IV CONGRESO WDOSIANO
ANGELA GRASSI FRENTE A Galdós
IRigo Sánchez Llama
E n est a ponencia tratare de desarrollar un
estudio de literatura comparada en el que se contrastará la producción narrativa de Angela
Grassi (1826-1883) con la de Benito Pérez Galdós (1843-1920) con el fin de mostrar las
diferencias entre una corriente de la novelistica isabelina y la novela realista que surgey se
consolida tras la revolución de 1868. El estudio se centrara tanto en aspectos sociológicos
como en recursos estilísticos, haciéndose referencia al contexto político, ideológico, econó-mico
y literario de ambos autores.
i. La España de Isabel Ily la Restauración
La España de Isabel 11 (periodo en el que se podría enmarcar la producción narrativa de
Angela Grassi, a pesar de su prolongación en la década de los setenta) políticamente estuvo
condicionada por lo que Raymond Carr denomina "parlamentarismo pretoriano", hechoque
supuso una creciente influencia de los generales en los "negocios públicos", especialmente
Espartero -representante de los progresistas- y Narváez -líder de los moderados-, con un
claro influjo de estos últimos. Lo que se conoce como moderantismo -actitud política que
supone un inequívoco compromisoy entendimiento entre la incipiente burguesíay las clases
dirigentes del Antiguo Régimen1 -fue la tónica que marcó este reinado. salvo algunos
"paréntesis" progresistas,
Con la Restauración -después del lapso republicano- se producirá una alternancia
pacifica entre liberales y conservadores, favorecida por un sistema electoral básicamente
caciquil y nada representativo, que, para Raymond Carr, tendría como apoyo "el pucherazo,
la resurrección de los muertos en las listas de votantes, el soborno y la intimidación"'. Todos
estos mecanismos tendrían como objetivo la estabilización del país, que no pasó de ser
superficial y aparente como se vi6 a partir de 1898.
Al mismo tiempo se observa en ambas épocas -en la etapa isabelina a partir de 1856-
un relativo desarrollo económico Favorecido por la mejora de las comunicaciones (se produce
BIBLIOTECA GaldósIAPIA
el boom de los ferrocarriles) y la presencia de capital extranjero, en gran parte trances, cuya
consecuencia más inmediata será el nacimiento de bancos y sociedades anónimas.
Sin embargo, este crecimiento económico estuvo viciado salvo en el caso excepcional de
Cataluña -desde el primer momento por el escaso espíritu capitalista de la clase dirigente
que, para Aranguren, prefirió obtener beneficios, más por la especulación que por la creación
dc riqueza, sin necesidad de "arriesgarse" demasiado3.
EI capitalismo existente, por tanto, será un capitalismo fundamentado en el tráfico de
influencias, la corrupción administrativa y el desarrollo de ciertos "negocios" logrados por
el favor del Gobierno de turno -moderados, pioglesistas o miembros de Unión Liberal,
en la época de Isabel 11, o liberales y conservadores en los tiempos de la Restauración-
. Evidentemente, este modelo poco tenía que ver con el capitalismo británico y holandésque
invertía los beneficios económicos en mejorar las estructuras industriales y en avances
tecnológicos. En nuestro país el flujo comercial sera meramente simbólico por ceñirse
únicamente al ámbito especulativo.
En lo que se refiere a la religiosidad de la época, Aranguren señala la superficialidad de
una religión "vivida comogesto retórico, como apologética, como defensa de los Estados
Pontificios ... mucho más como una actitud pública que como una auténtica disposición
espiritualu4.
El estilo isabelino, profundamente hipócrita, sentará las bases de lo que tradicionalmente
se conoce como "moral burguesa del xix" cuyos rasgos fundamentales, para Aranguren,
serían "la previsión, el ahorro, la virtud del orden, la pulcritud y la limpieza, la seriedad, la
"honradez" en los tratos comerciales y el "buen nombre", es decir, la respetabiIidad"5.
Esta mentalidad se consolidará a partir de 1889, fecha en la que se promulga el código
Civil que, para Miguel Martínez Cuadrado, "aparte de ignorar o postergar a segundo ranga
la condición femenina, contempla preferentemente a la familia burguesa y propietaria de
bienes muebles e inmuebles"~.
Sin embargo, estos planteamientos tenían sus detractores y algunos, como Concepción
Arenal. denunicarán la trampa, e incluso el fraude, favorecida por esta doble moral:
"Un hombre puede ser mil veces infame, y con tal que lo sea con mujeres, pasará por
c ahñl lm; p i i ~ d ese r vil. y gnzar fama de dignn; p ~ d seer rr1.1~1,s i n qi.1~I i tengan por
malou7.
Por el contrario, en el caso de que la mujer fuera la que tuviese una vida que se saliera
de los cauces de lo socialmente admitido, era descalificada en todos los niveles. En la Galería
Universalde BiograJasy Retratos (1867) el autor -al referirse a George Sand- se vé en la
~"vligacitdiie ¿oiiientai iiis d u d a exisieiites subit: su sexo así como sus pésimas costunibres
(fumar y illevar bigote!), antes de analizar su obra literarian.
También resulta significativa la misma condena que se hace sobre Gertnidis Gómez de
Avellanedadesde la Galería Universala la que se niega el titulo de "poetisa" por su "elevado
tono y sus acentos valientes ... impropios de su sexo"').
