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Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 185 1. INTRODUCCIÓN La isla de La Palma estaba compartimentada a finales del siglo X V, poco antes de la lle-gada de los conquistadores castellanos, en 12 cantones independientes que, fundamen-talmente en la mitad norte de la isla, vienen a coincidir, prácticamente, con los actuales municipios. Las fuentes etnohistóricas nos ofrecen muy escasos datos sobre Puntallana. La única re f e rencia conocida nos la pro p o rciona J. Ab reu Ga l i n d o1 quien, a la hora de descri-bir los diferentes señoríos prehispánicos, hace una escueta mención a este territorio: El sép-timo señorío y térm i n o, Tenagua hasta el término de Adeyahamen, y era señor At a b a ra. La cita anterior nos aporta muy poca información sobre los límites territoriales del bando de Tenagua. Sólo podemos inferir que se situaba entre Tedote al sur (actuales municipios de Sa n t a LAS MANIFESTACIONES RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PUNTALLANA (LA PALMA): UNA APROXIMACIÓN A LA PREHISTORIA DEL CANTÓN DE TENAGUA. Felipe Jorge Pais Pais* – Francisco Herrera Garcíaa Resumen: El municipio de Puntallana posee un interesante patrimonio arqueológico que, has-ta la fecha, no había sido analizado de una forma global. En este artículo, centrado en la peculiari-dad de sus manifestaciones ru p e s t res, se hace asi-mismo re f e rencia a los elementos asociados a la actividad pastoril de cumbre, a los enclaves de ca-rácter sepulcral o al modo en que se organizó la vida cotidiana en los lugares de habitación perma-nentes, partiendo del análisis de un amplio nú-m e ro de enclaves diseminados por lo que una vez fue conocido como cantón de Tenagua. Palabras clave: Manifestaciones rupestres, pastoreo estacional, yacimientos arqueológi-cos, necrópolis, cueva, barranco, amontona-miento de piedras. Abstract: This essay focuses on the descrip-tion of several archaeological sites located in Puntallana, an area on the east side of La Pa l m a . He re for the first time a compre h e n s i ve survey is o f f e red of the pre h i s t o ry of this municipality. Ap a rt from giving a detailed account of the spe-cial features of its rupestrian art, we also include re l e vant re f e rences to features associated with sea-sonal upland pasturing, burial sites and the way daily life was organized in the permanent dwe l-lings. Our analysis is based on the study of nume-rous sites which are spread throughout the lands which once we re known as “Canton of Te n a g u a”. Key words: Rupestrian art, seasonal pastu-ring, archaeological sites, cemetery, cave , ravine, stone piles. * Dr. en Prehistoria. Jefe de Sección de Patrimonio Histórico y Arqueología del Exc m o. Cabildo Insular de La Pa l m a . a Arqueólogo especialista en arte rupestre. 1 ABREU GALINDO, J. DE: Historia de la conquista de las siete islas de Canaria, pág. 268. Santa Cruz de Tenerife, 1977. 186 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García Cruz de La Palma, Breña Alta y Breña Baja), con una línea divisoria establecida en Barranco Seco y Ad e y a-hamen (San Andrés y Sauces) al norte, cuya fro n t e r a debió emplazarse en el cauce del Barranco de La Fu e n t e , uno de los ramales del Barranco Hondo-La Galga y al cual se une cerca de su desembocadura. Si esta hipótesis fuese cierta, podemos afirmar que Tenagua fue uno de los cantones más pequeños de la antigua Be n a h o a re , aunque ello no implica, necesariamente, que sus re c u r-sos naturales (pastizales, fuentes, cuevas, etc.) fuesen limitados, sino más bien todo lo contrario, tal y como t r a t a remos de demostrar a lo largo de este trabajo. Precisamente, el topónimo Te n a g u a podría estar relacionado con la abundancia de uno de los elementos fundamentales a la hora de explicar la concentración de los benahoaritas en determinadas zonas, puesto que algunos datos pare c e n indicar que el mismo hace re f e rencia a la riqueza hídrica de este territorio. En este sentido, Ga s p a r Fru c t u o s o2 nos ofrece una valiosa información a este re s p e c t o : «… Tenagua, donde hay una fuente de buena agua que nace en tierra llana, entre unas lajas movedizas… La tierra es tan profunda y arcillosa, que por mucha agua que llueva, toda la embebe, y por eso se llama (según creo) Tenagua, o porque hay en torno cuatro o cinco fuentes hasta llegar al Barranco de Santa Lucía.» En la actualidad, se sigue conservando el topónimo de Tenagua, haciendo referencia a un caserío del municipio de Puntallana, así como a una elevación del terreno. Sin embargo, se conserva otro nombre, más antiguo que el proporcionado por J. Abreu Galindo, que aparece en un acta notarial redactada en la Villa del Real de Las Palmas (Gran Canaria), fechada el 27 de agosto de 1495 (apenas dos años después de la con-quista castellana), en la que se hace referencia al bando de Candagua3: «… e las otras treynta ánimas tomaron en La Galga, dentro en el vando de Candagua, y que saben que eran de los de guerras del propio vando de Candagua … que los tornaron a la dicha ysla de La Palma e que a la sazón este testigo estaba en La Gomera e que después de ésto fue de armada a la dicha ysla e que ayudó a tomar de los propios esclavos que asy se boluieron a la Punta Llana…» 2 FRUCTUOSO, G.: Las Islas Canarias (de «saudadec da Terra»), pág. 122. La Laguna, 1964. 3AZNAR VALLEJO, E.: La conquista en primera persona: las fuentes judiciales. Actas del XII Coloquio de Historia Canario-Americana (1996), pp. 363-394. Las Palmas, 1998. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 187 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) Con toda probabilidad, se trata del mismo topónimo y su diferencia se debe a la mala transcripción del nombre, lo cual es bastante habitual en la gran mayoría de las crónicas de la conquista, donde una misma palabra puede ser escrita de dos o más formas muy parecidos entre sí. Por último, otros datos muy interesantes sobre esta zona de la isla los encontramos reseñados en un episodio4 que se desarrolla en algún lugar de las costas de Tenagua y que, a pesar de su ambigüedad y brevedad, nos proporciona indicios sobre las relaciones que mantenían entre sí los diferentes cantones: «Los vasallos de la isla del Hi e r ro, aunque no por vengar la muerte de su señor Gu i l l é n Peraza, sino con codicia de la presa que en esta isla se hallaba de cueros y sebo, solí-an muchas veces pasar de la isla del Hi e r ro a la de La Palma, a cautivar palmeros y robarles los ganados. Y entre otros saltos que dieron, fue uno en el término del capi-tán At a vara, donde al presente dicen la Puntallana; y cautiva ron al capitán Chentire , que a la sazón había pasado con su ganado. Pe ro, después de preso, con solo un brazo que tenía, como habemos dicho, se desasió de ellos y se les huyó. Visto por los cris-tianos que aquel palmero se les había ido y que, si apellidaba la tierra, no les iría bien ni harían presa, se embarc a ron luego y fueron más abajo, a dar otro salto, en el tér-mino y señorío de Juguito y Ga rehagua, que fue en Ti g a l a t e … » El interrogante principal que plantea esta cita textual es averiguar qué hacía Chentire, señor de Ahenguareme (actual municipio de Fuencaliente), tan al norte de sus dominios y acompañado de sus ganados. Evidentemente, una «invasión» de este tipo sólo sería posi-ble con o sin el consentimiento de Atavara, capitán de Tenagua. En el primer caso, se tra-taría de relaciones amistosas y aceptadas, aunque desconocemos a cambio de que con-trapartidas se permitía el aprovechamiento de los pastizales que, quizás, podrían hacerle falta más adelante a las gentes de su propio cantón. Se podría pensar en algún tipo de acuerdo económico (trueque, cesión de cabezas de ganado), simple amistad, lazos de parentesco entre ellos o, simplemente, que la abundancia de pastos en Tenagua era tal que podían facilitar su explotación a los vecinos. Sin embargo, tampoco podemos des-cartar la hipótesis de que nos encontremos ante una más de las frecuentes escaramuzas y guerras en que se vieron implicados los diferentes bandos prehispánicos de la isla. Y poco más sabemos. Como si de un oscuro vaticinio se tratara, hemos de decir que tal parquedad de datos se corresponde con la escasez de estudios científicos que sobre esta zona hay referidos a la etapa anterior a la conquista, los cuales se han limitado a mono-grafías de unos pocos yacimientos que por su singularidad y el interés de los elementos hallados fueron citados por aquellos investigadores que centraron sus trabajos en el terri- 4 ABREU GALINDO, J: Historia de la Conquista de las Siete Islas de Canaria, pág. 278. Santa Cruz de Tenerife, 1977. 188 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García torio insular palmero, pero que en ningún caso afrontaron el reto de articular un estu-dio global sobre el antiguo señorío de Tenagua. Hemos de precisar que tampoco es esta nuestra intención con el presente artículo, pues un trabajo de este tipo requiere de un espacio mucho más amplio y de unos datos que a día de hoy no tenemos. No obstante, con la excusa de analizar las manifestaciones rupestres de la zona, trataremos de estruc-turar diversos elementos y cuestiones relacionadas con la etapa prehispánica en el actual municipio de Puntallana. 2. HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA Las primeras noticias que con carácter científico podemos atribuir al territorio pun-tallanero nos fueron proporcionadas por el Dr. Mauro Hernández Pérez5, quien, en 1972, daba a conocer la existencia de numerosas cuevas naturales de habitación en las márgenes del Barranco de Nogales, en concreto cerca de su desembocadura, destacando en particular la abundancia de lascas de basalto que podían observarse en superficie. Este mismo investigador, en un trabajo posterior6, fue el descubridor de la extraña estación de grabados rupestres situada en la margen derecha del Barranco de Nogales, si bien su ubicación exacta era muy imprecisa, ya que sólo nos apunta que se encuentra muy cerca de la desembocadura del barranco. El Dr. Ma u ro He r n á n d ez Pérez7 también fue el autor del hallazgo de una estación de grabados ru p e s t res de tipo geométrico localizada en la zona de Piedra Llana, que es la cota altitudinal más elevada de este municipio, ya en los bordes de La Caldera de Ta b u r i e n t e . En 1977, los Dres. Ma u ro He r n á n d ez Pérez y Dimas Ma rtín Socas, adscritos a la Un i versidad de La Laguna, lleva ron a cabo una exc a vación arqueológica en una intere s a n-te necrópolis situada en la margen izquierda del Barranco del Espigón, al norte de la zo n a de Ma rtín Luis. Desgraciadamente, y a pesar de la gran cantidad de restos humanos que se d e s c u b r i e ron, entre ellos la única momia que se conoce en la etapa prehispánica palmera, sólo contamos con una pequeña re f e rencia sobre los hallazgos, y sobre los que nos deten-d remos en otro apartado, que aport a ron por primera vez datos objetivos acerca de las prác-ticas funerarias llevadas a cabo por los primitivos habitantes de La Pa l m a . Las prospecciones arqueológicas más intensivas que, hasta el momento, se han desarro l l a-do en este municipio se lleva ron a cabo durante los años 1986, 1987, 1988 y 1990–92 duran-te la realización del In ve n t a rio Etnográfico y Arqueológico del Pa rque Nacional de La 5 HERNÁNDEZ PÉREZ, M.S.: Contribución a la Carta Arqueológica de la Isla de La Palma (Canarias), «Anuario de Estudios Atlánticos», XVIII, pág. 606. Madrid-Las Palmas, 1972. 6 HERNÁNDEZ PEREZ, M. S.: La Palma prehispánica, pág. 50. Las Palmas de Gran Canaria, 1977. 7 Idem. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 189 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) Caldera de Ta b u ri e n t e, que fue enteramente financiado por el entonces I C O N A ( Instituto para la Conserva-ción de la Na t u r a l eza). Los trabajos fueron dirigidos por el Dr. Felipe Jorge Pa i s Pais y, en las tres primeras campañas, también part i c i-pó D. Domingo Acosta Fe-lipe. En la segunda y terc e r a fases interv i n i e ron, además de los dos inve s t i g a d o res re-señados anteriormente, Dª. María del Carmen Ga rcía Ma rtín y D. Francisco de La Ro s a A r rocha. Durante estos trabajos se descubrieron, a pesar de que Puntallana es el municipio que cuenta con un sector de cumbre más estrecho, una gran cantidad de interesantes con-juntos prehispánicos entre los que sobresalen algunas estaciones de grabados ru p e s t res geo-métricos, un amontonamiento de piedras y numerosos conjuntos pastoriles (campamentos, abrigos y paradero s ) . En 1998 el Exc m o. Cabildo Insular de La Palma encargó al Centro Internacional para la conservación del Patrimonio (C I C O P) la redacción del Plan Insular de Pa t ri m o n i o Hi s t ó rico de la isla de La Pa l m a. La parte de Arqueología fue realizada por Felipe Jo r g e Pais Pais y en ella incluimos los principales conjuntos prehispánicos que, hasta entonces, se conocían de Puntallana, como los de Piedra Llana, Lomo Pablo y Barranco del Espigón. En este trabajo se incluyen datos sobre las características de los yacimientos, su estado de c o n s e rvación y se establecen una serie de propuestas para su protección y conserva c i ó n . En el año 2000 la Dirección General de Patrimonio Histórico de Canarias contrató al Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP) para la elabora-ción de la Actualización de la Carta Arqueológica de la Isla de La Palma. En este estu-dio no se trataba de realizar nuevas prospecciones arqueológicas, sino de reunir en un único documento todos los datos que se conocían hasta ese momento sobre los conjun-tos arqueológicos y que estaban dispersos en multitud de informes y publicaciones. En la memoria se incluyó la información disponible de todos y cada uno de los municipios palmeros. El director del proyecto fue el Dr. Felipe Jorge Pais Pais. Finalmente, debemos reseñar que entre los años 2001, 2002 y 2003 se ha realizado, por parte de Felipe Jorge Pais Pais, la Actualización de la Carta Arqueológica del Parque y Preparque de La Caldera de Taburiente. Este Proyecto de Investigación ha sido finan-ciado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales (Ministerio de Medio Am- Poblado de cuevas (Barranco de Nogales) 190 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García biente). En el transcurso de los rastreos superficiales pudimos localizar varios asenta-mientos pastoriles nuevos en las cumbres de Puntallana. Por último, queremos dejar constancia de que Puntallana, tal y como se ha podido comprobar por los datos aportados en el presente artículo, no cuenta aún con su Carta Arqueológica. En este sentido, la Consejería de Cultura, Educación y Patrimonio Histó-rico del Excmo. Cabildo Insular de La Palma tiene el empeño de completar la Carta Ar-queológica Insular en el año 2010, a través del convenio de colaboración entre esta ins-titución y el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP). Por tanto, si los planes se cumplen, a Puntallana le tocará el turno en el 2007. 3. LOS BENAHOARITAS DE TENAGUA La ausencia de la Carta Arqueológica de Puntallana supone la imposibilidad de rea-lizar un estudio riguroso acerca de la organización de este territorio en época prehispá-nica, ya que hasta la fecha sólo se han estudiado unos pocos yacimientos en las zonas de habitación permanente (costas y medianías). Por el contrario, las áreas mejor conocidas (reborde montañoso de La Caldera de Taburiente) corresponden a una dinámica pasto-ril de aprovechamiento estacional que está alejada de lo que sería el quehacer cotidiano de los benahoaritas que se asentaron en este cantón. A pesar de todo, y de cara a la rea-lización de este trabajo, hemos procedido a recopilar estos datos bibliográficos que, en muchos casos, hemos contrastado mediante las oportunas labores de campo, al tiempo que hemos enriquecido el catálogo de yacimientos de Puntallana mediante la localiza-ción y estudio de nuevos asentamientos y vestigios prehispánicos. Aún así, y en el estado actual de la investigación arqueológica, podemos hacernos una idea bastante fiable de lo que fue el poblamiento prehispánico en esta zona de la isla, así como las actividades económicas que desarrollaron, las costumbres funerarias que prac-ticaron y los ritos en que fundamentaron sus creencias mágico-religiosas. Todos estos datos, por otro lado, apuntan hacia unos comportamientos muy similares a los que se han detectado en otros puntos de la antigua Benahoare y sobre los que contamos con muchísima más información. 3.1 El hábitat en el cantón de Tenagua El actual municipio de Puntallana se encuentra enclavado en una de las zonas más privilegiadas de la isla de La Palma, tanto en lo que se refiere a sus condiciones climáti-cas como a la abundancia de recursos naturales de todo tipo y que lo convertían en ideal para el asentamiento de una población que extraía de su entorno más inmediato todos los bienes necesarios para su subsistencia diaria, tanto en los que se refiere a su alimen- Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 191 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) tación como a una serie de materias primas vitales para fabricar infinidad de utensilios (piedras, madera, conchas marinas, etc.). La influencia de los vientos alisios provoca unas temperaturas bastante suaves a lo largo de todo el año, existiendo una clara diferencia entre la mitad norte y la sur. La primera es mucho más húmeda, por lo que sus medianías están cubiertas de frondosos bosques termófilos y lau-r i s i l va, mientras que la parte meridional es más seca y con un predominio de los pinares. Esta c i rcunstancia tendría sus consecuencias a la hora de establecer un límite superior del pobla-miento prehispánico que, a buen seguro, alcanzaría una cota altitudinal mucho más eleva d a en la zona de Tenagua y El Granel que en la de La Galga, por ejemplo. El hábitat preferido por los benahoaritas del bando de Tenagua se encontraba en las nume-rosas cuevas, covachas y cejos que se abren en las márgenes de los barrancos y barranqueras que surcan sus parajes, así como en la parte alta de los acantilados costeros. Además, durante las prospecciones superficiales pudimos compro b a r, al igual que sucede en otros puntos de la isla (Ba r l ovento, Villa de Ma zo, El Paso, Tijarafe y Pu n t a g o rda), como los aborígenes explo-t a ron cualquier cavidad natural que se encontraron, por precarias condiciones de habitabili-dad que tuviesen. Esta circunstancia parece ava l a r, una vez más, el sobrepoblamiento que s o p o rtaba la isla cuando llegaron los conquistadores a finales del siglo X V, coincidiendo con la fase cerámica I V8. Además, esta parte de la isla fue habitada desde el primer momento de su arribada a la isla, en el siglo V a. C., hasta 1492, tal y como lo indica la presencia de frag-mentos de cerámica de las Fases I, I Ia, I Ib, I I Ia, I I Ib, I I Ic, I I Id, I Va y I Vb. Los principales poblados de cuevas se establecieron en los tramos medio e inferior de los profundos barrancos y barranqueras que surcan su orografía. Los conjuntos más inte-resantes se localizan en la margen izquierda de Barranco Seco, en El Barranco del Agua, Barranco del Espigón, Barranco de Oropesa, Barranco del Tanque, Barranco Ho n d o - Nogales y margen derecha del Barranco de La Galga. En el estado actual de la inve s t i g a-ción nos es imposible conformar otros datos como la pre f e rencia por una ve rtiente u otra del barranco, tal y como se aprecia claramente en los barrancos de Tijarafe y Pu n t a g o rd a ; el favoritismo por los asentamientos en barranqueras poco profundas y de laderas suave s ; la presencia o ausencia de asentamientos superficiales en poblados de cabañas en la part e superior de los interfluvios, etc. No obstante, y a tenor de las escasas prospecciones super-ficiales realizadas, todo apunta a un poblamiento muy intensivo y concentrado tanto en las ve rtientes de solana como en las de umbría, e igual de abundante en todo tipo de barran-cos y barranqueras. Así, por ejemplo, hemos comprobado como en la margen izquierda del Espigón las cavidades fueron ocupadas con tal intensidad que los restos arq u e o l ó g i c o s s u p e rficiales (fragmentos de cerámica, piezas líticas, restos óseos y malacológicos, etc.) son 8NAVARRO MEDEROS, J.F. y MARTÍN RODRIGUEZ, E: La prehistoria de la isla de La Palma: una propuesta para su interpretación. Tabona, VI, pp. 147-184. Santa cruz de Tenerife, 1987. 192 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García tan abundantes que los podemos encontrar a lo largo de las laderas al haberse desplazado estos vestigios a favor de la pendiente. Evidentemente, uno de los recursos naturales esen-ciales que debían existir para el sostenimiento de g rupos humanos numero-sos no era otro que la pre-sencia de fuentes y abun-dantes pastizales, tal y como c o m p ro b a remos en otro a p a rt a d o. Y, en este sentido, debemos reseñar que Puntallana es uno de los municipios más agraciados de la isla en lo que se re f i e re a presencia de puntos de agua permanente por toda su orografía, desde la orilla del mar a las c u m b res más elevadas. De la abundancia de este preciado bien es fiel reflejo esta cita textual de Gaspar Fru c t u o s o9: «…Tenagua, donde hay una fuente de buena agua que nace en tierra llana, entre unas lajas movedizas…La tierra es tan profunda y arcillosa, que por mucho agua que llueva, toda la embebe, y por eso se llama (según creo) Tenagua, o porque hay en torno cuatro o cinco fuentes hasta llegar al Barranco de Santa Lucía…». Así, algunos de los poblados de cuevas más importantes se localizan en los barrancos del Agua y Los Tanques, cuyo topónimo es un claro reflejo de la abundancia del líquido elemento a lo largo de su desarrollo desde la cumbre hasta el mar. En las zonas de media-nías y costa las fuentes y manantiales que aún existen, aunque no debemos olvidar que en la época prehispánica aún serían mucho más numerosas, son las siguientes: en Tenagua la del Fanchón; en Santa Lucía la Fuente Benama; en San Juan de Puntallana las de Juego de Bola y San Juan; en El Granel las de El Caldero, La Corza, El Corcho, etc. A todas ellas debemos añadir la de El Bebedero, Santa Lucía, El Bogio, Fuentiña, Iglesias, Pires, Los Loros, Fuente de Pedro Vas, La Faya, Bethancourt, Los Pinos, Bermejo, Cubocas, Alfardas, Cubribuela, Los Sauces, etc.10 9FRUTUOSO, Gaspar: Las Islas Canarias (de «saudadec da terra»), «Fontes Rerum Canariarum», XII, pág. 122. La Laguna, 1964. 