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Vol. 5 Nº3 págs. 307-322. 2007 www.pasosonline.org © PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. ISSN 1695-7121 Diversificación y cultura: qué ofrece y cómo se promociona Cartagena de Indias (Colombia) Paola Quintero Camila Bernal † Observatorio del Caribe Colombiano (Colombia) Resumen: Este documento analiza la diversificación de la oferta turística de Cartagena de Indias como destino turístico a partir de sus recursos culturales, dada su condición como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad (UNESCO, 1985), y se estudia hasta qué punto las propuestas de diversificación de la oferta y de inclusión de la cultura se reflejan en la promoción y en el producto que ofrece Cartagena de Indias y algunos de sus competidores internacionales. A su vez se presenta la situación actual de Cartagena en cuanto al uso turístico y la comercialización de los bienes patrimoniales inmuebles Finalmente, se identifican las dificultades que enfrenta el destino en el proceso de valorización turística de los recursos patrimoniales inmuebles. Palabras clave: Turismo; Cultura; Patrimonio; Sol y playa; Promoción turística; Caribe. Abstract: This document analyzes the diversification of the touristic offer of Cartagena de Indias as a tourist destination from the point of view of its cultural resources. It takes into account Cartagena’s condition as a Historical and Cultural Patrimony of the Humanity (UNESCO, 1985), and studies how the proposals of diversification of the offer and inclusion of the culture are reflected in the promotion and the product that Cartagena de Indias and some of its international competitors offer. In addition, it considers the current situation of tourist use and commercialization of patrimonial assets in Cartagena. Finally, it addresses the difficulties that this destination faces in the process of tourist valorization of the patrimonial assets identified. Keywords: Tourism; Culture; Heritage; Sun & beach; Tourism promotion; Caribbean. † • Paola Quintero y Camila Bernal son economistas y magíster en Estudios del Caribe, investigadoras del Observatorio del Caribe Colombiano Cartagena de Indias, Colombia. E-mail: pquintero@ocaribe.org y cbernal@ocaribe.org respectivamente. 308 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 Introducción Ante el agotamiento, o simplemente ante la necesidad de crecimiento del número de visi-tantes y de los ingresos que ellos puedan gene-rar, los destinos turísticos requieren estrate-gias de posicionamiento o reposicionamiento, esto es más apremiante en el caso de los desti-nos maduros. Lo ideal es orientar los esfuerzos hacía la diversificación y la creación de una nueva imagen, a partir de mejoras en los pro-ductos existentes o del desarrollo de nuevos productos y segmentos de mercado, en donde los atributos de calidad primen sobre el precio (Monfort Mir, 1999). En este contexto el tu-rismo cultural y de naturaleza se han consti-tuido en alternativa para el desarrollo turísti-co a su vez que responde a las preferencias de cada vez una mayor cantidad de turistas. Emprender una estrategia de diferencia-ción no es fácil, en la mayoría de territorios del Gran Caribe la motivación vacacional de sol y playa determina la imagen de los destinos y condiciona la ampliación de la oferta hacía otros segmentos. La especialización se ha con-vertido en un factor limitante para consolidar el turismo como una alternativa de desarrollo sostenible a nivel socio-económico, territorial, ambiental y cultural (Patullo, 1996). Al identi-ficar esa problemática Ceara recomendaba revaluar la oferta y propiciar la conservación y competitividad de los destinos a través de pro-ductos diferenciados y de calidad que permi-tieran aumentar la rentabilidad y la participa-ción de la población local. Contrario a lo ante-rior, frente a la importancia que tiene el tu-rismo en la Región del Gran Caribe, incluido el Caribe colombiano, los productos estandariza-dos y el aumento del volumen de turistas en detrimento de los precios se convirtieron en la formas de comercialización más usuales para los destinos maduros (Ceara, 1998). Recientemente esta tendencia viene cam-biando, la preocupación de los diferentes des-tinos del Caribe por la innovación en productos y mercados y por la sostenibilidad de la activi-dad viene tomando fuerza. No obstante, el cambio es gradual pues en términos generales se puede afirmar que hasta el momento las actividades de tipo cultural y natural se mane-jan más como un complemento a las vacacio-nes tradicionales que como motivación princi-pal de los turistas para visitar los destinos del Caribe tradicionales. Lo anterior es predecible en la medida en que la creación de nuevos productos, la valori-zación turística de los recursos naturales y culturales, el posicionamiento de los destinos y en general la sostenibilidad plantean impor-tantes retos. Los procesos son complejos y están caracterizados por la necesidad de im-portantes recursos, la variedad de actores in-volucrados y el juego de diferentes intereses. Cartagena de Indias históricamente se ha caracterizado como el principal destino turísti-co de sol y playa de Colombia, a partir del re-conocimiento como patrimonio histórico y cul-tural por parte de la UNESCO en 1985 y del proceso de restauración de su centro histórico en los años noventa, la orientación hacía el segmento histórico –cultural se convirtió en una alternativa. Este trabajo busca mostrar cómo se da la valorización de un territorio turístico con importantes recursos patrimonia-les, en este caso Cartagena de Indias, para ello se presentan algunas características del seg-mento de turismo cultural a nivel mundial, seguidamente se analiza la cultura como ele-mento diferenciador de la oferta Caribe y se estudia hasta qué punto las propuestas de diversificación de la oferta y de inclusión de la cultura se reflejan en la promoción y en el producto de los principales destinos del Caribe hispano y de Cartagena de Indias, en particu-lar. A manera de conclusión se identifican las principales dificultades a las que se enfrenta Cartagena para diferenciar su oferta turística aprovechando los inmuebles patrimoniales con los que cuenta. Las preguntas que motivan este trabajo son las siguientes ¿Las estrategias de comunica-ción de los operadores y de los agentes encar-gados de la promoción y comercialización turística responden a la valorización de los recursos culturales dada la condición del des-tino de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad? ¿Existe un esfuerzo por incorpo-rar el patrimonio cultural dentro del producto turístico? ¿Los recursos culturales se encuen-tran adaptados para el uso turístico? ¿Qué caracteriza el proceso de valorización turística del patrimonio cultural inmueble de Cartage-na de Indias? En este orden de ideas se realiza un con-traste entre la información difundida median-te las estrategias de promoción y comercializa-ción, y la oferta de tipo cultural que actual-mente hace parte del producto turístico de Paola Quintero y Camila Bernal 309 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 Cartagena de Indias. Al respecto debe distin-guirse que existe una imagen orgánica o pri-maria del destino relacionada con los atributos naturales, geográficos, históricos y culturales, es decir los activos del destino que determinan su atractivo; y una imagen inducida o secun-daria, que procede del esfuerzo de comunica-ción de la imagen orgánica por parte de em-presarios y entidades encargadas de la promo-ción. Esta última es la misma imagen pre-venta que determina la decisión del turista para viajar y seleccionar el destino (Monfort Mir, 1999: 110, 127), mientras que la imagen primaria determina el atractivo de destino en si mismo y la satisfacción del turista durante su visita. La publicidad sobre los destinos no es algo superficial, a través de las imágenes promovi-das se contribuye a la efectiva creación de sig-nificados culturales (Palou, 2006). Los turistas esperan confirmar durante su visita en el des-tino que lo que han visto en los catálogos, en las revistas de viajes, en Internet o en televi-sión, realmente existe. Tanto la imagen primaria como la imagen secundaria obedecen a unos procesos de valo-rización del territorio turístico. Por una parte se requiere orientar los esfuerzos de promoción y comercialización a exaltar la singularidad del territorio para construir una imagen que permita captar la atención del turista desde su lugar de origen; una vez el turista visita el destino el uso turístico de los recursos natura-les y culturales requiere que se den unas con-diciones, entre ellas, habilitar el acceso a éstos, prestar algunos servicios complementa-rios, posibilitar la comprensión y generar el interés de los visitantes hacia ellos. En el te-rritorio turístico, la confluencia de agentes, iniciativas y experiencias terminan moldeando el atractivo turístico, se constituye una red, consiente o inconsciente, a partir de la cual toma identidad un espacio como ámbito capaz de suministrar uno o más productos turísticos (Monfort Mir, 1999: 108). Dada la relación patrimonio y turismo, se debe buscar incrementar el valor de uso del patrimonio a través de su adecuación para uso turístico, sin dejar de lado su conservación y los criterios de sostenibilidad con los que se realice el proceso. La cultura como opción para diferenciar la oferta A partir de los estudios sobre las tenden-cias internacionales del turismo, se encuentra que a nivel mundial el turista presenta nuevas características, es más experimentado y exi-gente, además de tener mayor capacidad de gasto. En cuanto a la orientación de las vaca-ciones ganan peso los productos turísticos per-sonalizados y la experiencia vacacional más individualizada, de allí la preferencia por los viajes autoorganizados (o semi) frente a los paquetes convencionales, o la proliferación del turismo independiente, interesado en paquetes a la medida, en viajes especializados y temáti-cos. De esta manera pierde ritmo el turismo de sol y playa no diversificado y se presenta un rápido crecimiento de las motivaciones de cul-tura y naturaleza (Montero, et. al, 2001). El producto cultural se encuentra asociado a calidad y alto poder adquisitivo de sus de-mandantes, esto es entendible si se considera que el turista cultural se caracteriza por su elevado nivel de educación. Según la encuesta realizada en 2002 por ATLAS, Association of Tourism and Leisure Education, los gastos diarios de los turistas culturales (más de 70 euros) superan los de los turistas que visitan el destino como parte de un viaje organizado (52 euros), así como los del turismo de playa (48 euros), los de turismo de ciudades (42 eu-ros) o los del turismo rural (Richards, 2003). La motivación cultural refleja la necesidad de los turistas de vivir y conocer los sitios que visitan. Siguiendo a la OMT, Organización Mundial del Turismo, el turismo cultural es más que museos y bienes inmuebles patrimo-niales, se refiere al movimiento de personas interesadas en la satisfacción de necesidades de diversidad, que desean elevar su nivel cul-tural a través del conocimiento de otros luga-res, de su historia, del patrimonio de otros o acerca de sus actuales formas de vida y de pensamiento (OMT, 1985). El turismo cultural se convierte en un seg-mento estratégico, que abarca desde el tipo de turista que viaja por motivaciones exclusiva-mente culturales hasta el turista de vacacio-nes o de negocios que realiza actividades cul-turales durante su estancia en el destino. La OMT propuso una versión “restringida” del concepto de turismo cultural: “el movimiento de personas debido esencialmente a motivos culturales como viajes de estudio, viajes a fes- 310 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 tivales u otros eventos artísticos, visitas a si-tios y monumentos, viajes para estudiar la naturaleza, el arte, el folklore, y las peregrina-ciones” (OMT,1985, tomado de: Richards, 2003). En este sentido se diferencia entre tu-ristas culturales “accidentales” y turistas que tienen la intención principal de consumir ma-nifestaciones culturales específicas. A la definición de la OMT se agregan nue-vas, algunas con el propósito de delimitar lo que podría denominarse el turismo cultural. Según el GEATTE, Grupo de Estudios y Asis-tencia para el Medio Ambiente de Francia (1993), para hablar de turismo cultural es necesario que al desplazamiento turístico se añadan tres condiciones: el deseo de cultivar-se, conocer y comprender los objetos, las obras y los hombres; el consumo de una prestación de tipo cultural (monumento, obra de arte, espectáculo...); y la intervención de un media-dor, persona, documento escrito o material audiovisual, que ponen en valor o generan el producto cultural (Ibarra, 2001: 23). En este caso se reconoce que si bien existe una motiva-ción cultural por parte del visitante, ésta debe ser satisfecha a través de recursos culturales que obedecen a un proceso de interpretación o de valorización que permita el uso turístico. Sobre las preferencias y características del turista cultural la encuesta de ATLAS 2002 (Richards, 2003) nos muestra los siguientes aspectos relevantes: ► Los visitantes de los lugares de interés cultural no tienen como motivación principal la cultura, menos del 20% describieron sus vacaciones como vacaciones culturales, e in-cluso los turistas que visitan lugares cultura-les normalmente no se considerarían a sí mismos turistas culturales. Según las estima-ciones realizadas a partir de las encuestas realizadas por la Asociación para la Educación en Turismo y Ocio (ATLAS), el turismo cultu-ral “específico”, es decir las personas que via-jan por motivos culturales específicos, repre-senta entre el 5 y el 8 por ciento del mercado turístico mundial, es decir, unos 60 millones de viajes (Richards, 2003). ► Los turistas que visitan los lugares de interés cultural no necesariamente clasifican sus vacaciones como culturales (21%), la ma-yoría de los que visitan estos lugares lo hacen como parte de sus vacaciones en una ciudad (25%) o del programa de un viaje organizado (28%), menos del 10% lo hacen como parte de sus vacaciones de sol y playa. ► No todos los visitantes de los lugares de interés cultural son turistas. El 36% de los visitantes que respondieron a la encuesta en 2002 vivían en la zona local. ► Al analizar las razones que impulsan a los turistas a viajar a un lugar determinado, es evidente que la principal motivación es una combinación de la atmósfera, la cultura local y la historia. El turismo cultural parece estar convirtiéndose en un producto de experiencias, en el que la visita se juzga teniendo en cuenta todas las particularidades de la atracción y las singularidades del destino, y no sólo su valor cultural. En este sentido los viajeros con más experiencia, en particular, afirmaron que hab-ían aprendido a valorar otras culturas a través de sus viajes y que el contacto con la población local constituía para ellos una motivación im-portante. ► Las actividades más frecuentes son las visitas a lugares y monumentos de interés histórico. En 2002, más del 50% de las perso-nas encuestadas por ATLAS habían estado en un museo (distinto del lugar en el que fueron entrevistadas), mientras que el 43% habían visitado un monumento, esto revela una visión bastante tradicional de las experiencias cultu-rales. No obstante, las cifras para 2001 mos-traron que el número de visitantes de los mu-seos no se había incrementado desde 1997 y que los monumentos estaban perdiendo popu-laridad entre los turistas, esto evidencia la tendencia hacia una mayor dispersión de los turistas entre los diversos tipos de atracciones culturales que ofrece un destino, en los últimos años las galerías de arte, los eventos artísticos y los festivales atraen cada vez más visitantes. ► La principal fuente de información para los turistas culturales son las recomendaciones de los amigos y la familia (46%). Las guías son la fuente más importante de información pu-blicada (27%). Internet está