Además en esta sociedad se producen grandes contrastes sociales entre las clases más
desfa~ocecidaseconóniicainente y lo que se suele designar como "oligarquía" cuyo csponen-
IV CONGRESO Galdosiano
te mas significativo será el desarrollo de lo que lordi Nada1 denoiitina "enfermedades sociales
típicas":
"La iriesistencia. o la ineficacia. de la acriiacion publica que ayude ,I combattrlas,
contribuye a retorzar el caracter discriminador que las distingue La rnteciibn hace
estragos entre las clases bajas y dep bastante incdumes s los nuclros pnv~legiados"~:.
La respuesta de las clases dirigentes a esta situacibn será una caridad basrantt. limitada
que se nutrirá sobre todo de las aportaciones particulares. En ecra k p m se entiende por
ciertos sectores que el Estado no debe intervenir. siendo nias aconseiable la aprtacion
individual de particulares. Debido aeste planteamientose favorecib una caridad que, a iuicio
&Ili.rgarita Ne!i(~n.! nac qi'r er?fIra!p u&!n, ,ru$e,~~i,&&p,bh!a~p,r ~\-echafi&se&
necesidades; seria una caridad, confundida con la religión, que escluiria a 1i.s que no
suscribieron la moral catdica".
Icinülmeim, p d í k te:minarsc cjtc müdia hniicndü refeiclidñ a ia siiüaiióri de ia miijrr
en España. Independientemente de la pobreza de los conocimientos que se consideraba que
podían ser asimilados por la mujer -bordado, ciertas nociones de piano y frances-todo ello
iba enfocado a lo que Alicia Andreu considera 'modelo de mujer virtuosa" cuyos rasgos
fundamentales serían "fe, huniildad, castidad ... capacidad de amar... abnegacibn y sacrifi-cio"'?.
Sin embargo, cambien sobre este aspecto podria resaltarse la 'vm discurdante" de
Concepción Arenal que denunció un sistema educativo que sdo perrnitia a la mujer trabajar
corno maestra de niñas, telegrafista. telefonista o estanqueraií.
Enultima instancia nos encontraríamos con una sociedad que, segun.\ranguren, tendria
como aspiración "el bienestar creciente de unos pocos, obtenido mediante habilidades,
componendas o especulaciones y negocios: el mantenimiento a toda costa del orden
establecido ... un tremendo escepticisnio y una indiferencia total por el pueblo" '+.
f i i iii I ~ L Ls c L L ~ ~ Cii ~'tC. ü i a ~ ~SUi ,ü bia ntiiiiiii~áp odría cüiisiiiciiiise iiihiariñ dc 1á
prodric~iorir iovelistica de Fernán Caballero entendiendo sus novelas coino una "admiraciirn
contra cl nial del siglo. contra la hidra de la anarquía, defendiendo n ultranza la ciipersti-ciun
... los priv~legiose íroriales ...y la fe ciega en laortodoxia religiosa ysot~aclo n un franco
rechazo a las fuerzas derriocrríticas y progresista^"^" Seria un tipo de novela claramente
influida por la niornl tradicional católica.
Las novelas de A. Grassi encajan dentro de lo que hasido denominado por Alicia Andrrii
"literatura de consumo", nianifestación literaria que se inicia en los años cuarenta. cuyo
objetivo seria el de "servir como manual moral a favor del sratiis-rp inipmnrt." '. Dentr~3
de esta corriente, se la podria relacionar con aurores conlo Rafael del Castillo. ,+laniid
Fernández y i;onz3lez, Luis del \'al y F t h Escnii'li: jtriito con aritcrzs ZLWIL? .\laria del Fildr
Sinues y Faiistinn Shcz ¿le hlelgnr -.
Además nuestra autora, generacionalmente, podría ser incluida dentro del grupo de
mujeres que empiezan a escribir desde la década de 1840; una de las características de estas
escritores, para Marina Mayoral, fue la necesidad de formar una hermandad espiritual al ser
"objeto unas veces de burla y otras de escándalo o desdén"18.
En cualquiera de los casos, aunque este tipo de literatura tuviese aceptación
difundiendo una serie de valores y manifestando unos rasgos estiíísticos propios,
ya en 1859 había escritores como Rosalía de Castro que ironizaban sobre este
"gran avance":
"se nos hace el regalo de creer que podemos escribir algunos libros, porque hoy ... hemos
recogido estas migajas de libertad al pie de la mesa del rico, que se llama siglo xrx ... [sin
embargo] cofiavia 1," Irs Cs pciiiiitidü a !a3 ixijcrrs esc:!bi: !o que sie~te:: != q ~ i m -
saben"I9. E
"
iodos y cada uno de iub IGLUISÜS que üii:izS TiüCjtiCi 8 ü t ~er~~t d na! serxia bc üi,,
"causa gloriosa": la difusión de una utopía conservadora que se acerca peligrosamente a los
- m
O
postulados carlistas: "lograr que lo antiguo vuelva a ser moderno". P
2 Angela Grassi representa un modelo narrativo trasnocnacio y anacrónico, inciuso para
su época, que se acabó viendo superado por la novela que surge tras la "Gloriosa"; sería una
narrativa que un crítico tan poco sospechoso de "izquierdismo" como Menéndez Pelayo no 5
duró en encuadrar dentro de las "ñoñeces y monstruosidades": O-m
"Confundieron lo popular con lo vulgar y lo moral con lo casero. creándose así una O
literatura neciamente candorosa, falsa en su fondo y en SU forma y que sólo lascriaturas
de corta edad podían gustar sin embargo''2o. n
E
m
Para Ferreras, Galdós podría situarse dentro de la generación de 1868 formada por "un 2
n
grupo de novelistas españoles que publicaron sus obras entre la revolución de Septiembre n
& ibóo ia yiuiliüiga,-i¿ii C6digG Civil di :889"" c i f i q~ccs cv;dci;tc qi;c Dufi Eenitv 2
siguió publicando después de esta última fecha. O
La característica fundamental de este tipo de novela es el realismo que entiende, según
Andrés Amorós, la novela como una "pintura de la vida y de las costumbres, tomada de ¡a
realidad y de la época en que se escribe, limita lo fantástico; ambienta en época contempo-ránea
Y con realismo; utiliza el lenguaje cotidiano; busca lo verosímil, lo posible y pretende
dar ilusión de realidad"22. De todas formas en Galdós, aunque nunca se apartó del
realismo, se observan ciertos rasgos "fantásticos y sorprendentes" a los que luego
me referiré.
