ENSAYO
. . . * . . l . * . . . . . . . . . . . . . . . *
llegar con la mano a esa capa finísinza, casi incolora
ya del aire, donde están las ideas inkditas.
JUAN RAMON JIMfiNBZ
EN TORNO A LA EVOLUCIÓN
Introduccidn
La aparente estabilidad de las cosas que nos rodean,
el recrearse en la estcltica y contemplativa imagen de la
naturaleza que nos circunda, naturaleza cantada y poetjza-da
por miles de artistas en todos los tiempos, la observa-ción
de lo lejano, inmutable y eterno, IR autocontempla-cibn
de sí mismo en la continuidad de LIII~ vida humana,
perennidad en los recuerdos, estatismo en las costumbres,
etc., etc., rodo ello producto de una conciencia histórica in-dividual
y colectiva, condujeron al hombre, más por ne-cesidad
que por convicci6n, a la construccidn de una ima-gen
ideal del m~~nclo que le rodea: los seres no cambian,
la naturaleza es inmutable, el hombre un ser excepcional
generado con el fin del disfrute de la naturaleza viviente
puesta a su servicio. Todo parece contribuir R fortalecer
la imagen de un mundo est8tico situado por encima y por
debajo del nivel humano.
El progreso del conocimiento, sin cesar creciente, in-cluso
en las épocas en que Irr itnperfWci6n c-le rruestros
medios de observacibn parecían dar la razón a los que
defendían la inmutabilidad de las cosas, condujo poco a
poco al resquebrajamiento de este mundo icleal y ficticio
en el que cada cosa estaba en su sitio. La introducción
del método experimental en la ciencia, unida a la tenden-cia
generalizadom del pensamiento l~unzano, condujeron a
abrir las primeras grietas en este endeble edificio.
Nada hay estable en el munclo que nos rodea, ni la
gigantesca montaiia, ni el n-As insignificante ser vivo es-tún
exentos de esra ley. Todo est8 eventualme:nte sujeto a
cambios o transEormaciones, y el que los cambik proclu-cidos
sean observables, es simplemente cuestibn de liem-po.
La mont:~fia está sujeta R los agentes erosionantes,
127
Rgelltes físicos, químicos 0 medmicos, que moclelnn SU es-tructura
y en el curso cle las esas geológicas provocan
grandes transformaciones.
Lsì. vicia, 10 viviente, tampoco tiene la estabiliclscl que se
le sLlpollí:t, así en su paso a trw.3 de los milenios llít si-clo
objeto cle gra1ldes cambios y hWlSfOrlllaCiOlleS, COnlO
evidencia la Paleontología, con la ingente cnntidacl de fó-siles,
que 110s dicen que los seres vivos que nos prececlie-ron
no era11 antes como lo son hoy. La aparente estabili-ciad
cle IRS especies 110 debe hacernos olvidar, la SLlceSidll
cle 10 viviente, pues la especie, como 10s individuOs que IR
coni~milen, nace, se clesarrolli~, envejece y clesapnrece. La
vida. toda. entera evoluciona. Nada escnpn aI CIU-SO del
tiempo, que en calma 0 tLlniLlltL1osaliiellte iwrnstrí3 en su
seno a lo viviente 0 inanimado.
El problema cle IR evolución no debe deja a naclic
indiferente, pues su introducción en el pcnwmiento llunia-no,
representa una auténtica revolución: en efwo, su ;iùru-niadora
evidencia nos arrr?nca violex~tanientc de nuestC0
cómodo sitial cle siglos y milenios, para :uroj:krnos en el
torbellino cle un mundo en perpetuo proceso. Hace fult;~
por tmlto nbnndonar la. seguridad por fa inseguridad, la
esrabiliclsicl por la ines[abilickId,, Ia traiiquilicl:tcl por 1:~
aventura.
El penstimiento se pone en m:u-cha, y trata de hncer
luz en este mundo cambiante, las tCciiicas de observacichi,
sin cesar perfeccionadas, nos hablan continunmente cle In
profuncliclnd cle estos cambios, de la insosperl~í~cln abun-dnncin
y trnscenclencin de lo vivo, de los nleca~~ismOs Ope-rantes
en el mundo microscópico y sul~iilicroscopico, de In
complejitlncl exquisita de los sistemas vivientes, de la. gra-clwii>
n cle 1W funciones de IoS seres vivos, cle Ia. progre-siva,
lent6l y costosa dquisición de una cunlidncl ve11 li-ljOs?l
que posibilitaria la continuidad cle una especie, su super-vivencia,
su proliferilcióii y su posterior diferencincidn en
especies hijas, lns cuales, unas desaparecen y Otras sufren
a su vez el mismo proceso.