cobrando cada vez más importancia, 17% en 2002, igual propor-ción a la de turistas que recurrieron a los folle-tos de los tour-operadores. ► Sobre el momento en el que los turistas culturales deciden visitar un lugar o evento. Según los resultados de ATLAS, casi el 50% de los turistas prevé visitar una atracción cultu-ral antes de salir de viaje, mientras que un 25% toma esta decisión durante el viaje a una región, y otro 25% no piensa en ello hasta lle-gar al lugar de destino. Los resultados de la encuesta de ATLAS 2002 verifican el potencial de las atracciones Paola Quintero y Camila Bernal 311 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 culturales para atraer visitantes, en especial los museos y monumentos, y la necesidad de procesos de valorización del patrimonio y de un mayor contacto del turista con la cultura local. Bajo esta perspectiva es necesario plan-tearse si tal como se encuentra concebido el patrimonio de Cartagena de Indias y la forma cómo se relaciona la población local con el tu-rista, es posible que éste pueda llevarse nue-vos conocimientos, experiencias o encuentros. Al respecto, en la ciudad es frecuente el debate por el uso turístico del centro histórico, mien-tras sus habitantes reclaman la conservación del uso residencial y demás usos tradicionales que la población local le ha dado, el turismo genera espacios especializados para los visi-tantes, entre ellos los monumentos y museos, así como los hoteles, restaurantes, discotecas y escenarios para eventos en casas, plazas y baluartes del centro histórico1. Por su parte, como se presentará en el numeral 3, los mo-numentos y museos no se encuentran satisfac-toriamente adecuados para la visita y el número de visitantes es inferior al que poten-cialmente podrían recibir. Si bien los monumentos y museos son un campo prioritario de intervención en una ciu-dad patrimonial, la motivación del turista y las actividades preferidas señalan la impor-tancia de pensar el patrimonio no solo en términos de adecuaciones en infraestructura y de servicios en los inmuebles sino también en términos de participación de la población local y apropiación social del patrimonio. La estra-tegia de valorización de los lugares culturales no debe pensarse solo desde la óptica del turis-ta, la población local también debe considerar-se como un segmento importante dentro de los visitantes. Cada vez más regiones se interesan por el turismo cultural dada su capacidad para gene-rar mayores ingresos, a su vez que se garanti-zan recursos para la conservación del patri-monio en territorios donde el presupuesto que se puede dedicar a ello es escaso. La potencia-lidad del turismo cultural y sus beneficios es normalmente defendida por el sector turístico mientras que los costos parecen importar más al sector cultural. Esto genera una tensión, que tiende a inclinarse favorablemente por los beneficios que corresponden en su mayor parte a la industria turística, y no directamente a la cultura. Existen motivos de queja en destinos como Venecia, donde los turistas invierten solamente el 2% de su presupuesto en atrac-ciones culturales, el 45% en alojamiento y el 21% en compras (Richards, 2003: 150). Al respecto, es necesario aclarar que la re-lación turismo y cultura no siempre es armó-nica, los beneficios del turismo sobre la cultura son cuestionados, si bien el turismo puede contribuir a la preservación del patrimonio, y a mantener y recuperar los valores y costum-bres tradicionales, dada la valoración que el turista da a estos factores, se ha observado que al turismo se asocian otros efectos negati-vos. En el aspecto sociocultural se destaca la exclusión de la población local de los sitios patrimoniales, la adopción por parte de locales de otros estilos de vida en detrimento de la cultura tradicional, la folclorización y exotiza-ción de prácticas culturales, y el cambio de discursos y factores identitarios en un afán por atraer la atención del turista (Cunin, 2004). En cuanto al patrimonio inmueble un tu-rismo sin manejo plantea riesgos para su con-servación, en un informe realizado en 2000 por ICOMOS, Internacional Council on Monu-ments and Sites, se encontraron problemáticos los siguientes aspectos: • “Acceso y comportamiento de los visitantes (falta de respeto, basura y desechos, con-sumo en masa de monumentos y sitios). • Aceleramiento del abuso físico de los sitios patrimoniales. • Impacto de la infraestructura relacionada al sitio (servicios y facilidades para los visi-tantes). • Museografía y presentación excesiva o exa-gerada, y sus obras relacionadas, incluyen-do las reconstrucciones poco apropiadas. • Deterioro de la calidad espiritual y estética del sitio (aglomeración, contaminación vi-sual, ruido).” (Ibarra, 2001: 19 y 20) Diversificación y cultura en algunos destinos turísticos del “Caribe” hispano Los destinos del Caribe históricamente han concentrado la oferta en el producto sol y pla-ya, generalmente bajo régimen todo incluido. A través de la presentación de los principales destinos turísticos del Caribe hispano en FI-TUR (segunda feria de turismo más importan-te a nivel internacional que se realiza anual-mente en Madrid – España) en sus versiones 2005 y 2006 y de la imagen y productos que aparecen en los catálogos de los principales mayoristas y en las páginas oficiales de pro-moción de cada país, se observa el esfuerzo de 312 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 éstos por redefinir la imagen Caribe y mostrar un producto diversificado con algunas apari-ciones de deporte, naturaleza y cultura. En la promoción se perciben diferentes es-trategias y actores, por una parte se encuen-tran las instituciones de promoción que refle-jan la imagen que el gobierno y los empresa-rios agremiados quieren proyectar a través de la marca y de las campañas de país, y por otra, la estrategia de tour-operadores o mayoristas, que puede o no responder a la orientación de país, y que refleja lo que en términos de mer-cado es rentable y posible de incorporar como parte de la oferta. El material promocional muestra, no solo la capacidad del sector turístico para colocar exitosamente sus productos en los mercados nacional e internacional y ganar posiciona-miento frente a sus competidores, sino tam-bién la valorización turística del territorio, y en especial de sus atractivos naturales y cul-turales, que se proyecta hacia el mercado. Los nuevos intereses de los turistas, la sos-tenibilidad como ideal, y los procesos de globa-lización y de reivindicación de las culturas locales, apoyados en el papel fundamental del Caribe en la historia mundial, su patrimonio inmueble y el carácter multiétnico y multicul-tural de sus pueblos, permiten que el turismo cultural emerja como una alternativa de di-versificación para los destinos que conforman el Gran Caribe. De esta manera se da un pro-ceso de reconocimiento de que en el Caribe se puede ofrecer más que sol y playa, la intención de “Caribe es más...” se encuentra implícita en la mayoría de campañas de promoción de la región. Paralelamente, y aunque en menor medida, las propuestas de promoción empie-zan a ser respaldadas por una oferta de pro-ductos para diferentes segmentos de mercado, con un esfuerzo por mostrar no solo la oferta tangible, sino también lo intangible, la identi-dad y la cultura de su gente. Lo anterior se comprueba tomando como referencia algunos casos destacados del Caribe hispano, elegidos en consideración a la similitud de oferta con el destino Cartagena de Indias. Cuba La promoción en el portal oficial de turismo de Cuba2 hace énfasis en la oferta de la isla más allá del sol y la playa, esto se evidencia en frases como: “Cuba invita a disfrutar las mejo-res vacaciones del Caribe donde la naturaleza, el sol y la playa, el tabaco y la música; las ciu-dades, la gente, la historia y la cultura darán la posibilidad de relacionarse en viaje real maravilloso” ó “La mayor Isla del Caribe invita a unas vacaciones diferentes.” Tanto el material promocional como su pre-sentación en ferias se encuentra elaborada bajo la campaña de comunicación “CUBA SÍ, similar y diferente”. Este enfoque de venta quiere comunicar que aunque Cuba ofrece el tradicional producto de sol y playa, también es un destino para unas vacaciones diferentes con múltiples opciones de disfrute. Aunque se perfila la categoría de producto de sol y playa en 10 lugares, en ellos además se garantiza la práctica del buceo contemplativo y de deportes náuticos; el producto de naturaleza se apoya en las actividades de senderismo, safari y trekking que se pueden realizar en sus siete reservas de biosfera. Como producto cultural se ofrecen La Habana Vieja y Trinidad, dada su condición de patrimonio mundial de la humanidad declarado por la UNESCO, además de otras ciudades y de las manifesta-ciones de la cultura cubana a través de muse-os, galerías de arte, casas de cultura, casas de música, teatros, salas de fiesta, clubes y cen-tros nocturnos. De los destinos del Caribe, Cuba se destaca por priorizar lo cultural y reflejarlo en su ofer-ta a través de una variedad de circuitos entre los que se destaca: “Aroma Romántico” y “Mini Histórico”, y excursiones como “Tour de Hemingway” y “Tabaco y Ron”, además de una diversidad de excursiones que incluyen activi-dades en escenarios naturales o muestras de expresiones culturales. El Ministerio de Cultura y el Ministerio de Turismo han venido trabajando de manera coordinada para incorporar la cultura a la oferta turística del país, esto ha incluido la ambientación de la mayor parte de las instala-ciones hoteleras y recreativas de La Habana y de Varadero, con obras de artistas plásticos y con música cubana. También se vienen ade-lantando un esfuerzo de mayor promoción y comercialización de festivales y eventos nacio-nales e internacionales. Las acciones conjun-tas desarrolladas entre estas entidades en los últimos años, apuntan a exaltar la significa-ción que revisten los productos y servicios cul-turales para los turistas, sin olvidar el carác-ter estratégico de la relación cultura y turismo para la defensa de la identidad3. Paola Quintero y Camila Bernal 313 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 Puerto Rico “Explore más allá de la orilla” es el slogan oficial de promoción de Puerto Rico en el 2006 con el cual se busca invitar al turista a apren-der más de la isla, a conocer otros atractivos diferentes a las tradicionales playas. En la página oficial4 se destaca como se-gundo producto el de Cultura e Historia, des-pués de Playas y Deportes. Como tercero está Naturaleza y Aventura, seguido de: Entrete-nimiento y Vida Nocturna, y Reuniones y Con-venciones. El producto de Cultura e Historia se fun-damenta en los antecedentes históricos de la isla, destacando la mezcla de razas y la belleza de la isla, la caminata en el Viejo San Juan, los museos y las atracciones monumentales (Fuerte San Felipe del Morro, Fuerte San Cristóbal, Iglesia San José, Excursión a Ba-cardí, Radiotelescopio de Arecibo, entre otros). En FITUR 2006 los funcionarios puertorri-queños expresaron su deseo para que la gente: “…cambie su percepción de Puerto Rico como un destino muy americano, por el de una isla tropical sumamente exótica, con gente maravi-llosa, muy celosa de su cultura y que guarda unos lazos increíbles con España”. Además que busca descentralizar el foco turístico de San Juan hacia otros puntos periféricos de la isla, de igual o mayor belleza (Rangel, 2006). República Dominicana Bajo el lema “República Dominicana… In-agotable” se presentó la campaña publicitaria de este destino para 2006, destacando los pro-ductos Sol y Playa, Cultura y Negocios e In-centivos. A través de los mensajes de la página ofi-cial5 se busca trasmitir al turista que la isla brinda una oferta integral a través de frases como: “Además de lo confortable del sol, el mar y la arena, la República Dominicana ofrece una experiencia cultural excitante y exclusiva, que cautiva los sentidos”, “El espíritu y el en-canto de la República Dominicana son percibi-dos en su música, su comida y entretenimien-tos nacionales. Conocida por su temporada de béisbol de invierno, sus tabacos hechos a mano y sus festivales musicales anuales, la cultura de la República Dominicana nunca es pesada ni aburrida. Es siempre una expresión de vida alegre y colorida”,”En la República Dominica-na, la cultura significa realmente aventura”. La promoción de la isla pretende comunicar un mensaje de lo cultural más del lado de lo intangible y de las expresiones identitarias de sus gentes. En 2005 bajo la campaña “Repúbli-ca Dominicana: El caribe de la A hasta la Z” el énfasis se realizaba en el producto sol y playa con posibilidad de actividades ecoturísticas en exóticos lugares y prácticas de deportes ex-tremos, la oferta cultural se limitaba a Santo Domingo como ciudad colonial declarada Pa-trimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde se destacaban sus murallas y la arqui-tectura tradicional. En el contexto Gran Caribe, a juzgar por los productos ofrecidos en los catálogos, los desti-nos siguen asociando su imagen a playas de arena blanca y palmeras, esto es el atractivo común que todos tienen por ofrecer apoyados por hoteles que van desde la categoría turista hasta la categoría lujo. Por su parte, en las campañas de país es más evidente el esfuerzo por diferenciar el producto con algunos ele-mentos de tipo histórico, cultural y de natura-leza. La diferenciación se construye a partir del mismo elemento, la invitación a mostrar que el Caribe es más que sol y playa, los in-gredientes particulares que se incitan a descu-brir son la historia, que se plasma en su arqui-tectura y sus ciudades, y la cultura de su gente a través de las diferentes expresiones. En este proceso de diferenciación a partir de la cultura se destaca Cuba, en la medida en que logra reflejar el motivo de su campaña en productos elaborados con ejes temáticos que articulan diferentes lugares de la isla. En el caso de las otras islas la intención de la cam-paña se queda en la creación de una categoría de producto que aún carece de contenido sufi-ciente para ser respaldada, el carácter históri-co y cultural se reduce a una invitación a rea-lizar un tour por sus ciudades históricas y a admirar la cultura de sus habitantes. De esta manera se perciben tres procesos, uno en la que la diferenciación se vuelve cam-paña de promoción en respuesta a los inter-eses de los actores del sector por responder a las tendencias del mercado turístico interna-cional, otro en el que se crea la categoría de producto más como una estrategia de promo-ción sin correspondencia con la oferta, y otro en el que el producto histórico- cultural se dota de contenido o de productos más elaborados puestos en el mercado que obedecen a los es-fuerzos de valorización del destino por parte de instituciones y empresarios locales. Paradójicamente en los catálogos los ele-mentos de singularidad y diferenciación se 314 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 repiten para los diferentes destinos, que aun-que con algunas variaciones no dejan de perci-birse como parte de la misma tendencia. Las estrategias de diferenciación las establece el mercado, la autenticidad y valorización de los recursos, así como la capacidad de innovación y gestión de los actores del sector es lo que de alguna manera hace a unos destinos más com-petitivos que a otros. La cultura y la oferta turística de Cartagena de Indias En el caso de Cartagena de Indias existe el potencial para el turismo cultural, la ciudad se encuentra en la lista de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad de la UNESCO en reconocimiento a la importancia del puerto, la fortaleza y el conjunto monumental, testimo-nio del pasado en el que la ciudad fue la plaza fuerte colonial más importante de América del Sur y la segunda del Caribe después de La Habana, y punto geográfico básico del comer-cio de América con Europa. Cartagena históricamente fue asociada a un destino de sol y playa tanto para el merca-do nacional como para el internacional. En la encuesta realizada para