POESIA
llc han echado al corren
del oído
una carta de suefios.
Lleva un mnt;wlo sello
de urgencia en los latidos
y un lncrxlo misterio.
Cwmùo me ;ìbrt?s
-rnc ha diclio-no
des el contenido
n cwdquier pelagatos que hnble en serio;
no permitas que cl viento
me destape. (Pudiera tener frío.)
lklinme al fuego
antes que me ci6 alcance un ojo ciego,
0 envenene mi siingre el turbio río
que turba la razón de medio a medio.
Letra por Ictrn, entr@ame ahora mismo
íì quien merezcn levimtar el vuelo,
a quien sea digno
de encontrx-se en cueros
frente al mar donde empieza el intinito.
EI albn esth en camino.
No hay que temerle íd tiempo
que est5 por escribir. TCmelc al miedo
que sigue estnndo escrito
en In orilla de todo perzlmiento.
163
Abre la cnrtn y lee (Lo que digo
es un secreto a voces.) Doy por hecho
que nIc dirás un clin: Estoy contigo.
(Lo que se llama un hombre lv.xlio y derecho.)
2
I3ALASCE LíRICO
A Mnnolo, mi hermano.
Siempre nwlo con snngre el silbo rwc~~o,
ta sed que rompe el saco;
suscribo la pupila que hnce fuego,
el humo ennmoraclo,
la clCctrica reyerta del wbello,
el vino clcctrizndo.
Amo In nstronomín de los vientos,
peino 13 azul respiracidn del bxco,
deshojo In flor blanca de los huesos,
nxuwjo un sordo río clc cnballos.
La cifra me da sucfio,
el son me d:t cnnsnncio,
In paz me clcjn n1 filo del wneno,
la caluxt me tritura entre sus brazos.
Ro ser6 yo el que descoyunte el freno,
el que detenga nl potro desbocado,
el que le ponga cortapiw :tl trueno.
Con perdón del teclado,
volnrf2 con la plumn que va al cielo
y me w-6 en el punto iio :Utxnzado
por cl balc6n abierto.
lG4
Pa-0 en llt~gitnclo itl dios que fue entliosi~lo,
en mi el callar no encontrar& agujero
pwa ocultar 111f iebre puesta en claro.
Scmhr;indo nguj;ls me ver& el pafiuclo
y el corílzón 9x3 por todo lo nito
1:~ bala que remntc mi silencio.
Hnrí: crujir la luz contra mi pecho
y la esplosidn ser:1 sobre mis I;lbios
In hemorragi:l m<ts fértil del aliento.
A yost Caballero Millares,
midos en la am~twu de la poesía.
SC que soy un clon nadie,
un cualquiera que intenta dar su nombre,
un proyecto en el aire,
una scdientil voz que npcnw Sc oye
en el hondo tumulto de In calle.
Siempre he puesto cl amor en primer tkmino,
y aI lado siempre del amor al hombre;
amor entre los hombres voy poniendo
siti pí?rx-, cIi,î y noche,
cn la tierra, en la mar y hasta en el cielo.
Y no me 113 de itnportnr que no me tengan
en cuenta. 0 que me digan: Algo has hecho
por librarnos del tiempo que nos pesa.
(Me basta con saber que (‘anto dentro
del que tiene en sus manos y en su lengua
In medida de todo el universo;
me basta con saber que vivo siempre
en cl inquieto río de la sangre
y en la vibrante fibra de esos seres
que van con la verdad a todas partes.)
165
Soy un don nrt(lic, mas yo soy mil veces
umt canción de amor que se reparte.
i\Ic Ilnmo co~~z6x, un nombre breve
que 31 hombre dio 31 n:wx un nombre unkk-nc.
A I<+o Mirattda, pt
Gve dentro de sus ojos.
Me voy, me voy al fondo
-me ilecia, pcrcliendo
rclwiún con cl mundo poco il poco-,
desnudo, un dia y otro,
sin remedio,
clc 13 rosn abisrnd de este mm- nuestro,
intimo de tos ojos.
Si ;\l misterio me di tlr este elemento
cn tusw del reposo,
cl reposo no encuentro
y me invade un dcsco
tcbril, cscnlofriante de retorno.
