Vol. 7 Nº3 págs. 371-380. 2009
www.pasosonline.org
© PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. ISSN 1695-7121
Emprendedores turísticos locales y su intermediación en la esfera de
las políticas públicas: el caso de Mallorca. Una aproximación desde la
sociología histórica y política
Joan Amer Fernándezi
Universitat Illes Balears (España)
Resumen: Los desarrollos turísticos de masas en la década de 1960 permiten la aparición de una clase
emprendedora turística local en el Mediterráneo español y en las Islas Canarias. Esta nueva clase em-prendedora,
conjuntamente con los mayoristas europeos y la administración pública franquista, constitu-yen
los actores claves en el proceso económico que ha comportado implicaciones económicas, ambienta-les,
sociales y políticas a esas regiones hasta nuestros días. Complementariamente a los habituales análi-sis
económicos sobre la clase emprendedora turística local, este artículo pretende constituir una aproxi-mación
histórica, política y comparada de las condiciones que ayudaron a crear la emprenduría local.
Para ello se toma el ejemplo, con tintes paradigmáticos, de Mallorca.
Palabras clave: Emprendeduría local; Empresariado hotelero; Turismo de masas; Políticas públicas;
Sociología Histórica.
Abstract: In the 1960s decade, a new tourist entrepreneur class emerges in the Spanish Mediterranean
and the Canary Islands, thanks to mass tourism development. This new entrepreneur class, together with
European tour operators and Franco administration, constitute the key actors in the economic process
which carries economic, environmental, social and political impacts to these regions till nowadays.
Along with the usual economic analyses of the local tourist entrepreneur class, this article aims at devel-oping
a historical, political and comparative perspective of the conditions that help to configure the local
entrepreneurship. With this goal, the example of Majorca, for its model features, is undertaken.
Keywords: Local entrepreneurship; Hotel entrepreneurs; Mass tourism; Policies; Historic sociology.
i Departamento de Filosofía y Trabajo Social, Área de Sociología de La Universitat Illes Balears. E-mail: joana-mer@
uib.es
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Introducción
El análisis de las configuraciones de los
empresariados turísticos locales se encuen-tra
todavía en un estadio incipiente en los
estudios interdisciplinares sobre los proce-sos
turísticos de masas. El principal objeti-vo
del artículo es precisamente conocer
estas configuraciones, en concreto, los as-pectos
históricos que permiten generar una
nueva clase de emprendedores alrededor de
una nueva actividad económica. Para ello
se lleva a cabo una sociología histórica y
política del empresariado hotelero de Ma-llorca,
como ejemplo con elementos para-digmáticos
de la emprenduría local en de-sarrollo
turístico del Mediterráneo. A dife-rencia
de otros destinos mediterráneos, el
modelo hotelero ha adquirido centralidad
en el modelo turístico de la isla. Además,
parte del empresariado hotelero isleño ha
protagonizado un proceso de expansión
internacional, también se estudian las con-figuraciones
de esta expansión, analizando
especialmente las implicaciones políticas
del proceso por el cual estos empresarios
“crean emprenduría” en el Mediterráneo y
“exportan emprenduría” al Caribe.
En los procesos del desarrollo turístico
de masas, un actor clave en las nuevas
formaciones sociales es el empresariado
turístico local. Shaw y Williams (1998),
utilizando la perspectiva de Britton (1991),
exponen que el equilibrio entre el empresa-riado
local y el internacional está en el co-razón
del debate sobre la propiedad y el
control de la economía turística y sobre
quién se beneficia de este crecimiento
económico (Shaw, 2004; Ioannides, 2006).
De acuerdo con Gormsen (1981 y 1997), en
las primeras etapas del desarrollo turístico
las iniciativas empresariales acostumbran
a venir de agentes externos más que de
agentes internos; sin embargo, con el desa-rrollo,
los agentes internos van adquiriendo
más protagonismo.
Jafari (1989) destaca que el empresaria-do
turístico juega directa o indirectamente
un rol como mediador en la relación del
turismo con la sociedad receptora. Según
este autor, este rol será de un modo u otro
según si los empresarios proceden o no de
la sociedad local. Por ello, las característi-cas
del empresariado turístico están rela-cionadas
con los impactos económicos, polí-ticos
y sociales del turismo en las socieda-des
locales. Analizar el impacto de la em-prenduría
turística local tiene una función
heurística importante para comprender la
economía, la sociedad y la política de las
sociedades turísticas, especialmente en
aquellas sociedades con desarrollos econó-micos
basados en el turismo, como las islas
o pequeños estados.
