Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 325
ISSN 1698-014X
Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
SOBRE ALGUNOS TÉRMINOS Y EXPRESIONES DEL ESPAÑOL
TRADICIONAL DE LA PALMA
Pedro Nolasco Leal Cruz1
Resumen: En 2003 el autor de este artí-culo
publicó El Español tradicional de La Pal-ma,
en el que se hace un profundo estudio
del modo coloquial de hablar en la isla. El
objetivo de este artículo no es otro que ahon-dar
en muchas formas, bien tratadas en el
libro citado pero no con la profundidad ne-cesaria
por falta de la suficiente información
cuando se escribió dicho libro, bien formas
no editadas hasta ahora. Puede decirse que
este artículo es un apéndice al libro publica-do
por el autor en 2003. Para una mejor
comprensión por el lector lo voy a dividir en
tres partes: prehispánico castellano y portu-gués.
Éstas a su vez se han dividido en expre-siones,
léxico común y toponimia.
Palabras claves: español tradicional, La
Palma, vocabulario, expresiones, toponimia,
español, portugués, lengua aborigen canaria.
Abstract: In 2003 the autor of this arti-cle
published the book entitled The Traditio-nal
Spanish of La Palma (Canary Islands), in
which a profound analysis of the way Spa-nish
is spoken in a colloquial way in La Pal-ma
is given. Our aim here is to study in dep-th
some linguistic forms, either analyzed in
the abovementioned book but not with the
absolute rigour or meticulousness due to in-sufficient
information when the book was
published, or forms unedited up to now.
This article can be considered an appendix or
continuation of the book published by the
author. For a better understanding of the ar-ticle
it has been divided into three parts: Pre-hispanic
forms, Spanish forms and Portugue-ses
forms. These are divided, in their turn,
into expressions, lexicon and toponomy.
Key Words: tradicional Spanish, La Palma,
vocabulary, expressions, toponimy, Spanish,
Portuguese, Canarian aborigenal language.
1 Universidad de La Laguna.
INTRODUCCIÓN
En el año 2003 publiqué un libro titulado El español tradicional de La Palma, en
él se hace un estudio profundo de este tipo de modalidad canaria en toda su am-plitud.
Este artículo no tiene otro objetivo sino ahondar en muchas formas, bien
tratadas en el libro citado pero no con profundidad necesaria por falta de la sufi-ciente
información cuando se escribió dicho libro, bien formas no editadas hasta
ahora. Puede decirse que este artículo es un apéndice al libro publicado por el autor
en 2003.
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Para una mejor comprensión por el lector lo voy a dividir en tres partes: prehis-pánico
castellano y portugués. Éstas a su vez se han dividido en expresiones, léxico
común y toponimia.
1) LENGUAJE PREHISPÁNICO
A) EXPRESIONES
Y iguida y iguan Idafe –que guerte yguan taro
Abreu Galindo nos da esta expresión prehispánica. Véase el contexto donde aparece:
«...en este término está o peñasco muy delgado, y de altura de más de cien bra-zas,
donde veneraban a Idafe, por cuya contemplación al presente se llama ro-que
de Idafe. Y tenían tanto temor, no cayese y los matase, que, no obstante
que, aunque cayera, no les podía dañar, por estar las moradas de ellos, muy
apartadas; por sólo el temor acordaron que de todos los animales que mata-sen
para comer, diesen a Idafe la asadura. Y así, muerto el animal y sacada la
asadura, se iban con ella dos personas; y llegados junto al roque, decían can-tando,
el que llevaba la asadura: —Y iguida y iguan Idafe; que quiere decir:
«dice que caerá Idafe». Y respondía el otro, cantando: —Que guerte yguan taro;
que quiere decir: «dale lo que traes y no caerá». Dicho esto, la arrojaba, y daba
con la asadura, y se iban; la cual quedaba por pasto, para los cuervos y que-brantahuesos,
que en esta isla llamaban guirres.»
Va a ser el escritor británico George Glas, en el siglo XVIII, el primero que estu-dia
con detenimiento esta expresión prehispánica. Glas fue un estudioso de las len-guas
bereberes. Véase lo que dice al respecto (1764:178). He aquí la traducción del
inglés:
Original Castellano Correspondencia en dialecto bereber
Y iguida y
iguan ¡Caerá! Idafe Caerá! Y want y dir idafe.
Guegerte y
guantaro Dáselo, y no caerá. Ifkaft, Oreyder.
Las susodichas listas de varias lenguas de las islas canarias se escriben conforme a
la ortografía española; y se puede observar que «gua», «gue», se pronunciaba en in-
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glés «wa» «we»; «ch» como en la palabra «cherry», etc. La «j» española tiene un soni-do
gutural. Nuestro autor (español) ha dado las terminaciones de su lengua a las
palabras citadas; porque un español no puede pronunciar una palabra sino es termi-nándola
en vocal o en las consonantes «d», «n», «r», «s», «z», «l», «x», «y». Los plura-les
guanches como los libios, terminan en «n», sin embargo, nuestro autor los ha
cambiado; por ejemplo en «carian» «cestos», ha dado como forma plural «carianas»,
porque los plurales españoles nunca terminan en «n».
Cuando nuestro autor recogió estas palabras canarias de los descendientes de los
naturales, ya en su tiempo no hablaban sino español, y no tenían ningún conocimien-to
de la lengua de sus antepasados sino por tradición; por ello podemos suponer que
esas palabras fueron muy alteradas; aunque, si nosotros le quitamos las terminacio-nes
del español, y cambiamos «gua» «gue» en «wa» «we», encontraremos tanta afini-dad
con la lengua libia, tanto como la que hubiéramos esperado, y llegamos a supo-ner,
incluso, que los libios y los canarios han sido originariamente el mismo pueblo.
Por ejemplo, según la pronunciación inglesa: «Y iguida y iguan» (es decir «caerá») debe
pronunciarse así «Y iwid y iwan»; y suponiendo que las palabras fueran alteradas de
la forma auténtica y original, y que nos llegaran así «Y iwan y iwid», podemos en-contrar
en ellas una gran semejanza a las libias del mismo significado; es decir «Y want
y dir». Sin embargo, es el lector el que debe juzgar por sí mismo. He dado aquí el
vocabulario canario exactamente como viene en el manuscrito español».
Se ha estudiado con profundidad el contenido de esta expresión. Hay que recor-dar
que Abreu Galindo ha dicho anteriormente:
«Eran estos palmeros idólatras; y cada capitán tenía (una pirámide) en su tér-mino
adonde iban a adorar; cuya adoración era en esta forma: juntaban mu-chas
piedras en un montón en pirámide, tan alto cuanto se pudiese tener la
piedra suelta; y en los días que tenían situados para semejantes devociones
suyas, venían todos allí, alrededor de aquel montón de piedra, y allí bailaban
y cantaban endechas, y luchaban y hacían los demás ejercicios de holguras que
usaban; y éstas eran sus fiestas de devoción...Pero el capitán o señor de Acero,
que es La Caldera, no tenía estos montones de piedra, a causa que entre el
nacimiento de las dos aguas que nacen en este término está un roque o peñasco
muy delgado, y de altura de más de cien brazas, donde veneraban a Idafe, por
cuya contemplación al presente se llama el roque de Idafe».
Es decir, Los benahoaritas o auritas temían que aquellas pirámides o paredones tan
altos hechos de piedra suelta pudieran caer y era por ello que, rogaban con la frase
citada, a su dios Abora para que los mantuviera en pie. La frase estandarizada pasó
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a Idafe, que hacía las veces en Acero de la pirámide de las otras capitanías. El roque
Idafe, aunque en lo alto de un monte, era casi imposible que cayera. Podemos con-jeturar
que al dirigir la plegaria a otros monumentos la voz Idafe se sustituiría por
el nombre de la pirámide en cuestión.
B) LÉXICO
Anuel. Uno de los endemismos canarios más vistosos es el «anuel», conocido en Te-nerife
como guaidil. La forma palmera anuel ya aparece en el siglo XVI en un ma-nuscrito
del que nos habla Alberto-José Fernández García en su Real Santuario in-sular
de la Virgen de las Nieves. Dice este autor sobre el mismo (1980: 6):
«En la casa de la hacienda “La Quinta Verde” situada en el barranco de los Do-lores
de Santa Cruz de La Palma, propiedad de la familia Massieu, existía un
documento antiguo referido a la Virgen de las Nieves.
Allí vivieron en el pasado siglo XIX don Dionisio Carrillo Álvarez y su es-posa
doña Leocricia Pestana Fierro. Al ocurrir el fallecimiento de ésta, el 6 de
abril de 1926, parte de la documentación allí existente en la que incluía el que
trataba de la Virgen, pasó a manos de don Gustavo Gómez Fernández.
Existe en nuestro poder un fiel copia de este documento hecha en vida del
Sr. Gómez. Su autor fue Leodegario Matos Pérez, fervoroso devoto de la Vir-gen,
el que aprovechó la facilidad dada por su propietario para hacer una co-pia
fidedigna del mismo.»
En dicho documento del siglo XVI aparece por dos veces el término estudiado
anuel. Véase el mismo: «...estaba la cueva arrimada a un fermoso pino y a pocos passos
o pies en donde mora hagora, los moradores la tenyan sobre lienzos de esteras y la
adornaban con retama e flores del dicho lugar, con el anuel que la tenyan como flor
sagrada...aca a la cueva a dalles humildes flores silvestres: la retama, el anuel e la
humilde violeta...»
En conclusión podemos afirmar que esta forma ya se registra en el siglo XVI y
que la flor de la planta era considerada sagrada por los benahoaritas.
(Higo) gomero. En La Palma a un tipo de higo se le conoce con el nombre de «higo
gomero». A todas luces, este tipo de higo en La Palma procede de La Gomera, in-troducido
en la isla bien en época prehispánica, bien en época posterior. De la mis-ma
manera que hablamos de «cabra majorera» o «cabra palmera» al referirnos a dis-
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tintos tipos de ganado caprino prehispánico, podemos colegir que al referirnos a «higo
gomero» nos estamos refiriendo a un tipo de higo endémico para diferenciarlo de otro
tipo de higo importado como podría ser el blanco, bacoriño, cotio, bergazote, etc.
Este higo «gomero» nos va a corroborar lo que la historia y la arqueología nos dice:
la higuera se encontraba en las Islas antes de la llegada de los europeos.
Si consultamos a Gaspar Frutuoso en su «Descripción de Canarias» (Leal,
2004:34), éste nos dice: «...este rey Juan de Betancourt o Betancor sacaba buenas ga-nancias
con el negocio de esclavos, cueros, sebo, miel, resina, orchilla, higos, sangre de drago
e incluso otras cosas que mandaba a España desde aquellas islas (canarias) ya conquista-das
». Vemos que este autor azoreano del siglo XVI incluye entre los productos cana-rios
anteriores a la conquista al higo, junto con el esclavo (el guanche como objeto),
el cuero y el sebo sacados de la cabra y de la oveja, la miel sacada de la abeja endé-mica
canaria, la resina o brea sacada del pino canario, el tinte de la orchilla, y final-mente
la sangre de drago sacada de esta planta. Es decir, este autor pone en el mis-mo
plano el higo canario con otros productos que se obtenían de animales o plantas
autóctonas de las islas. Debemos colegir por ello que según este autor la higuera era
un árbol que se encontraba en Canarias antes de la Conquista.
Abreu Galindo, sin embargo, hablando de Gran Canaria nos dice:
«Había en esta isla gran abundancia de higuerales, los cuales habían puesto los
mallorquines, de los que habían traído para su mantenimiento y provisión, que
en pocos años se dieron; y, como los canarios gustaron de la fruta, se dieron
a plantarlas por toda la isla, y con el vicio multiplicó. Y, como nacían silves-tres,
tenían las cáscara gruesa y dura, pero muy sabrosos; y haylos hoy en gran
abundancia de estos (árboles) salvajes, en muchas partes de la isla. Cuando
verdes, los llamaban a los higos arehormaze, y cuando maduros y dulces y pa-sados
tehaunenen. Era principal mantenimiento de toda la isla. Guardábanlos
después de pasados en grandes esportones como seras, que llamaban carianas;
después los prensaban y hacían llanos, y los ensartaban en juncos y los colga-ban
y guardaban. Otros los majaban y hacían grandes pellas y así los guar-daban
todo el año. Esta fruta no la hubo en otra isla, sino en esta de Gran Ca-naria;
y en ella los hubo desde que a ella aportaron y arribaron los mallorqui-nes,
que dieron la orden y traza de plantarlos».
Bien, ésta fuente de Abreu Galindo es la que ha llevado a pensar que la higuera
no estaba en Canarias antes del siglo XIV. Pero es preciso matizar. El último párrafo
que reza: «Esta fruta (el higo) no la hubo en otra isla, sino en Gran Canaria; y en ella
los hubo desde que a ella aportaron y arribaron los mallorquines, que dieron orden y traza
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de plantarlos» no aparece en la traducción del manuscrito al inglés que hace el esco-cés
George Glas, lo cual indica que es una interpolación después de mediados del si-glo
XVII, que es cuando Glas traduce. Todo ello demuestra que Abreu Galindo en
su referencia a la introducción del higo, sólo se circunscribe a Gran Canaria, y no a
las otras islas. Es más, Leonardo Torriani, que asimismo habla de la presencia de los
mallorquines en Gran Canaria, no hace ninguna referencia a la introducción de la
higuera por los mismos en esta isla. Conviene saber que Abreu Galindo y Leonardo
Torriani siguen una fuente común en su historia de la conquista de Canarias.
Ahora bien, vamos a demostrar por otros conductos que el higo estaba también
en Gran Canaria antes de la llegada de los mallorquines. En el párrafo citado de Abreu
Galindo vemos que los guanches de Gran Canaria poseen una terminología muy es-pecializada
para el higo: Arehormaze «higo verde», tehaunenen «higo maduro y pasa-do
». Si analizamos éstos, observamos que, a diferencia de su traducción: «higo ver-de
», «higo maduro», en que se repite la palabra «higo», los dos términos prehispánicos
tienen distinto étimo, lo que, ligüísticamente hablando, no demuestra una traducción
de una lengua europea, en este caso, el catalán mallorquín, sino que eran palabras
auténticas y peculiares guanches, lo que nos lleva a pensar que el cultivo tenía en esta
isla una tradición muy arraigada que difícilmente se puede explicar después de la lle-gada
de los mallorquines a mediados del siglo XIV.
Por otra parte, una fuente anterior a la llegada de los mallorquines a Gran Cana-ria,
ya habla del higo como planta autóctona de esta isla. Nos estamos refiriendo al
célebre manuscrito autógrafo del conocido Boccacio de 1341 en el que se relata en
latín el viaje de Nicoloso da Recco a Canarias. Este viaje evidencia y patentiza la
presencia de la higuera en Canarias. Véase la traducción de algunos párrafos:
«Costeando la isla (de Gran Canaria) para dar vuelta a ella, la encontraron mu-cho
mejor cultivada por la parte del norte que por el mediodía. Vieron gran
número de casas pequeñas, de higueras y otros árboles: palmas sin fruto, jar-dines
con legumbres. Entonces se decidieron a saltar en tierra...Rotas, en fin,
las puertas entraron en la mayor parte de estas habitaciones y no encontraron
sino excelentes higos secos conservados en cestas de palma, tales como vemos-los
de Cesene...La isla les pareció muy poblada y bien cultivada; produce gra-no,
trigo, frutas y principalmente higos...»
Sigue el manuscrito latino citado describiendo todas las islas del archipiélago. Fi-naliza
el autor con el relato de la captura de naturales: «Cuando se les condujo a bor-do
(los naturales) comieron pan e higos y dieron a conocer gustarles el pan, aunque nun-ca
lo habían probado; rehusaron absolutamente el vino y no quisieron beber sino agua.»
