TEATRO
No hay teatro de arte ni arte del teatro;
hay, sen&mente, teatro.
]OSri BERGAMíN
EL VIEJO
Cuento teatral
En el Sabinal, pueblo del interior, distalIte muchas le-guas
cle la costa, tienen los hermanos Isidro y iMatías Sosa
una rienda en la que se vende de todo, comestibles, bebi-das,
telas, quincalla, granos... Los negocios no anclan bien.
En peor situación que su hermano est8 Matías, el CLIP,
cargnclo dc hijos y cle cleudm, vive cn un pago cercano al
pueblo.
En éste, en la plaza tinica y en In misma casa en que
se halla la tienda, vive Isidro con su suegro el señor Ale-jo,
su mujer Carmita y su hija Lola.
Habitación baja de la casa de Isidro. En eI fondo an
alto paredón, en el cual se abre a la derecha IR ancha
puerta que da a la plaza y a la izquierda una ventana.
A poca distancia de la puerta y en sentido perpendi-cular
a la pared clel fonclo, se encuentra el mostrador, an-cho
y tosco, que divide la escena en dos partes desiguales;
a la derecha, el espacio clestinaclo al ptiblico que entra a
comprar, y a la izquierda, otro espacio, convertido en al-macén
y ntesraclo cle fardos, cajas, toneles.., En los rinco-nes,
montones de maiz, trigo, habas... A la izquierda, las
habitaciones de la familia, En el primer piso viven Isidro,
su mujer y su hija.
Hay en ese piso una galeria exterior, de la que parte
una escalera angosta, por la que se baja a la tienda. En
una habitación del piso bajb duerme el sefior Alejo,
* :I: m
Es et día del Patrono del pueblo, en pleno invierno.
A las seis de la mafiaun es aún noche cerrada.
193
Las campanadas lentas del alba y, poco despues, el
golpear de los cascos de varias caballerías en el empedra-do
de la plaza.
Fuertes porrazos en la portada. Una voz ronca y en&-
gica grita desde afuerä;
--iIsidro!
--{Quién es?
M~rí~-[P~ul {Eles tU, hermana Carmen?
CAR~RZEN. -Ya voy, hermano Matías.
MAT&.--~Qlle hace Isidro?
CARITEN.-YZ~ VLL. Se estA acabando de vestir.
M,4Ti.4s.--jCuerno con el g;ìnclul! Rajen pronto a abrir, que
hace un frío de todos IoS demonìos.
CARiWXN.--iVOhld0, hermano Matías!
{Hermano Matías?
MATÍAS .-iPresente
ISIDRO .+C6mo te IXI ido?
MATÍAS.-Yn te lo dire, hombre. Baja de una vez y abre
esa condenada puerta.
CIsidro bnja; quita los bnwot~s y cerrojos de2 portdn).
ISIDRO. --iBuenas y santas nos de Dios, hermano Matías!
M,\TÍns,-~meiins, hermano Isidro,
ISIDRO .-{Qué tal te ha ido?
MATiAs. -Regular.
ISIDRO.-@ que horc?. saliste de la ciudad?
MAT~AS.-D&U~ hs Animas cuando las bestias empezaban
n subir la cuesta de San Nicolás. El condenado mal-t&
110 pudo despacharme antes, porque In quincalla
la tenía ahn sobre el muelle.
ISIDRO.-(Traes los perrales, los mantones, la loza, los cal-deros?
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MATf AS .---De todo viene un poco. Empecemos por el enco-mienzo.
(AZ arriero:) ER, seftor Sukrez, a descargar.
Y abra mucho el ojo, no me rompa nada, si no quiere
que yO le rompa a usted una pata. Encomience por
la yegua. Tú, enciende de una vez la farola. Me da
rabia de tropezar con tanto chisme, que no vale dos
pescras.