10 PAIS, F. J.: La economía de producción en la prehistoria de la isla de La Palma: la ganadería, pp. 368- 369. Santa Cruz de Tenerife, 1996. Vista general del Barranco del Agua Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 193 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) En las laderas de los barrancos, desde la orilla superior al propio cauce, nos encon-tramos con infinidad de cavidades naturales, de todos los tamaños y orientaciones, que fueron habitadas por los benahoaritas. Algunas de ellas son gigantescas, con capacidad suficiente para albergar un grupo familiar amplio, que puede llegar a las 15-20 personas. No obstante, y al igual que sucede en el resto de la isla, también ocuparon pequeñas cova-chas y cejos, con nulas o precarias condiciones de habitabilidad al estar muy desprotegidos o ser muy incómodas, en las que sólo hallarían cobijo una o varias personas, como máximo. La e s c a s ez en restos arqueológicos superficiales y la pequeña capa sedimentaria que contienen, p a rece sugerir una ocupación temporal o eventual que podría estar relacionada con la prácti-ca de la actividad pastoril en estos riscos. Los pastores vigilarían los movimientos de sus mana-das mientras estaban perfectamente re s g u a rdados de las inclemencias meteorológicas. La mayoría de las cuevas se ocuparían sin la necesidad de realizar grandes obras art i f i c i a-les, aunque ello dependería, en última instancia, de las condiciones de habitabilidad que re u-niesen. A pesar de que en la actualidad es muy difícil apreciar este tipo de obras debido a su i n t e n s i va reutilización hasta hace escasas fechas como corrales, pajeros, etc., se adivinan una serie de estructuras cuyo origen es, a buen seguro, prehispánico, especialmente en la base de los muros artificiales de piedra seca que delimitan el frente o sectorizan el espacio interior. Desgraciadamente, también hemos podido constatar el lamentable estado de conser-vación en que se encuentran muchos de los yacimientos arqueológicos de Puntallana debido a la intensiva reutilización de las cuevas como pajeros, corrales de cabras, etc. A ello debemos añadir los destrozos provocados por los expoliadores, especialmente en las zonas más próximas a Santa Cruz de La Palma y durante la década de los 60 y 70 del siglo XX, debido a la acción de algunos miembros de la Organización de Juventudes Española para conseguir materiales con que rellenar las vitrinas de sus salones en la capi-tal. En estas actividades clandestinas se encuentra el germen de algunas de las coleccio-nes privadas de restos arqueológicos que aun existen en la isla y en Tenerife. 3.2 Los yacimientos funerarios A pesar de que aún no contamos con la Carta Arqueológica de Puntallana podemos decir que en este municipio se ha descubierto la necrópolis más interesante de La Palma, pues cuenta con los únicos restos momificados que se conocen en la etapa prehispánica insular. El yacimiento funerario se localiza en la parte alta del tramo medio de la margen izquierda del Barranco del Espigón. Lamentablemente, nunca se ha realizado una publi-cación detallada sobre las excavaciones llevadas a cabo en 1977 por parte de los Dres. Mauro Hernández Pérez y Dimas Martín Socas. Los únicos datos sobre estos trabajos se encuentran en una publicación del primer investigador y dicen lo siguiente11: 11 HERNÁNDEZ PEREZ, M.S.: La Palma prehispánica, pág. 45. Las Palmas de Gran Canaria, 1977. 194 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García «En esta cueva, bajo una fina capa de tierra mezclada con excrementos de aves se encontraron, sin conexión anatómica, restos óseos humanos pertenecientes a varios individuos, y al fondo de la cueva, y a un mismo nivel, los cadáveres que conservan restos de piel en algunas partes de su cuerpo. Aparecen cubiertos en parte por pieles de animales perfectamen-te curtidas y cosidas y atados con cuerdas vegetales. Uno de los cadá-veres estaba en posición decúbito supino, y decúbito lateral flexionado el otro, el cual, cuando se inició la excavación, carecía de parte del tórax y de las extremida-des superiores. Ambos descansaban directamente sobre el suelo rocoso, sobre el cual en algunas partes se habían colocado hojas de pino y de otras especies vegeta-les. El único ajuar que se les pudo asociar son algunas ‹mocas›. Se hallaron, ade-más, en las proximidades de los restos humanos fragmentos cerámicos sin decorar, «mocas», patellas, punzones, un pequeño cuenco de madera y algunas ramas de palmera y de otros árboles, en ocasiones atadas con cuerdas vegetales.» Pero es que, además de las dos momias indicadas en el párrafo anterior, se descubrie-ron los restos humanos de otras 16 personas que, actualmente, están depositados en el Departamento de Prehistoria de la Universidad de La Laguna. De la cita textual anterior se desprenden varios aspectos: 1) La existencia de algún tipo de diferenciación social que, obviamente, se man-tenía incluso después de la muerte. Los personajes momificados pertenecerían a indivi-duos de un elevado rango, puesto que todas las demás cuevas funerarias que se conocen en La Palma los cadáveres no recibieron un tratamiento tan especial, sino que se limita-ron a colocarles una ajuar funerario más o menos rico. 2) La utilización de materias vegetales o «chajasco» debajo de los cuerpos para evi-tar el contacto de los cuerpos con el suelo y que es una constante en otros yacimientos arqueológicos de similares características, como veremos más adelante. 3) La utilización de cuerdas trenzadas para envolver las momias o, como sucedía en una de las tres cuevas funerarias del Barranco de La Baranda (Tijarafe), para atar los huesos largos en una especie de «feje» o haz. 4) El empleo como ajuar funerario de «mocas» (lanzas), al igual que en el Barranco de La Baranda (Tijarafe). Momia procedente del Barranco del Espigón (Museo Insular de La Palma) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 195 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) En febrero de 1992 realizamos una inspección arqueológica en el propio Barranco del Espigón acompañados por un grupo de especialistas en escalada, entre los cuales se encontraban D. Isidro Valencia, D. Isaac Denis Rodríguez Alonso, Dª Conny Spelbrink y Dª Candelaria López Cabrera, quienes habían descubierto varias cuevas funerarias de extraordinario interés. La primera de ellas se localiza en la parte inferior de la margen derecha del barranco, muy cerca del cauce actual. La cavidad, en principio, presenta unas excelentes condicio-nes de habitabilidad en cuanto a sus dimensiones y protección contra las inclemencias del tiempo. No obstante, existen una serie de condicionantes que desaconsejaron su ex-plotación como cueva de habitación. Por un lado, al estar ubicada en la parte más baja de la ladera, unido a la estrechez del propio cauce y el tener una boca muy angosta, hacen que su interior sea muy oscuro. Y por otro, las circunstancias anteriores hacen también que el interior sea muy húmedo, especialmente en los inviernos, con abundantes y nume-rosos rezumes de agua desde el techo y las paredes laterales. Además, la proximidad del cauce y el peligro consiguiente que representaban las avenidas de agua desaconsejarían que pudiera ser ocupada para vivir de forma permanente. La boca de la necrópolis estaba tapiada por un muro de piedra seca del que sólo se conservaba la base. El sistema constructivo consistía en una o varias hileras de rocas de grandes dimensiones. La anchura en la entrada supera ligeramente los 2 metros y la altu-ra apenas si alcanza el metro. Sin embargo, el interior es mucho más espacioso al ensan-charse hasta los 3 metros y la profundidad máxima es de 6 metros. Asimismo, la altura es la suficiente para permitir la estancia de una persona completamente erguida. Los primeros indicios apuntan a que nos encontramos ante una necrópolis en la que re c i-b i e ron sepultura una gran cantidad de individuos. Desgraciadamente, al tener un acceso muy fácil, ha sido saqueada de forma sistemática. El piso estaba cubierto de innumerables frag-mentos óseos descontextualizados e inconexos de todas las partes del cuerpo humano, desde los más pequeños (falanges, piezas dentarias, tro zos mandibulares, etc.) hasta los huesos lar-gos de piernas y brazos. Además, una madriguera de conejos nos permite aseverar que cuen-ta con algo de estratigrafía, ya que sobresalían restos óseos de los sedimentos. Por otro lado, el piso estaba «sembrado» de fragmentos de materia vegetal, como hojas de palma y ramas de retama, que muy bien pudieron formar parte del lecho funerario en que se depositaban los cadáveres. Los pedazos de madera más gruesos podrían corres-ponder a tablones funerarios similares a los de la cueva funeraria de La Palmera (Tijarafe), o bien formaron una especie de «sarcófagos», como en una cueva sepulcral saqueada en El Huerto de Los Morales (Barranco de Fernando Porto. Garafía). En el interior de la cavidad se conservan varios amontonamientos de piedra que no pare-cían estar en su posición originaria al haber sido re m ovidas por los saqueadores. A pesar de todo, en la parte más profunda de la cueva se conservaban algunas rocas de gran tamaño que 196 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García estaban in situ. En el estado actual de la investigación, y hasta que no se realice la o p o rtuna exc a vación arq u e-ológica, es imposible saber si este aparejo formaba part e del muro que tapiaba la boca o bien si servía para de-limitar los diferentes ente-rramientos, tal y como suce-día en las necrópolis de La Palmera (Tijarafe) o La Cu-caracha (Villa de Ma zo). A unos 150 metros, aproximadamente, cauce arriba respecto a la necrópolis descrita anteriormente, aunque ubicada en la parte superior de la margen izquierda del Barranco del Espigón, existe una cavidad sepulcral que, a pesar de que ya había sido visitada por otras personas, presentaba el mejor estado de conservación que hemos observado hasta la fecha en este tipo de yacimientos en La Palma. Esta circunstancia obedecía, funda-mentalmente, a su inaccesibilidad al estar colgada en la parte media-alta de los riscos. Está separada por apenas unos 50 metros de la necrópolis que fue excavada por los Dres. Mauro Hernández Pérez y Dimas Martín Socas. Ambos yacimientos presentan unas características geológicas muy similares. Se localiza a unos 18 metros por encima de la base de un gigantesco risco que señala el límite superior de las laderas de esta margen del barranco. Se trata de un cejo que tiene una anchura de unos 8 metros y una profundi-dad máxima de 2,50 metros en el extremo izquierdo. Está dividida en dos sectores situa-dos a distinto nivel por un saliente rocoso natural. La parte derecha, que queda aun nivel más bajo, contiene los restos arqueológicos super-ficiales más abundantes y ha sido escarbada, aunque superficialmente, por expoliadores. La gran mayoría de los materiales estaban colocados sobre los afloramientos de la roca madre . Los únicos vestigios humanos correspondían a una serie de piezas dentarias. No obstante, a p a recía una capa de sedimentos debajo de la cual, con toda seguridad, se encuentran los enterramientos. También localizamos una serie de piezas líticas de basalto y un fragmento de cerámica de una vasija antigua y con una decoración muy peculiar, no observada hasta entonces, consistente en la realización de un círculo con el método del bulto re d o n d o. En el otro compartimento de la cueva, situado en la mitad izquierda, más profundo y ancho que el anterior, se observaban los restos de una persona adulta de edad avanza-da. El cráneo, que estaba ladeado, había sido desenterrado por los descubridores del yaci-miento, aunque estaba en su posición originaria. Además, dispersos por varios puntos de Cueva funeraria (Barranco del Espigón). Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 197 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) este sector, se apreciaban otros fragmentos óseos como vértebras, falanges, etc. Con toda probabilidad, existe más de un enterramiento puesto que, en el extremo izquierdo, se apreciaban otros restos humanos que no guardaban relación con el cadáver principal. Junto a la calavera sobresalían dos tablones de madera en muy mal estado de conserva-ción. Así mismo, se observaban ramas y hojas de palmera y retama que pudieron formar parte del «chajasco» sobre los que se depositó el cuerpo. También al lado del cráneo des-cubrimos varias conchas de lapas. Finalmente, debemos destacar otro dato muy interesante, como fue el hallazgo de numerosos pedazos de carbón en la zona de unión de los dos sectores de la necrópolis y donde, en teoría, deberían encontrarse los pies del cuerpo que ocupa la parte izquierda de la cueva. Estos restos podrían estar indicando la práctica de la cremación, si bien no se apreciaron huesos quemados y los materiales vegetales tampoco presentan huellas de haber estado expuestos al fuego. También podríamos pensar en la realización de sacrifi-cios o comidas rituales. Sin duda, el interés de este yacimiento arqueológico es extraordinario, sobre todo si se sigue manteniendo en el mismo estado de conservación en que lo encontramos. Los datos que puede suministrar esta necrópolis para el conocimiento de las costumbres fune-rarias de los benahoaritas están fuera de toda duda, aunque para ello habría que realizar la oportuna excavación. A comienzos de 1992, Dª Conny Spelbrink descubrió una pequeña cueva funeraria en la parte alta del acantilado costero y en la margen derecha de una barranquera que recorre los riscos, en las inmediaciones de la zona conocida por Puerto Trigo. La cavidad se abre en medio de un escarpe rocoso que se ha derrumbado parcialmente, quedando a un metro por encima de la base del mismo. La covacha consta de dos sectores claramen-te definidos. La mayor parte del espacio útil está ocupado por la dependencia que se extiende por la entrada y la parte central y la mitad izquierda del fondo. Su altura máxi-ma apenas si alcanza el metro. La anchura máxima es de 1,80 metros en la boca. La pro-fundidad no sobrepasa los 2 metros. El enterramiento propiamente dicho se encontraba en una pequeña oquedad que apa-rece en el extremo derecho de la covacha y en la parte más profunda. Este recinto tiene una planta circular con apenas un metro de diámetro y cuyo acceso se realiza a través de una obertura circular. Con toda probabilidad, este ventanuco estaría tapiado con un muro de piedra seca, cuyo aparejo se encuentra en el interior del receptáculo. Los restos humanos han sido extraídos del yacimiento y están depositados en la casa de su descu-bridora. Algunos huesos largos se encontraban en la zona de la entrada, si bien daba la sensación de que no se encontraban en su posición, sino que habían sido colocados en la zona de la entrada de la covacha. Por el contrario, la parte del cráneo que se conserva apa-reció entre las piedras que cubren el suelo del recinto más profundo. 198 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García Estos datos, junto a la ausencia de otros materiales en el interior de la cavidad, si bien podían estar tapados por las piedras que cubren el piso, nos permiten lanzar la hipótesis de que se trataba de una cueva funeraria individual que contenían los restos de una per-sona joven . Además, todo a punta a que su muerte no fue natural, sino ocasionada por un fuerte traumatismo que aparece en la calota craneal, producido por una caída o una pelea que le produjo el hundimiento de parte de la bóveda craneana. 3.3 Las actividades económicas La economía de los benahoaritas de Tenagua era, al igual que en el resto de la isla, fundamentalmente pastoril. En el estado actual de la investigación arqueológica, ya que no se ha realzado ninguna excavación en una cueva natural de habitación del municipio de Puntallana, es imposible saber si los aborígenes de estos parajes, al igual que sucedió con los que vivieron en El Tendal (San Andrés y Sauces), también conocieron la agricul-tura. Evidentemente, las condiciones naturales (geología, formaciones vegetales, recur-sos hídricos, etc.) son muy similares entre ambos lugares, puesto que ambos territorios tenían una frontera común por lo que, a buen seguro, la siembra de cereales (trigo, ceba-da, etc.) se podría llevar a cabo sin excesivos problemas en la parte superior de los lomos o en los aledaños de las fuentes, donde el terreno se encharcaba. No obstante, la mayor parte de las actividades cotidianas estaban centradas en pro-curar alimento a sus manadas de cabras y ovejas. Por otro lado, podemos aseverar que esta tarea no entrañaba excesivas dificultades en una zona de la isla donde los recursos forrajeros eran muy abundantes, jugosos y variados a lo largo de la mayor parte del año debido a la frecuencia y regularidad de las lluvias. Así, por ejemplo, en los enormes barrancos de La Galga, Nogales, El Agua o Seco los animales encontraban excelentes pas-tizales en sus laderas, tanto de carácter herbáceo como arbustivo. Los rebaños permane-cían en las zonas costeras y de medianías la mayor parte del año hasta que, la aproxima-ción del verano y el constante ramoneo de los ovicápridos en la misma zona, obligaba a los pastores a internarse en los bosques de laurisilva y los pinares para establecerse, en los más crudo de la época estival, en los asentamientos pastoriles estacionales de alta mon-taña situados en los bordes de La Caldera de Taburiente. Respecto a la composición de la cabaña ganadera podemos aportar algunos datos muy generales, que concuerdan con los extraídos en los estudios de La Cueva del Tendal, pro-cedentes de una magnífica cueva natural de habitación, conocida como Cueva Chica, de la que ni siquiera conocemos su ubicación exacta al haber sido vaciada completamente por un coleccionista privado12. Los fragmentos óseos nos indican que su cabaña ganade-ra estaba formada por cabras, ovejas y cochinos. Las dos primeras especies se criaban para 12 Los restos arqueológicos extraídos de este yacimiento forman parte de la colección de D. Domingo Acosta Fe l i p e . Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 199 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) la obtención de la leche, que constituía su recurso alimenticio básico. Por el contrario, los cerdos se utilizarían, básicamente, para el suministro de carne que, además, median-te los adecuados procesos (secado, salado o ahumado), se podían conservan a medio-largo plazo. Esta selección queda perfectamente demostrada al observar las pautas de sacrifi-cio, en las que se aprecia que la gran mayoría de los restos de cabras y ovejas correspon-dían a ejemplares adultos, fundamentalmente hembras, que se mataban una vez que su rendimiento lechero comenzaba a decrecer a los 6-7 años de edad. Tal y como ya indicamos anteriormente, durante la época estival los pastores benahoa-ritas se veían obligados a subir hasta los pastizales de alta montaña en los que, dada la peque-ña extensión de este cantón independiente, debieron formar grandes aglomeraciones no sólo de personas, sino también de animales, aunque desconocemos si la extensión era simi-lar durante la época prehispánica y la que actualmente tiene el municipio de Pu n t a l l a n a . Hemos de decir que sus cumbres presentan un gran problema a la hora de realizar las prospecciones, especialmente en los lomos más anchos, debido a la frondosidad del code-sar que los cubre, de tal modo que extensas áreas han permanecido completamente inac-cesibles hasta nuestros días. La riqueza en yacimientos arqueológicos que presentan las cumbres de Puntallana obedece a varias circunstancias: 1) La existencia de extensos tablados cubiertos por un rico y frondoso codesar que ofrecía recursos forrajeros inagotables durante todo el año. 2) En los bordes de La Caldera de Taburiente, las altas temperaturas y la fuerte insolación, hacen totalmente indispensable la posesión del agua, tanto para los animales como para las personas. En concreto, en esta zona nos encontramos con dos de las fuen-tes de mayor caudal de todos los campos de pastoreo de alta montaña, como son las de La Vizcaína y Las Mejoranas. El asentamiento pastoril más importante en las cumbres del cantón de Tenagua se loca-liza sobre los bordes de La Caldera de Taburiente y en la cima de Piedra Llana1 3. El cam-pamento, utilizado por los pastores para pernoctar y como punto de concentración, ocu-paba una extensa zona llana cubierta de un frondoso codesar, con pequeños afloramientos rocosos naturales que facilitaban el apoyo de los abrigos pastoriles, cuyos restos hoy han d e s a p a re c i d o. La presencia de innumerables fragmentos de vasijas de las Fases I I, I I I y I V nos indica una explotación intensiva y continuada a lo largo de toda la etapa pre h i s p á n i c a . La industria lítica estaba formada por lascas, núcleos y diques de basalto gris y basalto vítre o , así como varias lasquitas de obsidiana. La explicación sobre una concentración pastoril tan grande se encuentra, además de las dos razones señaladas anteriormente, en la re g u l a r i d a d 13 PAIS PAIS, F. J.: La economía de producción en la prehistoria de la isla de La Palma: la ganadería, pág. 330. Santa Cruz de Tenerife, 1996. 