Fernando Espino Rodríguez
Biólogo.
Técnico del CEPlAM Talira.
.1..:
•-a
Las praderas de
fanerógamas marinas en
Canarias y su diversidad
La conservación de este ecosistema pasa por la
protección de la sebo y el conocimiento exacto
de su extensión
Se badal de la Bahía de Formas (Gran Canaria).
Las praderas de fanerógamas
marinas son conocidas en
Canarias como "sebadales".
Estas hierbas marinas que crecen
sobre el fondo del mar son
auténticas plantas. Se trata de
vegetales marinos que presentan
la estructura de las plantas
superiores, esto es: raíz, tallo
rizomatoso y hojas, que cons-tituyen
los órganos vegetativos,
mientras que para su reproducción
tienen flores, frutos y
semillas.
En las Islas Canarias se encuentran
tres especies de fanerógamas
marinas: Cymodocea
nodosa, Halophila decipiens y
Zostera noltii (Afonso y Sansón,
1999). Aunque existen ci-
Fernando Espino.
tas erróneas de Zostera marina
realizadas por varios autores.
De estas tres especies, Cymodocea
nodosa es la que se
conoce como "seba" y es la
que forma los sebadales o manchones,
además es la que presenta
una distribución más amplia
y mayor abundancia en las
islas, mientras que Halophila
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decipiens forma praderas más
laxas y localizadas. La tercera
especie tenía en Canarias
una distribución puntual, en los
bajíos protegidos de la Bahía
de Naos (Arrecife de Lanzarote)
y al parecer ya ha desaparecido
de las costas canarias.
Cymodocea y Zostera son
plantas grandes que tienen un
rizoma de hasta 5 mm. de diámetro;
las hojas son acintadas
y crecen agrupadas en haces;
pueden alcanzar los 60 cm. de
longitud y 4,5 mm. de ancho;
la nerviación es paralela. Las
diferencias radican en que Zostera
tiene el rizoma más estrecho
y las hojas más delgadas;
tiene tres nervios paralelos que
recorren la hoja, de los que los
marginales convergen en la
porción subapical, los ápices
de las hojas no presentan dientes
marginales, en cambio Cymodocea
presenta de siete a
nueve nervios en la hoja que
convergen en la porción apical
y los ápices de las hojas son redondeados
con pequeños dientes
marginales.
Las herreras se refugian durante la
noche en los sebadales.
Fernando Espino.
Halophila es una planta pequeña
con rizomas frágiles de
hasta 1 mm. de diámetro. Las
hojas alcanzan entre 1 y 2,5
cm. de longitud y de 3 a 6 mm.
de ancho; son opuestas, elípticas
y pecioladas, con el margen
ligeramente serrulado.
Distribución
general y en
Canarias
Cymodocea nodosa se distribuye
en el Mediterráneo,
costa atlántica del norte de
África hasta Senegal y en los
archipiélagos macaronésicos
de Madeira y Canarias. Zostera
noltú se distribuye por el
Mediterráneo, costas atlánticas
europeas, Islas Británicas y
Mauritania. Halophila decipiens
presenta una distribución
pantropical, que comprende el
Océano Índico, Pacífico tropical,
costa oeste del Atlántico,
Florida, Bermudas y también
en Au·stralia.
Estas plantas crecen en Canarias
sobre sustratos arenosos
o arenoso-fangosos, y en ambientes
relativamente abrigados
de los vientos y las corrientes
dominantes, también
requieren de cierta cantidad de
materia orgánica en el sedimento.
Cymodocea nodosa
está presente en todas las islas
del archipiélago, aunque el
hecho de crecer sobre fondos
blandos hace que estas plantas
sean más abundantes en las islas
orientales, donde existen
plataformas marinas más amplias
y una mayor disposición
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de sustratos arenosos, mientras
que son más escasas en las occidentales,
salvo en Tenerife
donde existen buenas representaciones
de praderas.
