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Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 275 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... ESCAÑOS DE MUY POCOS O POGGIO SOBRE TODO. LAS ELECCIONES DE DIPUTADOS A CORTES DE LA RESTAURACIÓN EN LA PALMA (1876-1923) Agustín Millares Cantero La isla de La Palma formó un solo distrito electoral durante el grueso de la pri-mera Restauración borbónica, hasta los prolegómenos de la crisis del sistema cano-vista. Habría que esperar hasta 1916 para que se diese satisfacción a la vieja deman-da del segundo distrito de Los Llanos de Aridane, incorporada por la asamblea insular del 6 de noviembre de 1910. En la Ley de Cabildos del 11 de julio de 1912, respe-tando la legislación vigente, el gobierno Canalejas impuso la condición de superar los 50.000 habitantes antes de conceder el par de diputados. Con uno o con dos legis-ladores, el horizonte no cambió en demasía. La representación palmera en el Con-greso fue siempre cosa de muy pocos, dándose uno de los casos de mayor concen-tración personal de actas en toda la historia del Archipiélago. Afrontar esta temática, sin duda, significa toparse con la personalidad de Pedro Poggio y Álvarez, el interlo-cutor por excelencia de los intereses palmeros en la Corte desde finales del siglo XIX. Entre 1876-1923 ningún otro diputado igualó en la provincia sus doce credenciales, siguiéndole con ocho el tinerfeño Félix Benítez de Lugo y Rodríguez, marqués de La Florida, y con siete, respectivamente, los grancanarios Fernando de León y Castillo y Leopoldo Matos y Massieu y el lanzaroteño José Betancort Cabrera (Ángel Guerra)1. ¿Cómo fue posible esta situación en La Palma? Advirtamos desde un principio que a Poggio le costó seducir por completo a toda la oligarquía insular y retener el esca-ño en los inicios de su carrera pública. Los primeros tiempos de la andadura parla-mentaria no serían fáciles y estuvieron jalonados por dos derrotas, en 1898 y en 1905, fruto de manipulaciones evidentes. Ambas fueron inflingidas por unos liberales que en la primera ocasión eran devotos de León y Castillo y en la segunda adversarios circunstanciales del gran cacique. El estreno de 1896 creó las bases para la continui-dad, pero no acabó por completo con la resistencia de los otros monárquicos. Será a partir de 1899 cuando Poggio se convierta en la estrella incontestable del firmamen-to oligárquico de su isla natal, sin que le afectase mucho el eclipse de 1905. Desde entonces concentró las simpatías del bloque de poder palmero y supo navegar entre las tormentas del problema canario que desataban las elites políticas de Tenerife y Gran 1 A continuación aparecen tres tinerfeños: con seis actas Antonio Domínguez Alfonso y con cinco cada uno Feliciano Pérez Zamora y Guillermo Rancés y Esteban, marqués de Casa Laiglesia. 276 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero Canaria. Encadenados los electores de las islas periféricas hasta 1912 a las férreas ar-gollas de las islas centrales, la tercera en discordia siempre permaneció expuesta al juego de las rivalidades unionistas y divisionistas. Antes de regir la circunscripción oriental en 1905, frente a los tres parlamentarios de Tenerife-Gomera-Hierro y los dos de Gran Canaria-Lanzarote-Fuerteventura, el de La Palma tuvo enorme valor a la hora de negociar en Madrid. Incluso después de aquella reforma, preservó la isla un rol decisivo en las funciones de intermediación con las instancias gubernativas y lo in-crementó gracias a la dualidad de 1916. LOS PRECEDENTES: EL IMPERIO CUNERO El primer diputado a Cortes de la Restauración por el distrito unipersonal de Santa Cruz de La Palma fue un cunero con experiencia y afín a los canovistas de la capital provincial, al que auspició desde el Consejo de Estado el diputado tinerfeño Felicia-no Pérez Zamora con las bendiciones del gran empresario y cacique capitalino Juan Cumella y Monner. La cúpula de los conservadores o antiguos cangrejos, formada por el terrateniente Miguel de Sotomayor y Fernández de la Peña, el médico Manuel Abreu Lecuona y los comerciantes Manuel y Antonino Yanes Volcán (Hijos de Juan Yanes)2, acató fielmente el encasillado de Romero Robledo que llevó a la práctica el gobernador civil Vicente Clavijo y Pló3. En las elecciones del 20 de enero de 1876, bajo sufragio universal de la Constitución de 1869, resultó elegido el andaluz Fede-rico Villalba Llofríu, quien ya había ganado las del 2 de abril de 1872 por la circuns-cripción de Cádiz, distrito del Puerto de Santa María4. Sin oposición alguna, el amigo político del influyente Pérez Zamora se llevó los 4.269 votos supuestamente emiti-dos, con una participación muy alta que apunta hacia los manejos caciquiles. El es-cogido, no obstante, apenas ocupó el escaño durante tres semanas en las breves Cons-tituyentes que sancionaron la carta magna de 1876: tomó posesión el 18 de febrero y causó baja el 10 de marzo. A pesar de la breve estadía, será nominado en los si-guientes comicios que celebró el gobierno de Martínez Campos, encontrándose esta vez con otro panorama5. 2 Sobre Manuel Yanes Volcán, véase el apunte de Jaime PÉREZ GARCÍA, Fastos biográficos de La Pal-ma, La Laguna, 1985, pp. 186-187. 3 A Vicente Clavijo se le anuló el acta de diputado palmero en la legislatura de 1863-1864, sustitu-yéndolo Santiago Verdugo y Massieu. 4 Véase Índice de Diputados Históricos (1810-1977), www.congreso.es/docu/dipuhist/diph_indv.htm. Esta fuente nos ha servido para la totalidad de los diputados de la isla, siendo la única utilizada para las votaciones cuando no se indiquen otras. 5 Villalba mantuvo, a pesar de todo, una estrecha relación con los círculos dirigentes de La Palma. A principios de noviembre de 1877, la Real Sociedad Económica de Amigos de País lo nombró presidente Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 277 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... Las segundas elecciones del 20 de abril de 1879, con sufragio censitario y capa-citario, dieron lugar a una dura confrontación entre notables. Al cunero le costó re-novar el acta, a pesar de su cargo de director general de Beneficencia. Se le cruzó por delante el brigadier Santiago Verdugo y Massieu, diputado palmero en las legislati-vas de 1858-1863 y 1863-1864 y en las Constituyentes republicanas de 1873-1874, con sólidas apoyaturas en el distrito6. Ex unionista y ahora conservador, el brigadier parecía contar con suficientes fuerzas como para tundir al candidato ministerial y fue auxiliado por el periódico La Asociación de Faustino Méndez Cabezola7. Aunque va-rios de los mandamases constitucionalistas y otrora carboneros que lideraba el ex al-calde capitalino Miguel Pereira Pérez brindaron su concurso a Villalba, la derrota del paladín autóctono derivó preferentemente del fraude electoral promovido desde Ma-drid y Santa Cruz de Tenerife8. El gobernador Clavijo, antaño contendiente de Ver-dugo, utilizó todos los resortes del poder y cometió «verdaderos escándados». Los de-nunció ante el Congreso el diputado Antonio Domínguez Alfonso, quien se refirió entre otras cosas a las trampas en las secciones de Mazo, Los Llanos y El Paso9; en efectivo de su diputación permanente en Madrid. «Sección local y provincial», La Palma, Santa Cruz de La Palma, 8-XI-1877, p. 2 y 31-XII-1877, p. 2. 6 Su hermano Domingo Verdugo y Massieu, aparte de diputado provincial, obtuvo la credencial de diputado a Cortes por Santa Cruz de La Palma en las legislaturas de 1853-1854 y 1857-1858, ganan-do después las de Elche de la Sierra (Albacete) entre 1859-1862. Desempeñó a continuación el em-pleo de teniente gobernador político-militar de la Villa de Cárdenas y de la provincia de Pinar del Río, falleciendo en Cuba a los 45 años. En cuanto a don Santiago, diputado provincial en 1854, alcanzó el grado de coronel en 1872 y se distinguió en la tercera guerra carlista. Véase Juan RÉGULO PÉ- REZ (ed.), Nobiliario de Canarias, tº II, La Laguna, 1954, pp. 532-534 y Pablo PÉREZ DÍAZ, El Sexenio en La Palma (1868-1874), Santa Cruz de Tenerife-Las Palmas de Gran Canaria, 1993, pp. 127-128. 7 «El Director de Beneficencia, Señor Villalba, y el Brigadier del Ejército, Señor Verdugo, luchan por La Palma. Todas las noticias indican que el triunfo será del último a pesar de los desesperado intentos de los ministeriales». El Memorándum, Santa Cruz de Tenerife, «El resultado», 10-IV-1879, p. 2. 8 Miguel Pereira Pérez, natural de Los Llanos de Aridane y esposo de Gregoria García Rodríguez, des-empeñó la alcaldía de Santa Cruz de La Palma en los periodos de 1859, 1863-1865 y 1870; véase PÉREZ GARCÍA, I, pp. 127-128. En mayo de 1878 se designó en esta ciudad un comité constitu-cional integrado por las siguientes personas: presidente, Manuel Mendoza Morales; vicepresidentes, Miguel Pereira Pérez y José M. Kábana Wangümert; secretarios, Pedro Hernández Fierro y Servando Pereira García; vocales, Nicolás de las Casas Lorenzo, Juan Bautista Fierro Vandewalle, Miguel Casta-ñeda Carmona, Luis Vandewalle y Quintana (VI marqués de Guisla Ghiselín), Agustín Valcárcel y Lugo y José González de Paz. «Sección local y provincial», La Palma, 8-VI-1878, p. 2. 9 El parlamentario tinerfeño solicitó que el acta de Villalba fuese declarada ilegal, no sólo grave, pro-clamándose en consecuencia a Verdugo. En el resumen de su exposición, señalaba: «En efecto, según el acta ha traído el Señor Villalba 164 votos de mayoría; si se disminuyen 103 electores de Mazo, donde no le votaron más que 41; 65 del Paso, donde no puede considerarse votado más que por los 30 que votaron los interventores, y de Los Llanos se rebajan también 63, hay que disminuir 231 votos y que-dan 67 votos de mayoría a favor del Señor Verdugo». Con antelación había revelado Domínguez los apremios del gobernador Clavijo sobre el regente de la Audiencia, cumpliendo órdenes gubernativas, para que el juez de instrucción palmero propusiera una terna de jueces municipales conveniente a Vi-llalba. Y apuntó además: «No era fácil arrebatar el distrito de Santa Cruz de La Palma al Señor Don Santiago Verdugo; se le arrebató trasladando, como se trasladó ya en la elección pasada, un juez y de-teniéndosele en Madrid con motivo de sus deberes militares. Diario de Sesiones de Cortes. Congreso de 278 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero la primera eran adictos a Villalba todos los interventores y en la segunda dos tercios10 A pesar de tantas arbitrariedades, la mayoría gubernamental aprobó el acta de la co-misión correspondiente y avaló así los resultados oficiales: con una altísima partici-pación, en torno al 86 por 100, Villalba se llevó 476 papeletas de los 788 votantes, el 60,4 por 100, y Verdugo sólo 312, el 39,6 por 10011. El representante que a los palmeros dio la injerencia tinerfeña cubrió en esta oportunidad toda la legislatura, sin ir más allá. No le interesó la cosa a un hombre enfermo que falleció el 7 de abril de 1884, ni tampoco evidentemente a los protectores que buscaban comisionados con mayores garantías. Esta jornada de abril de 1879 nos ofrece un buen ejemplo de las artimañas caci-quiles, de cómo actuaban los muñidores locales cumpliendo sus tareas12. A instancias del brigadier Verdugo, la Audiencia procesó al alcalde de Mazo y presidente de la mesa electoral, el propietario Bernardo Bravo Hernández, junto a los cuatro interventores y el suplente, incluyéndose entre aquéllos el sochantre y el secretario municipal. Se-gún el escrutinio de tales agentes, todos los 146 electores de la sección habían vota-do por Villalba sin excepción alguna. Incumpliendo la ley, ni el listado de votantes ni el recuento se hicieron públicos, aunque lo más asombroso sería la actitud desver-gonzada del principal artífice del cántaro y puchero13. Entre los nominales concurrentes se encontraron el primer teniente de alcalde Antonio Leal Santos y otros once veci-nos, que durante todo el intervalo de la elección habían permanecido en la capital insular a presencia del notario Cristóbal García Carrillo, que levantó acta a propósi-los Diputados. Legislatura de 1879-80, sesión del 20-VI-1879, pp. 124-130; reproducciones en El Me-morándum, «El acta del diputado por La Palma», 10, 15 y 20-VII-1879, pp. 1-2. 10 De los seis interventores asignados a cada sección, Villalba dispuso de todos los de Mazo y Verdugo de los de San Andrés y Sauces y Barlovento; en Santa Cruz se repartieron por igual; en El Paso y Pun-tallana arrancó cuatro Verdugo y los mismos su contrincante en Los Llanos. En total, Verdugo contó con 25 interventores y Villalba con 17, pero debieron emplearse más a fondo. Los de la capital insu-lar eran los que siguen: Manuel Molina y Vandewalle, Pedro Hernández Fierro y Alejandro Rodríguez Silva, para Villalba; José Cabrera López, Juan Antonio del Castillo y José Abreu Lujan, para Verdugo. Este último tuvo un acto de conciliación con José Anselmo de Cosmelli y Monteverde, tras interpo-ner en su contra una querella por calumnias. Véase La Asociación, Santa Cruz de La Palma, «La Aso-ciación », 16-IV-1879, p. 1;»Los escándalos de la última elección en esta isla», 30-IV-1879, pp. 1-2; «La verdad de la última elección», p. 2; y «Carta de nuestro corresponsal del Paso sobre la última elección en aquella villa (Conclusión)», pp. 2-3. 11 La Asociación achacó a los apoderados de Villalba la conducción de votantes de Tijarafe hasta el co-legio de Los Llanos, a cuya sección pertenecía junto a Fuencaliente y Puntagorda. Los electores de la isla consignados en el censo de 1878 llegaban a 915. Véase Antonio PÉREZ PÉREZ, La historia de Tijarafe, Santa Cruz de Tenerife, 2005, p. 59 y «Distritos electorales», El Memorándum, 1-I-1878, p. 1. 12 En la sección del Paso, la certificación original que suscribieron únicamente los interventores de Villalba dio a éste 78 sufragios y 33 a Verdugo. Cuando salió de la junta del censo, se habían conver-tido, respectivamente, en 151 y tres. 13 Bernardo Bravo perdió la alcaldía tras La Gloriosa de septiembre de 1868 y la recuperó con la Res-tauración borbónica en marzo de 1875. El ayuntamiento de la Villa nombró Hijo Adoptivo a Villalba en abril de 1878. Cirilo VELÁZQUEZ RAMOS, Historia general de Mazo, Tenerife, 1999, pp. 65-66. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 279 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... to; el cura párroco y el coadjutor, los cuales tuvieron que abstenerse para cumplir una circular del obispo de la diócesis; y el elector Francisco Lorenzo Vergara, fallecido el 18 de enero anterior. Las protestas verbales por semejantes trapisondas no arredraron al primer munícipe, quien declaró ante testigos «que sentía infinito que se hubiesen excluido del censo electoral de aquella sección algunos muertos, pues de lo contrario hubieran también aparecido votados por el Señor Villalba»14. Sólo el acusador priva-do solicitó penas por un delito de falsedad y una falta, ya que el ministerio fiscal suscribió la libre absolución de la defensa para todos los encartados. Y el tribunal así lo sentenció el 4 de abril de 1881. Los iniciales comicios a Cortes de la Restauración en La Palma se caracterizaron por la reiteración de los acomodos entre banderías, los mismos que otrora practica-ron cangrejos y carboneros, resguardando aquí por antonomasia la fidelidad hacia las reglas del Turno15. Los oportunismos presentes en las dos parcialidades del sistema, a su vez, propiciaron los trasiegos de una a otra. Al lado del VI marqués de Guisla Ghiselín, Luis Vandewalle y Quintana, el dirigente constitucionalista Miguel Pereira Pérez suministró una valiosa ayuda para la reelección de Villalba y cosechó en pago otra vez la alcaldía de Santa Cruz en julio de 187916. El citado marqués, diputado provincial por real orden en 1875 y primer teniente de alcalde de la capital insular entre 1881-1884, no tardó en pasarse a los conservadores y en unión de Miguel de Sotomayor y de Manuel Yanes jugó un importante papel en las elecciones organiza-das el 21 de agosto de 1881 por el primer gabinete Sagasta17. Frente a las aspiracio-nes del cunero Francisco Cañamaque y Jiménez y del paisano SantiagoVerdugo, los tres oligarcas optaron por arropar la candidatura oficialista de un hijo del país, Mi-guel Castañeda Carmona, suplantando a la intrusión tinerfeña de Pérez Zamora la 14 «Resultando que don José Antonio Carmona, don Felipe Henríquez Pestana y don Juan Díaz Vega, aseveran haber oído al Alcalde don Bernardo Bravo el día veinte y uno de Abril, o sea el siguiente de la elección, que aparecían votados, según los dos primeros, todos los que resultaban electores, ya estu-vieran muertos, ausentes o impedidos, y según el último, que estuvieran en la capital de la isla; aña-diendo además, el Carmona, que al preguntarle al Alcalde por qué no se había cumplido con la Ley, dejando de fijar al público las listas de los electores que hubiesen tomado parte en la elección, ni el resumen de los votos obtenidos por cada candidato, le contestó que se desengañara de una vez, que lo que se hacía en elecciones hecho quedaba, y que sentía mucho haber excluido de las listas, al rectifi-car éstas, diez ó doce electores muertos, puesto que si no se hubiera hecho esto, hubieran asimismo aparecidos votados a favor de don Federico Villalba». Archivo Histórico Provincial de Las Palmas (en adelante, AHPLP), Sección Audiencia, Sentencias criminales, Sentencia Núm. 6 de 1881. 15 Sobre las pujas entre los cangrejos y los carboneros en los años centrales del siglo XIX, es muy útil la serie de cuatro artículos de El Noticiero, Santa Cruz de La Palmas, «Los partidos políticos de esta isla», 15-IX-1894, p. 2; 27-IX-1894, p. 2; 30-X-1894, p. 2; y 8-XI-1894, p. 2. 16 «Aquí no queda un sagastino para contarla. (...) Lo gracioso del caso es que ese mismo señor Perei-ra fue destituido a raíz de la Restauración por el propio Gobernador que ahora lo recomendó». El Me-morándum, «Noticias de la provincia», 25-VII-1879, p. 2. 17 Nacido en la Vega de Santa Brígida (Gran Canaria), Luis Vandewalle casó con su prima hermana María del Carmen Fierro Vandewalle, hija de los V marqueses de Guisla Ghiselín. RÉGULO (ed.), II, pp. 810-811. 280 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero grancanaria de León y Castillo18. El brigadier Verdugo recorrió previamente los pue-blos del distrito, pero al fin acabó retirándose19. A Castañeda únicamente se le en-frentaron los demócratas, que a punto de recuperar su etiqueta republicana votaron por acumulación a Nicolás Salmerón y Alonso20. La unidad monárquica entregó al fusionista 396 sufragios de los 468 expresados, el 84,6 por 100, limitándose a 61 los que registró el jefe del gobierno de la Primera República, el 13,0 por 10021. No tuvo que emplearse muy a fondo que digamos el gobernador tinerfeño Tomás de Lara y Calzadilla. El diputado Castañeda realizó en Madrid una gestión bastante más provechosa que la de su predecesor Villalba, con apenas cinco meses más de legislatura y pese a lo tardío de las realizaciones sustanciales. Su experiencia política se limitaba hasta en-tonces básicamente a la Diputación, mas este republicano aleatorio de 1873 dispuso de un buen padrino en la persona del ministro de Ultramar22. La enmienda que pre- 18 «Desaparecida aquella situación y venida la fusionista, para cuyas Cortes se anunciaba candidato el Señor Cañamaque, persona aquí desconocida y desconocedora de los intereses del país, [el marqués de Guisla Ghiselín] creyó como otros muchos de sus amigos que era llegado el caso de intervenir de la manera que fuera posible en esta contienda y al efecto, en conferencia tenida con los mismos señores Yanes y Sotomayor, acordaron apoyar a aquellos fusionistas que quisieran votar la candidatura de Don Miguel Castañeda Carmona, hijo del país, contra la de aquel cunero, y nuestro amigo [el marqués] contribuyó al triunfo del Señor Castañeda sin escasear para ello ni sus influencias ni su dinero; bien entendido que al decir esto no nos referimos a lo de la subvención, que ésta fue pagada por los otros dos Señores Yanes y Sotomayor». El Noticiero, 2-X-1894, p. 2. El malagueño Francisco Cañamaque y Jiménez será en 1881-1884 diputado por el distrito de Guayama, circunscripción de Puerto Rico, y por Málaga en 1886-1890. 19 Un periódico grancanario había indicado al respecto: «es indudable que, si la situación apoya con todos sus elementos la candidatura del Señor Don Miguel Castañeda, aunque la oposición vote al bri-gadier Señor Verdugo, el primero ha de triunfar en aquella Isla, tanto por ser candidato ministerial, como por los valiosos elementos que en las actuales circunstancias están unidos». La Correspondencia de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, «Notas electorales», 20-VII-1881, p. 2 y «Notas electorales de la provincia», 4-VIII-1881, p. 1. 20 El comité del Partido Democrático de Santa Cruz de La Palma, electo el 6 de agosto de 1881, es-tuvo integrado por las siguientes personas: presidente, José Cabrera López; vicepresidentes, Blas Carri-llo Batista y Víctor Fernández Ferraz; censor, José García Carrillo; secretarios, Delmiro Carmona y José Antonio Carmona; vocales, José Mariano Rodríguez, Cristóbal Brito, Guillermo Cabrera, Bartolomé Matheu y Gabriel Lorenzo Calero. Augusto Cuevas Camacho presidió el comité demócrata de la villa de Los Llanos de Aridane. La Asociación, «Gacetilla general», 8-VIII-1881, p. 2 y 9-IX-1881, p. 1. 21 Los votos de Salmerón se distribuyeron así: 25 en Santa Cruz de La Palma; 17 en Puntallana; nue-ve en El Paso; siete en Mazo; y tres en Los Llanos de Aridane. Los mejores cómputos de Castañeda los sumó en Mazo con 120 votantes, San Andrés y Sauces con 73, Los Llanos con 71 y Santa Cruz con 63. «Listas numeradas de electores... y resumen de votos obtenidos...», Suplemento al Boletín Ofi-cial de la Provincia de Canarias correspondiente al 31 de agosto de 1881. Las denuncias de los demócra-tas sobre las manipulaciones electorales de «los conservadores de ayer y sagastinos de hoy», fueron con-signadas por La Asociación, «Las pasadas elecciones para diputados a Cortes en esta isla», 9-IX-1881, p. 1. 22 Hijo de Gabriel Castañeda y Arturo y de María de los Dolores Carmona Silva, nació en Santa cruz de La Palma el 4 de enero de 1840 y falleció en esta ciudad el 13 de junio de 1916. Vocal de un co-mité republicano electo en la capital palmera en 1873, al socaire de la sociedad La Fraternidad, fue diputado provincial por Santa Cruz de La Palma en 1872 y por Arrecife en 1878, siempre en calidad de monárquico constitucionalista, así como uno de los electores agredidos durante los motines del Vier- Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 281 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... sentó el 29 de enero de 1883 al dictamen de la comisión parlamentaria sobre decla-ración de puertos de interés de segundo orden, permitió que el de Santa Cruz de La Palma lograse este rango en compañía de otros cinco embarcaderos de Asturias, Pal-ma de Mallorca y Guipúzcoa; a los diez meses se aprobó el pliego de la subasta de las obras de prolongación del muelle, con un presupuesto de contrata de 104.934,18 pesetas23. Además, consiguió que prosperase su proposición de ley del 23 de abril incluyendo en el plan general de carreteras dos de segundo orden en la isla, facili-tando las subsiguientes aprobaciones y adjudicaciones del segundo y tercer tramo de la carretera del sur24. Es indudable que el liberal Castañeda acumuló méritos suficien-tes para labrarse la confianza del cuerpo electoral, o lo que es lo mismo, de las cla-ses dominantes. La línea de los que adjudicaban propiamente el sitial, fiel a los dic-tados del ministerio de la Gobernación, no iba a concederle por el momento esa oportunidad. De nuevo se plegaron los dos partidos del Turno ante el encasillado de Madrid. Los constitucionales o fusionistas, dirigidos tras fallecer Miguel Pereira Pérez en 1881 por su hijo Servando Pereira García, controlaban la municipalidad santacruce-ra y tenían el soporte de las casas de los Vandewalle-Fierro-Molina y de algunos sec-tores de la burguesía rural25. Su autoridad no era equiparable en el conjunto de la isla a la de los conservadores agrupados en torno a los Sotomayor, los Yanes, los Massieu o los Abreu. Después de las efímeras tensiones que provocó Verdugo entre nes Santo de 1893 en la capital provincial. PÉREZ GARCÍA, 1985, pp. 49-50 y PÉREZ DÍAZ, p. 125. 23 La Ley de Puertos del 7 de mayo de 1880 declaró al palmero de interés local. Una real orden del 5 de octubre de 1881 autorizó su Junta de Obras, presidida desde el 18 de noviembre por el alcalde Miguel Pereira. Véase Miguel Ángel MARTÍN GONZÁLEZ, La Historia de Santa Cruz de La Palma, Tenerife-Gran Canaria, 1999, p. 106 y «Nuestro puerto», La Patria, Santa Cruz de La Palma, 24-II- 1883, p. 1. 24 El expediente del primer tramo lo sacó adelante desde la Diputación provincial en 1872, subastán-dose durante el mandato de Villalba. Entre otros de sus logros en este ámbito debemos consignar la inclusión en el plan de Obras Públicas de las carreteras a Bajamar y a Charco Verde. Agenció también para varios palmeros cargos en las colonias de Ultramar. Una de las necrológicas que se le dedicaron ensalzaba su «acendrado patriotismo», y comentaba: «Separado de la política activa, no dejó ni momento de utilizar sus amistades para recabar alguna mejora para su país... Justo es también decir en elogio del finado que no medró a la sombra de su posición e influencia, consagrándolas íntegramente a la ges-tión de beneficios y mejoras para el país». Diario de La Palma, Santa Cruz de La Palma, 14-VI-1916, p. 1. 25 La última corporación de Santa Cruz de La Palma presidida por Miguel Pereira, cuando tomó po-sesión en julio de 1881, nombró entre su bando a casi todos los tenientes de alcalde, al interventor (Servando Pereira) y al menos a uno de los dos síndicos (Luis Molina y Vandewalle). Los ediles más votados en las municipales de ese año dominaron en buena parte el ayuntamiento a lo largo de la dé-cada: el alcalde Servando Pereira García y los tenientes de alcalde Manuel Molina Vandewalle, Pedro Hernández Fierro y Juan Fernández Pérez, con Nicolás de las Casas Lorenzo, José Vandewalle Pinto y Salvador García Martínez entre los regidores. Sobre los nexos familiares entre los hermanos Molina y Vandewalle y Fierro Vandewalle, véase RÉGULO (ed.), tº I, La Laguna, 1952, pp. 596-598 y tº II, pp. 870-875. 282 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero ambas parroquias en 1879, puede decirse que reinó el consenso monárquico duran-te un buen trecho en cuanto a la representación en Cortes se refiere. En los cuartos comicios, celebrados bajo gobierno Cánovas el 27 de abril de 1884, no hubo dispa-ridad alguna entre los pereiristas (otrora carboneros) y los sotomayoristas y demás (an-tiguos cangrejos, llamados después capirotes). Abortadas muy pronto las tentativas del conservador marqués de Guisla Ghiselín y del liberal Castañeda, otro palmero, el ministerial Francisco Aciego Mendoza de las Casas, acaparó la práctica totalidad de los sufragios (565 sobre 568)26. Los sagastinos rehuyeron la lid, a imitación de los canovistas en la convocatoria anterior. La alternancia gubernamental daba otra vez ventaja a los tinerfeños de Pérez Zamora y de Cumella frente a los grancanarios de León y Castillo, consolidándose en las elecciones senatoriales de mayo la alianza en-tre las dos islas occidentales27. Un periódico local saludó al año siguiente el fin de los enfrentamientos partidistas, alertando del peligro de repetirlos en el futuro próximo28. Las juntas directivas de la sociedad de socorros mutuos La Unión Obrera o de La Unión reflejaban la hermandad entre liberales y conservadores, más algún republica-no disperso29. Esta paz entre caciques sufrió un revés circunstancial en 1886. Las últimas elecciones censitarias de la Restauración trajeron consigo la reproduc-ción puntual de las luchas entre las tertulias dinásticas. Con Sagasta otra vez al fren-te del ejecutivo, debía cumplirse la pauta de las dos citas precedentes y dar paso a 26 El órgano de los leonistas grancanarios indicaba en las vísperas: «El candidato ministerial en el Dis-trito que forma la isla de La Palma, es Don Francisco Mendoza, que cuenta con las influencias guber-namentales. Parece que el Señor Marqués de Guisla se presenta también con el carácter conservador, si bien júzgase dudoso que se insista en esta candidatura. /La del partido liberal dinástico está desig-nada a favor de nuestro estimado amigo Don Miguel Castañeda a quien, con no escasas posibilidades de éxito, apoyan valiosos elementos de aquella isla». El Liberal, Las Palmas, «Los candidatos», 22-IV- 1884, p. 2. 27 Derrota del grancanario Fernando del Castillo Westerling, V conde de la Vega Grande, ante la elec-ción de los tres patrocinados por Tenerife (Mariano Pérez Luzaró, Valeriano Weyler y Nicolau y Gre-gorio Suárez Morales), rompiéndose la norma de reservar uno de los puestos del Senado a las islas orien-tales. El Liberal matizaba respecto de la conducta palmera: «Seríamos, no obstante, injustos si hiciéramos recaer la responsabilidad de lo ocurrido sobre todos los hombres políticos y sobre todos los partidos de La Palma. Nos consta que nuestros correligionarios se opusieron enérgicamente a que se consuma-ra tan inicuo despojo, mientras que el partido dominante en La Palma, recibiendo inspiraciones de los ídolos tinerfeños, no vaciló en prestar su eficaz cooperación para que se infiriera a Gran Canaria el mayor de los ultrajes». El Liberal, «Elección de Senadores», 13-V-1884, p. 1 y «Adelante», 3-VI-1884, p. 1. 28 «Ayer los partidos de esta isla se despedazaban de una manera inconveniente por sus diversas aspi-raciones y miras encontradas... Hoy que hemos abandonado aquellas armas... no retrogrademos a aque-llos tiempos de aciaga recordación...» La Defensa, Santa Cruz de La Palma, «La unidad política», 18- IX-1885, p. 1. 29 La primera de dichas entidades se constituyó en enero de 1886 con el abogado liberal Santiago Molina y Vandewalle de presidente y el periodista conservador Pedro José de las Casas Pestana entre los voca-les. En la directiva de La Unión para ese año figuraban los liberales Eugenio Abreu y García (presi-dente) y Manuel M. Vandewalle y Pinto (vicepresidente), junto a los conservadores Pedro José de las Casas Pestana (vocal), y Francisco de Cosmelli y Sotomayor (director de Letras). «Gacetilla general», La Defensa, 22-I-1886, p. 1. