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276 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. LA RAZÓN DE LA SINRAZÓN, UNA VISIÓN OCULTA DE LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN LA RAZÓN DE LA SINRAZÓN, AN OCCULT VISION OF THE RESTORATION CRISIS Fabio García Saleh RESUMEN Este ensayo trata de demostrar como en La razón de la sinrazón Galdós realiza una sátira sociopolítica del agotamiento del sistema parlamentario bipartidista durante la crisis de la Restauración utilizando el esoterismo, la demonología y la doctrina teológica de la apocatástasis. De ese modo trataré de revelar la doble naturaleza de esta obra, por una parte satírica, relacionada con la corrupción política, el caciquismo y el sistema clientelista, y por otra dotada de una profunda carga metafísica y esotérica. Asimismo señalaré la estrecha relación que guarda con El caballero encantado. PALABRAS CLAVE: crisis, Restauración, esoterismo, demonología, apocatástasis. ABSTRACT This essay attempts to prove that in La razón de la sinrazón Galdós carries out a sociopolitical satire of the exhaustion of the two party parliamentary system during the Restoration Crisis using esoterism, demonology and the theological doctrine of the apocatastasis. In this way I will try to reveal the double nature of this work, on the one hand satirical, related to political corruption, the caciquism and the clientelist system, and on the other endowed with a deep metaphysical and esoteric charge. I will also point out its close relationship with El caballero encantado. KEYWORDS: crisis, restoration, esoterism, demonology, apocatastasis. La crisis de la Restauración constituyó la etapa final del periodo constitucional del reinado de Alfonso XIII. No existe un consenso en cuanto al año exacto de su inicio, aunque suele situarse alrededor de 1914, según se conceda mayor o menor relevancia al impacto de la Primera Guerra Mundial en la sociedad española, a pesar de la neutralidad que mantuvo el país durante el conflicto. En La razón de la sinrazón Galdós contempla la crisis de la Restauración desde la óptica del agotamiento de su modelo político, el bipartidismo fijado en la Constitución de 1876. Desde entonces los únicos partidos con posibilidades reales de ocupar el poder eran el Conservador creado por Antonio Cánovas del Castillo y el Liberal que formó Práxedes Mateo Sagasta que desde las primeras elecciones —celebradas ese mismo año— se alternaban pacíficamente en el poder. Cuando una crisis política desgastaba al partido gobernante la Corona llamaba al de la oposición a remplazarle creando un sistema de alternancia bipartidista que se denominó el turnismo. Antes de celebrarse las elecciones las dos formaciones negociaban su resultado pactando una lista de candidatos —lo que se conocía como el La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 277 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. encasillado — que imponían en los comicios con el apoyo de la administración y a través de los votos que conseguían gracias al sistema caciquil. Invariablemente, el resultado electoral confería la mayoría al partido que le tocaba ocupar el gobierno y la principal minoría al saliente. En 1912, tres años antes de aparecer La razón de la sinrazón encontramos una opinión al respecto en otra de Galdós: Los dos partidos que se han concordado para turnar pacíficamente en el Poder, son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el Presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado les mueve, no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que de fijo ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos... (Cánovas, 170). Pero un año después de publicarse estas líneas el sistema de turno de partidos comenzó a fallar con la fractura de las dos grandes fuerzas dinásticas por la aparición de un nuevo fenómeno político conocido como el fulanismo: la creación dentro de los principales partidos de diversas fracciones que al margen de la ideología se caracterizaban por estar lideradas por tal o cual fulano. La consiguiente ruptura de la unidad de los partidos hizo cada vez más difícil la gobernabilidad del país. El Conservador se escindió en varias fracciones cuando Antonio Maura abandonó su liderazgo y el asesinato de Canalejas precipitó una lucha por la jefatura del Liberal que lo conduciría a una profunda crisis. La disgregación de ambos partidos se agudizó con el estallido del conflicto mundial que acentuó las fricciones entre la derecha, partidaria de las potencias centrales, y la izquierda, aliadófila. Esa es la situación que Galdós describe en La razón de la sinrazón a través de una fábula iniciática repleta de símbolos esotéricos. Si el subtítulo de El caballero encantado era Cuento real... inverosímil, y su primera línea la calificaba como: «fábula verdadera y mentirosa» (75), el de La razón de la sinrazón es Fábula teatral absolutamente inverosímil, con lo que esta obra no se sitúa entre la realidad y la ficción como la anterior, sino que pertenece enteramente al mundo de la fábula. ¿Qué es una fábula? La primera acepción de este término la define como un breve relato ficticio con intención didáctica o crítica, frecuentemente manifestada en una moraleja final, mientras que la segunda la considera una narración de asunto mitológico. Como veremos ambas definiciones encajan a la perfección con esta sorprendente e inclasificable obra. Fabio García Saleh 278 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. Toda la acción se reduce al deseo del demonio Arimán de tentar a Atenaida, una maestra de niñas pobres que se dirige a Ursaria, capital de Farsalia-Nova, a ejercer como preceptora de las hijas de un hombre rico. Comienza intentándolo ejerciendo de casamentero mientras hablan durante el trayecto en tren, pero al fracasar ordena a los demonios bajo su mandato «Soplad con todo vuestro aliento infernal en los corazones corrompidos1, para que lleguen a la completa insensibilidad (…) Yo trabajaré en una esfera más alta. Desde hace unos días olfateo una res de mayor cuantía, y os juro, por las barbas del Padre Satán, que no he de parar hasta cobrarla» (541). Sin lugar a dudas se está refiriendo a Atenaida, que sobresale tanto entre el resto de personajes que es llamada «mujer superior» (601). ¿Quién es esta joven que destaca entre la ignorancia, holgazanería y corrupción de Ursaria? De ella sabemos que es bien parecida, afable y tan trabajadora que no conoce la ociosidad (536) y tiene como principio existencial que: «El culto de la conciencia y el trabajo nunca interrumpido, conducen a la sabiduría del bien y del mal» (531). Arimán la considera «una conciencia purísima» moldeada en las leyes divinas que completa su «aparente perfección con el hábito de un trabajo constante, sin perder hora ni minuto» (575). Desde el principio aparece aprovechando su viaje en tren para leer un Tratado de la Conciencia con el que subordina «sus acciones al fuero interno (…) el mejor sistema para ponerse a tono con la armonía universal» (531). ¿A qué armonía se refiere Galdós? Nos dará pistas para averiguarlo más adelante, cuando Atenaida afirme: «Todos los ruidos de la Naturaleza son notas de la armonía universal» (564) «notas del concierto inmenso de los mundos que nunca están callados» (565). También enseña a una de sus alumnas que: «los murmullos de la Naturaleza corresponden (…) a la suprema inteligencia que gobierna los mundos» (565). Galdós se está refiriendo a la armonía de las esferas, teoría esotérica de origen pitagórico basada en la idea de que el universo está regido según proporciones musicales armoniosas. Todo —desde el movimiento de los cuerpos celestes al cuerpo humano— produce unas notas musicales que juntas componen un ritmo universal por lo que el universo constituye un conjunto ordenado armónicamente como si fuera una orquesta. Pero es aún más sorprendente el papel que Atenaida juega en él: Alejandro: (…) Cuéntame lo que te dice el ritmo universal. 1 Según la teología a los demonios les está vedado el mundo espiritual y sólo pueden actuar en el dominio psíquico desde donde ejercen su influencia sobre los hombres y a través de ellos en la sociedad. La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 279 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. Atenaida: ¿Crees tú que a los oídos de esta pobre mujer obscura, mortal, puede llegar la sublime armonía de los mundos lejanos? Alejandro: Si no la oyes, de algún modo la conoces. Atenaida: Tengo de esa armonía mecánica y silenciosa un vago conocimiento, porque alguna vez se reproduce en un espejo brillantísimo que tengo en mi alma. Alejandro: Tu conciencia. Atenaida: Y mi conciencia es pensamiento y acción. Yo vivo proyectando mi ser sobre todo lo que me rodea. El trabajo continuo que ves en mí, es creación, radiación de energías. Yo estudio y enseño a los que no saben; yo produzco elementos de vida. A esta acción continua añade un sentimiento poderoso, el amor que te tengo (620-621). Cuando Atenaida afirma no oír la armonía que produce el movimiento de los cuerpos celestes, sino que la percibe espiritualmente cuando se refleja en su conciencia como si esta fuera un espejo2 está describiendo otra idea del pitagorismo, el macrocosmos —el universo— se refleja en el microcosmos —el ser humano— porque el hombre es un universo en miniatura, por eso Atenaida consigue proyectar esa armonía celestial a su alrededor a través del trabajo. Casi al final se explica con qué fin: Atenaida: Mi conciencia purísima es espejo reluciente donde la voluntad divina proyecta la dirección que quiere dar a los hechos humanos. Alejandro: Hermosa idea es esa; más para que yo la admita debo reconocerte como santa. Atenaida: La santidad, Alejandro mío, es cosa vulgar, vista y apreciada con el criterio común de las gentes; y yo, mujer vulgar, no tengo reparo en sostener que debo ser santa para ti, aunque no lo sea para los demás. Alejandro: Sí, y en mi corazón tienes tu altar. Eres la perfección humana; por tu constante actividad y tu labor infatigable vives irradiando energía y comunicándola a todos los seres que te rodean3. Ejemplo soy de los efectos de tu santidad. Tú me sacaste del pantano de la mentira y de los convencionalismos sociales... Tú me trajiste del laberinto de Ursaria a la paz de este Campo de la Vera4, donde nacimos y donde santamente moriremos. Atenaida: Aquí practicaremos la verdadera santidad, que consiste en cultivar la tierra para extraer de ella los elementos de vida, y cultivar los cerebros vírgenes, plantel de las inteligencias que en su madurez han de ser redentoras. Alejandro: Has hablado, Atenaida, como la propia sabiduría. Dos campos igualmente feraces nos ofrece la existencia humana: el campo físico y el campo espiritual. Laboremos (653). Por lo tanto Atenaida es una herramienta de la voluntad divina para que la armonía de las esferas se vuelva a reflejar en el orden humano, de hecho Alejandro la considera inspirada por 2 Sin embargo la bruja Celeste dice de ella: «dormida se sube a zancajear por lo que llamamos el éter de la cosmogonía sublime» (537). Este éter al que Atenaida asciende y recorre en sueños es el del sonido, que según la cosmogonía hermética transmite la armonía de las esferas que durante el día solo se puede percibir espiritualmente. 3 Poco antes había dicho algo parecido cuando consideraba que la verdadera virtud residía: «en la actividad, en el trabajo constante, sin perder días, horas ni minutos; en la creación de energías y en irradiarlas sobre los demás seres, contribuyendo a la florescencia de la vida humana» (642). Esta concepción de la virtud como la proyección de energías que ayuden al desarrollo humano se halla bastante lejos de su definición moral. 4 El laberinto ha sido tradicionalmente el lugar donde se han llevado a cabo ritos de iniciación y a diferencia del palacio-laberinto de Becerro en El caballero encantado Ursaria es un laberinto en el que está el palacio de Dióscoro. Luego Atenaida le dice que se dirigen a «donde tu existencia y la mía alcanzarán la paz y la felicidad» (652). Fabio García Saleh 280 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. el «estro divino» (601) y ella afirma contar con la justicia divina (607). Aquí entra en juego otro aspecto fundamental del pensamiento pitagórico, entre el macrocosmos y el microcosmos se encuentra el mesocosmos, la sociedad, que debido a su decadencia ha perdido la armonía, pero esta se le puede devolver como intentaron los pitagóricos interviniendo en la vida política 5 y como hará Atenaida haciendo lo mismo a través de Alejandro cuando sea nombrado ministro. ¿Entonces quién es esta mujer que habla como la propia sabiduría? Su nombre contiene el de una divinidad clásica, Atenea, que como señaló el humanista italiano Giovanni Pico della Mirandola simbolizaba para Pitágoras la sabiduría (85), por eso en muchas ocasiones es relacionada con lo divino, como cuando Alejandro recuerda el momento en que se conocieron: «entonces ya eras tú una sabia que asombrabas al mundo por tu conocimiento de lo humano y lo divino (…) tu ser es un conjunto misterioso de tierra y cielo, de mujer y ángel» (554). Luego, cuando está realizando una suma le dice: «Prodigiosa mujer; reducir tantas cifras a una sola sin equivocarse, es tarea reservada a quien como tú lleva en su alma todo el saber humano... y también el divino» (584). ¿Qué tiene de sorprendente saber hacer una operación matemática tan sencilla? En realidad Galdós se está refiriendo a que a través de su intelecto es capaz de captar la unidad que subyace tras la multiplicidad. Se trata de otra idea pitagórica, el intelecto es una esencia de origen divino entregada al ser humano para hacerle capaz de llegar a la unidad, Dios, pero tras su caída perdió esa capacidad y se dedica —como Alejandro— a buscar la multiplicidad. Atenaida «sabe todas las lenguas vivas» (587) y teniendo en cuenta los miles de idiomas que existen, se trata de una referencia a que como todos los adeptos posee la facultad sobrenatural conocida como xenoglosia, glosolalia o don de lenguas. Atenaida trata de enseñar ética a las hijas del corrupto Dióscoro, asignatura que define como «doctrina de las costumbres encaminada a que la voluntad produzca el bien (…) ciencia de las costumbres encaminada siempre a producir el bien y evitar el mal» (556), pero ellas prefieren aprender cocina. Asimismo, uno de los dos personajes más materialistas, Pánfilo, reconociendo sus cualidades le dice querer: «concertar, armonizar mejor dicho, nuestras voluntades de un modo permanente» (604), pero reduciéndola al papel de ama de llaves y amante. El otro es su hermano Dióscoro que en un principio tiene preparado para ella el mismo futuro pero que le propone, eventualmente, la posibilidad de contraer matrimonio: 5 Pitágoras ejerció toda su influencia en el consejo que gobernaba la ciudad de Crotona para poder reformar moralmente la sociedad en la que vivía y sus discípulos siguieron su ejemplo en otras ciudades de la Magna Grecia. La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 281 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. «Serás reina de mi casa; y si, como creo, me conquistan absolutamente tus virtudes y tu alta inteligencia, me casaré