La nventur:ì del pensamiento que rcprcsenta la evolu-ción
«latu sensu» y el concepto evolutivo, en la. exl>]ica-ción
de las cosas, tiene alcances insospecl~aclos. Filosófica
Y biOldgicnmente, significa antes que nada la explicación
de los seres en funci6n de su entorno, cada fase de la
evolucidn tiene que ser explicada por el medio circun-dante
en ese instante daclo cle la historia evolutiva del ser.
Sin esas dos apreciaciones, el estudio del ser y de su bis-toria
evolutiva, el conocimiento se pierde en nociones di-fusas
y abstractas y el pensamiento se confunde y pierde
en divagaciones idealistas o metafisicas.
Cadla ser debe ser objeto cle un estudio fundamental y
primario, hay que «descender> hasta su estudio, por insig-ficante
que sea, considerAndolo siempre en funci<in de su
Ambito, para después, en un esfuerzo superador del pen-samiento,
situar al ser en el contorno general de la evo-lucidn,
poniendo al descubierto sus interrelaciones con los
demAs seres. Sc510 así, se hace inteligible el ser y los pro-cesos
que le han originado.
Sobre la adaptaoión
Decía Teilhard de Chardin, que adaptarse es morir
evolutivamente, Mfis exacto quiztis sería decir agonizar
evolutivamente. Querja decir el ilustre científico franc&
que un ser adaptado es un ser que no evoluciona, o bien,
según nuestra aclaración, evoluciona a un ritmo lentísimo,
puesto que todos los seres vivos y los objetos inanima-dos
son objeto de evolucidn, y su única diferencia, radica
en el (cternpo)) de dichos cambios evolutivos.
Los seres adaptados evolucionan muy lentamente y
los no adaptados lo hacen rkpidamente, entrando a veces
en fase de lo que se denomina inflexibn evolutiva.
{Que es la adaptación? Segtin lo dicho, consistiría en
un mutuo acuerdo entre el ser y su medio, una especie
de concordancia entre ambos; los seres en estas condicio-nes
sufren muy escasos cambios y permanecen casi inalte-rados
a lo largo de las eras geológicas. Si consideramos,
como veremos m&s adelante, que el medio evolutivo de un
ser son los clembs seres antZlogos a él (de su mismo nivel
de complejiclacl) con los que interacciona, resulta entonces,
que si el ser es esrabfe, también lo ha de ser su medio,
es decir los demk seres. Cada ser en cuestión posee In
parriculariclad de sukir muy pocas moclificacioncs. CPor que?
129’
L2t respuesta a nuestro modo de ver, debe consistir en que
la acci011 de la seleccidn natural, sobre fstOS SeRS, eS muy
e~cfis~, cs decir, In competencia entre ellos cs llequeñ&
por elfo In sele&& natural no ocasiona serias cljíi:rencias
el1tl-e 10s seres sobre los qLtc sc ejcrcc. {CllLil SCl% la CUs1-
liíjacl fuudaruental del ser que le hace nchptarse a su me-dio?
Par>] nosotros !N respuesta esth en el aJ~rO\'eChnîientO
econón$co clel medio, Sólo los seres que explotan econd-n~
icamente SLI substr;lto evolutivo, se aclnptw. RI decir ex-plotar
econi>micamente cl~ereinos significar que nos refe-rimos
R obtener el m8ximo re~Mimienr0 energético con eI
mínimo esfuerzo. Si cansidernmos que &itn es la formula-ción
cle unn ley clindmicr~ gener;il, operante a todos los ni.