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Si analizamos este último párrafo observamos que se manifiesta y afirma que el
canario conoce por primera vez el pan y el vino (apreciando aquél y rechazando éste);
sin embargo, no se nos dice nada de la reacción del natural frente al higo (seco), lo
que demuestra que éste ya lo conocía. Obsérvese además que este manuscrito latino
habla de que conservaban los higos secos en cestas de palma, información que asi-mismo
recoge Abreu Galindo; sin embargo, éste es más explícito: «Guardábanlos des-pués
de pasados en grandes esportones como seras, que llamaban carianas; después los pren-saban
y hacían llanos, y los ensartaban en juncos y los colgaban y guardaban.» Es decir,
este autor nos da incluso el término especifico del artefacto para guardar los higos:
«cariana». Esta palabra, según George Glas, está relacionada con la palabra líbico
bereber: «carian», con un significado parecido. Glas es aún más explicito (veáse la
versión original y a continuación la traducción): «The Canarian plurals, as well as the
Lybian, end in n, but our author has changed them; for instance, for Carian, Baskets,
he has given us Carianas, because the Spanish plurals never terminate in n». (Los plu-rales
canarios (guanches), así como los líbico-bereberes terminan en «n», pero nues-tro
autor (Abreu Galindo) los ha cambiado; por ejemplo, para carian», «cestos» nos
ha dado «carianas» porque los plurales españoles no terminan nunca en «n»). Cabe
decir que el inglés, a diferencia del castellano, tiene algunos plurales, que, al igual que
el líbico-bereber, terminan en «n»: «children, women, men, oxen, brethren» y algún otro.
La presencia del higo en Canarias como algo autóctono está demostrada por otros
escritores del siglo XIV. Véase, por ejemplo, el historiador luso Gomes Eanes da
Zurara o de Azurara: «Tienen trigo y cebada, pero carecen del ingenio para hacer pan;
sólo hacen harina, la que comen con carne y manteca. Y tienen muchos higos, sangre de
drago, dátiles, que no son buenos, y hierbas que comen; y asimismo ovejas, cabras y cer-dos
en abundancia.» Véase Alvise da Cadamosto: «No tienen casas de paredes ni de paja;
viven en grutas, en las cuevas de las montañas y se alimentan de cebada, de carne y de
leche de cabra, las que tienen en abundancia, y de algunas frutas, especialmente de hi-gos.
» Por otra parte, obsérvese que Cadamosto, como otros autores de la época, no
menciona la oveja, probablemente porque la oveja rasa o pedibuey, única existente en
las islas, al carecer de lana, fue confundida con una cabra.
La lengua tradicional y la historia nos demuestran a todas luces que el higo era
una fruta que estaba en Canarias antes de la llegada de los europeos. Asimismo lo
hace la arqueología.
Tagasaste. (s. m.). Ësta es una de las formas auaritas. Según el DLEC (Diccionario
Lexicográfico del Español de Canarias) donde primero se registra es en Pérez Galdós,
aunque éste no da definición: «No la recoge, pues, ni Viera y Clavijo ni Álvarez Rixo
en sus escritos. Alvar, en su «Léxico Canario», nos dice: No sé si puede ser el taginaste de
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Viera» Esto es desmentido más adelante por Steffen, quien afirma: «...no tiene nada
que ver con el taginaste que es el nombre vulgar para diferentes especies de echium.» Va
a ser Wölfel quien nos de la etimología: «La palabra proviene indudablemente de los
nativos y está formada por el afijo ta/te. En bereber tenemos un auténtico paralelo foné-tico,
que quizá también tiene que ver con su significación, pero no sabemos lo que signi-fica
la palabra tagsest (taisest) «nom d’une graminée à feuille dure» (nombre de una gra-mínea
de hoja dura).»
Frutuoso al hablar de La Palma nos dice: «Tiene Buenavista un cuarto de legua de
largo, y se va ensanchando hasta la cumbre, en donde dicen los antiguos isleños que ha-bía
llovido hacía mucho tiempo una cosa como maná blanco y suave, el cual ellos cogían
antes del mediodía, y era muy alimenticio y de buen gusto. Este caía sobre los arbustos
bajos y espesos como los tagetes, retamas e inciensos...».
Véase que Frutuoso utiliza la palabra tagete, que a todas luces se refiere al moderno
tagasaste/tegasaste/tasagaste. Esta forma tagete podría ser una forma antigua más etimo-lógica
que la actual; recordemos que el ilustre Wölfel relaciona a tagasaste con el be-reber
tagsest. Tagete podría ser una forma derevida del bereber tagsest. Coquet (1982:
24) recoge la forma «tagaste: «...el tagaste, especie de helecho que crece en estado salva-je
en La Palma y cuyas ramas frondosas sirven de forraje al ganado, a quien le gusta
mucho».
C) TOPONIMIA
Aridane. Uno de los topónimos problemáticos de la Isla de La Palma es el término
Aridane. Abreu Galindo, que es el primero que lo cita, nos da Adirane. Veánse algu-nos
párrafos donde aparece: (1977: 266): « ...todo este espacio y término de tierra lla-maban
antiguamente los palmeros en general Adirane (273)...y llegó al término de Adi-rane
(274)...bajó el roque con su gente al llano de Adirane...(279)...y dieron salto en el
término de Adirane, señorío de Mayantigo, que agora dicen Los Llanos...(282) ...porque
los palmeros todos de Adirane, que era el señorío de este Mayantigo...(286)... y para ello
lo hallaría otro día en Adirane...».
El primer autor en el que encontramos la forma Aridane para referirse al lugar
citado es Marín de Cubas, que escribe a finales del siglo XVII. Todo lo que este au-tor
dice de la conquista de La Palma lo toma de Abreu Galindo. Parece ser el pri-mero
que consulta el manuscrito de este autor. Véase el texto, que sigue a Abreu
Galindo: «El primero en el término de Aridane se llamó Mayantigo, que significa Peda-zo
de cielo...».
Abreu Galindo, al citar los embajadores de Gran Canaria, que en 1476 fueron a
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Lanzarote a rendir pleitesía a Diego de Herrera, da los siguientes: «Acosayda de Tel-de,
Agenenacar de Agüimes, Vildacane de Tejeda, Aridañy de Aquerata...».
Marín de Cubas, siguiendo a Abreu Galindo, los ortografía de la siguiente mane-ra:
«Los gaires más principales que vinieron à nombre de los dos reyes y demás son: Aco-raidade
Telde, Agenenacar de Agüimes, Vildacane de Tejeda, Aridani de de Aquerota...»
Este antropónimo Aridani/Aridañy pudo haber influido en el paso de Adirane a Ari-dane.
Posiblemente también pudieron haber influido en el paso los términos clásicos
Eridano y Ariadna. Eridano fue dios, río, hijo del Océano y de Tetis, llamado así
porque en el punto de su desembocadura es donde se supone que Eridion fue preci-pitado
a las Aguas. Hay que tener en cuenta que el dios Océano tenía su residencia
en el Océano Atlántico, posiblemente en Canarias. Por su parte, Ariadna fue hija de
Minos y de Persífone. Enamorada de Teseo, le dio el hilo con cuya ayuda pudo éste
salir del laberinto de Creta y matar al Minotauro. Huyó después con él y abandona-da
por éste en la isla de Naxos se casó allí con Baco, dios del vino. Se le venera en
esta isla. Ariadne también tiene relación con Canarias al vivir en islas: Creta y Naxos.
Viera y Clavijo, que consulta a Marín de Cubas, también utiliza la forma Ari-dane.
J. Álvarez Delgado en su artículo «Los Llanos de Aridane» dice: «... pero el libro
3º de la Historia de la conquista de las Siete Islas de Gran Canaria del fraile francisca-no
Juan Abreu Galindo, tiene algunas de Aridane, pero no encontré Taburiente...Es no-table
además que Abreu Galindo no cite Taburiente hablando tantas veces de la Calde-ra,
cuyo nombre indígena Eceró repite...».
Conviene decir que Abreu Galindo sí cita Taburiente (bajo la forma Taburienta)
en su obra (1977: 284): «En toda esta cantidad de circuito no hay más de llano de
veinte y cuatro aranzadas de tierra, el cual los antiguos llamaban Taburienta, que
quiere decir llano».
Es más, si «taburienta/taburiente» quiere decir «llano» aridane no puede signifi-car
lo mismo, como pretende el citado investigador. Éste nos dice: «Esto mismo nos
indica que Aridane no puede interpretarse (como había sospechado aunque con duda) como
transformación de Adirane y sentido de «agua» o «fuente», sino que hay que suponer que
la grafía legítima primitiva es Aridane y la otra errónea.»
Pero hay que tener en cuenta que la forma Aridane nunca fue popular, sólo nos
ha llegado por vía escrita; de Adirane se pasó a Aridane como hemos visto, por todo
ello Adirane podría proceder de ade «agua». Véase lo que dice Abreu (266): «Comen-zando
desde donde se ganó, que fue Tazacorte y Los Llanos, hasta donde dicen las Cue-vas
de Herrera y Amagar, Tijuya, todo este espacio y término de tierra llamaban anti-guamente
los palmeros en general Adirane, y era señor o capitán un palmero que se decía
Mayantigo...».
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Es decir que toda la zona final del barranco (hoy conocido como de Las Angus-tias)
pertenecía a la capitanía de Adirane. Aquí, antes de canalizarse el río se concen-traba
la mayor cantidad de agua de la isla. Adirane> Aridane puede decirse que pro-cede
de ade (agua), como ya hemos visto; no puede significar «llano», porque, como
ya se ha dicho los auaritas para designar el mismo decían «taburienta o taburiente».
Goronas (Las). Este es el nombre con que se conoce una zona y un camino entre
Las Manchas. Por la historia sabemos que este territorio formó parte de la dehesa de
Tajuya o Tejuya. Antes de adentrarnos en el tema principal conviene explicar qué se
entendía por «dehesa» en el siglo XV y XVI en Canarias. Una dehesa era el lugar
reservado para la población aborigen; en ella dicha población, dedicada en su inmensa
mayoría al pastoreo, podía pastar el ganado y a la misma la población foránea no
podía entrar. En La Palma fueron reservadas para dehesas las siguientes zonas: La
Caldera, El Mocanal (en Mazo), Tajuya, Oropesa en Barlovento y probablemente los
términos de Tinizara y Aguatavar en Tijarafe, Tigalate, Tiguerorte y Tirimaga en Mazo,
Tacande y Las Cuervas (de Herrera) en El Paso, y La Dehesa en Santa Cruz de La
Palma. Estas dehesas fueron posteriormente fruto de la codicia, a finales del siglo XVI.
Vamos a centrarnos en la dehesa de Tajuya (en la época Tihuya o Tehuya, con
hache aspirada).
Gaspar Frutuoso, que recoge información en 1564, nos habla de dicha dehesa:
«Una vez pasado este volcán, comienza el lugar de Tajuya, donde viven isleños (auari-tas)
que se dedican a la cría de ganado. Más allá está Foncaliente o Fuencaliente...».
Tajuya (Tihuya o Tehuya) era una dehesa que ocupaba las antiguas capitanías
auaritas de Tajuya y Tamanca, se extendía desde Tacande hasta El Charco, y compren-día
los modernos pagos de Tajuya, probablemente Tacande, La Laguna, Todoque,
Puerto Naos y Las Manchas incluyendo Jedey. El número de topónimos auaritas en
la zona es considerable: Tacande, Tajuya, Tamanca, Jedey, Todoque/Tedoque, Tapa-rratana
y Las Goronas.
Frutuoso nos dice «...Tajuya, donde viven isleños (auaritas) que se dedican a la cría
del ganado.» Hoy como vestigio de esta actividad sólo nos queda el topónimo Las
Goronas entre Todoque y Tamanca (Las Manchas).
Existe un camino que comunica ambos pagos que se registra como Camino de La
Jurona. Tengo que afirmar que mi abuela paterna, de Las Manchas, que nació a su
vera en 1894 y a su vera murió en 1987, siempre lo conoció como Camino de Las
Goronas. Es más, Camino de Las Goronas aparece en escrituras de mi familia del si-glo
XIX y principios del XX, que he consultado. Tengo que confesar que cuando se-ñalizaron
el camino, creí que «goronas» era una pronunciación incorrecta de «juro-na
» («hurona», «hembra del hurón»). Ahora bien, en una visita a El Hierro me causó
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
gran sorpresa el ver «gorona» como topónimo, e indagando me enteré de que dicho
guanchismo es todavía hoy palabra viva, con el significado de «refugio de pastores»
y emparentada a su vez con «goron» y «goran»: «corral de protección para las higue-ras
contra el viento». Esta palabra a su vez está emparentada con «goro»: «corral del
cochino», de uso en todas las islas («gore» en La Gomera). Finalmente podemos de-cir
que está emparentada con «tagoror»: «(lugar de) asamblea de la antigua población
aborigen, que consistía en un círculo de piedras». Demuestra que el «ta-; te-; ti-;
to-; tu- (Tamanca, Tedoque, Tirimaga, Tocorón, Tuineje) del léxico aborigen no es
sino un afijo inicial.
No quiero polemizar, pero el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane debiera de
una vez por todas encontrarse con su historia más remota y cambiar el topónimo
Camino de La Jurona por Camino de Las Goronas, que, como ya se ha dicho, es el
único vestigio de La Dehesa de Tajuya como lugar reservado para los pastos comu-nales
de la población aborigen, hasta que dejó de serlo, como bien nos dice, nuestro
gran historiador palmero Juan Bautista Lorenzo: «El término de Tajuya se reservó des-de
la conquista de la isla para pasto común de ganados, y ya desde el año de 1581, y
aún antes, tomaba disposiciones el Cabildo, porque algunos vecinos rozaban y cercaban
de paredes algunos trozos de estos mismos terrenos, sin título ni facultad para ello».
Idafe. Es un topónimo de un roque conocido de La Caldera. Conviene saber que el
primero que describe de una manera fehaciente las islas del Archipiélago Canario es
Plinio en el siglo I de nuestra era, traduciendo la narración de Juba II, rey de la
Mauritania romana en el siglo I antes de Cristo. La descripción de Plinio es muy breve
pero a todas luces muy interesante. Debido a su importancia capital para un cono-cimiento
de unas islas Canarias, ¡deshabitadas!, en el siglo I antes de Cristo, en épo-ca
de Juba II de Mauritania, doy traducción del mismo:
«Así que Juba se informó de las Islas Afortunadas....la primera se llama Om-brión,
en la que no aparecen restos de edificio alguno, tiene una laguna en los
montes, tiene árboles semejantes a las cañahejas, de las cuales se puede sacar
agua: de los negros, amarga, y de los blancos, agradable de beber. La segunda
se llama Junonia y en la misma hay un templo pequeño, construido sólo de
una sola piedra. En la vecindad de esta isla se encuentra otra de tamaño me-nor
que tiene el mismo nombre; después está Capraria, repleta de grandes la-gartos.
A la vista de todas estas islas se encuentra Ninguaria, que ha recibido
este nombre por la nieve perpetua que tiene, y está cubierta de nubes. Próxi-ma
a ella está Canaria que se llama así por la multitud de canes enormes que
tiene; de ellos se le llevó dos a Juba; allí aparecen vestigios de edificios...»
336 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006)
Pedro Nolasco Leal Cruz
Siempre se ha considerado que Junonia es La Palma; se la ha designado Mayor,
para distinguirla de la otra que Plinio considera menor: «En la vecindad de esta isla
se encuentra otra de tamaño menor que tiene el mismo nombre».
Ahora bien ¿Por qué se ha considerado a Junonia La Palma? Entre otras cosas por
el templo construido «de una sola piedra». Hay que tener en cuenta que, según to-dos
los indicios, las islas fueron visitadas por los cartagineses antes de que lo hicie-ran
los romanos. Las islas, según la descripción que Plinio hace siguiendo a Juba,
estaban deshabitadas: «...la primera se llama Ombrión, en la que no aparecen restos de
edificio alguno...la segunda se llama Junonia y en la misma hay un templo pequeño...allí
(en Canaria) aparecen restos de edificios». Lo más probable es que todos estos vestigios
de civilización se deban al paso de los cartagineses por las islas. La Diosa protectora
de Cartago era Juno (Hera en griego). Éstos muy probablemente al entrar en La Palma
consagraron el Roque Idafe, (que probablemente les pareció pequeño, debido a su
lejanía), a su diosa principal Juno y de aquí que la isla se llamara Junonia, es decir,
isla «de Juno». De aquí que el templo de la Junonia de Plinio, como lo es el de Ida-fe,
sea «de una sola piedra». A continuación, al poblarse las islas por nuestra pobla-ción
aborigen, los auaritas, quizá siguiendo la tradición cartaginesa y romana, lo con-sagraran
a una diosa o dios suyo. Véase lo que de ello dice Abreu Galindo:
«...en este término está un peñasco muy delgado, y de altura de más de cien
brazas, donde veneraban a Idafe, por cuya contemplación al presente se llama
roque de Idafe. Y tenían tanto temor, no cayese y los matase, que, no obstan-te
que, aunque cayera, no les podía dañar, por estar las moradas de ellos, muy
apartadas, por sólo el temor acordaron que de todos los animales que mata-sen
para comer, diesen a Idafe la asadura.»
