Nota sobre silicosis en Tenerife (Canarios)
T. C e r v iá
Publicado en Revista Clínica Española,
37/2 (123-124), abril 1950.
Entre las afecciones respiratorias, la tuberculosis es seguida en
importancia médicosocial por el grupo de las pneumoconiosis, a la
cabeza de las cuales marcha la silicosis, enfermedad del trabajo y
no accidente del trabajo.
Los problemas relacionados con esta enfermedad han merecido,
cada vez más, y con justicia, atención preferente. En nuestra pat
r ia tiene una acertada legislación, y desde 1945 se ha integrado su
lucha en la antituberculosa, problema al que va anejo no sólo por
similitudes de localización y técnica, sino también por el elevado
porcentaje de su asociación.
No es momento de extenderse en consideraciones sobre los diferentes
aspectos de esta cuestión, bien expresados en trabajos y
monografías aparecidos entre nosotros. Nuestro propósito es concretarnos
a este punto en Tenerife.
Digamos en seguida que nuestra experiencia es prácticamente
nula. En cerca de veinte años de actuación en dispensario antituberculoso,
con más de cincuenta mil personas vistas y ima clientela
privada paralela, no recordamos ningiin caso de silicosis, al menos
en estado avanzado. Un competente colega, médico de una indust
r ia pulvígena, tampoco ha comprobado en sus obreros esta afección.
Cierto que no hemos hecho una investigación a fondo en este
sentido y que, descartando su frecuencia, no tendría de particular
que ésta nos permitiera despistar casos que hubieran pasado desapercibidos.
Tan es así, que incluso algiín caso considerado como silicótico
lo ha sido por error. Veamos un ejemplo :
Enfermo número 544. G. M. B., de treinta y nueve años. Ingresó en el sanatorio
el 22 de diciembre de 1944, con el diagnóstico dispensarial que confirmamos
de tuberculosis miliar aguda. Su oficio es «cabuquero» (obrero en la
perforación de galerías para la captación de aguas). Poco más de un mes antes
empezó brusamente su enfermedad actual mientras trabajaba. Antecedentes negativos.
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Ingresa con fiebre alta e irregular y muy mal estado general. La auscultación
bilateral es rica, y, radiológicamente, ambos campos pulmonares en su casi
totalidad están sembrados de finos nodulos. La expectoración, escasa, es bacilífera,
y la V. S., 63 mm-h.
Puesto en reposo y con medicación paliativa y anodina, tres meses después
hace bruscamente una «crisis» en su enfermedad, quedando apirético, y en
dos meses más evolucionan espontáneamente sus lesiones de tal manera, que
sus campos pulmonares quedan clínica y radiológicamente limpios, causando alta
por curación el 9 de noviembre de 1945, a los diez meses de su ingreso,
con 13 kilogramos más de peso (63,9 kilogramos), V. S. 2 mm-h. y bacilosco-pia
reiteradamente negativa. Este satisfactorio estado se ha mantenido a nuestro
control hasta la fecha. Por haber visto a este enfermo en una época en que
carecíamos de películas de rayos X, no podemos mostrar su serie radiográfica.
La inesperada y teatral recuperación de este caso prueba, una
vez más, cómo los procesos de naturaleza hematógena evolucionan
conforme su propio determinismo y con cuánta cautela debemos
juzgar los intentos terapéuticos en ellos.
La mejoría tan brillante de este paciente hizo que, al encontrarse
el interesado con ima salud con la que ya no contaba, y sin
duda mal aconsejado, dudó del carácter tuberculoso de su proceso,
tratando de presentar una reclamación como afecto de silicosis, enfermedad
del trabajo. Fué fácil deshacer este equívoco, al considerar
la limpieza de los campos pulmonares en lugar de las coniosis
avanzadas.
Nada tiene, por tanto, de particular que, al estudiar nuestros
enfermos, no pensemos en la silicosis. Y, sin embargo, el siguiente
ejemplo nos prueba que no debemos proceder así :
Enfermo número 1.772, A. F. C , de treinta y seis anos. Ingresó en el sanatorio
el 11 de noviembre de 1949. Es natural de Astudillo (Palencia). Su oficio
es cobrador. Residía en la capital.
Chancro sifilítico a los veintitrés años, relativamente bien tratado. Resfriados
de repetición y «bronquitis» muy frecuentes. Historia de un año : astenia,
tos seca, grandes sudores, adelgazamiento relativo. Después de alguna medicación
sintomática (balsámicos, etc.), sin resultado, acude al dispensario por
primera vez el 7 de septiembre, donde se le diagnostica un proceso fibrocaseoso
bilateral avanzado y bacilífero, tramitándosele el ingreso en el sanatorio, donde
lo hace en la fecha indicada.
Sujeto de 47,4 kilogramos de peso, con décimas, mucha tos y escasa expectoración
fuertemente bacilífera, con auscultación en general disminuida y sobreañadidos
bronquiales, e incluso algunos estertores dispersos. La V. S. era
de 60 mm-h., y la serología de lúes, negativa. Radiografía (fig. 1).
Al mes de estar en el sanatorio, la invariabilidad del cuadro, la desproporción
entre el estado general y su imagen radiográfica, las características de la
mismo y el contraste entre su intensa tos, de carácter francamente irritativo, con
su escasa expectoración, nos hizo volver sobre el interrogatorio. Entonces comprobamos
que, si bien su oficio actual era el de cobrador, durante toda su
vida había trabajado de cantero en Burgos hasta llegar a Canarias, hacía un
par de años. Hizo la campaña con las fuerzas nacionalistas .sin otra novedad
que tener siempre mucha tos, a la que no dio nunca demasiada importancia.
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Ante estos datos anamnésicos, sumados a los anteriores, queda
aclarado que estamos ante un proceso avanzado de silicosis con su
complicación más frecuente : la tuberculosis; es decir, que se trata
de una típica silicotuberculosis. Descartamos la participación de la
aífílis en este caso, posible, pero sin bases donde afirmarla.
Figura 1
Como antes decimos, no es nuestro propósito divagar sobre el
tema, ni siquiera glosar la relación entre silicosis y tuberculosis.
Sólo aspiramos modestamente a llamar la atención de los prácticos
canarios sobre los siguientes puntos:
1.° La silicosis no parece figurar en la patología corriente de
los canarios, aimque no se haya hecho aún una investigación a fondo
en este sentido.
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2.° Sin embargo, es posible encontrar casos importados cada
vez con más frecuencia, dado el contingente de peninsulares que
van arribando a las islas.
3." En la práctica, no debe olvidarse su posibilidad, y, en este
sentido, a los enfermos respiratorios hay que buscar, al hacerles la
anamnesia, no sólo su ocupación actual, sino las anteriores. Si nosotros
hubiésemos procedido así, hubiésemos llegado al diagnóstico
correcto de nuestro enfermo unos meses antes.
4." El actual volumen de personas afectas de silicosis, aunque
sea mayor del que conocemos, no tiene entre nosotros, de todas maneras,
importancia médicosocial.
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