Cuando en In historia comenzaron n íìpnrecer Iris ciu-dades
se inició una Cpocn fundnmentnl y hasta podrin afir-rnnrse,
en sentido figurnclo, que comenzó 1.3 historin rnis-ma.
No significa lo dicho que la época anterior no fuera
unn et:lpii creadora; pero lo fue de crcnciones lentísimas
ya que cada progreso 11eg6 dcspuLcs de nlilcnios dc clcspn-ciosiì
evolución.
Lns ciudades surgieron por cl desmrollo del comercio
y tu\:ieron desde un principio cl cnrlicter dc (~rilrus cle
trilfico, tanto m;iritimo como terrestre. I,ns ngrupnciones
humnnns cuyos componentes consngaban sus actividades
:i In :igriculturn fueron desde el neolítico, y lo son todnvín,
simples aldeas, de corto nilmero de hribit;intes, destinadas
;I vivir por siglos y siglos una vida monótona y sin hori-zontes.
Los poderosos imperios desphticos de In nntigüedad
agruparon en SLIS cnpitnlcs grandes concentraciones Iiumn-nns
por la terrible coacción del poder politice, sublimado
Cstc por las extcndidns crecncins relativas :1 su carácter
divinn.
En su cscncin, tnles flgrupaciones- humnnns crnn cn sí
mismas centros de consumo y de intercambio y no de pro-ducción.
Rt;í fue la ‘I‘ebns egipcia, la Nínive asiria y In
Roma latina.
131 brillo y esplendor de grnndcs ciudades antiguas y
su carácter de poderosos focos de culturn, como 13abilonia
y Constnntinopla, no fueron igualados por ninguna otra ciu-dad
de SLIS respectivas ~pocns. Pero estas riudxles eran
capitales de dilntndos imperios y en ellas se xcntuó In
cnrncteristicn de ctntros de consumo, nl.par q~lc, por unn
favorable posición geogxífica se trnnsfomnron poco n poco
en grnndes centros de tráfico.
En la Edad Antigua apnrccieron las ciudades comcr-
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ciales cuando se desarollaron las polies griegas, centros a
un mismo tiempo de producciõn, de tráfico y de consumo,
agrupadas en razón de poderosos intereses econbmicos.
En ellas se desarrolló el espíritu individualista que hizo
posible una cultura caracterizada por la exaltación de lo
humano. Las tinieblas del miedo, que ofuscaban IR razon
de los hombres desde los lejanos tiempos del paleolítico,
cedieron en ellas ante el impulso analizador de sus pen-sadores.
Siglos despues el monstruoso Estado romano centralizó
en In ciudad del Tíber los residuos de la cultura surgida
en la polis griega, la cual había perdido el impulso crea-dor
al desaparecer su antigua autonomía para caer bajo
los «bilt-baros» dominios (basados en la fuerza) de Filipo
y Alejandro de Macedonia, primero, y de Roma, despues.
Los municipios que Roma sembrd en Europa occiden-tal
no fueron en realidad sino aldeas n centros agrícolas,
mas o menos grandes, cuya posible evolución hacia ccn-tros
de tr8fico y de consumo quedó paralizada por el cen-tralismo
administrativo, por los abusos de los funcionnrios
del Imperio y For la falta de una política económica que
condujera en ellos a la explotación y al fomento de IR
riqueza. La crisis de la esclavitud y la pobreza del comer-cio,
sumado a otras causas, precipitaron la catbstrofe que
dejo en ruinas al poderoso imperio de los cesares.
La vida urbana en las provincias romanas occidenta-les
desapareció al cesar las relaciones políticas que las
sostenían. Sólo los intereses religiosos mantuvieron en
ellas durante los siglos del feudalismo una precaria vida
urbana.