La actitud de Galdós en el plano ideológico vendrá condicionada por su confianza en la
burguesía -a pesar de la decepción posterior- y su influencia por el krausismo entendido
como talante cuyos rasgos fundamentales serían la entrega moral, la magnanimidad y el
altruismoz3. Al mismo tiempo los krausistas pretendían una regeneración de la mujer,
aunque dentro de ciertos límites, por lo menos en el caso de Galdós, como se verá mas
adelante.
IV CONGRESO CYZLDOSWYO
Ilj. Aspectos socio/hgicos
A) Oposición Campo-Ciudad
El enfoque que hacen ambos autores es completamenre distinto. En el caso de Galdós,
aunque satirizara en sus novelas los comportamientos de cierta clase sacia1 "residente" en
Madrid, hay una valoración positiva de la ciudad, encarnada en este caso por Madrid, frente
a las pequeñas ciudades provincianas -Orbajosa,Ficóbriga-caracterizadas por su intoleran-cia,
fanatismo, mezquindad o hipocresía.
Sin embargo, en el caso de Angela Grassi el planteamiento difiere absolutamente. En
ninguna de sus novelas hay una valoración positiva de Madrid, caracterizándose siempre
como una especie de Babel corrompida, refugio de malechores:
"Circe engañosa que atrae a los incautos con la dulzura de sucanto, para darles muerte
después en sus centros misteriosos"24.
Evidentemente, dentro de esta concepción la "provincia" aparecería a los ojos de nuestra
autora como un dcpósito espiritual donde sc refugiarían todas las virtudes que el pueblo
español estaba perdiendo por el contagio extranjero.
B) Condena del lujo
Este quizás fue el Único tema en el que ambos autores coincidieron -aunque con algunas
matizaciones-.
Galdós será inmisericorde con todos aquellos que despilfarran su fortuna en "vivir de la
suposición" con el único objetivo de mantener unestilo devida absolutamente impresentable;
en una de sus novelas, Lo prohibido (1884-1885), nos desvela los motivos ocultos de Eloisa
al referirnos su actitud:
";Se gastaba tontamentesu caudal, aparentando un bienestar que no poseía, ostentan-do
un lujo prestado y mentiroso! iY tcdo por no tener una corte de aduladores y
parásitosl ¡Comedia. o mejor. arisfocr(itico sainete!"=.
Toda esta parafernalia puede degenerar en patetismo cuando sea desarrollada por
personas carentes de fortuna en cuyo caso esta actitud se convertirá en 'un exquisito arte
de disimular la indigencian2b que puede llegar a destruir física y espiritualmente a sus
personajes: los apaños y manejos de la viuda de García Grande en elAmigo Manso (1882)
y La de Bnigas (1884), o la degeneración de Rosalía Pipaón Tormento (1884)yLa de
Bringas" y los Marqueses de Tellería -sobre todo el caso del aristócrata Polito- hablan por
si solos.
Este debió ser un tema que preocupó a todos los escritores de la época pues enuna escena
costumbrista de Pereda también se ridiculiza los hábitos y comportan~ientos de los
advenedizos enriquecidos rápidamente que pretenden pasar por gente distinguida:
BIBLIOTECA GaldósIAM
"categoria inventada en estos tiempos democráticos para colocar en ella todo lo que no
es vulgo, sin ser aristocracia, no por la sangre, sino por el airenz7.
En el caso de hngela Grassi también hay una clara condena. En una de sus novelas, E/
lujo (1865), se hace una afirmación que podía haber sido suscrita por el propio Galdós:
"Casas hay, en donde amos y criados ayunan todas las semanas para comprar las velas
que alumbren la tertulia dominguera, y las hay en donde unos y otros duermen sobre
un jergón sin sábanas. mientras la sala está puesta con gran lujo"2s.
También se condena la presencia de "calaveras y gorristas" que pululan por los
amhipnt~cd: ~minadocp: r e l "lujo asiático" y e! mlundo de cocineros parácitnr y ect&dore::
-se observa tanto en El Lujo corno en Lo prohibido-. Incluso en ambos autores los
personajes más corrompidos, en un momento de lucidez, se dan cuenta de su trayectoria y
lamentan el extremo al que han llegado: Joaquín Pez -La desheredada (IBBíj- reconoce
que su degeneración es consecuencia de la mala educación recibidaz9; Gervasio y Teresa en
Ellujo también son conscientes de que su delirio despilfarrador les ha conducido al "abismo
espantoso de la ruina y la deshonra"J0.
