92 Eclosión del coleccionismo modernista
en España
El auge entre anticuarios y coleccionistas por adquirir obje-tos
afines al Modernismo ha experimentado un desarrollo
inusitado en los últimos años. Manifestación ésta que sólo
se ha visto superada por el marcado interés hacia los dise-ños
Art Déco.1 Ambos movimientos comenzaron a cobrar
renovada actualidad a raíz de las exposiciones, estudios,
publicaciones y películas que recuperaban un pasado rela-tivamente
reciente. Sin duda alguna, el pistoletazo de sali-da
lo marcó el catálogo publicado a razón de la exposición
Art Nouveau – Art and Design at the Turn of the Century, cele-brada
en Nueva York en 1960. A las que le siguieron en el
tiempo Secession – Europäische Kunts um die Jahrhundertwen-de,
Munich 1964; Art Nouveau in England und Schottland, La
Haya 1968; L´Effort Moderne en Belgique 1890-1940, Bruselas
1969; Finskt 1900, Estocolmo 1970 y así una larga lista de
exhibiciones que llegan hasta nuestros días.2
En el caso español será Barcelona la que marque las
pautas. Existen ciudades medievales, renacentistas, barro-cas,
neoclásicas o contemporáneas que han ido adaptándo-se
a las necesidades de una sociedad cada vez más cambian-te.
Pero la Barcelona finisecular, la deudora del Ensanche,
creó un gusto por el modernismo cargado de profunda
huella mediterránea. Sin embargo y a pesar de su expan-sión,
este movimiento no fue todo lo comprendido que
era de esperar, y la ciudad engulló gran parte de ese patri-monio
en aras de la especulación. El modernismo catalán,
deudor del naturalismo de RUSKIN3 y de la síntesis del re-pertorio
estético de MORRIS,4 derivará de un impulso nacio-nalista,
impregnado de tintes románticos, que tendrá co-mo
núcleo primigenio a la Renaixença. Aunque sin olvidar
una variante exótica entroncada con estilemas de filiación
orientalista, neomudéjar y neogótica. Mientras algunos ex-
DANIEL MONTESDEOCA GARCÍA-SÁENZ
Director Gerente del Museo Néstor
1 El Art Déco recobró renovada ac-tualidad
gracias a la exposición ce-lebrada
en el Musée des Arts Décora-tifs
de París en 1966, titulada Les
Annés 25. Art Déco. Bauhaus. De Sti-jl,
Esprit Nouveau. La primera rese-ña
bibliográfica en publicarse fue el
Art Déco de Bevis Hillier en 1968, se-guida
por la recopilación debida a
Giulia Veronesi, Styl 25, Triomphe et
chute des Arts Déco. También cabe re-cordar
las películas Borsalino (1970),
del cineasta francés Jacques Deray o
la del alemán Robert van Ackeren,
Harlis (1972).
2 La mayor relación de exposicio-nes
sobre el Modernismo la ofrece
Gabriele Fahr-Becker en El Modernis-mo.
Ed. Könemann. Colonia, 1996.
3 John Ruskin (1819-1900) es el
precursor del Aesthetic Movement. Su
ideario estético partía del valor crea-tivo
del trabajo artesanal.
4 Willian Morris (1834-1896). Pin-tor,
artesano, diseñador, poeta y po-lítico
social inglés procuró crear
una alternativa a las mercancías fa-bricadas
en serie, promoviendo una
empresa de artesanía: la Morris,
Marshall, Faulkner and Co. Sus di-seños
textiles y de papel pintado de
pared llegaron a ser muy famosos; al
igual que los muebles, vasos, borda-dos,
vidrieras, ...
93
pertos dudan de la existencia de un corpus pictórico y es-cultórico
lo suficientemente activo como para poder aseve-rar
que son parte integrante del estilo, será la arquitectura
y las artes decorativas las que tomen la iniciativa. Personali-dades
destacadas fueron las de PUIG I CADAFALCH, represen-tante
tardío de las Arts and Crafts, que, junto a DOMÉNECH I
MONTANER, precursor de la corriente racionalista de inspi-ración
austriaca en España, y al incalificable GAUDÍ o a MA-NUEL
RASPALL I MAYOL, llegaron a ser los verdaderos artífices
del ideograma estético del Art Nouveau hispano. A ellos se
les vincularon toda una suerte de artistas y artesanos que
en cada una de sus disciplinas despuntaron como verda-deros
diseñadores: GASPAR HOMAR, JOAN BUSQUETS (en mue-bles,
ebanistería y marqueterías), los hermanos MASRIERA,
Vaso de plata en su color,
relevada y cincelada. Contrastes
franceses para la exportación.
