IV CONGRESO Galdosiano
UN "OLVIDO" DE BORGES:
RAMON VILLAAMIL,
PRECURSOR DE KAFKA
Vicente Cervera Salinas
E
U
"Ni Dante nl Quevedo cofiaron, en 51-1s bntriitirni v!ijes, n a d ~pa ~ec!do a! !r?her!ntn
oficinesco, el campanea discorde de los timbres que llaman desde todos los confines de m
O
la vasta mansidn, al abrir y cerrar las mamparas y puertas, y al taconeo y carraspeo de E
E
los empleados que van a ocupar sus mesas colgando capa y hongo: nada comparable 2
E al mete y saca de papeles polvorosos, de vasos de agua, de paletadas de carbbn, a la
arm6síkm tabacosa, a las drdenes dadas de pupitre a pupitre, y a trCiRgo y zumbido, ,
en fln, de estas colmenas donde se labra el panal amargo n la Administración"
(Benito Pbrez Galdris: "Miau")
E
Tal es la descripción, entre grotesca y visionaria, que la mirada critica de un escritor del U
6
xix nos proponía tras el conocimiento directo y cabal de una sociedad (simbolizada en un
entorno profesional concreto) sometida al progresivo empuje de la mechnica burocrhtica E
Carno soporte esencial para el mariteriimiento de su organización en tanto Estado, Estamos
en 1888. La novela es "Miau", y en el capítulo citado (el XXXV), se nos presenta a su
proragonista, Kambn Villaarnil, en compafih de su amigo Argtielles, deambulando por los
corredores de la Adminisrracibn pública en el Ministerio de Hacienda, cual un "burlesco @
Dante por lo escueto de la figura y por la amplia capa que lo envolvía", en un absurdo viaje,
sito en los Infiernos de oficinas estatales. a la búsqueda de un empleo imposible donde
materializar su tan ansiado plan de reformas administrativas y abocado a la paulatina
deaesperacibn de quienes no han cobrada la suficiente y amarga lucidez de no creer en los
parai~osc omo reinos de este mundo1.
Una personalidad de estas caracrerlsticas, y en virtud de sus propias contradicciones
entre el tdealismo y la torpeza pragmática o Insensatez, no podla haber sido ideada sino por
la Imtiginacián de quien tantas figuras cancibló como vlctlmas propiciatorias de sus propias
convicciones personales (tales como Nazarln, Angel Guerra o el propio Lebn Roch), es decir,
como representacibn simbblica de ese conflicto insalvable entre los intereses del individuo
generoso y altruigra, y los de la comunidad, paradájicamente marcados por el egoísmo y la
volurimd dcsliumanizadri. Mas, con ser motivo recurrente de las obras Galdosianas, cabe en
esle caso subrayar las diferencias que tzas permiten acceder al "caso Villalirnil" desde una
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óptica s i n ~ l a rd onde su Figura adquiera una dimensihn histhrico-literaria i'ecunda y
sorprendenre. La raiz de esta visión proviene de la propia ubicación que el narraiior risipa
al personaje en las coordenadas de la trama narrativa. No se trata en este caso de tin
enfrentamiento gzneral entre mundo e individuo (corno ocurre en los casos ariteriormente
mencionados), sino que en nuestro hombre se particulariza la referida oposicióri merced a
sus peculiares condiciones laborales, de modo tal que cabria concretar el polo "niundo" del
enfrenramienro en ¡a soia iocaiizücibn de su árribiiu (jiüfesiüiiai distiiiii~ü.
.\sí pues, ysegl~nesafo rmulación introductoria, el interés teórico hacia Rani8n Villaaniil
como personaje Galdosiano no va a estribar tan sólo en su entidad ftmcional como eje
fabulistico de la trama novelesca ideada por el escritor canario, sino, simultfineaniente,
radicara en las niiiy particulares y sugerentes calidades espirituales que perfilan su
naturaleza literaria. Y con ello aludo a sus propias virtualidades ético-psicológicas que, al
dotarlo de una especial cestiira drarnitica, configuran ese extraordinario ahondamiento D
N
Galdosiano en lo que respecta a la evolución de su zarandeada y Frágil personalidad fictiva. E
Cabria. en este sentido, proponer la lectura de Ramón Villaamil como un personaje O
"moderno", si atendernos a la relacihri probleniatica que él simboliza entre el espacio -- m
profesional, amparado en mecanismos y superestructuras inaccesibles para la razón 0
E
individual. por un lado, y el hombre aislado, inerme, disminuido y progresivamente E
2
"enajenado", por otro. Y es así como nuestro "heroe" Galdosiano al que cabria calificar como -E
"tragicbmico", a medio camino entre la noble obstinación quijotesca y las personalidades
"desmitificadas", los "hombres sin atributos" que pueblan tantas páginas de la novela 3 -
europea de nuestro siglo, admite ~ i anc ercamiento teórico que, desde la atalaya crítica de un -
0
m
"suigeneris" comparativisnio literario, ponga de relieve las peculiaridades que hacen posible E
sil definicibn como "precursorn espiritual de algunas de las criaturas más sobresalientes en O
o
el universo novelesco de Franz Kafka. n
.\ partir de esta caracterización primaria, es preciso recordar que ya en 1969 abogaba :-E .\lr?;ander A. Parker por la tesis de la ambigüedad cualitativa del personaje, al que hacía l
oscilar entre el estatuto de víctima trágica y el de ridículo y grotesco fracasado2. Abundando n
n
sobre este mismo aspecto, Theodor A. Sackett también ha apuntado explícitamente las
deudas que guarda ia ficcion gaiaosiana en reiación con ia faouia universai ciei maescro 7
O
Cemntes: "Like Cenrantes" masterpiece before it, "Miaii" is constructed with a conscious
procees of ambiguity, irony, shiFting levels of appearances and reality, and above all, with
a sense of coniody. Several generatios passed before readers and critics realized that "Don
Quijote de IaXlancha" \vas in fact a tragicomedy. The complexity of intention encompassed
in Galdiis novel "hliau" has not been essily comprehended eitheW3T. odo lo cual nos conduce,
indefectiblemente, a corroborar la modalidad irónica, rasgo implícito de modernidad,
carasteristicadel personajeGaldosiano, actualizando con ello la perspectiva de la ironíacomo
enfrentamiento desigual. y por ello no susceptible de nivelación. entre los intereses v
aspiraciones del individuo y el imperativo categórico de la realidad con su insobornable
tiranía. El resultado final no puede sino confirmar la categoría tragicómica del personaje
sometido a tan impar dicotomia'.
Un paso más en el proceso de configuración teórica de Ramón Villaamil como una de las
mas atractivas y singulares criaturas Galdosianas -cuya génesis se remonta a una breve
IV CONGRESO Galdosiano
aparición, también como cesante de faz "escuálida y cadavérica", en donde "están impresas
todas las niiseiiasde la Adriiinistraciún pública"-cabe rascrearse enel excelente y profundo
trabajo de Ricardo Gullón, "Galdós, novelista moderno", donde, en elcapítulo "la burocracia,
inundo absurdo", establece con su habitual fino instinto las vinculaciones entre el protago-nista
de "Miau" y algunos de los personajes kafkianos como el agrimensor señor K. de "El
castillo", advirtiendo dicha similitud en puntuales evidencias insertas en ambas tramas
narrativas, como el hecho ilustcarivo de que los dos personajes traten "de penetrar en un
espacio cerrado al que se sienten llamados por sus peculiares destrezas" y "adonde creen
tener derecho de acceso", viéndose, en sendos casos, abocados al choque "con la misma
resistericia imposible de forzar'" Para Gullón, esta analogía obedecea una similar, o, cuando
incnos, allegable constatación critica de los mecanismos en que se ampara la dinámica del
f30~I~enr ,s u ditnensión decontrol y organizaciónestatales, contra cuyo esencial y demoledor
C I L I ~ O I I I ~ ~ L ~"Se~¡ IiIioUm, bre no consigue encabiar reia~ión"~.
