© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2016
La rehabilitación · de
tortugas marinas
accidentadas en las
Islas Canarias
Cientos de estos animales han logrado
salvarse gracias a las campañas
de protección
Con el estómago vacío, en
medio del Atlántico Central,
un soñoliento ejemplar de tortuga
boba ( Caretta caretta )se
deja llevar por la corriente. Es
la gran corriente marina que,
girando e_n el sentido de las
agujas del reloj, ha transportado
a sus congéneres entre las
dos orillas del Océano durante
muchos millones de años.
De cuando en cuando, la tortuga
sale de su aparente letargo
y escudriña a su alrededor
en busca de algo de comida.
De repente, capta la existencia,
muy cerca, de un suculento
bocado: percebes, sobre
un aparentemente inofensivo
y enmarañado sustrato. Confiada,
se aproxima y, con su
poderoso pico, comienza a triturar
los sabrosos moluscos.
Para desgarrarlos de su base,
la tortuga se ayuda de una de
sus aletas delanteras y aquí
comienza la triste historia de
una lenta y dolorosa agonía.
Medio Ambiente Canarias rf 13
Esta tortuga boba precisó de amputación de Pascual Calabuig.
la aleta a causa del daño que le produjo una
red abandonada.
Se acaba de trabar una aleta en
la red que servía de sustrato
flotante a los percebes. Es uno
más de los cientos de miles de
7
metros de malla y cordelerías
que, cada año, acaban a la
deriva procedentes de la actividad
pesquera.
Pascual Calabuig Miranda
Biólogo y Veterinario.
Centro de Rehabilitación de Fauna
Silvestre de Tafira.
Cabildo de Gran Canaria.
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-a.
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• ·99
Junio 1999
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Vida Siivestre: Fauna
Los intentos de la tortuga
por liberarse sólo consiguen
anudar aún más los hilos que,
poco a poco, van cortando su
piel, luego sus músculos y arterias
y, finalmente, llegan al
hueso. La traicionera red y la
tortuga, ya rendida, serán sólo
uno, durante interminables días
y noches en medio del mar.
La situación
anterior a las
campafias de
. recuperación ·
Corrían los años sesenta y
el Parque Doramas, en la ciudad
de Las Palmas de Gran
Canana, era un lugar muy frecuentado_.
El viejo zoológico,
la vecindad del Pueblo Canario
y el lujoso Hotel Santa
Catalina, con sus magníficos
jardines, atraían a mucha gente
que paseaba entre las palmeras.
Por entonces todavía
se respiraba un ritmo apacible
en esta ciudad.
En ese entorno, un lugar de
casi obligada visita, lo constituía
para mí el gran estanque
de las tortugas. Las enormes
tortugas allí cautivas me fascinaban,
igual que a multitud
de niños y también adultos.
Todos encontrábamos algo
normal mantener encerrados a
cuantos ejemplares de tortuga
marina llegaban heridas a
nuestras costas o erán capturadas
en Jos aparejos de los
pescadores. Así, con la connivencia
de las autoridades
municipales iban llenándose
de tortugas los estanques públi-
Medio Ambiente Canarias nº 13
cos de nuestra ciudad. Recuerdo
haber visto también torttigas
en la fuente del Mercado
de Las Palmas.
Marisquerías Y. restaurantes
no perdían tampoco la oportunidad
de poseer un reclamo
viviente, en algún acuario, que
insinuara la frescura del resto
de los productos de la "carta".
Menos suerte habían tenido
otras tortugas que, disecadas,
colgaban expuestas en los
kioscos del entonces concurridísimo
y cosmopolita Parque
Santa Catalina, en la zona
del Puerto. Allí recuerdo a los
turistas comprando las tortugas,
secas y barnizadas, como
un recuerdo exótico de las
"Canary Islands".
Concienciación
ambiental
Los tiempos han cambiado
y, hoy en día, podemos afirmar
que la casi totalidad de las
tortugas que aparecen por
nuestras aguas, con cualquier
tipo de problema, serán tam-
. bién capturadas, como antaño,
pero con otro fin muy distinto:
intentar salvarlas y devolverlas
al mar cuanto antes.