veles ~1 der’i\rad:l del segundo principio de Termodinbmica,
comprencleremos que h nduptacibn sea un fenOmen0 bio-lógico
de amplia significación, observable en locb3 las es-calas
de In naturaleza viviente. Lo que podríamos llamar
con sigo clc ~mprccisión, tC1lclencin a la r1dnpcación, debe
representar un mecanismo evolutivo operante en todos los
niveles de la realidad biológica,
Así, pues, la selección natura1 operxnclo sobre seres
adaptados, produciría continuamente los tipos medios rnhs
frecuentes, mbxima frecuencia de la CLII-VS\ clc Gauss, en
la distribución de los caracteres de um especie. 0 sea, la
selecci0a ~enclerifi 8 elhinrlr los ljpos nxis e.y&ecmos, me-nos
probables. Esto concluce, mientras no se modiliiquea
las condiciones de su dmbito y medio evolutivo, a una es-tabilidad
continuada de la especie. Ahora bien, si los se-res
en cuestión resultnn alterados ]~r1>fLinndamente, ya sea
por unn moclificación cle las condiciones externas, tempe-ratUrn,
acciclentcs geol0gicos, etc,, 0 bien por otras ii2lle-rentes
a los seres en evolucidn, como por ejemplo que la
adaptación al producir un tipo caclu vez mlís acln],taclo, ex-tienda
el dominio cle ese ser sobre su sírnbito, que los se-res
colmen su habitat; entonces, las concliciones serían muy
difer-enPes, la compek~ncia por la supel-vioen& sería mu-
Ch0 mRyOr y la selección nntural actuaría implncalslemente
moclificanclo profunchnxnte la especie. En este caso cl ser
YR 110 estb Xlaptnclo en su medio y esta inestabiliclacl le
hace progresar rhpiclamente 0 exlinguirse.
ES altamente sugestiva la idea cle que los seres llarc?
130
lograr la inflexión evolutiva necesitan colmar SII ]]abitat.
'Esto pidLICe LIIILR esencial rccluccidn del Bmbito, 10 cual x
SU Vez condiciona una creciente intensidad ell la acciones
evolutivas’. Hay que clcstacar la noción de qtle la redtIc-ci6n
en el Bmbito no es un concepto estático (disminución
de lil superficie habitable, 0 algo por el estilo), sino clin&-
mico, clerivnclo del hecho de que la prolifer2lción Sobre un
áLnbit0 Ie I3duce pFs.~latiaa e inexoraMemente. A medida
que aumenta. la población, clisminuye el ámbito en In míS-ma
proporcidn, y al ocurrir esto, la competencia se hace
mucho mtis intensa y IR seleccidn naturd elinlina a los ti-pos
menos ~lCl~~pt‘ndoSo, ùr~lnclo, én este caso, desde el pun-
LO cle vista evolLltiv0, como un inecsmismo favorecedor de
la inestabilidad de la especie.
Una explicwiún parecida suministra A. Oparine con
respecto al origen del protoplasma, lo que en reaiiciad es
hablnr del origen de 12~ mntcria viva. Para Oparine, la re-duccíói~
del ;Ilmbico se consigue dentro cle ~111 estado pard-cular
de la mnlteria, llamaclo coacervato. Las macromol&
culas protéicas, previamente originadas por larguísimn evo-lucidn
química nbi6gena, y otros elementos como electro-litos,
sales y polisac&riùos, etc., al est-r físicamente sepa-r-
nclos clcl medio círeuntlailte por el coacervclto, pos~bílira-rían
el que las acciones evolutivas de las molf2.ci~las, inter-cambios
químicos, serian mucho más intensas y se supone
que de un estado semejante de 1~7m. ateria surgió la vida.
De paso cliremos, que los concervatos artificiales, fh-ciles
cle p1~3païnr en el Inboraeorio, se cotnportnn cle un
nioclo particular, por ejemplo: concentran enzimas especi-ficamente
(según la naturaleza clet coacervnto) y sepflrfin
electivamente electrolitos del medio circwdante, potasio
en lugar de soclio, característica, por otra piu-te, &l Proto-plasnin
vivo y explicable en términos de fuerzas electros-tAticas,
e~ltre JRS mol&i~las, que selecciontirían potasio pOr
su menor capa de hidratación con respecto aL Sodio, 10
CLIRI tenLli-fa como consecuencia el que 1nS Clist~IlCi~S en-tre
los &tomos serían menores cuando el potasio se intel=
CE&L que cuando lo hace el sodio, y por cOns&Nente Ia
illteljsic~ac{ cle 1~s fuerzas eIectrosl8tices seria inucll0 m:lyor
cuando interviniese el potasio como pueiìte Y, por ende, la
cohcsi6n clel col)jL~nto, C~LICs ería mLtCl~0 ni& estable.
131
Como ejemplos que podrían argliirse en favor del estu-dio
conjunto del ser y su medio, o sea, clestacar todas Ias
relaciones del ser, podríamos hablar entre otros muchos de
dos: los cambios sufridos por una mariposa en Inglaterra
y la alta frecuencia entre los negros de ciertas zonas
africanas asolaclas por la malaria cle los portadores de una
hemoglobina anormal, la hemoglobina S. responsable de
una seria enfermedad entre sus portadores, siempre Iign-dos
a la raza negra, que se lli~ma la anemia drepanocíti-ca,
0 anemia falcihrme, en 1~ que los glóbulos rojos tie-nen
forma de hoz.