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 283 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... un liberal. Pero los conservadores prefirieron disputar el acta a Miguel Castañeda es-poleados por sus correligionarios tinerfeños desde La Opinión y por otros rotativos de la isla. El promotor de la maniobra parece haber sido el diputado saliente Men-doza de las Casas, cuya labor parlamentaria no se singularizó precisamente por la brillantez y la eficiencia30. Los ministeriales palmeros declararon casi un año después que el instigador recibió tres mil duros «para ganar voluntades» a favor del cunero Juan Bautista Somogy y Gallardón, y con semejante varita mágica telegrafió al interesado prometiéndole halagüeñas perspectivas: «Notarios copados. Alcaldes ganados. Triun-fo seguro»31. Si bien inicialmente las cosas no justificaron semejante confianza, pues actuaba como delegado gubernativo el alcalde de la capital Servando Pereira, al final se demostró que los amigotes de Pérez Zamora habían preparado muy bien el terre-no32. Las legislativas del 4 de abril de 1886 fueron de las más pintorescas que hubo en la isla durante toda la Restauración, lo cual ya es decir muchísimo. Fuente: Véase nota 33. Entre paréntesis las cifras adulteradas. La junta general de escrutinio reunida en Santa Cruz de La Palma dio la corona a Castañeda asegurando que, de los 911 votantes, habían apostado por él exactamente 561, el 61,6 por 100, contra los 350 de Somogy, el 38,4 por 100. El problema ra-dicó en que el censo del distrito tenía apenas 760 electores y no los 1.160 que ano-taron aquellos escrutadores tan curiosos. Los liberales se habían inventado ni más ni menos que 300 en la cuarta sección del Paso y otros 100 en la quinta de Los Lla-nos de Aridane, convirtiendo a todos estos fantasmas en votantes de su campeón33. 30 Había nacido en la capital palmera el 2 de abril de 1851, muriendo en Santa Cruz de Tenerife en 1895. 31 «Además, a los Notarios y Alcaldes a que el telegrama alude se les siguen procedimientos criminales en averiguación de lo que hicieron o dejaron de hacer a favor del candidato Somogy». El Criterio, «Pe-riódico liberal», Santa Cruz de La Palma, «Sueltos y noticias», 8-III-1887, pp. 1-2. 32 Las remociones que efectuó Pereira en el ayuntamiento de Mazo las analiza VELÁZQUEZ RAMOS, pp. 68-69. 33 En el resultando 9º del dictamen de la comisión de actas del Congreso se dice «que al darse cuenta 284 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero Las trampas de los ministeriales llegaron hasta cotas mayúsculas y, al parecer, dispuestas con técnicas muy pedestres a la hora del recuento final, pero las de los avalistas de Somogy no quedaron muy atrás durante las votaciones. El presidente de la sección segunda de Mazo impidió que tomara asiento en la mesa un elector que actuaba como delegado del gobernador civil y, por otra parte, «examinaba las papeletas o candidatu-ras antes de depositarlas en la urna, devolviendo las que eran a favor de Castañeda»; al unísono, el alcalde de la localidad «prohibió la entrada libre de los electores en el lugar destinado para colegio». Con semejantes usos al final cocinaron un puchero enorme que entregó al desconocido Somogy el 97 por 100 de los votos34. La elección también fue protestada de nulidad en San Andrés y Sauces al no haberse situado la mesa electo-ral en el local previsto por el ayuntamiento, sin que el cambio se diese a conocer al público. Lo mismo ocurrió en Puntallana porque aparecían votando algunos electo-res (entre ellos, el fiscal municipal) que prefirieron abstenerse. Y en Barlovento suce-dió otro tanto al prohibirse que tomara posesión un interventor liberal35. Los liberales y los conservadores recurrieron por igual a las imposturas en 1886, en parecidos términos a como lo harán casi dos décadas más tarde en la porfía Pog-gio- Beruete. Según pasará entonces, los primeros se llevaron de entrada el gato al agua para salir al fin escaldados. Castañeda ocupó su bancada en el Congreso el 29 de abril del resumen de la votación de la sección cuarta, Paso, se pidió que no se tomaran en cuenta los votos emitidos en esta sección, porque el acta original aparecía groseramente falsificada y en abierta contra-dicción con el número de electores de la sección, según las listas ultimadas de los electores de este dis-trito y publicadas en el Boletín oficial de aquella provincia, y con las listas de los que habían tomado parte en la votación rubricadas por los interventores y acompañadas a la misma acta, y de cuyas listas resulta que sólo tomaron parte en la votación 59 electores». El siguiente resultando consigna la recla-mación del interventor José Monterrey Cordobés, pidiendo que se cotejara su copia del acta en pliego cerrado con la oficial, demostrándose así que Somogy había obtenido 34 votos y 25 Castañeda. Para la sección de Los Llanos de Aridane, el resultando 11º recoge la protesta del interventor Antonio R. Rodríguez indicando que el acta «aparecía groseramente falsificada y alterada, pues en ella constaban entrerrenglonaduras y enmiendas de letra y tinta al parecer distintas de la del contexto...» Dictámenes de la Comisión de actas y de la de incompatibilidades sobre la del distrito de Santa Cruz de La Palma (Canarias), Diario de Sesiones de Cortes. Congreso de los Diputados. Legislatura de 1887-88, tomo III, sesión del 1-II-1888, Apéndice 3 al Núm. 39. 34 El interventor Justo González de Paz solicitó la nulidad de la elección en Mazo y, de acuerdo tam-bién con el resultando 6º del dictamen de la comisión, «aunque sólo habían concurrido a votar unos cincuenta o sesenta electores, aparecieron dentro de la urna setenta y tres papeletas, habiendo el presi-dente manifestado que eran ciento cuatro; que habiendo pedido el delegado del gobernador que se le permitiera contar las papeletas, no se le permitió; que habiendo pedido además el delegado que se pro-cediese inmediatamente de concluido el escrutinio a extender el acta y se hiciera constar en ella las protestas, se le contestó que la Mesa estaba disuelta». La negativa a que el delegado Blas Pérez Sán-chez ocupase un lugar en la mesa aparece en el resultando 3º. Dictámenes... 35 La protesta del elector Francisco Rodríguez Rivero en esta última sección se formuló «porque ha-biéndose presentado al tiempo de la constitución de la Mesa a tomar posesión de su cargo el inter-ventor Don José Domínguez Rodríguez Felipe, conocido por Don José Domingo Ortega Rodríguez, con cuyo nombre figura en la certificación expedida por la Junta general del escrutinio, el presidente se negó a darle posesión por no figurar inscrito en la lista del censo con este nombre». Véanse los re-sultandos 4º, 8º y 12º de la comisión de actas. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 285 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... de 1886 y permaneció en ella hasta el 10 de febrero de 1888, cubriendo en más de 21 meses la mitad de la legislatura, a la espera del pronunciamiento de la comisión de actas. Una vez elaborado el dictamen de la misma el 23 de diciembre de 1887, sus días como legislador estaban contados. La comisión estimó que el acta debía con-siderarse grave debido «a las evidentes falsificaciones» que se cometieron en las seccio-nes cuarta y quinta, mas entendió que las restantes protestas «ni revisten importan-cia, ni tienen eficacia alguna, y fueron desechadas y contestadas oportunamente»36. Era una torpe manera de encubrir las tropelías conservadoras en las secciones segun-da, tercera, sexta y séptima. En realidad, es lícito proponer que estas elecciones sólo tuvieron limpieza en la capital, con unos registros muy ajustados; en los medios ru-rales entrañaron enjuagues caciquiles de dispar envergadura. A Castañeda le fueron descontados los 400 votos «indebidamente» atribuidos, dándole así una mayoría de 189 a Somogy37. El dictamen quedó aprobado sin discusión el 7 de febrero y a los dos días emitió el suyo la comisión de incompatibilidades. Al siguiente fue procla-mado Somogy, quien será el diputado palmero hasta el 29 de diciembre de 189038. En opinión de los leonistas grancanarios, Pérez Zamora y Somogy fueron «dos ene-migos jurados de los intereses de Gran Canaria»39. El sufragio universal arrancó en el distrito a Cortes entronizando la privanza cu-nera con que principió y culminó el censitario, aunque sobrevenida por circunstan-cias anómalas en el exponente final. Ninguno de los dos insulares que representaron a la isla en la Carrera de San Jerónimo, ni el liberal Castañeda ni el conservador Mendoza, estuvieron en disposición de hacerse con los favores de unas elites políti-cas sujetas a las antagónicas privanzas de las islas centrales y de tejer tupidas redes clientelares propias; el primero tal vez porque no quiso y el segundo sin duda por-que no pudo. Es obvio que el juego de las interferencias de Santa Cruz de Tenerife o de Las Palmas obstaculizó el arraigo de una figura con créditos bastantes para la oligarquía insular. Avanzada la Regencia se produjo una inversión de los alineamien-tos tradicionales y el «partido anticanario» de La Palma mudó sus afectos de la isla picuda a la redonda. Los leonistas grancanarios anhelaban a todo trance llegar a una avenencia con los conservadores palmeros, que les diese ante todo el dominio sobre 36 Considerandos 1º y 2º. El inicial señala «que la mayor parte de las protestas formuladas fueron pre-sentadas ante la Junta de escrutinio después de ser conocido el resultado de la elección, y no ante las Mesas de las respectivas secciones...» 37 Considerandos 4º y 5º. Se esfumó la mayoría inicial de 211 sufragios de Castañeda. La comisión de actas estuvo integrada por Alberto de Quintana (presidente), Félix Martínez Villasante, Carlos Groi-zard, Antonio García Alix, Emilio de Alvear, Joaquín Muñoz Chaves, Miguel de la Guardia, Luis Díaz Moreu y el republicano tinerfeño Miguel Villalba Hervás. 38 Diario de Sesiones de Cortes. Congreso de los Diputados. Legislatura de 1887-88, Tomo III, Núm. 43, sesión del 7-II-1888, p. 1072; Apéndice 3º al Núm. 45; y Núm. 46, sesión del 10-II-1888, p. 1145. 39 «Las próximas elecciones», El Liberal, 30-I-1891, p. 2. 286 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero la Diputación40. El ingeniero Juan de León y Castillo desarrolló esta directriz con buenos réditos desde 1888 y cuando visitó la isla al año siguiente, a objeto de su-pervisar las obras públicas en ejecución, ya estaba en pie dicho consorcio41. Los liberales de Pereira dejaron de ser los únicos y hasta los principales comodi-nes en la estrategia provincial del leonismo y reaccionaron de entrada con incomo-didad. En las legislativas del 1 de abril de 1891, dispuestas por el gabinete Cánovas, el agraciado gubernativo fue el noble madrileño Rafael Bernar y Yacer, conde de Ber-nar, aceptado entre las familias conservadoras por invitación expresa del embajador en París42. La nueva presentación de Somogy, alentada por el mismo Pérez Zamora, generó rechazos en Tenerife y quedó finalmente descartada43. Al conservador Bernar se opuso el liberal Siro González de las Casas, ex diputado provincial de 1881 por el distrito de Los Llanos, directivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y ex director del periódico La Luz (1886). Esta vez salió airoso el cunero con 2.682 votos de un total de 4.605, el 58,2 por 100, allegando su contrincante 1.923, el 41,8 por 100. Los republicanos de la capital provincial argumentaron que los conservadores tinerfeños habían entregado La Palma a «los rehenes del señor León y Castillo»44. El debut del sufragio universal desde 1876 se saldó así con la tercera disputa frontal entre los monárquicos, tras interpuesta en 1879 por Verdugo y la de 1886 por el desplan-te canovista con Somogy. Las preteridas mesnadas de Pereira, capitalizando los repu-dios hacia el cunerismo, debieron sentirse complacidas tras su dulce derrota; eviden-ciaron que contaban con haberes electorales, que no eran por lo pronto un núcleo marginal. Bernar cumplió todo su mandato desde el 21 de febrero de 1891 hasta el 5 de enero de 1893, lo que significa, agregando el trecho de Somogy, que la repre- 40 La importancia del cuerpo provincial en la estrategia del leonismo fue compendiada por María Te-resa NOREÑA SALTO, Canarias: política y sociedad durante la Restauración, tº I, Las Palmas, 1977, pp. 134-135. 41 El ingeniero jefe de Obras Públicas ofreció en este viaje contribuir con 1.000 pesetas a la rampa de arrastre en el puerto de Santa Cruz, cuyos planos y presupuestos encomendó a Sebastián Arozena Le-mus. «Obras públicas. IV», El Noticiero, 16-X-1894, p. 2. 42 Este joven, sin cumplir los treinta abriles, inició en La Palma una carrera política que le convirtió después en senador por las provincias de Teruel (1899-1900) y de Lérida (1901-1902 y 1903-1904); optó al fin por la senaduría vitalicia, que recibió por real orden de 23 de diciembre de 1903. Véase su expediente personal del Senado en www.senado.es/cgi-bin. La provincia de Canarias sirvió como trampolín para varios alevines de las clases dominantes en algunas provincias españolas, y el distrito de Santa Cruz de La Palma pasó a ser uno de los más codiciados. 43 «En Santa Cruz de La Palma ha sido aceptado el conde de Bernar por varios elementos de aquella isla, poniéndosele enfrente el Señor Somogy, quien parece que ha enviado diez mil pesetas para los gastos de su elección./ Apoya a Somogy el Señor Pérez Zamora, y de ahí el disgusto que se dice surgido en-tre el consejero de Estado y sus mejores amigos de Tenerife, que se niegan a recomendar a ex diputa-do cassolista». El Liberal, «Las elecciones», 31-I-1891, p. 2. 44 Los sufragios que el portavoz leonista atribuyó al conde difieren por muy poco de los que recoge el Índice de Diputados Históricos; hemos respetado los datos oficiales del Congreso y corregido por tanto los que computó González de las Casas. El Liberal, «Noticias electorales», 5-II-1891, p. 1 y «Al deta-lle », 3-VII-1891, pp. 1-2. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 287 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... sentación de La Palma recayó durante todo un lustro en cuneros. Y todavía faltaban otros eslabones en la cadena antes de que casi cambiaran definitivamente las tornas. La nueva cúpula del leonismo grancanario que tomó posesión en 1891, después del rompimiento entre los hermanos León y Castillo, se volcó sobre La Palma a fin de retener la fidelidad de su diputado a Cortes y la primacía en la Diputación pro-vincial45. Con el gobierno de Cánovas quedó la política palmera sometida al grupo de los capirotes popularmente conocido por YSA (Yanes-Sotomayor-Abreu), que pos-tergó a los liberales de Servando Pereira46. Las únicas plataformas de éstos eran las municipalidades de la capital, Mazo y San Andrés y Sauces, agenciadas merced al «elemento oficial» del anterior ministerio, si bien la última fue destituida y procesa-da por desfalco47. En esta tesitura, los esfuerzos del director leonista desde Las Pal-mas estuvieron encaminados a promover una concordia entre Pereira y el trío con-servador, una vez descartada la participación de los sucesores de José Massieu Rodríguez al ser «absolutamente contrarios»48. Felipe Massieu anhelaba en 1892 un pacto que hermanara al «partido conservador o anticanario, es decir, antiguo cume-llista », con sus afines, «que hoy se hallan todos desgraciadamente sin fuerzas y sin arras-trar nada tras de sí» (véase nuestro apéndice documental). La articulación del «nuevo partido firme y vigoroso» tropezaba, no obstante, con los «pugilatos» entre las diver-sas cuadrillas, tan intensos como los que en Lanzarote enfrentaron coetáneamente a las de José Pereyra de Armas y José Pineda y Morales dentro del cotarro liberal49. El ex diputado Mendoza de las Casas y el empresario José Cabrera Martín, expulsados por los conservadores, se habían unido con Augusto Cuevas Camacho al comité fu-sionista de Pereira y esta incorporación obstaculizaba el acomodo con la YSA50. Aun- 45 El director Felipe Massieu quiso colocar al diputado provincial Joaquín Poggio y Álvarez, «que nos ha servido mucho y hoy está el pobre muy mal», en el cargo de interventor de Hacienda en Santa Cruz de Tenerife, porque era «empeño de todos los amigos de la Diputación y más que nada de los palmeros, a quienes saber hay que complacer en algo». Su colega Servando Pereira aspiraba a entrar en la comisión permanente, aunque «Sotomayor y Castañeda y otros quieren a Joaquín...» Felipe Massieu y Falcón a Fernando de León y Castillo, La Orotava, 7-II-1892 y Las Palmas de Gran Canaria, 23-V-1892, Fondo León y Castillo, Biblioteca del Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria, sin clasificar. 46 «Perturbación», El Noticiero, 24-XI-1894, p. 2. 47 «Demasiado comprendes lo que nos interesa la cuestión del Ayuntamiento de San Andrés y Sauces para que te hagas cargo de cómo le seguiré la pista a este asunto dichoso. Al fin lograron hacer aparecer a aquella gente con un desfalco de 50.000 y pico de pesetas y ya [el juez instructor] Peniche no tuvo más remedio que procesarlos...» Felipe Massieu y Falcón a Fernando de León y Castillo, Las Palmas de Gran Canaria, 22 y 23-VII-1892, Fondo León y Castillo, Biblioteca del Museo Canario, sin clasificar. 48 Sobre esta última personalidad, una de las cabezas del bando sagastino en la isla durante el Sexenio democrático, diputado provincial en 1869 y a Cortes en 1871, véase PÉREZ DÍAZ, pp. 103 y 111 y ss., y para su parentela RÉGULO (ed.), tº II, pp. 136-162. 49 Véase Agustín MILLARES CANTERO, El cacique Fajardo asesinado (1896). Banderías a la greña en Lanzarote, Canarias, 2004, pp. 25-36. 50 Augusto Cuevas Camacho desempeñó la dirección de La Asociación desde el 8 de septiembre de 1881, cuando pasó a intitularse «Periódico democrático» en el número 151. De republicano pasó a conserva-dor y después a liberal, con cuya etiqueta será primero adversario y después incondicional de Poggio. 288 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero que Massieu llegó a entenderse bien, sobre todo, con Manuel Abreu Lecuona, Perei-ra siguió resistiéndose a perder influencia (sobre «los puestos de Puertos Francos» y de-más), provocando la guerra «con interesado propósito». En última instancia logró Mas-sieu tras ímbrobos esfuerzos calmar las inquietudes y ambiciones de Pereira, quien deseaba a toda costa ser el único hombre fuerte en el próximo mando liberal. Si la «lucha titánica» entre caciques fue evitada por lo pronto, la reacción conservadora ante las trapisondas de Pereira quitó a los leonistas la mayoría en la Diputación y abonó el terreno para el giro de 189651. Al cunero Bernar sucedió otro en las legislativas del 5 de marzo del 1893, con gobierno de Cánovas, a través de una «combinación» urdida por los liberales gran-canarios desde finales del año anterior y que sorteó los repetidos escollos interpues-tos por Pereira52. La selección recayó en un hombre de la plena confianza de León y Castillo, el conservador Francisco Fernández de Henestrosa y Boza, con experiencia en las lides parlamentarias y sólidas conexiones con las Islas. Diputado por el distri-to cordobés de Hinojosa del Duque en las elecciones del 27 de abril de 1884, el embajador en París le concedió la plaza por el distrito de Guía en las del 1 de febre-ro de 1891; renunció por destino el 5 de diciembre de 1892, sin que vacara el esca-ño, al recibir una dirección general. El presidente del directorio liberal de Las Pal-mas llevó adelante las negociaciones con los de la YSA y sus propios correligionarios, que a regañadientes se plegaron al empalme. Las barreras del jefe liberal tinerfeño Juan La Roche y Siera, quien el 27 de enero conferenció con «los hombres importantes» de La Palma, fueron demolidas53. Desde mediados de febrero circuló una proclama 51 «Demasiado debías suponer que tal mayoría era imposible desde que nos faltaba la de los Palmeros dichosos y en tal situación no nos quedaba otro recurso que aprovechar la discordia de los elementos del bando tinerfeño...» Felipe Massieu y Falcón a Fernando de León y Castillo, Las Palmas de Gran Canaria, 22-XI-1892, Fondo León y Castillo, Biblioteca del Museo Canario, sin clasificar. 52 Felipe Massieu reveló a León y Castillo en diciembre haberse entrevistado en Las Palmas con el abo-gado palmero Manuel Pérez Abreu, quien «se alegró en extremo» al conocer los propósitos del emba-jador acerca del diputado a Cortes. Y siguió diciéndole: «El mismo Pérez Abreu me aseguró que no teníamos que ocuparnos de nada, pues, si Pereyra por su parte no creaba dificultades...» Mas Pereyra las creó, arrancando la destitución de los empleados de Puertos Francos para colocar a los suyos. «Es-toy temblando – continúa Massieu – pues me figuro el efecto que habrá producido la cosa y cómo estarán los de Abreu...» Haciéndose «el indispensable» y amenazando con ir hasta París a entrevistarse con don Fernando, Pereira no transigió en su empeño de ser el interlocutor exclusivo de los leonistas en Las Palma. Así que Massieu concluyó con estas recomendaciones al ilustre destinatario: «Sujeta, pues, a Pereira, que no es fiera ni mucho menos, pues (en la mayor reserva, porque se trata de un amigo que aprecio y no quiero combatir bajo ningún pretexto) está extraordinariamente desprestigiado en aquella isla y unido a Cuevas y Mendoza; si nos identificamos con él sólo, va a crearse un partido de oposición formidable...» Felipe Massieu y Falcón a Fernando de León y Castillo, Las Palmas de Gran Canaria, 22-XII-1892, Fondo León y Castillo, Biblioteca del Museo Canario, sin clasificar. 53 En el borrador de la epístola del 28 a Segismundo Moret, trazó el cuadro que sigue: «En este distri-to apoya el Gobernador a Henestrosa y tiene arreglado o prometido a los Ayuntamientos de aquella isla, que los dejará en sus puestos si lo votan. Esta es una imposición de León y Castillo que no sólo quiere dominar en el grupo oriental, sino en Tenerife y La Palma que pertenecen al occidental y cuya isla siempre ha estado con nosotros. Los hombres importantes de dicha isla han conferenciado ayer Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 289 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... de Mendoza pidiendo el voto para el encasillado y en iguales términos se expresarían en carta impresa los jerifaltes conservadores, desde el alcalde capitalino Miguel de Sotomayor y Fernández de la Peña y Manuel Abreu Lecuona hasta José Anselmo de Cosmelli y Monteverde o Manuel de Sotomayor y sobrinos54. La jornada electoral sería monótona y no hizo falta apretar mucho las clavijas; todo estaba atado y bien ata-do. Fernández de Henestrosa se llevó 3.984 votos de los 3.987 emitidos, entre una apatía que dejó las abstenciones en el 44,3 por 100, las más encumbradas hasta el término del distrito único si exceptuamos las de 190155. En la capital grancanaria los leonistas echaron las campanas al vuelo, festejando la pieza cobrada en la Diputación provincial a costa de Tenerife56. Como diputado palmero, Fernández de Henestrosa logró que el ministro de la Guerra dispusiese el envío de una Compañía de Cazado-res a Santa Cruz, lo cual que no se había materializado a finales de 189857. En la próxima cita electoral del 5 de abril de 1896 optó por el distrito orensano de Riva-davia. Las dos primeras décadas del régimen canovista arrojaron por saldo una gran ines-tabilidad en la representación palmera de la Cámara baja, en contraste con la relativa estabilidad presente en Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas y Guía. En las siete vota-ciones celebradas entre 1876 y 1893 para cubrir el asiento de la isla, hubo seis can-didatos distintos proclamados gracias a la duplicidad planteada en la legislatura de 1886-1890, si bien con cinco existía ya una fluctuación considerable. Cuatro eran cuneros y apenas dos originarios del distrito. Prescindiendo de la corta parada de Vi-llalba en 1876, desde mayo de 1879 hasta julio de 1895 el escaño estuvo en manos cuneras durante nueve años y medio en dos fases, la de aquél y la del trío Somogy- Bernar-Fernández de Henestrosa; sólo por unos seis años y cuatro meses correspon-conmigo y me ofrecen solemnemente que apoyarán y sacarán triunfante un candidato liberal que el Gobierno les designe, para lo cual basta que el Ministro de la Gobernación se lo prevenga al Gober-nador, y que al Señor Henestrosa lo presente León por sus distritos de Las Palmas o Guía, como lo hizo en las últimas elecciones conservadoras»... Marcos GUIMERÁ PERAZA, Los liberales de Tenerife. Fin de siglo (1879-1904), Santa Cruz de Tenerife, 1987, p. 36. 54 Dos de estas cartas, fechadas en Santa Cruz y en Los Llanos el 16 de febrero de 1893, pueden leer-se en El Noticiero, «Pinitos», 19-VI-1895, pp. 2-3. José Anselmo de Cosmelli dirigió La Nueva Palma en 1880. 55 «Junta Provincial del Censo Electoral de Canarias», Boletín Oficial de la Provincia de Canarias (en adelante, BOPC), 20-III-1893, p. 4. 56 «Es este un gran triunfo de nuestra política atenta en primer término a favorecer los intereses gene-rales de los dos distritos de Gran Canaria y del de la isla de La Palma, emancipándolo de la absorben-te tutela de Tenerife y asegurando el predominio de aquéllos en la Diputación provincial. Cuando re-cordamos los funestos vaticinios que con respecto a nuestra política en la isla de La Palma se hacían desde las columnas de El Telégrafo, pronosticando fracasos y toda suerte de desdichas y pintando con los más negros colores la situación de nuestros caros intereses en la primera corporación administrati-va del Archipiélago, nos sentimos, en verdad, orgullosos del éxito en la grande y patriótica empresa a que hemos dado feliz cima». El Liberal, «Crónica», 6-III-1983, p. 2. 57 «Tijeretazos», El Grito del Pueblo, Santa Cruz de La Palma, 12-X-1898, p. 3. 290 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero dió a personal autóctono. La falta de un portavoz insular cualificado que mereciera la confianza del bloque de poder, favoreció la intromisión de los oligarcas centrales y en especial la de sus agentes grancanarios en el lapso final. Al apagarse la estrella del conservador Pérez Zamora y brillar con gran fulgor la del liberal León y Castillo, la tertulia caciquil de los Sotomayor no tuvo inconveniente en unirse a los otros asocia-dos del Turno. El desencanto ante los cuneros, no obstante, animó la búsqueda de un peón de brega entre el paisanaje que terminara con los vaivenes y el juego de los apetitos foráneos. Y entonces llegó Poggio a la escena con intención de no dejarla. La prensa palmera combatió con especial énfasis «la cancerosa llaga del cunerismo» a partir de mediados de 1894, ya a través del bisemanario liberal El Dinamo de Au-gusto Cuevas Camacho o del conservador Diario de Avisos de Manuel Antonio Rodrí-guez Hernández y Pedro José de las Casas Pestana. Tan pronto salió a la calle, sobre-salió en estas censuras el bisemanario El Noticiero del marqués de Guisla Ghiselín, que denunció el abandono que sufría la isla a consecuencia de la serie de los Somogy, Bernar y Fernández de Henestrosa: obras públicas completamente paralizadas, pérdida de la Dirección de Sanidad, sin construir el faro de Punta Cumplida, etc.58. Entre un sector de los conservadores, mandados por el propio marqués, empezaron a formularse crí-ticas abiertas a varios de sus notables que se habían pasado «al campo fusionista» para quedar a las órdenes de León y Castillo y de su lugarteniente Massieu y Falcón; par-ticularmente fueron mencionados el terrateniente Miguel de Sotomayor y Fernández de la Peña, el comerciante Antonino Yanes Volcán y Antonio Lugo y García59. El nuevo comité conservador que presidía el mismo Luis Vandewalle y Quintana, reconocido por Cánovas en julio, fue inclinándose cada vez más hacia la ruptura con las huestes del embajador en París60. A principios de 1895 esta dirección escogió por candidato a Cortes a Santiago Vandewalle y Ramírez Rocha entre renovados ataques hacia los cuneros61. La hipotética reelección de Fernández de Henestrosa, defendida por León y Castillo, dio ocasión a polémicas con Diario de Las Palmas. 58 «¿Qué son los cuneros? Vividores políticos...» El plan de construcciones de la Dirección general de Obras Públicas para el año económico 1894-1895 no incluyó partida alguna con destino a La Palma. El Noticiero, «El cunerismo», 7-VIII-1894, p. 3 y «Obras públicas. III», 22-IX-1894, p. 2. 59 A ellos se les achacó estar «completamente ligados» a los liberales del ex diputado Castañeda, del abogado José García Carrillo y del médico Francisco Abreu y García, «votando juntos no sólo en la elección del Señor Henestrosa sino en las municipales realizadas el año último». Antonino Yanes Vol-cán fue vicepresidente primero del consejo de administración de la Compañía de Navegación creada por entonces en Santa Cruz de Tenerife y presidida por Juan Béthencourt y Alfonso. El Noticiero, «Ru-mores », 18-IX-1894, p. 2 y «Crónica», 9-V-1895, p. 3. 60 Cánovas aceptó la presidencia honoraria del comité en una epístola fechada en Madrid el 15 de ju-lio. El Noticiero, «Una carta», 9-VIII-1894, p. 2. 61 Su periódico declaró que, «desencantados con los resultados obtenidos en las distintas diputaciones desempeñadas por cuneros, estimamos altamente depresivo y vejatorio para nuestro pueblo continuar ensayo tan negativo y vergonzoso...» El Noticiero, «Los futuros candidatos», 16-I-1895, p. 2 e «Insisti-mos », 6-II-1895, p. 2. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 291 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... Fuente: elaboración personal. Los cuneros en negrita. Los fusionistas del doctor Abreu y García y del letrado García Carrillo estaban en la primavera de 1895 dispuestos a aceptar nuevamente a Fernández de Henestrosa, subsecretario de Gobernación, pero sacaron a relucir el nombre de Pedro Poggio y Álvarez como posible alternativa, sin duda con la anuencia de sus socios conservadores. La toma de posesión del gobernador civil conservador Antonio Castañón y Faes el 21 de abril despertó grandes inquietudes entre los dinásticos de los grupos occiden-tal y oriental, al venir con el mandato expreso de Cánovas de imponer el Turno donde era inexistente. A esta autoridad y al comité de los conservadores tinerfeños que go-bernaba el conde del Valle de Salazar, Esteban de Salazar y Ponte, los homónimos palmeros de Miguel de Sotomayor y Antonino Yanes les hicieron saber que obede-cerían gustosos las indicaciones del gobierno siempre y cuando la designación no re-cayese en el leonista Fernández de Henestrosa ni en el antileonista Vandewalle. En medio de la división conservadora y de la búsqueda de un recambio al cunerismo, Poggio surgió inicialmente como el posible garante para la continuidad del acuerdo conservador-liberal que a duras penas regía desde el amanecer de la década62. Lo impidió el empecinamiento leonista en mantener a Fernández de Henestrosa. La orientación de los tertulianos de los Vandewalle sintonizaba con la guberna-mental, así que el corro de los Sotomayor-Yanes no tuvo otra salida que recoger ve-las y aceptar el rompimiento con León y Castillo, a cambio de la exclusión de San-tiago Vandewalle. Los periódicos conservadores y liberales antileoninos de Santa Cruz de Tenerife emprendieron en marzo de 1896 una cruzada contra la reelección de Fernández de Henestrosa, en nombre de una «era de regeneración» que repudiaba la «pléyade de cuneros»63. A estas alturas, todos los conservadores de La Palma habían 62 Véanse acerca de todos estos asuntos los artículos de El Noticiero, «Abajo caretas», 15-V-1895, p. 2; «¡Fuera caretas!», 16-VI-1895, p. 2; y «Verdades amargas», 26-VI-1895, p. 2. 