contigo y serás reina de Ursaria» (625). El desinterés de las hijas de Dióscoro por sus enseñanzas más nobles y las ansías de su padre y tío por amancebarla tiene un significado simbólico, porque Atenea al tener como distintivo la virginidad, su prostitución no es otra que la de la sabiduría. A estos personajes se contrapone Alejandro, un antiguo estudiante de filosofía —que en griego significa amor a la sabiduría, es decir a Atenaida— ejemplo de cómo purificando su alma el ser humano puede recuperar la armonía de las esferas con la que alcanzar una vida virtuosa y ordenada. Sin embargo esta no es una tarea sencilla, porque si el poder de Atenaida emana de la armonía de las esferas el de los demonios procede del planeta Marte de donde según Arimán proviene «la onda potente que engendra en el suelo de la Farsalia-Nova la desorganización ética, fundamento de nuestro poder. Esa onda es como un tumulto de carnaval, que nos trae la burla disfrazada de lógica y la mentira con careta de verdad» (536). Marte gobierna Aries, el primer signo zodiacal, porque bajo su influencia el ser humano se lanza a iniciar nuevas empresas ya que estimula los instintos, así que gracias al entusiasmo que despierta se llevan a cabo las mejores luchas y si no se consigue canalizar su poderosa energía también las peores, porque en su aspecto positivo dota de la ambición y fuerza necesarias para alcanzar una meta pero en el negativo infunde una impulsividad irracional que lleva a emprender proyectos sin reflexionar. Por lo tanto es el planeta de la ambición, pero también de la insensatez y la sinrazón que domina Ursaria, porque quien está bajo su influjo, como es el caso de sus habitantes, tiende a imponer su voluntad a los demás. El planeta rojo caracteriza ante todo el ego y su necesidad de afirmarse expresando su voluntad, por eso es el planeta de los líderes y la guerra, todo lo contrario al equilibrio, proporción y correspondencia adecuada entre las diferentes partes de un conjunto que constituyen la armonía. Entonces existe una lucha entre los demonios que extienden la discordia en la sociedad mientras Atenaida trata de reordenarla. Bajo esta teoría astrológica lo que ha sucedido con la población de Farsalia-Nova es que se ha sustraído a las irradiaciones de la armonía universal entregándose a la influencia de un planeta maléfico. Gracias a ella los demonios controlan Ursaria, capital de ese «país de cucaña» que es Farsalia-Nova (530)6. Con el nombre de esa tierra fantástica sinónimo de Jauja —donde todo es prosperidad y abundancia por lo que no es necesario trabajar para vivir— Farsalia-Nova es caracterizada como un país de vagos y curiosamente el único 6 Arimán dice a Celeste: «Nadir y Zafranio, que, como sabes, gobiernan conmigo esta región» (537). Fabio García Saleh 282 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. territorio que el imperio de mal, ahora en decadencia, sigue controlando, como reconoce Arimán: (…) la familia del antes poderoso Baal está en innegable decadencia. Mi tía la Serpiente duerme enroscada en sí misma un sueño secular. Pasaron los tiempos en que eran nuestras, grandes extensiones de humanidad en este y otros planetas7. Con sutiles artes ha conseguido arrebatárnoslas el Padre Universal que nos echó del Paraíso. Ya no nos queda más que esta faja de terreno donde hemos podido establecer, aunque de una manera transitoria, el imperio de la deliciosa sinrazón, ley de la mentira provechosa, holganza de las inteligencias, triunfo de las travesuras, terreno en que medran los tontos, se enriquecen los audaces, y todo va al revés de lo que ordenan las antiguas pragmáticas del Padre Universal8. Para sostener este tinglado nos bastan hechizos y sortilegios de poca monta, en los que has demostrado tu capacidad para volver lo blanco negro y turbar las almas candorosas (535-536). Esa familia poderosa a la que han arrebatado «grandes extensiones» y solo conserva Farsalia-Nova para establecer el imperio de la sinrazón simboliza el Imperio Español que tras el desastre del 98 había perdido los últimos jirones que aún conservaba de aquel dominio en el que antaño no se ponía el Sol. El topónimo de Farsalia-Nova recuerda a Castilla la Nueva y Ursaria, en latín villa del oso, a la Villa del oso y el madroño: Madrid9. ¿Si Ursaria es Madrid quién es el «antes poderoso Baal»? Como sucede con otros elementos Galdós va dando pistas según avanza la obra como cuando Arimán reconoce que el problema yace en que los demonios han caído en la indolencia ya en lo más alto de su jerarquía: «De algún tiempo acá, el Padre dormita con letargo profundo en los brazos ardientes de Astarté. La relajación de la disciplina infernal se manifiesta ya en todas las esferas de la humanidad sidérea10 y terrestre» (538). Sabemos quién es este padre cuando una bruja ahonde en la misma idea: «ese perro de Satán que se pasa la vida en el infierno rascándose la barriga en brazos de esa golfa que llaman Astarté» (645)11. No es difícil ver en 7 Se refiere a la doctrina espiritista según la cual los planetas están habitados por espíritus. Galdós también utilizó esta curiosa afirmación en El espiritista, que forma parte de la serie «Manicomio político-social. Soliloquio de algunos dementes encerrados en él». Según las descripciones de los médiums espiritistas, de todos los planetas que integran el sistema solar Marte sería el más inferior en lo físico y en lo moral y Júpiter el más elevado, de tal manera que el planeta rojo es considerado el Averno espírita y planeta gigante el Olimpo espírita. 8 Galdós está jugando con la idea de que Satanás, los demonios y sus adoradores buscan invertir el orden normal de todas las cosas. Por eso en sus rituales ponen la cruz al revés convirtiéndola en un símbolo satánico. El triunfo del mal sería conseguir subvertir completamente el orden social como sucede en esta obra. 9 Es más, en la Guía espiritual de España que acompañaba a esta obra en su primera edición Galdós señala al referirse a la denominada Villa del Oso y del Madroño: «Entiendo que el Oso es el Madrid que vive desde la Plaza Mayor por arriba, y el Madroño lo que llamamos barrios bajos» (1269-1270), por lo tanto Ursaria no sería toda la capital, sino únicamente su zona norte, donde se concentraban los barrios más exclusivos, habitados por las familias más poderosas del país que durante la segunda mitad del siglo XIX poblaron de suntuosos palacios. No en vano gran parte de la transformación de Alejandro sucede en el palacio de Dióscoro al igual que la del protagonista de El caballero encantado tiene lugar en el palacio de Becerro. 10 Nueva referencia a la teoría espiritista previamente nombrada. 11 Seguramente una referencia a que en la antigüedad su culto conllevaba la prostitución ritual. La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 283 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. Baal o Satán, el rey de los demonios, un reflejo de otro monarca, Alfonso XIII, al que Cánovas denominó «el primer holgazán de la nación» (Tusell: 73) 12. Sus prosélitos controlan a todos los habitantes de Farsalia-Nova con la sinrazón menos a la trabajadora Atenaida (574) porque su reino es la razón (620), pero Arimán conociendo su amor por Alejandro intenta que éste contraiga matrimonio con Protasia, una de sus alumnas, para infundirle celos e ira, esperando que despechada entre en el terreno del mal (575). Entonces Farsalia-Nova es una especie de infierno al que el protagonista desciende como en Celia en los infiernos con la diferencia de que aquí no se trata de los barrios bajos sino todo lo contrario, a pesar de que también en esa zona exclusiva conoce los peores aspectos de la sociedad como sucede en cualquier descenso al infierno. Por eso Arimán dice a Nadir13 y Zafranio: «En este círculo infernal mando yo» (610), frase que el lector podría considerar una referencia al grupo que forman los tres demonios hasta que poco después declara con desparpajo su «poder absoluto en el círculo de Ursaria» (612). Por lo tanto Ursaria es un círculo del infierno. No es la primera vez que un círculo infernal es imaginado como una ciudad, En la Divina comedia el sexto círculo del infierno está dentro de los muros de la ciudad de Dite, vigilada por una multitud de diablos, pero Ursaria guarda más parecido con la quinta fosa del octavo círculo dantesco en la que se castiga a los malversadores que se aprovecharon ilícitamente de sus cargos públicos. Analicemos ahora al protagonista masculino, Alejandro. Es el hijo de un rico labrador que contraviniendo los deseos paternos fue a Madrid a estudiar en la universidad, se casó con la hija única de los marqueses de Rodas14 y tuvo que dedicarse a los negocios para mantener el alto tren de vida al que se habían acostumbrado. Después de enviudar se arruinó conservando únicamente el título nobiliario de su difunta esposa con el que sigue presentándose en público. Pensando que la causa de sus infortunios es haber sido honrado en una sociedad regida por la ausencia de ética decide adaptarse a la falsedad sin saber que la voz misteriosa que le susurra esas ideas (549) es un demonio. Por eso da la espalda a la razón y la legalidad (557- 12 Aunque en ningún momento se llame rey a Satán sí se denomina reina a su amante Astarté (536), pero en Crónica de Madrid Galdós habla de «la corte del rey de las tinieblas» (1306). 13 Este nombre, al designar el punto de la esfera celeste diametralmente opuesto al cenit simboliza en literatura el momento en que moralmente un personaje llega a su punto más bajo, por eso su compañero Zafranio dice: «vivimos soterrados» (539). 14 Aunque existe un marquesado de Roda es más probable que el título sea una referencia a Francisco Martínez de Rodas, primer conde de Rodas, oligarca vizcaíno miembro del partido liberal que pertenecía a la fracción de Segismundo Moret. Con su dinero y las intrigas electorales controló la política vizcaína siendo nombrado diputado del distrito de Marquina y senador por Vizcaya, Huesca y Santander. Como el innominado marqués de La razón de la sinrazón tuvo una hija única que heredó su título. Fabio García Saleh 284 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. 558) entregándose a la «Misteriosa ley de la sinrazón» como única esperanza (560) y abominando de la verdad se acoge a la mentira (574). Convertido en un farsante se ha inventado que su hermano, emigrado a Argentina, le ha dejado una herencia y con esa excusa se presenta en el palacio de Dióscoro que a través de la «fracción Dioscórida» ejerce su influencia política en el gobierno dentro y fuera del Parlamento (582). Es evidente que a través de este personaje Galdós describe el fenómeno del fulanismo en la política española, porque la fracción que lidera lleva su nombre, ejemplificando el partidarismo por el nombre más que por la doctrina. Entonces Arimán aparece en el palacio elegantemente vestido como un caballero en traje de viaje bajo el nombre de Telesforo Corrientes, agente de la Banca de Buenos Aires que viene a hacer efectiva la herencia que su hermano le ha legado (561). Tras tan admirables consecuencias Alejandro dice: «El embuste gobierna el mundo; es una idea que se ha posesionado de mí, y que me está dando resultados admirables. Practico el dogma de la sinrazón» (585). Arimán quiere que Dióscoro crea que Alejandro es un rico heredero para que intente casarlo con su hija Protasia y así enojar a Atenaida. Pero Dióscoro y su hermano Pánfilo también esperan conseguir que ponga su herencia en la Filantrópica, una sociedad que aunque no es definida claramente sabemos que constituye un «aparato para cazar incautos» (584). A cambio le ofrecen una de las carteras ministeriales que queden libres durante una de las numerosas crisis políticas que se suceden en el gobierno y que podrán conseguirle a través de otro de los fenómenos clientelistas de la política de la Restauración: el encasillado. Pero se nos informa que las ambiciones de ocupar las carteras que quedan vacantes en cada crisis son tan numerosas que para vencerlas la fracción Dioscórida tendrá que emplearse a fondo. En definitiva, la España de la Restauración representada en la obra de Galdós, más que una oligarquía, es una plutocracia porque está gobernada por sus miembros más ricos, así que cuando Alejandro pide ser ministro en la próxima crisis (600) Atenaida le revela cuál es su situación: Atenaida: Alejandro, ¿estás contento? ¿Te satisface la situación en que te han puesto tus amigos los espíritus burlones? Alejandro, confuso y caviloso: No sé qué decirte; ilumíname tú, amiga del alma. Atenaida: ¿Que yo te ilumine? Pues óyeme. Te encuentras amenazado por tres figuras monstruosas. La fiera menos temible es tu pobre mujer. Los monstruos que han de devorarte son: el cocodrilo de insaciable voracidad… Alejandro: Dióscoro. La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 285 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. Atenaida: Y el rinoceronte de la previsión15, que con sus armas formidables te vencen, te subyugan, y apoderándose de tu riqueza, quieren hacer de ti un ser abúlico, un maniquí. Óyese el ruido del ventarrón, que comienza suavemente. Alejandro: No, eso no será. Atenaida: Pues para que no sea, para que recobres tu albedrío, acógete al fuero de la razón y la verdad. Alejandro: No me pidas que vuelva al terreno que abandoné, escarmentado por crueles y reiteradas desdichas. Se ha metido en mi cerebro la idea de que el mundo actual está gobernado por la invisible fuerza de la mentira provechosa, del derecho irónico. Si la sinrazón es hoy dueña de los humanos destinos, al amparo de esta fuerza me pongo, y con ella me libraré del cocodrilo y del rinoceronte (598-599). Esas dos bestias que han de devorarlo, el rinoceronte y el cocodrilo, son una referencia a Behemot y Leviatán, nombrados en el Libro de Job (40,15-24) que en clave realista han sido identificados respectivamente con esos animales y al representar fuerzas monstruosas hostiles al hombre también fueron considerados diablos. Así como Atenea era protectora de la vida cívica Atenaida lucha contra estos usurpadores del poder cívico que mantienen la injusticia en su beneficio, y lo consigue ayudando a Alejandro como la diosa hizo con varios héroes de la mitología. Atenaida deja bien claro a Alejandro: (…) que no atesora en su carácter la energía indispensable para gobernar a los pueblos. Es absurdo, querido Alejandro, es contrario a toda lógica y al sentido común que tú seas ministro; pero por eso mismo, porque ello es absurdo, porque es ilógico y desatinado, tus protectores te darán la cartera (600). Más adelante sabremos que lo hacen para manipularlo (607). Entonces Alejandro le pide que esté a su lado en la lucha que le espera y Atenaida lo protege y guía como Atenea hizo con Hércules, Perseo, los argonautas y Ulises16, porque como señaló Emmanuel d’Hooghvorst acerca de la diosa: «Su ayuda es todopoderosa. Ella es quien conduce la obra17 desde el comienzo hasta el fin. Aconseja, instruye y reconforta al discípulo» (22). Sin embargo Dióscoro y Pánfilo desconocen que Alejandro alberga el deseo de poner en práctica: «algún proyecto de interés general, nacional. (…) planes de regeneración» (601). Con estas palabras Alejandro se revela influido por ese movimiento intelectual cuyo fin era la 15 Se trata de Pánfilo, quien dice en dos ocasiones «soy la previsión» (546 y 591) y «Yo poseo, gracias a Dios, todas las cualidades de que tú careces: la previsión, el método, el orden» (592). 