El problema del tuberculoso en el Hospital
General
T. Cerviá
Publicado en RevisUi Española de Tuberculosis.
20/3 (16!>-168), marzo 1952.
Recientemente hemos terminado de redactar una Memoria acerc
a de las investigaciones tuberculosas sistemáticas en masas de suj
e t o s supuestos sanos y del puesto que a este t i p o de encuestas corresponde
dentro del actual concierto autituberculoso. E n ella abogábamos
por concentrar en este sentido l a atención sobre los grupos
y los momentos de más interés.
Uno de estos grupos que merecen especial atención son los pacientes
no tuberculosos de los hospitales generales y demás establecimientos
asistenciales no especializados, y c l momento precisamente
c r u c i a l para hacer esta investigación, aquel en que estos sujetos
a s p i r a n a ingresar en ellos. Dejando, naturalmente, aparte a los
que ya se les conoce como b a c i l í f e r o s y encauzados debidamente,
estos aspirantes a ingreso necesitados de asistencia pueden ser ex-elusivamente,
o concomitantemente con otra afección no bacilar,
portadores de procesos tuberculosos atípicos o simplemente insospechados,
aclarándose a l g ú n tiempo después de ingresado el verdadero
carácter de su dolencia o asociación patológica. E l concepto
de la tuberculosis inapercepta está completamente establecido, y,
por otra parte, no olvidemos que a l a l u z de nuestra p r o p i a exper
i e n c i a con Duran el 37 por 100 de los tísicos avanzados no sospecharon
su enfermedad en las etapas i n i c i a l e s y en el 22,5 por 100
de ellos tampoco fueron correctamente orientados por sus médicos
en estos momentos decisivos.
Otras veces son tuberculosos conocidos o ignorados que, padec
i e n d o , además, alguna otra afección cuyo tratamiento necesitan,
s i l e n c i a n su situación pulmonar por ignorancia o por evitar todas
las dificultades presentes a su declaración sincera.
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
E n todos estos casos e x i s t i r á , y de hecho existe, una c o n v i v e n c i a
de bacih'feros con quienes no lo son, contaminándose así personas
que precisamente por s u c o n d i c i ó n p r e v i a de enfermas están en peores
condiciones para defenderse frente a esta nueva i n f e c c i ó n , c o n
las consiguientes perturbaciones, a veces i n e x p l i c a b l e s , e n l a marcha
de su s a l u d e i n c l u s o e u su mismo síndrome c l í n i c o . Y , además, l a
exposición al contagio del mismo personal del h o s p i t a l , inadvertido
de este p e l i g r o p o t e n c i a l , con l o que se j u s t i f i c a en parte l a frecuente
tuberculización de este personal en general.
E s t e problema, que en nuestro afán antituberculoso vivimos c o tidianamente
desde nuestros primeros pasos c l í n i c o s , no somos nosotros
quienes lo hemos planteado por vez p r i m e r a , pues en l a liter
a t u r a , principalmente en l a americana, existen bastantes antecedentes.
L o s frecuentes ingresos en nuestro sanatorio de enfermos
procedentes de otros establecimientos, o que h a b í a n estado en e l l o s ,
nos ha enfrentado con é l , y , encarándolo, hemos hecho una e n cuesta
en todos los enfermos actuales del sanatorio, con l os siguien»
tes resultados :
CUADRO I
7o
I to
e 1
encuesta
P r o c e d e n c i a d e l e n f e r m o Varones Hembras Totales ''dV'ía''
Total de enfermos de la encuesta
De hospitales militares
De hospitales civiles
Dc haspitales militares y luego civiles.
De hospitales infantiles
De casas de huérfanos
Total
126 119 245
37 1 38 15,5
9 18 27 11,0
2 — 2
— 1 1
— 3 3
48 23 71 28.9
De donde resulta que el 28,9 p o r 100 de nuestro.' ingresos, todos
b a c i l í f e r o s , se h a b í a n beneficiado por algtin tiempo de servicios n o
especializados v sin p r e p a r a c i ó n para r e c i b i r l o s . Y dos de estos enfermos
habían catado sucesivamente en hospitales m i l i t a r y c i v i l , y
otros dos confiesan haber ingresado más de dos veces cada uno c n
hospitales civiles.
