N CONGRESO Galdosiano m
NOVELA Y REVOLUCION DE 1868:
LA PROPUESTA Galdosiana
DE "NOVELA MODERNA DE COSTUMBRES"
José Antonio Fortes
'Basta mirar con alguna atención el mundo que nos rodea para comprender esta
verdad. "
Benito Pérez Galdós.
L a in utilidad de la crítica establecida1. nun-ca
tanto, ha llegado a su aporía máxima, cuando se las ha de ver con la novela, y
muchísimo más aún, cuando resulta en concreto que el asunto de su comento e interpreta-ción
le viene a ser ese discurso narrahvo novelesco producido (esto es, escrito, editado,
comprado y leído, constituido e institucionalizado para los restos históricos hasta hoy como
d6curso literario, comogénero, etc.) por nuestra burguesía decimonónica, en torno a los
tiempos revolucionarios de 1868 y no antes. La serie de tópicos hasta el paroxismo se nos
acumulan, cuando son discursos normativos sobre el trabajo y la producción misma a poner
en marcha histórica los que nos encontramos: aquí, poco menos que deviene incomprensible
e inusitado el capítulo, cuya analítica monta una hagiografía parvularia y culturista (sic) a
partir de las opiniones, normas y teorías, del novelista decimonónico en cuestión. Todo el
montaje, en fin, queda ridículo, cuando la ceguera y empecinamiento críticos establecidos
se topan muy estrictamente con la toma de conciencia, necesariamente inicial e iniciática,
inaugural, en la teoría, respecto de los objetivos encomendados al novelista, dentro del
funcionalkmo (ese organigrama de lugar y definciones: perofuzciones de [sic] escritor)
de los ideólogos burgueses decimonónicos, para la más objetiva y directa leg'timación de
clase, para la más concreta y práctica defensa de intereses (económicos, políticos e
ideológicos) de clase,
Si nos atenemos al proceso de toma de conciencia y dejamos su puesta en práctica, la
teoría del novelista del xix es tan intenso campo de reflexión y debate, de polémica y
discusión, como lo es la propia y material historia social y política, ideológica y económica,
que ahora se está haciendo. No entenderíamos, pero absolutamente nada, si ensimismamos
elunibligo novelístico y rornpemos (aunque por pasiva) la relación fuerte (relación dialéctica;
e intervencionista, etc.) entre la "sociedad" y la "materia novelable", la "materia novelada".
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No entenderíamos, pero absolutamente nada, de seguir la pauta dictada por los revisionistas
de aquella cursi e intelectualista ¿"generación del 27"?, de aquellaerrónea, insosteniblemente
contradictoriaestétlcapolítica (esto es,politicaestéfíca) vanguardrSCa, pura, deshumanizada,
aséptica, orteguiana, ¿republicana?, etc. etc., propugnada, e impuesta, por la fracción de
c l ~ sleib eral burguesa española durante su ascendente proceso de Conqul;sra del Estado, de
tona y conquista del poder del Estado, para luego fracasar una vez más en la historia, y
mostrarse impotente e incapaz de cualquier transformación real, que no fuera la clónica
sucesión de entreguispo y pacto con todas lasfuerzas contrarrevducionarias de nuestra
formación social en los siglos xix y xx. NO entenderemos, así pues, pero absolutamente nada,
si las razones últimas de nuestro conocimiento se marcan desde "elgarbancerismo", esto es,
el antiliberalismo decimonónico, o bien desde la apología ciega y la exégesis pertinente a las "7
D
intenciones y propuestas (premonitorias, acertadas, seguidas hasta su cumplimiento, en E
casos también su incumplimiento, etc.) del novelista que fuera en cuestión. En cualquier O
n caso, cuestiones de una historicidad radical, compleja y qucbrada, en absoluto lincal ni -
=m
evolutiva, en absoluto Iiteraturizable ni esenciablizable, para nada tampoco ni "autónoma" O
E
ni "especifica", ni de época ni eterna ni espiritual ni universitaria, ni subjetiva e individual, E
2
personal e intrasferible, biográfica e idiosincrática, patológica, ni de crzsis, sino rota y =
material, fracasaday optimista, colectivaydecrftica, conflictiva, combativa, y declase, para 3 el trabajo por escrito y novelesco de la ideología, del poder material de la ideologfá de su -
producción y su dominio, etc.; una historicidad, pues, para el conocimiento y no para la - 0
m
reproducción de saberes, E
En cunsecuencia. A los dos años escasos del 68, so pretexto de una muy amigable O
exégesis a los Proverbios Ejemplares y Proverbios Cómicos de Ventura Ruiz Aguilera, se n
publican en Revisra de EspaRa las insólitas -Observacionesn de Galdós "sobre la novela a
contemporánea en España" (1870). Casi a los diez años, sin que se hayan resuelto (antes l
al contrario) las álgidas e internas contradicciones de clase burguesa, desatadas tras su toma n
0
revolucionaria del Estado y agudizadas con el fracaso continuo de todos sus proyectos I
políticos respecto del dominio político (de legalidad y 1e~'timaciónpolíticasas us intereses 3
O
de clase), de 1868 a 1874, cuando más se arbitray se pactaen mediode todaesta propia lucha
entre fracciones de nuestra burguesía unasalida contra la historia, una huídahacia atrás,
el dominio hegemónico del más fuerte, establecido e institucionalizado reaccionarismo (esto
es, de hecho, un reaccionarismo de Estado), cuando más
'una restauración violenta se afana por borrar lo pasado, deshaciendoleyes, resucitan-do
privilegios, organizando persecuciones" (1 881 ; L.A. Clarín),
Clarín, en defensa pública de "El libre examen", reflexiona sobre "Nuestra literatura
presente". Sin duda, también por entonces, la tercera variante real en la teoría, para la
teorización de la escritura de novela, se dará con los "Apuntes para el nuevo arte de escribir
novelas" (1886/87), de D. luan Valera. presuntamente hechos como respuesta de primera
instancia a una serie de escritos, de la Pardo Bazán, que constituyen ese gran desfalco
esnobista de "La cuestión palpitante" (188 1/82), que vendrían a funcionar dentro de todo
este horizonte normativo novelístico en tanto cortina de humo, en cuanto camuflaje y
IV CONGRESO Galdosiano m
reducción de las cuestionespalpitantes del pensamiento, de la ciencia y el conocimiento, la
filosofíay lacultura, de la intelectualidad (podría decirse en fin, allí y entonces; neokantianos,
hegelianos, positivistas, krausistas, danvinianos, etc), etc., a la falsa cuestión naturalz3ta
de un inexistente y falaz naturalismo entre nosotros, cuya escritura en España drásticamente
reconvierte su discurso a otro "puramente formal, artístico y literario" (E. Zola) que de
principio incluso niega un grado más la tuerca al discurso realista ante la novedad y
modernidad (sic) que, en torno a 1871 y los acontecimientos de La Commune, ascendente
e irreversiblemente va tomando la lucha de clases, que, de entablarse entre el Antiguo y
Nuevo Régimen, e incluso internamente entre fracciones de clase del Nuevo Régimen, de la
burguesía, pasa ahora (ipero todavía NO en España! ique no! sino hasta final de siglo, década m de los 90, fundamentalmente) en el dominio político (esto es, de una revolución social a la -
revolucibnpolítica) a entablarse entre Burguesía y Proletariado. Son estos últimos (con una E
burguesía fracasada y traicionada, incapaz e impotente, en crisis de clase, en crisis de O
n -
Estado; con un moderno enemigo de clase para la ya moderna lucha de clases en el =m
O
Movimiento Obrero organizado, en España; etc.) los que obligan a una Última, seria y EE
rigurosa adecuación normativa novelistica a las funciones y objetivos. al sentido que originó S
(sic) la puesta en marcha histórica de la novela: no podía escribirse, sino desde las más =
coherentes posiciones ideológicas e intelectuales burguesas, las mantenidas por Galdós, 3
ahora con su sintomático discurso dc ingreso en la Real Academia. "La sociedad prcscnte $
como materia novelable" ( 1897), balance agónico y mortal de necesidad para lanovelasegún mE
los interesesdeclase burgueses, que preludia ya y exige ese autorrégimen teórico de aquellas O
tautológicas "ideas" de Ortega sobre "La deshumanización del arte", precisamente, para "La
rebelión de las masar" (década, ya, de 1920). n
E Pero, esos tiempos de fuerte dis~ncionamientod el intelectual corresponden a otra
-
a
historia y otra fase de la historia. Quiero decir: Galdós abre y cierra toda teorización sobre 2
n
la novela; todo lo demás, son variantes: por supuesto, de radicalismo, de radicalización, n
0
desde lasposicíones límites, insostenidas ¿e insostenibles? de Clarín; e igual por supuesto, 3
desde las complementarias propuestas de regreso a los orkenes, a los originarios motivos, O
sentidos, objetivos, funciones, etc., de la novela, que Varela ¿ya tarde? intentó coherenciar,
esto es, ajustar, reajustar, a las realidades sociales de España, en España.