200 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García del terreno y una magnífica posición estratégica que les permitía controlar tanto los tablados externos como las laderas internas de La Caldera, así como una buena parte de los domi-nios de los cantones colin-dantes: Tedote (Santa Cru z de La Palma, Breña Alta y Breña Baja) y, especialmen-te, Adeyahamen (San An-drés y Sa u c e s ) . La importancia del campamento pastoril de Puntallana se pone de realce por la pre-sencia de un amontonamiento de piedras o «pirámide»14 en torno al cual los benahoari-tas supuestamente desarrollaban sus devociones religiosas, entre los cuales tendría un enorme papel los ritos de fertilidad de sus manadas ya que, durante la época estival, sería cuando se soltaban los machos para que cubrieran a las hembras. Así, junto a la cons-trucción artificial hemos descubierto algunas piezas líticas de basalto y fragmentos de cerámica. Se localiza sobre el mismo borde de La Caldera de Taburiente. Tiene una plan-ta circular, con un diámetro máximo de 2,40 metros, mientras que la altura actual ape-nas si llega a los 80 centímetros. El sistema constructivo consiste en un perímetro deli-mitado por grandes rocas alargadas que están hincadas en el suelo y el relleno interno es de piedras y cascajo mucho más pequeño. En torno al campamento pastoril descrito anteriormente habían una serie de puestos de vigilancia de los rebaños, denominados paraderos pastoriles, colocados espaciadamente y que permitían el control de los animales con un mínimo esfuerzo al tratarse de una especie de ata-layas naturales desde las que se dominaban extensas panorámicas. Los pastores únicamente debían trasladarse de unos a otros conforme las cabras se fuesen desplazando por el inmenso c o d e s a r. Estos paraderos pastoriles nos los encontramos en Lomo Pa b l o1 5 y Piedra Llana, desde el mismo borde de La Caldera de Taburiente a los dominios del pinar. En la gran mayoría de las ocasiones se hacía innecesaria la construcción de abrigos o paravientos porque solían estar ubicados en la parte superior de afloramientos rocosos o diques en cuyos paredones ve rt i c a-les hallaban protección contra el viento o el sol, dependiendo de la hora del día. Así, entre los grabados ru p e s t res de Lomo Pablo y los bordes de La Caldera de Taburiente, y sobre la misma 14 Ídem, pág. 391. 15 Ídem, pp. 330-331. Abrigo pastoril prehispánico (Piedra Llana) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 201 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) orilla superior de lomo, se estableció un para-d e ro pastoril en torno a una gran roca de ape-nas 1,50 metros de altura y una anchura algo superior al metro. Junto a ella descubrimos algunas lascas de basalto gris y basalto vítre o , así como un fragmento de cerámica de los pri-m e ros momentos de la Fase I I Ia . Respecto a las construcciones pastoriles p rehispánicas (abrigos o cabañas) sólo se con-s e rvan escasos ejemplos debido a su desapari-ción por el paso del tiempo y la acción de los agentes atmosféricos. En las cumbres de Te n a-gua, y muy cerca de la cima de Piedra Llana1 6, se adivinan los restos de un abrigo pastoril. Su e s t ructura y sistema constru c t i vo son típicos de este tipo de refugios en todo el re b o rde montañoso que contornea La Caldera de Ta b u r i e n t e . Se apoya en un afloramiento rocoso de 1,60 metros de altura que forma los frentes S y E al adoptar una forma semicirc u l a r. El resto del perímetro se completó con un muro artificial de piedra seca, también de planta semicirc u l a r. A la hora de levantar los muros se emplearon dos sistemas. En el extremo occidental se emplearon tres hileras de rocas de diferentes tamaños entre las que se interc a l a ron pequeñas lajas para darle estabilidad, con una anchura máxima de 76 cms. El resto del recinto se acabó mediante la colocación de una hilera de rocas grandes y media-nas. De ambos muros sólo se conserva la base, al haberse derrumbado hacia el interior del re c i n-t o. El abrigo pastoril tiene una planta oval. El diámetro mayor se encuentra en el eje N-S y alcanza los 2,50 metros. El menor se sitúa en el eje E-W y mide 2,22 metros. Esta constru c-ción no ha sido reutilizada por los cabre ros históricos, de tal forma que en su interior se encon-tró diverso material arqueológico, entre los que destacan algunos fragmentos de cerámica de vasijas de los primeros momentos de la Fase III, así como varias piezas líticas de basalto gris. Este abrigo pastoril formaba parte del campamento de Piedra Llana y en su interior podían hallar cobijo una o varias personas. La techumbre sería de materia vegetal, con un entramado de troncos de pino y cedro sobre los cuales se colocarían ramajes de codesos, retamones, etc. El interior se completaría con un camastro, una repisa o poyo artificial de 50 cms. de altura y una anchura similar pegado al muro artificial o a la colada, así como una mesa y varios asientos re a-lizados con lajas, tal y como se hacía en la inmensa mayoría de los abrigos pastoriles re u t i l i z a-dos que aparecen distribuidos por todas las cumbres de La Palma. El fogón, con toda pro b a-bilidad, estaba pegado a la construcción, aunque por la parte externa. 16 Ídem, pp. 276-277. Croquis del abrigo pastoril de Piedra Llana 202 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García En los paraderos pasto-riles también se leva n t a b a n una serie de refugios pasto-riles que, muchas veces, no son más que simples para-vientos. Estas estru c t u r a s son mucho más frágiles y p recarias que las existentes en los campamentos, pues-to que su utilización era mucho menos continuada. Un refugio de este tipo nos lo encontramos en la cara sur del promontorio rocoso sobre el que se asienta la estación de grabados ru p e s t res de Lomo Pablo I1 7. Precisamente el Panel 3 queda en el interior del refugio, formando el fre n-te N del mismo al crear un ligero cejo natural. El resto del perímetro se completó con un m u ro de piedra seca realizado con una sola hilera de rocas de grandes dimensiones y del que sólo se conserva la base. Tiene una planta oval, con un diámetro mayor en el eje E-W que alcanza los 1,80 metros y el menor en el eje N-S con 1,50 metros de longitud. Sólo se podía utilizar de forma sentada o acostada y por una persona. Por otro lado, los pastores benahoaritas no desdeñaban la ocupación de aquellas cova-chas y cejos naturales que se encontrasen por precarias condiciones de habitabilidad que tuviesen. No obstante, hemos de tener en cuenta que este tipo de cavidades son muy poco frecuentes en las cumbres de La Palma debido a las características orográficas del terreno y porque muchas de ellas suelen tener pisos muy irregulares e inclinados y escasa altura. En la orilla superior de la margen derecha de Barranco Hondo, formando parte de la estación de grabados rupestres de Lomo Pablo II, existe una cueva natural que fue ocu - pada por los pastores benahoaritas y reutilizada por los cabreros históricos, a pesar de que su confortabilidad era muy pobre. La boca está expuesta hacia el N, a pesar de o cual no aparece un muro artificial que tape el frente, lo cual indica que sólo sería ocupada duran-te la época de pastoreo estival. Actualmente, está dividida en dos partes por un muro arti-ficial que parte desde el fondo de la cavidad y tiene una longitud de 1,90 metros. El muro se levantó con dos hileras de rocas de diferentes tamaños, aunque las mayores de coloca-ron en la base para ir disminuyendo en tamaño conforme iba ganando en altura. La pared ocupa desde el piso al techo, dividiendo el espacio útil en dos zonas bien diferenciadas El sector derecho tiene una anchura de 3,73 metros y una profundidad máxima de 3,10 17 Ídem, pág. 275. Covacha de ocupación pastoril estacional (Lomo Pablo). Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 203 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) metros. El izquierdo alcanza los 2,63 metros de anchura y una profundidad de 2,25 metros. La altura en la boca es de 1,50 metros y decrece progresivamente hacia el fondo, aunque sin bajar de los 50 cms. Entre los restos arqueológicos superficiales debemos des-tacar la presencia de un pitorro decorado con una ancha acanaladura que forma un mean-dro y que pertenecía a una vasija de los primeros momentos de la Fase III. Las actividades económicas de los benahoaritas de Tenagua se complementaban con la práctica de la pesca y el marisqueo. En este sentido, sólo basta con realizar una visita a las numerosas cuevas que se abren en las laderas de los barrancos de La Galga, Nogales, El Espigón, etc. para apreciar la gran cantidad de restos malacológicos (lapas, burgados, púrpuras…) que cubren el suelo. Informaciones orales de vecinos de La Galga nos indi-caron que la costa de Nogales, por ejemplo, puede suministrar una ingente cantidad de recursos alimenticios de este tipo que, a buen seguro, los benahoaritas no desaprovecha-ron, especialmente durante la época estival. Asimismo, entre los restos óseos extraídos de Cueva Chica destaca la gran cantidad de muestras de ictiofauna, lo cual indica que el pescado también formó parte habitual de la dieta alimenticia de los aborígenes que se establecieron en esta parte de la isla. Además, los huesos parecen confirmar los datos obtenidos en la Cueva del Tendal (San Andrés y Sauces), con un alto porcentaje de las viejas (Sparisoma cretense). 4. ESTACIONES DE GRABADOS RUPESTRES Las estaciones ru p e s t res que, en el estado actual de la investigación arqueológica, hemos podido analizar tanto en la costa como en las medianías del actual municipio de Pu n t a l l a n a son escasas, a pesar de que hemos llevado a cabo prospecciones en varios barrancos y de, en ocasiones, contar con información oral suministrada por algunos vecinos y comunicantes que, lamentablemente, no pudimos contrastar sobre el terre n o. Sin embargo, debemos tener en cuenta, tal y como ya hemos especificado, que todavía no se ha realizado la Carta Arq u e o l ó g i c a municipal que, sin duda, nos permitirá localizar otros yacimientos de estas características. 4.1 Petroglifos en los lugares de habitación permanente El primer yacimiento se encuentra en el Morro de La Vizcaína. Se trata de una esta-ción que se emplaza en la localidad de La Galga, más concretamente sobre el cauce del barranco del mismo nombre, a una altitud de unos 70 m.s.n.m. Consta de un sólo panel grabado, el cual tiene como soporte el frente S de un morro de basalto que se levanta sobre la margen izquierda del barranco de La Galga, junto a una zo n a dedicada al cultivo de la platanera. El motivo ejecutado fue un meandriforme de tenden-cia circular y laberíntica, siendo su orientación S-SE. La técnica utilizada fue la del picado, 204 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García siendo el mismo muy poco p rofundo (la coloración os-cura de la roca hace que des-taque incluso a cierta dis-tancia). El surco tiene un ancho medio de unos 1,5 cms., mientras que el panel tiene unas dimensiones de 1,33 metros de ancho por 0,98 de alto. Su estado de c o n s e rvación actual es re l a-t i vamente bueno. El segundo conjunto se encuentra en el tramo in-ferior del Barranco de Nogales. Esta estación fue publicada por primera vez por Mauro Hernández Pérez18, quien en referencia a los motivos representados en las estaciones pal-meras citaba la estación del Barranco de Nogales como ejemplo de enclave rupestre con grecas, motivo poco habitual según el mismo autor. Además, Hernández Pérez señalaba por aquel entonces que «existen varios motivos, entre ellos uno de más de dos metros». Durante años, poco más se supo del citado enclave ru p e s t re, ya que los trabajos encami-nados a su localización re s u l t a ron infructuosos. Finalmente, y gracias a la información de unos vecinos, pudimos localizarla y pro c e-der a su estudio. La estación se empla-za justo en el cauce del Barranco de Nogales, en torno a los 50 m.s.n.m., siendo su soporte un paredón casi ve r-tical de granzón que se levanta sobre la margen derecha, a unos 500 metros de la desembocadura del barranco. El citado paredón tiene unos cinco me-t ros de alto, habiéndose ejecutado los grabados a una altura de unos cuatro m e t ros, lo cual obligó a sus autores a emplear algún tipo de andamiaje, además de imposibilitarnos los trabajos de re p roducción de los motivos labrados sobre la pared. La temática re p resentada son las grecas, que se re p a rt e n en dos grupos situados a la misma altura y separados por apenas dos metros. El primero de 18 HERNÁNDEZ PÉREZ, M.S.: La Palma prehispánica, (Las Palmas de Gran Canaria), 1977, Pág. 56. Grabado del Morro de la Vizcaína. Estación rupestre del Barranco de Nogales Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 205 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) ellos (situado más hacia el E) es el más i m p o rtante, con una greca de casi 1,80 m e t ros de largo y otras dos de peque-ño tamaño, mientras que el segundo apenas está formado por un pequeño m o t i vo. La técnica utilizada fue la del picado, siendo su estado de conserva-ción actual bastante bueno. La presencia de estos grabados rupestres se asocia a los benahoaritas que poblaron las numerosas cuevas naturales de habitación que se abren en los alrededores, en ambas márgenes del barran-co, y que explotaron profusamente los recursos naturales y marinos de esta parte del can-tón de Tenagua. Justo en la base del afloramiento que sirve de soporte a la estación, se ejecutaron en época histórica siete motivos cruciformes de pequeño tamaño. La técnica empleada en este caso fue la incisión, alcanzando una profundidad que oscila entre los 1,5 y los 2 cms. En nuestra opinión, la autoría de estos motivos se relacionaría con prácticas pastoriles poste-r i o res a la conquista, circunstancia ésta que ya hemos constatado en otros lugares de la isla: Salto de Tigalate (Ma zo), Don Pe d ro (Garafía) o Montaña de Br a vo (Pu n t a g o rd a ) . 4.2 Estaciones de grabados rupestres en las cumbres de Puntallana El tramo de cumbre que perteneció en época prehispánica al Cantón de Tenagua alcan-zaba sus cotas más elevadas en las cimas de Piedra Llana (2.312 metros). Sus límites terri-toriales vienen establecidos por el Barranco Seco, que le separa de Santa Cruz de La Pa l m a , y el Barranco de La Fuente, que marca el inicio del municipio de San Andrés y Sa u c e s . Los conjuntos de petroglifos más importantes de las cumbres de Puntallana se loca-lizan en Lomo Pablo, donde se produce la zona de transición entre el pinar y el codesar, aproximadamente sobre la cota altitudinal de los 1800 metros. En un reducido espacio de terreno se pueden distinguir hasta 4 estaciones de grabados rupestres que, junto con la presencia de varios paraderos pastoriles, un refugio eventual y la cueva descrita ante-riormente, nos hablan de la asiduidad con que estos parajes eran transitados por los pas-tores aborígenes. El interés de esta zona se encuentra en la presencia de enormes campos de pastoreo con exten-sos llanos en los que abundan especies forrajeras tales como codesos (Adenocarpus viscosus), re t a-mones (Teline benehoave n s i s) y tagasastes (Chamecytisus pro l i f e ru s). En nuestra opinión1 9, aquí se 19 PAIS PAIS, F.J.: (1996), pág. 275. Motivos cruciformes del Barranco de Nogales 206 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García localizaría una especie de campamento base desde el cual los pastores part í a n cada día con sus rebaños en dire c c i ó n hacia la crestería del cantón de Te n a g u a y los pinares situados a una cota inferior, en la zona del Topo de La Burra y El Llano de Las Vergas. A ello debemos añadir que Lomo Pablo constituye la vía natural más rápida y sencilla para lle-gar a los bordes de La Caldera de Ta b u-riente, al tratarse de un interfluvio muy e s t recho y lineal donde la fro n d o s i d a d del codesar es mucho menor que en los gigantescos tablados que mueren en la misma cima de Piedra Llana. Lomo Pablo I: El yacimiento2 0 se localiza en el arranque de Lomo Pablo y se aglutina en torno a un gran resalte rocoso de forma piramidal que destaca poderosamente en el terre n o. La estación consta de 3 paneles de motivos geométricos. Los petroglifos se concentran en la part e superior del afloramiento rocoso y se encuentran en su posición originaria. Los paneles 1 y 2 p resentan unas característi-cas muy similares y están co-locados uno encima del otro y ambos son ve rticales. La orientación es E-W y están expuestos hacia el S, la mis-ma que en el Panel 3. El panel 1 re p resenta un meandriforme de corto de-s a r ro l l o. El panel 2 es mucho más complejo y consiste en una pequeña espiral que está rodeada por tres semicírc u-los concéntricos y un peque-ño trazo lineal. El panel 3 es, sin duda, el más espectacular del conjunto, ya que toda su superficie está ocupada por los dife-rentes motivos que consisten en cuatro círculos concéntricos, un óvalo muy alargado, va r i o s meandriformes, unos semicírculos concéntricos y otros trazos curv i l í n e o s . 20 PAIS PAIS, F. J.: (1996), pág. 389. Panorámica de Piedra Llana Panel 2 (Lomo Pablo I) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 207 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) La técnica de ejecución fue el picado de anchura y p rofundidad muy va r i a b l e s , si bien es bastante superf i-cial, puesto que el soporte es de una gran dureza al estar formado por basalto gris en el que abundan las pequeñas i n c rustaciones de cristales n e g ros brillantes. El estado de conservación de los gra-bados ru p e s t res no es muy bueno debido a dos razo n e s fundamentales: 1) El desgas-te ocasionado por los agentes atmosféricos, especialmente el continuo lavado de las lluvias. 2) El segundo factor ha sido mucho más nefasto que el anterior y obedece a las numerosas grietas y roturas de los paneles debido al sobrecalentamiento de la roca durante los incendios fore s t a l e s , unido a los efectos de la gelifracción (acción del hielo-deshielo) durante la época inve r n a l . Lomo Pablo II: E s t e conjunto pre h i s p á n i c o2 1 e s t á formado por una estación de grabados ru p e s t res que cuenta con 3 paneles y una c u e va natural que fue ocupa-da por los pastores benahoa-ritas durante la época estiva l . Desgraciadamente, este yaci-miento arqueológico debió ser mucho más intere s a n t e de lo que podemos apre c i a r en la actualidad, puesto que la carretera general entre Mi rca y El Roque de Los Muchachos ha atravesado, de lado a lado, todo el asentamiento. Estas obras ocasionaron graves destro zos en los tres petroglifos que hemos descubiert o. Así, el panel 1, que es el único que se encuentra en su posición originaria, está mutilado por 21 PAIS PAIS, F. J.: (1996), pág. 389. Panel 1 (Lomo Pablo II) Panel 3 (Lomo Pablo I) 208 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García uno de sus extremos y queda materialmente col-gado sobre el talud formado por la carretera al a t r a vesar Lomo Pa b l o. Peor suerte corrieron los o t ros dos paneles, ya que fueron extraídos de su localización y arrastrados por las palas mecánicas hasta ser depositados en los escombros que for-man la margen dacha de la carretera. Por ello, en la actualidad, están semienterrados entre un ama-sijo de rocas, tierra y troncos de codesos. Sólo cabe p reguntarnos si estos eran los únicos petro g l i f o s que formaban este conjunto o si, como todo pare-ce apuntar, existieron muchos más que descansan bajo el asfalto o una capa de escombro s . El Panel 1 es el único que se encuentra e su posición originaria. El soporte es la parte superior de un pequeño afloramiento rocoso que no desta-ca en medio del terreno circundante. Es plano y tiene unas dimensiones de 1,45 metros x 71 cms. La temática está formada por dos espirales que se inician en un pequeño círculo, una espiral de c o rto desarrollo, un círculo del que parte un meandriforme un tanto irregular y una herra-dura sencilla. La técnica de ejecución fue el picado de anchura y profundidad variables; mien-tras las tres espirales se re a l i z a ron con un picado muy fino y superficial, el meandrifome y la herra-dura tienen más anchura. Da la sensación de que f u e ron elaborados en momentos diferentes o por gentes distintas. El estado de conservación es bas-tante malo, no sólo debido al desgaste ocasionado por el lavado de las lluvias, sino también por las roturas de las palas mecánicas y el agrietamiento p rovocado por los incendios fore s t a l e s . El Panel 2 es uno de los que forma parte del talud de la margen derecha de la carretera. No podemos descartar que se encuentre en su posi-ción originaria, sobre la parte superior de un dique que corre paralelo a la orilla de la margen derecha de Barranco Hondo, aunque no lo sabremos hasta que se realice una limpieza de la Panel 1 (Lomo Pablo II) Panel 2 (Lomo Pablo II) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 209 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) zona. Tiene unas dimensiones de 85 x 55 cms. El motivo son cuatro círculos concén-tricos que están rodeados por un amplio semicírculo cerrado y otro trazo curvo que parte del grupo central. La técnica de ejecución fue el picado fino y superficial. El estado de conservación es malo debido al desgaste provocado por el lavado de las lluvias y las nume-rosas grietas que recorren su superficie. El Panel 3 sólo conserva una pequeña porción de su estado originario debido a las roturas ocasionadas al realizar la carretera. Estaba casi completamente entullado cuando lo descubrimos en 1987. Tiene unas dimensiones de 25 x 21 cms. En el estado actual que presenta es imposible conocer el motivo de que se trata al estar mutilado por todos lados. Sólo se aprecian unos trazos curvos que forman unos semicírculos concéntricos, si bien en su origen podrían corresponder a un meandriforme e, incluso, una espiral. La técnica de ejecución fue el picado ancho y superficial. Lomo Pablo III: Este yacimiento arqueológico22 se encuentra a unos 100 metros, aproximadamente, hacia el W respecto al conjunto descrito anteriormente. Está forma-do por una estación de grabados rupestres que cuenta con 12 paneles. El soporte es un gran dique que tiene una longitud de más de 30 metros en el sentido del desarrollo del lomo. Sin embargo, los petroglifos están muy concentrados en el arranque del dique, en unos 5 metros de su recorrido, donde es menos ancho y alto, puesto que en este punto no supera los 2 metros de altura. Por otro lado, los grabados sólo ocupan la cara meridional del afloramiento rocoso, estando expuestos hacia el S, en su gran mayoría, SE o SW. Todos ellos están en su posi-ción originaria, ocupando los paredones verticales del roquedo. 