Ca. 1900.
9,5 cm de alto.
Colección Montesdeoca García-
Sáenz.
94 FUSTER y GRAU o PACO DURRIO (joyeros), RIQUER Y GUAL (en-cuadernación
y cartelismo), BRU (mosaicos), ESCALER, BLAY,
ARNAU (escultores, decoradores, yeserías), ALEJO CLAPÉS
(muralista), JOSEPH PEY FARRIOL (plafones cerámicos), ANTO-NI
SERRA (cerámicas y porcelanas), ...
No obstante, el coleccionismo modernista no empieza
a tomar relevancia hasta 1990, cuando en junio de ese mis-mo
año se inaugurara la exposición El Quadrat d´Or con
trescientas treinta y cinco fotografías y planos de las obras
de DOMÉNECH I MONTANER, JOSEPH VILASECA, GAUDÍ y PUIG I
CADAFALCH. Paralelamente a ésta tuvo lugar en el Museo
de Arte Moderno de Barcelona la muestra El Modernismo.
Subdividida en tres apartados cronológicos se articuló
partiendo del lema Hacia el modernismo (1875-1890), donde
sabiamente se combinó mobiliario, vidrio, forja o cerámi-ca
y en la que se incluían los trabajos realizados en torno
a la Exposición Universal de 1888, así como piezas de los ta-lleres
de LLUÍS DOMÉNECH y ANTONIO MARÍA GALLISÀ El Cas-tell
dels Tres Dragons. Un segundo espacio fue el dedicado
a la década de los Años 90 (1890-1900), en la que se hacía
un rápido repaso sobre la labor de los pintores más repre-sentativos
del período, encabezados por RUSIÑOL, CASAS o
MEIFRÉN, y dibujos de destacados arquitectos. También tu-vieron
cabida las artes industriales con la disposición de
unos bellísimos plafones artísticos y pavimentos hidráu-licos
de la manufactura PUJOL I BAUS. En el tercer y últi-mo
capítulo se hacía una mención expresa a los artífices
que siguieron caminos dispares, denominada La Eclosión
(1900-1910). Brillaron con luz propia las obras de NONELL,
PICASSO, GARGALLO y MANOLO HUGUÉ frente a otros de factu-ra
más adocenada, en la que se mostraron lienzos y escul-turas
de MIR, CANALS, ANGLADA CAMARASA, CLARÁ y LLIMO-NA.
Junto a este corpus pictórico, de indudable relevancia
para lo que supuso el Modernismo y su entorno cronoló-gico,
tuvo especial impacto sobre los visitantes la presenta-ción
del mobiliario diseñado por GASPAR HOMAR5 y las de-coraciones
escultóricas de EUSEBI ARNAU con destino a la
casa LLEÓ MORERA.6
5 Los muebles de Gaspar Homar
poseen una alta cotización de mer-cado,
lo que denota claramente su
valor como uno de los más afama-dos
ebanistas del modernismo espa-ñol.
6 La casa Lleó Morera acabó de
realizarse en 1905.
95
Hace ya mucho de otra exposición señera que tuvo a
bien denominarse El Modernismo en España. Auspiciada por
la Dirección General de Bellas Artes, encontró acomodo
en el Casón del Buen Retiro de Madrid. Fue el primer in-tento
serio de sistematizar, reorganizar y catalogar un patri-monio
disperso que por su naturaleza estaba condenado a
la desaparición y que hasta el momento era objeto de des-precio
por muchos historiadores del arte y del público en
general, que los apreciaba como bibelots recargados de un
dudoso gusto. Pero gracias a la labor callada de algunos an-ticuarios,
el resurgimiento del coleccionismo modernista
no quedó reducido a una expresión meramente testimo-nial.