Respecto al primer ejemplo, se observ0 que de un tipo
de mariposas en el que predominaban los colo~s claros,
grises, etc., se pas6 a principios del siglo XIX en las zo-zas
industrinles inglesns, cubiertas en Areas enormes por
polvo de carbón de las fAbricas, a predominar un tipo os-curo
casi negro. No se encontró explicncidn a este hecho
hasta que se demostró que la causa era debida a que los
tipos oscuros tenjan muchas mRs probabiliclacles cle sobrevi-vir
snh-e fnndo osrtu-0 que los claros frente íl sus enemi-gos
naturales, una especie de pCljaros cuyo alimento prefe-rido
eran estas mariposas,
Con relaci6n al seg~u~clo, In alla hecuencis1 el-51 ínex-plicable,
en general la selección natural elimina a estos
enfermos en edad temprana, y adem8s el carkter es lio-mozigótico,
0 sea, desaparece en el cruzamiento con un
normal, para reaparecer sólamente, si se unen dos inclivi-cluos
que sean portadores del mismo cíwlcter, en ese caso,
cuaudo se hace homozig6tic0, determina la aparición en el
individuo cle esta terrible enfermedacl. La explicaci6n cle
la alta frecuencia entre los negros de zonas palúitlicns, lle-gó
cuancl se demostrci, que en este ambiente palúdico, la
seleccih natura\ operaba de modo diferente puesta que
los portadores de dicha afeccidn, tenían unn mayor resis-tencia
a la infestación palilclica. Asi, pues, frente a In ma-laria
se seleccionabau Ius portadores de anemia falciforme
en una elevada proporci6n.
Breve historia del pensamiento evolucionista
En otro lugar afirmabamos, que la teoría de In evolu-ciõn,
recoge en un esquema coherente y generalizador, to-dos
los hallazgos de la Paleontología, y explica las diferen-cias
existentes entre los seres vivos actuales y los desapa-recidos.
La evolucibn de lo simple a lo complejo es un
hecho comprobado y comprobable.
Las dificultades conque principalmente se ha enfïen-tado
la teoría de la evolucidn derivan, principalmente, clel
carkter evolutivo del pensamiento, ya que de una etapa
de rotundas afirmaciones biológicas a ralz de la publica-ci6n
del Origen de Zns especies, etapa que durd todo el
siglo XIX, y que verdaderamente impulsó el pensamiento
biologico, se llegó a una situación indecisa, de escepticis-mo
inclusive, respecto R la validez general de IR teoría de
la selección nnturnl de los mhs aptos. El conocimiento hu-mano
habia avanzado en la intimidad de los procesos vi-tales,
se hacia necesaria una revisión cle los conceptos so-bre
herencia. Weissmann había ya concluído la separación
entre el soma y el germen: ~610 las acciones que acttien
sobre el germen producir8n cambios heredables, mientras
que las somáticas no lo serán, quedándose en simples va-riaciones
o fluctuaciones, condicionadas por el habitat de
una especie, y no son transmisibles. Jorclan resucita el
pensamiento fijista con su teoría de las especies fijas. Un
científico ingl&., el botfinico Scott, 11eg6 a decir entre otras
cosas: «Al menos por el momento el período darwinista ha
pasado: no podemos disfrutar por t-n& tiempo de la con-fortable
seguridad, que en tiempos satisfizo R tantos de
nosotros, de que el principal problema estaba resuelto, to-clo
estcZc. le nuevo en el tubo de ensayo. Ahora, en efecto,
ha nacido una nueva generación que no conoce a Darwin».
El reclescubrimiento de las leyes de Menclel, con la
aparente estabilidad de los wrr?ctcres hereditarios, que se
combinan y recombinan, para proporcionar el material ge-nktico
transmisible, pero que se transmiten con indepen-dencia,
parecía enterrar clefinitivamente toda esperanza
133
de encontrar una explicacidn al problema del llleCLlniSmO
intimo hereditario de la evolución.
La. observación de espontáneos cambios en una plilnta
de nombre profetice «Oenothera Larnarclriann)), pOr de
Vries, cambios, que esta Vez se transmitían por hercncin,
condujo al descubrimiento de las mutaciones. Alteraciones
esponthneas del material gen&ico, que clan origen n nue-vos
tipos y razas y que se suceden n un ritmo y frecuen-cia
ininfluenciables y conducido por la.5 leyes del azar.
