ARTICULO
Las bibliotecas en los centros canarios de segunda
enseñanza en el siglo XIX
Pedro B. González Pérez
Facultad de Geografía e Historia
Universidad de La Laguna
Tras el notable impulso que en el siglo XIX recibió la educación secundaria en
España debido a la aplicación de sucesivos planes de estudios, adquirieron
gran importancia las bibliotecas como complemento de la labor formativa que
desempeñaban los distintos establecimientos de segunda enseñanza. Con
carácter mixto, aunque primordialmente docente, la Biblioteca del Instituto de
Canarias, la del Establecimiento docente de Santa Cruz de Tenerife y la del
Colegio de San Agustín de Las Palmas de Gran Canaria jugaron un papel
importante, tanto de centros difusores de cultura, como de agentes
preparadores para estudios superiores, para estudios de profesiones de grado
medio o simplemente para la vida misma. Su valoración ha sido nuestro
objetivo.
In the nineteenth-century, the secondary education in Spain experienced a
remarkable advance due to the application of consecutive curricula. As a result
.libraries held a major importance as a means of fulfilling the educational
activity carried out by the secondary education centres. Of all these centres
which were established in the Canary Islands during the nineteenth-century,
only three -Instituto de Canarias in La Laguna, Establecimiento de Segunda
Enseñanza en Santa Cruz de Tenerife and Colegio de San Agustin in Las
Palmas de Gran Canaria- had the benefit of adjacent public Iibraries, which
were mainly used by students. The aim of this paper is to evaluate the
important role played by these libraries as sources of culture as well as
instruments for qualifying students for higher or secondary education, or simply
for ordinary Iife.
BIBLlD 1133-9756(1993)7-8p.73-79
Hacia la década de los cuarenta del siglo pasado el quehacer de varios intelectuales y
pedagogos puso de manifiesto la necesidad de una nueva instrucción pública que se adecuara a
la realidad histórica por la ql,le,atravesaba el pafs. Se requerfa, por tanto, el establecimiento de un
nuevo marco institucional que permitiera sentar las bases de una reforma educativa cuyo desarrollo,
aparte de la articulación que la posibilitara, mejorase los libros de texto y fomentara la creación de
buenas bibliotecas en los centros docentes, especialmente en Ensenanzas Medias y Universitarias,
para apoyar su desarrollo.
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Asr, el Plan del Duque de Rivas disponra en 1836, que los Institutos Elementales y las
Facultades Mayores debfan tener sus respectivas bibliotecas y estarran, por ahora, a cargo de un
catedrático nombrado por el claustro general, al que se le darfa una gratificación proporoionada a
su trabajo (1). A partir de ese momento ycon la entrada de la Década Moderada (1844-54), el Plan
General de Estudios del ministro Pedro José Pida! encauzó la cuestión de las bibliotecas desde una
perspectiva más adecuada y práctica. Para ello, Gil de Zárate, auténtico mentor del Plan General
de 1845, nombrado Director General de Instrucción Pública y conocedor de toda la problemática
que afectaba a la educación en su conjunto, dirigió sus esfuerzos a recabar de Isabel 11 unas
disposiciones en las que se contemplaban conceptos totalmente innovadores sobre el destino,
actualización y cuidado por parte del Estado de las bib~otecas públicas. Se trataba, pues, del primer
programa polrtico-educativo sobre bibliotecas.