Las relaciones de tráfico que se habían paralizado en
occidente se producían con intensidad en el mundo domi-nado
por el Islam, desde la India hasta España; y en ese
mundo la vida urbana florecía en ciudades como Bagdad,
Damasco, El Cairo, Kairuiin y Córdoba, aunque con el
cartrcter de nilcleos políticos de extensos territorios, al mis-mo
tiempo que centros de tráfico. de producción y de con-sumo.
Al pasar los siglos, las relaciones de tráfico en la Eu-ropa
nccidrnt~l SP fueron creando de nuevo lentamente,
hasta que surgieron las ciudades medievales de artesanos,
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propicias por un comercio carla vez mds intenso, que ha-bía
comenzado en los m2rcs marginales y h;ibín ido penc-trando
en el interior de los p;Gscs, cn lucha tenaz con los
privilegios feudaleS.
Algunas de estas ciudades medievales europeas de nrtc-sanos
y comerciantes surgieron sobre Iris ruinas de viejas
poblaciones romanas; otras, en lugnrcs propicios ;1 las
comunicaciones 0 al pie de ciertos castillos bien situados
(fhwgos). Algunas, modernamente, se han convertido en
grandes agrupaciones urbnnns industriales y comerciales.
.Snlxr 1:ì hase tlr iin tr:ificw cwmrrrí:ll intrnsivn, las
comunicnciones se desnrrollnron en la Europa occidental
con una densidad y con una eficacia desconocidas en el
resto del mu1ld0.
Surgib nlli una civilizncibn a base de ininterrumpido
intercambio de productos. Los transportes mnritimos desde
los iilbores dcl siglo XII, fnvorecidos por cl gnltl dc~nrrollo
de Iris coStas europeq permitieron a los europeos lnn-mrse
despu& a la esploración del mundo.
Tal cxpulsibrl euruptx ustaba irnpulsad:t PUI- rivalida-des
comerciales y, cuando Ias relncioncs de producción
dieron lugnr a J;I llamada rewluci0n industrial, los estados
intervinieron directamente en cl proceso csp:Insivo por
medio dc la organización dc los territorios ultramarinos en
colonias o protectorados. Se trataba de asegura- lns fuen-tes
de las materias primns y de salvnguarclar los mercados
ctinsumidorcs.
IAS ciudades jugaron, en este proceso incontenible de
la historia, un p;lpel decisivo: desde ellns SC gobiernan hoy
imperios inmensos, pues son los nticleos ndministrntivos
fundados por los europeos para ejercer adecuadnmente su
dominio y establecer su control.
Este cnrfictcr tuvieron 1;~ ciudades de Américn funda-hs
por Iris rspñnlcs. En PS~;IS cit~lndes sc concentrnlx3
a la pobklción indi,gen:i parn doctrimrln y dominnrln mejor.
Y lo que fueron fundaciones con las finnlidndes espresa-das
se convirtieron, con cl camin:w del tiempo, cn grandes
urbes modernns, en unos casos, o en miscrnbles aldeas
sin vidn comercial 0 industrial, 0 simplcmentc desnpare-cicron,
en otros.
En la Am&ica indigena el proceso que llevó en el
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viejo mundo ;L la polr’s g-i& no lleg6 a producirse. Las
ciudades que los conquistadores espnííoles h;lll:tron a su
paso, cspecialmcnte Ia gran Tenocl~titl:~n, en ,11Csico, y In
ilus:re Cuzco, en Perú, tenían el mismo canicter de nque-
Ilas ciudades del cercano oriente europeo que :lntes men-cion;
íb;tmos: el de grandes centros religiosos y políticos.
Los conquistadores españoles, fundadores de ciudades,
f2StillllCXí¿Ul en ellos el dcrccho municipnl hispano. Circuns-tancia
fecunda en resuItndos y consecuencias posteriores.
Europa se cstcnditi por América y, aunque con modnli-dades
p,rojGs de In respectiva región que centralizan, Ins
ciud:~des amcricxx~s de hoy son, como las de mAs nllli del
Atlrintico, el trasunto de Ia experiencia yn milenaria de
1~1s llrhes de la Europn occidcntnl.