En el ámbito de la investigación turísti-ca,
existe un importante volumen de publi-caciones
económicas sobre las implicaciones
locales en el desarrollo del turismo de ma-sas
a través, por ejemplo, de las aplicacio-nes
del ciclo de vida del destino turístico
(Butler, 1980 y 2006). También encontra-mos
un corpus relevante de análisis socia-les
de los procesos turísticos a escala local:
estudios de impactos sociales, relaciones
turistas-residentes y percepciones de los
residentes sobre el turismo (p.ej., Wall y
Mathieson, 2006; Smith, 1989; Ap, 1992).
Sin embargo, hallamos pocos análisis sobre
las características socioeconómicas y políti-cas
concretas que permiten la emergencia
de un nuevo empresariado con el desarrollo
turístico. Importantes excepciones son los
trabajos de Morgan and Pritchard (1999),
Rubio (2003) y Conti y Perelli (2007).
El artículo adopta la perspectiva de la
sociología del desarrollo turístico más que
la perspectiva de la sociología del turismo,
porque nos interesan los emprendedores
turísticos que emergen con el desarrollo del
turismo de masas. Partimos aquí de la idea
de Bianchi (2003) que determina que los
estudios de desarrollo turístico (“tourism
development studies”) tienden a priorizar el
análisis de la estructura sobre el de la
agencia, sin considerar las implicaciones
creativas de las poblaciones locales en las
diferentes modalidades de desarrollo turís-tico.
Bianchi añade que, a la inversa, en el
ámbito de los “tourism studies” se enfatiza
frecuentemente el estudio de la diversidad
sin tener en cuenta las estructuras jerár-quicas
del poder que conectan los destinos
con la economía política. Aquí, adoptando la
perspectiva de la comparativa histórica,
intentaremos, como Bianchi, realizar un
análisis del desarrollo turístico sensible a
los diferentes contextos de desarrollo. Urry
(1995) propone una posibilidad cuando to-ma
en consideración las relaciones contin-gentes
de la producción capitalista. Es de-
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cir, la manera en que las fuerzas del desa-rrollo
capitalista son manifiestas en las
pautas locales de la turistización.
El presente artículo es fruto de la inves-tigación
realizada en el marco de una tesis
doctoral de sociología. La metodología
adoptada es la propia del ámbito de la so-ciología
histórica: principalmente análisis
documental (leyes, documentación de aso-ciaciones
empresariales y prensa económi-ca,
turística y local), conjuntamente con
entrevistas históricas y sociológicas. El
cruce de estas fuentes se realiza con el obje-tivo
de construir una narración histórica.
Además, el artículo es complementado con
trabajo teórico recabado durante la estan-cia
postdoctoral del investigador.
El artículo se desarrolla a través de dife-rentes
secciones. En la primera sección,
“Playas globales y emprenduría local”, se
trabajan tanto las aproximaciones cultura-les,
económicas y políticas a las playas glo-bales,
como los debates sobre el nexo glo-bal-
local aplicado al turismo. En la segunda
sección, “Turismo, emprenduría y marcos
políticos”, se revisan las principales pers-pectivas
sobre turismo y política, con espe-cial
énfasis en aquellas que enmarcan el
análisis sobre la emprenduría local. En el
tercer apartado, “La nueva Mediterranea-nización”,
se desarrolla una sociología
histórica del empresariado turístico de Ma-llorca.
