Sentado estoy en el bosque
oyendo gemir las auras
que, al pasar entre las hojas,
confusos rumores alzan.
Desde el principio del mundo
conversan así en voz baja.
Las brisas murmurador;is
con las hojas y las ramas,
algo dicen misterioso
allA en la noche callada...
Yo siempre aquí las escucho,
pero no me dicen nada.
El sol ardiente declina
envue!to en nubes de grana.
Dulce claridad difusa
los floridos campos bafla.
Del fondo del valle umbroso
surge melodía vaga,
incienso de la Natura
que a los Cielos se levanta.
Esta mtisica no escrita,
tiene tambikn sus palabras..,
Pero por mAs que pregunto,
a mí no me dice nada.
A mi izquierda el mar inmenso
ruecln sus olas de plata
que muriendo dulcemente
se deshacen en In play:~;
imagen fiel de mi vida
que jamAs reposo dcRIlz¿ì
ni cln tregua rz sus lamentos
ni en su lx~tnllar descansa.
Disputando eternnmente
con 18 inmensickld se halla...
Pero por mds que interrogo,
;I mí no me dice nada.
DOLORES MILLA RES CUBAS