22 PAIS PAIS, F. J.: (1996), pág. 389. Calco e imagen del panel 3 (Lomo Pablo II) 210 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García Los motivos que se apre-cian son especialmente visto-sos y están en buen estado de c o n s e rvación. De s g r a c i a d a-mente, también debemos re-señar que el yacimiento corre el riesgo de completa desapa-rición tras verse afectado por varios incendios fore s t a l e s . El soporte es un basalto gris de escasa dureza que sufre un p roceso acelerado de des-composición debido al agrie-tamiento y descascarillado ocasionado por el sobre c a-lentamiento de las rocas. Este proceso de destrucción se ve acelerado por los efectos de la geli-fracción, al helarse el agua entre las roturas que cada vez se van haciendo más anchas y acaban por romper los paneles2 3. En este sentido, descubrimos 7 pequeños fragmentos en la base del dique y que se convierten en presas muy fáciles de expoliadores y visitantes del lugar. El Panel 1 se encuentra en la parte superior del dique y muy cerca del arranque del mismo. Se localiza a un metro por encima de la base. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimensiones de 53 cms. de anchura x 39 cms. de alto. Los motivos son muy peque-ños y sólo se distingue claramente una pequeña herradura acompañada por una serie de picados informes y aislados. La técnica de ejecución fue el picado fino y pro f u n d o. Su estado de conser-vación es bueno. El Panel 2 está separado del anterior por unos 3 metros hacia el W. Ta m b i é n se localiza en la parte más alta del dique y a unos 70 metros por encima de su base. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimen-siones de 56 cms. de alto x 54 cms. de ancho. El panel está grabado por dos caras: Panel 1 (Lomo Pablo III) Vista del panel 2 (Lomo Pablo III) 23 PAIS PAIS, F. J.: El estado de conservación de los yacimientos arqueológicos dentro del Parque y Preparque de La Caldera de Taburiente (Isla de La Palma), «Tabona», VII, pág. 183. La Laguna, 1991. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 211 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) Cara A: Está expuesta hacia el S. La temática es muy complicada, ya que el m o t i vo central es una herra-dura sencilla que está ro d e a-da por una especie de semi-c í rculos concéntricos que se p rolongan en meandrifor-mes y varios óvalos muy alar-gados. A ello debemos aña-dir pequeños trazos curvos y rectos aislados, así como una c a zoleta. La técnica de ejecu-ción fue el picado de anchu-ra y profundidad va r i a b l e s , desde el medio al muy fino, casi unas incisiones. Incluso, da la sensación de que hay superposi-ciones. Su estado de conservación es bueno. Cara B:Tiene una orientación SE-NW y está expuesto hacia el SW. El motivo es una espi-ral de corto desarrollo, que fue ejecutada con la técnica del picado ancho y superficial. Está peor conservado que la otra cara y le falta un t ro zo de la inscripción. El Panel 3está separado del anterior por apenas 47 cms. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimen-siones de 41 cms. de alto x apenas 23 cms. de anchura. El motivo actual está formado por varios meandriformes y una serie de herraduras sencillas. No obstante, podría tratarse de un meandriforme de gran desa-rrollo, ya que le faltan numerosos pedazos de los bordes. La técnica de ejecución fue el picado fino y profundo. El estado de con-servación es malo porque la roca se ha descascarillado por numerosos puntos. El Panel 4 está casi pegado al anterior y, es muy posible, que en su origen formasen un único petroglifo. Es de pequeño tamaño y tiene unas dimensiones de 33 cms. de Panel 2 (Lomo Pablo III) Panel 3 (Lomo Pablo III) 212 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García anchura x 26 cms. de altura. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Su esta-do de conservación es tan precario que del motivo sólo se aprecian unos pequeños tra-zos curvos que podrían pertenecer a una espiral, unos círculos o semicírculos con-céntricos. La técnica de ejecución fue el picado fino y profundo. El Panel 5 se encuentra a unos 20 cms. por encima del anterior y es muy probable que, junto a los paneles 3 y 4, formasen un único y gran grabado ru p e s t re. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimen-siones de 53 cms. de anchura x 40 cms. de altu-ra. Los motivos son varios, aunque debido al descascarillado y roturas del soporte, se hace muy complicado reconocerlos exactamente, si bien nos inclinamos por considerar que se trata de unos semicírculos concéntricos dobles y varios círculos o semicírculos concéntricos. La téc-nica de ejecución fue un picado fino y pro f u n d o. En la base del dique localizamos un pedazo de roca con inscripciones prehispánicas desprendido del panel. Panel 4 (Lomo Pablo III) Vista de los paneles 3, 4, y 5 (Lomo Pablo III) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 213 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) El Panel 6 se encuentra a unos 40 cms por encima de la base del dique y debajo del anterior, aunque algo más desplazado hacia los bordes de La Caldera de Taburiente. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimensiones de 37 cms. de anchura x 30 cms. de alto. El soporte está en tan mal estado de conservación debido a las profundas grietas que lo recorren y el descascarillado de la corteza de la roca, que es imposible conocer el motivo representado, puesto que sólo se conservan una serie de tra-zos curvilíneos aislados entre sí. La técnica de ejecución fue el picado fino y profundo. El Panel 7 se encuentra a un metro desplazado hacia el W respecto al petroglifo descrito ante-riormente. Se realizó a unos 2 metros por encima de la base del dique. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimensiones de 69 cms. de anchura x 65 cms. de alto. La ro c a p resenta un estado de conservación muy pre c a-rio, habiendo desaparecido la mayor parte de la c o rt eza, así como numerosos tro zos que se han depositado en la base del dique y en cuatro de los cuales aparecían pequeños trazos de las inscrip-ciones prehispánicas. Por todo ello, nos re s u l t a imposible hacernos una idea del motivo original, si bien todo apunta a que podría tratarse de un meandriforme de gran desarro l l o. La técnica de Panel 7 (Lomo Pablo III) ejecución fue un picado fino y prof u n d o . Paneles 5 y 6 (Lomo Pablo III) 214 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García El Panel 8 se localiza justo debajo del ante-rior y desplazado un metro hacia el W. Se sitúa en la parte central del dique y un metro por encima de la base. La orientación es SW-NE y está expuesto hacia el SE. Tiene unas dimen-siones de 50 cms. de anchura x 39 cms. de altu-ra. El motivo está incompleto debido al descas-carillado de la cort eza de la roca y actualmente sólo se conserva una herradura sencilla ro d e a-da por un meandriforme de pequeño desarro-l l o. La técnica de ejecución fue el picado fino y p ro f u n d o. Este panel, junto con el que ve re m o s a continuación, pudo constituir en su origen un único petro g l i f o. El Panel 9 es contiguo al anterior por su e x t remo superior. La orientación es SW-NE y está expuesto hacia el SE. Tiene unas dimen-siones de 71 cms. de anchura x 62 cms. de alto. Su estado de conservación es muy precario, de tal forma que apenas si se conserva un 20 % del panel, habiendo desaparecido el resto por los efectos del sobrecalentamiento de la roca, lo que ha provocado el descascarillado de la cor-t eza. Únicamente se aprecian algunos tramos aislados de dos motivos diferentes. El más com-plicado podría corresponder a un meandrifor-me de gran desarro l l o. La técnica de ejecución fue un picado fino y pro f u n d o. El Panel 10 está situado justo encima del grabado ru p e s t re descrito anteriormente y, en su origen, junto con los paneles 8 y 9, pudo formar p a rte de un gran petro g l i f o. La orientación es NE-SW y está expuesto hacia el sureste. Ti e n e unas dimensiones de 47 cms. de altura x 33 cms. de ancho. Del motivo sólo se aprecian varios tra-zos aislados que pudieron corresponder a un meandriforme de pequeño desarro l l o. La técni-ca de ejecución fue el picado fino y pro f u n d o. Panel 8 (Lomo Pablo III) Panel 9 (Lomo Pablo III) Panel 10 (Lomo Pablo III) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 215 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) El Panel 11 se encuentra a unos 40 cms. por encima del anterior y a 1,70 metros de altura respecto a la base del dique. La orien-tación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimensiones de 65 cms. de altu-ra x 60 cms. de anchura. La temática está formada por una pequeña herradura senci-lla y una serie de picados aislados. La técni-ca de ejecución fue el picado fino y profun-do. Su estado de conservación es aceptable y de las inscripciones parece que no falta nada, si bien, en cualquier caso, la inscrip-ción no sería mucho más complicada de lo que podemos apreciar en la actualidad. El Panel 12 se localiza a 1,80 metros por encima de la base el dique y a 1,10 metros desplazado hacia el oeste respecto al graba-do rupestre descrito anteriormente. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimensiones de 56 cms. de altura x 36 cms. de anchura. El motivo es una espiral de corto desarrollo con cambio de sentido externo y un pequeño trazo rec-tilíneo aislado. La técnica de ejecución fue el picado fino y profundo. Su estado de conservación es bueno. Lomo Pablo IV: El dique que sirve de soporte a esta estación de grabados rupes-tres24 se inicia, precisamente, cuando finali-za el que alberga el conjunto de petroglifos de Lomo Pablo III. Este afloramiento rocoso está más desplazado hacia el centro del lomo y alcanza una altura, así como una anchu-ra, bastante más considerable que el anterior, formando una serie de afloramientos roco-sos que destacan por encima del terreno circundante. El dique, en su tramo superior, se divide en dos ramales que forman un ángulo recto, dejando en medio una explanada sobre la que se localiza en Panel 8. Panel 11 (Lomo Pablo III) Panel 12 (Lomo Pablo III) 24 PAIS PAIS, F. J.: (1996), pp. 389 y 391. 216 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García La estación de grabados rupestres cuenta con 8 paneles que comienzan a aparecer a unos 100 metros, aproximadamente, lomo arriba del grupo de Lomo Pablo III. Los petroglifos, con la excepción del Panel 8, están muy concentrados donde el dique alcan-za su mayor altura y ubicándose en el ramal que tiene dirección N-S. El único panel que aparece aislado es el 1, quedando separado de los restantes por unos 10 metros y empla-zado en la parte central del dique que, en este punto, alcanza los 7 metros de anchura. Comenzaremos la descripción desde los paneles situados a un nivel mas bajo para ir ascendiendo hacia los bordes de La Caldera de Taburiente. El estado de conservación de esta estación de grabados rupestres es, en líneas genera-les, bastante más aceptable que en el caso de Lomo Pablo III debido, entre otras razones, a que el basalto gris de este dique es mucho más duro y la corteza de la roca no se descas-carillada por los efectos del sobrecalentamiento ocasionado por los incendios forestales. Por ello, el único deterioro observado es el causado por el continuo lavado de los petro-glifos durante miles de años. El Panel 1 tiene como soporte una pie-dra que está en su posición originaria en la p a rte central del dique con una orientación E-W y está expuesto hacia el N. Tiene unas dimensiones de 35 cms. de altura x 32 cms. de anchura. El motivo es una perfecta espi-ral de gran desarrollo que fue ejecutada con la técnica del picado fino y pro f u n d o. Su estado de conservación es bueno y sólo apa-recen pequeñas grietas provocadas por el fuego y la gelifracción. Lamentablemente, hemos de señalar que en la última visita que realizamos al yacimiento no pudimos locali- Vista del panel 8 (Lomo Pablo IV) Vista del panel 2 (Lomo Pablo IV) Panel 1 (Lomo Pablo IV) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 217 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) zarlo por lo que, con toda probabilidad, ha sido robado, aunque tampoco podemos des-c a rtarla posibilidad de que esté enterrado debajo del pinillo. El Panel 2 se encuentra desplazado re s-pecto al anterior por unos 10 metros hacia el W y se encuentra en su posición originaria. La orientación es SE-NW y está expuesto hacia el SW. Tiene unas dimensiones de 65 x 40 cms. Los motivos son cuatro semicírc u l o s concéntricos, aunque bastante irre g u l a res, así como una pequeña herradura sencilla y un t r a zo rectilíneo aislado. La técnica de ejecu-ción fue un picado fino y superficial. Su esta-do de conservación es aceptable. El Panel 3 se localiza en la parte superior del dique y es contiguo al anterior por su extre m o meridional. La orientación es N-S y está expuesto hacia el E. Tiene unas dimensiones de 68 cms. de anchura x 50 cms. de alto. Los motivos son una gran cantidad de semicírculos concéntricos un tanto irre g u l a res, ya que algunos no concluyen, otros parecen dobles y algunos forman una especie de meandriformes. La técnica de ejecu-ción fue el picado fino y superf i c i a l . Una de las hipótesis2 5 más viejas sobre el significado de los grabados ru p e s t res de las c u m b res de La Palma indica que están re l a c i o-nados con el culto al sol. En este sentido, que-remos dejar constancia de que este panel pasa completamente desapercibido por las mañanas y en las horas centrales del día, para comenzar a hacerse visible a partir de media tarde, alcan-zando su máxima definición con la puesta de sol, si bien, como señalamos anteriormente, está expuesto hacia el este. No obstante, también queremos dejar constancia de que, en nuestra opinión, esta circunstancia no establece ningún tipo de dogma, puesto que en la inmensa mayo-ría de las estaciones ru p e s t res de la isla nos encontramos con una sensible diferencia de apre-ciación en función de la forma con que inciden los rayos solares en los paneles. Así por ejemplo, el caso más llamativo nos lo encontramos en el Roque Teneguía, donde los paneles comienzan a apare c e r, como por arte de magia, a partir de media tarde, contabilizándose más de 80 petro-glifos, mientras que en el resto del día apenas si son visibles 10 ó 15 paneles. Panel 2 (Lomo Pablo IV) Panel 3 (Lomo Pablo IV) 25 PAIS PAIS, F. J.: (1996), pág. 391. 218 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García El Panel 4 se encuentra a escasos centíme-t ros al sur del anterior. El soporte es un salien-te rocoso de la parte más alta del dique. La orientación es NE-SW y está expuesto hacia el SE. Tiene unas dimensiones de 23 x 22 cms. El motivo es de reducido tamaño e infor-me, ya que sólo se aprecian una serie de pica-dos que parecen formar pequeños trazos cur-vos. La técnica de ejecución fue un picado fino y superficial. Su estado de conserva c i ó n es malo debido al desgaste ocasionados por los agentes atmosféricos. El Panel 5 es contiguo al anterior por su extremo meridional. Se sitúa en su posición origi-naria sobre el punto más elevado del dique. La orientación es N-S y está expuesto hacia el E. Tiene unas dimensiones de 71 cms. de anchu-ra x 50 cms. de altura. Presenta dos motivos si-tuados a ambos extremos del panel. Uno de ellos se aprecia claramente que son cuatro círc u-los concéntricos, mientras que del otro se dis-tinguen cuatro arcos concéntricos que pudiero n formar otros círculos o semicírculos igualmente concéntricos, e incluso una espiral. La técnica de ejecución fue el picado fino y superficial. La roca presenta numerosas grietas y alguna ro t u-ra ocasionada por los efectos del sobre c a l e n t a-miento durante algún incendio forestal. El Panel 6 se ubica al sur del anterior y, al igual los petroglifos 2, 3, 4 y 6, en la parte supe-rior del dique, en el tramo que adquiere una d i rección N-S. La orientación es N-S y está expuesto hacia el E. Tiene unas dimensiones de 27 cms. de anchura x 18 cms. de altura. El m o t i vo re p resentado es muy complejo y ocupa la mayor parte de la superficie de la roca. Se trata de una espiral de gran desarrollo que se inicia en un pequeño meandriforme. La técni-ca de ejecución fue el picado fino y superf i c i a l . Su estado de conservación es bueno. Panel 4 (Lomo Pablo IV) Panel 5 (Lomo Pablo IV) Panel 6 (Lomo Pablo IV) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 219 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) El Panel 7 está desplazado escasos centíme-t ros hacia el S respecto al grabado descrito ante-r i o r. También se encuentra en su posición ori-ginaria, con una orientación N-S y expuesto hacia el E. Tiene unas dimensiones de 26 cms. de altura x 25 cms. de anchura. Los motivo s son un tanto extraños y de pequeño tamaño. Se trata de un minúsculo meandro en forma de S, otro en forma de T y un punto, por lo que no podemos descartar la hipótesis de que pudiera tratarse de un petroglifo alfabetiforme. La técnica de ejecución fue el picado fino y s u p e rficial, mientras que su estado de conser-vación es bueno. El Panel 8 es, junto con el 1, los dos úni-cos que aparecen emplazados en ambos extre-mos del conjunto. En este caso concreto se ubica en medio en medio de una explanada que aparece al W del ramal del dique donde se re a l i z a ron los demás paneles. Además, el s o p o rte es una laja suelta que tiene unas dimensiones de 25 x 20 cms. El motivo está formado por tres pequeños semicírculos con-céntricos que fueron ejecutados con la técni-ca del picado fino y pro f u n d o. Su estado de conservación es bastante bueno. A todo ello debemos añadir que, durante una visita que realizamos a la zona con moti-vo de un curso que ofrecimos a los Agentes Forestales de la Unidad Insular de Medio Ambiente en el año 1999, descubrimos nuevos grabados rupestres situados entre el arran-que del dique que alberga el conjunto de Lomo Pablo III y el panel 1 de Lomo Pablo II. Los petroglifos estaban realizados en sendas rocas que forman parte de un aflo-ramiento rocoso que no destaca en el terre-no y estaban completamente cubiertos de pinillo y tierra. Por todo ello, estamos con-vencidos de que este conjunto arqueológi-co es aún más interesante de lo que cono-cemos en la actualidad. Panel 7 (Lomo Pablo IV) Panel 8 (Lomo Pablo IV) 220 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García Piedra Llana: Esta estación de grabados ru p e s t res fue descubierta por el Dr. Ma u ro He r n á n d ez Pérez durante las prospecciones arqueológicas efectuadas entre 1973 y 1975 para la elaboración de su Tesis Do c t o r a l2 6. Lamentablemente, no se aporta ningún otro tipo de dato. Según informaciones orales suministradas por el propio investigador, se trata de un gran panel que tiene como soporte una gran laja a la que, en su momento, se le dio la vuelta para evitar que su desaparición. El motivo era, supuestamente, un meandriforme de gran desarrollo. A pesar de los rastreos intensivos que hemos efectuado en estos para-jes, no hemos podido localizar el citado bloque, debiendo confiar en que tal circunstan-cia obedezca a nuestra «torpeza» y no a que los peores temores se hayan confirmado… 5. REFLEXIÓN FINAL No quisiéramos terminar este artículo sin antes hacer una bre ve reflexión. No cabe duda de que el interés por las manifestaciones ru p e s t res de la isla ha ido paulatinamente in crescendo en los últimos años. Buena prueba de ello es la cantidad de publicaciones con cuestiones alusiva s que es posible consultar actualmente, tanto en formato tradicional como virtual, y a través de las cuales se puede tener acceso a trabajos de investigación desarrollados por diferentes autores y a lo largo de distintas etapas. Además, nuestra experiencia nos dice que el arte ru p e s t re posee un a t r a c t i vo especial de cara a la gente de la calle, y eso hay que saber aprovecharlo en aras de la con-s e rvación. Para ello conviene potenciar los procesos de investigación, ya que a la sociedad hay que ofrecerle información contrastada y sobre todo procesada, es decir, inteligible. El lema ve n-dría a ser algo así como «i n vestigar para difundir y difundir para conserva r». Lo que está claro, en cualquier caso, es que los investigadores y la sociedad en gene-ral hemos de hacer causa común si queremos seguir disfrutando de un legado del que en teoría sólo somos custodios, por lo que nuestro deber habría de ser el de hacérselo llegar de forma más o menos intacta a las generaciones venideras. Ojalá siendo conscientes de su existencia aprendamos a valorar y proteger este autén-tico tesoro patrimonial, pues no debemos olvidar que la memoria de los pueblos se fun-damenta en sus referencias materiales. Y aquí hacemos nuestras estas palabras del inves-tigador argentino Christian Vitry27: « Si alguna vez tiene la oportunidad de visitar un sitio con arte ru p e s t re re c u e rde lo que ha leído y disfrute observando sin dañar, algo que fue realizado hace cientos o miles de años por personas tan sensibles e inteligentes como usted; no raye, no toque, 26 HERNÁNDEZ PEREZ, M. S.: La Palma prehispánica, pág. 50. Las Palmas de Gran Canaria, 1977. 27 V I T RY, C.: Revista «Miradas: Artes, Ciencias y Creencias del No rte». Nº 12, diciembre 1997. Salta, Argentina Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 221 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) no moje ni pinte sobre estas bellas expresiones de espiritualidad ancestral; si encuen-tra un petroglifo de dimensiones pequeñas déjelo en su lugar, en el patio de una casa ya no tiene ningún sentido; respete estos ‹santuarios› que nos legaron nuestros ante-pasados y escuche el mensaje que intentan transmitir, para que sus hijos y nietos tam-bién puedan hacerlo». BIBLIOGRAFÍA GENERAL ABREU GALINDO, J.: Historia de la Conquista de las Siete Islas de Canaria, (Santa Cruz de Tenerife), 1977. AZNAR VALLEJO, E.: La conquista en primera persona: las fuentes judiciales, «Actas del XII Colo-quio de Historia Canario-Americana», (Las Palmas de Gran Canaria), 1998, Págs. 363-394. F RUTUOSO, G.: «Las Islas Canarias (de «saudadec da Terra»)», «Fontes Re rum Canariarum», XII, (La Laguna), 1964. HERNANDEZ PEREZ, M. S.: Contribución a la Carta Arqueológica de la Isla de La Palma (Cana-rias), «Anuario de Estudios Atlánticos», XVIII, (Madrid-Las Palmas), 1972, Págs. 537-641. — La Palma prehispánica, (Las Palmas de Gran Canaria), 1977. PAIS PAIS, F. J.: El estado de conservación de los yacimientos arqueológicos dentro del Parque y Preparque de La Caldera de Taburiente (Isla de La Palma), «Tabona», VII, (La Laguna), 1991, Págs. 179-198. — La economía de producción en la prehistoria de la isla de La Palma: la ganadería, (Santa Cruz de Tenerife), 1996.