Como Ioannides (2001) señala, en las
décadas recientes los impactos del turismo
internacional son especialmente evidentes
en muchas de las islas mediterráneas. En
la cuarta sección, “Creando política: los
grupos de interés de los emprendedores
turísticos y los procesos políticos en Mallor-ca”,
se lleva a cabo un ejercicio de sociología
política comparada, explicando el rol de los
grupos de interés, representantes de los
nuevos emprendedores turísticos, en el
debate de las políticas turísticas, mediante
la explicación del caso de Mallorca y su
posterior comparación con los casos de Mal-ta
y Chipre. En la quinta sección, “Expor-tando
política: Turismo, emprenduría y
procesos políticos en el Caribe”, se apuntan
los impactos políticos de las cadenas hotele-ras
mallorquinas en la gobernanza del de-sarrollo
en la región del Caribe, a través de
los estudios de caso de la República Domi-nicana
y Cuba. Finalmente, en las conclu-siones,
se destaca cómo el artículo intenta
visualizar, primero, algunas configuracio-nes
políticas locales en el Mediterráneo de
las relaciones entre turismo y poder; y,
segundo, algunas “conectividades” entre el
Mediterráneo y el Caribe en la gobernanza
económico-política del desarrollo turístico,
debido a la presencia de compañías trans-nacionales
mediterráneas en la región cari-beña.
¿Por qué los procesos locales de turismo
y política en el Mediterráneo y en el Cari-be?
Los países de la ribera mediterránea
sumaron en el año 2000 el 63% del turismo
internacional mundial, 221 millones de un
total de 349 millones (Organización Mun-dial
del Turismo, OMT, 2005). Y los países
del Caribe recibieron 27.7 millones de tu-ristas
internacionales en 2003 (OMT,
2005). El turismo en el Caribe es relevante
en el análisis del artículo para estudiar los
empresarios/emprendedores turísticos me-diterráneos
que desarrollan un papel clave
en la región caribeña. En la categorización
histórica de las periferias de placer de
Gormsen, las áreas mediterráneas son in-corporadas
entre la segunda y la tercera
periferia, y las áreas caribeñas son incorpo-radas
en la cuarta periferia (Gormsen, 1981
y 1997).
Playas globales y emprenduría local
“[Playas] Un bricolaje de escenarios y
actividades que proviene de diferentes
entornos y épocas de todo el mundo y
que, ahora, integrado y globalizado, se
convierte en un lugar familiar dónde ju-gar
a ser un turista. […] Las playas vie-nen
en todas las formas y modas, encon-trando
esa posición a lo largo de un con-tinuo
que va desde la playa robinsonia-na,
donde sólo estás tú, la arena, el agua
y quizás un par de palmeras, hasta la
playa vacacional animada, como Coney
Island o Blackpool.” (Löfgren, 1999: 213-
214).
Löfgren, a medio camino entre la histo-ria
y la etnografía, elabora una definición
de las playas globales, explicando los proce-sos
históricos y culturales que hay detrás
de ellas, de la playa romántica global hasta
la playa global de masas. Quizás en su aná-lisis
se echan en falta más explicaciones de
los procesos económicos y políticos que
comportan la creación de las playas globa-
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les, como las relaciones históricas entre los
destinos de playa y las diferentes formas de
capitalismo y marcos políticos, tanto en el
siglo XIX como en el XX (especialmente en
la segunda mitad del XX, en las fases del
capitalismo fordista y del capitalismo glo-bal).
Por otro lado, el análisis de las periferias
de placer es contrapuesto al de Löfgren,
porque priorizan las explicaciones basadas
en los procesos económicos y estructurales
por encima de las basadas en procesos cul-turales.
Es el caso, desde la geografía críti-ca
y la economía política, de los análisis de
Turner y Ash (1975), Britton (1991), Gorm-sen
(1981 y 1997). Las periferias de placer
son analizadas en el marco del estudio de
los diferentes regimenes de acumulación
del capital y de las distintas condiciones
tecnológicas (Murray, 2007; Gormsen,
1997). Asimismo, las explicaciones basadas
en análisis políticos sobre la aparición de
estas playas globales/periferias de placer
son también importantes (Nash, 1989;
Mowforth y Munt, 2003; Hall, 2003).