Toclo ello puso en evidencia que el germen no era, des-pu&
de todo, tan inalterable con70 se le suponía.
El estudio por Morgan y su escuela genetica de una
enorme crunticlncl de genernciones rle moscas, las célebres
Drosol>hilas, parecen cle nuevo haber empequefiecido el
papel de las mutaciones como agentes de la. evolución.
Son muy poco frecuentes y en la mayoría de los casos,
las observables, son teratológicas, monstruosas. Aunque no
se desechó ni mucho menos su posible papel en la evolu-ción,
hay que tener en cuenta que para que ejerzan un
cc?mbio perdurable, deben actuar en una población muy
limitscla, donde los cruzamientos, entre individuos próxi-mos,
sean muy frecuentes, sdI0 así se hace homozigótica,
cloliiiilante, si nu clesapiirece por herencia.
El pensamiento biológico, pues, siguió dos rutas para-lelas,
que hasta cierto punto se ignoraban mutuamente.
Los genéticos, Morgan y su escueln, Goldshmitd, etc., que
siguieron su camino en la profundizacifhi de los niecanis-mas
hereclitarios, inclepenclientete~~te de los esquemas biw-lógicos
ger:erales,
Por otra parte también los biólogos continuaron desa-rrollnndo
teorías, que trataban cle explicar cada vez con ma-yor
generalidad los nuevos descubrimientos, Ncolamarclris-mo,
Neocl:.~r~~~ii~is~~~ot,c orín sint6ticn dc In cvolucicín dc
Gaylord Simpson, teoria de Wintrevert con sus interesan-tísirnas
consideraciones sobre lo que llama el lamarc2;ismo
químico y que expone en su libro Lo vizricntc c~carr’or rEe
.w Pl~OPh e~vohlciól~; todos estos son otros tnnlos intentos
de abflrcar y explicar los nuevos hechos enfi-ent:lclos.
POCO :l poco se llegó a la conclusión, por LEO y por
otro lado, de que es imposible sep;u-ar al ser de SL~ medio.
La enorme contribucih de Nlorg;un a la Geuetica 110 de-
134
muestra que la evolucici>n proceda así en el habitat natu-ral
de las Drosophilas, puesto que éste no snn sdlamente
los individuos de la especie, sino los de otras con las que
convive y con las que se ha llegado R una especie de
equilibrio dinsímico, equilibrio Observable con nbso~ura ge-neralidad
en toda la Biología. Así pues para el estudio de
los Procesos evolutivos del ser, este tiene que considerarse
dentro de su Ambito, en unidn de los dem8s seres anGlO-gas
a él y con las demás especies de las que vive y de
las que a su vez constituye alimento, Sólo así, consideran-do
la realidad biológica en su conjunto, surje la explica-cidn
de los procesos evolutivos que han Originado los se-res.
La ciencia que estudia esto y con la que parece ha-berse
solventado el viejo pIcito entre bi6logos evolucionis-tas
y genéticos, es In Ecología, que cstudifl fundnniental-mente
la genetica de poblaciones en su ambiente natural.
Hay dos conceptos que conviene tratar de definir. Nos
referimos a concretar lo que es el medio evolutivo del ser
y su ti,mbito evolutivo.
Explicaremos el se~uuclo, como el conjuntn de condí-ciones
geogrAficas de la especie, los factores físicos, qul-micos,
geológicos y meteorológicos, en los que vive la es-pecie
en cuestión.
Para el primero preferimos tratar de dar la definición
que del mismo hace el Dr. F. Cordón en su publicaci6n
LOS prZncip¿‘os tedrkos del dn.~wini.s~/lzo. Para Corddn el
ser y su medio tienen la misma edxcl evolutiva. Constitu-ye
esta afirmaciõn una aportacibn fundamenlnl al pensn-miento
evolucionista quiere decir que el medio en el que
una especie evoluciona esY& formado por los individuos
análogos a el, de SLI mismo nivel de complejidad, en pala-bras
del Dr. Cordón, con los que interacciona. Esto sig-nifica
que al hacerse mks complejo un ser se complejiza
su medio evolutivo, Ninghn ser avanza en la evolución
haciéndose más complejo, sin que a su vez se compkejice
en la misma medida su meclio evolutivo.