Por otra parte, Abreu Galindo nos dice: «Pero no dejaban de entender que en el cielo
había a quien se debía reverencia; y al que ellos entendían que estaba en el cielo, lo lla-maban
Abora.» Es decir, éste era el Dios principal e Idafe podría ser una continua-ción
de la tradición cartaginesa y romana del culto a la diosa Juno. Se explica, por
ello, que la diosa Tetis, esposa de Océano, que tenían su residencia en el océano At-lántico,
no aparezca.
Tegúseo. Leonardo Torriani en su «descripción de las Islas Canarias», publicada en
1592, describe con bastante detalle el volcán palmero de 1585, al que curiosamente
denomina Teguseo. El capítulo LXIX, que lo dedica a dicho volcán, fue traducido al
francés y analizado por L. Bourdon en «Hesperis», XXXVII (págs 117-38) en 1950,
bajo el título de L’eruption du Teguseo Tacande (île de La Palma). Es decir, este autor
Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006) 337
ISSN 1698-014X
Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
confunde el volcán de Tajuya de 1585 (el Tegúseo de Torriani) con el volcán de Ta-cande
de 1448. Es más, Bourdon, como Alejandro Cioranescu, que traduce al espa-ñol
la obra de Torriani, no saben explicar el nombre Tegúseo (para ellos Teguseo).
Si seguimos a Cioranescu, éste nos dice:
«Es difícil de explicar el nombre de Teguseo, que da Torriani a este volcán, pues
dicho nombre no consta en ninguna otra parte. Creemos que es un error del
ingeniero italiano. Teguseo más bien que nombre del mismo volcán de La Pal-ma,
podría ser, en la intención del autor, un volcán cualquiera, indicado aquí
por antonomasia; pero no vemos a que se puede referir, pues nunca hubo un
volcán llamado así».
Vamos a intentar desvelar dos problemas: por una parte el problema de Bourdon,
que cree que el Tegúseo y el volcán de Tacande es la misma erupción, y por otra,
tratar de dar la etimología del término Tegúseo.
El Tegúseo de Torriani es el volcán conocido en la época como «de Tehuya» o
«Tehuyo» que tuvo su erupción en la zona alta de Jedey, y corrió de monte a mar.
Este volcán es famoso actualmente por los roques conocidos como Campanarios.
Torriani, que fue testigo ocular de dicho volcán, nos cuenta cómo se formaron los
mismos. Debido a que estamos todavía perplejos ante la caída del Dedo de Dios en
Gran Canaria, y que parte de dichos Campanarios cayeron igualmente en 1949, como
consecuencia del seísmos producidos por el Volcán San Juan, voy a dar brevemente
la formación de los mismos, según Torriani, (el autor llama pirámides a Los Cam-panarios):
«El humo salía por muchas partes, y cambiaba muchas cosas, por la inestabi-lidad
de las materias removidas; pero por la parte de nor-noreste se veían dos
grandísimas piedras, en medio del monte, delgadas en su parte superior, a modo
de pirámides, y de ellas, como de la mayor boca, salía al mismo tiempo el
mayor humo...Al día siguiente volví a verlo, y lo hallé bastante más alto, de
forma diferente; y las dos piedras habían crecido encima de la montaña, la una
más que la otra, posiblemente porque, con ser más pesada, era más fácil de
levantar ...»
Es decir, el Tegúseo de Torriani es a todas luces el Volcán de Tajuya. Hay que tener
en cuenta que Jedey pertenecía todavía a la Dehesa de Tajuya.
El volcán de Tacande de 1448 nos es conocido por la referencia de antiguos aua-ritas
que recogieron tanto Abreu Galindo como Frutuoso. Es el volcán que pasa por
338 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006)
Pedro Nolasco Leal Cruz
Tacande y Tendiña. Aquí formó la famosa Piedra Hincada. Véase lo que sobre el
mismo nos dice Abreu Galindo: «En el término de Tixuya está una montaña que lla-man
de Tacande...Y dicen los antiguos palmeros (auaritas) que aquella montaña de Ta-cande,
cuando corrió por aquel valle, era la más viciosa de árboles y fuentes que había
en esta isla, y que en este valle vivían muchos palmeros (auaritas)...». Véase Gaspar Fru-tuoso:
«Da miedo imaginar qué gran volcán debió haber originado aquel depósito de
lava...y ardiendo salieron fuera por aquel lugar, que es pelado y estéril y no produce ni
hierba ni árboles frutales...Una vez pasado este volcán comienza el lugar de Tajuya...».
Este volcán aparece en la famosa endecha de la muerte en La Palma de Guillén
Peraza en el señorío de Tajuya. Véase la estrofa donde aparece:
«Tus campos rompan tristes volcanes
No vean placeres sino pesares
Cubran tus flores los arenales.»
Todo demuestra que la obra de Abreu Galindo y Gaspar Frutuoso que no nom-bran
el volcán de Tajuya son anteriores a la de Torriani y Alonso de Espinosa que sí
lo mencionan.
Conviene saber que la obra de Leonardo Torriani fue escrita en italiano. Esta len-gua
no tiene ni aspiración, ni la grafía «y», es por ello que el término aborigen Te-huya
(Tajuya) se convirtiera en la obra en Tegúseo. Es decir, la sílaba inicial se con-serva;
la sílaba medial «hu» (pronúnciese «ju») al pasar al italiano, que no tiene este
sonido aspirado, se convirtió en «gu» y la última sílaba «ya», al no tener el italiano
la grafía y sonido de «ye consonántica» pasó a «seo» pronunciado en la época «sio»;
«sio» y «gio» tenían la misma pronunciación en italiano del siglo XVI. Obsérvese la
triple ortografía de Perusa/Perusia y Perugia (pronunciado «Peruya»). El famoso pin-tor
italiano Il Perugino (pronúnciese «peruyino») era de Perusa. El paso de «a» final
a «o» se explica por adjetivación de Tehuya; es decir, Volcán de Tehuya>Volcán
Tehuyo.
Time. Uno de los guanchismos vivos en Canarias es la forma time/etime, que sobre-vive
en el hierro bajo la forma letime. Este término no aparece en los protocolos de
Domingo Pérez ni en los Acuerdos del Cabildo del siglo XVI en La Palma.
El que primero utiliza esta forma, aunque dentro de la expresión benahoarita
ayatimasquaya es Abreu Galindo (1977: 285): «...y para eso tenían ya conocida la me-jor
tierra, que esta donde llaman Ayatimasquaya, que quiere decir “bajo los riscos”». Sa-bemos
que «(a)ya» significa «debajo» por otro topónimo que nos ofrece este mismo
autor (268), Adeyahamen: «El octavo señorío y término era Adeyahamen, que quiere decir
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
“debajo del agua” porque sobre este término nacen las aguas de los ingenios de Los
Sauces...».
Sabemos a su vez que «ad(e)» es agua por lingüística comparativa. Aparece en
Adago (leche). Parece que «ade» más que agua era líquido. Tebexcorade (agua bue-na)
y en adirane. (Véase la entrada «Aridane»).
Este término prehispánico aparece con mucha frecuencia en textos del siglo XVII
y XVIII, como bien nos dicen Juan Régulo y Carmen Díaz Alayón: (siglo XVIII):
«...una propiedad de viña de malvasía y vidueño en el barranco que dicen de
Los Molinos que linda por arriba la time del lomo de Los Molinos (...) y so-bre
otra suerte de tierra en otro lugar de Tijarafe en dichas cabezadas que lin-da
por arriba el time de Tijarafe (...) Item otro pedazo de viña en otro pago
de Fuencaliente en donde dicen la time (...) fanegas de tierra malpaís poco más
o menos en dicho lugarde Mazo en el malpais de Velmaco que es todo de ellos,
linda...por abajo el time, por el ...; ...en dicho dicho lugar donde dicen Ma-nuel
Aguado en cantidad de cuatro fanegas, linda por arriba el time de la
montaña (...) una propiedad de tierra sembradía, situada en el mismo pago de
La Galga, donde dicen el Lomo de Estrello y serán dos celemines, lindando por
arriba con suerte de José Hernández, por abajo otra suerte de la misma com-pradora,
por un lado barranco y por el otro con el time del citado lomo de
Estrello...»
Véase que la forma time puede ser tanto de género masculino como femenino: El
Time/La Time. En la toponimia palmera nos ha quedado sólo la forma masculina El
Time registrado en Tijarafe, Los Quemados (Fuencaliente), Montes de Luna y Lomo
Oscuro (Mazo), en Los Galguitos (San Andrés y Sauces), en Breña Baja y en Breña Alta.
El topónimo se registra en otras islas: Fuerteventura, El Hierro, y La Gomera (El
Letime< El Etime).
Todoque. Juan Abreu Galindo y Alejandro Torriani nos dan la forma auarita «Tedo-te
», como nombre de uno de los señoríos en que estaba dividida Benahoare; por otra
parte, existe un lugar en el Valle de Aridane conocido por Todoque. Evidentemente,
las dos formas son muy parecidas y sin lugar a duda auaritas. Ahora bien ¿hay algu-na
relación entre ellas?, ¿fueron la misma forma? Esto es lo que vamos a intentar
dilucidar. Evidentemente lo son, la diferencia estriba en que Tedoque (el nombre del
señorío) nos ha llegado sólo por vía escrita, sin embargo Todoque (el nombre de la
montaña y del pago de Los Llanos) se nos ha transmitido por vía oral, transformán-dose
a través del tiempo.
340 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006)
Pedro Nolasco Leal Cruz
El señorío de Tedote ocupaba aproximadamente los municipios de Breña Baja,
Breña Alta y Santa Cruz de La Palma. Sobre él Abreu Galindo (siglo XVI) nos dice:
«El sexto señorío era Tedote y Tenibucar, que es donde al presente está fundada la ciu-dad,
hasta Tenagua...». Al hablar del quinto señorío: Tigalate, el mismo autor nos dice:
«...hasta Tedote, donde al presente llaman La Breña», interpretada en castellano; por-que
«tedote» en lengua palmera quiere decir «monte». Véase que dice «llaman La
Breña, interpretada en Castellan». Es decir, Tedote significa «monte con breña», es decir
«monte con maleza».
Asimismo Leonardo Torriani nos dice: «...et in terra in la cima dei monti detti Te-dote,
sopra i quali facevano le loro adorationi et sacrefici di latte et butiro». Es decir: «y
en la tierra en la cima de los montes llamados Tedote, sobre los cuales hacían sus sacrifi-cios
de leche y manteca (de ganado)».
Por su parte, Todoque, el pago o barrio de Los Llanos de Aridane, se registra bajo
la forma Tedote en Viera y Clavijo (I, 1312). Fue Tedoque, tanto popularmente como
oficialmente, hasta principios del siglo XX. Por escrito ya se recoge en el siglo XVIII
en la Antigua Contaduría de Hipotecas. Libro I, 1769, f. 338: «Otra suerte de tierra
y árboles que está en el pago de Tedoque donde disen el llano de Pampillo...». En escri-turas
de finales del XIX también se recoge. Véase un contexto de alguna: «Don Tori-bio
Pérez Morales, mayor de edad, casado con Doña Tomasa Cruz Ramos, del campo
vecino de la ciudad de los Llanos en Tedoque con cédula librada en veinte y dos de octu-bre
último, número novecientos ochenta y tres». Obsérvese además que el nombre ofi-cial
de Los Llanos era simplemente Los Llanos, no Los Llanos de Aridane como lo
es actualmente. Nuestro Pérez Vidal recoge el responder de romance que reza: «Agua
viene por Tedoque, el que quiera tocar que toque». Asimismo Juan Bautista Lorenzo y
otros registran Tedoque, no Todoque. Todavía era la forma usual a principios del si-glo
XIX: conservo cartas de mi abuelo paterno de Cuba donde muchísimas veces se
registra Tedoque. Oralmente los más viejos aún la conservan (cada vez menos).
El nombre del pago posiblemente procede del nombre de su montaña: Montaña
de Todoque/Tedoque. Recordemos que Abreu Galindo nos dice que Tedoque es «mon-te
de breña», es decir «montaña con maleza». La Breña es una traducción castellana
de Tedote. Muy probablemente los auritas distinguían entre montaña pelada «ten/
tene(r)» y montaña cubierta de maleza, «tedote». Abreu Galindo nos dice: «Los na-turales
de la isla de La Palma, le pusieron este nombre, Tenerife, compuesto de dos
2 Nos dice dicho autor: «...la mayor parte de sus dicciones empezaban con te o con che o con gua, según
se puede observar fácilmente en los nombres de muchas poblaciones y campos que conservan los que
pusieron los naturales... en La Palma, Tacande, Tasacorte (sic), Tixarafe, Tedote, Tigalate, Tihuya, Te-nagua.
» Obsérvese que Viera afirma «que se conservan». Conviene decir que Tedote no puede hacer
referencia al señorío, pues éste ya como tal no existía. Se refiere a todas luces a la montaña y al pago
de Los Llanos.
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
dicciones: «tener», que quiere decir «monte» y (sic) «ife», que es blanco». Con la pa-labra
«ten/tene/tener» tenemos una rica toponimia: Tenibucar, Tenerra, Tinizara (<Te-nizara),
Tenisca, Teneguía, Tendiña, Tenerife (Tenerife es un topónimo palmero, se-gún
todas las fuentes). Por su parte, tedote procede posiblemente de «ten» monte y
«dote», siendo este «dote» breña o maleza. Es decir, «*tendote>tedote» es monte bre-ña.
He detectado que la montaña de Todoque, a diferencia de sus vecinas La Lagu-na,
Cogote, Montaña Rajada, tiene maleza, sobre todo retamas y tagasastes.
El paso de Tedote a Tedoque es muy fácil de explicar desde el punto de vista fo-nético.
Popularmente se cambia el sonido «t» por «k» (ortografiado «qu/c») por disi-milacion.
En el libro «El español tradicional de La Palma» de este autor se dan mu-chos
ejemplos: asfalto>»asfalco»; arseniato> «arseniaco»; ameritar> «americar»;
corretear> «corriquiar»; gimotear> «gimiquiar». Véanse algunos guanchismos: tajaraste>
«tajarasque»; anaferte> «anaferque» (tipo de incienso); anifertes> «anaferque» (Erisium
vulgare). Pérez Vidal recoge en La Palma los topónimos majoreros Triquivijaque y
Tesguate como «Trivijaque» y «Tijuaque».
En el paso de Tedoque>Todoque se ha producido asimilación: e...o > o...o, quizá
influida por el término «todo». La asimilación es un fenómeno muy corriente en la
lengua coloquial. Véanse por ejemplo escrebir por escribir o surruchar por serruchar.
Tigalate, látigo (tigalátigo). Antes de centrarnos en el tema de los «tigalátigos», con-viene
tener en cuenta que todo lo que conocemos del pueblo indoeuropeo: tribu o
tribus errantes que habitaron Eurasia, desde la India hasta el Atlántico, lo sabemos
por comparación con las lenguas derivadas de un tronco común conocido como in-doeuropeo.
La lengua indoeuropea sólo nos es conocida, pues, por comparación de
las distintas derivadas de la misma. Imaginemos que el latín se hubiera perdido, sólo
lo conoceríamos por un estudio comparativo entre las lenguas derivadas del mismo,
es decir: español, gallego-portugués, catalán, francés, provenzal, sardo, italiano, roman-che,
rumano, etc. Así pues, sabemos muchas cosas de los indoeuropeos por la len-gua;
por ejemplo sabemos que éstos conocían, no sólo la abeja sino la miel, por un
estudio lingüístico comparativo; sabemos que conocían la abeja por inglés «bee»;
lituano «bitis»; irlandés «bech», etc, y que incluso degustaban su miel por espa-ñol
«miel»; gótico «milith», en inglés se conserva en «mildew» (español «mildiu» de
mil «miel» + dew «rocío». «Mildiu» significa «rocío de miel»); griego «méli»; ruso
«med», etc.