el Plan Maestro de Turismo (Consultur, 2003: 256-257) en 2002 se encontró que los atractivos y recursos turísti-cos más visitados en Cartagena son las Islas del Rosario (56.8%), mientras que la Ciudad Histórica fue visitada por menos del 20% de los turistas encuestados; al indagar sobre los aspectos más valorados en el destino, el 30% de los turistas en Cartagena seleccionó la pla-ya, mientras el 25% valoró positivamente la ciudad histórica. Pese a las observaciones que puedan existir sobre los resultados de la en-cuesta6, lo anterior nos refleja la importancia del producto sol y playa en el destino. La declaratoria de la UNESCO, los proyec-tos de restauración de bienes inmuebles en el Centro histórico a partir de los años noventa que iniciaron un proceso de valorización pa-trimonial, y en menor medida los movimientos de reinvindicación de la identidad Caribe de la ciudad (García, 2005) han fundamentado un nuevo discurso que busca aprovechar los atractivos históricos y culturales para el desa-rrollo turístico. Esta iniciativa es captada en los diferentes planes y propuestas, en los que se coincide al identificar el producto histórico – cultural como una prioridad. Según los inventarios de atractivos dispo-nibles para Cartagena la mayoría de ellos son de tipo histórico-cultural. En el Plan Maestro del Litoral Caribe (Consultur, 2003) la distri-bución porcentual de los atractivos de Carta-gena es la siguiente: Recursos naturales 27%, Recursos históricos monumentales 59%, Mu-seos 5%, Recursos culturales intangibles (Gas-tronomía, festivales, fiestas) 9%. Según el in-ventario de atractivos turísticos de la Corpora-ción Turismo Cartagena de Indias (Corpora-ción Turismo Cartagena de Indias, 2004), rea-lizado con apoyo de la Universidad de Carta-gena, los recursos de tipo histórico-cultural siguen siendo mayoría, aunque en compara-ción con el Plan en este estudio tienen mayor peso los recursos culturales intangibles; los atractivos de carácter histórico-cultural pre-sentan la siguiente participación dentro del total de los de la ciudad: bienes culturales inmuebles 34%, bienes culturales muebles 1%, etnografía y folclore 26%, realizaciones con-temporáneas (obras de arte y técnica y centros científicos) 4%, y acontecimientos programa-dos (deportivos, artísticos y espectáculos) 17%. Imagen y oferta de Cartagena de Indias pro-yectada a través de los canales de promoción y comercialización La imagen y oferta proyectada del producto de Cartagena se presenta a través del análisis de la información de la ciudad en Internet, catálogos y material promocional. A nivel in-ternacional se revisan los catálogos de tour operadores españoles en FITUR 2005 y 2006, dado que el mayorista es el que finalmente decide cómo estructurar la oferta del destino a través de productos, que se construyen con la información suministrada por los operadores, los hoteles y la Corporación de Turismo Carta-gena de Indias, entidad mixta encargada de la promoción de la ciudad. Cartagena de Indias hasta hace unos años se promocionó como un destino exótico, dotado de playas de arena blanca con un atractivo histórico cultural complementario. Hasta 2003 el destino se incluía en los catálogos de los mayoristas bajo la marca Caribe, al lado de República Dominicana, Cuba, Puerto Rico, entre otros. Sin embargo la imagen Caribe en lo turístico no correspondía a la realidad, pues sus playas no se asemejan a la de las fotos de “Playa y palmera” que identifican el producto Caribe en los catálogos. Frente a la carencia de atractivos en sol y playa, el producto histó-rico – cultural no se logra consolidar y por Paola Quintero y Camila Bernal 315 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 tanto no se percibe en los catálogos de los ope-radores. La promoción que se hace de Cartagena no da mayores detalles para que el turista la pre-fiera sobre los otros destinos. En consideración al interés de Cartagena de Indias para fortale-cer su oferta cultural, es muy diciente el hecho que hasta 2005, a la hora de promocionarse, no se realizaba una referencia explicita de su condición de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, declarado por la UNESCO. En enero de 2006 sólo uno de los seis catálogos de mayoristas españoles que incluyen a Carta-gena destaca esta condición. Para países como Cuba o Brasil, este reconocimiento es referen-cia obligada, en los catálogos aparece un sello que identifica las ciudades patrimonio. Mientras Cartagena le sigue apostando al producto de sol y playa asociado a una imagen Caribe, en 2005 uno de los mayoristas que incluyó a Colombia, Viva Tours, presentó a Cartagena dentro del catálogo de Suramérica, y el otro, Alada Tours en un catálogo al lado de Ecuador, Perú, Costa Rica y Panamá. Carta-gena al carecer de identidad en su promoción queda expuesta al criterio de mayoristas que parecen asociarla más del lado del producto andino. En enero de 2006 Colombia aparece en seis catálogos de mayoristas españoles (Viva Tours, Nobel Tours, Corte Inglés, Mundicolor Iberia, Quimbaya Tours y Alada Tours) de veintidós analizados y en todos aparece en la categoría de Suramérica, Latinoamérica o países andinos. Cartagena es el principal des-tino ofrecido por Colombia aunque Bogotá se presenta como punto de llegada en cinco de los seis catálogos. A diferencia del año anterior la oferta turística colombiana aparece más des-arrollada, se ofrecen la opción de combinados entre Bogotá, San Andrés y Cartagena, y una opción de circuito “Descubra Colombia” que incluye Bogotá, Cartagena y Santa Marta7, además de extensiones desde Cartagena a Santa Marta, San Andrés, o desde Bogotá al eje cafetero8. A pesar de estos avances la ofer-ta de Colombia, y en particular de Cartagena, sigue siendo poco atractiva frente a la de sus destinos competidores, por ejemplo en el Catá-logo de Mundicolor Iberia Cuba cuenta con cuatro páginas con fotografías y descripción de los destinos ofrecidos mientras que Colombia presenta solo dos páginas con este tipo de in-formación. Los paquetes en mayor medida incluyen un día en las Islas del Rosario o un recorrido por la ciudad (city tour). Adicional a estas excur-siones también se encuentran la visita al cen-tro histórico (walking tour), el Volcán del To-tumo combinado con La Boquilla, la Rumba en Chiva, la excursión de un día a Santa Marta9, el Jardín Botánico o Villa Babilla y la excur-sión a Playa Blanca. En general es una oferta escasa en términos culturales, sólo dos de es-tas excursiones hacen una referencia al patri-monio inmueble, y el patrimonio inmaterial no se incluye. En este contexto, y consecuente con los pro-cesos de reivindicación a nivel social y cultural de la condición Caribe que experimenta la región y con la tendencia de los destinos por mostrar que Caribe es más que sol y playa, Cartagena debe consolidar mejor su oferta cultural en la búsqueda de un “producto dife-renciado” y “auténtico” que permita enriquecer su oferta Caribe, a la vez que se vende combi-nado con otros destinos del país catalogados dentro del producto andino. Aunque el país cuenta con una marca, “Co-lombia es pasión”, aún carece de un slogan de promoción turística como lo tienen los demás países 10. Sin embargo debe destacarse que con la disminución de los problemas de seguridad, la elección del turismo como un sector priori-tario y la entrada de Proexport como entidad encargada de la promoción exterior, el país ha venido intensificando sus esfuerzos de promo-ción. Para los visitantes de cruceros que cuentan en promedio con 4 horas para realizar su visi-ta, la excursión más ofrecida en el recorrido por la ciudad, el cual en la práctica se caracte-riza por la importancia de la visita a joyerías especializadas en esmeraldas. Independiente del segmento las excusiones son las mismas, la más ofrecida es el tour a las islas, seguida por el tour por la ciudad. Valorización de los principales atractivos de interés patrimonial que actualmente hacen parte del producto turístico de Cartagena A pesar de la riqueza patrimonial de la ciu-dad11 la oferta de monumentos con elementos de tipo interpretativo para conocer la historia y cultura de Cartagena es reducida, adicio-nalmente la muestra museográfica e interpre-tativa es pobre. Los monumentos que actual-mente tienen algún uso turístico, y por los cuales se cobra una tarifa para el ingreso de los visitantes, son: Castillo de San Felipe, 316 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 Convento de la Popa, Palacio de la Inquisición – Museo Histórico de Cartagena, Convento de San Pedro, Museo de las Fortificaciones (Ba-luarte de Santa Catalina), Casa Museo Rafael Núñez y Fuerte de San Fernando (Bocachica). Para efectos de este trabajo solo se conside-rarán los monumentos que se constituyen en atractivos turísticos por los que se cobra la visita, y que de alguna manera hacen parte del producto histórico- cultural del destino. No obstante, dentro del patrimonio también deben considerarse los inmuebles que son objeto de observación por parte de los turistas a través del recorrido panorámico que hacen por el centro histórico y los que son utilizados para ofrecer servicios de alojamiento y de alimentos y bebidas, o que tienen funciones no turísticas, entre estos se destacan los inmuebles donde operan los hoteles Santa Clara y Santa Teresa, las casas restauradas en las que funcionan exclusivos hoteles y hostales, o las casas adap-tadas para alquiler a turistas, la catedral y las iglesias, el Claustro de Santo Domingo sede del Centro de Formación de la Cooperación Española, y algunos baluartes que han sido arrendados para el funcionamiento de bares y restaurantes (Café del Mar, El Baluarte, Palos de Moguer y Club de Pesca). De las excursiones solo el tour por la ciudad y el tour centro histórico incluyen la visita o contemplación de atractivos histórico- cultura-les. El recorrido de la ciudad es la actividad que vincula más atractivos histórico-culturales incluyendo la visita al Convento de la Popa, al Castillo de San Felipe, un recorrido bordeando las murallas y una parada en las Bóvedas, éste último más como atractivo comercial que cul-tural. Esta visita también incluye un recorrido por los barrios residenciales más modernos, Bocagrande y Castillogrande, y en algunos casos el recorrido por el Camellón de los Mártires, el barrio de Getsemaní y el barrio de Manga. El tour por el centro histórico se reali-za caminando por las principales calles y pla-zas, el guía se encarga de contar las historias que se encierran detrás de los bienes inmue-bles, esta visita no necesariamente incluye la entrada a monumentos. Al revisar las cifras de visitantes (Gráfica Nº 1), tal como se observó al analizar la inclu-sión de los atractivos histórico – culturales dentro de los paquetes y excursiones del desti-no en los canales de promoción y comercializa-ción, es evidente el papel secundario de estos en relación con la excursión a las Islas del Rosario, asociadas al segmento sol y playa. Al comparar el número de personas que entran al Castillo de San Felipe, inmueble con mayor número de visitantes al año en la ciudad, con el número de personas que pagan el impuesto de embarque en el Muelle La Bodeguita para dirigirse a las Islas del Rosario, se observa que entre 2003 y 2005 las excursión a las Islas fue realizada por cerca de 250.000 personas anua-les, mientras que los visitantes al Castillo no superaron los 181.000 anuales durante este periodo. El Castillo de San Felipe y del Convento de La Popa son los monumentos que cuentan con mayor número de visitantes, esto se explica no sólo por su mayor atractivo sino también por su inclusión dentro del tour por la ciudad, se-gunda de las excursiones más vendidas dentro de la oferta de Cartagena. Le siguen el Palacio de la Inquisición y el Convento San Pedro, visitados principalmente por turistas que de manera independiente recorren el centro histórico. Sobre la experiencia de los turistas en la visita a los monumentos, se observa que la ausencia de elementos atractivos para el reco-rrido y de facilidades se refleja en la insatis-facción de los turistas, esto se puede corrobo-rar con los resultados de la encuesta realizada en 2005 por la Empresa Administradora de Recursos Turísticos (EART) en el marco del proyecto Modelo de Gestión Turística y Patri-monial12. La encuesta evalúo el grado de satis-facción de los visitantes a cuatro monumentos (Casa Rafael Núñez, Castillo de San Felipe, Convento de la Popa y Convento de San Pedro) a partir de los siguientes aspectos: (1) instala-ciones y facilidades en el sitio, (2) organización de ingreso y recorrido de visitantes, (3) recurso humano y (4) sistema de quejas y reclamos. Los monumentos evaluados presentaron un grado de satisfacción total del 47%, consi-derándose esto como medianamente satisfe-cho13. Al comparar los resultados por monu-mento se observa que la Casa Rafael Núñez es la mejor evaluada con 53%, seguida de la Igle-sia San Pedro (49%), el Convento de la Popa (45%) y por último el Castillo de San Felipe con 40%. Se destaca que los monumentos más vendidos o con mayor número de visitas fueron los que presentaron los menores grados de satisfacción. Paola Quintero y Camila Bernal 317 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 249.275 161.365 78.649 43.830 25.013 3.100 2.317 2.142 0 50.000 100.000 150.000 200.000 250.000 300.000 Islas del Rosario Castillo San Felipe Convento de la Popa Palacio de la Inquisición San Pedro Museo Las Fortificaciones Casa Ráfael Núñez Fuerte San Fernando Gráfica 1. Número de visitantes, sin incluir cortesías, de los principales atracti-vos de Cartagena de Indias en 2005. Fuente: Empresa Administradora de Recur-sos Turísticos Patrimoniales, EART (2005), Proyecto “Modelo de Gestión Turís-tica y Patrimonial- EART”. Lo anterior evidencia la ausencia de valori-zación del patrimonio inmueble por parte de sus tenedores y del sector turístico, los esfuer-zos de planeación y gestión no logran concre-tarse en una opción atractiva y vivencial que le permita al turista acercarse a la historia de la ciudad. A diferencia del caso de las Islas del Rosario cuya comercialización se encuentra estructurada y se constituye oferta obligada de la ciudad, los inmuebles patrimoniales partici-pan de la oferta del sector turístico de manera marginal como parte del recorrido por la ciu-dad. Los operadores argumentan que no existe ningún incentivo para incorporar la visita a monumentos dentro de los productos dado que los administradores del patrimonio no desarro-llan ningún tipo de estrategia que sea favora-ble para el sector, como podrían ser las estra-tegias de promoción, material fotográfico o impreso para promocionar los monumentos, información oportuna sobre los horarios de visita de los inmuebles, programación cultural, mecanismos estandarizados de venta o manejo de precios por volumen, acondicionamiento museográfico, adecuación de recorridos y ser-vicios complementarios (baños, instalaciones eléctricas, etc.), entre otros. En la medida en que los actores encargados de la gestión del patrimonio consideran el tu-rismo como un tema marginal y que los acto-res del sector turístico buscan ofrecer un pro-ducto diferenciado sin pensar en el modelo de desarrollo y en sus implicaciones, la puesta en escena del patrimonio para el turismo no se realiza de manera coordinada. Exceptuando unos pocos monumentos a cargo del Distrito14 y los bienes de la iglesia, la mayoría de inmuebles patrimoniales de la ciudad se encuentran bajo la custodia del Mi-nisterio de Cultura de Colombia, quien a través de convenios delega su manejo a entes locales privados como la Sociedad de Mejoras Públicas (Fortificaciones) y la Fundación Casa Museo Rafael Núñez (Casa Museo Rafael Núñez). La Sociedad de Mejoras Públicas, es una organización cívica sin ánimo de lucro fundada en 1923, que tiene a su cargo el 80% del mane-jo de los recursos patrimoniales militares en-tre ellos: las murallas y baluartes, el Castillo de San Felipe, el Museo de las Fortificaciones y los tres fuertes de Bocachica. Su función es 318 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 