Vol. 1 Nº 1 págs. 111-122. 2003
www.pasosonline.org
© PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. ISSN 1695-7121
Notas de investigación
Expectativas y limitaciones en la puesta en marcha de un pro-yectos
patrimonial y turístico en un municipio rural vasco
Iñaki Arrieta Urtizberea
Universidad del País Vasco
E-mail: yvparuri@sf.ehu.es
Introducción
Desde hace unos años estamos asistien-do
a una multiplicación de activaciones y
puestas en marcha de proyectos patrimo-niales
y museísticos a lo largo y ancho de la
Comunidad Autónoma Vasca. Se podría
afirmar que en todo municipio, sea éste
grande, mediano o pequeño, se quiere dis-poner
de un museo o alguna infraestructu-ra
patrimonial, como mínimo. Una de las
lógicas, sino la única, que está dirigiendo
en muchos casos estas infraestructuras es
la siguiente: crear, activar o poner en valor
esas infraestructuras patrimoniales para
atraer el turismo y por consiguiente impul-sar
o favorecer el desarrollo social y econó-mico
local.
No es mi objetivo en este trabajo abor-dar
teóricamente la complejidad subyacen-te
en esta a priori sencilla y hasta se podría
afirmar ingenua lógica. Es cierto que este
tipo de trabajo también debemos de ir des-arrollándolos
más. Sin embargo, al menos
para el Comunidad Autónoma Vasca, in-vestigaciones
que narren y describan casos
concretos en donde se hayan aplicado dicha
lógica son más bien escasas. Estudios de
casos que nos permitan, por ejemplo, cono-cer
quiénes, por qué, cómo o para qué de
esos proyectos, así como los resultados,
definitivos o no, de los mismos apenas si se
han realizado en nuestro territorio.
Con el propósito, pues, de ir llenando ese
vacío venimos realizando una serie de tra-bajos
de investigación1 en la Comunidad
Autónoma Vasca, uno de los cuales ha sido
el estudio del proyecto patrimonial deno-minado
Turismo Cultural en Larraul y
dentro del mismo el del Museo de Larraul
del término municipal de Larraul en Gi-puzkoa.
El Museo de Larraul es un proyecto mu-nicipal
promovido por el Ayuntamiento de
Larraul. Consta de una exposición perma-nente
de aperos, instrumentos, utensilios y
enseres vinculados básicamente al caserío
y a la sociedad vasca rural preindustrial, y
según señala el folleto divulgativo que se
entrega a los visitantes el Museo de Larraul
tiene como objetivo mostrar el sentido de
comunidad de Larraul, el sentido de una
comunidad con sus propias inquietudes.
El municipio de Larraul
Larraul es un municipio con una super-ficie
de 5,9 km.2 situado en la comarca gui-puzcoana
de Tolosaldea, en las faldas del
monte Ernio; a pocos kilómetros de la anti-gua
capital guipuzcoana, Tolosa, y a media
hora en automóvil desde San Sebastián.
Se trata de un municipio rural con esca-sísima
actividad industrial, comercial o de
servicios dentro del término municipal.
Según los datos del EUSTAT (Instituto
Vasco de Estadística) en 1995 solamente
había una explotación industrial con menos
o igual a dos trabajadores y ningún estable-cimiento
comercial minorista, ni mayorista.
Actualmente, existen dos restaurantes
112 Expectativas y limitaciones …
donde se atienden las demandas de los tu-ristas
que se desplazan al término munici-pal,
principalmente los domingos. Así mis-mo,
también hay algunos trabajadores au-tónomos
vinculados a la construcción y al
transporte.
De las 135 personas que vivían en La-rraul
en 1996, 45 estaban ocupadas; de las
cuales 10 lo estaban en la agricultura y
ganadería, 17 en la industria y la construc-ción,
y 18 en el sector servicios. Cinco años
antes había 30 personas empleadas en el
sector primario, 28 en el secundario, y 14
en el sector terciario. Por tanto, nos encon-tramos
con un municipio donde la actividad
agraria y ganadera ha tenido un fuerte
retroceso en términos absolutos y relativos
en los últimos años.
Esta disminución en el número de los
activos en el sector primario no ha ido
acompañada de un aumento proporcional
en el resto de los sectores económicos. Sólo
en el sector terciario ha habido un pequeño
incremento, siendo notable también la re-ducción
del número de ocupados en el sec-tor
secundario. No obstante, el número de
ocupados dentro de la construcción se ha
mantenido más o menos estable, en torno a
los 10 trabajadores.
Estos datos de la población ocupada en
la década de los 90 en Larraul son una
muestra más del abandono del campo, de
los movimientos de emigración y, en defini-tiva,
de la desestructuración de la sociedad
rural guipuzcoana. En Larraul, al igual que
en otros muchos pequeños municipios gui-puzcoanos,
este proceso comenzó a ser pa-tente
y notable a partir de la década de los
60.
Evidentemente, no voy a detenerme a
describir y analizar las causas sociales,
culturales y económicas que impulsaron
dicho abandono. Simplemente apuntaré
algunas, aquéllas que los entrevistados han
señalado.
Larraul en 1900 contaba con una pobla-ción
de 285 personas que se mantuvo más o
menos estable hasta 1960. En dicho año
vivían en el término municipal 283 perso-nas.
Sin embargo, 20 años más tarde este
número se había reducido en algo más de
100 individuos, llegando a los 135 en el año
1996, con una relación de masculinidad
altísima del 145. Este número de habitan-tes
se encontraba repartido en 1996 en 33
grupos domésticos, habiendo 17 viviendas
desocupadas en dicho año.
Actualmente, la mayoría de los grupos
domésticos viven en algún caserío. Según el
Censo Agrario de 1999, en Larraul había
31 explotaciones censadas, de las cuales en
8 no había ninguna clase de ganado. No
obstante, solamente en 2 caseríos es la ga-nadería
y la agricultura la actividad princi-pal
del grupo doméstico. En el resto, éstas
han pasado a ser una actividad secundaria,
bien porque no han podido reunir las condi-ciones
mínimas para hacer viable sus ex-plotaciones
en la economía de mercado,
bien porque las nuevas generaciones han
preferido dedicarse a otras actividades.
