V CONGRESO Galdosiano m
LAS INQUIETUDES RELIGIOSAS
DE LOS HEROES DE LAS NOVELAS
RUSAS Y SU HUELLA EN LA OBRA
Galdosiana FINISECULAR
Vsevolod Bagno
S e p uede celebrar el centenario
de las primeras hipótesis sobre d.papel de la novela rusa en la obra de
Galdós. Por ejemplo, ya en el artículo de Pardo Bazán del año 1891 so-bre
<(AngeGl uerra)), publicado en la revista Nuevo Teatro Crítico leemos:
((Así tei-iriiiia esta gran novela, impregnada y perfumada dc un misticis
mo y una fe que, salvando la distancia, mas geográfica que moral, que
nos separa de Rusia, parece proceder de alguna de las mejores inspira-ciones
de Tolstoi~'.~ E ntretanto, casi en seguida, durante la misma epoca
se ha notado la polarización de las opiniones respecto a la posible in-fluencia
rusa en las novelas Galdosianas. Gómez de Baquero en su artícu-lo
del ano 1896, dedicado a las novelas Nazarín y Halma, solidariza con
el personaje Galdosiano que comenta el problema, que sin duda moles-taba
a su autor: $dendo España tierra de tantos místicos, ir a buscar a
Rusia el origen de Nazarín es como ir a buscar garbanzos a orillas del
Don /.../ Y Galdós, cualquiera que haya sido la génesis íntima de su
personaje, nos presenta sus místicos, así en 1Ial11ia corno en Nazai-ín, en
un cuadro muy español, que no está traducido de ninguna parte)) 2. La
crítica literaria de nuestro siglo ha heredado esta polarización y si Joa-quín
Casalduero categóricamente niega la misma posibilidad de la in-fluencia
3, Jorge Portnoff y Vera Colin la demuestran. Por eso creo que
vale la pena otra vez fijar la atención en este tema e intentar aclararlo.
A mi parecer no hay ninguna contradicción entre las afirmaciones de
los partidarios de la idea de la importancia de la novela rusa en el pro-ceso
creativo Galdosiano finisecular y las de sus adversarios.
' E. PARDBOA ZÁNO, bras completas, Madrid, Ed. Aguilar, 1973, pág. 1 10 1.
E. GOMEDZE BAQLIER,O,H, alma, Nazarín y el misticismo ruso., La España Moderna, Ma-drid,
1896, enero, pág. 153.
J. CASALDUE<R(OA,n aK aréninat>y ''Realidad,,, Bulletin Hispanique, París, 1937, t.
XXXIX, pág. 396.
G. PORTNO.LFa~ ,l iteratura rusa en Espana>,,N ew York, Instituto d e las Espanas,
1932, págs. 175-205.
Vera COLIN'<,A n ote on Tolstoy and Galdós,],A nales Galdosianos, Pittsburgh, Univer-sity
oT Pillsburgh, 1987, págs. 155-1 68.
BIBLIOTECA Galdosiana
Ya en los años 80 del siglo pasado en el centro de las discusiones
sobre la literatura rusa se encontró la cuestión del carácter y de las cau-sas
de la influencia de los escritores rusos. Este problema está ligado
muy estrechamente con la cuestión de la esencia de las letras rusas, su
diferencia de las literaturas occidentales. Para el lector europeo de fina-les
del siglo pasado la originalidad de la literatura rusa consistía en lo
siguiente: la búsqueda muy intensa del sentido de la vida, la insatisfac-ción
de las nociones habituales de la suerte, según las novelas occiden-tales,
la misericordia activa hacia el hombre sufrido, la riqueza del mun-do
interior de sus héroes y la amplitud de sus intereses intelectuales.
Todos mencionaban el humanismo de la letras rusas como su rasgo pri-mordial.
