V CONGRESO Galdosiano m
VICISITUDES
DE LA ADAPTACIÓN ESCÉNICA
EN FRANCÉS DE EL ABUELO
Luis LÓpez Jiménez
A Justo Pozuelo López,
buen lector, fraternalmente.
La primera noticia que tengo sobre la representación proyectada de
El AbUelO en Paris procede de una carta en francCs, fechada el 7-MI-
1898 ' y dirigida a B. Perez aaldós por A. E. Vincent, con el encabeza-miento,
que será usual en su correspondencia al autor, ([Mi querido Maes-tro)).
En dicha carta, después de afirmar que ((hay que hacer que se le
traduzca a Vd. lo más posible^, a propósito de Misericordia2, y de anun-ciar
los estudios de Boris de Tannenberg sobre Pérez Qaldos, Pereda y
Menendez Pelayo, en la Revue Hispanique, comunica a don Benito:
,<No he visto a Novelli 3. Espero un articulo en el que le conmino a repre-sentar
su Abuelo en París. Aparecerá probablemente mañana: enviaré a
Vd. un ejemplar y le entregaré otro. Charlaré con él y le transmitiré a Vd.
lo que me diga sobre el particular. Será el asunto de una carta para
Vd. que escribiré mañana o pasado mañana. Le remitiré también los pe-riódicos
que hablen de él.))
Efectivamente, tres días después de la carta anterior, Ephraim Vincent
fecha otra en París, después de entrevistarse con el actor Novelli, y se
lamenta porque cree que su deseo de verle representar El Abuelo no
s e cumplirá ~cprobablemente)y~ ,a sí sera. En cambio, anade:
' Esa carta, como las demás utilizadas en esta ponencia, procede del Archivo-Mu-seo
de Benito Pérez Galdós en Las Palmas de Gran Canaria. D. Alfonso Armas Ayala,
Director en su día, me autorizó a publicarlas, citando su origen, lo que hago con mucho
gusto y afecto a quien tanto deben los estudios sobre el gran autor canario, madriletio
de adopción y espanol de vocación.
El Abuelo, novela dialogada. se había publicado un ano antes, en 1897; en España
no seria representada hasta 1904.
Fue traducida por Bixio, con un prólogo de Morel-Fatio. En el IV Congreso Galdo-siano
traté sobre el particular.
Ermette Novelli (1 85 1-1 91 9), gran actor italiano, maestro de actores, alcanzó mu-cha
celebridad. (Luis López Jiménez, ,-Sobre la representación en Italia de E1 Abuelo, de
B. Pérez Cialdós~'e, n Filología Moderna, Madrid, 1985, págs. 255-26 1) .
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({Hayu na traducción italiana de El Abuelo: la representara en Carnaval en
Roma, como siempre ha dicho. Cuente Vd. con ello: acaso podria Vd. ir a
Italia y volver, pasando por Paris."
El íiltimo día de ese 1898, al tiempo que le felicita el nuevo año, vuel-ve
E. Vincent sobre Novelli:
"Hemos hablado de Vd.; me dijo al leer mi articulo 4: No puedo realmente
dar aquí El Abuelo. Sería sacrificarlo: Cialdós no es bastante conocido en
París y yo no conozco suficientemente al público.
Más adelante muestra totalmente desaparecido su anterior optimismo
sobre El Abuelo en Italia:
[{Mucho me temo que no sea Vd. representado en Roma, donde Novelli
debe de estar ahora, porque prepara una gira por Rusia para 1899 y
1900. )l
Luego, le aconseja cambie de actitud, y le solicita un ejemplar de la
adaptación:
{(Hec reído debia escribirle, mi querido maestro, mis aprensiones. No in-siste
Vd. bastante a los actores, y ante ellos la reserva es siempre una
equivocación.
Envíeme, si le parece bien, su adaptación de E1 Abuelo: podría conve-nir
a Silvain (de la Comédie Francaise).)~
A pesar de tratar a Novelli de .nuestro querido gran amigo)), Vincent
tiene perdida la esperanza de que represente la obra de Pérez Cialdós.