Reyes y Afonso-Carrillo
(1995) señalan 51 localidades
en el litoral de las islas con presencia
de praderas de fanerógamas
marinas. Por islas, La
Palma, El Hierro y La Gomera
presentan una pradera
cada una, Tenerife 16, Gran
Canaria 13, Fuerteventura 12,
Lanzarote 6 y una en La Graciosa.
En El HielTo y La Palma
las praderas están restringidas
al abrigo de los puertos
principales. En La Gomera,
además del Puerto de San Sebastián,
en la costa sur y coincidiendo
con la desembocadura
de algunos barrancos, como
el de La Guancha, existen pequeñas
praderas.
En Tenerife, las praderas
aparecen a lo largo de las costas
este, sur y suroeste, destacando
los sebadales de San
Andrés, Las Teresitas y El Mé-
Meello Marino
dano. En Gran Canaria siguen
el mismo patrón de distribución,
aunque aparece un sebadal
al Norte, el de Las Canteras,
y otro al Noroeste, el de
Sardina del Norte. En esta isla
destacan los sebadales de
Melenara, Arinaga, Playa del
Inglés y Maspalomas. En Fuerteventura
aparecen en Corralejo,
algunos diseminados al
Este y también al Sureste, destacando
los de Playa de Sotavento.
En Lanzarote, desde
Playa Blanca hasta Punta Papagayo
al Sur, sebadales de las
playas de Puerto del Carmen,
también aparecen en Ancones
y Arrieta al Este, y los sebadales
de El Río entre Lanzarote y
La Graciosa. El sebadal situado
más al Norte en Canarias
aparece frente a la Playa de El
Veril en Alegranza, aunque es
una pradera muy dispersa. Las
praderas de Halophila están
mucho más localizadas en el
litoral canario. En el sur de Tenerife
y al este (El Cabrón) y
suroeste de Gran Canaria (Descojonado-
Arguineguín).
Los sebadales en
Canarias
Siguiendo el modelo de los
ecosistemas marinos de Canarias,
las praderas marinas o sebadales
no tienen grandes extensiones
si se comparan con
praderas de otras zonas del planeta,
como por ejemplo Australia,
donde se calcula en,
aproximadamente, 51.000 kilómetros
cuadrados la superficie
ocupada por praderas ma-
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Meello Marino
rinas. Los sebadales canarios
son por lo tanto ecosistemas
marinos bentónicos bastante
frágiles.
Los sebadales pueden crecer
formando parches, que en
muchas ocasiones se intercalan
con zonas arenosas. Los límites
de estos parches están sujetos
a continuos cambios en el
tiempo. Este patrón se presenta
en aguas someras, mientras
que a mayor profundidad crecen
de fOlma más homogénea.
AJ tratarse de vegetales, necesitan
realizar la fotosíntesis por
lo que presentan un rango batimétrico
en su di stribución,
que va desde 1 a 2 metros en
zonas muy abrigadas, hasta los
35-40 metros de profundidad
en el caso de Canarias (Erito y
Col. 1984; Reyes, 1995). Excepcionalmente
afloran durante
la marea baja en el caso de
Cymodocea, mientras que las
praderas de Zostera quedaban
emergidas durante las bajamares.
Las praderas de Halophila
son profundas, apareciendo
desde los 15-20 metros hasta
los 40.
Las praderas de Cymodocea
presentan una variación estacional
importante. Durante
los meses de otoño e invierno,
las praderas tienen un menor
número de haces y las hojas
son más cortas y menos anchas;
por el contrario, durante
los meses de primavera y verano,
los sebadales sufren una
transformación, aumenta el número
de haces, así como el de
hojas nuevas, que alcanzan mayor
altura y anchura. Por ejemplo,
durante los meses de verano,
pueden alcanzarse los
l.600-l.900 pies/m2 lo que
constituye un sebadal denso,
y en los meses de invierno
entre 900-1.000 pies/m2
• La
floración tiene lugar principalmente
en los meses de primavera.
