Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 4 (2009) 163
ISSN 1698-014X
Gestión, conservación y uso público de los espacios naturales protegidos
GESTIÓN, CONSERVACIÓN Y USO PÚBLICO DE LOS ESPACIOS
NATURALES PROTEGIDOS. EL TUBO VOLCÁNICO
DE TODOQUE
Francisco Govantes Moreno
1. INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES
Tras la declaración de los Espacios Naturales Protegidos, en 1987, se estable-ció
un plazo de tres años para la redacción de sus correspondientes planes de
gestión. Hoy, veinte años después de la finalización de dicho plazo, muchos de
estos planes están sin realizar y los que están elaborados, mayoritariamente en
fase de aprobación inicial. Pero lo más sangrante es que todos se encuentran sin
aplicación efectiva, no habiéndose creado los correspondientes órganos de gestión
que los lleven a la práctica.
Sin embargo, en toda Canarias pero muy especialmente en La Palma, ha ha-bido
un notable interés y esfuerzo en realizar una oferta del llamado «Turismo
de Naturaleza» plasmado (entre uno de sus escasos logros), en la configuración
de la Red de Senderos del que tan orgullosas se muestran nuestras autoridades.
Sin embargo, basta con echar un vistazo a las guías editadas por el Patronato de
Turismo, especialmente la del «Ocio Activo», para comprobar cómo se ha des-cuidado
a prácticamente el resto de actividades no senderistas. Uno de los ca-sos
más flagrantes es el de la Espeleología, que ha contado además con una guía
propia y específica y que, por lo tanto, suscita un interés en un número sorpren-dentemente
alto de nuestros visitantes que luego no puede traducirse en una
satisfacción de la expectativa creada. Y no puede satisfacerse esta demanda por-que
no existe en La Palma una sola cueva adaptada para realizar visitas de ca-rácter
turístico. ¿Se imaginan a los lectores de la Guía de Gastronomía que no
tuvieran luego un solo restaurante a donde acudir en toda la Isla? Pues eso es
exactamente lo que ocurre con los interesados en conocer el más misterioso de
los parajes de nuestra naturaleza, tan publicitado y estudiado como inaccesible
(y no precisamente por celo científico o conservacionista).
En efecto, en La Palma existen numerosos tubos volcánicos cuyo estudio por
el colectivo de espeleólogos insulares ha generado (y sigue generando), una con-siderable
cantidad de publicaciones, destacando el único libro de texto didácti-co
sobre este tema en España 6 y la única revista científica de espeleología vol-
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cánica que se edita en español en todo el mundo, amén de innumerables artícu-los,
comunicaciones a congresos, etcétera y sin olvidamos, claro está, de la ya ci-tada
Guía de Espeleología de La Palma editada por el Patronato de Turismo.
Es tradicional que los usos turísticos de un espacio natural entren en contra-dicción
con los principios de protección legal, conservacionistas y científicos pero,
en un caso muy específico, es notable como esta contradicción no existe en abso-luto.
Se trata del Monumento Natural del Tubo Volcánico de Todoque en torno
al cual existe un consenso prácticamente total respecto a que la mejor manera
de salvaguardar sus valores naturales, cumpliendo de camino con lo establecido
en la normativa legal, es precisamente dándole un uso público mediante su ges-tión
como atractivo didáctico-deportivo-turístico 7-16. Esta cavidad se encuentra
localizada, a pesar de su nombre y al menos en su tramo principal, en el área
de Las Manchas correspondiente al municipio de Los Llanos de Aridane y tam-bién
recibe el nombre de Cueva de Las Palomas 2,3.
2. LA PROTECCIÓN LEGAL DEL TUBO VOLCÁNICO DE TODOQUE
La protección legal y administrativa sobre este territorio fue establecida por
medio de la Ley 12/1987, de 19 de junio, de Declaración de Espacios Natu-rales
de Canarias, al declarar el Tubo Volcánico de Todoque como Paraje Natu-ral
de Interés Nacional.