Este abandono, a su vez, fue incentivado
por las Administraciones Públicas, indem-nizando
a aquellos ganaderos que quisieron
reducir su número de cabezas de ganado.
En algunos de estos casos se llegó incluso a
abandonar totalmente la explotación gana-dera.
A tenor de estas características socio-económicas
el término municipal de La-rraul
se incluyó dentro del objetivo 5B ela-borado
por la Unión Europea.
En definitiva, nos encontramos ante una
sociedad donde para realizar cualquier tipo
actividad, tarea o labor, los individuos
abandonan el término municipal para diri-girse
a los pueblos limítrofes. Esto ha origi-nado
y favorecido que la relación social
entre los vecinos de Larraul haya dismi-nuido
considerablemente.
En Larraul no existe ningún espacio
donde los vecinos se relacionen habitual-mente
y donde, a su vez, se articulen las
relaciones sociales con intensidad. Espacios
que hace unas décadas cumplían esta fun-ción,
han dejado de hacerlo en las últimas
décadas. Por ejemplo, la secularización de
la sociedad y la escasa actividad eclesiásti-ca
imposibilitan a esta institución religiosa
desempeñar esa función que sí tenía hace
unos años. A excepción de las ceremonias
dominicales y los pertinentes actos religio-sos,
la iglesia permanece cerrada. El párro-co
vive en Tolosa y con la iglesia de Larraul
dirige también la de Asteasu, municipio
próximo a Larraul que cuenta con unos
1.200 habitantes.
El Ayuntamiento salvo una tarde y una
mañana a la semana que permanece abier-ta
al público no presenta mayor actividad.
Iñaki Arrieta Urtizberea 113
Ni siquiera los dos bares que están en la
plaza cumplen esta función. Uno de ellos, el
Herriko Ostatua, no representa a ese espa-cio
social que todavía se puede encontrar en
muchos pueblos del País Vasco. Bares en
donde es habitual ver a los vecinos que se
reúnen al anochecer antes de regresar a sus
casas, después de cenar o comer al medio-día,
o los fines de semana y establecer e
intensificar, consciente o inconscientemen-te,
la relaciones del grupo social. En gene-ral,
muchos de los habitantes abandonan a
primeras horas de la mañana el municipio,
pasan todo el día fuera y no regresan al
mismo hasta el anochecer.
Génesis y desarrollo del proyecto del
museo de Larraul
Se puede afirmar que Larraul posee un
rico y amplio patrimonio cultural y natural.
Según el informe realizado por el Técnico
municipal de Cultura y Turismo en abril de
1997, en el término municipal tenemos la
iglesia parroquial de San Esteban y 14 edi-ficios
inventariados como patrimonio histó-rico-
artístico. La iglesia data de principios
del siglo XVI con unas grisallas de gran
valor de mediados de dicho siglo. De los 14
edificios, 4 tienen estructuras de madera
casi completas del siglo XVI y otras 5 son
construcciones del siglo XVII. Está también
el molino Txuringadi con un taller artesa-nal
de serrería-carpintería movido por fuer-za
hidráulica, las minas de Mañako, así
como numerosos caleros y lavaderos.
Por otro lado, el impacto medioambien-tal
que tuvo en amplias zonas del País Vas-co
la industrialización y la urbanización
intensiva y desordenada de los años 60 y 70
fue más bien reducido en este término mu-nicipal.
Esto permite contemplar en la or-denación
actual del territorio del término
municipal de Larraul, los diferentes espa-cios
del ecosistema que la acción del hom-bre
y de la naturaleza ha ido configurando
a lo largo de los últimos siglos.
Con todo este bagaje patrimonial y con
el objetivo de poner freno al proceso de des-estructuración
social que estaba viviendo el
municipio, el entonces Alcalde y el Secreta-rio-
interventor del Ayuntamiento decidie-ron
poner en marcha a finales del año 1995
y principios del año 1996 el proyecto deno-minado
Turismo Cultural en Larraul.
Quiero resaltar que en este municipio
tanto el Alcalde como los miembros de la
corporación municipal pertenecen a una
lista única e independiente que se presenta
a las elecciones municipales con el nombre
de Herri Aukera. La elaboración de la lista
es realizada por los propios vecinos sema-nas
antes de las elecciones, ratificándola el
día de la votación. Por lo general, la lista
nueva la suelen integrar vecinos de la cor-poración
saliente, con lo que en la línea de
actuación municipal no suelen darse los
cambios radicales que se suelen dar en
otros municipios guipuzcoanos al cambiar
la alcaldía de partido. En este caso, tres son
los alcaldes que han tomado parte en el
proyecto y ninguno de ellos lo ha querido
abandonar.
Aquel proyecto iniciado a mediados de la
década de los 90 y denominado Turismo
Cultural en Larraul presentaba un coste
inicial de unos 15 millones y contemplaba
las siguientes actuaciones: la creación del
Museo Etnológico Municipal, la participa-ción
municipal en la rehabilitación del mo-lino
Txurungadi de propiedad privada, la
recuperación de viejos caminos rurales, la
apertura de una tienda de productos arte-sanos,
la restauración de caleros, la restau-ración
del lavadero de Arregieta, y para
concluir la recuperación del entorno de la
Ferrería de Olazar-Ibeltz. Junto a estas
actuaciones hay que incluir también la de
la Iglesia de San Esteban que en aquellas
fechas estaba siendo rehabilitada.