La carta siguiente conservada de E. Vincent es del 19 de abril de un
ano después, 1899. En ella informa a don Benito que se .habló mucho
de él en el banquete celebrado en honor de dona Emilia Pardo Razán en
el restoran Durand [de París, literario por excelencia en la época] y se
pregunta cuándo podrán hacer lo mismo con él. E. Vincent acentúa el
interés en la difusión de la obra literaria Galdosiana comunicándole que
ha entregado en cinco o seis librerías parisinas el prospecto de su pro-ducción
y ha dejado en depósito algunos números sueltos de los Episo-dios
Nacionales. Su propósito último es encontrar editor para una edición
en francés, que no pasara de proyecto. <(He entregado un volumen en
Tucky y otro en Boyreau (?l. Me ocuparé también de las librerias peque-ñas
del barrio del Arco de Triunfo)). Se ve que su actividad es grande, y
no es el primero que en Francia toma a pecho difundir la obra de nues-tro
novelista, como lo hizo ya el benemérito traductor Julien Lugol 5, ni
E. Vincent, (,Lesn ouvelles représentations italiennes d'Ermete Novelli~le, n La Re-vue
d'Art dramatique, 5-XII-1898, pág. 334.
Luis López Jiménez, ~~JulieLnu gol, esforzado traductor de B. Pérez Cialdós~I~n,v es-tigación
franco-española. Estudios. Facultad de Filosofía y Letras de Córdoba. Servicio
de Publlcaciones. 1988, n.O 1, pags. 147-155.
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será el último, pues pocos anos después Paul Milliet adaptará Electra al
francés, estrenada con gran éxito y número de representaciones en Pa-rís,
el ano 1904 6. Por cierto, que no sale muy bien parado nuestro E.
Vincent ni R. Blasco, corresponsal en París, de los que dice Milliet a Pé-rez
Galdós: está bien que Vd. sepa que Blasco se ha portado muy mal
en todo este asunto (el estreno de Electra): es para colocarlo en la ca-tegoría
de los Ephraim Vincent. gentes inútiles o chismosas que aprove-chan
todas las ocasiones para salir de la densa sombra en que viven,
incluso en detrimento d e las personalidades que pretenden servir)).Y aun
anade que la envidia no ceja: [(No abandono el campo de batalla. Si, el
campo de batalla, porque la secuela de los Pantoja (personaje malvado
e hipócrita de Electra], Sres. E. Vincent, R. Blasco ', Ajalbert y compa-ñia,
continúan sus villanos ataques contra la Porte Saint-Martin y contra
mí),. La Porte Saint-Martin es el célebre y popular teatro, situado en ese
lugar de París.
E. Vincent recibe el ejemplar de B Abuelo solicitado a don Benito y
se decide a traducirlo al francés, pero descartado el actor Novelli para
representarlo en París: iiSi, tradiicirk El Ahrielo, In estoy releyendo en
estos momentos)). El autor debió de transmitirle su decisión de no escri-bir
teatro destinado ex profeso para actores franceses, porque E. Vincent
se muestra conforme: <(TieneV d. razón, no haga nada especial para nues-tros
actores: el teatro de Vd. es bastante completo para que se pueda
buscar en él algo, lo que es asunto nuestro.>)
La carta siguiente conservada es del otono (30-X-1899)Y. iensa salir
al campo unos días para reponerse y le promete para su vuelta ir envián-dole
la copia de la traducción de El Abuelo.
Puestas las manos a la obra, encarga que el sobrino de Perez Qaldós,
don José Hurtado de Mendoza, le envíe a cuenta -manifiesta seriedad
en sus pedidos- dos ejemplares de El Abuelo, novela, cuya traducción
quiere hacer al mismo tiempo que la obra teatral, porque -dice- ha
estropeado el ejemplar que tenía (accidentes extraños que suelen ocu-rrirle,
pérdida de una carta, senas equivocadas.. .)
Ahora piensa para El Abuelo en un nuevo actor francés, Deval, que
prepara el Don Juan Tenorio para comenzar la temporada.
Las noticias se espacian y la representación de El Abuelo en París
parece haber entrado en el sueno de los justos.