El crecimiento de Cymodocea
nodosa en los fondos
arenosos permite el desarrollo
de un ecosistema con características
peculiares que en nada
se parece al de los fondos arenosos
desprovistos de vegetación.
Los sebadales cumplen
diversas funciones en el eco-
Se badal de Arinaga (Gran Canaria). Fernando Espino.
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8
sistema litoral: contribuyen a
la fijación y estabilización de
sedimentos arenosos; intervienen
activamente en el ciclo de
los elementos, fijando el carbono
y el nitrógeno de los sedimentos;
permiten el desarrollo
de comunidades asociadas,
tanto de algas epífitas como
acompañantes; también sirven
de hábitat a una rica comunidad
de invertebrados y peces,
algunas de cuyas especies tienen
gran importancia comercial.
Las algas
Las fanerógamas marinas
penniten el crecimiento de algas
epífitas sobre sus estructuras.
Estas algas son estacionales,
localizándose sobre las
sebas durante determinadas
épocas del año. La comunidad
de epífitos sobre estas praderas
suele ser muy rica (González,
1986). Estas algas epífitas
crecen tanto sobre las hojas
como sobre rizomas y raíces
viejas que quedan al descubierto.
En Canarias, Reyes y
Sansón (1996) establecen un
catálogo de 53 especies de algas
epífitas en Cymodocea nodosa,
creciendo sobre las hojas,
así como 28 especies
detectadas exclusivamente creciendo
sobre sus rizomas y raíces.
El mayor número de especies
se instala en las hojas
debido a la mayor superficie
disponible. Cuando las hojas
salen de la vaina son colonizadas
en primer lugar por bacterias
y diatomeas. Éstas pre-paran
la superficie de la hoja
para la posterior colonización
de otras especies de algas. En
primer lugar, se instalan las algas
con crecimiento costroso
y, posterionnente, las especies
que crecen erectas. En la comunidad
de epífitos dominan,
fu ndamentalmente, las algas
rojas, seguidas, en número de
especies, por las pardas, las verdes
y las cianofitas.
En otras ocasiones, las algas
crecen entre las fanerógamas.
A menudo, Cymodocea
nodosa crece acompañada del
alga verde Caulerpa prolifera.
Cuando el alga está presente,
la comunidad recibe el nombre
común de "sebadal-caulerpal".
La presencia de Caulerpa prolifera
ha sido interpretada en
varias ocasiones como una regresión
de las fanerógamas,
provocada por algún tipo de alteración.
Sin embargo, existe
un patrón de distribución de
ambas especies que se repi te
en muchos lugares. En zonas
muy abrigadas y fondos someros
domina Cymodocea nodosa,
creciendo con altas densidades
de pies y alcanzando
las hojas gran altura. En esta situación,
Caulerpa está ausente
o es muy escasa, a medida
que aumenta la profundidad,
sobre los 15 metros, Cymodocea
y Caulerpa crecen entremezcladas,
pasando a dominar
el alga verde a medida que aumenta
la profundidad, la distribución
batimétrica de Caulerpa
supera a la de las
fanerógamas ya que alcanza los
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50 metros de profundidad. Este
modelo de distribución ha sido
observado en los sebadales de
Pasito Blanco, Maspalomas,
Arinaga, Playa Blanca y Ancones.
En otras ocasiones, Caulerpa
crece formando sus propios
parches en medio de las
fanerógamas como sucedía en
el sebadal de Salinetas.
Medio Marlao
Según González (1986),
otras asociaciones son: Cyrnodocea-
Caulerpa proliferaCaulerpa
mexicana (El Porís,
Tenerife; Las Canteras, Gran
Canaria; Arrecife de Lanzarote),
Cyrnodocea-Cottoniella (El
Médano, Tener,ife) y Cymodocea-
Dasya (Arinaga, Gran Canaria).
Cardumen de besuguitos en el sebadal de Maspalomas (Gran Canaria). Fernando Espino.