Según la memoria presentada en 1997
ante la Diputación Foral de Gipuzkoa y el
Gobierno Vasco, y elaborada por el Técnico
Municipal de Cultura y Turismo, con este
proyecto se quería generar una oferta cultu-ral
y turística capaz de mejorar la economía
del municipio. Esta tendencia y objetivo es
ampliamente asumida por esta pequeña
comunidad, tendiéndose hacia la terciariza-ción
a medio plazo, siguiendo el camino del
conjunto del sistema en el que se encuentra
inmersa nuestra sociedad. Siendo como es el
peso de los sectores primario e industrial
tan importante, nos planteamos un trasvase
parcial al sector terciario, que creemos que
serviría para apoyar al sector primario que
actualmente se encuentra en crisis.
Conforme a esta memoria, el origen de
la puesta en marcha del proyecto era ofer-tar
un nuevo producto patrimonial en el
114 Expectativas y limitaciones …
término municipal con el objetivo de poten-ciar
el sector terciario, apoyar el primario y
en definitiva mejorar la economía munici-pal.
Sin embargo, las entrevistas que he
realizado apuntan unos objetivos donde los
aspectos económicos serían una parte de los
mismos.
Además de paliar la crisis del sector
primario y fortalecer el terciario - poten-ciando,
por ejemplo, un pequeño mercado
local para la venta de productos locales a
los visitantes o creando unos puestos de
trabajo ligados al sector terciario en el tér-mino
municipal - se quería también favore-cer
y potenciar una nueva dinámica social
con el objetivo de impulsar y fortalecer las
frágiles y débiles relaciones sociales entre
los grupos domésticos y vecinos del munici-pio.
Junto a los aspectos económicos, el tu-rismo
es entendido también como un fenó-meno
social que debe de animar la vida
municipal, y alentar y espolear unas diná-micas
locales que sean útiles para la rege-neración
del tejido social. La afluencia de
visitantes, generalmente de los municipios
limítrofes, al término municipal, princi-palmente
a la plaza – en donde se sitúan la
iglesia, el ayuntamiento, el museo y los
bares – impulsaría la concurrencia al mis-mo
de los propios vecinos. Esto, asimismo,
favorecería e intensificaría las relaciones
vecinales y consolidaría algunos espacios
comunes y habituales con los que romper el
retraimiento de los grupos domésticos. No
obstante, algunos vecinos mostraron sus
reticencias al proyecto. Entendían que po-tenciar
el turismo no sería una estrategia
válida para fortalecer la cohesión social.
La elaboración de este proyecto y el de-seo
de ponerlo en marcha, estuvo influen-ciado
por el realizado en el vecino término
municipal de Zerain (Gipuzkoa), así como
por los resultados allí obtenidos. Tanto el
primer Alcalde, como el secretario-interventor
quisieron trasladar esa expe-riencia
de Zerain al término municipal de
Larraul.
Zerain es un pequeño municipio que en
1994 vivían 232 habitantes y situado en el
alto Goierri guipuzcoano, a unos pocos ki-lómetros
de Beasain y a una hora de la
capital guipuzcoana. Al igual que en La-rraul,
el número de vecinos se redujo a lo
largo del siglo XX en más de la mitad de la
población. Para poner freno a esta deses-tructuración
social, los vecinos de Zerain
iniciaron a mediados de la década de los 70
una serie de actuaciones con el objetivo de
fortalecer la conciencia social y mejorar su
calidad de vida (Alustiza & Errekondo,
1999). Dentro de estas primeras actuacio-nes
estaban: crear una cooperativa de vi-viendas,
reabrir la escuela municipal, for-mar
un grupo cultural, recuperar y recon-ducir
los trabajos vecinales y potenciar las
capacidades endógenas.
A partir de 1985 los trabajos de recupe-ración
y restauración del patrimonio mate-rial
local se incluyeron como actuaciones
válidas para fortalecer las relaciones socia-les
y para buscar nuevas alternativas labo-rales
a los vecinos. Se recuperaron y res-tauraron
caleros, hornos de pan, una se-rrería
hidráulica, las minas de Aizpea, la
ermita de San Blas, la iglesia de Nuestra
Señora de la Asunción y una cárcel del siglo
XVIII. Igualmente se abrió una ludoteca,
una biblioteca y se instituyó la semana
cultural.
En la década de los 90 se inauguró el
museo local de Zerain, integrándose todas
esas actuaciones dentro de un proyecto
integral y multisectorial, denominado el
Parque Cultural de Zerain. Su objetivo es
estructurar y fortalecer la sociedad; el ins-trumento
para alcanzar este objetivo el
trabajo vecinal, el auzolan. El resultado
según Jakoba Errekondo, gerente de la
fundación Zerain Dezagun, ha sido buení-simo.
Tenemos claro que los problemas de
pueblos como Zerain, como el despobla-miento
y la pérdida de puestos de trabajo, o
se solucionan desde dentro o no tienen re-medio.
A nosotros nos ha ido muy bien. El
año pasado - 1998 - nos visitaron 20.000
personas; en 1997, 18.000 y en 1996, 16.000.
La progresión es evidente. Se han creado
unos treinta puestos de trabajo (Segura,
1999:12).
Para alcanzar metas similares a las
conseguidas en el término municipal de
Zerain, el Ayuntamiento de Larraul contra-tó
a mediados de 1996 a un Técnico de Cul-tura
y Turismo. El contrato fue a media
jornada y durante un periodo de un año.
Al margen de otros trabajos municipales
realizados, los primeros esfuerzos del Téc-nico
se encaminaron en la puesta en mar-cha
del museo etnográfico. Confeccionó un
Iñaki Arrieta Urtizberea 115
proyecto de actividades museísticas a reali-zar
en 1997 que consistió en la realización
de un inventario, caserío por caserío, de
todos aquellos elementos que se considera-sen
interesantes para el museo, así como de
las gestiones necesarias para que dichas
piezas fuesen donadas al museo.