(Isidro emieizde Ia fwoola, que clbelga de mm rL)igcz,
enciwta del wmstmdol;’ el arriero entra y sa ¿e),
MATIAS.--Pues, corIlo te iba diciendo, salimos cle la ciudad
a las Ocho de la noche, y como ahora son las seis
de la mañana, m8s o menos, resulta que me traigo
en los huesos mis diez horas de caminata. Suerte que
la noche estaba clarísima, con mucha estrella. úni-cwnente
en el paso de La Plata tuvimos algo que
sentir.. . Cuidado, señor Suárez, atienda: ese bulto en
el rincón... Bien... Se presentó neblina, y como había
llovido la tarde de antes, resbnldtba el piso como si
lo hubieran fregado con jabón. Por cierto que estuve-a
dos dedos de ir R tomar In maãnnn al otro barrio,
como el otro que dice.
1sl~~O.--$eSúS! ~Cómo fue eso, hermano Matías?
MA’rfAs.-Pues sí; en lo mils amargo de la cuesta, resbalb
la yegua que yo llevaba de cabestro, y por un mi-lagro
no fuimos a juntar nuestros huesos, los míos
tan aperreados como los de ella, en el fondo del ba-rranco.
ISIDRO.- IPerra vida!
MATfAS.- Y todo por cuatro cuartos, jinojo; por salir del
apuro de 11o.y pu entrar en el cle mníi:lnn. i Ay, her-mano
Isidro! Si tti me hubieras hecho caso, n estas
horas estaríamos en Cubn o en Buenos Aires, apa-leando
los pesos, en vez de arrastrar esta miserable
vida de ratones, entre sustos y amarguras.
ISIDRO.-ESCUCha... ¿Y el pIgar6?
MATfAs.-Por ese lacio, menos mal. Tenemos ocho días pOr
delante. No pude conseguir mas del condenado Pro-curador.
Si a los ocho clías no le paganloS por 10
menos dos años de intereses, vendrb la ejecución, el
embargo.. La curia se comer8 la tienda, Y esta casa
que fue de nuestros viejos.
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ISIDRO.-iy nOS dejardn en h calle, a pedir una l¡tnosn¿l,
hermano Matías!
MATÍAS.---NO sens gallina, hermano Isidro. Aún nos que-dan
algunas cartas que jugar. Por lo pronto, el día
de hoy cs nuestro.
ISIDRO. - iHombre! ;El día de hoy...?
MAT~/\s -EI clía de hoy es nuestro, esre día de la fiesta
clel Señor San SebastiBn, Patrono de la Villa del Sa-binaI.
Va-Bs cómo en la venta de hoy sslcaremos
para pagar los intereses y aHn algo clel principal al
maldecido Carranza.
ISIDRO.--ESO estaría. bien, si no fuera la competencia, como
el otro que clice. Pero no cuentas con Snnti&o el
Lnrgo, con ese infernal jorobeta, que ayer tarde pu-blicaba.
por todo el pueblo una rebaja del veinte por
ciento sobre los artículos de quincalla, esos mismos
que has traído de la ciudad, exponiendo tu pelleja.
i%~~f.~~.-(El jorobeti{? Dale meillori¿.~s. Ese no abrir& su
tiencln en todo el día. Si quiere jeringarnos, tendra
que esperar a la feria del aíío que viene.
ISIDRO .-@ué me clice, hermano MaLías?
M~TÍ..~s.-I-Ietnîano Isidro: pongo en su conocimiento, que
en la nsomncla de los Pcijaros, allí donde 18 vereda
hace una vuelta, @abe?, casi a la vista de Arega
yecla, en el tramo m8s angosto y más peinado -que
da frío de mirar pa bajo-, hay ahora cerrando el
pzso, un peñasco mt2.s gordo y m&s pesado que 14
CntecllTJ.
ISIDRO.-[Jesús, hertnnno Matías!
MAT&.-YO mismo lo puse allí, con estas manos como
tenazas que heredé clel viejo Matías Sosa. ~Qw.5 te
habías figuri?clo? Yo mismo lo arranqué de la. ladera
y lo arrastré volteando hasta cl caminO, arriesgando
esta perrn vida que no vale cuatro cuartos.