El 3-111-190 1 E. Vincent escribe al sobrino de don Benito, José Hurta-do
de Mendoza, refiriéndose de nuevo a El Abuelo, pero sobre todo do-lido
con don Benito por no haberle advertido que desistiera de hacer la
Id., id., id., .El estreno de Electra en Parisbl, Actas del Tercer Congreso Internacio-nal
de Estudios Galdosianos, Cabildo Insular de Gran Canana, 1989, t. 11, págs. 405-
415. ' Ricardo Blasco, hermano del escritor Eusebio, periodista, corresponsal en Paris a
finales del xix y principios del xx.
Ajalbert, abogado y escritor francés, nacido en 1863, encuadrado en el Naturalis-mo
más crudo.
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traducción de Electra, puesto que ya se la había autorizado a Milliet,
contra el que arremete descubriendo la antipatía mutua:
~~Pan3s ,d e Marzo de 1901
Boulevard Rochechouart, 96
Querido señor y amigo:
El año pasado, más o menos por la misma fecha, me escribía Vd. una
carta en la que me mostraba toda la nobleza de su alma.
No dudo, esta tarde, en franquearme con Vd. y mostrarle toda la triste-za
de la mía.
Terminaba la traducción del primer cuadro del 5 . O acto de Electra,
cuando me llega una comunicación de su tío anunciándome con mucho
retraso que he perdido un mes entero de trabajo ... traduciendo su recien-te
obra maestra.
¿A quien cree Vd. que ha confiado la traducción? ¿A uno de nuestros
amigos más aptos que yo para lograr la fineza de la lengua española? De
ninguna manera: a Paul Mllliet, libretista de 6peras-cómicas. Y eslo nia ea
anunciado quince días después de la primera comunicación que le he
enviado. Y el volumen de Electra me ha llegado pareciendo invitarme a
comenzar la traducción; y me he dicho; "El Sr. Pércz Gnldós no escribe,
luego consiente." ¿Qué hubiera Vd. hecho en mi lugar? Le he conocido tan
bueno, tan justo. Le he tomado afecto con toda mi alma ... y esto en pago.
Cuando las representaciones de la Sra. Guerrero en Pans, cuánto he he-cho
para ayudar al éxito de la obra. ¿Quién se lo dirá?
Querido don José, le suplico que trate de hacer volver a su tío de su
decisión, en otro caso sólo me queda quemar mis traducciones de El
Abuelo y de Nazarin, y quemar lo que yo adoraba. Le escribo a Vd. apre-surado
esta misma tarde, pero tengo prisa en hacerlo.
Le Fígaro ha anunciado simplemente que yo traducía Electra. No creía
que su tío cambiaría de opinión: no habiendo afirmado nada sobre
la autorización, no tengo que retractarme de nada. Si, he traducido Elec-tra
con placer, con gusto, con pasión. ¿Debo poner una cruz a mi gran
afecto literario? En cualquier caso, yo recordaré la gran cortesia de Vd.
Presente mis saludos a don Benito y créame su afectuoso
AEE Vii-icent
Parece que hubo un quid pro quo, y si existió un poco de negligencia
en don Benito, en Vincent hubo apresuramienlo para asegurarse la tra-ducción:
no todo era abnegación cordial. Lo que no sabia es que Milliet
tardaría más de tres anos en estrenarla9.
Pasado un buen lapso, terminando el año, el 26-NI-1901, habla
E. Vincent de nuevo a Pérez Galdós de teatro:
((Le gradezco infinito el envío de las obras clásicas antiguas; sé lo difí-cil
que es procurárselas todas según los arreglos para la representación.
Tengo un verdadero culto a esas obras maestras y las leo con fervor: de
ellas ha salido nuestro teatro clásico francés y somos realmente demasia-do
ingratos: confío que les Latins colmaran al máximo esta laguna.
V CONGRESO Galdosiano m
No tengo nada decidido respecto a la obra que podrán tomar del tea-tro
de Vd. Hay que verlos actuar: anuncian simplemente una cosa suya.
Piensa en adaptar Realidad o La loca de la casa ((para esperar que el
incidente de La Maison, de Mitchel lo se haya atenuado*. La cuestión es
que La Maison, que había sido ya estrenada, era un descarado plagio de
E1 Abuelo, de B. Pérez Cialdós, y por mucha razón que se tuviera, el pú-blico
no podría ir a ver una traducción de una obra cuyo plagio fiel era
conocido; de ahí que piense en las otras dos que cita.