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Calificación | |
Título y subtítulo | Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma): una aproximación a la prehistoria del Cantón de Tenagua |
Autor principal | Herrera García, Francisco José ; Jorge Pais Pais, Felipe |
Entidad | Sociedad de Estudios Generales |
Publicación fuente | Revista de Estudios Generales de la isla de La Palma |
Numeración | Número 00 |
Sección | Estudios |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Santa Cruz de La Palma |
Editorial | Sociedad de Estudios Generales de la isla de La Palma |
Fecha | 2004 |
Páginas | pp. 185-222 |
Materias | Historia ; Etnografía ; Patrimonio ; Cultura ; Canarias ; La Palma ; Publicaciones periódicas ; Arte rupestre ; Prehistoria ; Tenagua |
Enlaces relacionados | Enlace a la Revista en la web del editor: http://www.palmensis.com/estudios-generales/ |
Notas | Actas del I Congreso (I): Historia y Etnografía |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 17282988 Bytes |
Texto | Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 185 1. INTRODUCCIÓN La isla de La Palma estaba compartimentada a finales del siglo X V, poco antes de la lle-gada de los conquistadores castellanos, en 12 cantones independientes que, fundamen-talmente en la mitad norte de la isla, vienen a coincidir, prácticamente, con los actuales municipios. Las fuentes etnohistóricas nos ofrecen muy escasos datos sobre Puntallana. La única re f e rencia conocida nos la pro p o rciona J. Ab reu Ga l i n d o1 quien, a la hora de descri-bir los diferentes señoríos prehispánicos, hace una escueta mención a este territorio: El sép-timo señorío y térm i n o, Tenagua hasta el término de Adeyahamen, y era señor At a b a ra. La cita anterior nos aporta muy poca información sobre los límites territoriales del bando de Tenagua. Sólo podemos inferir que se situaba entre Tedote al sur (actuales municipios de Sa n t a LAS MANIFESTACIONES RUPESTRES DEL MUNICIPIO DE PUNTALLANA (LA PALMA): UNA APROXIMACIÓN A LA PREHISTORIA DEL CANTÓN DE TENAGUA. Felipe Jorge Pais Pais* – Francisco Herrera Garcíaa Resumen: El municipio de Puntallana posee un interesante patrimonio arqueológico que, has-ta la fecha, no había sido analizado de una forma global. En este artículo, centrado en la peculiari-dad de sus manifestaciones ru p e s t res, se hace asi-mismo re f e rencia a los elementos asociados a la actividad pastoril de cumbre, a los enclaves de ca-rácter sepulcral o al modo en que se organizó la vida cotidiana en los lugares de habitación perma-nentes, partiendo del análisis de un amplio nú-m e ro de enclaves diseminados por lo que una vez fue conocido como cantón de Tenagua. Palabras clave: Manifestaciones rupestres, pastoreo estacional, yacimientos arqueológi-cos, necrópolis, cueva, barranco, amontona-miento de piedras. Abstract: This essay focuses on the descrip-tion of several archaeological sites located in Puntallana, an area on the east side of La Pa l m a . He re for the first time a compre h e n s i ve survey is o f f e red of the pre h i s t o ry of this municipality. Ap a rt from giving a detailed account of the spe-cial features of its rupestrian art, we also include re l e vant re f e rences to features associated with sea-sonal upland pasturing, burial sites and the way daily life was organized in the permanent dwe l-lings. Our analysis is based on the study of nume-rous sites which are spread throughout the lands which once we re known as “Canton of Te n a g u a”. Key words: Rupestrian art, seasonal pastu-ring, archaeological sites, cemetery, cave , ravine, stone piles. * Dr. en Prehistoria. Jefe de Sección de Patrimonio Histórico y Arqueología del Exc m o. Cabildo Insular de La Pa l m a . a Arqueólogo especialista en arte rupestre. 1 ABREU GALINDO, J. DE: Historia de la conquista de las siete islas de Canaria, pág. 268. Santa Cruz de Tenerife, 1977. 186 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García Cruz de La Palma, Breña Alta y Breña Baja), con una línea divisoria establecida en Barranco Seco y Ad e y a-hamen (San Andrés y Sauces) al norte, cuya fro n t e r a debió emplazarse en el cauce del Barranco de La Fu e n t e , uno de los ramales del Barranco Hondo-La Galga y al cual se une cerca de su desembocadura. Si esta hipótesis fuese cierta, podemos afirmar que Tenagua fue uno de los cantones más pequeños de la antigua Be n a h o a re , aunque ello no implica, necesariamente, que sus re c u r-sos naturales (pastizales, fuentes, cuevas, etc.) fuesen limitados, sino más bien todo lo contrario, tal y como t r a t a remos de demostrar a lo largo de este trabajo. Precisamente, el topónimo Te n a g u a podría estar relacionado con la abundancia de uno de los elementos fundamentales a la hora de explicar la concentración de los benahoaritas en determinadas zonas, puesto que algunos datos pare c e n indicar que el mismo hace re f e rencia a la riqueza hídrica de este territorio. En este sentido, Ga s p a r Fru c t u o s o2 nos ofrece una valiosa información a este re s p e c t o : «… Tenagua, donde hay una fuente de buena agua que nace en tierra llana, entre unas lajas movedizas… La tierra es tan profunda y arcillosa, que por mucha agua que llueva, toda la embebe, y por eso se llama (según creo) Tenagua, o porque hay en torno cuatro o cinco fuentes hasta llegar al Barranco de Santa Lucía.» En la actualidad, se sigue conservando el topónimo de Tenagua, haciendo referencia a un caserío del municipio de Puntallana, así como a una elevación del terreno. Sin embargo, se conserva otro nombre, más antiguo que el proporcionado por J. Abreu Galindo, que aparece en un acta notarial redactada en la Villa del Real de Las Palmas (Gran Canaria), fechada el 27 de agosto de 1495 (apenas dos años después de la con-quista castellana), en la que se hace referencia al bando de Candagua3: «… e las otras treynta ánimas tomaron en La Galga, dentro en el vando de Candagua, y que saben que eran de los de guerras del propio vando de Candagua … que los tornaron a la dicha ysla de La Palma e que a la sazón este testigo estaba en La Gomera e que después de ésto fue de armada a la dicha ysla e que ayudó a tomar de los propios esclavos que asy se boluieron a la Punta Llana…» 2 FRUCTUOSO, G.: Las Islas Canarias (de «saudadec da Terra»), pág. 122. La Laguna, 1964. 3AZNAR VALLEJO, E.: La conquista en primera persona: las fuentes judiciales. Actas del XII Coloquio de Historia Canario-Americana (1996), pp. 363-394. Las Palmas, 1998. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 187 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) Con toda probabilidad, se trata del mismo topónimo y su diferencia se debe a la mala transcripción del nombre, lo cual es bastante habitual en la gran mayoría de las crónicas de la conquista, donde una misma palabra puede ser escrita de dos o más formas muy parecidos entre sí. Por último, otros datos muy interesantes sobre esta zona de la isla los encontramos reseñados en un episodio4 que se desarrolla en algún lugar de las costas de Tenagua y que, a pesar de su ambigüedad y brevedad, nos proporciona indicios sobre las relaciones que mantenían entre sí los diferentes cantones: «Los vasallos de la isla del Hi e r ro, aunque no por vengar la muerte de su señor Gu i l l é n Peraza, sino con codicia de la presa que en esta isla se hallaba de cueros y sebo, solí-an muchas veces pasar de la isla del Hi e r ro a la de La Palma, a cautivar palmeros y robarles los ganados. Y entre otros saltos que dieron, fue uno en el término del capi-tán At a vara, donde al presente dicen la Puntallana; y cautiva ron al capitán Chentire , que a la sazón había pasado con su ganado. Pe ro, después de preso, con solo un brazo que tenía, como habemos dicho, se desasió de ellos y se les huyó. Visto por los cris-tianos que aquel palmero se les había ido y que, si apellidaba la tierra, no les iría bien ni harían presa, se embarc a ron luego y fueron más abajo, a dar otro salto, en el tér-mino y señorío de Juguito y Ga rehagua, que fue en Ti g a l a t e … » El interrogante principal que plantea esta cita textual es averiguar qué hacía Chentire, señor de Ahenguareme (actual municipio de Fuencaliente), tan al norte de sus dominios y acompañado de sus ganados. Evidentemente, una «invasión» de este tipo sólo sería posi-ble con o sin el consentimiento de Atavara, capitán de Tenagua. En el primer caso, se tra-taría de relaciones amistosas y aceptadas, aunque desconocemos a cambio de que con-trapartidas se permitía el aprovechamiento de los pastizales que, quizás, podrían hacerle falta más adelante a las gentes de su propio cantón. Se podría pensar en algún tipo de acuerdo económico (trueque, cesión de cabezas de ganado), simple amistad, lazos de parentesco entre ellos o, simplemente, que la abundancia de pastos en Tenagua era tal que podían facilitar su explotación a los vecinos. Sin embargo, tampoco podemos des-cartar la hipótesis de que nos encontremos ante una más de las frecuentes escaramuzas y guerras en que se vieron implicados los diferentes bandos prehispánicos de la isla. Y poco más sabemos. Como si de un oscuro vaticinio se tratara, hemos de decir que tal parquedad de datos se corresponde con la escasez de estudios científicos que sobre esta zona hay referidos a la etapa anterior a la conquista, los cuales se han limitado a mono-grafías de unos pocos yacimientos que por su singularidad y el interés de los elementos hallados fueron citados por aquellos investigadores que centraron sus trabajos en el terri- 4 ABREU GALINDO, J: Historia de la Conquista de las Siete Islas de Canaria, pág. 278. Santa Cruz de Tenerife, 1977. 188 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García torio insular palmero, pero que en ningún caso afrontaron el reto de articular un estu-dio global sobre el antiguo señorío de Tenagua. Hemos de precisar que tampoco es esta nuestra intención con el presente artículo, pues un trabajo de este tipo requiere de un espacio mucho más amplio y de unos datos que a día de hoy no tenemos. No obstante, con la excusa de analizar las manifestaciones rupestres de la zona, trataremos de estruc-turar diversos elementos y cuestiones relacionadas con la etapa prehispánica en el actual municipio de Puntallana. 2. HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA Las primeras noticias que con carácter científico podemos atribuir al territorio pun-tallanero nos fueron proporcionadas por el Dr. Mauro Hernández Pérez5, quien, en 1972, daba a conocer la existencia de numerosas cuevas naturales de habitación en las márgenes del Barranco de Nogales, en concreto cerca de su desembocadura, destacando en particular la abundancia de lascas de basalto que podían observarse en superficie. Este mismo investigador, en un trabajo posterior6, fue el descubridor de la extraña estación de grabados rupestres situada en la margen derecha del Barranco de Nogales, si bien su ubicación exacta era muy imprecisa, ya que sólo nos apunta que se encuentra muy cerca de la desembocadura del barranco. El Dr. Ma u ro He r n á n d ez Pérez7 también fue el autor del hallazgo de una estación de grabados ru p e s t res de tipo geométrico localizada en la zona de Piedra Llana, que es la cota altitudinal más elevada de este municipio, ya en los bordes de La Caldera de Ta b u r i e n t e . En 1977, los Dres. Ma u ro He r n á n d ez Pérez y Dimas Ma rtín Socas, adscritos a la Un i versidad de La Laguna, lleva ron a cabo una exc a vación arqueológica en una intere s a n-te necrópolis situada en la margen izquierda del Barranco del Espigón, al norte de la zo n a de Ma rtín Luis. Desgraciadamente, y a pesar de la gran cantidad de restos humanos que se d e s c u b r i e ron, entre ellos la única momia que se conoce en la etapa prehispánica palmera, sólo contamos con una pequeña re f e rencia sobre los hallazgos, y sobre los que nos deten-d remos en otro apartado, que aport a ron por primera vez datos objetivos acerca de las prác-ticas funerarias llevadas a cabo por los primitivos habitantes de La Pa l m a . Las prospecciones arqueológicas más intensivas que, hasta el momento, se han desarro l l a-do en este municipio se lleva ron a cabo durante los años 1986, 1987, 1988 y 1990–92 duran-te la realización del In ve n t a rio Etnográfico y Arqueológico del Pa rque Nacional de La 5 HERNÁNDEZ PÉREZ, M.S.: Contribución a la Carta Arqueológica de la Isla de La Palma (Canarias), «Anuario de Estudios Atlánticos», XVIII, pág. 606. Madrid-Las Palmas, 1972. 6 HERNÁNDEZ PEREZ, M. S.: La Palma prehispánica, pág. 50. Las Palmas de Gran Canaria, 1977. 7 Idem. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 189 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) Caldera de Ta b u ri e n t e, que fue enteramente financiado por el entonces I C O N A ( Instituto para la Conserva-ción de la Na t u r a l eza). Los trabajos fueron dirigidos por el Dr. Felipe Jorge Pa i s Pais y, en las tres primeras campañas, también part i c i-pó D. Domingo Acosta Fe-lipe. En la segunda y terc e r a fases interv i n i e ron, además de los dos inve s t i g a d o res re-señados anteriormente, Dª. María del Carmen Ga rcía Ma rtín y D. Francisco de La Ro s a A r rocha. Durante estos trabajos se descubrieron, a pesar de que Puntallana es el municipio que cuenta con un sector de cumbre más estrecho, una gran cantidad de interesantes con-juntos prehispánicos entre los que sobresalen algunas estaciones de grabados ru p e s t res geo-métricos, un amontonamiento de piedras y numerosos conjuntos pastoriles (campamentos, abrigos y paradero s ) . En 1998 el Exc m o. Cabildo Insular de La Palma encargó al Centro Internacional para la conservación del Patrimonio (C I C O P) la redacción del Plan Insular de Pa t ri m o n i o Hi s t ó rico de la isla de La Pa l m a. La parte de Arqueología fue realizada por Felipe Jo r g e Pais Pais y en ella incluimos los principales conjuntos prehispánicos que, hasta entonces, se conocían de Puntallana, como los de Piedra Llana, Lomo Pablo y Barranco del Espigón. En este trabajo se incluyen datos sobre las características de los yacimientos, su estado de c o n s e rvación y se establecen una serie de propuestas para su protección y conserva c i ó n . En el año 2000 la Dirección General de Patrimonio Histórico de Canarias contrató al Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP) para la elabora-ción de la Actualización de la Carta Arqueológica de la Isla de La Palma. En este estu-dio no se trataba de realizar nuevas prospecciones arqueológicas, sino de reunir en un único documento todos los datos que se conocían hasta ese momento sobre los conjun-tos arqueológicos y que estaban dispersos en multitud de informes y publicaciones. En la memoria se incluyó la información disponible de todos y cada uno de los municipios palmeros. El director del proyecto fue el Dr. Felipe Jorge Pais Pais. Finalmente, debemos reseñar que entre los años 2001, 2002 y 2003 se ha realizado, por parte de Felipe Jorge Pais Pais, la Actualización de la Carta Arqueológica del Parque y Preparque de La Caldera de Taburiente. Este Proyecto de Investigación ha sido finan-ciado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales (Ministerio de Medio Am- Poblado de cuevas (Barranco de Nogales) 190 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García biente). En el transcurso de los rastreos superficiales pudimos localizar varios asenta-mientos pastoriles nuevos en las cumbres de Puntallana. Por último, queremos dejar constancia de que Puntallana, tal y como se ha podido comprobar por los datos aportados en el presente artículo, no cuenta aún con su Carta Arqueológica. En este sentido, la Consejería de Cultura, Educación y Patrimonio Histó-rico del Excmo. Cabildo Insular de La Palma tiene el empeño de completar la Carta Ar-queológica Insular en el año 2010, a través del convenio de colaboración entre esta ins-titución y el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP). Por tanto, si los planes se cumplen, a Puntallana le tocará el turno en el 2007. 3. LOS BENAHOARITAS DE TENAGUA La ausencia de la Carta Arqueológica de Puntallana supone la imposibilidad de rea-lizar un estudio riguroso acerca de la organización de este territorio en época prehispá-nica, ya que hasta la fecha sólo se han estudiado unos pocos yacimientos en las zonas de habitación permanente (costas y medianías). Por el contrario, las áreas mejor conocidas (reborde montañoso de La Caldera de Taburiente) corresponden a una dinámica pasto-ril de aprovechamiento estacional que está alejada de lo que sería el quehacer cotidiano de los benahoaritas que se asentaron en este cantón. A pesar de todo, y de cara a la rea-lización de este trabajo, hemos procedido a recopilar estos datos bibliográficos que, en muchos casos, hemos contrastado mediante las oportunas labores de campo, al tiempo que hemos enriquecido el catálogo de yacimientos de Puntallana mediante la localiza-ción y estudio de nuevos asentamientos y vestigios prehispánicos. Aún así, y en el estado actual de la investigación arqueológica, podemos hacernos una idea bastante fiable de lo que fue el poblamiento prehispánico en esta zona de la isla, así como las actividades económicas que desarrollaron, las costumbres funerarias que prac-ticaron y los ritos en que fundamentaron sus creencias mágico-religiosas. Todos estos datos, por otro lado, apuntan hacia unos comportamientos muy similares a los que se han detectado en otros puntos de la antigua Benahoare y sobre los que contamos con muchísima más información. 3.1 El hábitat en el cantón de Tenagua El actual municipio de Puntallana se encuentra enclavado en una de las zonas más privilegiadas de la isla de La Palma, tanto en lo que se refiere a sus condiciones climáti-cas como a la abundancia de recursos naturales de todo tipo y que lo convertían en ideal para el asentamiento de una población que extraía de su entorno más inmediato todos los bienes necesarios para su subsistencia diaria, tanto en los que se refiere a su alimen- Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 191 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) tación como a una serie de materias primas vitales para fabricar infinidad de utensilios (piedras, madera, conchas marinas, etc.). La influencia de los vientos alisios provoca unas temperaturas bastante suaves a lo largo de todo el año, existiendo una clara diferencia entre la mitad norte y la sur. La primera es mucho más húmeda, por lo que sus medianías están cubiertas de frondosos bosques termófilos y lau-r i s i l va, mientras que la parte meridional es más seca y con un predominio de los pinares. Esta c i rcunstancia tendría sus consecuencias a la hora de establecer un límite superior del pobla-miento prehispánico que, a buen seguro, alcanzaría una cota altitudinal mucho más eleva d a en la zona de Tenagua y El Granel que en la de La Galga, por ejemplo. El hábitat preferido por los benahoaritas del bando de Tenagua se encontraba en las nume-rosas cuevas, covachas y cejos que se abren en las márgenes de los barrancos y barranqueras que surcan sus parajes, así como en la parte alta de los acantilados costeros. Además, durante las prospecciones superficiales pudimos compro b a r, al igual que sucede en otros puntos de la isla (Ba r l ovento, Villa de Ma zo, El Paso, Tijarafe y Pu n t a g o rda), como los aborígenes explo-t a ron cualquier cavidad natural que se encontraron, por precarias condiciones de habitabili-dad que tuviesen. Esta circunstancia parece ava l a r, una vez más, el sobrepoblamiento que s o p o rtaba la isla cuando llegaron los conquistadores a finales del siglo X V, coincidiendo con la fase cerámica I V8. Además, esta parte de la isla fue habitada desde el primer momento de su arribada a la isla, en el siglo V a. C., hasta 1492, tal y como lo indica la presencia de frag-mentos de cerámica de las Fases I, I Ia, I Ib, I I Ia, I I Ib, I I Ic, I I Id, I Va y I Vb. Los principales poblados de cuevas se establecieron en los tramos medio e inferior de los profundos barrancos y barranqueras que surcan su orografía. Los conjuntos más inte-resantes se localizan en la margen izquierda de Barranco Seco, en El Barranco del Agua, Barranco del Espigón, Barranco de Oropesa, Barranco del Tanque, Barranco Ho n d o - Nogales y margen derecha del Barranco de La Galga. En el estado actual de la inve s t i g a-ción nos es imposible conformar otros datos como la pre f e rencia por una ve rtiente u otra del barranco, tal y como se aprecia claramente en los barrancos de Tijarafe y Pu n t a g o rd a ; el favoritismo por los asentamientos en barranqueras poco profundas y de laderas suave s ; la presencia o ausencia de asentamientos superficiales en poblados de cabañas en la part e superior de los interfluvios, etc. No obstante, y a tenor de las escasas prospecciones super-ficiales realizadas, todo apunta a un poblamiento muy intensivo y concentrado tanto en las ve rtientes de solana como en las de umbría, e igual de abundante en todo tipo de barran-cos y barranqueras. Así, por ejemplo, hemos comprobado como en la margen izquierda del Espigón las cavidades fueron ocupadas con tal intensidad que los restos arq u e o l ó g i c o s s u p e rficiales (fragmentos de cerámica, piezas líticas, restos óseos y malacológicos, etc.) son 8NAVARRO MEDEROS, J.F. y MARTÍN RODRIGUEZ, E: La prehistoria de la isla de La Palma: una propuesta para su interpretación. Tabona, VI, pp. 147-184. Santa cruz de Tenerife, 1987. 192 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García tan abundantes que los podemos encontrar a lo largo de las laderas al haberse desplazado estos vestigios a favor de la pendiente. Evidentemente, uno de los recursos naturales esen-ciales que debían existir para el sostenimiento de g rupos humanos numero-sos no era otro que la pre-sencia de fuentes y abun-dantes pastizales, tal y como c o m p ro b a remos en otro a p a rt a d o. Y, en este sentido, debemos reseñar que Puntallana es uno de los municipios más agraciados de la isla en lo que se re f i e re a presencia de puntos de agua permanente por toda su orografía, desde la orilla del mar a las c u m b res más elevadas. De la abundancia de este preciado bien es fiel reflejo esta cita textual de Gaspar Fru c t u o s o9: «…Tenagua, donde hay una fuente de buena agua que nace en tierra llana, entre unas lajas movedizas…La tierra es tan profunda y arcillosa, que por mucho agua que llueva, toda la embebe, y por eso se llama (según creo) Tenagua, o porque hay en torno cuatro o cinco fuentes hasta llegar al Barranco de Santa Lucía…». Así, algunos de los poblados de cuevas más importantes se localizan en los barrancos del Agua y Los Tanques, cuyo topónimo es un claro reflejo de la abundancia del líquido elemento a lo largo de su desarrollo desde la cumbre hasta el mar. En las zonas de media-nías y costa las fuentes y manantiales que aún existen, aunque no debemos olvidar que en la época prehispánica aún serían mucho más numerosas, son las siguientes: en Tenagua la del Fanchón; en Santa Lucía la Fuente Benama; en San Juan de Puntallana las de Juego de Bola y San Juan; en El Granel las de El Caldero, La Corza, El Corcho, etc. A todas ellas debemos añadir la de El Bebedero, Santa Lucía, El Bogio, Fuentiña, Iglesias, Pires, Los Loros, Fuente de Pedro Vas, La Faya, Bethancourt, Los Pinos, Bermejo, Cubocas, Alfardas, Cubribuela, Los Sauces, etc.10 9FRUTUOSO, Gaspar: Las Islas Canarias (de «saudadec da terra»), «Fontes Rerum Canariarum», XII, pág. 122. La Laguna, 1964. 