A Lravés, por tanto, de este itinerario crítico llegamos a la curiosa Formulaclón de la
existencia de ciertos rasgos distintivos en la personalidad del "perpetuo cesante" Galdosiana
que son presuiniblciiicnre entroncables con el universo kafkiano, no sólo en virtud de las
Iiipotkticiis equivalencias entre los caracteres de sus entes de ficción, sino, sobre todo, como
coiiscciiciicia (le un espíritu crítico comparable, que aplicado por ambos autores al plantea-iriiilntc~
rl c las relaciones entre el individuo -más o menos fiel a sus estigmas-y una sociedad
~mgresivatnnnle coercitiva en sus instancias oficiales, desvinculada, en suma de un
vcrcladci» morlclo Eitico (pie salvaguarde la dimensión humana de su jerarquización
oiiinirriotla. Sin ciiibargo, cabe al menos poner en tela de juicio lavalidez de estas conjeturas
ieoricrts cuando, ilistanci;iiidonos de nuestro objeto de trabajo (los dos autores menciona-dos)
sonios cnpriccs dc cvidei-iciüi la esencial disparidad que anida tanto en los niveles
Iiistórico, f'ortiiativo, rekrcncial, psicológico ocultural, cuanto en las mismas peculiaridades
cstilisi,iclis, esrruci,urtilcs, cornpositivas e incluso ideológicas, propias de cada uno de ellos.
LES [insible, eiilonccs, y a pesar de esta evidente inconexión de modalidades narrativas
derender la Iiipótesis de un nzodelo Galdosiano precursor de ciertas ficciones kakfianas?
1111 sutil y original argumento podrh sacarnos de esle aparente atolladero comparativo.
lltiri rcoria que, en cierro modo, revoluciona la critica de las relaciones literarias a través de
la Iiisroriti. Una teoría que, no azarosamente, parte de la obra novelística del escritor nacido
p r q q .
I,a autoría del pensamiento así aludido procede del escritor argentino Jorge Luis Borges,
y la hallarnos en uno de sus tnás paradigmáticos +unque, curiosamente, menos conocidos-,
ensayas. Nocsalioracl momento de entrar en el capitulo delos ecos que la escritura kakiana
protlucc en la lilcratura de Dorgcs. Sí lo es, por contra, de registrar las eniundiosas páginas
tlc In obra borgcsiana cn que se recrea de algún modo el espíritu de la creación literaria de
;iqiiCl. Asi, en una lejana rcsciia del ano 1937 de la revista boizaerense "El hogar", sobre la
"hicrgrutiii sin~i!rica" tlc iiiiflin, ponía al argciitino de relieve i:i equiparación de los
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niecariismos paradojicoc; katkianos con las ctlebres nporias h i ~ ~ ~ t i i~lrDc ip.l;e %~rrdtita
i~erion'ie Eleri:, y cii su p i ~ i ~ at glos~ i ücijto,i ~i i i~i isi i tVd.?i. Ki;?"$Z,~ ti!%';i:~'&!.d J! : , iX: : ; ;Ed,
como ]a"m&h i{ic;cutibledn esusvirn~da~iiitori~IiLlatI,h tri;i&i" invr;ircion~ k ~ i t ~ ~ h t w r ~ t ? i t ~ i t ~ ~ l ~ ~ ~ pero será erl el susodicho erisayo, "Katka y stis prt.czirsorrs", cscrrar erl Riit*rios AireS ctz
195 1 y recogido en el volumcn "Otras irii]ilisicionel;" ( 1952), d~vtdc,C I Pd1[16 d d TClOIlOCI
miento de alsutios de 10s predecesores de la íingiistiiiih !wisibilidad k~tkiiii~it\~tr.t dti~i*rl
Rorges 1111;l ¿iut<icilr enoviici6ii cn el t'tnindci y sietii[w iriuvii corlceixo tk I ~ lS~ i ~ \ ~ c n c i d . i
histórico-literarias, que nos periiiirira, eri fin, salveritdr el iriiiliiticstoexcicillude ILI r i \ t ~ i a t ~ ' i ~ t t
de nombres y obras en apariencia tan t~etcrogilircilsc orno scrii los tlt. Lhild~l?).~ R dhd. Ctiguri
d i c ~ s : ?~; ~~~r g 2 ~ ~ :1; ~ : ~ , f i ,& 1 ~ ~s ~ ! ! & ~ & g0~ n~w$t i ir$i>rp< tip K.%~f'%~tet8 1 I:I ~ I I E . I ~ L I 1 ----
tio sólo de la literacura, sino tmibién Jcl penstiiniwtn cspctulci~ivo,e n w~ist~y i pqwlo:ia.
ílecoriocer a Kalka supone, por lo pronto, nbunclrir eri Iii yd citadd ltltu dr que, i~icarcrtld l
pzrarigciri criii el iiiiposiblc drribri Jcl íipiniensor K. gil cristillo cn Itr tabulci ~zitderirri,1'1 g
"Fleclia" y el "Aquiles" clL;aras se cori\*ierten eti "los primcroi; persariajrl; k;i!ki~irim tlr* Id
literatura". A pareja coiiclusiiin coriduce, segiiii I)orges, el cstrio de tMkd ~1711 un KCXLO
nO apólogo proccderitc (le la litcr;icura oriental: su autor es un narrador (~hiriucl tnl srglo ix, I l r t r i -- m
YU,y versd sobrc Iii enig~náticc~xii stericia di: uii animírl fdbiiloso: cl urzicornicli. I'ero tiiirihrn O
E
las historias litcriirinsdc t)iiiaiiiarca, Inglaterra y Praricianbonari I;i hipcitc4sisdc los rriulriplra t 2
y varios precuisorcs del escrilor jkidio: Ka k i vienc ascr prefi~)iiriid1o1 iedi~11J1~1I S~" ~ l r l l ~ l h l I ¿ l ' l
-E
religiosas de tenia coriternpordnec7. y biirgiiFs" del f'il6sol.o prc c~isrrrici~ilihSt~oir cri 3
Kierkegaard: a tnvilsdectertal; versos del genial psela ingle*; Rubcrr Hrowriing, y rri t~Igurio.s j
de los mas p¿it¿Wos c irisorirlablcs relatos del rnístico fraricks l.eabli Illoy v clrl iiTIiitiXCrltJ 0
m
ingles Lord Diinsany. O
C1 corolario borgesiano aFina y puntualiza estc ensayo conipdrat~oA. rlrcir ile Ebrgrs, o
lo auténticamente notable del cotejo rio estriba en la ncicibri tdpica de la int7uericia Iirrr,irt,z. n
t La mayoría de los autoresy texros citadas no precisaron influir cri lacao;critii~td~IgtaKnü tki -
a
para quesus lectores rastreemos sus ecosy sus aproxintaciones. Muy al contrario ya pesar 2
n
de la inversión del concepto lincal o sucesivo del tiempo que cllo compcma-, es la ti~ietlliri iti n
n
Kaka, posterior a rodos las nombres citados, la que destclla par~idiljiciirrii~nttoen 31.15 obras. 3
"El poema "Pears and Scruples" de Kobert Browning 4ecreta Horgeis-- protetm Iu obra de O
Kafka, pero nuesrra IecturadeKaFkaafina ydesvía sensiblemente naiectni It?~~tiriidpeolc riita.
Browning no lo Icia como ahora nosotros lo Icemos".
observemos que en Iü rnédula central de esta sentencia borgcsiaria late y sc articula tocla
una noción aplicableauna teoríageneral de recepción literaria, Si es la I~~tiiriiquiemrio difica
IÜcSun iiv:acioncs hc;mcnkLitlias di üna iiea~ibiih ~ h ícis iiituiri, Uc cilij se ilifitie ~jiicC n
la historia de la literatura universal no existe sólo una influencia dircc~ay iirtivocci de less
escritores en sus descendientes literarios a travks de la línea progresiva del tiernpa, sino y uc
ramDien puecie observarse la repercusion cie aigunos autores sobre aclucllos yuc los
antecedieron en el tiempo. La clave explicativa (le este hecho radica en Iü propia midad dc
la lectura, verdadero puente de interrelaciones suprahistóricas o "nierülinealcs". En su rsiiz,
subyaceuna evidencia: lalectura opcraconel "corpus" totaldcla l,iieratiira, sin I;i i~ierl~iicitiii
restrictiva del conceplo his~órico y su ámbilo viene a cifrarse, pies, en 10s rlorniiiicj:;
platónicos cle la sincronía.