Una vez alcanzado un grado m%s de complejidad, son
los seres de este carácter los que pasan a regir la evolu-cidn,
Ias acciones evolutivas, que son el resultado de la
convivencia e interacción de seres del mismo nivel de
complejidad, y que acttian continuamente, solicitando res-
puestns en los seres, también se coniplejiznn al hacerse
mgs complejo el medio, y su sutilidad y delicadeza se agU-dizan
al alcanzarse un nuevo nivel cle con~plejiclacl.
Pm-a aclarar todo esto, pondremos un ejemplo que ya
cle antemano se nos antoja bastante impreciso. A nivel
1lumano podríamos decir, que hay dos distintos niveles de
coml~lejiclacl: el campo, el meclio rural; y la cíudad, el me-dio
urbano.
En el medio rural, las acciones que regul;m las rela-ciones
humanas evolutivas, en cierto sentido, son más
simples que en la ciudad. El hombre del campo, en gene-ral,
no debe esforzarse, muy por encima del nivel de pen-samiento
medio existente en el campo (nivel de pensamien-to,
nivel genuinamente humano). Las concliciones de vida
mhs sencillas y elementales no le impulsan a elevarse R
grandes alturas intelectuales. Claro esta que toclo esto no
es axiom&tico, caben muchas gradnciones y la influencia
del nivel urbanc~ sobre el rural pro\-oca grandes camlsios
en este y lo complica, por eso decíamos, que el ejemplo
era impreciso, pero a pesar de estos fallos, define bastan-te
bien nuestra intencidn. Por todo lo dicho, creo, que po-demos
convenir, que el genero de vicia rural es clesde lue-go
más elemental y simple que el urbano.
Examinemos ahora la ciudad; es &te un medio muy
distinto, por lo pronto el ámbito es mucho m;js reduciclo,
ninguna ciudad por grande que sea iguala en extensión a
todo el cilmbito rural. Efecto de esta recluccii>n en el Bm-bito,
hace que las acciones evolutivns smil mucho mAs
frecuentes e intensas que en el campo. En efecto, Ia lucha
por la existencia, los mf5ltiples, innumerables choques en-tre
las capas sociales, la competencia, etc., hacen que el
hombre medio se sienta con más frecuencia impulsado a
superar estas contradicciones que le perturban. Pero al ha-cerlo,
por medio clel estudio, en una profesión (investiga-ción
científica, negocios o lo que sea), el individuo ha pe-netrado
en otro dintel de complejidad, su medio, ahora si
es hombre de estuclio, es ya mBs complejo, las acciones
que inciden sobre P.1, son cle un nivel superior, del nivel
de pensamiento. A medida que el hombre se aclentra por
este camino, es sin cesar estimulado por estas acciones,
rectoras de su evolución, este hombre clialoga poco a poco
136
:tl nivel mk\is alto Con cientificos 0 sabios en un lenguaje
distinto al de la generaliclad, y sin cesar se siente impul-sado
a la superación en el pensamiento. Los hombres que
han llegado R este nivel se Convierten así en rectores de
la evolución humana, 1;~ del pensamiento, por representar
el nivel nlas alto de Complejidad. Indirectamente este ejem-plo
nos explica por qué la ciudad predomina y asimila al
campo ya que su mayor poder integrador y su nivel su-perior
de complejidad le concede este privilegio.
La evolución en el nivel humano
La existencia del nivel humano que ha siclo alcanzado
por la evolución conjunta del nivel anterior, nivel animal,
con la culminación del salto del primate al hombre, hace
que sean distintas las leyes que gobiernan la evolución hu-
IIUUM. En etîcc~v, p~~x:ct: Mgico que la rvu~ución se redict:
en el plano que caracteriza al hombre: el plano del pensa-miento.
Quiere esto decir, que el hombre adquiere progre-sivamenle
la conciencia de las leyes que le gobiernan, y
que rigen R la Nnturaleza y, aI cwoc~erlas, se libera de
ellas sometiénrlolrk3 hnstn cierto punto tt su clominio. UnA
vez leímos una Frase que Cre.0 explie:t perfectamente lo que
queremos decir: ael hombre esrá determinado, pero no es
previsible, el conocimiento de ese determinismo es la
libertad».