Para el caso de Canarias los esfuerzos de los responsables polrticos, en materia educativa,
darlan sus primeros resultados al aplicar el Plan Pidal que suprimra la Universidad de San Fernando
de La Laguna en el afio 1845 y un posterior Real Decreto de 21 de Agosto de 1846 que posibilitaba
el emplazamiento en sus mismos locales de un Instituto de Segunda Ensefianza, conocido como
Instituto de Canarias. Tras él se tueron creando establecimientos a lo largo de la segunda mitad del
siglo XIX, hasta alcanzar un total de catorce que, aunque privados e incorporados a dicho Instituto
por ser el único centro oficial, tuvieron idéntica misión y por lo tanto estaban sujetos al mismo tipo
de legislación. Debido, por tanto. a la expansión de los benéficos influjos que reportaba la educación
secundaria, y al papel que en ello desempefiaron las bibliotecas, vamos a analizar las de tras
centros docentes que, de los establecidos, consideramos más importantes, como es el caso de la
del Instituto de Canarias.en La Laguna, la del Establecimiento de Segunda Ensefianza de Santa
Cruz de Tenerife y la del Colegio San Agustrn en Las Palmas. De cada una estudiaremos su función
especffica y la eficacia de sus servicios, analizando su emplazamiento, instalaciones, fondos,
criterios técnicos yaspectos económicos para finalmente realizar una valoración global en función
de sus posibles logros.
1. Biblioteca del Instituto de Canarias
Al suprimirse la Universidad de San Fernando de La Laguna en el ano 1845 como
consecuencia de la aplicación del nuevo Plan de Estudios se posibilitó el establecimiento en sus
instalaciones del Instituto de Canarias en calidad de heredero fideicomisario de la extinguida
Universidad. Se entendfa que el nuevo centro habra de aceptar todas las obligaciones contrafdas
por la Universidad pero también recoger todo el legado que la Institución habfa ido adquiriendo a
lo largo de su, tantas veces, interrumpida trayectoria. Es asr como el Instituto de Canarias nace con
una Biblioteca, oficial, por su vinculación administrativa, general, por su finalidad, provincial por su
ámbito y docente por su función.
En cuanto a la eficacia, al ser una biblioteca complementaria de un centro docente, era un
servicio más del Instituto, con lo que la relación flslca con el mismo era de proximidad y de
dependencia efectiva. Respecto a sus Instalaciones, contó con mobiliario adecuado, sala de lectura
medianamente Iluminada y situación idónea que, en términos generales, permitió un buen
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funcionamiento.
En referencia a sus fondos, destaca no sólo el número, interés y utilidad, sino su valor
histórico debido a que, como hemos dicho anteriormente, fue heredera de la biblioteca universitaria
que en su dia habia sido depositaria de todos los fondos de los conventos laguneros
desamortizados, especialmente el de los Dominicos, cuya biblioteca tenia carácter público, de
algunos legados particulares, como el del Obispo Tavira o el de Agustin Ricardo Madan, y de fondos
procedentes de la Biblioteca del Cabildo Catedralicio de la Diócesis.
Por el inventario realizado en 1860 sabemos que contenia 7.337 obras y 14.638 volúmenes
que posteriormente se fueron incrementando mediante regalos, donaciones, compras y
suscripciones. Asf en 1896 contaba con 20.643 volúmenes de los que podemos destacar un
importante grupo, procedente de los fondos conventuales, integrado por vidas de Santos, Sagradas
Escrituras con intérpretes, criticos y comentadores, Concilios generales y nacionales, Sinodos
provinciales, Liturgia y Poligrafias. Otro grupo estaria representado por aquellos fondos propios de
las carreras que se cursaban en la Universidad y compuesto por libros de Derecho, en sus diversas
variantes, Teologfa y Filosoffa. Y el tercer grupo lo componia el fondo perteneciente a las materias
especificas del nivel educativo para el que se habfa establecido el Instituto. Asi, era fácil identificar
obras de Fisica, Quimica, Historia Natural, Agricultura, Botánica, Retórica, Poética, Filologfa y una
larga relación de manuales de conveniente consulta para los alumnos que cursaban la Segunda
Ensenanza.
Los fondos tenian una disposición espacial que les permitfa estar a la vista de sus posibles
lectores, ysu ordenación se ajustaba más a criterios de procedencia, ya fuese conventual, estatal,
donación o legado, que a otras razones de tipo técnico y sistemático.