Una vez más, en 1990, la firma Gothsland Galeria d´Art,
con María Guirao y Fernado Pinos a la cabeza, editaron
un bello y sobresaliente trabajo7 con dibujos de botánica y
zoología dedicado al genial maestro del vidrio EMILE GALLÉ
(1846-1904). Para ello contaron con el asesoramiento de
D. Joseph Mª. Monserrat i Martí, Director del Instituto Bo-tánico
del Ayuntamiento de Barcelona.
En la actualidad son numerosos los establecimientos
que ofertan gran variedad de piezas de reconocidos artis-tas
del período. En Madrid sobresalen las joyas de BÁRCE-NA
y en Barcelona las artes suntuarias del local regentado
por la firma VÍCTOR I FILLS. A estos últimos acuden museos
y coleccionistas de reconocido prestigio que ven en Víctor
Bardia un profesional serio y de sólida preparación. Encla-vado
en el Bulevard dels Antiquaris, en el céntrico Paseo
de Gracia de la capital catalana, VÍCTOR I FILLS cuenta con
el asesoramiento de sus hijos, David y Ruth Bardia, que al
igual que su padre se han especializado en las artes de-corativas
que abarcan el período que oscila desde 1880 a
1940; centrándose, con especial énfasis, en el estudio del
vidrio, la escultura y la porcelana. De su extenso catálogo,
envidia del aficionado, destacan sobremanera los jarrones
de vidrio al camafeo de EMILE GALLÉ y las piezas firmadas
por los HERMANOS DAUM, las lámparas de JULES LELEU8 o
las terracotas marcadas por la manufactura de FRIEDERICH
GOLDSCHEIDER.9
7 Guirao, María et Pinos, Ferna-do.
Emile Gallé. “Botánica i Zoolo-gía”
—Originals—. Gothsland Gale-ria
d´Art. Barcelona, 1990.
8 Jorges Leleu fue un diseñador
de mobiliario Art Déco que comen-zó
su carrera en los albores del Mo-dernismo.
Leleu, un tradicionalista
radical, realizó un estilo decorativo
muy depurado, en el que combina-ba
la armonía del conjunto y los me-jores
materiales a su alcance.
9 Friederich Goldscheider, el fabri-cante
de bronces decorativos más
importante de Austria, estableció en
1892 una sucursal en París para “en-cargar,
manufacturar y vender escul-turas
de bronce, yeso y terracota”,
como rezaba su propia propaganda.
96 Desgraciadamente en España no existe ningún Museo
que pueda competir con las colecciones atesoradas por
instituciones europeas o americanas. El Musée de l’École de
Nancy se nos antoja como el gran templo dedicado al Art
Nouveau. No en vano, en esa ciudad que tiene como em-blema
la cruz de Lorena, se fraguó el genio del modernis-mo
floral francés. En ella se establecieron familias prove-nientes
de la cercana Alsacia, como los DAUM y los MULLER,
diseñadores de la sutileza de JACQUES GRUBER y el afamado
ebanista HERBST. Pero sobre todos despuntó la soberbia
personalidad de un EMILE GALLÉ. Maestro proclive a un sen-timiento
panteísta, impregnado por un particular misticis-mo
de carácter botánico, sus obras se encuentran imbuidas
de un fuerte naturalismo. Sus piezas de vidrio en varias ca-pas,
se tallan y repujan, las superficies adquieren texturas
rugosas gracias al martelé o se pulen para ofrecer una suavi-dad
de calidades antes insospechadas. Supo, como ningu-no,
aunar lo que le ofrecía la literatura simbolista con las
tendencias filosóficas contemporáneas, que veían a la natu-raleza
como única razón estética digna de ser copiada o re-interpretada.
No nos extrañe, entonces, que junto a LOUIS
MAJORELLE, RENÉ LALIQUE, GEORGES FOUQUET, ALFONS MARIA
MUCHA, FRANCIS-RAOUL LARCHE, PHILIPPE WOLFERS, HARRY VAN
DE VELDE, FRANZ ZWOLLO, CARLO BUGATTI, GAUDÍ, JOSEPH MA-RIA
OLBRICH, LOUIS COMFORT TIFFANY, JOSEF HOFFMANN, KOLO-MAN
MOSER, FABERGÉ o la manufactura de la viuda de LOETZ,
se encuentre entre los artistas de más alta cotización en su-basta.