velar por la conservación y mantenimiento de los monumentos y propender por la preserva-ción y divulgación del patrimonio cultural. Aunque los recursos de la Sociedad de Mejoras Pública para la conservación y mantenimiento de los monumentos provienen en su mayoría de los ingresos por taquilla pagada por los turistas al Castillo de San Felipe, dentro del presupuesto de la Sociedad no se encuentra ninguna partida para la promoción de los mo-numentos y los encargados del sector turístico se quejan porque la administración no se pre-ocupa lo suficiente por mejorar su uso turístico argumentando que su prioridad es la conser-vación y la educación de la población local. El desinterés de la Sociedad de Mejoras Públicas se refleja en una gestión desarticulada del sector turístico para acordar los temas relacio-nados con la promoción del monumento o la inclusión dentro de los productos turísticos. Al igual que como ocurre con la Sociedad de Me-joras Públicas, en el caso de la Iglesia, a pesar de que los Conventos son los atractivos turísti-cos más visitados, después de las Islas del Rosario y del Castillo de San Felipe, tampoco existe una relación coordinada con el sector turístico. Por su parte los administradores perciben que el sector turístico solo tiene in-tereses comerciales que en algunos casos pue-de ir en detrimento de los valores del lugar y de su conservación, para ellos el uso turístico es secundario y por tanto no es aprovechado como oportunidad para generar mayores in-gresos. La articulación entre las políticas cultura-les y turísticas es fundamental para lograr la complementariedad entre los dos sectores. Lo usual es que se presenten incoherencias en el manejo de turismo y patrimonio pues pertene-cen a campos de valores diferentes, y por lo tanto tienen objetivos distintos. La conserva-ción y función educativa del museo o monu-mento no es excluyente con una orientación financiera y de mercadeo. Se deberá buscar la armonización de estos aspectos, las estrategias de mercadeo deben dirigirse a atraer más visi-tantes con capacidad de pago interesados en conocer la historia y la cultura de la ciudad, los cuales son en su mayoría turistas, mien-tras los recursos obtenidos por este concepto permiten la financiación de los proyectos de conservación y de programas especiales que permitan involucrar a los grupo más vulnera-bles de la población. Independientemente de si el visitante es turista o residente los adminis-tradores de los inmuebles deberán trabajar en mejorar la experiencia en el monumento o museo. A parte de la desarticulación entre los ad-ministradores de los monumentos y el sector turístico, otro factor adicional que caracteriza el uso turístico de los bienes patrimoniales es la informalidad. En las calles de la ciudad es posible encontrar la oferta de excursiones a través de intermediarios y vendedores que no necesariamente hacen parte de las agencias de viaje inscritas en el Registro Nacional de Tu-rismo. El tour por la ciudad puede ser nego-ciado por la mitad de precio a la que lo venden las agencias de viajes. Las relaciones informa-les permiten bajos costos que no pueden ser sostenidos por los formales, pues cómo asegu-rar rentabilidad y calidad en una excursión por un valor de $20.000 que incluye la entrada al Castillo de San Felipe (precio de entrada a la taquilla es de $11.000) y al Convento de la Popa ($5.300), así como el servicios de guía y transporte en chiva, además de comisiones para intermediarios en las calles. Parte de la explicación se encuentra en el hecho de que los intermediarios informales realizan negociacio-nes en la taquilla al momento de la entrada que les permiten entrar a varios turistas por el costo de una boleta en tarifa reducida, lo ante-rior pareciera inexplicable cuando los agentes de las agencias de viajes se quejan porque los tenedores de los bienes patrimoniales no les otorgan tarifas reducidas ni plazos para pagar las entradas de los grupos que llevan. Situa-ciones de este estilo, así como la de vendedores ambulantes ubicados dentro del Castillo de San Felipe con productos de baja calidad, mala atención por parte del recurso humano que se encuentra en los monumentos, falta de señali-zación, de museografía, de descansos, de baños y de cafeterías, entre los más importantes, determinan que la puesta en escena del patri-monio a su vez que genera la insatisfacción del turista y limita la apropiación por parte de la población local vaya en detrimento de la con-servación y valorización de los inmuebles. Reflexiones finales sobre el proceso de valori-zación turística de los recursos culturales en el centro histórico de Cartagena de Indias Tomando como referencia algunos princi-pios para la gestión de los recursos patrimo-niales y culturales para el diseño de productos turísticos culturales (Serra y Pujol, 2001), las Paola Quintero y Camila Bernal 319 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 entrevistas a los turistas y el trabajo de campo en los monumentos y museos, se encuentra que la valorización turística de los recursos culturales inmuebles en Cartagena no se en-cuentra enmarcada dentro de un modelo de desarrollo turístico sostenible en la medida en que: • La forma como se utiliza el patrimonio no permite la apropiación por parte de la po-blación local ni la satisfacción del turista. • La creación de empleo y de oportunidades se concentra en el empleo informal. • Se presenta una ausencia de interconexión física y temática entre los recursos o atrac-tivos, que se podría subsanarse a través de recorridos, rutas, o productos integrados. • El uso de técnicas de presentación, anima-ción, interpretación, interactividad y orga-nización de los espacios patrimoniales se caracteriza por su precariedad. • No se aprovecha el uso turístico de los mo-numentos para la generación de recursos que permitan su conservación, y la finan-ciación de programas de documentación e investigación sobre los mismos. • No existen elementos de confort y seguri-dad, factores que a su vez que mejoran la experiencia del turista pueden contribuir a evitar el impacto negativo de los turistas sobre los bienes patrimoniales. La situación de la ciudad en cuanto al ma-nejo del patrimonio se puede resumir en la afirmación de Maldonado, empresaria recono-cida del sector turístico: “Existe una separa-ción entre cultura, patrimonio y turismo...” (Maldonado, 2002). Y esto se corrobora cuando se observa que Cartagena a pesar de sus atractivos no tiene una oferta cultural consoli-dada, paralelo a ello actividades realizadas por los turistas como las fiestas de temporada, los eventos, la visita del jet set nacional moldean el ámbito y determinan el atractivo. El patrimonio adquiere su valor en función del uso que de él haga la comunidad, mediante su uso social puede ser entendido como ins-trumento de educación, identificación colectiva y desarrollo económico y social. Si su uso obe-dece exclusivamente a la lógica del turismo la apropiación social del mismo no podrá ser ga-rantizada y se puede terminar en el extremo de profanar el valor identitario que tiene para la población. En este caso el turismo puede servir para financiar las acciones de valoriza-ción a su vez que se integra a la población en un proyecto de apropiación social y cultural. En este sentido se requiere identificar y evaluar las dependencias involucradas en la gestión del patrimonio cultural, redefinir sus funciones y competencias de manera que exis-ta una orientación que incluya el turismo. Así como definir una agenda de investigación so-bre turismo, patrimonio y apropiación social. Salinas y Echarri (2005), al considerar las características del turismo en centros históri-cos, proponen un mayor aprovechamiento de la actividad turística dentro de los centros a través de una organización del destino como un producto integrado atractivo que favorezca la estancia y el consumo. Es decir, se requiere que los usuarios permanezcan en su entorno para no intrometerse demasiado en la vida de la población local, y que visiten la mayor can-tidad de lugares realizando importantes con-sumos dentro de los mismos (Salinas y Echa-rri, 2005: 177). La fuente de diferenciación a partir de la cultura para mostrar ese concepto de “Caribe es más... que sol y playa” está siendo desperdi-ciada. Al respecto, como lo afirma García Usta, el turismo tiene que ser aprovechado como una opción para “rescatar la historia y condición caribe de la ciudad” (García, 2005). Además del aprovechamiento del patrimonio monu-mental en donde se requiere que los recorridos sean más “profundos y humanizados” y “hagan justicia a la realidad histórica, documentada y amena, en que se valore la historia Caribe de la ciudad”, es importante la valorización del patrimonio intangible, el autor resalta el ele-mento de la vida cotidiana como atractivo turístico. La orientación de los proyectos de valoriza-ción patrimonial deberá definirse por las auto-ridades culturales y turísticas de manera que respondan a las necesidades de las dos esferas. ¿Pero cuál es está orientación? según Prats, la puesta en valor patrimonial es en si misma una interpretación, que puede obedecer a dife-rentes discursos, y más que el contenido del discurso en cualquier caso el proceso plantea una serie de cuestiones importantes: ¿Quién debe concebirlos y elaborarlos? ¿Para quién? ¿Para qué? ¿Y por qué estos y no otros?, al respecto el autor denuncia que en este campo prima por encima de todo una orientación re-sultadista en términos de mercado (Prats, 2003: 132). Profundizando en la orientación de la interpretación necesaria para la puesta en valor del patrimonio, Santana afirma: “… la historia es selectiva y cambiante, las cronolog- 320 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 ías son interpretables recreables (Fowler 1992: 4), los hechos objetivos sólo existen en la mente de los científicos, y el patrimonio, como historia procesada a través de la mitología, la ideología, el nacionalismo, el orgullo local, las ideas románticas o los planes de marketing (Schouten, 1995: 21) no lo es menor grado. Alguien –persona o grupo social- selecciona unos elementos y momentos determinados, y no otros. Alguien –persona o grupo social- les dota de contenidos más o menos esquemáticos, más o menos complejos, que lo acercan a quie-nes serán sus usuarios. Ni siquiera es necesa-rio que se trate de una serie de episodios co-nectados en el tiempo pasado, basta con que el resultado se encuentre coherente y responda a la visión presente y preconcebida del ayer (Santana, 2003: 5). En este caso se valida la importancia que Prats (2003) le da a los acto-res relacionados con la gestión cultural y turís-tica del patrimonio y sus intereses, por encima de los mismos contenidos e interpretación del patrimonio. El riesgo será que cuanto más se encuentre separado el patrimonio de la población local será más fácil de integrar en la oferta turísti-ca, en este escenario el empresario del destino no encontrará oposición alguna, o ésta será mínima, para adornar o reinventar unos con-tenidos atractivos para sus demandantes (Santana, 2003: 6). En el caso de Cartagena la mayoría de la población no tiene una relación directa con el patrimonio, los bienes inmuebles se encuen-tran ubicados dentro de una ciudad turística que es ajena para ellos. Al respecto es necesa-rio plantearse qué significa el patrimonio in-mueble para la comunidad, ¿El patrimonio histórico de Cartagena puede ser considerado como símbolo de los valores identitarios de su sociedad? Al entender el patrimonio como un bien de uso social, se requiere vincularlo a políticas de desarrollo social sostenible y orga-nizarlo a partir de productos patrimoniales viables (Hernández, 2004), que se orienten tanto a turistas como a la población local. La interpretación del patrimonio no obede-ce solo a la necesidad de los turistas, el pasa-do, los hechos y eventos objetivos ocurridos tiempo atrás, no existe en tanto que no sea cargado de valor y significado. En ese sentido la valorización del patrimonio da pautas para mirar los bienes de una determinada forma y por tanto puede proporcionar elementos de identidad cultural para su misma población. Para satisfacer al turista la situación pare-ciera menos complicada, la autenticidad se encuentra más ligada a las facilidades y servi-cios que le permiten acercase a la experiencia que con el significado mismo, los turistas apre-cian las representaciones como medio para acceder al conocimiento. “En la actualidad prácticamente todos los sociólogos del turismo están de acuerdo en que el turista es hoy un consumidor cool que sabe que la autenticidad es representada y no le importa, mientras que la actuación sea buena” (Barreto, 2003: 53). Bibliografía Barreto M. 2003 “La delicada tarea de planificar turismo cultural: un estudio de caso con la “germa-nidad” de la ciudad de Blumenau – SC (Brasil)”. Pasos, Revista de Turismo y Pa-trimonio Cultural, 1(1): 51-63. Ceara M. 1998 Hacia una zona de turismo sustentable, Centro de Investigación Económica para el Caribe, República Dominicana, tomado de www.cieca.org. 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Organizado por la revista de investigación cultu-ral Noventaynueve, el Instituto de Patrimonio y Cultura del Cartagena, la Cámara de Comercio de Cartagena, el Observatorio del Caribe Colombia-no, el Banco de la República, la Universidad de Cartagena y Asocentro, Cartagena de Indias, junio 15 de 2005. 2 Ver en: www.cubatravel.cu 3 Tomado de: http://www.min.cult.cu/informe/cul-tura_ turismo.html 4 Ver en: www.gotopuertorico.com 5 Ver en: http://dominicana.com.do/ 6 Por la diferencia en las cifras se puede inferir que las visitas a los atractivos son excursiones por las que se paga algún valor, de lo contrario la cifra de la visita al centro histórico estaría subva-lorada, pues la mayoría de turistas caminan y recorren de manera independiente el centro. 7 Catálogo Latinoamérica Mundicolor Iberia. 8 Catálogo Alada Tours. 9 Catálogo Suramérica del Mayorista Español Corte Inglés 2006. 10 Ver: http://www.turismocolombia.com/preho-me. asp 11 97 inmuebles registrados en el listado de bienes de interés del Ministerio de Cultura frente a 20 de Popayán o 16 de Barranquilla. Ver: www.mincultura.gov.co 322 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 12 Empresa Administradora de Recursos Turísticos Patrimoniales, EART (2005), Proyecto “Modelo de Gestión Turística y Patrimonial- EART”, fi-nanciado mediante recursos para la Innovación Ley 344 del SENA. 13 Se considera: De 0 a 25% insatisfecho, de 26% a 50% medianamente satisfecho, de 51% a 75% satis-fecho y de 76% a 100% muy satisfecho. 14 En 2002, la Ley 768 introdujo nuevos cambios al manejo del patrimonio inmueble de la ciudad, al pasar las competencias del nivel nacional al nivel distrital. Esta Ley establece que los Distritos de Cartagena, Barranquilla y Santa Marta tendrán la responsabilidad en la planeación y manejo de espacios y bienes públicos susceptibles de uso turístico. Aunque esta regulación no ha sido im-plementada totalmente dio paso a la creación del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC) como un ente autónomo encargado de ejercer el control urbano del centro histórico, su periferia y áreas de influencia, controlar todas las obras de intervención en el centro y asumir la administración de los bienes y monumentos del patrimonio artístico, histórico y cultural de la Nación ubicados en la jurisdicción del distrito. Recibido: 30 de octubre de 2006 Revisado: 10 de marzo de 2007 Aceptado: 30 de mayo de 2007 Sometido a evaluación por pares anónimos
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Calificación | |
Título y subtítulo | O turismo como agente de desenvolvimento social e a comunidade Guarani nas “Ruínas Jesuíticas de São Miguel das Missões” |
Autor principal | Aguirre González, Juan Antonio |
Publicación fuente | Pasos. Revista de turismo y patrimonio cultural |
Numeración | Volumen 05. Número 3 |
Sección | Artículos |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | El Sauzal, Tenerife |