La voz «tigalátigo» no se ha recogido en ninguna parte. Podemos decir que exis-tió
por comparación con «tigalate» y «látigo», como veremos. Tigalate sabemos que
fue uno de los doce señoríos auaritas de La Palma. Conocemos la valentía de su po-blación.
Véase el siguiente párrafo de Abreu Galindo: «...hasta que llegó (Alonso Fer-
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Pedro Nolasco Leal Cruz
nández de Lugo) a Tigalate y Mazo, territorio y término del capitán Jaguiro y Guara-hagua,
donde halló la gente toda alterada y puesta en arma; porque, como no tenían
hechas amistades con los herreños, (o por no tenerlos a la vista, o por tener el capitán
belicoso), se pusieron todos en forma de defensa».
El mismo sentimiento se tuvo en el ataque de Pie de Palo a Santa Cruz de La
Palma, unos sesenta años después de la conquista de la Isla. Véanse los siguientes
párrafos de Frutuoso: Descripción de Las Islas Canarias (2004): (pág. 132): «A conti-nuación
se encuentra el poblado de Tigalate, donde hay casas y corrales; allí residen los
isleños (auaritas) más ricos en ganado, como son Pedro Hernández de Justa y sus herma-nos...
» (pág. 134): «Dicen los nativos isleños que en este lugar habitaba antes de la con-quista
uno de los reyes más importantes de la Isla, que se llamaba Maxerco o Maxorco,
que tenía hijos e hijas que dieron su vida en la defensa de su tierra, todos menos una
hija que salvó y de la que procede la familia de Pedro Hernández de Justa (Justa era el
nombre de la infanta)» (pág. 106): «Reaccionando toda la gente de la isla (al ataque de
Pie de Palo), sobre todo los isleños (auaritas) que tenían como capitán a un hombre va-leroso
llamado Pedro Hernández de Justa, corpulento y magnánimo como un Alejandro
Magno».
Cabe reseñar aquí que los hijos conocidos de Maxerco/ Maxorco son Jaguiro y
Guarahagua y su hija, cristianizada como Justa.
Es decir, la historia nos muestra la valentía y arrojo del pueblo auarita palmero,
sobre todo el tigalatero. Ahora bien, en el siglo XVI tigalatero se decía tigálatigo, es
decir de «tigalate» y sufijo «-igo»; sufijo que procede de «–ico», que lo sustituyó, y
que puede hallarse hoy en «arábigo», «canónigo», etc. Algunos términos que tenían
«-igo» lo pasaron a «-ico». Véase que el endemismo macaronense «viñátigo», puede
designarse asimismo «viñático».
El tigalátigo debió ser un pueblo no sólo valiente sino alto. La historia parece re-flejarlo,
véase como define Frutuoso al tigalátigo Pedro Hernández de Justa: «corpu-lento
y magnánimo como un Alejandro Magno».
La lingüística va también en el mismo sentido. Registramos en cuatro islas cana-rias
el adjetivo tigalate como «alto». Ya Álvarez Rixo lo recoge. Navarro Artiles en su
«Teberite» lo da para Lanzarote, Fuerteventura y La Palma como: «persona alta y del-gada.
»
Asimismo, en La Palma y en otras islas se registra el sustantivo y adjetivo «láti-go
» como «alto»: «Es un látigo». «¡Vaya látigo!». La forma «látigo» en este sentido no
puede derivar de «látigo» con el significado de «zurriago» o «azote con que se castiga
a las caballerías; cuerda o correa con que se asegura una cosa», si no ¿cómo sus si-nónimos
«zurriago», «azote», «correa», etc. no pasaron a tener el significado de «per-sona
alta (y delgada)»?; «látigo» en este sentido procede de una forma tigalátigo, cu-
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
yas primeras dos sílabas se han perdido por influencia de «látigo» en el sentido de
«zurriago», de la misma manera que la forma «tigalate» en el sentido de «alto» ha
perdido el sufijo «igo». Explico el paso de tigalátigo a tigalate por envejecimiento del
sufijo «-igo» y/o quizá mejor, por influencia del topónimo Tigalate. Para resumir, la
forma tigalátigo en el sentido de tigalatero ha dado dos voces con el mismo signifi-cado:
persona alta y delgada. Las dos frases coloquiales siguientes son sinónimas:
«¡Vaya tigalate!», «¡Vaya látigo!», el femenino de este último puede ser «¡Vaya látiga!».
Cotéjese «árabe/ arábigo» con «tigalate/tigalátigo».
Tricias (Las).
En La Palma existen dos lugares conocidos como Tricias, uno en el municipio de
Garafía y el otro en el de Puntallana; ahora bien ¿de dónde procede esta forma? En
los protocolos de Domingo Pérez aparece la palabra «triziada» de donde podría deri-var
«Tricia». Véanse tres contextos en los que aparece:
Protocolo de 26 de septiembre de 1555: «Lo dicho, más el tributo de Álvaro Pérez
entra en este trueque, lindante todo con la corriente del barranco de la Herradura, con
triziada que va a Barlovento, con tierras de los herederos de Pedro Rodríguez del Ba-rranco...
».
Protocolo de 8 de octubre de 1555: «.con tierras de los herederos de Pedro Rodrí-guez
del Barranco, con tierras de los herederos de Aparicio Rodríguez, por abajo con el
mar y por arriba con la triziada y camino que va a Barlovento.»
Protocolo de 26 de septiembre de 1556:
«Cercarán en redondo de pared la era del llano, de 5 hasta 6 palmos de alto,
y también habrán de mudar el camino de donde comienza a entrar en las tie-rras
por parte de la sierra, que es el que va derecho a las casas de la morada
de dichas tierras y derecharlo por el lomo a la mano derecha como van a di-chas
casas, que habrá de cercar la triziada hasta llegar a dichas casas...»
La voz Tricia podría proceder de esta forma por regresión (Véase Leal, 2003: 126).
Fenómeno lingüístico que se produce al perder algunas formas participiales una síla-ba
por regresión con el consiguiente cambio de acento; véanse algunos ejemplos: ga-cho/
agachado; mujino/amujinado; colmo/encolmado; raso/ enrasado; baldo/ baldado; inzo/
inzado; pago/pagado; murcho/murchado. En América registramos canso/cansado. En
toponimia La Vera y La Verada.
Tricias a todas luces viene de esta forma triziada (triciada), cotéjese con Loma/
Lomada.
344 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006)
Pedro Nolasco Leal Cruz
Velhoco. Otro de los topónimos problemáticos de la Isla de La Palma es Velhoco. Muy
probablemente es un término prehispánico, formado de la raíz «vel» y «oco». «Vel»
lo encontramos en Belmaco, (antes ortografíado Velmaco). Véase el texto del siglo
XVIII: ...fanegas de tierra malpaìs poco más o menos en dicho lugar de Maso (sic),
en el malpaís de Velmaco que es todo de ellos, linda...por abajo el time, por un lado
Camino Real... La forma «oco» lo encontramos en otros topónimos como Tijoco.
Gaspar Frutuoso lo hace derivar del portugués Valoco (val + oco), es decir «valle
hueco». Véase el contexto: El valle de Miraflores se llama así porque desde él se ven
todos los vergeles, jardines y haciendas que hay en Buenavista y en Velhoco (llama-do
así por ser hondo o hueco). Sin embargo la orografía del terreno no parece res-ponder
a esta etimología.
Juan Régulo lo hace derivar del italiano Bell louco, es decir, «Bello Lugar». El pro-blema
es que sería el único topónimo de origen italiano en la Isla. Sabemos que hubo
una población italiana en la isla, pero no lo suficiente para acuñar topónimos.
Nosotros nos decantamos por la etimología prehispánica.
2) CASTELLANO
A) EXPRESIONES
Vengo de Santa Lucía no hay caña como la mía. Esta expresión que parece ser el
responder de un romance, aunque ha sido recogida, no ha sido explicada. Parece re-trotraerse
a la época en que la riqueza de la isla de La Palma se basaba exclusivamente
en el cultivo de la caña y la consecuente exportación del azúcar. La expresión se so-lía
cantar al dejar los romeros la ermita de Santa Lucía en Puntallana el día de su
fiesta. Los romeros, en su mayoría cultivadores de la caña de azúcar, aprovechaban
la ocasión para mostrar el grosor y la altura de su caña. La expresión parece indicar
pues que todos pretendían con orgullo y presunción que la calidad de su caña era la
mejor
B) LÉXICO
Plántano. En Canarias se ha recogido la forma plántano en lugar de plátano (véase
Leal 2003: 71). Es forma con evidente influjo de «planta» ya existía en el siglo XVI.
Este coloquialismo canario va a entrar en inglés. Pero antes de seguir adelante haga-mos
un estudio del origen del plátano. Esta planta (musa), que se descubrió en África
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
o Asia en el siglo XV, llegó muy probablemente a Canarias en el mismo siglo. A esta
nueva planta por razones desconocidas se le da el nombre de otro árbol «plátano»; y
para distinguirlo de él se le da el apelativo de guineo: «plátano guineo». A pesar de
la gran cantidad que se producía en las islas y de su bajo coste pocos plátanos llega-ron
a Europa hasta los años ochenta del siglo XIX. Es decir, en toda Europa no se
conoció esta fruta sino por las referencias de los viajeros que venían a Canarias y
Madeira, principalmente. Europa va a conocer el plátano desde Canarias. En ingla-terra
es conocido por un viajero inglés que estuvo en las islas: Thomas Nichols. La
primera descripción que he recogido del plátano en lengua inglesa es la de este es-critor.
Este mercader del azúcar residió en Canarias a partir del año 1556 en época
de María Tudor, durante cuyo reinado las relaciones entre España e Inglaterra eran
excelentes; al subir al trono Isabel I en 1558, dichas relaciones empeoraron. Este cam-bio
súbito sorprendió a Thomas Nichols en Canarias. Acusado de hereje fue juzga-do
y sentenciado por el Tribunal de la Inquisición en Las Palmas. Tuvo que cumplir
pena de cárcel; al salir volvió a Inglaterra y llegó a ser uno de los grandes traducto-res
de literatura española en inglés. Cabe señalar que Thomas Nichols se sintió có-modo
en Canarias e incluso quiso casarse y parece que lo hizo con la palmera Juana
Camacho, como él mismo nos dice en una carta pocos días antes de ser atrapado por
el Tribunal de la Inquisición. Fruto de su estancia es su conocida obra: A Pleasant
Description of the Fortunate Ilandes Called the Ilands of Canaria. En ella se describe
por primera vez el plátano o banano en lengua inglesa. Véase el párrafo:
This iland hath singular good wine, especially in the towne of Telde, and sundrie
sortes of good frutes, as batata, mellons, peares, apples, orenges, lemmons, pomegra-nads,
figs, peaches of divers sortes, and many other fruites; but especiallye the plan-tano,
which groweth neare brooke sides; it is a tree that hath no timber in it, but
groweth directly upward with the bodie, having marvailous thick leaves, and every
leafe at the toppe of two yeardes long and almost halfe a yearde broade. The tree
never yeeldeth fruite but once, and then is cut down, in whose place springeth
another, and so still continueth. The fruit groweth on a braunch, and everie three
yeeldeth two or three of those branches, which beareth some more and more lesse,
and when it is ripe it is blacke, and in eating more delicate than anye conserve.
He aquí la traducción al español:
«Esta isla tiene un vino extraordinariamente bueno, sobre todo en la ciudad de
Telde, y diferentes tipos de fruta muy buena, tales como lo son las papas, los
melones, las peras, las naranjas, los limones las granadas, los higos y los melo-
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cotones, que los hay de varias clases, y muchos otros frutos; pero, sobre todo
tiene el plátano, que se crece a las orillas de los riachuelos; es una planta que
no tiene madera, sino que su tronco crece verticalmente sin ramas y hecha unas
unas hojas gruesas maravillosas, cada una de ellas mide como máximo dos yar-das
de largo y media de ancho. La planta sólo produce fruto una vez, a conti-nuación
se corta, y surge otra en su lugar, y así continúa el ciclo. La fruta crece
sobre un racimo, y cada racimo tiene dos o tres manillas; los racimos tienen,
algunos más y algunos menos, entre treinto o cuarenta frutos o «bagos». El
fruto es como un pepino, cuando está muy maduro es negro, y es más delica-do
cuando se come que cualquier conserva.»
Vamos a hacer algunas sugerencias a esta traducción. Hemos detectado una con-fusión
entre las voces inglesas «bunch» y «branch». La confusión muy posiblemente
se deba al copista o editor de la obra, «The fruit groweth on a braunch and everie tree
yeeldeth two or three of those branches.» Según el texto dice, «La fruta crece en un ra-cimo,
y cada árbol produce dos o tres de esos racimos.» La palabra «banana» le es des-conocida.
Ésta aún no ha entrado al inglés. Pero lo más curioso es que utiliza la forma
«plántano», no «platano. Debido a la importancia que tiene el plátano en Canarias,
y en particular La Palma, hagamos un estudio diacrónico de los términos ingleses
«banana» y «plantain». La primera vez que hemos registrado una referencia en inglés
al plátano es en 1555. El autor es Eden en sus Decades II, de una traducción italia-na
de 1534, del español Fernández de Oviedo. Utiliza la palabra española latinizada
«platani». Véase el texto, «There are also certeine plantes which the christians caul Pla-tani.
» A continuación encontramos la versión de Thomas Nichols –véase más adelante,
segunda parte. Seguidamente, en 1589, encontramos la traducción española de Men-doza,
Mendoza’s History of China en Haklyut Society II, 330. Véase el texto, «Oran-ge
trees, siders, limas, plantanos, and palms.» La palabra «banana» la hemos registrado
por primera vez en 1597 en la traducción que Hartwell hace del Pigafetta’s Congo en
Collection of Travels. Véase el texto: «Other fruits there are, termed banana, which we
verily think to be the muses of Egypt and Soria». La volvemos a encontrar en 1613
en Purchas Pilgrim, I v. XVI, 452, bajo la forma «bonana»: «Amboyna bringeth
forth... coquos, bonana’s...and other fruits.» Las formas «plantano» —que utiliza Ni-chols—
y su derivado «plantain» aparecen en la traducción que E. Grimstone hace
en 1604 de Dacosta: D’Acosta’s History of Judies IV en Hakluyt Society, I 241. Véase
el texto,
«The first that shall be needefulle to treate of is the Plantain, or Plantano, as
the vulgar call it... The reason why the Spaniards call platano (for the Indians
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had no such name)3 was in other trees, for that they have found some resem-blance
of the one to the other, even as they called some fruites prunes, pines,
cucumbers, being far different from those which are called by those names in
Castille.»
Véase que la forma «plantano» (plántano), a diferencia de «plantain», aún sigue
siendo utilizada por el pueblo inglés en el siglo XVI. En 1615 G. Sands en su Tra-vels
utiliza tanto la forma «plantains» como «plantines», «Plantains, that have a broad
flaggy leafe, growing in clusters, and shaped like cucumers... a groue of Plantines.»
En 1697 Ligon en Barbalics, hace una diferencia entre «banana» –que él ortografía
«bonana»– y «plantain» –que él ortografía «plantine». Véase el texto: «The bonano
differs nothing from the Plantine, in the body and leaves, but only this, that the leaves
are somewhat lesse, and the bodie has here and there some blackish spots. This fruit is of
a sweeter taste than the Plantine...we find them as good to stew, or preserve as the
Plantine...This tree wants a little of the beauty of the Plantine.» Todavía la forma «pla-tano
» es utilizada en 1760 en la traducción de Los Viajes de Juan y Ulloa (Juan and
Ulloa’s Voyages), «The most common of all are the platanos...These are of three kinds. The
first is the banana, the second are the dominicos...the third are the quincos.»