Cuando las praderas se desarrollan
en fo ndos arenosos
pero con rocas intercaladas, la
comunidad se enriquece, apareciendo
otras asociaciones,
como por ejemplo: Cymodocea-
Cystoseira abies-marina
(Arinaga, Gran Canaria), Cymodocea-
Cystoseira-Stypocaulon
(Bahía de Formas, Gran
Canaria), Cymodocea-Cymopolia
(Las Cariteras, Gran Canaria).
La presencia de las rocas
impide el crecimiento de
las fanerógamas, mientras que
el poblamiento algal cambia
con respecto a los fondos estrictamente
arenosos, entre
otras especies aparecen las algas
pardas Padina pavonica,
Stypocaulon scoparium, Sporochnus
bolleanus; las algas
verdes Caulerpa racemosa, C.
webbiana, C. mexicana; y las
algas rojas Corallina elonga-ta,
Jania rubens, Cottoniella
filamentosa y Lophocladia tri-choclados.
El espectro de es-pecies
que aparece depende de
las condiciones ambientales del
biotopo.
Los invertebrados
Aunque, a pnmera vista,
los sebadales parecen pobres
desde el punto de vista zooló-gico,
nada más lejos de la rea-lidad.
Este tipo de ecosistema
alberga una gran cantidad de
especies de animales inverte-brados,
dando lugar a comuni-dades
mucho más ricas que los
fondos arenosos desnudos. La
fauna invertebrada puede de-sarrollarse
en el interior del sus-trato
arenoso, más o menos
asociada al rizoma y raíces (in-fauna),
o bien disponerse di-rectamente
sobre el substrato,
sobre la arena y entre los haces
de hojas (epifauna), mientras
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que, en otras ocasiones, se en- neapolitana, Sabella pavoni-cuentran
directamente sobre las na, etc., como por elementos
hojas (epífitos). vágiles sobre el sustrato, por
Muchos grupos de anima- ejemplo el gusano de fuego
les invertebrados están repre- (Herrnodice carunculata). Las
sentados en los sebadales. Prin- praderas también son ricas en
cipalmente cnidarios, anélidos especies de moluscos y ClUStá-poliquetos,
clUstáceos, molus- ceos. Dentro del primer grupo
cos y equinodermos. Por ejem- destacan los conos de la espe-plo,
sobre las hojas se puede 10- cie Conus pulcher, con ejem-calizar
la anémona Anemonia
melanaster, mientras que entre
pIares que pueden alcanzar los
los haces y sobre el sustrato are-
15 cm. de longitud. Esta espe-noso
las especies más frecuen-
Cíe es un voraz predador de
tes son: Anemonia sulcata y el
otros invertebrados. Margine-ceriantario
Isarachnanthus noc-lla
glabella, Bulla mabillei e
tumus. Otro grupo de cnidarios Hydatina phisis son otros gas-muy
característico de los seba- terópodos que se pueden en-dales
es el de los hidrozoos, contrar asociados a los sedi-cuyas
colonias se localizan tam- mentos de las praderas. Un
bién sobre las hojas, concreta- ejemplo de adaptación a la vida
mente la especie Aglaophenia en las sebas lo constituye el pe-pluma
es frecuente. queño molusco Oxynoe oliva-
Los gusanos poliquetos cea, que se desplaza sobre las
aparecen tanto como elemen- hojas y adquiere el color verde
tos de la infauna, con especies de las mismas. Otro molusco
sedentarias como Diopatra frecuente en los sebadales es el
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M.elio Marino
choco (Sepia officinalis), que
se alimenta de invertebrados y
de pequeños peces.