Posteriormente, y en el marco de la Ley básica estatal 4/1989, de 27 de
marzo, de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silves-tres,
se dicta la Ley territorial 12/1994, de 19 de diciembre, de Espacios Na-turales
de Canarias, que reconoce el espacio objeto de las presentes Normas de
Conservación como Monumento Natural, con el código P-10, si bien la Ley 13/
1994, de 22 de diciembre, de modificación del Anexo de la Ley de Espacios
Naturales de Canarias, supone la reordenación de los Espacios Naturales Protegi-dos
de la isla de La Palma, por lo que el Monumento Natural de Tubo Volcá-nico
de Todoque pasa desde ese momento a tener el número de referencia P-11.
Además, la Ley 12/1994 crea un Área de Sensibilidad Ecológica en la super-ficie
suprayacente a la cavidad volcánica, a efectos de controlar adecuadamente
las acciones que puedan repercutir negativamente sobre el Tubo Volcánico de
Todoque.
Tanto el hábitat cavernícola presente en el Monumento Natural como las
coladas de lava del Área de Sensibilidad Ecológica se encuentran clasificados
como hábitats de interés comunitario desde el punto de vista de la conservación,
dentro de las categorías «campos de lava y excavaciones naturales» y «pinares
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endémicos canarios», según la Directiva 92/43/CEE, de 21 de mayo de 1992,
relativa a la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silves-tres
y su transposición al ordenamiento jurídico español según el Real Decreto
1997/1995, de 7 de diciembre, por el que se establecen medidas para contri-buir
a garantizar la biodiversidad mediante la conservación de los hábitats na-turales
y de la fauna y flora silvestres. En consecuencia, y por Decisión 2002/
11/CE, de la Comisión Europea, de 28 de diciembre de 2001, por la que se
aprueba la lista de lugares de importancia comunitaria con respecto a la región
biogeográfica macaronésica, en aplicación de la Directiva 92/43/CEE del Con-sejo,
tanto el Monumento Natural de Tubo Volcánico de Todoque como el Área
de Sensibilidad Ecológica suprayacente aparecen como una de las 32 áreas pro-puestas
en la isla de La Palma.
Finalmente, el Texto Refundido de las Leyes de Ordenación del Territorio de
Canarias y de Espacios Naturales de Canarias, aprobado por Decreto Legislati-vo
1/2000, de 8 de mayo, vino a derogar en su Disposición Derogatoria Úni-ca,
punto 1, 1, la Ley 12/94, incluyendo en su Anexo de Reclasificación de los
Espacios Naturales de Canarias el Monumento Natural de Tubo Volcánico de
Todoque, con el código P-11 e idénticos límites y definición que los contem-plados
en la antedicha Ley 12/94 18.
3. LOS VALORES NATURALES DEL TUBO VOLCÁNICO DE TODOQUE
3.1. La Geología
Esta cavidad tuvo su origen en el transcurso de la erupción del volcán de San
Juan, que comenzó el 24 de junio de 1949 y terminó el 30 de julio de ese
mismo año. La formación del tubo debió tener lugar entre los días 8 y 23 de
julio, tiempo durante el cual estuvo emitiendo lava la fisura del Llano del Banco,
que emitió el campo de lavas en cuyo seno se encuentra el tubo. Esta erupción
del San Juan se configura como una de las más interesantes y mejor estudiadas
entre las erupciones canarias, tanto por su fecha como por la complejidad de su
desarrollo, habiendo sido la única erupción histórica que ha vertido sus lavas a
ambas vertientes de la Isla, gracias a su ubicación, en la misma dorsal insular
y de forma transversal al eje de la misma 1, 21.
En estos casos se presenta una dinámica volcánica tendente a una especiali-zación
de los centros emisores. Así, la diferencia de altura entre los extremos de
la fisura eruptiva establecida de orientación NW-SE determinó que las bocas su-periores
actuasen como conductos de desgasificación, con potentes explosiones,
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mientras que las inferiores fueron
básicamente efusivas, con emisión
de abundante lava fluida. Así se
establecieron las distintas subunida-des
de la erupción, pudiéndose des-tacar
fisuras efusivas como la propia
del Llano del Banco y cráteres ex-plosivos
como el del Nambroque,
Duraznero o San Juan (también lla-mado
Hoyo Negro).
