Esta tensión es inherente ya a nosotros para siempre.
No puede haber termino para ella, sino cuando alcance-mos
la gran serenidad. Así la muerte se constituye en
sombra de la vida y;a su vez, ésta, acabada, será la som-bra
de la muerte.
Jorge Hernández Millares ha traspasado ese enigma
sin tiempo. Ha salido de nuestro mundo. Se ha escapado,
en plena madurez, a su descanso. Nosotros, con egoismo,
pensamos que mucho más nos podía haber dejado aun.
Nos quedo su palabra escrita, su recuerdo, sus libros de
cartografía y un temblor dentro del cuerpo, en estos días
en que la noticia pugna por entrar y asentarse justamente
en nuestro entendimiento.
MILLARES conservar& siempre la apretada emoción y
el decidido entusiasmo contenidos en las cartas suyas, lle-nas
de una sinceridad alenthdora para los que nos ocupb-bamos
aquí del nacimiento de la revista.
§
Agustín Millares Carlo viene desarrollando una asom-brosa
actividad de la que, por no llegarnos noticia a tiem-po,
no hemos podido registrar con oportuniclacl. Ahora lo
hacemos.
En el número 1 de la Revista Aecensior~es (enero-abril
1966) se da nota en dos trabajos de Carlos Sánchez de las
siguientes obras:
-El Instituto P. Enrique Fldrez, perteneciente al Con-sejo
Superior de Investigaciones Cientificas, publica Ma-nmcritos
visiggdtz’cos. Notas bibliog&ficns. (Barcelona-Ma-drid)
en 1963, de Agustín Millares Carlo. Se trata de un
trabajo sobre documentos visigóticos desde el siglo VII
al X11. Una monografía con 108 pdginas.
-Edita el Centro Histórico del Zulia, Maracaibo,
Archivo ded Kegistro Principal de Maracaibo. Protocolos
de Zas antiguos escribanos (1790-1836). hdice y extractos,
(1964). PAginas 367 de Agustín Millares Carlo.
En la misma revista aparecen siete trabajos firmados
por Agustln Millares Cario sobre las obras que consigna-mos
a continuacibn:
138
-Guía de los docunzentos, mapas y planos sobre his-tovia
de Amhica y España moderna en Za Biblioteca Na-cional
de Par&, Museo B~~itánico y Pubh’c Reco.rd Office
de Londres de Calderón Quijano y Navarro García.
-Los archivos histdricos de Puerto Rico de .Lino Go-mez
Canedo.
-IMPORTANTE Collection de Bibliograpkie, edicidn
de Nicolas Rauch, S. A., Lausanne.
-Catdìogo de documentos del archivo catedralicio de
Snkzrizatizca, de Florencio Marcos Rodríguez.
-Extractos de los Libros de claustros de Za Universi-dad
de Salawanca, de Florencio Marcos Rodríguez.
-0óras. 1. BióZzograJia veneao¿anista. II. Estudios
bibliogrdficos e histdricos, de Manuel Segundo Sánchez,
con prologo de Pedro Grases.
-Cat&ogo ‘general del archivo Aqwidiocesasao de Ca-racas
de Jaime Suri&
§
En la Revista ~a~~altiana número 4, de la Universidad
del Zulia, Maracaibo, correspondiente a junio de 1964 apa-rece
un extenso (66 pfiginas prietas) y documentado tra-bajo
que se titula Bara0 y Za República Domikcana de
Agustín Millares Carlo.
Editorial Universitaria de Maracaibo, en 1965, da una
obra titulada MisceMnea Baraltinna, de Agustín Millares
Carlo. En febrero de ese mismo año sale a la luz una ter-cera
edición de MARACAIBO Representado en todos sus ya-
?flo.s, de Jose Domingo Rus, Madrid 1814 «En la imprenta
de Vega y Compañía, calle de Capellanes-con LICEN-CIA>
con un estudio preliminar e índice analítico de Agus-tín
Millares Carlo.
Editorial Universitaria LUZ de Maracaibo, Venezuela
(1965) publica en el Boletín de la Biblioteca General de la
repetida Universidad del Zulia Notas para una Bibliografía
de la Imprenta y el Periodismo en Venexuela de Agustín
Millares Carlo.
139
Ascensiones, revista nombrada en estos pkrafos, de1
Centro de Investigaciones Humanísticas de la Facultad de
Humanidades y Educacidn, Universidad del Zulia, aparece
en este año es la fecha indicada mas arriba. La dirige
Agustín Millares Carlo como director del Centro de Estu-dios
Humanísticos, del cual es órgano la mencionada pu-blicación.