16 Atenea guió a Perseo en su expedición para decapitar a Medusa, enseñó a Hércules cómo despellejar al león de Nemea, a acabar con los pájaros del Estínfalo, a traspasar la entrada al inframundo y a matar a la hidra de Lerna. En el caso de Ulises, le ayudó a volver a Ítaca y en cuanto a los argonautas dirigió la construcción de su nave. 17 Se refiere al opus magnum o gran obra, término alquímico que designa el proceso de transmutación espiritual del hombre. Fabio García Saleh 286 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. regeneración de España mediante la reforma de sus estructuras sociales, políticas y económicas: el regeneracionismo. Paradójicamente iba a formar parte del sistema culpable de los problemas del país, por eso una vez convertido en ministro Alejandra lo utilizará arteramente para realizar un proyecto cuyo contenido no se detalla al lector, pero del cual podemos hacernos una idea a través de la opinión que despierta en los políticos corruptos: Dióscoro: He leído tu proyecto agrario, que me parece admirable18, admirable como cosa teórica, como anticipación o profecía de un porvenir remoto. Alejandro: Remoto, no. ¿Hasta cuándo hemos de aplazar la salvación de un país desdichado?19 Hiperbolos: La política es el arte de la oportunidad. Dióscoro: Tu proyecto es materia de Academias y Ateneos, o bien plato sabroso en esas revistas que sólo sirven para distracción de los ilusos y soñadores20. Por el momento guárdalo en el cajón de las hermosuras, cuya realización corresponde a las generaciones venideras. Alejandro: Pero eso es jugar con el país. Yo necesito hacer algo, justificar mi paso por el Gobierno… (617-618). Solo conoceremos los detalles de este proyecto cuando Dióscoro revele escandalizado que: «Establece la expropiación forzosa de los latifundios; el reparto de tierras entre los labradores pobres; la reversión al Estado de los predios que no se cultivan» (629). A través de Alejandro, Atenaida trata de solucionar el gran problema del país, la cuestión agraria. España era una nación eminentemente rural en la que dos millones de trabajadores no tenían tierras propias y otro millón era dueño de fincas poco rentables, dos problemas que podían solucionarse repartiendo los latifundios entre los agricultores pobres y nacionalizando las heredades baldías. Obviamente semejante proyecto de reforma agraria no podía ser aprobado, ya que eliminaría uno de los pilares en los que se basaba el sistema corrupto y plutocrático de la Restauración, el caciquismo. Como en la cita de Cánovas que reproduje al principio, Galdós muestra que España estaba dirigida por una minoría que no estaba interesada en solucionar los problemas del país por el bien de la comunidad sino en aprovecharse de la situación, por lo cual no ambicionaba cambiar el statu quo sino que se preocupaba en mantenerlo inalterable. Astrológicamente esta situación es otro ejemplo de como la influencia de Marte a la que se 18 Con esta afirmación se demuestra que bajo el reinado de Alfonso XIII todos los españoles fueron regeneracionistas de un modo u otro, sabedores de la necesidad de transformar la sociedad. El problema era que no existía unanimidad en qué objetivos fijarse y cómo conseguirlos. 19 Aquí está haciendo honor a su nombre, porque en griego Αλέξανδρος es una composición de las palabras αλέξειν (aléxein, defender, proteger) y ἀνδρός (andrós, del hombre) significando por tanto el defensor, el protector o el salvador del hombre. 20 Los intelectuales regeneracionistas divulgaban sus ideas en revistas de amplia difusión. La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 287 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. refiere Arimán lleva a una minoría a imponer su voluntad a los demás en vez de buscar la armonía social que es reflejo de la armonía de las esferas. Alejandro termina cansado de no hacer otra cosa que atender recomendaciones (615) y otorgar concesiones a grandes compañías, a pesar de que se le advierte que como contrapartida, antes de abandonar el cargo podrá ocupar otros en consejos de administración de organismos industriales donde sus favores le serán generosamente recompensados (616). Por supuesto Galdós al describir la inveterada costumbre española de que los políticos una vez finalizados sus mandatos pasen a trabajar en empresas privadas beneficiándose de las prestaciones prestadas en su anterior ocupación —lo cual se conoce coloquialmente como puertas giratorias— está denunciando la existencia de una trama plutocrática y corrupta en la que gobiernan quienes tienen mayor riqueza o en representación suya hombres de paja que aprueban leyes que les favorecen. En una ocasión Atenaida, convertida en su asesora, le lee uno de los cargos que debe otorgar sin méritos, solo por influencia política, a lo que él estalla declarando que lo que le pide es absurdo. Atenaida le responde: Pues por absurdo te lo pido. ¿Crees que me he pasado al bando de la sinrazón para proponerte cosas lógicas y razonables? Yo inspiro tus actos, que han de ser incongruentes, disparatados, contrarios a toda ley de buen gobierno (…) para que salgas del gobierno ignominiosamente, en tal situación que yo pueda redimirte y traerte a mi reino (620). Poco antes Nadir y Zafranio, que estaban sometidos a la autoridad de Arimán se rebelan, mostrando que la fragmentación que produce el fulanismo afectaba a todos los partidos. Sabiéndolo, Atenaida advierte a Alejandro: «Ya verás la broma que te espera. Los genios burlones que te han favorecido dando realidad a tus ficciones, se han dividido en dos bandos, que pronto andarán a la greña en esta zona rastrera» (621). Para vencer a la sinrazón Atenaida toma los rasgos bélicos de Atenea: «trato de eso, de comprometerte, de lanzarte a una guerra implacable con tus compañeros de Gobierno» (622) y con ese objetivo hace público su adelantadísimo proyecto de reforma agraria sin dar cuenta al Consejo de Ministros ni al Parlamento. Al enterarse los miembros de la fracción Dioscórida la carrera política de Alejandro, calificado como revolucionario (628), llega a su fin, pero justo cuando le obligan a presentar su dimisión una lluvia de fuego cae sobre Ursaria. ¿Qué es lo que provoca el cataclismo? ¿Una guerra entre los demonios, un castigo divino o la publicación de la ley? Si creemos a Atenaida cuando aclara al comenzar éste que «Los dos bandos de la sinrazón se despedazan entre sí» (632) y sabiendo que con la ley Atenaida Fabio García Saleh 288 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. buscaba producir un cataclismo (622) se trata de lo primero, a pesar de que el pueblo crea que es un castigo divino (641). Los dos bandos que se despedazan son tanto los que existen entre los demonios como las fracciones en las que se habían dividido los partidos, porque teniendo en cuenta que la voluntad de los políticos está dirigida por los diablos no hay mucha diferencia entre ambos. Galdós está profetizando que el fulanismo sería un factor decisivo en la crisis definitiva del sistema, que pondría punto y final a la vieja política como efectivamente ocurrió, fabulando en esta obra el acta de defunción del orden plutocrático de la Restauración. El resultado es que ese cataclismo purifica la sociedad eliminando a los corruptos y vagos, por eso Atenaida lo denomina «gran revolución atmosférica» (641) y Alejandro «cataclismo regenerador» (622). Según Atenaida «se salvan los de conciencia pura que no hacen daño a nadie y viven de su trabajo» (642) por lo tanto los vagos y los malversadores, es decir, los políticos, han muerto. Ella añade que «fue como un barrido de los que vivían aferrados a la mentira y a la sinrazón» (641). Alejandro y Atenaida se dirigen hacia occidente para encontrar la verdad (634) pero no es hasta unas páginas después cuando sabemos que los efectos de la revolución se manifestaron en la misma dirección (641) es decir, siguiendo la ruta del Sol para al igual que el astro rey disipar las tinieblas. Ese mismo movimiento fue el que siguieron Abraham cuando abandonó Ur obedeciendo la orden divina de establecerse en la tierra prometida (Génesis 11, 31) y los judíos al regresar a ella tras el cautiverio babilónico, por lo que andar hacia occidente también simboliza viajar a la tierra prometida o volver a ella, que es lo que está haciendo la pareja protagonista, por eso en una posada en el camino a su lugar de nacimiento piden vestirse de paleto y aldeana (635-636). Finalmente llegan al Campo de la Vera donde nacieron, más concretamente a una granja propiedad de Juan de Valtierra, un rico y anciano labrador tío de Alejandro. Alejandro que había llamado a ese lugar «feliz Arcadia» (553) ahora lo denomina «Arcadia feliz» (653), empleando el nombre de esa región de la antigua Grecia que se ha convertido en sinónimo de un territorio idílico donde reina la felicidad y está habitado por pastores que viven con sencillez y en armonía con la naturaleza, como en el mito de la Edad de Oro con cuya recuperación finaliza El caballero encantado21. 21 Aunque la presencia de los demonios sea un elemento que haga pensar que La razón de la sinrazón se diferencia notablemente de El caballero encantado, debo recordar que en esa novela Pascuala es pretendida por Galo Zurdo y Gaitín, secretario del pueblo Calatañazor, al que Carlos se enfrenta diciéndole: «Vuélvete al infierno, de donde has venido» (257), poco después es encarcelado en la cárcel del ayuntamiento de Sigüenza, La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 289 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. A este respecto hay que aclarar que si bien es cierto que Alejandro está claramente inspirado en Carlos de Tarsis, el protagonista de El caballero encantado —ambos son aristócratas endeudados por vivir por encima de sus posibilidades, reciben un cargo político a dedo y terminan convertidos en campesinos— por el contrario Atenaida apenas se parece a Cintia, la pareja de Carlos. De hecho el único paralelismo que las une es que esta última cuando es encantada pasa a trabajar de maestra22. Esta diferencia se debe a que Atenaida no solo es Cintia-Pascuala sino también otro personaje femenino mucho más importante, la Madre. Una vez que ha regresado al paraíso perdido, Alejandro vuelve a ser el campesino que era antes de que la civilización lo corrompiese, y para conseguirlo recuperará sus propiedades como le informa Atenaida: «Se ha restablecido la armonía universal, y ésta sería una nueva ficción si los que fuimos arrojados de aquí no volvieran a ser lo que fueron y a poseer lo que poseían» (653). Con esa afirmación de la restauración del ser a su estado natural Atenaida se está refiriendo a la apocatástasis (del griego αποκαθιστώ: poner una cosa en su puesto primitivo, restaurar), doctrina pitagórica que afirmaba la renovación periódica del mundo y que aparece una vez en la Biblia dentro de un sermón en el que san Pedro se refiere a la segunda venida de Cristo que hasta entonces debe permanecer en el cielo «hasta llegar los tiempos de la restauración de todas las cosas» (Hechos de los apóstoles 3, 21), por lo tanto la apocatástasis tendrá lugar en la nueva Edad de Oro o paraíso en la tierra en el que Jesús reinará un milenio antes del Juicio final (Apocalipsis 20, 1-6) y en donde será restaurado el estado primitivo de perfección que disfrutaban los pobladores del Edén, el equivalente judeocristiano a la Arcadia de raigambre pagana a la que se refiere Alejandro. Atenaida ha restablecido la armonía universal, Farsalia-Nova se ha reintegrado a ella alejándose de los diabólicos efluvios astrológicos de Marte, porque Galdós compara la decadencia política de Ursaria con la doctrina grecorromana de los ciclos según la cual el cosmos está sometido a una decadencia que comienza con una Edad de Oro a la que siguen una de plata, otra de bronce y por último de hierro, metal que en la alquimia corresponde al planeta que controla Farsalia-Nova, Marte23. cuyas calles han sido «empedradas por los demonios» (274) y su estancia en dicha prisión tiene rasgos de descenso a los infiernos. 22 Sin lugar a dudas ambos personajes surgieron como influencia de su relación con la maestra Teodosia Gandarias, considerada su último gran amor y con la que rompió un año antes de la aparición de la obra que analizamos. 23 Incluso en la alquimia para representar el hierro se emplea el símbolo del planeta Marte. Fabio García Saleh 290 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. Al final de la Edad de Hierro se produce una crisis terminal de la que nace una nueva Edad dorada. Por lo tanto esa fase postrera tiene una naturaleza depuradora, de tal manera que la sinrazón y la mentira que dominan la crisis de la Restauración tienen su razón de ser como parte del fin de un ciclo. En resumen, la decadencia no solo es inevitable, sino que es necesaria para que la Edad de Hierro finalice y pueda manifestarse una nueva Edad dorada, por ello según el argumento avanza las discordias entre los personajes aumentan. Pero para que la armonía universal de la Edad áurea se restituya plenamente no sólo basta con la decadencia de la Edad de Hierro, es necesario que esta acabe violentamente, porque teniendo en cuenta lo extendida que está la corrupción es de suponer que eso solo puede ser posible con un acontecimiento devastador. Esta visión tan apocalíptica se refleja en los numerosos mitos que profetizan cataclismos cósmicos que acabarán con el mundo para dar paso a otro mejor. Alrededor del planeta muchas narraciones proféticas describen cómo el fuego descenderá del cielo para purificar el planeta en un futuro como en el pasado hizo el agua durante el diluvio universal, la Biblia es una de ella (II Pedro, 3, 6-7). Esta destrucción que devuelve a la humanidad a su origen restituyéndole la pureza perdida suele encuadrarse en un marco mítico cuyo eje es la idea del eterno retorno y por lo tanto generalmente niega la posibilidad de una destrucción del cosmos. Por eso los nubarrones que cubren el cielo se rasgan mostrando a la pareja protagonista la Espiga de la Virgen (633-634), la estrella más brillante de la constelación de Virgo que para los romanos simbolizaba a Ceres, diosa de la agricultura representada llevando en la mano una espiga de grano, generalmente trigo. Esta visión es una señal de que su nueva ocupación será una actividad de la Edad de Oro: la agricultura. Teniendo en cuenta que la apocatástasis ha sido un recurso empleado para defender la idea de que al final de los tiempos se iniciará una eternidad en la que todos, réprobos y bienaventurados, serán redimidos, Nadir, Zafranio y la bruja Rebeca nombran esa creencia según la interpretó Orígenes (646-7), considerada herética por la Iglesia, quien aseguró que llegará el día en que los seres entrarán de nuevo en la amistad de Dios pero a pesar de que no saben si tendrán que esperar al Juicio Final para su salvación los tres se amparan en esa posibilidad esperando su salvación. Aunque Orígenes no dejó claro si la apocatástasis sería universal, incluyendo a Satanás y