La colada en cuyo seno se ori-ginó
el Tubo de Todoque corres-ponde
a las lavas que discurrieron
hacia la vertiente occidental de la
Isla, y que al llegar la mar forma-ron
las espectaculares terrazas coste-ras
que reciben el nombre de Islas
Bajas. En este caso de las formadas
por el San Juan, se encuentran en
la actualidad sorribadas y plantadas
de plátanos. En su recorrido hacia
la costa, se originaron, además del
de Todoque, otra docena de tubos
volcánicos 5, la mayoría de los cuales constituyen tramos cerrados de un impre-sionante
canal lávico, gestado en la parte central de esta colada occidental del
San Juan que nos ocupa.
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El mecanismo por el
que se formó el tubo es
bien conocido en sus me-canismos
generales, aunque
el caso de Todoque lo hace
en buena medida único en
Canarias. La sabiduría po-pular
supo ver de inme-diato
el origen ígneo de
estas cuevas, por lo que en
La Palma los tubos volcá-nicos
reciben el significati-vo
nombre de Caños de
Fuego. En el caso del de
Todoque, la colada vertida
desde el Llano del Banco
se encauzó por una vagua-da
de existencia previa a la
erupción, pero además,
parece claro que las lavas,
actuando como dragas, ex-cavaron
en varias zonas su
propio cauce, que progresi-vamente
fue profundizán-dose
y estrechándose por
enfriamiento. De esta manera fueron solidificando los bordes de la colada hasta
que se unieron en superficie y toda ella formó una costra sólida mientras que
el interior del tubo ya formado continuó caliente y fluido. Gracias a este fenó-meno,
la lava puede discurrir durante mucho tiempo y a grandes distancias. La
corriente de lava, ahora subterránea, fue bajando de nivel al ir profundizando el
cauce por el «efecto draga» o por disminución de la emisión magmática desde
el volcán. De esta manera, apareció un hueco que es ya la cavidad lávica, y que
varió en forma y dimensiones según las características del cauce y la dinámica
de la corriente subterránea.
Desde el punto de vista de la tipología vulcanoespeleogénica 20, el Tubo de
Todoque puede claisficarse como una cavidad singenética reogenética subterránea.
Esto quiere decir que la cavidad y la roca encajante se formaron al mismo tiem-po
(esto es el carácter singenético), que su origen hay que buscarlo en despla-
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zamiento de masas de lava líquida entre lavas más antiguas ya consolidadas (ca-rácter
reogenético) y que la cavidad tiene bóveda (es decir, es subterránea). Esto
es lo más frecuente en la caracterización de la mayoría de los tubos volcánicos,
pero el de Todoque puede además considerarse como una cavidad-tipo de tubo
volcánico originado según la hipótesis de los «lava chanels» de PETERSON &
SWANSON17,19 no suele ser muy frecuente en el Archipiélago. Esta hipótesis
hace referencia a la formación inicialmente de un gran canal lávico (que sería una
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cavidad singenética reogenética subaérea, esto es, sin bóveda) que fue techándo-se
a tramos por elevación y rebose de sus paredes, en un a modo de exacerba-ción
de sus cornisas, por lo que es posible localizar, desde el Llano del Banco,
varios kilómetros de canal de los cuales la mitad son ya tubos (alrededor de la
docena comentada y contando ahí la de Todoque) por tener techo.
Precisamente las numerosas bocas que presenta el tubo de Todoque, hasta una
docena, se encuentran localizadas todas a nivel del techo. Estas bocas, por su
origen explosivo (debido a la presión de los gases que circulaban bajo la delga-da
corteza superior del tubo), no se corresponden con los conocidos jameos tan
frecuentes en otro tipo de cuevas de las islas, y que se han originado por des-plomes
de tramos de la bóveda. En algunas de estas bocas se aprecia además
como la lava que fluía por el interior del tubo desbordó hacia el exterior origi-nando
a su alrededor unas características lenguas de singular belleza. Para ter-minar
de complicarlo aún más, la entrada principal de la cueva la constituye uno
de esos conductos de desgasificación pero doble y con un jameo verdadero que
es el que nos da acceso a la cueva. Es decir, que se formó un gran orificio de
desgasificación, de más de 200 metros cuadrados que se techó en su nivel infe-rior
para originar ahí un nuevo orificio por desgasificación mucho más pequeño
que volvió a techarse por el mecanismo descrito en la figura de la página ante-
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rior para finalmente sufrir un pequeño desplome de este techo, (hoy multipli-cado
por las visitas incontroladas) y que constituye el único jameo verdadero que
tiene la cueva y por el que es más fácil acceder a la misma, como se ha dicho.