§
La Academia Nacional de la Histori- de Venezuela
bajo el número 80 de Fuentes para Ia Historia Colonial de
Venezuela ha editado en Caracas (1966) Protocolos del sz’-
g2o XVI, Archivos de los Registros principales de Mérida
y Caracas, obra con estudio preliminar, resúmenes e ín-dice
analítico de Agustín Millares Carlo,
§
Muy recientemente en el aula de la Facultad de Hu-manidades
de la ya repetida Universidad del Zulia fue
organizada por los alumnos de Millares Carlo una exposi-ción
de sus publicaciones en la que se exhibieron alrede-dor
de un centenar de sus obras. Sabemos que dicho acto
ha causado gran impresidn, lo que es natural por ser una
muestra de trabajos científicos de investigacidn histõrico-literarios
que, por calidad y cantidad, es cosa insblita y
de merito incalculable.
El seis de septiembre último EL Eco de Cunnrias, en
su seccibn (Nuestra ciudad y sus hombres (conversacio-nes
noveladas)» el doctor Juan Bosch Millares comienza a
contar su vida al jefe de redacción de dicho diario, señor
Cano Vera, autor de este serial, a manera de entrevistas
autobiográkas, donde va surgiendo un anecdotario de
su vida familiar, de estudiante y sus actividades científi-cas
y literarias. Estos artículos estuvieron en las columnas
del repetido periddico durante una semana y fueron ilus-trados
con fotografías de diferentes épocas de la existencia
de nuestro colaborador.
En el salón de actos del Museo Canario se llevo a
efecto el día diez de septiembre un homenaje a Federico
García Lorca con motivo del treinta aniversario de su
muerte, organizado por el grupo estudiantil Juventud 66.
Intervinieron en el mismo los componentes de aquel, María
de los Dolores e Inmaculada Marrero, Manuel Henríquez,
Samper, Jesús del Rosario y Agustín Millares Cantero, le-yendo
poemas del malogrado poeta granadino, a los cuales
precedió Isidro Miranda Millares pronunciando unas pala-bras
sobre la significacion de la poesía del autor del Ro-mancero,
Gitano.
Leyó un poema propio dedicado a García Lorca, Agus-tín
Millares Sall. Y luego fueron recitadas las elegías de
Miguel 1-IernBnclez y cle Luis Cernuda por José Caballero
y Lazar0 Santana, respectivamente. Por último ley6 varios
sonetos de Antonio Aparicio, dedicados al poeta homena-jeado,
Salvador García Sãnchez.
§
Con anterioridad, en fecha 3 de agosto, y organizado
por el citado grupo Juventud 66, se dio otro acto dedicado
a la poesía social, también en el Museo Canario, con la
parGcipaci6n de los ya mencionados y del poeta Manuel
Gonzalez Barrera.
§
En el Diario de Las Pnlnzns el 20 de septiembre, p. 8,
figura un artículo titulado Agustin Mi¿Za?Tes -Habla Viva
dentro de los que bajo el epígrafe *Almanaque sin tiempo>
firma Orlando Hernández, en el que se habla de poesia y
se recogen las palabras de una encuesta extensa sobre el
mismo asunto hecha a Agustín Millares Sall.
141
hiIigue1 Jorge Millares, R sus siete años de edad se ha
incorporado al censo de aficionados reatrales canarios, al
rcprcsentar en el Teatro PBrez ~aldds, cle Las Palmas, en
el pasado mes de agosto, el papel de Paje, en In obra
Antigonn, de Jean Annouilth, que ofreció el Teatro de
Arte de Las Palmas.
§
MILLARES, en este numero, tiene que expresar todavía
otra amargura, formular otra despedida a un entrañable
amigo, amante y entusiasta de nuestro esfuerzo. Una tris-teza
general ha producido la muerte de Rafael O’Shanahan.
La historia de su vida social, caracterizada por una acti-tud
de verdadera fraternidad hacía todo aquel que se ha-llnbn
en torno de Cl, nos sugiere esta oración del Gitn,
llena de sabiduría y humanidad como todo el gran poema
a que pertenece:
El Bienaventurado SeGor dijo:
---/Oh, hijo de Pritha! paru quien tú dices,
no hay destrucción ni en esta vida ni nacís allá de ella;
el que practica el bien jamás recibirá en pago mal.
§
Luis Jorge Ramírez nos envía, en recuerdo de Rafael
O’Shannhnn, el artículo que va a continuación.
142
Tbe rest is silente.
W. SHAKESPEARE
Agustín me dijo:
-Luis, en este número tiene que salir- u~i arlículo sobre
O’Shanahan, escríbelo tú.