10 Tampoco nos debemos de olvidar de otros centros
museísticos como son el Musée des Arts Decoratifs de París;
el Victoria and Albert Museum, el Jeffrey Museum, el Museo de
Brighton o los de Southend en Essex y la Colección Gerald
Wells Radio, todos estos últimos en Gran Bretaña. En la Re-pública
Checa es imprescindible visitar el Museo de Artes y
Oficios. Pero, claro está, que es Estados Unidos el receptor
de las mejores colecciones de Art Nouveau. Reseñables son
los fondos del Drexel Museum de Pennsylvania, el Baker Fur-niture
Museum de Michigan, el Norton Simon Museum of Art
de Pasadena, el Art Institute of Chicago, a la par que el Metro-
10 Para este particular es precepti-vo
acudir a los catálogos de las casas
de subastas: Christie´s, Sotheby´s, ...
97
politan Museum of Art y el Cooper-Hewitt Museum of Decorative
Arts, ambos en Nueva York.
Conviene apuntar que en España el Museo Nacional
de Artes Decorativas no cuenta con un corpus lo suficien-temente
amplio de piezas modernistas. Aunque en los fon-dos
destaquen obras firmadas por LOUIS MAJORELLE, con un
Jarrón con decoración de libélulas y
lirios. Ca. 1900.
Emile Gallé.
48 cm. 5.545 gr. Pasta de vidrio
doblado y grabado al ácido.
Colección Museo Art Nouveau y
Art Déco. Salamanca.
98 sillón moldurado; EMILE GALLÉ, con un búcaro de vidrio so-plado
y doblado, grabado a la rueda y cincelado, fecha-do
hacia 1884 o a WILLIAM MORRIS con un tafetán de algo-dón
estampado. De más enjundia resultan las colecciones
del Museo de Artes Decorativas de Barcelona, con obras
de BUSQUETS, GAUDÍ, GASPAR HOMAR, FRANCISCO VIDAL, GA-LLÉ,
porcelana de la firma ROYAL DUX, ... A éste habría que
unir las obras depositadas en el Museo de Cerámica. Don-de
aparecen nombres tan destacados como los de LLORENS
ARTIGAS, ARAGAY, ANTONI SERRA I FITER (1869-1932) o FRAN-CESC
QUER (1858-1933). También en el Museo del Perfume,
de la Fundación Ramón Planas Buera, se puede encontrar
un surtido nada desdeñable de perfumeros modernistas en
porcelana, plata y cristal. RAMÓN PLANAS nació en Barcelo-na
en 1920. En esa misma ciudad cursó estudios de Dere-cho
y aunque su vocación como coleccionista estuvo vincu-lada
al mundo de la arqueología, no desdeñó ir ampliando
la sección de recipientes de perfume desde el III milenio
a. C. hasta el siglo xx. Propietario de las Perfumerías Regia
de la ciudad Condal, comenzó su colección de frascos de
perfume hacia 1961. Actualmente el Museu del Perfum cuen-ta
con más de cuatro mil ejemplares de muy distinta épo-ca
y de variada procedencia. El vidrio es quizás el material
más representado, de entre las que sobresalen las de estilo
y época Art Nouveau firmadas por RENÉ LALIQUE, E. PIGNAL,
RICHARD, BAUM...
No sin sorpresa constatamos que una comunidad tan
poco modernista como es la de Castilla y León cuente con
el único espacio museográfico dedicado a ese estilo. El Mu-seo
Art Nouveau - Art Déco de Salamanca se encuentra ubi-cado
en un inmueble, la Casa Lis, diseñado por el arqui-tecto
natural de Jerez de La Frontera, JOAQUÍN DE VARGAS.11
Desconocemos la fecha exacta en la que comenzó a cons-truirse,
que debió de ser hacia los últimos años del siglo XIX
o los primeros del XX, puesto que la fachada norte nos mar-ca
el remate de la obra en 1905. En ningún caso podemos
comparar este edificio, que al fin y al cabo se perfila mode-rado,
con los excesivos y recargados ambientes del moder-
11 D. Joaquín de Vargas llegó a ser
arquitecto municipal, natural de Je-réz
de La Frontera, se asentó en Sa-lamanca
hacia 1890. En su obra se
puede apreciar un cierto paralelis-mo
con las tendencias belgas pro-mulgadas
por Paul Ankar y Alphon-se
Balat.