Precisamente por estas circunstancias el recorrido externo del tubo es casi tan
espectacular como el interior. Toda la zona superficial y adyacente a la cueva es
un magnífico ejemplo de colada reciente, con confluencias de lavas cordadas
(pahoehoe) y tipo malpaís (lavas AA) con prácticamente todo el conjunto de es-tructuras
geomorfológicas que suelen estar presentes en estas coladas, como los
canales lávicos, los microtubos pneumatogenéticos, etc.
3.2. La Biología
Menos llamativa pero no menos interesante resulta la biocenosis (conjunto de
seres vivos) que habitan tanto fuera como dentro de la cueva. La zona donde se
ubica la cueva se inscribe dentro de los pisos de vegetación mesocanario seco y
termocanario, es decir, en la confluencia de las zonas de vegetación potencial
(ecosistemas zonales) del pinar seco y de los bosques termófilos. Sin embargo,
la vegetación característica de estas formaciones no se observa en el área de la
cueva debido a que la masa lávica provocó con su avance la desaparición de los
elementos vegetales, probablemente vegetación de sustitución formada por los
cultivos que aún hoy se observan en las zonas no afectadas por la avenida mag-mática,
si bien la mayoría se encuentran abandonados e invadidos de vegetación
nitrófila. En algunos lugares es destacar como las higueras han sobrevivido en-tre
las lavas aprovechando la humedad aportada por las grietas en las que tam-bién
se refugia el suelo donde hunden sus raíces.
Hoy por lo tanto podemos hablar del dominio absoluto del ecosistema azo-nal
canario de las lavas recientes, abarcando sus subtipos más característicos
En superficie de esta colada es de destacar, pese a su extrema juventud geo-lógica,
el imparable proceso colonizador que lleva a los líquenes en primer lu-gar
y a los briófitos y plantas vasculares en segundo, a ocupar las lavas prácti-camente
vírgenes y que gracias a ellos se transformarán, con el paso de los años,
en suelos fértiles, que a su vez servirán de soporte a las plantas base de la pi-rámide
trófica de un ecosistema completamente desarrollado. Resulta notable
también el que la presencia de grietas favorece la colonización por los vegetales,
no sólo por ofrecer un receptáculo adecuado a los aportes de suelo por los agen-tes
geológicos externos, sino por las condiciones de mayor humedad que en esas
zonas se produce. Este es un fenómeno que se repite, a mucha mayor escala, en
el interior de los tubos volcánicos y que determina, en gran medida, las espe-
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cialísimas características de la fauna invertebrada que habita en ellos, como ve-remos
luego.
Por lo tanto, y con respecto al mundo vegetal en la actualidad, es de desta-car
la presencia del liquen Stereocaulum vesuvianum como el más frecuente del
grupo, mientras que en los briófitos domina hasta los 600 m. de altitud Torte-lla
nitida y en el resto de la colada Grimmia trichophylla. Entre las plantas vas-culares
la más ampliamente distribuida es Cheilantes maranthae y es notable la
presencia del endemismo canario Rumex lunaria
Entre la fauna externa vamos a citar sólo a la especie que da el nombre po-pular
del Tubo. Se trata de la paloma canaria (Columba livia canariensis) que lle-gan
a colonizar el interior de la cavidad, y siendo extraordinariamente abundante.
Este no es un caso aislado en el contexto cavernícola canario y el topónimo de
Cueva de Las Palomas se repite en prácticamente todas las Islas. En visitas rei-teradas
a la cueva a lo largo de estos cinco últimos años se ha comprobado como
su presencia va en aumento y que las palomas hacen sus nidos en el interior del
tubo, cerca de las numerosas bocas pero ya en zonas de cierta oscuridad.