Por supuesto, Tolstoy, Dostoyevski y Turguénev despertaron el
interés de los lectores occidentales por la profundidad y la tensión de las "7
D
cuestiones religiosas y morales. E
La novela rusa con su contenido religioso, con las inquietudes espiri- O
tilales de sus hkroes, resultó ser la revelación para el público occidental n B
precisamente porque la semilla cayó sobre buena tierra, porque las ten- E
dencias positivistas y naturalistas ya estaban agotadas, los escritores, E
2
igual que los lectores necesitaban la renovación. En este plano la obra
de Galdós es muy representativa para el proceso general de la evolución
-
de las ideas estéticas en España y en el Occidente en los finales del si- =
glo xix. No es casual que la misma tendencia se note en la obra y en la - -
0
concepción del mundo de distintas generaciones de diferentes países, m
E
incluso en Rusia, en los pensadores igual que en los escritores. La mis- O
ma evolución desde el análisis desapasionado de la realidad o al contra- :
rio desde la crítica social tendenciosa hacia el espiritualismo, las búsque- n a das religiosas es característica también para Pardo Bazán, Ibsen, Huiss- L
mans, MereBkovM, para Unamuno y Berdiaev. A
n
Al mismo tiempo en España existía una causa especial para la divul- n
n
gación muy rápida y la recepción muy profunda de la novela rusa llena
5 de las dudas metafísicas y de las inquietudes religiosas. O
El hecho de que Rusia y España sean según Ortega y Ciasset dos dos
extremos de la gran diagonal europea)) causó la afinidad y la mutua
atracción del pensamiento filosófico. Uno de los rasgos básicos del pen-samiento
filosófico español y ruso es su aspecto religioso en muchos de
los más notables representantes durante toda su historia. En este plano
es muy característico que las divergencias religiosas no impedían expre-sar
la admiración y asegurarse de ia analogía. Casi siempre este aspecto
estuvo ligado con otro no menos radical: el gran valor y nivel artístico,
literario, estético de las obras de los pensadores rusos y españoles. La
afinidad causaba y facilitaba la atracci6n y la recepción creativa de los
autores españoles en Rusia durante los siglos xv-xvrii, en España durante
los últimos decenios del siglo pasado.
En realidad, para la generación de Galdós la literatura rusa, la obra de
J. ORTEOYA GASSET,E .spaña invertebrada, Madrid, Ed. Calpe, 192 1 , pág. 146
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Tolstoy, de Dostoyevski o Turguénev sirvió de caldo de cultivo. Entretan-to
hay que subrayar que para los autores mediocres las novelas rusas
resultaron ser unos ejemplos concretos, mientras que para los grandes
escritores, como Galdós, fueron mas bien un estímulo, que aceleró los
procesos interiores.
Sin duda alguna Galdós era uno de los mejores conocedores de la li-teratura
rusa en España, primordialmente de la obra de Tolstoy. En su
biblioteca se conservaron las ediciones francesas o españolas de los
años 1880-1890 de las obras de Tolstoi, tales como La Guerra y la Paz,
Mi Keligión, Relatos de Sevastopol, Los Cosacos, Sonata de Kreutzer,
Marido y Mujer7. Pocos días antes de las famosas conferencias de Pardo
Bazan ((LaR evolución y la novela rusa e n España~)p, unto de partida de la m -
divulgación de la literatura rusa en España, Clarín dlscutla en su carta a E
Galdós sus impresiones de las obras de los autores rusos, aconsejándo- O
le a leerlas: ({Ahorav ivo en Rusia, enamorado de Gogol y de Tolstoi. iQué -
es Guerra y Paz! Léala Vd. si no la ha leído)) m
O
E
En cuanto a las conferencias de dona Emilia, Galdós en seguida ha 2I
publicado eri la Revista Coritempo15nea su comentario. Según él, uno de m
los mayores méritos de Pardo Bazán consistió en haber logrado descu-brir
para España ~ ~ t o d alass grandezas y originalidades de aquel pueblo 3
tan distinto de los pueblos de Occidente)~Y. O-m-
[(La Revolución y la novela en Rusia)) atrajo gran interés en España. Las E
discusiones que se encendieron en las revistas, evidenciaban que Pardo O
Bazán logro su propósito de forzar a los literatos y lectores españoles a n
reflexionar sobre nuevas posibilidades disimuladas en el género de la 1
novela. En su libro dona Emilia deseaba: más si riosolros -que somos a
como Rusia, un pueblo antiguo y a la vez joven, que aún ignora a dónde 2
n
le empujará el porvenir, y no acierta a poner de acuerdo la tradición con n
las aspiraciones-, consiguiésemos llegar a encarnar en nuestra novela S
5
no sólo trozos de realidad fragmentaria, individualismos artísticos, sino O
el espíritu, el corazón y la sangre de nuestra patria, lo que se elabora, lo
que late en todos nosotros, en el conjunto ... a fe que sería bueno, muy
bueno11 'O. No cabe duda que a excepción de las conferencias, Galdós y
Pardo Bazan más de una vez discutían el fenómeno de las novelas rusas,
sus peculiaridades y con relación a ellas las posjbjljdades y el futuro del
género de la novela.
Por otro lado es indiscutible el papel del famoso libro de Vogue Le
H. Chonon BERKOVITLaZ , biblioteca d e Pérez-Galdós, Las Palmas, Ediciones El Mu-seo
Canario, 195 1.