Editorial | Universidad de La Laguna |
Fecha | 2007-09 |
Páginas | pp. 343-352 |
Materias | Turismo ; Patrimonio cultural ; Publicaciones periódicas |
Enlaces relacionados | Página web: http://todopatrimonio.com/revistas/101-pasos-revista-de-turismo-y-patrimonio-cultural |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
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Texto | Vol. 5 Nº3 págs. 307-322. 2007 www.pasosonline.org © PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. ISSN 1695-7121 Diversificación y cultura: qué ofrece y cómo se promociona Cartagena de Indias (Colombia) Paola Quintero Camila Bernal † Observatorio del Caribe Colombiano (Colombia) Resumen: Este documento analiza la diversificación de la oferta turística de Cartagena de Indias como destino turístico a partir de sus recursos culturales, dada su condición como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad (UNESCO, 1985), y se estudia hasta qué punto las propuestas de diversificación de la oferta y de inclusión de la cultura se reflejan en la promoción y en el producto que ofrece Cartagena de Indias y algunos de sus competidores internacionales. A su vez se presenta la situación actual de Cartagena en cuanto al uso turístico y la comercialización de los bienes patrimoniales inmuebles Finalmente, se identifican las dificultades que enfrenta el destino en el proceso de valorización turística de los recursos patrimoniales inmuebles. Palabras clave: Turismo; Cultura; Patrimonio; Sol y playa; Promoción turística; Caribe. Abstract: This document analyzes the diversification of the touristic offer of Cartagena de Indias as a tourist destination from the point of view of its cultural resources. It takes into account Cartagena’s condition as a Historical and Cultural Patrimony of the Humanity (UNESCO, 1985), and studies how the proposals of diversification of the offer and inclusion of the culture are reflected in the promotion and the product that Cartagena de Indias and some of its international competitors offer. In addition, it considers the current situation of tourist use and commercialization of patrimonial assets in Cartagena. Finally, it addresses the difficulties that this destination faces in the process of tourist valorization of the patrimonial assets identified. Keywords: Tourism; Culture; Heritage; Sun & beach; Tourism promotion; Caribbean. † • Paola Quintero y Camila Bernal son economistas y magíster en Estudios del Caribe, investigadoras del Observatorio del Caribe Colombiano Cartagena de Indias, Colombia. E-mail: pquintero@ocaribe.org y cbernal@ocaribe.org respectivamente. 308 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 Introducción Ante el agotamiento, o simplemente ante la necesidad de crecimiento del número de visi-tantes y de los ingresos que ellos puedan gene-rar, los destinos turísticos requieren estrate-gias de posicionamiento o reposicionamiento, esto es más apremiante en el caso de los desti-nos maduros. Lo ideal es orientar los esfuerzos hacía la diversificación y la creación de una nueva imagen, a partir de mejoras en los pro-ductos existentes o del desarrollo de nuevos productos y segmentos de mercado, en donde los atributos de calidad primen sobre el precio (Monfort Mir, 1999). En este contexto el tu-rismo cultural y de naturaleza se han consti-tuido en alternativa para el desarrollo turísti-co a su vez que responde a las preferencias de cada vez una mayor cantidad de turistas. Emprender una estrategia de diferencia-ción no es fácil, en la mayoría de territorios del Gran Caribe la motivación vacacional de sol y playa determina la imagen de los destinos y condiciona la ampliación de la oferta hacía otros segmentos. La especialización se ha con-vertido en un factor limitante para consolidar el turismo como una alternativa de desarrollo sostenible a nivel socio-económico, territorial, ambiental y cultural (Patullo, 1996). Al identi-ficar esa problemática Ceara recomendaba revaluar la oferta y propiciar la conservación y competitividad de los destinos a través de pro-ductos diferenciados y de calidad que permi-tieran aumentar la rentabilidad y la participa-ción de la población local. Contrario a lo ante-rior, frente a la importancia que tiene el tu-rismo en la Región del Gran Caribe, incluido el Caribe colombiano, los productos estandariza-dos y el aumento del volumen de turistas en detrimento de los precios se convirtieron en la formas de comercialización más usuales para los destinos maduros (Ceara, 1998). Recientemente esta tendencia viene cam-biando, la preocupación de los diferentes des-tinos del Caribe por la innovación en productos y mercados y por la sostenibilidad de la activi-dad viene tomando fuerza. No obstante, el cambio es gradual pues en términos generales se puede afirmar que hasta el momento las actividades de tipo cultural y natural se mane-jan más como un complemento a las vacacio-nes tradicionales que como motivación princi-pal de los turistas para visitar los destinos del Caribe tradicionales. Lo anterior es predecible en la medida en que la creación de nuevos productos, la valori-zación turística de los recursos naturales y culturales, el posicionamiento de los destinos y en general la sostenibilidad plantean impor-tantes retos. Los procesos son complejos y están caracterizados por la necesidad de im-portantes recursos, la variedad de actores in-volucrados y el juego de diferentes intereses. Cartagena de Indias históricamente se ha caracterizado como el principal destino turísti-co de sol y playa de Colombia, a partir del re-conocimiento como patrimonio histórico y cul-tural por parte de la UNESCO en 1985 y del proceso de restauración de su centro histórico en los años noventa, la orientación hacía el segmento histórico –cultural se convirtió en una alternativa. Este trabajo busca mostrar cómo se da la valorización de un territorio turístico con importantes recursos patrimonia-les, en este caso Cartagena de Indias, para ello se presentan algunas características del seg-mento de turismo cultural a nivel mundial, seguidamente se analiza la cultura como ele-mento diferenciador de la oferta Caribe y se estudia hasta qué punto las propuestas de diversificación de la oferta y de inclusión de la cultura se reflejan en la promoción y en el producto de los principales destinos del Caribe hispano y de Cartagena de Indias, en particu-lar. A manera de conclusión se identifican las principales dificultades a las que se enfrenta Cartagena para diferenciar su oferta turística aprovechando los inmuebles patrimoniales con los que cuenta. Las preguntas que motivan este trabajo son las siguientes ¿Las estrategias de comunica-ción de los operadores y de los agentes encar-gados de la promoción y comercialización turística responden a la valorización de los recursos culturales dada la condición del des-tino de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad? ¿Existe un esfuerzo por incorpo-rar el patrimonio cultural dentro del producto turístico? ¿Los recursos culturales se encuen-tran adaptados para el uso turístico? ¿Qué caracteriza el proceso de valorización turística del patrimonio cultural inmueble de Cartage-na de Indias? En este orden de ideas se realiza un con-traste entre la información difundida median-te las estrategias de promoción y comercializa-ción, y la oferta de tipo cultural que actual-mente hace parte del producto turístico de Paola Quintero y Camila Bernal 309 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 Cartagena de Indias. Al respecto debe distin-guirse que existe una imagen orgánica o pri-maria del destino relacionada con los atributos naturales, geográficos, históricos y culturales, es decir los activos del destino que determinan su atractivo; y una imagen inducida o secun-daria, que procede del esfuerzo de comunica-ción de la imagen orgánica por parte de em-presarios y entidades encargadas de la promo-ción. Esta última es la misma imagen pre-venta que determina la decisión del turista para viajar y seleccionar el destino (Monfort Mir, 1999: 110, 127), mientras que la imagen primaria determina el atractivo de destino en si mismo y la satisfacción del turista durante su visita. La publicidad sobre los destinos no es algo superficial, a través de las imágenes promovi-das se contribuye a la efectiva creación de sig-nificados culturales (Palou, 2006). Los turistas esperan confirmar durante su visita en el des-tino que lo que han visto en los catálogos, en las revistas de viajes, en Internet o en televi-sión, realmente existe. Tanto la imagen primaria como la imagen secundaria obedecen a unos procesos de valo-rización del territorio turístico. Por una parte se requiere orientar los esfuerzos de promoción y comercialización a exaltar la singularidad del territorio para construir una imagen que permita captar la atención del turista desde su lugar de origen; una vez el turista visita el destino el uso turístico de los recursos natura-les y culturales requiere que se den unas con-diciones, entre ellas, habilitar el acceso a éstos, prestar algunos servicios complementa-rios, posibilitar la comprensión y generar el interés de los visitantes hacia ellos. En el te-rritorio turístico, la confluencia de agentes, iniciativas y experiencias terminan moldeando el atractivo turístico, se constituye una red, consiente o inconsciente, a partir de la cual toma identidad un espacio como ámbito capaz de suministrar uno o más productos turísticos (Monfort Mir, 1999: 108). Dada la relación patrimonio y turismo, se debe buscar incrementar el valor de uso del patrimonio a través de su adecuación para uso turístico, sin dejar de lado su conservación y los criterios de sostenibilidad con los que se realice el proceso. La cultura como opción para diferenciar la oferta A partir de los estudios sobre las tenden-cias internacionales del turismo, se encuentra que a nivel mundial el turista presenta nuevas características, es más experimentado y exi-gente, además de tener mayor capacidad de gasto. En cuanto a la orientación de las vaca-ciones ganan peso los productos turísticos per-sonalizados y la experiencia vacacional más individualizada, de allí la preferencia por los viajes autoorganizados (o semi) frente a los paquetes convencionales, o la proliferación del turismo independiente, interesado en paquetes a la medida, en viajes especializados y temáti-cos. De esta manera pierde ritmo el turismo de sol y playa no diversificado y se presenta un rápido crecimiento de las motivaciones de cul-tura y naturaleza (Montero, et. al, 2001). El producto cultural se encuentra asociado a calidad y alto poder adquisitivo de sus de-mandantes, esto es entendible si se considera que el turista cultural se caracteriza por su elevado nivel de educación. Según la encuesta realizada en 2002 por ATLAS, Association of Tourism and Leisure Education, los gastos diarios de los turistas culturales (más de 70 euros) superan los de los turistas que visitan el destino como parte de un viaje organizado (52 euros), así como los del turismo de playa (48 euros), los de turismo de ciudades (42 eu-ros) o los del turismo rural (Richards, 2003). La motivación cultural refleja la necesidad de los turistas de vivir y conocer los sitios que visitan. Siguiendo a la OMT, Organización Mundial del Turismo, el turismo cultural es más que museos y bienes inmuebles patrimo-niales, se refiere al movimiento de personas interesadas en la satisfacción de necesidades de diversidad, que desean elevar su nivel cul-tural a través del conocimiento de otros luga-res, de su historia, del patrimonio de otros o acerca de sus actuales formas de vida y de pensamiento (OMT, 1985). El turismo cultural se convierte en un seg-mento estratégico, que abarca desde el tipo de turista que viaja por motivaciones exclusiva-mente culturales hasta el turista de vacacio-nes o de negocios que realiza actividades cul-turales durante su estancia en el destino. La OMT propuso una versión “restringida” del concepto de turismo cultural: “el movimiento de personas debido esencialmente a motivos culturales como viajes de estudio, viajes a fes- 310 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 tivales u otros eventos artísticos, visitas a si-tios y monumentos, viajes para estudiar la naturaleza, el arte, el folklore, y las peregrina-ciones” (OMT,1985, tomado de: Richards, 2003). En este sentido se diferencia entre tu-ristas culturales “accidentales” y turistas que tienen la intención principal de consumir ma-nifestaciones culturales específicas. A la definición de la OMT se agregan nue-vas, algunas con el propósito de delimitar lo que podría denominarse el turismo cultural. Según el GEATTE, Grupo de Estudios y Asis-tencia para el Medio Ambiente de Francia (1993), para hablar de turismo cultural es necesario que al desplazamiento turístico se añadan tres condiciones: el deseo de cultivar-se, conocer y comprender los objetos, las obras y los hombres; el consumo de una prestación de tipo cultural (monumento, obra de arte, espectáculo...); y la intervención de un media-dor, persona, documento escrito o material audiovisual, que ponen en valor o generan el producto cultural (Ibarra, 2001: 23). En este caso se reconoce que si bien existe una motiva-ción cultural por parte del visitante, ésta debe ser satisfecha a través de recursos culturales que obedecen a un proceso de interpretación o de valorización que permita el uso turístico. Sobre las preferencias y características del turista cultural la encuesta de ATLAS 2002 (Richards, 2003) nos muestra los siguientes aspectos relevantes: ► Los visitantes de los lugares de interés cultural no tienen como motivación principal la cultura, menos del 20% describieron sus vacaciones como vacaciones culturales, e in-cluso los turistas que visitan lugares cultura-les normalmente no se considerarían a sí mismos turistas culturales. Según las estima-ciones realizadas a partir de las encuestas realizadas por la Asociación para la Educación en Turismo y Ocio (ATLAS), el turismo cultu-ral “específico”, es decir las personas que via-jan por motivos culturales específicos, repre-senta entre el 5 y el 8 por ciento del mercado turístico mundial, es decir, unos 60 millones de viajes (Richards, 2003). ► Los turistas que visitan los lugares de interés cultural no necesariamente clasifican sus vacaciones como culturales (21%), la ma-yoría de los que visitan estos lugares lo hacen como parte de sus vacaciones en una ciudad (25%) o del programa de un viaje organizado (28%), menos del 10% lo hacen como parte de sus vacaciones de sol y playa. ► No todos los visitantes de los lugares de interés cultural son turistas. El 36% de los visitantes que respondieron a la encuesta en 2002 vivían en la zona local. ► Al analizar las razones que impulsan a los turistas a viajar a un lugar determinado, es evidente que la principal motivación es una combinación de la atmósfera, la cultura local y la historia. El turismo cultural parece estar convirtiéndose en un producto de experiencias, en el que la visita se juzga teniendo en cuenta todas las particularidades de la atracción y las singularidades del destino, y no sólo su valor cultural. En este sentido los viajeros con más experiencia, en particular, afirmaron que hab-ían aprendido a valorar otras culturas a través de sus viajes y que el contacto con la población local constituía para ellos una motivación im-portante. ► Las actividades más frecuentes son las visitas a lugares y monumentos de interés histórico. En 2002, más del 50% de las perso-nas encuestadas por ATLAS habían estado en un museo (distinto del lugar en el que fueron entrevistadas), mientras que el 43% habían visitado un monumento, esto revela una visión bastante tradicional de las experiencias cultu-rales. No obstante, las cifras para 2001 mos-traron que el número de visitantes de los mu-seos no se había incrementado desde 1997 y que los monumentos estaban perdiendo popu-laridad entre los turistas, esto evidencia la tendencia hacia una mayor dispersión de los turistas entre los diversos tipos de atracciones culturales que