IV CONGRESO Galdosiano
1.a lorrnulación dc Borges al respecto es precisa e impecable: "En el vocabulario critico,
la palabra "precursor" es indispensable, pero habría que tratar de purificarla de toda
conncltrición de polémica o de rivalidad. El hecho es que cada escritor "crea" a sus
precursores. Su labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha de modificar el
futuro'"' Inferida, de este modo, la teoría borgesiana, cabe, al cabo, remitirnos al objeto
principal de cstas consideraciones. Al aplicar estaconclusióna los escrupulosos inierrogantes
anteiiorincnte nludidos acerca de la supuesta validez de una comunicación textual entre las
01x1s dc Pkrez; Galdóc y Kafka, descubrimos la posible disolución del susodicho prejuicio
critico. No se crczraría, pucs, de proponer una asociación directa de influencias imposibles de
Güicibs en ic;akl, ni siquicia una suposicióri de equivalencias explícit~s( algo sobre lo que
ni& tarde volveré). Se trata, cn suma, del hallazgo de rcsonancias kafkianas en la escritura
y el inundo Sic~ivod e Gaidós, derivado de una experiencia lectora ajena al imperativo lineal
cicl rirnipo Si tal conlo conjetura Uorges en su ticción cuencistica, Pierre Menard escribió un
rrxto que, siendo el mismo Quijote literal cervantino, es susrantivamente distinto, debido
a prrsupucwsdc rccepcibn Iiistbrica o lecturat0,c abe asimismo proponer la presencia de las
v~rtigincisasp esadillas knlkianas en la hisroria de un personaje que, en esencia, ha sido
scliiizlitlo a las presiones de un entorno superior a sus capacidades de respuesta vital y, por
!Q !;!grc, 1!71Jtj! y -.b.sl!&i. !.gido (y egcdtc) en ncactye c!g!~, p! Ql'ij~te & ;Ae!:ard py ''c?IT~''
resto. Insct'ro cm iiirestro siglo, cl "perpetuo cesante" Galdosiano revela -al menos, en
polciiria cl irilliijo de las criaturas del universo kafkiano, perpetuamente fatales.
Rmitiiindorios, piics, dc nuevo a la Figura ideada por Galdós, es preciso -previo al
cstat)lceirnicrico de su lcclura precursora de Kaka- perfilar su caracterizacibn distintiva
denirodc la tupitlu y compleja reddc la Ficción Galdosiana "Miau". No esdificil, en este punto,
admitir la tlefinicibn de Rarnbn Villaarnil como personaje -víctima de un contexto social no
rrieritrs despidado que iiicierto. Y en cuanto víctima, se nos presentar&, en primer Lugar, en
sc?lric.I8n al miundo profesional en qtie ha transcurrido su vida, pues el narrador nos lo sitúa
cii Iri "Sibulir" a sus scsenta ailos, lidbiendo sumado 34 aiios y 10 meses de servicios a la
i n s ~ i ~ w~i nhi ~!i,íielidde iiiiiiciicíü, y ii ldid dr: dos iiicses pdiii pude1 juiiiiiirse "cuii iüs
C L I L I ~ [ O ~ ~deI l~ s~uc~ld~aO rSeg ulador, que era el de su destino más alto, jefe de Administracibn
de ierceríi" (cap. IV), pero rambikn -curstión inmarginable-como víctima de una situacibn
furniliar tlesastrosa y alienante, a la cual en verdad jamZis planró cara, razón por la que el
crí~icoy espccialisla Galdosiano Roberr J. Weber desvía la culpabilidad de la tragedia del
prmmtijc ;i sur; propias dcterrninadones gersonales, concretadas en el hecho de haber
ciitrcgado "su libertad personal a su esposa, y su liberrad profesional al EsCado"li. Pero, en
cualquier caso ~qu&po demos inferir de Ia personalidad de Villaamil según los datos
nportados por el narrador en $11 texto?
Ctrtiio ~~cwnníij[cri tblico, pertenece a la especie de los "cesanres" en los cargos
~~tol?.;ioiralctslc la Adriiinis~rüci6nc stütal, figura ya eomiin en la sociedad española del xix,
piitbs cI liropiii Mi1sOilcro linmaiins habia trazado sil perfil corno tipo costumbrista, habiendo
BIBLXOTECA Galdosiana
;idguirido tal presciici:i social por rrizories derivtitfacde loscucrsivos aitiibitxcn cl Iiatiormi
político coi~tcrnporineoa Grild6s. "En la. burocrat.ia espaiiola -sc~L~lSiii't iiiz tic. fidrlcs i...)
cada ala era un cambio de runibn cii la dit tira. (...\ ~Quksubianla s coriccrvatlorc.s d fti)dcr'E
Se yu~tdcibriici estitilrs todas los Iibcralcs ri~iiiistros,d irectores gcnenilzc, j rh cit. hdrniriis
tracibii, jefes de riegwiade, oficiales, e.;cribientcs, conserjes, sidcri,t~iza:;, [iortorx;. 1'1'~)
CIOY!"'~. Y como tal cesante, vivire Villaaniil desdc.elcomierizoliíisrii cl t i t ~ tdl e ICI I I O V ~ ~ I Jq, i t '
es tarribiCneldesu vicia, apesiirdc silsdenodados y vanos irrtciitos poi lib~liLirc~dt*atiile:ititii~
de ccsari~iaP. ero es precisamciite cn su conuiciari Ue personale Jtl I i iislt~id~dics pirdi'i~)~lt'!,
donde cabe subrayar uno de los aspectos nias deslacados dc s ~ cid rcii'rcr Iitcr<is~a)Ir:i
persoiiülidail evolutiva dc Villaairiil. L)icha evoluciCm cs, deiricis, Jetrctable tri v,ir~o:,
aspectos de su biopralia.
rlii primer lugar, cnnio rasgo rn8s evidente. cn In relativo a su dc~rripciciii t.isic,i. i.1
n:irr;irInr rioc [.ir-fciiiri 3 Vi!lai!ni! yn P! prI!ricrcapi&!o de 1; !!fiv~C>!L;!D !!IC? f~~!!!!irtl J!!C
y seco, las ojos gnindils y lerrorificos, la piel nniarilia. t«d;i ella surcxla lar plicgirt~t- iiorr ritli;
en lo'; cuales las rayas dc sonibrü parrcirln rnanclias", I.a coni~airaciortil cl pcrcii~ii,t~iwc~i iin
rcpresciiuinlc de la cspccie feliiiri surge, [30r~I10p. ronta lob 010s 111: ~ L dIi1 1~1i": I d r01111.slc~
de la iiiariclihiila, el grandor de Iri boca, ia ennibindcibri de los Lrrs iolnrpc. rit4gto . hl;iriut~y m
marillo, dispuestos en rayas, la lkrocidatl de sus ojos ntbgrrrc;i,i itlut'i,iii ii tcmilr,ii,ir i d c íim 2P
Cori lii de iin tigre",.. pero, de " m tigic vieja y tísico qiic, deslitics d c !iiil~i*isIti~ic ido clri Idh
t:xhibiciones aniliulanres de ferias, no conserva ya dc su niitigii,~ ht*llcL,i rri,is qiic Iti 9
pintorreada piel" (cap. 1). Si a e110 superpofieriios la prCBstiitiii'i()cii; iiic,z~iirc~;itk* ii .u riiiilcr
cu Iiiia y su curiüdacorno Iris cursis ygrotesc;is "Miriiis", picst~isii ;i[iLiriLtiicir'c+~il; »i'ictl,tdii tia
dignidad felina a todas luces inexistente (contrii la ciidl .solo :w ttW,trli rl herz rlitii I ~ i ~ m n
!q &/ i$. j~; l Lr:!sp:gD f!i?:i!e$),: ?(?&pc!r!<? ! + ~ < < * : ? ~ ?t/~!l!~,i;~{~:l;~;! : y ;,:( ,:::;&([&. ~ y L $ ~ ; ( y > [ ~ 5
rlcgencrariva que le lleva desde su priiziitivri eseiiciit tigrvhcii h,i:;tit $11 erdii~t~rr~~~~ciiiII
deliniriva en tigre domesticado y, por lo rarito, iiiolcn~ivo.c ii qtic lo Ir;ill,iinirs rl&r 1;ii E
b
prirtier d ap~ricibnen lii novela
Pero a eSEa evnlucion implicicíi del pctsoriajr sirve de ~(irreliiO~tot r t de .iigno I ~ ~ I I I ~ L I ; ~ ~
y psíquico, esta vez prescritada ante los ojos clc Ioc Icctruw, [itics siipmc, cn rc:,iliil,id, VI
propio dcstirrollo argumenta/ tic1 tcxlo, e iiicide tLrit irio de los ;isptttr.is 1114sr t~lt+slirrtit*!l; I~J @
maestria Lbcnica del escritor canario. Acpiello ipc Hiiqiicro C X ~ ~ ~ I I I Lt '*Ci i r < w * r i wrm ilo "lri
perspectiva cambiante de Galdbs", s;liic'ion;itl,i por cl hc*clinc le q u "~1,i c ~ ~ i i ~ioliii tIi ~iri~,iii:;,vi
configura, galdociai~ariiente,c oiiio algo Irtigil c inestnblc, Irrrtiu dc dirrii~imriczy i i t a
claudicaciones, de heroismos y de rorpezris; ti~cr~ccdoiiiri iis v c ~dst+ h tirld, pw titrd'.; tlr
I . : , , . . ~ , , ,....-..,.,.:A..'~II. n, .... , 1.1 .... ,.I I .e.r....,.