Existe una carta sin fecha de Vincent, en la que da su domicilio en la
distinguida Kue Monceau, 93, de Paris, cuyo contenido aclara que es
posterior a la anterior y anterior a la del 15-11-1902. He aquí lo referente
a la representación del teatro de B. Pérez Galdós en París:
les Latins,~h an hecho una primera representación con mucho éxito [no
dice de qué obra, pero indudablemente no era de Pérez Galdós]. Deben
representar en Bruselas, Toulouse, Lyon y acaso en Marsella y Montecar-lo.
Los actores son buenos y el publico muy escogido y enormemente in-telectual.
Hay una obra de Vd. anunciada en el programa. Es preciso que
sea un éxito. Estoy muy perplejo, pues soy yo quien proveerá el segundo
espectáculo: tengo una adaptación de El Alcalde de Zalamea, ¿pero no
sena preferible aprovechar su estancia en París para dar a fines de febre-ro
una gran representación en honor de Vd. con una obi-a suya?
Veamos: estamos hechos polvo, porque este enredo de Mitchell es so-beranamente
nocivo para su Abuelo. ¿Consiente Vd.? Démoslo. Por mi
parte le juro por lo más sagrado que tengo en el mundo, no lo hago más
que por la gloria de Vd., a la cual me he consagrado: es pura abnegación.
Le prometo una velada triunfal con El Abuelo: dígame si Vd. se opone a
ello completamente: se dará el Alcalde o, si Vd. no viera desfavorablemen-te
ese proyecto, como no he hablado con nadie, si Vd. lo quiere, hablaré
a sus amigos.
Al margen del interés directo por sacar beneficio de un teatro inédito
y actual, no parece dudoso su entusiasmo por nuestro autor. Hoy dirían
muchos que el c~horizonted e expectativa))e n la ((estéticad e la recepcion~~
era óptimo para Pérez Galdós a juzgar por Vincent, pero como la indus-tria
teatral es más tierra a tierra y los espectadores en su mayoría no dan
cuenta de su estética -los críticos, sí, en todo caso- si no que se ha-cen
eco de su gusto o disgusto y promocionan o no así la obra, las co-sas
tomaron un camino más prosaico y menos filosófico)^, más real.
Parecen un tanto, y aún más, excesivos el juramento de Ephraim Vin-cent
y su abnegación por el dramaturgo, máxime tratándose de un
francés, normalmente siempre cartesiano, aunque su nombre tenga re-sonancias
judías.
Además del indudable interés por representarlo, a lo que don Benito
se oponía dadas las malas circunstancias, E. Vincent era muy optimista.
'O George Mitchell, nacido en 1859, era escritor y autor dramático francés desde
1894, sin escrúpulo para plaglar.
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A comienzos del año siguiente, el 13-11-1902 empieza una nueva car-ta
E. Vincent en estos términos:
<(Las uerte está echada. He leido El Abuelo a los directores de Les Latins,
me han presentado a artistas y he comenzado los ensayos (se ensaya
mallana y tarde). Habiendo rehusado de Max el papel a causa de su com-promiso
con la Compañía de Sarah Bernhardt, hemos confiado el papel
de Albrit a un tal Froment, premio antiguo del Conservatorio, alumno y
amigo de Silvain. Tiene bonita voz y buena voluntad: espero que Vd. no
quedará descontento. En cuanto al papel de Dolly, hemos encontrado una
pequeña actriz deliciosa, la setiorita Vellini (del Odeón). Desearía con in-terés
tener algunas indicaciones de trajes para Venancio, e1 Alcalde y Gre-goria;
pero haré cuanto pueda, si no recibo en tiempo útil respuesta de
Vd.
Lo que nos importa más aún es saber si vendrá Vd. con seguridad a
fines de febrero: queremos estar preparados para los días siguientes al
centenario de V. Hugo. Como se lo he dicho, salgo garante del éxito moral
que tendrá su bella obra ante una sala de personas criltas como pnrlre-mos
reunir.
Admitiendo que la interpretación no sea la de un teatro normal, podre-mos
obtener de la prensa una gloriosa consagración de su talento de dra-maturgo.