los ángeles caídos, lo que sí es indudable es que en La razón de la sinrazón Galdós la emplea en su interpretación origenista, ya que este padre de la Iglesia afirmó que en ella nadie sería salvado contra su voluntad, y eso es lo que sucede, porque mientras Nadir, Zafranio y Rebeca La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 291 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. reniegan de su estirpe satánica 24 Arimán sigue siendo un demonio que, manteniéndose leal a Satán, voluntariamente se precipita por un cráter al infierno. La pareja protagonista avanza hacia el Campo de la Vera cuando se encuentran con unas alegres muchedumbres del lugar que celebran la noche de San Juan, por lo que aplazan su entrada al pueblo hasta el día siguiente. Aunque no se explique, esta acción tiene como objetivo tener la previsión de entrar cuando se celebre la natividad de Juan el Bautista, es decir, cuando se cumpla la onomástica de Juan de Valtierra, «patriarca tutelar» de ambos (655). Por eso eligen para dormir la base de un corpulento castaño ya que este árbol simboliza su previsión pues su fruto, que madura en otoño, sirve de alimento seguro para el invierno (Diccionario Rioduero de símbolos, 49). Cuando Alejandro despierta le cuenta el sueño que ha tenido bajo ese símbolo de la previsión. En él Juan de Valtierra no sólo le había legado todas sus tierras y a Atenaida la escuela que construyó frente a su casa, sino que además estaban casados. Atenaida le informa que no ha sido un sueño, con lo que mientras dormía ha tenido una visión de su transformación que incluía la unión con Atenaida. Alejandro, mucho antes le había dicho «el contacto de tus manos parece que me comunica tu conocimiento de la vida espiritual» (554) y «Comunícame, al contacto de tus manos, tu sublime espíritu (…) Te reconozco como mujer extraordinaria, y quiero ser tuyo para siempre. ¿Por qué no te conocí antes en toda tu grandeza espiritual?» (620-621). Ahora consigue su objetivo, unirse a ella, pero como en tantas obras iniciáticas todo ha sucedido en sueños como en Hypnerotomachia Poliphili (1499) en el que la iniciación del protagonista finaliza con su unión nupcial con la amada. Acto seguido Atenaida invita a Alejandro a entrar en la morada de su «patriarca tutelar» mientras se transforma: «como una belleza sublime: el cuerpo estatuario y arrogante la actitud; imperioso el gesto; circuida la hermosa cabeza con un resplandeciente nimbo de plata» (655). El cuadro siguiente sucede durante el equinoccio de verano. Por lo tanto han transcurrido tres meses, porque el tres simboliza la armonía que supera la dualidad que encarnaban Alejandro y Atenaida, por lo que las diferencias que existían entre ambos han desaparecido. El lapso de tiempo es de tres meses y no de tres años o tres semanas porque es el tiempo que 24 Que los redimidos sean tres recuerda al mito clásico en el que Atenea transformó a la horrendas Erinias en las benévolas Euménides. Fabio García Saleh 292 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. ha durado el verano, que con su luz y calor simboliza la calidez en la que ambos han vivido una nueva existencia más luminosa. La regeneración de España que tenía lugar en El caballero encantado se ha conseguido nuevamente a través del amor, pero en esta ocasión la pareja no ha engendrado un niño que traerá la Edad de Oro, en vez de eso, ella se encarga de una cantidad considerable de niños, que al igual que la unidad posee un significado esotérico, porque Atenaida es profesora de más de trecientos25, cifra desmesurada para una única maestra, pero que es idéntica a los que Pitágoras tenía en la escuela iniciática que fundó en Crotona, conformada por un selecto grupo de seguidores que se autodenominaban matemáticos. En otras tradiciones esotéricas más de trescientos viene a ser el número que simboliza a una élite de iniciados, por ejemplo en la cábala, ya que ese fue el número de familias seguidoras del mesías judío Sabbatai Zeví que aceptaron convertirse al islam junto a él en 1666 creando la secta de los donmeh. Más de trescientos fue la cifra que componían el ejército formado por los tres centenares de soldados que se unieron a Gedeón para enfrentarse a los madianitas (Jueces 7, 7-8), la alianza militar griega a la cual se adhirieron trescientos espartanos para frenar la invasión persa en la Batalla de Termópilas y los guerreros musulmanes que se unieron a Mahoma para combatir al enorme ejército de los Quraysh en la Batalla de Badr. En todos estos casos más de trescientos se relaciona con la victoria imposible que se logra bajo la protección divina, que es lo que Alejandro ha conseguido bajo la égida —nunca mejor dicho— de Atenaida-Atenea. Entre las lecciones que Atenaida imparte a sus alumnos consta hacerles presenciar el proceso de cultivo y recolección del trigo y su transformación en pan porque esta enseñanza tiene como objetivo que vean como se produce el proceso alquímico de trasmutación por intervención de los cuatro elementos: la putrefacción del grano de trigo bajo la tierra ocasiona el nacimiento de la espiga, que una vez molida por la acción del agua se convierte en una masa que el aire hace fermentar y el fuego hornea (Daza: 299). Esta labor es realizada en parte por Alejandro que aparece arando con una yunta de bueyes tras un sembrador que esparce el trigo, así que al igual que Noé tras el cataclismo anterior —el diluvio— se ha convertido en un labrador (Génesis 9, 20) y Atenea es considerada la inspiradora de la agricultura que trajo a los hombres el arado entre otras herramientas de labranza y les enseñó a someter los bueyes26. 25 Como la diosa Atenea es protectora de los niños. 26 ¿Pero por qué Alejandro ara cuando una de las principales características de la Edad de Oro es que la vegetación era tan generosa que el hombre recogía los frutos de la tierra sin necesidad de cultivarla? Sin lugar La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 293 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. Hacia el final de la obra, Alejandro explica: «Yo cultivo la tierra y Atenaida los cerebros de esas tiernas criaturas» y ella avanza «como personificación de una idea sublime» mientras él sigue diciendo: Ved en esta mujer humilde el símbolo de la razón triunfante. (Alejandro y el cura la contemplan extáticos; y ella, soberanamente hermosa, pronuncia las últimas palabras). Somos los creadores del bienestar humano. El raudal de la vida nace en nuestras manos fresco y cristalino; no estamos subordinados a los que lejos de aquí lo enturbian. Somos el manantial que salta bullicioso; ellos la laguna dormida. (El rostro de Atenaida aparece coronado de estrellas) (657). Después de compararse con un manantial, símbolo de las fuerzas creadoras de vida, de la pureza y la exuberancia (Diccionario Rioduero de símbolos, 145), Atenaida-Atenea queda identificada al finalizar la obra con la mujer coronada de estrellas que aparece en el Apocalipsis venciendo a Satanás (12, 1-12), que es lo que ella ha hecho. Con este elemento apocalíptico acaba una obra que a pesar de circunscribirse dentro de la tendencia que Galdós siguió al final de su trayectoria está marcada porque a diferencia del resto de los que creó en esta etapa aquí la solución que propone para regenerar España y acabar con el mal no es otra que un cataclismo, con lo cual se hacía eco de la situación política mundial. CONCLUSIÓN Galdós está describiendo una sociedad que es una inversión exacta de la normal, en la que todo se hace al revés del orden lógico. Por lo tanto la crisis de la Restauración es una fase de decadencia que hay que insertar en el extremo ulterior de un ciclo que comenzó en 1876, porque el fulanismo no es otra cosa que la consecuencia lógica del turnismo. Si ya vimos que Galdós advertía en 1912 que el partido conservador y el liberal: «llevarán a España a un estado de consunción que de fijo ha de acabar en muerte», cuando dictó La razón de la sinrazón de enero a abril de 1915 el contexto político y social había empeorado radicalmente y con él su pesimismo se exacerbaba desvaneciéndose toda esperanza de conseguir una regeneración de España a través de la política a pesar de haber sido nombrado diputado por Las Palmas de Gran Canaria el año anterior. El fin de la Belle Époque y el fuerte efecto polarizador que la Primera Guerra Mundial había tenido en la sociedad española fueron tan devastadores que la idea fundamental de esta a dudas a través del trabajo Galdós quiere establecer una diferencia entre la vida que lleva en esa nueva Arcadia y la que existencia de holgazán que vivió en Farsalia-Nova definida como «país de cucaña». Fabio García Saleh 294 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. obra es la de recuperar la armonía universal, es decir, la paz, pero a la vez es consciente que eso no sería posible sin un cataclismo regenerador. Por eso un maestro de escuela considera que: «Ha sido un barrido desde el cielo, pues los que se hacen desde la tierra no resultan con la debida eficacia» (637). Con esta frase Galdós expresa tanto su ideología republicana como la profunda decepción hacia el Sexenio Revolucionario que sentía desde 1872, concluyendo que el sistema político de la Restauración estaba tan sumamente corrupto y degenerado que no había posibilidades de reformarlo siguiendo una vía política y por lo tanto debía ser eliminado de manera radical. Por eso mientras en El caballero encantado la Madre afirma que sólo se volverá a la Edad de Oro en un futuro lejano (153), en La razón de la sinrazón se logra su restitución al final de ella. Al mismo tiempo una serie de circunstancias vitales —por aquel entonces Galdós era un septuagenario ciego y arterioesclerótico consciente de hallarse bajo la espada de Damocles de un ataque de uremia que lo terminaría matando— y sociopolíticas habían teñido su literatura con tintes sombríos. El estallido de la Gran Guerra había puesto fin a la Belle Époque y con ella al optimismo que caracterizó ese singular periodo de paz en la historia del viejo continente y que vertebra El caballero encantado de cuya publicación habían pasado seis años, mucho tiempo en la vida de un anciano. Por todo ello, ahora que la escena había cambiado de manera dramática a pesar de los muchos ecos que resuenan en La razón de la sinrazón de El caballero encantado un aspecto secundario de esta como era el descenso del protagonista al infierno constituye en el elemento fundamental de aquella. Atenaida también lleva a cabo un descensos ad inferos para conducir y guiar a Alejandro como hizo Virgilio con Dante en la Divina Comedia. En consecuencia el proceso en el que el protagonista consigue superar su condición no es tan dilatado y complejo como el que vivió Carlos de Tarsis porque no está descrito todo el proceso iniciático sino simplemente su descenso a los infiernos, de modo que gracias al poder de Atenaida —que actúa como deus ex machina— se simplifica. La tradición oculta considera que el descenso a los infiernos que aparece en muchos mitos y obras literarias simboliza la toma de consciencia de las inclinaciones negativas del alma. Mientras en relatos como la Divina Comedia o El caballero encantado el protagonista simplemente las contempla, en La razón de la sinrazón las realiza, por lo tanto su alma se convierte en objeto de una batalla entre dos adversarios, las fuerzas celestiales —Atenaida— y las infernales —Arimán—, que a través de la virtud y el vicio lucharán por llevarlo a su La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 295 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. bando. Por eso Alejandro se debate en su intención de enriquecerse convirtiéndose en otro político corrupto y mejorar la sociedad. En cuanto a su simbolismo, tiene más que ver con la mitología y la demonología y que con la masonería o la alquimia, a pesar de la presencia de diversas referencias a inequívocos elementos alquímicos como la aparición sibilina de la diosa Atenea o la aparición de símbolos como el trigo y el pan27. Quizás todo se deba a que estamos ante una obra que a diferencia de El caballero encantado se centra en exponer, satirizar y criticar el agotamiento del sistema bipartidista durante la crisis de la Restauración y por lo tanto en esta ocasión Galdós no podía emplear el simbolismo masónico como mecanismo de transformación, ya que precisamente esa organización iniciática había contribuido al establecimiento y mantenimiento de ese orden político en todos los niveles, baste como ejemplo que Sagasta, uno de sus principales artífices fue un insigne masón que alcanzó el grado 33 y ejerció como gran maestre del Gran Oriente de España. Como hemos visto, lo que Galdós describe en La razón de la sinrazón es mucho más que una sátira de la crisis de la Restauración, porque ese mundo nuevo en el que la injusticia y la mentira no existirán y cuya llegada describe a través de un cataclismo no es ni más ni menos que la utopía universal descrita en diversas obras literarias realizadas por iniciados en el esoterismo y simbolizada por la Arcadia. Galdós recrea en esta obra el retorno a la Edad de Oro con la que vienen soñando los creyentes en las tradiciones herméticas desde hace más de dos milenios y que sucede cuando al final de la Edad de Hierro determinadas influencias espirituales simbolizadas por la figura de Atenaida intervienen directamente para poner fin a la última manifestación cíclica. 27 La bruja celeste «que adereza sus enredos con parrafadas de una filosofía hueca» (534), es decir que adorna sus maquinaciones con discursos vacíos porque sus conocimientos son vacuos, realiza un «trabajo de alquimia burda» (573), es decir, de un orden muy inferior a la auténtica alquimia a la cual Galdós se refiere poco después sin nombrarla cuando Atenaida confiesa dedicarse únicamente a labores provechosas para sus semejantes «Manipulando sin descanso la materia para transformarla o embellecerla, se adquiere el conocimiento de todos los secretos de la existencia humana, y de la proyección de lo divino sobre lo humano» (577). Fabio García Saleh 296 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. BIBLIOGRAFÍA DAZA, J. C., Diccionario Akal de la Francmasonería, Madrid, Akal, 1997. D’HOOGHVORST, E., El hilo de Penélope, Tomo I, Tarragona, Arola Editors, 2000. Diccionario Rioduero de símbolos, Madrid, Ediciones Rioduero, 1983. Versión y adaptación de Purificación Murga de la edición original alemana de Marianne Oesterreicher-Mollwo. Herder lexikon. Symbole, Friburgo de Brisgovia, Verlag Herder, 1978. MIRÁNDOLA, Pico della, Conclusiones mágicas y cabalísticas, Barcelona, Obelisco, 1982. PÉREZ GALDÓS, B., Cánovas, Madrid, Historia 16, 1996. — Casandra. El caballero encantado. La razón de la sinrazón, Ed. Yolanda Arencibia, Las Palmas, Cabildo de Gran Canaria, 2011. — Crónica de Madrid, Novelas y Miscelánea, vol. III, Miscelánea, Aguilar, Madrid, 1973, pp. 1275-1343. — El caballero encantado, Madrid, Cátedra, 1987. — Guía espiritual de España, Novelas y Miscelánea, vol. III, Miscelánea, Madrid, Aguilar, 1973, pp. 1267-1274. Sagrada Biblia, Ed. Eloíno Nácar y Alberto Colunga, Madrid, Editorial católica, 1960. TUSELL, J. y GARCÍA QUEIPO DE LLANO, G., Alfonso XIII. El rey polémico, Madrid, Taurus, 2001.