Y yo, ignorando lo imposible de tal encargo, acepte.
Llené y rompí multitud de cuartillas, a veces me vencía
lo sentimental y otras me indignaba conmigo mismo por
usar frases y conceptos Comunes, sin llegar R la sencilla
expresidn de la verdad que a todos duele,
Estando en tal lucha y al verme de malhumor, Jane
me dijo:
-<Qué te pasa hoy.,? Vete con tu malhumor a otra
parte.. .
Yo le conté lo que me pasaba y, cambiando de tono,
me dijo:
-No vayas R escribir una vulgaridad ni a salir del
compromiso con piruetas literarias, pues hombres como
Rafael O’Shanahan hay muy pocos.
Y añadió, cuando se iba:
-Que pena que se mueran tan pronto estos hombres
y sigan viviendo tantos palanquines y malas personas.
Se fue y, al poco tiempo, oía la música de ParsifuE.
Yo tomé una cuartilla y escribí el título: Rafiel! O’Shnna-hnn
ka mue?+o. Y me quede en silencio; como no encon-traba
el hilo para seguir el artículo salí a la calle, dejando
para otro momento tal tarea.
Por la calle Bravo Murillo me encontr6 con el cabo de
la Policía Urbana y me sonreí al rec.ordar SII famosa anéc-dota
con O’Shanahan. Ocurrio así: un día que regresaba a
su casa Rafael iba por las calles olvidándose de señales y
de toda clase de indicaciones, lo que motivd ‘que este ce-loso
guardia le siguiera, haciendo sonar el pito, hasta que
logró que se detuviera el coche, Entonces, block de mul-tas
en mano, le señala las sanciones a que era acreedor
143
por infringir tan descaradamente las normas de ciscula-cion.
Rafael O’Shanahan esbozo una explicnciõn y no tUVo
exito, ya que la autoridad le pidió sus sefias para la CO-rrespondiente
multa, comenzando así:
-Su nombre, por favor.
-Rafael O’Shanahan Bravo de Laguna, médico.
-;El de los locos? --pregunto el guardia.
Al oir que sí, comprensivo, cerró su block y díjole:
-Mire, doctor, siga para su casa...
Y el gran sentido del humor y cl niAo bueno que ha-bía
en Rafael O’Shanahan contaba regocijadamente tal
anecdota.
En las calles, mientras la gente iba a sus cosas con
su humana indiferencia, yo buscaba como hacer el artícu-lo,
y de mi preocupación me saca una voz amiga:
-CDónde va el hombre..?
Y le dije en el problema que estaba metido. Se puso
serio y me dijo:
-Muchacho, escribe algo bueno., . Rafael O’Shanahan
era una gran persona, bueno de verdad,.. Fíjate que a no-sotros,
a los músicos que fuimos la tarde de su entierro
al cementerio a tocar la Ma.%&z Ftinebre, de Chopin, nos
era imposible tocar, a unos porque tenían un nudo en la
.garganta y a otros porque los dedos se les inmovilizaban.
Creo que nunca tocamos tan mal... pero tambion, nunca,
hemos tocado con mayor sinceridad. A mi mismo se me
llenaron los ojos de lagrimas cuando, al levantar los ojos
de la partitura, mire a la caja y vi como uno de sus hijos
la estaba acariciando.
Y se cal16 con ese silencio que todos comprendemos.
Seguí... Llegue a mi mesa de trabajo y sono el telefono:
-~Qué noticias tenemos hoy..?
-Ninguna, aún no he empezado. Tengo que escribir
un artículo sobre Rafael O’Shanahan y luego h-6 por &i.
Tome allí una cuartilla y comencé a escribir. Puse esto:
Rafael O’Skanakan ka nzuerto,
Me quedé de nuevo callado y entonces un muchacho
que trabaja en la emisora, me rlijo:
-Don Luis, ese sí que era un medico. Yo sé de la
madre de un amigo mío que se volvio loca y aquello era
un desastre., . incluso los hijos querían que Dios se la lle-
144
vara para todos descansar, pero Don Rafael comenzo a
trabajar y a trabajar y la curo.
Otro empleado de la emisora inrervino en la conver-sación
y dice:
-(Y con los alcohdlicos anónimos..? II-~ salvado a
mas personas..!
Luego el trajin cotidiano a todos nos sumerje en los
distintos quehaceres, y llego la hora del descanso. Volví a
casa, tome una nueva cuartilla y escribí:
Rafael O’Shanahan ha nzuerto.
Y no supe escribir mas. De verdad, no pude escribir
mas.
145