SC que estoy aún ;I tiempo
de quebrantar del todo
cl que fue un din volunt:u-io encierro
y hoy cs prisión clc mi dolor nl rojo
vivo, de mi furioso
corazón de fuego.
Snlmllo:
no me duct-mo
-nadie se duerme dentro de sus ojos-aunque
asi lo pnrezcn, y por muy hondo
que cnlc en el silencio
y frecuente cl esp;lcio misterioso
donde no tiene límites el vbtigo.
Aunque deje 1i1 u~illa del insomnio,
ni me voy ni me pierdo.
hfc sumerjo
tan sólo
en los amados ríos del recuerdo
0 en los oscuros lazos
donde late con fuerza el sufrimiento.
Y he de volver un díx, estny volviendo
-reltimpngo de gozo-roto
por fin el hielo
que me wprisionn y donde el alba ignoro,
a la azul superficie, al sol de nuevo.
El hombre que está vivo, está despierto.
Nadie se duerme dentro de sus ojos.
5
DESCUBRIXIIENTO DE LA ALEGRfA
A yosé Vega, impresor
y amigo de verdad.
Cerrado por duelo, no.
Abierto por alegría.
Abierta ventana al sol,
feliz, alegre es In vida.
Rl;~ldigo In noche fría,
Ia muerte que alrededor
de mí, sin palabras, gira.
Yo busco cerrar la herida
que me da pena y dolor.
Quiero volver a la orilla
del mar donde se inició
mi estrella en un agua limpia.
167
No quiero enlutar mi voz,
vestir dc negro la dich.
Nc niego n tlccir ;diós
al sol, al ;k2, :1 la Ipida.
Ccrrxlo por duelo, no.
Abierto por alegrí;t.
G
H:is li:tl~lacto y he visto claramente
el fondo de tu :Igu:l,
tu subterxinc:~ herida mas reciente
y cl despertar rcb.2idc
tle tu arcángel de s:lngre en 12s ccrrdas
1i:~bitaciones donde cl grito muere.
I1n.s hnl~lído y Ix uidv clwamenre:
Si no comlxxto el suefio y la pnl:lbra,
preferible es que calle y que no suefie.
Xaci pnra ofrcccrme,
lxux entrcgnrme entero, cn cuerpo y alma,
no pnrn recrenrme y no diir nn¿la
del fimoi- que sostengo y mc sostiene.
Ytl cstnmos frente n frente,
y entre gozo y pesar -1as tensas alas
con las que el hombre vucln casi sicmpre-tomo
de tí In luz que me hace falta
para nyagnr la sed que me oscurece.
Después, igunl te siento que me sientes.
Yn somos uno solo en esta estancia
donde el sucíío y la vida se parecen.
168
Por mucho que anclar me pese
en esta vidn que tengo,
tengo que nndnr -iqué t-emeclio!-
y aunque 1;i vida me cueste.
JIe doy contra las paredes
y mc desgxrr0 los cueros
nl comprobar que en tu h-ente,
de repente,
cl bxr6mctro (Icl sucîío
ha quedado hjo cero.
Todo es duelo
en mi corazón. No encuentro
paz algnn;i en qué rueterme.
(Se mc cierran, hueco :t httec0,
todos los huecos alegres.)
Nunc:l nI:: he visto tan huCrfnno
de la verdxl, tan ausente
de In virh, ti111 de negro,
tan partido por el eje.
Un hombre fuera de serie
eras -icómO lo comprendo,
de unn. vez y par;’ siempre,
en cl trrigico momento
de perderte!-.
Sdlnmente
reza el hielo
en el camino. (De verte
a no verte va un gran trecho.)
Y vacío, :ltado 211v értigo
-no cs posible que te aliente
de tan lejos-,
yo me quedo,
padre mío, en martcs trece,
y npechugo con el viento
que esta vez me toca en suerte.
169
No obstante cstnr por los suelos,
me armo de ti hasta los dientes
-de nrmnrse de paz es tiempo-y
me desmnnclnn los cuervos
que rubrican eI silencio.
(Tienen fuego
mis pnlalms en lns sienes
del invierno,
y mi vich est5 por verte,
nunyue sen por los pelos,
en In vida cle 1;ì muerte.)
k1GUSTÍS .IhLLARãS SALL
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