En lo que difieren radicalmente es en la lectura que hacen de este fenómeno: para Galdós,
este comportamiento no es sano en la medida que impide el desarrollo de una burguesía que
invierta y genere riqueza, como podía hacer la burguesía holandesa con su "sentimientovivo
de la localidad y de la familia, su vivir práctico y morigerado ... y su devoción por la familia
del trabajo"". Así precisamente su deseo de que la clase media ocupe el lugar que le
corresponde, lo que le lleva a combatir esta corrupción favorecida por el lujo y el gusto a vivir
a costa del Estadox2.
En el caso de Angela Grassi esta condena se enmarcaría dentro de los "males del sizlnn.
Probablemente anuestra autora lo que más le molestaría seria el hecho de que determinados
sectores sociales tuviesen la osadia y el atrevimiento de reproducir comportamientos de
clases superiores, lo que uno de sus personajes llama el juego del ¿sabes tú?33. Para la autora
de Alcamiho de ladicha (1866), toda esta degeneración iría más con la implantación de la
democracia cuyas máximas consecuencias serían la corrupcióngeneralizada, el resentimien-to
socia! y e! es:ab!e&miefi:o di la iafidad públicn3d,
Sin embargo, Angela Grassi no es tan severa si estas aficiones son llevadas a cabo por
ciertos grupos sociales: en el caso de que una dama se adorne en su tocador, para ir a un baile
o al teatro, no debernosdejar de dudar por un solo instante que está pensando en una familia
a la que ha socorridoj5.
C) Crítica social
En el caso de Galdós se puede observar una clara identificación con la clase media a la
que considerará en 1870 piedra angular de su modelo de sociedad:
"Esa clastrs la que det~rniinae l nioviniiento politico, la que adniinistra, la que eiiseña.
In qiir disiutr. Iri queda al niundo losfiiarides inno\adores y losgrarides libertinos. los
aitibiciosos de gnio y las ridículas vanidades,.. posee la clave de los intereses ... dar
origen en las relaciones humanas a tantos dramas y tan raras peripecias"".
Precisamente, lo que más crispara a nuestro autor es la degradación de una clase media
que aspira a "colocarse" en una oficina gubernamental, que medra mediante negocios ilicitos
o que desarrolla unos comportamientos que no puede mantener moral ni económicamente.
Sin embargo, esta relación, tan coriflictiva g con tantos matices, no le impedirá
identificarse con las clases más desfavorecidas económicamente. De hecho, en La deshere-dada
(1881), cuando se relata la captura del hermano de Isidora, asistimos a una genial
ridiculización del sistema de caridad pública de su época: se pone de manifiesto la
incompetencia de una clase dirigente que sólo sabe escribir expedientes y hacer declaracio-nes
retóricas; Don Benito remataeste ascenso aludiendo a las consecuencias de la detención:
"se Formaron juntas, se nombraron comisiones. las cuales a su vez parieron diversas
especies de subcomisiones ... tanta actividad. tantacharla, tanto proyecto de escuela ...
fueron cayendo en el olvido.. . El juguete nuevo de aquellos dias fue un proyecto urbano
más práctico ... Ocuparonse de él juntas y comisiones las cuales trabajaron también y
con tanto espiritu de realidad, que al poco tiempo se alz h... la nueva plaza de toros"".
Esta misma actitud se observa en ElamigoMumo (1882) cuando un puñado de políticos
sin escrúpulos, poetas mediocres y demás ralea fundan una fantasmagórica Sociedad
GeneraiparaSocorro de loslnvúlidosde lalndustriacuya única función consiste en elaborar
discursitos, de pésimo estilo, por cierto38.
Antes de que termine el siglo, en 1897, constatará con escepticismo la descomposición
de su sociedad:
"Las disgresiones de lavida política son el eco más próximo deeste terriblernmpnnfilm
que suena de un extremo a otro del ejército social, como vozde pánico que clama a la
desbandada"jY.
Sin embargo, en Angela Grassi se observa la actitud contraria: toda su obra no deja de
ser un recetario en el que aconsejan modelos de comportamiento presuntamente caritativos.
Sus novelas nos podrían indicar la imagen que una clase social, con un marcado optimismo,
quiere tener de si misma. Nos pide comprensión paralos ricos y llegaadesarrollar peregrinas
afirmaciones sobre su comportamiento, poniendo como ejemplo el mismísimo Jesucristo:
" [dió ejemplo a los ricos] bajando del cielo vestido de luz y coronado de estrelllas, para
consolar al triste y redimir al cautivo"?
Por otra parte, para la directora del Correo de la moda, deben ser los particulares los que
asuman unas Funciones que en realidaddeberían ser desempeñadas par el Estado-precisanien-te,
uno de sus temores es que se implante un sistema de caridad pública.
Obsewando su novelistica se puede deducir que nuestra autora está aterrorizada por el
salvajismo del proletariado -al que considera proclive al vicio en lugar de preguntarse por
1_1 RIRLIOTFCA Galdosiana
qué se comporta de esa forma- y propone como alternativa a las "vanas y ridículas utopías
de los modernos pensadores" una solución bastante pintoresca que consistiría en proporcio-nar
a los obreros formación espiritual (los premios mensuales a la virtud indudablemente
ayudarían a este propósito) y también pan material; quizás para descarga1 su conciencia
aconseja a las damas piadosas paciencia por si los "ingratos" no agradecieron sus mercedes
y recomienda que se les pague puntualmente el salario -en el caso de que no pudiera ser así,
aconseja resignación-; por supuesto, si el obrero es bueno, ahorrador y virtuoso podrá salir
del apuro. En cualquiera de los casos, nos remite al mundo celestial pues entiende que es allí
donde se deben solucionar estos problemas.