No tenga Vd. en cuenta, querido maestro, la lealtad de mi intención y
estoy seguro de que Vd. será feliz asistiendo a esta reunión de gente veni-da
para aclamarle. Era urgente aprovechar esta ocasión que nos ofrecían
Les Latins: razón por la cual he retirado mi adaptación de El Alcalde de
Zalamea para poner El Abuelo. Vd. demostrará con toda evidencia que ha
sido imitado por una obra representada recientemente en un teatro sub-vencionado,
y se juzgará más fácilmente sobre la legitimidad de sus que-jas.
Es decir, que pasados más de tres años E. Vincent canta victoria: El
Abuelo se va a estrenar, puesto que han comenzado ensayos intensivos
por la compañia de Les Latins.
De Max era un actor profesional que se haría cargo del papel de Pan-toja
en la Electra adaptada al francés y representada en 1904. Como el
personaje Pantoja es el que guía toda la trama contra Electra y esto le
hacía antipático, De Max terminaría renunciando a su trabajo alegando
que fuera de escena esa antipatía se extendía a su persona l l .
Las concesiones de Vincent son de importancia, puesto que no pu-diendo
contar con el actor Silvain, se conforma con un discípulo de
éste, del que sólo destaca la cwoz. y la (<buena v oluntad^^, para hacer el
primer papel, el de conde de Albrit, ((el abueloll; tampoco era conocida
la actriz que haría el papel de Dolly, la ((nieta por el corazónll y no por
la sangre. El mismo admite que no será la interpretación de un buen
nivel, y se refugia en que la Prensa consagre al dramaturgo. Se refiere
al centenario del nacimiento de V. Hugo (1802) poeta popular, cuya
estima general estaba viva a pesar de que los movimientos parnasiano
" L. López Jiménez. El estreno ..., p. 112.
V CONGRESO Galdosiano m
y simbolista habían arrollado literariamente, pero no en el pueblo, la
poesía romántica.
Saca de nuevo al plagiario Mitchell, sin nombrarle, porque sabe que
don Benito no era partidario de representar su obra ante un público
que había tenido oportunidad de conocer el plagio.
Unos días después -la carta siguiente no tiene fecha-, le comunica:
((Acabo de salir de la representación y estoy bastante contento con mis
artistas. Se le reclama. ¿No podrá Vd. venir? Mañana le escribiré para indi-carle
si representamos a fin de mes, los días 27 y 28.
No tema nada: la obra será montada modestamente, pero dignamente.
El tercer acto se juzga maravilloso. Estamos ocupándonos de la deco-ración
del IV. Mañana por la mañana vamos al almacén de la Opera Cómi-ca.
11
Después de despedirse expresando dodo su afecto11 y abnegación, una
postdata añade:
.Me felicito de haber tomado esta resolución. Es necesario absolutamente
en París sacrificar una pieza y así conquistar sitio para todas las demás.))
Lógicamente insiste en que vaya al hmediatoll estreno don Benito, a
fin de ese mes de febrero. El resto es ima de cal, otra de arena. E1 final
de la carta e s decepcionante. 1d3acrificar~E~l Abuelo, dándolo en situación
precaria, esperando que con dos representaciones se abrirían las puer-tas
normalmente para todas las demás obras, es de un optimismo increi-ble.
Se comprende que Pérez Galdós se mostrara remiso a todo ello.
El 17 de febrero de 1902, una larga carta vuelve sobre el asunto de
El Abuelo minuciosamente:
((No se tome el trabqjo de contestar a mi última carta: me inspiro en la
novela El Abuelo y confío en conseguir poner todo a punto sin molestarle
con mis preguntas sobre trajes.
Tengo la conciencia de haber actuado para Vd. en esta ocasión como
un amigo abnegado y un discipulo fiel, pero aunque alguna contrariedad
pueda causarle. no puedo en estos momentos retroceder.
Les Latins tienen el Abuelo: hacen el gasto de unos 3.000 francos para
estas efímeras representaciones y la obra es ensayada actualmente y
esta medio sabida.
He esperado la respuesta de Gemier durante meses y meses.
He hecho todo para que se le representara en un teatro normal.
Ciertamente, yo soy el más fastidiado en esta tarea, pues pierdo tiem-po
en ella, dinero, la traducción y la esperanza de cualquier ganancia.