IsrDno.--Resulta, pues...
hbTîAS.--Resulta que el paso de La Plata esta5 cerrado. Los
arrieros de Santiago el Largo tendr8n que dar In
vuelta grande por Verclejuelos. No llegarán al Sabi-nal
antes de las dos de la tarde. Somos: los dueños
del mercado, como el otro que dice. Venderemos al
precio que nos dt la gana. Hundiremos al jorobeta.
IsrDRo.-Y. I. lllO hilbrenl0s gravndo nuestra conciencia,
hermano Matías?
MATÍAS.--(Rz’~),
klD!XO.--fk~1B~d~te de lo que padre nos decía: [Antes que
nada, ul11clx1chos, a portarse bien!
MnTf.ks.---iPortarse bien! Eso lo pudo decir el viejo, que
tuvo siempre una suerte loca en sus compras y en
su labranza; pero nosotros, pobres diablos, arruina-dos,
sin una perra, en la última encavndurn, <que
otro remedio nos quecla sino robar como todn ~1
mundo?
&,IDRo.--¡QU~ cosas tienes, hermano Matías!
h!h’fAs.-Sí, COMO todo el tllUllCi0. p\lO llle VttCl~‘O alrás.
ISIDRO.-(TCIZ~CT~Q de Y~SCI, ~HCT~CII~O COI.&?L~~). Es grn-cioso,
muy gracioso. Conque tOdos ladrones, ihi?
MATEAS.-El robo, hemmo Isidro, es tan natural como la
respiración. Robamos sin sentirlo, sin darnos cuenta.
La vida es un paseo con las manos metidas en los
bolsillos de los demás.
ISIDRO.-YO robo, tú robos, Jlhi, hi!!
MATfAs.--AquéJ roba. Todos rObanlOS.
ISIDRO.-ii%, Iii, hi!!
No griten, no griten, que van n despertar R papB
Alejo. Prdre, écheme la benclicidn. Buenos y santos,
tío Matías.
k.IDRo.-Dios te hga una smta.
MATÍAS.--~collque al señor Alejo le Jlevan el café n IR cama?
LoLA.-‘Ihnlbi&1 se Jo ilevardn c?u. sted cuando tenga ochenta
afios como BI.
MATEAS.--LO cluclo. Primero, porque no llegaré a ellos, y
segundo, porque, aunque Ile@re, me figuro que no
hnbrc2 hijo ai nieto que me alcance una taza de Sus-tancia.
LOLA.--NO diga eso, tio Matías. Un padre cs un padre.
MATfAs.- (~~tco~rzodndo con el nrriem). iSeñor Su8rez, sefíor
de 1~ pflchorrs, gubrdese ese pasito mocleraclo para la
procesión del Snntisimo Corpus! iVivo, vivo! Quiero
abril- la tienda al golpe de las siete, desde que eti-piecen
il repicar.
SUAREZ- Don Matías, más no puedo hacer, crkame. Me
estoy cayendo de pura debilidad...; atiénteme las
nmnos y ver8 que las tengo como el yelo...
MAT&,.-Hable claro, señor mío. Necesita combustible,
iverdacl? A ver, Isidro, saca el ron; pero no el bau-tizado,
no; el Iegitimo de Jamaica.
(Beben. Grito cgdfsir~~o y ~uz¿lo de losa que cae y
se ronlpe en el czrnrto del abuelo).
ISKlRO. --iMisericordia! ~Qué es eso?
h’IATfA.5. -Conclenacla chiquilla, <que te pasa?
CARWZN.-(R~~¿ZIU~O In escnlem, como zma Zoca). ]Mnclre
amorosa! iMi nifin! i.Qué tiene mi niña?
LotA.-(SnliewZo del cuwto, despnvoridn,). 1El abuelo1
CARMEN #-iAy, mi pnclrito de mi ahal
LOLA .--iEspere, mnclre; no enlre ahora, por Dios1 iEspere
CARAIW, -iConfesibn, confesidn!
MATir\S.-jCr?llen, condenndas InujereS, ordinarias, gritonasl
Bajo, muy bajo, que va B enterarse la vecindad. Ven
mi, Lola, ¿qué pasll?
