Gripes y Seudogripes
T. Cerviá
Publicado en Gaceta Médica Española,.
25/6 (201-205), junio 1951.
CONSIDERACKmES PREUMIINARES
Todos los años, en épocas sólo aproximadamente análogas, se
presenta, con más o menos intensidad o extensión, nna afección
aparentemente banal, que todos calificamos fácilmente como «gripe
». Acabamos de sufrir im intenso brote epidémico, casi pandémico,
el cual, probablemente, lo liemos superado ya del todo, pues
no es probable fuese solamente una primera onda, aunque también
esto pudiera ser.
Por esta razón, que es la misma por la cual se hace recuento y
reajuste de armamentos y tácticas después de cada batalla, es por
lo que me atrevo a traer a la consideración de esta Corporación
este tema, en el que todos tenemos experiencia «vivida», para contrastar
con los demás colegas nuestros incompletos conocimientos y
nuestra práctica profesional, exclusivamente clínica, acumulada a
lo largo del tiempo.
Sin duda, ningún diagnó.stico de toda la Medicina se prodiga
como el de «gripe», y, sin duda, por esto, ninguno se aplica con
más ligereza e irresponsabilidad, aunque muchas veces se acierte
con él, de tal manera que el concepto concreto de esta entidad no-sológica
se ha ido diluyendo y vaciando para dejar solamente eso :
¡una palabra! Porque ¿qué es «gripe»? No hace mucho, en la discusión
de una interesante comunicación, en estas mismas sesiones,
alguien hizo esta pregunta: «¿Qué es la «gripe»?», con el desconcierto
consiguiente ante la inesperada pregunta en el culto amigo
y colega a quien fué hecha y, probablemente, en la mayoría de
los presentes.
Y es que la «gripe» unas veces es una entidad nosológica. más
o menos definida (porque en nuestra práctica isleña no disponemos
de elementos para precisarla), y otras veces es un síndrome
que recuerda esta afección, a veces remotamente y otras con exac-
— IOS —
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
titud, pero que no lo es. Así, pues, unas veces es un diagnóstico
y otras simplemente una etiqueta que se pone porque siempre es
fácilmente aceptada, encubridora de una expectación vigilante ante
tm cuadro clínico que se inicia rico en posibilidades y pobre en definiciones,
o comodín de una rutina perezosa e inconscientemente
tranquilizadora; los primeros pasos, todavía indefinidos, de cualquier
infección aguda, o la máscara tras la cual se esconde una
bien definida entidad patológica.
Así que el diagnóstico de lo que corrientemente se llama «gripe
» está pleno en posibilidades, las que iremos enumerando de
tma manera sistemática, para no perdernos en su dédalo, dividiéndolas,
de entrada, en dos grandes grupos : A) Enfermedad gripal
(«gripe»); y B) Síndrome gripal («seudogripe»).
A) Enjermedad gripal.
Los cuadros clínicos clásicos de las enfermedades se van desmembrando
a medida que avanzan los conocimientos etiológicos,
para reagruparse, más tarde, de otra manera. Así, del tronco común
de la «gripe», enfermedad epidémica y ubicua, se van desgajando
una serie de afecciones similares, de síntomas en parte coincidentes,
pero con agentes responsables distintos.
Todas ellas tienen de común, además de las apuntadas similitudes
clínicas, el ser originadas por virus.
Centremos aquí y ahora nuestra atención en la gripe genuina:
«gripe», del francés: «pillar», «atrapar»; también, y desde más
antiguo, «influenza», por el influjo que sobre ella ejerce el factor
tiempo; nuestro españolísimo y gráfico «trancazo» y tantas otras
denominaciones pintorescas y circunstanciales. Se trata de virosis
que. desde Liechstestern, sabemos puede aparecer, para mayor confusión
de todos, en tres formas peculiares: a) Epidemia estacional,
que es la más frecuente, b) Endémica y esporádica; y Pandémica
universal. Los límites entre una y otra categorías no es posible
j)recisarlos ni medio bien.
D elas epidemias gripales se encuentran rasgos en HIPÓCRATES y
sucesores, pero la época histórica de ellas se puede decir arranca
del siglo XVI. P o r aquella época (150,5), GASPAR TORRF.LLA describe
una fuerte epidemia en España e Italia, y años más tarde (1580),
según V i L L A L B A , por su causa, Madrid quedó casi despoblado. Desde
entonces hasta 1918 se registran ocho grandes epidemias atribuidas
a la «gripe», aunque podamos afirmar que todavía no ha habido
ningima pandemia comprobada desde que se descubrió el virus
— io6 —
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
responsable, pues l a misma gigante del 18-19 o c u r r i ó también en
l a época p r e v í r i c a . De todas maneras, parece que estas pandemias
sólo se presentan cada v e i n t i c i n c o , treinta o cuarenta años, (jue-dando
desconocidos cuáles p u d i e r a n ser en el í n t e r i n los reservo-r
i o s de v i r u s y cuáles c i r c u n s t a n c i a s l a s desencadenan. L a g r a n pandemia
de 1918, que p u d i e r a servirnos como ejemplo más p r ó x i mo
y probable de e l l a s evolucionó en tres ondas sucesivas: 1.°^ D u r ó de
tres a seis semanas; fué m u y extensa y benigna. 2." D u r ó dos a tres
semanas; extensa, pero más grave, por las c o m p l i c a c i o n e s neumón
i c a s ; y 3.* Más l e n t a , menos extensa, pero más grave en sus c o m p
l i c a c i o n e s .