S. ORTEGA{,K artasa Ciaidósl~,M adrid, Revista d e Occidente, 1964, pág. 240.
B. PEREGZA LDOS", La Revolución y la novela e n Rusia.,. Conferencias d e Emilia Pardo
Bazán en el Ateneo, in: B. PEREZG ALDOSO, bras Inéditas, Arte y Critica, Madrid, Ed. Rena-cimiento,
1923, V. 2, pág. 208.
'O E. PARDOB AZANL, a Revolución y la novela e n Rusia (Lecturas en el Ateneo de Ma-drid).
Madrid, Imprenta y Fundación de M. Telio, 1887, pág. 442.
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Roman Russe ' l . Teniendo en cuenta los grandes méritos de Vogue como
popularizador de la novela rusa, los críticos rusos, sus contemporáneos,
mencionaban que el escritor francés en concordancia con su tarea de
desacreditar el naturalismo de Zola y de su escuela la interpretó muy
subjetivamente. Según Zinaida Vengérova, el crítico francés inventó mu-chas
de las singularidades de la novela rusa, convirtiendo a los escrito-res
rusos hasta ahora desconocidos para sus compatriotas en los porta-dores
de sus ideas, progresivas, a su parecer, para la cultura francesa 1 2 .
Al mismo tiempo Vogue logró definir tales particularidades de la literatu-ra
rusa como su democratismo, su humanismo, el hecho de que es aje-na
a los efectos artificiales. A las conclusiones de Vogue sobre el senti-miento
religioso, la compasión por la gente que sufre como los rasgos m
peculiares de la novela rusa Pardo Bazán contrapuso otras, muy dife- D
rentes. A diferencia de otros popularizadores de la literatura rusa en E
Occidente doña Emilia formuló la idea de que la singularidad artística de O
n - In novela rusa radica cn su relación muy íntima con el proceso re- m
O novador de Rusia. Segun parece a pesar de las conferencias de dona E
Emilia, rindiendo homenaje a su erudición y su talento, Galdós prestó E
2
mayor atención al aspecto espiritual de las obras de 'I'olstoy y Dostoye- =
vski. Lo prueba la coincidencia de su evolución muy notable hacia los
problemas religiosos, la aparición de los héroes, tales como Anqel Gue- 3
-
rra y Nazarín, con la primera época d e la divulgación d e la novela rusa em-en
España. E
En este plano es muy representativa la opinión de Menéndez y Felayo O
g respecto a 4ngel Guerra. en su discurso leído en 1897 ante la Real Aca- n
demia Española en la recepción de Galdós. Menéndez y Pelayo mencio- a
nó (<lad epuración progresiva)) del pensamiento religioso d e Galdós, ace- L
A
lerado por ((el ejemplo. de Tolstoy. No se trata de la influencia de Tols- n
toy, sino precisamente del ejemplo^^: ((entra además, no diré que con 0
paso enteramente firme, pero sí con notable elevación de pensamiento, 5
O en un mundo de ideas espirituales y aun místicas, que es muy diverso
del mundo en que la acción de Gloria se desenvuelve. Algo ha podido
influir en esta nueva dirección del talento de Galdós el ejemplo del gran
novelista ruso Tolstoi: pero mucho más ha de atribuirse este cambio a
la depurdcióri proyresivd, durique lenla, de su propio pensamiento reli-gioso,
no educado, ciertamente, en una disciplina muy austera, ni muy
avezado, por sus hábitos de observación concreta, a contemplar las co-sas
sub specie aeternitatis, pero muy distante siempre de ese ateísmo
l 1 Ver A. MAZON, <'E. M. de Vogué el les études russes'l, Revue des études franco-rus-ses,
1 5 de avril 191 0, n. 4, págs. 137-144; C.-A. BARRY'~, TheR ole of the Roman rus se^^.
Articles of the Revue des Deux Mondes in French Polemics of the 1880s., Revue o f the
Comparative Literature, 1975, janv.-march; M. KOHLL, e Rornan Russe d e Eup2ne Melhior
de Vogué. Stockholm, 1976.
l Z Véase Z. VENGUER~ ruVssAk s,k i roman vo Frantsii'l, Vestník Evropi, San Petersburgo,
1099, k11. 2, fevr, págs. 7 18-750 (en 1-uso).
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práctico, plaga de nuestra sociedad aún en muchos que alardean de cre-yentes
13.