10 PAIS, F. J.: La economía de producción en la prehistoria de la isla de La Palma: la ganadería, pp. 368- 369. Santa Cruz de Tenerife, 1996. Vista general del Barranco del Agua Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 193 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) En las laderas de los barrancos, desde la orilla superior al propio cauce, nos encon-tramos con infinidad de cavidades naturales, de todos los tamaños y orientaciones, que fueron habitadas por los benahoaritas. Algunas de ellas son gigantescas, con capacidad suficiente para albergar un grupo familiar amplio, que puede llegar a las 15-20 personas. No obstante, y al igual que sucede en el resto de la isla, también ocuparon pequeñas cova-chas y cejos, con nulas o precarias condiciones de habitabilidad al estar muy desprotegidos o ser muy incómodas, en las que sólo hallarían cobijo una o varias personas, como máximo. La e s c a s ez en restos arqueológicos superficiales y la pequeña capa sedimentaria que contienen, p a rece sugerir una ocupación temporal o eventual que podría estar relacionada con la prácti-ca de la actividad pastoril en estos riscos. Los pastores vigilarían los movimientos de sus mana-das mientras estaban perfectamente re s g u a rdados de las inclemencias meteorológicas. La mayoría de las cuevas se ocuparían sin la necesidad de realizar grandes obras art i f i c i a-les, aunque ello dependería, en última instancia, de las condiciones de habitabilidad que re u-niesen. A pesar de que en la actualidad es muy difícil apreciar este tipo de obras debido a su i n t e n s i va reutilización hasta hace escasas fechas como corrales, pajeros, etc., se adivinan una serie de estructuras cuyo origen es, a buen seguro, prehispánico, especialmente en la base de los muros artificiales de piedra seca que delimitan el frente o sectorizan el espacio interior. Desgraciadamente, también hemos podido constatar el lamentable estado de conser-vación en que se encuentran muchos de los yacimientos arqueológicos de Puntallana debido a la intensiva reutilización de las cuevas como pajeros, corrales de cabras, etc. A ello debemos añadir los destrozos provocados por los expoliadores, especialmente en las zonas más próximas a Santa Cruz de La Palma y durante la década de los 60 y 70 del siglo XX, debido a la acción de algunos miembros de la Organización de Juventudes Española para conseguir materiales con que rellenar las vitrinas de sus salones en la capi-tal. En estas actividades clandestinas se encuentra el germen de algunas de las coleccio-nes privadas de restos arqueológicos que aun existen en la isla y en Tenerife. 3.2 Los yacimientos funerarios A pesar de que aún no contamos con la Carta Arqueológica de Puntallana podemos decir que en este municipio se ha descubierto la necrópolis más interesante de La Palma, pues cuenta con los únicos restos momificados que se conocen en la etapa prehispánica insular. El yacimiento funerario se localiza en la parte alta del tramo medio de la margen izquierda del Barranco del Espigón. Lamentablemente, nunca se ha realizado una publi-cación detallada sobre las excavaciones llevadas a cabo en 1977 por parte de los Dres. Mauro Hernández Pérez y Dimas Martín Socas. Los únicos datos sobre estos trabajos se encuentran en una publicación del primer investigador y dicen lo siguiente11: 11 HERNÁNDEZ PEREZ, M.S.: La Palma prehispánica, pág. 45. Las Palmas de Gran Canaria, 1977. 194 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García «En esta cueva, bajo una fina capa de tierra mezclada con excrementos de aves se encontraron, sin conexión anatómica, restos óseos humanos pertenecientes a varios individuos, y al fondo de la cueva, y a un mismo nivel, los cadáveres que conservan restos de piel en algunas partes de su cuerpo. Aparecen cubiertos en parte por pieles de animales perfectamen-te curtidas y cosidas y atados con cuerdas vegetales. Uno de los cadá-veres estaba en posición decúbito supino, y decúbito lateral flexionado el otro, el cual, cuando se inició la excavación, carecía de parte del tórax y de las extremida-des superiores. Ambos descansaban directamente sobre el suelo rocoso, sobre el cual en algunas partes se habían colocado hojas de pino y de otras especies vegeta-les. El único ajuar que se les pudo asociar son algunas ‹mocas›. Se hallaron, ade-más, en las proximidades de los restos humanos fragmentos cerámicos sin decorar, «mocas», patellas, punzones, un pequeño cuenco de madera y algunas ramas de palmera y de otros árboles, en ocasiones atadas con cuerdas vegetales.» Pero es que, además de las dos momias indicadas en el párrafo anterior, se descubrie-ron los restos humanos de otras 16 personas que, actualmente, están depositados en el Departamento de Prehistoria de la Universidad de La Laguna. De la cita textual anterior se desprenden varios aspectos: 1) La existencia de algún tipo de diferenciación social que, obviamente, se man-tenía incluso después de la muerte. Los personajes momificados pertenecerían a indivi-duos de un elevado rango, puesto que todas las demás cuevas funerarias que se conocen en La Palma los cadáveres no recibieron un tratamiento tan especial, sino que se limita-ron a colocarles una ajuar funerario más o menos rico. 2) La utilización de materias vegetales o «chajasco» debajo de los cuerpos para evi-tar el contacto de los cuerpos con el suelo y que es una constante en otros yacimientos arqueológicos de similares características, como veremos más adelante. 3) La utilización de cuerdas trenzadas para envolver las momias o, como sucedía en una de las tres cuevas funerarias del Barranco de La Baranda (Tijarafe), para atar los huesos largos en una especie de «feje» o haz. 4) El empleo como ajuar funerario de «mocas» (lanzas), al igual que en el Barranco de La Baranda (Tijarafe). Momia procedente del Barranco del Espigón (Museo Insular de La Palma) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 195 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) En febrero de 1992 realizamos una inspección arqueológica en el propio Barranco del Espigón acompañados por un grupo de especialistas en escalada, entre los cuales se encontraban D. Isidro Valencia, D. Isaac Denis Rodríguez Alonso, Dª Conny Spelbrink y Dª Candelaria López Cabrera, quienes habían descubierto varias cuevas funerarias de extraordinario interés. La primera de ellas se localiza en la parte inferior de la margen derecha del barranco, muy cerca del cauce actual. La cavidad, en principio, presenta unas excelentes condicio-nes de habitabilidad en cuanto a sus dimensiones y protección contra las inclemencias del tiempo. No obstante, existen una serie de condicionantes que desaconsejaron su ex-plotación como cueva de habitación. Por un lado, al estar ubicada en la parte más baja de la ladera, unido a la estrechez del propio cauce y el tener una boca muy angosta, hacen que su interior sea muy oscuro. Y por otro, las circunstancias anteriores hacen también que el interior sea muy húmedo, especialmente en los inviernos, con abundantes y nume-rosos rezumes de agua desde el techo y las paredes laterales. Además, la proximidad del cauce y el peligro consiguiente que representaban las avenidas de agua desaconsejarían que pudiera ser ocupada para vivir de forma permanente. La boca de la necrópolis estaba tapiada por un muro de piedra seca del que sólo se conservaba la base. El sistema constructivo consistía en una o varias hileras de rocas de grandes dimensiones. La anchura en la entrada supera ligeramente los 2 metros y la altu-ra apenas si alcanza el metro. Sin embargo, el interior es mucho más espacioso al ensan-charse hasta los 3 metros y la profundidad máxima es de 6 metros. Asimismo, la altura es la suficiente para permitir la estancia de una persona completamente erguida. Los primeros indicios apuntan a que nos encontramos ante una necrópolis en la que re c i-b i e ron sepultura una gran cantidad de individuos. Desgraciadamente, al tener un acceso muy fácil, ha sido saqueada de forma sistemática. El piso estaba cubierto de innumerables frag-mentos óseos descontextualizados e inconexos de todas las partes del cuerpo humano, desde los más pequeños (falanges, piezas dentarias, tro zos mandibulares, etc.) hasta los huesos lar-gos de piernas y brazos. Además, una madriguera de conejos nos permite aseverar que cuen-ta con algo de estratigrafía, ya que sobresalían restos óseos de los sedimentos. Por otro lado, el piso estaba «sembrado» de fragmentos de materia vegetal, como hojas de palma y ramas de retama, que muy bien pudieron formar parte del lecho funerario en que se depositaban los cadáveres. Los pedazos de madera más gruesos podrían corres-ponder a tablones funerarios similares a los de la cueva funeraria de La Palmera (Tijarafe), o bien formaron una especie de «sarcófagos», como en una cueva sepulcral saqueada en El Huerto de Los Morales (Barranco de Fernando Porto. Garafía). En el interior de la cavidad se conservan varios amontonamientos de piedra que no pare-cían estar en su posición originaria al haber sido re m ovidas por los saqueadores. A pesar de todo, en la parte más profunda de la cueva se conservaban algunas rocas de gran tamaño que 196 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García estaban in situ. En el estado actual de la investigación, y hasta que no se realice la o p o rtuna exc a vación arq u e-ológica, es imposible saber si este aparejo formaba part e del muro que tapiaba la boca o bien si servía para de-limitar los diferentes ente-rramientos, tal y como suce-día en las necrópolis de La Palmera (Tijarafe) o La Cu-caracha (Villa de Ma zo). A unos 150 metros, aproximadamente, cauce arriba respecto a la necrópolis descrita anteriormente, aunque ubicada en la parte superior de la margen izquierda del Barranco del Espigón, existe una cavidad sepulcral que, a pesar de que ya había sido visitada por otras personas, presentaba el mejor estado de conservación que hemos observado hasta la fecha en este tipo de yacimientos en La Palma. Esta circunstancia obedecía, funda-mentalmente, a su inaccesibilidad al estar colgada en la parte media-alta de los riscos. Está separada por apenas unos 50 metros de la necrópolis que fue excavada por los Dres. Mauro Hernández Pérez y Dimas Martín Socas. Ambos yacimientos presentan unas características geológicas muy similares. Se localiza a unos 18 metros por encima de la base de un gigantesco risco que señala el límite superior de las laderas de esta margen del barranco. Se trata de un cejo que tiene una anchura de unos 8 metros y una profundi-dad máxima de 2,50 metros en el extremo izquierdo. Está dividida en dos sectores situa-dos a distinto nivel por un saliente rocoso natural. La parte derecha, que queda aun nivel más bajo, contiene los restos arqueológicos super-ficiales más abundantes y ha sido escarbada, aunque superficialmente, por expoliadores. La gran mayoría de los materiales estaban colocados sobre los afloramientos de la roca madre . Los únicos vestigios humanos correspondían a una serie de piezas dentarias. No obstante, a p a recía una capa de sedimentos debajo de la cual, con toda seguridad, se encuentran los enterramientos. También localizamos una serie de piezas líticas de basalto y un fragmento de cerámica de una vasija antigua y con una decoración muy peculiar, no observada hasta entonces, consistente en la realización de un círculo con el método del bulto re d o n d o. En el otro compartimento de la cueva, situado en la mitad izquierda, más profundo y ancho que el anterior, se observaban los restos de una persona adulta de edad avanza-da. El cráneo, que estaba ladeado, había sido desenterrado por los descubridores del yaci-miento, aunque estaba en su posición originaria. Además, dispersos por varios puntos de Cueva funeraria (Barranco del Espigón). Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 197 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) este sector, se apreciaban otros fragmentos óseos como vértebras, falanges, etc. Con toda probabilidad, existe más de un enterramiento puesto que, en el extremo izquierdo, se apreciaban otros restos humanos que no guardaban relación con el cadáver principal. Junto a la calavera sobresalían dos tablones de madera en muy mal estado de conserva-ción. Así mismo, se observaban ramas y hojas de palmera y retama que pudieron formar parte del «chajasco» sobre los que se depositó el cuerpo. También al lado del cráneo des-cubrimos varias conchas de lapas. Finalmente, debemos destacar otro dato muy interesante, como fue el hallazgo de numerosos pedazos de carbón en la zona de unión de los dos sectores de la necrópolis y donde, en teoría, deberían encontrarse los pies del cuerpo que ocupa la parte izquierda de la cueva. Estos restos podrían estar indicando la práctica de la cremación, si bien no se apreciaron huesos quemados y los materiales vegetales tampoco presentan huellas de haber estado expuestos al fuego. También podríamos pensar en la realización de sacrifi-cios o comidas rituales. Sin duda, el interés de este yacimiento arqueológico es extraordinario, sobre todo si se sigue manteniendo en el mismo estado de conservación en que lo encontramos. Los datos que puede suministrar esta necrópolis para el conocimiento de las costumbres fune-rarias de los benahoaritas están fuera de toda duda, aunque para ello habría que realizar la oportuna excavación. A comienzos de 1992, Dª Conny Spelbrink descubrió una pequeña cueva funeraria en la parte alta del acantilado costero y en la margen derecha de una barranquera que recorre los riscos, en las inmediaciones de la zona conocida por Puerto Trigo. La cavidad se abre en medio de un escarpe rocoso que se ha derrumbado parcialmente, quedando a un metro por encima de la base del mismo. La covacha consta de dos sectores claramen-te definidos. La mayor parte del espacio útil está ocupado por la dependencia que se extiende por la entrada y la parte central y la mitad izquierda del fondo. Su altura máxi-ma apenas si alcanza el metro. La anchura máxima es de 1,80 metros en la boca. La pro-fundidad no sobrepasa los 2 metros. El enterramiento propiamente dicho se encontraba en una pequeña oquedad que apa-rece en el extremo derecho de la covacha y en la parte más profunda. Este recinto tiene una planta circular con apenas un metro de diámetro y cuyo acceso se realiza a través de una obertura circular. Con toda probabilidad, este ventanuco estaría tapiado con un muro de piedra seca, cuyo aparejo se encuentra en el interior del receptáculo. Los restos humanos han sido extraídos del yacimiento y están depositados en la casa de su descu-bridora. Algunos huesos largos se encontraban en la zona de la entrada, si bien daba la sensación de que no se encontraban en su posición, sino que habían sido colocados en la zona de la entrada de la covacha. Por el contrario, la parte del cráneo que se conserva apa-reció entre las piedras que cubren el suelo del recinto más profundo. 198 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García Estos datos, junto a la ausencia de otros materiales en el interior de la cavidad, si bien podían estar tapados por las piedras que cubren el piso, nos permiten lanzar la hipótesis de que se trataba de una cueva funeraria individual que contenían los restos de una per-sona joven . Además, todo a punta a que su muerte no fue natural, sino ocasionada por un fuerte traumatismo que aparece en la calota craneal, producido por una caída o una pelea que le produjo el hundimiento de parte de la bóveda craneana. 3.3 Las actividades económicas La economía de los benahoaritas de Tenagua era, al igual que en el resto de la isla, fundamentalmente pastoril. En el estado actual de la investigación arqueológica, ya que no se ha realzado ninguna excavación en una cueva natural de habitación del municipio de Puntallana, es imposible saber si los aborígenes de estos parajes, al igual que sucedió con los que vivieron en El Tendal (San Andrés y Sauces), también conocieron la agricul-tura. Evidentemente, las condiciones naturales (geología, formaciones vegetales, recur-sos hídricos, etc.) son muy similares entre ambos lugares, puesto que ambos territorios tenían una frontera común por lo que, a buen seguro, la siembra de cereales (trigo, ceba-da, etc.) se podría llevar a cabo sin excesivos problemas en la parte superior de los lomos o en los aledaños de las fuentes, donde el terreno se encharcaba. No obstante, la mayor parte de las actividades cotidianas estaban centradas en pro-curar alimento a sus manadas de cabras y ovejas. Por otro lado, podemos aseverar que esta tarea no entrañaba excesivas dificultades en una zona de la isla donde los recursos forrajeros eran muy abundantes, jugosos y variados a lo largo de la mayor parte del año debido a la frecuencia y regularidad de las lluvias. Así, por ejemplo, en los enormes barrancos de La Galga, Nogales, El Agua o Seco los animales encontraban excelentes pas-tizales en sus laderas, tanto de carácter herbáceo como arbustivo. Los rebaños permane-cían en las zonas costeras y de medianías la mayor parte del año hasta que, la aproxima-ción del verano y el constante ramoneo de los ovicápridos en la misma zona, obligaba a los pastores a internarse en los bosques de laurisilva y los pinares para establecerse, en los más crudo de la época estival, en los asentamientos pastoriles estacionales de alta mon-taña situados en los bordes de La Caldera de Taburiente. Respecto a la composición de la cabaña ganadera podemos aportar algunos datos muy generales, que concuerdan con los extraídos en los estudios de La Cueva del Tendal, pro-cedentes de una magnífica cueva natural de habitación, conocida como Cueva Chica, de la que ni siquiera conocemos su ubicación exacta al haber sido vaciada completamente por un coleccionista privado12. Los fragmentos óseos nos indican que su cabaña ganade-ra estaba formada por cabras, ovejas y cochinos. Las dos primeras especies se criaban para 12 Los restos arqueológicos extraídos de este yacimiento forman parte de la colección de D. Domingo Acosta Fe l i p e . Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 199 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) la obtención de la leche, que constituía su recurso alimenticio básico. Por el contrario, los cerdos se utilizarían, básicamente, para el suministro de carne que, además, median-te los adecuados procesos (secado, salado o ahumado), se podían conservan a medio-largo plazo. Esta selección queda perfectamente demostrada al observar las pautas de sacrifi-cio, en las que se aprecia que la gran mayoría de los restos de cabras y ovejas correspon-dían a ejemplares adultos, fundamentalmente hembras, que se mataban una vez que su rendimiento lechero comenzaba a decrecer a los 6-7 años de edad. Tal y como ya indicamos anteriormente, durante la época estival los pastores benahoa-ritas se veían obligados a subir hasta los pastizales de alta montaña en los que, dada la peque-ña extensión de este cantón independiente, debieron formar grandes aglomeraciones no sólo de personas, sino también de animales, aunque desconocemos si la extensión era simi-lar durante la época prehispánica y la que actualmente tiene el municipio de Pu n t a l l a n a . Hemos de decir que sus cumbres presentan un gran problema a la hora de realizar las prospecciones, especialmente en los lomos más anchos, debido a la frondosidad del code-sar que los cubre, de tal modo que extensas áreas han permanecido completamente inac-cesibles hasta nuestros días. La riqueza en yacimientos arqueológicos que presentan las cumbres de Puntallana obedece a varias circunstancias: 1) La existencia de extensos tablados cubiertos por un rico y frondoso codesar que ofrecía recursos forrajeros inagotables durante todo el año. 2) En los bordes de La Caldera de Taburiente, las altas temperaturas y la fuerte insolación, hacen totalmente indispensable la posesión del agua, tanto para los animales como para las personas. En concreto, en esta zona nos encontramos con dos de las fuen-tes de mayor caudal de todos los campos de pastoreo de alta montaña, como son las de La Vizcaína y Las Mejoranas. El asentamiento pastoril más importante en las cumbres del cantón de Tenagua se loca-liza sobre los bordes de La Caldera de Taburiente y en la cima de Piedra Llana1 3. El cam-pamento, utilizado por los pastores para pernoctar y como punto de concentración, ocu-paba una extensa zona llana cubierta de un frondoso codesar, con pequeños afloramientos rocosos naturales que facilitaban el apoyo de los abrigos pastoriles, cuyos restos hoy han d e s a p a re c i d o. La presencia de innumerables fragmentos de vasijas de las Fases I I, I I I y I V nos indica una explotación intensiva y continuada a lo largo de toda la etapa pre h i s p á n i c a . La industria lítica estaba formada por lascas, núcleos y diques de basalto gris y basalto vítre o , así como varias lasquitas de obsidiana. La explicación sobre una concentración pastoril tan grande se encuentra, además de las dos razones señaladas anteriormente, en la re g u l a r i d a d 13 PAIS PAIS, F. J.: La economía de producción en la prehistoria de la isla de La Palma: la ganadería, pág. 330. Santa Cruz de Tenerife, 1996. 