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Calificación | |
Título y subtítulo | La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración |
Autor principal | García Saleh, Fabio |
Entidad | Casa-Museo Pérez Galdós |
Publicación fuente | Actas del undécimo congreso internacional Galdosiano |
Numeración | Congreso 11 |
Sección | Sección 2. Galdós, política y sociedad |
Tipo de documento | Actas de congreso |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2017 |
Páginas | p. 0286-0306 |
Materias | Pérez Galdós, Benito (1843-1920) ; Crítica e interpretación ; Congreso ; Política ; Restauración |
Enlaces relacionados | Enlace al editor: http://actascongreso.casamuseoperezgaldos.com/ |
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Texto | 276 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. LA RAZÓN DE LA SINRAZÓN, UNA VISIÓN OCULTA DE LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN LA RAZÓN DE LA SINRAZÓN, AN OCCULT VISION OF THE RESTORATION CRISIS Fabio García Saleh RESUMEN Este ensayo trata de demostrar como en La razón de la sinrazón Galdós realiza una sátira sociopolítica del agotamiento del sistema parlamentario bipartidista durante la crisis de la Restauración utilizando el esoterismo, la demonología y la doctrina teológica de la apocatástasis. De ese modo trataré de revelar la doble naturaleza de esta obra, por una parte satírica, relacionada con la corrupción política, el caciquismo y el sistema clientelista, y por otra dotada de una profunda carga metafísica y esotérica. Asimismo señalaré la estrecha relación que guarda con El caballero encantado. PALABRAS CLAVE: crisis, Restauración, esoterismo, demonología, apocatástasis. ABSTRACT This essay attempts to prove that in La razón de la sinrazón Galdós carries out a sociopolitical satire of the exhaustion of the two party parliamentary system during the Restoration Crisis using esoterism, demonology and the theological doctrine of the apocatastasis. In this way I will try to reveal the double nature of this work, on the one hand satirical, related to political corruption, the caciquism and the clientelist system, and on the other endowed with a deep metaphysical and esoteric charge. I will also point out its close relationship with El caballero encantado. KEYWORDS: crisis, restoration, esoterism, demonology, apocatastasis. La crisis de la Restauración constituyó la etapa final del periodo constitucional del reinado de Alfonso XIII. No existe un consenso en cuanto al año exacto de su inicio, aunque suele situarse alrededor de 1914, según se conceda mayor o menor relevancia al impacto de la Primera Guerra Mundial en la sociedad española, a pesar de la neutralidad que mantuvo el país durante el conflicto. En La razón de la sinrazón Galdós contempla la crisis de la Restauración desde la óptica del agotamiento de su modelo político, el bipartidismo fijado en la Constitución de 1876. Desde entonces los únicos partidos con posibilidades reales de ocupar el poder eran el Conservador creado por Antonio Cánovas del Castillo y el Liberal que formó Práxedes Mateo Sagasta que desde las primeras elecciones —celebradas ese mismo año— se alternaban pacíficamente en el poder. Cuando una crisis política desgastaba al partido gobernante la Corona llamaba al de la oposición a remplazarle creando un sistema de alternancia bipartidista que se denominó el turnismo. Antes de celebrarse las elecciones las dos formaciones negociaban su resultado pactando una lista de candidatos —lo que se conocía como el La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 277 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. encasillado — que imponían en los comicios con el apoyo de la administración y a través de los votos que conseguían gracias al sistema caciquil. Invariablemente, el resultado electoral confería la mayoría al partido que le tocaba ocupar el gobierno y la principal minoría al saliente. En 1912, tres años antes de aparecer La razón de la sinrazón encontramos una opinión al respecto en otra de Galdós: Los dos partidos que se han concordado para turnar pacíficamente en el Poder, son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el Presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado les mueve, no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que de fijo ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos... (Cánovas, 170). Pero un año después de publicarse estas líneas el sistema de turno de partidos comenzó a fallar con la fractura de las dos grandes fuerzas dinásticas por la aparición de un nuevo fenómeno político conocido como el fulanismo: la creación dentro de los principales partidos de diversas fracciones que al margen de la ideología se caracterizaban por estar lideradas por tal o cual fulano. La consiguiente ruptura de la unidad de los partidos hizo cada vez más difícil la gobernabilidad del país. El Conservador se escindió en varias fracciones cuando Antonio Maura abandonó su liderazgo y el asesinato de Canalejas precipitó una lucha por la jefatura del Liberal que lo conduciría a una profunda crisis. La disgregación de ambos partidos se agudizó con el estallido del conflicto mundial que acentuó las fricciones entre la derecha, partidaria de las potencias centrales, y la izquierda, aliadófila. Esa es la situación que Galdós describe en La razón de la sinrazón a través de una fábula iniciática repleta de símbolos esotéricos. Si el subtítulo de El caballero encantado era Cuento real... inverosímil, y su primera línea la calificaba como: «fábula verdadera y mentirosa» (75), el de La razón de la sinrazón es Fábula teatral absolutamente inverosímil, con lo que esta obra no se sitúa entre la realidad y la ficción como la anterior, sino que pertenece enteramente al mundo de la fábula. ¿Qué es una fábula? La primera acepción de este término la define como un breve relato ficticio con intención didáctica o crítica, frecuentemente manifestada en una moraleja final, mientras que la segunda la considera una narración de asunto mitológico. Como veremos ambas definiciones encajan a la perfección con esta sorprendente e inclasificable obra. Fabio García Saleh 278 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. Toda la acción se reduce al deseo del demonio Arimán de tentar a Atenaida, una maestra de niñas pobres que se dirige a Ursaria, capital de Farsalia-Nova, a ejercer como preceptora de las hijas de un hombre rico. Comienza intentándolo ejerciendo de casamentero mientras hablan durante el trayecto en tren, pero al fracasar ordena a los demonios bajo su mandato «Soplad con todo vuestro aliento infernal en los corazones corrompidos1, para que lleguen a la completa insensibilidad (…) Yo trabajaré en una esfera más alta. Desde hace unos días olfateo una res de mayor cuantía, y os juro, por las barbas del Padre Satán, que no he de parar hasta cobrarla» (541). Sin lugar a dudas se está refiriendo a Atenaida, que sobresale tanto entre el resto de personajes que es llamada «mujer superior» (601). ¿Quién es esta joven que destaca entre la ignorancia, holgazanería y corrupción de Ursaria? De ella sabemos que es bien parecida, afable y tan trabajadora que no conoce la ociosidad (536) y tiene como principio existencial que: «El culto de la conciencia y el trabajo nunca interrumpido, conducen a la sabiduría del bien y del mal» (531). Arimán la considera «una conciencia purísima» moldeada en las leyes divinas que completa su «aparente perfección con el hábito de un trabajo constante, sin perder hora ni minuto» (575). Desde el principio aparece aprovechando su viaje en tren para leer un Tratado de la Conciencia con el que subordina «sus acciones al fuero interno (…) el mejor sistema para ponerse a tono con la armonía universal» (531). ¿A qué armonía se refiere Galdós? Nos dará pistas para averiguarlo más adelante, cuando Atenaida afirme: «Todos los ruidos de la Naturaleza son notas de la armonía universal» (564) «notas del concierto inmenso de los mundos que nunca están callados» (565). También enseña a una de sus alumnas que: «los murmullos de la Naturaleza corresponden (…) a la suprema inteligencia que gobierna los mundos» (565). Galdós se está refiriendo a la armonía de las esferas, teoría esotérica de origen pitagórico basada en la idea de que el universo está regido según proporciones musicales armoniosas. Todo —desde el movimiento de los cuerpos celestes al cuerpo humano— produce unas notas musicales que juntas componen un ritmo universal por lo que el universo constituye un conjunto ordenado armónicamente como si fuera una orquesta. Pero es aún más sorprendente el papel que Atenaida juega en él: Alejandro: (…) Cuéntame lo que te dice el ritmo universal. 1 Según la teología a los demonios les está vedado el mundo espiritual y sólo pueden actuar en el dominio psíquico desde donde ejercen su influencia sobre los hombres y a través de ellos en la sociedad. La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 279 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. Atenaida: ¿Crees tú que a los oídos de esta pobre mujer obscura, mortal, puede llegar la sublime armonía de los mundos lejanos? Alejandro: Si no la oyes, de algún modo la conoces. Atenaida: Tengo de esa armonía mecánica y silenciosa un vago conocimiento, porque alguna vez se reproduce en un espejo brillantísimo que tengo en mi alma. Alejandro: Tu conciencia. Atenaida: Y mi conciencia es pensamiento y acción. Yo vivo proyectando mi ser sobre todo lo que me rodea. El trabajo continuo que ves en mí, es creación, radiación de energías. Yo estudio y enseño a los que no saben; yo produzco elementos de vida. A esta acción continua añade un sentimiento poderoso, el amor que te tengo (620-621). Cuando Atenaida afirma no oír la armonía que produce el movimiento de los cuerpos celestes, sino que la percibe espiritualmente cuando se refleja en su conciencia como si esta fuera un espejo2 está describiendo otra idea del pitagorismo, el macrocosmos —el universo— se refleja en el microcosmos —el ser humano— porque el hombre es un universo en miniatura, por eso Atenaida consigue proyectar esa armonía celestial a su alrededor a través del trabajo. Casi al final se explica con qué fin: Atenaida: Mi conciencia purísima es espejo reluciente donde la voluntad divina proyecta la dirección que quiere dar a los hechos humanos. Alejandro: Hermosa idea es esa; más para que yo la admita debo reconocerte como santa. Atenaida: La santidad, Alejandro mío, es cosa vulgar, vista y apreciada con el criterio común de las gentes; y yo, mujer vulgar, no tengo reparo en sostener que debo ser santa para ti, aunque no lo sea para los demás. Alejandro: Sí, y en mi corazón tienes tu altar. Eres la perfección humana; por tu constante actividad y tu labor infatigable vives irradiando energía y comunicándola a todos los seres que te rodean3. Ejemplo soy de los efectos de tu santidad. Tú me sacaste del pantano de la mentira y de los convencionalismos sociales... Tú me trajiste del laberinto de Ursaria a la paz de este Campo de la Vera4, donde nacimos y donde santamente moriremos. Atenaida: Aquí practicaremos la verdadera santidad, que consiste en cultivar la tierra para extraer de ella los elementos de vida, y cultivar los cerebros vírgenes, plantel de las inteligencias que en su madurez han de ser redentoras. Alejandro: Has hablado, Atenaida, como la propia sabiduría. Dos campos igualmente feraces nos ofrece la existencia humana: el campo físico y el campo espiritual. Laboremos (653). Por lo tanto Atenaida es una herramienta de la voluntad divina para que la armonía de las esferas se vuelva a reflejar en el orden humano, de hecho Alejandro la considera inspirada por 2 Sin embargo la bruja Celeste dice de ella: «dormida se sube a zancajear por lo que llamamos el éter de la cosmogonía sublime» (537). Este éter al que Atenaida asciende y recorre en sueños es el del sonido, que según la cosmogonía hermética transmite la armonía de las esferas que durante el día solo se puede percibir espiritualmente. 3 Poco antes había dicho algo parecido cuando consideraba que la verdadera virtud residía: «en la actividad, en el trabajo constante, sin perder días, horas ni minutos; en la creación de energías y en irradiarlas sobre los demás seres, contribuyendo a la florescencia de la vida humana» (642). Esta concepción de la virtud como la proyección de energías que ayuden al desarrollo humano se halla bastante lejos de su definición moral. 4 El laberinto ha sido tradicionalmente el lugar donde se han llevado a cabo ritos de iniciación y a diferencia del palacio-laberinto de Becerro en El caballero encantado Ursaria es un laberinto en el que está el palacio de Dióscoro. Luego Atenaida le dice que se dirigen a «donde tu existencia y la mía alcanzarán la paz y la felicidad» (652). Fabio García Saleh 280 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. el «estro divino» (601) y ella afirma contar con la justicia divina (607). Aquí entra en juego otro aspecto fundamental del pensamiento pitagórico, entre el macrocosmos y el microcosmos se encuentra el mesocosmos, la sociedad, que debido a su decadencia ha perdido la armonía, pero esta se le puede devolver como intentaron los pitagóricos interviniendo en la vida política 5 y como hará Atenaida haciendo lo mismo a través de Alejandro cuando sea nombrado ministro. ¿Entonces quién es esta mujer que habla como la propia sabiduría? Su nombre contiene el de una divinidad clásica, Atenea, que como señaló el humanista italiano Giovanni Pico della Mirandola simbolizaba para Pitágoras la sabiduría (85), por eso en muchas ocasiones es relacionada con lo divino, como cuando Alejandro recuerda el momento en que se conocieron: «entonces ya eras tú una sabia que asombrabas al mundo por tu conocimiento de lo humano y lo divino (…) tu ser es un conjunto misterioso de tierra y cielo, de mujer y ángel» (554). Luego, cuando está realizando una suma le dice: «Prodigiosa mujer; reducir tantas cifras a una sola sin equivocarse, es tarea reservada a quien como tú lleva en su alma todo el saber humano... y también el divino» (584). ¿Qué tiene de sorprendente saber hacer una operación matemática tan sencilla? En realidad Galdós se está refiriendo a que a través de su intelecto es capaz de captar la unidad que subyace tras la multiplicidad. Se trata de otra idea pitagórica, el intelecto es una esencia de origen divino entregada al ser humano para hacerle capaz de llegar a la unidad, Dios, pero tras su caída perdió esa capacidad y se dedica —como Alejandro— a buscar la multiplicidad. Atenaida «sabe todas las lenguas vivas» (587) y teniendo en cuenta los miles de idiomas que existen, se trata de una referencia a que como todos los adeptos posee la facultad sobrenatural conocida como xenoglosia, glosolalia o don de lenguas. Atenaida trata de enseñar ética a las hijas del corrupto Dióscoro, asignatura que define como «doctrina de las costumbres encaminada a que la voluntad produzca el bien (…) ciencia de las costumbres encaminada siempre a producir el bien y evitar el mal» (556), pero ellas prefieren aprender cocina. Asimismo, uno de los dos personajes más materialistas, Pánfilo, reconociendo sus cualidades le dice querer: «concertar, armonizar mejor dicho, nuestras voluntades de un modo permanente» (604), pero reduciéndola al papel de ama de llaves y amante. El otro es su hermano Dióscoro que en