De los cinco millones que se presupues-taron
para el museo etnológico dentro del
proyecto Turismo Cultural en Larraul en
1996, se pasó a los casi 15 millones un año
más tarde. Éste era el coste del anteproyec-to
presentado por un decorador de interio-res
y conservador del patrimonio histórico-artístico
de la provincia de Burgos. El an-teproyecto
reflejaba las ideas previamente
analizadas con los miembros de la corpora-ción,
y el Técnico de Cultura y Turismo. El
objetivo era exponer toda clase de utensilios
agrícolas singulares, así como mobiliario,
artesanía tradicional, fotografías, recuer-dos,
escritos, y en general toda clase de ele-mentos
relacionados y utilizados por la
comunidad de Larraul, según consta en el
proyecto presentado en 1997 ante el Go-bierno
Vasco.
La ubicación del futuro museo sería la
segunda planta del Ayuntamiento de unos
130 m2 e incluía las obras necesarias para
el acondicionamiento del local (iluminación,
calefacción y restos de trabajos), los estu-dios
de investigación de los objetos a expo-ner
y el montaje de la exposición.
Sin embargo, a los pocos meses el Ayun-tamiento
desestimó este anteproyecto por
las siguientes razones. En primer lugar, su
mala ubicación. Situarlo en una segunda
planta de un edificio que carece de ascensor
impediría o dificultaría el acceso a personas
mayores o con algún tipo de minusvalía. En
segundo lugar, se suprimía un espacio
habitualmente utilizado para la realización
de diferentes actividades municipales. Y
para concluir, la tercera razón fue el costo
del mismo. Éste se consideró excesivo para
un Ayuntamiento que operaba al año con
un presupuesto inferior a los 30 millones.
Junto con estas razones, hay que seña-lar
también el desaliento que se estaba
dando entre los miembros de la corpora-ción.
En general, los trabajos realizados
para la puesta en marcha del museo no
estaban dando los frutos esperados por la
corporación. Su realización se estaba de-morando
en el tiempo y, más allá de la fu-tura
donación de los objetos, no se había
fomentando ningún tipo de dinámica que
impulsara la participación e implicación de
los vecinos en el proyecto.
No obstante, el Ayuntamiento no aban-donó
la idea del proyecto. Contrató a dos
vecinos a media jornada durante 6 meses
para realizar la recogida del material in-ventariado
por el Técnico de Cultura y Tu-rismo.
El contrato de este técnico se había
extinguido a mediados del año 1997, una
vez transcurrido el año de contratación. La
contratación de los dos vecinos se realizó
gracias a las subvenciones que facilitó el
Instituto Nacional del Empleo (INEM).
Así mismo, en el pleno municipal cele-brado
el 9 de octubre de 1997 se autorizó al
Alcalde la firma de los contratos que regu-larían
la donación de los enseres, aperos y
demás objetos cedidos por parte de los veci-nos
al futuro museo etnográfico.
Entre las diferentes cláusulas de dicho
contrato quiero destacar las tres siguientes.
En la primera se limita el periodo de dona-ción
a dos años a partir de la fecha de la
inauguración del museo. La prolongación
del mismo se deberá de determinar me-diante
otro acuerdo. En la segunda cláusula
se permite al Ayuntamiento realizar los
trabajos necesarios para la restauración y
rehabilitación de los objetos cedidos. Y en la
tercera y última cláusula se determina que
los nombres de los caseríos de donde proce-den
los objetos se explicitarán en la exposi-ción.
A principios del año 1998 el proyecto del
museo volvió a tomar un nuevo impulso,
una vez que la corporación municipal de-terminó
que el coste del mismo debería de
girar en torno a los tres millones de pese-tas.
Igualmente, se concretó la nueva ubi-cación
física del museo. Éste debería de
ocupar parte de la planta baja de la casa
consistorial. Esto obligó a trasladar la bi-blioteca
y una pequeña sala para conferen-cias
que estaban en dicha planta a la se-gunda
planta del Ayuntamiento.
Previo a esta decisión se consideró tam-bién
la posibilidad de comprar el caserío
Erretoretxe para instalar, junto a otras ac-tividades
municipales, el museo. Este case-río
data del año 1831 y se encuentra en la
misma plaza del pueblo, junto a la iglesia,
el ayuntamiento y los dos bares. Actual-mente
está vacío y solamente es utilizado
116 Expectativas y limitaciones …
por escolares del pueblo guipuzcoano de
Zumaia que vienen a pasar algunos fines de
semana. Se solicitó al arquitecto municipal
una valoración del caserío y de sus pertene-cidos,
estimándose el coste de la compra en
unos 50 millones. Treinta menos de los que
pedían sus dueños. Se realizaron algunas
gestiones para rebajar el precio de venta,
pero los propietarios no accedieron. Tam-bién
se les propuso la compra de la casa sin
los pertenecidos, pero tampoco aceptaron.
La venta, en caso de realizarse, debería de
incluir a toda la finca.
Por tanto, con unos tres millones dispo-nibles
para gastar y con un espacio de unos
100 m2 de la planta baja de la casa consis-torial,
se solicitó a tres empresas dedicadas
a trabajos museísticos a que presentaran
algunas ideas para la realización del mu-seo.
De las tres, fue la presentada por la K6
Gestión Cultural de San Sebastián, la que
se estimó la más adecuada a los objetivos y
a los medios disponibles por el consisto-rio.
El 15 de enero de 1998 dos miembros de
la empresa K6 Gestión Cultural fueron
invitados al pleno municipal para exponer y
explicar sus ideas. En la misma éstos afir-maron
que la empresa se ajusta a los de-seos
e intenciones del cliente. No obstante,
los representantes de la empresa privada
proponen que se debería de representar
una visión global de Larraul, exhibiendo
todo el patrimonio. Igualmente, manifesta-ron
que el museo debería de ser una insti-tución
viva - por ejemplo, cambiando las
piezas de la exposición - y en el mismo
habría que relacionar el presente y el pasa-do
de la comunidad. Una vez escuchadas
las explicaciones de los representantes de
la empresa K6 Gestión Cultural, el pleno
decidió solicitar a dicha empresa un presu-puesto
para la redacción del proyecto.