L o s avances bacteriológicos, que van deslindando responsabilidades
patogénicas, desglosan también agentes afines. E n nuestro
caso, después de etiologías aceptadas provisionalmente, entre las
que debemos recordar el b a c i l e de PFEIFFER (en l a moderna nomenc
l a t u r a , Hemophilus inñluenzce) y el neumosintes, de OLITSKT, se
v i n o al conocimiento de l a naturaleza v í r i c a de esta afección cuan-de
SMITH y colaboradores, en 1933, obtuvieron un v i r u s l l a m a d o A,
al q u e , e n 1940, MAGILL y FRANCISCO, independientemente, añadieron
otro, el B ; y más tarde se h a n añadido otros cuantos más, p r ó x i mo,
en t o t a l , a los c u a r e n t a , no m u y b i e n delimitados y , probablemente,
mutables entre sí, conocidos todos con l a letra A. Sin entrar
en detalles epidemiológicos, consignemos simplemente, con HoRS-FALL,
que más del 5 0 p o r 100 de l as epidemias gripales l o son p o r v i rus
A. L a puerta de entrada es l a mucosa faríngea y su a n i l l o l i n f
á t i c o .
No hemos de detenernos en el cuadro c l í n i c o de l a «gripe», de
todos b i e n conocido. E n su f o r m a , simple o p u r a ; su invasión brusc
a , su carácter congestivo, el dolorimiento difuso de las masas
musculares, características del trancazo, y los síntomas catarrales,
t an t í p i c o s , d i b u j a n suficientemente el cuadro. A veces, el predom
i n i o de u n grupo de síntomas le da aspectos más acentuados en
c u a l q u i e r sentido, habiéndose descrito por esto la forma catarral
c o m ú n , l a gastrointestinal, la reumatoidea, la t i f o i d e a , etc.
L a s complicaciones son l a s que dan tono de gravedad a l a s e p i demias.
L a mayor significación y frecuencia son las pulmonares
( n e u m o n í a s , bronconeumonías, edema agudo del p u l m ó n , con part
i c i p a c i ó n secundaria del estreptococo hemolítico y del hemófilo),
l a s septicemias o malignas y las nerviosas, entre las que debemos
destacar, además de las n e u r í t i c a s , también presentes, la encefalit
is y sus secuelas, síndrome c l í n i c o bien i n d i v i d u a l i z a d o que, según
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
n u e s t r a e x p e r i e n c i a , a c o m p a ñ a casi todas las e p i d e m i a s , como en
esta ú l t i m a misma h a o c u r r i d o.
Dejamos a u n l a d o t o d o lo r e f e r e n t e a la l l a m a d a «gripe crónica
», e s p e c i a l m e n t e e s t u d i a d a p o r FRANCKE y p o r TREUFES, y q u e se
r e f i e r e e s p e c i a l m e n t e a las secnelas q u e d e j a n algunas de sus c o m p l i caciones.
T a m b i é n q u e d a n a p a r t e , p a r a no e x t e n d e r n o s d e m a s i a d o,
l a s m o d a l i d a d e s de l a «gripe» en las e d a d e s e x t r e m a s ( n i ñ e z y sen
e c t u d ) , q u e t a n i n t e r e s a n t e s aspectos ofrecen.
Diagnóstico c l í n i c o s e n c i l l o , sobre t o d o en t i e m p o s de e p i d e m i a;
p e r o diagnóstico a t o d a s luces poco seguro, sobre t o d o c u a n d o l as
c i r c u n s t a n c i a s e p i d e m i o l ó g i c a s n o son las a p r o p i a d a s . La c l í n i c a sólo
p u e d e d a r p r o b a b i l i d a d e s diagnósticas, pues la s e g u r i d a d sólo p u e de
estar en l a s p r u e b a s de l a b o r a t o r i o a p r o p i a d a s . Estas son :
1. La o b t e n c i ó n del vii-us de los lavados nasofaríngeos de l os
griposos o i n o c u l a c i ó n de su filtrado a b a c t e r i a n o al e m b r i ó n del
p o l l o .
2. La p r u e b a de la p r o t e c c i ó n del h u r ó n , a d m i n i s t r á n d o l e,
j u n t o al virus g r i p a l conocido, el s u e r o p r o b l e m a.
3. La e r i t r o a g l u t i n a c i ó n provocada por el v i r u s gripal en los
h e m a t í e s del p o l l o . Técnicas todas ellas de las c u a l e s , en la p r á c t i ca,
t e n e m o s que p r e s c i n d i r , p o r los r e q u i s i t o s qtie exigen y j j o r q ue
la b r e v e d a d y b u e n p r o n ó s t i c o de la afección hace que el c u a d ro
c l í n i c o haya pasado h a b i t u a l m e n t e , antes de conocer el r e s u l t a do
de la m a n i p u l a c i ó n diagnóstica. P e r o i n d i s p e n s a b l e s p a r a l a c o r r e c t
a identificación de l a s e p i d e m i a s.
Después de la h i s t ó r i c a ejiidemia del a ñ o 18, cuya ú l t i m a onda
a z o t ó nuestra isla, tenemos en n u e s t r a p r á c t i c a r e g i s t r a d o s brotes
e p i d é m i c o s más intensos q u e los d e los r e s t a n t e s i n v i e r n o s , los de
los años 1928-29, 1932-33, 1936-37, 1943-44. el del a ñ o pasado y
el del a c t u a l , el c u a l , d e n t r o de su b e n i g n i d a d , ha t e n i d o , p o r su
e x t e n s i ó n , c a r a c t e r e s p a n d é m i c o s.