Aún más. Cuando Galdós abre ese horizonte novelístico en la teoría, no se ha de olvidar
tampoco donde lo abre, qué aparato ideológico lo sostiene, lo hace posible, lo hace público,
lo hace social, lo produce público y social (sine qua non) tanto, cuanto así incide e interviene,
en cuanto así más lo hace incidir e intervenir en los asuntos públicos y sociales, de "política
interior". Galdós, en Hevbta deEspana, publica una larga serie de artículos estrictamente
pokicos (y, con Galdós, también Valera, Núñez de Arce, etc.), bajo el epígrafe de sección de
"Revista política interior", muy sintomáticamente iniciados (mayo, 1871) por uno que a su
vez se inicia con un ataque firme contra la fracción de los republicanos federalistas
¿favorables? a "La Communen, esa tan "bárbara e inmoral insurrección" ("la bárbara e
inmoral insurrección"; Galdós). Recomiendo no se deje de lado este consciente trabajo
intelectual Galdosiano, que forma entera parte del trabajo intelectual colectivo llevado
coherentemente a cabo por Revista de España, bajo la dirección del periodista y polirico
liberal Albareda y del propio Galdós; recomiendo no se olvide su lectura, vamos, sugiero que
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se lea, si en serio de una vez se quiere conocer, se quiere entender a qué viene y de qué va,
por qué, en fin, y para qué, el insólito esfuerzo de pensamiento, el saIto teórico y asalto a
la teorfa, el riguroso trabajo de aquel joven ideólogo burgués, aquel intelectual orgánico de
una burguesía decimonónica espafiola, en su fracción liberal de clase, que, en medio del
proceso revolucionario abierto con el pronunciamiento del 28 de septiembre del 68, decide
dar por constituida su Gloriosa Revolución y por conquistado el (su) Estado, y, establecido
esto, desde aqui distingue entre este estricto dominio polílico y ese otro todavía por
conquistar, por hacer, por establecer e imponer, ese (su) dominio ideológiio de clase.
Por supuesto. El optimismo h&tÓrzco de la burguesfadecimonónica espafiola aún (1870)
no citaba cuestionado internamente por su propio fraccionamiento, por su mecánica
,6ncc~nm! de pnsim'n.r!es, por cils posicinfi~imientncr nnnñrim y ~nfrentadmp, or SI1 1zrrh'
interna de clase para el dominio del poder del Estado; todavía sus posiciones de clase no
precisan el reajuste reaccionario, impuesto desde los diversos y mismos aparatos de Estado
---:L- ----..:-&-A- -..---L---l l.....+----'--- L..--.XA-....-~II--.- -"-h..
i c ~ i c i ~ ~ u i i y u i ~TI~ <SuVUuIG c i ~ I V ~ I UI ~CIL CI ILUICV UIULLUI~UIW IIWVUISUCJ YULJG L I L V ~a cauv
el 74; incluso, todavía la situación política, los asuntos de "política interior" no exigían el
incumplimiento de división inicial de lugares y defunabnes para esos nuevos escritores
posmevok¿cionarios que inicialmente (insisto) si encuentran su lugar y su funci6n (1868/
1870), que de inmediato casi (1871) necesitarán pasar a unir y hacer confluir sus funciones
con las del resto de sus iguales intelectuales orgánicos (periodistas, políticos, etc.) otra vez
en el estricto dominio pofitko. Quiero decir, con esto último, y entikndase: no es que deje
el novel&ta de cumplir con sus funciones ideológiim en estricto y abandone su tarea de
escribir, de novelarla realidad, sino que ahora, necesaria y precisamente, ha de unir, ha de
volver a unir, de nuevo otra vez, su recikn teorizado, nuevo, estricto funcionalismo
novelistico al estricto funcionalísmo político de los otros e iguales intelectuales orgánicos
pnctrre~o!l~cinniriohsu rgwce~.D esde !2 per~pecrFad e esta forma inrermdia de quiebf~
( 187 f ) en el proceso de consolidación de la (su) Gloriosa Revolución, se ha de leer la colectiva
necesidad revolucianu&ta Galdosiana de: a) publicar artículos (1 87I/l872) sobre "política
interior"; b) 'escribir novelas históricas", los Episodios Nacionales, que no gratuitamente
ni por azar, ni aun menos inconscientemente, sino que, muy conscientemente, por "una
obsesión del pensamiento* (Galdós), "aunque metido en aquella bullanga, observaba con
atención toaos aqueiios episociios", "Áqueiios sucesos me recoraaban otros que ya habían
pasado a la historia", etc. (Galdós); la serie de "novelas históricas" que de hecho sirven y
funcionan de novelmpolítcas, también de hecho se acaban cuando se demuestran inviables
e imposibles sus oújetivos intervencionistas, su mismorfuncionulisrno en su mismo
ufirncionamiento: historias polioca noveladas, contra el propio revoiucionar&mo burgués
pero exacerbado. extremo. .,federalISta. etc.. que se vuelven inútiles ya cuando al
revoluciona~ode ongen no ha sucedido el dominio liberal ni progresista del Estado
( 1874/1880) sino un reaccionarismo de Estado que impone su "paz social"; una inutilidad,
pues, práctica, idkntica y paralela a la que al cabo se constata y por donde se pierden: Doria
Pegecra, Gloria, Marhela, Lafamilia deLeón Aoch; una pérdida de Ia utilidad y la eficacia
revolucionaristas originarias aquéllas que se retornaron, también, c) con la decisión de
publicar La sombra y E2 Audaz en las páginas de la Revista de: Espfffia, así como también
La Fontana de Oro, ese mismo año de 187 1 (sic), porque
'Los hechos históricos o novelescos contados en este libro se refieren a uno de los
períodos de turbación política y social más graves e interesantes en la gran época de
reorganización que principió en 1812. y no parece próxima a terminar todavía. Mucho
después de escrito este libro, pues sólo sus últimas páginas son posteriores a la
Revolución de Septiembre, me ha parecido de alguna oportunidad en los días que
atravesamos por la relación que pudiera encontrarse entre muchos sucesos aqui
referidos y algo de lo que aquí pasa; relación nacida, sin duda. de la semejanza que la
crisis actual tiene con el memorable período de 1820-1823"; Galdós;
e igual, por lo mismo, Galdós dejará perder, es más, expresamente sostendrá que deja perder,
que deja sin publicar, que deja en una doble y aun más radicalizada inexistencia, que m
devuelve a una más y mayor inexistencia que si nunca hubiera sido escrita, que radicaliza
así pues en su máxima e histórica inexistencia, la que sin duda funcionaría de teoría, de E
O teorización, pero ahora de ajuste, de un ajuste que avale de nuevo en la teoría el cambio de n
sentido y objetivos de esta ¿nueva? jotra? jcambiada? retomada y agudizada escritura =m
O
novellstica de la hktoria política de la burguesía, a contar desde 1812, todavía por E
E
"reorganizarse" (Galdós), cuando precisamente, en 188 1, advertía Al lector de la edición 2
ilustrada (no se olvide en absoluto este dato de economía, de reladones de mercado para la
novela, etc.; hecho sobre el que volveré después, sobre sus determinaciones, etc.) de las 2 3
primeras series de unos Epísodios Nacionales ya dejados de escnBir, de novelar, y a partir e-de
ahora, a partir de aquí, reproducidos mecánicamente: m
E
O
"Tengo preparado un luengo y prolijo escrito sobre el origen de estas obras, su n intención, los elementos literarios e históricos de que dispuse. los datos y anécdotas que
recogí; en suma, un poquito de historia o más bien de memorias literarias, con la a
aiiadidura de algunos desahogos sobre la novela contemporánea" (Galdós). n
n
0
Por supuesto. Entiéndase. Primero, se produce un desajuste fuerte entre el proyecro y 3I