Para esta fecha los trabajos de recogida
de los objetos, así como los trabajos realiza-dos
para su conservación y rehabilitación
estaban ya muy avanzados.
En el pleno municipal celebrado en el
mes de febrero del mismo año la empresa
K6 Gestión Cultural presentó el presupues-to
para la redacción del proyecto. Éste fue
de un millón de pesetas, comprometiéndose
a realizar la redacción del mismo en 2 me-ses.
Asimismo, en dicha propuesta se ade-lantó
que el coste de las obras y montaje del
museo podría rondar los 5 millones de pese-tas.
La propuesta se dejó encima de la mesa
ya que los corporativos querían estudiarla
detenidamente y compararla a su vez con
otros proyectos museísticos que estuvieran
funcionando.
A su vez, se encargó al arquitecto muni-cipal
una memoria de las obras de habilita-ción
de la planta baja del Ayuntamiento.
Según dicha memoria el coste de las mis-mas
deberían de rondar los dos millo-nes.
En el pleno municipal extraordinario
celebrado el 13 de marzo de 1998 se abor-dó,
entre otros puntos, la propuesta del
proyecto y la ejecución del mismo presenta-do
por la empresa K6 Gestión Cultural. El
Alcalde expresó que la adjudicación de las
obras del museo se estaba demorando exce-sivamente
y propuso que el pleno aceptase
Iñaki Arrieta Urtizberea 117
dicha propuesta. Ésta fue aprobada defini-tivamente
siempre y cuando el coste de las
obras no superase los 5 millones. Igualmen-te,
en dicho pleno se prolongó el contrato a
los trabajadores que estaban participando
en los trabajos de recogida y conservación
de las piezas.
El 2 de abril de 1998 se firmó el contrato
administrativo de adjudicación de consulta-ría
y asistencia. Según dicho contrato el
coste de la redacción del proyecto para el
museo etnográfico sería de un millón de
pesetas y los trabajos de ejecución del mis-mo
no podrían superar los cinco millones.
Dos meses más tarde, el 11 de junio de
1998 se firmó el contrato administrativo de
adjudicación de la obra y puesta en marcha
del Museo Etnográfico de Larraul. El costo
total de las obras se pactó en unas
4.500.000 pesetas (270.046 €) y los trabajos
se deberían de realizar en el plazo de tres
meses y medio. Para finales del mes de
septiembre de 1998 el museo debería de
estar inaugurado.
El museo se inauguró oficialmente el 18
de noviembre de 1998, miércoles, con la
presencia de la Consejera de Cultura del
Gobierno Vasco y la Diputada de Cultura
de la Diputación Foral de Gipuzkoa. El
domingo anterior a la inauguración oficial
los vecinos pudieron visitar la exposición.
La inauguración oficial tuvo eco en el noti-ciario
de la televisión pública vasca de
aquel día. En dicha emisión, un responsa-ble
del montaje de la exposición explicaba
los contenidos de la exposición, mientras
que el Alcalde manifestaba que el objetivo
del museo era recuperar la tradición y la
forma de vivir de sus antepasados.
Si bien el coste total del proyecto, obras
y montaje del museo, así como los diferen-tes
trabajos relacionados con el museo se
pudieron sufragar con las ayudas y subven-ciones
solicitadas a la Comunidad Europea,
al Gobierno Vasco, a la Diputación Foral de
Gipuzkoa y al INEM, un nuevo problema
surgió una vez inaugurado el museo.
Lógicamente la gestión del museo exigía
asignar un responsable al museo. La con-tratación
de una persona o la adjudicación
de la misma a una empresa suponía un
costo que el Ayuntamiento no podía asumir.
Con lo cual se optó por vincular dicha ges-tión
a la adjudicación de la explotación del
bar Herriko Ostatua que es de titularidad
municipal. El adjudicatario del bar debería
de abrir la puerta del museo, así como la de
la iglesia a los visitantes interesados en
visitarlos. A pesar de las reticencias del
párroco a dejar las llaves, el Ayuntamiento
pudo incorporar también la iglesia a su
oferta patrimonial.
Posteriormente el Ayuntamiento contra-tó,
con la colaboración de la sociedad Tolo-saldea
Garatzen, a una persona, licenciada
en pedagogía, con el objetivo de fomentar el
turismo y dinamizar la sociedad. Eviden-temente
participó en la gestión del museo,
apoyando a los adjudicatarios del bar en las
visitas y diseñando diferentes juegos para
los niños que lo visitaban. Pero su contribu-ción
más importante fue la recuperación de
algunos viejos caminos rurales para promo-cionar
el senderismo y la incorporación de
los mismos a la oferta turística. Al fin y al
cabo éste era también otro de los apartados
de aquel proyecto primigenio denominado
Turismo Cultural en Larraul. Esta persona
estuvo contratada hasta mayo del año
2000. En julio del mismo año otra persona,
recién licenciada en sociología, fue contra-tada
con ayuda del INEM para seguir con
las labores de su predecesora.
Dos años después de la inauguración del
museo los resultados no habían sido los que
en un principio se esperaban alcanzar. El
número de visitantes al museo no llegaba a
las 200 personas al mes, y el dinamismo y
la reestructuración social que se pretendía
impulsar están todavía por llegar. No obs-tante,
los vecinos afirman estar orgullosos
de haber colaborado con la puesta en mar-cha
del museo, aportando las piezas nece-sarias
para la exposición. Si lo compara-mos
con el proyecto de Zerain – no hay que
olvidar que éste lleva unos 25 años y el de
Larraul unos pocos años - , la diferencia
principal está en la participación y el grado
de implicación en el proyecto de los vecinos.
Mientras en Zerain esta participación ha
sido constante e intensa según se afirma,
en Larraul todavía está por darse explíci-tamente.
Tal y como afirmaba el Alcalde de
Larraul, si los vecinos no cooperan más, el
proyecto será difícil que alcance los objeti-vos
inicialmente planteados.