En los años 1890 en España en el centro de las discusiones sobre la
doctrina de Tolstoy se encontró su teoría evangélica de no resistencia al
mal. Corrio lo ha niustradu Vera Colin, Nazarín de Galdós es, a su mane-ra,
un portavoz de esta doctrina tolstoyana, y el autor prueba que a pe-sar
de toda su grandeza moral es inaplicable en la vida 14. Mucho antes
Jorge Portnoff ha subrayado que Galdós en esta su obra ((mistica~n)o
imita asunto alguno de ninguna obra de Tolstoy. En la novela se refleja
la misma personalidad del escritor o mejor dicho del último profeta. Al
mismo tiempo .indicar con exactitud matemática la influencia religiosa
de Tolstoy en Galdós es imposible, porque la misma religión y filosofía
de Tolstoy no son original es^^ 15. Igual que Pardo Bazán, Galdós se sentía
especialmente atraído hacia el cristianismo social de Tolstoy, aunque su
experiencia religiosa propia le diferenciaba del escritor ruso, hereje y
rebelde.
Respecto a la hipótesis de la huella rusa en las novelas Galdosianas
finiseculares más de una vez se han repitido las palabras de Manuel Flo-res,
el personaje de la novela Halma, apoyándose en su afirmación de la
independencia del ~~nazarismod,e,l misticismo ruso y de su filiación den-tro
de la tradición mística española: es piense cada cual de este desdicha-do
Nazarín lo que quiera. Pero al demonio se le ocurre ir a buscar la fi-liación
de las ideas de este hombre nada menos que a Rusia. Han dicho
usLedes que es u11 111ístico. Pues bien: ¿a qué traer de tan lejos lo que es
nativo de casa, lo que aquí tenemos en el terruño y en el aire y en el
habla?)) 16. Otra vez se puede repetir que no hay ninguna contradicción
en el hecho de que el interés de Galdós al misticismo nacional nazca en
la atmósfera de la divulgación en el Occidente del fenómeno del Renaci-miento
religioso ruso y lo refleje de una manera muy profunda y origi-nal.
Según Cesar Barja, ((este sentimiento humanitario y amoroso de
Galdós más cerca que lejos del cristianismo, recuerda el de novelistas
como Tolstoy y Dostoyevslii~17~. Entonces la propia tendencia interior de
Galdós hacia ((el cristianismo humanitariol) le facilitó la recepción creati-va
de la novela rusa, la cual a su vez profundizó su propia experiencia
religiosa.
Otro aspecto interesante respecto a los motivos rusos en la obra gal-dosiana
lo mencionó Julián Palley. A su parecer, a excepción de la ideo-logía,
que es tolstoyana, Nazarín ase aproxima más, en términos dramáti-
Discursos leídos ante la Real Academia Española en la recepción públ i~ad el Sr.
D. Benito Pérez Galdós el domingo 7 de febrero de1897. Madrid, Est. Tip. de la Viuda e
Hijos de Tello, 1897, pág. 46.
'"era COLINo, p. cit., pág. 164.
l 5 CI.P ORTNOFoFp, . cit., pág. 198.
l6 B. PÉREZG ALDOOSb, ras completas, Madrid, Ed. Aguilar, 1977, t. 3, pág. 619.
l 7 César BAWAL,i bros y autores modernos. Siglos XVIIl y XIX, New York, Las Ameri-cas
Publishing Co., 1964, págs. 328-329.
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cos y artísticos, al príncipe Mishkin)) 1 8 . En realidad la síntesis Cristo-Qui-jote,
tan notable en el héroe Galdosiano, es la clave de la gran novela de
Dostoyevski. El hecho de que Mishkin quede desprovisto de la belicosi-dad
de su prototipo, se expresa por el seguimiento simultáneo del mo-delo
de Cristo. Pero en cuanto a la novela cervantina Mishkin revive el
hipotético ejemplo de Alonso Quijano el Bueno. Al crear un personaje
quijotesco, Dostoyevski hizo hincapié en Alonso Quijano el Bueno, enri-queciéndole
con sus propias dudas fundamentales 19.
Al mismo tiempo no se puede compartir con Palley su consideración
de que a diferencia de El Idiota, dos peligros del estereotipo y hasta de
la parodia se insinúan en la novela)^ de Galdós 20. A diferencia de la ma-yoría
de las novelas de la época, influidas de la literatura rusa, Galdós, m
apoyándose en el ejemplo ruso, logró escapar de dos peligros del este-reotipo)~.
E
¿A propósito probando la existencia de tendencias generales, comu-nes
para distintas literaturas en la misma epoca, hay otra gran novela
rusa, Tres hombres de Dios de Nicolai Leskóv, escrita antes de Nazarín,
pero desconocida por Galdós, y cuyo héroe es aún más parecido al per-sonaje
Galdosiano, que Mishkin. En el prior Saweli Tuberozov, el héroe
de esta novela de Leskóv y en su i(hazañabj se observa el complejo siste-ma
de los motivos y los rasgos que le aproximan al personaje cervanti-no.