Esta p a n d e m i a ha e x p e r i m e n t a d o la s i g u i e n t e d i n á m i c a : en j u n
i o del óO h u b o u n b r o t e , l o c a l i z a d o cn el c e n t r o dr Suecia, al q u e
n o se dio i m p o r t a n c i a . En n o v i e m b r e h u b i e r o n intensos b r o t e s e p i d
é m i c o s , p o r e s t e o r d e n , p e r o casi s i m u l t á n e a m e n t e , en D i n a m a r c a,
n o r t e de Suecia y sur de N o r u e g a , i n v a d i e n d o r á p i d a m e n t e toda
E s c a n d i n a v i a . En d i c i e m b r e i n v a d i ó I n g l a t e r r a por N e w c a s t l e ; I r l
a n d a , por Bélgica, y el n o r t e de E s p a ñ a ( p o s i b l e m e n t e foco autón
o m o ) , p o r B i l b a o y San S e b a s t i á n . Desde estos p u n t o s confluyó
e n F r a n c i a , p a s a n d o luego p o r t o d a E u r o p a y n o r t e de África. La
m á x i m a incidencia r e g i s t r a d a ha sido G r o e n l a n d i a , que llegó al
90 p o r 100 d e la p o b l a c i ó n . F u e r a de E u r o p a y n o r t e de África, los
— io8 —
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
brotes registrados hasta febrero úhiino, todos de escasa cuantía o
gravedad, han sido en Brasil, Perú, California, Canadá. Israel. Líbano
y Japón. Todas las investigaciones practicadas, incluso en España,
acusan el virus A, salvo algunas alemanas y yugoslavas, que
dan el B. No obstante, en la sesión de la Royal Society, de Londres,
de hace un par de meses, para tratar esta epidemia, ScoTT,
al abrir la discusión, sugiere que la influenza es todavía una enfermedad
de dudosa etiología. De todas maneras, la importancia del
problema mundial de la «gripe» o influenza es tan grande, que ya
desde antes de esta última epdemia la tercera y última Asamblea
Mundial de la Salud del año pasado, en Ginebra, la ha incluido
en el grupo de los problemas sanitarios «prioritarios», es decir,
preferentes.
La onda epidemiológica gripal que acabamos de sufrir afectó,
a nuestra impresión, quizá algo más del 60 por 100 de nuestra población.
Sus características clínicas, a nuestra experiencia personal,
han sido las siguientes :
1. Predominio en general del componente muscular y asténico
sobre el respiratorio.
2. Persistencia de la febiícula y la astenia durante larga convalecencia.
3. Escasez de complicaciones agudas, especialmente respiratorias,
y, por tanto, baja mortalidad, y ésta principalmente en se-nectos
y tarados.
4. Frecuencia de síndromes hemorrágieos (epixtasis, expectoración
roja y hematuria, etc.), debidas a alteraciones de la permeabilidad
vascular y no a trastornos de la coagulación ni de la trom-bina,
extremos que hemos tenido también ocasión de comprobar.
Entre estos accidentes, en cada uno de los cuales deberíamos detenernos
un poco—aunque no lo hacemos—, llaman la atención
las hematurias, de las que hemos visto varios casos, imo de ellos
responsable de un cólico nefrítico en sujeto urológicamente sano.
De las complicaciones renourinarias de la «gripe», a las que actualmente
no se ha prestado gran atención, ya se ocuparon los autores
clásicos, y entre nosotros, no hace mucho tiempo, PINTO GROTTE.
Tampoco se ha insistido mucho sobre la participación .siiprarre-nal,
tan imi)ortante en todos los procesos de defensa del organismo,
y para nosotros indudable, como se prueba con la astenia prolongada
de la enfermedad y su convalecencia, la hipotensión, la hi-poergia
cutánea y el beneficioso influjo, tan patente, del ácido ascórbico.
En este punto hemos de recordar los numero.sos y concordantes
estudios sobre las epidemias de «gripe» entre los tubérculo-
— 109 —
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
808, t a n inocuas p a r a ellos c o n t r a lo q u e era de e s p e r a r , p r o b á n d o se
q u e son más r e s i s t e n t e s a la «gripe» (menos casos y más benignos,
e n g e n e r a l ) , p r e c i s a m e n t e d e b i d o al r é g i m e n de vida y tonificación
g e n e r a l a que s i s t e m á t i c a m e n t e se e n c u e n t r a n sometidos, e n el que
j u e g a i m p o r t a n t e p a p e l el ácido a s c ó r b i c o . Sobre la i m p o r t a n c ia
del e s t a d o de n u t r i c i ó n p r e v i o en la s u s c e p t i b i l i d a d y afección grip
a l , debemos t a m b i é n recordar aquí los estudios e x p e r i m e n t a l es
e n r a t a s y monos de SPRUNT, YOTJONG y SASLAW, e n t r e o t r o s , c o r r o -
b o r a n d o lo que la p r á c t i c a clínica nos d e m u e s t r a t a m b i é n , sin l u g ar
a dudas.
Destaca i g u a l m e n t e cómo a pesar de la agudeza y e x t e n s i ó n de
l a e p i d e m i a la m o r t a l i d a d no ha a l c a n z a d o , ni r e m o t a m e n t e , la de
a ñ o s a t r á s , s i e n d o , como más a r r i b a a p u n t a m o s , el 90 p o r 100 de
l a escasa m o r t a l i d a d o c a s i o n a d a en sujetos de más d e sesenta a ñ o s;
es decir, seniles en condiciones de salud p r e c a r i a y m u c h a s veces
c a r e n t e s de la necesaria asistencia. La escasez de c o m p l i c a c i o n es
graves y, p o r t a n t o , de m o r t a l i d a d es a t r i b u í b l e , más q u e al genio
e p i d é m i c o (factor que t a m p o c o es e n t e r a m e n t e d e s d e ñ a b l e ) , a los
m e j o r e s t r a t a m i e n t o s q u e se h a c e n , a b a s e , e n t r e o t r o s , del e m p l eo
s i s t e m á t i c o de los a n t i b i ó t i c o s y q u i m i o t e r á p i c o s m o d e r n o s . Aunq
u e sabemos, por e j e m p l o , que sulfamidas y p e n i c i l i n a son i n ú t i l
e s a n t e el v i r u s de la «gripe», es a c o n s e j a b l e su e m p l e o a títvdo
p r o f i l á c t i c o , p a r a y u g u l a r c o m p l i c a c i o n e s a t e m e r , y así se h a ven
i d o u t i l i z a n d o , p r o b a b l e m e n t e , en dosis excesivas. En t r a b a j o est
a d í s t i c o n u e s t r o , con PÉREZ, el a ñ o 1948, p u s i m o s de r e l i e v e la
c a í d a v e r t i c a l de la m o r t a l i d a d por afecciones r e s p i r a t o r i a s agudas
h a s t a nivel i n v e r o s í m i l a p a r t i r de la i n t r o d u c c i ó n de estos m e d i c a m
e n t o s .