La Biblioteca contó con un responsable máximo al que denominamos bibliotecario, aun
sabiendo de la facilidad con que en la época se·cafa en la rutina de considerar a cualquiera
capacitado para organizar o dirigir una biblioteca, pues, bastaba que fuese un mero aficionado a la
lectura para otorgarle tal consideración. Tal caso no ocurrió en los que estuvieron al frente de la
Biblioteca del Instituto de Canarias, ya que los senores Martin Antonio Bello, Pedro..LQpez y Ramón
Ascanio y León, por su formación, capacidad, suficiencia cientifica, prestigio y eficacia eñ-su función,
acreditaron merecer tal trtul.o.
2. Biblioteca del Establecimiento de Segunda Enseftanza de Santa Cruz de Tenerife
Cuando en el ano 1876 abria sus puertas dicho Establecimiento llevaba en su dote
fundacional para la biblioteca, unos 4.000 volúmenes cedidos por la Real Sociedad Económica de
Amigos del Pafs, estimulada por el deseo, según el sentir general, de dotar al Centro de un servicio
complementario que brindase utilidad a los alumnos y que le equiparase, en cuanto a servicios, con
el Instituto lagunero.
La Biblioteca comenzaba su actividad en el ano 1879 siendo, sus fondos propiedad de la
Sociedad Económica, administrada por el Establecimiento docente y apoyada por el Ayuntamiento
con una subvención anual de mil pesetas a partir del ano 1881 en que también se le dio la categorra
de pública. Todos estos factores, que fueron determinantes en su nacimiento, también influyeron
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notablemente en su desarrollo, ya que afectaron a su emplazamiento, a sus fondos y a su
administración, pues el hecho de estar aneja a un centro educativo le conferfa la labor de
complementar las tareas docentes propias del Establecimiento y el tener carácter público le
obligaba aservir de común denominador atodas las demás funciones inherentes a las bibliotecas
que, en aras del interés general, justificaba la protección que se le dispensaba.
En el Convento de San Francisco do~de estaba instalado el Centro de Ensef'ianza, después
de habilitar varias galerfas para ello mediante la realización de tabiques y ventanas, se abrfa frente
a las aulas, la biblioteca en un local cedido por el Ayuntamiento. El recinto precisó de la realización
de una serie de obras y estanterfas que permitieran cumplir con la finalidad a la que se destinaba
yfueron sufragadas por el Ayuntamiento, por la Sociedad Económica de Amigos del Pafs, por una
Compaf'ifa de acróbatas que actuaba en Sant~ Cruz y por el Director del Establecimiento de
Segunda Ensef'ianza, don Eduardo Domfnguez Alfonso. Dicho salón sirvió para albergar,
lógicamente, los libros de la Sociedad Económica y los propios del Centro de Segunda Ensenanza.
En el af'io 1888 el Ayuntamiento reclamó el local ysolicitando los libros de la Sociedad Económica,
que habfa dado su conformidad, hizo suya la biblioteca y entregó al Establecimiento docente la
cantidad de 2.500 pesetas en calidad de indemnización por las estanterfas y las reformas hechas.
La principal preocupación por parte de los responsables del centro docente fue mejorar sus
instalaciones en la medida que lo permitfan sus posibilidades, destacando su labor en pro de una
buena iluminación y de un mobiliariQ que complementara a las estanterfas del remozado local.
En cuanto a fondos, por proceder éstos de los de la biblioteca de la Real Sociedad
Económica de Amigos del Pafs, se trataba de un conjunto de libros dedicados a Agricultura,
Comercio, Industria, Ci,encias, Bellas Artes e instrucción popular que componfan su base
bibliográfica. Con posterioridad se incrementarfa notablemente con libros imprescindibles para la
Instrucción secundaria, como diccionarios de consulta, antologfas literarias, diversos atlas, libros
de formación humana y religiosa, biogratras, monograffas históricas, algunos manuales de
divulgación cientffica, asf como obras literarias osus adaptaciones.
Por su disposición, dichos fondos, estaban visibles a sus lectores y su organización estaba
condicionada por su procedencia diversa, pero, aún asf, existió un fndice por orden alfabético de
materias y autores al igual que una lista de obras que fueron precisas para la instrucción de la
juventud, yespecialmente para los alumnos del Establecimiento de Segunda Ensef'ianza. Todo ello,
siempre, bajo el celo de su bibliotecario y secretario del Centro Privado de Ensenanza, don Ireneo
González Hernández, que tenfa abierta la Biblioteca todos los dfas lectivos a las horas sef'ialadas
y facilitaba el préstamo de libros a profesores, bien para llevarlos a sus cátedras, bien para sus
casas, en ambos casos, por un tiempo determinado.