99
nismo catalán. Si bien es cierto que ha desaparecido gran
parte de la decoración interior, aquella que hemos coteja-do
en archivos fotográficos, ésta nos remite a un modelo
más sosegado que los florilegios arquitectónicos de la Casa
Navàs de Reus,12 sólo por poner un ejemplo. Es de justicia
reconocer que DOMÉNECH I MONTANER no regateó en gastos,
puesto que disfrutaba de un presupuesto que sobrepasaba
a la modestia del burgués salmantino. Esa riqueza manifies-ta
se tradujo en la posibilidad de contratar a ALFONS JUYOL
para los mosaicos y los trabajos en piedra y mármol, siem-pre
bajo diseños del escultor ARNAU. Pero existe una co-nexión
entre la Casa Navàs y la de Lis, la del uso de los vi-trales.
El taller de GRANELL fue el encargado de llevar a cabo
los ciento setenta y cinco metros de vidrieras que aún hoy
adornan la mansión reusense. De igual modo, el pequeño
hotel de D. Miguel de Lis, rico industrial especializado en
los curtidos, a la que quiso dar el empaque de las edifica-ciones
que había conocido en su viajes por Bélgica y Fran-cia,
se muestra hacia el Tormes con una robusta galería de
hierro y cristal en dos plantas. Asentada sobre un gran zó-calo,
en un necesario intento de salvar los desniveles del
terreno, se asoma como una atalaya privilegiada hacia el
puente romano, que tiene de recuerdos pasados al solado
de cerámica que recorre el antepecho del primer piso, or-lado
con el repetitivo esquema compositivo de unos grifos
y grutescos sobre fondo amarillo. Este gusto neorrenacen-tista
nos remite al peso de la tradición, que sobre la ciudad
planea como una sombra atemporal. Fenómeno que vuel-ve
a repetirse en el mirador sustentado por unos arcos de
férrea estructura debidos a la fundición salmantina Moneo
Hijo y Cía.,13 que vuelve a entroncar con un ayer de inspi-ración
clásica.
El tiempo, que todo lo corroe, fue implacable con los
muros de la Casa Lis. Después de numerosos inquilinos,
sus aposentos habían perdido todo el esplendor de antaño.
Esqueleto silencioso, de las vidrieras apenas asomaba un
cuarterón disperso. Frisos y estucos languidecían ornando
puertas y ventanas inexistentes y de su patio de aires anda-
12 La Casa Navàs fue diseñada a
petición de los hijos de D. Joaquín
Navàs, un rico comerciante de teji-dos
nacido en Reus en 1849. En el
solar donde estuvo ubicada la anti-gua
finca se construyó la proyecta-da
por Doménech i Montaner entre
1901 y 1907.
13 Las obras de ampliación de la
línea férrea entre Salamanca y Pe-ñaranda
de Bracamonte, así mismo
como el inicio de las obras de la co-nocida
como Línea del Duero (Sa-lamanca-
Oporto), impulsan una de-manda
que fue satisfecha por una
fundición local: Moneo Hijo y Cía.
En su catálogo, en el que prevale-ce
lo funcional frente a la estética,
destaca un surtido amplio de ma-teriales
para el ferrocarril, la cons-trucción
pública y la privada (vigas,
arcos, columnas, ...).