un principio tiene preparado para ella el mismo futuro pero que le propone, eventualmente, la posibilidad de contraer matrimonio: 5 Pitágoras ejerció toda su influencia en el consejo que gobernaba la ciudad de Crotona para poder reformar moralmente la sociedad en la que vivía y sus discípulos siguieron su ejemplo en otras ciudades de la Magna Grecia. La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 281 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. «Serás reina de mi casa; y si, como creo, me conquistan absolutamente tus virtudes y tu alta inteligencia, me casaré contigo y serás reina de Ursaria» (625). El desinterés de las hijas de Dióscoro por sus enseñanzas más nobles y las ansías de su padre y tío por amancebarla tiene un significado simbólico, porque Atenea al tener como distintivo la virginidad, su prostitución no es otra que la de la sabiduría. A estos personajes se contrapone Alejandro, un antiguo estudiante de filosofía —que en griego significa amor a la sabiduría, es decir a Atenaida— ejemplo de cómo purificando su alma el ser humano puede recuperar la armonía de las esferas con la que alcanzar una vida virtuosa y ordenada. Sin embargo esta no es una tarea sencilla, porque si el poder de Atenaida emana de la armonía de las esferas el de los demonios procede del planeta Marte de donde según Arimán proviene «la onda potente que engendra en el suelo de la Farsalia-Nova la desorganización ética, fundamento de nuestro poder. Esa onda es como un tumulto de carnaval, que nos trae la burla disfrazada de lógica y la mentira con careta de verdad» (536). Marte gobierna Aries, el primer signo zodiacal, porque bajo su influencia el ser humano se lanza a iniciar nuevas empresas ya que estimula los instintos, así que gracias al entusiasmo que despierta se llevan a cabo las mejores luchas y si no se consigue canalizar su poderosa energía también las peores, porque en su aspecto positivo dota de la ambición y fuerza necesarias para alcanzar una meta pero en el negativo infunde una impulsividad irracional que lleva a emprender proyectos sin reflexionar. Por lo tanto es el planeta de la ambición, pero también de la insensatez y la sinrazón que domina Ursaria, porque quien está bajo su influjo, como es el caso de sus habitantes, tiende a imponer su voluntad a los demás. El planeta rojo caracteriza ante todo el ego y su necesidad de afirmarse expresando su voluntad, por eso es el planeta de los líderes y la guerra, todo lo contrario al equilibrio, proporción y correspondencia adecuada entre las diferentes partes de un conjunto que constituyen la armonía. Entonces existe una lucha entre los demonios que extienden la discordia en la sociedad mientras Atenaida trata de reordenarla. Bajo esta teoría astrológica lo que ha sucedido con la población de Farsalia-Nova es que se ha sustraído a las irradiaciones de la armonía universal entregándose a la influencia de un planeta maléfico. Gracias a ella los demonios controlan Ursaria, capital de ese «país de cucaña» que es Farsalia-Nova (530)6. Con el nombre de esa tierra fantástica sinónimo de Jauja —donde todo es prosperidad y abundancia por lo que no es necesario trabajar para vivir— Farsalia-Nova es caracterizada como un país de vagos y curiosamente el único 6 Arimán dice a Celeste: «Nadir y Zafranio, que, como sabes, gobiernan conmigo esta región» (537). Fabio García Saleh 282 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. territorio que el imperio de mal, ahora en decadencia, sigue controlando, como reconoce Arimán: (…) la familia del antes poderoso Baal está en innegable decadencia. Mi tía la Serpiente duerme enroscada en sí misma un sueño secular. Pasaron los tiempos en que eran nuestras, grandes extensiones de humanidad en este y otros planetas7. Con sutiles artes ha conseguido arrebatárnoslas el Padre Universal que nos echó del Paraíso. Ya no nos queda más que esta faja de terreno donde hemos podido establecer, aunque de una manera transitoria, el imperio de la deliciosa sinrazón, ley de la mentira provechosa, holganza de las inteligencias, triunfo de las travesuras, terreno en que medran los tontos, se enriquecen los audaces, y todo va al revés de lo que ordenan las antiguas pragmáticas del Padre Universal8. Para sostener este tinglado nos bastan hechizos y sortilegios de poca monta, en los que has demostrado tu capacidad para volver lo blanco negro y turbar las almas candorosas (535-536). Esa familia poderosa a la que han arrebatado «grandes extensiones» y solo conserva Farsalia-Nova para establecer el imperio de la sinrazón simboliza el Imperio Español que tras el desastre del 98 había perdido los últimos jirones que aún conservaba de aquel dominio en el que antaño no se ponía el Sol. El topónimo de Farsalia-Nova recuerda a Castilla la Nueva y Ursaria, en latín villa del oso, a la Villa del oso y el madroño: Madrid9. ¿Si Ursaria es Madrid quién es el «antes poderoso Baal»? Como sucede con otros elementos Galdós va dando pistas según avanza la obra como cuando Arimán reconoce que el problema yace en que los demonios han caído en la indolencia ya en lo más alto de su jerarquía: «De algún tiempo acá, el Padre dormita con letargo profundo en los brazos ardientes de Astarté. La relajación de la disciplina infernal se manifiesta ya en todas las esferas de la humanidad sidérea10 y terrestre» (538). Sabemos quién es este padre cuando una bruja ahonde en la misma idea: «ese perro de Satán que se pasa la vida en el infierno rascándose la barriga en brazos de esa golfa que llaman Astarté» (645)11. No es difícil ver en 7 Se refiere a la doctrina espiritista según la cual los planetas están habitados por espíritus. Galdós también utilizó esta curiosa afirmación en El espiritista, que forma parte de la serie «Manicomio político-social. Soliloquio de algunos dementes encerrados en él». Según las descripciones de los médiums espiritistas, de todos los planetas que integran el sistema solar Marte sería el más inferior en lo físico y en lo moral y Júpiter el más elevado, de tal manera que el planeta rojo es considerado el Averno espírita y planeta gigante el Olimpo espírita. 8 Galdós está jugando con la idea de que Satanás, los demonios y sus adoradores buscan invertir el orden normal de todas las cosas. Por eso en sus rituales ponen la cruz al revés convirtiéndola en un símbolo satánico. El triunfo del mal sería conseguir subvertir completamente el orden social como sucede en esta obra. 9 Es más, en la Guía espiritual de España que acompañaba a esta obra en su primera edición Galdós señala al referirse a la denominada Villa del Oso y del Madroño: «Entiendo que el Oso es el Madrid que vive desde la Plaza Mayor por arriba, y el Madroño lo que llamamos barrios bajos» (1269-1270), por lo tanto Ursaria no sería toda la capital, sino únicamente su zona norte, donde se concentraban los barrios más exclusivos, habitados por las familias más poderosas del país que durante la segunda mitad del siglo XIX poblaron de suntuosos palacios. No en vano gran parte de la transformación de Alejandro sucede en el palacio de Dióscoro al igual que la del protagonista de El caballero encantado tiene lugar en el palacio de Becerro. 10 Nueva referencia a la teoría espiritista previamente nombrada. 11 Seguramente una referencia a que en la antigüedad su culto conllevaba la prostitución ritual. La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 283 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. Baal o Satán, el rey de los demonios, un reflejo de otro monarca, Alfonso XIII, al que Cánovas denominó «el primer holgazán de la nación» (Tusell: 73) 12. Sus prosélitos controlan a todos los habitantes de Farsalia-Nova con la sinrazón menos a la trabajadora Atenaida (574) porque su reino es la razón (620), pero Arimán conociendo su amor por Alejandro intenta que éste contraiga matrimonio con Protasia, una de sus alumnas, para infundirle celos e ira, esperando que despechada entre en el terreno del mal (575). Entonces Farsalia-Nova es una especie de infierno al que el protagonista desciende como en Celia en los infiernos con la diferencia de que aquí no se trata de los barrios bajos sino todo lo contrario, a pesar de que también en esa zona exclusiva conoce los peores aspectos de la sociedad como sucede en cualquier descenso al infierno. Por eso Arimán dice a Nadir13 y Zafranio: «En este círculo infernal mando yo» (610), frase que el lector podría considerar una referencia al grupo que forman los tres demonios hasta que poco después declara con desparpajo su «poder absoluto en el círculo de Ursaria» (612). Por lo tanto Ursaria es un círculo del infierno. No es la primera vez que un círculo infernal es imaginado como una ciudad, En la Divina comedia el sexto círculo del infierno está dentro de los muros de la ciudad de Dite, vigilada por una multitud de diablos, pero Ursaria guarda más parecido con la quinta fosa del octavo círculo dantesco en la que se castiga a los malversadores que se aprovecharon ilícitamente de sus cargos públicos. Analicemos ahora al protagonista masculino, Alejandro. Es el hijo de un rico labrador que contraviniendo los deseos paternos fue a Madrid a estudiar en la universidad, se casó con la hija única de los marqueses de Rodas14 y tuvo que dedicarse a los negocios para mantener el alto tren de vida al que se habían acostumbrado. Después de enviudar se arruinó conservando únicamente el título nobiliario de su difunta esposa con el que sigue presentándose en público. Pensando que la causa de sus infortunios es haber sido honrado en una sociedad regida por la ausencia de ética decide adaptarse a la falsedad sin saber que la voz misteriosa que le susurra esas ideas (549) es un demonio. Por eso da la espalda a la razón y la legalidad (557- 12 Aunque en ningún momento se llame rey a Satán sí se denomina reina a su amante Astarté (536), pero en Crónica de Madrid Galdós habla de «la corte del rey de las tinieblas» (1306). 13 Este nombre, al designar el punto de la esfera celeste diametralmente opuesto al cenit simboliza en literatura el momento en que moralmente un personaje llega a su punto más bajo, por eso su compañero Zafranio dice: «vivimos soterrados» (539). 14 Aunque existe un marquesado de Roda es más probable que el título sea una referencia a Francisco Martínez de Rodas, primer conde de Rodas, oligarca vizcaíno miembro del partido liberal que pertenecía a la fracción de Segismundo Moret. Con su dinero y las intrigas electorales controló la política vizcaína siendo nombrado diputado del distrito de Marquina y senador por Vizcaya, Huesca y Santander. Como el innominado marqués de La razón de la sinrazón tuvo una hija única que heredó su título. Fabio García Saleh 284 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. 558) entregándose a la «Misteriosa ley de la sinrazón» como única esperanza (560) y abominando de la verdad se acoge a la mentira (574). Convertido en un farsante se ha inventado que su hermano, emigrado a Argentina, le ha dejado una herencia y con esa excusa se presenta en el palacio de Dióscoro que a través de la «fracción Dioscórida» ejerce su influencia política en el gobierno dentro y fuera del Parlamento (582). Es evidente que a través de este personaje Galdós describe el fenómeno del fulanismo en la política española, porque la fracción que lidera lleva su nombre, ejemplificando el partidarismo por el nombre más que por la doctrina. Entonces Arimán aparece en el palacio elegantemente vestido como un caballero en traje de viaje bajo el nombre de Telesforo Corrientes, agente de la Banca de Buenos Aires que viene a hacer efectiva la herencia que su hermano le ha legado (561). Tras tan admirables consecuencias Alejandro dice: «El embuste gobierna el mundo; es una idea que se ha posesionado de mí, y que me está dando resultados admirables. Practico el dogma de la sinrazón» (585). Arimán quiere que Dióscoro crea que Alejandro es un rico heredero para que intente casarlo con su hija Protasia y así enojar a Atenaida. Pero Dióscoro y su hermano Pánfilo también esperan conseguir que ponga su herencia en la Filantrópica, una sociedad que aunque no es definida claramente sabemos que constituye un «aparato para cazar incautos» (584). A cambio le ofrecen una de las carteras ministeriales que queden libres durante una de las numerosas crisis políticas que se suceden en el gobierno y que podrán conseguirle a través de otro de los fenómenos clientelistas de la política de la Restauración: el encasillado. Pero se nos informa que las ambiciones de ocupar las carteras que quedan vacantes en cada crisis son tan numerosas que para vencerlas la fracción Dioscórida tendrá que emplearse a fondo. En definitiva, la España de la Restauración representada en la obra de Galdós, más que una oligarquía, es una plutocracia porque está gobernada por sus miembros más ricos, así que cuando Alejandro pide ser ministro en la próxima crisis (600) Atenaida le revela cuál es su situación: Atenaida: Alejandro, ¿estás contento? ¿Te satisface la situación en que te han puesto tus amigos los espíritus burlones? Alejandro, confuso y caviloso: No sé qué decirte; ilumíname tú, amiga del alma. Atenaida: ¿Que yo te ilumine? Pues óyeme. Te encuentras amenazado por tres figuras monstruosas. La fiera menos temible es tu pobre mujer. Los monstruos que han de devorarte son: el cocodrilo de insaciable voracidad… Alejandro: Dióscoro. La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 285 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. Atenaida: Y el rinoceronte de la previsión15, que con sus armas formidables te vencen, te subyugan, y apoderándose de tu riqueza, quieren hacer de ti un ser abúlico, un maniquí. Óyese el ruido del ventarrón, que comienza suavemente. Alejandro: No, eso no será. Atenaida: Pues para que no sea, para que recobres tu albedrío, acógete al fuero de la razón y la verdad. Alejandro: No me pidas que vuelva al terreno que abandoné, escarmentado por crueles y reiteradas desdichas. Se ha metido en mi cerebro la idea de que el mundo actual está gobernado por la invisible fuerza de la mentira provechosa, del derecho irónico. Si la sinrazón es hoy dueña de los humanos destinos, al amparo de esta fuerza me pongo, y con ella me libraré del cocodrilo y del rinoceronte (598-599). Esas dos bestias que han de devorarlo, el rinoceronte y el cocodrilo, son una referencia a Behemot y Leviatán, nombrados en el Libro de Job (40,15-24) que en clave realista han sido identificados respectivamente con esos animales y al representar fuerzas monstruosas hostiles al hombre también fueron considerados diablos. Así como Atenea era protectora de la vida cívica Atenaida lucha contra estos usurpadores del poder cívico que mantienen la injusticia en su beneficio, y lo consigue ayudando a Alejandro como la diosa hizo con varios héroes de la mitología. Atenaida deja bien claro a Alejandro: (…) que no atesora en su carácter la energía indispensable para gobernar a los pueblos. Es absurdo, querido Alejandro, es contrario a toda lógica y al sentido común que tú seas ministro; pero por eso mismo, porque ello es absurdo, porque es ilógico y desatinado, tus protectores te darán la cartera (600). Más adelante sabremos que lo hacen para manipularlo (607). Entonces Alejandro le pide que esté a su lado en la lucha que le espera y Atenaida lo protege y guía como Atenea hizo con Hércules, Perseo, los argonautas y Ulises16, porque como señaló Emmanuel d’Hooghvorst acerca de la diosa: «Su ayuda es todopoderosa. Ella es quien conduce la obra17 desde el comienzo hasta el fin. Aconseja, instruye y reconforta al discípulo» (22). Sin embargo Dióscoro y Pánfilo desconocen que Alejandro alberga el deseo de poner en práctica: «algún proyecto de interés general, nacional. (…) planes de regeneración» (601). Con estas palabras Alejandro se revela influido por ese movimiento intelectual cuyo fin era la 15 Se trata de Pánfilo, quien dice en dos ocasiones «soy la previsión» (546 y 591) y «Yo poseo, gracias a Dios, todas las cualidades de que tú careces: la previsión, el método, el orden» (592). 