Con respecto a la existencia de seres vivos en el interior de las cuevas, tanto
la aridez del medio epigeo (superficial) que no favorece la presencia de vegeta-les
vasculares abundantes que pudieran introducir raíces en las cuevas, como la
escasa humedad que existe en el interior de esta cavidad (mucho mayor que la
del entorno pero muy baja en relación a otras cuevas de la Isla), condicionan a
la fauna invertebrada, que parece ser relativamente pobre desde el punto de vista
cuantitativo si bien no desde el cualitativo, habiéndose constatado la presencia
de varias especies, todas ellas relacionadas y ampliamente distribuidas por el
medio subterráneo de la isla, estando algunas perfectamente adaptadas a éste
modo de vida.
Hay que tener en cuenta que en el interior de las cavidades no hay luz (por
lo que el desarrollo de los vegetales es imposible) y es ese y otros factores, como
la temperatura constante todo el año y aproximadamente igual a la media ex-terior
anual, los que determinan una especialización de estos invertebrados ha-cia
la anoftalmia (pérdida de ojos), alargamientos de los apéndices, despigmen-tación,
alteración de los ritmos nictimerales (día y noche), ralentización de su
metabolismo, etc. Por lo tanto, estas especies una vez adaptadas al medio sub-terráneo
(y denominadas troglobios en su máximo nivel de especialización) ya no
pueden abandonarlo, por lo que todas las especies cavernícolas son endémicas,
es decir, exclusivas, de una sola isla. En el caso del tubo de Todoque, todas las
especies localizadas están también en otras cuevas de La Palma (lógico, pues en
apenas 60 años de existencia del tubo no ha habido tiempo ni condiciones de
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aislamiento para favorecer procesos de especiación particulares de esta sola cue-va)
pero sin embargo estas mismas especies sólo se encuentran en todo el mundo
en esta Isla nuestra y dentro de ella, sólo en su medio subterráneo.
La relación de especies más frecuentes localizadas en el tubo de Todoque son
Holophiloscia couchi, Lithobius sp, Anataelia lavicola, A. Troglobia, Domene bena-hoarensis,
Loboptera fortunata, Licinopsis angustula, Apilotus martini y Apteranop-sis
palmensis .
En lo referente a la fauna vertebrada, y al margen de lo ya comentado para
el caso de las palomas, se ha observado frecuentemente un ejemplar de Murcié-lago
Orejudo Canario, Plecotus teneriffae en las visitas a la cueva, aunque no se
han localizado colonias de cría.
4. RIESGOS Y AMENAZAS QUE AFECTAN AL TUBO DE TODOQUE
4.1. El error cartográfico en la ubicación del tubo
Localización según la cartografía de la Ley de Espacios Naturales del Tubo de
Todoque y su Área de Sensibilidad Ecológica suplementaria en superficie
Al estar declarada como Monumento Natural, la Cueva de Todoque se en-cuentra
señalada en varios planos topográficos. Entre estos documentos está el
propio anexo cartográfico de la citada ley de declaración de protección del Tubo
de Todoque (B.O.C. n.º 60 de Lunes 15 de mayo de 2000, pág. 6179) Otro
de estos documentos es la cartografía 1/5000 de la isla, restituida por Grafcan
a partir de un vuelo en octubre de 1996 (Hoja LP18C). En planos a nivel más
general sólo se indica el perímetro del Área de Sensibilidad Ecológica (Mapa
Topográfico Nacional E: 1/25000, Hoja 1085-III/IV).
En ambos planos, la localización y orientación de la cavidad parece ser la
misma, de modo que es probable que alguno de ellos tomase al otro como fuen-te
de datos. Sin embargo, estudios realizados y publicados por espeleotopógra-fos
4 confirman que el jameo principal de entrada a la cueva se encuentra 130
m más al sur de lo que figura en la cartografía oficial. Como dato ilustrativo,
la cueva está alejada una media de 100 m en la realidad respecto de lo que fi-gura
en los planos. De esta manera, la localización real del tubo está casi en el
límite del área de sensibilidad ecológica. Es decir, que zonas del malpaís cuya
alteración difícilmente puede afectar a la cavidad se encuentran amparadas por
el A.S.E., mientras que zonas más próximas al tubo (y por tanto más sensibles
ante impactos ambientales) se encuentran fuera de dicha calificación. De todo
ello se desprende un riesgo evidente para la cavidad, y es que la zona superfi-
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cial declarada como Área de Sensibilidad Ecológica no cumple con su función
de preservar al tubo de afecciones externas, por encontrarse «rodada» respecto a
la situación real de la cueva. Por ello, y en la situación actual, no existe un
mecanismo legal para impedir que una construcción realizada en el borde de la
bóveda del tubo le afecte por filtraciones desde un posible pozo negro, o por los
movimientos de tierra iniciales o, simplemente, por afección paisajística.