C) TOPONIMIA ESPAÑOLA
Angustias (Barranco de las). Uno de los topónimos mayores más tardíos de la Isla
de La Palma es Barranco de Las Angustias. Dicho barranco o río se le conoció en el
siglo XVI como barranco del Río, barranco del Agua, o barranco de Tazacorte, se-gún
el autor, antes de pasar a llamarse barranco de Las Angustias. En un principio
tiene un nombre ambiguo, normalmente río o fuente. En Las Datas de Tenerife (Se-rra
1978:93) reza: «las cuales se han de regar con el agua que sale de la fuente que se
dice la Caldera con todas las otras aguas que se juntan a la dicha fuente de la Caldera
con todas que acuden al mismo río de la dicha fuente...» (Serra 1978:168) Yo el Ade-lantado
...por el poder que tengo para repartir...la Isla de San Miguel de La Palma, doy
y reparto en vosotros G. De V. Y A. S. G. Como conquistadores que fuestes de la dcha
(dicha) isla conviene a saber 40 f (fanegas) de tas. De r. Para hacer açucar quando se
sacare la acequia del agua de la Caldera» (Serra 1978: 206): «que se han de regar con
el agua que sale de la fuente de la Caldera».
Los Protocolos de Domingo Pérez no recogen Barranco de Las Angustias, sino Río
o Barranco de Tazacorte o Río o Barranco de La Caldera. Véanse algunos párrafos:
(enero 13 de 1554...como de las tierras del barranco o río Tazacorte, sobre las 1/5
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parte de las aguas, río y barranco de Tazacorte . Octubre 27 1554: «con el derecho
al agua para regar del barranco de Tazacorte». Noviembre 25, 1554: «...los llanos de
San Miguel, en la comarca de Tazacorte de esta isla; sobre las 1/5 parte de las aguas
del río y barranco de Tazacorte.»
Abreu Galindo (1977: 284) nos dice: «Para entrar a esta caldera hay dos entradas;
la una, la boca del Barranco del Agua, y ésta es trabajosa, y por donde se sirven muy pocos
por la ruina del arroyo.»
Hay que tener en cuenta que los tres arroyos que salían de La Caldera van a de-signarse
con el nombre de Río o Agua. Así lo hacen Abreu Galindo y Gaspar Fru-tuoso.
Véase lo que nos dice éste último: «Los susodichos tres arroyos salen tan aleja-dos
uno del otro que los dos del norte distan uno del otro cuatro leguas; uno va directo a
la Ciudad y el otro a los Sauces; el de la Ciudad lleva tanta agua, que mueve seis o sie-te
molinos; aparte de la que se consume conducida por medio de tubos a dicha ciudad.»
Frutuoso va a designar tanto al barranco del Río de Santa Cruz de La Palma como
al barranco del Agua de San Andrés y Sauces con el nombre de Río o Agua indis-tintamente.
Este autor sutil y acertadamente no designa al actual Barranco de Las
Angustias sino que lo define simplemente como «muy profundo».
En el siglo XVI se construye dentro de dicho barranco o río una ermita conoci-da
como Nuestra Señora de Tazacorte en Frutuoso o Nuestra Señora de Agosto en
protocolos de Domingo Pérez. Esta ermita fue construida por el terrateniente flamen-co
Jácome de Monteverde en terrenos pertenecientes a su extensa hacienda. La ima-gen
que representa la piedad se va a designar Nuestra Señora de Las Angustias para
diferenciarla de Nuestra Señora de La Piedad de San Andrés y Sauces.
Ya el historiador tinerfeño Núñez de La Peña a mediados del XVII hablando de
Los Llanos la menciona, como de Las Angustias: «...y en una Ermita que se dize de
Las Angustias, ay reliquias de los cinco panes que Christo bendixo quando dio a comer
a los que le seguían. Éstas están en la jurisdicción de el Cura de Los Llanos...»
Asimismo el grancanario Pedro Agustín del Castillo la cita: «Los Llanos es lugar de
ochocientos vecinos; tiene una buena parroquia y tres hermitas. En la de Nuestra Señora
de Las Angustias, y en la de San Miguel de Tazacorte se veneran las Reliquias que dejó
el venerable Padre Ignacio de Azevedo en poder de Juan de Monteverde el día antes de
su dichoso martirio».
Donde primero he registrado barranco de Las Angustias es en Viera y Clavijo:
«...que tienen el patronato de las tres ermitas de San Pedro, San Miguel y Las Angus-tias.
San Miguel está en Tazacorte, puerto de mar; cuya rada forma la boca del barran-co
de Las Angustias hacia el SO; que llaman río porque corre todo el año.»
P. Madoz copia a Viera y Clavijo «... y el patronato de las 3 ermitas de San Pedro,
San Miguel y Las Angustias. San Miguel está en Tazacorte, puerto de mar; cuya rada la
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
forma hacia el SO la boca del barranco de Las Angustias, que llaman río porque corre
todo el año.»
Véase que todavía se le designa con el nombre de Río. Seguramente se le desig-nó
con el de Las Angustias para evitar confusión con el barranco del Río en Santa
Cruz de La Palma.
Hay que tener en cuenta, además, que la palabra angustia designa en latín «estre-chez
», y en realidad la ermita está en la estrechez del barranco. Conectado con «an-gustia
» está la forma «angosto.»
Apurón (Villa del). Así se conoció a Santa Cruz de la Palma. Para empezar, tenemos
que tener en cuenta que los reyes Católicos en 1492 dan la conquista de las islas que
faltaban por conquistar, a saber La Palma y Tenerife, a Alonso Fernández de Lugo;
éste arriba a La Palma por el puerto de Tazacorte el 29 de septiembre de ese año, por
lo que en su honor fundó la iglesia de San Miguel, y después de siete meses de pac-tos
y luchas logró acabar con la resistencia de la isla el 3 de mayo del año siguiente,
1493, y ese mismo día fundó Santa Cruz de La Palma. Las dos fechas de comienzo
y finalización de la conquista están reflejadas en el nombre de la isla: San Miguel de
La Palma, y de su capital: Santa Cruz de La Palma.
Hay que tener en cuenta que en esta isla se gesta la conquista de Tenerife; véase
lo que nos dice Abreu Galindo:
«Después que fue conquistada la isla de La Palma, como está dicho, por Alo-nso
de Lugo, luego determinó venir a Tenerife con casi mil soldados que se
hallaban bien aderezados; y con ellos se embarcó y vino a la isla de Tenerife,
dejando buena guarnición en La Palma, y vino a tomar puerto en Santa Cruz,
tres días de mayo, año de 1493 (realmente es 1494). Llamábase este puerto
Añazo; y púsole nombre Santa Cruz, por haber tomado el puerto en aquel día».
Es decir, Alonso Fernández de Lugo, un hombre, al parecer, sin escrúpulos, pero
de profundas convicciones religiosas, parte de Santa Cruz de La Palma, uno o dos
días antes de la Santa Cruz, para arribar el día de la Santa Cruz a lo que hoy es Santa
Cruz de Tenerife, conocido como Añazo (valga la redundancia). Probablemente el
origen del nombre de las dos capitales canarias le venga de la alegría que le produjo
el haber conseguido tal día la finalización de la conquista de la isla de La Palma (su
primer éxito como conquistador).
Poco después tiene un gran revés en Tenerife. Sus tropas son totalmente arrasa-das
en la conocida como Batalla y Matanza de Acentejo. El Adelantado tiene que
buscar refuerzos para poder continuar la conquista; pero aquí está la incógnita, ¿por
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Pedro Nolasco Leal Cruz
qué no lo hace a «su isla recién conquistada de La Palma, de la que era dueño y señor»,
sino tiene que hacerlo a Gran Canaria, en la que había vendido todo lo que tenía
para sufragar la conquista? Esta pregunta hasta ahora nadie se la ha hecho. Quizá se
piense que, como luego Gran Canaria tuvo (y tiene) más población y más riqueza
que La Palma, era la mejor solución. Pero en aquella época no lo era así, incluso el
puerto de San Sebastián de La Gomera tenía más importancia que el de La Luz de
Las Palmas, y más tarde el puerto de Santa Cruz de La Palma llegó a ser el tercero
del Imperio Español, después de Sevilla y Amberes. El problema no era éste. El quid
de la cuestión era que la isla de La Palma estaba en rebelión. Véase lo que nos dice
Abreu Galindo:
«Los palmeros, como (cuando) vieron al capitán Alonso de Lugo fuera de la
isla (de La Palma), levantáronse más de trescientos palmeros, los cuales hacían
mucho daño. De esto fue avisado Alonso de Lugo, que estaba en Tenerife; y
por no dejar de proseguir la empresa comenzada, mandó por capitán de la isla
de La Palma, para que la quietase, a Diego Rodríguez de Talavera, hombre
plático y cursado en la guerra y conocido de los palmeros. El cual, venido que
fue a La Palma con treinta soldados, recogió alguna gente y amigos que se jun-taron,
y con ellos, después de algunos reencuentros que tuvo, los desbarató,
aunque le costó algunos soldados que le mataron, y muchos heridos. Pero al
fin con su industria, los tornó a quietar, y puso la isla en paz y sosiego, ha-ciendo
en los alzados castigo ejemplar, con el cual estuvieron siempre leales y
obedientes».
Abreu Galindo, tan dado y aficionado a dar fechas, no nos da ninguna aquí. No
sabemos cuando se acabó de apaciguar La Palma. Si leemos al grancanario Tomás
Marín de Cubas (1694), éste nos dice, al terminarse la conquista de Tenerife: «Diose
luego aviso a Sus Altezas enviando a España siete guanches, los más notables; y dejando
Alonso de Lugo bastante guarnición (en Tenerife), dio la vuela a La Palma sobre ciertas
discordias que luego apaciguó».
Cabe decir que todo lo que Marín de Cubas dice de la conquista de La Palma lo
toma de Abreu Galindo. El manuscrito de éste sufrió muchas alteraciones, como bien
nos dice Alejandro Cioranescu; quizá esta referencia de Marín de Cubas estaba en el
susodicho manuscrito de Abreu Galindo que luego alguien, al copiarlo, desechó.
Por otra parte, la revuelta debió de ser cruel y atroz, pues según nos cuenta el
palmero Pedro J. de Las Casas Pestana, a la ciudad de Santa Cruz de La Palma se la
llamó El Apurón: «El nombre de «Apurón», creemos nosotros, es un mote que le dieron
a este pueblo por el apuro que los guanches hicieron pasar a los españoles cuando les ata-
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
caron con el fin de conquistar su independencia». El mismo escritor refiriéndose al ori-gen
del nombre de El Salvador nos dice: «Esta iglesia, se supone, con algún fundamento,
fue consagrada al Salvador por haberse salvado los españoles de la mortandad a que es-tuvieron
expuestos cuando los guanches se sublevaron con objeto de recuperar su indepen-dencia
en 1494».
Banda (La). Todavía popularmente se llama al territorio que ocupa los municipios de
Tazacorte, Los Llanos de Aridane y El Paso con el nombre de La Banda. Éste es el
único que aparece como topónimo para designar el lugar en todos los escritores de
los siglos XVIII y XIX. Véase por ejemplo Pascual Madoz (1845-1850): «En la gi-gantesca
loma del Time, que en posición vertical tiene a sus pies el valle de la Banda o
Llanos». Véase Von Buch (1999: 226): «Es así como pasada La Lavanda, el camino
nuevo llega a la cima de la cumbre...»(227): «Es el valle de La Lavanda famoso con toda
razón en la isla». El paso de La Banda a La Lavanda/ Labanda se explica por haplo-logía.
La forma La Banda es reducción de Banda Occidental (de la isla). Abreu Galin-do,
ya divide La Palma en cuatro bandas: banda del norte, banda del sur, banda de
occidente y banda de oriente. Véase los siguientes párrafos (1977: 264):
«La parte más estéril de aguas que esta isla de La Palma tiene, es la que cae a
la banda del sur; porque, si no es alguna fuente de muy poco agua, no hay
otra... (264): Hay en esta banda, en un término que llaman Uquen, una fuente
en una concavidad debajo del agua. (285) También nacen de las espaldas de
esta Caldera dos arroyos de extremada agua: el uno , a la banda del norte, con
que muelen dos ingenios de azúcar; y el otro a la banda de Oriente, para ser-vicio
de los molinos de la ciudad (de Santa Cruz de La Palma) y vecinos
de ella».
Para resumir, diremos que la isla estaba dividida en cuatro bandas: banda del
Norte: Tijarafe, Puntagorda, Garafía, Barlovento, San Andrés y Sauces y Puntallana,
Banda del Sur: Fuencaliente; Banda de Oriente: Santa Cruz, Las Breñas y Mazo y la
banda de Occidente: Valle de Aridane. La única que ha permanecido popularmente
es la Banda de Occidente, luego reducido a La Banda por antonomasia.
La forma banda es utilizada también en portugués para designar las distintas partes
de una isla; Gaspar Frutuoso al describir Madeira (libro II de Saudades da terra) la
utiliza. Véanse los epígrafes de los capitulos (15): «Em que começa a descripçâo da
ilha (isla) da Madeira, começando pela (por la) banda do sul, da (desde la) ponta de
Sâo Lourenço, até (hasta) à entrada da Cidade de Funchal. (17): Em que se vai con-
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Pedro Nolasco Leal Cruz
tinuando a Descripçâo da ilha da Madeira pela banda da costa do sul, desde a praia
formosa, uma legua alëm (más allá) da cidade do Funchal, até (hasta) à ponta do
Pargo, que é o fim da ilha da parte ocidental. (18) Da descripçâo da ilha (isla) da
Madeira pela (por la) costa da banda do norte, tornando a começar da ponta de Sâo
Lourenço e acabar na ponta do Pargo».
Dos Aguas (Las). Uno de los puntos claves de La Caldera de Taburiente en La Pal-ma
es el conocido como Las Dos Aguas, llamadas así por su diferencia en el sabor y
color. Si entramos por el barranco de Las Angustias y nos situamos en el lugar de
encuentro de los dos riachuelos, el agua que viene por el del lado derecho tiene un
sabor amargo; sin embargo la del lado izquierdo tiene un sabor dulce y muy agrada-ble.
Ambas aguas se unen en dicho punto y se canalizan y sirven para el riego de la
famosa zona agrícola de la Isla: Tazacorte y Argual. El agua fue canalizada en los años
50 del siglo XVI.
Lo más curioso es que existe un mito relacionado con las dos fuentes que produ-cen
dichas aguas. Vamos a estudiar dicho mito.
El hispanorromano Pomponio Mela, que escribe hacia el año 43 de nuestra era,
es el primero que se hace eco de esto. Véase el párrafo (doy traducción castellana):
«Enfrente de (Mauritania) están las Islas Afortunadas... Una isla es muy célebre por la
condición singular de dos fuentes: quienes beben agua de una se mueren de risa; de modo
que para los afectados por dicha risa el remedio consiste en beber de la otra.»
Conviene decir que ésta es una de las primeras referencias a Las Islas Afortuna-das,
y en concreto a La Palma; pues la isla citada no puede ser ninguna de las otras.
El mito es tomado por Plinio el Viejo, que escribe en la segunda mitad del siglo
I; sin embargo hace referencia, no a dos fuentes sino a dos árboles: «Y unos árboles
parecidos al tilo de los que se obtiene agua exprimiéndolos, de los negros es amargo y de
los blancos agradable.» Obsérvese que es el mismo mito.
El escritor Solino (siglo II), que imita a Plinio, nos da el mismo mito. No lo
he podido registrar en dicho escritor sino por la referencia que nos da Leonardo To-rriani.
Leonardo Torriani, uno de los clásicos de la historia y geografía de Canarias, que
vivió algunos años en La Palma, y que es el que mejor describe el Volcán de Tajuya
en 1585, al hablar de La Isla se hace eco del famoso mito. Véase el párrafo:
«...que se dice La Caldera; y, separándose de allí en varios ríos, baja por las tie-rras
donde es necesaria. El principio de esta agua se halla en dos fuentes, que
están casi pegadas la una a la otra, y brotan de una piedra blanda, vuelta en
dirección del Austro. Una de ellas tiene agua buena para beber, y la otra la tiene
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
verdosa, amarga y nociva; por cuya razón se cree que éstas son las que men-ciona
Petrarca, cuando escribe, imitando a Solino:
Fuor tutti i nostri lidi nell’ isole famose di Fortuna,
Due fonti ha: chi dell’ una bee, mor ridendo; e chi dell’ altra, scampa.
He aquí la traducción:
«Fuera de todas nuestras costas en las islas famosas de la Fortuna
Hay doy fuentes, quien de una bebe muere riendo, y quien de la otra, se
salva.»