LiIcIIItcL ~ V ~ ~ L p ~ ~ ww. ia tUI GJ I , L, Ú L ~ C U ~ L ~ I c~ Ü~ d i i iÚivi~ "~LC : *~~I ILC~" I ~ L I C I ~ I&~ I-I>~tiC¡c(~I
perspecliva movcclizri dc sti particular psicologia, ciici;tiriii yuca, cmio rxt rci~~rilii~ari~irxit*~~it4
documentó Slíerrrian 11. Kot'l', 1i;ibía adquirido "u IW gran iriiportm.i,i cri lisl~mci ilicldrcii~r
de 1880", arnparadaen laadopcibn Iiispaiiatie la lilosolia iiliturulclct$~illirlr!nV uiicltt: vvicirc
determinado en el texto dc Galdbs niiidiantc cl sabio iirsil'ilSiod c la iiiibsi~~aici&ri Liri'i
personalidad ~)sítitricaco n tiri elet~ietitoe senciiil en la estriie~~it.rt)~rii !i~i?;itiv[;Irr * I,I tiin.wi.i
Aludo, claro eser'r, u 1¿i liii~cioii~ilidnItrla scciidcti~ec lcl lirqrw tiiiilti IIP I,i c\h,i
Eii principio, cl ciiulo vicvi: celcrido (11 1w1t3c oiii~cl~ur l :,iii~~ ul$c, I I ~ I Ld^i'ItIh~~l~ll'i llrlt~i~,
IOS III~CIIILIIOS ~CIII<!~~~IIL.S dl' I¿I I i i i ~ ~ ~Vl I~IsI i~ I ~ I I I~~ iI I~, ) t &( [L~IC ( '1 I I I O { ~ I ~ iV~ atIi,ttk<I\I,+ , cl~i~c'lti, ~
IV CONGRESO GaldósIAIYO
cortipartircon los demás personajes1" subrayandode ese modo la caracterizaciónderidiculez
IClina propia clc los histriónicos comportamientos habituales de dichos personajes. Pero,
;itlciiiti.;, y aquí radica el proceso de mutacibn grotesca llevado a cabo por et protagonista de
In lhbulci. Iiambii Villaamil, otrora probo y entusiasta funcionario del Ministerio de
Haciend,~, pirticulariza su faceta profesional por el hecho de involucrarse profundamente
(lii clla, Iiasla el punto de haber llegado a concebir un plan general de reformas en la
Atlniinil;truii¿i~s,e ritiido en cuatro principios ideales sobre los que habría de basarse el
corrrslii Iuncioriarniento de los mecanismos adminislrativos de la recaudacibn. Conocedor
~iihiild cl tlinaniisnio Is~irocrtiricoq ue entorpece el buen fluir de las instituciones, Villaamil
proportc y I,tnzii a los cuatro vientos -sin reparar en lo progresivamente grotesco de su
reccpci¿h CSOS ciititro pilarcs que viencn a Funcionar, al comienzo de la novela, como
~icithlicoüsr yuctipos pllil0nicocobscsivos e inoperantes: "Podrh acertar0 no; -proponedon
~tarrihici n PI ca[rititloX XII-., prroqrie aquí hay algo, queaquí hay una idea, no puede dudarse
(...). Mi tritbdj~c onsta de (iiatro Memorias o tratados, que llevan su título para mas kcil
itilcli$crrrci;i, I'rirncr piinlo: Moralidxi (...). Segundo punto: Inconie tax (...). Tercer punto: O
Atlunrii~s(. ..); C'uiirto punto: uiiiticacibn de la deudzi", La transfiguríción de tales ideales en
m sii propiii ~iiricoliirti par6dica no podiü Iiaccrse esperar. A la salida de Viliaamil de dicha O E
l+t ; i~t i iui ,n o di! los l;ubiilrcrnos, el "dccpiadtido" y "tnaligno" Guillkn, convierre los nobles 2E [)rii~ciriievsi llnririiilcscos cn grosera nioneda de moIa y escarnio, haci&ndolos,p ues, bajar a E
la grci!;tiii y rorp(, rcalid~dd el irisensiblc f~incioriariüdo":- Aqiii he copiado los cualro punlos
5 coriforine los tieciri. Seriorci;, oro niolido (. . .). Vean, vean los cuatro títulos escritos uno bajo
t-l o m " . Y (11 iirirratlor s;incinriri así la escena: "jimtiidas las cuatro iniciales resultaba la :
~)al;ilmM lrlli. Ilii'i cxplosihn do carcajadas rcliimb0 en la oficina, ponibndola tan alegre E
coino si liicrra irn ~eaira"(C ap. XXII) a Al ciccir dc 1:raricicco Ayala, '"como en el autor del "Quijote" (...), tambikn en Galrlbs los
rrc)mbrm atriliiiirlos ti los personajes rcvclan con su ~nccrcldiimbrey su plasticidad la e
ci~ridicibrpi roirica de quieries los llevan", pudiendo materializarsedicha condición carnbian-tc
dv diversos y complernen~ariasr imeras: "puede darse cn la descripción de s u carActer
cfrecidri ~t o rel riarrador, puede aimplirse en Ici inrerpretacii~nd e este carácter yue otros
[iCrscri~;ilcsI iagrin, y puede ser obra.cle la mente ücülor?idii dcl personaje rtiisrno"'". Si @
tiplicariiris we s u t i l princi~)ioaicicritit~ifriac cional que nos ocupa, Iiabrcmoc deconvcnir que
cri su LXII l;tnguIí~r la cvalucibn psiqiiico-nominativa proviene dc la suma de los casos
rclkridos por Aydíi, pera acaba, u1 Iln, por concretarse eii el cercero: corno producto de la
"isciirc ;icalor;idaWc lcl personaje. Bn esle sentido, el narrador nos evidcricia con aplastante
iai~iilidiJnJ y pgisibn, !a:; p;so:; &dos yg: f$!!!uagi! e!? su pcgcrgc, y ~ g i , e! ~:]pj!li!~
aiitrriorrimLc aludido, se haoperado ya la metamorfosis del "tigre" enel "tigre maullcidor",
riiliciilo y criricat~iresco,h C~breriiodse asistir, en el resto de la trama y a partir de ese
rizciriicrilo, ul terrible proceso UC ciecauencia mcnrai ue viiiaainii, condu~icio Úc í'orinu
siinh6lica por Iü via de eslis siglas Iaticlicas que comparten sus ideales y $11 parodia.