El esquema t e r a p é u t i c o de la «gripe» queda e s t a b l e c i d o , en
n u e s t r a p r á c t i c a , de la siguiente m a n e r a , con los n a t u r a l e s matices
y v a r i a n t e s que u n c r i t e r i o flexible p r o c u r a a j u s t a r en cada caso, y
s i m p l i f i c a n d o muchas veces este esquema hasta r e d u c i r l o a su mín
i m a e x p r e s i ó n :
1. Antitérmicos y a n a l g é s i c o s : los p r i n c i p a l e s , los derivados
del ácido s a l i c í l i c o ; luego, todos los d e m á s ; la q u i n i n a , precon
i z a d a por algunos y r e c h a z a d a por otros, t a m b i é n la empleamos
a s o c i a d a a los r e s t a n t e s.
2. Acido a s c ó r b i c o a altas d o s i s : m e d i o gramo cada doce h o r
a s , y a ú n más.
3. P e n i c i l i na o sulfamidas, a dosis suficientes, como profiláct
i c o de las c o m p l i c a c i o n e s , e s p e c i a l m e n t e las r e s p i r a t o r i a s , cuando-éstas
son, p o r u n a u o t r a causa, de t e m e r.
— l i o —
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
4. Antihistamínicos, sólo precozmente, y luego, rutina o s i m i l
a r e s , por l a acción antiexudativa de ambos en dos distintos momentos.
5. Medicación sintomática, antitusígena, cardiovascular, estimulante,
sedante, etc.
6. Aureomicina, en los casos graves o complicados, sola o asoc
i a d a a otros antibióticos y quimioterápicos. L o s medicamentos de
los apartados 1, 4 y 5 pueden asociarse entre sí y con otros. E n e l
mercado existen, en forma aceptable, algunas de estas y otras asociaciones.
No entramos en los nuevos ensayos terapéuticos todavía en e x p e rimentación
y sin momentáneo interés práctico, entre los cuales
simplemente recordaremos l a n i t r o a c r i d i n a , la h e x a m i d i n a , la t r i -
p e l c n a m i n a y el merodiecein, así como los interesantes intentos de
bloqueo de l a simbiosis de los v i r u s con las células correspondientes,
estudios i n i c i a d o s hace y a algunos años, a p a r t i r de TiRST.
S i n entrar en la p r o f i l a x i s , digamos solamente que las v i r u s - v a cunas,
a l a s q u e e n E s p a ñ a p r i n c i p a l m e n t e GALLARDO h a dedicado
su atención, confieren ima i n m u n i d a d efectiva, aunque no llegue
al 100 por 100. T a m b i é n parece útil l a e s t e r i l i z a c i ón de l o s l o c a l es
con l u z u l t r a v i o l e t a o p r o p i l e n g l i c o l , aunque prácticamente, y salvo
resistencias inmunológicas i n d i v i d u a l e s que p u d i e r a n existir, no
h a y escape ante u n a de estas epidemias o pandemias. L a i n m u n i d ad
natural no e x i s t e ; la a d q u i r i d a , que es evidente, también es efímera,
sirviendo, al menos, para impedir una nueva infección en
el mismo brote epidémico cuando no se i m b r i c a n varios gérmenes
en el m i s m o , cosa que t a m b i é n suele o c u r r i r , y , probablemente, en
esta misma epidemia.
B) Seudogripes (síndrome gripal).
P e r o l a «gripe», de cuadro c l í n i c o tan v a r i o , que va desde l as
formas atenuadas, prácticamente inapreciables (sólo reconocibles
gracias al estudio de los a n t i c u e r p o s séricos), hasta las formas más
graves y a d i n á m i c a s , puede simular y, a su v e z , ser s i m u l a d a p or
un sinnúmero de otras afecciones, muchas de ellas sin l a menor
r e l a c i ó n con e l l a.
¿ C o n cuáles afecciones se puede confundir l a «gripe»? Podemos
a f i r m a r categóricamente que, e n p r i n c i p i o , con todas, pues absolutamente
todas las enfermedades infecciosas, e incluso bastantes que
no lo son, pueden i n i c i a r s e con el síndrome g r i p a l . Hagamos c on
ellas dos grandes apartados:
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
1. Afecciones por v i r u í.
2. Otras infecciones y afecciones. Perfilémoslas brevemente, j e rarquizándolas
según nuestra experiencia personal y ateniéndonos
principalmente a ella y a nuestra patología insular.
1. Afecciones por virus.
Resfruulo común.—Es la afección, por v i r u s , más constantemente
difundida y de mayor contagiosidad, l a c u a l , además, no
confiere inmunidad. E s debida a u n v i r u s descubierto por KRUSE
en 1914, cuyo poder patógeno se desarrolla con el concurso de
otros factores, tales como enfriamientos, mojaduras, sobreesfuerzos,
cambios bruscos de temperatura, etc.