63 La nueva candidatura de aquél era «funesta para la política eminentemente tinerfeña, que sin em- 292 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero cerrado filas en torno a Poggio y el conde del Valle de Salazar requería ante Casta-ñón y Cánovas que fuese encasillado64. Mas el embajador en París no cejaba en ab-soluto. Todavía el 19 de marzo, un cable del corresponsal en Madrid de Cronista de Tenerife aseguraba que Fernández de Henestrosa iba a ser el beneficiado ministerial65. Una semana más tarde se anunció por fin su retirada definitiva y la sustitución casi segura por Poggio66. Sólo diez días antes de las elecciones llegó la confirmación y con ella el inicio de un periodo de hostilidades monárquicas más largo y duro que los precedentes, saldado otra vez con una componenda típica. LA ERA DE POGGIO: MÁS FRAUDES Y OPOSITORES DE CARTÓN Abogado y archivero, Pedro Poggio y Álvarez había nacido en Santa Cruz de La Palma el 8 de enero de 1865 y en junio de 1881 alcanzó el grado de bachiller en el Instituto Provincial de La Laguna67. Mientras cursaba la carrera de Derecho en la Universidad Central de Madrid (1881-1887), gestionó ante el ministerio de Fomen-to la concesión de libros destinados a la biblioteca pública proyectada por la socie-dad La Unión de la capital insular, secundado precisamente por el diputado Casta-ñeda68. Con inclinaciones literarias y artísticas, al culminar sus estudios universitarios publicó el volumen 50 Académicos (semblanzas), fruto de sus vinculaciones con la palmes ni componendas se viene aquí siguiendo desde la subida al poder de Cánovas». El Partido Libe-ral- Conservador de Tenerife había declarado una «guerra a muerte y sin cuartel al ex diputado por La Palma», que votó contra la reposición de los Juzgados de La Laguna, La Orotava y Arrecife antes de culminar la última legislatura. Cronista de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, «¿Otra vez Henestrosa?», 17-III-1896, p. 1. Véase también El Liberal de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, «Noticias de la pro-vincia. Elecciones», 24-III-1896, p. 2. 64 Acerca del «desenlace de este sainete», afirmaba el órgano de la Asociación Patriótica de Gran Ca-naria: «apenas se anuncia el mando conservador, los primeros [del «partido tinerfeño de La Palma»] dan un adiós cadencioso a Don Felipe Massieu y unidos a sus propios y genuinos elementos de Tenerife, se quedan dominando en la isla de La Palma... Así es que recibieron con estrepitosa carcajada el anuncio de la candidatura de Henestrosa y votarán al distinguido hijo de aquella isla Don Pedro Poggio». El Defensor de la Patria, Las Palmas, «La Palma y dos Felipe», 12-III-1896, p. 1. 65 «Telegramas», Cronista de Tenerife, 20-III-1896, p. 3. El propio corresponsal Briones hizo enseguida los siguientes comentarios: «La candidatura de Henestrosa por el distrito de La Palma, no ha tenido otro fundamento que las pretensiones del señor León, a cambio de retirar su oposición en otro distri-to. /El Señor Cánovas ha mantenido el criterio de respetar en todo las indicaciones hechas a nombre de este Comité por el Señor Conde del Valle de Salazar». El Corresponsal, «Crónica», ibíd., 24-III-1896, p. 2. 66 «Crónica», Cronista de Tenerife, 27-III-1896, p. 2. 67 Aprobó los ejercicios junto a su futuro contrincante y luego coaligado Francisco Abreu y García. A lo largo de esta fase pronunció conferencias en el Ateneo lagunero. «Sección provincial», La Opinión, Santa Cruz de La Palma, 25-VI-1881, p. 3. 68 En dicha entidad había disertado en 1878 sobre El hombre ante el progreso, original que pasó a la imprenta. Presidía La Unión por ese entonces Pedro José de las Casas Pestana. «La Biblioteca», El Iris, Santa Cruz de La Palma, 12-VIII-1882, p. 1 y «Memoria de las tareas de la Sociedad de Amigos del País de Santa Cruz de La Palma durante el año de 1882», La Patria, 3-II-1883, pp. 1-2. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 293 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... Academia de Legislación y Jurisprudencia, donde alcanzaron notoriedad algunos de sus discursos; la prensa nacional se hizo eco, entre otros, del relativo a la pena de muerte69. Empleado inicialmente en la Audiencia de Madrid, opositó al cuerpo de Archivos y Bibliotecas y en junio de 1907 fue ascendido a oficial primero. En no-viembre de este año le condecoró el rey de Portugal con la Gran Cruz de la Con-cepción de Villaviciosa y después recogió las de Caballero de la Orden de Carlos III y de Isabel la Católica, recibiendo también la Medalla de Oro de la Jura. Desempe-ñó los cargos de director general de Enseñanza Primaria y de primer director gene-ral de Bellas Artes, organizando este departamento70. Académico de mérito de la Aca-demia de Legislación y Jurisprudencia, en 1918 ingresó como numerario en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando71. El que sería «diputado permanente» por La Palma, desde muy joven un valor in-telectual de su isla, se labró un buen palmarés en la España de la Restauración. Aquel hombre que a los 31 años representó por vez primera al distrito unipersonal en el Congreso de los Diputados, era para la oligarquía insular «uno de los nuestros». Su padre, Félix Poggio y Lugo, caballero comendador de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, fue un rico propietario que en 1862 disponía de 48,6 fanegadas de tierra en Los Llanos de Aridane y que en 1905 figuraba entre los cuatro primeros contribuyentes de Puntallana, dueño de una fábrica de tejas y ladrillos72. Dentro de su prole, la primogénita Manuela Poggio y Álvarez casó con Manuel de Molina y Vandewalle, de la familia de los marqueses de Villafuerte. El segundo de la fila, nues-tro legislador, practicó desde luego un marcado nepotismo. A su hermano don Joa-quín, diputado provincial y alcalde de Santa Cruz de La Palma, lo hizo administra-dor de Puertos Francos; a don Leopoldo le dio la dirección de Correos y Telégrafos de la isla y a don Félix la plaza de oficial de este servicio, terminando ambos como jefes de negociado de la Administración Civil73. Y evidentemente, parecía muy inte- 69 Luego de intervenir en varios certámenes literarios de La Unión, en 1879 dio a la estampa el poe-mario Enseñanzas y desengaños. También cultivó la pintura paisajística, tal vez por influencia paterna. PÉREZ GARCÍA, 1985, pp. 145-147. 70 El diputado Burrell dijo en el Congreso de los Diputados: «Mucho de debe La Alambra de Grana-da; mucho los monumentos nacionales». José de las CASAS PÉREZ, «Poggio, académico», La Orga-nización, Santa Cruz de La Palma, 6-VII-1918, p. 1. 71 Pedro POGGIO Y ÁLVAREZ, Consideraciones acerca de la personalidad de Francisco Fernández y González: La Dirección General de Bellas Artes, discurso leído en la recepción pública de Pedro Poggio y Álvarez el día 9 de junio de 1918; y contestación de Luis Landecho y Urríes, Madrid, 1918. 72 En la necrológica que le dedicó Diario de Avisos el 24 de noviembre de 1924 se dice que estableció la primera fábrica de elaboración de tabaco en La Palma. Su hermano don Joaquín había sido candi-dato derrotado por los cangrejos del partido zorrillista en las elecciones generales de 1871. Véase RÉ- GULO (ed.), tº III, La Laguna, 1959, pp. 845-852; Carmelo Z. ZUMBADO, Anuario de la provin-cia de Canarias para 1905, Las Palmas, 1906, p. 177; y PÉREZ DÍAZ, pp. 111-116, 146 y 160. 73 «Nuestro Don Pedro es tan amante de su familia como el Don Pedro [Schwartz] de Tenerife y el Don Eugenio [Montero Ríos] de las tierras peninsulares de las suyas respectivas». Germinal, Santa Cruz de La Palma, «Nepotismo», 9-IX-1905, p. 3. 294 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero resante a todos los efectos contar con un cuñado, el teniente Juan Egea y Urraco, como jefe de la Línea de la Guardia Civil en La Palma74, una isla que nos ofrece otro ejemplo de cómo el poder de la riqueza dio origen al poder de la influencia. La poderosa familia de los Sotomayor del Valle de Aridane constituyó, en acerta-da expresión del profesor Manuel de Paz, «uno de los grupos medulares» del conser-vadurismo palmero y este clan puso a disposición de Poggio todo el enorme peso de su clientela75. Estamos ante los mayores terratenientes de la isla y frente una de las principales estirpes de la oligarquía canaria. Tomás de Sotomayor y Fernández de la Peña aparecía ocupando en 1871 la cuarta posición entre los 50 primeros contribu-yentes por territorial de la provincia y la rúbrica Tomás de Sotomayor y Coherede-ros contaba en 1862 con 290,04 fanegadas en Los Llanos76. A principios del siglo XX, la firma Sotomayor y Hermanos era propietaria en esta jurisdicción de molinos de harina y de una fábrica de tabaco y otra de tejas y ladrillos. En Santa Cruz, Pedro de Sotomayor y Fernández de la Peña estaba entre los cuatro grandes cosecheros de caña de azúcar y de tabaco y Tomás de Sotomayor y Pinto tenía una manufactura tabaquera77. Un hermano de aquél, Miguel de Sotomayor y Fernández de la Peña, ya sabemos que fue uno de los jerarcas del Partido Liberal-Conservador y al morir en 1907 ostentaba su presidencia, en la cual le sucedieron sus sobrinos Pedro Miguel de Sotomayor y Pinto y José Miguel de Sotomayor y Sotomayor78. La saga mayor de los capirotes encarna perfectamente el binomio riqueza-poder político que singularizó al bloque dominante en el Archipiélago durante toda su historia79. El quinteto forma-do por un tío y cuatro sobrinos, todos tutores de Poggio, concentra a tres diputados provinciales, dos alcaldes de los municipios punteros, dos presidentes del Cabildo insular y un senador (cuadro III). Los coetáneos hablaban con toda propiedad del 74 Sus enfrentamientos con el director del órgano de los liberales locales se leen en Tomás BRITO DE LA CRUZ, «Al público y a la prensa», La Razón, Santa Cruz de La Palma, 25-V-1912, p. 1. Véase respecto de los hermanos Poggio, ZUMBADO, pp. 180-181. 75 DE PAZ, tº I, p. 77. 76 «Administración económica de la provincia de Canarias», BOPC, 10-II-1871, p. 2 y PÉREZ DÍAZ, p. 146. Otra relación anterior de mayores contribuyentes incluyó por Santa Cruz de La Palma los nombres de Félix Poggio, José María Fierro, el marqués de Guisla Ghiselín y Tomás de Sotomayor. «Edictos. Contribución por propiedad territorial y pecuaria», BOPC, 15-II-1860, p. 3. 77 Dentro de la casa de Sotomayor y Lugo, rama menor de la familia, Miguel de Sotomayor y Lugo- Viña, poseedor de la mitad reservable de su mayorazgo y fallecido soltero en 1906 en Los Llanos, dis-puso de un molino de harina en Tazacorte y fue cosechero de tabaco en Santa Cruz. RÉGULO (ed.), tº II, p. 254 y ZUMBADO, pp. 174, 181 y 184. 78 Los hermanos Pedro Miguel y Tomás de Sotomayor y Pinto contrajeron matrimonio con las herma-nas María de los Dolores y Rosa María Vandewalle y Fierro, hijas del VI marqués de Guisla Ghiselín. El contencioso sobre la nominación del diputado conservador de 1896, optando por Santiago Vandewa-lle o por Pedro Poggio, semeja así un pleito familiar en alguna medida. Véase RÉGULO (ed.), tº II, pp. 247-251 y PÉREZ GARCÍA, tº I, pp. 172-173 y tº II, Santa Cruz de La Palma, 1990, p. 225. 79 Hasta que no dispongamos del estudio sobre las propiedades de los grandes caciques, y muy espe-cialmente de los Sotomayor, nos faltará la pieza fundamental para aprehender la estructura del caci-quismo en la isla. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 295 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... caciquismo «sotomayorista-poggista», que si ostentó una clara hegemonía en todos los cuerpos representativos en 1896-1907, ejerció un dominio prácticamente total sobre ellos desde que pactó en 1908 con los liberales dinásticos. Alcaldes y concejales, di-putados provinciales, presidentes y consejeros del Cabildo insular (desde 1913), se reclutaban casi por entero entre los edecanes y servidores de las capas oligárquicas de la nobleza y la alta burguesía, y otro concierto hacia 1916-1917 con los liberales lo-cales aseguró tal sometimiento con muy pocas hendiduras. Fuente: Elaboración personal. A este entramado caciquil, con todas sus redes clientelares, secundó Poggio desde el Congreso en sus tres etapas de 1896-1898, 1899-1905 y 1907-1923, con una pre-sencia en el Senado en 1905-1907. El catálogo de sus realizaciones en Madrid satis-fizo a sus patronos y congéneres, acostumbrados a la pobre ejecutoria de los cuneros. La terminación del muelle de Santa Cruz de La Palma pudo haber sido desde tem-prano uno de sus mejores prestaciones, tan pronto consiguió que entrase en el pre-supuesto de Obra Públicas para el ejercicio 1899-1900, pero la burocracia ministe-rial retrasó enormemente su ejecución definitiva y no fue capaz de doblegarla80. En el capítulo de las carreteras arrancó con relativa rapidez el adelanto de la vía del sur (sexto, séptimo y octavo tramos hasta el Valle de Aridane), obteniendo seguidamen-te los dos primero ramales de la calzada del norte81; pero la carretera del sur, desde 80 La alegría conservadora ante el reciente logro será contrapesada por los republicanos siete años des-pués de subastadas las obras, sin acabar debido a «la carcoma oficinesca». El retraso evidenciaba para los antidinásticos la «inutilidad» de Poggio: «El expedienteo y la tramitación oficinesca son las piedras de toque para aquilatar el valor de la influencia de los diputados...» La Defensa, «De interés local. Nuestro puerto», 29-XII-1899, p. 1 y Germinal, «El Puerto y el Diputado», 9-IX-1907, p. 1. 81 La concesión del sexto trozo mereció estos juicios del periódico de Pedro José de las Casas Pestana: 296 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero Santa Cruz a Candelaria (Tijarafe), no pasó de Los Llanos durante mucho tiempo82. A finales de 1903 tuvo que actuar contra una orden «antipatriótica» que rebajó los precios del tabaco en rama palmero, levantando la voz en el Congreso contra la Com-pañía Arrendataria83. El 30 de julio de 1907 solemnizaron las autoridades y las fuer-zas vivas en Santa Cruz otro de sus más queridos empeños: la escala directa de los vapores correos en la capital insular84. Varios ayuntamientos lo declararon Hijo Adop-tivo al mediar 1912 y por resolución de los principales Hijo Predilecto de La Palma ya desde 1901. Aparte de instalar el Museo Provincial de Bellas Artes en la capital palmera (real decreto de 24 de julio de 1913), durante su mandato como director general de Enseñanza Primaria se crearon más de veinte escuelas en la isla y gracias a sus afanes no desapareció la Escuela de Artes y Oficios de Santa Cruz ni el Juzga-do de Primera Instancia e Instrucción de Los Llanos. Coincidiendo con la fuerte crisis económica de la Gran Guerra, fueron variadas las críticas hacia los representantes en las Cortes por la paralización de las obras del puerto capitalino o de la carretera a Puntallana85. El conservador Poggio se encontró con la enemiga de los liberales dinásticos del médico Francisco Abreu y García en las elecciones de 1896, 1898, 1899, 1901 y 190586. Su primer rival fue el propio Abreu en las generales del 5 de abril de 1896, al que batió con más del triple de sus boletas87. Contrincante tardío, el doctor leo-nista únicamente venció con autoridad en las secciones de Breña Baja y en la primera de San Andrés y Sauces, con una pequeña ventaja en la tercera de Santa Cruz, pero «si siempre hubiéramos tenido diputados celosos, hijos del país que nos representaran, hace tiempo que esa carretera hubiera puesto en comunicación a este hermoso Valle de Aridane con este antiguo reino de Tedote...» La Defensa, «La carretera del sur», 20-IX-1899, p. 3 y «Algo de La Palma», 30-XI-1899, p. 3. En mayo de 1904 fue nombrado Poggio secretario de la comisión del Congreso para los cami-nos vecinales y sus amigos esperaron que favoreciera a la isla. Crónica Palmera, «Don Pedro Poggio», 8-II-1904, p. 1. 82 Véase PÉREZ PÉREZ, p. 134, sobre las quejas que a propósito enunció el periódico Tierra Palmera el 10 de febrero de 1909. 83 La real orden la publicó Gaceta de Madrid el 1 de noviembre y la interpelación de Poggio tuvo lu-gar el día 13. El Heraldo, Santa Cruz de La Palma, «Última hora. Alarmante noticia», 5-XI-1903, p. 1 y Crónica Palmera, «Loor al Poggio», 24-XI-1903, p. 2 y «El Sr. Poggio en el Congreso», 29-X- 1903, p. 1. 84 El telegrama que le cursó el primer munícipe expresó el acuerdo unánime de todos los congregados para que solicitara el incremento de las expediciones. El Porvenir del Obrero, Santa Cruz de La Palma, «Telegrama», 1-VIII-1907, p. 2. 85 El Chinchorro, Santa Cruz de La Palma, «Un bloque se ha formado», 29-VII-1916, p. 1 y La Orga-nización, «Y del patriotismo, ¿qué?», 3-VIII-1918, p. 1. 86 Véase acerca del galeno liberal, «el médico de los pobres», PÉREZ GARCÍA, 1985, pp. 222-23 y Francisco TOLEDO TRUJILLO y Miguel HERNÁNDEZ DE LORENZO MUÑOZ, Historia de la medicina palmera y sus protagonistas, Tenerife-Gran Canaria, 2001, pp. 298-299. 87 El órgano de los liberales grancanarios comentó a propósito: «Nuestro querido amigo don Francisco Abreu y García, que a última hora se presentó contra el señor Poggio, luchando contra el poder y contra toda clase de coacciones y atropellos, obtuvo, no obstante, más de la quinta parte de los votos escru-tados ». Diario de Las Palmas, «Crónica», 22-IV-1896, p. 2. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 297 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... no arrastró ni un voto en las dos de Tijarafe, en la segunda de Mazo y en las únicas de Puntagorda y Garafía, marcando balances minúsculos en las dos de Los Llanos de Aridane y del Paso o en la única de Barlovento88. Los caciques hicieron de las suyas con el amparo del gobernador civil Castañón, generalizándose en la provincia los métodos coactivos antes, durante y después de las ceremonias electorales89. Habien-do obtenido el encasillado ministerial con los parabienes del grueso de la oligarquía tinerfeña, Poggio preservó hasta finales de siglo esta alianza con los antileonistas de la capital provincial90. La redacción del periódico El País de Santa Cruz de La Pal-ma, encabezada por su director José Tabares Sosa, declaró en el editorial de su pri-mer número: «nosotros creemos que La Palma ha descubierto en el Señor Poggio a su León y Castillo o a su Pérez Zamora»91. Las exageradas apreciaciones de los correligionarios en el palenque periodístico se toparon de bruces con la amarga realidad antes de cumplirse los dos años, cuando los conservadores probaron una medicina que administraban muy bien. El debutan-te Poggio había realizado una buena gestión durante casi un bienio y arrancó algu-nas importantes concesiones, sobre todo en el ramo trascendental de las carreteras o en las obras del faro de Fuencaliente, así que parecía disponer de bastantes créditos en orden a neutralizar las tendencias ministeriales por medio del clientelismo. Pero la victoria de 1896 bajo gobierno de Cánovas devino en derrota en 1898 con el de Sagasta, pese a que fuera originada por el fraude electoral. En los comicios del 27 de marzo tropezó con un cunero y liberal de postín, Tomás Montejo y Rica, catedráti-co de Derecho Procesal de la Universidad Central y ex diputado por Sevilla en 1886 y 189192. El portavoz de los conservadores tinerfeños, La Opinión, consideró el día 16 que estaba asegurado el éxito de su amigo político, el cual a pesar de todo no fue 88 En Santa Cruz optaron por Poggio 396 votantes frente a los 329 de Abreu. El aplastamiento rural que padeció este último fue extremado, con las excepciones referidas y las de Breña Alta y Puntallana, donde quedó prácticamente a la mitad del conservador. «Junta provincial del Censo Electoral de Ca-narias », BOPC, 6-V-1896, p. 2. 89 La Justicia de Santa Cruz de La Palma, debatiendo con el conservador La Defensa, rememoró el 5 de enero de 1900 las circunstancias de la primera elección de Poggio: «¿Tanto tiempo hace, o faltos de memoria cree La Defensa a los palmeros, que supone no han de recordar aquella causa instruida por haber sido raspado y enmendado, en ciertos documentos electorales, el número de los votos obtenidos respectivamente por los candidatos»/ Quines tal hicieron, al partido conservador de esta Isla pertene-cen, amigos son del colega, y es ridícula la palabra regeneración en los mismos labios que pidieron la absolución para aquel escandaloso hecho». Cit por Cirilo VELÁZQUEZ RAMOS, Alonso Pérez Díaz: un liberal para la Segunda República (1876-1941), Islas Canarias, 1993, p. 85. 90 El rotativo de Ulises Guimerá y Castellano saludó la victoria «completa» de su «estimado correligio-nario ». Unión Conservadora, Santa Cruz de Tenerife, «Resultado electoral», 17-IV-1899, p. 1. 91 «Nuestros propósitos», El País, Santa Cruz de La Palma, 28-VIII-1896, p. 1. 92 Nacido en Baeza (Jaén), será a continuación senador por Cuenca en 1903-1904, hasta ser designa-do de forma vitalicia para la cámara alta. En gabinetes de concentración, ocupó la cartera de Instruc-ción Pública con Dato en 1920 y con Sánchez Guerra en 1922. Entre sus publicaciones podríamos citar Las instituciones modernas para prevenir o resolver los conflictos entre patronos y obreros; discurso de in-auguración del curso 1911-1912 en la Universidad Central, Madrid, 1911. 298 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero tan optimista y vino expresamente desde Madrid a organizar la campaña93. La gace-ta republicana de la isla reconoció su «beneficiosa» labor y desacreditó al andaluz, «un desconocido para casi todos los electores palmeros»94. El combate de marzo de 1898 reafirmó que salía airoso quien más tretas aplicaba por contar con preeminentes muñidores. Según el recuento oficial, hubo un reñido choque entre las dos banderías y Montejo apenas ganó por 331 papeletas, un 6,4 por 100 de los votantes95. La menor abstención de todo el régimen de la Constitución de 1876 pareció dar verosimilitud a la intensidad de la refriega96. En realidad, todo se reducía a la mejor capacidad de engaño. Donde radicaron las mayores ventajas del ministerial fue evidente el embaucamiento. En la segunda sección de Los Llanos de Aridane no se permitió votar a muchos inscritos y el presidente de la mesa desesti-mó las protestas de los interventores de Poggio y amenazó con expulsarlos, negándose a dar certificación del escrutinio. De los 475 electores allí censados, pasaron en teo-ría por la urna 418, el 88,0 por 100, un porcentaje increíble teniendo en cuenta la dispersión del colegio por los pagos de Tazacorte, Todoque, Campitos y Manchas. A la ficticia participación siguió un arqueo muy peculiar: 405 votos para Montejo y 13 para Poggio. También en la segunda sección de Mazo (Tiguerorte), los liberales se despacharon a su gusto, espoleados por una presidencia que igualmente no entregó certificaciones, disolvió la mesa sin levantar las actas oportunas y marchó custodiada por una pareja de la Guardia Provincial97. Aquí fue repetido un puchero morrocotu-do, ya que los 157 sufragios de Poggio terminaron en cero y los 51 de Montejo en 328 por arte de magia98. Todo indica que similares jugarretas tuvieron lugar en las 93 Ya había visitado la isla entre agosto-septiembre del año anterior. VELÁZQUEZ RAMOS, 1999, p. 197. 94 «Larva fatal, funesta rémora de nuestro bienestar ha sido el cunerismo...» El Grito del Pueblo, 11-III- 1898, pp. 1-2. 95 Ironizando sobre la derrota del conservador palmero, estimará el diario de los liberales de Las Pal-mas: «Poggio, el famosísimo Poggio, a quien sus amigos habían llevado a la urnas diciéndole con el mayor convencimiento: ¡Tú serás diputado!, como decían las brujas a Macbeth: ¡Tú serás rey!, ha per-dido el acta./ Montejo, a quien El País llamaba un tal, ha tenido sobre el Mesías palmense, sobre el regenerador, sobre el salvador de papier marché, un triunfo completo./ Aquí lo más triste, señores, es que Poggio haya venido desde Madrid a presenciar su derrota». Diario de Las Palmas, «Datos electora-les. Los desengaños de Poggio», 31-III-1898, p. 2. 96 En las tres secciones de Santa Cruz hubo una corta ganancia a favor de Montejo (409 votos por 374), produciéndose casi un empate técnico en la primera del Paso. «Junta Provincial del Censo Electoral de Canarias», BOPC, 1-IV-1898, p. 3. 97 «El héroe de la jornada fue el presidente de la mesa. Para estos fregados no se hubiera conseguido otro más a propósito ni de encargo. (...) ¿Pueden darse cántaros más burdos, atropellos más escandalo-sos? » El Grito del Pueblo, «Basura electoral», 11-IV-1898, pp. 1-2. 98 Poggio sumó 174 votos en la primera sección de Mazo y 81 Montejo. Un quinquenio después, el semanario republicano de Hermenegildo Rodríguez Méndez brindó sobre el tarugo de Tiguerorte es-tas noticias: «Cuando aquello ocurrió, si no nos engaña la memoria, el Señor Poggio hizo llegar a su casa a uno de los campesinos que se habían prestado a las trampas y, prevalido de su estolidez, le obligó a confesar el delito a presencia de varios amigos, llevándole después a los tribunales y envolviéndole Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 299 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... Fuente: Elaboración personal a partir del Boletín Oficial de la Provincia de Canarias, el Índice de Diputados Históricos (1810-1977) e informaciones de prensa. * Más votos que votantes. en una causa criminal». El Heraldo, 28-IV-1903, p. 1. Sobre los altercados del municipio y la causa abierta contra el segundo teniente de alcalde Antonio Pérez de Paz y varios interventores, véase VE-LÁZQUEZ RAMOS, 1993, pp. 84-85 y 1999, p. 71. 99 Montejo apiñó en las primeras 358 votos por 129 de Poggio. En las segundas el reparto sería, res-pectivamente, de 171 y 52. Y en la tercera de 295 y 85. El conservador El País, que acusó de fraude a las autoridades tijaraferas, dio a conocer el 3 de abril dos escrutinios, uno favorable a Poggio que reputó verdadero y otro falso proclive a Montejo. PÉREZ PÉREZ, p. 60. dos secciones de San Andrés y Sauces y de Tijarafe o en la única de Puntallana99. Y la réplica de los conservadores puede verificarse en la primera sección de Los Llanos 300 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero (301 votos de Poggio contra 24 de Montejo), junto a las únicas de Braña Baja (204 frente a 55), Barlovento, Puntagorda y Fuencaliente100. El protegido de León y Castillo ocupó su sitial con estas trapisondas por menos de un año, desde el 19 de abril de 1898 hasta el 16 de marzo de 1899, figurando entre sus más importantes logros la reforma y ampliación del muelle de Santa Cruz101. No tardó en llegar el desquite de Poggio al expirar las efímeras Cortes del Desastre. En las legislativas del 16 de abril de 1899 se enfrentaron otra vez a cara de perro los dos conglomerados dinásticos, sacando a la luz en las fases previas toda su artillería pesada y convirtiendo al pueblo en «juguete de estos mercachifles políticos»102. A pesar de los intensos «trabajos de zapa» acometidos en la capital y en las áreas rurales, la elección supuso extrañamente «un verdadero modelo de legalidad», sin que se presen-taran protestas103. Poggio ganó por 628 votos de distancia. Los únicos triunfos del liberal se produjeron, por orden decreciente, en Puntallana (283 votos contra 92), la sección primera de San Andrés y Sauces, la única de Garafía y la primera del Paso. Mas el conservador lo barrió ante todo en las tres secciones de Los Llanos de Arida-ne (454 sufragios frente a 150), en las dos de Tijarafe y nuevamente en las únicas de Puntagorda, Barlovento y Breña Alta104. Si puede constatarse en el medio rural el dominio de núcleos de influencia específica para cada uno de los bandos, el peso del ministerialismo y las mudanzas consiguientes de los caciques variaban a menudo las orientaciones de los cómputos. A raíz de estas elecciones de 1899 se produjo la paulatina restitución del consor-cio sotomayorista con el leonismo de las Islas Orientales, que como vimos imperó durante el trecho de 1891-1895105. Unido a la facción conservadora de Dato, el ha- 100 Poggio se llevó 186 sufragios en Barlovento, 158 en Puntagorda y 180 en Fuencaliente. Y los res-pectivos de Montejo quedaron en 67, 35 y 89. 101 Véase El Heraldo, «Prometemos», 28-IV-1903, p. 1; cit. por Francisco J. MACÍAS MARTÍN, Prensa y nacimiento del movimiento obrero en Canarias. El caso de La Palma: El semanario La Voz del Obrero (1902-1904), Islas Canarias, 2001, p. 29. Otro autor atribuye a Poggio la nueva adjudicación de las obras del muelle en junio de 1900. MARTÍN GONZÁLEZ, pp. 106-107. 102 «Ambas agrupaciones realizan extraordinarios esfuerzos para llegar al colmo de sus aspiraciones; vién-doseles de aquí para allá, tanto de día como de noche, propalando de puerta en puerta inventos y ne-gros sofismas, para coartar la libre voluntad del ciudadano, con lo cual se vulnera la ley electoral y se escarnece la libertad del sufragio universal, cometiéndose un crimen de lesa patria». El Grito del Pue-blo, «Sueltos y noticias. La lucha electoral», 15-IV-1899, p. 2. 103 Así lo admitió el semanario republicano, que combatiendo siempre al cunerismo reconoció en Mon-tejo, «a fuer de imparciales, una rara excepción, cual es la de los servicios prestados a esta peña...» En cuanto a Poggio, celebró la elección del hijo del país, «por más que este candidato no sea verdadera-mente palmero, puesto que se halla patrocinado por los caciques de la Capital Provincial, una de las sultanas del Archipiélago...» El Grito del Pueblo, «Las elecciones», 23-IV-1899, p. 2. Este artículo pro-vocó un debate con La Justicia, periódico que a pesar de su proclamada independencia apoyó a los conservadores; en la cabecera tenía por divisa «Nada quiere con los políticos». 104 Además dominó en Santa Cruz con 420 papeletas contra 346. Las votaciones estuvieron más equi-libradas en el resto de los pueblos. «Junta Provincial del Censo Electoral de Canarias», BOPC, 21-IV- 1899, p. 2 y 1-V-1899, p. 3. 105 Los conservadores tinerfeños de La Opinión reconocían a mediados de abril y principios de mayo Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 301 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... bilidoso Poggio maniobró convenientemente para sacar mayores rendimientos a su papel de mediador con Madrid y semejante pauta lo arrojó en brazos del futuro marqués del Muni. Los delegados de León y Castillo en Las Palmas comprendieron al fin que Poggio disponía de sólidas apoyaturas en el distrito y era necesario el arreglo con «el Mesías» y los suyos. Esta connivencia entre los conservadores palmeros y los liberales grancanarios dejó en la estacada a la tertulia del doctor Abreu y García, que no estuvo por lo pronto dispuesta a permanecer inerme y asumir el purgatorio de las víctimas propiciatorias. Muy temprano volvió a la carga con el fin de evitar la plena consolidación del cacicato «sotomayorista-poggista», enfrentándose a sus nominales afines de la isla redonda. Ahora los liberales miraron circunstancialmente hacia Santa Cruz de Tenerife. Y descartado el recurso del herido Montejo, encontraron otra vez en las alforjas del cunerismo su mejor herramienta. La presentación del jefe liberal en 1896 no fue la receta de los opositores dinás-ticos a Poggio, que al calor todavía del botín de 1898 aplicaron igual fórmula cune-ra en 1901 y 1905, dando pie a que se les conociera como «partido cunerista». Acu-dieron en las dos oportunidades a una auténtica celebridad, emparentada con otra de más renombre y sobre todo de mayor calado político. Nos referimos al malagueño Aureliano de Beruete y Moret, sobrino de Segismundo Moret y Prendergast, doctor en Filosofía y Letras y famoso pintor; desde luego, bastante mejor dotado que Pog-gio con los pinceles. Don Aureliano había sido diputado a Cortes por Ciudad Real en el Sexenio democrático (1871 y 1872), y tres décadas después tenía ganas de vol-ver al ruedo parlamentario siguiendo los consejos del tío106. En su pugna original con Poggio en 1901, los cofrades de Abreu no pasaron de darle sino un 35 por 100 de los votos que allegó el descalabrado Montejo en la última pelea; más de un tercio de los mismos los aportó Puntallana, la exclusiva demarcación donde vencieron los li-berales y con autoridad (256 votantes contra 101)107. La abstención, no obstante, llegó con el 48 por 100 al nivel superior del periodo 1893-1914 (véase el cuadro IV). El mismo día de la elección, los compinches de Poggio montaron en Santa Cruz una manifestación y un mitin en su homenaje donde hicieron de comparsas algunos tra-de 1899 que habían perdido La Palma «para siempre», mencionando entre los colaboradores del leo-nismo en la provincia a Antonio Yanes. Cit. por NOREÑA, tº II, p. 24. 