E1 valor f'~incioriüdl el tirulo adquiere desdc csras ~iremisact,i na significacibn pec~rllar
(oinil pariihola tlcl drstin~di e Villaairiil. presa dc sii propio entorno (su I'arnilia "Miau" y su
triilr,i~criilc~iili, iit¿do,a l fin, ia11ibiCnc ri "M.I,AU."), pcro rariibiéridesu propiai~ersoiialidiid
iilrzL?i i g~~ .6l oii ~llr~xihl'rI~~.L Ie1o10 le Ilevar:~ :I cilrar sus sirerro rrlgl;ic: f1il ilri vrrtladcrn caos
de asociaciones nominales de caracter casi cabalístico (también en inversibn grotesca),
expresión seiiera de su trastorno psíquico que es, al mismo tiemppo, el logico Fluir de su
destino como tigre enjaulado y transformado en infeliz felino. Cuando, perdidas ya las
esperanzas en su anhelado nombramiento, descubre Villaarnil la burla de que ha sido objeto,
acudirá, por lo tanto, mentalmente a su caracterización ya sustantiva: "Uijome también que
con las inicialesde los titulosde mis ciiatroMemorias hacompuestoGuillenel mote de Miau
( ..). Yo lo acepto. Esa M, esa 1, esa A y esa U son, como el Inri, el letrero que le pusieran
a LTIS~Oen ia ciuz. .. ua que ine han crucificado entre iaarones, para que rotio sea ionipiem,
póngame sobre la cabeza esas cuatro letras en que se hace mofa y escarnio de mi gran riiisibn"
(Cap. XXXVI).
La evoliición de las letras sobre la personalidad del ya trastornado cesante no concluye,
empero, en ese instante, sino que irá adquiriendo tintes paulatinamente mas absurdos,
parejos a la enajenacibn creciente de su cerebro: en la conversacihn con Urbanico Cuciirbitas
clelCapitulo XXXVII*, como brochea la terribleescena domésticaen qireexplotan finalmente
los resortes intcrnos de sus descabalactas relaciones familiares, espeta al personajecon altiva
iyi iagiiJiiii~ujd igiiidilí: de San AiidiC~~ ~ u ~ i f i f ; aeUiiú á spua: " i v í ~ i j c i ~isu i a ~ ,ii iujeies
cobardes, ¿no sabbis que Morirnos ... Inmolados. .. Al.,. Ultxaje"; y en el capitulo XLAI,
inmerso ya en su i~ionblopoin terior enajenado, aduce la siguiente conclusión de su propia
historia: "Todos me Iian abantlonado, y por eso adopto el lema que anoche invente yque dice
literalmente: Muerte... Infamante.,. Al ... Universo"..,; todo ello para concluir, en la pigina
finalde la novela, y en el mismo instante que ejecuta su destino de suicida, con la concepción
del último de sus petlsamieatos: "¿Apostamos a que fallo el tiro? ¡Ay! Antipáticas "Miaus"
iCámo os vhis a reir de mí1 ... Ahara, aliora ...L a que no sale?"
Visto lo cual, se induce una raz6n determinante: si es Villaamil un personaje víctima de
su entorno social, en sudoblecon tenido de sociedad laboral y familiar, resulta no serlo mcnos
dc su propia identidad como individuo determinado por su historia personal, por sus
obsel>ioricsp drri~uidreys pur ~ U L ~ I ~ LrioLbCic~ pe ro lorpcen su wuacibn y en sus reiaciones,
con natural tendencia a la inonomania ... víctima, en suma, de un proceso interno que no es
sino la misma evolución de sus ideales como cifra y sello de su nominación personal
sustantiva.
Cabe entonces, una vez desmenuznda el alma del desventurado personaje, atraer el
mundo ilógico de Kafka como presunto contrapunto de subrepticias equivalencias, En sus
ya citados trabajos sobre el autor de "La meíainorfosis", incide Jorge Luis Borges en dos
aspectos esenciales que aerine de manera clara y rotunda: el motivo "de las infinitas
postergaciones" y, ligado a la virtud kafkiana dc crear "siLuaciones intolerables", la alusión
a las "instituciones atroces" que pueblan su obraI7. Sl aestos elementos superponemos, por
último, la convicción, a que arriba el no menos genial Ellas Canetti en su luminoso trabajo
ensayístico sobre la figura de Franz Kafka, de que "cl miedo ante la supreinacia del prójimo
es L I L~cm ü central En Kaf'ka"'" idea resulcanlc no s6la del examen de su obra literaria, sitio
IV CONGRESO Galdosiano
también del rastreo de sus propias experiencias biográficas (diarios y cartas) conservados
por su amigo, el tambikn cscritor MaxBrod, podremos diseiiar con mayor nitidez la exégesis
de la novela Galdosiana a la luz de una lectura kafkiana de la misma.
Pensemos, de entrada, en un texto como "La metamorfosis" (de 1912). Dos aspectos
sobresalen desde esta perspectiva contrapuntística y comparativa: en primer lugar, el mismo
hecho de tratarse, como objeto central de la fábula, de una mutación de rasgos Físicos
(Gregario Samsa convertido en un monstruoso y repugnante insecto), pero, sobre ello,
destaca una cuestión fundamental: la reacción de su Familia, que no dudará, al final de la
novela, en agredir al desdichado personaje, sino que incluso precipitará su destrucción
definilival''. En un texto citado por Eiías Canetti, confesaba KaFka su propia aversión a la
institución familiar por cuanto significaba de opresora y restrictiva en relación a su
hipocondríaca personalidad solitaria: "No puedo vivir con gente; odio incondicionalmenre a
todos mis parientes, rio por que sean nialas peisonas, sino sencillamente porque son quiencs "7
D
viven más cerca de mí". Asiinismo, conectada mediante el motivo de la "situación
intolerable", puede servirnos la alusión a la novela "El castillo" (1922) de referencia o
iluminadora, Recordemos, a este respecto, que la negativa a la pertinaz pretenslon de -= m
Villaamil para Formar parte de la nómina del funcionario público de Hacienda es, como la del O
E
agremensor IC. de entrar en el castillo, también infinita, yque el propio narrador nos describe -E
el edificio ministerial empleando los adjelivos "feud 1" y "carcelario" (cap XXI), metáfora -E
implícita de un castillo inaccesible, al que el pelsonaje acude con su "sostenida obstinación 3 espiritual" sin dejar por ello, eso sí, de profesar un verdaderamente destructivo "cariño a la S
mole colosal del Ministerio". -
0
m
Pero es, sin duda, la novela "E1 proceso" (escrito entre 19 14 y 19 I5), el texto que mhs O juego puede ofrecernos en cscc ensayo de i e~curb~ui igesitiiia: t m t e l iemü de :ci "iiifiiiii~ B
postergación" como el de las "instituciones atroces" comparlen indiscutible preeminencia en -
E el cotcjodeambas novelas. Comenzando por el segundo, no es preciso insistir en el magnífico -
a
documeiito de la sociedad moderna que es, entre otras muchas cosas: "El proceso". Según =l declara Walter Benjamín, en su conocida "iluminación" sobre Kafka, la característica =
n
predominanle del ciudadano del Estado moderno es la de saberse "entregado a un 3 inabarcablc aparato burocrático, cuyas funciones dirigen instancias no demasiado precisas O
para los órganos que las cumplen, cuanto menos para los que estan sujetos a e1las""La
nplicacibfi & este pdficipio r: !L, na:raw:, Ks%a es r, !CCPE revd&rn "ES evj&nt~
quc KaFka -teslimonia documentalmente Max Bcod- adquirió gran parte de su conocimien-lo
del mundo y de la vida y, adenihs, su escepticismo, por experiencias profesionales, en su
contacto con los obreros que vivían injus~amente y por el engranaje avasallador de su
empleo, esro cs, por la vida estacionaria de las actas"21L. os espacios narrativos selecciona-dos
por Kakfa cn "El proceso" dan cumplida cuenla dc estadimensión claustrofbbica de las
instiluciones sobre el trabajador en el mundo moderno: pensemos no sólo en las oficinas
bancarias, donde realiza Joscf K., protagonista del texto, sus actividades laborales, sino en
!vc de~p:;r!iic de !o$ aL"g?m rnnsiiliadns por la victima. en los negociados, en las
abruinadoras y Iaberínticas salas de los tribunales de Justicia, en la catedral e incluso en la
lr~ibit~ici0dne l piiitor'I'iiilorctli, adonde aciide Josef K. en busca de una imposible colabora-ción.