4.2. Las alteraciones en superficie
Como hemos visto en este trabajo, la calificación como Monumento Natu-ral
del tubo está de sobra justificada por muchas razones, entre las que no es
la menor la espectacularidad de su entorno, que comprende uno de los mejo-res
campos de lavas cordadas de la Isla. En realidad, antes de su declaración
como Monumento Natural, la cueva de Todoque era muy poco conocida y por
lo tanto, escasamente visitada. A raíz de su inclusión en la Red Canaria de Es-pacios
Naturales Protegidos y la consecuente divulgación de su localización exacta
en múltiples publicaciones de carácter divulgativo, las visitas se han multiplica-do
y, paradójicamente, la cavidad ha sufrido un deterioro mucho mayor desde
que se encuentra «protegida» que antes de estarlo (si exceptuamos el trágico
movimiento de tierras con palas mecánicas de los años 80 y que dio a conocer
la cavidad ante la opinión pública al hacerse eco del hecho los medios de co-municación).
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Es necesario insistir en que los tubos volcánicos son estructuras muy frágiles,
y en el caso del de Todoque esta fragilidad se acentúa si se tiene en cuenta su
superficialidad, que hace que en algunos tramos el techo, de sólo unos centíme-tros
de grosor, pueda sufrir desplomes (como ya ha ocurrido) al transitar des-cuidadamente
por su superficie. Las pequeñas formaciones geológicas del techo
y paredes (precipitados químicos de diversa naturaleza, estafilitos, cornisas, etc.)
son fácilmente deteriorables por meros contactos físicos, y la adaptada fauna ca-vernícola
es extraordinariamente sensible a los impactos que ocasionan las visi-tas
masivas e incontroladas.
Por otra parte, el acceso hasta la boca principal de la cueva atraviesa, sin existir
un verdadero camino, el espléndido campo de lavas cordadas citado antes, sin
duda el más accesible de la Isla y por lo tanto el de mayor interés didáctico y
turístico. Esta joya de nuestro vulcanismo ha sufrido aún más que la propia ca-vidad
el impacto de la multiplicación de las visitas en los intentos de localizar
la cueva por los curiosos. Como ejemplo de las agresiones continuas del entor-no
de la cueva se podría destacar el reciente arrase por otra pala mecánica de los
peculiares restos de un antiguo pajero que había sido englobado por la colada en
cuyo seno se formó en tubo, y del que ya sólo queda el testimonio gráfico.
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También las propias autoridades tienen su parte de culpa en el deterioro pai-sajístico
en el entorno del tubo, con la instalación de una tubería que atraviesa
el Área de Sensibilidad Ecológica de parte a parte y justo por delante del jameo
de entrada a la cueva.
4.3. Las visitas incontroladas o controladas con guías sin la formación adecuada
Los indudables atractivos del tubo de Todoque y la publicidad en torno al
mismo hacen que el interés por visitarlo haya crecido espectacularmente. Ante
esto se están produciendo tres tipos de visitas fundamentalmente:
— Las visitas didácticas, llevadas a cabo por instituciones y colectivos con
finalidad educativa. Por regla general los asistentes a las mismas están bien
informados y guiados, van convenientemente equipados y no causan im-pacto
de ningún tipo.
— Las visitas turísticas, llevadas a cabo la mayoría de las veces por personal
sin formación como guías de cuevas, y aunque no suelen provocar impac-tos
ambientales de importancia, la mala calidad de la información que dan
deteriora la imagen de la Isla como destino turístico de calidad. Además,
los turistas apenas llevan equipo adecuado de iluminación o seguridad.
Este hecho lo hemos comprobado personalmente en varias ocasiones.
— Las visitas incontroladas. La mayoría de las veces grupos de amigos que
acceden al tubo sin la información ni los medios adecuados de ilumina-ción
y seguridad. Suelen desconocer los accesos e impactan muchísimo,
abandonando residuos y deteriorando el medio externo e interno de la
cueva.