Para terminar, el Ayuntamiento ha que-rido
incorporar al proyecto el molino y la
serrería movidos por fuerza hidráulica de
Txuringadi, únicos en el término municipal
118 Expectativas y limitaciones …
y de propiedad privada. Hasta la fecha los
intentos realizados para incorporarlo al
proyecto global no han obtenido los resul-tados
esperados. El propietario, que reside
y trabaja en el término municipal vecino de
Asteasu, no quiere ceder la gestión y explo-tación
del mismo al Ayuntamiento. No tie-ne
mayor inconveniente en incluirlo dentro
del proyecto municipal, siempre y cuando
sea él la persona que se encargue del mis-mo
y se haga en un horario que sea compa-tible
con sus compromisos laborales. Para
el Ayuntamiento esta última condición es
incompatible con su oferta patrimonial. El
acceso a los elementos patrimoniales no
puede estar sujeta a unas lógicas de fun-cionamiento
ajenas a la demanda y al pro-pio
proyecto. Así mismo, su ubicación geo-gráfica
no favorece su activación municipal
en las condiciones propuestas por el propie-tario.
Este edificio se encuentra en los lími-tes
del término municipal de Larraul y el
acceso en vehículo al mismo hay que reali-zarlo
por la carretera que cruza Asteasu
camino de Aia, bordeando el término muni-cipal
de Larraul. Desde el núcleo del pueblo
solamente se puede ir andando por un sen-dero
que actualmente no ofrece muy buenas
condiciones para ser recorrido.
La exposición permanente del museo
de Larraul
Ya he indicado que fue el Técnico de
Cultura y Turismo contratado en 1996 el
que realizó el inventario de los objetos del
futuro museo. Este fue realizado caserío por
caserío con el objetivo de que los larraulda-rras
entiendan el museo como su propia
obra, su vida, su historia, que quieren mos-trar
a los visitantes, según se afirma en la
memoria realizada en 1997 por dicho técni-co.
Dentro de los objetos seleccionados hay
toda clase de utensilios agrícolas singula-res,
así como mobiliario, artesanía tradi-cional,
fotografías, recuerdos, escritos, y en
general toda clase de elementos relaciona-dos
y utilizados por la comunidad de La-rraul
tal y como se especifica en el proyecto
de actividades museísticas 1997/1998 pre-sentado
ante el Departamento de Comercio,
Consumo y turismo del Gobierno Vasco.
Concluido en junio de 1997 el año de
contrato del Técnico de Cultura y Turismo
se contrató a dos vecinos para recoger los
objetos inventariados, limpiarlos, restau-rarlos
y tratarlos, como ya he afirmado
anteriormente. Uno de los dos contratados
tenía alguna experiencia en este tipo de
trabajos, al poseer él también una pequeña
colección. El inventario lo completaron rea-lizado
una ficha técnica por cada objeto. En
las mismas se describe muy someramente
sus características físicas, así como sus
usos.
Descartada la segunda planta de la casa
consistorial, como ya viene dicho, se optó
por ocupar una parte de la planta baja de
unos 100 m2. Antes del montaje definitivo
realizado en dicha planta los miembros de
la corporación estimaron oportuno instalar
también en una pequeña zona verde, previa
a la entrada del museo, una pequeña pren-sa
para hacer sidra, un tolare. El propósito
era mostrar en la temporada de la elabora-ción
de la sidra parte de dicho proceso de
elaboración. Sin embargo, dicho propósito
se tuvo que abandonar por los costes que
acarreaban su instalación y su manteni-miento.
Los trabajos de instalación incluían
el acondicionamiento de la zona verde, la
instalación de la prensa y la construcción
de una pequeña instalación cubierta para
resguardarlo. Al estar a la intemperie y en
un espacio abierto al público, su manteni-miento
iba a suponer un costo adicional
importante. Igualmente, se estimó que la
contratación de una persona para realizar y
mostrar los procesos de elaboración de la
sidra no se podría sufragar. Por tanto, esta
idea se abandonó, optándose por la instala-ción
del tolare dentro de la exposición. Es
esta prensa el único bien que se ha com-prado
y que se ha traído fuera del término
municipal. El costo del mismo fue de unas
250.000 pesetas, participando junto a los
dos operarios del Ayuntamiento varios jó-venes
del municipio en los trabajos de tras-lado
del mismo.
Como ya he indicado anteriormente, fue
la empresa K6 Gestión Cultural quien rea-lizó
el acondicionamiento de la planta baja
de la casa consistorial y el montaje de la
exposición. El coste de elaboración del pro-yecto
fue de 1.000.000 de pesetas, y el de
las obras y puesta en marcha del mismo de
unos 4.500.000 pesetas.
Según el proyecto y presupuesto presen-tado
el 28 de mayo de 1998, el 70 % del
coste de las obras y puesta en marcha se
Iñaki Arrieta Urtizberea 119
destinaron a trabajos de carpintería, pintu-ra,
iluminación, suelo y albañilería; un 15
% para los paneles de fotos y de textos, y
para la instalación en el exterior de un mo-nolito
con información relativa al museo y
la iglesia; un 8,5 % en accesorios, transpor-tes
e imprevistos; y, para concluir, un 6,5 %
en el montaje y supervisión de la exposi-ción.
Según dicho proyecto, los criterios que
se tuvieron en cuenta en la elaboración del
mismo fueron los siguientes cinco: a) Enfo-que
global. El patrimonio de Larraul no
debe limitarse solamente a las piezas a
exponer. Todo Larraul debe tomarse en
consideración; es decir, el paisaje y las dife-rentes
edificaciones con sus elementos cul-turales,
económicos, históricos y artísticos.
b) Enfoque dinámico. El fondo se podrá ir
ampliando con nuevos bienes, buscando la
participación de los vecinos. c) Enfoque
actualizado. Se integrarán elementos ac-tuales
en la exposición. Así se evitará dar
una visión fosilizada del pasado. d) Exposi-ción
informativa. La exposición no es un
almacén de bienes, seleccionados por crite-rios
estéticos. El visitante tiene que llegar a
comprender el contexto y la función de las
piezas expuestas. e) Exposición didáctica.