100 luces nada de vida asomaba. Muchas fueron las intervencio-nes
que intentaron rescatarla de la desidia, pero cada cual
fue más torpe y desagradecida. Hasta que un anticuario na-cido
en un lejano pueblo de la provincia, que lleva por géli-do
nombre Navasfrías, se puso como objetivo rescatarla para
albergar su colección. D. MANUEL RAMOS ANDRADE14 convenció
a la corporación local para que en un digno espacio pudie-ran
tener acomodo uno de los mejores conjuntos de crisele-fantinas
del mundo. Muñecas, vidrios, porcelana, escultura,
pintura, postales, plata y orfebrería fueron encontrando su
lugar de un modo natural entre corredores y salones. Ramos
fue un viajero impenitente que tomó Barcelona como base
de sus múltiples exploraciones y en esa ciudad es donde per-maneció
hasta su muerte; aunque sin olvidar sus orígenes de
meseta adusta hasta el último momento. Allí participó con
denuedo en la creación del “Bulevard des Antiquaris” y des-de
su tienda, con la paciencia que esta empresa requiere, fue
acumulando pieza a pieza hasta hacerla ingente. La Funda-ción
que lleva su nombre desde el 6 de abril de 1995, fecha
en la que el Museo Art Nouveau-Art Déco abre sus puertas,
ve hoy peligrar su futuro sin una razón aparente. El hora-rio
se ha restringido a mínimos desalentadores, de facto só-lo
se puede acceder a sus instalaciones durante los fines de
semana.
Un estudio pormenorizado de los fondos de la Casa Lis
nos lleva a constatar la importancia museográfica de tan solo
tres colecciones, a saber: muñecas, cristal y las citadas crisele-fantinas.
De las primeras, con algo más de trescientas piezas,
se encuentra representado lo más granado del sector, con
predominio de fabricantes alemanes y franceses. Magníficos
ejemplos de la industria juguetera del siglo XIX y del primer
tercio del siglo XX se muestran al público ambientadas con
trajes y accesorios de época. De especial relevancia son las
piezas firmadas por JUMEAU (1842-99), BRU (1866-99), GAUL-TIER
(1860-99), BARROIS (1844-77), THULLIER (1875-1930),
PETIT & DUMONTIER (1878-90), HURET (1812-1930), SCHMITT
(1854-91), STEINER (1855-91), HEUBACH (1886-1930), KEST-NER
(1805-1930), STEIFF (1877-1930) o la firma italiana LENCI
14 Para conocer a la figura de D.
Manuel Ramos Andrade habrá que
acudir a los catálogos del Museo Art
Nouveau-Art Déco de Salamanca. Pé-rez
Castro, Pedro. Criselefantinas. Sa-lamanca,
2000.
101
(1918-80). De más enjundia podría calificarse la colección
de vidrios, de las que se encuentran catalogadas unas dos-cientas
obras. Aunque los maestros representados son de
gran interés, en su mayoría activos en el período Art Déco,
lo más característico de este apartado se encuentra dentro
de la producción de EMILE GALLÉ.15 Promotor de la Escue-la
de Nancy, al mismo tiempo que un experto en marke-ting,
creó una red comercial que se extendía por toda Eu-ropa
y América del Norte, con tiendas en París, Londres
y Frankfurt. Aclamado en su época como uno de los más
reputados artistas del panorama francés creó un lenguaje
15 Emile Gallé (Nancy, 4-5-1846/
23-9-1904). Inspirándose en técni-cas
chinas desarrolló un método
para fabricar vidrios de capas su-perpuestas.
En 1894 fundó la Socié-té
Lorraine des Arts Décoratifs de
Nancy y en 1901 la École de Nancy.
Vista de la fachada sur de la
Casa Lis, sede del Museo Art
Nouveau-Art Déco de Salamanca.
Obra de Joaquín de Vargas.
Ca. 1900-1905.
102 decorativo ecléctico donde el espíritu oriental jugaba un
papel trascendental. La amistad que sostuvo con Takashi-ma
Okay, el cual cursaba estudios en la Escuela Forestal
de Nancy en el período de 1882-85, le sirvió para adentrar-se
en los valores formales de la estética nipona a través de
la estampa, de las que fue un ávido coleccionista. Fastuosa
puede considerarse su sala en la Casa Lis. En ella sobresa-le
un jarrón con decoración de libélulas y lirios de 45 cm
de alto y un peso de 5.545 gr. Elaborado en pasta de vidrio
al camafeo, doblado y grabado al ácido, predominan los
tonos turquesas y anaranjado sobre un fondo lechoso de
gran impacto visual. El cuerpo troncocónico, de hombro
carenado, con base circular aplicada, carente de cuello y
boca de labios realzados, sigue el mismo esquema compo-sitivo
que los canopes egipcios. La decoración de libélulas,
tema recurrente en la estética modernista, símbolo junto
a la mariposa de la inmortalidad y la regeneración, se mi-metiza
aquí en un ámbito lacustre de matizada riqueza cro-mática.