Es el luchador en aras de la verdad, de las almas humanas, de sus
ideales, que son completamente ajenos a la realidad; en su inflexibilidad
se hace incomprensible y a menudo ridículo ante los que le rodean.
Saweli Tuberozov, igual que Nazarín, tiene mas rasgos comunes con su
prototipo, el héroe de Cervantes, que muchos otros personajes quijotes-c
o ~p,o rque vive de una vida inteiior muy intensa, sin perder la actividad
y la capacidad de llevar a cabo hazañas en favor de sus convicciones
religiosas. Al mismo tiempo expresando los ideales de su autor, Saweli
representa la duda de Leskóv acerca de la capacidad de tales hombres,
como su prior, de mejorar el mundo 21.
En cuanto a Dostoyevski es digna de atención la hipótesis de Salva-dor
de Madariaga: ~~Galdóres cuerda a Dostoievsky por su afición a la
zona de la naturaleza humana en la que las fuerzas subliminares prepa-ran
obscuramente la acción y el carácter. Como en Dostoievsky, sus per-sonajes
suelen ser gentes de temperamento tenso y hasta desequilibra-do.
Maxi, Nazarín, son tipos de Dostoievsky. Místicos y locos abundan en
ambos autores /.../ Lo que les interesa es el Destino, las relaciones, no
entre el hombre y la sociedad, sino entre el hombre y lo eterno, y su
instinto les lleva a explorar las profundidades subconscientes, en las que
a veces brillan vislumbres de la verdad en momentos de crisis. De aquí
l8 Julián PALLEY",N azarim y í # 2 Idiota,,, Insula, Madrid, 1968, n. 258, pág. 3.
'Véase mi articulo,=La novela rusa a través del prisma del quijotismo,,.
20 Julián PALLEYo,p . cit., pág. 3.
"' Ver rrii drtículu ~cLd nuvola lubd d Lrdvh del psibmd del quijulibrsiu~~.
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su común preocupación en materia religiosa^^ 22. Igualmente interesantes
son sus consideraciones sobre la diferencia radical de ambos autores:
~dialdósn o llega nunca a la emoción intensa de las atormentadas pregun-tas
de Dostoievsky/ .../ Dostoievsky, además, no consiguió dar respues-tas
a sus preguntas, y siguió hasta el fin torturado por el insoluble pro-blema
del destino. Galdós, mientras tanto, halló en su naturaleza res-puesta
viva que le satisfizo: Galdós es el novelista del amor)) 23. Se pue-de
negar la incapacidad de Dostoyevski de encontrar la misma respues-ta,
pero sin duda alguna ya al encontrarla, siguió torturado por sus du-das
metafísicas. En este plano Madariaga determinó exactamente la dife-rencia
entre ambos novelístas.
Resumiendo se puede decir que Galdós como un gran escritor, evitó
el peligro oculto en la recepción iiicondicional de las novelas rusas, la
imitación ciega de sus rasgos. Muchos de sus contemporáneos intenta-ron
imitar la saturación ideológica, religiosa, filosófica de las novelas de
Tolstoy, Dostoyevski y Turguénev, adoptándolo a su suelo nacional. Pero
esta saturación resultó ser engañosa. Nunca se adapta literalmente. No
hay que olvidar que Tolstoy dejó de escribir novelas, dedicándose a los
ensayos y tratados sobre cuestiones sociales o religiosas, en vez de es-cribir
novelas tendenciosas. Dostoyevski a su vez ha aprovechado en sus
novelas las grandes ideas de la época, pero como la han mostrado Mijail
Bajtin y Ortega y Gasset, haciendo tropezar a sus portavoces, en vez de
popularizar la más preferida por él mismo. Al contrario, en el último de-cenio
del siglo pasado -primer decenio de nuestro siglo han aparecido
varias novelas- mezcla de literatura y filosofía, el fruto, según sus auto-res,
de la renovación radical de la literatura, hecha por los novelistas
rusos. Galdós fue uno de los pocos que, igual que los compañeros de
viaje de Ulises, atados a las mástiles, oyeron el maravilloso canto de las
sirenas, aunque no saltaron al agua. Galdós también ha oído y se ha
enriquecido sin saltar al agua.
22 Salvador DE MADARIAQA, Semblanzas literarias contemporáneas, Barcelona, Ed, Cer-vantes,
1924. pág. 87.
23 Salvador DE MADARIAGoAp., cit., págs. 88-89.