Por lo tanto, desde el punto de vista que estamos esami-nando,
la fundación de ciudndcs europeas en América cons-tituye
el hecho fundnmentill dc una historin llenn de otros
hechos no menos sugestivos. Destruídas Ias culturns abo-rígenes,
en un choque dc incontenible violencia, se impuso
Ia cultura europea, por la inconsciente mano de los con-quistadores
y su manera de imponerse fue la fundnción
de ciud;tdes. En kstas se estnblecieron las instituciones
mtinicipales y los organismos ~~tlniinistrativos y judiciales,
irradió la labor cultural desarrolladn por los misioneros
entre los indígenas y salieron lns espediciones de esplo-ración
y conquistn.
R este efecto, merece recordarse aquí la Real C&lula
de Felipe II del 25 de octubre de 1573 (incorporada des-pués
n las Leyes de Indias) en In que se cstnhlccen reglas
para la fundación de las ciudndes en las Indias: ~Pnrn
fundnr una ciudad se debe clrgir, pn rntn:Irr:l p~hlnrln, nn
sitio alto, sano y fuerte, rodeado de tierras fërtiles pnrn
labor y pasto, con madera y materiales de construcci6n
abundantes, con agurts sanas, con fiicilcs comunicaciones
y abierto al viento norte. Si In fundxcitin se lixx en In
costa SC ha de buscar buen puerto natural y defendido de
los temporales. Siempre se han de evit:rr las comarcas
pantnnos:ts. Si Ia ciudad es marítima, la plaza debe dar
frente al desenil~í~rc~;tdero; si es interior, debe ocupar cl
entro de la poblacion. Ln plnz:t ha de formar un rectãn-gula
que tenga de largo, por lo menos, unn vez y tncdia
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de ~;ìchurn, pxquî cstn forma es In mejor parn Ias fiestas
de c~bdlos (torneos, toros, etc.) 0 de cwdquicr otra clnsc
q~~c o~urrn celcbrnr. La grnndeza clc Ia phzn lin tlc mc-dirse
mirando no 3 lns neccsid:xlcs prcscntcs, sino ;1 las
futur:ls. De In plaza deben ;lrr:lnc;ir centro calles princi-p1es
(LlIlil ['VI‘ el ce1111-o clc cndn 1lLlü clc lus IiíilU~ clcl CLIa-clríl:
ítero) y otras dos cnllcs por cndn esquina dc la plnzn.
Toda la pl;ìza y las cuatro calles princilxdcs deben tener
soportales pnrn comodiclnd de los trntnntes. Las c:Ulcs en
e11 lugares fríos, scan anchas; cstrcchs, cn lns ticrrns rn-ljerltes;
aunque ClOflde llíIJri7 CahIlos es mejm pnr;2 1:I de-fensa
que sean n1lchas. 12 trecl?os de la poblxión se for-rnxr:
in otrns pl:tzns menores, en las que SC repartirfin las
p;u-roquins y monasterios. Para la iglesia milyor SC seíía-
!arA un solar en isla entera, de manera que ningún edificio
se le arrime.
«En las pobIílcioncs COsteras se reservnríí pnm kr igle-sin
mayor un lugar tal que se le ven desde el mar y sen
a In vez orwto y clcfcnsn dcl mismo puerto. Luego SC se-îixlíu-;
í. el solar parí1 In Casa lZc.nl, Consejo y Cnhil~lo, ndu:j-nns
y ntnnwmns junto iìl puerto».
(cE1 hospital pnrn pobres y enfermos no contagiosos se
pondrri w-c:1 de I;ì iglesia principal; cl hospit:ll paríl eii-fermos
contagiosos se ponga en lugar lev:tntndo 0, nl me-nos,
donde los vientos clorninarites no vi~):;ui :L herir :i In
poblnción después de pasar. por Cl. También se 11:m de llc-v;
u- ;i los lugares convenientes las cnrniceríns, pesc;ì¿lerias
y tenerias.