Deberá ser una propuesta atractiva que
permita establecer alguna relación entre el
patrimonio y el visitante.
A partir de estos criterios, se afirma que
el objeto del museo es mostrar el patrimo-nio
de Larraul, pero que éste no se puede
limitar a la sala de exposición. El visitante
deberá conocer el pasado y el presente de
Larraul recorriendo unos itinerarios que le
permitan conocer todo el patrimonio dis-perso
existente en el término municipal.
Con todo, es el museo el centro principal del
discurso patrimonial. En la exposición,
además de mostrar los objetos, se subraya-rá
la sensibilidad que tienen los vecinos de
Larraul por guardar la memoria colectiva y
su deseo de legar su patrimonio a las gene-raciones
venideras.
Siguiendo los criterios anteriormente
señalados, la empresa K6 Gestión Cultural
ha dividido la exposición en tres secciones.
En la primera está la recepción a los visi-tantes.
En la segunda se encuentra la expo-sición
propiamente dicha y, para terminar,
en la tercera están los agradecimientos a
aquellas instituciones, caseríos y vecinos de
Larraul que han colaborado en la puesta en
120 Expectativas y limitaciones …
marcha del museo.
A su vez, la exposición propiamente di-cha
tiene dos secciones. En la primera está
representado el caserío y en la segunda la
sociedad. Dentro del caserío están los apar-tados
dedicados a la tierra y al monte, a
continuación, la prensa de la sidra, la coci-na
y, para concluir, la casa. En la sección
de la sociedad nos encontramos con los
apartados asignados a la religión y el co-mercio.
Previamente a estos dos apartados,
hay una presentación a la sección donde se
incide en el trabajo vecinal, las fiestas, la
educación o la llamada al servicio militar.
Las representaciones de cada apartado
se han realizado seleccionando diversos
objetos de los reunidos por los dos operarios
del Ayuntamiento. Contextualizando a los
objetos se han incorporado unas fotografías
y unos textos explicativos con relación al
apartado correspondiente. La mayor parte
de las fotografías pertenecen a los archivos
de Ojanguren, del Museo de Zumalakarregi
o de la fonoteca de la Kutxa. Sólo unas po-cas
han sido seleccionadas de las recogidas
en el mismo término municipal.
Los textos explicativos de la exposición
describen aspectos muy generales de los
diferentes apartados. Salvo algunos datos
referidos al municipio de Larraul, estos
textos también podrían ser válidos para
cualquier otra exposición instalada en al-gún
pequeño pueblo guipuzcoano y cuyo
argumento fuera la vida rural.
Pero, sin lugar a dudas, son los objetos,
las piezas, los utensilios o las herramientas
exhibidas los elementos principales de la
exposición. Siguiendo los apartados en que
se han dividido las dos secciones - caserío y
sociedad - el visitante puede contemplar un
gran número de objetos recogidos en los
diferentes caseríos del término municipal.
En el apartado de la tierra se pueden
observar, entre otras piezas, un carro de-nominado
lur karroa2, un arado, unas la-yas,
una rastra, unos yugos, máquinas de
madera para sembrar o triturar el maíz, y
varias guadañas. En el apartado del monte
hay objetos relacionados con el transporte
de los árboles y la leña, con los trabajos del
carbonero, el pastor y el carpintero. En este
apartado se exhibe un carro corto, símbolo
iconográfico del museo.
A continuación está la prensa adquirida
y distintas clases de barricas. Un tambor
para asar castañas, un fuelle, una plancha
para hacer tortas de maíz, una llar, cubier-tos
y vajillas, así como una prensa para
hacer queso forman parte, entre otros, del
apartado dedicado a la cocina. Junto a este
apartado, está el de la casa donde se puede
contemplar varias arcas, una cuna, una
máquina de coser, planchas, y algunas ro-pas
de vestir.
En el apartado dedicado a la religión de
la sección de la sociedad se exponen varias
cruces y escapularios, algún candelero,
tablillas donde se enrosca la cerilla que
arde en el templo, y unos libros religiosos.
Para concluir está el apartado dedicado al
comercio con todo tipo de instrumentos
para transportar, medir, o pesar productos
Iñaki Arrieta Urtizberea 121
agrícolas y ganaderos.
Todo este material con los que se repre-sentaron
los diferentes apartados del pro-yecto
en 1998 y se elaboró el discurso expo-sitivo
del museo puede ser visitado actual-mente.
Aunque se quería que la exposición
fuera dinámica, cambiando algunas piezas
tal y como se afirmó en el pleno municipal
del 15 de agosto de 1998, y mostrando otros
aspectos o apartados de la vida rural, la
exposición sigue siendo la misma. Los con-tenidos
siguen siendo los diseñados por la
empresa K6 Gestión Cultural.
Conclusiones
Larraul, como otros muchos municipios
rurales del País Vasco, ha experimentó un
fuerte declive cultural, social y económico a
lo largo del siglo XX. Durante ese siglo
podemos diferenciar, a grandes rasgos, dos
periodos. En el primer periodo, con el co-mienzo
industrialización de los años 50 o
60, en la sociedad de esas zonas rurales
comienza un proceso virulento de deses-tructuración
en todos los órdenes, sin que
en ningún momento se buscasen estrate-gias
que posibilitaran contrarrestar el fe-nómeno
denominado abandono del campo.
Sin embargo, a partir de finales de los años
80, en muchos municipios rurales ciertos
grupos sociales comenzaron a impulsar
nuevas estrategias que permitiesen cam-biar
esa tendencia negativa, que aun siendo
menos violenta que en las décadas anterio-res,
seguía dándose.