106 Nació en Málaga el 27 de septiembre de 1845 y en 1909 será secretario primero del Ateneo de Madrid. Los rectores occidentales del Archipiélago mostraron una tendencia a complacer a Moret. A su hijo Lorenzo Moret y Beruete lo hicieron diputado por la circunscripción de Tenerife en 1893-1896. 107 Detrás de los magníficos arqueos de Puntallana, sólo en Mazo y en Santa Cruz acabaron dignamente. Sus casillas permanecieron en blanco o con recuentos ridículos en las tres secciones de Los Llanos de Aridane, en las dos de San Andrés y Sauces y Tijarafe y en las únicas de Fuencaliente, Puntagorda y Barlovento. En estas elecciones aparecerán siete votos para el republicano Pedro Pérez Díaz. Francisco Abreu protestó varias actas en el escrutinio, contra-protestadas por el letrado José Cabrera López, de-cano del Colegio de Abogados de la capital insular. «Distrito de Santa Cruz de La Palma», BOPC, 27- V-1901, p. 2 y «Escrutinio general», Heraldo de La Palma, Santa Cruz de La Palma, 28-V-1901, p. 1. 302 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero bajadores108. Los periódicos de la cuerda entonaron alabanzas y vaticinaron la extin-ción liberal109. La paliza de 1901, la más severa encajada por los de Abreu desde el arribo de Poggio, desalentó a las cohortes liberales en los años siguientes. Cuando volvieron a la batalla en 1905 arrancaron un laurel muy poco honorable. El gobernador civil Juan Sáenz Marquina, sin autorización del gobierno, nombró delegados especiales, entre otros, al propio Abreu y al veterano Servando Pereira García, quienes desde finales de julio realizaron inspecciones en los ayuntamientos para disponer el campo debi-damente con todo lujo de arbitrariedades110. Desde las columnas de El Popular, su órgano de prensa, lanzaron furibundos dicterios hacia la dominación conservadora-leonina que fueron secundados por La Opinión y otros rotativos de Santa Cruz de Tenerife. En su Manifiesto al País del 6 de septiembre, firmado por 28 personalida-des, arremetieron contra el «vergonzoso pacto» León-Poggio, «cuyas concupiscencias y desatentadas ambiciones pudieran ser incubadoras de un crimen nacional»111. Las dos agrupaciones monárquicas desplegaron toda la panoplia de intimidaciones previas sobre el electorado campesino. Pero fueron los gubernamentales de Abreu quienes, llegada la elección, se exhibieron como más fervorosos adoradores de San Cántaro, igual que pasara en 1886 y 1898112. 108 La marcha, amenizada por la banda musical del Urcéolo Obrero, partió del muelle y recorrió las principales calles de la ciudad, portando al frente «una hermosa bandera» con el escudo de la isla y una inscripción que rezaba: «Los trabajadores agradecidos a Don Pedro Poggio y Álvarez», En el teatro ha-blaron Cristóbal Lugo y García, Félix Wangüemert y Poggio, Ubaldo Bordanova y José Cabrera Ló-pez. El Fiscal, Santa Cruz de La Palma, 3-VI-1901, p. 1. 109 «Aquí no hay más diputado que el patriótico Don Pedro Poggio y Álvarez», advertía con anteriori-dad Heraldo de La Palma, «Beruete y Moret», 30-IV-1901, p. 1. Y otro rotativo anunció después que «la reelección de Poggio ha sido la muerte política de la pequeña fracción que, apellidándose liberal, ha venido disputando el triunfo a aquel amigo, esperanza del porvenir y engrandecimiento de esta isla». La Defensa, 1-VI-1901, p. 1. 110 Los delegados «entran en los ayuntamientos, se incautan de los libros de contabilidad precintándo-los y sellándolos, no firman las actas de las sesiones que presiden como tales delegados, se niegan a consignar, en el expediente que instruyen, los descargos que formulan las corporaciones municipales, y nombran actuarios sin tener facultades para ello, con el fin de preparar las tropelías». Fénix Palmen-se, Santa Cruz de La Palma, «Montero Ríos y los Delegados palmeros» y «De El Tiempo. La política en La Palma», 28-VII-1905, p. 1; véase también «Preparando el terreno» y «Desde El Paso», 24-VII- 1905, p. 1, y «Una sesión borrascosa. O el desquiciamiento de un delegado», 26-VII-1905, p. 1. Las protestas y procesamientos a que dio lugar la visita de inspección de Pereira al ayuntamiento de Mazo, cuya corporación fue como otras reemplazada por orden gubernativa, son citadas por VELÁZQUEZ RAMOS, 1999, pp. 72-73. 111 «Manifiesto al País», El Popular, Santa Cruz de La Palma, 6-IX-1905, p. 1. Entre los signatarios, con Francisco Abreu en segundo lugar, sobresalen Eugenio Abreu y García, Pedro Cuevas Pinto y Fe-derico López Abreu, además de Juan Antonio Pérez Jaubert, director de El Popular. La afirmación de llevar nueve años alejados del poder mereció las burlas conservadoras, recordando que su jefe había sido diputado provincial hasta 1904 merced a «pactos o empalmes más o menos clandestinos» con los con-servadores. Fénix Palmense, 18-X-1905, p. 1. 112 El semanario republicano comentó que tanto los de Poggio como los de Beruete utilizaron «los chan-chullos, las coacciones y las amenazas». Aquéllos acusaron a éstos «nada menos que de ladrones, sin Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 303 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... Los atropellos de ambos grupos dejaron tras de sí un variopinto muestrario sobre los recursos caciquiles. Uno de los interventores de Poggio en la capital, el empleado Domingo Rodríguez Martínez, auxiliado a veces por el procurador Manuel Acosta González, adujo las presiones y coacciones del delegado del gobernador o la sustitu-ción de los presidentes legítimos de las mesas por alcaldes o ediles interinos, refirién-dose en la sección segunda de Mazo a las amenazas «de aumentar los impuestos» que efectuó «el elemento oficial»113. Mucho más reveladoras fueron las acusaciones que por los liberales formuló el doctor Abreu, quien apuntó sobre todo las intimidaciones conservadoras en Barlovento, Fuencaliente, Garafía y las dos secciones de Los Llanos y de Mazo: alcaldes, tenientes, algunos concejales, secretarios de los ayuntamientos y jueces municipales, acompañados de los guardas de montes, advertían a los electores que, de no votar por Poggio, se les iba a privar de las tierras y pastos del común o de los aprovechamientos forestales; a gravar con mayores cuotas en los repartimien-tos y con más elevadas multas a los contribuyentes deudores; a entorpecer los expe-dientes administrativos, los juicios de faltas o las causas criminales por talas clandes-tinas; a obstaculizar la atención médica; etcétera114. Los caciques se inventaron una abultada participación electoral, por encima del 70 por 100, en varias municipalida-des: en pro de Beruete en El Paso, Breña Alta y Puntagorda; a favor de Poggio en Fuencaliente. El choque de las influencias provocó las altísimas abstenciones de Ti-jarafe, Barlovento y Mazo. acordarse sin duda de que ellos han hecho también otro tanto, si no peor, en otras ocasiones». El Gri-to del Pueblo, «Actualidades. ¡Lo que llaman sinceridad!», 7-X-1905, p. 1. Frente a la campaña de El Tiempo y de otros «periódicos pactista-arrendatarios» de Tenerife, que informaban sobre un «contuber-nio » entre los liberales y los republicanos palmeros, los unos dirán de los otros al desmentir la noticia que eran «servidores platónicos del Sr. Salmerón», a quienes «se puede calificar de inofensivos». El Po-pular, «Los republicanos y nosotros», 30-IX-1905, p. 3. 113 Específicamente denunció que en Garafía «muchos electores que fueron a votar en favor de Don Pedro Poggio, desistieron de ello por la presión ejercida por el Delegado del Señor Gobernador que los amenazaba con prenderles y atarles, increpando a la Mesa en igual sentido y deteniendo [a] algu-nos Interventores acompañado de la Guardia civil». Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma (en adelante, AMSCLP), Año de 1905. Elecciones. Expediente de la elección de Diputados a Cortes celebradas en las Secciones de esta ciudad el 10 de Septiembre de 1905. Don Aureliano Beruete y Moret, Leg. 212, carp. 2. 114 En la sección primera de Mazo, «el Alcalde, Tenientes suspensos, Secretario y Guardas de Montes, el Juez y el Fiscal municipal, Médico titular, Inspector municipal y el Farmacéutico recorrieron los elec-tores induciéndoles con amenazas y coacciones a apoyar la Candidatura de Don Pedro Poggio, pues a los que no la apoyaron se les recargarían las contribuciones, se les impediría el aprovechamiento fores-tal, se les cobraría las medicinas a mayor precio que el fijado en el petitorio y no se les prestaría la atención Médica con la solicitud correspondiente y siempre que fuesen prestadas con moratoria serían a doble precio; y que los Alcaldes de Barrio vigilaban que los electores no cediesen a apoyar al Candi-dato liberal ofreciendo perseguirles, y que la mayoría de la Mesa impedía el voto de electores inscrip-tos y admitía los de otros no inscriptos». Véase también Teresa NOREÑA, «Canarias», en José VARE-LA ORTEGA (Dr.), El poder de la Influencia. Geografía del caciquismo en España (1875-1923), Madrid, 2001, p. 123. 304 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero Fuente: Acta de la Junta de escrutinio general en AMSCLP; véase nota 113. El escrutinio general que condujo el magistrado Abdón González de la Peña dio a Beruete una mayoría de 523 votos (2.632 por 2.109) tras enmendar o falsificar claramente varias certificaciones115. La comisión de actas del Congreso, en su dicta-men del 9 de marzo de 1906, estimó que habían sido enmendadas «en la letra y en el guarismo» las parciales de las dos secciones de la Villa del Paso por lo que respecta a Beruete, ya que Poggio aparecía en primer término con 60 votos en la primera y 34 en la segunda, mientras aquél figuraba detrás con 352 y 372, respectivamente; el «ganador» recopilaba 94 sufragios y el «perdedor» 724. Otro tanto ocurrió en la ter-cera sección de Los Llanos (Tajuña), donde el conservador encabezaba el recuento con 102 votos seguido del liberal con 200. Asimismo, las mesas de todas las secciones de Santa Cruz, Los Llanos, Mazo y Garafía se constituyeron ilegalmente, por haberlas presidido concejales interinos y no los propietarios116. En su considerando segundo, la comisión expresó que «las falsedades y enmiendas contenidas en las actas ya citadas, no permiten apreciar con exactitud la suma de los votos alcanzados por los candidatos que lucharon en este distrito», proponiendo en consecuencia la nulidad de la elección, como 115 Los datos de la Junta del Censo Electoral que publicó el Boletín Oficial no incluyeron los del Paso y Breña Baja. En Garafía señalaban 230 votos a Poggio y apenas cuatro a Beruete, mientras las vota-ciones respectivas en Mazo eran de 207 y 105. Un telegrama procedente de la capital palmera, difun-dido por la prensa provincial el mismo día del escrutinio, aireó algunas de las falsificaciones. BOPC, 18-IX-1905, p. 3 y Diario de Las Palmas, «Desde La Palma. Robando actas», 22-IX-1905, p. 2 y «Notas políticas. Después de la elección», 29-IX-1905, p. 2. 116 El dictamen señala que «aún cuando se dictó auto de procesamiento contra los mismos por supuestos delitos electorales, se dejó aquél sin efecto y se alzó la suspensión decretada, no siendo reintegrados en sus cargos, a pesar de haberlo solicitado, prolongando sus funciones los interinos indebidamente». Es-tas fueron las tareas acometidas por los delegados especiales del gobernador. Diario de las Sesiones de Cortes. Congreso de los Diputados, sesión del 9-III-1906, Apéndice 3º al Núm. 105. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 305 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... así se aprobó. Cuatro diputados presentaron inútilmente un voto particular para que Poggio fuera admitido117. Al elevar su protesta en el Senado, éste indicó que la justi-cia había sido «miserablemente hollada en la Isla de La Palma por una mano criminal»118; el cinismo de la desmemoria calló que sus gentes no militaban precisamente con ar-dor entre los justicieros. De todas formas, el retorno de Beruete a las Cortes resultó muy poco glorioso119. Este segundo revés, inducido por los llamados apostólicos tinerfeños de Domínguez Alfonso y por la «mano pecadora» del gobernador liberal, no deparó a Poggio impor-tantes contratiempos. Dos semanas más tarde era elegido senador por Canarias jun-to a los liberales León y Castillo y el duque de Híjar, a quienes votaron por unani-midad los 80 compromisarios y los 19 diputados provinciales asistentes a la sesión120. La legislatura de 1905-1907 la pasó en la Cámara alta y no perdió así ni un ápice de sus valimientos en el distrito, gracias a la reacción producida ante el «robo» a fa-vor de Beruete. Para los liberales palmeros significó una victoria pírrica, que los des-acreditó enormemente en la isla y les hizo perder de modo definitivo la privanza del sobrino de Moret121. Los conservadores emprendieron enseguida una amplia reorga-nización en la asamblea del 16 de octubre de 1905, poniéndose al frente de la mis-ma un comité insular de 22 miembros que presidió el multifundista Miguel de So-tomayor y Fernández de la Peña, llevando por vicepresidente al gran comerciante Manuel Yanes Volcán, otra de sus figuras legendarias; el tesorero fue Juan Lozano y Lozano, concejal capitalino y presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Na-vegación122. Nadie le discutió el acta de diputado a Cortes a Poggio en las generales 117 Apreciaban que sólo en la segunda sección del Paso «se ve claramente el aumento de 300 votos a favor del Señor Beruete». Los firmantes eran Juan de la Cierva y Peñafiel, Lorenzo Domínguez Pas-cual, Antonio García Alix y el marqués de Figueroa. Diario de las Sesiones de Cortes. Congreso de los Di-putados, Sesión del 9-III-1906, p. 3215 y Apéndice 4º al Núm. 105. 118 Años después expondría el «Órgano del Partido Republicano» de Santa Cruz de La Palma que «para derrotar al candidato conservador, pusieron en práctica sus adversarios los procedimientos más ilega-les, punibles y escandalosos, entregándole como resultado de ellos al Señor Beruete una de las actas más asquerosas que han llegado al Congreso, acta que hizo que el Señor Beruete retirara su confianza a los que con tal engendro quisieron obsequiarle». Germinal, «Hagamos historia. VI», 13-III-1909, p. 1. 119 «La obra de Sáenz Marquina. El acta de La Palma», Diario de Las Palmas, 27-III-1906, p. 1. 120 Al día siguiente, la prensa liberal y republicana tinerfeña se rasgó las vestiduras, mientras la conser-vadora y la casi totalidad de la grancanaria saltaban de contento. Véase Marcos GUIMERÁ PERAZA, El Pleito Insular, Santa Cruz de Tenerife, 1976, p. 237 y «Elección de Senadores», Diario de Las Pal-mas, 25-IX-1905, p. 1. En la elección de Poggio tuvo un papel destacado Manuel Yanes Volcán, el cual «embarcó a Tenerife con el exclusivo objeto de trabajar cerca de sus amigos» y obtuvo su «decidido y eficaz apoyo». Diario de La Palma, «Para Diario de Las Palmas. Respuesta, IV», 4-VII-1916, p. 1. 121 Uno de sus primeros servicios fue hacer alcalde de real orden de Santa Cruz de La Palma al liberal Federico López Abreu, abogado y «acaudalado propietario». El Popular,»Ya empiezan los desengaños», 30-XII-1905, p. 1. 122 Entre sus vocales figuraron los diputados provinciales Pedro Miguel de Sotomayor y Pinto y Ma-nuel Lorenzo Mendoza, además de Cristóbal Lugo y García y Joaquín Poggio y Álvarez. «La asamblea de los conservadores», Fénix Palmense, 17-X-1905, p. 1. 306 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero de abril de 1907, algo que no le había ocurrido hasta entonces. La abstención rela-tivamente baja, menor en todo caso que en las dos próximas convocatorias con lu-cha, demostró que las dos facciones dinásticas trabajaron por su vuelta al Congreso y estaban dispuestas a entenderse, si bien más de la mitad de los electores se abstu-vieron en Santa Cruz (57,7 por 100), El Paso (53,6 por 100), Mazo (52,7 por 100) y Breña Baja (50,4 por 100)123. Unos desganados caciques no tuvieron necesidad de hacer de las suyas en todas las demarcaciones124. Ni siquiera en 1903, cuando barrió al republicano Pedro Pérez Díaz, almacenó Poggio una cosecha electoral tan abun-dante, que no volvió a repetirse. En vísperas electorales anidó una crisis conservadora que franqueó el arreglo en-tre sotomayoristas y abreuístas, así como el brote de otro grupo liberal125. A finales de marzo de 1907, en efecto, pretendió unirse a las filas de Sotomayor-Poggio el clan del rico comerciante, banquero y consignatario Juan Cabrera Martín, el ex canovista al que hemos visto pasarse a los liberales en 1892, integrado por los «nuevos elemen-tos » que procedían también del liberalismo: sus hijos José y Juan Antonio Cabrera Martín, su nieto Juan Cabrera González, su yerno Pedro Cuevas Pinto y su consue-gro Augusto Cuevas Camacho, que siguió la misma senda del patriarca desde que renunció a sus amores republicanos126. Otro de los típicos pleitos caciquiles, a me-nudo marcados por connotaciones familiares, dividió a los conservadores. Los que rechazaros esos fichajes se agruparon alrededor del histórico Manuel Yanes Volcán, cuya cabeza visible será su yerno Julián Van Baumberghen Bardají, médico y Subde- 123 Por debajo de la abstención media del 37,3 por 100 se situaron casi todos los demás municipios: San Andrés y Sauces con el 16,4 por 100, Garafía con el 17,6 por 100, Los Llanos con el 20,1 por 100, Barlovento con el 20,4 por 100, Puntagorda con el 27,8 por 100, Puntallana con el 27,9 por 100, Fuencaliente con el 29,2 por 100 y Breña Alta con el 32,9 por 100. Sólo en Tijarafe la superó con el 40,0 por 100. En la capital hubo seis republicanos que dieron dos votos a Alejandro Lerroux y uno, respectivamente, a Nicolás Salmerón, Benito Pérez Galdós, José Nakens y Pedro Pérez Díaz. AMSCLP, Elección de Diputados a Cortes. Acta de la Junta de Escrutinio. Año de 1907. Elecciones. Expediente de la elección de Diputados a Cortes celebradas en las Secciones de esta ciudad el 21 de Abril de 1907. Don Pe-dro Poggio y Álvarez. 124 La Junta del Censo Electoral asignó a Poggio 5.240 sufragios, doce menos de los que constaron en la certificación que llevó al Congreso. BOPC, 29-IV-1907, p. 3. El redactor de Diario de Avisos e ínti-mo de Poggio, el ex liberal Pedro José de las Casas Pestana, fue nombrado en septiembre vocal de esa Junta. 125 Incluso algunos de los inscritos en el censo republicano de Santa Cruz tomaron parte en «la cuerda electoral formada por los señores Cabrera Martín, liberales dinásticos, que fue de colegio en colegio vo-tando por el candidato conservador» a los pocos días, con la finalidad de «hacer un alarde de fuerza como mérito para su solicitado ingreso en el partido conservador leonino poggista». Germinal, «Haga-mos historia. V», 20-II-1909, p. 1. 126 Véanse Manuel DE PAZ, Wangüemert y Cuba, tº I, Santa Cruz de Tenerife, 1991, pp. 76-77 y «De política local. La descomposición de un partido», Germinal, 5-IX-1908, pp. 1-2. El abogado Pedro Cuevas Pinto, hijo de Augusto Cuevas Camacho y de María de las Nieves Pinto de Guisla y Poggio, casó con Josefa Cabrera Martín, hija de José Cabrera Martín y de Rafaela Martín Cabrera. Dirigió de hecho El Pancista en 1898 y Diario de Avisos en 1899-1901. RÉGULO (ed.), tº II, pp. 821-822 y PÉ- REZ GARCÍA, 1985, p. 61. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 307 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... legado de Medicina127. La asamblea insular del 24-26 de julio de 1908 fue animada ante todo por los republicanos y por este segmento conservador, alimentando clara-mente una intencionalidad de renovación política bajo las demandas de reformas eco-nómicas o culturales. Por eso le declararon un boicot abierto los mandamases con-servadores, que apreciaron en la convención una desautorización implícita hacia los quehaceres de Poggio128. El 30 de agosto se reunió un cenáculo de los disidentes que culpó del «estado anárquico» del partido a cuantos abrazaban a los liberales dinásti-cos, eligiendo un «comité familiar» cuya presidencia de honor recayó en Yanes y la efectiva en Van Baumberghen129. Este último viajó a Madrid para recabar el plácet de la jefatura nacional: partió siendo conservador de Maura y tornó a los quince días como liberal de Moret130. La supuesta regeneración del conservadurismo palmero ter-minó abonada al otro tinglado del sistema porque el gobierno despreció las bromi-tas a Poggio. El matrimonio de conveniencia entre los conservadores de Sotomayor-Poggio y los liberales dinásticos de los hermanos Abreu se consumó el 21 de septiembre de 1908 en un pequeño cónclave emplazado en el Real Nuevo Club de Santa Cruz de La Palma. Por los unos asistieron Tomás de Sotomayor y Pinto, Joaquín Poggio y Álva-rez y Manuel Lorenzo Mendoza (diputado provincial); por los otros Francisco y Eu-genio Abreu y García, Manuel López Morales y Manuel Luján Abreu. Los «nuevos elementos» de los Cabrera-Cuevas, otrora entusiastas de Montejo y Beruete, festeja-ron la conferencia con un alarde pirotécnico y el 1 de noviembre acogieron a los notables de las dos banderías en el amplio escritorio de la empresa familiar131. Así nació otro de los pactos entre los borbónicos palmeros, tras más de una década de rifirrafes con pocos intervalos de calma. Si Poggio fue hasta entonces la manzana de 127 Nacido en La Habana en 1876, casó el 7 de febrero de 1904 con Emma Yanes Carrillo, hija de Manuel Yanes Volcán y de Emilia Carrillo Massieu. Véanse PÉREZ GARCÍA, pp. 177-178 y TOLE-DO TRUJILLO y HERNÁNDEZ DE LORENZO MUÑOZ, pp. 300-301. 128 Véase «La Asamblea Insular palmera», El Presente, Santa Cruz de La Palma, 28-VII-1908, pp. 1-2 y 13-X-1908, pp. 1-2; «La Asamblea Insular», Germinal, 28-VII-1908, p. 1 y El Porvenir del Obrero, Santa Cruz de La Palma, 1-VIII-1908, p. 1. Confróntese DE PAZ, pp. 64-65. 129 Entre los vocales se encontraron el antiguo liberal Juan Bautista Fierro y Vandewalle, Cristóbal Lugo y García y José Vandewalle y Pinto. «Los conservadores», La Razón, 31-VIII-1908, p. 3. 130 El portavoz de los conservadores leoninos de Tenerife criticó la rebelión contra Poggio. «La política palmera. Ligeras observaciones» (de El Tiempo), Isla de La Palma, Santa Cruz de La Palma, 24-X-1908, p. 1. 131 La casa del banquero Juan Cabrera Martín, establecida en 1864 y apoderada en la isla de London Assurance Corporation y de Lloyd Andaluz, laboró como consignataria de buques (Compañía Trasat-lántica y Compañía de Vapores Interinsulares Canarios), comisaria de averías, agencia de seguros, su-ministradora de materiales de construcción y comerciante en general, con las representaciones de las máquinas de coser Singer Medium, Brasileira y Sasonia. La empresa contó también con la fábrica de tabacos Africana (puros, cigarrillos y paquetes de picadura), distribuyendo el guano Palma. Al parecer se había decidido inicialmente excluir del pacto a esta cuadrilla. «Noticias y comentarios», Germinal, 3-X-1908, pp. 2-3 y 2-XI-1908, p. 3. 308 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero la discordia, ahora la mira estribaba en convertir a Poggio en «diputado vitalicio» o en garantizar su reelección sin traumas por veinte años. Las soflamas contra el mar-qués del Muni, tan frecuentes en El Popular, pasaron seguidamente a mejor vida en las páginas de El Nudo, nuevo portavoz de aquel liberalismo bajo la batuta de Ma-nuel Santos Rodríguez. Un mitin republicano del 4 de noviembre alertó sobre los peligros de esa amalgama devota del caciquismo leonista132. El día 21 instituyeron Van Baumberghen y los suyos el Partido Liberal Palmero en otro acto público. Más de la mitad de los integrantes de su primer comité habían pertenecido al homónimo de la reorganización conservadora de octubre de 1905133. Al poco dispusieron los liberales sevillanos de comités locales en Puntallana, Breña Baja y otras poblaciones, y luego de las municipales de 1909 de minorías en los ayuntamientos de Santa Cruz, Pun-tallana, El Paso, Breña Baja, Fuencaliente, Barlovento y San Andrés y Sauces134. La rápida expansión emanaba de sus palancas caciquiles135. Imitando a la Unión Patriótica de Tenerife y en el contexto del bloque de izquier-das de Moret, los liberales de Van Baumberghen y los republicanos de Hermenegil-do Rodríguez Méndez establecerán a principios de 1909 una alianza que se mantu-vo al menos hasta 1914136. La hegemonía en ella correspondió siempre a los sevillanos, un apodo despectivo que remitía a las falsas monedas de a duro que en esas fechas circulaban por la capital andaluza; aquellos conservadores de ayer, se quería decir en este caso, eran hoy unos aparentes liberales137. Después de concurrir ligadamente con regular fortuna a las elecciones municipales y provinciales de 1909, los opositores al pacto o «bloque patriótico» presentaron en las legislativas de 1910 al ex conservador 132 «El Mitin del Miércoles», Germinal, 7-XI-1908, pp. 1-2. Los antidinásticos dirán después que el pacto entrañaba «una inmoralidad y una desvergüenza». Germinal, «Hagamos historia. VII», 20-III-1909, p. 2. 133 Se trató de los vicepresidentes José Vandewalle y Pinto, primer teniente de alcalde de Santa Cruz, y de Juan Lozano y Lozano; y de los vocales Manuel Castro Cabrera, Juan Guerra Rambla, Blas San-tos Hernández y Ezequiel Pérez Rosa, segundo teniente de alcalde capitalino. «El mitin de constitu-ción del Partido Liberal Palmero», Tierra Palmera, Santa Cruz de La Palma, 2-XII-1908, pp. 2-3; «Mitin de los liberales», Germinal, 23-XI-1908, pp. 2-3, y El Látigo, Santa Cruz de La Palma, 16-XII-1908, p. 1. 134 Su vocero primitivo fue el semanario Tierra Palmera desde el 2 de diciembre de 1908 bajo las di-recciones sucesivas de Manuel Castro Cabrera y José F. Fierro Hernández, sustituido al cabo por La Razón. Julián VAN BAUMBERGHEN, «Política palmera. De una entrevista. Comunicado», La Razón, 15-I-1910, pp. 2-3. 135 Isla de La Palma, «Semanario defensor de los intereses generales del país», que dirigía Pedro José de las Casas Pestana, pasó a intitularse desde el 7 de marzo de 1909 «Órgano del Partido Liberal-Con-servador de esta isla», como respuesta a la escisión de los de Tierra Palmera. Juan RÉGULO PÉREZ, Los periódicos de la isla de La Palma, Separata de la Revista de Historia, Núm. 84, La Laguna de Tene-rife, 1948, pp. 48-49. 136 La junta directiva republicana se adhirió a esta política el 9 de enero. «Hagamos historia. VII», Germinal, 20-III-1909, p. 2. 137 La exclamación ¡Eres más falso que un sevillano! corría de boca en boca por aquellas fechas. Debo esta explicación al abogado palmero Carlos Lugo Sosvilla. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 309 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... y liberal de última hora Julián Van Baumberghen, que a pesar de sus trajines y del abrigo tinerfeño de Domínguez Alfonso no atrapó el reconocimiento oficial de Mo-ret ni de Canalejas138. El presidente liberal local se quedó por debajo de las marcas de otros competidores monárquicos de Poggio, si bien hay que anotar la extraña cir-cunstancia de que fueran para un candidato inexistente, Tomás Brito Rodríguez, los 242 sufragios (el 4,5 por 100 del total) que en el bastión disidente de Puntallana señalaron la única derrota municipal del conservador (véase cuadro V). En Puntagor-da, Tijarafe, Breña Alta, Garafía y Mazo, las votaciones de Van Baumberghen caye-ron en la insignificancia, alcanzando niveles superiores al 20 por 100 en los munici-pios con minorías liberales locales en los ayuntamientos139. Hay indicios suficientes para colegir la grima republicana a balotear por el socio monárquico, por muy anti-leonista que se mostrase140. El portavoz liberal local dedujo que los palmeros eran «seres en su mayoría petrificados por la ignorancia y el servilismo»141. 138 La ostentación de oficialidad del manifiesto liberal sevillano del 19 de febrero de 1909 fue desmen-tida por los de Abreu multitud de veces. «El Excmo. Sr. D. Segismundo Moret y el Partido Liberal Pal-mero », Tierra Palmera, 24-II-1909, p. 1 y «Partido Liberal Dinástico de la isla de La Palma», El Nudo, Santa Cruz de La Palma, 15-I-1910, p. 2. 139 La contribución de Van Baumberghen al rescate del expediente sobre la independencia municipal de Tazacorte le valió 58 votos en esa tercera sección de Los Llanos, a los que siguieron de cerca los 53 de la cuarta (Tajuya). Sobre el proceso de emancipación de aquella localidad véase Juan Carlos DÍAZ LORENZO, Tazacorte. Un puerto entre dos siglos, Canarias, 2003, pp. 49-51. 140 Aparte de los inéditos 47 votos en blanco (31 en la capital insular), se computaron tres a Nakens, uno a Lerroux y otro a Pérez Galdós. «Elección de Diputados a Cortes», BOPC, 23-V-1910, pp. 1-4. 141 En polémica con el semanario liberal dinástico El Nudo, la «cotorrita franciscana». «De elecciones. Después de la lucha», La Razón, 14-V-1910, pp. 1-2; y «La elección del domingo» y «Resultado de la elección», El Nudo, 14-V-1910, p.1. Fuente: «Elección de Diputados a Cortes», BOPC, 23-V-1910. (*) 242 votos para Tomás Brito Rodríguez, el 88,0 por 100 del municipio. 310 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero Los republicanos palmeros estaban prácticamente circunscritos a la capital y des-de 1881 brillaron por su ausencia en las lides electorales hasta 1903. La «Gran» Unión Republicana de este año estimuló un relanzamiento tras la asamblea del Teatro Líri-co de Madrid y la elección el 1 de abril de un comité presidido por el médico Juan Antonio Martín Cabrera, veterano dirigente que ya liderara a los progresistas de Ruiz Zorrilla142. De acuerdo con las disposiciones de la jefatura nacional, el bisoño orga-nismo antidinástico terció en las elecciones del 30 de abril para hacer recuento de sus fuerzas. El candidato investido fue Pedro Pérez Díaz, abogado y oficial del Consejo de Estado, yerno de Salmerón y hermano de uno de los promotores que aquella re-organización que involucró a unitarios, federales y radicales. En unas pocas semanas, los hombres del doctor Martín celebraron al menos dos mítines, en Santa Cruz y en Tazacorte, localidad esta última donde contaban con otro comité143. Los 85 votos que oficialmente tuvo Pérez Díaz, el 1,6 por 100 de los votan
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Título y subtítulo | Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a cortes de la Restauración en La Palma (1876-1923) |
Autor principal | Millares Cantero, Agustín |
Entidad | Sociedad de Estudios Generales |
Publicación fuente | Revista de Estudios Generales de la isla de La Palma |
Numeración | Número 02 |
Sección | Historia |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Santa Cruz de La Palma |