200 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García del terreno y una magnífica posición estratégica que les permitía controlar tanto los tablados externos como las laderas internas de La Caldera, así como una buena parte de los domi-nios de los cantones colin-dantes: Tedote (Santa Cru z de La Palma, Breña Alta y Breña Baja) y, especialmen-te, Adeyahamen (San An-drés y Sa u c e s ) . La importancia del campamento pastoril de Puntallana se pone de realce por la pre-sencia de un amontonamiento de piedras o «pirámide»14 en torno al cual los benahoari-tas supuestamente desarrollaban sus devociones religiosas, entre los cuales tendría un enorme papel los ritos de fertilidad de sus manadas ya que, durante la época estival, sería cuando se soltaban los machos para que cubrieran a las hembras. Así, junto a la cons-trucción artificial hemos descubierto algunas piezas líticas de basalto y fragmentos de cerámica. Se localiza sobre el mismo borde de La Caldera de Taburiente. Tiene una plan-ta circular, con un diámetro máximo de 2,40 metros, mientras que la altura actual ape-nas si llega a los 80 centímetros. El sistema constructivo consiste en un perímetro deli-mitado por grandes rocas alargadas que están hincadas en el suelo y el relleno interno es de piedras y cascajo mucho más pequeño. En torno al campamento pastoril descrito anteriormente habían una serie de puestos de vigilancia de los rebaños, denominados paraderos pastoriles, colocados espaciadamente y que permitían el control de los animales con un mínimo esfuerzo al tratarse de una especie de ata-layas naturales desde las que se dominaban extensas panorámicas. Los pastores únicamente debían trasladarse de unos a otros conforme las cabras se fuesen desplazando por el inmenso c o d e s a r. Estos paraderos pastoriles nos los encontramos en Lomo Pa b l o1 5 y Piedra Llana, desde el mismo borde de La Caldera de Taburiente a los dominios del pinar. En la gran mayoría de las ocasiones se hacía innecesaria la construcción de abrigos o paravientos porque solían estar ubicados en la parte superior de afloramientos rocosos o diques en cuyos paredones ve rt i c a-les hallaban protección contra el viento o el sol, dependiendo de la hora del día. Así, entre los grabados ru p e s t res de Lomo Pablo y los bordes de La Caldera de Taburiente, y sobre la misma 14 Ídem, pág. 391. 15 Ídem, pp. 330-331. Abrigo pastoril prehispánico (Piedra Llana) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 201 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) orilla superior de lomo, se estableció un para-d e ro pastoril en torno a una gran roca de ape-nas 1,50 metros de altura y una anchura algo superior al metro. Junto a ella descubrimos algunas lascas de basalto gris y basalto vítre o , así como un fragmento de cerámica de los pri-m e ros momentos de la Fase I I Ia . Respecto a las construcciones pastoriles p rehispánicas (abrigos o cabañas) sólo se con-s e rvan escasos ejemplos debido a su desapari-ción por el paso del tiempo y la acción de los agentes atmosféricos. En las cumbres de Te n a-gua, y muy cerca de la cima de Piedra Llana1 6, se adivinan los restos de un abrigo pastoril. Su e s t ructura y sistema constru c t i vo son típicos de este tipo de refugios en todo el re b o rde montañoso que contornea La Caldera de Ta b u r i e n t e . Se apoya en un afloramiento rocoso de 1,60 metros de altura que forma los frentes S y E al adoptar una forma semicirc u l a r. El resto del perímetro se completó con un muro artificial de piedra seca, también de planta semicirc u l a r. A la hora de levantar los muros se emplearon dos sistemas. En el extremo occidental se emplearon tres hileras de rocas de diferentes tamaños entre las que se interc a l a ron pequeñas lajas para darle estabilidad, con una anchura máxima de 76 cms. El resto del recinto se acabó mediante la colocación de una hilera de rocas grandes y media-nas. De ambos muros sólo se conserva la base, al haberse derrumbado hacia el interior del re c i n-t o. El abrigo pastoril tiene una planta oval. El diámetro mayor se encuentra en el eje N-S y alcanza los 2,50 metros. El menor se sitúa en el eje E-W y mide 2,22 metros. Esta constru c-ción no ha sido reutilizada por los cabre ros históricos, de tal forma que en su interior se encon-tró diverso material arqueológico, entre los que destacan algunos fragmentos de cerámica de vasijas de los primeros momentos de la Fase III, así como varias piezas líticas de basalto gris. Este abrigo pastoril formaba parte del campamento de Piedra Llana y en su interior podían hallar cobijo una o varias personas. La techumbre sería de materia vegetal, con un entramado de troncos de pino y cedro sobre los cuales se colocarían ramajes de codesos, retamones, etc. El interior se completaría con un camastro, una repisa o poyo artificial de 50 cms. de altura y una anchura similar pegado al muro artificial o a la colada, así como una mesa y varios asientos re a-lizados con lajas, tal y como se hacía en la inmensa mayoría de los abrigos pastoriles re u t i l i z a-dos que aparecen distribuidos por todas las cumbres de La Palma. El fogón, con toda pro b a-bilidad, estaba pegado a la construcción, aunque por la parte externa. 16 Ídem, pp. 276-277. Croquis del abrigo pastoril de Piedra Llana 202 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García En los paraderos pasto-riles también se leva n t a b a n una serie de refugios pasto-riles que, muchas veces, no son más que simples para-vientos. Estas estru c t u r a s son mucho más frágiles y p recarias que las existentes en los campamentos, pues-to que su utilización era mucho menos continuada. Un refugio de este tipo nos lo encontramos en la cara sur del promontorio rocoso sobre el que se asienta la estación de grabados ru p e s t res de Lomo Pablo I1 7. Precisamente el Panel 3 queda en el interior del refugio, formando el fre n-te N del mismo al crear un ligero cejo natural. El resto del perímetro se completó con un m u ro de piedra seca realizado con una sola hilera de rocas de grandes dimensiones y del que sólo se conserva la base. Tiene una planta oval, con un diámetro mayor en el eje E-W que alcanza los 1,80 metros y el menor en el eje N-S con 1,50 metros de longitud. Sólo se podía utilizar de forma sentada o acostada y por una persona. Por otro lado, los pastores benahoaritas no desdeñaban la ocupación de aquellas cova-chas y cejos naturales que se encontrasen por precarias condiciones de habitabilidad que tuviesen. No obstante, hemos de tener en cuenta que este tipo de cavidades son muy poco frecuentes en las cumbres de La Palma debido a las características orográficas del terreno y porque muchas de ellas suelen tener pisos muy irregulares e inclinados y escasa altura. En la orilla superior de la margen derecha de Barranco Hondo, formando parte de la estación de grabados rupestres de Lomo Pablo II, existe una cueva natural que fue ocu - pada por los pastores benahoaritas y reutilizada por los cabreros históricos, a pesar de que su confortabilidad era muy pobre. La boca está expuesta hacia el N, a pesar de o cual no aparece un muro artificial que tape el frente, lo cual indica que sólo sería ocupada duran-te la época de pastoreo estival. Actualmente, está dividida en dos partes por un muro arti-ficial que parte desde el fondo de la cavidad y tiene una longitud de 1,90 metros. El muro se levantó con dos hileras de rocas de diferentes tamaños, aunque las mayores de coloca-ron en la base para ir disminuyendo en tamaño conforme iba ganando en altura. La pared ocupa desde el piso al techo, dividiendo el espacio útil en dos zonas bien diferenciadas El sector derecho tiene una anchura de 3,73 metros y una profundidad máxima de 3,10 17 Ídem, pág. 275. Covacha de ocupación pastoril estacional (Lomo Pablo). Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 203 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) metros. El izquierdo alcanza los 2,63 metros de anchura y una profundidad de 2,25 metros. La altura en la boca es de 1,50 metros y decrece progresivamente hacia el fondo, aunque sin bajar de los 50 cms. Entre los restos arqueológicos superficiales debemos des-tacar la presencia de un pitorro decorado con una ancha acanaladura que forma un mean-dro y que pertenecía a una vasija de los primeros momentos de la Fase III. Las actividades económicas de los benahoaritas de Tenagua se complementaban con la práctica de la pesca y el marisqueo. En este sentido, sólo basta con realizar una visita a las numerosas cuevas que se abren en las laderas de los barrancos de La Galga, Nogales, El Espigón, etc. para apreciar la gran cantidad de restos malacológicos (lapas, burgados, púrpuras…) que cubren el suelo. Informaciones orales de vecinos de La Galga nos indi-caron que la costa de Nogales, por ejemplo, puede suministrar una ingente cantidad de recursos alimenticios de este tipo que, a buen seguro, los benahoaritas no desaprovecha-ron, especialmente durante la época estival. Asimismo, entre los restos óseos extraídos de Cueva Chica destaca la gran cantidad de muestras de ictiofauna, lo cual indica que el pescado también formó parte habitual de la dieta alimenticia de los aborígenes que se establecieron en esta parte de la isla. Además, los huesos parecen confirmar los datos obtenidos en la Cueva del Tendal (San Andrés y Sauces), con un alto porcentaje de las viejas (Sparisoma cretense). 4. ESTACIONES DE GRABADOS RUPESTRES Las estaciones ru p e s t res que, en el estado actual de la investigación arqueológica, hemos podido analizar tanto en la costa como en las medianías del actual municipio de Pu n t a l l a n a son escasas, a pesar de que hemos llevado a cabo prospecciones en varios barrancos y de, en ocasiones, contar con información oral suministrada por algunos vecinos y comunicantes que, lamentablemente, no pudimos contrastar sobre el terre n o. Sin embargo, debemos tener en cuenta, tal y como ya hemos especificado, que todavía no se ha realizado la Carta Arq u e o l ó g i c a municipal que, sin duda, nos permitirá localizar otros yacimientos de estas características. 4.1 Petroglifos en los lugares de habitación permanente El primer yacimiento se encuentra en el Morro de La Vizcaína. Se trata de una esta-ción que se emplaza en la localidad de La Galga, más concretamente sobre el cauce del barranco del mismo nombre, a una altitud de unos 70 m.s.n.m. Consta de un sólo panel grabado, el cual tiene como soporte el frente S de un morro de basalto que se levanta sobre la margen izquierda del barranco de La Galga, junto a una zo n a dedicada al cultivo de la platanera. El motivo ejecutado fue un meandriforme de tenden-cia circular y laberíntica, siendo su orientación S-SE. La técnica utilizada fue la del picado, 204 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García siendo el mismo muy poco p rofundo (la coloración os-cura de la roca hace que des-taque incluso a cierta dis-tancia). El surco tiene un ancho medio de unos 1,5 cms., mientras que el panel tiene unas dimensiones de 1,33 metros de ancho por 0,98 de alto. Su estado de c o n s e rvación actual es re l a-t i vamente bueno. El segundo conjunto se encuentra en el tramo in-ferior del Barranco de Nogales. Esta estación fue publicada por primera vez por Mauro Hernández Pérez18, quien en referencia a los motivos representados en las estaciones pal-meras citaba la estación del Barranco de Nogales como ejemplo de enclave rupestre con grecas, motivo poco habitual según el mismo autor. Además, Hernández Pérez señalaba por aquel entonces que «existen varios motivos, entre ellos uno de más de dos metros». Durante años, poco más se supo del citado enclave ru p e s t re, ya que los trabajos encami-nados a su localización re s u l t a ron infructuosos. Finalmente, y gracias a la información de unos vecinos, pudimos localizarla y pro c e-der a su estudio. La estación se empla-za justo en el cauce del Barranco de Nogales, en torno a los 50 m.s.n.m., siendo su soporte un paredón casi ve r-tical de granzón que se levanta sobre la margen derecha, a unos 500 metros de la desembocadura del barranco. El citado paredón tiene unos cinco me-t ros de alto, habiéndose ejecutado los grabados a una altura de unos cuatro m e t ros, lo cual obligó a sus autores a emplear algún tipo de andamiaje, además de imposibilitarnos los trabajos de re p roducción de los motivos labrados sobre la pared. La temática re p resentada son las grecas, que se re p a rt e n en dos grupos situados a la misma altura y separados por apenas dos metros. El primero de 18 HERNÁNDEZ PÉREZ, M.S.: La Palma prehispánica, (Las Palmas de Gran Canaria), 1977, Pág. 56. Grabado del Morro de la Vizcaína. Estación rupestre del Barranco de Nogales Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 205 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) ellos (situado más hacia el E) es el más i m p o rtante, con una greca de casi 1,80 m e t ros de largo y otras dos de peque-ño tamaño, mientras que el segundo apenas está formado por un pequeño m o t i vo. La técnica utilizada fue la del picado, siendo su estado de conserva-ción actual bastante bueno. La presencia de estos grabados rupestres se asocia a los benahoaritas que poblaron las numerosas cuevas naturales de habitación que se abren en los alrededores, en ambas márgenes del barran-co, y que explotaron profusamente los recursos naturales y marinos de esta parte del can-tón de Tenagua. Justo en la base del afloramiento que sirve de soporte a la estación, se ejecutaron en época histórica siete motivos cruciformes de pequeño tamaño. La técnica empleada en este caso fue la incisión, alcanzando una profundidad que oscila entre los 1,5 y los 2 cms. En nuestra opinión, la autoría de estos motivos se relacionaría con prácticas pastoriles poste-r i o res a la conquista, circunstancia ésta que ya hemos constatado en otros lugares de la isla: Salto de Tigalate (Ma zo), Don Pe d ro (Garafía) o Montaña de Br a vo (Pu n t a g o rd a ) . 4.2 Estaciones de grabados rupestres en las cumbres de Puntallana El tramo de cumbre que perteneció en época prehispánica al Cantón de Tenagua alcan-zaba sus cotas más elevadas en las cimas de Piedra Llana (2.312 metros). Sus límites terri-toriales vienen establecidos por el Barranco Seco, que le separa de Santa Cruz de La Pa l m a , y el Barranco de La Fuente, que marca el inicio del municipio de San Andrés y Sa u c e s . Los conjuntos de petroglifos más importantes de las cumbres de Puntallana se loca-lizan en Lomo Pablo, donde se produce la zona de transición entre el pinar y el codesar, aproximadamente sobre la cota altitudinal de los 1800 metros. En un reducido espacio de terreno se pueden distinguir hasta 4 estaciones de grabados rupestres que, junto con la presencia de varios paraderos pastoriles, un refugio eventual y la cueva descrita ante-riormente, nos hablan de la asiduidad con que estos parajes eran transitados por los pas-tores aborígenes. El interés de esta zona se encuentra en la presencia de enormes campos de pastoreo con exten-sos llanos en los que abundan especies forrajeras tales como codesos (Adenocarpus viscosus), re t a-mones (Teline benehoave n s i s) y tagasastes (Chamecytisus pro l i f e ru s). En nuestra opinión1 9, aquí se 19 PAIS PAIS, F.J.: (1996), pág. 275. Motivos cruciformes del Barranco de Nogales 206 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García localizaría una especie de campamento base desde el cual los pastores part í a n cada día con sus rebaños en dire c c i ó n hacia la crestería del cantón de Te n a g u a y los pinares situados a una cota inferior, en la zona del Topo de La Burra y El Llano de Las Vergas. A ello debemos añadir que Lomo Pablo constituye la vía natural más rápida y sencilla para lle-gar a los bordes de La Caldera de Ta b u-riente, al tratarse de un interfluvio muy e s t recho y lineal donde la fro n d o s i d a d del codesar es mucho menor que en los gigantescos tablados que mueren en la misma cima de Piedra Llana. Lomo Pablo I: El yacimiento2 0 se localiza en el arranque de Lomo Pablo y se aglutina en torno a un gran resalte rocoso de forma piramidal que destaca poderosamente en el terre n o. La estación consta de 3 paneles de motivos geométricos. Los petroglifos se concentran en la part e superior del afloramiento rocoso y se encuentran en su posición originaria. Los paneles 1 y 2 p resentan unas característi-cas muy similares y están co-locados uno encima del otro y ambos son ve rticales. La orientación es E-W y están expuestos hacia el S, la mis-ma que en el Panel 3. El panel 1 re p resenta un meandriforme de corto de-s a r ro l l o. El panel 2 es mucho más complejo y consiste en una pequeña espiral que está rodeada por tres semicírc u-los concéntricos y un peque-ño trazo lineal. El panel 3 es, sin duda, el más espectacular del conjunto, ya que toda su superficie está ocupada por los dife-rentes motivos que consisten en cuatro círculos concéntricos, un óvalo muy alargado, va r i o s meandriformes, unos semicírculos concéntricos y otros trazos curv i l í n e o s . 20 PAIS PAIS, F. J.: (1996), pág. 389. Panorámica de Piedra Llana Panel 2 (Lomo Pablo I) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 207 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) La técnica de ejecución fue el picado de anchura y p rofundidad muy va r i a b l e s , si bien es bastante superf i-cial, puesto que el soporte es de una gran dureza al estar formado por basalto gris en el que abundan las pequeñas i n c rustaciones de cristales n e g ros brillantes. El estado de conservación de los gra-bados ru p e s t res no es muy bueno debido a dos razo n e s fundamentales: 1) El desgas-te ocasionado por los agentes atmosféricos, especialmente el continuo lavado de las lluvias. 2) El segundo factor ha sido mucho más nefasto que el anterior y obedece a las numerosas grietas y roturas de los paneles debido al sobrecalentamiento de la roca durante los incendios fore s t a l e s , unido a los efectos de la gelifracción (acción del hielo-deshielo) durante la época inve r n a l . Lomo Pablo II: E s t e conjunto pre h i s p á n i c o2 1 e s t á formado por una estación de grabados ru p e s t res que cuenta con 3 paneles y una c u e va natural que fue ocupa-da por los pastores benahoa-ritas durante la época estiva l . Desgraciadamente, este yaci-miento arqueológico debió ser mucho más intere s a n t e de lo que podemos apre c i a r en la actualidad, puesto que la carretera general entre Mi rca y El Roque de Los Muchachos ha atravesado, de lado a lado, todo el asentamiento. Estas obras ocasionaron graves destro zos en los tres petroglifos que hemos descubiert o. Así, el panel 1, que es el único que se encuentra en su posición originaria, está mutilado por 21 PAIS PAIS, F. J.: (1996), pág. 389. Panel 1 (Lomo Pablo II) Panel 3 (Lomo Pablo I) 208 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García uno de sus extremos y queda materialmente col-gado sobre el talud formado por la carretera al a t r a vesar Lomo Pa b l o. Peor suerte corrieron los o t ros dos paneles, ya que fueron extraídos de su localización y arrastrados por las palas mecánicas hasta ser depositados en los escombros que for-man la margen dacha de la carretera. Por ello, en la actualidad, están semienterrados entre un ama-sijo de rocas, tierra y troncos de codesos. Sólo cabe p reguntarnos si estos eran los únicos petro g l i f o s que formaban este conjunto o si, como todo pare-ce apuntar, existieron muchos más que descansan bajo el asfalto o una capa de escombro s . El Panel 1 es el único que se encuentra e su posición originaria. El soporte es la parte superior de un pequeño afloramiento rocoso que no desta-ca en medio del terreno circundante. Es plano y tiene unas dimensiones de 1,45 metros x 71 cms. La temática está formada por dos espirales que se inician en un pequeño círculo, una espiral de c o rto desarrollo, un círculo del que parte un meandriforme un tanto irregular y una herra-dura sencilla. La técnica de ejecución fue el picado de anchura y profundidad variables; mien-tras las tres espirales se re a l i z a ron con un picado muy fino y superficial, el meandrifome y la herra-dura tienen más anchura. Da la sensación de que f u e ron elaborados en momentos diferentes o por gentes distintas. El estado de conservación es bas-tante malo, no sólo debido al desgaste ocasionado por el lavado de las lluvias, sino también por las roturas de las palas mecánicas y el agrietamiento p rovocado por los incendios fore s t a l e s . El Panel 2 es uno de los que forma parte del talud de la margen derecha de la carretera. No podemos descartar que se encuentre en su posi-ción originaria, sobre la parte superior de un dique que corre paralelo a la orilla de la margen derecha de Barranco Hondo, aunque no lo sabremos hasta que se realice una limpieza de la Panel 1 (Lomo Pablo II) Panel 2 (Lomo Pablo II) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 209 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) zona. Tiene unas dimensiones de 85 x 55 cms. El motivo son cuatro círculos concén-tricos que están rodeados por un amplio semicírculo cerrado y otro trazo curvo que parte del grupo central. La técnica de ejecución fue el picado fino y superficial. El estado de conservación es malo debido al desgaste provocado por el lavado de las lluvias y las nume-rosas grietas que recorren su superficie. El Panel 3 sólo conserva una pequeña porción de su estado originario debido a las roturas ocasionadas al realizar la carretera. Estaba casi completamente entullado cuando lo descubrimos en 1987. Tiene unas dimensiones de 25 x 21 cms. En el estado actual que presenta es imposible conocer el motivo de que se trata al estar mutilado por todos lados. Sólo se aprecian unos trazos curvos que forman unos semicírculos concéntricos, si bien en su origen podrían corresponder a un meandriforme e, incluso, una espiral. La técnica de ejecución fue el picado ancho y superficial. Lomo Pablo III: Este yacimiento arqueológico22 se encuentra a unos 100 metros, aproximadamente, hacia el W respecto al conjunto descrito anteriormente. Está forma-do por una estación de grabados rupestres que cuenta con 12 paneles. El soporte es un gran dique que tiene una longitud de más de 30 metros en el sentido del desarrollo del lomo. Sin embargo, los petroglifos están muy concentrados en el arranque del dique, en unos 5 metros de su recorrido, donde es menos ancho y alto, puesto que en este punto no supera los 2 metros de altura. Por otro lado, los grabados sólo ocupan la cara meridional del afloramiento rocoso, estando expuestos hacia el S, en su gran mayoría, SE o SW. Todos ellos están en su posi-ción originaria, ocupando los paredones verticales del roquedo. 