Véase que en Petrarca el mito ha cambiado un poco. Espero que con este mito,
citado nada menos que por Pomponio Mela, Plinio el Viejo, Solino, Petrarca y Leo-nardo
Torriani, se considere más Las Dos Aguas de La Caldera.
Juan Mayor. Entre los muchos barrancos que surcan la isla de La Palma existe uno
topónimo entre los municipios de Santa Cruz de La Palma y Breña Alta, conocido
como barranco de Juan Mayor; por otro lado es notorio un personaje muy famoso
en la conquista de Gran Canaria denominado Juan Mayor. Vamos a intentar conec-tar
ambos nombres y demostrar que se trata de la misma persona.
Para situar al lector voy a dar un bosquejo de la situación de Canarias durante su
vida: las islas de Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera estaban en poder
de Diego de Herrera y de Inés Peraza. En 1475 empieza el reinado de los Reyes
Católicos y se decide la conquista de las islas restantes: Gran Canaria se empieza a
conquistar en 1478 y se termina en 1483, La Palma se comienza a conquistar en 1492
y se termina en 1493 y Tenerife se comienza a conquistar en 1494 y se termina
en 1496.
La primera referencia textual que tenemos de Juan Mayor se encuentra en la Pes-quisa
de Cabitos en 1477, hecha por los Reyes Católicos por deseo de algunos súb-ditos
de Lanzarote, entre ellos Juan Mayor, contra sus gobernantes Diego de Herre-ra
e Inés Peraza. Véase el texto de los personajes que se quejan a los Reyes Católicos:
«Pedro de Adaye, Johan Ruys e Ferrand Garcia e Johan (sic) Mayor e Bartolomé Herrero
e Johan Bernal e Johan de Aday e otros vesinos (sic) de Lançarote... «
Antes encontramos a Juan Mayor ayudando a Diego de Herrera en la entrada que
hace a Gran Canaria en 1466. Véase el texto de Abreu Galindo: « ...determinó (Die-go
de Herrera) acometer la isla por otra banda, donde estaba el pueblo de Gáldar, man-dando
a su yerno Diego de Silva fuese con tres carabelas y por acompañados a Juan Mayor
y Guillén Castellanos...»
Ya en la conquista de Gran Canaria llevada a cabo por orden de los Reyes Cató-
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Pedro Nolasco Leal Cruz
licos, notamos que Juan Mayor tiene un participación muy activa. Véase los siguientes
párrafos de Abreu Galindo: 1/ Lo vemos ayudando a Alonso Fernández de Lugo y a
Fernán Peraza el Joven en la conquista de Agaete: «... escogió (Fernán Peraza) ochenta
gomeros y su padre Diego de Herrera le mandó de Lanzarote y Fuerteventura algunos
hidalgos de a caballo, y entre ellos a Juan Mayor.» 2/ Aparece como intérprete acom-pañando
al prisionero Fernando Guanarteme (de Gáldar) para su presentación ante
los Reyes Católicos: «...dióle (Pedro de Vera, conquistador de Gran Canaria) a Juan
Mayor por saber la lengua canaria como intérprete. Y, tomando un navío se embarcó
Miguel de Moxica con el Guanarteme de Gáldar y los cuatro Gaires y Juan Mayor, y se
fueron a España, y se presentaron ante los Reyes Católicos...Y el Rey Católico hizo mer-ced
a Juan Mayor de la vara de alguacil mayor de la isla de Gran Canaria...». 3/ Fi-nalmente
lo encontramos en la fase final de la conquista de dicha isla de Gran Ca-naria
en la toma de Bentaiga: «... y pusiéronse (los canarios) en los montes y sierras, y
lugares dificultosos y en un lugar fortísimo llamado Bentagay (Bentaiga)...Volviéndose al
real el Guanarteme don Fernando, con Juan Mayor, que había ido con él...».
La última noticia de Juan Mayor en Gran Canaria nos la da Abreu Galindo: «Y
el Rey Católico hizo merced a Juan Mayor de la vara de alguacil mayor de Gran Cana-ria,
perpetua para él y sus herederos que han perdido por su descuido».
Según Alejandro Cioranescu: «solo sabemos que terminada la conquista de Gran
Canaria Juan Mayor fue vecino de Telde donde dejó descendencia.»
A continuación viene la conquista de La Palma; sabemos que Alonso Fernández
de Lugo reclutó a muchos aborígenes de otras islas, entre ellos sin duda a Juan Ma-yor.
Éste seguramente vendría con su amigo Fernando Guanarteme. En realidad, no
hay ningún vestigio de su estancia en La Palma, sino un topónimo.
La conquista de La Palma que empezó por Tazacorte, no encontró ninguna resis-tencia
debida a pactos, hasta la zona de Tigalate y Tinibucar (zona de Santa Cruz);
si seguimos a Abreu éste nos dice: «fuéronse (los auaritas) retrayendo hacia Tinibucar,
no sin pérdida de muchos hombres, entre muertos, heridos y prisioneros...». Debemos
pensar que muchos cristianos murieron en la contienda de Tinibucar, uno de ellos
fue Juan Mayor, cuyo vestigio se encuentra en el topónimo Juan Mayor.
Como topónimo ya se cita en los protocolos de Domingo Pérez, así como en
Frutuoso: «y más allá el barranco de Juan Mayor, y después el Valle de Miraflores...se
llama así porque desde él se ven todos los vergeles, jardines y haciendas que hay en Bue-navista
y en Velhoco».
No registramos el apellido Mayor en La Palma, sino en este topónimo, lo que
demuestra que Juan Mayor murió allí y su descendencia quedó en Telde, como he-mos
visto. Por supuesto no participa en la conquista de Tenerife, como Fernando de
Guanarteme y otros, porque ya había muerto en La Palma. Al no registrarse el ape-
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
llido «Mayor» en los protocolos del siglo XVI debemos estar seguros de que el an-tropónimo
de este topónimo no puede ser otro que el del lanzaroteño Juan Mayor,
intérprete de la lengua, que murió allí. Asimismo su barranco vecino de Agacencio
se llama así por que allí murio este príncipe auarita.
Salvador (El). Si nos preguntaran qué tienen en común La Palma y Tenerife podría-mos
contestar que el nombre de su capital: Santa Cruz; quizá alguno respondiera que
además tienen el mismo patrón: San Miguel; ahora bien, si preguntáramos qué tie-nen
en común Santa Cruz de La Palma y La Matanza de Acentejo estoy seguro de
que nadie respondería que la parroquia de ambas está bajo la advocación del Salva-dor.
Únicas en Canarias. Cualquiera podría creer que es pura coincidencia. Pero no
lo es, como lo vamos a demostrar.
Si analizamos la historia de la conquista de Tenerife el Adelantado don Alonso
Fernández de Lugo tiene un gran revés en el lugar, hoy conocido como La Matanza.
Véase lo que sobre ello nos dice nuestro gran historiador Abreu Galindo: «Murió aquí
la mayor parte de los cristianos que había llevado Alonso de Lugo; y por esta desgracia
que le aconteció, se llamó este lugar la Matanza de Centejo hasta hoy. Serían los que fal-taron
más de seiscientos hombres».
Pero no sólo aquí tiene un gran revés. Al tiempo que el Adelantado estaba en la
conquista de Tenerife, los auritas, al ver que éste no había cumplido sus promesas,
se unieron en toda la isla y fueron contra el único núcleo poblado por cristianos, que
a la sazón era el reciente núcleo bautizado como Santa Cruz (de La Palma). Como
ya hemos dado el texto de Abreu Galindo en el artículo de la semana pasada sobre
el apurón que pasaron los cristianos allí, veamos lo que nos dice otro gran historia-dor,
el grancanario Marín de Cubas, que escribe a finales del XVII, y que toda la
información que tiene sobre La Palma la adquiere del entonces manuscrito de Abreu
Galindo. La importancia de Marín de Cubas es que tiene información de dicho
manuscrito anterior a la copia que luego se hizo del mismo y que resultó en que al-gunos
datos del mismo desaparecieran. Helo aquí:
«Luego que los palmeros se vieron libres de tales huéspedes (se refiere a Alon-so
Fernández de Lugo y a otros conquistadores) se juntaron más de 300, y le-vantados
contra los cristianos del Real (Santa Cruz de La Palma) hicieron
mucho daño; dieron luego aviso a Alonso de Lugo (que estaba en la conquis-ta
de Tenerife), el cual envió con mucha prisa 30 hombres con el capitán Diego
Rodríguez Talavera, y levantando el sitio los palmeros se fortificaron en una
sierra y montaña áspera; fueron seguidos y vencidos, cautivando muchos en
quien se hizo ejemplar castigo por haber muerto, en los encuentros antes del
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Pedro Nolasco Leal Cruz
socorro (del citado Talavera), a muchos cristianos, y en adelante fue menester
más industria que valor para vencerlos, y lo ordinario en los cautivos era de-jarse
morir de hambre y otros por no entregarse...( y una vez terminada la
conquista de Tenerife) diose aviso a Sus Altezas enviando a España siete guan-ches,
los más notables, y dejando Alonso de Lugo bastante guarnición (en Te-nerife),
dio la vuelta a La Palma sobre ciertas discordias que luego apa-ciguó
».
Es decir, los dos únicos apurones que sufrió en la conquista de La Palma y Tene-rife
tienen lugar en los lugares donde se encuentran ahora las parroquias bajo la ad-vocación
d e El Salvador: Jesucristo, como Salvador del mundo, es decir, en La Ma-tanza
y en Santa Cruz de La Palma. Ambas advocaciones vienen de la época del
Adelantado. Véase por ejemplo lo que nos dice Pascual Madoz, que escribió entre
1845 y 1850, para La Matanza: «La Matanza, llamada antiguamente por los guanches
Acentejo... tiene unas 300 casas poco distantes unas de otras...la iglesia parroquial dedi-cada
al Salvador». La Parroquia Matriz del Salvador de Santa Cruz , según nos dice
Juan Bautista Lorenzo, viene asimismo de la época del Adelantado; éste, de profun-das
creencias religiosas, traducía en algo espiritual sus vivencias; así, una vez termi-nados
sendos apurones, puso bajo la advocación del Salvador a ambos lugares: por
haberlo salvado de una situación difícil. Sabemos, que en la matanza de Acentejo
estuvo a punto de morir; probablemente también lo estuvo en el apurón de Santa
Cruz de La Palma. Pedro de Las Casas Pestana, como hemos visto en el artículo an-terior,
se da cuenta, que tanto la presencia de El Salvador como la del mote de Apu-rón,
con que se conoció a Santa Cruz de la Palma, le vienen de este revés que sufrió
el Adelantado. El mote llegó a ser tan popular, que cuando a Santa Cruz se le dio el
nombre de villa se le conoció como Villa del Apurón. Véase a Frutuoso: «En cuanto
a la fundación y origen de la ciudad de Santa Cruz de La Palma, conviene saber que
los conquistadores la ubicaron, la fundaron y la llamaron durante mucho tiempo la vi-lla
del Apurón y San Miguel de Santa Cruz de La Palma». Hay que tener en cuenta
que la Ciudad se llamó Santa Cruz desde su comienzo. Véase a De las Casas Pesta-na:
«El señor Viera, haciendo referencia a los Sinodales de los años de 1514 y 1515, dice
que la capital de la Palma se llamó en un principio Villa del Apurón. Pero nosotros cree-mos
que no está en lo cierto el afamado historiador, puesto que todos los documentos que
antes y después de esta fecha hemos consultado, declaran que se llamaba Sta. Cruz de La
Palma, que fue el nombre que le dio D. Alonso Fernández de Lugo».
En fin, que al fundarse, el día 3 de mayo, se llamó Santa Cruz, pero que después
del apurón comentado aquí se conoció también como El Apurón. Debido a que no
existe otra advocación en Canarias a El Salvador sino las citadas podría haber un
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
hermanamiento entre La Matanza y Santa Cruz de La Palma, únicos lugares que
pusieron en un aprieto al Adelantado.
Sebinal (El). Existe un topónimo en Puntallana conocido con el nombre de El Se-binal.
Este topónimo ya se registra en Saudades da Terra de Gaspar Frutuoso
(2004:144):
«Hay buenos vinos en una extensión de media legua en el lugar que llaman el
Granel y el Sabinal...El Sabinal es tierra de cereal, viñas y pasto, aparte de car-nes
y frutas. Pasado el Sabinal en el camino a Los Sauces, antes de llegar al
pueblo de la Galga, se encuentra el barranco de Nogales, así llamado porque
en él hay muchos nogales y castaños, como asimismo se llama El Granel por
una granel o granero grande que se hizo hace mucho tiempo sobre puntales y
en el que los pobladores del mismo guardaban el trigo; asimismo se le llama
así a El Sabinal, porque es un lugar que linda con el barranco Nogales, donde
hay muchas sabinas. La sabina es un árbol parecido al cedro pero de mejor olor,
y más blanco en su color.»
El Sabinal se registra asimismo en los Protocolos de Domingo Pérez.
La forma sebina en lugar de «sabina» ya se registra en Abreu Galindo (1977: 74):
«Es abundante esta isla (de La Gomera) de arboledas de grandes y muchos árboles, que
de ellos se saca gran cantidad de madera para diversas partes como son los barbuzanos,
mocanes, sevinas, adernos, viñátigos, tilos y gran copia de almácigos, de donde se coge
abundancia de almáciga, provechosa para enfermedadas.»
Explico la forma sebina/sevina por cruce de «sabina» con otro endemismo cono-cido
como acebiño.
3) PORTUGUESISMOS
No es nada novedoso afirmar que el español tradicional palmero está plagado de
portuguesismos; tanto es así que su elevado número sólo se puede explicar por un
cruce de la dos lenguas latinas hermanas: el español y el portugués. Vamos a anali-zar
algunos portuguesismos. Unos son inéditos; otros, por su parte, no habían sido
considerados de filiación lusa hasta ahora.
En el año 2003 presenté el libro «El español tradicional de La Palma» (v. Biblio-grafía)
y en ese momento no tenía las pruebas y argumentos suficientes para dar fi-liación
lusa a una serie de términos, cuya etimología estaba dudosa o bien era des-
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Pedro Nolasco Leal Cruz
conocida. Un reciente viaje a Azores con adquisición de material, así como una lec-tura
del texto portugués de toda la obra de Gaspar Frutuoso me ha dado pie para
dar filiación lusa a las entradas estudiadas aquí. El objetivo de este artículo no es otro,
pues, que analizar los siguientes cuarenta y cuatro portuguesismos. Algunos de ellos
son inéditos; otros no habían sido considerados de filiación lusa. Puede decirse que
este artículo es un apéndice al libro publicado por el autor en 2003.
Recuerdo al lector que las grafías lh y nh portuguesas se pronuncian igual que las
castellanas ll y ñ respectivamente.
A) EXPRESIONES
A tenzas de (port. a tenças de): He recogido en La Palma esta expresión no sólo con
el sentido de «debido a» (Leal: 2003, 241) sino con el más etimológico de «a expen-sas
de» (port. A tenças de: Estar a tenças de alguém), es decir «estar bajo la responsa-bilidad
de» . Véase el ejemplo: «Después que Pedro se murió todo quedó a tenzas de
Servelio.»
A jeito (port. a jeito): Esta expresión se ha registrado en el español palmero, como
en portugués, con el sentido de «a mano»: «Me jodió tanto que si se me pone a jeito
lo cacheteo.»
Bicho malo (port. bicho mau): Mal bicho. El DRAE registra «mal bicho». Bicho malo
parece ser un lusismo, ya registrado en portugués en el siglo XVI (Frutuoso, VI, 348):
Nâo há nele coelho, nem rato, nem bicho mau, senâo sòmente gatos. También se ha re-gistrado
en Canarias con el sentido de «mala persona»: «Esto es un bicho malo.»
Dar de cuerpo. (port. dar de corpo). En La Palma se registra «dar del cuerpo» o «dar
de cuerpo» con el sentido de «defecar». Asimismo, en portugués dialectal de Azores:
dar de corpo: defecar. Véase el siguiente ejemplo: «Voy al baño a ver si consigo dar de(l)
cuerpo.»