La emprenduría local en las playas glo-bales
hace referencia también al debate
sobre el nexo local-global. En este debate
son aportaciones recientes y relevantes, las
de Agarwal (2005), sobre las políticas
públicas locales para cambiar un destino
turístico en un contexto global; y las de
Milne y Ateljevic (2001), sobre la importan-cia
del “giro cultural” y de las nuevas tecno-logías
de la información para el análisis de
las características “glocales” del desarrollo
turístico. En el artículo, se toma la idea de
Urry de la circularidad global-local (Urry,
2005), un intento de sustituir las perspecti-vas
que van de lo local a lo global, o vice-versa,
por perspectivas de análisis de
múltiples sistemas de conexiones. En pala-bras
de Urry: “No hay parte de arriba o
parte de abajo en lo global, sino muchos
sistemas de conexiones y circulaciones que
se relacionan en multiples y variadas mate-rialidades
y distancias” (Urry, 2005: 243-
244). Tomando el concepto de “circularidad”
de Urry para el análisis de la globalización,
se intenta explicar cómo unos empresarios
que emergen con el turismo de masas medi-terráneo
se convierten en actores políticos
globales con impactos económicos, políticos
y culturales en otras playas globa-les/
periferias de placer (y ello se ilustra con
el caso mediterráneo y el caribeño).
Los procesos locales han sido frecuente-mente
sobreseídos en los análisis turísticos,
en detrimento de análisis más globales.
Aquí se pretende sustituir los análisis que
van de lo global a lo local por análisis que
subrayen las configuraciones locales que
ocurren a lo largo de los desarrollos turísti-cos
de masas, porque conllevan consecuen-cias
locales y globales. Y ello se lleva a cabo
utilizando la perspectiva de la circularidad
“global-local” y no sólo un análisis de lo
local a lo global.
Turismo, emprenduría y marcos políticos
La emprenduría local, para consolidar
sus logros y disponer de sinergias con los
agentes públicos, necesita de actores esta-bles
que la representen en la intermedia-ción
en la esfera de las políticas públicas.
En cuanto a los grupos de interés empresa-riales,
Lindblom (1977) argumenta que
acostumbra a existir un entendimiento
tácito entre empresariado y gobierno en las
economías occidentales en relación a las
condiciones necesarias para el buen funcio-namiento
de la actividad empresarial pri-vada.
Lindblom añade que, dado que la
actividad empresarial afecta al empleo, la
producción, el crecimiento y el nivel de vida
(todos estos ítems claves para el éxito de un
gobierno), los gobiernos tienen en cuenta
las demandas empresariales para conseguir
los objetivos de sus políticas públicas. Por
tanto, según Lindblom (1977), los eventua-les
conflictos entre empresariado y gobierno
se reducen a asuntos secundarios. En el
caso del turismo, Hall y Jenkins (1995)
exponen que estos asuntos son el nivel ade-cuado
de tasación o impuestos y el apoyo
gubernamental para la promoción turística
y la construcción de infraestructuras.
En concreto, en lo que afecta a los gru-pos
de interés turísticos, Hall y Jenkins
(1995) indican que ejercen una influencia
significativa en la política turística, sin
embargo no con una voz unificada, porque
hay diferencias entre los distintos subsecto-res.
Según estos autores, las organizaciones
empresariales turísticas centrarán sus
líneas de actuación en los ámbitos donde
haya mayor grado de consenso entre sus
afiliados. Estos ámbitos son la promoción
pública turística, la reducción de los costes
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laborales, la desregulación de la industria
turística, el descenso en la tasación en la
actividad empresarial turística. Además,
los grupos de interés turísticos subrayarán
los beneficios económicos del turismo cuan-do
haya oposición local a determinados
proyectos, especialmente en épocas de crisis
económicas. En los casos mediterráneos de
Mallorca y Malta, encontramos precisa-mente
estas características: tienen lugar
tanto las diferencias de intereses entre
distintos subsectores turísticos, como la
acción de las organizaciones empresariales
turísticas en aquellos temas donde hay más
consenso.
La nueva “mediterraneanización”: el ejem-plo
de mallorca
El crecimiento del turismo en el Medi-terráneo
es uno de los desarrollos sociales y
económicos más característicos del período
post-Segunda Guerra Mundial, y constituye
uno de los símbolos de la reconstrucción de
la Europa Occidental en la posguerra
(Urry, 2002). El desarrollo turístico de ma-sas
en el Mediterráneo genera nuevas for-maciones
sociales con una rápida transición
de sociedades agrarias a turísticas. En un
nivel sociocultural, esta transición también
ha sido teorizada como “Desmediterranea-nización”,
un cambio desde las “policultu-ras”
agrarias hacia la “monocultura” turís-tica
(Selwyn, 2000).