Así pues el hombre por su cualidacl pensante, escapa
de las leyes implacables de la selección natural, lo cual
no quiere decir que no esté eventualmente sujeto a ella,
especialmente en los medios clesàu~?laniznntes, que intentan
disminuir el papel rector del pens:lmiento en la escala llu-mma,
por ello se prnduce como secuela inexorable In vio-lencia
y la Crueldad, que rtpresentan irrupciones del nivel
animal en el humnno,
Cuenta el gran biólogo ruso Alexander Oparine, que
e~~con&k.lose en Paris, se organizó una encuesta entre
los participantes en el congreso científico al que asistía.
La pregunta principal era: :En opíniOn suya, cómo ser8 el
jiolnbre dentro cle 500 aílos? Un sabio famoso dio PoCO
mbjs 0 11~enos esti1 respuesla: cE1 Iiombrc cvolucionn tnn
137
deprisa, que en XIO años sobrepasar6 a nuestros contem-pordneos
por su inteligencia, en tan gran meclicla, que. a su
lado pareceríamos como animales».
Como tendemos n juzgar el porvenir por el pasaclo,
cabría, dice Oparine, dar a este respecto la siguiente res-puesta:
SNO hace 500 sino 2.500 dos vivían hombres como
Aristóteles, del cual si comparfiunos la potencia de SU in-telecto
con el de muchos contemporCmeos nuestros, el
equilibrio se tlesplazarírì a su f.%v~r».
Por consiguiente, en 2.500 allos el hombre no se ha
hecho miis inteligente. Ahora bien, cualquier escolar hoy
sabe mfis que Xristóteles del mundo que le rodea, pero no
es este un merito suyo. El transmitir experiencia coniunica-ble,
otra caracteristica humana, hace que aprenda cosas
que otros hombres solucionaron antes que él, 0 sea, el co-nocimiento
humano es a la vez individual y social. Es en
este tiltimo sentido en el que parece desplazarse la evolu-cidn
humana y no en los carllbios que pueda suCI-ir su ana-tomía.
Respecto a que esto es asi, debemos hncer uso de la
evidencia Paleontológica que nos dice que el primer esque-leto
de Hol+Zo Snpisfizs encontrado no era apenas diferente
del hombre moclerno.
Parece probable que en un futuro próximo la evolución
culmine en el Nomo Soclnbilis como super:ición del Ho-
HZ0 O6?conon2icz~s del liberalismo clrisico; las fuerzas que
impulsan a la cooperacidn acabar~tn preclominando sobre
las que desorgnniznn y :Iniquilm el nivel h~~m:~no, y en
este sentido 1a observación de la historia reciente es bien
demostrativa. Las ventajas evolutivas que la cooperacid
entre los hombres suministra a las fuerzas sociales hacen
que esta modalidad sea el principal objeto cle la evolución
en un porvenir cercano.
Consideraciones finales
No queremos terminar sin antes referirnos n algunos
ejemplos que ilustran, a nuestro modo cle ver, el csiniino
seguido por el conocimiento, la m:wk\ progresiva, I:I his-
toria dialkctica del desarrollo del conocimiento humano.
El pensamiento humano en su tnnrchn ascendente, for-ma
cada vez con mayor precisión esquemas generales in-tegradores
de la realidad observable en el momento cien-tífico
dado. Ea otra5 Ocíisiones afirmjbnmos cdmo sc de-muestra
la verdad de una ley por el creciente número de
hechos que explica. Esto que deciamos, resulta en verdad una
confirmación rotunda del carkcter generalizador y dial&-
tic0 del pensamiento. Tanto es así que, en muchas ocasio-nes,
se ha descubierto la ley :mtes que la mechic: de
los fenómenos observados. Bien entendido el hecho de que
la ciencia nunca habrá dicho la última palabra, puesto que
el Esquema General Absoluto no existe. Cada posición
conquistada plantea nuevos enigmas que necesitan, a su
vez, unn reclahnr:rrión (1~ Iris dfitos, para integrarse en un
sistema mks general y así sucesivamente. El conocimiento
resulta, cle este modo, extraordinariamente enriquecido y
la experiencia científica adquirid21 no cesa cle acrecentarse.
Queremos citar unos pocos ejemplos de cómo la ten-dencia
generalizadora del pensamiento se aclelantá a su
tiempo, en sistemas integraclores antes de conocerse el me-canismo
íntimo de éstos.