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IV CONGRESO GaldósIAIYO
"¿Córno7", preguntó K., apartó la cabeza hacia un lado y miró al pintor (. ..) "Todo pertenece
al tribunal". "Aún no me he dado cuenta de eso", dijo K. sin rodeos"23.
De esta manera, parece resultar que el único modo posible de zafarse de los "procesos"
viene a concretarse, para K., en el recurso de su propia condena. El resto de las soluciones
no son, en verdad, más que estCriles prolongaciones del asfixiante acoso. El proceso interno
llega, por lo tanto, al supremo grado de manifestación absorbente y demoledora, que, a su
vez, no es sino la final consecución de una única claridad: la de estar "metafisicamente"
perdido. Prueba de ello es el impresionante capituio 1X que, no arbitrariamente, se desarrolla
en la catedral, donde la voz de un anónimo sacerdote revela a Josef K,, en tono bíblico y
mosaico, su condición de "ser" culpable24. En opinión docta de Marthe Robert, "el auto de
Josef K. se vincula (...) al mismo tiempo, con lo judicial y lo patológico (...); y como además
ninguno de los dos senlidos corresponde a un objeto definido, nada permite saber si K. es
~ ~ i pe ehst!i ~~.n!' er!no; efi e! primer ruso, q& ~ r j m e&~ &!it~>;j r 3% U! segun&,
de clué naturaleza flsicao moral es la cnfer~nedad"S~í~rv.a nosesteargumento de puente para E
insistir en Iu tcctura kafkiana del proceso de Villaamil. Tambih es ésteobjeto y sujeto (como U
yci viriiusj de ui i puc.esu út: dos w d s ~ u n ~ p i e tw~ ~ ~caormi üo se:n ei caso cie josef K., m ignoramos asimismo las verdaderas causas que determinan legalmente la persistencia de O E
Villarmil en su condición de cesante (aplicado en "hora fatídica" y sin motivaciones claras, 2E segun nos dice el narrador en el capituloX1II), por m& quecartas, ruegos y recomendaciones E
intenten s~icarlod e ese eslado.
Las referencias del narrador al personaje en lo tocante a la adjetivación destacan este 3
inmutable principio de su historia: el "desgraciado", "perpetuo", "pobre", "atribulado",
"infeliz", "sul'rido" y "buen" cesante "infortunado". De modo similar, Villaamil comparte E
con ] I E ~K. !a dimnsibn i n m m n mem! de ese procern ~ l j c r i ? ! ~S.in emb-irgc, uqii! son
notables y signií'icallvas las difercncias: el narrador Galdosiano no pretende en ningún
mornenlo enmascarar la realidad de la depauperación mental de su personaje. Es m&, E
introduce rasgos explicativos (de signo naturalista) eii la misma. Estos pertenecen tanto al
bien definido carhcLer del sujeto analizado, cuanto a rasgos dependientes de su biografia
pasada o clcl propio decurso de la fábula. Así, pues, sabemos de Villaamil que posee una
personalidad marcada por la tendencia a la obsesión: cree tener enen~igoso culros en la @
Administración (cap IV) y se empeiia en aplicar un correctivo mental a sus aspiraciones,
basado en la imposicibn de un pesimismo falaz y enfermizo (cap, VI1 y otros),
En lo que respecta a su biagrafla, don Kam6n ya fue objeto de anteriores cesantías (cap,
XIlI), y su personalidadsufrióun Fttídico revks cuando muere, mcr~talmenlep erturbada, su
hija mayor, "quedhndose coma ruina lamentable, sin esperanza, sin ilusión ninguna de la
vida; y desde cnronces se le secó el cuerpo hasta momificarse". Pero será, en definitiva, el
detonme de un personaje de su entorno familiar quien modular4 los grados del proceso de
irdsiuriiu rllenidi eii Viiidmlii: bl: imtd dü V í ~ t uC~dC ic~isuy, eri~vd e duii ñdirión, seduciur
iinpenitente, el mas directoculpabledeldesequilibrio de su hija y ejemplo palmario dela total
ausencia de principios eticos como la vía m%s propicia para la supervivencia social y aun para
la ascensión, Cadalso, que Iia sido despedido de su anlerior empleo por prevaricación, presla
sus varoniles servicioc a damas ericunibradas e inlluyeniec en la políuca tiiadrileba para
conseguir u n ~ U C S L eO11 el propio Minislerio de Hacienda, cargo que, al cabo, cn iiivcrsión
BIBLIOTECA G ALDOSlANA
paralelisrica con su suegro, conseguirk no sin antes haberle p r ~ u d r ~ a diiot orimrritrs r ori
SUS escareeos y sus comentarios. Y es, precisamente, csre otra proceso de e~~rurnbr~~rizienro
iniiioral d que precipitara laclefencctracion mental tle Villalamil. cuando, con reco~iccrití~id.~
crueldad, su otra hija, Abelarda, "Miau" biirlüda por los Falacw arrrb,itsi; eirriorau;cas de
Cada!cn, nn!ifira a $ti y r l r ~rn I:I Ilqlecia di. Mnntwrat (corno cn la novela tic Kafkd. ectc
lieclio central transcurre en el interior de un recinto agrada) rl nnmhraniientode Victor rn
Iti Adrninistracibt~e conBmica de Madrid, Villaamil queda detinitivcimcnte corzstcrndo ~iiite
¡¿i ~ ri i i b i t :i iüdi i d~ ¡a5 &~üiiicCk¡i~iii~(i>c;lip , XXh). iGiirtiliriir, k3 ><iifiilií.i\jri, &K!d U
Kamdri por su amigo Cucúrbitas, de que su yerno inrorri~bal infliiyerttc Diputltdn accrcd dr
su ineptitud y su locura, remachade forma atroz el clavo de su desesprétciori El rorrieniarro
del narrador es, e n ese punto, explícito: "Esto amtm de rrastiarnarle. Ya la inrrisicrici&dr e. su
incansable porfia y la expresión de ansiedad clric ihan tonlanda sus ojo?; asustlaiba a sus
amigos" (Cap. XXXIII).
Las resoluciones de ambas novelas apriaii aun titi ultirrin vitirulo sectcio: el
aniquilamienlo. Eti ci caso de Villnarrill, cl suicidio supone una exprtrsifiri vcitrmiti y li\gicd
de su desdicha y trigica (pero tarnbi6rz irbnica) rxisleneia. slipme. cm wrri~i. Li Itbermriri
de un proceso que, de puro rtntnciticnrc. se carRa con I;ic tiritar; clcl ati~urdua,..~I"' ~ IMbi;e l
K., ser asesrnado significa lacorroboraciJri de Id C O I I C ~ ~ I ~ ~~~irCiiO~'Ia~'idOl iilptl~ r 1d05 prQeearr
de involucíacitm rnctaffsica. Una inxpiriicion cnrnun o c l l~ti iitilrtitmt~.r rrm &tnz$. leo,
Ultimas palabras profeudas por anibos jxrsorialec iriarc;iri tia dlia la emt:luoiiotr de oitii,
hisrarias, sino tünibikn las de sendas mmüs narrativii:i. "~CORIOu n perro!", prriticrr+x lm
ambages Josef K. "IJiies ... si...", descubre Villaarriil cn su deceso.
