de interés turístico. Hay que tener en cuenta los
lugares de salida y llegada, de paradas, distancias,
comunicaciones, inclusión de valores históricos, pai-sajísticos,
folklóricos.”
En vista de ello, el recorrido de la ruta, incluye sitios
emblemáticos, pueblos, casas, escuelas, negocios, fi ncas,
entre otros relacionados con el acontecimiento histórico.
Todos de paso obligado en los que se ubicarían diferentes
paraderos y salones de interpretación, lo cual hace que
el recorrido convine actividades lúdicas y pedagógicas.
Templo católico de San Cristóbal. Fuente Propia
De esta manera, el itinerario ofrecerá al viajero los
elementos necesarios para un correcto desarrollo del
mismo. Asimismo, y como corolario a este elemento,
deberá estar perfectamente señalizada a lo largo del
recorrido, mostrando, cuando sea necesario, mapas de
información que permitan a los demandantes ubicarse
correctamente en la ruta.
En ese sentido, varios pobladores esperaran al turis-ta
para ofrecerle una visita guiada por lugares y sitios
emblemáticos, donde podrá disfrutar de espectáculos de
animación y descubrir secretos en un ambiente tradi-cional.
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Para completar se da atención a espacios que guar-dan
todo el sabor tradicional, la variedad de culturas,
tradiciones y estilos de vida. En particular, la promo-ción
de la cultura y el turismo como herramienta com-plementaria
para el desarrollo local sirve como una de
las principales líneas de trabajo para hacer descubrir y
vivir experiencias nuevas.
También resulta de gran interés reconocer el paisaje
natural, así el valor que aporta la actividad cafetalera
al turismo. Pues no hay que olvidar que la calidad del
café y el saber transmitido de generación en generación
han hecho posible, que este producto goce de prestigio
internacional. Así las nuevas técnicas de producción y la
modernización del proceso de elaboración, también han
permitido la creación de innovadores productos.
Con todo ello, el sector cafi cultor se afi anza como di-námico
y como apuesta segura para el desarrollo de co-munidades
y caseríos ligadas al mismo, puesto que sus
pobladores han estado históricamente unidos al cultivo.
Por ende, la cultura cafi cultora se asienta como un
atractivo turístico estratégico y bien valorado. En tanto,
las comunidades se presentan como un centro de activi-dades
que giran en torno al café, donde no pueden faltar
catas para grupos, ferias y exposiciones. En ese senti-do,
la formación cafi cultora, facilitará a los visitantes el
descubrir a través de sus sentidos las peculiaridades de
esas variedades de café.
Aquí la cultura del café se puede combinar con excep-cionales
parajes naturales y un amplio y rico patrimonio
cultural e histórico. Es decir la ruta busca la integración
en el entorno, por ello se desarrollará bajo el siguiente
enfoque:
Diversidad: Las comunidades o empresarios, agri-cultores
entre otros puedan generar actividades produc-tivas
alternativas. En el caso de la actividad turística
es importante lo que indica Barrera (2008 ) sobre la
problemática que puede conllevar la especialización de
estas iniciativa en el ámbito turístico, es mucho mejor si
se deciden por la diversifi cación.
Sostenibilidad: Entendido el concepto como el desa-rrollo
que se genera de forma equilibrada desde el ámbi-to
de la protección de los recursos naturales, el respeto
a las culturas locales así como el manejo de las econo-mías
en forma sostenida.
Álvarez (2000) propone por su parte, un modelo de
desarrollo para aplicar en zonas rurales con cierto de-clive
económico y productivo. El mismo incluye serie de
aspectos claves que permiten seguir una línea de acción
de forma sostenible a saber:
Equilibrio territorial: es preciso generar diferentes
actividades productivas y económicas con el fi n de dar
uso racional y sostenible al territorio. Permitiendo a su
vez, la búsqueda de distribución de los fl ujos de visitan-tes.
Sostenibilidad: el término se analiza desde la pers-pectiva
del desarrollo que guarda equilibrio con la
naturaleza a través de la localización de proyectos en
áreas no frágiles que puedan alterar zonas protegidas,
así como la reutilización de la infraestructura o planta
turística. Respeto a las culturas de las comunidades o
diferentes contextos sociales (componente fundamental
del proyecto) y por supuesto es fundamental la genera-ción
de ingresos que permitan su reactivación económi-ca.
Capacidad de Carga: importante saber cuál es mi ca-pacidad
de carga en el sitio de visita no solamente en
los espacios naturales o atractivos sino también en el
territorio en general. Principalmente, aquel que tenga
más afl uencia de visitación o en su efecto sea área cerca-na.
Los servicios públicos previstos para la comunidad
tienen un límite para su uso, al no contemplarse la lle-gada
de los turistas estos pueden colapsar, así también
pueden generar malestar entre los nativos, pues los
sentirían como invasión. Al no respetarse la capacidad
de carga puede generar impacto a nivel socio-cultural y
también ambiental.
Aproximadamente el 78% de la superfi cie del cantón de Dota,
la constituye la Reserva Forestal Los Santos, y un 5% la Zona
Protectora Cerro El Nara; esta última se ubica al sur. En la parte
central se localiza una franja de mineralización latérico férrica,
y al norte una zona de mineralización preferente cuprífera con
oro, hierro, zinc y plata. Desde los albores, los Marienses son
cafi cultores 100%. La calidad del café está considerada como de
los mejores del mundo. Fuente Propia
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Conclusiones
La propuesta de una ruta turística etnocultural en la
cuenda alta del río Candelaria en Costa Rica, aprovecha
de manera responsable, los recursos culturales y natu-rales
del lugar dentro de la creciente actividad turística.
En particular, comprende en el itinerario, varios si-tios
y elementos de interés etnocultural. Pues se perci-be
como estrategia y nexo de cohesión común principal,
sitios relacionados con los hechos históricos más tras-cendentales
de Costa Rica que ocurrieron en ese espacio
geográfi co en 1948. De igual modo, parajes naturales y
otros elementos culturales excepcionales que despide la
zona.
Así se perfi la como propuesta turística diversa e in-novadora,
con un enfoque de turismo rural comunitario.
De este modo, Ruta del 48: proyecto turístico etnocultu-ral
en la cuenca alta del Río Candelaria, está pensada
para que el visitante disfrute el escenario por antono-masia
de los hechos históricos más trascendentales de
Costa Rica del siglo pasado y la vida socioeconómica,
cultural y natural que guardan los pueblos campesinos
de esa parte del país.
A según, la idea es impulsar un desarrollo integral
que ayude a revitalizar los espacios rurales, de manera
coherente con las tradiciones, la historia, las vocaciones
naturales y territoriales.
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Recibido: 16/12/10
Reenviado: 11/05/11
Aceptado: 10/06/11
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