FRAGMENTO DE UN POEMA
No pudo más... El agua al fin vencía.
Dejó caer los brazos, y en el pecho,
tumultuoso y deshecho
sintió que el corazón afin latía.
Dolsl6se la cabeza... El cuerpo, inerte,
al antojo del mar, ~610 flotaba;
una ola gigante lo elevaba
y a él le parecía,
ya abismado en el seno de la muerte,
0 que el cielo bajaba
o la ola hasta el cielo lo subía.
Y los brazos tendiendo, en su locura,
mientras la ola sube,
crey asirse a la nube,
y se abismó de nuevo cn la onda oscura.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cerró los ojos, y en aquel momento,
solemne y misterioso,
en que el cuerpo con blando movimienro
se hunclía majestuoso,
sintió batir de alas y rumores
de voces que su nombre murmuraban,
y rugían tristisimos clamores
y palabras clulcísimas cantaban.
Volvi6 arriba cle nuevo en lucha fuerte.
IEra su madre, sí! --IMorir sin verte,
sin volver a decirte que te quiero!
ISi es imposible, Dios1 iMadre del alma!
IVerla un punto no mas, vcrln a elln sola!...
Y rebelde otra vez, otra vez fiero,
con el tremendo impulso de un gigante
se alz6 desesperado
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sobre el hirviente lomo de In oln,
gritó con ronco xento delirante,
gritó ya enloquecido,
y sólo contestaba r?. su rugido
In voz del nnAo mni alborotado,
y el son breve y pausado
de la lluvia cayendo tristemente...
Después, desnlentndo,
huncli0se en el abismo lentamente.
.* . . . . . . . . . . . . . ...*< . . . . . . .
Huudióse en el cubismo que le abría
la ola que en su lomo le había 5132x10,
y, ~11 sentirse enlazado
por cl r?gna brutnl que le sofoca,
atin cree qne su mxlre, cn la agonía,
pone un beso en su boca.
y le estrechn en sus brazos, tanto, tanto,
yw2 al~ogarle entre sus brazos parecín.
. . . . . ..*...**..............
Se hundió tan poco 5L poco, tan despacio,
cual si gozar quisiera de estío suerte
la caricin del mnr hasta la muerte.
Despu&, murió, y al]&, en IOS ignorados
nlsismos do reposa,
conserv6 la sonrisa entre sus hbios
y en sus ojos &h3-tos, clilntrtdos,
de su mclclre 121 imagen carifiosa.
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El mar siguid rugiendo incliferente,
y la lluvia, entre tc?nto,
sigui6 cayendo pausncla y lentamente,
remedando en su son,
ya sollozos tristísimos del llanto,
ya acentos fervorosos de oracidn.
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