22 PAIS PAIS, F. J.: (1996), pág. 389. Calco e imagen del panel 3 (Lomo Pablo II) 210 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García Los motivos que se apre-cian son especialmente visto-sos y están en buen estado de c o n s e rvación. De s g r a c i a d a-mente, también debemos re-señar que el yacimiento corre el riesgo de completa desapa-rición tras verse afectado por varios incendios fore s t a l e s . El soporte es un basalto gris de escasa dureza que sufre un p roceso acelerado de des-composición debido al agrie-tamiento y descascarillado ocasionado por el sobre c a-lentamiento de las rocas. Este proceso de destrucción se ve acelerado por los efectos de la geli-fracción, al helarse el agua entre las roturas que cada vez se van haciendo más anchas y acaban por romper los paneles2 3. En este sentido, descubrimos 7 pequeños fragmentos en la base del dique y que se convierten en presas muy fáciles de expoliadores y visitantes del lugar. El Panel 1 se encuentra en la parte superior del dique y muy cerca del arranque del mismo. Se localiza a un metro por encima de la base. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimensiones de 53 cms. de anchura x 39 cms. de alto. Los motivos son muy peque-ños y sólo se distingue claramente una pequeña herradura acompañada por una serie de picados informes y aislados. La técnica de ejecución fue el picado fino y pro f u n d o. Su estado de conser-vación es bueno. El Panel 2 está separado del anterior por unos 3 metros hacia el W. Ta m b i é n se localiza en la parte más alta del dique y a unos 70 metros por encima de su base. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimen-siones de 56 cms. de alto x 54 cms. de ancho. El panel está grabado por dos caras: Panel 1 (Lomo Pablo III) Vista del panel 2 (Lomo Pablo III) 23 PAIS PAIS, F. J.: El estado de conservación de los yacimientos arqueológicos dentro del Parque y Preparque de La Caldera de Taburiente (Isla de La Palma), «Tabona», VII, pág. 183. La Laguna, 1991. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 211 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) Cara A: Está expuesta hacia el S. La temática es muy complicada, ya que el m o t i vo central es una herra-dura sencilla que está ro d e a-da por una especie de semi-c í rculos concéntricos que se p rolongan en meandrifor-mes y varios óvalos muy alar-gados. A ello debemos aña-dir pequeños trazos curvos y rectos aislados, así como una c a zoleta. La técnica de ejecu-ción fue el picado de anchu-ra y profundidad va r i a b l e s , desde el medio al muy fino, casi unas incisiones. Incluso, da la sensación de que hay superposi-ciones. Su estado de conservación es bueno. Cara B:Tiene una orientación SE-NW y está expuesto hacia el SW. El motivo es una espi-ral de corto desarrollo, que fue ejecutada con la técnica del picado ancho y superficial. Está peor conservado que la otra cara y le falta un t ro zo de la inscripción. El Panel 3está separado del anterior por apenas 47 cms. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimen-siones de 41 cms. de alto x apenas 23 cms. de anchura. El motivo actual está formado por varios meandriformes y una serie de herraduras sencillas. No obstante, podría tratarse de un meandriforme de gran desa-rrollo, ya que le faltan numerosos pedazos de los bordes. La técnica de ejecución fue el picado fino y profundo. El estado de con-servación es malo porque la roca se ha descascarillado por numerosos puntos. El Panel 4 está casi pegado al anterior y, es muy posible, que en su origen formasen un único petroglifo. Es de pequeño tamaño y tiene unas dimensiones de 33 cms. de Panel 2 (Lomo Pablo III) Panel 3 (Lomo Pablo III) 212 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García anchura x 26 cms. de altura. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Su esta-do de conservación es tan precario que del motivo sólo se aprecian unos pequeños tra-zos curvos que podrían pertenecer a una espiral, unos círculos o semicírculos con-céntricos. La técnica de ejecución fue el picado fino y profundo. El Panel 5 se encuentra a unos 20 cms. por encima del anterior y es muy probable que, junto a los paneles 3 y 4, formasen un único y gran grabado ru p e s t re. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimen-siones de 53 cms. de anchura x 40 cms. de altu-ra. Los motivos son varios, aunque debido al descascarillado y roturas del soporte, se hace muy complicado reconocerlos exactamente, si bien nos inclinamos por considerar que se trata de unos semicírculos concéntricos dobles y varios círculos o semicírculos concéntricos. La téc-nica de ejecución fue un picado fino y pro f u n d o. En la base del dique localizamos un pedazo de roca con inscripciones prehispánicas desprendido del panel. Panel 4 (Lomo Pablo III) Vista de los paneles 3, 4, y 5 (Lomo Pablo III) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 213 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) El Panel 6 se encuentra a unos 40 cms por encima de la base del dique y debajo del anterior, aunque algo más desplazado hacia los bordes de La Caldera de Taburiente. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimensiones de 37 cms. de anchura x 30 cms. de alto. El soporte está en tan mal estado de conservación debido a las profundas grietas que lo recorren y el descascarillado de la corteza de la roca, que es imposible conocer el motivo representado, puesto que sólo se conservan una serie de tra-zos curvilíneos aislados entre sí. La técnica de ejecución fue el picado fino y profundo. El Panel 7 se encuentra a un metro desplazado hacia el W respecto al petroglifo descrito ante-riormente. Se realizó a unos 2 metros por encima de la base del dique. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimensiones de 69 cms. de anchura x 65 cms. de alto. La ro c a p resenta un estado de conservación muy pre c a-rio, habiendo desaparecido la mayor parte de la c o rt eza, así como numerosos tro zos que se han depositado en la base del dique y en cuatro de los cuales aparecían pequeños trazos de las inscrip-ciones prehispánicas. Por todo ello, nos re s u l t a imposible hacernos una idea del motivo original, si bien todo apunta a que podría tratarse de un meandriforme de gran desarro l l o. La técnica de Panel 7 (Lomo Pablo III) ejecución fue un picado fino y prof u n d o . Paneles 5 y 6 (Lomo Pablo III) 214 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García El Panel 8 se localiza justo debajo del ante-rior y desplazado un metro hacia el W. Se sitúa en la parte central del dique y un metro por encima de la base. La orientación es SW-NE y está expuesto hacia el SE. Tiene unas dimen-siones de 50 cms. de anchura x 39 cms. de altu-ra. El motivo está incompleto debido al descas-carillado de la cort eza de la roca y actualmente sólo se conserva una herradura sencilla ro d e a-da por un meandriforme de pequeño desarro-l l o. La técnica de ejecución fue el picado fino y p ro f u n d o. Este panel, junto con el que ve re m o s a continuación, pudo constituir en su origen un único petro g l i f o. El Panel 9 es contiguo al anterior por su e x t remo superior. La orientación es SW-NE y está expuesto hacia el SE. Tiene unas dimen-siones de 71 cms. de anchura x 62 cms. de alto. Su estado de conservación es muy precario, de tal forma que apenas si se conserva un 20 % del panel, habiendo desaparecido el resto por los efectos del sobrecalentamiento de la roca, lo que ha provocado el descascarillado de la cor-t eza. Únicamente se aprecian algunos tramos aislados de dos motivos diferentes. El más com-plicado podría corresponder a un meandrifor-me de gran desarro l l o. La técnica de ejecución fue un picado fino y pro f u n d o. El Panel 10 está situado justo encima del grabado ru p e s t re descrito anteriormente y, en su origen, junto con los paneles 8 y 9, pudo formar p a rte de un gran petro g l i f o. La orientación es NE-SW y está expuesto hacia el sureste. Ti e n e unas dimensiones de 47 cms. de altura x 33 cms. de ancho. Del motivo sólo se aprecian varios tra-zos aislados que pudieron corresponder a un meandriforme de pequeño desarro l l o. La técni-ca de ejecución fue el picado fino y pro f u n d o. Panel 8 (Lomo Pablo III) Panel 9 (Lomo Pablo III) Panel 10 (Lomo Pablo III) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 215 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) El Panel 11 se encuentra a unos 40 cms. por encima del anterior y a 1,70 metros de altura respecto a la base del dique. La orien-tación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimensiones de 65 cms. de altu-ra x 60 cms. de anchura. La temática está formada por una pequeña herradura senci-lla y una serie de picados aislados. La técni-ca de ejecución fue el picado fino y profun-do. Su estado de conservación es aceptable y de las inscripciones parece que no falta nada, si bien, en cualquier caso, la inscrip-ción no sería mucho más complicada de lo que podemos apreciar en la actualidad. El Panel 12 se localiza a 1,80 metros por encima de la base el dique y a 1,10 metros desplazado hacia el oeste respecto al graba-do rupestre descrito anteriormente. La orientación es E-W y está expuesto hacia el S. Tiene unas dimensiones de 56 cms. de altura x 36 cms. de anchura. El motivo es una espiral de corto desarrollo con cambio de sentido externo y un pequeño trazo rec-tilíneo aislado. La técnica de ejecución fue el picado fino y profundo. Su estado de conservación es bueno. Lomo Pablo IV: El dique que sirve de soporte a esta estación de grabados rupes-tres24 se inicia, precisamente, cuando finali-za el que alberga el conjunto de petroglifos de Lomo Pablo III. Este afloramiento rocoso está más desplazado hacia el centro del lomo y alcanza una altura, así como una anchu-ra, bastante más considerable que el anterior, formando una serie de afloramientos roco-sos que destacan por encima del terreno circundante. El dique, en su tramo superior, se divide en dos ramales que forman un ángulo recto, dejando en medio una explanada sobre la que se localiza en Panel 8. Panel 11 (Lomo Pablo III) Panel 12 (Lomo Pablo III) 24 PAIS PAIS, F. J.: (1996), pp. 389 y 391. 216 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García La estación de grabados rupestres cuenta con 8 paneles que comienzan a aparecer a unos 100 metros, aproximadamente, lomo arriba del grupo de Lomo Pablo III. Los petroglifos, con la excepción del Panel 8, están muy concentrados donde el dique alcan-za su mayor altura y ubicándose en el ramal que tiene dirección N-S. El único panel que aparece aislado es el 1, quedando separado de los restantes por unos 10 metros y empla-zado en la parte central del dique que, en este punto, alcanza los 7 metros de anchura. Comenzaremos la descripción desde los paneles situados a un nivel mas bajo para ir ascendiendo hacia los bordes de La Caldera de Taburiente. El estado de conservación de esta estación de grabados rupestres es, en líneas genera-les, bastante más aceptable que en el caso de Lomo Pablo III debido, entre otras razones, a que el basalto gris de este dique es mucho más duro y la corteza de la roca no se descas-carillada por los efectos del sobrecalentamiento ocasionado por los incendios forestales. Por ello, el único deterioro observado es el causado por el continuo lavado de los petro-glifos durante miles de años. El Panel 1 tiene como soporte una pie-dra que está en su posición originaria en la p a rte central del dique con una orientación E-W y está expuesto hacia el N. Tiene unas dimensiones de 35 cms. de altura x 32 cms. de anchura. El motivo es una perfecta espi-ral de gran desarrollo que fue ejecutada con la técnica del picado fino y pro f u n d o. Su estado de conservación es bueno y sólo apa-recen pequeñas grietas provocadas por el fuego y la gelifracción. Lamentablemente, hemos de señalar que en la última visita que realizamos al yacimiento no pudimos locali- Vista del panel 8 (Lomo Pablo IV) Vista del panel 2 (Lomo Pablo IV) Panel 1 (Lomo Pablo IV) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 217 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) zarlo por lo que, con toda probabilidad, ha sido robado, aunque tampoco podemos des-c a rtarla posibilidad de que esté enterrado debajo del pinillo. El Panel 2 se encuentra desplazado re s-pecto al anterior por unos 10 metros hacia el W y se encuentra en su posición originaria. La orientación es SE-NW y está expuesto hacia el SW. Tiene unas dimensiones de 65 x 40 cms. Los motivos son cuatro semicírc u l o s concéntricos, aunque bastante irre g u l a res, así como una pequeña herradura sencilla y un t r a zo rectilíneo aislado. La técnica de ejecu-ción fue un picado fino y superficial. Su esta-do de conservación es aceptable. El Panel 3 se localiza en la parte superior del dique y es contiguo al anterior por su extre m o meridional. La orientación es N-S y está expuesto hacia el E. Tiene unas dimensiones de 68 cms. de anchura x 50 cms. de alto. Los motivos son una gran cantidad de semicírculos concéntricos un tanto irre g u l a res, ya que algunos no concluyen, otros parecen dobles y algunos forman una especie de meandriformes. La técnica de ejecu-ción fue el picado fino y superf i c i a l . Una de las hipótesis2 5 más viejas sobre el significado de los grabados ru p e s t res de las c u m b res de La Palma indica que están re l a c i o-nados con el culto al sol. En este sentido, que-remos dejar constancia de que este panel pasa completamente desapercibido por las mañanas y en las horas centrales del día, para comenzar a hacerse visible a partir de media tarde, alcan-zando su máxima definición con la puesta de sol, si bien, como señalamos anteriormente, está expuesto hacia el este. No obstante, también queremos dejar constancia de que, en nuestra opinión, esta circunstancia no establece ningún tipo de dogma, puesto que en la inmensa mayo-ría de las estaciones ru p e s t res de la isla nos encontramos con una sensible diferencia de apre-ciación en función de la forma con que inciden los rayos solares en los paneles. Así por ejemplo, el caso más llamativo nos lo encontramos en el Roque Teneguía, donde los paneles comienzan a apare c e r, como por arte de magia, a partir de media tarde, contabilizándose más de 80 petro-glifos, mientras que en el resto del día apenas si son visibles 10 ó 15 paneles. Panel 2 (Lomo Pablo IV) Panel 3 (Lomo Pablo IV) 25 PAIS PAIS, F. J.: (1996), pág. 391. 218 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García El Panel 4 se encuentra a escasos centíme-t ros al sur del anterior. El soporte es un salien-te rocoso de la parte más alta del dique. La orientación es NE-SW y está expuesto hacia el SE. Tiene unas dimensiones de 23 x 22 cms. El motivo es de reducido tamaño e infor-me, ya que sólo se aprecian una serie de pica-dos que parecen formar pequeños trazos cur-vos. La técnica de ejecución fue un picado fino y superficial. Su estado de conserva c i ó n es malo debido al desgaste ocasionados por los agentes atmosféricos. El Panel 5 es contiguo al anterior por su extremo meridional. Se sitúa en su posición origi-naria sobre el punto más elevado del dique. La orientación es N-S y está expuesto hacia el E. Tiene unas dimensiones de 71 cms. de anchu-ra x 50 cms. de altura. Presenta dos motivos si-tuados a ambos extremos del panel. Uno de ellos se aprecia claramente que son cuatro círc u-los concéntricos, mientras que del otro se dis-tinguen cuatro arcos concéntricos que pudiero n formar otros círculos o semicírculos igualmente concéntricos, e incluso una espiral. La técnica de ejecución fue el picado fino y superficial. La roca presenta numerosas grietas y alguna ro t u-ra ocasionada por los efectos del sobre c a l e n t a-miento durante algún incendio forestal. El Panel 6 se ubica al sur del anterior y, al igual los petroglifos 2, 3, 4 y 6, en la parte supe-rior del dique, en el tramo que adquiere una d i rección N-S. La orientación es N-S y está expuesto hacia el E. Tiene unas dimensiones de 27 cms. de anchura x 18 cms. de altura. El m o t i vo re p resentado es muy complejo y ocupa la mayor parte de la superficie de la roca. Se trata de una espiral de gran desarrollo que se inicia en un pequeño meandriforme. La técni-ca de ejecución fue el picado fino y superf i c i a l . Su estado de conservación es bueno. Panel 4 (Lomo Pablo IV) Panel 5 (Lomo Pablo IV) Panel 6 (Lomo Pablo IV) Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 219 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) El Panel 7 está desplazado escasos centíme-t ros hacia el S respecto al grabado descrito ante-r i o r. También se encuentra en su posición ori-ginaria, con una orientación N-S y expuesto hacia el E. Tiene unas dimensiones de 26 cms. de altura x 25 cms. de anchura. Los motivo s son un tanto extraños y de pequeño tamaño. Se trata de un minúsculo meandro en forma de S, otro en forma de T y un punto, por lo que no podemos descartar la hipótesis de que pudiera tratarse de un petroglifo alfabetiforme. La técnica de ejecución fue el picado fino y s u p e rficial, mientras que su estado de conser-vación es bueno. El Panel 8 es, junto con el 1, los dos úni-cos que aparecen emplazados en ambos extre-mos del conjunto. En este caso concreto se ubica en medio en medio de una explanada que aparece al W del ramal del dique donde se re a l i z a ron los demás paneles. Además, el s o p o rte es una laja suelta que tiene unas dimensiones de 25 x 20 cms. El motivo está formado por tres pequeños semicírculos con-céntricos que fueron ejecutados con la técni-ca del picado fino y pro f u n d o. Su estado de conservación es bastante bueno. A todo ello debemos añadir que, durante una visita que realizamos a la zona con moti-vo de un curso que ofrecimos a los Agentes Forestales de la Unidad Insular de Medio Ambiente en el año 1999, descubrimos nuevos grabados rupestres situados entre el arran-que del dique que alberga el conjunto de Lomo Pablo III y el panel 1 de Lomo Pablo II. Los petroglifos estaban realizados en sendas rocas que forman parte de un aflo-ramiento rocoso que no destaca en el terre-no y estaban completamente cubiertos de pinillo y tierra. Por todo ello, estamos con-vencidos de que este conjunto arqueológi-co es aún más interesante de lo que cono-cemos en la actualidad. Panel 7 (Lomo Pablo IV) Panel 8 (Lomo Pablo IV) 220 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) Felipe Jorge Pais Pais, Francisco Herrera García Piedra Llana: Esta estación de grabados ru p e s t res fue descubierta por el Dr. Ma u ro He r n á n d ez Pérez durante las prospecciones arqueológicas efectuadas entre 1973 y 1975 para la elaboración de su Tesis Do c t o r a l2 6. Lamentablemente, no se aporta ningún otro tipo de dato. Según informaciones orales suministradas por el propio investigador, se trata de un gran panel que tiene como soporte una gran laja a la que, en su momento, se le dio la vuelta para evitar que su desaparición. El motivo era, supuestamente, un meandriforme de gran desarrollo. A pesar de los rastreos intensivos que hemos efectuado en estos para-jes, no hemos podido localizar el citado bloque, debiendo confiar en que tal circunstan-cia obedezca a nuestra «torpeza» y no a que los peores temores se hayan confirmado… 5. REFLEXIÓN FINAL No quisiéramos terminar este artículo sin antes hacer una bre ve reflexión. No cabe duda de que el interés por las manifestaciones ru p e s t res de la isla ha ido paulatinamente in crescendo en los últimos años. Buena prueba de ello es la cantidad de publicaciones con cuestiones alusiva s que es posible consultar actualmente, tanto en formato tradicional como virtual, y a través de las cuales se puede tener acceso a trabajos de investigación desarrollados por diferentes autores y a lo largo de distintas etapas. Además, nuestra experiencia nos dice que el arte ru p e s t re posee un a t r a c t i vo especial de cara a la gente de la calle, y eso hay que saber aprovecharlo en aras de la con-s e rvación. Para ello conviene potenciar los procesos de investigación, ya que a la sociedad hay que ofrecerle información contrastada y sobre todo procesada, es decir, inteligible. El lema ve n-dría a ser algo así como «i n vestigar para difundir y difundir para conserva r». Lo que está claro, en cualquier caso, es que los investigadores y la sociedad en gene-ral hemos de hacer causa común si queremos seguir disfrutando de un legado del que en teoría sólo somos custodios, por lo que nuestro deber habría de ser el de hacérselo llegar de forma más o menos intacta a las generaciones venideras. Ojalá siendo conscientes de su existencia aprendamos a valorar y proteger este autén-tico tesoro patrimonial, pues no debemos olvidar que la memoria de los pueblos se fun-damenta en sus referencias materiales. Y aquí hacemos nuestras estas palabras del inves-tigador argentino Christian Vitry27: « Si alguna vez tiene la oportunidad de visitar un sitio con arte ru p e s t re re c u e rde lo que ha leído y disfrute observando sin dañar, algo que fue realizado hace cientos o miles de años por personas tan sensibles e inteligentes como usted; no raye, no toque, 26 HERNÁNDEZ PEREZ, M. S.: La Palma prehispánica, pág. 50. Las Palmas de Gran Canaria, 1977. 27 V I T RY, C.: Revista «Miradas: Artes, Ciencias y Creencias del No rte». Nº 12, diciembre 1997. Salta, Argentina Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 0 (2004) 221 Las manifestaciones rupestres del municipio de Puntallana (La Palma) no moje ni pinte sobre estas bellas expresiones de espiritualidad ancestral; si encuen-tra un petroglifo de dimensiones pequeñas déjelo en su lugar, en el patio de una casa ya no tiene ningún sentido; respete estos ‹santuarios› que nos legaron nuestros ante-pasados y escuche el mensaje que intentan transmitir, para que sus hijos y nietos tam-bién puedan hacerlo». BIBLIOGRAFÍA GENERAL ABREU GALINDO, J.: Historia de la Conquista de las Siete Islas de Canaria, (Santa Cruz de Tenerife), 1977. AZNAR VALLEJO, E.: La conquista en primera persona: las fuentes judiciales, «Actas del XII Colo-quio de Historia Canario-Americana», (Las Palmas de Gran Canaria), 1998, Págs. 363-394. F RUTUOSO, G.: «Las Islas Canarias (de «saudadec da Terra»)», «Fontes Re rum Canariarum», XII, (La Laguna), 1964. HERNANDEZ PEREZ, M. S.: Contribución a la Carta Arqueológica de la Isla de La Palma (Cana-rias), «Anuario de Estudios Atlánticos», XVIII, (Madrid-Las Palmas), 1972, Págs. 537-641. — La Palma prehispánica, (Las Palmas de Gran Canaria), 1977. PAIS PAIS, F. J.: El estado de conservación de los yacimientos arqueológicos dentro del Parque y Preparque de La Caldera de Taburiente (Isla de La Palma), «Tabona», VII, (La Laguna), 1991, Págs. 179-198. — La economía de producción en la prehistoria de la isla de La Palma: la ganadería, (Santa Cruz de Tenerife), 1996. |
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