A
PRESENTACIÓN DEL ASUNTO
Como es sabido, la obra poética del grancanario Tomás
Morales (1884-1921) está recogida en las siguientes publi-caciones:
Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar (1908), Las
Rosas de Hércules, Libro II (1919) y, de aparición póstuma,
Las Rosas de Hércules, Libro I (1922); me permitiré asimis-mo
recordar que esta última entrega estructuralmente sig-nifica
una refundición —con las supresiones, modificacio-nes
y adiciones requeridas— de la primera entrega, muchas
de cuyas composiciones, a su vez, habían sido previamente
divulgadas entre el inicial y penúltimo números (septiem-bre
de 1907-febrero de 1908) de la Revista Latina, dirigida
en Madrid por Francisco Villaespesa.
A la citada edición póstuma de 1922 fueron incorpora-dos
los poemas que Morales había escrito con destino a un
Libro III, como vino a dar cuenta la edición de Las Rosas de
Hércules que el Cabildo de Gran Canaria hizo aparecer en
1956, sin que ello permita concluir, a nuestro juicio, que el
poeta pensara dar a Las Rosas una estructura tripartita.
El objeto de la presente nota es una aproximación a la
génesis del poema «Criselefantina»; texto central en la
poética de Morales, fue trasvasado de los Poemas de la Glo-ria,
del Amor y del Mar al Libro I de Las Rosas... y, por su-puesto,
a la recopilación de 1956. La existencia de algunos
estados manuscritos del poema permite observar variantes
de distinta naturaleza que en su momento no entraron en
el cotejo y comentario del exhaustivo trabajo que realizara
Sebastián de la Nuez (cf. Tomás Morales. Su vida, su tiempo y
su obra, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de
La Laguna, Tenerife, 1956, II, 10 y ss.).
En «Criselefantina» resultan patentes dos características
que la crítica ha enunciado a propósito de la poesía de
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EUGENIO PADORNO lgunas observaciones textológicas sobre
«Criselefantina», poema de Tomás Morales
Rubén Darío: helenismo (exhibido desde el mismo título
del poema) y, sobre todo, erotismo. Glosaré aquí palabras
que he dejado escritas en otro lugar. La facundia verbal de
Morales es solar y procreadora; es salud y vigor. La fabula-ción
proyectada en el poema hace que éste adquiera la arti-culación
del cuerpo femenino; escribir un poema es acto
simétrico al amoroso, y en él resulta descrito la fecundación
de un sentido. Leer «Criselefantina» es una invitación a
experimentar el placer del texto del que nos habla Roland
Barthes: el poema es una relación más que sensual entre el
poeta y la materia verbal, y a ese contacto parece poner fin
la convulsión de un espasmo.
He aquí —en relación a «Criselefantina»— el material
bibliográfico contrastado:
PGAM: Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar, Madrid,
Impr. Gutenberg, 1908. Ubicación de «Criselefantina»: Poe-mas
de la Gloria, pp. 65- 67. En esta edición, preparada por
el autor, el poema no aparece relacionado en el Índice.
RHI: Las Rosas de Hércules, Libro I, prólogo de Enrique
Díez-Canedo, Librería Pueyo, Madrid, 1922. Ubicación de
«Criselefantina»: Poemas de asuntos varios, pp. 78-79. De la
edición —que se ha considerado hasta ahora el texto icó-nico—
fue responsable el poeta Fernando González.
RH56: Las Rosas de Hércules, prólogo [el mismo de RHI]
de Enrique Díez-Canedo, El Museo Canario, Las Palmas de
Gran Canaria, 1956. Ubicación de «Criselefantina» (repro-ducción
exacta del estado de RHI): «Libro Primero», Poe-mas
de asuntos varios, pp. 84-85. La edición fue preparada
por el profesor Sebastián de la Nuez.
Los estados manuscritos aparecen descritos y analizados
más adelante. Pueden consultarse en la Casa-Museo de To-más
Morales. Recordemos el estado textual que —se ha su-puesto—
posee autoridad, y las variantes que exhibe en re-lación
con PGAM:
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CRISELEFANTINA
Unge tu cuerpo virgen con un perfume arménico,
muéstrame de tu carne juvenil el tesoro
y ruede sobre el mármol de tu perfil helénico
la cascada ambarina de tus bucles de oro.