Editorial | Sociedad de Estudios Generales de la isla de La Palma |
Fecha | 2006 |
Páginas | pp. 275-324 |
Materias | Historia ; Etnografía ; Patrimonio ; Cultura ; Canarias ; La Palma ; Publicaciones periódicas |
Enlaces relacionados | Enlace a la Revista en la web del editor: http://www.palmensis.com/estudios-generales/ |
Notas | Actas del I Congreso (I): Historia y Etnografía |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 388541 Bytes |
Texto | Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 275 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... ESCAÑOS DE MUY POCOS O POGGIO SOBRE TODO. LAS ELECCIONES DE DIPUTADOS A CORTES DE LA RESTAURACIÓN EN LA PALMA (1876-1923) Agustín Millares Cantero La isla de La Palma formó un solo distrito electoral durante el grueso de la pri-mera Restauración borbónica, hasta los prolegómenos de la crisis del sistema cano-vista. Habría que esperar hasta 1916 para que se diese satisfacción a la vieja deman-da del segundo distrito de Los Llanos de Aridane, incorporada por la asamblea insular del 6 de noviembre de 1910. En la Ley de Cabildos del 11 de julio de 1912, respe-tando la legislación vigente, el gobierno Canalejas impuso la condición de superar los 50.000 habitantes antes de conceder el par de diputados. Con uno o con dos legis-ladores, el horizonte no cambió en demasía. La representación palmera en el Con-greso fue siempre cosa de muy pocos, dándose uno de los casos de mayor concen-tración personal de actas en toda la historia del Archipiélago. Afrontar esta temática, sin duda, significa toparse con la personalidad de Pedro Poggio y Álvarez, el interlo-cutor por excelencia de los intereses palmeros en la Corte desde finales del siglo XIX. Entre 1876-1923 ningún otro diputado igualó en la provincia sus doce credenciales, siguiéndole con ocho el tinerfeño Félix Benítez de Lugo y Rodríguez, marqués de La Florida, y con siete, respectivamente, los grancanarios Fernando de León y Castillo y Leopoldo Matos y Massieu y el lanzaroteño José Betancort Cabrera (Ángel Guerra)1. ¿Cómo fue posible esta situación en La Palma? Advirtamos desde un principio que a Poggio le costó seducir por completo a toda la oligarquía insular y retener el esca-ño en los inicios de su carrera pública. Los primeros tiempos de la andadura parla-mentaria no serían fáciles y estuvieron jalonados por dos derrotas, en 1898 y en 1905, fruto de manipulaciones evidentes. Ambas fueron inflingidas por unos liberales que en la primera ocasión eran devotos de León y Castillo y en la segunda adversarios circunstanciales del gran cacique. El estreno de 1896 creó las bases para la continui-dad, pero no acabó por completo con la resistencia de los otros monárquicos. Será a partir de 1899 cuando Poggio se convierta en la estrella incontestable del firmamen-to oligárquico de su isla natal, sin que le afectase mucho el eclipse de 1905. Desde entonces concentró las simpatías del bloque de poder palmero y supo navegar entre las tormentas del problema canario que desataban las elites políticas de Tenerife y Gran 1 A continuación aparecen tres tinerfeños: con seis actas Antonio Domínguez Alfonso y con cinco cada uno Feliciano Pérez Zamora y Guillermo Rancés y Esteban, marqués de Casa Laiglesia. 276 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero Canaria. Encadenados los electores de las islas periféricas hasta 1912 a las férreas ar-gollas de las islas centrales, la tercera en discordia siempre permaneció expuesta al juego de las rivalidades unionistas y divisionistas. Antes de regir la circunscripción oriental en 1905, frente a los tres parlamentarios de Tenerife-Gomera-Hierro y los dos de Gran Canaria-Lanzarote-Fuerteventura, el de La Palma tuvo enorme valor a la hora de negociar en Madrid. Incluso después de aquella reforma, preservó la isla un rol decisivo en las funciones de intermediación con las instancias gubernativas y lo in-crementó gracias a la dualidad de 1916. LOS PRECEDENTES: EL IMPERIO CUNERO El primer diputado a Cortes de la Restauración por el distrito unipersonal de Santa Cruz de La Palma fue un cunero con experiencia y afín a los canovistas de la capital provincial, al que auspició desde el Consejo de Estado el diputado tinerfeño Felicia-no Pérez Zamora con las bendiciones del gran empresario y cacique capitalino Juan Cumella y Monner. La cúpula de los conservadores o antiguos cangrejos, formada por el terrateniente Miguel de Sotomayor y Fernández de la Peña, el médico Manuel Abreu Lecuona y los comerciantes Manuel y Antonino Yanes Volcán (Hijos de Juan Yanes)2, acató fielmente el encasillado de Romero Robledo que llevó a la práctica el gobernador civil Vicente Clavijo y Pló3. En las elecciones del 20 de enero de 1876, bajo sufragio universal de la Constitución de 1869, resultó elegido el andaluz Fede-rico Villalba Llofríu, quien ya había ganado las del 2 de abril de 1872 por la circuns-cripción de Cádiz, distrito del Puerto de Santa María4. Sin oposición alguna, el amigo político del influyente Pérez Zamora se llevó los 4.269 votos supuestamente emiti-dos, con una participación muy alta que apunta hacia los manejos caciquiles. El es-cogido, no obstante, apenas ocupó el escaño durante tres semanas en las breves Cons-tituyentes que sancionaron la carta magna de 1876: tomó posesión el 18 de febrero y causó baja el 10 de marzo. A pesar de la breve estadía, será nominado en los si-guientes comicios que celebró el gobierno de Martínez Campos, encontrándose esta vez con otro panorama5. 2 Sobre Manuel Yanes Volcán, véase el apunte de Jaime PÉREZ GARCÍA, Fastos biográficos de La Pal-ma, La Laguna, 1985, pp. 186-187. 3 A Vicente Clavijo se le anuló el acta de diputado palmero en la legislatura de 1863-1864, sustitu-yéndolo Santiago Verdugo y Massieu. 4 Véase Índice de Diputados Históricos (1810-1977), www.congreso.es/docu/dipuhist/diph_indv.htm. Esta fuente nos ha servido para la totalidad de los diputados de la isla, siendo la única utilizada para las votaciones cuando no se indiquen otras. 5 Villalba mantuvo, a pesar de todo, una estrecha relación con los círculos dirigentes de La Palma. A principios de noviembre de 1877, la Real Sociedad Económica de Amigos de País lo nombró presidente Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 277 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... Las segundas elecciones del 20 de abril de 1879, con sufragio censitario y capa-citario, dieron lugar a una dura confrontación entre notables. Al cunero le costó re-novar el acta, a pesar de su cargo de director general de Beneficencia. Se le cruzó por delante el brigadier Santiago Verdugo y Massieu, diputado palmero en las legislati-vas de 1858-1863 y 1863-1864 y en las Constituyentes republicanas de 1873-1874, con sólidas apoyaturas en el distrito6. Ex unionista y ahora conservador, el brigadier parecía contar con suficientes fuerzas como para tundir al candidato ministerial y fue auxiliado por el periódico La Asociación de Faustino Méndez Cabezola7. Aunque va-rios de los mandamases constitucionalistas y otrora carboneros que lideraba el ex al-calde capitalino Miguel Pereira Pérez brindaron su concurso a Villalba, la derrota del paladín autóctono derivó preferentemente del fraude electoral promovido desde Ma-drid y Santa Cruz de Tenerife8. El gobernador Clavijo, antaño contendiente de Ver-dugo, utilizó todos los resortes del poder y cometió «verdaderos escándados». Los de-nunció ante el Congreso el diputado Antonio Domínguez Alfonso, quien se refirió entre otras cosas a las trampas en las secciones de Mazo, Los Llanos y El Paso9; en efectivo de su diputación permanente en Madrid. «Sección local y provincial», La Palma, Santa Cruz de La Palma, 8-XI-1877, p. 2 y 31-XII-1877, p. 2. 6 Su hermano Domingo Verdugo y Massieu, aparte de diputado provincial, obtuvo la credencial de diputado a Cortes por Santa Cruz de La Palma en las legislaturas de 1853-1854 y 1857-1858, ganan-do después las de Elche de la Sierra (Albacete) entre 1859-1862. Desempeñó a continuación el em-pleo de teniente gobernador político-militar de la Villa de Cárdenas y de la provincia de Pinar del Río, falleciendo en Cuba a los 45 años. En cuanto a don Santiago, diputado provincial en 1854, alcanzó el grado de coronel en 1872 y se distinguió en la tercera guerra carlista. Véase Juan RÉGULO PÉ- REZ (ed.), Nobiliario de Canarias, tº II, La Laguna, 1954, pp. 532-534 y Pablo PÉREZ DÍAZ, El Sexenio en La Palma (1868-1874), Santa Cruz de Tenerife-Las Palmas de Gran Canaria, 1993, pp. 127-128. 7 «El Director de Beneficencia, Señor Villalba, y el Brigadier del Ejército, Señor Verdugo, luchan por La Palma. Todas las noticias indican que el triunfo será del último a pesar de los desesperado intentos de los ministeriales». El Memorándum, Santa Cruz de Tenerife, «El resultado», 10-IV-1879, p. 2. 8 Miguel Pereira Pérez, natural de Los Llanos de Aridane y esposo de Gregoria García Rodríguez, des-empeñó la alcaldía de Santa Cruz de La Palma en los periodos de 1859, 1863-1865 y 1870; véase PÉREZ GARCÍA, I, pp. 127-128. En mayo de 1878 se designó en esta ciudad un comité constitu-cional integrado por las siguientes personas: presidente, Manuel Mendoza Morales; vicepresidentes, Miguel Pereira Pérez y José M. Kábana Wangümert; secretarios, Pedro Hernández Fierro y Servando Pereira García; vocales, Nicolás de las Casas Lorenzo, Juan Bautista Fierro Vandewalle, Miguel Casta-ñeda Carmona, Luis Vandewalle y Quintana (VI marqués de Guisla Ghiselín), Agustín Valcárcel y Lugo y José González de Paz. «Sección local y provincial», La Palma, 8-VI-1878, p. 2. 9 El parlamentario tinerfeño solicitó que el acta de Villalba fuese declarada ilegal, no sólo grave, pro-clamándose en consecuencia a Verdugo. En el resumen de su exposición, señalaba: «En efecto, según el acta ha traído el Señor Villalba 164 votos de mayoría; si se disminuyen 103 electores de Mazo, donde no le votaron más que 41; 65 del Paso, donde no puede considerarse votado más que por los 30 que votaron los interventores, y de Los Llanos se rebajan también 63, hay que disminuir 231 votos y que-dan 67 votos de mayoría a favor del Señor Verdugo». Con antelación había revelado Domínguez los apremios del gobernador Clavijo sobre el regente de la Audiencia, cumpliendo órdenes gubernativas, para que el juez de instrucción palmero propusiera una terna de jueces municipales conveniente a Vi-llalba. Y apuntó además: «No era fácil arrebatar el distrito de Santa Cruz de La Palma al Señor Don Santiago Verdugo; se le arrebató trasladando, como se trasladó ya en la elección pasada, un juez y de-teniéndosele en Madrid con motivo de sus deberes militares. Diario de Sesiones de Cortes. Congreso de 278 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero la primera eran adictos a Villalba todos los interventores y en la segunda dos tercios10 A pesar de tantas arbitrariedades, la mayoría gubernamental aprobó el acta de la co-misión correspondiente y avaló así los resultados oficiales: con una altísima partici-pación, en torno al 86 por 100, Villalba se llevó 476 papeletas de los 788 votantes, el 60,4 por 100, y Verdugo sólo 312, el 39,6 por 10011. El representante que a los palmeros dio la injerencia tinerfeña cubrió en esta oportunidad toda la legislatura, sin ir más allá. No le interesó la cosa a un hombre enfermo que falleció el 7 de abril de 1884, ni tampoco evidentemente a los protectores que buscaban comisionados con mayores garantías. Esta jornada de abril de 1879 nos ofrece un buen ejemplo de las artimañas caci-quiles, de cómo actuaban los muñidores locales cumpliendo sus tareas12. A instancias del brigadier Verdugo, la Audiencia procesó al alcalde de Mazo y presidente de la mesa electoral, el propietario Bernardo Bravo Hernández, junto a los cuatro interventores y el suplente, incluyéndose entre aquéllos el sochantre y el secretario municipal. Se-gún el escrutinio de tales agentes, todos los 146 electores de la sección habían vota-do por Villalba sin excepción alguna. Incumpliendo la ley, ni el listado de votantes ni el recuento se hicieron públicos, aunque lo más asombroso sería la actitud desver-gonzada del principal artífice del cántaro y puchero13. Entre los nominales concurrentes se encontraron el primer teniente de alcalde Antonio Leal Santos y otros once veci-nos, que durante todo el intervalo de la elección habían permanecido en la capital insular a presencia del notario Cristóbal García Carrillo, que levantó acta a propósi-los Diputados. Legislatura de 1879-80, sesión del 20-VI-1879, pp. 124-130; reproducciones en El Me-morándum, «El acta del diputado por La Palma», 10, 15 y 20-VII-1879, pp. 1-2. 10 De los seis interventores asignados a cada sección, Villalba dispuso de todos los de Mazo y Verdugo de los de San Andrés y Sauces y Barlovento; en Santa Cruz se repartieron por igual; en El Paso y Pun-tallana arrancó cuatro Verdugo y los mismos su contrincante en Los Llanos. En total, Verdugo contó con 25 interventores y Villalba con 17, pero debieron emplearse más a fondo. Los de la capital insu-lar eran los que siguen: Manuel Molina y Vandewalle, Pedro Hernández Fierro y Alejandro Rodríguez Silva, para Villalba; José Cabrera López, Juan Antonio del Castillo y José Abreu Lujan, para Verdugo. Este último tuvo un acto de conciliación con José Anselmo de Cosmelli y Monteverde, tras interpo-ner en su contra una querella por calumnias. Véase La Asociación, Santa Cruz de La Palma, «La Aso-ciación », 16-IV-1879, p. 1;»Los escándalos de la última elección en esta isla», 30-IV-1879, pp. 1-2; «La verdad de la última elección», p. 2; y «Carta de nuestro corresponsal del Paso sobre la última elección en aquella villa (Conclusión)», pp. 2-3. 11 La Asociación achacó a los apoderados de Villalba la conducción de votantes de Tijarafe hasta el co-legio de Los Llanos, a cuya sección pertenecía junto a Fuencaliente y Puntagorda. Los electores de la isla consignados en el censo de 1878 llegaban a 915. Véase Antonio PÉREZ PÉREZ, La historia de Tijarafe, Santa Cruz de Tenerife, 2005, p. 59 y «Distritos electorales», El Memorándum, 1-I-1878, p. 1. 12 En la sección del Paso, la certificación original que suscribieron únicamente los interventores de Villalba dio a éste 78 sufragios y 33 a Verdugo. Cuando salió de la junta del censo, se habían conver-tido, respectivamente, en 151 y tres. 13 Bernardo Bravo perdió la alcaldía tras La Gloriosa de septiembre de 1868 y la recuperó con la Res-tauración borbónica en marzo de 1875. El ayuntamiento de la Villa nombró Hijo Adoptivo a Villalba en abril de 1878. Cirilo VELÁZQUEZ RAMOS, Historia general de Mazo, Tenerife, 1999, pp. 65-66. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 279 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... to; el cura párroco y el coadjutor, los cuales tuvieron que abstenerse para cumplir una circular del obispo de la diócesis; y el elector Francisco Lorenzo Vergara, fallecido el 18 de enero anterior. Las protestas verbales por semejantes trapisondas no arredraron al primer munícipe, quien declaró ante testigos «que sentía infinito que se hubiesen excluido del censo electoral de aquella sección algunos muertos, pues de lo contrario hubieran también aparecido votados por el Señor Villalba»14. Sólo el acusador priva-do solicitó penas por un delito de falsedad y una falta, ya que el ministerio fiscal suscribió la libre absolución de la defensa para todos los encartados. Y el tribunal así lo sentenció el 4 de abril de 1881. Los iniciales comicios a Cortes de la Restauración en La Palma se caracterizaron por la reiteración de los acomodos entre banderías, los mismos que otrora practica-ron cangrejos y carboneros, resguardando aquí por antonomasia la fidelidad hacia las reglas del Turno15. Los oportunismos presentes en las dos parcialidades del sistema, a su vez, propiciaron los trasiegos de una a otra. Al lado del VI marqués de Guisla Ghiselín, Luis Vandewalle y Quintana, el dirigente constitucionalista Miguel Pereira Pérez suministró una valiosa ayuda para la reelección de Villalba y cosechó en pago otra vez la alcaldía de Santa Cruz en julio de 187916. El citado marqués, diputado provincial por real orden en 1875 y primer teniente de alcalde de la capital insular entre 1881-1884, no tardó en pasarse a los conservadores y en unión de Miguel de Sotomayor y de Manuel Yanes jugó un importante papel en las elecciones organiza-das el 21 de agosto de 1881 por el primer gabinete Sagasta17. Frente a las aspiracio-nes del cunero Francisco Cañamaque y Jiménez y del paisano SantiagoVerdugo, los tres oligarcas optaron por arropar la candidatura oficialista de un hijo del país, Mi-guel Castañeda Carmona, suplantando a la intrusión tinerfeña de Pérez Zamora la 14 «Resultando que don José Antonio Carmona, don Felipe Henríquez Pestana y don Juan Díaz Vega, aseveran haber oído al Alcalde don Bernardo Bravo el día veinte y uno de Abril, o sea el siguiente de la elección, que aparecían votados, según los dos primeros, todos los que resultaban electores, ya estu-vieran muertos, ausentes o impedidos, y según el último, que estuvieran en la capital de la isla; aña-diendo además, el Carmona, que al preguntarle al Alcalde por qué no se había cumplido con la Ley, dejando de fijar al público las listas de los electores que hubiesen tomado parte en la elección, ni el resumen de los votos obtenidos por cada candidato, le contestó que se desengañara de una vez, que lo que se hacía en elecciones hecho quedaba, y que sentía mucho haber excluido de las listas, al rectifi-car éstas, diez ó doce electores muertos, puesto que si no se hubiera hecho esto, hubieran asimismo aparecidos votados a favor de don Federico Villalba». Archivo Histórico Provincial de Las Palmas (en adelante, AHPLP), Sección Audiencia, Sentencias criminales, Sentencia Núm. 6 de 1881. 15 Sobre las pujas entre los cangrejos y los carboneros en los años centrales del siglo XIX, es muy útil la serie de cuatro artículos de El Noticiero, Santa Cruz de La Palmas, «Los partidos políticos de esta isla», 15-IX-1894, p. 2; 27-IX-1894, p. 2; 30-X-1894, p. 2; y 8-XI-1894, p. 2. 16 «Aquí no queda un sagastino para contarla. (...) Lo gracioso del caso es que ese mismo señor Perei-ra fue destituido a raíz de la Restauración por el propio Gobernador que ahora lo recomendó». El Me-morándum, «Noticias de la provincia», 25-VII-1879, p. 2. 17 Nacido en la Vega de Santa Brígida (Gran Canaria), Luis Vandewalle casó con su prima hermana María del Carmen Fierro Vandewalle, hija de los V marqueses de Guisla Ghiselín. RÉGULO (ed.), II, pp. 810-811. 280 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero grancanaria de León y Castillo18. El brigadier Verdugo recorrió previamente los pue-blos del distrito, pero al fin acabó retirándose19. A Castañeda únicamente se le en-frentaron los demócratas, que a punto de recuperar su etiqueta republicana votaron por acumulación a Nicolás Salmerón y Alonso20. La unidad monárquica entregó al fusionista 396 sufragios de los 468 expresados, el 84,6 por 100, limitándose a 61 los que registró el jefe del gobierno de la Primera República, el 13,0 por 10021. No tuvo que emplearse muy a fondo que digamos el gobernador tinerfeño Tomás de Lara y Calzadilla. El diputado Castañeda realizó en Madrid una gestión bastante más provechosa que la de su predecesor Villalba, con apenas cinco meses más de legislatura y pese a lo tardío de las realizaciones sustanciales. Su experiencia política se limitaba hasta en-tonces básicamente a la Diputación, mas este republicano aleatorio de 1873 dispuso de un buen padrino en la persona del ministro de Ultramar22. La enmienda que pre- 18 «Desaparecida aquella situación y venida la fusionista, para cuyas Cortes se anunciaba candidato el Señor Cañamaque, persona aquí desconocida y desconocedora de los intereses del país, [el marqués de Guisla Ghiselín] creyó como otros muchos de sus amigos que era llegado el caso de intervenir de la manera que fuera posible en esta contienda y al efecto, en conferencia tenida con los mismos señores Yanes y Sotomayor, acordaron apoyar a aquellos fusionistas que quisieran votar la candidatura de Don Miguel Castañeda Carmona, hijo del país, contra la de aquel cunero, y nuestro amigo [el marqués] contribuyó al triunfo del Señor Castañeda sin escasear para ello ni sus influencias ni su dinero; bien entendido que al decir esto no nos referimos a lo de la subvención, que ésta fue pagada por los otros dos Señores Yanes y Sotomayor». El Noticiero, 2-X-1894, p. 2. El malagueño Francisco Cañamaque y Jiménez será en 1881-1884 diputado por el distrito de Guayama, circunscripción de Puerto Rico, y por Málaga en 1886-1890. 19 Un periódico grancanario había indicado al respecto: «es indudable que, si la situación apoya con todos sus elementos la candidatura del Señor Don Miguel Castañeda, aunque la oposición vote al bri-gadier Señor Verdugo, el primero ha de triunfar en aquella Isla, tanto por ser candidato ministerial, como por los valiosos elementos que en las actuales circunstancias están unidos». La Correspondencia de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, «Notas electorales», 20-VII-1881, p. 2 y «Notas electorales de la provincia», 4-VIII-1881, p. 1. 20 El comité del Partido Democrático de Santa Cruz de La Palma, electo el 6 de agosto de 1881, es-tuvo integrado por las siguientes personas: presidente, José Cabrera López; vicepresidentes, Blas Carri-llo Batista y Víctor Fernández Ferraz; censor, José García Carrillo; secretarios, Delmiro Carmona y José Antonio Carmona; vocales, José Mariano Rodríguez, Cristóbal Brito, Guillermo Cabrera, Bartolomé Matheu y Gabriel Lorenzo Calero. Augusto Cuevas Camacho presidió el comité demócrata de la villa de Los Llanos de Aridane. La Asociación, «Gacetilla general», 8-VIII-1881, p. 2 y 9-IX-1881, p. 1. 21 Los votos de Salmerón se distribuyeron así: 25 en Santa Cruz de La Palma; 17 en Puntallana; nue-ve en El Paso; siete en Mazo; y tres en Los Llanos de Aridane. Los mejores cómputos de Castañeda los sumó en Mazo con 120 votantes, San Andrés y Sauces con 73, Los Llanos con 71 y Santa Cruz con 63. «Listas numeradas de electores... y resumen de votos obtenidos...», Suplemento al Boletín Ofi-cial de la Provincia de Canarias correspondiente al 31 de agosto de 1881. Las denuncias de los demócra-tas sobre las manipulaciones electorales de «los conservadores de ayer y sagastinos de hoy», fueron con-signadas por La Asociación, «Las pasadas elecciones para diputados a Cortes en esta isla», 9-IX-1881, p. 1. 22 Hijo de Gabriel Castañeda y Arturo y de María de los Dolores Carmona Silva, nació en Santa cruz de La Palma el 4 de enero de 1840 y falleció en esta ciudad el 13 de junio de 1916. Vocal de un co-mité republicano electo en la capital palmera en 1873, al socaire de la sociedad La Fraternidad, fue diputado provincial por Santa Cruz de La Palma en 1872 y por Arrecife en 1878, siempre en calidad de monárquico constitucionalista, así como uno de los electores agredidos durante los motines del Vier- Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 281 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... sentó el 29 de enero de 1883 al dictamen de la comisión parlamentaria sobre decla-ración de puertos de interés de segundo orden, permitió que el de Santa Cruz de La Palma lograse este rango en compañía de otros cinco embarcaderos de Asturias, Pal-ma de Mallorca y Guipúzcoa; a los diez meses se aprobó el pliego de la subasta de las obras de prolongación del muelle, con un presupuesto de contrata de 104.934,18 pesetas23. Además, consiguió que prosperase su proposición de ley del 23 de abril incluyendo en el plan general de carreteras dos de segundo orden en la isla, facili-tando las subsiguientes aprobaciones y adjudicaciones del segundo y tercer tramo de la carretera del sur24. Es indudable que el liberal Castañeda acumuló méritos suficien-tes para labrarse la confianza del cuerpo electoral, o lo que es lo mismo, de las cla-ses dominantes. La línea de los que adjudicaban propiamente el sitial, fiel a los dic-tados del ministerio de la Gobernación, no iba a concederle por el momento esa oportunidad. De nuevo se plegaron los dos partidos del Turno ante el encasillado de Madrid. Los constitucionales o fusionistas, dirigidos tras fallecer Miguel Pereira Pérez en 1881 por su hijo Servando Pereira García, controlaban la municipalidad santacruce-ra y tenían el soporte de las casas de los Vandewalle-Fierro-Molina y de algunos sec-tores de la burguesía rural25. Su autoridad no era equiparable en el conjunto de la isla a la de los conservadores agrupados en torno a los Sotomayor, los Yanes, los Massieu o los Abreu. Después de las efímeras tensiones que provocó Verdugo entre nes Santo de 1893 en la capital provincial. PÉREZ GARCÍA, 1985, pp. 49-50 y PÉREZ DÍAZ, p. 125. 23 La Ley de Puertos del 7 de mayo de 1880 declaró al palmero de interés local. Una real orden del 5 de octubre de 1881 autorizó su Junta de Obras, presidida desde el 18 de noviembre por el alcalde Miguel Pereira. Véase Miguel Ángel MARTÍN GONZÁLEZ, La Historia de Santa Cruz de La Palma, Tenerife-Gran Canaria, 1999, p. 106 y «Nuestro puerto», La Patria, Santa Cruz de La Palma, 24-II- 1883, p. 1. 24 El expediente del primer tramo lo sacó adelante desde la Diputación provincial en 1872, subastán-dose durante el mandato de Villalba. Entre otros de sus logros en este ámbito debemos consignar la inclusión en el plan de Obras Públicas de las carreteras a Bajamar y a Charco Verde. Agenció también para varios palmeros cargos en las colonias de Ultramar. Una de las necrológicas que se le dedicaron ensalzaba su «acendrado patriotismo», y comentaba: «Separado de la política activa, no dejó ni momento de utilizar sus amistades para recabar alguna mejora para su país... Justo es también decir en elogio del finado que no medró a la sombra de su posición e influencia, consagrándolas íntegramente a la ges-tión de beneficios y mejoras para el país». Diario de La Palma, Santa Cruz de La Palma, 14-VI-1916, p. 1. 25 La última corporación de Santa Cruz de La Palma presidida por Miguel Pereira, cuando tomó po-sesión en julio de 1881, nombró entre su bando a casi todos los tenientes de alcalde, al interventor (Servando Pereira) y al menos a uno de los dos síndicos (Luis Molina y Vandewalle). Los ediles más votados en las municipales de ese año dominaron en buena parte el ayuntamiento a lo largo de la dé-cada: el alcalde Servando Pereira García y los tenientes de alcalde Manuel Molina Vandewalle, Pedro Hernández Fierro y Juan Fernández Pérez, con Nicolás de las Casas Lorenzo, José Vandewalle Pinto y Salvador García Martínez entre los regidores. Sobre los nexos familiares entre los hermanos Molina y Vandewalle y Fierro Vandewalle, véase RÉGULO (ed.), tº I, La Laguna, 1952, pp. 596-598 y tº II, pp. 870-875. 282 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero ambas parroquias en 1879, puede decirse que reinó el consenso monárquico duran-te un buen trecho en cuanto a la representación en Cortes se refiere. En los cuartos comicios, celebrados bajo gobierno Cánovas el 27 de abril de 1884, no hubo dispa-ridad alguna entre los pereiristas (otrora carboneros) y los sotomayoristas y demás (an-tiguos cangrejos, llamados después capirotes). Abortadas muy pronto las tentativas del conservador marqués de Guisla Ghiselín y del liberal Castañeda, otro palmero, el ministerial Francisco Aciego Mendoza de las Casas, acaparó la práctica totalidad de los sufragios (565 sobre 568)26. Los sagastinos rehuyeron la lid, a imitación de los canovistas en la convocatoria anterior. La alternancia gubernamental daba otra vez ventaja a los tinerfeños de Pérez Zamora y de Cumella frente a los grancanarios de León y Castillo, consolidándose en las elecciones senatoriales de mayo la alianza en-tre las dos islas occidentales27. Un periódico local saludó al año siguiente el fin de los enfrentamientos partidistas, alertando del peligro de repetirlos en el futuro próximo28. Las juntas directivas de la sociedad de socorros mutuos La Unión Obrera o de La Unión reflejaban la hermandad entre liberales y conservadores, más algún republica-no disperso29. Esta paz entre caciques sufrió un revés circunstancial en 1886. Las últimas elecciones censitarias de la Restauración trajeron consigo la reproduc-ción puntual de las luchas entre las tertulias dinásticas. Con Sagasta otra vez al fren-te del ejecutivo, debía cumplirse la pauta de las dos citas precedentes y dar paso a 26 El órgano de los leonistas grancanarios indicaba en las vísperas: «El candidato ministerial en el Dis-trito que forma la isla de La Palma, es Don Francisco Mendoza, que cuenta con las influencias guber-namentales. Parece que el Señor Marqués de Guisla se presenta también con el carácter conservador, si bien júzgase dudoso que se insista en esta candidatura. /La del partido liberal dinástico está desig-nada a favor de nuestro estimado amigo Don Miguel Castañeda a quien, con no escasas posibilidades de éxito, apoyan valiosos elementos de aquella isla». El Liberal, Las Palmas, «Los candidatos», 22-IV- 1884, p. 2. 27 Derrota del grancanario Fernando del Castillo Westerling, V conde de la Vega Grande, ante la elec-ción de los tres patrocinados por Tenerife (Mariano Pérez Luzaró, Valeriano Weyler y Nicolau y Gre-gorio Suárez Morales), rompiéndose la norma de reservar uno de los puestos del Senado a las islas orien-tales. El Liberal matizaba respecto de la conducta palmera: «Seríamos, no obstante, injustos si hiciéramos recaer la responsabilidad de lo ocurrido sobre todos los hombres políticos y sobre todos los partidos de La Palma. Nos consta que nuestros correligionarios se opusieron enérgicamente a que se consuma-ra tan inicuo despojo, mientras que el partido dominante en La Palma, recibiendo inspiraciones de los ídolos tinerfeños, no vaciló en prestar su eficaz cooperación para que se infiriera a Gran Canaria el mayor de los ultrajes». El Liberal, «Elección de Senadores», 13-V-1884, p. 1 y «Adelante», 3-VI-1884, p. 1. 28 «Ayer los partidos de esta isla se despedazaban de una manera inconveniente por sus diversas aspi-raciones y miras encontradas... Hoy que hemos abandonado aquellas armas... no retrogrademos a aque-llos tiempos de aciaga recordación...» La Defensa, Santa Cruz de La Palma, «La unidad política», 18- IX-1885, p. 1. 29 La primera de dichas entidades se constituyó en enero de 1886 con el abogado liberal Santiago Molina y Vandewalle de presidente y el periodista conservador Pedro José de las Casas Pestana entre los voca-les. En la directiva de La Unión para ese año figuraban los liberales Eugenio Abreu y García (presi-dente) y Manuel M. Vandewalle y Pinto (vicepresidente), junto a los conservadores Pedro José de las Casas Pestana (vocal), y Francisco de Cosmelli y Sotomayor (director de Letras). «Gacetilla general», La Defensa, 22-I-1886, p. 1. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 283 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... un liberal. Pero los conservadores prefirieron disputar el acta a Miguel Castañeda es-poleados por sus correligionarios tinerfeños desde La Opinión y por otros rotativos de la isla. El promotor de la maniobra parece haber sido el diputado saliente Men-doza de las Casas, cuya labor parlamentaria no se singularizó precisamente por la brillantez y la eficiencia30. Los ministeriales palmeros declararon casi un año después que el instigador recibió tres mil duros «para ganar voluntades» a favor del cunero Juan Bautista Somogy y Gallardón, y con semejante varita mágica telegrafió al interesado prometiéndole halagüeñas perspectivas: «Notarios copados. Alcaldes ganados. Triun-fo seguro»31. Si bien inicialmente las cosas no justificaron semejante confianza, pues actuaba como delegado gubernativo el alcalde de la capital Servando Pereira, al final se demostró que los amigotes de Pérez Zamora habían preparado muy bien el terre-no32. Las legislativas del 4 de abril de 1886 fueron de las más pintorescas que hubo en la isla durante toda la Restauración, lo cual ya es decir muchísimo. Fuente: Véase nota 33. Entre paréntesis las cifras adulteradas. La junta general de escrutinio reunida en Santa Cruz de La Palma dio la corona a Castañeda asegurando que, de los 911 votantes, habían apostado por él exactamente 561, el 61,6 por 100, contra los 350 de Somogy, el 38,4 por 100. El problema ra-dicó en que el censo del distrito tenía apenas 760 electores y no los 1.160 que ano-taron aquellos escrutadores tan curiosos. Los liberales se habían inventado ni más ni menos que 300 en la cuarta sección del Paso y otros 100 en la quinta de Los Lla-nos de Aridane, convirtiendo a todos estos fantasmas en votantes de su campeón33. 30 Había nacido en la capital palmera el 2 de abril de 1851, muriendo en Santa Cruz de Tenerife en 1895. 31 «Además, a los Notarios y Alcaldes a que el telegrama alude se les siguen procedimientos criminales en averiguación de lo que hicieron o dejaron de hacer a favor del candidato Somogy». El Criterio, «Pe-riódico liberal», Santa Cruz de La Palma, «Sueltos y noticias», 8-III-1887, pp. 1-2. 32 Las remociones que efectuó Pereira en el ayuntamiento de Mazo las analiza VELÁZQUEZ RAMOS, pp. 68-69. 33 En el resultando 9º del dictamen de la comisión de actas del Congreso se dice «que al darse cuenta 284 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero Las trampas de los ministeriales llegaron hasta cotas mayúsculas y, al parecer, dispuestas con técnicas muy pedestres a la hora del recuento final, pero las de los avalistas de Somogy no quedaron muy atrás durante las votaciones. El presidente de la sección segunda de Mazo impidió que tomara asiento en la mesa un elector que actuaba como delegado del gobernador civil y, por otra parte, «examinaba las papeletas o candidatu-ras antes de depositarlas en la urna, devolviendo las que eran a favor de Castañeda»; al unísono, el alcalde de la localidad «prohibió la entrada libre de los electores en el lugar destinado para colegio». Con semejantes usos al final cocinaron un puchero enorme que entregó al desconocido Somogy el 97 por 100 de los votos34. La elección también fue protestada de nulidad en San Andrés y Sauces al no haberse situado la mesa electo-ral en el local previsto por el ayuntamiento, sin que el cambio se diese a conocer al público. Lo mismo ocurrió en Puntallana porque aparecían votando algunos electo-res (entre ellos, el fiscal municipal) que prefirieron abstenerse. Y en Barlovento suce-dió otro tanto al prohibirse que tomara posesión un interventor liberal35. Los liberales y los conservadores recurrieron por igual a las imposturas en 1886, en parecidos términos a como lo harán casi dos décadas más tarde en la porfía Pog-gio- Beruete. Según pasará entonces, los primeros se llevaron de entrada el gato al agua para salir al fin escaldados. Castañeda ocupó su bancada en el Congreso el 29 de abril del resumen de la votación de la sección cuarta, Paso, se pidió que no se tomaran en cuenta los votos emitidos en esta sección, porque el acta original aparecía groseramente falsificada y en abierta contra-dicción con el número de electores de la sección, según las listas ultimadas de los electores de este dis-trito y publicadas en el Boletín oficial de aquella provincia, y con las listas de los que habían tomado parte en la votación rubricadas por los interventores y acompañadas a la misma acta, y de cuyas listas resulta que sólo tomaron parte en la votación 59 electores». El siguiente resultando consigna la recla-mación del interventor José Monterrey Cordobés, pidiendo que se cotejara su copia del acta en pliego cerrado con la oficial, demostrándose así que Somogy había obtenido 34 votos y 25 Castañeda. Para la sección de Los Llanos de Aridane, el resultando 11º recoge la protesta del interventor Antonio R. Rodríguez indicando que el acta «aparecía groseramente falsificada y alterada, pues en ella constaban entrerrenglonaduras y enmiendas de letra y tinta al parecer distintas de la del contexto...» Dictámenes de la Comisión de actas y de la de incompatibilidades sobre la del distrito de Santa Cruz de La Palma (Canarias), Diario de Sesiones de Cortes. Congreso de los Diputados. Legislatura de 1887-88, tomo III, sesión del 1-II-1888, Apéndice 3 al Núm. 39. 34 El interventor Justo González de Paz solicitó la nulidad de la elección en Mazo y, de acuerdo tam-bién con el resultando 6º del dictamen de la comisión, «aunque sólo habían concurrido a votar unos cincuenta o sesenta electores, aparecieron dentro de la urna setenta y tres papeletas, habiendo el presi-dente manifestado que eran ciento cuatro; que habiendo pedido el delegado del gobernador que se le permitiera contar las papeletas, no se le permitió; que habiendo pedido además el delegado que se pro-cediese inmediatamente de concluido el escrutinio a extender el acta y se hiciera constar en ella las protestas, se le contestó que la Mesa estaba disuelta». La negativa a que el delegado Blas Pérez Sán-chez ocupase un lugar en la mesa aparece en el resultando 3º. Dictámenes... 35 La protesta del elector Francisco Rodríguez Rivero en esta última sección se formuló «porque ha-biéndose presentado al tiempo de la constitución de la Mesa a tomar posesión de su cargo el inter-ventor Don José Domínguez Rodríguez Felipe, conocido por Don José Domingo Ortega Rodríguez, con cuyo nombre figura en la certificación expedida por la Junta general del escrutinio, el presidente se negó a darle posesión por no figurar inscrito en la lista del censo con este nombre». Véanse los re-sultandos 4º, 8º y 12º de la comisión de actas. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 285 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... de 1886 y permaneció en ella hasta el 10 de febrero de 1888, cubriendo en más de 21 meses la mitad de la legislatura, a la espera del pronunciamiento de la comisión de actas. Una vez elaborado el dictamen de la misma el 23 de diciembre de 1887, sus días como legislador estaban contados. La comisión estimó que el acta debía con-siderarse grave debido «a las evidentes falsificaciones» que se cometieron en las seccio-nes cuarta y quinta, mas entendió que las restantes protestas «ni revisten importan-cia, ni tienen eficacia alguna, y fueron desechadas y contestadas oportunamente»36. Era una torpe manera de encubrir las tropelías conservadoras en las secciones segun-da, tercera, sexta y séptima. En realidad, es lícito proponer que estas elecciones sólo tuvieron limpieza en la capital, con unos registros muy ajustados; en los medios ru-rales entrañaron enjuagues caciquiles de dispar envergadura. A Castañeda le fueron descontados los 400 votos «indebidamente» atribuidos, dándole así una mayoría de 189 a Somogy37. El dictamen quedó aprobado sin discusión el 7 de febrero y a los dos días emitió el suyo la comisión de incompatibilidades. Al siguiente fue procla-mado Somogy, quien será el diputado palmero hasta el 29 de diciembre de 189038. En opinión de los leonistas grancanarios, Pérez Zamora y Somogy fueron «dos ene-migos jurados de los intereses de Gran Canaria»39. El sufragio universal arrancó en el distrito a Cortes entronizando la privanza cu-nera con que principió y culminó el censitario, aunque sobrevenida por circunstan-cias anómalas en el exponente final. Ninguno de los dos insulares que representaron a la isla en la Carrera de San Jerónimo, ni el liberal Castañeda ni el conservador Mendoza, estuvieron en disposición de hacerse con los favores de unas elites políti-cas sujetas a las antagónicas privanzas de las islas centrales y de tejer tupidas redes clientelares propias; el primero tal vez porque no quiso y el segundo sin duda por-que no pudo. Es obvio que el juego de las interferencias de Santa Cruz de Tenerife o de Las Palmas obstaculizó el arraigo de una figura con créditos bastantes para la oligarquía insular. Avanzada la Regencia se produjo una inversión de los alineamien-tos tradicionales y el «partido anticanario» de La Palma mudó sus afectos de la isla picuda a la redonda. Los leonistas grancanarios anhelaban a todo trance llegar a una avenencia con los conservadores palmeros, que les diese ante todo el dominio sobre 36 Considerandos 1º y 2º. El inicial señala «que la mayor parte de las protestas formuladas fueron pre-sentadas ante la Junta de escrutinio después de ser conocido el resultado de la elección, y no ante las Mesas de las respectivas secciones...» 37 Considerandos 4º y 5º. Se esfumó la mayoría inicial de 211 sufragios de Castañeda. La comisión de actas estuvo integrada por Alberto de Quintana (presidente), Félix Martínez Villasante, Carlos Groi-zard, Antonio García Alix, Emilio de Alvear, Joaquín Muñoz Chaves, Miguel de la Guardia, Luis Díaz Moreu y el republicano tinerfeño Miguel Villalba Hervás. 38 Diario de Sesiones de Cortes. Congreso de los Diputados. Legislatura de 1887-88, Tomo III, Núm. 43, sesión del 7-II-1888, p. 1072; Apéndice 3º al Núm. 45; y Núm. 46, sesión del 10-II-1888, p. 1145. 39 «Las próximas elecciones», El Liberal, 30-I-1891, p. 2. 286 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero la Diputación40. El ingeniero Juan de León y Castillo desarrolló esta directriz con buenos réditos desde 1888 y cuando visitó la isla al año siguiente, a objeto de su-pervisar las obras públicas en ejecución, ya estaba en pie dicho consorcio41. Los liberales de Pereira dejaron de ser los únicos y hasta los principales comodi-nes en la estrategia provincial del leonismo y reaccionaron de entrada con incomo-didad. En las legislativas del 1 de abril de 1891, dispuestas por el gabinete Cánovas, el agraciado gubernativo fue el noble madrileño Rafael Bernar y Yacer, conde de Ber-nar, aceptado entre las familias conservadoras por invitación expresa del embajador en París42. La nueva presentación de Somogy, alentada por el mismo Pérez Zamora, generó rechazos en Tenerife y quedó finalmente descartada43. Al conservador Bernar se opuso el liberal Siro González de las Casas, ex diputado provincial de 1881 por el distrito de Los Llanos, directivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y ex director del periódico La Luz (1886). Esta vez salió airoso el cunero con 2.682 votos de un total de 4.605, el 58,2 por 100, allegando su contrincante 1.923, el 41,8 por 100. Los republicanos de la capital provincial argumentaron que los conservadores tinerfeños habían entregado La Palma a «los rehenes del señor León y Castillo»44. El debut del sufragio universal desde 1876 se saldó así con la tercera disputa frontal entre los monárquicos, tras interpuesta en 1879 por Verdugo y la de 1886 por el desplan-te canovista con Somogy. Las preteridas mesnadas de Pereira, capitalizando los repu-dios hacia el cunerismo, debieron sentirse complacidas tras su dulce derrota; eviden-ciaron que contaban con haberes electorales, que no eran por lo pronto un núcleo marginal. Bernar cumplió todo su mandato desde el 21 de febrero de 1891 hasta el 5 de enero de 1893, lo que significa, agregando el trecho de Somogy, que la repre- 40 La importancia del cuerpo provincial en la estrategia del leonismo fue compendiada por María Te-resa NOREÑA SALTO, Canarias: política y sociedad durante la Restauración, tº I, Las Palmas, 1977, pp. 134-135. 41 El ingeniero jefe de Obras Públicas ofreció en este viaje contribuir con 1.000 pesetas a la rampa de arrastre en el puerto de Santa Cruz, cuyos planos y presupuestos encomendó a Sebastián Arozena Le-mus. «Obras públicas. IV», El Noticiero, 16-X-1894, p. 2. 42 Este joven, sin cumplir los treinta abriles, inició en La Palma una carrera política que le convirtió después en senador por las provincias de Teruel (1899-1900) y de Lérida (1901-1902 y 1903-1904); optó al fin por la senaduría vitalicia, que recibió por real orden de 23 de diciembre de 1903. Véase su expediente personal del Senado en www.senado.es/cgi-bin. La provincia de Canarias sirvió como trampolín para varios alevines de las clases dominantes en algunas provincias españolas, y el distrito de Santa Cruz de La Palma pasó a ser uno de los más codiciados. 43 «En Santa Cruz de La Palma ha sido aceptado el conde de Bernar por varios elementos de aquella isla, poniéndosele enfrente el Señor Somogy, quien parece que ha enviado diez mil pesetas para los gastos de su elección./ Apoya a Somogy el Señor Pérez Zamora, y de ahí el disgusto que se dice surgido en-tre el consejero de Estado y sus mejores amigos de Tenerife, que se niegan a recomendar a ex diputa-do cassolista». El Liberal, «Las elecciones», 31-I-1891, p. 2. 44 Los sufragios que el portavoz leonista atribuyó al conde difieren por muy poco de los que recoge el Índice de Diputados Históricos; hemos respetado los datos oficiales del Congreso y corregido por tanto los que computó González de las Casas. El Liberal, «Noticias electorales», 5-II-1891, p. 1 y «Al deta-lle », 3-VII-1891, pp. 1-2. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 287 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... sentación de La Palma recayó durante todo un lustro en cuneros. Y todavía faltaban otros eslabones en la cadena antes de que casi cambiaran definitivamente las tornas. La nueva cúpula del leonismo grancanario que tomó posesión en 1891, después del rompimiento entre los hermanos León y Castillo, se volcó sobre La Palma a fin de retener la fidelidad de su diputado a Cortes y la primacía en la Diputación pro-vincial45. Con el gobierno de Cánovas quedó la política palmera sometida al grupo de los capirotes popularmente conocido por YSA (Yanes-Sotomayor-Abreu), que pos-tergó a los liberales de Servando Pereira46. Las únicas plataformas de éstos eran las municipalidades de la capital, Mazo y San Andrés y Sauces, agenciadas merced al «elemento oficial» del anterior ministerio, si bien la última fue destituida y procesa-da por desfalco47. En esta tesitura, los esfuerzos del director leonista desde Las Pal-mas estuvieron encaminados a promover una concordia entre Pereira y el trío con-servador, una vez descartada la participación de los sucesores de José Massieu Rodríguez al ser «absolutamente contrarios»48. Felipe Massieu anhelaba en 1892 un pacto que hermanara al «partido conservador o anticanario, es decir, antiguo cume-llista », con sus afines, «que hoy se hallan todos desgraciadamente sin fuerzas y sin arras-trar nada tras de sí» (véase nuestro apéndice documental). La articulación del «nuevo partido firme y vigoroso» tropezaba, no obstante, con los «pugilatos» entre las diver-sas cuadrillas, tan intensos como los que en Lanzarote enfrentaron coetáneamente a las de José Pereyra de Armas y José Pineda y Morales dentro del cotarro liberal49. El ex diputado Mendoza de las Casas y el empresario José Cabrera Martín, expulsados por los conservadores, se habían unido con Augusto Cuevas Camacho al comité fu-sionista de Pereira y esta incorporación obstaculizaba el acomodo con la YSA50. Aun- 45 El director Felipe Massieu quiso colocar al diputado provincial Joaquín Poggio y Álvarez, «que nos ha servido mucho y hoy está el pobre muy mal», en el cargo de interventor de Hacienda en Santa Cruz de Tenerife, porque era «empeño de todos los amigos de la Diputación y más que nada de los palmeros, a quienes saber hay que complacer en algo». Su colega Servando Pereira aspiraba a entrar en la comisión permanente, aunque «Sotomayor y Castañeda y otros quieren a Joaquín...» Felipe Massieu y Falcón a Fernando de León y Castillo, La Orotava, 7-II-1892 y Las Palmas de Gran Canaria, 23-V-1892, Fondo León y Castillo, Biblioteca del Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria, sin clasificar. 46 «Perturbación», El Noticiero, 24-XI-1894, p. 2. 47 «Demasiado comprendes lo que nos interesa la cuestión del Ayuntamiento de San Andrés y Sauces para que te hagas cargo de cómo le seguiré la pista a este asunto dichoso. Al fin lograron hacer aparecer a aquella gente con un desfalco de 50.000 y pico de pesetas y ya [el juez instructor] Peniche no tuvo más remedio que procesarlos...» Felipe Massieu y Falcón a Fernando de León y Castillo, Las Palmas de Gran Canaria, 22 y 23-VII-1892, Fondo León y Castillo, Biblioteca del Museo Canario, sin clasificar. 48 Sobre esta última personalidad, una de las cabezas del bando sagastino en la isla durante el Sexenio democrático, diputado provincial en 1869 y a Cortes en 1871, véase PÉREZ DÍAZ, pp. 103 y 111 y ss., y para su parentela RÉGULO (ed.), tº II, pp. 136-162. 49 Véase Agustín MILLARES CANTERO, El cacique Fajardo asesinado (1896). Banderías a la greña en Lanzarote, Canarias, 2004, pp. 25-36. 50 Augusto Cuevas Camacho desempeñó la dirección de La Asociación desde el 8 de septiembre de 1881, cuando pasó a intitularse «Periódico democrático» en el número 151. De republicano pasó a conserva-dor y después a liberal, con cuya etiqueta será primero adversario y después incondicional de Poggio. 288 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero que Massieu llegó a entenderse bien, sobre todo, con Manuel Abreu Lecuona, Perei-ra siguió resistiéndose a perder influencia (sobre «los puestos de Puertos Francos» y de-más), provocando la guerra «con interesado propósito». En última instancia logró Mas-sieu tras ímbrobos esfuerzos calmar las inquietudes y ambiciones de Pereira, quien deseaba a toda costa ser el único hombre fuerte en el próximo mando liberal. Si la «lucha titánica» entre caciques fue evitada por lo pronto, la reacción conservadora ante las trapisondas de Pereira quitó a los leonistas la mayoría en la Diputación y abonó el terreno para el giro de 189651. Al cunero Bernar sucedió otro en las legislativas del 5 de marzo del 1893, con gobierno de Cánovas, a través de una «combinación» urdida por los liberales gran-canarios desde finales del año anterior y que sorteó los repetidos escollos interpues-tos por Pereira52. La selección recayó en un hombre de la plena confianza de León y Castillo, el conservador Francisco Fernández de Henestrosa y Boza, con experiencia en las lides parlamentarias y sólidas conexiones con las Islas. Diputado por el distri-to cordobés de Hinojosa del Duque en las elecciones del 27 de abril de 1884, el embajador en París le concedió la plaza por el distrito de Guía en las del 1 de febre-ro de 1891; renunció por destino el 5 de diciembre de 1892, sin que vacara el esca-ño, al recibir una dirección general. El presidente del directorio liberal de Las Pal-mas llevó adelante las negociaciones con los de la YSA y sus propios correligionarios, que a regañadientes se plegaron al empalme. Las barreras del jefe liberal tinerfeño Juan La Roche y Siera, quien el 27 de enero conferenció con «los hombres importantes» de La Palma, fueron demolidas53. Desde mediados de febrero circuló una proclama 51 «Demasiado debías suponer que tal mayoría era imposible desde que nos faltaba la de los Palmeros dichosos y en tal situación no nos quedaba otro recurso que aprovechar la discordia de los elementos del bando tinerfeño...» Felipe Massieu y Falcón a Fernando de León y Castillo, Las Palmas de Gran Canaria, 22-XI-1892, Fondo León y Castillo, Biblioteca del Museo Canario, sin clasificar. 52 Felipe Massieu reveló a León y Castillo en diciembre haberse entrevistado en Las Palmas con el abo-gado palmero Manuel Pérez Abreu, quien «se alegró en extremo» al conocer los propósitos del emba-jador acerca del diputado a Cortes. Y siguió diciéndole: «El mismo Pérez Abreu me aseguró que no teníamos que ocuparnos de nada, pues, si Pereyra por su parte no creaba dificultades...» Mas Pereyra las creó, arrancando la destitución de los empleados de Puertos Francos para colocar a los suyos. «Es-toy temblando – continúa Massieu – pues me figuro el efecto que habrá producido la cosa y cómo estarán los de Abreu...» Haciéndose «el indispensable» y amenazando con ir hasta París a entrevistarse con don Fernando, Pereira no transigió en su empeño de ser el interlocutor exclusivo de los leonistas en Las Palma. Así que Massieu concluyó con estas recomendaciones al ilustre destinatario: «Sujeta, pues, a Pereira, que no es fiera ni mucho menos, pues (en la mayor reserva, porque se trata de un amigo que aprecio y no quiero combatir bajo ningún pretexto) está extraordinariamente desprestigiado en aquella isla y unido a Cuevas y Mendoza; si nos identificamos con él sólo, va a crearse un partido de oposición formidable...» Felipe Massieu y Falcón a Fernando de León y Castillo, Las Palmas de Gran Canaria, 22-XII-1892, Fondo León y Castillo, Biblioteca del Museo Canario, sin clasificar. 53 En el borrador de la epístola del 28 a Segismundo Moret, trazó el cuadro que sigue: «En este distri-to apoya el Gobernador a Henestrosa y tiene arreglado o prometido a los Ayuntamientos de aquella isla, que los dejará en sus puestos si lo votan. Esta es una imposición de León y Castillo que no sólo quiere dominar en el grupo oriental, sino en Tenerife y La Palma que pertenecen al occidental y cuya isla siempre ha estado con nosotros. Los hombres importantes de dicha isla han conferenciado ayer Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 289 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... de Mendoza pidiendo el voto para el encasillado y en iguales términos se expresarían en carta impresa los jerifaltes conservadores, desde el alcalde capitalino Miguel de Sotomayor y Fernández de la Peña y Manuel Abreu Lecuona hasta José Anselmo de Cosmelli y Monteverde o Manuel de Sotomayor y sobrinos54. La jornada electoral sería monótona y no hizo falta apretar mucho las clavijas; todo estaba atado y bien ata-do. Fernández de Henestrosa se llevó 3.984 votos de los 3.987 emitidos, entre una apatía que dejó las abstenciones en el 44,3 por 100, las más encumbradas hasta el término del distrito único si exceptuamos las de 190155. En la capital grancanaria los leonistas echaron las campanas al vuelo, festejando la pieza cobrada en la Diputación provincial a costa de Tenerife56. Como diputado palmero, Fernández de Henestrosa logró que el ministro de la Guerra dispusiese el envío de una Compañía de Cazado-res a Santa Cruz, lo cual que no se había materializado a finales de 189857. En la próxima cita electoral del 5 de abril de 1896 optó por el distrito orensano de Riva-davia. Las dos primeras décadas del régimen canovista arrojaron por saldo una gran ines-tabilidad en la representación palmera de la Cámara baja, en contraste con la relativa estabilidad presente en Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas y Guía. En las siete vota-ciones celebradas entre 1876 y 1893 para cubrir el asiento de la isla, hubo seis can-didatos distintos proclamados gracias a la duplicidad planteada en la legislatura de 1886-1890, si bien con cinco existía ya una fluctuación considerable. Cuatro eran cuneros y apenas dos originarios del distrito. Prescindiendo de la corta parada de Vi-llalba en 1876, desde mayo de 1879 hasta julio de 1895 el escaño estuvo en manos cuneras durante nueve años y medio en dos fases, la de aquél y la del trío Somogy- Bernar-Fernández de Henestrosa; sólo por unos seis años y cuatro meses correspon-conmigo y me ofrecen solemnemente que apoyarán y sacarán triunfante un candidato liberal que el Gobierno les designe, para lo cual basta que el Ministro de la Gobernación se lo prevenga al Gober-nador, y que al Señor Henestrosa lo presente León por sus distritos de Las Palmas o Guía, como lo hizo en las últimas elecciones conservadoras»... Marcos GUIMERÁ PERAZA, Los liberales de Tenerife. Fin de siglo (1879-1904), Santa Cruz de Tenerife, 1987, p. 36. 54 Dos de estas cartas, fechadas en Santa Cruz y en Los Llanos el 16 de febrero de 1893, pueden leer-se en El Noticiero, «Pinitos», 19-VI-1895, pp. 2-3. José Anselmo de Cosmelli dirigió La Nueva Palma en 1880. 55 «Junta Provincial del Censo Electoral de Canarias», Boletín Oficial de la Provincia de Canarias (en adelante, BOPC), 20-III-1893, p. 4. 56 «Es este un gran triunfo de nuestra política atenta en primer término a favorecer los intereses gene-rales de los dos distritos de Gran Canaria y del de la isla de La Palma, emancipándolo de la absorben-te tutela de Tenerife y asegurando el predominio de aquéllos en la Diputación provincial. Cuando re-cordamos los funestos vaticinios que con respecto a nuestra política en la isla de La Palma se hacían desde las columnas de El Telégrafo, pronosticando fracasos y toda suerte de desdichas y pintando con los más negros colores la situación de nuestros caros intereses en la primera corporación administrati-va del Archipiélago, nos sentimos, en verdad, orgullosos del éxito en la grande y patriótica empresa a que hemos dado feliz cima». El Liberal, «Crónica», 6-III-1983, p. 2. 57 «Tijeretazos», El Grito del Pueblo, Santa Cruz de La Palma, 12-X-1898, p. 3. 290 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero dió a personal autóctono. La falta de un portavoz insular cualificado que mereciera la confianza del bloque de poder, favoreció la intromisión de los oligarcas centrales y en especial la de sus agentes grancanarios en el lapso final. Al apagarse la estrella del conservador Pérez Zamora y brillar con gran fulgor la del liberal León y Castillo, la tertulia caciquil de los Sotomayor no tuvo inconveniente en unirse a los otros asocia-dos del Turno. El desencanto ante los cuneros, no obstante, animó la búsqueda de un peón de brega entre el paisanaje que terminara con los vaivenes y el juego de los apetitos foráneos. Y entonces llegó Poggio a la escena con intención de no dejarla. La prensa palmera combatió con especial énfasis «la cancerosa llaga del cunerismo» a partir de mediados de 1894, ya a través del bisemanario liberal El Dinamo de Au-gusto Cuevas Camacho o del conservador Diario de Avisos de Manuel Antonio Rodrí-guez Hernández y Pedro José de las Casas Pestana. Tan pronto salió a la calle, sobre-salió en estas censuras el bisemanario El Noticiero del marqués de Guisla Ghiselín, que denunció el abandono que sufría la isla a consecuencia de la serie de los Somogy, Bernar y Fernández de Henestrosa: obras públicas completamente paralizadas, pérdida de la Dirección de Sanidad, sin construir el faro de Punta Cumplida, etc.58. Entre un sector de los conservadores, mandados por el propio marqués, empezaron a formularse crí-ticas abiertas a varios de sus notables que se habían pasado «al campo fusionista» para quedar a las órdenes de León y Castillo y de su lugarteniente Massieu y Falcón; par-ticularmente fueron mencionados el terrateniente Miguel de Sotomayor y Fernández de la Peña, el comerciante Antonino Yanes Volcán y Antonio Lugo y García59. El nuevo comité conservador que presidía el mismo Luis Vandewalle y Quintana, reconocido por Cánovas en julio, fue inclinándose cada vez más hacia la ruptura con las huestes del embajador en París60. A principios de 1895 esta dirección escogió por candidato a Cortes a Santiago Vandewalle y Ramírez Rocha entre renovados ataques hacia los cuneros61. La hipotética reelección de Fernández de Henestrosa, defendida por León y Castillo, dio ocasión a polémicas con Diario de Las Palmas. 58 «¿Qué son los cuneros? Vividores políticos...» El plan de construcciones de la Dirección general de Obras Públicas para el año económico 1894-1895 no incluyó partida alguna con destino a La Palma. El Noticiero, «El cunerismo», 7-VIII-1894, p. 3 y «Obras públicas. III», 22-IX-1894, p. 2. 59 A ellos se les achacó estar «completamente ligados» a los liberales del ex diputado Castañeda, del abogado José García Carrillo y del médico Francisco Abreu y García, «votando juntos no sólo en la elección del Señor Henestrosa sino en las municipales realizadas el año último». Antonino Yanes Vol-cán fue vicepresidente primero del consejo de administración de la Compañía de Navegación creada por entonces en Santa Cruz de Tenerife y presidida por Juan Béthencourt y Alfonso. El Noticiero, «Ru-mores », 18-IX-1894, p. 2 y «Crónica», 9-V-1895, p. 3. 60 Cánovas aceptó la presidencia honoraria del comité en una epístola fechada en Madrid el 15 de ju-lio. El Noticiero, «Una carta», 9-VIII-1894, p. 2. 61 Su periódico declaró que, «desencantados con los resultados obtenidos en las distintas diputaciones desempeñadas por cuneros, estimamos altamente depresivo y vejatorio para nuestro pueblo continuar ensayo tan negativo y vergonzoso...» El Noticiero, «Los futuros candidatos», 16-I-1895, p. 2 e «Insisti-mos », 6-II-1895, p. 2. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 291 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... Fuente: elaboración personal. Los cuneros en negrita. Los fusionistas del doctor Abreu y García y del letrado García Carrillo estaban en la primavera de 1895 dispuestos a aceptar nuevamente a Fernández de Henestrosa, subsecretario de Gobernación, pero sacaron a relucir el nombre de Pedro Poggio y Álvarez como posible alternativa, sin duda con la anuencia de sus socios conservadores. La toma de posesión del gobernador civil conservador Antonio Castañón y Faes el 21 de abril despertó grandes inquietudes entre los dinásticos de los grupos occiden-tal y oriental, al venir con el mandato expreso de Cánovas de imponer el Turno donde era inexistente. A esta autoridad y al comité de los conservadores tinerfeños que go-bernaba el conde del Valle de Salazar, Esteban de Salazar y Ponte, los homónimos palmeros de Miguel de Sotomayor y Antonino Yanes les hicieron saber que obede-cerían gustosos las indicaciones del gobierno siempre y cuando la designación no re-cayese en el leonista Fernández de Henestrosa ni en el antileonista Vandewalle. En medio de la división conservadora y de la búsqueda de un recambio al cunerismo, Poggio surgió inicialmente como el posible garante para la continuidad del acuerdo conservador-liberal que a duras penas regía desde el amanecer de la década62. Lo impidió el empecinamiento leonista en mantener a Fernández de Henestrosa. La orientación de los tertulianos de los Vandewalle sintonizaba con la guberna-mental, así que el corro de los Sotomayor-Yanes no tuvo otra salida que recoger ve-las y aceptar el rompimiento con León y Castillo, a cambio de la exclusión de San-tiago Vandewalle. Los periódicos conservadores y liberales antileoninos de Santa Cruz de Tenerife emprendieron en marzo de 1896 una cruzada contra la reelección de Fernández de Henestrosa, en nombre de una «era de regeneración» que repudiaba la «pléyade de cuneros»63. A estas alturas, todos los conservadores de La Palma habían 62 Véanse acerca de todos estos asuntos los artículos de El Noticiero, «Abajo caretas», 15-V-1895, p. 2; «¡Fuera caretas!», 16-VI-1895, p. 2; y «Verdades amargas», 26-VI-1895, p. 2. 