Dentro del grupo de los
crustáceos, los misidáceos forman
grandes nubes de individuos
en los márgenes de las
praderas y desempeñan un papel
ecológico fundamental en
las cadenas tróficas de este ecosistema,
como es la descomposición
de la materia orgánica
procedente de las plantas
(restos de hojas y rizomas). De
esta manera transfieren la energía
a otros niveles superiores
d~ la cadena trófica, como por
ejemplo a los peces. Los crustáceos
constituyen la dieta principal
de muchas especies de
peces en las praderas. Varias
especies de crustáceos están
adaptadas para desarrollar su
vida en medio de las hojas, por
ejemplo las gambas Hyppolite
longirostris y Palaemon serratus,
que adquieren el color
de las hojas para camuflarse.
La galana es otro espárido que cría
en los sebadales.
Fernando Espino.
Varias clases de equinodermos
viven en las praderas.
Las holoturias se desplazan en
medio de los haces ingiriendo
la arena para obtener de ella la
materia orgánica que les sirve
de alimento. En ocasiones, se
encuentra al pequeño pez Carapus
acus viviendo en el interior
de su tubo digestivo. Entre
las estrellas, son frecuentes
la estrella de brazos múltiples
(Coscinasterias tenuispina) y
la estrella peine (Astropecten
auranciacus), mientras que el
erizo de púas romas Sphaerechinus
[?ranularis es el único
del grupo de los regulares común
en este hábitat. El erizo de
púas largas Diadema antillarum
es raro en los sebadales
pero existe la posibilidad de
que realice incursiones nocturnas
a través de la interfase
entre los fondos de blanquizal
y los sebadales, actuando como
herbívoros sobre las plantas.
En el interior del sedimento es
posible encontrar varias especies
de erizos irregulares, como
Brisus unicolor y Echinocardium
cordatum.
Los peces
La presencia de sebadales
sobre sustratos arenosos tiene
una gran importancia en el tipo
de comunidad íctica que se va
a desarrollar. Muchos autores
coinciden en que los fondos de
praderas son mucho más ricos,
en términos de diversidad y
abundancia, que los fondos areno~
os desnudos. En general,
los peces que se pueden encontrar
en los sebadales per-
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manecen en ellos durante diferentes
períodos de tiempo, pudiendo
clasificarse en residentes
permanentes, residentes
estacionales o temporales, migratorios
y ocasionales.
Las praderas de fanerógamas
marinas constituyen un hábitat
importante para la cría de
peces. Los crustáceos planctónicos
y de la epifauna sirven de
alimento a la mayoría de las especies.
Las diferentes especies
presentan una distribución espacial
en el interior de los sebadales.
La abundancia relativa
y la composición de las
especies de peces encontradas
en las praderas de fanerógamas
marinas también dependen de
la proximidad de otros hábitats
(por ejemplo sustratos rocosos,
campos de algas, etc.) y del ciclo
día-noche, ya que muchas
especies utilizan las praderas
como refugios durante la noche.
La ictiofauna de las diferentes
praderas de fanerógamas
marinas varía, a menudo, en
10
composición debido a su diferente
complejidad estructural.
En Canarias, Mena y colaboradores
(1993) encuentran
51 especies de peces en muestreos
realizados en diferentes
sebadales de Tenerife, principalmente
en El Médano. De estas
especies, 2 pertenecían a peces
cartilaginosos y 49 a peces
óseos. Para los sebadales de las
islas orientales, se han observado
hasta el momento 67 especies
de peces (Espino, datos
no publicados), 7 especies de
peces cartilaginosos y 60 de peces
óséos. La familia mejor representada,
en términos de riqueza
(11 especies) y número
de individuos, es la de los espáridos.
La familia de los tan1-
boriles es bastante frecuente en
las praderas, representada por
la gallinita (Canthigaster rostrata)
y el tamboril (Sphoeroides
marmoratus).
El grupo mejor adaptado a
la vida en las fanerógamas marinas
es el de los singnátidos,
entre los que destacan los caballitos
de mar y los pejepipas,
con varias especies presentes
en Canarias: el caballito de mar
(Hippocampus hippocampus),
la aguja mula (Syngnathus
acus) y los pejepipas (Syngnathus
typhLe y Nerophis ophidion).