<cEn las ciudades del interior (0 nxxlitcrr;ineas) la igle-sia
mayor no ha de estar en 1~1 plaza, sino :lisl:tdn y algo
lernntn~l;i del suelo, de manera que se hyn dc enlrnr cn
ella por gt-nrl:ls. Ox-ca se etlificnrm Ias casas Kcales, del
Consejo y C:thildo y xluanas, de m:mern que no cmb:xn-cen
nl templo, sino que lo auroricen.
(CEn In plaza los fundadores no deben d;u- sohrcs B
pnrticuhrcs; deben reserv:trse p:lríì edificios oficiales y parn
tiendas y casas ptrn mtantes; y 1~ de ser lo primero que
se edifique>>.
«Tod:l ciuclnd debe tener ejido (salida o afuera) pnrn
el recreo de la gente. Cerca.de los ejidos hntxí dehesas
para los gandos~.
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La primer:! ciudad europea fundada en tierras nmcri-cmas
fuc S:lnto Domingo en 1496, en Ia [sIn EspníIol:i.
Durfinte cl siglo XITI fueron muchísimas las fundnciowx
renlizndns por los conquistadores espxííoles; de ellas hc-mos
incluido en el cu;ldro adjunto 70, que en In nctunlidnd
tienen una positiva importancia política, cultural y, desde
luego, cconómicii.
Cerca de cuatro siglos han prtsndo desde entonces y
Ia visidn que tenemos ahora de las ciudades de AnWicn
nos permite apreciar con certeza su evolucidn a lo largo
de tan dilatndo período y ei acierto de sus fundadores. En
efecto, algunas de nquellas fundaciones realizadas por el
afbn de In conquista han tenido un brillante desarrollo y
son centros políticos y culturales de modernos y florecien-tes
estados.
FUNDACIó,u DE CIUDADES A3IERICANAS Eh; EL SIGLO XVI.
14Yli
1301
1509
1510
1512
1519
1519
1531
lr>31
2s
1537
1533
1560
15c>o
1 ñ63
1563
1505
1565
1563
1567
1571
1573
1573
1575
1576
1.579
15SZ
15%
1593
1599
Crferrcn (Ecuador).
ilfA-idfr (Venezuela).
illcJtrlo.~n (Argentina).
Cittdnd Mctrop~litrrnn de ¡Vtrcslm Sct?om de Noufe-u-
e;)', 110~ i\lonler rey (I\léxiu3).
Gwtr~go (Costa Rica).
DztmJtgo, hoy Victoria de Durango (ì\iéxico).
Sn~z ffgzfs¿í~t, hoy Snint Augustine (Esraclos Unidos).
Río de Jfmcir*o @rail),
Salt Uigzrcl rEc TJfCttJJl(ilt, hoy Tucum&n (Argentina).
Snr&¿rgo de Led~t de ¿¿~J~xs, hoy Caracas (Vcne-zuela).
iV¿lc¿rn Znttto~‘n, hoy Rlnrncnibo (Venezuela).
Cdd0bn (Argentina).
Smttn Fc dc Zn Vera CIXZ, hoy Santa Fe (Argentina).
Snlttiqo del SdtiZCo, hoy Snltillo (México).
Sm Lztt.5 Potosí (hléxico).
SOIZ Nigml de Tcgrcigrrtpn, hoy Tegucigalpa (Hon-duras).
Ciftacfa ac Le?7ian l??Z cz vllzh? ac snztfz, hoy Salta
(Argentina).
Snrt Jttntt de Vcm de ím Siete Cowictttes, hoy Co-rrientes
(Argentina).
Sr112 SdLWiOJr de Veksco Llt cl Vnlle de ]tt+1y, hoy
JLljuy (Argentina).
Sm Miguel de C2tZimh, hoy Culiacdn (hlí5xico).
JORGE EIISRS.UDSS MILLARES