16 Atenea guió a Perseo en su expedición para decapitar a Medusa, enseñó a Hércules cómo despellejar al león de Nemea, a acabar con los pájaros del Estínfalo, a traspasar la entrada al inframundo y a matar a la hidra de Lerna. En el caso de Ulises, le ayudó a volver a Ítaca y en cuanto a los argonautas dirigió la construcción de su nave. 17 Se refiere al opus magnum o gran obra, término alquímico que designa el proceso de transmutación espiritual del hombre. Fabio García Saleh 286 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. regeneración de España mediante la reforma de sus estructuras sociales, políticas y económicas: el regeneracionismo. Paradójicamente iba a formar parte del sistema culpable de los problemas del país, por eso una vez convertido en ministro Alejandra lo utilizará arteramente para realizar un proyecto cuyo contenido no se detalla al lector, pero del cual podemos hacernos una idea a través de la opinión que despierta en los políticos corruptos: Dióscoro: He leído tu proyecto agrario, que me parece admirable18, admirable como cosa teórica, como anticipación o profecía de un porvenir remoto. Alejandro: Remoto, no. ¿Hasta cuándo hemos de aplazar la salvación de un país desdichado?19 Hiperbolos: La política es el arte de la oportunidad. Dióscoro: Tu proyecto es materia de Academias y Ateneos, o bien plato sabroso en esas revistas que sólo sirven para distracción de los ilusos y soñadores20. Por el momento guárdalo en el cajón de las hermosuras, cuya realización corresponde a las generaciones venideras. Alejandro: Pero eso es jugar con el país. Yo necesito hacer algo, justificar mi paso por el Gobierno… (617-618). Solo conoceremos los detalles de este proyecto cuando Dióscoro revele escandalizado que: «Establece la expropiación forzosa de los latifundios; el reparto de tierras entre los labradores pobres; la reversión al Estado de los predios que no se cultivan» (629). A través de Alejandro, Atenaida trata de solucionar el gran problema del país, la cuestión agraria. España era una nación eminentemente rural en la que dos millones de trabajadores no tenían tierras propias y otro millón era dueño de fincas poco rentables, dos problemas que podían solucionarse repartiendo los latifundios entre los agricultores pobres y nacionalizando las heredades baldías. Obviamente semejante proyecto de reforma agraria no podía ser aprobado, ya que eliminaría uno de los pilares en los que se basaba el sistema corrupto y plutocrático de la Restauración, el caciquismo. Como en la cita de Cánovas que reproduje al principio, Galdós muestra que España estaba dirigida por una minoría que no estaba interesada en solucionar los problemas del país por el bien de la comunidad sino en aprovecharse de la situación, por lo cual no ambicionaba cambiar el statu quo sino que se preocupaba en mantenerlo inalterable. Astrológicamente esta situación es otro ejemplo de como la influencia de Marte a la que se 18 Con esta afirmación se demuestra que bajo el reinado de Alfonso XIII todos los españoles fueron regeneracionistas de un modo u otro, sabedores de la necesidad de transformar la sociedad. El problema era que no existía unanimidad en qué objetivos fijarse y cómo conseguirlos. 19 Aquí está haciendo honor a su nombre, porque en griego Αλέξανδρος es una composición de las palabras αλέξειν (aléxein, defender, proteger) y ἀνδρός (andrós, del hombre) significando por tanto el defensor, el protector o el salvador del hombre. 20 Los intelectuales regeneracionistas divulgaban sus ideas en revistas de amplia difusión. La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 287 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. refiere Arimán lleva a una minoría a imponer su voluntad a los demás en vez de buscar la armonía social que es reflejo de la armonía de las esferas. Alejandro termina cansado de no hacer otra cosa que atender recomendaciones (615) y otorgar concesiones a grandes compañías, a pesar de que se le advierte que como contrapartida, antes de abandonar el cargo podrá ocupar otros en consejos de administración de organismos industriales donde sus favores le serán generosamente recompensados (616). Por supuesto Galdós al describir la inveterada costumbre española de que los políticos una vez finalizados sus mandatos pasen a trabajar en empresas privadas beneficiándose de las prestaciones prestadas en su anterior ocupación —lo cual se conoce coloquialmente como puertas giratorias— está denunciando la existencia de una trama plutocrática y corrupta en la que gobiernan quienes tienen mayor riqueza o en representación suya hombres de paja que aprueban leyes que les favorecen. En una ocasión Atenaida, convertida en su asesora, le lee uno de los cargos que debe otorgar sin méritos, solo por influencia política, a lo que él estalla declarando que lo que le pide es absurdo. Atenaida le responde: Pues por absurdo te lo pido. ¿Crees que me he pasado al bando de la sinrazón para proponerte cosas lógicas y razonables? Yo inspiro tus actos, que han de ser incongruentes, disparatados, contrarios a toda ley de buen gobierno (…) para que salgas del gobierno ignominiosamente, en tal situación que yo pueda redimirte y traerte a mi reino (620). Poco antes Nadir y Zafranio, que estaban sometidos a la autoridad de Arimán se rebelan, mostrando que la fragmentación que produce el fulanismo afectaba a todos los partidos. Sabiéndolo, Atenaida advierte a Alejandro: «Ya verás la broma que te espera. Los genios burlones que te han favorecido dando realidad a tus ficciones, se han dividido en dos bandos, que pronto andarán a la greña en esta zona rastrera» (621). Para vencer a la sinrazón Atenaida toma los rasgos bélicos de Atenea: «trato de eso, de comprometerte, de lanzarte a una guerra implacable con tus compañeros de Gobierno» (622) y con ese objetivo hace público su adelantadísimo proyecto de reforma agraria sin dar cuenta al Consejo de Ministros ni al Parlamento. Al enterarse los miembros de la fracción Dioscórida la carrera política de Alejandro, calificado como revolucionario (628), llega a su fin, pero justo cuando le obligan a presentar su dimisión una lluvia de fuego cae sobre Ursaria. ¿Qué es lo que provoca el cataclismo? ¿Una guerra entre los demonios, un castigo divino o la publicación de la ley? Si creemos a Atenaida cuando aclara al comenzar éste que «Los dos bandos de la sinrazón se despedazan entre sí» (632) y sabiendo que con la ley Atenaida Fabio García Saleh 288 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. buscaba producir un cataclismo (622) se trata de lo primero, a pesar de que el pueblo crea que es un castigo divino (641). Los dos bandos que se despedazan son tanto los que existen entre los demonios como las fracciones en las que se habían dividido los partidos, porque teniendo en cuenta que la voluntad de los políticos está dirigida por los diablos no hay mucha diferencia entre ambos. Galdós está profetizando que el fulanismo sería un factor decisivo en la crisis definitiva del sistema, que pondría punto y final a la vieja política como efectivamente ocurrió, fabulando en esta obra el acta de defunción del orden plutocrático de la Restauración. El resultado es que ese cataclismo purifica la sociedad eliminando a los corruptos y vagos, por eso Atenaida lo denomina «gran revolución atmosférica» (641) y Alejandro «cataclismo regenerador» (622). Según Atenaida «se salvan los de conciencia pura que no hacen daño a nadie y viven de su trabajo» (642) por lo tanto los vagos y los malversadores, es decir, los políticos, han muerto. Ella añade que «fue como un barrido de los que vivían aferrados a la mentira y a la sinrazón» (641). Alejandro y Atenaida se dirigen hacia occidente para encontrar la verdad (634) pero no es hasta unas páginas después cuando sabemos que los efectos de la revolución se manifestaron en la misma dirección (641) es decir, siguiendo la ruta del Sol para al igual que el astro rey disipar las tinieblas. Ese mismo movimiento fue el que siguieron Abraham cuando abandonó Ur obedeciendo la orden divina de establecerse en la tierra prometida (Génesis 11, 31) y los judíos al regresar a ella tras el cautiverio babilónico, por lo que andar hacia occidente también simboliza viajar a la tierra prometida o volver a ella, que es lo que está haciendo la pareja protagonista, por eso en una posada en el camino a su lugar de nacimiento piden vestirse de paleto y aldeana (635-636). Finalmente llegan al Campo de la Vera donde nacieron, más concretamente a una granja propiedad de Juan de Valtierra, un rico y anciano labrador tío de Alejandro. Alejandro que había llamado a ese lugar «feliz Arcadia» (553) ahora lo denomina «Arcadia feliz» (653), empleando el nombre de esa región de la antigua Grecia que se ha convertido en sinónimo de un territorio idílico donde reina la felicidad y está habitado por pastores que viven con sencillez y en armonía con la naturaleza, como en el mito de la Edad de Oro con cuya recuperación finaliza El caballero encantado21. 21 Aunque la presencia de los demonios sea un elemento que haga pensar que La razón de la sinrazón se diferencia notablemente de El caballero encantado, debo recordar que en esa novela Pascuala es pretendida por Galo Zurdo y Gaitín, secretario del pueblo Calatañazor, al que Carlos se enfrenta diciéndole: «Vuélvete al infierno, de donde has venido» (257), poco después es encarcelado en la cárcel del ayuntamiento de Sigüenza, La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 289 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. A este respecto hay que aclarar que si bien es cierto que Alejandro está claramente inspirado en Carlos de Tarsis, el protagonista de El caballero encantado —ambos son aristócratas endeudados por vivir por encima de sus posibilidades, reciben un cargo político a dedo y terminan convertidos en campesinos— por el contrario Atenaida apenas se parece a Cintia, la pareja de Carlos. De hecho el único paralelismo que las une es que esta última cuando es encantada pasa a trabajar de maestra22. Esta diferencia se debe a que Atenaida no solo es Cintia-Pascuala sino también otro personaje femenino mucho más importante, la Madre. Una vez que ha regresado al paraíso perdido, Alejandro vuelve a ser el campesino que era antes de que la civilización lo corrompiese, y para conseguirlo recuperará sus propiedades como le informa Atenaida: «Se ha restablecido la armonía universal, y ésta sería una nueva ficción si los que fuimos arrojados de aquí no volvieran a ser lo que fueron y a poseer lo que poseían» (653). Con esa afirmación de la restauración del ser a su estado natural Atenaida se está refiriendo a la apocatástasis (del griego αποκαθιστώ: poner una cosa en su puesto primitivo, restaurar), doctrina pitagórica que afirmaba la renovación periódica del mundo y que aparece una vez en la Biblia dentro de un sermón en el que san Pedro se refiere a la segunda venida de Cristo que hasta entonces debe permanecer en el cielo «hasta llegar los tiempos de la restauración de todas las cosas» (Hechos de los apóstoles 3, 21), por lo tanto la apocatástasis tendrá lugar en la nueva Edad de Oro o paraíso en la tierra en el que Jesús reinará un milenio antes del Juicio final (Apocalipsis 20, 1-6) y en donde será restaurado el estado primitivo de perfección que disfrutaban los pobladores del Edén, el equivalente judeocristiano a la Arcadia de raigambre pagana a la que se refiere Alejandro. Atenaida ha restablecido la armonía universal, Farsalia-Nova se ha reintegrado a ella alejándose de los diabólicos efluvios astrológicos de Marte, porque Galdós compara la decadencia política de Ursaria con la doctrina grecorromana de los ciclos según la cual el cosmos está sometido a una decadencia que comienza con una Edad de Oro a la que siguen una de plata, otra de bronce y por último de hierro, metal que en la alquimia corresponde al planeta que controla Farsalia-Nova, Marte23. cuyas calles han sido «empedradas por los demonios» (274) y su estancia en dicha prisión tiene rasgos de descenso a los infiernos. 22 Sin lugar a dudas ambos personajes surgieron como influencia de su relación con la maestra Teodosia Gandarias, considerada su último gran amor y con la que rompió un año antes de la aparición de la obra que analizamos. 23 Incluso en la alquimia para representar el hierro se emplea el símbolo del planeta Marte. Fabio García Saleh 290 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. Al final de la Edad de Hierro se produce una crisis terminal de la que nace una nueva Edad dorada. Por lo tanto esa fase postrera tiene una naturaleza depuradora, de tal manera que la sinrazón y la mentira que dominan la crisis de la Restauración tienen su razón de ser como parte del fin de un ciclo. En resumen, la decadencia no solo es inevitable, sino que es necesaria para que la Edad de Hierro finalice y pueda manifestarse una nueva Edad dorada, por ello según el argumento avanza las discordias entre los personajes aumentan. Pero para que la armonía universal de la Edad áurea se restituya plenamente no sólo basta con la decadencia de la Edad de Hierro, es necesario que esta acabe violentamente, porque teniendo en cuenta lo extendida que está la corrupción es de suponer que eso solo puede ser posible con un acontecimiento devastador. Esta visión tan apocalíptica se refleja en los numerosos mitos que profetizan cataclismos cósmicos que acabarán con el mundo para dar paso a otro mejor. Alrededor del planeta muchas narraciones proféticas describen cómo el fuego descenderá del cielo para purificar el planeta en un futuro como en el pasado hizo el agua durante el diluvio universal, la Biblia es una de ella (II Pedro, 3, 6-7). Esta destrucción que devuelve a la humanidad a su origen restituyéndole la pureza perdida suele encuadrarse en un marco mítico cuyo eje es la idea del eterno retorno y por lo tanto generalmente niega la posibilidad de una destrucción del cosmos. Por eso los nubarrones que cubren el cielo se rasgan mostrando a la pareja protagonista la Espiga de la Virgen (633-634), la estrella más brillante de la constelación de Virgo que para los romanos simbolizaba a Ceres, diosa de la agricultura representada llevando en la mano una espiga de grano, generalmente trigo. Esta visión es una señal de que su nueva ocupación será una actividad de la Edad de Oro: la agricultura. Teniendo en cuenta que la apocatástasis ha sido un recurso empleado para defender la idea de que al final de los tiempos se iniciará una eternidad en la que todos, réprobos y bienaventurados, serán redimidos, Nadir, Zafranio y la bruja Rebeca nombran esa creencia según la interpretó Orígenes (646-7), considerada herética por la Iglesia, quien