El acto de leer, pnr tanto. iinn nhr- de Firrililn rceEt sqetn a rniaterrnga4 P rnr+ifsjrttfm
posibilidades interpretativas. Leer a Galdirs cuando la titstoriri ya noir Ira p!rrnitido leer
KaFksi amplia insospechadamcntc la riqueza dc Inc tcxca galdtlainno~r. Es, sin duala, un
imp c i a i ? ~ií~r; ixi~sode c+ü:aie$ iü :,i;cn&ru, libciadü cfcl i ici f ip u~i v o c uy ;ific~;,
insobornable en niiesrra vida cotidiana y sucesiva. Y así, si scgdn decreta BorRes, el inico
hombre pcrfilable en las elaboraciones fictivas de K a k es "el Elurna domc?sticus can ]ticira)
y tan aleman-, ganoso ae un lugar, siquiera hUmiiciiSimia. en uri Ordcri cii;ilyuicr;i, ('ir cl
universo, en un ministerio, en un asilo de IunArirss. cn la ~Arcel"!', no nos rrsiil~~hor y crr
exceso violento considerar que don RarnOn Villaarnil, (wlviclado crr IU nsrriinu borgrsim dr
anteccdentcs de Kakka), aun can hispana y niadr~ledop, errcriccc ig~iiilnieiitr;i iasli t " i i i w , ~ i
especie del "horno ciornesricus", deseoso [le ~ i iOi rden perfecto en el pro!;rillrl I J C ~ V J I ~ S I
mundo dc la$ insiirucioncs contcmpnr~r~eet~xrsr,a njero en su trabalo y en si# hoyr,h q~iilr*x
que n c alcanza a la lcnta rortuga aclminictr¿itivi~y "prr6iirsor", m fin. alc rltr~t.; varinFi
criaturas de la liccibn Iiuiriana, taiiibil'ii vcii~irlasc n al absurdo tic su intiiiita p.cjstcrggiriesrr
IV CONGRESO Galdosiano
IJkrcz Galtlbs, Benito: MIAU. Labor, Barcelona, 1981 ( I d ed. 1973). Edición, prólogo y notas de
Robert 1. Weber. Vtasc tariibibn In edición de OBRAS COMIJLETAS del escritor canario en el v0lUmcn
11 de NOVELAS. Agiiilar, Madrid. 1970, a cargo de Federico Carlos Sáinz de Robles, págs. 983-1.110,
En cstc trribaio citar4 por la cdicionde Weber, quecontiene adcrnAs tiri valioso cotelo de los manuscritos
originalcs tlc la novela, actuíiliiicntc conservados en la Casa-Museo de Pkrez Galdbs en Las Palmas de
GrmCiinnrin, n~aniiscrilosq tic dancuenta del proccsodc rcdaccibnasi como dc las variaciones operadas
por cl autor en sii texto. Vid acstc respecto, el voliinicri moiigrAt'ico de WEBER, Robcrt J.: THE "MIAU"
MANUSCRIIT 01* RENI'I'O PEREí CALDOS. A CRlTlCAL STUDY. University of Calirornia Press,
Rerkcley anil Los Angelcs, 1 Y64.
" O ~ C O LViIlla~aSmi~l i s a "conilc" Figure. [lis obscssions make hlm, by tlie cnd, a rather tireseme
borc; Iiis iniportuiiity aiid his Iackadaisical ménagc are ~indigi~il'iccdv, en grotesquc; (...) biit he is
"niadc" al1 by his I'ellowmcii, who include the fcmale "miaus" ..." PARKEII, Alexander A,: Villaarnif,
trqqicvirirn arcornicfiilltrr7. En "Anales Galdosianos", año IV, 1969. Tlie University of Tcxas, Austin,
laexas; pags 13 23.
Vlara cl citado critico, la verdadera "tragedia" dcl personaje estriba en h contraposición esencial
cxistentc entre CSCIi iparieri~idy SII interioridad, de doride adquiere dirncrisi6n funcional la caracteriza-cibii
iigresca de Villaainil prestada por su autor: "Galdbs is alwayscíirerul to sct forth, clcarly te reasons
I'or tlie tlisparity bctwecii how Villaaniil appeats to be and what he is rcally thinking atid feeling"
SACKET'T, Theodor A,: I'/ieMearlN~$r~''MiuuA"n ales Galdosianos, aiio IV, 1969. The University oT
Texcis, Aiistiii, 'i'cxas, págs 25-38. Cila pags. 37 y 26, respectivaincnte.
Vid. a propósito de esta caractcr17aribii qiiasi-huntoclsiica dcl "liéroe" Galdosiano, el magistral
trabajo tic NIME'I'L. Michaei LWMOR IN GAL.DOS. New Maveri, Loridon, 1968.
"1.a burocriicii~s era. pucc, por ~ i nla do, mccanisino para entorpecer justas pretciisioiics, demora
v trainpa cii ci~icc aer& siti poder evitarlas rii comprenderlas, el Iiornbre comiin (.. .). Eri "Miau" el rnundo
es laoficiria,ambijiu»circ~~lodclocasyuaalb i t rara,y ala vcz, dcsde otroángulo, hmbitoautomatizado
y iriec~iriico"G. LIL.LON, Ricardo: Galdós, NOVELISTA MODERNO. Gredos, Madrid, 1073. Cap, La
Durocincia, ntwltlo ahslirrlo, phgs. 321-352. Cita phgs. 336 y 320, respectivaniente.
1:n 10 tocante a iris valorriciones de la novelistica Galdósiaiia a la luz del pensamiento literario
"iiiudcwio", vtiisc cl artictilo tic 'I'OKrE, Guillcrnio clc: e'i/~t~c(c:sclibri~drc~ Gi~a~/d~riis~. olr isiila, 11 ' 136,
1s lil IiJTiR, p,igs i 2 , tlaiiilc, tias glosiir clogi~s~irriciieicl "iedes~ubriiiiiciito"g aldosiano de Gir116ii
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j,;nils, L-it.!c,n ilminii el autor con la sigiiicnle afirriiíicion: -1.3s risiirrciciont's siielen sstrrevcnir en
2 p a s de estiaie. Cada 1iter;itiira espcrinicirta peribdic;iniente las suyas: hielville y Heriry Iiznic;
ciicntaneiitre 1asvcriasni~sfcrtilcsuItin1an1entealiinihradasP.e roericlciisodet;ald3sriose trata tanto
Qc iin 'rcdcsrubrimicnto~c omo de uria exploracióri [irir vez priniera. del cütcu y deriurici~d e p m j ~ s
antes inespioradus. Salo ahora comienza a verse qiic en la ancha y profurida exletisiirn de ski uiiiverss
riovelesso hav m b , infinitamente más, de lo que arites sc hahia creido".
-No me parececdsudl-dñdde Bcirgs-quc eiiariibas novelas (alude a "El pr@ccso"> "EI~iistill~"\
falten los capitulas intermedios: iainbién en la paradoja de Zeiibn faltan los puntos infinitos que dehcii
recorrer ,4iiiies y la tortuga" BORGES. Iorge Liiis: Frmnh'q%a. Biogrufliisint&irrz. 1.a Xnciiin, Biieriiis
Aircs, 29-S-1.37. Recogido en TEXTOS CAUTIVOS. Tiisqiiets Editores. Barcelona. 1986, p i p . 182.
183. .\cerca de esto vinciilacion tebrica. vease el articulo de tV;\NCOT, Lcopoldo: Horgesy Kgzcr. Rcv.
Indice. n= 170; 1963. pag. 7.
K4FK.4. Franz: EL RUITRE. Siruela, htadrid, 1087. Prólogo de Jorge Liiis Borges, p j p . 9-14,
BORGES, lorge 1.iiis h'@n -v sus precurs~ws. Eii OTMS INQUISICIO?;ES j lY52). PROS,\
COMPLET.4, Vd 11. Bruguera, Barcelona, 1980: pags. 226-228.
" Cfr: '...el fragmentario Quijote de Menard es nias sutil que el de Ccrvantes. Esre. de uri mudo
burdo. opone a las ficciones caballerescas la pobre realidad provinciana de su pais: hlcriard elige como
'realidad" la tierra de Carmen durante el siglo de Lcpanto y de Lop. (...). El texto de Cenmres y el de
Alcnard son verdaderamente identicos. pero el segundo es casi infinitamente más rico" BORGES. lorge
Luis: PierreMmard, aull?rde/ *Q'~liijoree"n FlCCIOSEc (1944). PROSA COMPLE1;4. vol. 1. Bnigiera.