63 La nueva candidatura de aquél era «funesta para la política eminentemente tinerfeña, que sin em- 292 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero cerrado filas en torno a Poggio y el conde del Valle de Salazar requería ante Casta-ñón y Cánovas que fuese encasillado64. Mas el embajador en París no cejaba en ab-soluto. Todavía el 19 de marzo, un cable del corresponsal en Madrid de Cronista de Tenerife aseguraba que Fernández de Henestrosa iba a ser el beneficiado ministerial65. Una semana más tarde se anunció por fin su retirada definitiva y la sustitución casi segura por Poggio66. Sólo diez días antes de las elecciones llegó la confirmación y con ella el inicio de un periodo de hostilidades monárquicas más largo y duro que los precedentes, saldado otra vez con una componenda típica. LA ERA DE POGGIO: MÁS FRAUDES Y OPOSITORES DE CARTÓN Abogado y archivero, Pedro Poggio y Álvarez había nacido en Santa Cruz de La Palma el 8 de enero de 1865 y en junio de 1881 alcanzó el grado de bachiller en el Instituto Provincial de La Laguna67. Mientras cursaba la carrera de Derecho en la Universidad Central de Madrid (1881-1887), gestionó ante el ministerio de Fomen-to la concesión de libros destinados a la biblioteca pública proyectada por la socie-dad La Unión de la capital insular, secundado precisamente por el diputado Casta-ñeda68. Con inclinaciones literarias y artísticas, al culminar sus estudios universitarios publicó el volumen 50 Académicos (semblanzas), fruto de sus vinculaciones con la palmes ni componendas se viene aquí siguiendo desde la subida al poder de Cánovas». El Partido Libe-ral- Conservador de Tenerife había declarado una «guerra a muerte y sin cuartel al ex diputado por La Palma», que votó contra la reposición de los Juzgados de La Laguna, La Orotava y Arrecife antes de culminar la última legislatura. Cronista de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, «¿Otra vez Henestrosa?», 17-III-1896, p. 1. Véase también El Liberal de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, «Noticias de la pro-vincia. Elecciones», 24-III-1896, p. 2. 64 Acerca del «desenlace de este sainete», afirmaba el órgano de la Asociación Patriótica de Gran Ca-naria: «apenas se anuncia el mando conservador, los primeros [del «partido tinerfeño de La Palma»] dan un adiós cadencioso a Don Felipe Massieu y unidos a sus propios y genuinos elementos de Tenerife, se quedan dominando en la isla de La Palma... Así es que recibieron con estrepitosa carcajada el anuncio de la candidatura de Henestrosa y votarán al distinguido hijo de aquella isla Don Pedro Poggio». El Defensor de la Patria, Las Palmas, «La Palma y dos Felipe», 12-III-1896, p. 1. 65 «Telegramas», Cronista de Tenerife, 20-III-1896, p. 3. El propio corresponsal Briones hizo enseguida los siguientes comentarios: «La candidatura de Henestrosa por el distrito de La Palma, no ha tenido otro fundamento que las pretensiones del señor León, a cambio de retirar su oposición en otro distri-to. /El Señor Cánovas ha mantenido el criterio de respetar en todo las indicaciones hechas a nombre de este Comité por el Señor Conde del Valle de Salazar». El Corresponsal, «Crónica», ibíd., 24-III-1896, p. 2. 66 «Crónica», Cronista de Tenerife, 27-III-1896, p. 2. 67 Aprobó los ejercicios junto a su futuro contrincante y luego coaligado Francisco Abreu y García. A lo largo de esta fase pronunció conferencias en el Ateneo lagunero. «Sección provincial», La Opinión, Santa Cruz de La Palma, 25-VI-1881, p. 3. 68 En dicha entidad había disertado en 1878 sobre El hombre ante el progreso, original que pasó a la imprenta. Presidía La Unión por ese entonces Pedro José de las Casas Pestana. «La Biblioteca», El Iris, Santa Cruz de La Palma, 12-VIII-1882, p. 1 y «Memoria de las tareas de la Sociedad de Amigos del País de Santa Cruz de La Palma durante el año de 1882», La Patria, 3-II-1883, pp. 1-2. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 293 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... Academia de Legislación y Jurisprudencia, donde alcanzaron notoriedad algunos de sus discursos; la prensa nacional se hizo eco, entre otros, del relativo a la pena de muerte69. Empleado inicialmente en la Audiencia de Madrid, opositó al cuerpo de Archivos y Bibliotecas y en junio de 1907 fue ascendido a oficial primero. En no-viembre de este año le condecoró el rey de Portugal con la Gran Cruz de la Con-cepción de Villaviciosa y después recogió las de Caballero de la Orden de Carlos III y de Isabel la Católica, recibiendo también la Medalla de Oro de la Jura. Desempe-ñó los cargos de director general de Enseñanza Primaria y de primer director gene-ral de Bellas Artes, organizando este departamento70. Académico de mérito de la Aca-demia de Legislación y Jurisprudencia, en 1918 ingresó como numerario en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando71. El que sería «diputado permanente» por La Palma, desde muy joven un valor in-telectual de su isla, se labró un buen palmarés en la España de la Restauración. Aquel hombre que a los 31 años representó por vez primera al distrito unipersonal en el Congreso de los Diputados, era para la oligarquía insular «uno de los nuestros». Su padre, Félix Poggio y Lugo, caballero comendador de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, fue un rico propietario que en 1862 disponía de 48,6 fanegadas de tierra en Los Llanos de Aridane y que en 1905 figuraba entre los cuatro primeros contribuyentes de Puntallana, dueño de una fábrica de tejas y ladrillos72. Dentro de su prole, la primogénita Manuela Poggio y Álvarez casó con Manuel de Molina y Vandewalle, de la familia de los marqueses de Villafuerte. El segundo de la fila, nues-tro legislador, practicó desde luego un marcado nepotismo. A su hermano don Joa-quín, diputado provincial y alcalde de Santa Cruz de La Palma, lo hizo administra-dor de Puertos Francos; a don Leopoldo le dio la dirección de Correos y Telégrafos de la isla y a don Félix la plaza de oficial de este servicio, terminando ambos como jefes de negociado de la Administración Civil73. Y evidentemente, parecía muy inte- 69 Luego de intervenir en varios certámenes literarios de La Unión, en 1879 dio a la estampa el poe-mario Enseñanzas y desengaños. También cultivó la pintura paisajística, tal vez por influencia paterna. PÉREZ GARCÍA, 1985, pp. 145-147. 70 El diputado Burrell dijo en el Congreso de los Diputados: «Mucho de debe La Alambra de Grana-da; mucho los monumentos nacionales». José de las CASAS PÉREZ, «Poggio, académico», La Orga-nización, Santa Cruz de La Palma, 6-VII-1918, p. 1. 71 Pedro POGGIO Y ÁLVAREZ, Consideraciones acerca de la personalidad de Francisco Fernández y González: La Dirección General de Bellas Artes, discurso leído en la recepción pública de Pedro Poggio y Álvarez el día 9 de junio de 1918; y contestación de Luis Landecho y Urríes, Madrid, 1918. 72 En la necrológica que le dedicó Diario de Avisos el 24 de noviembre de 1924 se dice que estableció la primera fábrica de elaboración de tabaco en La Palma. Su hermano don Joaquín había sido candi-dato derrotado por los cangrejos del partido zorrillista en las elecciones generales de 1871. Véase RÉ- GULO (ed.), tº III, La Laguna, 1959, pp. 845-852; Carmelo Z. ZUMBADO, Anuario de la provin-cia de Canarias para 1905, Las Palmas, 1906, p. 177; y PÉREZ DÍAZ, pp. 111-116, 146 y 160. 73 «Nuestro Don Pedro es tan amante de su familia como el Don Pedro [Schwartz] de Tenerife y el Don Eugenio [Montero Ríos] de las tierras peninsulares de las suyas respectivas». Germinal, Santa Cruz de La Palma, «Nepotismo», 9-IX-1905, p. 3. 294 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero resante a todos los efectos contar con un cuñado, el teniente Juan Egea y Urraco, como jefe de la Línea de la Guardia Civil en La Palma74, una isla que nos ofrece otro ejemplo de cómo el poder de la riqueza dio origen al poder de la influencia. La poderosa familia de los Sotomayor del Valle de Aridane constituyó, en acerta-da expresión del profesor Manuel de Paz, «uno de los grupos medulares» del conser-vadurismo palmero y este clan puso a disposición de Poggio todo el enorme peso de su clientela75. Estamos ante los mayores terratenientes de la isla y frente una de las principales estirpes de la oligarquía canaria. Tomás de Sotomayor y Fernández de la Peña aparecía ocupando en 1871 la cuarta posición entre los 50 primeros contribu-yentes por territorial de la provincia y la rúbrica Tomás de Sotomayor y Coherede-ros contaba en 1862 con 290,04 fanegadas en Los Llanos76. A principios del siglo XX, la firma Sotomayor y Hermanos era propietaria en esta jurisdicción de molinos de harina y de una fábrica de tabaco y otra de tejas y ladrillos. En Santa Cruz, Pedro de Sotomayor y Fernández de la Peña estaba entre los cuatro grandes cosecheros de caña de azúcar y de tabaco y Tomás de Sotomayor y Pinto tenía una manufactura tabaquera77. Un hermano de aquél, Miguel de Sotomayor y Fernández de la Peña, ya sabemos que fue uno de los jerarcas del Partido Liberal-Conservador y al morir en 1907 ostentaba su presidencia, en la cual le sucedieron sus sobrinos Pedro Miguel de Sotomayor y Pinto y José Miguel de Sotomayor y Sotomayor78. La saga mayor de los capirotes encarna perfectamente el binomio riqueza-poder político que singularizó al bloque dominante en el Archipiélago durante toda su historia79. El quinteto forma-do por un tío y cuatro sobrinos, todos tutores de Poggio, concentra a tres diputados provinciales, dos alcaldes de los municipios punteros, dos presidentes del Cabildo insular y un senador (cuadro III). Los coetáneos hablaban con toda propiedad del 74 Sus enfrentamientos con el director del órgano de los liberales locales se leen en Tomás BRITO DE LA CRUZ, «Al público y a la prensa», La Razón, Santa Cruz de La Palma, 25-V-1912, p. 1. Véase respecto de los hermanos Poggio, ZUMBADO, pp. 180-181. 75 DE PAZ, tº I, p. 77. 76 «Administración económica de la provincia de Canarias», BOPC, 10-II-1871, p. 2 y PÉREZ DÍAZ, p. 146. Otra relación anterior de mayores contribuyentes incluyó por Santa Cruz de La Palma los nombres de Félix Poggio, José María Fierro, el marqués de Guisla Ghiselín y Tomás de Sotomayor. «Edictos. Contribución por propiedad territorial y pecuaria», BOPC, 15-II-1860, p. 3. 77 Dentro de la casa de Sotomayor y Lugo, rama menor de la familia, Miguel de Sotomayor y Lugo- Viña, poseedor de la mitad reservable de su mayorazgo y fallecido soltero en 1906 en Los Llanos, dis-puso de un molino de harina en Tazacorte y fue cosechero de tabaco en Santa Cruz. RÉGULO (ed.), tº II, p. 254 y ZUMBADO, pp. 174, 181 y 184. 78 Los hermanos Pedro Miguel y Tomás de Sotomayor y Pinto contrajeron matrimonio con las herma-nas María de los Dolores y Rosa María Vandewalle y Fierro, hijas del VI marqués de Guisla Ghiselín. El contencioso sobre la nominación del diputado conservador de 1896, optando por Santiago Vandewa-lle o por Pedro Poggio, semeja así un pleito familiar en alguna medida. Véase RÉGULO (ed.), tº II, pp. 247-251 y PÉREZ GARCÍA, tº I, pp. 172-173 y tº II, Santa Cruz de La Palma, 1990, p. 225. 79 Hasta que no dispongamos del estudio sobre las propiedades de los grandes caciques, y muy espe-cialmente de los Sotomayor, nos faltará la pieza fundamental para aprehender la estructura del caci-quismo en la isla. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 295 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... caciquismo «sotomayorista-poggista», que si ostentó una clara hegemonía en todos los cuerpos representativos en 1896-1907, ejerció un dominio prácticamente total sobre ellos desde que pactó en 1908 con los liberales dinásticos. Alcaldes y concejales, di-putados provinciales, presidentes y consejeros del Cabildo insular (desde 1913), se reclutaban casi por entero entre los edecanes y servidores de las capas oligárquicas de la nobleza y la alta burguesía, y otro concierto hacia 1916-1917 con los liberales lo-cales aseguró tal sometimiento con muy pocas hendiduras. Fuente: Elaboración personal. A este entramado caciquil, con todas sus redes clientelares, secundó Poggio desde el Congreso en sus tres etapas de 1896-1898, 1899-1905 y 1907-1923, con una pre-sencia en el Senado en 1905-1907. El catálogo de sus realizaciones en Madrid satis-fizo a sus patronos y congéneres, acostumbrados a la pobre ejecutoria de los cuneros. La terminación del muelle de Santa Cruz de La Palma pudo haber sido desde tem-prano uno de sus mejores prestaciones, tan pronto consiguió que entrase en el pre-supuesto de Obra Públicas para el ejercicio 1899-1900, pero la burocracia ministe-rial retrasó enormemente su ejecución definitiva y no fue capaz de doblegarla80. En el capítulo de las carreteras arrancó con relativa rapidez el adelanto de la vía del sur (sexto, séptimo y octavo tramos hasta el Valle de Aridane), obteniendo seguidamen-te los dos primero ramales de la calzada del norte81; pero la carretera del sur, desde 80 La alegría conservadora ante el reciente logro será contrapesada por los republicanos siete años des-pués de subastadas las obras, sin acabar debido a «la carcoma oficinesca». El retraso evidenciaba para los antidinásticos la «inutilidad» de Poggio: «El expedienteo y la tramitación oficinesca son las piedras de toque para aquilatar el valor de la influencia de los diputados...» La Defensa, «De interés local. Nuestro puerto», 29-XII-1899, p. 1 y Germinal, «El Puerto y el Diputado», 9-IX-1907, p. 1. 81 La concesión del sexto trozo mereció estos juicios del periódico de Pedro José de las Casas Pestana: 296 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero Santa Cruz a Candelaria (Tijarafe), no pasó de Los Llanos durante mucho tiempo82. A finales de 1903 tuvo que actuar contra una orden «antipatriótica» que rebajó los precios del tabaco en rama palmero, levantando la voz en el Congreso contra la Com-pañía Arrendataria83. El 30 de julio de 1907 solemnizaron las autoridades y las fuer-zas vivas en Santa Cruz otro de sus más queridos empeños: la escala directa de los vapores correos en la capital insular84. Varios ayuntamientos lo declararon Hijo Adop-tivo al mediar 1912 y por resolución de los principales Hijo Predilecto de La Palma ya desde 1901. Aparte de instalar el Museo Provincial de Bellas Artes en la capital palmera (real decreto de 24 de julio de 1913), durante su mandato como director general de Enseñanza Primaria se crearon más de veinte escuelas en la isla y gracias a sus afanes no desapareció la Escuela de Artes y Oficios de Santa Cruz ni el Juzga-do de Primera Instancia e Instrucción de Los Llanos. Coincidiendo con la fuerte crisis económica de la Gran Guerra, fueron variadas las críticas hacia los representantes en las Cortes por la paralización de las obras del puerto capitalino o de la carretera a Puntallana85. El conservador Poggio se encontró con la enemiga de los liberales dinásticos del médico Francisco Abreu y García en las elecciones de 1896, 1898, 1899, 1901 y 190586. Su primer rival fue el propio Abreu en las generales del 5 de abril de 1896, al que batió con más del triple de sus boletas87. Contrincante tardío, el doctor leo-nista únicamente venció con autoridad en las secciones de Breña Baja y en la primera de San Andrés y Sauces, con una pequeña ventaja en la tercera de Santa Cruz, pero «si siempre hubiéramos tenido diputados celosos, hijos del país que nos representaran, hace tiempo que esa carretera hubiera puesto en comunicación a este hermoso Valle de Aridane con este antiguo reino de Tedote...» La Defensa, «La carretera del sur», 20-IX-1899, p. 3 y «Algo de La Palma», 30-XI-1899, p. 3. En mayo de 1904 fue nombrado Poggio secretario de la comisión del Congreso para los cami-nos vecinales y sus amigos esperaron que favoreciera a la isla. Crónica Palmera, «Don Pedro Poggio», 8-II-1904, p. 1. 82 Véase PÉREZ PÉREZ, p. 134, sobre las quejas que a propósito enunció el periódico Tierra Palmera el 10 de febrero de 1909. 83 La real orden la publicó Gaceta de Madrid el 1 de noviembre y la interpelación de Poggio tuvo lu-gar el día 13. El Heraldo, Santa Cruz de La Palma, «Última hora. Alarmante noticia», 5-XI-1903, p. 1 y Crónica Palmera, «Loor al Poggio», 24-XI-1903, p. 2 y «El Sr. Poggio en el Congreso», 29-X- 1903, p. 1. 84 El telegrama que le cursó el primer munícipe expresó el acuerdo unánime de todos los congregados para que solicitara el incremento de las expediciones. El Porvenir del Obrero, Santa Cruz de La Palma, «Telegrama», 1-VIII-1907, p. 2. 85 El Chinchorro, Santa Cruz de La Palma, «Un bloque se ha formado», 29-VII-1916, p. 1 y La Orga-nización, «Y del patriotismo, ¿qué?», 3-VIII-1918, p. 1. 86 Véase acerca del galeno liberal, «el médico de los pobres», PÉREZ GARCÍA, 1985, pp. 222-23 y Francisco TOLEDO TRUJILLO y Miguel HERNÁNDEZ DE LORENZO MUÑOZ, Historia de la medicina palmera y sus protagonistas, Tenerife-Gran Canaria, 2001, pp. 298-299. 87 El órgano de los liberales grancanarios comentó a propósito: «Nuestro querido amigo don Francisco Abreu y García, que a última hora se presentó contra el señor Poggio, luchando contra el poder y contra toda clase de coacciones y atropellos, obtuvo, no obstante, más de la quinta parte de los votos escru-tados ». Diario de Las Palmas, «Crónica», 22-IV-1896, p. 2. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 297 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... no arrastró ni un voto en las dos de Tijarafe, en la segunda de Mazo y en las únicas de Puntagorda y Garafía, marcando balances minúsculos en las dos de Los Llanos de Aridane y del Paso o en la única de Barlovento88. Los caciques hicieron de las suyas con el amparo del gobernador civil Castañón, generalizándose en la provincia los métodos coactivos antes, durante y después de las ceremonias electorales89. Habien-do obtenido el encasillado ministerial con los parabienes del grueso de la oligarquía tinerfeña, Poggio preservó hasta finales de siglo esta alianza con los antileonistas de la capital provincial90. La redacción del periódico El País de Santa Cruz de La Pal-ma, encabezada por su director José Tabares Sosa, declaró en el editorial de su pri-mer número: «nosotros creemos que La Palma ha descubierto en el Señor Poggio a su León y Castillo o a su Pérez Zamora»91. Las exageradas apreciaciones de los correligionarios en el palenque periodístico se toparon de bruces con la amarga realidad antes de cumplirse los dos años, cuando los conservadores probaron una medicina que administraban muy bien. El debutan-te Poggio había realizado una buena gestión durante casi un bienio y arrancó algu-nas importantes concesiones, sobre todo en el ramo trascendental de las carreteras o en las obras del faro de Fuencaliente, así que parecía disponer de bastantes créditos en orden a neutralizar las tendencias ministeriales por medio del clientelismo. Pero la victoria de 1896 bajo gobierno de Cánovas devino en derrota en 1898 con el de Sagasta, pese a que fuera originada por el fraude electoral. En los comicios del 27 de marzo tropezó con un cunero y liberal de postín, Tomás Montejo y Rica, catedráti-co de Derecho Procesal de la Universidad Central y ex diputado por Sevilla en 1886 y 189192. El portavoz de los conservadores tinerfeños, La Opinión, consideró el día 16 que estaba asegurado el éxito de su amigo político, el cual a pesar de todo no fue 88 En Santa Cruz optaron por Poggio 396 votantes frente a los 329 de Abreu. El aplastamiento rural que padeció este último fue extremado, con las excepciones referidas y las de Breña Alta y Puntallana, donde quedó prácticamente a la mitad del conservador. «Junta provincial del Censo Electoral de Ca-narias », BOPC, 6-V-1896, p. 2. 89 La Justicia de Santa Cruz de La Palma, debatiendo con el conservador La Defensa, rememoró el 5 de enero de 1900 las circunstancias de la primera elección de Poggio: «¿Tanto tiempo hace, o faltos de memoria cree La Defensa a los palmeros, que supone no han de recordar aquella causa instruida por haber sido raspado y enmendado, en ciertos documentos electorales, el número de los votos obtenidos respectivamente por los candidatos»/ Quines tal hicieron, al partido conservador de esta Isla pertene-cen, amigos son del colega, y es ridícula la palabra regeneración en los mismos labios que pidieron la absolución para aquel escandaloso hecho». Cit por Cirilo VELÁZQUEZ RAMOS, Alonso Pérez Díaz: un liberal para la Segunda República (1876-1941), Islas Canarias, 1993, p. 85. 90 El rotativo de Ulises Guimerá y Castellano saludó la victoria «completa» de su «estimado correligio-nario ». Unión Conservadora, Santa Cruz de Tenerife, «Resultado electoral», 17-IV-1899, p. 1. 91 «Nuestros propósitos», El País, Santa Cruz de La Palma, 28-VIII-1896, p. 1. 92 Nacido en Baeza (Jaén), será a continuación senador por Cuenca en 1903-1904, hasta ser designa-do de forma vitalicia para la cámara alta. En gabinetes de concentración, ocupó la cartera de Instruc-ción Pública con Dato en 1920 y con Sánchez Guerra en 1922. Entre sus publicaciones podríamos citar Las instituciones modernas para prevenir o resolver los conflictos entre patronos y obreros; discurso de in-auguración del curso 1911-1912 en la Universidad Central, Madrid, 1911. 298 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero tan optimista y vino expresamente desde Madrid a organizar la campaña93. La gace-ta republicana de la isla reconoció su «beneficiosa» labor y desacreditó al andaluz, «un desconocido para casi todos los electores palmeros»94. El combate de marzo de 1898 reafirmó que salía airoso quien más tretas aplicaba por contar con preeminentes muñidores. Según el recuento oficial, hubo un reñido choque entre las dos banderías y Montejo apenas ganó por 331 papeletas, un 6,4 por 100 de los votantes95. La menor abstención de todo el régimen de la Constitución de 1876 pareció dar verosimilitud a la intensidad de la refriega96. En realidad, todo se reducía a la mejor capacidad de engaño. Donde radicaron las mayores ventajas del ministerial fue evidente el embaucamiento. En la segunda sección de Los Llanos de Aridane no se permitió votar a muchos inscritos y el presidente de la mesa desesti-mó las protestas de los interventores de Poggio y amenazó con expulsarlos, negándose a dar certificación del escrutinio. De los 475 electores allí censados, pasaron en teo-ría por la urna 418, el 88,0 por 100, un porcentaje increíble teniendo en cuenta la dispersión del colegio por los pagos de Tazacorte, Todoque, Campitos y Manchas. A la ficticia participación siguió un arqueo muy peculiar: 405 votos para Montejo y 13 para Poggio. También en la segunda sección de Mazo (Tiguerorte), los liberales se despacharon a su gusto, espoleados por una presidencia que igualmente no entregó certificaciones, disolvió la mesa sin levantar las actas oportunas y marchó custodiada por una pareja de la Guardia Provincial97. Aquí fue repetido un puchero morrocotu-do, ya que los 157 sufragios de Poggio terminaron en cero y los 51 de Montejo en 328 por arte de magia98. Todo indica que similares jugarretas tuvieron lugar en las 93 Ya había visitado la isla entre agosto-septiembre del año anterior. VELÁZQUEZ RAMOS, 1999, p. 197. 94 «Larva fatal, funesta rémora de nuestro bienestar ha sido el cunerismo...» El Grito del Pueblo, 11-III- 1898, pp. 1-2. 95 Ironizando sobre la derrota del conservador palmero, estimará el diario de los liberales de Las Pal-mas: «Poggio, el famosísimo Poggio, a quien sus amigos habían llevado a la urnas diciéndole con el mayor convencimiento: ¡Tú serás diputado!, como decían las brujas a Macbeth: ¡Tú serás rey!, ha per-dido el acta./ Montejo, a quien El País llamaba un tal, ha tenido sobre el Mesías palmense, sobre el regenerador, sobre el salvador de papier marché, un triunfo completo./ Aquí lo más triste, señores, es que Poggio haya venido desde Madrid a presenciar su derrota». Diario de Las Palmas, «Datos electora-les. Los desengaños de Poggio», 31-III-1898, p. 2. 96 En las tres secciones de Santa Cruz hubo una corta ganancia a favor de Montejo (409 votos por 374), produciéndose casi un empate técnico en la primera del Paso. «Junta Provincial del Censo Electoral de Canarias», BOPC, 1-IV-1898, p. 3. 97 «El héroe de la jornada fue el presidente de la mesa. Para estos fregados no se hubiera conseguido otro más a propósito ni de encargo. (...) ¿Pueden darse cántaros más burdos, atropellos más escandalo-sos? » El Grito del Pueblo, «Basura electoral», 11-IV-1898, pp. 1-2. 98 Poggio sumó 174 votos en la primera sección de Mazo y 81 Montejo. Un quinquenio después, el semanario republicano de Hermenegildo Rodríguez Méndez brindó sobre el tarugo de Tiguerorte es-tas noticias: «Cuando aquello ocurrió, si no nos engaña la memoria, el Señor Poggio hizo llegar a su casa a uno de los campesinos que se habían prestado a las trampas y, prevalido de su estolidez, le obligó a confesar el delito a presencia de varios amigos, llevándole después a los tribunales y envolviéndole Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 299 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... Fuente: Elaboración personal a partir del Boletín Oficial de la Provincia de Canarias, el Índice de Diputados Históricos (1810-1977) e informaciones de prensa. * Más votos que votantes. en una causa criminal». El Heraldo, 28-IV-1903, p. 1. Sobre los altercados del municipio y la causa abierta contra el segundo teniente de alcalde Antonio Pérez de Paz y varios interventores, véase VE-LÁZQUEZ RAMOS, 1993, pp. 84-85 y 1999, p. 71. 99 Montejo apiñó en las primeras 358 votos por 129 de Poggio. En las segundas el reparto sería, res-pectivamente, de 171 y 52. Y en la tercera de 295 y 85. El conservador El País, que acusó de fraude a las autoridades tijaraferas, dio a conocer el 3 de abril dos escrutinios, uno favorable a Poggio que reputó verdadero y otro falso proclive a Montejo. PÉREZ PÉREZ, p. 60. dos secciones de San Andrés y Sauces y de Tijarafe o en la única de Puntallana99. Y la réplica de los conservadores puede verificarse en la primera sección de Los Llanos 300 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero (301 votos de Poggio contra 24 de Montejo), junto a las únicas de Braña Baja (204 frente a 55), Barlovento, Puntagorda y Fuencaliente100. El protegido de León y Castillo ocupó su sitial con estas trapisondas por menos de un año, desde el 19 de abril de 1898 hasta el 16 de marzo de 1899, figurando entre sus más importantes logros la reforma y ampliación del muelle de Santa Cruz101. No tardó en llegar el desquite de Poggio al expirar las efímeras Cortes del Desastre. En las legislativas del 16 de abril de 1899 se enfrentaron otra vez a cara de perro los dos conglomerados dinásticos, sacando a la luz en las fases previas toda su artillería pesada y convirtiendo al pueblo en «juguete de estos mercachifles políticos»102. A pesar de los intensos «trabajos de zapa» acometidos en la capital y en las áreas rurales, la elección supuso extrañamente «un verdadero modelo de legalidad», sin que se presen-taran protestas103. Poggio ganó por 628 votos de distancia. Los únicos triunfos del liberal se produjeron, por orden decreciente, en Puntallana (283 votos contra 92), la sección primera de San Andrés y Sauces, la única de Garafía y la primera del Paso. Mas el conservador lo barrió ante todo en las tres secciones de Los Llanos de Arida-ne (454 sufragios frente a 150), en las dos de Tijarafe y nuevamente en las únicas de Puntagorda, Barlovento y Breña Alta104. Si puede constatarse en el medio rural el dominio de núcleos de influencia específica para cada uno de los bandos, el peso del ministerialismo y las mudanzas consiguientes de los caciques variaban a menudo las orientaciones de los cómputos. A raíz de estas elecciones de 1899 se produjo la paulatina restitución del consor-cio sotomayorista con el leonismo de las Islas Orientales, que como vimos imperó durante el trecho de 1891-1895105. Unido a la facción conservadora de Dato, el ha- 100 Poggio se llevó 186 sufragios en Barlovento, 158 en Puntagorda y 180 en Fuencaliente. Y los res-pectivos de Montejo quedaron en 67, 35 y 89. 101 Véase El Heraldo, «Prometemos», 28-IV-1903, p. 1; cit. por Francisco J. MACÍAS MARTÍN, Prensa y nacimiento del movimiento obrero en Canarias. El caso de La Palma: El semanario La Voz del Obrero (1902-1904), Islas Canarias, 2001, p. 29. Otro autor atribuye a Poggio la nueva adjudicación de las obras del muelle en junio de 1900. MARTÍN GONZÁLEZ, pp. 106-107. 102 «Ambas agrupaciones realizan extraordinarios esfuerzos para llegar al colmo de sus aspiraciones; vién-doseles de aquí para allá, tanto de día como de noche, propalando de puerta en puerta inventos y ne-gros sofismas, para coartar la libre voluntad del ciudadano, con lo cual se vulnera la ley electoral y se escarnece la libertad del sufragio universal, cometiéndose un crimen de lesa patria». El Grito del Pue-blo, «Sueltos y noticias. La lucha electoral», 15-IV-1899, p. 2. 103 Así lo admitió el semanario republicano, que combatiendo siempre al cunerismo reconoció en Mon-tejo, «a fuer de imparciales, una rara excepción, cual es la de los servicios prestados a esta peña...» En cuanto a Poggio, celebró la elección del hijo del país, «por más que este candidato no sea verdadera-mente palmero, puesto que se halla patrocinado por los caciques de la Capital Provincial, una de las sultanas del Archipiélago...» El Grito del Pueblo, «Las elecciones», 23-IV-1899, p. 2. Este artículo pro-vocó un debate con La Justicia, periódico que a pesar de su proclamada independencia apoyó a los conservadores; en la cabecera tenía por divisa «Nada quiere con los políticos». 104 Además dominó en Santa Cruz con 420 papeletas contra 346. Las votaciones estuvieron más equi-libradas en el resto de los pueblos. «Junta Provincial del Censo Electoral de Canarias», BOPC, 21-IV- 1899, p. 2 y 1-V-1899, p. 3. 105 Los conservadores tinerfeños de La Opinión reconocían a mediados de abril y principios de mayo Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 301 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... bilidoso Poggio maniobró convenientemente para sacar mayores rendimientos a su papel de mediador con Madrid y semejante pauta lo arrojó en brazos del futuro marqués del Muni. Los delegados de León y Castillo en Las Palmas comprendieron al fin que Poggio disponía de sólidas apoyaturas en el distrito y era necesario el arreglo con «el Mesías» y los suyos. Esta connivencia entre los conservadores palmeros y los liberales grancanarios dejó en la estacada a la tertulia del doctor Abreu y García, que no estuvo por lo pronto dispuesta a permanecer inerme y asumir el purgatorio de las víctimas propiciatorias. Muy temprano volvió a la carga con el fin de evitar la plena consolidación del cacicato «sotomayorista-poggista», enfrentándose a sus nominales afines de la isla redonda. Ahora los liberales miraron circunstancialmente hacia Santa Cruz de Tenerife. Y descartado el recurso del herido Montejo, encontraron otra vez en las alforjas del cunerismo su mejor herramienta. La presentación del jefe liberal en 1896 no fue la receta de los opositores dinás-ticos a Poggio, que al calor todavía del botín de 1898 aplicaron igual fórmula cune-ra en 1901 y 1905, dando pie a que se les conociera como «partido cunerista». Acu-dieron en las dos oportunidades a una auténtica celebridad, emparentada con otra de más renombre y sobre todo de mayor calado político. Nos referimos al malagueño Aureliano de Beruete y Moret, sobrino de Segismundo Moret y Prendergast, doctor en Filosofía y Letras y famoso pintor; desde luego, bastante mejor dotado que Pog-gio con los pinceles. Don Aureliano había sido diputado a Cortes por Ciudad Real en el Sexenio democrático (1871 y 1872), y tres décadas después tenía ganas de vol-ver al ruedo parlamentario siguiendo los consejos del tío106. En su pugna original con Poggio en 1901, los cofrades de Abreu no pasaron de darle sino un 35 por 100 de los votos que allegó el descalabrado Montejo en la última pelea; más de un tercio de los mismos los aportó Puntallana, la exclusiva demarcación donde vencieron los li-berales y con autoridad (256 votantes contra 101)107. La abstención, no obstante, llegó con el 48 por 100 al nivel superior del periodo 1893-1914 (véase el cuadro IV). El mismo día de la elección, los compinches de Poggio montaron en Santa Cruz una manifestación y un mitin en su homenaje donde hicieron de comparsas algunos tra-de 1899 que habían perdido La Palma «para siempre», mencionando entre los colaboradores del leo-nismo en la provincia a Antonio Yanes. Cit. por NOREÑA, tº II, p. 24. 