3. Biblioteca del Colegio de San Agustfn de Las Palmas de Gran Canaria
Destinada a desempef'iar uria gran misión de naturaleza cultural se constltufa en la ciudad
de Las Palmas de Gran Canaria el1 de Marzo de 1844 una sociedad de recreo que con el nombre
de Gabinete Literario estuvo alentada por los patricios grancanarios Antonio López Botas y Juan
Evangelista Doreste que, superando innumerables obstáculos, disidencias y ánimos encontrados,
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posibilitaron que en torno a dicha sociedad se establecieran unas bases sólidas para superar la
atonra cultural por la que atravesaba la ciudad.
Del Gabinete Literario partirán una serie de iniciativas promovidas por sus fundadores
destinadas a proporcionar entre sus socios, el entretenimiento por medio de recreos /fcitos, la
satisfacción de su curiosidad, elaumento de su cultura mediante la lectura de periódicos nacionales
y extranjeros (2) y atender el desarrollo de intereses generales para el engrandecimiento de Las
Palmas y de Gran Canaria. Fruto de tales proyectos y por la decidida y general entrega de sus
socios se abrió el Colegio de San Agustrn que, cubierta su docencia de forma gratuita por los socios
del Gabinete, estarra llamado ajugar un papel importantrsimo en el desenvolvimiento de la cultura
pública, sobre todo, en un perrodo en el que la ensenanza en la ciudad de Las Palmas de Gran
Canaria presentaba un considerable atraso.
De la Biblioteca del Colegio poco sabemos, al menos en sus momentos iniciales, aunque
cabe deducir que al ser el centro docente obra y milagro del Gabinete Literario su importante
biblioteca, en el Teatro Cairasco, estarra a disposición de los alumnos del Colegio. En el ano 1885
y ante la necesidad de cumplimentar lo prevenido en el Real Decreto de 18 de Agosto del mismo
ano sobre ensenanza libre y para darle validez académica a los estudios aur realizados, mandaba
que se realizara una memoria que contuviera sus. estatutos, relación de personal docente, de
administración y de vigilancia y catálogo de material cientrfico. Resulta extrano que no haya en esa
memoria referencia alguna a la Biblioteca y, por el con~ario, si aparezca minuciosamente detallado
el material que se utilizaba en la ensenanza de la Geometrra y de la Historia Natural, cuando el
citado Real Decrefo ordenaba en sus disposiciones que se expresara todo el material que servfa
de soporte didáctico para el Colegio. A no ser que la Biblioteca, y por supuesto sus fondos, no
tuviera tal consideración por parte del redactor de la memoria, senor Diego Mesa de León, nos
inclinamos a pensar que aún en esa fecha la dependencia del Colegio en cuanto a fondos
bibliográficos segura siendo de la Biblioteca del Gabinete Literario.
Dándole validez a nuestro supuesto, los fondos bibliográficos que complementaban las
tareas docentes del Colegio de San Agustrn estaban vinculadas a una institución cuJt~.ral privada
que, justificado por la necesidad de leer y dar a conocer las distintas publicaciones hechas·sobre
materias de valor cultura', ponfa todo su material al servicio del elemento discente del centro de
ensenanza para complementar la formación indMdual, que a tenor de los resultados obtenidos
justificó plenamente los esfuerzos realizados.
Por ser el Colegio de San Agustrn y por supuesto su biblioteca objeto de una investigación
en curso, mi análisis no se va a centrar en su emplazamiento, instalación de fondos y modo de
gestión pues es de esperar que ese estudio aporte detalles mucho más precisos que los que desde
este articulo pudieran emitirse. Por ello, mi deseo no ha sido otro que, destacar la importancia del
Colegio yel uso que pudo hacer de la biblioteca del Gabinete, teniendo por tanto una vinculación,
si no flsica, sf efectiva, que se presentaba como un servicio más del Centro educativo. Tuvo por
la tanto un carácter docente y consta por deducción que se fomentaba la asistencia de alumnos a
su sala de lectura para complementar las explicaciones realizadas en clase.