En el alio 300 antes cle nuestra era, Aristarco clc Sn-mos,
enseñaba que el sol estaba en el centro del univer-so
y que la tierra giraba alrededor de el, íll mismo tiem-po
que sobre sí misma. No obstante, la autoridad de Pto-lomeo,
un siglo después, hizo olviclar esta lógica interpre-tación
de las observaciones. Su autoriclad fue indiscutible
durante msis de un milenio, y fue Copérnico (1473-1513),
quien volvió a la teoria heliacentrica, aunque mantenia de
la ptolomeica que los astros describen órbitas circulares
en lugar de elípticas (el círculo, curva perfecta, única digna
de la. perfecciórr del uniwrscl). CTalíleo volvió a clefender
valientemente las resis de Copérnico. Todo esto es muy
conocido. Pero lo que me interesa clestacar es que estas
hipótesis fueron realizadas sin el conocimiento de la rne-tánica
de los cuerpos celestes, así las leyes de Kepler
son de 1609 (las dos primeras) y la tercera de 1615, y SO-bre
todo las leyes de Newton de la gravitación LiniVer-sal
son también posteriores. Así pues el esquema precedió
a In comprcnsic5n íntima del ferxímrno.
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Fruto de la exactitud y realidad (concordancia ccm 1~
r-calidad objetiva), de la teoría fue el descubrimiento poste-rior
cle IOS cuerpos celestes y SLI ensamblamiento en 10~
lugares vaticinaclos por 121 teoría como ocurrió con el a-sombroso
clescubrimiento del @meta Neptuno por Le Ve-rrier
(1S46) antes de haber sido obserw~o.
De este mocln pnclrían entresacarse multitud de ejem.
plos, las leyes cle los gases descubiertas por Van t’HOff
ell los líquidos; Descartes enunció las leyes cle la refracci6n;
Fernlnt foJ'tIlul6, mas tarde, un principio que contenía im-plícitamente,
ISIS leyes cle Descartes y este principio pudo
ser, R su vez, decluciclo de la teoría de Maxwell; el clescu-brimiento
del sistema periódico de los elementos, etc., etc.
Recientemente (S~hltific Awm%wz. Mayo l?ú3), hemos
lelclo algo que 11~s pztwx 511~utlliw en el sentido ya enpues-to.
Se tr;lta de un espléncliclo artículo del malem;itíco in-gles
profesor Dirac (premio Nobel de Física}, sobre la e-volucidn
cle la imagen de la Naturaleza entre los físicos.
Kablando sobre la génesis cle la Mecánica Ond tilatorh,
nos dice que LUIO de sus descubridores, cl geninl Schrödin-ger,
concibió tecla la teoría en una sola ecuaci6n, en un
intento afortwado de generalización de los hallazgos cle
de Broglie sobre el tema.
Schröclinger observó que 1~ formulación de SLJ ecuación
generaIizada, que pretendía explicztr los hechos experimen-tales,
no cuadraba cuando fue confrontada en un intento
de explicación del espectro del hiclrdgeno. Nos cuenta el
profesor Uirac, que Scl~röclinger descorazonado nl ver que
su primera ecuación no pasaba de ser una ;~proximc?c;idn,
abmnclonci el tnhajo unos meses, ptlr:l I-epnl1~""1d~1.I0, arlap-tanclo
la primera ecuación a los hechos experimentdes,
Para 10 cl1211 tuvo que abandonar ciertws exigencias relati-vistas
de la primera ecuacidn. SU trwbnjo fue publicado
con es tn ecuaci6n corregida.
Pues bien, pocos meses clespues se clescubria que el
eleCtr611 ademfis de girar alrecleclor del núcleo, girnba sobre
Sí llliSlllo, fo que se llnma. .s$h del electrón. Cuancl se
descubrió esto 1.esultó que la primcni ecu~ci~ll gencl-nlizn-da,
Con arreglo cl las exigencias relativistas, exl)iicflbit
exwtflmente, 110 sólo el espectro del hidrógeno, sino &\m-
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bién con perfecta generalidad, los de todos los elementos
del Sistema Pel-iádiro.
Nos parece todo esto una extraordinaria y brillante
confirmación de la tenclencin generAizador~~ de la mente
I~u~nana, de la coherencia, honrrldez y objetiriclacl del in*
vestigador científico, máxhl culminacidn actual de la
evolución del hombre.
CA kL0.S BOSCH h’hLL.4RES
C’iett ntios de Evohciótt. C,. S. Carter. Editorial ‘Taurus.
Les conguetes de la pezde sciettl$fique. G. Caben. Dunod. Paris
La vie el L’&‘volu~io/r Recberchcs internationales
T/e 131oluLio1~ ff fke Plysicist’s Pi&we 0) fV&rrr-e. Scientific Ameritan
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