106 Nació en Málaga el 27 de septiembre de 1845 y en 1909 será secretario primero del Ateneo de Madrid. Los rectores occidentales del Archipiélago mostraron una tendencia a complacer a Moret. A su hijo Lorenzo Moret y Beruete lo hicieron diputado por la circunscripción de Tenerife en 1893-1896. 107 Detrás de los magníficos arqueos de Puntallana, sólo en Mazo y en Santa Cruz acabaron dignamente. Sus casillas permanecieron en blanco o con recuentos ridículos en las tres secciones de Los Llanos de Aridane, en las dos de San Andrés y Sauces y Tijarafe y en las únicas de Fuencaliente, Puntagorda y Barlovento. En estas elecciones aparecerán siete votos para el republicano Pedro Pérez Díaz. Francisco Abreu protestó varias actas en el escrutinio, contra-protestadas por el letrado José Cabrera López, de-cano del Colegio de Abogados de la capital insular. «Distrito de Santa Cruz de La Palma», BOPC, 27- V-1901, p. 2 y «Escrutinio general», Heraldo de La Palma, Santa Cruz de La Palma, 28-V-1901, p. 1. 302 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero bajadores108. Los periódicos de la cuerda entonaron alabanzas y vaticinaron la extin-ción liberal109. La paliza de 1901, la más severa encajada por los de Abreu desde el arribo de Poggio, desalentó a las cohortes liberales en los años siguientes. Cuando volvieron a la batalla en 1905 arrancaron un laurel muy poco honorable. El gobernador civil Juan Sáenz Marquina, sin autorización del gobierno, nombró delegados especiales, entre otros, al propio Abreu y al veterano Servando Pereira García, quienes desde finales de julio realizaron inspecciones en los ayuntamientos para disponer el campo debi-damente con todo lujo de arbitrariedades110. Desde las columnas de El Popular, su órgano de prensa, lanzaron furibundos dicterios hacia la dominación conservadora-leonina que fueron secundados por La Opinión y otros rotativos de Santa Cruz de Tenerife. En su Manifiesto al País del 6 de septiembre, firmado por 28 personalida-des, arremetieron contra el «vergonzoso pacto» León-Poggio, «cuyas concupiscencias y desatentadas ambiciones pudieran ser incubadoras de un crimen nacional»111. Las dos agrupaciones monárquicas desplegaron toda la panoplia de intimidaciones previas sobre el electorado campesino. Pero fueron los gubernamentales de Abreu quienes, llegada la elección, se exhibieron como más fervorosos adoradores de San Cántaro, igual que pasara en 1886 y 1898112. 108 La marcha, amenizada por la banda musical del Urcéolo Obrero, partió del muelle y recorrió las principales calles de la ciudad, portando al frente «una hermosa bandera» con el escudo de la isla y una inscripción que rezaba: «Los trabajadores agradecidos a Don Pedro Poggio y Álvarez», En el teatro ha-blaron Cristóbal Lugo y García, Félix Wangüemert y Poggio, Ubaldo Bordanova y José Cabrera Ló-pez. El Fiscal, Santa Cruz de La Palma, 3-VI-1901, p. 1. 109 «Aquí no hay más diputado que el patriótico Don Pedro Poggio y Álvarez», advertía con anteriori-dad Heraldo de La Palma, «Beruete y Moret», 30-IV-1901, p. 1. Y otro rotativo anunció después que «la reelección de Poggio ha sido la muerte política de la pequeña fracción que, apellidándose liberal, ha venido disputando el triunfo a aquel amigo, esperanza del porvenir y engrandecimiento de esta isla». La Defensa, 1-VI-1901, p. 1. 110 Los delegados «entran en los ayuntamientos, se incautan de los libros de contabilidad precintándo-los y sellándolos, no firman las actas de las sesiones que presiden como tales delegados, se niegan a consignar, en el expediente que instruyen, los descargos que formulan las corporaciones municipales, y nombran actuarios sin tener facultades para ello, con el fin de preparar las tropelías». Fénix Palmen-se, Santa Cruz de La Palma, «Montero Ríos y los Delegados palmeros» y «De El Tiempo. La política en La Palma», 28-VII-1905, p. 1; véase también «Preparando el terreno» y «Desde El Paso», 24-VII- 1905, p. 1, y «Una sesión borrascosa. O el desquiciamiento de un delegado», 26-VII-1905, p. 1. Las protestas y procesamientos a que dio lugar la visita de inspección de Pereira al ayuntamiento de Mazo, cuya corporación fue como otras reemplazada por orden gubernativa, son citadas por VELÁZQUEZ RAMOS, 1999, pp. 72-73. 111 «Manifiesto al País», El Popular, Santa Cruz de La Palma, 6-IX-1905, p. 1. Entre los signatarios, con Francisco Abreu en segundo lugar, sobresalen Eugenio Abreu y García, Pedro Cuevas Pinto y Fe-derico López Abreu, además de Juan Antonio Pérez Jaubert, director de El Popular. La afirmación de llevar nueve años alejados del poder mereció las burlas conservadoras, recordando que su jefe había sido diputado provincial hasta 1904 merced a «pactos o empalmes más o menos clandestinos» con los con-servadores. Fénix Palmense, 18-X-1905, p. 1. 112 El semanario republicano comentó que tanto los de Poggio como los de Beruete utilizaron «los chan-chullos, las coacciones y las amenazas». Aquéllos acusaron a éstos «nada menos que de ladrones, sin Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 303 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... Los atropellos de ambos grupos dejaron tras de sí un variopinto muestrario sobre los recursos caciquiles. Uno de los interventores de Poggio en la capital, el empleado Domingo Rodríguez Martínez, auxiliado a veces por el procurador Manuel Acosta González, adujo las presiones y coacciones del delegado del gobernador o la sustitu-ción de los presidentes legítimos de las mesas por alcaldes o ediles interinos, refirién-dose en la sección segunda de Mazo a las amenazas «de aumentar los impuestos» que efectuó «el elemento oficial»113. Mucho más reveladoras fueron las acusaciones que por los liberales formuló el doctor Abreu, quien apuntó sobre todo las intimidaciones conservadoras en Barlovento, Fuencaliente, Garafía y las dos secciones de Los Llanos y de Mazo: alcaldes, tenientes, algunos concejales, secretarios de los ayuntamientos y jueces municipales, acompañados de los guardas de montes, advertían a los electores que, de no votar por Poggio, se les iba a privar de las tierras y pastos del común o de los aprovechamientos forestales; a gravar con mayores cuotas en los repartimien-tos y con más elevadas multas a los contribuyentes deudores; a entorpecer los expe-dientes administrativos, los juicios de faltas o las causas criminales por talas clandes-tinas; a obstaculizar la atención médica; etcétera114. Los caciques se inventaron una abultada participación electoral, por encima del 70 por 100, en varias municipalida-des: en pro de Beruete en El Paso, Breña Alta y Puntagorda; a favor de Poggio en Fuencaliente. El choque de las influencias provocó las altísimas abstenciones de Ti-jarafe, Barlovento y Mazo. acordarse sin duda de que ellos han hecho también otro tanto, si no peor, en otras ocasiones». El Gri-to del Pueblo, «Actualidades. ¡Lo que llaman sinceridad!», 7-X-1905, p. 1. Frente a la campaña de El Tiempo y de otros «periódicos pactista-arrendatarios» de Tenerife, que informaban sobre un «contuber-nio » entre los liberales y los republicanos palmeros, los unos dirán de los otros al desmentir la noticia que eran «servidores platónicos del Sr. Salmerón», a quienes «se puede calificar de inofensivos». El Po-pular, «Los republicanos y nosotros», 30-IX-1905, p. 3. 113 Específicamente denunció que en Garafía «muchos electores que fueron a votar en favor de Don Pedro Poggio, desistieron de ello por la presión ejercida por el Delegado del Señor Gobernador que los amenazaba con prenderles y atarles, increpando a la Mesa en igual sentido y deteniendo [a] algu-nos Interventores acompañado de la Guardia civil». Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma (en adelante, AMSCLP), Año de 1905. Elecciones. Expediente de la elección de Diputados a Cortes celebradas en las Secciones de esta ciudad el 10 de Septiembre de 1905. Don Aureliano Beruete y Moret, Leg. 212, carp. 2. 114 En la sección primera de Mazo, «el Alcalde, Tenientes suspensos, Secretario y Guardas de Montes, el Juez y el Fiscal municipal, Médico titular, Inspector municipal y el Farmacéutico recorrieron los elec-tores induciéndoles con amenazas y coacciones a apoyar la Candidatura de Don Pedro Poggio, pues a los que no la apoyaron se les recargarían las contribuciones, se les impediría el aprovechamiento fores-tal, se les cobraría las medicinas a mayor precio que el fijado en el petitorio y no se les prestaría la atención Médica con la solicitud correspondiente y siempre que fuesen prestadas con moratoria serían a doble precio; y que los Alcaldes de Barrio vigilaban que los electores no cediesen a apoyar al Candi-dato liberal ofreciendo perseguirles, y que la mayoría de la Mesa impedía el voto de electores inscrip-tos y admitía los de otros no inscriptos». Véase también Teresa NOREÑA, «Canarias», en José VARE-LA ORTEGA (Dr.), El poder de la Influencia. Geografía del caciquismo en España (1875-1923), Madrid, 2001, p. 123. 304 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero Fuente: Acta de la Junta de escrutinio general en AMSCLP; véase nota 113. El escrutinio general que condujo el magistrado Abdón González de la Peña dio a Beruete una mayoría de 523 votos (2.632 por 2.109) tras enmendar o falsificar claramente varias certificaciones115. La comisión de actas del Congreso, en su dicta-men del 9 de marzo de 1906, estimó que habían sido enmendadas «en la letra y en el guarismo» las parciales de las dos secciones de la Villa del Paso por lo que respecta a Beruete, ya que Poggio aparecía en primer término con 60 votos en la primera y 34 en la segunda, mientras aquél figuraba detrás con 352 y 372, respectivamente; el «ganador» recopilaba 94 sufragios y el «perdedor» 724. Otro tanto ocurrió en la ter-cera sección de Los Llanos (Tajuña), donde el conservador encabezaba el recuento con 102 votos seguido del liberal con 200. Asimismo, las mesas de todas las secciones de Santa Cruz, Los Llanos, Mazo y Garafía se constituyeron ilegalmente, por haberlas presidido concejales interinos y no los propietarios116. En su considerando segundo, la comisión expresó que «las falsedades y enmiendas contenidas en las actas ya citadas, no permiten apreciar con exactitud la suma de los votos alcanzados por los candidatos que lucharon en este distrito», proponiendo en consecuencia la nulidad de la elección, como 115 Los datos de la Junta del Censo Electoral que publicó el Boletín Oficial no incluyeron los del Paso y Breña Baja. En Garafía señalaban 230 votos a Poggio y apenas cuatro a Beruete, mientras las vota-ciones respectivas en Mazo eran de 207 y 105. Un telegrama procedente de la capital palmera, difun-dido por la prensa provincial el mismo día del escrutinio, aireó algunas de las falsificaciones. BOPC, 18-IX-1905, p. 3 y Diario de Las Palmas, «Desde La Palma. Robando actas», 22-IX-1905, p. 2 y «Notas políticas. Después de la elección», 29-IX-1905, p. 2. 116 El dictamen señala que «aún cuando se dictó auto de procesamiento contra los mismos por supuestos delitos electorales, se dejó aquél sin efecto y se alzó la suspensión decretada, no siendo reintegrados en sus cargos, a pesar de haberlo solicitado, prolongando sus funciones los interinos indebidamente». Es-tas fueron las tareas acometidas por los delegados especiales del gobernador. Diario de las Sesiones de Cortes. Congreso de los Diputados, sesión del 9-III-1906, Apéndice 3º al Núm. 105. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 305 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... así se aprobó. Cuatro diputados presentaron inútilmente un voto particular para que Poggio fuera admitido117. Al elevar su protesta en el Senado, éste indicó que la justi-cia había sido «miserablemente hollada en la Isla de La Palma por una mano criminal»118; el cinismo de la desmemoria calló que sus gentes no militaban precisamente con ar-dor entre los justicieros. De todas formas, el retorno de Beruete a las Cortes resultó muy poco glorioso119. Este segundo revés, inducido por los llamados apostólicos tinerfeños de Domínguez Alfonso y por la «mano pecadora» del gobernador liberal, no deparó a Poggio impor-tantes contratiempos. Dos semanas más tarde era elegido senador por Canarias jun-to a los liberales León y Castillo y el duque de Híjar, a quienes votaron por unani-midad los 80 compromisarios y los 19 diputados provinciales asistentes a la sesión120. La legislatura de 1905-1907 la pasó en la Cámara alta y no perdió así ni un ápice de sus valimientos en el distrito, gracias a la reacción producida ante el «robo» a fa-vor de Beruete. Para los liberales palmeros significó una victoria pírrica, que los des-acreditó enormemente en la isla y les hizo perder de modo definitivo la privanza del sobrino de Moret121. Los conservadores emprendieron enseguida una amplia reorga-nización en la asamblea del 16 de octubre de 1905, poniéndose al frente de la mis-ma un comité insular de 22 miembros que presidió el multifundista Miguel de So-tomayor y Fernández de la Peña, llevando por vicepresidente al gran comerciante Manuel Yanes Volcán, otra de sus figuras legendarias; el tesorero fue Juan Lozano y Lozano, concejal capitalino y presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Na-vegación122. Nadie le discutió el acta de diputado a Cortes a Poggio en las generales 117 Apreciaban que sólo en la segunda sección del Paso «se ve claramente el aumento de 300 votos a favor del Señor Beruete». Los firmantes eran Juan de la Cierva y Peñafiel, Lorenzo Domínguez Pas-cual, Antonio García Alix y el marqués de Figueroa. Diario de las Sesiones de Cortes. Congreso de los Di-putados, Sesión del 9-III-1906, p. 3215 y Apéndice 4º al Núm. 105. 118 Años después expondría el «Órgano del Partido Republicano» de Santa Cruz de La Palma que «para derrotar al candidato conservador, pusieron en práctica sus adversarios los procedimientos más ilega-les, punibles y escandalosos, entregándole como resultado de ellos al Señor Beruete una de las actas más asquerosas que han llegado al Congreso, acta que hizo que el Señor Beruete retirara su confianza a los que con tal engendro quisieron obsequiarle». Germinal, «Hagamos historia. VI», 13-III-1909, p. 1. 119 «La obra de Sáenz Marquina. El acta de La Palma», Diario de Las Palmas, 27-III-1906, p. 1. 120 Al día siguiente, la prensa liberal y republicana tinerfeña se rasgó las vestiduras, mientras la conser-vadora y la casi totalidad de la grancanaria saltaban de contento. Véase Marcos GUIMERÁ PERAZA, El Pleito Insular, Santa Cruz de Tenerife, 1976, p. 237 y «Elección de Senadores», Diario de Las Pal-mas, 25-IX-1905, p. 1. En la elección de Poggio tuvo un papel destacado Manuel Yanes Volcán, el cual «embarcó a Tenerife con el exclusivo objeto de trabajar cerca de sus amigos» y obtuvo su «decidido y eficaz apoyo». Diario de La Palma, «Para Diario de Las Palmas. Respuesta, IV», 4-VII-1916, p. 1. 121 Uno de sus primeros servicios fue hacer alcalde de real orden de Santa Cruz de La Palma al liberal Federico López Abreu, abogado y «acaudalado propietario». El Popular,»Ya empiezan los desengaños», 30-XII-1905, p. 1. 122 Entre sus vocales figuraron los diputados provinciales Pedro Miguel de Sotomayor y Pinto y Ma-nuel Lorenzo Mendoza, además de Cristóbal Lugo y García y Joaquín Poggio y Álvarez. «La asamblea de los conservadores», Fénix Palmense, 17-X-1905, p. 1. 306 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero de abril de 1907, algo que no le había ocurrido hasta entonces. La abstención rela-tivamente baja, menor en todo caso que en las dos próximas convocatorias con lu-cha, demostró que las dos facciones dinásticas trabajaron por su vuelta al Congreso y estaban dispuestas a entenderse, si bien más de la mitad de los electores se abstu-vieron en Santa Cruz (57,7 por 100), El Paso (53,6 por 100), Mazo (52,7 por 100) y Breña Baja (50,4 por 100)123. Unos desganados caciques no tuvieron necesidad de hacer de las suyas en todas las demarcaciones124. Ni siquiera en 1903, cuando barrió al republicano Pedro Pérez Díaz, almacenó Poggio una cosecha electoral tan abun-dante, que no volvió a repetirse. En vísperas electorales anidó una crisis conservadora que franqueó el arreglo en-tre sotomayoristas y abreuístas, así como el brote de otro grupo liberal125. A finales de marzo de 1907, en efecto, pretendió unirse a las filas de Sotomayor-Poggio el clan del rico comerciante, banquero y consignatario Juan Cabrera Martín, el ex canovista al que hemos visto pasarse a los liberales en 1892, integrado por los «nuevos elemen-tos » que procedían también del liberalismo: sus hijos José y Juan Antonio Cabrera Martín, su nieto Juan Cabrera González, su yerno Pedro Cuevas Pinto y su consue-gro Augusto Cuevas Camacho, que siguió la misma senda del patriarca desde que renunció a sus amores republicanos126. Otro de los típicos pleitos caciquiles, a me-nudo marcados por connotaciones familiares, dividió a los conservadores. Los que rechazaros esos fichajes se agruparon alrededor del histórico Manuel Yanes Volcán, cuya cabeza visible será su yerno Julián Van Baumberghen Bardají, médico y Subde- 123 Por debajo de la abstención media del 37,3 por 100 se situaron casi todos los demás municipios: San Andrés y Sauces con el 16,4 por 100, Garafía con el 17,6 por 100, Los Llanos con el 20,1 por 100, Barlovento con el 20,4 por 100, Puntagorda con el 27,8 por 100, Puntallana con el 27,9 por 100, Fuencaliente con el 29,2 por 100 y Breña Alta con el 32,9 por 100. Sólo en Tijarafe la superó con el 40,0 por 100. En la capital hubo seis republicanos que dieron dos votos a Alejandro Lerroux y uno, respectivamente, a Nicolás Salmerón, Benito Pérez Galdós, José Nakens y Pedro Pérez Díaz. AMSCLP, Elección de Diputados a Cortes. Acta de la Junta de Escrutinio. Año de 1907. Elecciones. Expediente de la elección de Diputados a Cortes celebradas en las Secciones de esta ciudad el 21 de Abril de 1907. Don Pe-dro Poggio y Álvarez. 124 La Junta del Censo Electoral asignó a Poggio 5.240 sufragios, doce menos de los que constaron en la certificación que llevó al Congreso. BOPC, 29-IV-1907, p. 3. El redactor de Diario de Avisos e ínti-mo de Poggio, el ex liberal Pedro José de las Casas Pestana, fue nombrado en septiembre vocal de esa Junta. 125 Incluso algunos de los inscritos en el censo republicano de Santa Cruz tomaron parte en «la cuerda electoral formada por los señores Cabrera Martín, liberales dinásticos, que fue de colegio en colegio vo-tando por el candidato conservador» a los pocos días, con la finalidad de «hacer un alarde de fuerza como mérito para su solicitado ingreso en el partido conservador leonino poggista». Germinal, «Haga-mos historia. V», 20-II-1909, p. 1. 126 Véanse Manuel DE PAZ, Wangüemert y Cuba, tº I, Santa Cruz de Tenerife, 1991, pp. 76-77 y «De política local. La descomposición de un partido», Germinal, 5-IX-1908, pp. 1-2. El abogado Pedro Cuevas Pinto, hijo de Augusto Cuevas Camacho y de María de las Nieves Pinto de Guisla y Poggio, casó con Josefa Cabrera Martín, hija de José Cabrera Martín y de Rafaela Martín Cabrera. Dirigió de hecho El Pancista en 1898 y Diario de Avisos en 1899-1901. RÉGULO (ed.), tº II, pp. 821-822 y PÉ- REZ GARCÍA, 1985, p. 61. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 307 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... legado de Medicina127. La asamblea insular del 24-26 de julio de 1908 fue animada ante todo por los republicanos y por este segmento conservador, alimentando clara-mente una intencionalidad de renovación política bajo las demandas de reformas eco-nómicas o culturales. Por eso le declararon un boicot abierto los mandamases con-servadores, que apreciaron en la convención una desautorización implícita hacia los quehaceres de Poggio128. El 30 de agosto se reunió un cenáculo de los disidentes que culpó del «estado anárquico» del partido a cuantos abrazaban a los liberales dinásti-cos, eligiendo un «comité familiar» cuya presidencia de honor recayó en Yanes y la efectiva en Van Baumberghen129. Este último viajó a Madrid para recabar el plácet de la jefatura nacional: partió siendo conservador de Maura y tornó a los quince días como liberal de Moret130. La supuesta regeneración del conservadurismo palmero ter-minó abonada al otro tinglado del sistema porque el gobierno despreció las bromi-tas a Poggio. El matrimonio de conveniencia entre los conservadores de Sotomayor-Poggio y los liberales dinásticos de los hermanos Abreu se consumó el 21 de septiembre de 1908 en un pequeño cónclave emplazado en el Real Nuevo Club de Santa Cruz de La Palma. Por los unos asistieron Tomás de Sotomayor y Pinto, Joaquín Poggio y Álva-rez y Manuel Lorenzo Mendoza (diputado provincial); por los otros Francisco y Eu-genio Abreu y García, Manuel López Morales y Manuel Luján Abreu. Los «nuevos elementos» de los Cabrera-Cuevas, otrora entusiastas de Montejo y Beruete, festeja-ron la conferencia con un alarde pirotécnico y el 1 de noviembre acogieron a los notables de las dos banderías en el amplio escritorio de la empresa familiar131. Así nació otro de los pactos entre los borbónicos palmeros, tras más de una década de rifirrafes con pocos intervalos de calma. Si Poggio fue hasta entonces la manzana de 127 Nacido en La Habana en 1876, casó el 7 de febrero de 1904 con Emma Yanes Carrillo, hija de Manuel Yanes Volcán y de Emilia Carrillo Massieu. Véanse PÉREZ GARCÍA, pp. 177-178 y TOLE-DO TRUJILLO y HERNÁNDEZ DE LORENZO MUÑOZ, pp. 300-301. 128 Véase «La Asamblea Insular palmera», El Presente, Santa Cruz de La Palma, 28-VII-1908, pp. 1-2 y 13-X-1908, pp. 1-2; «La Asamblea Insular», Germinal, 28-VII-1908, p. 1 y El Porvenir del Obrero, Santa Cruz de La Palma, 1-VIII-1908, p. 1. Confróntese DE PAZ, pp. 64-65. 129 Entre los vocales se encontraron el antiguo liberal Juan Bautista Fierro y Vandewalle, Cristóbal Lugo y García y José Vandewalle y Pinto. «Los conservadores», La Razón, 31-VIII-1908, p. 3. 130 El portavoz de los conservadores leoninos de Tenerife criticó la rebelión contra Poggio. «La política palmera. Ligeras observaciones» (de El Tiempo), Isla de La Palma, Santa Cruz de La Palma, 24-X-1908, p. 1. 131 La casa del banquero Juan Cabrera Martín, establecida en 1864 y apoderada en la isla de London Assurance Corporation y de Lloyd Andaluz, laboró como consignataria de buques (Compañía Trasat-lántica y Compañía de Vapores Interinsulares Canarios), comisaria de averías, agencia de seguros, su-ministradora de materiales de construcción y comerciante en general, con las representaciones de las máquinas de coser Singer Medium, Brasileira y Sasonia. La empresa contó también con la fábrica de tabacos Africana (puros, cigarrillos y paquetes de picadura), distribuyendo el guano Palma. Al parecer se había decidido inicialmente excluir del pacto a esta cuadrilla. «Noticias y comentarios», Germinal, 3-X-1908, pp. 2-3 y 2-XI-1908, p. 3. 308 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero la discordia, ahora la mira estribaba en convertir a Poggio en «diputado vitalicio» o en garantizar su reelección sin traumas por veinte años. Las soflamas contra el mar-qués del Muni, tan frecuentes en El Popular, pasaron seguidamente a mejor vida en las páginas de El Nudo, nuevo portavoz de aquel liberalismo bajo la batuta de Ma-nuel Santos Rodríguez. Un mitin republicano del 4 de noviembre alertó sobre los peligros de esa amalgama devota del caciquismo leonista132. El día 21 instituyeron Van Baumberghen y los suyos el Partido Liberal Palmero en otro acto público. Más de la mitad de los integrantes de su primer comité habían pertenecido al homónimo de la reorganización conservadora de octubre de 1905133. Al poco dispusieron los liberales sevillanos de comités locales en Puntallana, Breña Baja y otras poblaciones, y luego de las municipales de 1909 de minorías en los ayuntamientos de Santa Cruz, Pun-tallana, El Paso, Breña Baja, Fuencaliente, Barlovento y San Andrés y Sauces134. La rápida expansión emanaba de sus palancas caciquiles135. Imitando a la Unión Patriótica de Tenerife y en el contexto del bloque de izquier-das de Moret, los liberales de Van Baumberghen y los republicanos de Hermenegil-do Rodríguez Méndez establecerán a principios de 1909 una alianza que se mantu-vo al menos hasta 1914136. La hegemonía en ella correspondió siempre a los sevillanos, un apodo despectivo que remitía a las falsas monedas de a duro que en esas fechas circulaban por la capital andaluza; aquellos conservadores de ayer, se quería decir en este caso, eran hoy unos aparentes liberales137. Después de concurrir ligadamente con regular fortuna a las elecciones municipales y provinciales de 1909, los opositores al pacto o «bloque patriótico» presentaron en las legislativas de 1910 al ex conservador 132 «El Mitin del Miércoles», Germinal, 7-XI-1908, pp. 1-2. Los antidinásticos dirán después que el pacto entrañaba «una inmoralidad y una desvergüenza». Germinal, «Hagamos historia. VII», 20-III-1909, p. 2. 133 Se trató de los vicepresidentes José Vandewalle y Pinto, primer teniente de alcalde de Santa Cruz, y de Juan Lozano y Lozano; y de los vocales Manuel Castro Cabrera, Juan Guerra Rambla, Blas San-tos Hernández y Ezequiel Pérez Rosa, segundo teniente de alcalde capitalino. «El mitin de constitu-ción del Partido Liberal Palmero», Tierra Palmera, Santa Cruz de La Palma, 2-XII-1908, pp. 2-3; «Mitin de los liberales», Germinal, 23-XI-1908, pp. 2-3, y El Látigo, Santa Cruz de La Palma, 16-XII-1908, p. 1. 134 Su vocero primitivo fue el semanario Tierra Palmera desde el 2 de diciembre de 1908 bajo las di-recciones sucesivas de Manuel Castro Cabrera y José F. Fierro Hernández, sustituido al cabo por La Razón. Julián VAN BAUMBERGHEN, «Política palmera. De una entrevista. Comunicado», La Razón, 15-I-1910, pp. 2-3. 135 Isla de La Palma, «Semanario defensor de los intereses generales del país», que dirigía Pedro José de las Casas Pestana, pasó a intitularse desde el 7 de marzo de 1909 «Órgano del Partido Liberal-Con-servador de esta isla», como respuesta a la escisión de los de Tierra Palmera. Juan RÉGULO PÉREZ, Los periódicos de la isla de La Palma, Separata de la Revista de Historia, Núm. 84, La Laguna de Tene-rife, 1948, pp. 48-49. 136 La junta directiva republicana se adhirió a esta política el 9 de enero. «Hagamos historia. VII», Germinal, 20-III-1909, p. 2. 137 La exclamación ¡Eres más falso que un sevillano! corría de boca en boca por aquellas fechas. Debo esta explicación al abogado palmero Carlos Lugo Sosvilla. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 309 ISSN 1698-014X Escaños de muy pocos o Poggio sobre todo. Las elecciones de diputados a Cortes... y liberal de última hora Julián Van Baumberghen, que a pesar de sus trajines y del abrigo tinerfeño de Domínguez Alfonso no atrapó el reconocimiento oficial de Mo-ret ni de Canalejas138. El presidente liberal local se quedó por debajo de las marcas de otros competidores monárquicos de Poggio, si bien hay que anotar la extraña cir-cunstancia de que fueran para un candidato inexistente, Tomás Brito Rodríguez, los 242 sufragios (el 4,5 por 100 del total) que en el bastión disidente de Puntallana señalaron la única derrota municipal del conservador (véase cuadro V). En Puntagor-da, Tijarafe, Breña Alta, Garafía y Mazo, las votaciones de Van Baumberghen caye-ron en la insignificancia, alcanzando niveles superiores al 20 por 100 en los munici-pios con minorías liberales locales en los ayuntamientos139. Hay indicios suficientes para colegir la grima republicana a balotear por el socio monárquico, por muy anti-leonista que se mostrase140. El portavoz liberal local dedujo que los palmeros eran «seres en su mayoría petrificados por la ignorancia y el servilismo»141. 138 La ostentación de oficialidad del manifiesto liberal sevillano del 19 de febrero de 1909 fue desmen-tida por los de Abreu multitud de veces. «El Excmo. Sr. D. Segismundo Moret y el Partido Liberal Pal-mero », Tierra Palmera, 24-II-1909, p. 1 y «Partido Liberal Dinástico de la isla de La Palma», El Nudo, Santa Cruz de La Palma, 15-I-1910, p. 2. 139 La contribución de Van Baumberghen al rescate del expediente sobre la independencia municipal de Tazacorte le valió 58 votos en esa tercera sección de Los Llanos, a los que siguieron de cerca los 53 de la cuarta (Tajuya). Sobre el proceso de emancipación de aquella localidad véase Juan Carlos DÍAZ LORENZO, Tazacorte. Un puerto entre dos siglos, Canarias, 2003, pp. 49-51. 140 Aparte de los inéditos 47 votos en blanco (31 en la capital insular), se computaron tres a Nakens, uno a Lerroux y otro a Pérez Galdós. «Elección de Diputados a Cortes», BOPC, 23-V-1910, pp. 1-4. 141 En polémica con el semanario liberal dinástico El Nudo, la «cotorrita franciscana». «De elecciones. Después de la lucha», La Razón, 14-V-1910, pp. 1-2; y «La elección del domingo» y «Resultado de la elección», El Nudo, 14-V-1910, p.1. Fuente: «Elección de Diputados a Cortes», BOPC, 23-V-1910. (*) 242 votos para Tomás Brito Rodríguez, el 88,0 por 100 del municipio. 310 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) Agustín Millares Cantero Los republicanos palmeros estaban prácticamente circunscritos a la capital y des-de 1881 brillaron por su ausencia en las lides electorales hasta 1903. La «Gran» Unión Republicana de este año estimuló un relanzamiento tras la asamblea del Teatro Líri-co de Madrid y la elección el 1 de abril de un comité presidido por el médico Juan Antonio Martín Cabrera, veterano dirigente que ya liderara a los progresistas de Ruiz Zorrilla142. De acuerdo con las disposiciones de la jefatura nacional, el bisoño orga-nismo antidinástico terció en las elecciones del 30 de abril para hacer recuento de sus fuerzas. El candidato investido fue Pedro Pérez Díaz, abogado y oficial del Consejo de Estado, yerno de Salmerón y hermano de uno de los promotores que aquella re-organización que involucró a unitarios, federales y radicales. En unas pocas semanas, los hombres del doctor Martín celebraron al menos dos mítines, en Santa Cruz y en Tazacorte, localidad esta última donde contaban con otro comité143. Los 85 votos que oficialmente tuvo Pérez Díaz, el 1,6 por 100 de los votan |
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