DOS POEMAS DISTANTES
RESPUESTA A L.
.Quevido amigo L..
f7stá.s hmtn dP: hab1a.r con guante blanco.
Estás harto de hablar y no hacer nada.
Hoy la lengua te duele como un clavo
quemando la garganta.
Muros altos
te aprisionan el habla necesaria
para decir quk pasa y c6mo pasa.
Y te muerdes la rabia como un llanto,
la idea como un arma
sin manos.
Tú no esperas de nadie ni de nada.
Tienes toda la sangre en un embargo
y el corazón plegado a media asta.
La ceniza te cubre como un manto
la cabeza, y te marca
la pisada
en barro funeral e innecesario.
Y me dices a mí, que soy tu hermano,
como tu otra mitad no separada,
que si guardo
todavía la Pe que ayer guardaba
en un tiempo mejor, 0 menos malo.
Yo tengo el corazón y la confianza
clavadas en el hombre del trabajo
que come -cuando come- gofio y agua
con cebollas o rhbanos.
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Que pega a su mujer cuando la casa
es un infierno de hambres y de llantos,
porque algo que le duele y que le cansa
le hace sentirse amargo.
Que se bebe la vida en vino malo,
se emborracha y se caga
en los santos
y no cree ni en Dios. S610 en sus callos,
Que tiene en la mirada
el brillo de los perros derrotados
y el odio en diminutas llamaradas
(por si un día cualquiera ocurre algo).
Que si entierra la luz es porque pasa
por su cabeza la ira y se hace cargo
que hay que enterrar la paz
para salvarla.
Amigo: la esperanza es el mecano
de nuestro hijo de turno, que se para
cuando no lo esperamos.
Dale todos los shbados
-cuando hierve la sangre con la paga-la
cuerda y el empuje necesario.
No hagas sitio en tu vida a ese desánimo.
Creamos en estos hombres que mañ.ana
nos prestarán sus dientes y sus manos
para seguir andando
hasta encontrar la dignidad
que hoy nos falta.
Diciembre 1963.
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ALONSO QUESADA
Y 0 garzo el pan de una infelk manera
porque yo no nucí para estas cosas.
A. Q.
Como él, tú para otra cosa no vales
que ser poeta. Y cuanto intentas
por ganar el pan, es tarea
que a tu espíritu repugna, como a 61
la oficina inglesa repugnaba
hasta el hastío.
Pero fuerza es vivir y lo que puedes
haces, aún a disgusto, pero necesario,
por cuanto otros seres a ti, como a él
se supeditan.
h veces hallas
refugio en unos versos que 61 un día
como para ti escribiera, en circunstancia
idkntica a la tuya, entre mimero
y nfimelo ele libro coutnble, tras hermosa
ilusión llevado el pensamiento.
Logras, entonces, por un momento, de la mezquina
realidad desprenderte, y en otro
clima de aire puro alientas
distinta vida y sueño, rota
Ia raíz que a tu tiempo y n tu tierra
te ata.
Allí,
en ese reino de la luz sin pausa,
RVC yìa de otro cielo donde crece
inextinguible flor de alegría, con 4
das, y ambos os reconoceis por el mismo
mar que alumbra vuestros ojos.
Setiembre 1965. LAZARO SANTANA
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