Su fondos, formados por aluvión, eran de naturaleza diversa debido a su variado origen, bien
compra y suscripción, bien legado o regalo, sistema que en cierta manera generó tanto, el tener
libros de máximo interés y algunos de carácter único, como el contar con otros no tan
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aprovechables o con ejemplares repetidos hasta Ifmites no deseados.
El somero vistazo retrospectivo que hemos hecho de las bibliotecas de los tres centros
docentes más importantes que a nuestro entender, existlan en Canarias en la segunda mitad del
S.xIX nos permite deducir, a modo de valoración que, por su vinculación administrativa, las tres
estaban ligadas a instituciones de las que dependran, mixtas por su carácter y generales por su
finalidad. La única que presentaba un matiz más exclusivamente docente, a pesar de la
consideración que tuvo de provincial, fue la del Instituto de Canarias, mientras que la. del
Establecimiento de Santa Cruz, al estar subvencionada por el Ayuntamiento, presentaba la dualidad
docente-pública que a la larga no fue fructrfera, ya que, entre otras razones, una biblioteca general
y pública instalada en un edificio público, sea o no de carácter docente, pierde interés y utilidad
frente a quienes no están vinculados con el mismo centro. La biblioteca del Colegio San Agustrn,
por el contrario, al ser administrada por el Gabinete literario, era de acceso limitado ya que al ser
una institución privada, aquél estaba avalado por la condición de socio de la referida sociedad
cultural.
Todas sirvieron de complemento a la labor de los profesores que, en numerosas ocasiones,
se valfan de sus fondos como recurso didácticos para explicar sus clases, y cuando esto no fue
posible reMndicaron su existencia como fue el caso de los profesores del Establecimiento de
Segunda Ensenanza de Santa Cruz de Tenerife, en ano 1888, cuando el Ayuntamiento reclamó el
local y Jos fondos bibliográficos que venia disfrutando el Centro.
En cuanto a Instalaciones las tres bibliotecas canarias reunlan los mlnimos exigidos para la
época y en la mayorla ~e los casos superaban las condiciones en las que se encontraban
bibliotecas peninsulares cuyas caracterlsticas y funciones eran parecidas.
Por lo que respecta a sus fondos, coincidimos en que sus bases bibliográficas se formaron
por aluvión debido a la forma con que históricamente se fueron formando. Aún asl era
perfectamente identificable cada uno de los diversos núcleos temáticos que la componlan, entre
ellos, el exclusivamente docente.
Aspecto común para las tres fue su papel preparatorio en la triple dimensión que abarcaba
la Ensenanza Secundaria. AsI complementaron la formación de alumnos qUe se preparaban para
estudios superiores, cooperaron en el objetivo de formación general de la persona al permitir que
se conocieran las ideas generales que constíturan una esmerada educación y posibilitaron mediante
su acción formativa un nivel cultural digno en aquellos alumnos que se inclinaban por profesiones
de grado medio.
Finalmente resaltar que su importancia, para la docencia, se fue incrementando en la medida
en que se fue superando el método tradicional, caracterizado por ser rutinario y repetitivo, al igual
que al aumentar el interés general por la cultura y despertar ésta en la función educativa una acción
motivadora, que inducia a una demanda de conocimientos que sólo un centro docente, con una
buena biblioteca como elemento imprescindible, podra ofrecer.
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NOTAS
(1) Plan General de Instrucción Pública, aprobado por R.D. de 4 de agosto de 1836. Historia
de la Educación en Espafla. Tomo 11: De las Cortes de Cádiz ala Revolución de 1868. Madrid, 1982
(2) NAVARRO RUIZ, Carlos. Sucesos históricos dfJ Gran Canaria. Las Palmas de Gran
Canaria, 1936,p.60
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