Pero, gracias a mi, el nombre de Galdós será consagrado en París. Los
Millet [sic por (~Milliety~ o~t)r as personas prudentes podrán a continuación
ganar dinero con Electra.
No trabajo más que por la persona en esta ocasión. La obra es suya,
querido Maestro, en Italia. en España y por todas partes salvo en Bélgi-ca,
naturalmente, pues no podemos impedir a esos pobres comediantes
que vayan a Bruselas, donde tienen un acuerdo para recuperar los cuatro
cuartos que adelantan.
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No tiene Vd. a De Max pero tiene a Froment, un mocetón del Sur que
tiene una voz soberbia.
Como contábamos con la llegada de Vd. el 26 cte., el Nouveau Théátre
ha sido alquilado para el 27 y 28; y si no ocurre ningún contratiempo,
esperamos estrenar en esa fecha.
Excuso decirle que todas las personas que Vd. conoce en Yans dispon-drán
de invitaciones y que incluso Vd. ausente, tendrá a bien acordarse
de sus favores más o menos platónicos.
Y ahora, querido Maestro, permítame llamarle la atención sobre prece-dentes.
Ibsen, Tolstoi, Zola mismo con el capitán Burle, han sido represen-tados
en teatros ocasionales. Meterlinck, Bj6rson, etc. fCuántos otros!
Tiene Vd. en este caso un público literario de primera categona.
¿Quién le dice que El Abuelo no irá a un teatro de temporada más tar-de?
Somos los propietarios. Habrá seguramente una gira por provincias,
pues el titulo y el tema son excelentes.
Déjeme hacer: ¿le he enganado alguna vez? ¿Qué teatro ocasional
mejor que Les Latins tendna derecho a su obra, después de lo que ha
ocumdo con Antoine y Ciemier.
Me han dicho los Ciemier que no tenian interés en una obra extranjera
inédita.
He pensado cambiarla por La de San Quintín, porque son las mujeres
las que llevan todo en este teatro.
El Abuelo es una obra profundamente literaria y humana; será represen-tada
ante un publico que comprenderá.
Le tendrt: al corriente de ahora en adelante cada dos o tres dias do lo
que ocurra; pero hay que avanzar.
Imposible hacer de otra manera ahora.
Alea jacta e&.,,
Da la sensación que la carta se hace eco de que don Benito no está
muy de acuerdo c o n e s t a representación, o E. Vincent tiene razones
para suponerlo. De ahí su ~~abnegacións~u) , discípulo fiel. y, en definiti-va,
no poder (lretroceder~P~o. r otra parte, parece que e s cuestión de con-ciencia,
tras los gastos y esfuerzos de Les Latins.
Y sigue la de cal y la de arena: el propio Vincent será el que saque
menos beneficio, excepto el hecho de consagrar* a don Benito en París.
Las cosas sucederían de otra manera, pero, efectivamente, Electra daría
beneficios a autor y adaptador, aunque no tan inmediatamente. En defi-nitiva,
el Nouveau Théatre está alquilado para dos días: la cosa parece
marchar, aunque en precario. Por otro lado, pretende convencer al autor
aludiendo a casos semejantes ocurridos con autores destacados e insis-tiendo
en la calidad del público, ante los rechazos d e Antoine, el céle-bre
creador del Théatre Libre (1887-1896)l 2 y Gemier.
Es curioso que pensara en dejar El Abuelo, para hacer con la última
companía, manejada por mujeres, La de San Quintín, que da por un
triunfo del feminismo.
lZ Antoine, célebre director de escena, creador del Théatre Libre (1887-18961, afec-to
a la comente naturalista.
V CONGRESO Galdosiano m
Realmente se desvive con B. Pérez Galdós, porque le escribe conti-nuamente
para tenerle al corriente. En realidad, esta Última carta reitera
mucho de lo anterior, hasta da suerte está echada),, aunque esta vez lo
diga en latin.