el proceso de su consolidación revolucionaria burguesa, para el dominio del poder de un O
Estado de clase burgués liberal, etc.; ante la quiebra fracciona] e inicial pero de hecho y
profunda en el dominio polttico (y no en otro dominio; no en el social, no en el económico;
sino en este decisivo, dominante, determinante sólo en nuestro caso, dominio político), en
coherencia con su inconsciente de clase, se produce una colectiva e inmediata toma de
posiciones en y desde el intelectualzbno político:
'...a mediados del 72 vuelvo a la vida y me encuentro que, sin saber por qué sí ni por
qué no, preparaba una serie de novelas históricas breves y amenas. Hablaba yo de eso
con mi amigo Albareda, y como le indicase que no sabía qué título poner a esta serie
de obritas, José Luis me dijo: -bautice usted esas obritas con el nombre de EpOodios
Nacionales-. Y cuando me preguntó en qué época pensaba iniciar la serie, brotó de mis
labios. como una obsesión del pensamiento. la palabra Trafalgar" (Galdós):
una colectiva decisión inconsciente, que, en lógica coherente con las necesidadesde clase,
exige un ajusce delJ2ncionalimo e intelectualtsmo políticos. Segundo, no se produce la
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entera ruptura del optimismo histórico de clase (burguesa. y estrictamente en su fracción
liberal revolucionaria; no se olvide), sino que, se hubo de frenar, dar su marcha atrás, al
tiempo que el lugar y función, acción y praxis escriturales (del intelectual novelista, en
nuestro caso) se hubieron de adecuar urgente y dialécticamente a esta nueva por trastocada
situación política producida; una adecuación al paso hacia atrás que se estaba dando, a la
urgencia en darlo y al cambio de planes, que se ajusta en la prácticaal conocimiento novelado
(novelizado) hacia atrás de la realidad (e historia) del tiempo político e histórico presente,
esto es, la novela (novelización) de la realidad de los origenes (políticos, históricos) de la
situación actual recién iniciada. Tercero, en el mantenimiento de estas situaciones de fracaso
político burgués liberal, perdida la urgencia aunque no (sino, mantenida) la razón necesaria
de una adecuada escritura (política, histórica, revolucionarista, delucha, combativa, todavía
y al tiempo, esto es, novel&aca, de los Ep&odios Nacionales), se necesita coherenciar,
racionalizar, legitimar en y mediante la teoría ese paso atrás dado en el funcionamiento del
intelectualismo novelhtico postrevolucionario: una teorización que se resuelve inútil,
cuando igual se demuestra ineficaz e inútil mantener el propio trabajo intelectual novelístico
(práctico y teorizado) sobre unos pasados episodios nacionales y unas novelasde tesis que
ya no valen, que ya no sirven para uso y utilización actualcs ni prcscntcs, ni aun mcnos de
futuro, etc.
Quiero decir. El intelectua&monovel&tico (burgués, liberal, decimonónico; iy aquí, son
redundancias!) postrevolucionario produce una primera y necesaria teoria, lefltimación en
y mediante la teoría (1870), de una escritura (novelada) de la realidad cuya ejecutoria y
cumplimiento se trunca, se cambia y se aplaza, por la propia dinámica de los acontecimien-tos:
la pérdida del revolucionario dominiopolítico se mantiene ( 1 87l/l88l) hastaultimarse
(1886)' y obliga a un urgente ajuste (político, iritelectualista), con su propio y aun distinto
aval teórico también, que sin embargo no se llega a publicur nunca (1871/1881); en la
constatación (coherente, necesaria) política y novelística, pues, del fracaso, de la impotencia
e incapacidad de su misma (fracción de) clase, se produce una suerte de enheguismo, de
conformismo exactamente que se entrega, que hace entrega del trabajo intelectual.
E igual aquí, en esta cuarta fase (unaJxe tenninal) del proceso postrrevolucionario
(etc.), Galdós también sigue ocupando posiciones fuertes en una propuesta esmtural
orgánica: actualizará un regreso (como un mal menor; ante la huídacomosalida) reformista
a los origenes, a la seguridad y a la confianza, al optimismo hiStónco de aquellos ongenes
impracticados e inexperimentados, esos orlgenes (más) ongznarios, anteriores a cualquier
desajuste, e incluso a cualquier ajuste que se nos provoque e imponga coherente, necesaria
y orgánicamente para la defensa de intereses de clase (y ya no, ni todavía no, de fracción
de clase) en la lucha histórica del xot. Desdeun posible e imposible, esto es, ambiguo e híbrido,
discurso novelístico, primero, regresará y volverá, retomará en la teona el origen suyo más
originario, más inmediato e intacto, de su mayor e incipiente origen postrevolucionario y a
lavez que más postrevolucionarista, aquel discurso normativo novelístico, sus "Observacio-nes
sobre la novela contemporánea en España", donde ensryaba, mediante la correspon-diente
y adecuada (en estricto, ajustada) toma de conciencia en la teoría, una doble puesta
en marcha histórica; de la novela, y el novelista; cuando, segundo, y luego de aquella década
(1871/1881) de reajustes y desajustes, se pase a su práctica escritural, de hecho, en la
práctica, en la escritura novelada, ese discurso de novela, que se pretende sea "espejo" y
"r@joWd e la "realidudsocial",a ctual y presente (188 1/ l886), resultara que funciona y que
sirve de aceptación y cuando mucho de reforma de las nuevas (sic) relaciones sociales de
podery de clase, como si se hubiera producido el triunfo y no el fracaso de la Gloriosa
Revolución; no se busque situación ninguna de revolucionariir;mo, ni siquiera para la crítica,
ni tampoco para el revisionismo, en la "materia" escrita y novelada a partir de "lasociedad
presente", sino colaboracionismo y complicidad en definitiva, aunque objetivados y
observados, aunque reproducidos, distanciados y distantes, aunque tautologizados, etc., en
las actas notariales que levantan y que entregan las novelas al, ante y para el dominio
hegemónico de clase burguesa, que ahora (de 1886, a l896), frente a la fuerza organizada
social y política del "Movimiento Obrero", necesita y exige de sus intelectuales orghnicos
resuelvan las contradicciones, confrontaciones y fraccionamientos internos de clase: a este
proceso de colaboracionismo orgánico en la dgensa de clase se incorporará incluso quienes
curriu Clarín en 1880184 (~odavía; yero, ya riu en 1890/91) utilizaban la ideología (por
supuesto, la ideologíaliberal, "del liberalismo real sistemático", de "el libre examen", de "la
revolución del espíritu", y de "la libertad de conciencia", "la libertad de pensamiento", "el
entusiasmo por el progreso, la libertad y la patria", "el progreso y la independencia del
espíritu", "para que dé resultados provechosos a la civilización la batalla incruenta de las
ideas", y "en las vicisitudes del combate la superioridad del libre examen sobre las
preocupaciones de la ortodoxia y de la intolerancia"), como arma y como materia contra el
anh&oenemigo de clase, esto es, armay materia de la luchadeclasesen la ideología, contra
"La hipocresia, la ignorancia, la preocupación, la envidia, el Falso clasicismo, inquisidor
disfrazado de sátiro, [que] juntan sus huestes y un día y otro presentan la batalla a las
letras libres.
Es preciso derrotarlos también todos los días.
Ataquemos, sobre todo, a los enemigos más temibles: a la necedad presuntuosa y a la
ignorancia devota" (188 1; Clarín).