Aunque bien es verdad que no sólo la
activación de los recursos patrimoniales es
la única estrategia de la que se han y se
están valiendo, ésta está teniendo un peso
importante en los planes del desarrollo
rural. La crisis y el futuro incierto de las
actividades económicas tradicionales, los
nuevos usos y planteamientos acerca del
patrimonio cultural, la creciente demanda
del turismo cultural y rural, el importante
inventario patrimonial de las zonas rurales
y las ayudas e incentivos de algunas insti-tuciones
públicas están facilitando que los
municipios rurales apuesten por este tipo
de activación. Este es el caso de Larraul.
Sin embargo, estos municipios se en-cuentran
con una serie de dificultades pro-pias
de una sociedad desestructurada y
que, entre otras, está la falta de recursos
suficientes, económicos y humanos, para
llevar adelante estos planes de activación
patrimonial que impulsen y fortalezcan la
vida social y cultural, y la actividad econó-mica
del término municipal. Una situación
muy difícil de superar, a no ser que no haya
una apuesta clara y nítida del colectivo
local.
Asimismo, hay que tener en cuenta que
este tipo de planes y actividades patrimo-niales
carecen de la más mínima tradición
en el mundo rural vasco y que la asunción
de los mismos por parte del colectivo es
realmente complicada. No es suficiente el
deseo de algunos representantes políticos
locales, influenciados por los éxitos de al-gunos
otros proyectos o por los criterios
establecidos en otras instituciones públicas
no locales, para que el grupo social local
122 Expectativas y limitaciones …
acepte este tipo de proyectos.
Con relación a la falta de recursos
humanos y económicos, el caso de Larraul
nos muestra las dificultades que tienen
estos pequeños municipios rurales para la
puesta en marcha de un proyecto de activa-ción
patrimonial, así como la viabilidad del
mismo a lo largo del tiempo. Por ejemplo,
aunque se consiguieron las ayudas necesa-rias
para la puesta en marcha del museo,
después de reducir claramente las preten-siones
iniciales, la actividad posterior en el
mismo es casi nula. El no poder asumir el
coste de la contratación de alguna persona
para el museo, hace muy difícil que dicho
centro se convierta en un centro de regene-ración
y de dinamización de las relaciones
sociales, tal y como se deseaba en un prin-cipio.
Estas dificultades están ligadas, en gran
medida, a la falta de un grupo o colectivo
social, además de los representantes muni-cipales,
que quiera llevar adelante desinte-resadamente
este tipo de proyecto. El traba-jo
de este grupo permitiría, por un lado,
superar algunas de las limitaciones econó-micas
del proyecto y, por otro, impulsar y
articular las debilitadas relaciones sociales
entre los vecinos.
A este respecto se puede afirmar que
este objetivo no se ha cumplido. Aunque la
participación de los vecinos, cediendo los
objetos, y la satisfacción de los mismos por
haber participado en la puesta en marcha
del museo son aspectos a tener en cuenta,
el museo no está cumpliendo uno de los
objetivos principales, ya mencionado, de los
promotores: la regeneración y el fortaleci-miento
de las relaciones sociales. A lo me-jor,
en este tipo de municipios, la implica-ción,
sino de todos, sí de algunos vecinos es
un elemento necesario y previo a la puesta
en marcha del proyecto.
El otro gran objetivo, atraer a los turis-tas
y potenciar la actividad económica, no
presenta un balance muy positivo. Unos
200 visitantes al mes difícilmente pueden
impulsar y fortalecer alguna actividad liga-da
directamente con el sector terciario e
indirectamente con el sector primario.
Para terminar, se puede afirmar que la
exposición permanente del museo tiene un
carácter fuertemente identitario. Se trata
de mostrar, según palabras del Alcalde y
del Técnico de Cultura y Turismo, la obra,
vida e historia de los habitantes de Larraul.
Buena muestra de ello es que casi todos los
bienes materiales expuestos han sido reco-gidos
en los caseríos del término municipal.
Considero, sin embargo, que éste repite un
discurso identitario basado en la vida
preindutrial del mundo rural y que el visi-tante
puede observar también en muchos
otros museos vascos. La falta de un estudio
científico de la vida de los habitantes del
término de Larrual que se quiere represen-tar,
previo a la ejecución de la exposición,
lleva a que se repita ese modelo tan repeti-tivo
en los museos vascos implantados en el
mundo rural y que en la gran mayoría idea-lizan
la vida rural preindustrial desde unos
parámetros románticos.
Bibliografía
Alustiza, A. & Errokondo, J.
1999 "Zerain parke kulturala: auzolana,
garapen jasangarriaren oinarria", Ondare
eta turismoaren garrantzia landa garape-nean,
Zerain.
Segura, F.
1999 "La recuperación del patrimonio his-tórico
salva a algunos pueblos del declive",
Diario Vasco, 23 de marzo de 1999. Entre-vista
a Jakoba Errokondo, gerente de Ze-rain
Dezagun.
NOTAS
1 Este trabajo lo he realizado dentro del grupo de
investigación Espacios y estrategias de representa-ción
etnográfica, dirigido por el profesor de
U.P.V./E.H.U. Kepa Fernández de Larrinoa, y
financiado por el Departamento de Cultura del
Gobierno Vasco. El trabajo se realizó durante los
años 1999 y 2000. Como estos proyectos nunca se
agotan o, mejor dicho, nunca deberían de agotarse
se corre el peligro de que las reflexiones e interpre-taciones
realizadas a los pocos meses queden inva-lidadas
al haber tomado el proyecto unos nuevos
derroteros al incorporarse unas nuevas variables o
porque dichas variables han cambiado sustancial-mente.
Esto también es válido incluso para los
proyectos abandonados.
2 Según se señala en el proyecto esta pieza resume
la filosofía del museo. En este carruaje se han ido
adaptando los cambios en las técnicas y en los
materiales con el objetivo de facilitar los trabajos.
Sintetiza, en suma, la gran capacidad que ha tenido
el caserío para adaptarse al medio.