Éste es particularmente el caso de Ma-llorca,
Malta y Chipre, que comparten de-sarrollos
turísticos similares en el marco de
la expansión internacional de las playas
globales/periferias de placer. También pre-sentan
debates y discursos análogos sobre
el proceso turístico (Sharpley, 2004; Amer,
2006; Bramwell, 2006). Otras islas medi-terráneas,
como Córcega y Cerdeña, son
casos diferentes. Córcega no experimenta
un desarrollo turístico de masas por razo-nes
políticas, mientras que Cerdeña tiene
una economía con un fuerte peso de la ad-ministración
pública y experimentó un de-sarrollo
más tardío (Manera, 2001).
La configuración económica y política
del empresariado turístico local refleja,
simultáneamente, primero, las característi-cas
del desarrollo del turismo de masas
fordista y postfordista (principalmente neo-fordista)
de las islas mediterráneas, y, se-gundo,
las características socio-económicas
y políticas de cada sociedad insular.
En el caso de Mallorca, el empresariado
hotelero constituye el origen de la nueva
clase empresarial turística, porque el tu-rismo
de sol y playa en la isla está fuerte-mente
articulado entorno a la oferta hotele-ra.
Las características específicas del desa-rrollo
del turismo de masas, junto a una
densa red comercial insular, crean las con-diciones
para la emergencia del empresa-riado
hotelero como nueva clase empresa-rial
turística. Ello es debido en buena parte
al tipo de alojamiento que se requería en la
década de los sesenta: hoteles de gran esca-la,
indiferenciados para el tipo de consumi-dor.
Esto sucede de manera diferente en
otros destinos de sol y playa, donde los ma-yoristas
(tour operadores) desarrollan la
oferta de alojamiento, en lugar del empre-sariado
local.
Como contrafáctico, las características
del turismo de “élite” no habrían creado las
condiciones apropiadas para la emergencia
de un empresariado hotelero local. El tu-rismo
de “élite” requiere hoteles de cinco
estrellas, con una calidad estandarizada –
una calidad que el empresariado local no
estaba en condiciones de facilitar en la
década de 1960. En su lugar, las compañías
hoteleras de lujo internacionales estaban
en mejores condiciones para crear este tipo
de alojamiento y hubieran ocupado la posi-ción
del empresariado local en el desarrollo
turístico insular (Melià, 1990). Hasta cierto
punto, éste es el caso de Malta, porque la
isla dispone de una cierta presencia inter-nacional
en su industria hotelera, princi-palmente
en el ámbito de la hotelería de
lujo (Briguglio and Briguglio, 1996).
En las otras islas de Baleares, los em-presariados
hoteleros de Menorca e Ibiza
presentan configuraciones diferentes al
empresariado mallorquín, fruto de desarro-llos
socio-económicos diferentes. El turismo
de masas en Ibiza empezó en 1960, aproxi-madamente
al mismo tiempo que en Ma-llorca,
pero con un tejido económico previo
más agrario (Cirer, 2004). Además, la es-tructura
empresarial hotelera ibicenca está
más concentrada en unas pocas compañías.
En Menorca el turismo no se desarrolló
hasta la década de 1970, por la existencia
de un modelo industrial más consolidado,
llamado la vía menorquina del crecimiento
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(Manera, 2001). La industria del calzado,
de la bisutería y de la alimentación consti-tuyen
la actividad económica principal de
la isla antes de la llegada del turismo. El
modelo turístico menorquín consiste en una
menor cantidad de plazas hoteleras y un
mayor número de alojamiento turístico
residencial, relegando la posición del em-presariado
hotelero a un segundo lugar en
el modelo económico-empresarial. Una par-te
significativa de la planta hotelera es
propiedad del empresariado hotelero de
Mallorca. Actualmente, la oferta de aloja-miento
menorquina depende substancial-mente
del turismo británico, con el mayo-rista
Thomson (TUI) jugando un papel pre-ponderante,
conjuntamente con las nuevas
movilidades turísticas.
“Creando” política: los grupos de interés de
los emprendedores turísticos y los procesos
políticos en mallorca
La naturaleza del consumo de las expe-riencias
turísticas es cambiante, con conse-cuencias
para la supervivencia del lugar
como destino turístico. El consumo turístico
está influenciado por fuerzas económicas,
políticas y culturales que compiten con la
gobernanza local del sector turístico (Shar-pley,
2004). En este apartado, nos centra-mos
en las redes locales de fuerzas econó-micas
que intervienen en la gobernanza del
turismo. Ello se lleva a cabo, primero, rea-lizando
una sociología política del empresa-riado
hotelero de Mallorca y su grupo de
interés; y, segundo, elaborando una compa-ración
entre los empresariados hoteleros de
Mallorca, Malta y Chipre.