Pero, todo ello conformará otra propia historia de fraccionamientos y confrontaciones
internas: de una parte, se colechidzará la lógica, colectiva (sic) y necesaria tarea de
coluboracionismo orgánico en la defensa de intereses de clase, mientras de una manera
doble y complementaria (¿ectoplasmática?) se abrirán accirudes que, a su misma vez (vez
igualmente interna a la clase burguesa), conformarán una muy compleja y contradictoria
historia dis&ncional de base en el intelectualismo burgués decimonónico: cuando al
moderno enemigo de clase, precisamente, elproletariado, no se le pueda ignorar nunca más
y haya de producirse una escritura que lo escriba (sic), bien sea mediante el mecanismo
meZodramático, de una literatura obrerista Vuan /osé, de J. Dicenta), de una literatura
zarzuelesca folletinesca; el llamadogénero chico, etc.), bien sea mediante la materiuliza-ción
de una traición de clase, en una materialización histórica del intelectual orgánico del
proletariado, del intelectualismo comunfita, etc., años 30 del s. xx.
Quiero decir. En consecuencia. En Galdós no hay en absoluto nada que se le parezca a
¿"programav? ninguno, ni menos. aun. ningún ¿"programa"?, que la estilbtica (descriptiva
m BIBLIOTECA Galdosiana
e idealista) por añadidura de su inventiva convierte en continuo y evolutivo, desde 1870.
Sino, muy al contrario. Aquellas "Obsewaciones sobre la novelacontemporánea en España",
escritas y publicadas en 1870, si aun ello se quiere, se incumplieron de base: primero, en
tanto se produjeron acontecimientos determinantes en ese dominante dominio político
revolucionario burgués, etc., que deshicieron y desajustaron los planes y objetivos del
Jkncionalismo e intelechtalismo liberal, durante una década (1 87 11 188 1); segundo, cuando
se constate el fracaso, la incapacidad e impotencia, de la propia fracción liberal de clase, se
demuestra, al tiempo se hace inútil la teorización del desajuste/ajuste de marras (18711
188 1 ), al tiempo se retorna y pasa a la práctica aquel originario discurso en la teorla (1 ¿YO),
pero con desvíos, con desviaciones, ~dewiacionismo?e,n cualquier caso radical y radicales
(pero, jiio de radicalismo!, ninguno!, sino), que vuelven del revés, que vuelven r~onísra m -
aquel revolucionano, aquel revolucionarista paso a la escritura novelada de las relaciones E
sociales novelables. Cuando, tercero, en 1897 (en el Ingreso a la Real Academia) se O
argumenten las razones, principios y fines por los que se constituye "La sociedad presente n-- m como materia novelable", con ello e igualmente en la teoría se está dando cumplimiento, O E
cumplido cierre mediante la teoría, al hz3tónco horizonte novelIStico puesto en marcha en SE
la historia tras 1aGloriosaR evolución de Septiembre del 68; porque de hecho, en estediscurso -E
(1897) Galdosiano, mediante esa teoría de la experiencia novelktica, se cumple y cierra
(hasta su misma negación y propia aporia) la&ncion y el servicio de intelectual orgánico 3
de la burguesía postrevolucionaria decimonónica (etc.), para los que fue producido y se
- -
0
m
produjo muy en estricto y preciso el novelista, el intelectual novelista. E
Ahora bien. ¿Qué se escribe, en la teonú novelhtrcaGaldosiana, unos quince años atrás, O
antes de que se objetive y argumente esta 'verdas (vamos, académica, &ialy de Estado) g
n
sobre que la "sociedad presente" sea "materia novelable", en tanto en cuanto se escribe y a
se noveliza la 'sociedad presente" como intransformable, e intransformable en todas sus l
relacio~essocialedse podery de clase burguesas, establecidas e institucionalizadas (1897) n
como lasociedad mediante la traición al originario revoIucionarismo, y un pacto de Estado n
2
con IasJkerzas revolucionarias, hasta y para imponer su reaccionarismo de Estado? O3
Leamos, así pues, aquellas "Observaciones sobre la novela contemporánea en España",
de 1870.
Se teoriza un proyecto histbrico: producir novela, producir novelistas. En primera
instancia, se dan, de base, una auna, todas las condicionesdentrcesidad "para tener novela";
bien sea de necesidad en negativo, "por eso no tenemos novela"; sea la necesidad en positivo,
*La novela moderna de costumbres ha de ser la expresión", etc. En última instancia, se dan,
así e igualmente de base, las razones@ncionales de utilidad y semkio,&nciYn, "misión"
y objetivos, sentidos y finalidad del proyecto: producir ideología liberal, producir su
dominio, un (el) dominio ideolágico del liberalismo (burgués decimonónico, etc.). La teoría
con la que se ensaya y legitima el asunto, de principio a fin, en la lógica fuerte y coherente
(quiero decir, sincontradicciones; aunque, si con Fisuras), en 1ÓgCaconscienteeinconsciente
de clase. será, sin duda ninguna, la teonapositivista, la variante positivista, de un mismo
horizonte de pensamiento burgués, empírico, pragmático, sociológico y economicista, y no
idealista, no espiritualista ni metafisico, no inmanentista, ni ya utópico ni especulativo, ni
aun menos ni todavía intuicionista e irracionalista, etc.; más en concreto, si ello se quiere,
serán razones y razonamientos teóricos producidos desde un pensamiento positivo, entre
hegeliano, de un lado, y del otro comtiano, los que materializan el propio proyecto, escritura
y texto de las "Observaciones".
Estos matenalesideológicosy depensamiento, que de principio a fin, de primera aultima
instancia (en definitiva, vamos, de la última a la primera de las palabras, e incluso de la
puntuación misma también, si ello entra en discusión), cohesionan y se cohesionan, ordenan
y se ordenan, despliegan y se despliegan discursiva y racionalmente, esto es, en base a
razones que lo son sólo porque así se escribe, porque así se afirma, porque lo afirma así la
(su) propia escritura, en y mediante la que ella se nos hace y se va haciendo, conforme
leemos, etc., precisa, necesaria, estrictamente, dentro de ésa (su) y no de otra tautología
cienflsta, que arriesga, ensaya, mediante su propio discurso (ensayo} nuevo e inaugural
de sus propias razones (esto es, de sus razones propias), etc., etc., aquellos propios
materiales que se escnben y se ensqyan, se cientlfican y tautologizan, se jconceptualizan?.
dominante, determinante, dialécticamente: en tres situaciones, en tres dominios:
A) un dominio dominante, de wlaciones e intereses políticos
B) un dominio determinante, de relaciones e intereses económicos
C) un dominio que se quiere imponer, dominantey determinante, de relaciones e
intereses ideológcos.
Respecto del primer dominio (el dominio político), Galdós lo da por hecho, por
establecido, por dominado, y obvia su dominancia no entrando a discutirla, sino, muy al
contrario, aquí y desde aquí iniciando toda discusión, toda razón, toda su razón, al afirmar
y afirmarse categóricamente en dos únicas ocasiones:
a) 'La novela es producto legítimo de la paz".
b) 'por ser [la novela] un producto natural y espontáneo de los tiempos serenos".
He aquí el silogismo de categorización completo Galdosiano:
a) 'Hay que buscar la causa del abatimiento de las letras en las condiciones externas
con que nos vemos afectados, en el modo de ser de esta sociedad, tal vez en el
decaimiento del espíritu nacional o en las continuas crisis que atravesamos, y que no
nos han dado punto de reposo. La novela es producto legítimo de la paz: al contrario
de la literatura heroica y patriotera, no se cria sino en los períodos de serenidad, y en
nuestros tiempos rara es la pluma que no se ejercita en las contiendas políticas. No se
espere hoy de los grandes ingenios otra cosa que diatribas muy bellas.'
b) "No ha aparecido aún en España la gran novela de costumbres, la obra vasta y
compleja que ha de venir necesariamente como expresión artística de aquella vida. Sin
duda, las circunstancias de estos días no le son favorables, como antes hemos dicho,
por ser un producto natural y espontáneo de los tiempos serenos; pero es inevitable su
aparición, y hoy tenemos síntomas y datos infalibles para presumir que sea en un plazo
no muy lejano. La aspiración de la sociedad actual a exteriorizarse, se manifiesta ya con
alguna energía en el sin número de cuadros de costumbres que han visto la luz en los
últimos años. De este modo se inician los grandes períodos de la literatura novelesca,
que no llega a producir sus grandes y más preciados frutos sino después de una lenta
y laboriosa prueba."