LOL.4.-Elltr6... n llevnïìe el cnf6 n1 n~uclo... Locl cslabn
oscuro.. . Le llnmo... No me contesta.. . Me figuré que
estaba dormido. . . Le tiro por una mano... [Ay, que
la tenía yelacla como el granizo. ..! iAy, que est&
muertito, créame, señor paclre; créame, señora madre1
CARMEN.--ih’íUE!rtO Sill COn&!Sibd
h’fATtAs. -iQuietos todos! Nadie resuelle... Vista hace fe...
YO les dire II ustedes lo que pasa, ,, Mucho silencio...
(2hierlde mas cer)iZZn y entm en el cuarto del nbtie-
10. Silencio ntedroso. At cabo de un iptstante sale.
L-r.9 dos mctjcres e L9s;irl~o Ze rodean, ~~asiosos).
MUJERES R ISIDKO .-<Que hay? tQu6 ha pasado? <Qu& tiene
el viejo?
MATIAs.--Bajito, caramba, bajito. Pues... nada... no tiene
compostura... Se fue con Dios.
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CARMEN Y LOLA.-(LZornndo n gn’tos). i~y mi padrito!
ii Ay mi abuelito cle mi alma y de mi cor;lzbn!!
MATÍAS .-iSilencio, escanclnlos~s, ordinarias, mal criil&[s. ..!
Van a cle7pertar a toda la vecindad. (Br~~tnlitteîlte).
ISilencio, rayo!
ISIDRO .-Matías habla bien. M&s que lhgrimas y stlspirds,
aprovechar21 al difunto un paclre nuestro por el ánima.
MATfAS .-ESO es. Rica idea. Vaynn, mis niñas, vnynn a
rezar un padrenuestro por el dnima... Adentro, no
tengan miedo. Yo dejé encendicln la vela... ndentro,
adentro. (ih3%?2 zl7.5 rEos Ill?lJhT?S CM cl civnrfo cZe.l
ClbW?ZO).
!?uAnm ,--(M74y nh7ZtO). YO, por servirles podría ir por el
cura.
MATfAS.-Usted ajunta las caballerías y se marcha volan-do
pa la cuadra, (sabe? Y si yo llego R saber que
el se?ior Su,Zrez le cuenta a alguna persona, quien
quiera que sea, lo que aquí ha pasado, es R saber,
que el tio Alejo ha fallecido, usted me conoce, se-ííos
Suhez, usted conoce n Matías Sosa, el clel Snbi-nal,
p’ues le juro por la salvacibn de mi á11ím:1 que
cloncle quiera que le coja le parto el espinazo.
SuAnEz.-iCuid~lcl0 con eso, señor clon Matías; caiclaclo
con eso! Ustecl no me conoce. Por el rigor yo no voy
a ninguna parte. Por el bien, un niH0 me lleva por
delante con una caíía. . . Ya sé que usted me lo pide
con política, con mkhísima política. Por eso yo le
digo al sefior Sosa que Fortunato Suk-ez no clespe-garfi
la boca para mentar al seÍlor Alejo; y si le pre-guntan
que si ha muerto, dir& que es vivo... Usted
110 me conoce, señor clon Mntíns. Por el rigor, yo...
MATÍ&s.--Bueno, ilolllbfe, blIen0. fWKhld0.
(Snk Sztdrea).
ISIDRO. -2Has visto que fataliclacl? Es tontería empeñnrsc,
desengfifiate. No hay mBs remedio que bajar In ca-beza
y conformarse con la desgracia.
MAT~AS.-NO me vengas con gallinerías. iLa desgracia!
~QLI~ mayor desgracia qne ser un gandul, sin cora-je
ni voluntad?
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ISIDRO.-- {pero qué quieres hcer, hermano Matías? Con un
cadbver dentro de la casa, <c6mo es posible abrir
el eStablecimiento? Quedaríamos sin dignidad, deshon-
~ELCIOS, como el otro que dice, a los ojos del público.
MATtAS.-ElltollCes, {te ConfOrmaS Con perder el día de
hoy, In ocasión de la feria, la venta segura, el pre-cio
que nos cl6 la gana, sin competencia?