De voluto (port. devaluto). En Canarias se registra la forma valuto, y voluto, que es
la originaria. Devaluto ya se registra en Frutuoso (III, 79): E como se passou o tempo
de cinco anos de sesmaria, ficaram estas terras devolutas. En Canarias la forma devoluto
pasó a de voluto, también ortografiado baluto. Así, la frase dada ficaram as terras de-valutas
pasaría a «quedaron las tierras de valutas». El de de devolutas se tomaría como
preposición y la frase quedaría así: «Quedaron las tierras de valuto/voluto.»
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
Estar reinando (port. Azores estar reinando). La expresión «estar reinando» se regis-tra
en todas las islas: Ya está reinando. Asimismo, aparece en el portugués de Azores.
Rolâo (2003, 222) nos lo da como expresión conectada pero separada del verbo «rei-nar
». Estar reinando: Zangar-se. Desta vez zangou-se mesmo, já está pr`alí reinando há
um bom bocado. Reinar. V. (extensivo de reinar). Brigar; zangar-se. Reinou que foi um
misterio! En Canarias se utilizan ambas expresiones.
Hierba mala. (port. erva má). El DRAE registra «mala hierba». La presencia de «hierba
mala», es un lusismo; ya se registra en el portugués en el Siglo XVI (Frutuoso: III,
99): «há uma erva que, por nâo ter nome, lhe chamaram erva má, por ela o ser para os
trigos e nâo a comer o gado».
Higuera blanca (port. figueira branca). Tipo de higuera. Ya se registra en Frutuoso
(VI, 55): e outras baionezas e anabais, damascos, albricoques, melocotôes, pêssegos, amo-reiras,
figueiras brancas, brejaçotes, béberas brancas e de todo género.
B) LÉXICO
Amarrar. V. (port. amarrar). El término «amarrar» utilizado en Canarias por «atar»
podría tener una filiación lusa. En lengua portuguesa este término, a diferencia del
castellano peninsular, tiene una difusión amplia, y no se restringe al ámbito marine-ro.
Algunos autores explican su amplia difusión en Canarias por influencia del mundo
del mar. A mi juicio, es mayor la influencia lusa, al igual que en el término «balde»,
que la marinera.
Barza. s. f. (port. barça): En algunas partes de La Palma se registra este término para
designar «el utensilio utilizado para de depositar los residuos líquidos sobrantes para
la alimentación del cochino». El término tiene en el portugués de Azores una semán-tica
muy parecida. Véase lo que dice Rolâo (2003, 168): BARÇA: «Salgadeira. Vasil-ha
de barro cilíndrica onde se salgava a carne do porco. También en Azores puede or-tografiarse
balsa».
Boba. s. f. (port arcaico. abobra). La forma boba de pantana boba, registrada en al-gunas
de las Islas Canarias, no procede de la forma abóbara, sino de la forma apo-copada
lusa abobra, ya registrada en Frutuoso (VI, 54): «...como melôes, pepinos, rá-bâos,
couves murcianas, nabos, abobras de muitas castas». Véase otra cita del mismo
autor (III,64): «...em uma como em outra fajâ se dâo muitas abobras, melôes e pepinos
e também algum trigo». El paso de abobra a boba se debe a la influencia de bobo.
360 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006)
Pedro Nolasco Leal Cruz
Camellón. s. f. (posiblemente port. camalhâo). El término «camellón», de uso exclu-sivo
en Canarias para designar el «caballón», parece ser de procedencia lusa. Cabe decir
que «camellón» existe en el DRAE como sustituto de «caballón»; ahora bien, el es-caso
uso de aquél en el español peninsular nos hace pensar que la presencia del mis-mo
en Canarias, al igual que su sinónimo bordo, es de procedencia lusa. En portu-gués
el término es camalhâo; según todos los diccionarios etimológicos procede de
camalha «capuz de malha que cobre a cabeça das mulheres. Es decir, no tiene nada que
ver con camello, en portugués camelo. Ya se recoge en Frutuoso: (IV, II, 212): «Tam-bém
há nesta ilha muitas betatas (sic), que se criam debaixo da terra, en canteiros feitos
a enxada, a modo de lavoura de camallâo, mas muito maiores, onde prantam a rama
delas». No se registra en portugués un cognado de la forma castellana caballón.
Canutillo. s. m. (port. canutilho). En La Palma se recoge la forma portuguesa canutillo,
no la castellana «cañutillo», en el sentido de «tubo cilíndrico de hilo de coser». Es
sorprendente que se utilice, ya no la forma lusa, sino que ésta procede del castellano
«cañutillo».
Cetil. s. m. (port. ceitil). Se ha registrado en La Palma la forma cetil con el sentido
de «nada»: No traje ni un cetil. El portugués registra esta forma en el sentido de tipo
de moneda antigua; sin embargo Frutuoso en el siglo XVI, la recoge el sentido que
pasó a La Palma: «poca cosa» o «nada». Véase (Frutuoso: VI 208): «e que por amor
de Deus lhe mandasse dizer algumas missas por sua alma, que, pela hora em que estava,
nâo tinha um só ceitil de seu». Conviene saber que ceitil procede de la forma arcaica
Ceita , Ceuta en moderno portugués. Frutuoso en el libro VI, 221 habla de Ceita,
no de Ceuta: e depois o fazia Sua Magestade gobernador de Ceita.. En Los Acuerdos
del Cabildo de La Palma (1554-1556) se ha registrado la forma ceutil .
Cinta. s.f.(port. cinta): Esta palabra, registrada en La Palma con el sentido de «cin-tura
», ha sido tomada como arcaísmo; debido a su escaso uso en las Islas (sólo en La
Palma), parece más bien ser arcaísmo luso, registrado en portugués (Frutuoso: III, 63):
«e depois que têm seu saco cheio, alam-se pela corda; e outros vâo atados pela cinta». En
el sentido de «maderos que van por fuera del costado del buque desde proa a popa»
sí parece proceder del castellano.
Derecho. s.m.(port. direito). En La Palma derecho es «la participación que un propie-tario
tiene de una fuente, minadero o pozo de agua, de la que se puede beneficiar pero
que ha de contribuir anual o mensualmente con una cuota para su manutención».
Véase el ejemplo: «Tengo dos derechos de agua en el pozo norte. Puedo estar tranquilo
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
porque tengo tres derechos en Tabercorade». El portugués registra direito como «tribu-to
» «impuesto», de donde parece proceder.
Drago. s. m.(port. dragoeiro): El fitónimo drago (Dracaena Draco) ha sido considera-do
en Canarias como procedente del castellano antiguo «drago». «Drago» en el sen-tido
de «dragón» fue un cultismo que entró en el siglo XIV. Donde primero se ha
registrado es en el Libro del buen amor del Arcipreste de Hita en el poema «Jesús
Nazareno, Rey de los judíos»; véase la estrofa:
«Señor, tú que sacaste al Profeta del lago
Del poder de gentiles sacaste a Santiago
A Santa Marina libraste del vientre del drago
Líbrame a mí, Dios mío, de esta prisión que yago»
Obsérvese que la utilización de «drago» en lugar de «dragón» es por causas mé-tricas.
Es decir, si El Arcipreste hubiera utilizado «dragón», en lugar de «drago», no
lo podría haber rimado con «lago», «Santiago» y «yago». Si éste es el primer registro
de la palabra «drago» en castellano, como bien nos dice Corominas , podemos ha-cernos
una idea de cómo entraron muchos de los neologismos o cultismos latinos en
castellano: por causas métricas o de rima.
Hay que tener en cuenta, por otra parte, que los sustantivos latinos de la tercera
declinación terminados en «-o», tipo Juno/Junonis pasan al castellano, bien con la
forma nonimativa: «Juno» <Juno/ Junonem , bien con la de acusativo: «Cicerón» <Ci-cero/
Ciceronem. Cotéjese el inglés Cicero, Nero, Pluto, Plato, etc. con el español «Ci-cerón
», «Nerón», «Plutón», «Platón», etc.. Díaz Tanco, por poner un ejemplo, utili-za
«Junón» en lugar de «Juno» por causas de rima.
Cabe reseñar, por otra parte, que el término «drago» como sustituto de «dragón»
fue un término culto, como el portugués drago (frente al popular dragâo) o el inglés
drake (frente al popular dragon). Estos términos no calaron en el pueblo, pues si lo
hubiera hecho hoy estarían posiblemente vivos. Los nombres de los fitónimos cana-rios
fueron acuñados por el pueblo, por lo que hay que poner en tela de juicio la
etimología convencional del término estudiado. En portugués se designa al Dracae-na
Draco dragoeiro; es decir, sacado de dragâo (dragón) con sufijo eiro, típico de los
fitónimos. Eiro como sufijo de fitónimos ha pasado a Canarias (Véase Leal 2003,
215). Dragoeiro es una acuñación popular; de la misma manera que de limâo salió
limoeiro y de capâo salió capoeiro, por poner algunos ejemplos. Evidentemente, la voz
drago es un portuguesismo castellanizado en Canarias. No es raro que un fitónimo
macaronésico tenga filiación lusa. La evolución fue así dragoeiro> dragoero> drago;
362 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006)
Pedro Nolasco Leal Cruz
como recientemente se hace en otros en Canarias por influencia castellana almendre-ro>
almendro, etc. Recientemente en La Palma a una fiesta popular se la ha designa-do
como «Fiesta del Almendro», aunque la mayoría de los palmeros siga diciendo
almendrero. Cristóbal de las Casas, en el siglo XVI , utiliza «drago» pero sólo para
referirse al drago canario (Dracaena Draco).
Si cotejamos la historia de la conquista normanda de las Canarias y del descubri-miento
de Madeira y Porto Santo por los portugueses, vemos que las tres islas cana-rias
conquistadas antes de las portuguesas lo fueron Lanzarote, Fuerteventura y El
Hierro, antes de 1405; pero éstas no tenían dragos; ahora bien, las islas de Madeira
y Porto Santo, ya descubiertas en 1420, sí los tenían. Es, pues, lógico pensar que los
portugueses vieran los dragos (y los designaran) antes que los normandos y luego los
castellanos en Canarias. Hay que reseñar que un roque de la Isla de Porto Santo,
descubierta en 1419, lleva el nombre de Ilhéu dos Dragoeiros . Véase el siguiente
contexto de Frutuoso (II, 57):»...está um ilhéu grande e redondo, meia legua afastado
da Terra Norte é sob dela, e alto das rochas todo á roda que tem em cima grande cam-po,
como de dois moios de terra, onde há muitos paus de dragoeiros, e por isso lhe cha-mam
o ilheu dos Dragoeiros». Porto Santo, quizá más que Madeira, fue famosa por
su enorme cantidad de dragos. Ya estaba muy poblada de ellos antes del descubrimien-to;
Véase Frutuoso (II, 57), refiriéndose a Porto Santo: «E, antes de cegar à Vila, to-das
aquelas terras até a mesma Vila, eram povoadas de dragoeiros quando se achou a ilha».
Obsérvese «estaban llenas de dragos, cuando se descubrió la isla».
Fofó. Interjección. (port. Azores fófó). Los diccionarios de la modalidad canaria ha-cen
mención de fo como interjección para mostrar mal olor. En La Palma, aparte del
citado fo, se utiliza mucho fofó o fofo, que podría venir del portugués azoreano fófó
(sic), en el sentido de: flato, flatulencia, aplicando-se à designaçâo sobretudo junto das
crianças.
Folía. s. f. (port. folia). Esta melodía y baile canario, tenido como arcaísmo, podría
venir del portugués folía en el sentido de «danza»; ya es registrado por Frutuoso (VI.,
221): «onde passaram os sairam a receber com muita festa todos os nobres e fidalgos e em
algumas partes o receberam com danças e folias..». La folía es una danza muy impor-tante
en Azores; incluso de ella se ha derivado el sustantivo foliâo. Rolâo (2003, 232)
lo define como: homem que pertence a uma folia do Espirito Santo.
Follado. s. m. (port. folhado). En muchos folletos sobre Canarias he visto que se
ortografía a este árbusto (Viburnum tinus) como afollado. La forma original es folla-do,
ya recogida por Gaspar Frutuoso para Madeira (1968:138). Doy versión original
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
con traducción de algunos términos dificultosos para los no iniciados en la lengua
luso: «Ha também muitos folhados, que crescem muito direitos, de que se faz a armaçâo
para as casas, e muitos vezes de um pau (palo) fazem três e quatro pernas de asnas, mas
(pero) nâo é tâo rijo (recio) como o (el) desta ilha (isla) de Sâo Miguel; é brando de cortar,
quase (casi) como o (el) cedro, e del se fazem os temôes (timones de arado) para servirme
na lavoura (labranza)»
Donde se ha registrado en castellano la forma «follado» es en Viera y Clavijo.
Utiliza la forma «follado», no «afollado». Asimismo se encuentra en Álvarez Rixo,
Zerolo, Maffiote.
Es un derivado de la palabra gallegoportuguesa folla/folha (hoja).
Garapello. s. m. (probablemente port. garoupa). Este tipo de pescado podría pro-ceder
del portugués garoupelho, derivado de garoupa: nome de várias espécies de
peixe da familia dos pércidas. El término evolucionaría de la siguiente manera:
garoupa>garoupelha>garopello> garapello (por asimililación). La garoupa es un tipo de
pez muy corriente en Azores, ya citado por Frutuoso. El sifujo diminutivo –ello es
utilizado en portugués. Véanse algunos ejemplos: folhelho (película que reviste la
mazorca del millo). Rapazelho (jovenzuelo). En Canarias tenemos un tipo de uva de
origen luso conocido como verdello (de verde+ ello).
Gavina. s. f. (port. gavina). En La Palma este término significa «cabina»; se oye, por
ejemplo, en la expresión la gavina del camión. Probablemente está influenciado por
gavina, tipo de pájaro, de la Macaronesia , ya registrado en Frutuoso (VI, 291): «es-tâo
dois ilhéus pequenos, onde se criam garajaus, gavinas e outras aves do mar».
Hablada. s. f. (port falada). El sustantivo hablada no se registra en los diccionarios
castellanos, a diferencia de los diccionarios lusos que sí registran su cognado luso fa-lada:
fala, discurso, coloquio; por todo ello, debemos admitir que hablada registrado
en La Palma es una castellanización del portugués falada. Normalmente en La Pal-ma
sólo se usa en la forma jablada. Véanse algunos ejemplos de su uso: «Me gustó la
jablada. Vamos a arreglar la jablada».
Hético. adj. (port. héctico). En La Palma se registra hético en el sentido de «flaco»,
«tísico». Aunque podría proceder del castellano, su presencia, sólo en esta isla, hace
pensar en un portuguesismo. Lo registramos en el portugués de Azores: héctico. Adj.
(ext. De héctico): apoquentado, consumido. Además, véase la siguiente entrada.
Hetiquencia. s. f. (port. arcaico hectiquência). Hectiquez. Se registra en portugués
364 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006)
Pedro Nolasco Leal Cruz
antiguo. Véase el siguiente párrafo de Frutuoso: (I, 182): «Há muito ruim pescado, de
que ás vezes se causam algumas estiquências» (sic).
Ingüento. s. m. (port antiguo ingoento). La forma ingüento, registrada en La Palma,
en lugar de «ungüento» podría ser portuguesismo; ya se registra en Frutuoso (IV, II,
221): «parece ingoento com que se engrossa. E assim, dizem os que lavram que lhe pare-ce
andarem com os pés sobre algum ingoento».
Isa. s. f. (probablemente port. jiga). El escritor palmero Benigno Carballo Wangüé-mert
en su famosa e inconclusa obra «Las Afortunadas», publicada en 1862, refirién-dose
a El Hierro nos dice: «Merece especial mención el baile de los naturales de esta
isla conocido con el nombre de “tango herreño”; baile que se distingue por la pure-za
de su carácter primitivo. Es difícil encontrar un país en que no se conserve algo
de este género, especie de tradiciones que encierran siempre alguna significación. El
andaluz, el gallego, el vascongado, tienen los suyos muy conocidos y celebrados; tie-ne
su tajaraste el tinerfeño; su Santo Domingo, y su iza (sic) el palmero; el herreño
su tango.