Por supuesto; con rigor y coherencia; el pensamiento (consciente, inconsciente) hegeliano
en Galdós le hace utilizar las categorías y nociones del tipo e índole: "espíritu nacional",
"expresión", y "expresión artística", "manifestación", "manikstación artístican y sus
derivados, sus variantes en esta misma l&ca nocional para el arte y la estética (para la
Iirerarura, para el arte y estética litera*; cuando, entiéndase, la nueva necesidad
intelectual e ideológica de clase, en 1870, resulta poner en marcha histórica la producción
para la historia del nuevo ideólogo burgués liberal novelista, escritor de un nuevo "producto
natural y espontáneo de los tiempos serenos", "producto legítimo de la paz", "La novela",
etc.); una kógica nocional hegeliana, pues, que a Galdós le puede llevar a tomar, a utilizar,
y argumentar de base con las nociones claves de "espejo" y "renejo":
" [. . .] pero la novela de verdad y de caracteres, espejo fiel de la sociedad en que vivimos,
nos esta vedada. El lirismo nos corroe, digilmoslo así, como un mal crbnico e interno,
que ya forma parte de nuestro organismo. Somos en todo unos soñadores, que no
sabemos descender de las regiones del más sublime extravío, y en literatura como en
política, nos vamos por esas nubes montados en nuestros hipogrifos, como si no
estuviéramos en el siglo xucy en un rincón de estavieja Europa, que ya se va aficionando
mucho a la realidad. ";
como por lo mismo e igual, desde una idéntica seguridad ideológica, no duda (no tiene por
qué dudar, sino muy al contrario, etc.) en conceptualizar la propia y "natural" naturaleza
"de la literatura novelesca" mediante esa cadena de nociones organic&tas, que necesitan
buscar el "origen" y "nacimiento" de 'la literatura novelesca", que necesitan organkar su
"desarrollo" hasta dar "frutos", como si deun "organismo" vivo se tratara, como si de hecho
se tratara de un "cuerpo" vivo, que nace y se desarrolla y da sus "frutos", etc.:
"[...sino después de una lenta y laboriosa prueba]. De éstos cuadros de costumbres que
apenas tienen acción, siendo únicamente ligeros bosquejos de una figura, nace
paulatinamente el cuento, que es aquel mismo cuadro con un poco de movimiento,
formando un organismo dramático pequeño, pero completo en su brevedad. Los
cuentos breves y compendiosos, frecuentemente cómicos, patéticos alguna vez,
representan el primer albor de la gran novela, que se forman de aqiiClllos, apropiándose
sus elementos y fundiéndolos todos para formar un cuerpo multiforme y vario pero
completo, organizado y uno, como la misma sociedad. En España, la producción de esas
pequeñas obras es inmensa. La prensa literaria se alimenta de eso, y menudean las
colecciones de cuentos, de artículos, de cuadros sociales.";
por supuesto, no se le adjudique en absoluto por parte ninguna al pensamiento Galdosiano
un evolucionismo espiritualista, no, léasr y entiéndase: no hay en Galdós espiritualismo
ninguno, ni aun muchísimo menos ideaiismo alguno ni siquiera sea populista (jque no
estamos en los tiempos históricos del reaccionarismo de Estado ni del entreguismo
íY CONGRESO CiALDOSlANO m
revisionista burgués decimonónico, sino en el más fundamentalista tiempo histórico del
optimismo burgués revolucionariol; nuncase olvide), sinoque, al contrario, suevolucionismo
es por lo mismo e igual damnismo, h&tori&ta, sociologrsta, economicisra, etc. Así que,
déjense las interpretaciones y comentarios algusto idealista de la actual (ide todavía hoy,
enero de 1990!) crítica estilística al uso dominante entre nosotros: léase a Galdós, en su
material esfuerzo intelectual por teorizar (según este horizonte de pensamiento, aun más
en concreto recién abierto por el positivismo y lasociologrucomo nuevan'enciade unanueva
sociedad burguesa postrevolucionaria) una nueva "literatura novelesca", a que "aspira la
sociedad actual", etc. Léase, en Galdós, su ideolog'a racionahta, al tiempo que, igual y por
lo mismo su ideología empirista, en cuanto que ambas por igual le dictan y el utiliza para
argumentar de base la "natural y espontánea" categoría de "producto", y aunque ello sea
dentro de un proceso de producción ( "producciún ","producir",roducto ") que el
pensamiento Galdosiano objetivay encuentra, da y sitúa muy estrictamente, en una estricta
(sic) @$ca pruductivtsta, cconumicista, mercanti< etc., para, en fin y en definitiva, de
primera a ultima instancia, ajustar pragmática y dialécticamente esteproceso deproducción
a "la literatura novelesca", al novelista y a la novela.
Importa, por tanto, tener muy encuentaeste doble espontaneismoideologcoGaldosiano.
Importa, así, e igual en estricto, conocer qué materiales de racionalismo y empírismo
producen todo esto que históricamente puede reconocerse como el pensamiento positivo
(liberal, de y del liberalismo; en España; y para nuestro asunto novelístico, en Galdós).
Importa, por todo ello, y primero, para leer (y no interpretar, etc.) laspruchcasideol6gcas
gaidosianas, cuya lógica productiva busca y consigue la legitimación del dominio de clase
burgués en España. Cuando, más si cabe aún y en fin, también importa, para no olvidar nada
de ello, para no reproducir (todavía hoy, 1990, con la desmemoria histúrica) el easayimo,
el cienftyísmo, el hon'zonte teórico cikntLfi'sta, que Galdós, en estricta Zógr'cu ideolbgréca de
clme, utiliza y practica, escribe, y así legitima, intelectual e ideológicamente, los intereses
de clase burgueses, liberales, decimonónicos, etc.
Así que, situados en este dominiopolftico, de relaciones e Inreresespolf&tcos, imporm,
de una parte y frente al ideologtrmo espirirualista e idealista, no olvidar esa dialéctica
organicista, espontaneista, etc., de base y principio, que Galdós ajusta a su teoná
novelísrica, al argurneiitar:
"[la novela ...] un cuerpo multiforme y vario, pero completo, organizado y uno, como
la misma sociedad".
Aunque, el prwectto Galdosiano más necesita ajustarse al dominante dominio político, muy
en estricto, y precisamente, ne su misma dominancia, esto es, en su mísmofuncional~mo
legal y legalista, leg'n'rnista, legalizador y leg'tirnador, para el que fue producido el Estado,
esto es, el Estado de derecho, cuyos aparatos de Estado se encargan rigurosamente del
cumplimiento preciso de esaJinción legalizadora de los intereses de clase burgueses, en
razón y base a cclyo dominio político (revolucionario y postrevolucionario; por la fracción
de clase liberal) de/ Estado, y dae Estado, Galdós puede adecuar la i~~caproducnYisat ala
iúgica iegalisra, y establecer la legitimación:
m BIBLIOTECA Galdosiana
"La novela es producto legítimo de la paz".
Un "producto legítimo" y así legitimado para, a su misma vez y en su propio proceso de
producción, producir y materializar la legitmación en y mediante la ideología de los
intereses de clase, en tanto escribe Galdós:
'[ ...] y en literatura como en política [.. .]"