A esta larga lista de “Gallés” hay que añadir un re-ducido
número de obras adscritas a la manufactura de los
hermanos Daum, a la de la viuda de Loetz o a Carranza.16
De las criselefantinas nada aportamos, puesto que estas se
adentran en un período que excede a la cronología del
Modernismo para entroncar con la elegancia de un Art Dé-co
de la mano del genial CHIPARUS o de la COLINET, PREISS,
CARON o FATORI.17
Cabe pensar que, después de este somero recuento de
personalidades tan destacadas dentro del ámbito de las ar-tes
decorativas, la colección iba a derivar hacia otros cam-pos
de igual o similar categoría. Desafortunadamente no
fue así y mucho de lo que se aprecia en sus vitrinas no re-viste
un excesivo interés para el estudio de las artes deco-rativas
modernistas. La sección de pintura es desalentado-ra
y aunque Ramos Andrade no fuera un especialista en
la materia se debe incidir en los lienzos firmados por FE-DERICO
BELTRÁN MASSES (Salomé), MODESTO y PEPITA TEIXI-DOR
o los retratos femeninos de TAMBURINI. En escultura de
pequeño formato tienen especial relevancia las figuras in-
16 La mayor aportación sobre la
nómina de maestros vidrieros se en-cuentra
recogida por Victor Arwas.
Glass. Art Nouveau to Art Déco. Aca-demy
Editions. London, 1987.
17 Catley, Bryan. Art Déco and
other Figures. Antique Collector’s
Club. Suffolk, 2000.
103
18 La exposición Coleccionismo y
Modernismo en Canarias tuvo lugar
del 21 de marzo al 27 de abril de
2003 en la Casa-Museo Tomás Mo-rales
de Moya.
fantiles de JUAN CLARÁ y las alegorías sobre mujeres mun-danas
de LUCIEN ALLIOT. En el apartado de “Bronces Vie-na”
es la Bailarina árabe la pieza más sobresaliente. Obra
de KARL KAUBA dispone de un mecanismo articulado que
la hace girar sobre su eje en un cadencioso movimiento
no falto de sensualidad. No queremos acabar esta somera
relación sin hacer una expresa mención a un colgante de
oro y brillantes con esmaltes plique â jour atribuido a LLUIS
MASRIERA y a dos piezas punzonadas por FABERGÉ. Se trata
de un fantástico abrecartas con reloj en la empuñadura
compuesto por lámina de nefrita y jade, con montura de
oro y platino orlado de diamantes talla brillante, rubíes y
zafiros en cabujón o una lupa en esmalte guilloché con re-tratos
de los zares.
Una vez más habrá que acudir a una exposición, Colec-cionismo
y Modernismo en Canarias,18 para acceder a la infor-mación
que nos acerque a un fenómeno que tiene en las
Islas una especial significación. Dividida en ocho secciones,
que abarcaban desde la pintura, el grabado y el dibujo o el
mobiliario, la litografiía, el cartel y objetos decorativos de
la colección de D. Pedro Almeida Cabrera, en las salas de
la Casa-Museo Tomás Morales de Moya resonaron los nom-bres
de JOHN TERRICK WILLIAMS, FRANCISCO BORGES SALAS, NÉS-TOR
MARTÍN-FERNÁNDEZ DE LA TORRE o MARIANO ANDREU I ES-TANY.
Personalidades artísticas que constatan el valor de lo
allí expuesto como una de las colecciones más reputadas
del estilo Modernista en tierras insulares. Conjunto que
con otras aportaciones públicas y privadas debería ocupar
un lugar privilegiado dentro del futuro Museo de Bellas Ar-tes.
Un museo es algo que siempre suele ir vinculado a la
dinámica de una ciudad o de una región. Cabe reconocer
que Las Palmas de Gran Canaria es en este particular una
ciudad privilegiada. En ella se une ser la urbe más populo-sa
del Archipiélago, punto neurálgico de un puerto diná-mico,
además de un centro cosmopolita y turístico de lar-ga
tradición.