L a s características c l í n i c a s son : picazón rinofaríngea, obstrucc
i ó n nasal, pérdida de olfato, anorcxia y f e b r í c u l a ; después, secreción
nasal h í d r i c a , y luego, mucopurulenta. Afección banal ben
i g n a , constituye, no obstante, un ))roblema médicosocial importante,
por los días de trabajo que anualmente resta a l a producc
i ó n y economía de todo el mimdo. Su confusión con l a «gripe»
es natural, pues incluso se presenta en la misma época, y a veces
mezclada, como es frecuente entre nosotros. S i n embargo, a poco
que se examinen los cuadros c l í n i c o s , se v e r á cuan diferentes son,
como también lo son, s in dxida alg\ma, los gérmenes responsables.
Faringitis y amigdalitis por virus.—Próxima a l a a n t e r i o r están
l a faringitis y a m i g d a l i t i s v í r i c a s , las cuales tienen l a característica
de carecer de e x u d a t i v i d a d . P o r otra parte, tienen componente ía-r
i n g o l o n s i l a r la mayoría de l as enfermedades que repasamos aquí,
no estando bien c l a r a su d i f e r e n c i a c i ó n .
Dengue.—Sigue en i m p o r t a n c i a , para nosotros, a las anteriores
el dengue, confundido a veces con l a «gripe», y apodado con r i ca
sinonimia. E n C a n a r i a s lo conocemos con e l nombre de «rosita».
Recordamos una intensa epidemia en nuestra isla durante el verano
del a ño 1925, l a que se r e p i t ió p o r la misma época cuatro o c i n co
años más t a r d e ; después recordamos otra suficientemente voluminosa,
aunque pequeños brotes no escasean.
E s debida a un v i r u s muy pequeño, que se propaga precisamente
por l a p i c a d u r a del Aedes cegyptis, tan abundante en l a s z o nas
bajas de l a i s l a , según nuestro entomólogo FERNÁNDEZ. ES s i m i l
a r a la «gripe» en l a intensidad de su i n v a s i ó n , en su brevedad,
astenia, hipotensión y componente hemorrágico. L a c a r a c t e r i z an l as
artromalgias, especialmente lumbares, a las que debe su nombre
{ c o r r u p c i ó n del inglés dandy), y, sobre todo, al exantema, casi cons-
— 112
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
t a n t e . Es c a r a c t e r s t i c a la l e u c o p e n i a , a veces hasta de 2.000 leucoc
i t o s , así como el i n s o m n i o p e r t i n a z y c o m p l i c a c i o n e s h e p á t i c a s,
n e r v i o s a s , etc.
P a r a muchos p r á c t i c o s , «gripe» y dengue son c l í n i c a m e n t e indi-f
e r e n c i a b l e s ; pero la p r i m e r a es afección de i n v i e r n o , y el comp
o n e n t e r e s p i r a t o r i o es i m p o r t a n t e . La segunda lo es de v e r a n o , el
e x a n t e m a , la l u m b a l g i a dominan el c u a d r o y su d i s t r i b u c i ó n dep
e n d e de los m o s q u i t o s vectores. La identificación de los r e s p e c t i vos
gérmenes c o m p l e t a la i n d i v i d u a l i z a c i ó n.
Neumonía atípica o neumonitis por virus.—Ya en o t r a ocasión
h i c i m o s u n e s t u d i o diferencial e n t r e n e u m o n í a y n e u m o n i t i s , en el
cual a h o r a no e n t r a r e m o s . Basta a q u í decir q u e de la clásica pulm
o n í a se l i an ido desglosando n u m e r o s a s i n d i v i d u a l i d a d e s , e n t r e las
q u e t i e n e p e r s o n a l i d a d la q u e nos o c u p a , i n d i v i d u a l i z a d a s p o r REI-M
A N en 1933, a i s l a n d o , más t a r d e , EATON y c o l a b o r a d o r e s el virus
r e s p o n s a b l e , que es el p r i n c i p a l , a u n q u e no el ú n i c o en p r o d u c ir
este s í n d r o m e.
En n u e s t r a p r á c t i c a hemos c o m p r o b a d o algún p e q u e ñ o brote
sospechoso de este s í n d r o m e , a j u z g a r por sus c a r a c t e r í s t i c a s ; en
u n a ocasión, con serología dc lúes positiva, a la m a n e r a de los
d e s c r i t o s p o r FANCONI y p o r HEGGLIN. No h e m o s t e n i d o ocasión de
em])lear la a u r e o m i c i n a , ni t a m p o c o la t e r r a m i c i n a , t a m b i é n indic
a d a , por no h a b e r dispuesto de casos adecuados desde entonces,
s i e n d o en n u e s t r o s casos a n t e r i o r e s la evolución l e n t a , r a r a vez apar
a t o s a y s i e m p r e hacia la c u r a c i ó n.
Poliomielitis.—Acaso resulte mi poco e x t r a ñ o d e d i c a r u n apart
a d o a esta afección a q u í , p e r o así d e b e ser. La r e a l i d a d es q u e la
u n i d a d clínica, a n a t o m o p a t o l ó g i c a y etio}ógica de la clásica enferm
e d a d de HEINE-MEDIN se d e s m e m b r a v e r t i g i n o s a m e n t e , pues son
v a r i o s los gérmenes r e s p o n s a b l e s ; no existe el t r o p i s m o nervioso
exclusivo g e n e r a l m e n t e a d m i t i d o ; existen enfermedades similares
v e t e r i n a r i a s , etc. MOI.LARET, m e n c i o n a d o hace poco desde esta misma
t r i b u n a por RODRÍGUEZ ARI4S, h a d e d i c a d o i m p o r t a n t e s t r a b a j os
a la cuestión en la III Conferencia de la P o l i o m i e l i t i s del a ñ o pasado
en Amsterdam.