5 Eres divina, ¡oh reina!, tu carne es nacarina;
y tienen tus contornos olímpicos, los bellos
contornos de una estatua. ¡Oh reina, eres divina,
desnuda, bajo el áureo temblor de tus cabellos!
Nuestro tálamo espera bajo un rosal florido,
10 donde una leve luna trémulamente irradia
aquel claror tan plácido que iluminara un nido
en un vergel recóndito de la amorosa Arcadia...
También un nido aguarda a los nuevos esposos:
es un tálamo blanco de blancas flores lleno;
15 de olorosos jazmines y nardos olorosos,
casi tan albos como la albura de tu seno...
Serás reina entre flores, serás la compañera
de las rosas más blancas; la más fragante y pura.
Ya el lecho que te ofrenda la dulce Primavera
20 suspira por la breve carga de tu hermosura.
Yo amaré, entre las flores, tu perfume abrileño,
y al verte entre mis brazos, ilusionada y loca,
yo te daré el rimado búcaro de un ensueño
a cambio de las mieles de tu exquisita boca.
25 El cielo será un palio sobre nuestra fortuna;
un surtidor lejano dirá una serenata,
y al sentirnos dichosos, bajo un rayo de luna,
abrirá nuestras venas un alfiler de plata...
Yo besaré tus labios tierna, cupidamente
30 —tus senos en mis manos, con languidez opresos—;
su plegaria nocturna suspenderá la fuente
para aprender el ritmo de tus últimos besos.
Un salmo acariciante preludiarán las hojas;
y moriremos viendo cómo las albas flores,
35 al fluir de la sangre, se van tornando rojas
como el lecho de púrpura de los emperadores...
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[1] arménico;
[2] tesoro,
[4] oro...
[5] ¡oh Reina! tu carne es nacarina,
[7] ¡Oh, Reina!
[8] desnuda bajo el áureo temblor de tus cabellos...
[14] lleno,
[17] flores;
[18] blancas, la más fragante y pura;
[21] Yo amaré entre las flores tu perfume abrileño
[22] brazos apasionada
[24] boca...
[29] cupidamente:
[30] -Tus [...] opresos-
[32] besos...
[33] hojas,
[34] como
[35] rojas,
[36] emperadores.. [sólo dos puntos suspensivos.]
DE LOS CAMBIOS INTRODUCIDOS EN LOS ESTADOS IMPRESOS
Los cambios que se registran en el paso de PGAM a RHI
conciernen preferentemente a las pausas, y algunos mere-cen
un comentario mayor que el que aquí se les concede;
si se repara en la secuencia de los versos 6, 7 y 8 se concluirá
que no se corrigió lo que debió haberse corregido y, por el
contrario, que se ha manipulado —conjeturamos— lo que
debió permanecer intocable. En el verso 6 se lee:
y tienen tus contornos olímpicos, los bellos
con esa coma que separa —en apariencia— el predica-do
y el complemento; y así fue transportado el error de una
publicación a otra; en realidad, como se verá más abajo en
los estados manuscritos, tal coma no sobra; lo que ocurre
es que falta otra entre «contorno» y «olímpicos»; de modo
que el verso es:
y tienen tus contornos, olímpicos, los bellos
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En relación a los otros dos versos, no es difícil imaginar
las razones que llevaron a Morales a desplazar el cierre del
signo de exclamación hasta el final del verso 8, donde asi-mismo
suprimió los puntos suspensivos; finalmente, intro-dujo
en el verso 7, una coma entre «reina» y «eres»; pensa-mos
que fue mano ajena a la del autor la que introdujo en
el verso siguiente una coma antes de «desnuda».
Por lo que se refiere al ámbito léxico, hay un caso, que
se registra en el verso 22, que parece no haber llamado la
atención de los estudiosos de Morales: donde se leía «apa-sionada
y loca» luego se lee «ilusionada y loca»; la varian-te
no está registrada en los documentos conservados, y
dudo que de ella fuera responsable el autor; si no se tra-tara
de una simple errata, habría que pensar en un reto-que
de mano de Fernando González, responsable de la
edición de RHI. De no ser errata, estaríamos, a nuestro jui-cio,
ante una corrección —hasta cierto punto— lógica,
pero de dudoso acierto. Ante la posibilidad de que nos
hallemos ante este último caso, trataré de dar una expli-cación
al proceder del corrector y, en suma, dejar indica-da
a futuros editores de Morales la conveniencia de la res-titución
léxica.