Aunque en sus novelas aparezcan personajes que se podrian encuadrar dentro de lo que
entendemos por "clase median no se observa ciertamente una identificación con este grupo
social al que se limita a compadecer, halagar y aconsejar alternativamente: esto se observa
en El bálsamo de las penas (1863) cuando se refiere a un personaje de este grupo social:
E
"bciL iti.v-i-itiv.~ibniihvi~iinuurovJri n.rnyiiuniririrn..nr. nrgcn prrc .t-i c.i icn~nT1:iT-oI entre~lg himn ~ I I IPP ~ I I P T I P travar
O
o--
y la cúspide inal~anzable"~'. O m
E
Por todo lo dicho anteriormente se puede deducir que la preocupación social de Angela E
2
Grassi es inexistente -en el caso de existir, su dimensión sería minúscula y simbólica- E
limitándose a elaborar manuales sobre "cómo se debe ser" y "qué lugar se debe ocupar". ,
D) Denuncia de la corrupción políhba
En Galdós son continuas las referencias a los políticos trepadores que, aprovechándose 6
de sus influencias y amistades, consiguen la concesión de ciertos negocios. Entre muchos,
podrian mencionarse los componentes de la saga de los Pez cuya voracidad resulta E
fascinante, todo este "tinglado" se apoya básicamente en las recomendaciones:
"La recomendación es entre nosotros una Segunda Providencia ... Por ella se puede
llegar a cumbres altísimas; por ella se abren los caminos que hallan cerrados el trabalo @
y el talento ... debemos al favoritismo esa forma gubernamental que se nombra la
rec~mendación"~~.
También podrian ponerse como ejemplo la irresistible ascensión de Víctor en Miau
(1889) -parafraseando a Flaubert, nos encontraríamos ante el triunfo de la estupidez-o la
buena posición de un elemento tan imprescindible como Sánchez Botín.
Lo que resulta bastante curioso es que algunos personajes de Galdós, enriquecidos por
procedimientos poco ortodoxos, sean utilizados como "portavoces" de esta denuncia. No
deja de ser en cierta Formaunguiño del autor que alguien como elMarqués de Fúcar cuestione
la legalidad de ciertos procedimientos empleados en la elaboración del chocolate, cuando se
nos sugiere que él se ha enriquecido "envenenando" a los consumidores con tabaco de
pésima calidad43.
En este sentido Galdós enlazaría con Clarín que denunció la putrefacción de un sistema viciado
y favorecido por una cornipción endémica al referirse al candidato de un partido político:
"personificación del genio de la raza en lo que tiene de más miserable y en la
holgazanería servil, pedigiieña y cazurra ... [que] va de ministerio en ministerio
pidiendo pedazos de pan para cambiarlos en su aldea por influencias y por votosn4.
por el contrario, en Angela Grassi no encontramos referencias a todas estas situaciones
de injusticia social Y de podredumbre política porque en sus novelas hay problemas
individuales, el hecho de que nos los creamos o no es otra historia, que deberían ser
enmarcados dentro de un contexto social que nuestra autora evita deliberadamente. Sólo
hay una mención aun político acomodado que "piensa" debemos suponerque juiciosamente-y
se entristece por los pobres4j.
E) Educación de la mzger
Me ha sorprendido observar en Galdósun esquemaque se repiteen variasde susnovelas:
siempre nos encontramos con un hombre que desea "regenerar" a la mujer de la que está
enamorado y siem jre acaba fracasando -este plñnteamientn !n pd~moosb rewar en d0.ñ~
Per;fecra (1876), Gloria (1876-1877), Lafamilia de León Roch (1878), La desheredada
(1889); la excepciónse podríaencontrar en la pieza teatralElectra (1901) dondela sabiduría
de! enamnrridn xzh- trim'rindn.
Resulta significativo que sea el hombre siempre el que tome la iniciativa y a la mujer en
todo momento le corresponda un papel de aceptación pasiva; parece que si no fuera por los
"hombres ilustrados" la mujer no seria capaz de pensar por si misma.
Aunque sea indudable el progresismo de Galdós en muchos aspectos, creo que en este
caso se le podría enmarcar dentro de la categoría que describió Concepción Arenal para
referirse a los "presuntos progresistas":
"aun siendo ilustrados en ciertos asuntos.. . tienen inclinaciones de sultán, reminiscen-cias
de salvaje y pretensiones de sacerdote, queriendo ser escuchados como oraculos,
obedecidos como seiiores y amados con una fidelidad a que no se creen en el caso de
c~rresponder"~~.
Por otra parte es curioso observar en ElamigoManso (1882) su reticencia alailustración
de la mujer que, a su juicio, debe entenderse siempre dentro de ciertos limites: habla de una
"cultura apropiada a su sexo" para referirse a continuación a las feministas como
"propagandistas indigestasB4'; todo este escepticismo es apreciable en los capítulos finales
cuando nos encontramos con una declaración sorprendente:
"Eso de la mujer-razón ... jno será un juego necio del pensamiento? Hay retruécanos
de ideas como los hay de palabra^""^.