ofrece un destino, en los últimos años las galerías de arte, los eventos artísticos y los festivales atraen cada vez más visitantes. ► La principal fuente de información para los turistas culturales son las recomendaciones de los amigos y la familia (46%). Las guías son la fuente más importante de información pu-blicada (27%). Internet está cobrando cada vez más importancia, 17% en 2002, igual propor-ción a la de turistas que recurrieron a los folle-tos de los tour-operadores. ► Sobre el momento en el que los turistas culturales deciden visitar un lugar o evento. Según los resultados de ATLAS, casi el 50% de los turistas prevé visitar una atracción cultu-ral antes de salir de viaje, mientras que un 25% toma esta decisión durante el viaje a una región, y otro 25% no piensa en ello hasta lle-gar al lugar de destino. Los resultados de la encuesta de ATLAS 2002 verifican el potencial de las atracciones Paola Quintero y Camila Bernal 311 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 culturales para atraer visitantes, en especial los museos y monumentos, y la necesidad de procesos de valorización del patrimonio y de un mayor contacto del turista con la cultura local. Bajo esta perspectiva es necesario plan-tearse si tal como se encuentra concebido el patrimonio de Cartagena de Indias y la forma cómo se relaciona la población local con el tu-rista, es posible que éste pueda llevarse nue-vos conocimientos, experiencias o encuentros. Al respecto, en la ciudad es frecuente el debate por el uso turístico del centro histórico, mien-tras sus habitantes reclaman la conservación del uso residencial y demás usos tradicionales que la población local le ha dado, el turismo genera espacios especializados para los visi-tantes, entre ellos los monumentos y museos, así como los hoteles, restaurantes, discotecas y escenarios para eventos en casas, plazas y baluartes del centro histórico1. Por su parte, como se presentará en el numeral 3, los mo-numentos y museos no se encuentran satisfac-toriamente adecuados para la visita y el número de visitantes es inferior al que poten-cialmente podrían recibir. Si bien los monumentos y museos son un campo prioritario de intervención en una ciu-dad patrimonial, la motivación del turista y las actividades preferidas señalan la impor-tancia de pensar el patrimonio no solo en términos de adecuaciones en infraestructura y de servicios en los inmuebles sino también en términos de participación de la población local y apropiación social del patrimonio. La estra-tegia de valorización de los lugares culturales no debe pensarse solo desde la óptica del turis-ta, la población local también debe considerar-se como un segmento importante dentro de los visitantes. Cada vez más regiones se interesan por el turismo cultural dada su capacidad para gene-rar mayores ingresos, a su vez que se garanti-zan recursos para la conservación del patri-monio en territorios donde el presupuesto que se puede dedicar a ello es escaso. La potencia-lidad del turismo cultural y sus beneficios es normalmente defendida por el sector turístico mientras que los costos parecen importar más al sector cultural. Esto genera una tensión, que tiende a inclinarse favorablemente por los beneficios que corresponden en su mayor parte a la industria turística, y no directamente a la cultura. Existen motivos de queja en destinos como Venecia, donde los turistas invierten solamente el 2% de su presupuesto en atrac-ciones culturales, el 45% en alojamiento y el 21% en compras (Richards, 2003: 150). Al respecto, es necesario aclarar que la re-lación turismo y cultura no siempre es armó-nica, los beneficios del turismo sobre la cultura son cuestionados, si bien el turismo puede contribuir a la preservación del patrimonio, y a mantener y recuperar los valores y costum-bres tradicionales, dada la valoración que el turista da a estos factores, se ha observado que al turismo se asocian otros efectos negati-vos. En el aspecto sociocultural se destaca la exclusión de la población local de los sitios patrimoniales, la adopción por parte de locales de otros estilos de vida en detrimento de la cultura tradicional, la folclorización y exotiza-ción de prácticas culturales, y el cambio de discursos y factores identitarios en un afán por atraer la atención del turista (Cunin, 2004). En cuanto al patrimonio inmueble un tu-rismo sin manejo plantea riesgos para su con-servación, en un informe realizado en 2000 por ICOMOS, Internacional Council on Monu-ments and Sites, se encontraron problemáticos los siguientes aspectos: • “Acceso y comportamiento de los visitantes (falta de respeto, basura y desechos, con-sumo en masa de monumentos y sitios). • Aceleramiento del abuso físico de los sitios patrimoniales. • Impacto de la infraestructura relacionada al sitio (servicios y facilidades para los visi-tantes). • Museografía y presentación excesiva o exa-gerada, y sus obras relacionadas, incluyen-do las reconstrucciones poco apropiadas. • Deterioro de la calidad espiritual y estética del sitio (aglomeración, contaminación vi-sual, ruido).” (Ibarra, 2001: 19 y 20) Diversificación y cultura en algunos destinos turísticos del “Caribe” hispano Los destinos del Caribe históricamente han concentrado la oferta en el producto sol y pla-ya, generalmente bajo régimen todo incluido. A través de la presentación de los principales destinos turísticos del Caribe hispano en FI-TUR (segunda feria de turismo más importan-te a nivel internacional que se realiza anual-mente en Madrid – España) en sus versiones 2005 y 2006 y de la imagen y productos que aparecen en los catálogos de los principales mayoristas y en las páginas oficiales de pro-moción de cada país, se observa el esfuerzo de 312 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 éstos por redefinir la imagen Caribe y mostrar un producto diversificado con algunas apari-ciones de deporte, naturaleza y cultura. En la promoción se perciben diferentes es-trategias y actores, por una parte se encuen-tran las instituciones de promoción que refle-jan la imagen que el gobierno y los empresa-rios agremiados quieren proyectar a través de la marca y de las campañas de país, y por otra, la estrategia de tour-operadores o mayoristas, que puede o no responder a la orientación de país, y que refleja lo que en términos de mer-cado es rentable y posible de incorporar como parte de la oferta. El material promocional muestra, no solo la capacidad del sector turístico para colocar exitosamente sus productos en los mercados nacional e internacional y ganar posiciona-miento frente a sus competidores, sino tam-bién la valorización turística del territorio, y en especial de sus atractivos naturales y cul-turales, que se proyecta hacia el mercado. Los nuevos intereses de los turistas, la sos-tenibilidad como ideal, y los procesos de globa-lización y de reivindicación de las culturas locales, apoyados en el papel fundamental del Caribe en la historia mundial, su patrimonio inmueble y el carácter multiétnico y multicul-tural de sus pueblos, permiten que el turismo cultural emerja como una alternativa de di-versificación para los destinos que conforman el Gran Caribe. De esta manera se da un pro-ceso de reconocimiento de que en el Caribe se puede ofrecer más que sol y playa, la intención de “Caribe es más...” se encuentra implícita en la mayoría de campañas de promoción de la región. Paralelamente, y aunque en menor medida, las propuestas de promoción empie-zan a ser respaldadas por una oferta de pro-ductos para diferentes segmentos de mercado, con un esfuerzo por mostrar no solo la oferta tangible, sino también lo intangible, la identi-dad y la cultura de su gente. Lo anterior se comprueba tomando como referencia algunos casos destacados del Caribe hispano, elegidos en consideración a la similitud de oferta con el destino Cartagena de Indias. Cuba La promoción en el portal oficial de turismo de Cuba2 hace énfasis en la oferta de la isla más allá del sol y la playa, esto se evidencia en frases como: “Cuba invita a disfrutar las mejo-res vacaciones del Caribe donde la naturaleza, el sol y la playa, el tabaco y la música; las ciu-dades, la gente, la historia y la cultura darán la posibilidad de relacionarse en viaje real maravilloso” ó “La mayor Isla del Caribe invita a unas vacaciones diferentes.” Tanto el material promocional como su pre-sentación en ferias se encuentra elaborada bajo la campaña de comunicación “CUBA SÍ, similar y diferente”. Este enfoque de venta quiere comunicar que aunque Cuba ofrece el tradicional producto de sol y playa, también es un destino para unas vacaciones diferentes con múltiples opciones de disfrute. Aunque se perfila la categoría de producto de sol y playa en 10 lugares, en ellos además se garantiza la práctica del buceo contemplativo y de deportes náuticos; el producto de naturaleza se apoya en las actividades de senderismo, safari y trekking que se pueden realizar en sus siete reservas de biosfera. Como producto cultural se ofrecen La Habana Vieja y Trinidad, dada su condición de patrimonio mundial de la humanidad declarado por la UNESCO, además de otras ciudades y de las manifesta-ciones de la cultura cubana a través de muse-os, galerías de arte, casas de cultura, casas de música, teatros, salas de fiesta, clubes y cen-tros nocturnos. De los destinos del Caribe, Cuba se destaca por priorizar lo cultural y reflejarlo en su ofer-ta a través de una variedad de circuitos entre los que se destaca: “Aroma Romántico” y “Mini Histórico”, y excursiones como “Tour de Hemingway” y “Tabaco y Ron”, además de una diversidad de excursiones que incluyen activi-dades en escenarios naturales o muestras de expresiones culturales. El Ministerio de Cultura y el Ministerio de Turismo han venido trabajando de manera coordinada para incorporar la cultura a la oferta turística del país, esto ha incluido la ambientación de la mayor parte de las instala-ciones hoteleras y recreativas de La Habana y de Varadero, con obras de artistas plásticos y con música cubana. También se vienen ade-lantando un esfuerzo de mayor promoción y comercialización de festivales y eventos nacio-nales e internacionales. Las acciones conjun-tas desarrolladas entre estas entidades en los últimos años, apuntan a exaltar la significa-ción que revisten los productos y servicios cul-turales para los turistas, sin olvidar el carác-ter estratégico de la relación cultura y turismo para la defensa de la identidad3. Paola Quintero y Camila Bernal 313 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 Puerto Rico “Explore más allá de la orilla” es el slogan oficial de promoción de Puerto Rico en el 2006 con el cual se busca invitar al turista a apren-der más de la isla, a conocer otros atractivos diferentes a las tradicionales playas. En la página oficial4 se destaca como se-gundo producto el de Cultura e Historia, des-pués de Playas y Deportes. Como tercero está Naturaleza y Aventura, seguido de: Entrete-nimiento y Vida Nocturna, y Reuniones y Con-venciones. El producto de Cultura e Historia se fun-damenta en los antecedentes históricos de la isla, destacando la mezcla de razas y la belleza de la isla, la caminata en el Viejo San Juan, los museos y las atracciones monumentales (Fuerte San Felipe del Morro, Fuerte San Cristóbal, Iglesia San José, Excursión a Ba-cardí, Radiotelescopio de Arecibo, entre otros). En FITUR 2006 los funcionarios puertorri-queños expresaron su deseo para que la gente: “…cambie su percepción de Puerto Rico como un destino muy americano, por el de una isla tropical sumamente exótica, con gente maravi-llosa, muy celosa de su cultura y que guarda unos lazos increíbles con España”. Además que busca descentralizar el foco turístico de San Juan hacia otros puntos periféricos de la isla, de igual o mayor belleza (Rangel, 2006). República Dominicana Bajo el lema “República Dominicana… In-agotable” se presentó la campaña publicitaria de este destino para 2006, destacando los pro-ductos Sol y Playa, Cultura y Negocios e In-centivos. A través de los mensajes de la página ofi-cial5 se busca trasmitir al turista que la isla brinda una oferta integral a través de frases como: “Además de lo confortable del sol, el mar y la arena, la República Dominicana ofrece una experiencia cultural excitante y exclusiva, que cautiva los sentidos”, “El espíritu y el en-canto de la República Dominicana son percibi-dos en su música, su comida y entretenimien-tos nacionales. Conocida por su temporada de béisbol de invierno, sus tabacos hechos a mano y sus festivales musicales anuales, la cultura de la República Dominicana nunca es pesada ni aburrida. Es siempre una expresión de vida alegre y colorida”,”En la República Dominica-na, la cultura significa realmente aventura”. La promoción de la isla pretende comunicar un mensaje de lo cultural más del lado de lo intangible y de las expresiones identitarias de sus gentes. En 2005 bajo la campaña “Repúbli-ca Dominicana: El caribe de la A hasta la Z” el énfasis se realizaba en el producto sol y playa con posibilidad de actividades ecoturísticas en exóticos lugares y prácticas de deportes ex-tremos, la oferta cultural se limitaba a Santo Domingo como ciudad colonial declarada Pa-trimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde se destacaban sus murallas y la arqui-tectura tradicional. En el contexto Gran Caribe, a juzgar por los productos ofrecidos en los catálogos, los desti-nos siguen asociando su imagen a playas de arena blanca y palmeras, esto es el atractivo común que todos tienen por ofrecer apoyados por hoteles que van desde la categoría turista hasta la categoría lujo. Por su parte, en las campañas de país es más evidente el esfuerzo por diferenciar el producto con algunos ele-mentos de tipo histórico, cultural y de natura-leza. La diferenciación se construye a partir del mismo elemento, la invitación a mostrar que el Caribe es más que sol y playa, los in-gredientes particulares que se incitan a descu-brir son la historia, que se plasma en su arqui-tectura y sus ciudades, y la cultura de su gente a través de las diferentes expresiones. En este proceso de diferenciación a partir de la cultura se destaca Cuba, en la medida en que logra reflejar el motivo de su campaña en productos elaborados con ejes temáticos que articulan diferentes lugares de la isla. En el caso de las otras islas la intención de la cam-paña se queda en la creación de una categoría de producto que aún carece de contenido sufi-ciente para ser respaldada, el carácter históri-co y cultural se reduce a una invitación a rea-lizar un tour por sus ciudades históricas y a admirar la cultura de sus habitantes. De esta manera se perciben tres procesos, uno en la que la diferenciación se vuelve cam-paña de promoción en respuesta a los inter-eses de los actores del sector por responder a las tendencias del mercado turístico interna-cional, otro en el que se crea la categoría de producto más como una estrategia de promo-ción sin correspondencia con la oferta, y otro en el que el producto histórico- cultural se dota de contenido o de productos más elaborados puestos en el mercado que obedecen a los es-fuerzos de valorización del destino por parte de instituciones y empresarios locales. Paradójicamente en los catálogos los ele-mentos de singularidad y diferenciación se 314 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 repiten para los diferentes destinos, que aun-que con algunas variaciones no dejan de perci-birse como parte de la misma tendencia. Las estrategias de diferenciación las establece el mercado, la autenticidad y valorización de los recursos, así como la capacidad de innovación y gestión de los actores del sector es lo que de alguna manera hace a unos destinos más com-petitivos que a otros. La cultura y la oferta turística de Cartagena de Indias En el caso de Cartagena de Indias existe el potencial para el turismo cultural, la ciudad se encuentra en la lista de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad de la UNESCO en reconocimiento a la importancia del puerto, la fortaleza y el conjunto monumental, testimo-nio del pasado en