A p a r t e el aspecto gripal que p u d i e r a a d q u i r i r la p o l i o m i e l i t is
e n su fase invasiva, mal l l a m a d a « p r e p a r a l í t i c a » , igual q u e en sus
formas a t í p i c a s o a b o r t i v a s , así como la c o i n c i d e n c i a de ambas epidemias
(como este mismo año se h a s e ñ a l a d o en algunas partes)
e n t r e las afecciones h u m a n a s f r o n t e r a s de la p o l i o m i e l i t i s verdader
a y f r u t o de su d e s m e m b r a c i ó n , figura la l l a m a d a «seudopoliomie-l
i t i s coxsachie», debida al virus de este n o m b r e , por h a b e r sido
- 113 -
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
a i s l a d o , en 1948, p o r DALLFORD y SICK.LES, e n u n a pequeña p o b l a c i óa
del Estado de INueva Y o r k llamada así. E s t e v i r u s , distinto del
de LANDSTEINER y de otros del mismo grupo, y que tampoco es u n o
solo, sino varios agrupados por el m i s m o DALLDORF en dos g r u p o s ,
según el tipo de lesiones que electivamente ocasionan, es responsable
de síndromes p o l i o m i e l í l i c o s con p a r á l i s i s típicas y de m e n
i n g i t i s l i n f o c i t a r i a s benignas.
P e r o a p a r t i r dc SABIN, en 1949, y de NEUNICK, en 1950, se h a b
l a de «gripes de verano» y se viene insistiendo en que este v i r us
produce predominantemente afectación muscular, t o r t i c o l i s , mial-gias,
p l e u r o d i n i a s e p i d é m i c a s ; es d e c i r , desembocamos en l a llamada
enfermedad de B o r n h o l m , de origen norteuropeo (pues B o m -
h o lm es el nombre de u n a isla b á l t i c a ) , y caracterizado por m i a l -
gias persistentes de pectorales, de rectos mayores de abdomen, i n serciones
costales del diafragma, masa lumbosacra, c i n t u r a escapu-l
a r , n u c a , esternoescleidomastoidea, con su fiebre alta y remitente,
h i n c h a z ó n e hiperestesia cutánea, induración difusa o n o d u l a r,
con sus dolores i n s p i r a t o r i o s , atenuación de reflejos, parestesias en
l a s zonas doloridas, náuseas, h i p o , epixtasis. Síndrome benigno,
pero a veces aparatoso, que a veces simula tm tórax o abdomen
agudo y que evoluciona lentamente hasta con u n p a r de meses de
d u r a c i ó n . RASMUSSEN i n c l u y e dentro de esta misma afección el s í n drome
de «náuseas epidémicas» por él mismo descrito, del que nosotros
hemos hecho algunas observaciones recientes.
Quien haya tenido ocasión de observar numerosos casos de la
e p i d e m i a recién pasada h a b r á recordado más de u n a vez e l cuadro-c
l í n i c o de l a enfermedad de B o r n h o l m , de o r i g e n escandinavo, como
e l l a , aunque nosotros, sin haber hecho el menor intento de identificación
bacteriológica, debamos aceptar el v i r u s A en tanto no
se demuestre la intervención de otro, por así haberse encontrado
en l a mayoría de l o s países, y entre ellos el nuestro. P e r o , así y
todo, qué relación tiene imo de estos síndromes con otros del
mismo grupo y cuál l a de l o s distintos v i r u s entre sí, puesto que
en la p r á c t i c a aparecen no rara vez i m b r i c a d o s , es cuestión a resolver
en el f u t u r o , pues por el campo prometedor de l a v i r o l o g í a apenas
ahora empezamos a caminar.
Otras virosis.—Hacemos sólo mención de otras virosis seudogri-pales
de las que carecemos de e x p e r i e n c i a personal. Nos referimos
a l a sitacosis o, m e j o r , ornitosis; a l a fiebre papatacci (del mosquito
pica y calla o arenero), en l a que se h a n descrito algunos
pequeños brotes en E s p a ñ a , por e j e m p l o , en S e v i l l a y Getafe, y
de l a s o r i g i n a d a s por el g r u p o de l a s r i c k e t t s i a s , de l a s q u e t an rica-
— 114 —
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
es n u e s t r a P e n í n s u l a y t a n p o b r e s , al p a r e c e r , estas islas. Mencionemos
como la de más a c t u a l i d a d la l l a m a d a «fiebre Q » , d e b i d a a
l a Coxiella burnetti, de l a q u e e l a ñ o p a s a d o PRADA y c o l a b o r a d o r es
i d e n t i f i c a r o n en V a l l a d o l i d el p r i m e r caso español.
T a m p o c o debemos olvidar las p r i m e r a s e t a p a s de la h e p a t i t is
e p i d é m i c a , así c o m o sus f o r m a s a n i c t é r i c a s , de las q u e t a n t o s casos
h e m o s visto. E i g u a l m e n t e algunos síndromes de mononucleosis
infecciosa.
2. Otras infecciones y afecciones.
Ya dijimos que t o d a s las e n f e r m e d a d e s infecciosas son susceptib
l e s de ser c o n f u n d i d a s , al menos en sus p r i m e r o s e s t a d i o s , con la
« g r i p e » , lo q u e p u e d e o c u r r i r por alguna de estas t r e s circunst
a n c i a s :
1. Que los s í n t o m a s específicos o de l o c a l i z a c i ó n no h a y a n h e cho
a ú n su a p a r i c i ó n.