; , Y por cuánto tiempo han ocupado estos servicios? N o se crea
que siempre h a sido por escaso tiempo. E n el cuadro siguiente queda
aclarado este pimto objetivamente:
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
CUADRO II
Duración de la estancia
Hasta quince días
Hasta un mes
Más de un mes y menos d<- ires
De tres a seis meses
De seis meses a un año
De más de un año
Total
Varones Hembras Total °/o
7 10 17 23,9
19 2 21 29,5
17 1 18 25,3
2 4 6 8,4
2 3 5 7,0
1 3 4 5.6
4b 23 71
L o s casos de que nos estamos ocupando no son nada precoces,
pues el 75 p o r 100 los calificamos de entrada como «avanzados e
i r r e c u p e r a b l e s » , y a u n el 12 por 100 como «terminales».
E l problema queda expuesto así descarnadamente, mostrando el
p e l i g r o potencial de los hospitales generales en l a difusión de la
tuberctilosis. Si htibiésemos podido realizar la encuesta inversa, es
d e c i r , la investigación de tuberculosos en los Centros asistenciales
m i l i t a r e s y c i v i l e s , hubiésemos encontrado cifras corroborantes. L a
d i s t r i b u c i ó n de enfermos segtín los distinto» Centros de procedenc
i a está condicionada por l a edad m i l i t a r de los jóvenes varones y
el trámite necesario de observación en los hospitales militares correspondientes
y l a h o s p i t a l i z a c i ó n e x i g i d a para sus expedientes de
i n u t i l i d a d . Pero el problema es s i m i l a r en todos los C e n t r o s , pues
los factores adversos son idénticos ; primero, el conocimiento tard
ío de los tuberculosos inadvertidos, y segundo, l a convivencia de
estos sujetos con sanos (enfermos no tuberculosos y empleados).
L a s soluciones son terminantes. Nosotros las vemos así :
1." Radioscopia sistemática y especializada de tórax previa a
todo ingreso en c u a l q u i e r establecimiento asistencial, sea c u a l q u i e r
a l a dolencia que lleve el paciente al mismo.
2." Servicio de aislamiento para tuberculosos necesitados de
asistencia en los hospitales generales, con severo control sanitario
del paciente y su menaje. Debe tenerse prevista la eventualidad de
que un tviberculoso pueda padecer otra afección que requiera asist
e n c i a hospitalaria.
3." Que las estancias de estos enfermos en estos Centros estén
conocidas y justificadas y sean lo más breve posible.
4 * Reconocimiento previo y luego periódico del personal hos-
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
p i t a l a r i o para que tampoco pueda servir de vehículo de contagio,
y protección subsiguiente con B . C . G . si son susceptibles de ello.
5." Unidad de acción antituberculosa, cooperando todos los
Centros entre sí. L a cooperación de los hospitales generales en nuest
r a L u c h a sería : primero, despistaje de puesta sistemático a todo
aspirante a ingreso, y segundo, ofrecer departamentos acondicionados
para r e c i b i r los tuberculosos que requieran eventualmente a l guna
asistencia no puramente t i s i o l ó g i c a .
Así queda objetivado cl p e l i g r o cierto que representan los C e n tros
hospitalarios generales en l a difusión tuberculosa. H o r a es de
plantear este problema. L a i m p o r t a n c i a del mismo y l a urgencia
en solventarlo obligan a aconsejar medidas adecuadas, i n c l u s o legislativas.
Nos limitamos aquí a llamar la atención sobre este candente
problema.
R E S U M E N
I n s i s t i e n d o en el p e l i g r o que representa la convivencia de b a c i l
í f e r o s con personas que no lo son en los Centros asistenciales no
especializados, y comprobando en 245 enfermos de un sanatorio
que el 28,9 por 100 habían estado antes, y durante tiempos v a r i a b
l e s , en dichos Centros, se sugieren los medios para combatir este
p e l i g r o cierto, de urgente solución.
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