Así cumplido el lógico y necesario ajuste al dominio políhco, dominante y de intereses
políticos, la lógz'ca ideoló&$ca de clase Galdosiana situará en un dominio determinante, de
relacionese intereses económicos el propio proceso de producción de legitimación teórica de
la práctica escritura1 literaria novelesca. Y aquí, por lo mismo e igual, dos son las IÓ&?hs,
con que se objetiva este dominio de relaciones económicas, y sus detenninacioines, para la
novela. Asi, y en el mismo despliegue funcional de causas, de razones, de afectos y
funcionamiento, etc., se despliega y activa una lógica económica y productivista: de
"mercado especial", de mercado y "comercio editorial", de unas "indrtsmáseditonáles" para
la literatura, para la novela:
"Pero esta gente que lee, estos Españoles que gustan de comprar una novela y la
devoran de cabo a rabo, estimando de todo corazón al ingenio que tal cosa produjo, se
abastece en un mercado especial. E1 pedido de este lector especialísimo es lo que
determina la índole y la medida; y es preciso servirle. Aquí tenemos explicado el
Fenómeno, es decir, la sustitución de la novela nacional de pura observación, por esa
otra convencional y sin carácter, género que cultiva cualquiera, peste nacidaen Francia,
y que se ha difundido con la pasmosa rapidez de todos los males contagiosos. El públiw
ha dicho: 'Quiero traidores pálidos y de mirada siniestra, modistas angelicales,
meretrices con aureola. duquesas averiadas, jorobados románticos, adulterios, extre-mos
de amor y de odio", y le han dado todo esto. Se lo han dado sin esfuerzo, porque
estas máquinas se Forjan con asombrosa facilidad por cualquiera que haya leído una
novela de Dumas y otra de Soulié. El escritor no se molesta en hacer otra cosa mejor,
porque sabe que no se la han de pagar; y esta es la causa única de que no tengamos
novela. El género literario en que se ocupan con algún resultado nuestros desdichados
literatos, y el que sostiene algunas pequeñas industrias editoriales, es el de la novela
de impresiones y movimiento, cuya literatura ejerce una influencia tan macabra en la
juventud del día, reflejándose en nuestra educación y dejando en nosotros una huella
que tal vez dura toda la vida."
Esto es. Un "público", primero "comprador", y después "lector", a cuyo "servicio", primero
de "pedido" (demanda, y compra", después de "gusto", las "industrias editoriales", extraen
"máquinas/escritores" a quines "pagan" (compran) y cuyos "productos" ofertan al "merca-do
especialn de "la novela". Un causalismo ("causa única de que no tengamos novela") de
las relaciones económicas y mercantiles, que de primera instancia a última instancia
"determina[nJ la índole de la novela", que en absoluto se rechaza (pues así están, así son
las cosas en estas iniciales fuses delproceso deproducción de novela: su escritura, edición,
oferta y compra), sino muy al contrario: sólo se cuestiona, como único asunto problemático
N CONGRESO Galdosiano
y dentro de tales y no de otras situaciones de "comercio editorial" novelesco, "la sustitución
de la novela nacional de pura observación, por esa otra convencional y sin carácter [. . .] cuya
lectura ejerce una influencia tan marcada en la juventud del día".
Por supuesto. Se ha invertido "la sustitución": de hecho ha de ser (he aquí la cuestión,
la única razón, la última y primera necesidad) al contrario, ha de ser muy al contrario. Pues
todo el mercado para la novela, ahora, está ocupado por
'elementos extraños, convencionales, impuestos por la moda, prescindiendo por
completo de los que la sociedad nacional y coetánea les [a 'nuestros novelistas", que
los han "utilizado", dentro de esas relaciones mercantiles, etc.] ofrece con extraordina- m ria abundancia. Por eso no tenemos novela. [Y ...] para tener novela. En vano algunos -
editores diligentes han acometido la empresa con ardor, empleando en ello todos los E
recursos de la industria librera; en vano las Revistas y las publicaciones periódicas más O
acreditadas. han tratado de estimular a la juventud [...]; en vano la Academia ofrece n -
=m
un premio pecuniario y honorífico a una buena novela de costumbres. Todo es inútil. O
E
Los editores [. . .]; la prensa [. . .]; la Academia [. ..] ". E
2
Se tratara, pues, de aquí y ahora en adelante, de 'sustituir" los 'elementos extraños" (etc.)
por aquellos otros "de verdad" que la "sociedad nacional y coetánea les ofrece con
extraordinaria abundancia". Se tratara de "utilizar" todos y cada uno de 'los recursos de la
industria librera" y de "la prensa" e incluso de 'la Academia" (sic), para 'la empresa". Una
'empresa" detenninantementemercantiI, pero igual y por :o mismo intelectuale ideológka,
en la que de hecho intervienen cuantos 'recursos" ~"académicos"?,i ntelectuales e ideo16
gicos, tengan ya hecha una precisa y colectiva torna de conciencia sobre la necesidad, por
lo mismo e Igual, histbrica, colecriva, y de clase, respecto de: "La grande aspiración del arte
literario en nuestros tiempo es dar forma a" [...], 'La aspiración de la sociedad actual a
exteriorizarse", etc. etc.
En la situación primera de estricta y cumplida lbgr'ca mercantil, para la delimitación del
dominio determinante (de intereses económicos), el pensamiento Galdosiano organiza una
tipologia de "la literatura considerada como profesión", por igual: si se atiende a los
"productos/máquinas [que] se fo jan con asombrosa facilidad", que se compran, se pagan,
etc., sean los escriroresfincionanos, oJan&tas, pen'odktas, etc., sean los "libros".
"las obras que con pretensiones de novela alimentan la curiosidad insaciable de un
público en demasía, tienen unavida efímera determinada sólo por la primera lectura de
unos cuantos millares de personas. que únicamente buscan en el libro una distracción
fugaz o un pasajero deleite":
para intervenir, ya aquí, igual y por lo mismo, una ldgica socioIo@ta: sus razones,
delimitadas al propio dominio derelacioneseconómicas, están a su misma vez determinadas
por "púOffco" (comprador, lector, ecc.); esto es, por la situación que ocupa en las relaciones
sociales:
Y así, "la novela romántica", 'cuyo prestigio desciende ya notablemente". y "la
legendaria y maravillosa [que] ya está mandada recoger", ambas a la par y por igual
m BIBLIOTECA CIALDOSIANA
dispuesfu por, para y desde ese ideolo@mo espin'tual&ta e ideakta, en definitiva, que,
según el pensamiento Galdosiano, "es disposición más bien accidental, hija sin duda de
condiciones del tiempo, que innata y característica" de "nuestra raza", pues si bien
(si mal)
"Cierto es esto; somos unos idealistas desaforados, y más nos agrada imaginar que
observar. Bien se está viendo que no hay gente menos práctica en toda especie de
asunto que esta buena gente española, que tanto ha dado que hacer al mundo en
tiempos lejanos, y en las letras no es en donde menos se refleja esta disposición especial
de nuestros espíritus";
pues si bien (si mal)
"[.. .] los Españoles somos poco observadores. y carecemos por lo tanto de la principal
virtud para la creación de la novela moderna. La fantasía andaluza y castellana, que
ha creado la más rica poesía popular que existe en la civilización cristiana, la literatura
mística. y el gran teatro del siglo xvii, es completamente incapaz para el caso, [...] El
lirismo nos corroe, digámoslo así, como un mal crónico e interno, que ya casi forma
parte de nuestro organismo. Somos en todo unos soñadores que no sabemos descender
de las regiones del más sublime extravío, y en literatura como cn política [...;
etc.];
por lo mismo e igual, desde un e idenrico hegelismo Galdosiano de pensamiento, contra
aquella concepción se argumenta, se positiviza, pragmatiza y encuentra
"Examinando la cualidad de la observación en nuestros escritores, veremos que
Cervantes, la más grande personalidad producida por esta tierra [...] Y en otra
manifestación delarte. tqué fue Velázquezsino el más grandede losobservadores [.. .]?