2. Que e s t é n a u s e n t e s p o r t r a t a r s e de casos a b o r t i v o s o a t í p l e o s.
3. Que, a p e s a r d e e x i s t i r e l l o s , n o h a y a n sido recogidos y comp
r o b a d o s p o r defecto de e x p l o r a c i ó n a d e c u a d a.
S i g u i e n d o n u e s t r a n o r m a , nos o c u p a r e m o s de l o s más frecuent
e s o i n t e r e s a n t e s , según n u e s t r a e x p e r i e n c i a p e r s o n a l.
Tuberculosis.—Del comienzo s e u d o g r i p a l de la t u b e r c u l o s i s se
ha h a b l a d o h a r t a s veces, y, a pesar de esto, se sigue t r o p e z a n do
en la m i s m a p i e d r a de t o m a r u n proceso t u b e r c u l o s o inicial por
u n a «gripe». El m e n o r a t i p i s m o de u n c u a d r o g r i p a l exige u n desp
i s t a j e de la t u b e r c u l o s i s , d e s p i s t a j e n e c e s a r i a m e n t e clínico y r a d i o lógico.
Este a t i p i s m o p u e d e ser la a p a r i c i ó n de vm s í n d r o m e grip
a l en u n a m b i e n t e n o e p i d é m i c o , u n a «gripe» que se p r o l o n ga
d e s m e s u r a d a m e n t e o q u e deja décimas o t o s , l a q u e p r e s e n t a esput
o s h e m o p t o i c o s , la q u e es poco febril o afecta e s c a s a m e n t e el est
a d o g e n e r a l , la q u e , como dice TÍEtrMAN, e v o l u c i o n a sin «:emba-r
r a s » gástrico ni lengua s u c i a . . . Todos los p r e t e x t o s serán buenos
p a r a h a c e r u n a e x p l o r a c i ó n radiológica.
No se p i e n s e t a m p o c o q u e esta e x p l o r a c i ó n será decisiva, p u e s to
q u e el e x a m e n r a d i o l ó g i c o s i s t e m á t i c o del t ó r a x de l o s griposos dem
u e s t r a im e l e v a d o p o r c e n t a j e de o p a c i d a d e s e «infiltraciones» pulm
o n a r e s inespecíficas y casi s i e m p r e p a s a j e r a s . A p r o p ó s i t o de e s t o,
r e c o r d a r e m o s l a m o n o g r a f í a de TAPIA y c u a n t o se h a h e c h o y escrit
o ( e n t r e n o s o t r o s , p o r GUTIÉRREZ) en l a cuestión de l o s i n f i l t r a d os
l á b i l e s en t o d a s sus v a r i a n t e s . E n n u e s t r o r e c u e r d o se r e g i s t r a n n u merosas
«gripes» q u e r e s u l t a r o n procesos t u b e r c u l o s o s , y t a m b i én
a l g u n a s «tuberculosis» que r e s u l t a r o n «gripes» o, al menos, procesos
b a n a l e s con este c a r á c t e r.
— l i s —
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
P e r o no debemos o l v i d a r que más d e l 3ü p o r 100 de los tísicos
i n i c i a r o n su enfermedad de forma aparentemente g r i p a l . Y que e l
mismo aspecto g r i p a l reviste c u a l q u i e r nuevo brote o exacerbación
tuberculosos, el reverdecimiento del proceso en l a s r e c a í d a s que s i guen
a las etapas de c a l m a de l a enfermedad, a l a i n a c t i v a c i ó n , a
l a aparente confianza de u n a c u r a c i ó n c l í n i c a siempre provisional
o de u n satisfactorio examen reciente...
Neumonías.—Las descripciones c l á s i c a s de l as neumonías ya sólo
l a s v i v i m o s clínicamente de manera excepcional. L a neumonía que
acostumbra llegar a nuestras manos es, p o r lo general, u n síndrome
decapitado, deformado o c o m p l i c a d o por e J e m p l e o e n p r i m e ra
i n s t a n c i a , con f r e c u e n c i a incluso antes de diagnosticarse, de algún
a n t i b i ó t i c o o q u i m i o t e r á p i c o en dosis insuficientes o ante gérmenes
más o menos resistentes o sensibilizados. P o r esto no faltaba razón
a F l E S S i N G E R cuando entre sus «enfermedades actuales» i n c l u í a,
en 1942, l a s «neumonías de l a s sulfamidas», cuadro que c o n más
motivo podemos ampliar a l a p e n i c i l i n a , y cuyas modalidades no
debemos olvidar en el cuadro de posibilidades diagnósticas diferenc
i a l e s en los casos atípicos.
Paludismo.—Por el año 1940 describimos entre nosotros ( p or
p r i m e r a vez e n nuestra P a t r i a , según nuestro conocimiento, aunque
seguramente no lo será) el cuadro c l í n i c o del que llamamos
«paludismo de p r i m o i n f e c c i ó n » con su aspecto s e u d o g r i p a l , t an ajeno
de los r í t m i c o s cuadros clásicos de l a m a l a r i a , casi e x c l u s i v a mente
descritos en l i b r o s y manuales. Cuando nuestros pasados
brotes palúdicos ( y a , p o r f o r t i m a , desaparecidos prácticamente de
T e n e r i f e , gracias a l a eficaz campaña sanitaria realizada), ías c i r cunstancias
epidemiológicas nuestras (vectores abundantes, receptores
sanos y plasmodios importados) nos b r i n d a r o n ocasión de constatar
este síndrome palúdico atípico, seudogripal o seudotífico según
su t i e m p o de d u r a c i ó n , tan digno de ser c o n s i d e r a d o , que los
autores franceses estudiaron por p r i m e r a vez en Macedonia cuando
la guerra del 14-18 y que se conoce también con e l nombre de
«fiebre de i n v a c i ó n » , de KORTEWEG. E s t e síndrome p a l ú d i c o merece
tenerse en cuenta cuando las circunstancias epidemiológicas son
p r o p i c i a s , como lo fueron cuando nuestra experiencia.