Carballo Wangüemert al referirse a La Palma dice:
«Yo quisiera que el viajero, si no está apresurado, entrara conmigo en alguna
casa del campo, donde se cante y se baile, o se acercara a alguno de aquellos
grupos que hemos visto en el llano de Argual, porque estoy seguro que lo que
oiga y vea le ha de llamar la atención. Se baila y se canta el Santo Domingo,
Los Aires de Lima y La Iza. Los nombres son raros, el canto lo es también y
el baile no lo es menos. Me inclino a creer, a juzgar por dichos nombres, que
los dos primeros son importados de la América, y están modificados por cier-tas
reminiscencias de los primitivos guanches; el tercero (la Iza) es europeo y
muy europeo de origen».
La isa, la melodía que hoy mejor representa a Canarias, estuvo sólo en La Palma
durante siglos. Véase la famosa isa, tan conocida en todo el mundo hispánico:
«Palmero, sube a La Palma, y dile a la palmerita
Que se asome a la ventana, que su amor la solicita».
Carballo Wangüemert después de hablar de los Aires de Lima y el Santo Domin-go,
pasa a la isa, como algo típico de la isla de La Palma, y nos dice: «En cuanto a
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
la Iza, es una especie de jota, de la cual creo excusado ocuparme. Entiéndase que estos
bailes y costumbres se refieren a la gente del campo, pues las clases de buena sociedad tie-nen
las costumbres de Europa».
Los primeros viajeros a Canarias hacen referencia a melodías típicas, pero no a la
isa, lo que demuestra que estaba arrinconada en La Palma. Véase, por ejemplo, George
Glas, que publica su obra en 1764 (doy traducción): «Muchas clases de bailes se prac-tican
aquí (en Canarias) sobre todo las zarabandas, y las folías, que son lentas...Los bai-les
rápidos son el canario, el fandango y el zapateo».
Véase asimismo D. J. Browne: «Cartas desde las Islas Canarias», de 1834 (en rea-lidad
la única isla que visitó fue Tenerife): «Las clases bajas son igual de aficionados
al juego, pero su principal entretenimiento está en tocar la guitarra, cantar y bailar.
Sus danzas favoritas son las seguidillas, las malagueñas y otra que llaman folía». Es
decir, tampoco se menciona la isa.
Donde primero he registrado la palabra «isa» (bajo la forma «iga») es en la escri-tora
inglesa Elizabeth Murray, en 1859. Véase el texto original y traducción: «And all
the web-known Spanish dances are popular among them, the iga, the malagueña and the
fandango». Es decir: «Y todos los bailes famosos españoles les son populares: la iga, la
malagueña y el fandango».
La siguiente cita es la referida de Carballo Wangüemert, tres años más tarde en
1862. Todo ello denota que la isa sale de La Palma y se hace popular en otras islas
a mediados o finales del siglo XIX.
El origen de la palabra y de la melodía «isa» hay que buscarlo en la «jiga», baile
centroeuropeo, que fue traído a La Palma, posiblemente por los portugueses, junto
con la fiesta de San Martín. La isa era la melodía y baile de San Martín por exce-lencia,
como se puede demostrar tanto por vía escrita como por vía oral. Para más
información, véase mi artículo, publicado en la revista Tenique VI: «San Martín, una
tradición gallego-portuguesa en La Palma». El paso de «jiga» a «iga» (que utiliza Eli-zabeth
Murray en 1859) se explica por ultracorrección; el de «iga» a «isa» por resul-tar
«iga» malsonante, ya que en la Isla se relacionó con «jigo/higo» y éste a su vez
con «breva», palabra que en La Palma puede tener un significado sexual. Relacióne-se
«higa o «jiga» con «breva». Recuérdese que oímos «Me caso en diez» cambiando
la «g» por «s», pues si lo pronunciamos con «g» tiene un sentido escatológico. En el
paso de «iga» a «isa» sucedió lo mismo.
Finalmente, obsérvese que entre las melodías típicas de La Palma, aparte de la isa,
Wangüemert menciona los aires de Lima y el Santo Domingo; pero no menciona,
el que quizá hoy mejor represente a la Isla: el sirinoque. Éste baile, auarita a todas
luces, probablemente estaba en algún lugar arrinconado por lo que Wangüemert no
llegó a detectarlo . En Todoque es tradición que siempre se ha bailado el sirinoque;
366 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 2 (2006)
Pedro Nolasco Leal Cruz
éste podría haber estado arrinconado allí durante siglos como herencia de los auari-tas
de la Dehesa de Tajuya.
Jarea. s. f. (port. (en)xareu/ enxercar). En Canarias se utiliza la palabra jarea para de-signar
el pescado abierto, salado y seco al sol. La voz ya aparece en Viera y Álvarez
Rixo. Tanto la forma jarea, como sus derivados verbales jariar y jarear, están muy bien
estudiados; ahora bien, nadie se ha aventurado a dar una etimología a esta forma. En
el portugués de Azores se registra el pez enxareu (llamado también xareu ), ya regis-trado
en Frutuoso. Esta forma enxareu podría haber pasado a jareo con aféresis de
«en», fenómeno muy corriente en Canarias. (Véase Leal 2003, 70). La forma xareu
podría haberse fundido con el verbo portugués enxercar (bajo la forma xercar): pôr a
secar a carne que se cortou das reses, y/o con el sustantivo portugués enxerca (bajo las
formas xercar y xerca): acto ou efeito de enxercar, para dar jarear y jarea respectivamente.
En un principio el único pescado que «se jareaba» podría haber sido el «jareo» (de
port. de Azores enxareu, xareu).
Jarmiento. s. f. (port. xarmento). Esta forma se oye en La Palma en lugar de «sarmien-to
». La forma jarmiento no ha sido registrada en castellano, sí en portugués, bajo la
forma xarmento, y como apellido. Véase el siguiente contexto (Frutuoso, VI, 266): «Os
Pereiras, Bradôes, Fíalhos, Melos, Escovares, Evangelhos, Carvalhos e Peixotos, Xarmen-tos,
que procedem de Ponte de Lima. Xarmento puede dar jarmiento, al igual que xabre
ha dado jabre y jable».
Lomada. s. f. (port. lombada). La palabra lomada, aunque aparece en los dicciona-rios
castellanos, es muy probable que sea un portuguesismo en Canarias. Se ha re-gistrado
mucho en Frutuoso. Véase el siguiente contexto (III, 95): «Pela banda do Sul
está um lugar sobre Almagreira, que se chama os Malhadais, a Lombada do Galego, o
Pico de Joao de Castanheira, a Lombada do Capitâo, o Curral de Gil». Es muy utiliza-da
en la toponimia palmera.
Lajío. s. m. (port. lagedo). Se registra en Tenerife y La Palma la palabra lajío para
designar un lugar donde se ubican muchas lajas; también se le conoce como lajiar/
lajial. Lajío podría proceder del portugués lagedo, con influencia de bajío. Lagedo se
registra en Frutuoso (VI ,301): «No pico pequenho, que o pico grande tem sobre si em
seu mais alto cume, está um lagedo muito grande».
Medio. s. m. (port. médio). En La Palma se ha registrado el término medio para de-signar
el dedo «corazón» . Puede proceder del portugués médio, con el mismo sentido.
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ISSN 1698-014X
Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
Melado. s. m. (port. melado). Se oye en Palma melado con el sentido de Llovizna.
Procede del portugués de Azores melado.
Meladura. s. m. (port meladura): Procede del portugués azoreano meladura: orvalho
miúdo: Esta meladura nâo deixa sair! . Véase el anterior.
Mezcla. s. f. (port. mescla, mescra). Se registra en la Isla de La Palma la forma mez-cla
para designar la «argamasa»; asimismo en Azores. Véanse algunos ejemplos dados
por Ralâo (2003:261): Faz-me bem essa mescra! «Os trábalos eram dificultosos pela fal-ta
de água para fazer a mescla».
Milagro. s. f. (port .milagre). El portugues azoreano registra milagre, en la expresión
de milagre, al igual que en La Palma se registra milagro en lugar de «de milagro» o
«por milagro»: Milagro no se mató.
Palometa. s.f. (port. palombeta). El tipo de pez conocido en Canarias como palome-ta
podría venir del portugués palombeta, que a su vez parece proceder del castellano
«palomenta» con cruce con pomba «paloma». Frutuoso ya lo registra (VI, 336): «e
matam salemas, sargos, pargos, enxovas, garoupas e palombetas». Véase el suguiente del
mismo autor (VI, 342): «como sâo sargos, cavalas, palombetas, chicharros, garoupas,
pargos, gorazes, enchovas enxaréus, tainhas, bicudas, chernes, meros, crongos, caçôes, abró-teas
e rocazes, e escolares, todo muito barato». Obsérvese que todos los nombres de los
peces citados, excepto tainha, se encuentran en Canarias, si tenemos en cuenta que
garoupa da garapello y que enxareu/ xareu va a proporcionarlos la jarea. Abrótea va a
dar brota.
Paredón. S. m. (pt. padrâo). Para comenzar, vamos a definir lo que se entiende en
portugués por padrôes (padrones). El famoso diccionario de Figueiredo «Grande di-cionario
da lingua portuguesa» lo define de la siguiente manera (para más exactitud
y originalidad voy a utilizar un tipo de portuñol; es decir; cuando intuyo que el lec-tor
no puede entender el portugués pongo entre paréntesis la traducción): Padrâo (pa-drón):
monumento de pedra que os portugueses erigiam em terras que iam (iban) desco-brindo.
Es decir, el «padrón» era un tipo de monumento de piedra muy original de
Portugal que los descubridores construían en los siglos XV y XVI en las tierras que
descubrían. Estos monumentos eran sagrados. Véase el texto contundente del famo-so
historiador Juan de Barros sobre los padrones que Vasco de Gama (siglo XV) eri-gió
en el trayecto que él descubrió; es decir, desde el Cabo de Buena Esperanza a La
India (en «Década I», libro IV, Capítulo XI):
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Pedro Nolasco Leal Cruz
«Espedido este barco Vasco da Gama tornou a seguir seu caminho com dese-jo
de meter (erigir) o padrâo que dissemos (el padrón que dijimos), e por nâo
achar lugar mais a sua vontade (por no hallar lugar a su gusto), em uns ilhéos
(islotes) pegados com terra meteo um (erigió uno) per nome Santa Maria,
donde os ilhéos se chamam ora de Santa Maria... Assi que, com este padrâo
que foi o derradeiro (último) em tempo, leixou (dejó) Vasco da Gama nesta
(en este) viagem postos cinco padrôes: Sâo Rafael, no (en el) rio dos Bons Si-nais,
Sâo Jorge em Moçambique, Santo Spirito, em Melinde , Santa Maria,
nestes ilhéos (en estos islotes), e o último, per sitio em Calicut (Calcuta) cha-mado
(llamado) Sâo Gabriel».
Cabe decir que Juan de Barros escribió mucho sobre la población aborigen guanche
y Bartolomé de Las Casas, al hablar de las islas, lo tiene que consultar a mediados
del XVI, por no encontrar ninguna obra sobre ello en castellano. Es una figura cla-ve
para nuestra historia.
Por su parte, «paredón» en La Palma es un monumento o pirámide de piedra seca,
que se encuentra en abundancia en toda la isla (algunos lamentablemente han des-aparecido,
por lo que llamaría a las autoridades a que los declararan monumentos de
interés cultural). Si analizamos la palabra «paredón» en otras islas de Canarias tene-mos:
Según nos dice Álvarez: «designa en el uso corriente del campesino canario una tira
estrecha y alargada de terreno, limitada por paredes de piedra, y a ese mismo suelo deno-mínase
también andén». Trujillo Carreño recoge en Masca: «el terreno cultivado puede
ser en «huerta» o un paredón, si está escalado en la ladera». El Aleicán recoge: «pare-dón,
separación entre dos fincas que están a distinto nivel y pueden nacer hierbajos,
en La Gomera (se conoce como) paredone». Por último, Barrios lo recoge para La
Guancha como «pedregal». Es decir, en ninguna otra parte de Canarias se recoge con
el significado palmero, por lo que estamos seguros que el «paredón» palmero viene
del «padrón» portugués, pues La Palma se caracteriza por tener una enorme influen-cia
lusa, tal es así que en mi libro «El español tradicional de La Palma» considero el
tipo coloquial palmero como una fusión castellano-portuguesa. «Paredón» en La Palma
no puede venir sino como corrupción del portugués «padrón». Cabe decir que ya
Abreu Galindo (siglo XVI) habla de la influencia lusa en La Palma:
«Es tan fragosa esta isla de La Palma, que por su aspereza, así en los campos
como en la ciudad, no se sirven de carretas de bueyes, sino con un madero de
dos gajos, como horqueta, que llevan arrastrando por el suelo, y encima llevan
la carga que los bueyes pueden tirar, al cual madero llaman corza en el lenguaje
portugués... Y de este vocablo y instrumento se usa en el reino de Portugal».
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Sobre algunos términos y expresiones del español tradicional de La Palma
Todavía se usaba en la Isla a mediados del XX y se llamaba y se llama «corsa» o
«corse». Es tipo de instrumento de arrastre es una de las mayores atracciones turísti-cas
en la isla de Madeira hoy en día.
El autor citado Abreu Galindo en el siglo XVI hablando de los auaritas dice:
«Eran estos palmeros idólatras; y cada capitán tenía (una pirámide) en su tér-mino
adonde iban a adorar; cuya adoración era en esta forma: juntaban mu-chas
piedras en un montón en pirámide, tan alto cuanto se pudiese tener la
piedra suelta; y en los días que tenían situados para semejantes devociones
suyas, venían todos allí, alrededor de aquel montón de piedra, y allí bailaban
y cantaban endechas, y luchaban y hacían los demás ejercicios de holguras que
usaban; y éstas eran sus fiestas de devoción...Pero el capitán o señor de Acero,
que es La Caldera, no tenía estos montones de piedra, a causa que entre el
nacimiento de las dos aguas que nacen en este término está un roque o peñasco
muy delgado, y de altura de más de cien brazas, donde veneraban a Idafe, por
cuya contemplación al presente se llama el roque de Idafe».
El paralelismo entre el «padrón» portugués y la «pirámide auarita» (en palabras de
Abreu Galindo) o el «paredón» actual es evidente. La influencia portuguesa en La
Palma y en otras islas se registra desde la conquista, como se ha visto, así que po-dríamos
preguntarnos ¿No será que los portugueses al ver estos monumentos sagra-dos
de piedra los consideraron sus «padrones», y de ahí procede el nombre de «pa-redones
»? El paso de «padrón» a «paredón» lingüísticamente no es difícil de explicar:
una vez que el monumento dejó de tener una función religiosa, el palmero relacio-nó
la palabra portuguesa «padrón» con «pared» y de ahí surgió «paredón». El paso
de la terminación lusa «-âo» al canario «-ón» es fácil. El portugués «tentilhâo» va a
dar el palmero «tentillón», y «Borondón» no se puede explicar sino como derivado
del portugués «Brandâo», no del castellano «Brandán»., por poner algunos ejemplos.
El DRAE define paredón como: «aumentativo de pared. Pared que queda en pie,
como ruina de un edificio antiguo». Podría ser que algunos de estas pirámides o «pa-drones
» sagrados en parte se cayeran y sólo quedara alguna pared; y de ahí el nom-bre,
siguiendo la versión castellana. Aunque yo me decanto más por la portuguesa,
pues al no registrarse con este significado sino en La Palma, hay que tomarlo de pro-cedencia
lusa. Para terminar, cabe decir que el famoso Monumento a los Decubri-dores
de Lisboa representa un «padrón».
Pedazo. s. f. (port. pedaço). En la Palma y en otras islas se registra la palabra pedazo
para expresar gran cantidad de espacio: Caminó un pedazo, o tiempo: «Esperó un pe-
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dazo. Se dimoró un pedazo. En estas acepciones pedazo procede del portugués pedaço:
pequenho espaço de tempo; trecho». En Frutuoso (III, 70) se registra:»...junto do mar,
de agua doce, onde se tomam muitos eirós e mugens, e, quando o mar anda bravo, entra
por ele um pedaço».
Ralo. Adj. (port ralo): En La Palma se utiliza ralo con el sentido de «viscoso». Se oye
decir: Esta leche con gofio está rala. Procede del portugués ralo. Véase el siguiente con-texto
de Frutuoso (IV, II): «Está uma caldeira...a qual sempre ferve com muitas