El turismo de masas en Mallorca genera
un actor económico y político nuevo, el hote-lero,
debido a la implicación empresarial
local y a la importancia del alojamiento
hotelero en el modelo turístico. El empresa-rio
de hotel se convierte en un actor clave
en la política de la isla, a lo largo de los
diferentes períodos históricos: la dictadura
de Franco (desde el inicio del turismo de
masas, alrededor de 1959, hasta la muerte
del dictador, en 1975), la transición de-mocrática
(1975-1983) y la etapa de las
comunidades autónomas (desde 1983).
Tanto el paso de la economía preturísti-ca
a la turística, como las circunstancias
políticas e históricas en las cuales se en-marca
el proceso turístico (Franco promue-ve
el turismo y la figura del empresario
“emprendedor”) ayudan a configurar políti-camente
el empresariado hotelero como un
empresariado conservador y proguberna-mental.
Durante el período democrático, y
especialmente desde el inicio de la comuni-dad
autónoma de Baleares, la Federación
Hotelera inicia un proceso de consolidación
como grupo de interés representativo del
empresariado hotelero.
Desde una perspectiva económica, las
posiciones de la Federación Hotelera de
Mallorca, en sus relaciones con la adminis-tración
pública, están determinadas en
parte por elementos estructurales como el
futuro del modelo empresarial y el futuro
del modelo turístico de la isla. Las posicio-nes
de interés hoteleras, también están
parcialmente determinadas por elementos
coyunturales como la situación turística y
económica del momento o los proyectos en
marcha por los miembros de la Federación
Hotelera.
A nivel insular, el empresariado hotelero
no es un actor homogéneo; presenta una
heterogeneidad de configuraciones econó-mico-
políticas, aunque demuestra unidad
política en sus manifestaciones públicas
(Amer, 2006). Las posiciones del empresa-riado
hotelero transnacional tienen un ma-yor
impacto, y frecuentemente se atribuyen
sus posiciones al conjunto del empresariado
hotelero. El empresariado transnacional no
depende de la cuota de mercado de la isla:
ello facilita la oportunidad para adoptar
posiciones de conflicto con los gobernantes
baleares. En cambio, el empresariado hote-lero
medio e independiente depende de la
cuota de mercado que tienen en la isla. Por
ello, tienden a adoptar posiciones de con-senso,
buscando diálogo y sinergias con los
gobernantes insulares. La búsqueda de
diálogo se lleva a cabo de manera discreta,
sin adoptar posiciones públicas contrarias a
las del empresariado transnacional.
Aparte de la heterogeneidad en el seno
del empresariado hotelero, también se tiene
que destacar la dualidad de intereses entre
los dos principales actores empresariales
que emergen con el desarrollo turístico de
masas: el empresariado hotelero y el em-presariado
promotor/constructor. Sus res-pectivos
grupos de interés apoyan diferen-tes,
y a veces enfrentados, planes de desa-
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rrollo turístico y urbanístico. Los grupos de
interés hotelero y promotor/constructor
interactúan con la administración pública
balear en un contexto de un modelo insular
determinado por el turismo de masas in-ternacional.
Los procesos políticos locales
pueden determinar el modelo de playas
globales de Mallorca a través de las políti-cas
públicas insulares en turismo y urba-nismo.
A través de estos procesos políticos loca-les,
los actores económicos y políticos ma-llorquines
pueden determinar el nivel de
“villaland” (desarrollo urbanístico para
segundas residencias en la costa) (Caletrío,
2004). De hecho, éste ha sido el debate en-tre
empresariado hotelero y empresariado
promotor/constructor en Baleares.