A ese cambio de actitud ha
contribuido la promulgación
de las leyes de protección de
la naturaleza y, en gran medida,
las campañas de concienciación
ambiental desarrolladas
por la Viceconsejería de
Medio Ambiente durante la
última década.
Tras percatamos en los
Centros de Rehabilitación de
8
Fauna de la existencia de muchas
tortugas que llegaban a
nuestras costas heridas y con
múltiples problemas, intentamos
que esos animales se nos
remitieran cuanto antes. Debían
llegarnos a través de las
gentes del mar y parecía casi
imposible informarles a todos
sobre qué hacer con esos animales.
Simples campañas de prensa
y, posteriormente, la elaboración
y distribución de folletos
y carteles, por parte del
Servicio de Educación Ambiental
de la Viceconsejería,
· hicieron que las cifras de llegada
de tortugas a los centros
de rehabilitación se multiplicaran.
Esto lo apreciamos claramente
en la siguiente tabla.
... ~ '> ~ .::: ","",,._ • ~~'"""'"" l' ~
: Ingresos de tof!U9as marinas,,
" "- • • ·~.. ..... • % '". '>>" ;-
. en los CRFS de COnarias "":.-.
•, . . .. ,.. "
Año Tortugas
ingresadas
1987 1
1988
1989 3
1990 7
1991 50
(se inician campaña5
de prensa)
1992 52
L993 116
(se editan folletos
y carteles)
Una vez más, si se les daba
la oportunidad, nuestros conciudadanos
se esforzaban por
colaborar y participar activamente
en las tareas de conservación
de la naturaleza. Teníamos
ya el buen precedente de
las campañas qe pardelas y,
con las tortugas, también la
respuesta de la gente de todas
las islas fue ejemplar.
Una actividad de
imprescindibles
colaboraciones
La recuperación de tortugas
marinas, tal y como la
entendemos actualmente, se
inició en Canarias, y en España,
desde el Centro de Rehabilitación
de Fauna Silvestre
de Tafira hacia finales de la
década de los ochenta.
En sus comienzos, las tareas
de recuperación de tortugas
marinas accidentadas adolecían
de presupuesto y las
actividades realizadas con esos
animales se sustentaban mayormente
con el voluntarismo
e iniciativas de los que trabajaban
tratando de recuperarlas
(lo cierto es que, aunque resulte
triste decirlo, poco se ha
variado en ese sentido) .
Gracias al apoyo prestado
. por empresas privadas, que
colaboraban altruistamente,
pudimos, al principio, disponer
de los estanques de agua
salada que la rehabilitación de
las tortugas precisaba. Llegamos
a rehabilitar tortugas en
los acuarios de mantenimiento
de marisco vivo de diversas
empresas distribuidoras (Martín
Dorado y Jaime Llorca),
incluso en algunos expuestos
al público.
Más tarde ya pudimos
mejorar nuestra infraestructura,
gracias a la colaboración
del Instituto Canario de Ciencias
Marinas (ICCM), hoy
dependiente de la Consejería
de Educación del Gobierno
Canario y, ya recientemente,
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Grupo de niños liberando una tortuga. Pascual Calabuig.
del Instituto de Algología Aplicada
(IAA) de la Universidad·
de Las Palmas de Gran Canaria,
ubicados en Taliarte (Telde).
Ambos pusieron a disposición
de las tortugas cuantos
medios estaban a su alcance:
grand~s tanques con circuito
abierto de agua marina, a buena
temperatura, debidamente
ubicados a nivel del mar y con
la imprescindible vigilancia
y seguridad. En la actualidad
disponemos allí de la posibilidad
de albergar, simultáneamente,
hasta 16 tortugas.
Durante años, también en
Tenerife, el Centro de Rehabilitación
de La Laguna trabajó
. recuperando muchas tortugas.
Los animales se remitían al
Hospital Veterinario Tenerife
Norte, si bien nunca llegaron
a disponer de piscinas adecuadas.
En los casos en que alguna
tortuga allí p recisaba de
estancia prolongada en piscina,
se nos remitía a Tafira.