Existe otra especie de
pez que vive sobre las hojas de
Cymodocea: se trata del gobiesócido
Opeatogenys cadenatí,
que alcanza unos pocos
centímetros de longitud. Estas
especies son, en general, difíciles
de observar debido a su
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Un pejepipa al acecho en el sebadal
de Arinaga.
Fernando Espino.
gran capacidad de mimetismo
ya que imitan las hojas de las
plantas.
Una característica importante
de los ebadales es la función
que desempeña este ecosistema
como zona de cría y
refugio para los juveniles de
muchas especies de peces de
importanc.ia económica, tales
como: salmonetes (Mullus surmuletus),
viejas (Sparisoma
cretense), chopas (Spondyliosoma
cantharus), besugos (Pagellus
acame), bocinegros (Pagrus
pagrus), sargos (Diplodus
spp.), bogas (Boops boops),
gueldes (Atherina presbyter),
cabrillas (Serranus spp.), samas
(Pagrus sp., Dentex sp.),
etc. Esta capacidad de producción
de biomasa de peces que
tiene los sebadales es de gran
importancia para las pesquerías
artesanales canarias.
Con frecuencia, aparece
asociada a las praderas marinas
canarias la comunidad de
anguilas jardineras (Hetero-conger
longissimus). Ésta se
distribuye generalmente por
debajo de los límites de profundidad
de los sebadales, aunque
pueden también aparecer
intercaladas. Las anguilas son
peces planctívoros que excavan
un tubo en el sedimento
que les sirve de refugio, desde
donde salen para aprovechar
los organismos que transportan
las corrientes.
Amenazas a la
conservación de
los sebadales
El desarrollo experimentado
en Canarias durante los últimos
años ha sometido al litoral
de algunas islas a una
desmesurada presión medioambiental.
Por otro lado, gran parte
de la población en Canarias,
tanto residente como temporal,
se asienta en ciudades y núcleos
costeros. Este hecho ha
dado lugar a que diversas actividades
hayan provocado transformaciones
sustanciales en los
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11
distintos ecosistemas mesoli-torales
e infralitorales.
Desgraciadamente, los se-badales
no han escapado a la
influencia de estas actividades.
La construcción de puertos co-merciales
e industriales, puer-tos
deportivos, diques de abri-go,
playas artificiales, emisarios
submmlnos, así como los ver-tidos
de aguas residuales y de
salmuera procedentes de plan-tas
desalinizadoras, de residuCl"
e incluso determinadas moda-lidades
de pesca y de cultivos
marinos, han provocado el de-terioro
de algunas praderas y
la desaparición de otras.
La única pradera conocida
de Zostera noltii en Canarias
se encontraba en la zona cos-tera
de Arrecife de Lanzarote
y prácticamente desapareció
por causa de un vertido indus-tIjal
contaminante hacia 1990
(Aguilera y Col., 1994; Gua-dalupe
y Col., 1995).
En Gran Canaria, la cons-trucción
de la ciudad de Las
Palmas de Gran Canaria sobre
el istmo de La Isleta creó una
barrera infranqueable para la
circulación de la arena. La acu-mulación
de arena que se ha
producido en la Playa de Las
Canteras ha provocado la casi
total desaparición del sebadal
de Las Canteras. En un reco-nocimiento
biológico realiza-do
en esta playa en 1962, se se-ñalaba
la existencia de 54.000
m2 de praderas bien conserva-das.
Los pescadores antiguos
del lugar comentan que en un
Medio Marino
solo lance de chinchorro Ilega-ron
a extraerse de este sebadal
hasta 3.000 kilos de peces. En
1999 se encontraron tan sólo
6.000 m2 de sebadal degrada-do.
En estudios recientes, ape-nas
se localizan 300 m2 de se-badal
mortecino y amplias
zonas con los rizomas muertos
aflorando del sustrato.