5. UNA SOLUCIÓN INTERVENCIONISTA CON FIN CONSERVACIONISTA
Esta cavidad se revela como la más idónea en la Isla para ser explotada des-de
el punto de vista de la Educación Ambiental, con evidente proyección a otros
campos (turismo, deportes de aventura, etc.) debido a las características comen-tadas
y que podemos resumir en las siguientes:
— Su declaración como Monumento Natural ha despertado el interés en vi-sitarla
en un amplio abanico humano: Turistas, profesores con sus alum-nos,
amantes de la Naturaleza, senderistas, deportistas y la propia pobla-ción
isleña en general.
— Su cercanía a una carretera moderna y transitable, con posibilidades de
acondicionar aparcamientos y otras infraestructuras.
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— La proximidad de otro tubo volcánico menor pero también notable y no
protegido (Cueva del Vidrio), permite la imbricación allí con un Centro
de Interpretación con acceso y usos en esta cueva, en una línea menos
conservacionista que en el Tubo de Todoque (divulgación, restauración,
comercio, etc.)
— El alto valor geomorfológico tanto del interior como del entorno y la ca-lidad
paisajística de este espacio en su conjunto, ciertamente único en la
Isla.
— Su ubicación y características topográficas (dimensiones holgadas, leve pen-diente,
relieve superficial suave, etc.) favorecen la visita de grupos diver-sos,
incluso de personas con movilidad reducida.
— El ser la cavidad volcánica conocida más joven de Canarias hace que se
tenga gran cantidad de información gráfica, escrita y oral de la erupción
que la generó.
— Esa misma juventud excluye la existencia de endemismos exclusivos de la
cavidad, localizándose todas las especies de seres vivos presentes en la cue-va
en otras cavidades de la Isla. No hay riesgo de pérdida de biodiversi-dad
por impacto de visitas.
— Su localización en una de las zonas de mayor expansión turística de la
Isla, próxima a núcleos y servicios turísticos (restaurantes, hoteles, playas,
etc.)
Por lo tanto podemos concluir que, en pocos casos como el que nos ocupa
existe una coincidencia tan grande entre los más diversos agentes sociales (colec-tivos
ecologistas, científicos, deportivos, asociaciones de vecinos, etc.) en torno a
la siguiente premisa:
«La mejor manera de proteger eficazmente el Tubo Volcánico de Todoque es me-diante
su adecuación para visitas reguladas, antes que su cerramiento o la situa-ción
actual»
Se podría aducir que el establecimiento de infraestructuras podría impactar
también e incluso que se perdería el encanto de un espacio totalmente virgen.
Por otra parte estas propuestas determinarían un importante desembolso econó-mico.
Es evidente que una planificación razonable evitaría lo que hoy es una
realidad que se agrava día a día y es el deterioro de la zona. En cuanto al su-frago
de los gastos, se podría tomar nota de lo que ocurre en otras islas del Ar-chipiélago,
como Lanzarote, pionera en gestión eficaz del territorio, incluidas
estructuras cavernícolas. E1 cobrar por las visitas a lugares dotados de las infra-estructuras
apropiadas beneficia no sólo al espacio natural en sí, sino también
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a la población que ve generar puestos de trabajo y puede disfrutar de un ase-soramiento
en las visitas a cambio de un desembolso razonable.
La protección efectiva del tubo volcánico de Todoque y su entorno y en ge-neral
de otros espacios de este tipo, pasa necesariamente por el establecimiento
de medidas de control e información efectivas, aunque luego haya que pagar por
estos servicios. En el compromiso de todos está el lograr la consecución de ta-les
fines.
AGRADECIMIENTOS
Quiero agradecer al Grupo de Espeleología Tebexcorade (antiguo Benisahare
de La Palma) su colaboración en el aporte de información para la elaboración de
este trabajo, así como a los alumnos y profesores miembros del Grupo de Mon-taña
y Espeleología Didáctica del Instituto de Enseñanza Secundaria José Ma-ría
Pérez Pulido de Los Llanos de Aridane por sus consejos y apoyo.
178 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 4 (2009)
Francisco Govantes Moreno
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