La aptitud existe en nuestra raza; pero sin duda esta degeneración lamentable en que
vivimos nos la eclipsa y sofoca. [Así que !!!] Hay que buscar la causa del abatimiento
de las letras y de la pobreza de nuestra novela en las condiciones externas con que nos
vemos afectados, en el modo de ser de esta sociedad, tal vez en el decaimiento del
espíritu nacional o en las continuas crisis que atravesamos, y que no nos han dado
punto de reposo. La novela es producto legítimo de la paz" [...etc];
al tiempo, delimita esta concepción espiritual e idealista en estricto a la fracción de clase
burguesa reaccionarista, que
"por miedos que se explican, caía en contradicciones pasmosas y procuraba armonías
y transicciones imposibles con elementos de reacción que, por motivos sentimentales,
consideraba sagrados" (Clarín).
Así, delimita y sitúa "la novela de impresiones y movimiento" socialmente en "la juventud
del día" de esa fracción de clase; así, "la novela de salón", en los "restos" de "la antigua
nobleza", en "el círculo de la alta sociedad": pues,
N CONGRESO Galdosiano m
"Verdad es, que por lo general, valen poco las producciones de esta clase, que no son
sino imitaciones muy pálidas y muy mal hechas de la literatura francesa de boudoir.
A esto contribuye en gran parte el afrancesamiento de nuestra alta sociedad, que ha
perdido todos los rasgos característicos. Ya desde principios del siglo pasado, la reforma
de la etiqueta, la venida de los Borbones, la irrupción de la moda francesa, comenzaron
a desnaturalizar nuestra aristocracia".
Así, "La novela popular", "En el pueblo urbanon, cuando
"La novela popular es la que únicamente ha sido cultivada con algún provecho. [. . .] En
el pueblo urbano, muy modificado ya por la influencia de la clase media. sobre todo en m
las grandes ciudades l...] Los nuevos elementos ingeridos en la sociedad por las E reformas políticas, la pasmosa propagación de ciertas ideas que van penetrando en las
últimas jerarquías, la facilidad con que un pueblo dócil y de vivísima imaginación como O
n
el nuestro acepta ciertas costumbres [.. .] Se equivoca el que cree encontrar a ese pueblo =m
O
en las obras de Mesonero Romanos [. ..] él fue el pintor concienzudo de los nuevos tipos EE que produjo la transformación de nuestra sociedad hace treinta años. [...] Ya todo es 2
nuevo, y la sociedad de Mesonero nos parece casi tan antigua [...etc.Iw.
2
Y, así, finalmente, "la novela de costumbres campesinas", de Fernán Caballero (que "Sólo -
se bastardeay malogra su ingenio cuando quiere salir del breve círculo del hogar campesino") - 0
m
E y de Pereda, igual reducida y situada en la "una sola faz de nuestro pueblo".
O Así. En fin. Establecida y teorizada la adecuación dominante al dominio políticd.
Establecida, teorizada la adecuación determinante al dominio económico de relaciones e n
intereses de "comercio editoriar, para "la novela", sea en una primera lógica mercantil en a
L
estricto, lo sea en su última lógica sociologista en estricto, esto es, de pertenencia y
A n procedenciadeclase (defiaccióndeclase,m ás en estricto), conque sedelimita todo "elsociaf n o
público/lector/compradorn, etc., será pues a partir de aquí, desde ese y no otro término en
5
estricto de lugarsocial, en "la sociedad actual en que vivimos", "moderna" y "contemporá- O
nea", etc., desde donde, según el pensamiento Galdosiano siempre, se ha de "producir" pues
'la literatura novelesca", esto es, la necesidad de clase de producir la escritura novelada,
novelesca, de las relaciones sociales i pero no, nunca, todavía no, de la sociedad!.
Porque, no se trata de otro asunto sino de novelar muy en estricto y precisa, necesaria,
objetiva, determinadamente, las relaciones sociales, las determinaciones sociales de esas
relaciones, en, desde, por y para "la clase media". Porque, ahora y aquí, año 1870, todavía
no se confunde (ipor supuesto, confusión, confusionismo muy consciente) "la clase media"
con "la sociedad", como si ocurrirá en 1897, luego de tantos fracasos en los proyectos, de
tantos ajustes y reajustes en los desajustes del optimismo histórico de nuestro liberalismo
decimonónico, de tanta entrega y bien cumplido entreguismo intelectual de sus propios
ideólogos liberales históricos postrevolucionarios, etc.; esto es, una confusión producida por
unas nuevas relaciones de poder y de clase, que determinará y obligará a la utilizada
confusión histórica de marras. Porque, aquí y ahora, no se tratará nunca, por ninguna parte
(¡dónde está escrito!), de "la sociedad", ni aun tampoco de la "clase alta", del "circulo de la
alta sociedad" en cuales sean sus residuos de "clase aristocrática", ni aun tampoco de 'el
m BIBLIOTECA Galdosiana
pueblo", ni del "pueblo campesino", ni "de costumbres campesinas" ni "del hogar campes-tre",
ni aun en cualesquiera de sus "jerarquías" de "pueblo urbano" (y ahí. no se olvide
tampoco esta delimitación y determinación social de clase!), ni aun siquiera de la fracción
conservadora, pactista, tradicionalista, no liberal sino reaccionarista, de la burguesía
decimonónica postrevolucionaria. Porque aquí y ahora, muy en concreto, en estricto y
determinadamente, se tratará de escribir, de novelar una movilidad social y una represen-tación
social de clase, y, desde ahí, desde una y otra delimitación, adecuadamente, escribir
y novelar sus determinaciones, la dialéctica de sus determinaciones, en el dominiopolíh~o
y en el dominio económico, para acabar produciendo un dominio ideológico, de clase. Así
pues, respecto a la movilidad social (de la nueva y moderna, contemporánea, "la sociedad
actual"), con rigurosa lógica (política, de clase, etc.) pensada y escrita por Galdós contra el
histórico enemigo (recién vencido revolucionariamente):
"pero o nuestros novelistas no saben tratar el asunto, o no han tenido el acierto de ser
un poco más generales, poniendo en contacto y en relación intima, como están en la
vida, todas las clases sociales. La novela, el más complejo, el más múltiple de los
géneros literarios, necesita un círculo másvasto que elque le ofrece una sóla jerarquía,
ya muy poco caracterizada; se asfixia encerrada en la perfumada atmósfera de los
salones, y necesita otra amplísima y dilatada, donde respire y se agite todo el cuerpo social".
Respecto a la representación social de clase:
"La sociedad actual, representada en la clase media, aparte de los elementos artísticos
que necesariamente ofrece siempre lo inmutable del corazón humano y los ordinarios
sucesos de la vida. tiene también en el momento actual. y según la especial manera de
ser con que la conocemos, grandes condiciones de originalidad, de colorido, de forma".
'Pero la clase media, la más olvidada por nuestros novelistas, es el gran modelo, la
fuente inagotable. Ella es hoy la base del orden social: ella asume por su iniciativa y por
su inteligencia la soberanía de las naciones, y en ella está el hombre del siglo xix con
sus virtudes y sus vicios, su noble e insaciable aspiración, su afán de reformas, su
actividad pasmosa".
Respecto a las determinaciones de clase:
"Esa clase es la que determina el movimiento político. la que administra, la que enseña.
la que discute, la que da al mundo los grandes innovadores y los grandes libertinos, los
ambiciosos de genio y las ridículas vanidades: ella determina el movimiento comercial,
una de las grandes manifestaciones de nuestro siglo, y la que posee la clave de los
intereses, elemento poderoso de la vida actual, que da origen en las relaciones humanas
a tantos dramas y tan raras peripecias".
Unas determinacionesdeclase (en el dominio político y en el dominio económico: e igual por
lo mismo, en el dominio social) que, dialécticamente, producirán, habrán de producir
"necesariamente", su escritura: su "expresión artística" en "literatura novelesca":
N CONGRESO Galdosiano m
"La novela moderna de costumbres ha de ser la expresión de cuanto bueno y malo existe
en el fondo de esa clase, de la incesante agitación que la elabora, de ese empeño que
manifiesta por encontrar a todos, y conocer el origen y remedio de ciertos males que
turban las familias. La grande aspiración del arte literario en nuestro tiempo es dar
forma a todo esto. [...] No ha aparecido aiin en España la gran novela de costumbres,
la obra vasta y compleja que ha de venir necesariamente de aquella vida".