A «apasionada» (aquí ‘poseída por la pasión amorosa’)
se había sumado otro adjetivo, «loca» (aquí ‘desprovista de
razón por la voluptuosidad’), de muy parecida —aunque
no idéntica— acepción semántica; es decir:
´poseída por la pasión amorosa´ + ´desprovista de razón
por la voluptuosidad´
La mano que llevó a efecto el cambio debió juzgar que
la conjunción «y» establecía una relación de igualdad o
semejanza entre los dos adjetivos y, por tanto, de escasa
progresión semántica; claro que hubiese bastado con
suprimir la conjunción para que la idea de adición en la
secuencia:
apasionada, loca
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dejara paso a la idea de gradación e intensificación, en con-sonancia
con la progresiva pérdida de conciencia implícita
en el rapto amoroso; el término apasionada fue sustituido
por otro de igual número de sílabas y para el que se buscó
un significado no convergente con el de «loca», y el elegi-do
fue «ilusionada» (‘llena de esperanzas amorosas’). Se-gún
nuestra lectura, y dado el carácter del poema, el sustitu-yente
viene a proporcionar un decaimiento en el continuo
acrecer de la intensidad erótica que vertebra al conjunto,
efecto que el poeta, en el límite del pudor, ya se encargó
de sugerir.
LOS ESTADOS MANUSCRITOS
Retomo ahora la descripción del contenido de los ma-nuscritos
mencionados más arriba. Se trata de tres hojas
desgajadas de un cuaderno de tipo escolar, de 21 x 15 cm.
aproximadamente. La escritura, a tinta negra. Aquí los de-signaré
A, Bn y B. Advertiré enseguida que este material es
catalogable en dos estados textuales de naturaleza y crono-logía
distintas.
Se diría que la hoja que llamo A es copia más o menos
esmerada de una versión de «Criselefantina» que acaso
entonces debió considerarse como definitiva. En el ángulo
superior derecho del recto de los soportes aparece la
numeración, de mano del poeta, «46». Conviene dejar
consignado, por un argumento que expondré enseguida,
el detalle —en apariencia insignificante— que las hojas
poseen veintidós rayas horizontales.
LA HOJA A contiene (a la altura de la raya 6) un «I», que
es un ordinal de sección de libro o de composición, y un tí-tulo
de poema (a la altura de la raya 9): «Nupcias», que se
transformará en «Criselefantina». Este detalle hace pensar
que en ese desconocido ordenamiento textual proba-blemente
aún no existía el poema titulado «Bodas aldea-nas
», con el que habría entrado en una relación de simili-tud
nominal no deseable. Siguen (en las rayas 12-15 y 19-
22) los versos 1-8; el dorso, en blanco.
Hoja A
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1 Para la transcripción de los ver-sos,
me atengo a la normativa si-guiente:
las líneas tachadas se re-producen
en cursiva y entre parén-tesis
rectos, seguidos de la palabra
(o palabras) sobreescrita(s); cuan-do
el poeta presenta dos términos
pendientes de elección se hace uso
del signo llave para abrir ({) y ce-rrar
(}) la secuencia, teniendo en
cuenta que se enuncia en segundo
lugar, separado por barra oblicua,
el término (o términos) sobreescri-to(
s).
LA HOJA BN contiene los versos 25-28 (en las rayas 1-4)
y, con variantes sobreescritas, los versos 29-32 (en las rayas
7-10) el dorso, en blanco. Nada impide pensar que con es-tos
últimos versos pudo originariamente cerrarse «Cri-selefantina
».
La minuciosidad que he puesto en la descripción obe-dece
al argumento de que es muy probable que en la hoja
previsiblemente numerada por el poeta como 47, no con-servada,
figurasen otras cuatro estrofas (es decir: versos 9-
24), a la vista de la disposición espacial de la que Morales
hizo uso en el cuaderno.
LA HOJA B aparece sin foliación y es borrador de
los versos 29-32 de Bn y de los versos 33-36, de los que no
se conservan copias esmeradas.
He aquí la descripción de los soportes1:
Hoja A: tiene el valor de mera copia de los versos 1-8,
salvo en lo que se refiere a los signos de pausas.