Otras afecciones.—Ya dijimos más a r r i b a que todas las infecciones
pueden revestir carácter s e u d o g r i p a l . Recordemos simplemente
algunas, porque de cada una de ellas tenemos, por lo menos, un
e j e m p l o , y de algimas m u c h o s : anginas pultáceas o de V i n c e n t.
p l e u r i t i s , fase aguda previa o formas atípicas de l a enfermedad reum
á t i c a , cuya geopotología canaria y a hemos estudiado en reciente
— i i 6 —
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
o c a s i ó n ; meningitis de diversas etiologías, peritonitis, abscesos de
p u l m ó n , fiebres tifoparatíficas, liníogranulomatosis, poliomielitis,
eruptivas diversas, colangitis, pielitis y p i e l o n e f r i t i s , infartos de
m i o c a r d i o , etc., etc.
Naturalmente, no debemos echar en olvido las infecciones originadas
por e l m i s m o micrococo o c o c o b a c i l o de PFEIFFER, antes responsable
de l a «gripe», ahora l l a m a d o , como ya d i j i m o s , «hemófilo
iníluenzae», saprofito, a veces vii-ulento y c a ^ a z de p r o d u c i r tamb
i é n estados gripales que no son verdaderas «gripes». Nosotros registramos,
hace ya algunos años, u n a impresionante meningitis de
escasas horas de d u r a c i ó n , de l a que el hemófilo fué comprobada-mente
resi)onsable.
Que el roj)aje del síndrome grij)al lo puede adoptar cualquier
afección lo prueba, por e j e m p l o , que MASSIINI comente cómo al
p r i n c i p i o de algunas epidemias gripales se operen erróneamente
algunos casos, como apendicitis, por la dificultad de precisar estos
extremos.
Neoplasias.—Nos queda a l u d i r brevemente al importante capítulo
de las neoplasias, que también viene a cuento. S u l o c a l i z a c
i ó n en c u a l q u i e r parte del cuerpo puede p r o d u c i r , de entrada c l í n i -
n i c a , u n síndrome seudogripal. A q u í mismo nuestro colega GONZÁLEZ
PADRÓN t r a j o a nuestra consideración el comienzo gripal de
dos neoplasias gástricas. C o n las neoplasias bronquiales, y en general
las intratorácicas, el comienzo gripal se puede decir es la
r e g l a , debida a las complicaciones con que se revelan. Si tenemos
en cuenta que de éstas l a neoplasia bronquial es, c o n m u c h o , la
más frecuente, y que, diagnosticada precozmente, es c u r a b l e , como
se registra y a en centenares de casos en l a l i t e r a t u r a y en l a p r á c t i c a,
aunque no en la nuestra todavía, tenemos la o b l i g a c i ó n de estar
v i g i l a n t e s en este sentido y pensar que pueda estar tras cualquier
afección gripal o l o mismo neumónica que no se resuelva en su
tiempo h a b i t u a l , sobre todo si el paciente tiene de cuarenta años
p a r a a r r i b a , aunque también los conozcamos más jóvenes. N o es
éste l u g a r para insistir en este punto, sino subrayar que es afección
cada vez más frecuente, pues tengo entendido que nuestro c o lega
y colaborador DOMÍNGUEZ, en fecha p r ó x i m a , discutirá ante
nosotros este problema con l a debida extensión y su p e c u l i a r competencia.
— 117 —
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010
C O N S I D E R A C I O N E S F I N A L ES
C o n esto cerramos el c i c l o de las seudogripes, contrapunto de
l a s auténticas. S i contemplamos su confuso y complejo panorama,
vemos cuan d i f í c i l es deslindar tm cuadro de otro sin contar con
elementos de l a b o r a t o r i o , de los que por a b o r a carecemos. C o n f u n d
i r un síndrome con otro cuando ambos son banales, al fin y al
cabo, no tiene i m p o r t a n c i a , y la moderna terapéutica antibiótica,
por suerte (aunque resulte tma remora para el progreso de l a c i e n c
i a , cuyo motor y j u s t i f i c a c i ó n está en l a c u r i o s i d a d y en l a nece-s
i d a d de d i s c r i m i n a c i ó n ) , cada vez hace entrar más enfermedades
en la categoría de las banales. P e r o tomar por banales los primeros
pasos de u n a grave d o l e n c i a , cuyo porvenir depende exclusivamente
de su más rápido conocimiento, entraña grave responsabilidad,
y y a vimos cómo con l a inocente máscara del síndrome gripal
se presentan algunas de ellas, s i n asomar pronto la o r e j a . E l fantasma
de esta p o s i b i l i d a d debemos tenerlo siempre presente.
Si importante es el progreso actual de la Medicina, obra, casi
siempre, de hombres geniales o laboriosos y de adecuadas instalaciones
y equipos, también es importante que estos progresos beneficien
lo más extensamente posible a l a H u m a n i d a d , que en esto
sí que está verdaderamente atrasada l a Medicina y su o r g a n i z a c i ó n,
y en esta obra todos tenemos cabida y o b l i g a c i ó n . E l fácil pero
peligroso diagnóstico de «gripe», en l a p r á c t i c a , debe hacerse siempre
con reserva y cautela, con categoría p r o v i s i o n a l , con palabra
t r a n q u i l i z a d o r a , pero actitud expectante, dispuestos a rectificarlo
rápidamente de un momento a otro, y convencidos de que con
esta conducta d i f í c i l y hasta, si se quiere desairada en el justo med
io entre la t r a n q u i l i d a d y la desconfianza, está el cumplimiento
del deber v la razón de la eficacia.
— iiS —
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2010