el que la ciudad fue la plaza fuerte colonial más importante de América del Sur y la segunda del Caribe después de La Habana, y punto geográfico básico del comer-cio de América con Europa. Cartagena históricamente fue asociada a un destino de sol y playa tanto para el merca-do nacional como para el internacional. En la encuesta realizada para el Plan Maestro de Turismo (Consultur, 2003: 256-257) en 2002 se encontró que los atractivos y recursos turísti-cos más visitados en Cartagena son las Islas del Rosario (56.8%), mientras que la Ciudad Histórica fue visitada por menos del 20% de los turistas encuestados; al indagar sobre los aspectos más valorados en el destino, el 30% de los turistas en Cartagena seleccionó la pla-ya, mientras el 25% valoró positivamente la ciudad histórica. Pese a las observaciones que puedan existir sobre los resultados de la en-cuesta6, lo anterior nos refleja la importancia del producto sol y playa en el destino. La declaratoria de la UNESCO, los proyec-tos de restauración de bienes inmuebles en el Centro histórico a partir de los años noventa que iniciaron un proceso de valorización pa-trimonial, y en menor medida los movimientos de reinvindicación de la identidad Caribe de la ciudad (García, 2005) han fundamentado un nuevo discurso que busca aprovechar los atractivos históricos y culturales para el desa-rrollo turístico. Esta iniciativa es captada en los diferentes planes y propuestas, en los que se coincide al identificar el producto histórico – cultural como una prioridad. Según los inventarios de atractivos dispo-nibles para Cartagena la mayoría de ellos son de tipo histórico-cultural. En el Plan Maestro del Litoral Caribe (Consultur, 2003) la distri-bución porcentual de los atractivos de Carta-gena es la siguiente: Recursos naturales 27%, Recursos históricos monumentales 59%, Mu-seos 5%, Recursos culturales intangibles (Gas-tronomía, festivales, fiestas) 9%. Según el in-ventario de atractivos turísticos de la Corpora-ción Turismo Cartagena de Indias (Corpora-ción Turismo Cartagena de Indias, 2004), rea-lizado con apoyo de la Universidad de Carta-gena, los recursos de tipo histórico-cultural siguen siendo mayoría, aunque en compara-ción con el Plan en este estudio tienen mayor peso los recursos culturales intangibles; los atractivos de carácter histórico-cultural pre-sentan la siguiente participación dentro del total de los de la ciudad: bienes culturales inmuebles 34%, bienes culturales muebles 1%, etnografía y folclore 26%, realizaciones con-temporáneas (obras de arte y técnica y centros científicos) 4%, y acontecimientos programa-dos (deportivos, artísticos y espectáculos) 17%. Imagen y oferta de Cartagena de Indias pro-yectada a través de los canales de promoción y comercialización La imagen y oferta proyectada del producto de Cartagena se presenta a través del análisis de la información de la ciudad en Internet, catálogos y material promocional. A nivel in-ternacional se revisan los catálogos de tour operadores españoles en FITUR 2005 y 2006, dado que el mayorista es el que finalmente decide cómo estructurar la oferta del destino a través de productos, que se construyen con la información suministrada por los operadores, los hoteles y la Corporación de Turismo Carta-gena de Indias, entidad mixta encargada de la promoción de la ciudad. Cartagena de Indias hasta hace unos años se promocionó como un destino exótico, dotado de playas de arena blanca con un atractivo histórico cultural complementario. Hasta 2003 el destino se incluía en los catálogos de los mayoristas bajo la marca Caribe, al lado de República Dominicana, Cuba, Puerto Rico, entre otros. Sin embargo la imagen Caribe en lo turístico no correspondía a la realidad, pues sus playas no se asemejan a la de las fotos de “Playa y palmera” que identifican el producto Caribe en los catálogos. Frente a la carencia de atractivos en sol y playa, el producto histó-rico – cultural no se logra consolidar y por Paola Quintero y Camila Bernal 315 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 tanto no se percibe en los catálogos de los ope-radores. La promoción que se hace de Cartagena no da mayores detalles para que el turista la pre-fiera sobre los otros destinos. En consideración al interés de Cartagena de Indias para fortale-cer su oferta cultural, es muy diciente el hecho que hasta 2005, a la hora de promocionarse, no se realizaba una referencia explicita de su condición de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, declarado por la UNESCO. En enero de 2006 sólo uno de los seis catálogos de mayoristas españoles que incluyen a Carta-gena destaca esta condición. Para países como Cuba o Brasil, este reconocimiento es referen-cia obligada, en los catálogos aparece un sello que identifica las ciudades patrimonio. Mientras Cartagena le sigue apostando al producto de sol y playa asociado a una imagen Caribe, en 2005 uno de los mayoristas que incluyó a Colombia, Viva Tours, presentó a Cartagena dentro del catálogo de Suramérica, y el otro, Alada Tours en un catálogo al lado de Ecuador, Perú, Costa Rica y Panamá. Carta-gena al carecer de identidad en su promoción queda expuesta al criterio de mayoristas que parecen asociarla más del lado del producto andino. En enero de 2006 Colombia aparece en seis catálogos de mayoristas españoles (Viva Tours, Nobel Tours, Corte Inglés, Mundicolor Iberia, Quimbaya Tours y Alada Tours) de veintidós analizados y en todos aparece en la categoría de Suramérica, Latinoamérica o países andinos. Cartagena es el principal des-tino ofrecido por Colombia aunque Bogotá se presenta como punto de llegada en cinco de los seis catálogos. A diferencia del año anterior la oferta turística colombiana aparece más des-arrollada, se ofrecen la opción de combinados entre Bogotá, San Andrés y Cartagena, y una opción de circuito “Descubra Colombia” que incluye Bogotá, Cartagena y Santa Marta7, además de extensiones desde Cartagena a Santa Marta, San Andrés, o desde Bogotá al eje cafetero8. A pesar de estos avances la ofer-ta de Colombia, y en particular de Cartagena, sigue siendo poco atractiva frente a la de sus destinos competidores, por ejemplo en el Catá-logo de Mundicolor Iberia Cuba cuenta con cuatro páginas con fotografías y descripción de los destinos ofrecidos mientras que Colombia presenta solo dos páginas con este tipo de in-formación. Los paquetes en mayor medida incluyen un día en las Islas del Rosario o un recorrido por la ciudad (city tour). Adicional a estas excur-siones también se encuentran la visita al cen-tro histórico (walking tour), el Volcán del To-tumo combinado con La Boquilla, la Rumba en Chiva, la excursión de un día a Santa Marta9, el Jardín Botánico o Villa Babilla y la excur-sión a Playa Blanca. En general es una oferta escasa en términos culturales, sólo dos de es-tas excursiones hacen una referencia al patri-monio inmueble, y el patrimonio inmaterial no se incluye. En este contexto, y consecuente con los pro-cesos de reivindicación a nivel social y cultural de la condición Caribe que experimenta la región y con la tendencia de los destinos por mostrar que Caribe es más que sol y playa, Cartagena debe consolidar mejor su oferta cultural en la búsqueda de un “producto dife-renciado” y “auténtico” que permita enriquecer su oferta Caribe, a la vez que se vende combi-nado con otros destinos del país catalogados dentro del producto andino. Aunque el país cuenta con una marca, “Co-lombia es pasión”, aún carece de un slogan de promoción turística como lo tienen los demás países 10. Sin embargo debe destacarse que con la disminución de los problemas de seguridad, la elección del turismo como un sector priori-tario y la entrada de Proexport como entidad encargada de la promoción exterior, el país ha venido intensificando sus esfuerzos de promo-ción. Para los visitantes de cruceros que cuentan en promedio con 4 horas para realizar su visi-ta, la excursión más ofrecida en el recorrido por la ciudad, el cual en la práctica se caracte-riza por la importancia de la visita a joyerías especializadas en esmeraldas. Independiente del segmento las excusiones son las mismas, la más ofrecida es el tour a las islas, seguida por el tour por la ciudad. Valorización de los principales atractivos de interés patrimonial que actualmente hacen parte del producto turístico de Cartagena A pesar de la riqueza patrimonial de la ciu-dad11 la oferta de monumentos con elementos de tipo interpretativo para conocer la historia y cultura de Cartagena es reducida, adicio-nalmente la muestra museográfica e interpre-tativa es pobre. Los monumentos que actual-mente tienen algún uso turístico, y por los cuales se cobra una tarifa para el ingreso de los visitantes, son: Castillo de San Felipe, 316 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 Convento de la Popa, Palacio de la Inquisición – Museo Histórico de Cartagena, Convento de San Pedro, Museo de las Fortificaciones (Ba-luarte de Santa Catalina), Casa Museo Rafael Núñez y Fuerte de San Fernando (Bocachica). Para efectos de este trabajo solo se conside-rarán los monumentos que se constituyen en atractivos turísticos por los que se cobra la visita, y que de alguna manera hacen parte del producto histórico- cultural del destino. No obstante, dentro del patrimonio también deben considerarse los inmuebles que son objeto de observación por parte de los turistas a través del recorrido panorámico que hacen por el centro histórico y los que son utilizados para ofrecer servicios de alojamiento y de alimentos y bebidas, o que tienen funciones no turísticas, entre estos se destacan los inmuebles donde operan los hoteles Santa Clara y Santa Teresa, las casas restauradas en las que funcionan exclusivos hoteles y hostales, o las casas adap-tadas para alquiler a turistas, la catedral y las iglesias, el Claustro de Santo Domingo sede del Centro de Formación de la Cooperación Española, y algunos baluartes que han sido arrendados para el funcionamiento de bares y restaurantes (Café del Mar, El Baluarte, Palos de Moguer y Club de Pesca). De las excursiones solo el tour por la ciudad y el tour centro histórico incluyen la visita o contemplación de atractivos histórico- cultura-les. El recorrido de la ciudad es la actividad que vincula más atractivos histórico-culturales incluyendo la visita al Convento de la Popa, al Castillo de San Felipe, un recorrido bordeando las murallas y una parada en las Bóvedas, éste último más como atractivo comercial que cul-tural. Esta visita también incluye un recorrido por los barrios residenciales más modernos, Bocagrande y Castillogrande, y en algunos casos el recorrido por el Camellón de los Mártires, el barrio de Getsemaní y el barrio de Manga. El tour por el centro histórico se reali-za caminando por las principales calles y pla-zas, el guía se encarga de contar las historias que se encierran detrás de los bienes inmue-bles, esta visita no necesariamente incluye la entrada a monumentos. Al revisar las cifras de visitantes (Gráfica Nº 1), tal como se observó al analizar la inclu-sión de los atractivos histórico – culturales dentro de los paquetes y excursiones del desti-no en los canales de promoción y comercializa-ción, es evidente el papel secundario de estos en relación con la excursión a las Islas del Rosario, asociadas al segmento sol y playa. Al comparar el número de personas que entran al Castillo de San Felipe, inmueble con mayor número de visitantes al año en la ciudad, con el número de personas que pagan el impuesto de embarque en el Muelle La Bodeguita para dirigirse a las Islas del Rosario, se observa que entre 2003 y 2005 las excursión a las Islas fue realizada por cerca de 250.000 personas anua-les, mientras que los visitantes al Castillo no superaron los 181.000 anuales durante este periodo. El Castillo de San Felipe y del Convento de La Popa son los monumentos que cuentan con mayor número de visitantes, esto se explica no sólo por su mayor atractivo sino también por su inclusión dentro del tour por la ciudad, se-gunda de las excursiones más vendidas dentro de la oferta de Cartagena. Le siguen el Palacio de la Inquisición y el Convento San Pedro, visitados principalmente por turistas que de manera independiente recorren el centro histórico. Sobre la experiencia de los turistas en la visita a los monumentos, se observa que la ausencia de elementos atractivos para el reco-rrido y de facilidades se refleja en la insatis-facción de los turistas, esto se puede corrobo-rar con los resultados de la encuesta realizada en 2005 por la Empresa Administradora de Recursos Turísticos (EART) en el marco del proyecto Modelo de Gestión Turística y Patri-monial12. La encuesta evalúo el grado de satis-facción de los visitantes a cuatro monumentos (Casa Rafael Núñez, Castillo de San Felipe, Convento de la Popa y Convento de San Pedro) a partir de los siguientes aspectos: (1) instala-ciones y facilidades en el sitio, (2) organización de ingreso y recorrido de visitantes, (3) recurso humano y (4) sistema de quejas y reclamos. Los monumentos evaluados presentaron un grado de satisfacción total del 47%, consi-derándose esto como medianamente satisfe-cho13. Al comparar los resultados por monu-mento se observa que la Casa Rafael Núñez es la mejor evaluada con 53%, seguida de la Igle-sia San Pedro (49%), el Convento de la Popa (45%) y por último el Castillo de San Felipe con 40%. Se destaca que los monumentos más vendidos o con mayor número de visitas fueron los que presentaron los menores grados de satisfacción. Paola Quintero y Camila Bernal 317 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 249.275 161.365 78.649 43.830 25.013 3.100 2.317 2.142 0 50.000 100.000 150.000 200.000 250.000 300.000 Islas del Rosario Castillo San Felipe Convento de la Popa Palacio de la Inquisición San Pedro Museo Las Fortificaciones Casa Ráfael Núñez Fuerte San Fernando Gráfica 1. Número de visitantes, sin incluir cortesías, de los principales atracti-vos de Cartagena de Indias en 2005. Fuente: Empresa Administradora de Recur-sos Turísticos Patrimoniales, EART (2005), Proyecto “Modelo de Gestión Turís-tica y Patrimonial- EART”. Lo anterior evidencia la ausencia de valori-zación del patrimonio inmueble por parte de sus tenedores y del sector turístico, los esfuer-zos de planeación y gestión no logran concre-tarse en una opción atractiva y vivencial que le permita al turista acercarse a la historia de la ciudad. A diferencia del caso de las Islas del Rosario cuya comercialización se encuentra estructurada y se constituye oferta obligada de la ciudad, los inmuebles patrimoniales partici-pan de la oferta del sector turístico de manera marginal como parte del recorrido por la ciu-dad. Los operadores argumentan que no existe ningún incentivo para incorporar la visita a monumentos dentro de los productos dado que los administradores del patrimonio no desarro-llan ningún tipo de estrategia que sea favora-ble para el sector, como podrían ser las estra-tegias de promoción, material fotográfico o impreso para promocionar los monumentos, información oportuna sobre los horarios de visita de los inmuebles, programación cultural, mecanismos estandarizados de venta o manejo de precios por volumen, acondicionamiento museográfico, adecuación de recorridos y ser-vicios complementarios (baños, instalaciones eléctricas, etc.), entre otros. En la medida en que los actores encargados de la gestión del patrimonio consideran el tu-rismo como un tema marginal y que los acto-res del sector turístico buscan ofrecer un pro-ducto diferenciado sin pensar en el modelo de desarrollo y en sus implicaciones, la puesta en escena del patrimonio para el turismo no se realiza de manera coordinada. Exceptuando unos pocos monumentos a cargo del Distrito14 y los bienes de la iglesia, la mayoría de inmuebles patrimoniales de la ciudad se encuentran bajo la custodia del Mi-nisterio de Cultura de Colombia, quien a través de convenios delega su manejo a entes locales privados como la Sociedad de Mejoras Públicas (Fortificaciones) y la Fundación Casa Museo Rafael Núñez (Casa Museo Rafael Núñez). La Sociedad