El historiador del arte, es por lo general, un coleccio-nista
en potencia y yo nunca me pude sustraer al encanto
104 de acumular objetos desde la temprana edad de diez años.
Esa pasión, desmesurada la mayoría de las veces, tiene un
componente psíquico que algunos especialistas se atreven
a catalogar como una obsesión teñida de no se sabe qué
elucubraciones del espíritu. Lo que realmente me descon-cierta
es comprobar que según avancen los años, el gusto y
un sinfín de variables, uno puede optar por un estilo, por
un material, un objeto particular o el más descabellado de
los artilugios sin una razón aparente. En este largo periplo
me he tropezado con individuos que poseían cantidades
ingentes de radios, orinales, botijos, zapatos históricos, re-glas,
ábacos, dedales... Durante años estuve aborreciendo
todo aquello que fuera de cristal. Tal vez su fragilidad no
tenía que ver con mi carácter y sí más con la plata. Material
que adoro desde la infancia. No en vano poseo un peque-ño
grupo de piezas fechadas desde el siglo XVII en adelante.
Del período Modernista destaco varios jarrones y vasos con
punzones franceses y austro-húngaros, unas bandejas de la
manufactura de Meneses, polveras, cerilleros, algún que
otro joyero de la WÜRTTEMBERGISCHE METALLWARENFABRIK,19
circa 1907 y una bandeja tarjetero contrastada por ERNEST
CARDEILHAC. En cuanto a la pintura, el grabado y el goua-che,
ocupan un lugar privilegiado dentro de mi entorno dos
óleos de tema medievalista de VERA Y ESTACA; el maravillo-so
retrato que le hizo ANSELMO MIGUEL NIETO a la que fue-ra
Prenkahur de Kapurthala, S.A.R. Anita Delgado, fecha-do
en 1904; una Manola firmada por CECILIO PLÁ en 1914;
Barcas en el río, obra de HARRY VAN DER WEYDEN, también de
1914 y un pequeño cartón de ELÍAS GARCÍA MARTÍNEZ fecha-do
en 1897. Del período comprendido desde 1890 a 1940,
a caballo entre el Modernismo clasicista y el Art Déco más
puro, cincuenta y tres piezas conforman un corpus vario-pinto
de técnicas, autores y manufacturas, de los que cito
por su importancia a RENÉ LALIQUE, SABINO, VERLYS, VAL SAINT
LAMBERT, RAMÓN CILLA, D´ASVEN, FÉLIX BURRIEL Y MARÍN, ÁN-GEL
DE LA FUENTE SÁNCHEZ, ALBERT VON KOWALSKI, HONORIO
GARCÍA CONDOY, LINAJE, ÁLVARO RETANA, JEAN SALA, GEORGE
DE CHAUVEL, CRISTALERÍAS ORREFORS Y SANDVIKS, GUSTAVBERG,
19 La WMF (Fábrica de Artícu-los
Metálicos de Wurttemberg) se
fundó en 1853 en Geislingen. Es-ta
empresa de chapado de artícu-los
domésticos en hojalata de cobre
plateada tuvo su mayor auge a par-tir
de 1894. La producción se am-plió
a esculturas de pequeño forma-to
en bronce.
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JOAQUÍN XAUDARÓ ECHAUZ, CLARICE CLIFF, LEERDAM O RICAR-DO
BOIX OVIEDO.
No quiero acabar esta ligera aproximación a un univer-so
tan personal como es el del coleccionismo sin manifes-tar
el profundo deseo de que bajo el epígrafe de Coleccio-nismo
y Modernismo en Canarias se vuelva a crear un espacio
de diálogo, de reflexión y de estudio que deje patente lo
que de sobresaliente fue ese movimiento artístico para con
nuestras Islas. Tomás Morales fue su máximo exponente,
Néstor lo revalidó en sus lienzos con el hálito del Simbolis-mo
y muchos otros, arquitectos o maestros de obras en su
mayoría, nos han legado pequeños retazos de historia que
tenemos el deber de rescatar y difundir.
La verdadera realidad no existe más que en los sueños.
BAUDELAIRE