La Federación Hotelera representa el
sector más importante en términos econó-micos,
pero en el ámbito de las políticas
territoriales su relevancia económica no
comporta suficiente impacto político para
intervenir decisivamente. Encontramos una
falta de consenso y voluntad política en el
seno de la Federación Hotelera para defen-der
una posición unitaria en el ámbito de
las políticas territoriales, hecho que no su-cede
cuando se trata de consensuar las polí-ticas
turísticas. Ello se debe a una falta de
apoyo de los miembros de la Federación
Hotelera a políticas territoriales más limi-tadoras
del crecimiento. Como Hall y Jen-kins
(1995) argumentan, los grupos de in-terés
empresariales turísticos pueden ac-tuar
de manera efectiva en aquellas áreas
que presentan un mayor grado de consenso.
Los grupos de presión que defienden las
posiciones del empresariado hotelero y las
del empresariado promotor/constructor
están claramente diferenciados; en cambio,
se necesitan aproximaciones desde la geo-grafía
económica y la historia económica
para determinar los sectores de inversión
del empresariado hotelero, para determinar
su grado de participación en el sector pro-motor/
constructor.
Por último, hay una idea central a partir
del caso de Mallorca que, eventualmente,
podría ser implementada en análisis de
otras islas con desarrollos turísticos simila-res,
particularmente en el Mediterráneo:
En las playas globales donde tiene lugar
una emprenduría local, nuevos actores polí-tico-
empresariales aparecerán, y determi-narán
de manera decisiva los procesos polí-ticos
locales. Estos nuevos actores serán
configurados tanto por las características
del desarrollo turístico de masas en la isla,
como por las características económicas,
políticas y culturales de la sociedad insular
preturística. Dependiendo de la evolución
del modelo turístico, habrá diferenciacio-nes,
contradicciones y conflictos entre las
distintas fracciones de la nueva clase em-presarial/
emprendedora, como es el caso en
Mallorca entre empresariado hotelero y
promotor/constructor.
Estas consideraciones hacen referencia
al empresariado hotelero de Mallorca y su
grupo de interés, no al conjunto del empre-sariado
hotelero de Baleares. La Federa-ción
Hotelera restringe su acción a Mallor-ca,
poniendo de manifiesto las dificultades
para conectar las redes empresariales me-norquinas,
ibicencas y mallorquinas, debido
a sus diferentes configuraciones políticas y
económicas. Generalmente, la asociación
hotelera ibicenca mantiene las mismas
posiciones de interés que su homónimo
mallorquín en la mayoría de los procesos de
toma de decisión del gobierno autonómico.
La asociación hotelera menorquina defien-de
posiciones similares a las de la federa-ción
de Mallorca, aunque con algunas ex-cepciones.
En el caso de Malta, se encuentran im-portantes
paralelismos con Mallorca en el
debate de las políticas públicas turísticas y
territoriales. Según Bramwell (2006), la
Malta Hotels and Restaurants Association
(MHRA) demanda, en 2003, una moratoria
en la construcción de nueva planta hotelera
al gobierno maltés. El gobierno rechaza la
propuesta. El primer paralelismo con Ma-llorca,
lo hallamos en el hecho que, a pesar
de la importancia política de la asociación
hotelera, el gobierno mantiene la puerta
abierta a nuevo desarrollo hotelero. El se-gundo
paralelismo surge del hecho que
otras asociaciones empresariales (el resto
de agentes turísticos y las asociaciones de
comerciantes) se oponen públicamente a las
demandas de la asociación hotelera. El ter-cer
y último paralelismo consiste en que, en
ambas islas, los marcos de conocimiento
que definen sus posiciones están determi-nados
de manera significativa por el interés
económico.
En el caso de Chipre, tanto el empresa-
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riado local como los mayoristas británicos
juegan un papel relevante en el desarrollo
turístico insular. El desarrollo turístico se
ha producido de modo casi inverso al pre-tendido
por los planes oficiales de desarro-llo
del gobierno de la isla. Según Sharpley
(2004), no existen estructuras suficientes
para la implementación de las políticas
públicas. En lugar de unos procesos forma-les
para la toma de decisiones, nos encon-tramos
una abundancia de contactos infor-males
entre los dirigentes políticos y em-presariales.
Además, el poder de los mayo-ristas
turísticos les permite determinar la
naturaleza, escala y temporalidad de los
flujos turísticos a Chipre. Como concluye
Sharpley (2004), la capacidad del gobierno
de Chipre para mejorar el producto turísti-co
de la isla depende de la cooperación de
los mayoristas turísticos en general, y de la
manera que estos vendan la experiencia
turística de la isla en particular.