Y es ya aquí, precisamente, donde la lógica ideológica (de clase) Galdosiana, tras su rigurosa
argumentación de causas, de razones, de nociones y determinaciones, de adecuaciones y
necesidades (con que se toma conciencia teórica y se legitima en la teoría su propuesta),
produce el sentido, los objetivos, el lugar, la función, el funcionamiento y el funcionalismo m
del nuevo, actual, moderno y contemporáneo, postrevolucionario intelectual orgánico: el
E novelista. Aquí yasí, pues, Galdós sitúay limita, delimita y determina el nuevo~ncionalismo
intelectual político ("en nuestros tiempos, rara es la pluma que n6 se ejercita en las O
n
contiendas políticas*, etc.) y respecto delfincionalismo intelectualperiodkticd. E igual, =m
O
por lo mismo (cfr. nt/3), ajusta el~ncionalismon ovelístico aljimcionaltsmo ideológi'co: E
E
primero, adecuado a las determinaciones 'de la política y cl comercio", que ahora Galdós lo 2
objetiva como "vida exterior" de "la clase media"; y último, adecuado a las determinaciones
de eso que ahora e igual Galdós objetiva como "vida doméstica" de "la clase media": así: 3
- 0
lP) 'En la vida exterior se muestra con estos caracteres marcadísimos, por ser ella el m
E
alma de la política y el comercio, elementos de progreso, que no por serlo en sumo grado O
han dejado de fomentar dos grandes vicios en la sociedad, la ambición desmedida y el
positivismo. Al mismo tiempo". . . n a 2Q) "A1 mismo tiempo, en la vida doméstica. ¡qué vasto cuadro ofrece esta clase. L
coristantemente preocupada por la organización de la familia! Descuella en primer lugar A
el problema religioso, que perturba los hogares y ofrece contradicciones que asustan; n
2
porque mientras en una parte la falta de creencias afloja o rompe los lazos morales y
civiles que forman la familia, en otras produce los mismos efectos el fanatismo y las 5O
costumbres devotas. Al mismo tiempo se observan con pavor los estragos del vicio
esencialmente desorganizador, de la familia, el adulterio, y se duda si esto ha de ser
remediado por la solución religiosa, la moral pura. o simplemente por una reforma
civil".
En el Juncionalismo ideológico (esto es, de "d#Üsiónw , upropagación" e imposición
ideológica), se toman posiciones:
"Sabemos que no es el novelista el que ha de decidir directamente estas graves
cuestiones, pero si tiene la misión de reflejar esta turbación honda, esta lucha incesante
de principios y hechos que constituye el maravilloso drama de la vida actual.".
Así. Una toma de posiciones de clase en la ideología, ?ara la Iuchn de clases en la
ideología, que produce todo el intelectualismo novelístico propuesto por Galdós, intelectual
orgánico del liberalismo decimonónico postrevolucionario, 1" para leplimacibn (en,
mediante la ideologíá) del dominio económico y dominio político de clases burguesa
BIBLIOTECA GaldósHNA
(postrevolucionaria, etc.); 29 para la d&fensad e intereses de clase (económicos, políticos,
sociales); 39 para la "propagación" e imposición de la ideología liberal burguesa
(postrevolucionaria, etc.), esto es, la producción de un dominio ideológi'co liberal (burgués,
posrrevolucionario, etc.). Será, en la inaugural e iniciática propuesta escritura1 Galdosiana,
un intelectualismo novelrStico que toma ach'tudes reformistas e intervencionistasindirectas
(lo "Sabemos", "que no ha de decidir directamente, pero sí tiene la misión de reflejar*,
"observar", "expresar", "conocer" y escnbir "el remedio de ciertos males que turban las
familias", etc.): aunque, igual y por lo mismo, la necesidad (política, económica, social e
ideológica; de clase) de producir la puesta en marcha histórica delufirncional~mo e
intelectualismo novelístico, aun y todavía dentro del propio horizonte deposicionesdecIase,
no producirá a su vez sólo y únicas actitudes rtformistas, moralistas, reorganizadoras,
solufivas, etc., sino también actitudesde critica fuerte e interna (no se olvide, ni se confunda
con las Galdosianas críticas a la fracción conservadora y reaccionarista de clase!), unas
actitudesradicalesy límites: así, aquellas escritas y mantenidas por Clarín en Solosde Tlm'n
y hasta La Regenta; unas variantes de actitud para una misma posición de clase, en todo
caso, que no materializarán dis&ncionamientos (al propio intelectual&mo e ideologismo
burgues, etc.) ni aun menos ninguna naicidn de clase: será pues, ya en definitiva, jocra?
historia, la que hagan y escriban ambos, esos dos últimos procesos (intelectuales e
ideológkos), abiertos e históricos a fines del s. xrx y en los años 30 de nuestro s. xx, para
la traidn de clase, para la materialización histórica del intelectual orgánico delproletariado,
IV CONGRESO Galdosiano m
Notas
Cuyos discursos al uso nos imponen ese dominio ideológico e intelectualista de eniditismo y
tautología. de simbología e impresionismo, de ilusionismo, descriptivismo. e invento,
transcendentalización. subjetivismo, e intuicionismo, formalismo y tecnología, taxidermiaespiritualista
y demás variantes, eternas siempre. universales. etc.. que, en nuestra más reciente historia intelectual,
se le viene en reconocer como el dominio estí¿íshico y su clónico dominio sociológico. En fin: la moneda
deviene enteramente falsa cuando se usa según el perspectivismo de la emologia.
Por supuesto: e insisto: no se olvide aquel limite Galdosiano para La Commune, 'la bárbara e
inmoral insurrección", cuando se esté leyendo esta otra, rzacionale inmediata, limitación de "pueblo
dócil" y 'muy modificado ya por la influencia de la clase media", por sus "reformas políticasw e "ideas",
y muy "penetrado" este "pueblo urbano", hasta en su más "últimas jerarquías", y con "facilidad" de
"pueblo" que "acepta". etc. Esto es, ¿un "pueblo"? ¿clases "populares"? ¿clase obrera'? ¿proletariado?
¿en sus "últimas jerarquías"? derarquización de clase, en la masaproletaria? ¿ignorancia, ceguera de
un ideólogo burgués aunque liberal. hacia cual sea la fase del proceso de toma de conciencia obrera y
entre tosobreros, que, según esta escritura teórica y luego novelística (léase a Fortunata y no a Jacinta).
sólo hay, pues se observa. y sólo se encuentra "pueblo" obrero de 'colorido vivo" y de "costumbres
singulares", de 'pintoresquismo" para el "retrato" de "un estudio directo y al natural", esto es,
¿"pueblo"? desconcienciado, desciasado, desorganizado, desconflictivo, sumiso, "dócil"?
Galdós no confunde (iGaldós no es un ideólogo idealista!) al periodista y al novelista, ni a sus
trabajos pen'odt3ticos con trabqias novelisticos, sino muy al contrario: 'Hay además el gran
inconveniente de las circunstancias tristísimas de la literatura considerada como profesión. Domina en
nuestros pobres literatos [...] Todos ellos andan a salto de mata, de periódico en periódico, en busca
del necesario sustento [...] y la mayor recompensa y el mejor término de sus fatigas es penetrar en una
oficina, panteón de toda gloria española". Pues, además, entre ese periodista y estefuncionano
"oficinista", resulta que hay la delimitación, la determinación de un muy preciso y eficaz, muy útil y
utilizadof unciona1isrnu ideolúgi'co~" La entrega, que bajo el punto económico es una maravilla. es cosa
terrible para el arte. Es como la aplicación del periódico a toda clase de manifestaciones literarias [...]
Como quiera que sea, los recursos de publicidad aumentan considerablemente con la entrega. El libro,
dividido de este modo, penetra hoja por hoja en todos los hogares, y es accesible a las fod~natmiá s
modestas. No vituperamos todavía este sistema; porque el mal no está en él. Como excelente medio de
propagación, la entrega ha podido difundir lo malo; pero en igualdad de condiciones puede extender lo
bueno y darle una extraordinaria circulación con la rapidez y la ubicuidad del periódico".