de Mejoras Públicas, es una organización cívica sin ánimo de lucro fundada en 1923, que tiene a su cargo el 80% del mane-jo de los recursos patrimoniales militares en-tre ellos: las murallas y baluartes, el Castillo de San Felipe, el Museo de las Fortificaciones y los tres fuertes de Bocachica. Su función es 318 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 velar por la conservación y mantenimiento de los monumentos y propender por la preserva-ción y divulgación del patrimonio cultural. Aunque los recursos de la Sociedad de Mejoras Pública para la conservación y mantenimiento de los monumentos provienen en su mayoría de los ingresos por taquilla pagada por los turistas al Castillo de San Felipe, dentro del presupuesto de la Sociedad no se encuentra ninguna partida para la promoción de los mo-numentos y los encargados del sector turístico se quejan porque la administración no se pre-ocupa lo suficiente por mejorar su uso turístico argumentando que su prioridad es la conser-vación y la educación de la población local. El desinterés de la Sociedad de Mejoras Públicas se refleja en una gestión desarticulada del sector turístico para acordar los temas relacio-nados con la promoción del monumento o la inclusión dentro de los productos turísticos. Al igual que como ocurre con la Sociedad de Me-joras Públicas, en el caso de la Iglesia, a pesar de que los Conventos son los atractivos turísti-cos más visitados, después de las Islas del Rosario y del Castillo de San Felipe, tampoco existe una relación coordinada con el sector turístico. Por su parte los administradores perciben que el sector turístico solo tiene in-tereses comerciales que en algunos casos pue-de ir en detrimento de los valores del lugar y de su conservación, para ellos el uso turístico es secundario y por tanto no es aprovechado como oportunidad para generar mayores in-gresos. La articulación entre las políticas cultura-les y turísticas es fundamental para lograr la complementariedad entre los dos sectores. Lo usual es que se presenten incoherencias en el manejo de turismo y patrimonio pues pertene-cen a campos de valores diferentes, y por lo tanto tienen objetivos distintos. La conserva-ción y función educativa del museo o monu-mento no es excluyente con una orientación financiera y de mercadeo. Se deberá buscar la armonización de estos aspectos, las estrategias de mercadeo deben dirigirse a atraer más visi-tantes con capacidad de pago interesados en conocer la historia y la cultura de la ciudad, los cuales son en su mayoría turistas, mien-tras los recursos obtenidos por este concepto permiten la financiación de los proyectos de conservación y de programas especiales que permitan involucrar a los grupo más vulnera-bles de la población. Independientemente de si el visitante es turista o residente los adminis-tradores de los inmuebles deberán trabajar en mejorar la experiencia en el monumento o museo. A parte de la desarticulación entre los ad-ministradores de los monumentos y el sector turístico, otro factor adicional que caracteriza el uso turístico de los bienes patrimoniales es la informalidad. En las calles de la ciudad es posible encontrar la oferta de excursiones a través de intermediarios y vendedores que no necesariamente hacen parte de las agencias de viaje inscritas en el Registro Nacional de Tu-rismo. El tour por la ciudad puede ser nego-ciado por la mitad de precio a la que lo venden las agencias de viajes. Las relaciones informa-les permiten bajos costos que no pueden ser sostenidos por los formales, pues cómo asegu-rar rentabilidad y calidad en una excursión por un valor de $20.000 que incluye la entrada al Castillo de San Felipe (precio de entrada a la taquilla es de $11.000) y al Convento de la Popa ($5.300), así como el servicios de guía y transporte en chiva, además de comisiones para intermediarios en las calles. Parte de la explicación se encuentra en el hecho de que los intermediarios informales realizan negociacio-nes en la taquilla al momento de la entrada que les permiten entrar a varios turistas por el costo de una boleta en tarifa reducida, lo ante-rior pareciera inexplicable cuando los agentes de las agencias de viajes se quejan porque los tenedores de los bienes patrimoniales no les otorgan tarifas reducidas ni plazos para pagar las entradas de los grupos que llevan. Situa-ciones de este estilo, así como la de vendedores ambulantes ubicados dentro del Castillo de San Felipe con productos de baja calidad, mala atención por parte del recurso humano que se encuentra en los monumentos, falta de señali-zación, de museografía, de descansos, de baños y de cafeterías, entre los más importantes, determinan que la puesta en escena del patri-monio a su vez que genera la insatisfacción del turista y limita la apropiación por parte de la población local vaya en detrimento de la con-servación y valorización de los inmuebles. Reflexiones finales sobre el proceso de valori-zación turística de los recursos culturales en el centro histórico de Cartagena de Indias Tomando como referencia algunos princi-pios para la gestión de los recursos patrimo-niales y culturales para el diseño de productos turísticos culturales (Serra y Pujol, 2001), las Paola Quintero y Camila Bernal 319 PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 entrevistas a los turistas y el trabajo de campo en los monumentos y museos, se encuentra que la valorización turística de los recursos culturales inmuebles en Cartagena no se en-cuentra enmarcada dentro de un modelo de desarrollo turístico sostenible en la medida en que: • La forma como se utiliza el patrimonio no permite la apropiación por parte de la po-blación local ni la satisfacción del turista. • La creación de empleo y de oportunidades se concentra en el empleo informal. • Se presenta una ausencia de interconexión física y temática entre los recursos o atrac-tivos, que se podría subsanarse a través de recorridos, rutas, o productos integrados. • El uso de técnicas de presentación, anima-ción, interpretación, interactividad y orga-nización de los espacios patrimoniales se caracteriza por su precariedad. • No se aprovecha el uso turístico de los mo-numentos para la generación de recursos que permitan su conservación, y la finan-ciación de programas de documentación e investigación sobre los mismos. • No existen elementos de confort y seguri-dad, factores que a su vez que mejoran la experiencia del turista pueden contribuir a evitar el impacto negativo de los turistas sobre los bienes patrimoniales. La situación de la ciudad en cuanto al ma-nejo del patrimonio se puede resumir en la afirmación de Maldonado, empresaria recono-cida del sector turístico: “Existe una separa-ción entre cultura, patrimonio y turismo...” (Maldonado, 2002). Y esto se corrobora cuando se observa que Cartagena a pesar de sus atractivos no tiene una oferta cultural consoli-dada, paralelo a ello actividades realizadas por los turistas como las fiestas de temporada, los eventos, la visita del jet set nacional moldean el ámbito y determinan el atractivo. El patrimonio adquiere su valor en función del uso que de él haga la comunidad, mediante su uso social puede ser entendido como ins-trumento de educación, identificación colectiva y desarrollo económico y social. Si su uso obe-dece exclusivamente a la lógica del turismo la apropiación social del mismo no podrá ser ga-rantizada y se puede terminar en el extremo de profanar el valor identitario que tiene para la población. En este caso el turismo puede servir para financiar las acciones de valoriza-ción a su vez que se integra a la población en un proyecto de apropiación social y cultural. En este sentido se requiere identificar y evaluar las dependencias involucradas en la gestión del patrimonio cultural, redefinir sus funciones y competencias de manera que exis-ta una orientación que incluya el turismo. Así como definir una agenda de investigación so-bre turismo, patrimonio y apropiación social. Salinas y Echarri (2005), al considerar las características del turismo en centros históri-cos, proponen un mayor aprovechamiento de la actividad turística dentro de los centros a través de una organización del destino como un producto integrado atractivo que favorezca la estancia y el consumo. Es decir, se requiere que los usuarios permanezcan en su entorno para no intrometerse demasiado en la vida de la población local, y que visiten la mayor can-tidad de lugares realizando importantes con-sumos dentro de los mismos (Salinas y Echa-rri, 2005: 177). La fuente de diferenciación a partir de la cultura para mostrar ese concepto de “Caribe es más... que sol y playa” está siendo desperdi-ciada. Al respecto, como lo afirma García Usta, el turismo tiene que ser aprovechado como una opción para “rescatar la historia y condición caribe de la ciudad” (García, 2005). Además del aprovechamiento del patrimonio monu-mental en donde se requiere que los recorridos sean más “profundos y humanizados” y “hagan justicia a la realidad histórica, documentada y amena, en que se valore la historia Caribe de la ciudad”, es importante la valorización del patrimonio intangible, el autor resalta el ele-mento de la vida cotidiana como atractivo turístico. La orientación de los proyectos de valoriza-ción patrimonial deberá definirse por las auto-ridades culturales y turísticas de manera que respondan a las necesidades de las dos esferas. ¿Pero cuál es está orientación? según Prats, la puesta en valor patrimonial es en si misma una interpretación, que puede obedecer a dife-rentes discursos, y más que el contenido del discurso en cualquier caso el proceso plantea una serie de cuestiones importantes: ¿Quién debe concebirlos y elaborarlos? ¿Para quién? ¿Para qué? ¿Y por qué estos y no otros?, al respecto el autor denuncia que en este campo prima por encima de todo una orientación re-sultadista en términos de mercado (Prats, 2003: 132). Profundizando en la orientación de la interpretación necesaria para la puesta en valor del patrimonio, Santana afirma: “… la historia es selectiva y cambiante, las cronolog- 320 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 ías son interpretables recreables (Fowler 1992: 4), los hechos objetivos sólo existen en la mente de los científicos, y el patrimonio, como historia procesada a través de la mitología, la ideología, el nacionalismo, el orgullo local, las ideas románticas o los planes de marketing (Schouten, 1995: 21) no lo es menor grado. Alguien –persona o grupo social- selecciona unos elementos y momentos determinados, y no otros. Alguien –persona o grupo social- les dota de contenidos más o menos esquemáticos, más o menos complejos, que lo acercan a quie-nes serán sus usuarios. Ni siquiera es necesa-rio que se trate de una serie de episodios co-nectados en el tiempo pasado, basta con que el resultado se encuentre coherente y responda a la visión presente y preconcebida del ayer (Santana, 2003: 5). En este caso se valida la importancia que Prats (2003) le da a los acto-res relacionados con la gestión cultural y turís-tica del patrimonio y sus intereses, por encima de los mismos contenidos e interpretación del patrimonio. El riesgo será que cuanto más se encuentre separado el patrimonio de la población local será más fácil de integrar en la oferta turísti-ca, en este escenario el empresario del destino no encontrará oposición alguna, o ésta será mínima, para adornar o reinventar unos con-tenidos atractivos para sus demandantes (Santana, 2003: 6). En el caso de Cartagena la mayoría de la población no tiene una relación directa con el patrimonio, los bienes inmuebles se encuen-tran ubicados dentro de una ciudad turística que es ajena para ellos. Al respecto es necesa-rio plantearse qué significa el patrimonio in-mueble para la comunidad, ¿El patrimonio histórico de Cartagena puede ser considerado como símbolo de los valores identitarios de su sociedad? Al entender el patrimonio como un bien de uso social, se requiere vincularlo a políticas de desarrollo social sostenible y orga-nizarlo a partir de productos patrimoniales viables (Hernández, 2004), que se orienten tanto a turistas como a la población local. La interpretación del patrimonio no obede-ce solo a la necesidad de los turistas, el pasa-do, los hechos y eventos objetivos ocurridos tiempo atrás, no existe en tanto que no sea cargado de valor y significado. En ese sentido la valorización del patrimonio da pautas para mirar los bienes de una determinada forma y por tanto puede proporcionar elementos de identidad cultural para su misma población. Para satisfacer al turista la situación pare-ciera menos complicada, la autenticidad se encuentra más ligada a las facilidades y servi-cios que le permiten acercase a la experiencia que con el significado mismo, los turistas apre-cian las representaciones como medio para acceder al conocimiento. “En la actualidad prácticamente todos los sociólogos del turismo están de acuerdo en que el turista es hoy un consumidor cool que sabe que la autenticidad es representada y no le importa, mientras que la actuación sea buena” (Barreto, 2003: 53). Bibliografía Barreto M. 2003 “La delicada tarea de planificar turismo cultural: un estudio de caso con la “germa-nidad” de la ciudad de Blumenau – SC (Brasil)”. Pasos, Revista de Turismo y Pa-trimonio Cultural, 1(1): 51-63. Ceara M. 1998 Hacia una zona de turismo sustentable, Centro de Investigación Económica para el Caribe, República Dominicana, tomado de www.cieca.org. 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Organizado por la revista de investigación cultu-ral Noventaynueve, el Instituto de Patrimonio y Cultura del Cartagena, la Cámara de Comercio de Cartagena, el Observatorio del Caribe Colombia-no, el Banco de la República, la Universidad de Cartagena y Asocentro, Cartagena de Indias, junio 15 de 2005. 2 Ver en: www.cubatravel.cu 3 Tomado de: http://www.min.cult.cu/informe/cul-tura_ turismo.html 4 Ver en: www.gotopuertorico.com 5 Ver en: http://dominicana.com.do/ 6 Por la diferencia en las cifras se puede inferir que las visitas a los atractivos son excursiones por las que se paga algún valor, de lo contrario la cifra de la visita al centro histórico estaría subva-lorada, pues la mayoría de turistas caminan y recorren de manera independiente el centro. 7 Catálogo Latinoamérica Mundicolor Iberia. 8 Catálogo Alada Tours. 9 Catálogo Suramérica del Mayorista Español Corte Inglés 2006. 10 Ver: http://www.turismocolombia.com/preho-me. asp 11 97 inmuebles registrados en el listado de bienes de interés del Ministerio de Cultura frente a 20 de Popayán o 16 de Barranquilla. Ver: www.mincultura.gov.co 322 Diversificación y cultura ... PASOS. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5(3). 2007 ISSN 1695-7121 12 Empresa Administradora de Recursos Turísticos Patrimoniales, EART (2005), Proyecto “Modelo de Gestión Turística y Patrimonial- EART”, fi-nanciado mediante recursos para la Innovación Ley 344 del SENA. 13 Se considera: De 0 a 25% insatisfecho, de 26% a 50% medianamente satisfecho, de 51% a 75% satis-fecho y de 76% a 100% muy satisfecho. 14 En 2002, la Ley 768 introdujo nuevos cambios al manejo del patrimonio inmueble de la ciudad, al pasar las competencias del nivel nacional al nivel distrital. Esta Ley establece que los Distritos de Cartagena, Barranquilla y Santa Marta tendrán la responsabilidad en la planeación y manejo de espacios y bienes públicos susceptibles de uso turístico. Aunque esta regulación no ha sido im-plementada totalmente dio paso a la creación del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC) como un ente autónomo encargado de ejercer el control urbano del centro histórico, su periferia y áreas de influencia, controlar todas las obras de intervención en el centro y asumir la administración de los bienes y monumentos del patrimonio artístico, histórico y cultural de la Nación ubicados en la jurisdicción del distrito. Recibido: 30 de octubre de 2006 Revisado: 10 de marzo de 2007 Aceptado: 30 de mayo de 2007 Sometido a evaluación por pares anónimos |
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