ISIDRO.-~HEIY LU cnclCtver dentro de la casa, señor!
MATfAS.--jY de aquí R OC~O días habrá doS, porque cadá-veres,
cuerpos putrefactos, comidos de cuervos, son
los hombres arruinados, sin una peseta, a quien to-do
el mundo cla con la punta clel pie!
IsIoRo.--Pero hay que cumplir con la sociedad, hermano;
hay que hacer el duelo.
MATÍAS.--<Y quién te dice que no se haga? Pero se hará
R SLI tiempo; por ejemplo, a las dos de la tarde, cu2u-k
do hnynmos concluido nuestras operaciones.
IsTDRo.--Pero cl cad8ver, hermano hhtías. CNO sabes que
la gente estd acostumbrada a ver todos los días al
viejo, sentaclito junto a aquella ventana? Si hoy pu-blicamos
que no sale por estar malo, los vecinos
querr8n entrar a acompañarle, a darle un rato de
conversaciõn. Y si entran, hermano Matías, excuso
decirte; si entran y le ven tendido como LID leño en
aquella cama y nosotros tan frescos despachando de-tras
clel niostraclor, excuso decirte, hermano Marias,
cómo quedaremos. Quedaremos como un trapo, como,. .
MATf.as.--Así sería si no vieran al viejo; pero como le ve-rdn,
hermano Isidro, como le veran sentado allí, jun-to
n IR ventana, como todos los días.
ISIDRO.-CQU~ dices, hermano Matías? 5En que piensas,
por Dios vivo?
MATiAS.--CTe has figurado que Matías Sosa, este hermano
tupo que anoche mismo le ha visto dos veces IR ca-ra
a la muerte en el paso de La Plata, va a retroce-der
ahora por estúpidas consideraciones a un cuer-po
sin vida, R un pedazo cle palo, cuando se trata
del pan cle SLIS ocho hijos? Tú no me conoces. Mí-rame
bien, hermano Isidro, Yo no soy un hombre,
SOy una fiera capaz de derramar la sangre del pr6-
jimo y In mía.
IsroRo.--Sosiégate, hermano, no te acalores, no te precipites.
MA’ri!6.---Acabemos de una vez. Dentro de poco saldr8 el
sol y empezarán los repiques... Ya se siente el re-bullicio
de la gente en la plaza. iQué feria vmnos a
tener! Haremos doscientos pesos, trescientos quizá,
rescataremos el pag-are, nos salvaremos de Garran-za
y de la curia. phimo, hermano Isidro! Entre los
do,c cargnremos ~1 viejo y le pondremos, nlli, vuelto
de espaldas en aquel sillón.
ISIDRO .-iJesUs mío!
MATÍAS.-Al verle tranquilo, envuelto en su capa, la gen-te
se figurarcl que est8 dormido.
ISIDRO.-LRS manos me tiemblan, hermano Matías. Las go-tas
de sudor me caen de la frente... {Ves? Yo no
sirvo para estas cosas.
MA-rf~s.--iMiserable gallina! IQuita! Lo haré yo solo.
ISIDRO.-NO, no, espera, yo te ayudaré. El Sef’íor me per-done.
_. Pero csc~~l~~. ._ iy Carmen? ZTe figuras ta
que Carmen consentir8 que le toquen el cuerpo sa-grado
cle su padre?
MATÍAS.- {Quien llera. los pantalones, ella o tú?
ISIDRO.-Per0 sefíor, de tOdoS modos hay que COntnr con
ella, como principal interesada que es en el cadáver.
MATfAS.-COnfOrme. Pero, jvivo, vivo! Mucho tiempo he-mos
perdiclo ya.
(Isidro, &sde Za pfrertn de Za dcoúa, ZhlfCc R SM
naaq’er. Salen madre c IQ’a. Didlogo ew vos lmjn entre
Isidro y Carmen. Protestas v gestos de Iaorror de elkr:
exclanmciones sofocndm).