· Esos traslados, como los
efectuados desde el resto de
Medio Ambiente Canarias nº 13
las islas, eran posibles gracias
a la inestimable colaboración
de las compañías de transporte
interinsular, tanto aéreas
como marítimas. Hasta la
fecha su grado de implicación
a nivel personal en el rescate
de estos animales ha sido
ejemplar y resulta una muestra
más de la buena "prensa"
que las tortugas marinas tienen
entre nuestras gentes.
Para las cuestiones sanitarias
contamos con las propias
instalaciones del CRFS de
Tafira y, si el caso lo requiere,
tenemos la posibilidad de ac~dir
a las enormes posibilidades
diagnósticas y terapéuticas
que nos brinda la Facultad
de Veterinaria de la ULPGC.
Con esta Facultad se trabaja
muy est~echamente en tres
facetas:
a) Remisión de casos al
Hospital Clínico. Allí, en colaboración
con los profesores de
la propia Facultad, se realizan
pruebas e intervenciones quirúrgicas
con el apoyo de la
9
Vicia Siivestre: Fauna
sofisticada y costosísima infraestructura
sanitaria con la
que cuentan. Medios que, por
otro lado, sería impensable
poder disponer en el Centro de
Tafira.
b) Remisión de animales
muertos para necropsias.
Todas las tortugas muertas son
exhaustivamente analizadas
por un especialista cuyo trabajo
de investigación hasta la
fecha ya nos proporciona una
gran ayuda a la ho~a de enfocar
los casos clínicos.
c) Realización de prácticas
de los alumnos de la Facultad
en Tafira. Aquí colaboran en
cuantas tareas se realizan, al
tiempo que aprenden a manejarse
con este tipo de animales.
El pasado año realizaron
estancias en Tafira un total de
12 alumnos.
Como podemos comprobar
en la recuperación de nuestras
tortugas marinas intervienen
medios, instalaciones y
personal de muy diversa procedencia,
optimizándose infraestructuras
preexistentes de
forma que la rehabilitación de
las tortugas no nos suponen
inversiones significativas.
La experiencia de
1998
A partir de enero de 1998,
tras la delegación de las competencias
en materia de Medio
Ambiente a cada Cabildo
Insular surgió el problema,
como en muchas otras cuestiones
medioambientales, de
la falt~ de medios humanos y
materiales en algunas islas para
atender adecuadamente a los
animales silvestre heridos,
entre ellos las tortugas marinas.
Ante la posibilidad de que
se diese una desatención a
estos animales de tan especializados
requisitos sanitarios
y de mantenimiento, por parte
del Cabildo de Gran Canaria
se ofreció, al resto de los ·
Cabildos y a la Consejería de
Política Territorial del Gobierno
Canario, la posibilidad de
atender a las tortugas que se
nos ·remitieran desde cualquier
parte de nuestras islas. De esta
manera, el pasado año, llegaron
hasta Tafira la casi totalidad
de tortugas marinas que
se captura.fon en nuestro archipiélago.
La coordinación de
los traslados se hizo a través
de la Viceconsejería de Medio
Ambiente, cuyo personal organizaba
el traslado y recibía los·
animales en primera instancia,
para remitirlos luego hasta el
hospital de Tafira donde serían
convenientemente tratados.
La estadistica
Tal y como se refleja en la
"Memoria de Actividades" del
CRFS de Tafira, durante 1998
ingresó un total de 72 tortugas
pertenecientes a tres especies
· diferentes. De ellas unas 7 tortugas
se recogieron ya muertas
del mar, otras 7 debieron
ser eutanasiadas a su llegada
a Tafira, debido a la magllitud
e irreversibilidad de sus lesiones
y unas 8 no respondieron
al tratamiento y murieron.
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Vicia Siivestre: Fauna
Afortunadamente 49 tortugas
se pudieron liberar en buenas
·condiciones.
Por isla de procedencia se
recibieron 2 tortugas de Lanzarote,
12 de Fuerteventura, 1
de La Gomera, 23 de Tenerife
y las 34 restantes eran de
Gran Canaria.