aseguró que llegará el día en que los seres entrarán de nuevo en la amistad de Dios pero a pesar de que no saben si tendrán que esperar al Juicio Final para su salvación los tres se amparan en esa posibilidad esperando su salvación. Aunque Orígenes no dejó claro si la apocatástasis sería universal, incluyendo a Satanás y los ángeles caídos, lo que sí es indudable es que en La razón de la sinrazón Galdós la emplea en su interpretación origenista, ya que este padre de la Iglesia afirmó que en ella nadie sería salvado contra su voluntad, y eso es lo que sucede, porque mientras Nadir, Zafranio y Rebeca La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 291 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. reniegan de su estirpe satánica 24 Arimán sigue siendo un demonio que, manteniéndose leal a Satán, voluntariamente se precipita por un cráter al infierno. La pareja protagonista avanza hacia el Campo de la Vera cuando se encuentran con unas alegres muchedumbres del lugar que celebran la noche de San Juan, por lo que aplazan su entrada al pueblo hasta el día siguiente. Aunque no se explique, esta acción tiene como objetivo tener la previsión de entrar cuando se celebre la natividad de Juan el Bautista, es decir, cuando se cumpla la onomástica de Juan de Valtierra, «patriarca tutelar» de ambos (655). Por eso eligen para dormir la base de un corpulento castaño ya que este árbol simboliza su previsión pues su fruto, que madura en otoño, sirve de alimento seguro para el invierno (Diccionario Rioduero de símbolos, 49). Cuando Alejandro despierta le cuenta el sueño que ha tenido bajo ese símbolo de la previsión. En él Juan de Valtierra no sólo le había legado todas sus tierras y a Atenaida la escuela que construyó frente a su casa, sino que además estaban casados. Atenaida le informa que no ha sido un sueño, con lo que mientras dormía ha tenido una visión de su transformación que incluía la unión con Atenaida. Alejandro, mucho antes le había dicho «el contacto de tus manos parece que me comunica tu conocimiento de la vida espiritual» (554) y «Comunícame, al contacto de tus manos, tu sublime espíritu (…) Te reconozco como mujer extraordinaria, y quiero ser tuyo para siempre. ¿Por qué no te conocí antes en toda tu grandeza espiritual?» (620-621). Ahora consigue su objetivo, unirse a ella, pero como en tantas obras iniciáticas todo ha sucedido en sueños como en Hypnerotomachia Poliphili (1499) en el que la iniciación del protagonista finaliza con su unión nupcial con la amada. Acto seguido Atenaida invita a Alejandro a entrar en la morada de su «patriarca tutelar» mientras se transforma: «como una belleza sublime: el cuerpo estatuario y arrogante la actitud; imperioso el gesto; circuida la hermosa cabeza con un resplandeciente nimbo de plata» (655). El cuadro siguiente sucede durante el equinoccio de verano. Por lo tanto han transcurrido tres meses, porque el tres simboliza la armonía que supera la dualidad que encarnaban Alejandro y Atenaida, por lo que las diferencias que existían entre ambos han desaparecido. El lapso de tiempo es de tres meses y no de tres años o tres semanas porque es el tiempo que 24 Que los redimidos sean tres recuerda al mito clásico en el que Atenea transformó a la horrendas Erinias en las benévolas Euménides. Fabio García Saleh 292 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. ha durado el verano, que con su luz y calor simboliza la calidez en la que ambos han vivido una nueva existencia más luminosa. La regeneración de España que tenía lugar en El caballero encantado se ha conseguido nuevamente a través del amor, pero en esta ocasión la pareja no ha engendrado un niño que traerá la Edad de Oro, en vez de eso, ella se encarga de una cantidad considerable de niños, que al igual que la unidad posee un significado esotérico, porque Atenaida es profesora de más de trecientos25, cifra desmesurada para una única maestra, pero que es idéntica a los que Pitágoras tenía en la escuela iniciática que fundó en Crotona, conformada por un selecto grupo de seguidores que se autodenominaban matemáticos. En otras tradiciones esotéricas más de trescientos viene a ser el número que simboliza a una élite de iniciados, por ejemplo en la cábala, ya que ese fue el número de familias seguidoras del mesías judío Sabbatai Zeví que aceptaron convertirse al islam junto a él en 1666 creando la secta de los donmeh. Más de trescientos fue la cifra que componían el ejército formado por los tres centenares de soldados que se unieron a Gedeón para enfrentarse a los madianitas (Jueces 7, 7-8), la alianza militar griega a la cual se adhirieron trescientos espartanos para frenar la invasión persa en la Batalla de Termópilas y los guerreros musulmanes que se unieron a Mahoma para combatir al enorme ejército de los Quraysh en la Batalla de Badr. En todos estos casos más de trescientos se relaciona con la victoria imposible que se logra bajo la protección divina, que es lo que Alejandro ha conseguido bajo la égida —nunca mejor dicho— de Atenaida-Atenea. Entre las lecciones que Atenaida imparte a sus alumnos consta hacerles presenciar el proceso de cultivo y recolección del trigo y su transformación en pan porque esta enseñanza tiene como objetivo que vean como se produce el proceso alquímico de trasmutación por intervención de los cuatro elementos: la putrefacción del grano de trigo bajo la tierra ocasiona el nacimiento de la espiga, que una vez molida por la acción del agua se convierte en una masa que el aire hace fermentar y el fuego hornea (Daza: 299). Esta labor es realizada en parte por Alejandro que aparece arando con una yunta de bueyes tras un sembrador que esparce el trigo, así que al igual que Noé tras el cataclismo anterior —el diluvio— se ha convertido en un labrador (Génesis 9, 20) y Atenea es considerada la inspiradora de la agricultura que trajo a los hombres el arado entre otras herramientas de labranza y les enseñó a someter los bueyes26. 25 Como la diosa Atenea es protectora de los niños. 26 ¿Pero por qué Alejandro ara cuando una de las principales características de la Edad de Oro es que la vegetación era tan generosa que el hombre recogía los frutos de la tierra sin necesidad de cultivarla? Sin lugar La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 293 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. Hacia el final de la obra, Alejandro explica: «Yo cultivo la tierra y Atenaida los cerebros de esas tiernas criaturas» y ella avanza «como personificación de una idea sublime» mientras él sigue diciendo: Ved en esta mujer humilde el símbolo de la razón triunfante. (Alejandro y el cura la contemplan extáticos; y ella, soberanamente hermosa, pronuncia las últimas palabras). Somos los creadores del bienestar humano. El raudal de la vida nace en nuestras manos fresco y cristalino; no estamos subordinados a los que lejos de aquí lo enturbian. Somos el manantial que salta bullicioso; ellos la laguna dormida. (El rostro de Atenaida aparece coronado de estrellas) (657). Después de compararse con un manantial, símbolo de las fuerzas creadoras de vida, de la pureza y la exuberancia (Diccionario Rioduero de símbolos, 145), Atenaida-Atenea queda identificada al finalizar la obra con la mujer coronada de estrellas que aparece en el Apocalipsis venciendo a Satanás (12, 1-12), que es lo que ella ha hecho. Con este elemento apocalíptico acaba una obra que a pesar de circunscribirse dentro de la tendencia que Galdós siguió al final de su trayectoria está marcada porque a diferencia del resto de los que creó en esta etapa aquí la solución que propone para regenerar España y acabar con el mal no es otra que un cataclismo, con lo cual se hacía eco de la situación política mundial. CONCLUSIÓN Galdós está describiendo una sociedad que es una inversión exacta de la normal, en la que todo se hace al revés del orden lógico. Por lo tanto la crisis de la Restauración es una fase de decadencia que hay que insertar en el extremo ulterior de un ciclo que comenzó en 1876, porque el fulanismo no es otra cosa que la consecuencia lógica del turnismo. Si ya vimos que Galdós advertía en 1912 que el partido conservador y el liberal: «llevarán a España a un estado de consunción que de fijo ha de acabar en muerte», cuando dictó La razón de la sinrazón de enero a abril de 1915 el contexto político y social había empeorado radicalmente y con él su pesimismo se exacerbaba desvaneciéndose toda esperanza de conseguir una regeneración de España a través de la política a pesar de haber sido nombrado diputado por Las Palmas de Gran Canaria el año anterior. El fin de la Belle Époque y el fuerte efecto polarizador que la Primera Guerra Mundial había tenido en la sociedad española fueron tan devastadores que la idea fundamental de esta a dudas a través del trabajo Galdós quiere establecer una diferencia entre la vida que lleva en esa nueva Arcadia y la que existencia de holgazán que vivió en Farsalia-Nova definida como «país de cucaña». Fabio García Saleh 294 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. obra es la de recuperar la armonía universal, es decir, la paz, pero a la vez es consciente que eso no sería posible sin un cataclismo regenerador. Por eso un maestro de escuela considera que: «Ha sido un barrido desde el cielo, pues los que se hacen desde la tierra no resultan con la debida eficacia» (637). Con esta frase Galdós expresa tanto su ideología republicana como la profunda decepción hacia el Sexenio Revolucionario que sentía desde 1872, concluyendo que el sistema político de la Restauración estaba tan sumamente corrupto y degenerado que no había posibilidades de reformarlo siguiendo una vía política y por lo tanto debía ser eliminado de manera radical. Por eso mientras en El caballero encantado la Madre afirma que sólo se volverá a la Edad de Oro en un futuro lejano (153), en La razón de la sinrazón se logra su restitución al final de ella. Al mismo tiempo una serie de circunstancias vitales —por aquel entonces Galdós era un septuagenario ciego y arterioesclerótico consciente de hallarse bajo la espada de Damocles de un ataque de uremia que lo terminaría matando— y sociopolíticas habían teñido su literatura con tintes sombríos. El estallido de la Gran Guerra había puesto fin a la Belle Époque y con ella al optimismo que caracterizó ese singular periodo de paz en la historia del viejo continente y que vertebra El caballero encantado de cuya publicación habían pasado seis años, mucho tiempo en la vida de un anciano. Por todo ello, ahora que la escena había cambiado de manera dramática a pesar de los muchos ecos que resuenan en La razón de la sinrazón de El caballero encantado un aspecto secundario de esta como era el descenso del protagonista al infierno constituye en el elemento fundamental de aquella. Atenaida también lleva a cabo un descensos ad inferos para conducir y guiar a Alejandro como hizo Virgilio con Dante en la Divina Comedia. En consecuencia el proceso en el que el protagonista consigue superar su condición no es tan dilatado y complejo como el que vivió Carlos de Tarsis porque no está descrito todo el proceso iniciático sino simplemente su descenso a los infiernos, de modo que gracias al poder de Atenaida —que actúa como deus ex machina— se simplifica. La tradición oculta considera que el descenso a los infiernos que aparece en muchos mitos y obras literarias simboliza la toma de consciencia de las inclinaciones negativas del alma. Mientras en relatos como la Divina Comedia o El caballero encantado el protagonista simplemente las contempla, en La razón de la sinrazón las realiza, por lo tanto su alma se convierte en objeto de una batalla entre dos adversarios, las fuerzas celestiales —Atenaida— y las infernales —Arimán—, que a través de la virtud y el vicio lucharán por llevarlo a su La razón de la sinrazón, una visión oculta de la crisis de la Restauración 295 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. bando. Por eso Alejandro se debate en su intención de enriquecerse convirtiéndose en otro político corrupto y mejorar la sociedad. En cuanto a su simbolismo, tiene más que ver con la mitología y la demonología y que con la masonería o la alquimia, a pesar de la presencia de diversas referencias a inequívocos elementos alquímicos como la aparición sibilina de la diosa Atenea o la aparición de símbolos como el trigo y el pan27. Quizás todo se deba a que estamos ante una obra que a diferencia de El caballero encantado se centra en exponer, satirizar y criticar el agotamiento del sistema bipartidista durante la crisis de la Restauración y por lo tanto en esta ocasión Galdós no podía emplear el simbolismo masónico como mecanismo de transformación, ya que precisamente esa organización iniciática había contribuido al establecimiento y mantenimiento de ese orden político en todos los niveles, baste como ejemplo que Sagasta, uno de sus principales artífices fue un insigne masón que alcanzó el grado 33 y ejerció como gran maestre del Gran Oriente de España. Como hemos visto, lo que Galdós describe en La razón de la sinrazón es mucho más que una sátira de la crisis de la Restauración, porque ese mundo nuevo en el que la injusticia y la mentira no existirán y cuya llegada describe a través de un cataclismo no es ni más ni menos que la utopía universal descrita en diversas obras literarias realizadas por iniciados en el esoterismo y simbolizada por la Arcadia. Galdós recrea en esta obra el retorno a la Edad de Oro con la que vienen soñando los creyentes en las tradiciones herméticas desde hace más de dos milenios y que sucede cuando al final de la Edad de Hierro determinadas influencias espirituales simbolizadas por la figura de Atenaida intervienen directamente para poner fin a la última manifestación cíclica. 27 La bruja celeste «que adereza sus enredos con parrafadas de una filosofía hueca» (534), es decir que adorna sus maquinaciones con discursos vacíos porque sus conocimientos son vacuos, realiza un «trabajo de alquimia burda» (573), es decir, de un orden muy inferior a la auténtica alquimia a la cual Galdós se refiere poco después sin nombrarla cuando Atenaida confiesa dedicarse únicamente a labores provechosas para sus semejantes «Manipulando sin descanso la materia para transformarla o embellecerla, se adquiere el conocimiento de todos los secretos de la existencia humana, y de la proyección de lo divino sobre lo humano» (577). Fabio García Saleh 296 Arencibia, Yolanda; Gullón, Germán; Galván González, Victoria et al. (eds.) (2018): La hora de Galdós, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, ISBN: 978-84-8103-888-0. BIBLIOGRAFÍA DAZA, J. C., Diccionario Akal de la Francmasonería, Madrid, Akal, 1997. D’HOOGHVORST, E., El hilo de Penélope, Tomo I, Tarragona, Arola Editors, 2000. Diccionario Rioduero de símbolos, Madrid, Ediciones Rioduero, 1983. Versión y adaptación de Purificación Murga de la edición original alemana de Marianne Oesterreicher-Mollwo. Herder lexikon. Symbole, Friburgo de Brisgovia, Verlag Herder, 1978. MIRÁNDOLA, Pico della, Conclusiones mágicas y cabalísticas, Barcelona, Obelisco, 1982. PÉREZ GALDÓS, B., Cánovas, Madrid, Historia 16, 1996. — Casandra. El caballero encantado. La razón de la sinrazón, Ed. Yolanda Arencibia, Las Palmas, Cabildo de Gran Canaria, 2011. — Crónica de Madrid, Novelas y Miscelánea, vol. 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