En lo que se refiere a Angela Grassi sus postulados se identihan parcialmente con
Galdós: también defiende una educación para la mujer "dentro de unos limites adecuados"
pero, en su caso, se entiende pul educación una especie de adoctrinamiento con el objetivo
de formar unas "mesnadas" que asuman la responsabilidad de regenerar al país. No es
BIBLIOTECA Galdosiana
gratuito que uno de sus libros se llame El primer año de matrimonio. Si repasamos el
Contenido de este recetario, podremos comprender a qué se refería Galdós al criticar la
educación superficial, pues se limita a explicar, entre otras cosas, cómo se debe tratar a 10s
criados. cómo se debe preparar una mesa -permite escoger entre prepararla "a la rusa" o "a
la francesaw-, qué educación se debe dar a los niños (ésta es la clave de toda su doctrina,
a mi juicio) y cuáles deben ser las virtudes del ama de casa: ahorradora, ordenada y
madrugadora.
Angela Grassi parte de una ficción (sentimentalidad e imaginación como rasgos
específicos del género femenino): la mujer, por el simple hecho de serlo, debe desempeñar
una función específica, para lo cual elabora un arquetipo apoyado en unos tópicos que
contribuyen a considerarla como una menor de edad y un ser dotado de escasa capacidad
intelectual.
Si comparamos estos planteamientos con los de Galdós, veremos que, para D. Benito,
este "tópico romántico" carecía de sentido: de hecho nos previene desde el principio contra
este tipode mujer: Rosario en Baña Pqfccfn (1 876) y María Egipríara mL.ndfnm!r'ndeLe&
Roch (1878):
"faltaba materia para que la persona fuera completa ... Elvasto caudal de su espíritu se
desbordaba, amenazando desbordar las estrechas riberasv4"
En laúltima instanc~ap arece que Galdós pretende evitar el desarrollo de unos rasgos que
considera nocivos, rasgos favorecidos por un tipo de educación muy concreta, aunque en
determinadas situaciones se nos insinúe que son específicos del genero femenino.
En lo que si coincidía Angela Grassi con Galdós era en la ridiculización del feminismo -otro
de los males del siglo-que se podría observar en El copo de nieve ( 1 876) cuando el sacerdote
D. Eustaquio reprende a la "casquivana" Clotilde, al intentar ésta responder, nuestra autora
la silencia y vuelve a conceder la palabra al ínclito religioso que no muestra ningún interes
en conocer el otro punto de vista.
Para Angela Grassi al hombre no le debe identificar con la Inteligencia y a la mujer con
"la exquisita sensibilidad, la imaginación ardiente y la gracia ~eductora"~0.
Dentro de esta mentalidad, cualquiera que afirmase lo contrario, pretendería rebajar la
dignidad de la miijer Fs pnr ~ s t opo r !o que, prnhab!ernente, 2 A R ~ YG!r~~s slie hubieru
molestado las afirmaciones deuna persona como Concepción Arenal queen 1884 -precisamen-te,
un año después de la muerte de Angela Grassi- no dudó en firmar:
'Es un error grave ... inculcar a la mujer que su misión única es la de esposa y madre;
equivale a decirle que por si no puede ser nada, y aniquilar en ella suyo moral e
ifitciiitüa!, picp~ihlidülac úit ZL~J~UIÚyU d?e>p rimentes a ia iuciia ae ia vida"jr.
Tradicionalmentese hainsistidoenel anticlericalismode PérezGaldós, unanticleric a 1' isnio
~iiarizadop. or supuesto, por u11r espeto hacia los valores espirituales, siempre y cuando no
IV CONGRESO Galdosiano
conduzcan al "delirio tnistico". y una admiración hacia la "parte más pnsiriva" dpl
cristianismo5? especialmente la caridad; de hecho, una obracomoMisericordia (1897) donde
se satiriza ciertos comportamientos presuntamente caritativos, no creo que se pueda
considerar antirreligiosa.
Las criticas de Galdós a la Iglesia Católica se centrarán sobre todo en la proyección social
que tiene el estamento eclesiástico: hasta qué punto es sano y recomendable para un país
que el clero acumule tanta influencia en la dirección espiritual de sus feligreses. AGaldós le
irrita la "intromisión" de sacerdotes como Paleotti en LaBmilia de León Roch (1878), la
intransigencia de un Don Inocencia Doña PerSecta (1876) o del Padre Corchón El audaz:
hrstorrade un radicalde antaño (1871), la hipocresía y brutalidad pedagógica de Pedro Polo
El doctor Centeno (1883) y Tormento (1884) aunque también ridiculice la superficialidad
parasitaria, nielosa y cortesana del abate Paniagua El audaz cuya única función consistía
en "traer y llevar recados, dirigir las modas, enseñar música y cantarla en las tertulias,
componer versos ridículos ... buscar amas de cria y bordar en cañamazons.
El anticlaricalismo de Galdós también incluye los comportamientos cerriles, intransigen-tes,
y dañinos que seobservan en personajes que han recibidounaeducación presuntamente
cristiana. Como ejemplo podría citarse la autodestrucción de Paulita Porreño La Fontana de
ora (1 867-1868), Rosario Doña P e m a (1876) y María Egipciaca LafimiliadeLebn Roch
(1 878). El problema no está en queciertos principios sean perjudiciales parala sociedad, sino
que el propio individuo se autodestruya y mortifique al aplicar estos planteamientos.
Como es lógico y natural en Angela Grassi no encontramos esta problemática pues su
obra se limita a desarrollar una apología de la religión cristiana; precisamente, esta religión,
entendida en su sentido más rígido, será la que "salven a sus personajes. Como ejemplo se
podría mencionar la regeneración del libertino Julian, Los que nosienzbran no cogen (1868),
tras decidir llevar a cabo una "empresa militante" como misionero en China.