La causa de ingreso más
común la constituyó el enmallamiento
de las aletas ( 43
casos). Ello supuso que unas
16 tortugas acabaran perdien-
- ~ ~o alguna de sus aletas. En
. .'·_' .. ·úno de los casos una tortuga
ya ingresó con tres de sus cua-
. tro extremidades amputadas
por el estrangulamiento producido
por las redes. Debió
eutanasiarse.
Otras causas de ingreso
fueron la ingestión de anzuelos
de palangre, ahogamientos
en artes de pesca, petroleadas,
enfermedades diversas, etc.
La actividad de.rehabilitación
generó unos 1.500 días de
hospitalización de tortugas, se
realizaron unas 50 radiografías,
23 intervenciones quirúrgicas
e innumerables controles
sobre los animales. Todo
este trabajo se realizó con el
único vehículo del que disponemos
(una furgoneta Renault)
que se comp~a con las actividades
de rehabilita,ción del
resto de la fauna silvestre accidentada
que ingresó en Tafira
(1.497 animales el pasado
año); Sobre el personal asignado
al Centro el pasado año,
sólo existió un operario y el
técnico que esto suscribe.
Afortunadamente el presente
año se han incorporado dos
nuevos operarios; No obstante
continua_constituyendo un
tremendo factor limitante la
inexistencia de vehículo apro'
piado para las tortugas . .
Tortuga laúd con síntomas de ahogamiento
en una playa de Jandía (Fuerteventura).
Pascual Calabuig.
Medio Ambiente Canarias nº 13
10
El futuro de la
recuperación de
toirtugas
· Desgraciadamente podemos
estar seguros de que
continuarán apareciendo en
nuestras aguas tortugas accidentadas
o enfermas, y que la
s1tuación global de las poblaciones
hará que siga siendo
recomendable atender y salvar
el mayor número posible. Por
ello debemos estar preparados
y mejorar nuestro funcionamiento
y capacidad de ~tención
a estos amenazados animales.
Dada la fragmentación de
nuestro territorio en siete islas
y la posibilidad de que aparezcan
tortugas en cualquiera
de ellas, con el vigente siste-.
ma de delegación de competencias
en los Cabildos Insulares,
podría pensarse en la
creación de otros tantos lugares
de atención especializada
a las tortugas.
La tendencia actual, en lo
que a creación de centros de
recuperación de fauna silves- .
tre se refiere, está en la línea
de mantener pocos centros,
bien dotados, a los que puedan
remitirse con rapidez lo~ ejemplares
que lo precisen. De esta
manera se produce una especialización
y se economizan
medios que, en el caso de la
conservación de la fauna silvestre,
suelen ser limitados y
que precisan de una priorización
de sus inversiones.
Si: llegado el caso, esos
medios fueran cuantiosos y las
prioridades pasaran por la creación
de nuevos centros, bien-venidos
sean. Lo que resultaría
penoso sería la creación de
centros que no alcanzaran el
mínimo niyel en medios, infraestructura
y personal especializado,
que detrajeran partidas
precisas para oμ-os temas
y que, al final, no consiguieran
mejorar la actual oferta de
atención sanitaria a las tortugas
heridas.
En lo que respecta al Centro
de Tafira, dependiente del
Cabildo de Gran Canaria, la
voluntad reflejada por sus
actuales responsables, tanto
técnicos c9mo políticos, es la
de potenciar su capacidad de
rehabilitación y atender a las
tortugas de cualquier isla que .
así lo precisen. Todo ello supone
continuar la estrecha colaboración
existente con las
instituciones reflejadas anteriormente,
sin las que hasta.
ahora hubiera sido tremendamente
oneroso llevar a cabo
las tareas de rehabilitación.
Por último, debemos tener
presente que la recuperación
de tortugas marinas accidentadas
no representa mas que
un pequeño grano de arena
entre las múltiples tareas de
conservación que habría que
abordar para que los mares
sigan albergando a estas valio
·sas especies, capaces de sobrevivir
desde hace 100 millones
de años y que tantos problemas
manifiestan para sobre-
. vivir al hombre, su contaminación
y la sobreexplotación
. de los mares. En ese sentido
se aproximan muy malos
tiempos para nuestro entorno
marino.
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