CARMEN.- (Ronzpieizdo n gritm;). IJesús me valga! iMi pa-dre,
los restos sacratisimos clc mi pnclrc! $kitds en
tu juicio?
ISIDRO.-Espera: mujer, no te sofoques. Si no se trata cle
perjudicarlo en nada... La cuestión es tenerle cle
cuerpo presente, como el otro que dice, un par de
horas.. . CA 61 quB le importa? MSis bien se nlegrard
de hacernos un favor.
CARMEN.- Eso no es cosa tuya. Td no eres capaz de eso.
La ocurrencia debe ser de tu hermano Matías, que
nunca ha creído en el Bnima, ni en la justicia de
nuestro Padre celestial.
201
MATf.4s.-Sí, señora; la ocurrencia es mía, y como yo lo
lnanclo no hay mis remedio que obedecer.
CAnafrw.--Pues te equivocas. Primero me matan que de.
jarfe manipular el santísimo difunto.
hl.4TfAS -Pero, condenada mujer, <no comprendes que ese
cuerpo ya no sirve para nacl3, qu.e es como un pe-drusco,
como un pedazo de palo?
ISIDRO.-ESO, un l~ecl:lzo de palo, que ni siente ni padece.
Lo mismo que yo te decir\, mujer.
MATiAs.--(Prefieres, mujer esttlpicla, verte nrrastracla por
esos suelos, echada de esta casa por el granuja de
Carranza, que te rematen hasta la camisa y andar
errank por esos campos con un palo y unas alfor-jas,
pidiendo limosna, pasando hambres y vergtknzas?
ISIDRO.-ESpIX, hernxmo !&Xías. No 1~ SOfOqUeS. Ya VerftS
cómo acaba por comprender la razdn.
CARMBN.-CY el pecado? ?Tti no cuentas con el pecado gran-dísinio
que vamos a echar sobre nuestra conciencia?
MAT%.-Ea, bastante tiempo hemos ~gumtndo tus majade-rías.
Se me acabó la paciencia. iSUS! ILargo de aquí!
CARJIBN .---~Hermano Matíns, por caridad divina!
MATíns.--iLargo de aquí!
cnnhWiN.--íAy, Reclentgr mío! ihy, hkdre amorosa, qw.5
dolor tan agudo1
LoL.s.-[Hi, hi!
MAT‘~AS. -iCúllense, c&llense!
CARhfEN.-j&, que corona de espinas! iAy, qué hiel y vi-nagre!
iRy, que callejdn de la Amargura!
LoLA.--iHi, hi, hi!
MATf.~s.--/iC~lleuse!!
CARMEN,--iAy mi paclre, ay mi padrito! IUn alma tan bue-na,
tan devota de la Santísima Virgen y del glorioso
pntriarca San ) ose!
LOLA .-il3, hi, Iii!
MATÍAS. -iiCLillense!I
(EZ kFGt0 de Zas mujeres se aleja. Ya no se oye).
Ea, ya estamos libres. iJinojo, vaya unos trabajos!
iTriste cosa tener que ganar las miserables perras
202
con el sudor del cuerpo y las amarguras clel alma!
En fin, (qué es eso? <Qué te pasa? Estds temblancio...
ISIDRO.~~NO lo pucclo rcmccliar. EI corw,ó:tl SC me encoge
curìnclo pienso que lo tengo que tocar con mis ma-nos.
ihy, hermano híntias, quk paso tan AIerte!
MATÍAS.+CO~~~W le tienes miedo a los rnLlertos>
ISIDRO.-NO lo puedo remecliar.
MATÍAS.-jIdiotS1! <Tú crees que los n~uertos viven?
1sI~R0.-CQllé se yo?
MATfAS.-PlIeS si viven, no estz\n muertos. EntencWnonos.
Una cosa u otra. De modo que tú... {te queclns en
tierra? 8
ISIDRO.-(Chi Uom?~rJo). No piledo, hernlnno Matías, no
puedo, los brazos se me parten.
MxrfAs.--Quita, hombre, quita; cla rergiienza... jIr6 yo solo!
iN necesito de tí! iN necesito de nadir!