L;I ¿$rto de crerta iiteraturn
Ya desde 1868 Galdós fue beligerante contra la literatura folletinesca importada desde
Francia tanto por el mensaje como por la forma en que se presentaba:
"Desde la primera página hasta la última canipea en todas las obras de esta clase una
estupidez suprema, la esencia mas pura del absurdo, de lo necio, de lo grosero. de lo
i11decente"~'I.
En La. familia de León Roch (1878) arremete también contra la literatura religiosa
contemporánea que, a pesar de ser un pingüe negocio por los beneficios editoriales que
reportaba. estaba "llena de lugares comunes, oraciones enrevesadas y gongorinas ... [con]
páginas donde no hay piedad, ni estilo, ni espiritualisniu ... sino un repique general de
palabrasw55.
Esta literatura puede ser tan n0cix.a como para destruir espiritual. psicnlbgica e iricliisa
físicamente a los personajes que caigan en sus garras: todo este prmso es apreciable e11 el
caso de María Esipciaca - 4 ~ 7 f.a irmilirz r i cL~.~Rjo~dtl ( 1 876t- trasrortiatla. entre orras cosas
BIBLIOTECA Galdosiana
por los breviarios, y de Isidora Rufete -La daheredada (1881)- que equipara su situación ("hija
secreta" de una aristkrata) con las circunstancias en que se ven envueltas las heroínas románticas.
por otra parte, tambiénen ridiculiza este "género literario'' cuando asistimos a la composición de
folletines que lleva a cabo el entrañable José Ido del Sagrario en Tomenro (1884).
La crítica de Gadós hace hincapié sobre todo en la deformación de la realidad de estas
manifestaciones literarias56y las consecuenicas que podrían tener. En este sentido, coincide
básicamente con ei pianteamienio que Concepcióri Aieriai desilrrúiiará en i 88 1:
"Que selean novelas indecentes, folletines asquerosos; que se vean comedias y dramas
inmorales, y hasta obscenos, en esto parece que no hay mal para una mujer, o para una
joven; al menos no se trata de e~itarlo"~~.
En lo que se refiere a Angela Grassi, también se observa una crítica a la literatura
folletinesca de procedencia francesa; las diferencias vuelven a plantearse nuevamente en el
enfoque que se hace de la situación. Por otra parte, su literatura encaja perfectamente dentro
del "molde folletinesco", sólo queadaptado a sus intereses, puesto que ella pretende utilizar
esta estructura como medio para difundir sus ideas y modelo de sociedad.
Para la autora de El copo de nieve (1876) novelas como las de George Sand son
condenables porque difunden doctrinas disolventes que enseflan que "el amor todo lo
santifica" y comprometen la felicidad futura de millones de mujeres. Precisamente, en esta
novela la protagonista, Clotilde, está a punto de trastornarse -como isidora Rufete en LU
desheredada (1881)- por estas lecturas, aunque finalmente Don Eustaquio y otras
"amistades piadosas" la acaben llevando al buen camino -"caminito derecho", diría uno de
sus personajes-.
La misma actitud, aunque debida a otras circunstancias, la podemos encontrar también
en la obra, tanto lírica como narrativa, de Rosalia de Castro que, en opinión de Marina
Mayoral, mostró una extrema desconfianza hacia el amor carnal:
"es una ilusión que el tiempo desvanece. Del amor prohibido se destaca sólo el
icmoidiiiiieiiíu, id dllg~blidi,d vergüenza; ia mujer es, en ei, siempre la victirna
De todas formas, 1aactituddeAngelaGrassi resulta contradictoria porque si bien es cierto
que i i i i i d el exresu dt: irriaginación, no por eiio sus noveias aejan de tener una estructura
y un argumento netamente románticos. Parece que Angela Grassi sólo admite el folletín
siempre y cuando lo escriba ella o una persona con las debidas garantías morales.
A) Concepción de la novela
En este aspecto se pueden obsewar algunas coincidencias y divergencias en ambos
autores. Los dos coinciden (Galdós, al menos, inicialmente) en considerar la novela como un
IV CONGRESO Galdosiano
rnedio para transmitir el gran pí~blicos us ideas. La definicion que hace Aparicio Llanas
sobre la novela de tesis, haciendo hincapié sobre todo en la carga ideológica y la parcialidad
del autoP, acercaría a Don Benito a los planteamientos de la autora de El bálsamo de las
penas (1863) que utilizaba sus novelas para formar espiritualmente a un píiblico "ávido"
de virtud.
Por supuesto, la diferencia se observa en lo que se quiere transmitir: mientras que Pérez
Galdós pretende una regeneración del país basada en la [olerancia. el espiritu trabajador y
la autenticidad, en el caso de Angela Grassi nos encontrariamos can un "discurso"
radicalmente distinto, un discurso que podría suscribir cualquier habitante de Ficóbriga o
cualquiera de los sacerdotes Galdosianos.
B) Recursos estifísticos
Si prescindimos de la intención ideológica. podría observarse cierta coincidencia en la
utilización de algunos recursos estilísticos: la "textura deformante" que Varela Jácome
observa en La Fontana de Or@%os la podemos encontrar también en algunas novelas de
Angela Grassi. especialmente cuando "animaliza" lo que describe: como ejemplo podría
citarse la descripción de la tia Rufina en E l c a t a a virtud (1877) donde se la caracteriza
con "caballos como diademas de serpientes ... mirada torva ... voz metálica y discordanren6'
llegando a comprarla posteriormente con una hiena. Es frecuente que los "malos" en las
novelas de Angela Grassi tengan un aspecto terrorífico, e incluso bestial, frente a la pureza,
bondad y hermosura de las heroínas.