Barcelona. 1980. pags. 425-433.
1' WEBER. Rohert J.: fnlroducci~ína la edición critica de MlAU. Opf1.7 cit pag. 8. Cfr: 'Villriamil
calló. Tiempo haciaqueestaba resignadoaquc su seíiora llevaselos pantalones. Erayaachaqiieantigio
que cunndo Pura almbn el gallo bajase 61 la cal?eza. fiando al silencio la armonia rri~trimoniai". (Cap. Sil\,
$.41NZ DE ROBLES. Federico Carlos: illom Preliniinur a hIIAU, en la edicion citada de Obras
Completas,,pag. 983.
t3 La perspectiva critica de Baqiiero parece abonar. por tanto. la consideraciOn evolutiva de
~illaamila.l proponer, casi como principio tcbricogeneralque "en laohra narrativaGaldosianaahundnn
1m personajes caracterizados por lo cambiante y movedizo de sus actitudes. Y suele ser precisamente
esa capacidad de mutacibn laqtie, al evitar a tales personajes cualquier rasgo de rigidez o petrificaci5n.
les comunica un convincente aire de humana verdad". BAQLIERO GOY.lNES. Marianu: La "prrspectiii?
cambiante"en Gald6s. HOMEKAJE A JOAQIJIN CASALDLTERO. CRlTiCA Y POESIA. Grcdos. 5latlrid.
1971, pi@. 71.83.
l4 'Llssecpañolrs. qiicengeneral rechazaron todogénerode materialismocientifico. recibieron can
IB brazos abiertos una psicoiogia que abria paso a un idcaiisrno ñio~6fic0i ...P)or .io qlle respecta a
PLirezGald6s. paranosotrw Wundt tieneun interésmayorquelossistemasde otros notables psic5logc.s-filos6ficos
eiiropeos, como Spencer y Taine". EOFF, Sherman H.: EL PENS.WIENT0 MODERNO Y L.4
KUVELA ~sp~%f iüSie.i.x~-.B arrai, Barceioiia. i 903. Cap. La deficuci~iíri~t. i,ur~xewLL WX iet~irñ.i .tii¿u
Pir~íG' ald~jsp, ags. 125.151. Cita pag. 127.
'Xfr: "Y se hirron lastres"h2iaus". dejandoaVillaamilconsu nietosus funebrcssoledades". ,Cap.
;m)"
I f AYAL\, Francisco: La creaciiin clrl p~rsonajE c7n Gakiids. HOMEN..\IE A LA MEMOR1.i DE D.
ANTONIO RODRIGVEZ-M~~~;~1I9X1O0.- 1070. Castalía. Madrid. 1975. p&g . 81-9 1. Cita pág. 87.
j : ....--.-- nvnur;J, ji~igc Luis: N-6t"sfi ri KhFiGi. Fiiinz: CL, L"Uü:TRE. v^,ü¿<.S. ~:f., $$s. :2-:>.
C.\SElTI. Elias: EL OTRO PROCESO DE K.lFKA. Alianza. Sladrid. 1973. pág. 61 y SS.
'- Foco antes de qiiedar defiiiitiwmente enclaustrado. ha de esriicfiar Gregario Sanm rstr:
---1--..-.- . J . . - . . L ..-.-- m. -.?m m.,-: ..,.,...,......,.., i 1, r",L,'>"1 .1 ,',";,-? ,"m,4;,. L12i!Te& s!.?c:,!: +!< ~i"iiuiirGi,iv'ir.; iU , ,Li i i i<i i i<i . La t . LCL I * \ . .,I<L -1% .L..,,. \... L._... L I C . L.. L.<. I1.11.I..
IV CONGRESO GaldósWYO
proclircs desecliar la idea de que se trata de Gregorio. El haberlo creido durante tanto tiempo es, en
rcülidüd. el origen dc nilcstra desgracia. &dmo puedc ser esto Gregorio'? Si tal fuese, ya hace tiempo
rliic Iiiibicrs conipreiitlido que nocs posible que tinos scres humanos vivan encomunidad con semejante
bicho (...)" KAFKA, Frariz: LAMETAMORFOSIS. Revista de Occidente, Madrid, 1965, phg. 93. En un
curioso doctirncrito tlcl autor, una carta a la editorial Kurt WolFf, donde aconseja acerca de la portada
iiihs apropiada prira la edición de csta novela, se rebela contra el proyecraclo dibujo-portada del insecto,
y aiiridc CStii ~igiiifi~iitivtpzr opuesta: "Si yo mismo pudiera proponer algún tema para la ilustración,
tbc;to~critaei iias conio: los padres y cl apoderado ante la puerta cerrada, o mejor todavía: los padres y
la Iicrniari,~t! ri la h;tbitaci011 I'ucrtementc iluminada, mientras la puerta hacia el sonibrio cuarto se
c~rlcot~iltriidl) icrtri". KAFKA, Friiii~:E SCRITOS SOBRE SUS ESCRITOS Anagiania, Barcelona, 1983.
(('cirtii tlrl rstritor a la ciiitorial Ktirt Woll'f, Fechada cn Praga el 25 dc Abiil de 1915). P9g. 64.
IENjAMIN, Wnlter: I)LX ili~rnitrcrcioncs sobre Kufiu Eri ILUMINACIONES l. Taunis, Madrid,
1971, [)a,@. 1 9 w 2 l . Cita pLig. 204.
"('Li~iitiil«sr~iccrosldacs noveles "1:l proceso" y "El c~stillo"d eben suatmósfera realista al medio
tiir~hic~ittlecl "Instituto dc scguro~".R ROLi, Mdx. FRANZ KAFKA. Alianza, Madrid, 1982, p8g. 84.
.'! KAI'KA, 1:iíinz: 1;l. I'ROCIISO Chtcdca, Madrid, 1989 Cap. 1, pdgs. 65 y 75
:' //~lfIf~lc~i1lp, VI!. [X'I~ 203,
"Cjc l c coiisitlcra ~iilpoblc.'l'üIv ez tu proceso riosiilga riurica de iin tribunal irferior. Dc monicnto,
tiii~iilp;isccoii~iidcrpí1ro botl,~"" Pcro yo nosoy c~ilpiibI~di~jo', K ., "csuncrror. $omoplicdeuna persona
:,(Ir ~~ii111~11AWq?u i totlos soiiios personas. tanto los unos conio los otros". "Eso e s cierto", dijo el
w~i~r ( lot'o' p, ~ r ~ i lSbLIlC ICII Iiiiblai 10s CLI I~D~IKCASF"K. A, Fraiiz. EI..IIROCCSO.Ed~cc it., Cap. IX, phgs.
?50 :?(lo,
"' íWlII:[l'T'. Mürtllc: FRANZ KAFKA O 1.A SOI.EDAD. Fondo de Ciilt~iraE cni~brnicaM bxico, 1982,
11ngs. %;S4 233. Vid, imI)lrri cl volunien de Id niisrria dutora: ROBERT, Mrirtiic: ACERCA DE KAFKA.
Ac'1:IKA 111: f:l<lillD. Aiiiigraina, titirccloii~i, 1980.
fi Acrrc.,~d cl siilcidio tic1 [~crsotiaicg aldosiatto, vid. elartic~ilodeMII.I,CR,S teptieri: ViIIiwni!!cuicide:
iwrron, t.l~ac~trcrundmativarioriinMI/IAffn. ale~GdldosiaiiosE. xcnio. CabiidoInsulürdeGran Canaria.
i ~ i t ,M, ~t iscc? Pl'rcz G;ild¿i~.A no XIV, 1074, pAgs 8346: y PAOLJNI, GILBCRTO: AN ASPECT OF
lil'lI¿I'I'IlAI,IS'SICNA'SIJRAL,1SM IN TIII': NOVCLSOF Bl;Nl'l'O I)EEii~%GALDOCSM: ARITY. Las Ainkricüs
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