El 18 de febrero de 1902, al día siguiente, contesta una carta de don
Benito, recientemente recibida, y sigue dándole cuenta del estado de la
obra:
,(Su carta de ayer me ha turbado un poco: le esperaba con tanta seguri-dad,
que he tenido una viva decepción. Desde hace quince días se ha
avanzado bastante en el trabajo. Los tres primeros actos de El Abuelo se
han ensayado todos seguidos ayer y están bastante bien; el 4 . O nos ocupa
en este momento. Se lo repito, si Vd. no viene un poco más tarde, no
habrá razón para aplazarlo: el ambiente de fiestas por V. Hugo será favo-rable,
no lo dudo, para la representación de esta obra magistral, cuya tra-ducción
y destino en Francia ha tenido a bien confiarme. Novelli podrá
representársela con una maestría incomparable; aquí no tenemos a nadie
que le iguale. Pero la reducida compañia reunida no es mala. en absolu-to.
Tenemos un Conde, una Dolly, una Nell, una condesa y un Senén l3
muy buenos: los otros papeles son representados de forma anbloga.
En fin, detalle que tiene gran valor: el Sr. Carre director de la Opera
cómica, nos permite sacar de su depósito de decorados cuanto nos
tiaya falla. Adria Ciual 14, directo1 del teatro Intimo de Barcelona, que di-buja
muy bien, me ha hecho algunos croquis para los trajes. Por lo demás,
estoy obligado a ocuparme de todos los personajes. No será lo que se
hace en un gran teatro, pero digno, se lo prometo. Hasta pronto, con las
noticias de lo que pase aquí. Tenga confianza en mí, no se arrepentirá.!)
E. Vincent sabe que la presencia de un autor siempre produce al
menos curiosidad, de ahí su insistencia. Y sigue contando favorablemen-te
con las fiestas en honor de Víctor Hugo, lo que está por ver. No deja
de ser un dato la afirrriacion de que el actor italiano Novelli supera a los
franceses; hombres a no dudar, puesto que entre las actrices francesas
estaba la ~~divinaS~alr ah Bernhardt. Insiste, una vez más, que n o se pue-de
esperar de estas representaciones sueltas lo que de un teatro normal.
Pero el hecho es que no para con los decorados, trajes, etc.
Muy pocos dias después, la víspera, 26-11-1902, del día fijado para el
estreno, las cosas se tuercen, pero E. Vincent no ve en ello, según las
apariencias, nada que no se pueda superar:
({Estaba muy satisfecho de los ensayos. Los traes se habían selecciona-do,
los decorados prestados por la Opera-Comica se adaptaban admirable-l3
El Conde es el abuelo, Dolly es la nieta ilegitima que se apega a él, Nell la nieta
por la sangre, que le abandona, y la Condesa la nuera, norteamericana de ascendencia
irlandesa, adúltera; Senén es el hipócrita, vendido al mejor postor, D. Rodngo, el Conde
-aventuro-, simbolizaria a España, Nell las estructuras nacionales hereditarias y Dolly
las nuevas estructuras, en parte venidas de fuera.
l4 Adria Ciual (1872-1943e)m pezó como dibujante y pintor, actividades que aban-donó
para dedicarse al teatro modernista y naturalista, en catalán, y a la dirección de
escena, que cursó en París.
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mente. No sé por qué esos Señores que nos han urgido tanto para ensa-yar,
aplazan ahora su segundo espectáculo. La sala del nuevo teatro [sic]
no esta libre en Marzo, al menos hasta el 15 y por nada en el mundo tran-sigiré
sobre este punto.
Tenía que escribirle, pero he querido unirle estas palabras del Sr. Ciual
que le dirá lo que he sufrido.
Los artistas leen la obra y desde este momento se considera excelen-te,
muy superior a todo lo que tenemos de este género.
Voy a tratar de asegurar de una u otra manera su éxito.
Sólo le pido una cosa, que me deje libre: no tengo la intención de
aburrir a Les Latins, pero si no pueden cumplir sus compromisos, iremos
a otra parte.
Estoy contrariado por todo esto más allá de lo que Vd. pueda creer.
La carta del 1 .O de marzo de 1902 es más atemperada, y menos opti-mista:
<(Htee nido conocimiento de una carta que la administración de Les Latins
ha tenido a bien enviarle.
Evidentemente, estos días hubieran sido nefastos para un estreno en
uri Lealru cumu con el que neyu~iáliarrius, aderriás de rslar ocupada la
critica. La obra se sabía y estaba bien ensayada, pero yo no puedo más
que desear (más bien por esos jóvenes que por nosotros) que encuentren
en fin la posibilidad de cumplir su promesa. Les he concedido un plazo,
pues tienen buena fe, pero la paciencia se acaba.