Angela Grassi enlaza con una sensibilidad romántica que considera a la novela
como un "manantial incesante de fuertes y encontradas emociones donde se
producen agudos sufrimientos y volcánicas pasiones"". Esta mentalidad condicio-na
canto la estrucma -los argumentos son compllcadisimos con encuentros y
separaciones continuas- como los recursos estilísticos, siendo el vocabulario
profundamente sentimental,
Evidentemente, las características anteriormente señaladas no se observan en Gaidás,
aunque en algunas de sus novelas nos encontremos con recursos fantásticos que no
encajarían dentro de un molde realista: resulta muy significativo que tanto en Realidad
(1889) -Sombra de Orozco e Imagen de Viera- como en Electra (1901), aparezcan
"personajes" que carecen de entidad corpórea, presentándose como una especie de encarna-ción
fantasmagórica, Por otra parte, también o b s e~amo s"f enómenos" curiosos tantos en
El amigo Manso (1882) -el protagonista, que es el narrador, surge de la imaginación de
"alguien" y desaparece cuando se reduce el desenlace y termina la novela- como en Miau
!18&?) -&á!~g~de [u&&Q rpf i - i sn mn ninq- y Mis~rirordin! 1R97) -2paririhn
"milagrosa " de un personaje, Don Romualdo, inventado por Beni&.
Galdós es muy equívoco en su valoración de la imaginacih pues, aunque la considera
peligrosa, nociva y poco recomendable, no duda en afirmar, por uno de sus personajes, que
"[el alma], saturada de verdades, apetece el ensueño, corre haciaél sin saber si vade lo cierto
a lo mentiroso, o del error a la
BIBLIOTECA Galdosiana
En lo que se refiere a los recursos del folletín, su posición es bastante ambigua. Es cierto
que GaldÓs condenó esta literatura tanto en artículos periodísticos como en alguna de sus
novelas: el desenlace de La desheredada (1881), el "antirromanticismo" de alguno de sus
personajes -Víctor en Miau (1883)- y las ."declaraciones amorosas" de José María Bueno
de Guzman a su prinia Carnila Loprolzibido (1885) son muestra de esta ridiculización.
NO obstante, esta actitud no le impidió caer en la tentación de utilizar algunos de estos
recursos: el "desmelenamiento" de María Egipcíaca tras comprobar que su matrimonio se ha
roto detinitivamente y la "separacion irreversible" de Leon y Pepa FÜCaf en LaJamzlia de
León Roch (1878)65p odrían servir de ejemplo.
Por otra parte, se puede destacar la semejanza en la construcción de los personajes que
hace el primer Galdós (novelas tendenciosas) y Angela Grassi, sobre todo en la oposición
maniquea del dualismo moralbh.
Sin embargo. en la obra de Don Benito se acaba superando este planteamiento cuando
estudie la vida cotidiana de ciertos sectores madrileños y refleja, a juicio de Montesinos, la
arnbigiiedad de las relaciones humanas "en las que resulta tan dificil averiguar qué es qué
,v n,i.i. i.b- n en n,i.i i .P. n- - , r- n. n.. f. i. i.n. .d ida rndn en l a Ienyia de las hnmhrec"fl.
D) Presencia del narrador
Sise compara la presencia del narrador en ambos autores, se puede observar un narrador
totalmente subjetivo, en el caso de Angela Grassi, que no duda en intervenir en las novelas
e incluso subraya lo que más le interesa. Este talante también se puede observar en la poesía
de Rosalía de Castro en la que, para Marina Mayoral, es frecuente encontrar "ruptura de la
narración para intercalar comentarios personales, reflexiones; interpretación personal de
los hechos expuestos y finales tendencio~os""~.
Por el contrario, en el caso de Galdós nos encontramos con un narrador que, sin dejar de ser
ornnisciente,esm&respehiosoconsus perconajecalosqueensuetapafmal acabarácediendolapalabra
por mdo del diálogo con el que "vemos y oímos sin mediación extratia el suceso y sus actores"?
V. Conclusión
Por lo desarrollado anteriormente. creo que se puede observar la coincidencia de las
novelas del primer Galdós, sobre todo en el maniqueísrno, con la producción narrativa de
hngela Grassi. Trataron temas semejantes -lujo, efectos de la literatura extranjera,
cirriipdón sdz!, e d x ~ i dóe !~z m @: xnqüí : con una intificióil ic??iicalmeriid~i ~ ~ i i i t ñ ;
si bien la autora de Palmasy Laureles subordinó su vida en la dif~isión de una utopía
conservadora, enelcasodeGaldós-sin hacer referenciaasu evolución posterior-se observa
qüe SU l i i ~ í ~ t iVi~ii~vüü iia icctüia i d ~ u ¡ 6 g i ~ c i d b b ~ ¡ ~ i ~ iamiseriinl ~tae, pues precenaió difundir
la tolerancia, la librecirculacióride ideas, la duda sistemática y el espiritu trabajador, talante
que no debía sintonizar con los postulados integristas de unaseguidora de Cáiidido Nocedal.
IV CONGRESO Galdosiano
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41 Grassi, Angela: El bálsamo de las penas (Valencia, Imprenta Católica de Piles, 1874) p. 10.
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