“Exportando” política: turismo, empren-duría
y procesos políticos en el caribe
La gobernanza política y económica del
desarrollo determina el proceso turístico en
el Caribe, conjuntamente con las transfor-maciones
en las infraestructuras de la mo-vilidad
y en los discursos y prácticas en el
viajar (Sheller, 2007). Las compañías
transnacionales juegan un rol importante
en esta gobernanza. Un conjunto de empre-sas
hoteleras mallorquinas, a la par de un
grupo de mayoristas europeos, se han con-vertido
en actores clave en el desarrollo
turístico de destinos caribeños como Cuba y
República Dominicana, entre otros.
La principal modalidad de desarrollo
turístico en países del Sur es el turismo de
sol y playa, y el empresariado mallorquín
está precisamente especializado en hoteler-ía
vacacional, es decir, en crear alojamiento
para esta modalidad turística. La dimen-sión
de las compañías hoteleras mallorqui-nas
ilustra este hecho: Sol-Meliá, Riu, Bar-celó
e Iberostar se encuentran entre las 50
empresas hoteleras más grandes del mun-do,
en una clasificación que incluye tanto
hotelería urbana como vacacional (Hotels.
Who to whom 2008).
Se recogen aquí los casos de República
Dominicana y Cuba para conocer las impli-caciones
económicas y políticas de las em-presas
turísticas mallorquinas en el Caribe.
La República Dominicana, con 4 millones
de llegadas de turistas internacionales en
2007 (www.drhotels.com), dispone de una
importante participación de compañías
mallorquinas. Según Buades (2007), en
2005 las cadenas baleares poseen el 45% de
las plazas hoteleras y han actuado de ma-nera
importante como avaladoras de la
deuda externa dominicana.
En el caso de Cuba, uno de los mayores
destinos turísticos de la región, 1.8 millones
turistas internacionales en 2003 (OMT,
2005 y Murray, 2007), el régimen cubano
acuerda en 1991 un consorcio público-privado
para el desarrollo hotelero con la
compañía mallorquina Sol-Meliá. Se trata
del primer acuerdo con una empresa priva-da
extranjera y ello se debe a la situación
de aislamiento internacional y necesidad de
divisas extranjeras que Cuba experimenta
a principios de la década de 1990, tras la
caída del Muro de Berlín.
Conclusiones
Este artículo ha pretendido visualizar
las configuraciones de la clase emprendedo-ra
turística local, tomando como ejemplo el
caso de Mallorca. Llevar a cabo sociologías
históricas y políticas de los empresarios
aparecidos con el desarrollo turístico de
masas es central para comprender la políti-ca,
la economía e la historia de las socieda-des
turísticas. Desde la historia, geografía y
sociología económicas de la industria turís-tica,
además de los turistas y los tour ope-rators,
se deben tener en cuenta actores
como los empresarios/emprendedores turís-ticos
locales que surgen con el desarrollo
turístico.
En la década de 1960, con el “boom”
económico-turístico español, el interés y la
demanda de los mayoristas turísticos euro-peos
o la implicación de la administración
pública franquista no son suficientes para
explicar el despegue económico de Mallorca.
Si adoptamos la perspectiva histórica y
comparada en el análisis de los desarrollos
turísticos del Mediterráneo, podemos ob-servar
que la localización geográfica no lo
es todo. Por un lado, el ejemplo de Mallorca
demuestra la importancia de una empren-duría
turística local, derivada de una densa
actividad comercial insular anterior al de-
Joan Amer Fernández 379
PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 7(3). 2009 ISSN 1695-7121
sarrollo turístico. Por otro lado, cuando
tomamos los ejemplos de Córcega y Cerde-ña,
dos islas del Mediterráneo Occidental
como Mallorca y, por tanto, con una acerta-da
localización geográfica respecto los prin-cipales
focos emisores de turistas europeos,
vemos que la debilidad de la emprenduría
turística local dificulta su desarrollo turís-tico.
A lo largo de las décadas de 1950 y
1960, hubo intentos en estas dos islas de
desarrollar el turismo, pero no fructificaron
en la misma medida que en el caso mallor-quín
u otros lugares del Mediterráneo es-pañol.
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28/09/2009
Aceptado: 30/09/2009
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