I
NUPCIAS
Unge tu cuerpo virgen con un perfume arménico
muéstrame de tu carne juvenil el tesoro
y ruede sobre el mármol de tu perfil helénico
la cascada ambarina de tus bucles de oro
Eres divina, ¡oh reina! tu carne es nacarina
y tienen tus contornos, olímpicos, los bellos
contornos de una estatua.... ¡Oh reina, eres divina
desnuda bajo el áureo temblor de tus cabellos
Hoja Bn; versos 25-32:
El cielo será un palio sobre nuestra fortuna
un surtidor lejano dirá una serenata
y al sentirnos dichosos, como un rayo de luna
abrirá nuestras venas un alfiler de plata
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Hoja Bn
Hoja B
Yo gustaré tus labios tierna cupidamente
tus senos en mis manos lánguidamente opresos
su [amante serenata] plegaria nocturna suspenderá la fuente
para aprender {la historia/ el ritmo} de tus últimos besos
Hoja B; versos 29-32:
Yo gustaré tus labios tierna, cupidamente
tendré tus blancos senos [tan dulcemente] lánguidamente
opresos
[que por verlos su ritmo suspenderá la fuente] que [ante] al ver
tanta hermosura su ritmo
indiferente
suspenderá encantada la temblorosa fuente
para aprender la historia de tus últimos besos
Versos 29-31:
besaremos con ansia nuestros labios unidos
tus senos en mis manos lánguidamente opresos
la fuente [rum] misteriosa callará sus latidos
Verso 34:
Todo se irá acabando como un tenue suspiro
Versos 33-36:
Un salmo acariciante [rumor] salmodiarán las hojas
y {se irán apagando/ moriremos viendo cómo} nuestros dulces
amores
viendo cómo las flores se van tornando rojas
como el lecho de púrpura de los emperadores
SISTEMATIZACIÓN DE VARIANTES
Se ofrece en este epígrafe final los estados sucesivos del
proceso de las estrofas 8 y 9 del poema; de modo que el
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«primer estado» no designa necesariamente el primer bo-rrador
en el tiempo de determinados versos, de la misma
manera que el «último estado» tampoco coincide con el de-finitivo;
la secuencialidad se ha establecido de acuerdo con
los manuscritos analizados.
Estrofa 8; Hoja B; primer estado:
v. 29: besaremos con ansia nuestros labios unidos
v. 30: tus senos en mis manos lánguidamente opresos
v. 31: La fuente [rum] misteriosa callará sus latidos.
Estrofa 8; Hoja B; segundo estado:
v. 29: Yo gustaré tus labios tierna cupidamente
v. 30: tendré tus blancos senos [tan dulcemente] lánguidamente
opresos
v. 31: [que por verlos su ritmo suspenderá la fuente] que [ante] a ver
tanta hermosura su ritmo indiferente
suspenderá encantada la temblorosa fuente
v. 32: para aprender la historia de tus últimos besos.
Estrofa 8; Hoja B ; tercer estado:
v. 29: besaremos con ansia nuestros labios unidos
v. 30: tus senos en mis manos lánguidamente opresos
v. 31: La fuente [rum] misteriosa callará sus latidos.
Estrofa 8; Hoja Bn; último estado:
v. 29: Yo gustaré tus labios tierna [,] cupidamente
v. 30: tus senos en mis manos lánguidamente opresos
v. 31: su [amante serenata] plegaria nocturna suspenderá la
fuente
v. 32: para aprender el ritmo / la historia de tus últimos besos.
Han quedado prácticamente fijados los tres últi-mos
versos de la estrofa 8. Como podrá apreciarse, el ter-
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cer estado es mixto en relación con el de la fijación definiti-va:
el v. 30 se consolida; el 29 se aproxima, con un rodeo, a
la forma definitiva; el 31 se distancia de la suya. Tiene par-ticular
interés el estudio del verso 29. En las dos primeras
tentativas formales, el poeta ha escrito:
Yo gustaré tus labios tierna cupidamente
y en la tercera:
besaremos con ansia nuestros labios unidos.
El poeta es consciente de que este verso —que tal
vez signifique sólo un tanteo rítmico— roza la tautología .
El poeta ha querido decir simplemente ‘unir los labios de
ambos en un beso + con ansia’, y ha evitado el gustaré (que
evoca, por cierto, el «Je goûterai...» de algunos poemas ma-llarmeanos);
ha conservado la persona verbal pero ha trans-formado
el verbo en «besaré». Las expresiones analíticas
han sido desplazadas por las sintéticas.
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