En cuanto me sea posible saber a qué atenerme, le escribiré definitiva-mente
y tomaremos medidas para reparar este desgraciado incidente.
Tengo aún vara alta con Les Latins y queda perfectamente claro que
exigiré toda una serie de garantías para que nuestros derechos no sean
atropellados. :.Qué quiere Vd.?
Aquí es necesario saber aprovechar incluso la simple buena voluntad
ante el primer llegado. Si esto no le agrada en absoluto, dígame una pala-bra
y retiro pura y simplemente E1 Abuelo. Puede usted escribirles directa-mente
o a mi.
Desolado, pero siempre su abnegado,
E. Vincent.
Que las fechas no eran buenas para un teatro ocasional y que los crí-ticos
estarían muy ocupados con motivo de la conmemoración de V.
Hugo, era previsible. En definitiva, la ocasión no era oportuna.
... Y un silencio de casi dos años. Se hayan perdido o no cartas entre
tanto, la cosa queda clara: posiblemente don Benito le diio que dejara
tranquilo El Abuelo, pero en todo caso no se veían buenas perspectivas.
Los esfuerzos de E. Vincent no consiguieron sus fines últimos.
Así pues, el 2-1-1904, el malhadado traductor felicita el nuevo año a
don Benito y le añade: ((Me atrevo a esperar que (el año entrante) me
devuelva su amistad.), Posiblemente el dramaturgo terminó enfadándose;
en definitiva, sobre la obra sólo dice Viricent: { ( ~ e s ~ e ac lIo11 Abuelo, no
veo nada, nada, nada.)! En el mes de mayo estrenaría Melliet la adapta-ción
de Electra con mucho éxito ...
El 22 de este mismo mes de enero de 1904 esta fechada la última
V CONGRESO Galdosiano m
carta conservada en la recoleta Casa-Museo y Archivo de B. Pérez Galdós.
Después de acusar recibo de su carta -prueba de que el enfado de don
Benito no debió de ser excesivo-, en la que el autor le comunica el
buen éxito en Madrid de El Abuelo, por lo que E. Vincent muestra su
satisfacción y enlaza con la espina que le quedó clavada en su experien-cia
de la adaptación de la obra:
<<EPna rís Vd. habría tenido igualmente un éxito considerable, pero un di-rector
resuelto a montarlo bien es imposible encontrar aquí. Dígame si tie-ne
alguna idea a este respecto, con el fin de sondear el terreno antes de
que venga Vd. a Paris.
Resérveme un texto conforme con la representación para ver si no se-ria
conveniente completar el texto en los numerosos cortes que he hecho.
Tengo, creo, en mi poder una adaptación escénica pero acaso un poco
corta; fue verificada en los ensayos que hice tiempo ha. E1 texto se aco-moda
al temperamento de nuestros actores franceses y se hace muy a
propósito para las rkplicas; unl~amentes i nos dirigimus a un gran teatro,
será necesario aumentar el decorado y posiblemente hacer volver incluso
al prior que figura en la novela.
Tengo gran curiosidad de vcr el texto rcpresentndo por Don Fernando.
Envíemelo, por favor. ¡Cuántas veces hemos hablado de El Abuelo cuan-do
era su secretario en el Teatro de I'Athénée. Me alegra que sea él quien
lo ha creado y que yo se lo escriba a Vd. Si tiene fotografías. hágamelas
enviar, para escribir un articulo en una revista teatral ilustrada.
Ahora piensa en la falta en París de un director, rosa dudosa a prime-ra
vista. Sigue con su obsesión de estrenar su adaptación, pero esta dis-puesto
a rehacerla, cree en el acierto del texto y ya, entusiasmado,
piensa en el decorado y en sacar un nuevo personaje. Parece un hom-bre
fantasioso y muy poco cartesiano, en Francia. Acaso venga del
Ephraim. E1 citado Don Fernando es Díaz de Mendoza, marido de María
Guerrero.
Y así se disipa la aventura teatral frustrada de El Abuelo en París. No
creo que se representara nunca en Francia, lo que sí ocurrió en Italia 15.
l5 V. n. 4, pág. 261.