En la Bahía de Melenara,
la instalación de jaulas flotan-tes
de cultivos marinos provo-có
la desaparición de un seba-dal
que se encontraba en buen
estado de conservaCión. La fal-ta
de penetración de la luz, el
aumento de la turbidez en la
columna de agua, el excesivo
aporte de materia orgánica dan-do
lugar a un gran desarrollo
de epífitos sobre las plantas, así
como de bacterias, cianofitas
y diatomeas sobre el fondo, son
los factores que degradan las
praderas marinas según los ex-pertos,
hecho comprobado
también en diferentes puntos
del Mediterráneo. La posterior
colocación de las jaulas en Sa-linetas,
en agosto de 1999, ha
provocado la desaparición de
gran parte del sebadal en dos
años de funcionamiento, de-tectándose
la pérdida de pro-ducción
de especies de peces
asociados a las praderas como
consecuencia de la pérdida de
hábitat para el refugio y la ali-mentación.
En la Bahía de San-ta
Águeda, ep Arguineguín, las
jaulas también han hecho de-saparecer
parte del sebadal.
Más recientemente, la COllS-trucción
del puerto deportivo
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Medio Marino
Marina del Rubicón en Lanzarote
se ha llevado a cabo sobre
una pradera de Cymodocea
bien desarrollada, por lo que
las plantas que queden al abrigo
del muelle desaparecerán,
al igual que las que queden enterradas
bajo el todo-uno de
cantera. La dispersión y posterior
sedimentación de finos po-
I
drán afectar en mayor o menor
medida a los sebadales cercanos
del arco Playa Blanca-Punta
Papagayo.
La construcción de los
Puertos de Arinaga y Granadilla
también amenazan superficies
importantes de praderas
que tienen gran interés ecológico.
Un gran número de emiSéll10S
se han construido en medio
de los sebadales, como en
el sur de Gran Canaria. En primer
lugar, las obras de instalación
y, en segundo, los vertidos
de aguas residuales han
provocado la pérdida de algunos
sectores del sebadal.
El caballito de mar se refugia entre las
hojas de las fanerógamas.
Fernando Espino.
Alevines y juveniles de peces encuentran
alimento y refugio en las praderas.
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Fernando Espino.
12
La pesca de arrastre con
chinchorro, actualmente prohibida
en Canarias, también afecta
de manera negativa a las praderas
de fanerógamas, además
de eliminar gran cantidad de
peces alevines y juveniles.
También, en su momento, contribuyó
a la degradación de algunos
sebadales.
A pesar de la pésima situación
actual de varios sebadales,
quizá lo peor esté aún por
llegar. Al p~er, se plantea en
Canarias la construcción de numerosos
puertos deportivos, al-gunos
de ellos asociados a urbanizaciones
turisticas de lujo,
como en Bahía Feliz, Meloneras,
Tauro, Taurito, Veneguera
(en el caso de Gran Canaria).
También existe una gran demanda
para obtener concesiones
para la instalación de jaulas
marinas para el engorde de
peces en diferentes puntos. Teniendo
en cuenta la distribución
de los sebadales en zonas
más o menos abrigadas, consideradas
ideales para el desarrollo
de estas actividades, así
como su reducido rango batimétrico,
es posible que en el
futuro este tipo de ecosistema
marino en Canarias sufra una
regresión importante en unos
casos y su total desaparición en
otros, dando lugar a la pérdida
de biodiversidad genética, específica
y ecosistémica.
La conservación de este
tipo de ecosistema litoral pasa
por la protección de la seba
(Cymodocea nodosa) en Canarias,
también por el conocimiento
exacto de su extensión
y el estudio de las distintas relaciones
ecológicas que permitirán
en el futuro su correcta
gestión. Actualmente, Cymodocea
nodosa es una especie
catalogada como "Sensible a
la alteración de su hábitat" por
el Decreto 151/2001, de 23 de
julio, por el que se crea el Catálogo
de Especies Amenazadas
de Canarias.
Agradecimientos: Gorgonio
Díaz, Rogelio Herrera, Mateo
Garrido y Leopoldo Moro.
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