(E&n solo eíl e.2 clcnrto de1 crbncZo. Al snlw, 111n~~c71n
j?mssr3a77as~ate, con Zn cnbem eygllidcr, jndeiruk, ILe-vam20
en h-usos el cadiíve)*, slrzwelto 811 ww cr@z).
MATIAS. -iViVO, hombre, vivo! iPon el sillón de espaldas
a la puerta...1 Así... iEa, ya estti!
(EZ cnddver queda smtdo 812 el silldn, da espnldns
al pakvico, S61?0 Se Ve kb tXZõG<Qa bhtG¿Z, @O~~flrz’~ fM¿
el ~espaMo. IMatíns se deja cnw sobre ~1 fardo. RES-pira
con t~aúajo).
ISIDRO. -¿Qué tienes, hermano Mntíns?
MATfAs.--IQué he de tener! <Te parece poco todo esto?
ISIDRO.-Tienes mzBn. Tfi eres muy fuerte, pero no CTCS
cle hierro. Debes estar rendirlo. {Quieres tumbarte
un ratito en mi cama? {Vamos arriba?
MATfAS. -(Dormir yo nhora, cimxlo va a empezar 1,1. ba-talla?
Esta noche dormiré, si puedo. ~Sabes lo que
me pi& el cuerpo? iROll! iVCllgfl ron! Échate una
copa, que bien la necesitas. Tienes la misma color
que el difunto... iBuen par de gallinas estamos!
(Beóan. Pasa nlgdn t¿en@o).
ISIDRO.-@yeS? (kl Sefi2ll...!
MATì.&S,-<Lc?. Sefid? ¿NO Seí-áll tlIS OidOS?
ISIDRO.- NO ~6; me pareció oir muy ChrO el golpe clel es-quilón.
203
M,+ms.--jEsper8, espera un POCO...!
ISIDRO.- isí, es 611 ion señal! IAhora la campana...! iBen-ditos
repiques, que alegran y refrescan el alma!
MATf.As.-iTe acabaste al fin, noche de perros, maldecida
noche de horror y pesadilla! /Ya no tengo miedo!
IE! padre sol es&1 allí fuera, llamando ZI la puerta,
metiendo por las rendijas monedas de cinco cluros!
IA la obra, hermano Isidrol labre el portbn de par
en par, que entre el padre sol! iQue entre todo el
munclo!
MATtas.-(h?7~étiCO, nzedio Uorîmho, goZ$enndo ~09~2 una
pesa el mostmdor). ~Aclelante, señores míos1 iVen-gan
toclos a honrar la casa de Matías Sosa, la pri-mera
tienda de In villa del Sabinal! íAquí encontra-r8n
toda clase de articulos, nacionales y extranjeros,
de todas las partes clel universo mundo; comestibles
y bebidas, lanas y sederías, pafiuelos y mantones,
quincalla y perfumerial iAlto! iEsperen un poco!
iLn religifin siempre por delante1 Caballeros, digan to-
ClOS COnmigo: j]iViva nuestro Patrono San SebasticZnl!I
EL GENTÍO .-iiiViva!I!
(Lsidro se acwca timidnmente al nzostmdor, protes-tlwrlo
Con el gesto contra el escdndalo).
hkrfís .-Sí, si, por Dios; tienes razón; ya no me acorda-ba...
(Vocifcraizdo). iVean ustedes si ea esta familia
hay honradez, si hay... caridad! i i iSi hay cristianis-mo!!!
iMientras los hijos se desloman trabajando, el
viejo duerme tranquilamente en un silldn!
204
(Voces eu el pfiúlico, unns que p~~egwtmr, otras que
contestm$).
-<Estsl dormido?
-Sí, estc2 clormido.
-Dormiclo., , dormido... dormido...
(Las voces, los crudos se nterlún~t, clegeuermt elr 1771w
ynuZZo, qne poco n poco se npaga... El silemio se ex-tiende,
se p~oloet~gn iHdef~lLidntltettte...)
LUIS Y AGUSTÍN MILLARES CUBAS
205